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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
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18 de octubre de 2020 No. 1182 Año 23
Bienvenido
de regreso
Padre Obispo
H
ace casi un año que estamos en oración pidiendo a Dios por su llegada. Le esperamos
PROFESIÓN DE FE Y JURAMENTO DE FIDELIDAD
POSESIÓN CANÓNICA DE LA DIÓCESIS DE QUERÉTARO
19 de octubre de 2020 6:00 pm
20 de octubre de 2020 11:00 am
Santa Iglesia Catedral de Querétaro
Seminario Conciliar de Querétaro
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COMUNIÓN
DOMINGO XXIX ORDINARIO « ¡Ay de mí, si no predico el evangelio! » Mt 22, 15-21
DIRECTORIO SEMANARIO COMUNIÓN Administrador Diocesano Mons. Mario de Gasperín Gasperín. Director responsable Pbro. Lic. Gabriel Álvarez Hernández. Diseño TAG Juan Pablo Castro Alfaro. Vicario de Pastoral Pbro. Lic. Rogelio Olvera Vargas. Comisión Diocesana de Pastoral de Comunicación Pbro. Lic. Gustavo Licón Suárez. Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro, fundado por el señor Obispo, Mons. Mario De Gasperín Gasperín, el 22 de febrero de 1998. Horario de oficina: De 9:00 a.m. a 2:00 p.m. de lunes a viernes. Reforma No. 48. Centro. C.P. 76000 Santiago de Querétaro, Qro.
(442) 224-04-96.
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Semanario Comunión Querétaro.
sem_com_qro
“Si Dios posee nuestro corazón, poseeremos el infinito”. Beato Carlo Acutis
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an Mateo nos presenta, al final del ministerio de Jesús, el mandato que remarca el carácter misionero de la Iglesia. El autor del evangelio insiste en que la orden del Señor es ir a todos los pueblos, haciendo que todos los hombres se vuelvan discípulos de Cristo. En este día del Domingo Mundial de las Misiones, recordamos que esta iniciativa de ser «una Iglesia en salida» partió del mismo Jesús. Después de la resurrección, lo explicó a los apóstoles con palabras muy precisas: «Como el padre me envió, también yo les envío». Por tanto, es Jesús el primer misionero enviado por su Padre para anunciar la Buena Nueva a todos los hombres, con la fuerza del Espíritu Santo; y Jesús lo realiza visitando aldeas y poblados donde no era bienvenido, como Samaria, o donde sería señalado por entrar en casas particulares de impuros e injustos, como Zaqueo. En el texto resulta de alguna manera chocante que Jesús no designe a sus seguidores como apóstoles, que significa enviado, sobre todo si tenemos en cuenta que en seguida van a recibir un
mandato misionero de parte del Señor. De este modo el evangelista antepone su condición de «alumnos», presentando la misión cristiana como la tarea propia de discípulos que hacen otros discípulos, y les enseñan lo que ellos mismos han aprendido de Jesús. Los cita en un monte, lugar privilegiado para las revelaciones de Dios, aunque ahora es el Resucitado quien se manifiesta apareciéndose a los suyos. Mas aun, los cita en Galilea para darles esta misión, es el lugar donde Jesús inició y llevó a cabo gran parte de su ministerio. Están lejos de Judea, donde fue rechazado y asesinado por las autoridades del pueblo; Jesús reúne a los suyos en «la Galilea de los paganos», un trampolín perfecto para enviarles a todos los pueblos y manifestar así la universalidad del Reino. El encargo y la orden que Jesús da a sus discípulos consiste en «hacer discípulos», señalándoles dos aspectos, «bautizar» y «enseñar». El bautismo los sumerge y vincula con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La enseñanza no es solo antes del bautismo, sino tendrá que ser permanente,
ya que la formación de los discípulos implica la enseñanza y escucha de la Palabra siempre, permanentemente. El discípulo será misionero, porque esta Palabra escuchada la tiene que compartir con su estilo de vida. La seguridad de la Iglesia misionera está en la promesa de Jesús, «Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». Esto nos garantiza el poder asumir la responsabilidad de la misión que tenemos todos los bautizados y por ello podemos decir como San Pablo: «¡Ay de mí si no predico el Evangelio!». El Papa nos urge esta tarea impostergable: «Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo» (EG 23).
