Semanario Comunión edición 1163

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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro

La Comunicación, hace la Comunión

No. 1163 Año 23 | 7 de junio de 2020

Soñando con el regreso

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na fila que se extiende por varios metros, demasiados para mi gusto, porque están guardando la “sana distancia” y esta medida hace que parezca que son muchos los que esperan su ingreso al templo. Las puertas se abren, todas las puertas, para que el lugar esté completamente ventilado; en cada entrada hay un par de servidores que nos dan indicaciones para que nos “sanitizemos” con los tapetes colocados estratégicamente en el suelo y revisando que cada uno lleve cubre bocas y que lo lleve perfectamente colocado. En el interior inmediato hay otra persona que reparte el gel antibacterial y nos señala el lugar que ocuparemos durante la celebración. Unas cintas protegen las entradas laterales a las filas de bancas haciendo que se alternen para su uso, una sí y otra no. En cada banca hay unos puntos de colores colocados en el respaldo, es el lugar preciso para cada asistente. En el pasillo central hay unas marcas, son líneas de colores vivos que marcan una distancia apropiada para acercarse a la comunión. El sacerdote nos recibe con una alegría inusual, la alegría acostumbrada está ahora alimentada con la esperanza de este momento, el reencuentro después de ya muchas semanas de cuarentena, confinamiento y pandemia. Así más o menos he soñado el regreso… ahora sí: “Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor, ya están pisando nuestros pies…


La Comunicación hace la Comunión

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COMUNIÓN

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD Jn 3, 16-18

DIRECTORIO SEMANARIO COMUNIÓN Administrador Diocesano Mons. Mario de Gasperín Gasperín. Director responsable Pbro. Lic. Gabriel Álvarez Hernández. Diseño TAG Juan Pablo Castro Alfaro. Vicario de Pastoral Pbro. Lic. Rogelio Olvera Vargas. Comisión Diocesana de Pastoral de Comunicación Pbro. Lic. Gustavo Licón Suárez. Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro, fundado por el señor Obispo, Mons. Mario De Gasperín Gasperín, el 22 de febrero de 1998. Horario de oficina: De 9:00 a.m. a 2:00 p.m. de lunes a viernes. Reforma No. 48. Centro. C.P. 76000 Santiago de Querétaro, Qro.

(442) 224-04-96.

semanariocomunionqro@gmail.com

Semanario Comunión Querétaro.

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La caridad es sin duda mayor que cualquier regla. Por otra parte, todas las reglas deben conducir a la caridad. San Vicente de Paul

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l año litúrgico comienza con el Adviento y la Navidad, celebrando cómo Dios Padre envía a su Hijo al mundo. En los domingos siguientes recordamos la actividad y el mensaje de Jesús. Cuando sube al cielo nos envía su Espíritu, cuya venida celebramos el domingo pasado. Ya tenemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y estamos preparados para celebrar a los tres en una sola fiesta, la de la Trinidad. Esta fiesta surge bastante tarde, en 1334, y fue el Papa Juan XII quien la instituyó. Quizá pretendía (como ocurrió con la fiesta del Corpus) contrarrestar a grupos heréticos que negaban la divinidad de Jesús o la del Espíritu Santo. Así se explica que el lenguaje usado en el Prefacio sea más propio de una clase de teología que de una celebración litúrgica. En cambio, las lecturas son breves y fáciles de entender, centrándose en el amor de Dios. La única definición bíblica de Dios (Éxodo 34,4b-6.8-9)

