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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
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12 de diciembre de 2021 No. 1242 Año 24
Una navidad, ¿Sin Navidad? D
e acuerdo con la guía para el lenguaje inclusivo de la Comisión para la Unión Europea que tiene como objetivo “ilustrar la diversidad cultural de Europa y destacar su naturaleza inclusiva” se propone cambiar la expresión “Feliz Navidad” por “felices fiestas”.
Ante este descarado intento de socavar la identidad de la Navidad, surgen un par de reflexiones que dan pie a un sinfín de otras ideas que, como cascadas hilarantes y, otras, llenas de profunda preocupación hablan de los signos de los tiempos que esta pandemia, y el ritmo acelerado y propio de esta humanidad y sus contradicciones hacen presentes. Socavar se define como “debilitar la fuerza moral de una ideología o un valor espiritual, o de la persona que la defiende o representa” y parece que en este intento se vale de todo porque se trata de introducir esta idea atendiendo al buen propósito de ser incluyentes con las personas que no profesan el mismo credo. Aunque, si no funcionan los buenos
modales, también queda el recurso de descalificar una fiesta, institución o celebración como “anacrónica”. Habrá que decirlo, la polémica se hizo presente cuando se filtró un documento interno de la Unión Europea en el que hay un llamamiento a usar un lenguaje no discriminatorio y entre las diversas recomendaciones aparece la idea de las “felices fiestas” y evitar las referencias a “Jesús, María y José”. El documento ya fue retirado, por obvias razones, alegando que necesita delinearse mejor y agregando que sólo es para uso interno y no para el grueso de la población. También es cierto que las Naciones Unidas, por su parte, han sugerido eliminar el término “señorita” de sus protocolos por ser discriminatorio al momento de compararlo con “señora” porque hablan de un estado civil diferente… pero, ¿qué no se trataba de eso precisamente la distinción en el uso de los términos?
Nuestra cultura hunde profundamente sus raíces en la identidad cristiana. Es difícil pensar que en la mañana del 25 de diciembre el saludo sea “felices fiestas” o, mejor aún, ¡Buenos días! O, más corto todavía, ¡Hola! Sin desgarrarse las vestiduras ante esta infiltración ideológica que perfectamente puede alcanzar nuestros ambientes cercanos, consideremos que hay muchas conciencias adormecidas por la mercadotecnia decembrina, y también de cada uno de los meses con sus respectivas fiestas, que hace tiempo nos socavaron ya el sentido de la Navidad, puesto que la confundimos con lucecitas que se prenden y se apagan, con el aguinaldo y las vacaciones, con la reunión familiar y su cena o con un intercambio de regalos en una esperada “posada” que nunca recordó al Señor san José tocando desesperadamente las puertas de las casa solo “porque no había lugar para ellos en la posada”.
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DIRECTORIO SEMANARIO COMUNIÓN Obispo Diocesano: Mons. Fidencio López Plaza. Director responsable: Pbro. Lic. Gabriel Álvarez Hernández. Diseño: TAG Juan Pablo Castro Alfaro. Vicario de Pastoral: Pbro. Lic. Rogelio Olvera Vargas. Comisión Diocesana de Pastoral de Comunicación: Pbro. Lic. Gustavo Licón Suárez. Horario de oficina: de 9:00 a.m. a 2:00 p.m. de lunes a viernes. Reforma No. 48. Centro. C.P. 76000, Santiago de Querétaro, Qro. Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro, fundado por el señor Obispo, Mons. Mario De Gasperín Gasperín, el 22 de febrero de 1998.
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VIDA INTERIOR ANTE LA DISPERSIÓN Por: P. Prisciliano Hernández Chávez, CORC.