Amén
COMUNIÓN
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LA ÚLTIMA FIESTA SIN FIN POR: P. Prisciliano Hernández Chávez, CORC
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n nuestro contexto cultural se da el empeño de arrumbar el Misterio de Dios y de la persona humana, en el rincón de lo irracional. Lo curioso es que lo científico y lo técnico no llenan del todo el vacío interior. Se da la indiferencia y la incredulidad como signos de autosuficiencia. Llama la atención asistir a nuevos tipos crédulos de neomisticismos y de neoesoterismos, frutos no deseados de una mentalidad funcionalista, relativista y cibernética, quizá por un objetivismo racionalista y un subjetivismo ingenuo.
Al respecto vadría la pena detenernos en ese análisis que hace el Papa Francisco en su reciente encíclica “Fratelli Tutti”, evocadora de la concepción vital de San Francisco de Asís; su primeros números dan cuenta de esas posturas de enfrentamiento entre seres humanos de todas condiciones y grupos.
En el capítulo primero, nos habla de “las sombras de un mundo cerrado”. Todo esto desfavorece el desarrollo de la fraternidad universal. Se encienden nuevamente conflictos anacrónicos, se crean nuevas formas de egoísmo y pérdida del sentido social. Se busca imponer un modelo cultural único en un desinterés por el bien común. Se asiste a un mundo masificado que hace prevalecer intereses individuales y debilita la dimensión comunitaria de la existencia… Los fanatismos de personas religiosas que incluyen cristianos y medios católicos que pierden sus límites y favorecen la difamación y la Dios Padre por calumnia (Cf. Númemedio de su Hijo ros del 9 al 46).
Jesús nos invita a participar de la fiesta eucarística, que nos lleva a entender la vida como un banquete de comunión con los hermanos
Ante esta visión lamentablemente realista del Papa, que nos pone en evidencia el gran proceso de deshumanización y de barbarie, hemos de recuperar la esperanza. Como San Francisco de Asís, el Papa Francisco nos invita a escuchar
la voz de Dios, a escuchar la voz del pobre, a escuchar la voz del enfermo, a escuchar la voz de la naturaleza (Cf nº 49). Nos invita a buscar juntos la verdad en el diálogo, en la conversación reposada o en la discusión apasionada. “Esperanza que está enraizada en lo profundo del ser humano. Esperanza audaz que mira más allá de la comodidad personal, para abrirse a grandes ideales que permitan una vida más bella y digna” (cf nºs 54-55).
eucarística, que nos lleva a entender la vida como un banquete de comunión con los hermanos. No podemos permanecer sordos y desechar esta fiesta. Ciertamente asistimos a crisis recurrentes donde se levantan esos muros de separación; muros del corazón que impiden esa comunión con Dios y con los humanos, pues todos son hermanos, ‘fratelli tutti’. Esta fiesta de Dios y de las personas , es anticipo de la fiesta última que no tendrá fin. Desde esta experiencia del Nos puede ayunos pone en evimisterio a través del dencia el gran dar el retorno a la mensaje de Jesús y proceso de deshu- de nuestras celebravalorización del ‘símmanización y de bolo’ como lenguaje ciones eucarísticas, barbarie, hemos del ‘misterio’. Abrirnos anunciamos y prode recuperar la a cierta racionalidad clamamos el Reino esperanza. simbólica, porque tanto definitivo, la fiesta la fe cristiana, como del Rey de Reyes y otras religiones, gozan Señor de Señores. del estatuto simbólico. El Misterio que Lejos pues de una vida alienada en el es presencia de Dios y en cierta forma consumismo de la inmediatez, lejos Dios mismo y de la persona, posee de las evasiones innumerables. ‘Puedo una profundidad y trascendencia para asistir desde ahora a tu banquete , llegar a un cristianismo vital. Señor, preámbulo de la fiesta última, sin fin, en la gloria’. Dios Padre por medio de su Hijo Jesús nos invita a participar de la fiesta
Exposición internacional diseñada y creada por el Beato Carlo Acutis Por: SEG del Valle
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omo seguramente ya sabrás, pues las redes sociales han estado inundadas del tema, Carlo Acutis acaba de ser Beatificado. Era un amante de la tecnología y el internet, pero también, y sobre todo, de la Eucaristía; por eso creó una exposición virtual sobre los Milagros Eucarísticos. ¿Te gustaría conocer más sobre ella?