La primera lectura, tomada del libro del Éxodo, ofrece la única definición (mejor, autodefinición) de Dios en el Antiguo Testamento y rebate la idea de que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios terrible, amenazador, a diferencia del Dios del Nuevo Testamento propuesto por Jesús, que sería un Dios de amor y bondad. La liturgia, como de costumbre, ha mutilado el texto. Pero conviene conocerlo entero. Moisés se encuentra en la cumbre del monte Sinaí. Poco antes, le ha pedido a Dios ver su gloria, a lo que el Señor responde: «Yo haré pasar ante ti toda mi riqueza, y pronunciaré ante ti el nombre de Yahvé» (Ex 33,19). Para un israelita, el nombre y la persona se

identifican. Por eso, «pronunciar el nombre de Yahvé» equivale a darse a conocer por completo. Es lo que ocurre poco más tarde, cuando el Señor pasa ante Moisés. Así es como Dios se autodefine. Con cinco adjetivos que subrayan su compasión, clemencia, paciencia, misericordia, fidelidad. Nada de esto tiene que ver con el Dios del terror y del castigo. Y lo que sigue tira por tierra ese falso concepto de justicia divina que «premia a los buenos y castiga a los malos», como si en la balanza divina castigo y perdón estuviesen perfectamente equilibrados. Es cierto que Dios no tolera el mal. Pero su capacidad de perdonar es infinitamente superior a la de castigar. Así lo expresa la imagen de las generaciones. Mientras la misericordia se extiende a mil, el castigo sólo abarca a cuatro (padres, hijos, nietos, bisnietos). No hay que interpretar esto en sentido literal, como si Dios castigase arbitrariamente a los hijos por el pecado de los padres. Lo que subraya el texto es el contraste entre mil y cuatro, entre la inmensa capacidad de amar y la escasa capacidad de castigar. Esta idea la recogen otros pasajes del AT. Como consecuencia de tal afirmación, Dios se convierte para Moisés en modelo de amor al pueblo: las etapas del desierto han sido momentos de incomprensión mutua, de críticas acervas, de relación a punto de romperse. Ahora, las palabras de Dios mueven a Moisés a interesarse por el pueblo y a demostrarle el mismo amor que Dios le tiene. El amor de Dios al mundo (Juan 3,16-18) Este breve fragmento, tomado del extenso diálogo entre Nicodemo y Jesús, insiste en el tema del amor de

Dios llevándolo a sus últimas consecuencias. No se trata solo de que Dios perdone o sea comprensivo con nuestras debilidades y fallos. Su amor es tan grande que nos entrega a su propio Hijo para que nos salvemos y obtengamos la vida eterna. «De tal manera amó Dios al mundo…». La palabra «mundo» puede significar en Juan el conjunto de todo lo malo que se opone a Dios. Pero en este caso se refiere a las personas que lo habitan, a las que Dios ama de una forma casi imposible de imaginar. Dios no pretende condenar, como muchas veces se predica y se piensa, sino salvar, dar la vida. Una vida que consiste, desde ahora, en conocer a Dios como Padre y a su enviado, Jesucristo, y que se prolongará, después de la muerte, en una vida eterna. En estos meses de pandemia, que nos han puesto en contacto frecuente con la muerte, las palabras de Jesús nos sirven de ánimo y consuelo. Nuestra respuesta: amor con amor se paga (2 Corintios 13,11-13) En la primera lectura, Dios se convertía en modelo para Moisés, animándolo al amor y al perdón. En la carta de Pablo a los corintios, Dios se convierte en modelo para los cristianos. La misma unión y acuerdo que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu debe darse entre nosotros, teniendo un mismo sentir, viviendo en paz, animándonos mutuamente, corrigiéndonos en lo necesario, siempre alegres. Esta lectura ha sido elegida porque menciona juntos (cosa no demasiado frecuente) a Jesucristo, a Dios Padre y al Espíritu Santo. En esas palabras se inspira uno de los posibles saludos iniciales de la misa.


