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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
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29 de agosto de 2021 No. 1227 Año 24
Hombres y mujeres de la
Palabra de Dios D
urante el mes de septiembre, la Iglesia hace que la Palabra de Dios cobre relevancia, se trata de que resuene con más claridad y fuerza, de que sea apreciada, proclamada, leída y convertida en oración en los hogares y en el templo. La razón que sirve para este grato festín durante el mes noveno es que, al final del mismo, se celebra a san Jerónimo, el “traductor” de la Sagrada Escritura, quien nació en Dalmacia en el 340 y muere en Belén en el 420. La traducción referida es desde el griego y el hebreo, en el que están escritos los libros originales de la Biblia, al latín. Su obra es llamada “Vulgata” porque es una edición para el vulgo,
para el pueblo. Fue declarada en 1546, durante el Concilio de Trento, la versión auténtica y oficial de la Biblia para la Iglesia católica latina. Se ocuparon muchos años para lograr esta obra. Un hombre con talento especial para los idiomas, el conocimiento tan extenso del latín, la combinación del alefato con el abecedario pasando por el alfabeto podrán dar una idea de lo grande y maravillosa acción. Basta pensar que algunos católicos no han leído la Biblia completa y, a veces, ni siquiera uno de los setenta y tres libros de la Biblia. San Jerónimo los leyó en sus escritos más originales que tenía a su alcance en dos idiomas diferentes y ¡¡¡los escribió en una tercera lengua!!!
Algunas parroquias ya preparan sus actividades septembrinas: la lectura orante, la lectio divina, la lectura corrida de un libro, las conferencias sobre la Palabra de Dios, la entronización en el templo y los hogares de la Sagrada Escritura… ¿Sabe usted qué actividades tendrá su comunidad parroquial? Y, en su casa, ¿Qué hará su familia en torno a la Biblia? Los “hombres y mujeres de la Palabra de Dios” se forjan como tales en la escucha atenta, llevándola a la práctica en la vida de todos los días. Definitivamente, hay que estudiarla más, memorizarla, meditarla y convertirla en oración y vida.