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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
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18 de julio de 2021 No. 1221 Año 24
Jornada Mundial de los Abuelos y de los Adultos Mayores
El Señor sigue enviando ángeles 25 de julio
A
l medio día del domingo 31 de enero de este año, el Santo Padre Francisco anunció la institución de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, a celebrarse el cuarto domingo de julio, cerca de la memoria litúrgica de los santos Joaquín y Ana, abuelos de Jesús. Este año, la primera jornada la celebramos este domingo 25. En México se considera a una persona como adulto mayor cuando ha cumplido 60 años. Ellos tienen como enfermedades más comunes la diabetes, la artritis, la demencia senil… pero también sufren, muchos de ellos, de abandono, de soledad, de olvido. Es verdad que extender el periodo de vida en una sociedad o en un país siempre será un triunfo, pero también significa un reto.
La edad promedio de vida oscila entre los 80 años, pero no solamente se trata de vivir más, sino también de vivir mejor, con mayor calidad de vida. Esta calidad deberá contemplar la salud física y también los ambientes y lugares donde los adultos mayores desarrollan sus actividades. Ellos necesitan rampas para facilitar su acceso en algunos espacios y no porque usen sillas de ruedas sino porque han aprendido a caminar más despacio; también actividades que les permitan seguir desarrollando sus habilidades psicomotrices; les son necesarias muchas personas que les valoren y les hagan experimentar que son respetados y amados. Se trata, al final de cuentas, de garantizar su calidad de vida en materia de salud, alimentación, empleo, vivienda, bienestar emocional y seguridad social.
Un párrafo del mensaje del Papa reza: “Pero incluso cuando todo parece oscuro, como en estos meses de pandemia, el Señor sigue enviando ángeles para consolar nuestra soledad y repetirnos: “Yo estoy contigo todos los días”. Esto te lo dice a ti, me lo dice a mí, a todos. Este es el sentido de esta Jornada que he querido celebrar por primera vez precisamente este año, después de un largo aislamiento y una reanudación todavía lenta de la vida social. ¡Que cada abuelo, cada anciano, cada abuela, cada persona mayor —sobre todo los que están más solos— reciba la visita de un ángel! A veces tendrán el rostro de nuestros nietos, otras veces el rostro de familiares, de amigos de toda la vida o de personas que hemos conocido durante este momento difícil. En este tiempo hemos aprendido a comprender lo importante que son los abrazos y las visitas para cada uno de nosotros…”
Foto: Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida/Imagen de archivo.