Puedes hacerlo en el siguiente link: http://www.miracolieucaristici.org/es/Liste/list.html
¡Que todo sea para la máxima gloria de Dios!
INTERNAUTA EVANGELIZADOR
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ESCUDO Y LEMA EPISCOPALES DE S.E.R. MONS. FIDENCIO LÓPEZ PLAZA X OBISPO DE QUERÉTARO ESCUDO EPISCOPAL DESCRIPCIÓN HERÁLDICA Basado en la heráldica eclesiástica y en la propia tradición, se ha elaborado el escudo episcopal de Mons. Fidencio López Plaza, X Obispo de Querétaro. Lo esencial de un blasón es el campo de este, que contiene los símbolos y esmaltes que nos hablan de la persona, de lugares y de la historia. Existen otros elementos como la ornamentación exterior que nos refieren su dignidad y la divisa que enuncia, regularmente en idioma latino, su lema episcopal; también existe dentro de los elementos externos del escudo, la mitra y el báculo. La mitra que, como reza la fórmula de la entrega en la ordenación episcopal, es “signo de santidad”, para que, cuando aparezca el Príncipe de los pastores, merezca recibir la corona de gloria que no se marchita. Y el báculo, “signo del ministerio pastoral”, de tal manera que cuide de todo el rebaño que el Espíritu Santo le ha encargado guardar, como pastor de la Iglesia de Dios. 3. Segundo cuartel: Localizado en la parte superior derecha en fondo oro (amarillo), simboliza, entre otras cosas: el sol y el día domingo, día de la Resurrección; se entrelaza a los elementos que aparecen en él, la Cruz de San Andrés, apóstol, que con su martirio imita al Maestro Jesús, derramando su sangre, por ello el color rojo de la Cruz y alcanza-
do la promesa de la vida eterna; también hace referencia a la Sede Episcopal de San Andrés Tuxtla, a la que nuestro Obispo sirvió como su pastor. Encontramos en la parte superior de la cruz, la venera de plata, símbolo del apóstol Santiago, patrono de la ciudad episcopal de Querétaro y de su Santa Iglesia Catedral.
5. Cuarto cuartel: En la parte inferior derecha, con esmaltado el fondo en azur (azul), se enmarca la efigie del Casto Patriarca san José, padre putativo de Jesús, varón prudente, Patrono de la Iglesia Universal. San José, ocupa un lugar muy especial en la vida y en la devoción del Señor Obispo, a quien, desde el día de su ordenación sacerdotal, consagró su ministerio, en la amada Parroquia de San José, en San José Iturbide, Gto.
LEMA: “Quae non assumpta, non redempta sunt” “Lo que no es asumido, no es redimido” 1. El Eterno Padre, por un designio amoroso, envió a su único Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para redimir al
hombre caído por el pecado (cf. LG, 2). 2. Tal designio amoroso está abrigado por el misterio de la encarnación del Verbo, pues el enviado es Dios como su Padre, y al encarnarse, también es hombre como nosotros (Filp. 2,6-8). 3. Ese misterio de la Encarna-
1. Campo del escudo De acuerdo con el criterio y lenguaje de partición de un escudo, en este caso es cuartelado en cruz, que es la superposición del partido y cortado, resultando un campo dividido en cuatro cuarteles, aproximadamente iguales.