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RELIGIOSA ESPAÑOLA COMBATE CORONAVIRUS EN MÉXICO Fuente: ACN (Agencia Católica de Noticias) Religión digital

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n este país de mayoría católica, la Iglesia busca las formas más efectivas para llegar y consolar a enfermos y familiares tocados por el coronavirus. Obispo y sacerdotes han tomado sus mayores tesoros para entregarlos a todos quienes sufren. Llevan el Santísimo Sacramentos hasta los hospitales y ofrecen palabras de esperanza en estos tiempos de miedo y dolor. Algunas diócesis mexicanas toman pasos más concretos para formar equipos sacerdotales para tomar en sus manos la responsabilidad organizada de ser capellanes activos y permanentes en la pandemia. Se han sometido a una rigurosa y responsable capacitación permitiéndoles conocer al enemigo invisible causante de más de cien mil contagios en México. Destaca el programa y formación de la diócesis de Celaya. El IV obispo, Mons. Benjamín Castillo Plascencia, comprendió que se debía afrontar la pandemia como un reto pastoral. Electra Perianes Díaz (España, 1982) asume hoy una responsabilidad estratégica en tiempos de coronavirus. Su vida como religiosa comenzó en 2006 y llegó a México en 2017. Su profesión secular en la medicina le valió coordinar la pastoral de salud diocesana y, recientemente, asume la dirección de los capellanes covid celayenses quienes asistirán a los hospitales de esa ciudad del Estado de Guanajuato.

En entrevista, cuenta cómo ha sido coordinar al equipo de capellanes covid quienes “se la juegan por amor a los enfermos”. Hermana Electra, agradecemos la entrevista. ¿De qué manera fue usted designada como coordinadora de los capellanes covid en la diócesis de Celaya? -Capellanes covid es parte de un programa con el objetivo atender a los afectados directa o indirectamente por la pandemia. Aparte tenemos alimentos, un equipo de psicólogos on-line y nos hemos conseguido responsables para poner en el Hospital General a fin de que los pacientes estén cerca de sus familias. Uno de los rubros es el equipo de sacerdotes covid, además de ofrecer lugares diocesanos para acoger afectados leves porque hay muchas casas donde es imposible aislar a una persona enferma. Yo soy coordinadora de pastoral de la salud, junto con el padre Fernando Morales, y también por mi profesión, soy médico. Somos un equipo de cinco personas, tres sacerdotes, una laica y yo, cada uno nos hemos hecho cargo de alguna de las partes del programa.

-Muy buena. Me quedo con la idea de que realmente estamos trabajando desde la conciencia de que somos pueblo de Dios y que aquí, cada uno, aporta lo que puede aportar. Los sacerdotes de Celaya no están acostumbrados a que una religiosa les dé formación, pero me han acogido muy bien, no he tenido rechazo alguno, por el contrario, se ha hecho un ambiente muy bueno, de compañeros. Creo que esta pandemia nos está ayudando a acercarnos mutuamente. Para mí ha sido una experiencia muy buena y tengo mucho que agradecer a los sacerdotes… estamos trabajando como un equipo.

No deja de llamar la atención que este equipo de sacerdotes covid sea coordinado por una religiosa, una mujer, ¿cómo es su impresión al respecto?

¿Qué mensaje dejaría a los lectores del Religión Digital y del Centro Católico Multimedial en estos tiempos particularmente difíciles?

Con este calor ¡cuida tu celular! Por: SEG del Valle

-Es una situación que no esperábamos y nos ha desbordado, pero debemos pensar en lo que podemos aprender de ella. Estamos creando lazos, redes de solidaridad… Ojalá que al pasar esto, no nos olvidemos. Si algo tenemos que aprender de esta pandemia es que debemos ir todos juntos. Solos no podemos, somos igual de frágiles, todos estamos expuestos y necesitamos de todos. Así podremos salir de las circunstancias adversas, ese es el mensaje fundamental que deberíamos aprender desde todas las dimensiones, Iglesia, política, economía… todos deberíamos trabajar en solidaridad. Finalmente, pediría que hagan oración por los sacerdotes, los protagonistas son ellos, se la están jugando. A todos en Religión Digital y el CCM pido que oren por los sacerdotes, se la juegan por amor a los enfermos.

