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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
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31 de octubre de 2021 No. 1236 Año 24
Llamada universal a la santidad
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ntre cambio de horario y cambio de estación, donde ya se deja sentir el frío y los suéteres empiezan a aparecer, cuando se celebra una de las fiestas con más arraigada tradición en nuestro pueblo, la de los fieles difuntos con sus hermosos y coloridos altares, también se convierte en una ocasión propicia para recordar que el llamado a la santidad es para todos y es permanente. Esto porque también se celebra a todos los santos, y cuando se dice “a todos”, es porque hay una enorme riqueza y variedad en la vida de los santos, los hay sacerdotes y religiosas, pero no solamente ellos, también hay padres de familia y muchos jóvenes. Hay profesionistas y esposas, hay campesinos y misioneros… y “los de la puerta de al lado”. El Papa Francisco ocupa esta expresión en la Exhortación apostólica “Gaudete et Exsultate”, a propósito de la “llamada a la santidad en el mundo actual” diciendo: “Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto
amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad de la puerta de al lado, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, la clase media de la santidad” (nº 7). El año tiene 365 días, pero ellos no son suficientes para celebrar cada día a un santo, porque la Iglesia tiene en su historia una pléyade de hombres y mujeres que encontraron el modo de desarrollar esta vocación universal en una vida particular. No solamente considera a los “canonizados” que tienen una imagen en los templos y la liturgia con sus oraciones propias; sino a los santos que son de hoy y de muchos siglos, los que se esfuerzan cada día, iniciando en el Nombre de Dios y culminándolo como “siervos inútiles” que no hicieron más que lo que debían hacer.
Celebramos a los “santos del lunes” de Chesterton, el hombre que se convirtió del protestantismo, y a los que tenía en alta devoción. Cuando le preguntaron quiénes eran ellos, contestó: “Los santos del lunes son aquellos que todos los lunes se levantan temprano para coger el tren e ir al trabajo, que vuelven a su casa todas las tardes tras haberse ganado el sustento de su familia, y que vuelven a hacer lo mismo el resto de los días de la semana”. Son los “santos de la clase media” del Papa Francisco, que no son reconocidos oficialmente, pero que son el ejército que describe el libro del Apocalipsis, “una multitud tan grande, que nadie la podía contar” y que son invitados a las bodas del Cordero. Son los santos de hoy y de siempre, los que nos recuerdan que también cada uno de nosotros está llamado a la santidad. ¡Pues nada, que habrá que responderle!