2. Primer cuartel: Localizado en la parte superior izquierda, en fondo azur (azul), color que simboliza la realeza, belleza y serenidad, está la venerada imagen de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, Principal Celestial Patrona de la Diócesis de Querétaro. 4. Tercer cuartel: En la parte inferior izquierda, encontramos una fortaleza con las puertas abiertas, que simboliza la Iglesia, lugar de acogida y remanso de la fe para todos los cristianos; espacio de consuelo y gracia en el cuerpo místico de Cristo. Con ello se quiere dar a conocer que la prioridad del ministerio episcopal será dar continuidad al Plan Diocesano 6. Ornamentación exterior: En el remate exterior del escudo encontramos tres elementos, primero, en la parte central la Cruz, que nos indica que es un blasón eclesiástico, su fuste que corre por todo el escudo, sirve en la parte inferior como sostén a la divisa, es decir, el festón que enuncia el
ción, como hemos dicho arriba, está en orden a nuestra propia salvación y redención, pues Jesucristo siendo Dios puede salvarnos, y siendo hombre conoce nuestra humana debilidad (S. Clemente, I Cor 32,2; 36,2-5; San Ignacio Magn. VI,1; 8,2. I Tim. 2,5). 4. La Iglesia, que refleja en sí misma ese misterio de la encarnación al ser al mismo tiempo divina y humana (LG, 8), dotada de los dones de su Señor, recibe la misión de seguir anunciando a todos los hombres el Reino de Cristo y de Dios, y ser para ellos Sacramento de salvación (LG, 1). 5. En consecuencia, el lema, al mismo tiempo que condensa una verdad dogmática plantea un ideario pastoral: Ninguna realidad humana le es ajena a la Iglesia, más bien busca
de Pastoral que pretende llegar a ser cada vez más “Iglesia de puertas abiertas y en salida misionera”. La evangelización obedece al mandato misionero de Jesús: «vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que les he mandado» (Mt 28,19-20).
lema del eclesiástico, en este caso del obispo: “Quae non assumpta, non redempta sunt”. Los otros dos elementos que timbran el escudo son en la izquierda la mitra y en la derecha el báculo, ambos nos hablan de la dignidad episcopal.
con alegría, iluminar con el Evangelio todas las esperanzas, todas las aflicciones, todos los anhelos y todos los acontecimientos humanos. Porque todo lo humano ha sido asumido, todo lo humano necesita ser redimido. “La realidad que no es asumida, no es redimida”. Pablo VI nos lo explica de una manera muy hermosa: “El reino que anuncia el Evangelio es vivido por hombres profundamente vinculados a una cultura, y la construcción del reino no puede por menos de tomar los elementos de la cultura y de las culturas humanas. + Mons. Fidencio López Plaza Lic. Miguel Ferro Herrera. Pbro. Lic. Israel Arvizu Espino.
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DOMUND, DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES El Domund es una Jornada universal que se celebra cada año en todo el mundo, el penúltimo domingo de octubre, para apoyar a los misioneros en su labor evangelizadora, desarrollada entre los más pobres. El Domund es una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización. Es el día en que la Iglesia lanza una especial invitación a amar y apoyar la causa misionera, ayudando a los misioneros. Los misioneros dan a conocer a todos el mensaje de Jesús, especialmente en aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en sus comienzos y la Iglesia aún no está asentada: Los territorios de misión. POR QUÉ SE CELEBRA La actividad pastoral, asistencial y misionera de los territorios de misión depende de los donativos del Domund. Este día es una llamada a la colaboración económica de los fieles de todo el mundo. Las necesidades en la misión son muchas. Mediante el Domund, la Iglesia trata de cubrir esas carencias y ayudar a los más desfavorecidos a través de los misioneros, con proyectos pastorales, sociales y educativos. Así, se construyen iglesias y capillas; se compran vehículos para la pastoral; se forman catequistas; se sostienen diócesis y comunidades religiosas; se mantienen hospitales, residencias de ancianos, orfanatos y comedores para personas necesitadas en todo el mundo. En los territorios de misión la Iglesia sostiene casi 27.000 instituciones sociales, que representan el 24% de las de la Iglesia universal, y más de 119.000 instituciones educativas, que representa el 54,86 % del total de centros educativos que atiende la Iglesia en todo el mundo. Todos estos proyectos son financiados con los donativos recogidos en el Domund. Las misiones siguen necesitando ayuda económica, y por eso es tan necesaria la colaboración de todos.