INTERNAUTA EVANGELIZADOR

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n esta época de calor intenso nuestros celulares se comportan de forma diferente, ya que el sistema de enfriamiento no es suficiente. Por eso debemos estar atentos y tomar algunas precauciones para evitar que nuestros dispositivos se dañen.

1. No los dejes en el sol ni encerrados en lugares calientes como tu bolsa o el coche. 2. Si tu funda es muy gruesa, quítasela de vez en cuando por unos minutos para que baje la temperatura. 3. Nunca es bueno usarlo mientras se carga, con estas temperaturas mucho menos. 4. No lo uses por periodos de tiempos prolongados. 5. Si tienes que grabar o transmitir algo, hazlo en un lugar bien ventilado.

6. Si se te llega a calentar y sale algún aviso con algún termómetro o signo de alerta, o de plano se te apaga, déjalo apagado por unos minutos y espera a que se enfríe.

Recuerda que más vale prevenir, así que a estar pendientes y poner manos a la obra.

¡Que todo sea para la máxima gloria de Dios!


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La Comunicaciรณn hace la Comuniรณn

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La Comunicaciรณn hace la Comuniรณn

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COMUNIÓN ¡CONSTRUYAMOS LO NUEVO! La Comunicación hace la Comunión

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porte pastoral para los sacerdotes desde el Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 de los obispos en México en tiempos del COVID-19 “Orar sin cansancio, caminar siempre y compartir con el corazón significa vivir la vida sacerdotal mirando en alto y pensando en grande”. Papa Francisco INTRODUCCIÓN Escribo “desde la casa parroquial”, esperando y deseando de todo corazón que todos ustedes, hermanos sacerdotes, se encuentren bien. A solicitud de la Dimensión Episcopal del Clero, en el marco de la Jornada Nacional de Oración por los sacerdotes, les comparto este aporte pastoral en tiempos del COVID-19, trayendo a la mente y al corazón la propuesta que los obispos en México hacen en su Proyecto Global de Pastoral (PGP) 2031+2033. Es una reflexión en la que no pretendo descubrir el hilo negro, sino más bien compartir fraternalmente algunos aspectos pastorales, siendo consciente de que el Reino que promovemos y en el que nos inspiramos, “no sólo está más allá de nuestros esfuerzos, sino incluso más allá de nuestra visión, pues durante nuestra vida sólo realizamos una minúscula parte de esa magnífica empresa que es la obra de Dios” (Mensaje a la Curia Romana, Papa Francisco, diciembre del 2015). Le pido al Señor la luz necesaria para iluminar nuestro camino y la gracia para caminarlo con caridad pastoral y fraternidad sacerdotal. “Hoy al igual que el joven David, queremos acercarnos a este gran gigante que parece que nos oprime… En Dios está nuestra fuerza y nuestra seguridad. Estamos seguros de que no son principalmente las nuevas tecnologías, ni la eficiencia de nuestros trabajos pastorales y tampoco la perfección de las metodologías las que van a sacarnos adelante, sino que nuestra confianza en Jesucristo Redentor y la ternura maternal de Santa María de Guadalupe, son las que pueden abrirnos las puertas de la esperanza” (PGP 191). MIRANDO LA REALIDAD CON OJOS Y CORAZÓN DE PASTORES La pandemia es una experiencia “desestructurante” que estamos viviendo de manera muy diferenciada y segmentada en nuestro país. Sus consecuencias son y serán visibles en todos los aspectos de la vida de las personas y en todos los sectores de la

