C
OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro La Comunicación, hace la Comunión
N
20 de marzo de 2022
No. 1256 /Año 25
En nueve meses nacerá el Salvador 25 de marzo
E
l Catecismo de la Iglesia Católica dice en su número 2258 que: “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente”.
Se llama “Anunciación del Señor” a la solemnidad que celebramos en la liturgia y que proclama con gozo que Jesús, el Verbo, la Segunda Per-
sona de la Trinidad se encarna en el vientre de la Virgen María, para la salvación de todos los hombres. La defensa de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, es un trabajo que nos corresponde a todos por el simple hecho de ser humanos y que radica en muchos argumentos, pero uno de los más simples, porque pertenece a nuestra naturaleza, es la compasión y solicitud por los más débiles y desprotegidos. Ir en contra de este principio es negar nuestra naturaleza humana. Abundan los planteamientos morales y éticos que, por estacionar
la inteligencia en la verdad como su estado natural, darán razón de nuestro humanismo. Por eso es del todo curioso y alarmante la postura de algunos que, en aras de una modernidad que se degrada, una libertad mal ejercida, un reclamo de derechos que son ajenos pretenden ir en contra del primero y más elemental derecho, puesto que sin él no existiría ningún otro, ¡el de la vida! Las guerras sucedidas, desde que el hombre es hombre, y las enfermedades, como la actual pandemia, han cobrado millones y millones de vidas, pero el colmo del sinsentido es el genocidio, silencioso y silenciado, de tantos niños en el lugar que debe-
ría ser el más seguro del mundo: el vientre de su progenitora. Es cierto, el mal triunfa donde los buenos no actúan, por eso se trata de cerrar filas, recobrar las fuerzas y ser coherentes en el tema de la vida de la persona humana que busca vivir. Es tiempo, es nuestro tiempo, de promover una cultura que reconozca el valor y la dignidad de la vida humana. Nos comprometemos a esperar a Cristo que se gesta en el vientre de María, pero también al que crece en el vientre de toda madre en el mundo.