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e vive la mentalidad de lo difuso. Permea una cierta cultura de la intrascendencia. Preocupa el inmediatismo del aquí y del ahora. No llaman la atención las grandes cuestiones que han preocupado al ser humano de todos los tiempos. Se vive la esclavitud del momento emocional. Se adoptan las posturas de los satisfechos por el empoderamiento del mundo digital. Todo esto, tarde o temprano dejan en la insatisfacción y en el vacío, porque se tiene la sed de infinito; las cosas y las sensaciones, finalmente no pueden colmar el interior del espíritu. Los aludes de información y los estímulos son limitados. Se busca la paz y la serenidad que solo Dios puede colmar. La ‘voz que clama en el desierto’; el desierto es el espacio del corazón en el cual Dios habla. El corazón es el espacio privilegiado para el encuentro cara a cara con Dios. Esta es la gran invitación que hace Juan el Bautista, la voz que clama en el desierto (Lc 3,1-6). Vivimos el reclamo continuo de la exterioridad; de volcarse hacia el
mundo que nos rodea y se mete por todos los poros. El centro del universo y de la propia interioridad es Dios mismo. Otro consejo que nos da es ‘in te ipsum redi’; esto es, vuelve a ti mismo. Hemos salido de nosotros mismos a la caza de nuevas sensaciones con la actitud adolescente de ‘comerse el mar a puños’; solo en la casa del propio corazón se puede dar el encuentro con Dios, del modo más auténtico y hondamente sincero. Dentro de este camino de ‘desierto’ se podrá llegar a esa etapa de ‘interiore hominis hábitat veritas’, ‘en el interior del hombre habita la verdad’. No se trata de la postura budista, de regresar al interior para aniquilar en sí todo deseo y evitar el sufrimiento; se trata de encontrarse con aquel que es la Palabra, la Palabra que constituye toda la realidad (cf Enrique A. Eguiarte, ’El deseo y la búsqueda de Dios). ‘Juan es la voz. Del Señor en cambio se dice: ’En el principio existía el Verbo’ (Jn 1,1). Juan es la voz que pasa. Cristo es el Verbo eterno que era en el principio. Si a la voz le quitas la pala-
bra, ¿qué queda? Un vago sonido. La voz sin palabra golpea el oído, pero no edifica el corazón’, comenta san Agustín (Discurso 293). Es tiempo de conocer a Dios no de oídas; es tiempo de tener una experiencia personal con él. Cada uno debe hacer su recorrido de encuentro personal. Muchos hablan de él, sin conocerlo. Tienen un conocimiento lleno de prejuicios, de heridas afectivas o de carácter sociológico; aquel que ve a los demás y de ahí juzga con la lente del prejuicio.
Con todo el respeto para el campo de los psicólogos y de los psiquiatras, que tienen mucho que sanar en nuestros días de tantos problemas emocionales, psicóticos y delirios, es necesario retomar el camino de la vida interior. La experiencia del ‘misterio divino’ que nos trasciende y nos involucra. Este tiempo es el favorable, en la calma y en el silencio interior, al margen de un activismo despersonalizador. Se trata de hacer un alto en la vida y dedicar un tiempo a descansar sumergido en la presencia de Dios para que él inicie en nosotros su obra que irá perfeccionando hasta la venida de Cristo Jesús (cf Fil 1,6); que se pueda tener una sabiduría vivencial del amor y que éste siga creciendo en el conocimiento perfecto y en el cabal discernimiento (cf Fil 1,9), como nos enseña san Pablo. La vida interior nos hacer recobrar nuestro rostro mediante la relación interpersonal profunda con el Tú divino, que nos lleva a valorar al tú humano. Nos permite una disponibilidad para promover el bien entre todos.
Lo que la tecnología no alcanza a cubrir FUENTE: Conferencia del Episcopado Mexicano / 7 de diciembre de 2021
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l tiempo de Adviento que iniciamos nos recuerda que Jesús viene, y nos dispone a recibirlo. Nos alerta para que su llegada no nos tome por sorpresa. Nos recuerda una verdad que es el núcleo de nuestra fe, la esencia de la vida cristiana: Dios viene a salvarnos.
Seamos sinceros y conscientes y nos daremos cuenta de que esta verdad no la tenemos presente, vivimos confiados en que nuestra salvación está en la ciencia, en la técnica y en los adelantos que hemos logrado como humanidad, aunque experimentamos que estos logros no alcanzan a resolver nuestro problema existencial, no responden al sentido profundo de la vida ni al destino último de nuestra existencia.
Cuando vivimos confiados en nuestra propia inteligencia y en los adelantos de la tecnología, fácilmente nos olvidamos de que Dios viene a salvarnos. A estas alturas del desarrollo de la tecnología, sabemos, por ejemplo, cuántas tormentas invernales llegarán, cuántos ciclones se van a presentar en tiempos de lluvias, cuántos grados aumentará la temperatura en la Tierra y cómo se dañará el medio ambiente. Pero, ¿qué hacemos ante estos fenómenos que no se nos anuncian? Lo máximo que hacemos es prevenirnos, pero hasta ahí. No nos ponemos a pensar si en ellos hay algún mensaje de parte de Dios para nosotros.