sociedad, ante un cambio de época que tomó fuerza propia. Esa es la naturaleza de las emergencias: aceleran los procesos históricos, exigen decisiones rápidas que en tiempos normales llevaría años tomar; ofrecen tecnologías incipientes o incluso peligrosas que se introducen a toda prisa en la vida diaria de todos, ya que son mayores los riesgos de no hacer nada que de seguir su inercia. Pastoralmente nos ha exigido acelerar nuestro discernimiento, haciendo caso a intuiciones en medio de mucha información, datos, estadísticas, reflexiones, artículos, mensajes, noticias, protocolos y demás. No sabemos qué tan largo es el camino que recorreremos y a veces no sabemos si vamos bien o no. Vivimos una situación de incertidumbre semejante a la de Job y, como muchos en el mundo, quizá también nosotros clamamos al cielo diciendo: “mis días y mis planes se diluyen, los deseos de mi corazón se deshacen” (Job 17, 11). Es un tiempo más de preguntas que de respuestas y “trae consigo cambios que, incluso nosotros, no alcanzamos aún a comprender, por lo que se nos dificulta tener una respuesta adecuada y pronta ante la profundidad y rapidez con la que están sucediendo” (PGP 23). Como sacerdotes, miramos además el sufrimiento y el dolor, la necesidad de consuelo, el hambre, las dudas, los conflictos, la pobreza, la enfermedad, la violencia, la muerte y otras tantas heridas del pueblo mexicano. La pandemia ha puesto aún más de manifiesto lo que nuestros obispos muestran en su Proyecto y que constituye el gran desafío que tenemos: “¡la negación de la primacía del ser humano!, es decir, una profunda crisis antropológico-cultural” (PGP 20) por lo que urge reorientarnos pastoralmente en nuestra propuesta rural y urbana. Corremos el riesgo también nosotros de caer en la tentación de dejarnos arrastrar y no guiar, o de quejarnos

continuamente, de compararnos con los demás, de endurecer el corazón y cerrarlo al Señor; del individualismo y de caminar sin rumbo, quedándonos instalados o sin metas, en un contexto en el que “no somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más escuchados” (Mensaje a la Curia Romana, Papa Francisco, diciembre del 2019). Aún y con todo esto, son muchas las historias y testimonios de gestos cotidianos de compasión y de solidaridad sacerdotal que en lo oculto de nuestras comunidades rurales y urbanas se realizan en favor de las familias y de tantas personas. Todos ellos son signos de Redención y alientan la esperanza. CON LA LUZ DEL SEÑOR Y LA MIRADA AMOROSA DE SANTA MARÍA DE GUADALUPE Providencialmente en mayo de 2018, los obispos mexicanos nos han regalado el Proyecto Global de Pastoral. La pandemia encuentra a la Iglesia en México con un rumbo definido hacia 2031+2033 para celebrar 2000 años de nuestra Redención y 500 años del Acontecimiento Guadalupano, perfilando así el sueño de Jesús de ser Uno (cfr. Jn 17, 21) y en camino de seguir haciendo de nuestro país, una casita sagrada como “signo de unidad, espíritu de familiaridad… un lugar donde nadie se siente extraño, de encuentro, convivencia y cercanía con los seres queridos, donde se comparten las experiencias de la vida” (PGP 154). Con el PGP, los obispos nos invitan a “sanar todas las relaciones básicas de la persona” (PGP 21), entendiendo el momento actual como la oportunidad para anunciar a Jesucristo Redentor con nuestro testimonio “desde el compromiso por el sufrimiento del otro, en la compasión y en la solidaridad… de lo contrario, la Redención será un concepto teórico que a nadie dice nada en la vida” (PGP 137). Hermanos sacerdotes, ante los retos que nos presenta la pandemia, la Redención nos renueva, nos reconcilia, reorienta nuestras opciones más

