C
OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
N
12 de diciembre de 2021 No. 1242 Año 24
Una navidad, ¿Sin Navidad? D
e acuerdo con la guía para el lenguaje inclusivo de la Comisión para la Unión Europea que tiene como objetivo “ilustrar la diversidad cultural de Europa y destacar su naturaleza inclusiva” se propone cambiar la expresión “Feliz Navidad” por “felices fiestas”.
Ante este descarado intento de socavar la identidad de la Navidad, surgen un par de reflexiones que dan pie a un sinfín de otras ideas que, como cascadas hilarantes y, otras, llenas de profunda preocupación hablan de los signos de los tiempos que esta pandemia, y el ritmo acelerado y propio de esta humanidad y sus contradicciones hacen presentes. Socavar se define como “debilitar la fuerza moral de una ideología o un valor espiritual, o de la persona que la defiende o representa” y parece que en este intento se vale de todo porque se trata de introducir esta idea atendiendo al buen propósito de ser incluyentes con las personas que no profesan el mismo credo. Aunque, si no funcionan los buenos
modales, también queda el recurso de descalificar una fiesta, institución o celebración como “anacrónica”. Habrá que decirlo, la polémica se hizo presente cuando se filtró un documento interno de la Unión Europea en el que hay un llamamiento a usar un lenguaje no discriminatorio y entre las diversas recomendaciones aparece la idea de las “felices fiestas” y evitar las referencias a “Jesús, María y José”. El documento ya fue retirado, por obvias razones, alegando que necesita delinearse mejor y agregando que sólo es para uso interno y no para el grueso de la población. También es cierto que las Naciones Unidas, por su parte, han sugerido eliminar el término “señorita” de sus protocolos por ser discriminatorio al momento de compararlo con “señora” porque hablan de un estado civil diferente… pero, ¿qué no se trataba de eso precisamente la distinción en el uso de los términos?
Nuestra cultura hunde profundamente sus raíces en la identidad cristiana. Es difícil pensar que en la mañana del 25 de diciembre el saludo sea “felices fiestas” o, mejor aún, ¡Buenos días! O, más corto todavía, ¡Hola! Sin desgarrarse las vestiduras ante esta infiltración ideológica que perfectamente puede alcanzar nuestros ambientes cercanos, consideremos que hay muchas conciencias adormecidas por la mercadotecnia decembrina, y también de cada uno de los meses con sus respectivas fiestas, que hace tiempo nos socavaron ya el sentido de la Navidad, puesto que la confundimos con lucecitas que se prenden y se apagan, con el aguinaldo y las vacaciones, con la reunión familiar y su cena o con un intercambio de regalos en una esperada “posada” que nunca recordó al Señor san José tocando desesperadamente las puertas de las casa solo “porque no había lugar para ellos en la posada”.