Jesús cuando estuvo en la Tierra, tenía la capacidad de leer e interpretar los acontecimientos geopolíticos de su tiempo. Pudo anticipar la destrucción del templo de Jerusalén, pero no se conformaba con interpretar, sino que se preocupaba por saber cuál era la voluntad de su Padre de Dios en lo que estaba viviendo. Y daba una respuesta: propuso la fraternidad, el esfuerzo por la paz, luchó para que nos reconociéramos como hijos del mismo Padre Dios y, por lo tanto, como verdaderos humanos. Se empeñaba, con su Palabra y con su vida,en transformar su realidad. Dios viene a salvarnos, es decir, a darnos respuesta a todas las situaciones existenciales que no nos alcanzan a resolver la tecnología y la ciencia. Jesús viene a liberarnos de nuestro egoísmo, de nuestro pecado, a abrirnos a la aceptación de los demás como verdaderos hermanos; a reconstruir
la paz, la reconciliación, la preocupación de unos por otros y el cuidado del medio ambiente. Salvarnos significa darnos una respuesta a los temas que nos ocupan y nos preocupan, y que trascienden nuestra vida. Ante el Señor que viene a salvarnos, ¿qué tenemos que hacer? Estar atentos, levantar la cabeza, levantar el ánimo, encender la esperanza, porque Dios llega a liberarnos. Tenemos que velar y hacer oración. Dios viene ahora, pero también vendrá el último día de nuestra existencia para dar plenitud a nuestra esperanza, para concretizar el deseo que tiene de que estemos con Él, en esta vida y en la otra. Dios viene a salvarnos, esperémoslo en oración. Cardenal José Francisco Robles Ortega Arzobispo de Guadalajara
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NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
“No se entristezca tu corazón...¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre? FUENTE: ACIPRENSA vía Diocesis de Querétaro.
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n sábado 9 de diciembre, el indio Juan Diego, recién convertido a la fe católica, se dirigió al templo para oír Misa. Al pie de un cerro pequeño llamado Tepeyac vio una nube blanca y resplandeciente y oyó que lo llamaban por su nombre. Vio a una hermosa Señora quien le dijo ser «la siempre Virgen María Madre de Dios» y le pidió que fuera donde el Obispo para pedirle que en aquel lugar se le construyera un templo. Juan Diego se dirigió a la casa del obispo Fray Juan de Zumárraga y le contó todo lo que había sucedido. El obispo oyó con admiración el relato del indio y le hizo muchas preguntas, pero al final no le creyó. De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oír a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo. De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo. Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma
estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio. Pio X la proclamó como «Patrona de toda la América Latina», Pio XI de todas las «Américas», Pio XII la llamó «Emperatriz de las Américas» y Juan XXIII «La Misionera Celeste del Nuevo Mundo» y «la Madre de las Américas». Los pueblos mesoamericanos desde tiempos remotos ya veneraban en el cerro del tepeyac a una deidad llamada Tonantzin (que quiere decir Nuestra Madrecita), por esta razón, fue más fácil la asimilación el mensaje traído por la Virgen María como verdadera Madre de Dios y Madre nuestra. El nombre de “SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA DE GUADALUPE” ella misma lo dio a Juan Bernardino, tío de Juan Diego, cuando se le apareció para sanarle de sus enfermedades. Cabello: Lleva el cabello suelto, lo que entre los aztecas es señal de virginidad. Es Virgen y Madre. Rostro: Su rostro es moreno, ovalado y en actitud de profunda oración. Su semblante es dulce, fresco, amable, refleja amor y ternura, además de una gran fortaleza. Manos: Sus manos están juntas en señal de recogimiento, en profunda oración. La derecha es más blanca y estilizada, la izquierda es morena y más llena, podrían simbolizar la unión de dos razas distintas. Embarazo: Su gravidez se constata por la forma aumentada del abdomen, donde se destaca una mayor prominencia vertical que transversal, corresponde a un embarazo casi en su última etapa. Edad: Representa a una joven que su edad aproximada es de 18 a 20 años. Estatura: La estatura de la Virgen en el ayate es de 1.43 centímetros.
El cinto: El cinto marca el embarazo de la Virgen. Se localiza arriba del vientre. Cae en dos extremos trapezoidales que en el mundo náhuatl representaban el fin de un ciclo y el nacimiento de una nueva era. En la imagen simboliza que con Jesucristo se inicia una nueva era tanto para el viejo como para el nuevo mundo. Los rayos: La Virgen está rodeada de rayos dorados que le forman un halo luminoso o aura. El mensaje transmitido es: ella es la Madre de la luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios verdadero, ella lo hace descender hacia el “centro de la luna” (México de nátuahl) para que allí nazca, alumbre y dé vida. La luna: La Virgen de Guadalupe está de pie en medio de la luna, y no es casual que la palabra México en nátuahl son “Metz – xic – co” que significan “en el centro de la luna”.