importantes y reconstruye nuestras relaciones rotas. Sigamos entusiasmados ante el llamado que Dios nos ha hecho y pongamos nuestra confianza en María de Guadalupe, Nuestra Madre, “quien puede conducirnos a la serenidad necesaria para hacer un sano ejercicio de escucha del sentir del pueblo, de autocrítica, de trabajo en común, de agradecimiento, de festejo y desde luego de arrepentimiento, así como de nuevas propuestas y compromisos” (PGP 19). Acojamos dócilmente el fuego del Espíritu que nos mueve a dar cauce a nuevos ideales y sueños pastorales, generando esperanza y asumiendo compromisos urgentes y responsables, concretizados en opciones pastorales firmes y valientes “mediante un ejercicio pastoral más sinodal, es decir, más sinérgico, transversal, subsidiario y gradual” (PGP 18) dando testimonio de comunión haciendo más efectiva la misión encomendada con “inteligencia espiritual de la pastoral”(PGP 16). Hoy más que nunca estamos llamados a ser una Iglesia Pueblo, misionera y evangelizadora que, como Madre compasiva y testigo de la Redención, siga construyendo y anunciando la dignidad humana, comprometida con la paz y las causas sociales, compartiendo con los adolescentes y jóvenes, la tarea de hacer un país lleno de esperanza, alegría y vida plena (Opciones y Compromisos Pastorales, PGP 171188). Como sacerdotes, peregrinos en esta tierra mexicana que amamos y a la que servimos, presentemos la novedad del Evangelio en todo lo que hagamos, de manera humilde, propositiva, alegre, respetuosa, dialogante, incluyente, a la vez que valiente y profética, para que con su fuerza transforme el corazón de nuestra patria y podamos colaborar en la reconstrucción del tejido social y podamos tener las condiciones necesarias para vivir con dignidad sin ninguna clase de exclusión. Que las palabras que Nuestra Señora de Guadalupe dirige a San Juan Diego, resuenen en nuestro corazón sacerdotal y en el de todo México: “Que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad… ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”. Fraternalmente, P. David Jasso Ramírez, Arquidiócesis de Monterrey. Secretario Técnico del Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 de la Conferencia del Episcopado Mexicano


COMUNIÓN

La Comunicación hace la Comunión

“Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Por que Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios”. Palabra del Señor

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7 de junio de 2020 Jn 3, 16-18

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD CICLO A Pbro. José Luis Salinas Ledesma

El Catecismo nos enseña que toda la vida cristiana es comunión con cada una de las personas divinas, sin separarlas de ningún modo. El que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae (cf. Jn 6,44) y el Espíritu lo mueve (cf. Rm 8,14). El fin último de toda la economía divina es la entrada de las criaturas en la unidad perfecta de la Bienaventurada Trinidad (cf. Jn 17,2123). Pero desde ahora somos llamados a ser habitados por la Santísima Trinidad: “Si alguno me ama —dice el Señor— guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él” Jn 14,23 (259260).

REPASAR EL TEXTO LEÍDO ¿Por

qué entregó Dios a su Hijo? v.16a ¿Para qué entregó Dios a su Hijo? v.16b ¿Dios no envió su Hijo al mundo para qué? 17a ¿Para qué envió Dios su Hijo al mundo? 17b ¿Qué pasa con quien cree en el Hijo de Dios? 18a ¿Qué pasa con quien no cree en el Hijo de Dios y porqué? v.18b

EXPLICACIÓN DEL TEXTO Este texto está tomado del capítulo 3 del Evangelio de San Juan. El tema que aborda es “el nuevo nacimiento por el bautismo”. Los diferentes episodios que presenta subrayan la forma en que Cristo ha reemplazado las instituciones del judaísmo. Nicodemo ha dicho que Jesús es un maestro de parte de Dios, entendiendo por ello que su doctrina está verdaderamente de acuerdo con lo que piensa Dios. Jesús le demostrará ahora que procede de Dios en un sentido que Nicodemo aún no ha comprendido. El reino de Dios no ha de ser visto únicamente a través de los milagros que han impresionado a Nicodemo. Sólo puede ser experimentado mediante un renacimiento espiritual. Nicodemo toma la afirmación de “nacer de nuevo” o “renacer” en sentido material. Siendo rabino debía utilizar esta misma expresión aplicándola a los prosélitos (convertidos) del judaísmo. Sin embargo, la regeneración espiritual de que habla Jesús está más allá de las posibilidades del judaísmo. Jesús insiste en la necesidad del nacimiento espiritual con vistas al reino de Dios, que sólo puede ser poseído por los hijos de Dios. Las cosas celestes de que Jesús acaba de hablar a Nicodemo no pueden ser captadas por hombre alguno a voluntad. Es posible que aquí haya una alusión a las religiones “mistéricas” gnósticas, que pretendían transferir a los iniciados a un ámbito de conocimiento celeste. El único que puede hablar autoritativamente de cosas celestes es el que descendió del cielo y al cielo ascendió, Jesús el Hijo del hombre. La consecuencia de la exaltación de Cristo es la vida en él para todos los que creen.

