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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro La Comunicación, hace la Comunión
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10 de abril de 2022
No. 1259 /Año 25
Esta semana, será santa
si nosotros la santificamos
P
or fin estamos llegando, después de una ardua cuesta arriba, nos encontramos en los umbrales de la semana mayor, imaginen ustedes, celebramos los misterios que le dan vida a nuestra bimilenaria fe. ¿Cuántas cosas podríamos contar usted y yo? Un fervoroso miércoles de ceniza lleno de motivación y también de santos propósitos. Una escapada al desierto para acompañar a Jesús a descubrir las tentaciones. Ah, es verdad, cuántas caídas y recaídas hemos tenido queriendo alimentarnos sólo de pan, sirviendo a otros señores, tentando a nuestro Dios para que adapte su hermoso designio a nuestros mezquinos esfuerzos. La oruga que sueña con alas delicadas, graciosas y coloridas que la hagan surcar los cielos haciéndola viajar por miles de kilómetros, con unas antenas de esas potentes, de última tecnología, que permitan su propia geolocalización. Sintiéndonos hijos pródigos que regresan a la casa del padre o hijos mayores con el alma corroída por la envidia, pero al final de cuentas, hijos menores o mayores, llamados por igual a desarrollar un corazón misericordioso como el del Padre. ¿Qué decir de este domingo pasado? ¡El único que podía juzgarme fue el único que me defendió! Así llegamos a la semana mayor, con los propósitos hechos y deshechos con cada tentación y pecado y con la gracia de Dios que nos acompaña. Qué emoción. Ahora agitaremos palmas al paso del Señor gritando “hosanna”, seguiremos en oración, penitencia y obras de misericordia, contemplaremos con los ojos llenos de asombro lo que significa ser el más importante a la hora de contemplar a un Dios que se inclina tanto hasta el hombre que es capaz de lavarle los pies, de ofrecer su propio cuerpo y derramar su sangre por nosotros para alimentarnos. Iremos al Gólgota para experimentar, en medio de carencias, dolores, pecados y miedos, que “por sus llagas hemos sido sanados”. Para gritar con un rugido que sale desde el alma, del corazón, de las entrañas, que Cristo ha resucitado, que verdaderamente ha resucitado.
Sí, esta semana será santa, solo si nosotros la santificamos.