También es símbolo de fecundidad, nacimiento, vida. Marca los hilos de la fertilidad femenina y terrestre. La flor de cuatro pétalos o Nahui Ollin: es el símbolo principal en la imagen de la Virgen, es el máximo símbolo nátuahl y representa la presencia de Dios, la plenitud, el centro del especio y del tiempo. En la imagen presenta a la Virgen de Guadalupe como la Madre de Dios y marca el lugar donde se encuentra Nuestro Señor Jesucristo en su vientre. El ángel: Un ángel está a los pies de la Guadalupana con ademán de quien acaba de volar. Las alas son como de águila, asimétricas y muy coloridas, los tonos son parecidos a los del pájaro mexicano tzinitzcan que Juan Diego recordó, anunciándole la aparición de la Virgen de Guadalupe. Sus manos sostienen el extremo izquierdo de la túnica de la Virgen y el derecho del manto.
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OTRO PAÍS, COMO “CASITA SAGRADA” 9 / diciembre / 2021
Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel Fuente: Conferencia del Episcopado Mexicano
VER El domingo pasado, la mujer que coordina la pastoral social en mi parroquia nativa, Chiltepec, me mostró fotografías de un matrimonio que, en una población cercana, vive en condiciones deplorables. A raíz de esto, ya estamos promoviendo que la comunidad local ayudemos a esas personas, quizá construyéndoles una casita digna. Dije a los encargados de la fiesta patronal a la Virgen de Belén, que será a mediados de enero, que a élla le gustaría mucho que se hiciera algo por los pobres, y que no todo se reduzca a flores, cohetes, música y celebraciones religiosas. Ella lo que más quiere es que nos queramos como hermanos y nos apoyemos unos a otros en nuestras necesidades. En Belén, no hubo
PENSAR En su diálogo con Juan Diego, la Virgen le dijo: “Mucho quiero, mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada. En donde lo mostraré, lo ensalzaré al ponerlo de manifiesto. Lo daré a las gentes, en todo mi amor personal, en mi mirada compasiva, en mi auxilio, en mi salvación” (Nican Mopohua). ¿Qué significa esta casita sagrada? ¿Es sólo un templo material? El episcopado mexicano, en el Proyecto Global de Pastoral 2031+2033, dice: “El hecho Guadalupano encuentra su más elocuente síntesis mesiánico-cristológica en el mandato de construir una “casita”, donde
ACTUAR Invito a que asumamos esto que expresamos los obispos: “Los Obispos mexicanos queremos refrendar el compromiso de seguir construyendo una “casita sagrada” porque representa un elemento común de identidad de este pueblo, un signo de unidad, un espíritu de familiaridad. La “casita sagrada” es un lugar donde nadie se siente extraño; un lugar de encuentro, convivencia y cercanía con los seres queridos; un lugar donde se comparten las experiencias de la vida. Uno de los grandes retos de
lugar para que naciera el Niño Jesús en una posada, y hoy hay que darle un hospedaje digno en la persona de los que sufren graves carencias. En mi anterior diócesis, con ocasión de las fiestas en honor a la Virgen de la Merced, sugerí que, como parte del homenaje a la Virgen, se pagara la fianza de quince mil pesos (unos 750 dólares), para que pudiera salir de la cárcel un preso pobre que, por no tener esa cantidad, seguía detenido. En los primeros años, se resistieron y me decían que yo no comprendía sus costumbres y se las quería cambiar. Gastaban miles de pesos en flores que servían sólo para un día y al otro debían tirarlas, porque otra persona llevaba nuevos arreglos florales, siempre costosos. Una persona gastó
2,500 dólares en flores traídas desde lugares lejanos, dizque para agradar a la Virgen, aunque se advertía más bien su deseo de presumir ante los demás. Con el tiempo, comprendieron mi propuesta y, en la Misa del 24 de septiembre, siempre llevaban, como ofrenda a la Virgen, uno o dos liberados; algunos incluso extranjeros. ¿Eso le gusta a la Virgen? ¡Claro que sí, y mucho! Este 12 de diciembre celebramos el 490 aniversario de las apariciones de nuestra Madre de Guadalupe, prepa-
rándonos ya para el quinto centenario de ese gran acontecimiento que ha configurado en gran parte la identidad de nuestro pueblo. En torno a estas fiestas, hay muchas celebraciones, peregrinaciones, ofrendas, música, para darle gracias o pedirle favores. Como buena Madre, élla aprecia todo esto y lo agradece, como cuando a una mamá sus hijos le obsequian costosos regalos en el día de la madre, pero le gustaría mucho más que sus hijos se quisieran, se perdonaran, se ayudaran.
se manifieste el consuelo materno de Dios (cfr. Is 49,15). El mandato Guadalupano de “hacer una casita”, evoca el oráculo mesiánico de la promesa divina, hecha a David, de “hacer para él una casa”, es decir, una descendencia de reyes, un linaje mesiánico (cfr. 2 Sam 7,11ss; 1 Pe 2,9-10). La descendencia mesiánica es una “familia de reyes”, coherentes con su cometido de establecer la paz y la justicia; un pueblo profético y sacerdotal fiel a su misión de interceder por las necesidades ajenas. Pero además de este aspecto bíblico, para los pueblos mesoamericanos el templo era un signo elocuente de una nación, por tanto, la invitación a construir un templo evocaba la construcción de una nueva nación” (9).