tro de su hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino de la explicación de su propio ser y actuar. Esta prueba definitiva de amor tiene el carácter de un anonadamiento radical (kénosis), porque Cristo “se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” Flp 2, 8 (242).

El texto del evangelio de hoy nos explica que el don de la vida eterna que ha sido posible gracias a la redención realizada en Cristo es el amor increíble de Dios al mundo. El mundo no es malo en sí mismo, más bien se aparta de Dios, pero sigue siendo objeto de su compasión. El amor de Dios es gratuito que llega incluso a hasta el extremo de entregar a su Hijo único. Cristo ha sido enviado al mundo para traer la vida eterna; la incredulidad deliberada hace que se convierta en motivo de condenación. Lo mismo que la vida eterna se inicia ya en este mundo para el que cree en Cristo, también el incrédulo queda ya condenado. Este es el signo del Hijo de hombre, en el que cielo y tierra se encuentran.

MEDITACIÓN DEL TEXTO

egoísmo para encontrarnos plenamente en el servicio al otro (240). Es Dios Padre quien nos atrae por medio de la entrega eucarística de su Hijo (Cf. Jn 6, 44), don de amor con el que salió al encuentro de sus hijos, para que, renovados por la fuerza del Espíritu, lo podamos llamar Padre: “Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo el dominio de la ley, para liberarnos del dominio de la ley y hacer que recibiéramos la condición de hijos adoptivos de Dios. Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, y el Espíritu clama: ¡Abbá! ¡Padre!” (Ga 4, 4-5). Se trata de una nueva creación, donde el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, renueva la vida de las criaturas (241).

(Cada uno comparte su reflexión) La solemnidad de la Santísima Trinidad se enmarca en el contexto bíblico-litúrgico del Bautismo predicado por Jesús en el Evangelio de este domingo. Por eso nuestros Obispos de América Latina y el Caribe nos enseñan que la experiencia bautismal es el punto de inicio de toda espiritualidad cristiana que se funda en la Trinidad. Una auténtica propuesta de encuentro con Jesucristo debe establecerse sobre el sólido fundamento de la Trinidad-Amor. La experiencia de un Dios uno y trino, que es unidad y comunión inseparable, nos permite superar el

En la historia de amor trinitario, Jesús de Nazaret, hombre como nosotros y Dios con nosotros, muerto y resucitado, nos es dado como Camino, Verdad y Vida. En el encuentro de fe con el inaudito realismo de su Encarnación, hemos podido oír, ver con nuestros ojos, contemplar y palpar con nuestras manos la Palabra de vida (Cf. 1 Jn 1, 1), experimentamos que el propio Dios va tras la oveja perdida, la humanidad doliente y extraviada. Cuando Jesús habla en sus parábolas del pastor que va tras la oveja descarriada, de la mujer que busca la moneda, del padre que sale al encuen-

«Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora» (Beata Isabel de la Trinidad).

COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO Vivir una espiritualidad trinitaria, que consiste en vivir una relación profunda con cada una de las divinas personas de la Santísima Trinidad.  Recibir el anuncio del Kerigma para entender mejor a la Santísima Trinidad en mi vida íntima y personal.  Hacer un momento de oración profunda donde agradezca a cada una de las divinas personas su acción en mi vida.  Trabajar cotidianamente por vivir la comunión desde la familia, teniendo como fundamento el amor trinitario.  Comprometernos en el servicio a los hermanos como testimonio de nuestra fe de bautizados. 