UN ASUNTO DE FAMILIA José María Calderón Director de OMP en España Todos conocemos bien lo que es el Domund. De hecho, cuando algunos me preguntan a qué me dedico, y veo que decirles que soy el director nacional de OMP les deja como si les estuviera hablando en chino, les digo: “Soy el que me encargo de preparar el Domund en España”. “¡Ah, vale, eso es otra cosa!”. Y, sin embargo, el Domund es una “partecica” del trabajo que realizamos en esta institución de la Iglesia que se llama Obras Misionales Pontificias. Las OMP son –así las ha definido Francisco– la red mundial que, en nombre del Papa, sostiene la misión y a las jóvenes Iglesias con la oración y la caridad. Son el instrumento que tiene la Iglesia para hacer conscientes a todos los bautizados de que ¡son misioneros! (¿se acuerdan del lema del Mes Misionero Extraordinario de hace justo un año?: ¡”Bautizados y enviados”!). Si Cáritas nos ayuda a los creyentes a tener presente que la caridad es una cualidad y una condición para vivir nuestra fe, las OMP, a través de la animación misionera, nos hacen presente la universalidad de la Iglesia, porque Cristo tiene ese deseo: que todos los hombres le conozcan y le amen. Sí, las OMP nos hacen sentir a los cristianos una gran familia, extendida por todo el mundo. Cada uno distinto, con su idiosincrasia, con su forma de expresar el amor a Dios, a la Virgen, a los santos y a la Iglesia; pero todos bajo el manto de esa Iglesia, que preside el Papa en la caridad. El Domund es una expresión de esa convicción: esta Jornada Mundial de las Misiones –que se celebra el mismo día en todo el mundo, estemos en Brasilia, Estambul, Valencia o Freetown– es una forma concreta de vivir esa comunión y esa responsabilidad de unos por otros y de otros por unos. “Aquí estoy, envíame” (Is 6,8). Ese es el lema del Domund 2020. Y
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esto es muy importante. En esas Iglesias jóvenes, que nosotros llamamos “misiones”, están hombres y mujeres de nuestras parroquias, de nuestros barrios, de nuestros pueblos y ciudades, a los que el Señor preguntó: “Y yo ¿a quién enviaré?”; y que contestaron, con generosidad y con ilusión: “¡Aquí estoy yo! ¡Envíame!”. Lo suyo no es una corazonada, un capricho, una búsqueda de aventura. Lo suyo es un discernimiento de amor con el Señor que llama y con la Iglesia que forma y prepara para vivir esa vocación. Sin esa relación de intimidad con Jesús, no se puede descubrir la belleza y grandeza de su llamada, y sin el acompañamiento de la Iglesia, no se puede decir que es una obra de Dios.
Por eso, “Aquí estoy, envíame” es una contestación doble: a Dios que llama y que cuenta con nuestra libertad, y a la Iglesia, que es la familia de los hijos de Dios y quien tiene la encomienda de cuidar a todos estos hijos repartidos por el mundo entero. Díganme ustedes si esto es o no apasionante. Díganme si las Obras Misionales Pontificias, las OMP, no tienen un lugar precioso dentro de la pastoral ordinaria de la Iglesia: hacernos a todos sentir el orgullo de pertenecer a una familia tan grande y tan unida. MAS INFORMACIÓN: https://www.omp.es/domund/
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La Comunicaciรณn hace la Comuniรณn
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n aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Palabra del Señor
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18 de octubre de 2020 Mt 28, 16-20
DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES CICLO A Pbro. José Luis Salinas Ledesma
ta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida. c) El Discipulado: La persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús maestro. Para este paso, es de fundamental importancia la catequesis permanente y la vida sacramental, que fortalecen la conversión inicial y permiten que los discípulos misioneros puedan perseverar en la vida cristiana y en la misión en medio del mundo que los desafía.
REPASAR EL TEXTO LEÍDO d) La Comunión: No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras pequeñas comunidades y movimientos. Como los primeros cristianos, que se reunían en comunidad, el discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria.