“Después de medio milenio del Acontecimiento Guadalupano, su celebración eclesial significa docilidad de espíritu para dejarse confrontar por el llamado de Santa María, ante el que nosotros, como el humilde Juan Diego, debemos preguntarnos, si por ventura nos hemos hecho dignos del mensaje del cielo, si hemos hecho de nuestra nación aquel espacio de bonanza que anhelaron nuestros ancestros. En otras palabras, nos preguntamos si el Tepeyac y sus moradores, México y sus habitantes, ¿gozan del consuelo de una sociedad más justa y pacífica? Más aún, podemos cuestionarnos si, como Iglesia ¿somos “esa casita”, construida con dinámicas sociales y alternativas económicas humanizadoras, ajenas al sistema liberal de
corrupción y explotación de los más empobrecidos?” (11).
la pastoral ha sido el que en el lugar donde se reúna la comunidad todos nos sintamos en casa. Cuando esto no ocurre, cuando no construimos la “casita sagrada” entre todos, más de uno se sentirá extraño y con mucha facilidad se irá de casa” (154).
país, tomando en nuestras manos el mandato de la Morenita del Tepeyac de construir esa “casita”, donde los pobres y humildes sean los primeros en la Iglesia y orienten el horizonte de nuestra conversión, fecundando así el sentido de nuestra vida” (169).
“Iluminados por el Acontecimiento Redentor de Nuestro Señor Jesucristo y del Encuentro de Nuestra Madre de Guadalupe, al contemplar la realidad de esta nueva época, queremos fortalecer y renovar nuestro esfuerzo para hacer presente el Reino de Dios en esta situación concreta de nuestro
“Nosotros, conforme a la promesa de Dios, esperamos unos nuevos cielos y una nueva tierra, en los que habite la justicia (2 Pe 3,13). Estas palabras despiertan en nosotros el deseo de caminar, de caminar juntos y hacer realidad en nuestra patria, en nuestra Iglesia y por supuesto en
cada uno de nosotros, el proyecto de Dios manifestado en Cristo Redentor e inculturado en María de Guadalupe, edificando juntos esa “casita” justa y digna, donde todos somos acogidos. Dios tiene grandes sueños para sus hijos. El sueño de Dios está tejido de los mejores sueños de todos los hombres y mujeres: la paz, la justicia, la unidad, la fraternidad, la dignidad de sus hijos, etc. Estos son también los sueños de nosotros los Obispos y de toda la Iglesia de México ¡No dejemos de soñar y trabajar para que estos sueños se hagan realidad!” (189).
“El Señor nos llama a poner atención en los signos de los tiempos, en la vida de las comunidades y en el sentir de cada persona, porque el pueblo mexicano está herido por una guerra fratricida, ajena al deseo materno que el Padre de Cristo ha manifestado en el mensaje de Guadalupe. ¿Cómo estamos edificando la “casita” de consuelo, la familia de esos reyes que hacen prevalecer la justicia y la paz? Es pues preciso reconocer, que hemos robado la esperanza de nuestros más pequeños y hemos descuidado el fundamento de nuestra sociedad: la familia” (13).
