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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro La Comunicación, hace la Comunión
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29 de mayo de 2022
No. 1266 /Año 25
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l pasado 20 de mayo la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un comunicado titulado “Todos podemos ser constructores de Paz, Nadie tiene derecho de atentar contra la vida del hermano” como respuesta a la violencia que se va extendiendo a lo largo y ancho de nuestro país.
Dos acontecimientos son los que provocan este mensaje, un niño de escasos tres años fue asesinado el día anterior por una banda de criminales que perseguían a un sujeto que iba herido y que entró a un templo en Fresnillo, Zacatecas. Abrieron fuego en el interior del recinto acribillando también al pequeño, su nombre era Caleb. El otro acontecimiento doloroso en el que los obispos señalan que “queda demostrado que se están rebasando todos los límites de la violencia y del respeto humano” fue el de José Guadalupe Rivas, sacerdote asesinado a golpes apenas tres días antes en Tijuana. Lo preocupante es que la violencia va adquiriendo ciudadanía y lo va realizando al alcanzar ámbitos que son sagrados como la vida misma, un niño, un templo, un sacerdote… tristemente son algunos casos que se pueden citar, pero que se van haciendo comunes ante una sociedad que lucha para no ser indiferente y, con ello, acostumbrarse a tener la violencia en su horizonte cotidiano. Los obispos denuncian estos graves hechos que son, junto con una ya larga cadena de acontecimientos violentos, un dolor grande y profundo para las familias, para la Iglesia y para la sociedad entera antes de que, anestesiados por la costumbre, ya ni siquiera duela y sea una noticia como otras tantas que no tienen importancia.
Llamados a la paz y a la oración
Los obispos hacen un enérgico llamado a deponer las armas y acabar con toda forma de violencia. Corresponde ahora ser transmisores de esta urgencia, todavía es tiempo de reaccionar, atendiendo a que todos y cada de los que integran esta sociedad pueden ser constructores de paz. Los obispos invitan a la oración por las autoridades para que encuentren caminos de paz, también por los criminales para que se arrepientan y cambien su vida.
¡Señor Jesús, que hoy sea yo, constructor de la paz!