TERMINAR ORANDO EL PADRE NUESTRO


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COMUNIÓN

Por: Silvia del Valle

Qué hacemos con la flojera

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s importante que seamos conscientes que con tantos cambios en el ritmo de vida y en las costumbres familiares es posible que nuestros hijos estén sin ganas de hacer las cosas. Por una parte, porque están algo desubicados y por otra parte pueden tener un ataque de flojera, de esa que no la pueden controlar por ellos mismos. Puede que también haya motivos químicos o fisiológicos, pero el saber que no pueden salir, o que deben hacer las cosas de otra forma, puede estarles generando mucho estrés.

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Revisa que no sea algo físico. Qué no estén enfermos.

Es lo más importante, saber por qué nuestros hijos no quieren hacer las cosas, ya que es muy diferente no querer a no poder. Es necesario estar atentos a que no haya enfermedades que los estén empujando a dejar de hacer las cosas. Y no tienen que ser algo grave, un simple dolor de cabeza o de muelas pueden estarles generando esa imposibilidad para hacer sus deberes.

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@SilviaMdelValle @smflorycanto

Establece horarios.

Es bueno que nuestros hijos sientan que hay orden en sus vidas y en la vida familiar. Los horarios nos dan tiempos establecidos y nos dan seguridades ya que nuestros hijos pueden saber qué sigue y qué deben hacer en el día. En caso de que haya alguna modificación a nuestra rutina personal o familiar, debemos saber realizar los cambios, pero tener la paz de que todo lo demás está ya establecido. Este horario debe ser firme pero flexible y también debemos estar atentos a revisar que las actividades se realicen completas.

Y el estrés lo pueden sacar de muchas formas, una de ellas es esa pesadez o flojera para hacer sus deberes. Por eso aquí te dejo mis 5 Tips para ayudar a nuestros hijos a manejar la flojera.

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Que tengan actividades atractivas y que les hagan ilusión

Cuando caemos en la monotonía es muy fácil que nuestros hijos pierdan el interés y las ganas de hacer las cosas y busquen cualquier pretexto para no hacerlas. Es por esto que debemos estar atentos a que en el día realicen actividades variadas y atractivas, incluso, algunas que les impliquen retos ya que así tendrán una motivación que les impulse a activarse y realizar lo que deben.

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Que haya momentos al día para descansar un poco.

A veces pensamos que porque están en casa no es necesario descansar un poco, pero las actividades se siguen realizando. El estudiar, leer, realizar investigaciones, etc también son actividades que agotan a nuestros hijos y que requieren de momentos de esparcimiento después de realizarlas. Por otro lado, las labores de casa sí implican un desgaste físico que podemos compensar con algunas actividades tipo juegos de mesa o videojuegos que les estimulen a realizarlas. Aquí podemos echar a volar nuestra imaginación y ser muy creativos para que nuestros hijos, no importa si están en casa todo el día, no se sientan aburridos.

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Que aprendan a ofrecer lo que sienten.

A veces debemos hacer cosas que no nos gustan o que no tenemos ganas de hacer en ese momento, es por eso que es importante enseñar a nuestros hijos a ofrecer esas cosas y el esfuerzo de hacerlas a Dios. Si logramos que nuestros hijos lo hagan cotidianamente, le estaremos dando un toque sublime a nuestro día, ya que, como decía San Josemaría Escrivá de Balaguer, estaremos ofreciendo las cosas pequeñas, esas que debemos hacer a diario y el esfuerzo por realizarlas a pesar de que no tenemos ganas de hacerlas, y esto puede ser muy meritorio a los ojos de Dios. Y si además, lo ofrecemos por la paz del mundo, por la salud de los enfermos o por alguna intención en particular, lograremos que nuestras labores diarias colaboren a la salvación de muchas almas y para la máxima gloria de Dios.

Dios te bendiga y la Santísima Virgen María te cubra con su manto.


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