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129 años Cuidando nuestras raíces
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l pasado miércoles 8 de diciembre la comunidad del asilo de ancianos san Sebastián celebró el aniversario de la colocación de la primera piedra del “hospitalito”, edificio que se convertiría en el actual asilo. El asilo se encuentra enclavado en pleno centro de la ciudad, en el barrio de san Sebastián, para ser precisos en el número 17 de la calle de Otoño, ahí viven poco más de 40 “abuelitos” como cariñosamente llaman a los residentes del lugar. El padre Felipe Sevilla nació en ese barrio, llamado también de “la otra banda”, del otro lado del río que ponía los limites de la antigua ciudad de Querétaro. Él padre Sevilla se convirtió en párroco de la parroquia de san Sebastián en 1885. A finales de 1892, un 8 de diciembre, inicia la construcción del hospital consagrándolo al Sagrado Corazón de Jesús para atender a las personas, en su mayoría de edad avanzada, que llegaban enfermas o en situación de abandono, mismas que por su precaria salud preferían quedarse, dando origen así a lo que hoy conocemos como “Asilo san Sebastián”. El sacerdote, en compañía de la señorita Adelaida Escamilla y de otros voluntarios, salían al mercado y a las casas para ser socorridos con comida, tortillas, panes y frijoles para mantener a los abuelitos. Él,
dio pasos de gigante en la santidad al atender la parroquia, el hospital y el asilo haciendo de esos espacios el lugar donde su generosidad sembró la semilla de tan grandes obras. Cuando el padre Felipe fallece, en 1908, la obra ya está completamente en marcha. En la celebración de la eucaristía, celebrada como “acción de gracias” se congregaron los residentes del lugar y el personal que ahí labora, así como unos cuantos invitados al magno evento. Concelebraron la misa el padre Rogelio Olvera, Vicario de Pastoral; el padre Alejandro Gutiérrez, actual rector del Seminario y quien fuera director de este asilo hace algunos años; el diácono Alejandro Estrada, recién nombrado director del asilo. Presidió la misa el padre Gabriel Álvarez, quien hasta hace unos días y por más de cuatro años y medio, fungió como director del Asilo. Los abuelitos y los trabajadores, los familiares y amigos, los bienhechores y adultos mayores fueron las intenciones por las que se ofreció la misa. Los abuelitos continuaron festejando con el tradicional mole, una danza que hizo el deleite de todos, la música y el baile amenizado por el dueto Retro Classics. Felicitamos al asilo y deseamos que continúen muchos años… cuidando nuestras raíces.
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n aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”. Palabra del Señor
RepasaR el texto leído ¿A dónde se fue con prontitud María? v.39 ¿En qué casa entró y qué hizo? v.40 ¿Qué sucedió a Isabel cuando oyó el saludo de María? v.41 ¿Qué dijo Isabel? vv.4243 ¿Qué sucedió en el vientre de Isabel apenas oyó el saludo? v.44 ¿Por qué será Dichosa María? v.45 ¿Qué respondió María a Isabel? vv.46-47 ¿Dónde puso sus ojos el Señor? v.48
explICaCIÓN del texto Este relato sirve de puente entre las dos anunciaciones y los dos nacimientos, el de Juan y de Jesús. El tema dominante es la alegría como respuesta y reacción al cumplimiento de las promesas de Dios anunciadas en el pasado que se hacen una realidad en Jesús. La región montañosa de la ciudad de Judá a la que acudió María ha sido identificada por la tradición como Ain-Karim, que se ubica a unos 6 kilómetros al oeste de Jerusalén. María visita a su pariente, seguramente para asistirla y, al mismo tiempo para recibir consejo. Muy solícitamente, a toda prisa María visita a Isabel, es signo de su fe y de su entera disponibilidad para cumplir la voluntad divina. En este relato vemos plasmado un rasgo de la tradición judía: Dios conoce y elige a sus profetas desde el seno materno. Isabel exclama “en voz alta”, es una alusión a la plenitud mesiánica, se cantará y alabará a Dios que se hará presente. Aquí también Jesús es llamado por primera vez como “Señor”, título que se le aplicará después de su resurrección para reconocerlo como Dios.
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12 de dICIeMBRe de 2021 lc 1,39-48
III doMINGo de adVIeNto
Nuestra señora de Guadalupe CICLO C pbro. José luis salinas ledesma
Isabel, llena del Espíritu Santo, es capaz de interpretar el salto de su hijo en su seno, el gozo se debe a la presencia del Señor en el vientre de María. También recuerda los saltos de los hijos de Rebeca, Jacob y Esaú (Gn 25,22ss); la danza de David ante el arca (2 Sm 6,16); los saltos mesiánicos de alegría entre los pobres anunciado por Isaías (Is 35,6). “Bendita entre las mujeres” es un superlativo semítico que se aplica a María para describir la especial elección por parte de Dios por sobre cualquier persona. En esta expresión también se oyen los ecos de numerosos textos del Antiguo Testamento: la alabanza de Débora a Yael (Jc 5,24), las aclamaciones del pueblo a Judit (Jdt 13,18) y las numerosas bendiciones del libro del Deuteronomio (Dt 7,12-14).