¿A
dónde fueron los once discípulos? v.16 ¿Qué hicieron estando en la presencia de Jesús? v.17 ¿Sobre qué tiene poder Jesús? v.18 ¿Cuál es el mandato que Jesús dio a los apóstoles? vv.19-20a ¿Hasta cuándo permanecerá Jesús con los apóstoles? v.20b
EXPLICACIÓN DEL TEXTO En este texto de San Mateo que es la última parte de su evangelio, presenta el encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos en el que les da las últimas instrucciones, haciendo de ellos continuadores de su misión apostólica en el mundo. La región de Galilea tiene aquí una gran importancia teológica: el Resucitado vuelve a encontrarse con sus discípulos en el lugar primero y principal de su actividad en la tierra, allí donde inició todo. Esto supone una continuación entre el Cristo terrestre y el Cristo resucitado. La resurrección confiere a las palabras del Maestro galileo una autoridad incomparable. Es típico que San Mateo señale que los discípulos reconocen inmediatamente a Cristo y se postran en adoración. Es un gesto de sumisión de los discípulos que se disponen a escuchar las órdenes del Resucitado. Sin embargo, algunos dudaron; probablemente se deba entender que “habían dudado” durante la vida terrestre de Jesús o antes del acontecimiento de la resurrección. Después de la resurrección Jesús se manifiesta con todo poder, en el cielo y en la tierra, un don de Dios que es la fuente única y soberana de la autoridad en todo lugar: en el cielo, sobre los poderes celestes; en la tierra, sobre todos los hombres, principalmente sobre los poderosos de este mundo. La misión apostólica se expresa en términos de la experiencia de la Iglesia primitiva. Actúa en virtud del
encargo recibido de Jesús, un encargo que no tiene límites. Por su autoridad, reúne discípulos de todas las naciones, no será más una Iglesia que se restringe a los judíos. La tarea de la Iglesia consiste en bautizar y enseñar. Bautizar “en el nombre” significa que la persona bautizada pertenece a la Trinidad de personas cuyos nombres son invocados en el bautismo. La enseñanza de la Iglesia abarca “todo lo que yo les he mandado”. Esta frase nos recuerda que para Mateo Jesús es el nuevo Moisés de un nuevo Israel. Las palabras finales “Yo estaré siempre con ustedes”, aseguran la presencia viva de Jesús en la Iglesia, una presencia que apunta a la plenitud escatológica de la misma Iglesia. La Iglesia misma es el testigo de la resurrección, porque su vida y su actividad son un testimonio permanente de que Jesús está vivo.
MEDITACIÓN DEL TEXTO (Cada uno comparte su reflexión) La Iglesia de Jesús es esencialmente una comunidad misionera. El mandato de Jesús de ir y hacer discípulos a todas las gentes, la invitan a salir constantemente de sí misma, de sus problemas y preocupaciones domésticas, para abrirse a un nuevo horizonte: el de todos los hombres que no conocen el gozo de sentirse hijos de Dios y hermanos entre sí. En nuestros días, podemos ver que son muchos los creyentes que no participan en la Eucaristía dominical, ni reciben con regularidad los
sacramentos, no son miembros vivos porque no se insertan activamente en la comunidad eclesial y no llegan a ser auténticos discípulos de Jesús. Tenemos un alto porcentaje de católicos sin conciencia de su misión de ser sal y fermento en el mundo, con una identidad cristiana débil y vulnerable (cf. DA 286). Esto hace que muchos católicos entren en crisis y vayan a buscar en otras confesiones cristianas y grupos religiosos y pseudo religiosos, la solución a sus problemas, llegando muchas veces a confundirse más y hasta perder la poca fe que tenían. Esto constituye un gran desafío que cuestiona a fondo la manera como estamos educando en la fe y como estamos alimentando la vivencia cristiana; un desafío que debemos enfrentar con decisión, con valentía y creatividad. O educamos en la fe, poniendo realmente en contacto con Jesucristo e invitando a su seguimiento, o no cumpliremos nuestra misión evangelizadora (DA 287). En el proceso de formación de discípulos misioneros, se destacan cinco aspectos fundamentales: a) El Encuentro con Jesucristo. Es el Señor quien llama: “Sígueme” (Mc 1, 14; Mt 9, 9). Se ha de descubrir el sentido más hondo de la búsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo por medio del kerigma que da origen a la iniciación cristiana. b) La Conversión: Es la respues-
e) La Misión: El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios..
COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO Jesús
llama y envía, escuchemos pues su llamada y atendamos a su mandato que continúa vigente en nuestros días: “vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación”. Jesús está sentado a la diestra de Dios, no temamos por tanto ningún poder o dominio sobre nosotros, porque por encima de todo está Jesucristo y tiene el mando de todo lo creado. Recemos el santo Rosario y contemplemos la gloria de Dios en la Resurrección, la Ascensión y la Venida del Espíritu Santo que da a la Iglesia la fuerza necesaria y la energía suficiente para continuar llevando hasta los confines del mundo el mensaje de salvación. Salgamos a predicar por todas partes con la certeza que el Señor está de nuestra parte y que obra a través de nosotros como lo hizo con sus discípulos, confirmando sus palabras con los signos y prodigios.
TERMINAR ORANDO EL PADRE NUESTRO
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Por: Silvia del Valle
¿Pedir perdón muchas veces?
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espués de escuchar que nuestro presidente ha vuelto a pedir que la iglesia y España pidan perdón a los pueblos originarios, me hacen pensar que existe mucha ignorancia de parte de él y su equipo, ya que varios Papás lo han hecho; pero más allá de eso, veo que ignora los beneficios que vinieron de la evangelización y que no tienen punto de comparación. Pero dejando de lado la parte política, me ha hecho pensar en que debemos educar a nuestros hijos para que sepan perdonar y ofrecer el perdón de forma sincera y como un don.
El perdón sana más al que lo otorga que al que lo pide, así que aquí te dejo mis 5 Tips para educar a nuestros hijos en el perdón.
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Que sepan hacerse responsables de sus actos.
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Que reconozcan lo que hacen.
Es muy importante que nuestros hijos sepan reconocer lo que hacen y darse cuenta que cada acto tiene una consecuencia. Se que esto no lo saben por si solos, así que es necesario ayudarles a que lo hagan. Ante todo, es bueno que acostumbremos darles una pequeñita explicación de por qué está bien o mal lo que hicieron para que aprendan. Conforme van creciendo, es bueno que los cuestionemos sobre sus actos, así se les va formando la conciencia recta.
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@SilviaMdelValle @smflorycanto
La verdad ante todo.
Nuestros hijos deben aprender que la verdad debe ser antes que todo y que no importa si nos equivocamos, es mejor llegar a la verdad y reconocer el error para aprender de él. Y deben saber que nunca es tarde para reconocer que nos equivocamos y darle su lugar a la verdad. Ese es el primer paso para perdonar o pedir perdón.
También es muy importante educarlos con el ejemplo, así que debemos nosotros reconocer si nos equivocamos con ellos.
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El que ama más perdona primero.
Ya que reconocieron el error, ahora es tiempo de hacer conciencia de las consecuencias de sus actos.
Para perdonar es necesario amar y amar mucho a la otra persona y buscar su bien, a pesar de sus errores.
Y que es necesario asumir estas consecuencias con humildad y sencillez.
Es por esto qué hay que enseñar a nuestros hijos a amar a la persona y no a sus actos.
Así podrán corregir lo que se hizo mal o ayudar a que el otro pueda reconocer la falta y otorgar el perdón.
Es importante que expresen su amor y su perdón a la otra persona independientemente si el otro pide el perdón de corazón.
Recordemos que es un proceso y es poco a poco.
Esto nos permite tener el corazón limpio y libre de rencores ya que donde hay amor no caben los resentimientos. El amor todo lo perdona, es paciente y tolerante, esto que en la carta a los corintios nos dice San Pablo, debemos inculcarlo en el corazón de nuestros hijos. Que sea un estilo de vida familiar.
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La justicia es dar a cada quien lo que le toca.
Y no dar a todos por igual. Esto es muy importante que lo comprendan ya que nos puede ayudar mucho a perdonar con más facilidad. ¿Has escuchado la frase “Ámame cuando menos lo merezco porque es cuando más lo necesito”? Pues eso es lo qué pasa cuando alguien te ofende. Debemos amarlo mucho, más de lo que esa persona nos ha amado, para comprender que nos ha ofendido por su poca capacidad de empatía o por su exceso de soberbia o de ignorancia, y no por que tenga algo en contra nuestra. Sólo de esta forma lograremos vencer los resentimientos y las rencillas que tanto daño nos hacen y que tienen al mundo de cabeza. Solo saliendo del “yo” para buscar el bien mayor para el “tu”, lograremos llenar el mundo de perdón por Amor.
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