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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
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13 de diciembre de 2020 No. 1190 Año 23
Celebremos nuestra fe E
s verdad que la pandemia se ha convertido en una ocasión perfecta para que las autoridades nos digan todo lo que debemos hacer: desde los protocolos por si nos enfermamos, hasta el uso del cubre bocas y la medida de una sana distancia. Sigo afirmando que estas indicaciones persiguen la salud como bien mayor. Pero, ¿cómo decirles a los que no han podido dejar de trabajar que se recluyan en sus casas y que no salgan para nada cuando deben salir cada día a fin de buscar el diario sustento? No es que las autoridades estén mal, lo que pasa es que el COVID ha acentuado lo que ya de por sí era evidente, la falta de empleo digno y bien remunerado, el escaso poder adquisitivo por la permanente crisis que vive el país, la casi nula capacidad de ahorro para enfrentar imprevistos y la poca disciplina que algunos tenemos para cuidar nuestra salud y la de quienes nos rodean. ¿Le es lícito a nuestras autoridades el promover el “buen fin” y disminuir la presencia de los fieles en la misa hasta porcentajes ínfimos? Si buscamos acelerar la economía y reducir el número de contagios respectivamente, entonces son buenas medidas. Pero, si necesitamos buscar a Dios, nutrir nuestra fe y alimentarnos con la Palabra de Dios y el Cuerpo de Cristo, entonces necesitamos los templos abiertos y un amplio horario de misas que nos permitan saciar nuestra vocación de infinito. He visitado muchos templos y en la inmensa mayoría, no en todos, se siguen puntualmente las indicaciones dadas para las celebraciones. Tres cosas a la entrada: gel antibacterial, sanitizar el calzado y revisar la temperatura. Dentro del templo y durante la celebración el uso del cubre bocas y la sana distancia. Donde yo asisto se hace reservación con antelación para no exceder el cupo permitido, nos dan un número de banca y hay que llegar minutos antes de la hora de inicio. Así están los que deben y quieren estar. La gente puede contagiarse en cualquier sitio, pero también creo que, respetando las indicaciones claramente establecidas, es mucho menor la posibilidad de contagio en el templo y sin que suene a un complot muy elaborado, no se puede, no se debe impedir las celebraciones de nuestra fe de forma presencial ahora que es cuando más falta y más bien nos hacen.