MedItaCIÓN del texto
(Cada uno comparte su reflexión) Hoy celebramos en nuestra patria la más popular de las fiestas de la Santísima Virgen María con la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, Reina de México y patrona de toda América. Es un día de acción de gracias a Dios nuestro Padre quien, por su infinita misericordia, nos ha salvado por su Hijo Jesucristo nacido de Santa María Virgen por obra y gracia del Espíritu Santo. Seguramente estamos todos los católicos muy contentos con esta celebración. Porque en este día no hay templo, capilla, ermita, o altar familiar que no se ponga de fiesta. La importancia de la fiesta de este día se debe centrar en el conocimiento y el amor a María como Madre de Jesús y Madre nuestra, que nos reúne como hermanos en torno a ella y le da sentido a la comida y a la reunión del
barrio o de la colonia. Celebrar a la Virgen María va más allá aún de las peregrinaciones, de las flores, de los cantos, de los cohetes, sin negar que todos estos elementos ayudan si los empleamos dándoles el verdadero valor que tienen, a crear el ambiente de fiesta propio de nuestro pueblo. Santa María de Guadalupe es la Madre del verdadero Dios por quien se vive, por ella es posible llegar al conocimiento verdadero de Jesús, porque ella lleva a sus hijos a un encuentro vivo con Jesús y, con Jesús, podemos llamar a Dios con toda confianza, Padre. Santa María de Guadalupe ha pedido que se le construya una casa en el Tepeyac, allí quiere mostrar todo su amor y compasión. Esto significa que quiere permanecer con nosotros, con la humanidad, su intercesión es permanente. Esto indica también su misión en medio de la humanidad, es una mujer cercana que sabe de los peligros y de los sufrimientos de sus hijos, con ella no tememos: “¿No estoy aquí que soy tu Madre? No temas esa enfermedad y ninguna otra” dijo a Juan Diego. Como Jesús, María también se compadece de las multitudes (Mc 6,34). Por eso hoy nos dice: Vengan a mí, ustedes, los que me aman y aliméntense de mis frutos. Porque mis palabras son más dulces que la miel…quienes se dejan guiar por mí no pecarán. Los que me honran tendrán vida eterna (cf. Eclo. 24,19.22). En esta fiesta de Santa María de Guadalupe acudamos con ella también al banquete del cuerpo de Cristo, la Eucaristía, la comida mejor, el alimento que nos deja sin hambre y sin sed, que satisface todos los anhelos más profundos del corazón del hombre y nos fortalece para construir un mundo mejor.
Hoy María también se presenta como una verdadera misionera: “María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea” (Lc 1,39). Lo mismo hizo en nuestra tierra al presentarse en el cerro del Tepeyac. Es un modelo de evangelizador, que llevando en sí misma, en su persona a Jesús, lo comunica y lleva a otros a un verdadero encuentro. Así como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el evangelio a nuestra América. En el acontecimiento guadalupano, nos trae la presencia del Espíritu que hizo a Isabel exclamar con gozo. El nuevo pentecostés que hoy necesita la Iglesia para la nueva evangelización, para salir con valentía a proclamar con gozo que Jesús vive resucitado entre nosotros. Desde las apariciones de Santa María de Guadalupe, son incontables las comunidades que han encontrado en ella la inspiración para ser discípulos y misioneros de Jesús. María, nuestra Madre, se ha hecho parte del caminar de cada uno de nuestros pueblos, entrando en el tejido profundo de su historia y acogiendo los rasgos más nobles y significativos de su gente (cf. DA 269). Santa María de Guadalupe debe ser para nosotros, quienes hoy la celebramos, “escuela de fe destinada a guiarnos y a fortalecernos en el camino que lleva al encuentro con el creador del cielo y de la tierra” (DA 270). Pidamos al Padre del cielo, quien ha puesto a este pueblo bajo la especial protección de la siempre virgen María de Guadalupe, nos conceda por su intercesión, profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz.
CoMpRoMIso peRsoNal Y CoMUNItaRIo Hacer un altar a la Santísima Virgen María de Guadalupe en el centro de nuestro hogar. Rezar en familia el santo Rosario, permitiendo que todos participen en el rezo. Hacer una visita a un familiar o persona necesitada para compartir la Palabra de Dios. Integrarse a una pequeña comunidad para construir juntos la “casita sagrada” que pídela Virgen de Guadalupe. Organizarnos para ir presurosos a servir en alguna necesidad que tenga nuestra comunidad, barrio o colonia.
Terminar orando el padre nuesTro
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Por: Silvia del Valle
Una familia Guadalupana
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a santísima Virgen María de Guadalupe es el ejemplo de evangelizadora, ya que ella trajo a Jesús a este mundo y también a nuestras tierras mexicanas. Pero no se entiende a la santísima Virgen sin Jesús, es por esto que en la sagrada imagen está en el centro el Nahui Olín, la flor de cuatro pétalos, que para los pueblos nahuas representaba al verdaderísimo Dios por quien se vive. La Virgen de Guadalupe es un hermoso instrumento de Dios para traer la paz y forjar nuestra patria. Nosotros, como familia, debemos imitarla y ser portadores de la Buena Nueva. Debemos ser una familia muy guadalupana, es decir que acoja a la virgen como modelo y molde, y por medio de ella a Jesús en el centro de nuestra vida familiar, por eso aquí te dejo mis 5Tips para lograrlo.
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Nadie ama lo que no conoce
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Imitemos sus virtudes
Es bueno que dediquemos tiempo para conocer a la Virgen de Guadalupe, todos los signos y sus significados para poder entenderla y así conocerla bien y amarla.
Una vez que la conocemos entonces podemos ubicar sus virtudes y así tratar de imitarlas o hacerlas nuestras.
Es necesario también enseñarle todo esto a nuestros hijos de una forma didáctica y muy a su nivel, para esto existe material didáctico gráfico y en video realizado especialmente para niños. Flor y Canto tiene una serie que se llama Nican Mopohua. Para nuestros hijos más grandes podemos darles a leer el Nican Mopohua y así conocerán la verdadera historia de las apariciones de nuestra Madre de Guadalupe.
Algunas de ellas son: -Humildad profunda -Fe viva -Obediencia ciega -Oración continua -Mortificación universal -Pureza divina -Amor ardiente -Paciencia heróica -Dulzura angelical -Sabiduría divina -Portadora de paz -Conciliadora perfecta
Las palabras evangelizan y los signos convencen
Como la Virgen de Guadalupe, también nosotros podemos establecer algunos símbolos significativos para nuestra familia, que sean entendibles para nuestros hijos y que les permita recordar y asociar esas virtudes. Podemos pedirle a nuestros hijos que nos ayuden a realizar esos símbolos o, si nosotros los establecemos, podemos pedirles que los dibujen, que hagan alguna canción o que hagan un cuento con ellos para que los acojan como suyos. Pueden ser signos sencillos pero llenos de valor, que sean muy significativos para la familia.
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Acojamos a Jesús en nuestra vida familiar
María nos vino a traer a Jesús, por lo que nosotros debemos acogerlo en nuestro corazón y en nuestra vida familiar. Este tiempo de adviento es propicio para esta preparación, estamos en un tiempo intensivo de oración y, por lo mismo, podemos implementar acciones concretas para que nuestro corazón sea cada vez más apto y digno para recibir a Jesús. Podemos pedirle a la Virgen de Guadalupe su intercesión para que nuestra familia sea cristocéntrica como ella, para ello debemos buscar conocer la Voluntad de Dios para nosotros y tratar de hacerla con alegría.
Algunos signos pueden ser, un altar familiar, imágenes de los santos de nuestra devoción, la cruz de Jesús, la imagen de la Virgen, el cirio, rosario, medallas, escapularios, etc.
Historia de la Virgen de Guadalupe para niños Por: SEG del Valle
@SilviaMdelValle @smflorycanto
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-Empatía profunda, entre otras. Es bueno que tratemos de vivir estas virtudes en nuestra familia y que se las enseñemos a nuestros hijos con acciones concretas. Es así que podemos hacer un plan de vida familiar, con una virtud al mes, así nuestros hijos podrán conocer y hacer propia esa virtud. También es bueno que comencemos por nosotros mismos para que les demos testimonio a nuestros hijos con nuestras acciones.
Demos testimonio
De nada sirve tener conocimiento de algo si no lo llevamos a la vida cotidiana y, sobre todo, hacerlo propio y dar testimonio de la acción de Jesús en nosotros, como personas y como familia. Hay muchas personas que no comprenden lo que se dice en el templo, pero pueden comprenderlo por nuestras acciones. Debemos vivir las bienaventuranzas con valentía y hacer obras de misericordia como lo hizo la Virgen, sobre todo aquí, en nuestra patria. Como familia, podemos buscar acercar a otras familias a Jesús y a la virgen, a Jesús se llega mejor por medio de María, pues a ella Dios la escogió para traernos al Salvador. Y, en el caso de México, ha sido ella la que nos trajo la paz de Jesús, siendo un códice para nuestros pueblos originarios y también con un lenguaje entendible para los españoles.
INTERNAUTA EVANGELIZADOR
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l Nican Mopohua es el relato de las apariciones de la Virgen a Juan Diego. Hoy, en el marco del 12 de diciembre, te quiero recomendar esta pequeña serie para niños, animada, “Nican Mopohua”, con la que tanto los pequeños de la casa, como los grandes, podremos aprender o recordar este hermoso suceso que marcó la historia de nuestra nación. ¡Que todo sea para la máxima gloria de Dios!
https://youtube.com/playlist?list=PLT9DfpTbY2jIoa8jbwFot5k87UmD-wglb