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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro La Comunicación, hace la Comunión
N
31 de julio de 2022
No. 1275 /Año 25
UN MES EN
MOTO
H
ace un par de años tuve el gusto de saber que algunas familias, haciendo caso al llamado del Obispo, me habían “adoptado espiritualmente” y entre todos sus miembros iban formando un ramillete espiritual que se entretejía con el Santo Rosario, la Eucaristía dominical o diaria, las jaculatorias, las obras de misericordia y también las horas de trabajo y de estudio sin faltar los ayunos y sacrificios. Realmente me sentí honrado por tan grande detalle de que tantas personas estuvieran apuntalando mi vocación intercediendo ante Dios por el ejercicio de mi ministerio sacerdotal.
artística y alguno que otro hasta enmarcado, pero siempre bellos por la intención y el contenido de tan gran riqueza.
Fueron muchas las anécdotas que me trajo esta experiencia, el encuentro con “mi familia espiritual”, la llamada telefónica donde me animaban a continuar adelante, el mensaje semanal o, en ocasiones, más frecuente con un saludo siempre lleno de afecto y, por supuesto, el recibimiento en físico de los ramilletes espirituales impresos de forma
Me pienso tan cerca del cielo por los misterios que celebro y también tan mundano por mis tentaciones y pecados. Cuando he llegado a una parroquia, la gente me recibe con gran alegría, aunque no me conoce y entonces intuyo que reciben no al padre fulano sino al mismo sacerdocio de Jesucristo que se ejercerá a través de la persona
En el “intercambio espiritual” de oraciones y mutua encomienda ante Dios, recibí una fotografía, era mi nombre en la parte superior de una motocicleta. José Luis me había colocado ahí para que en el camino a su trabajo no me olvidara y pudiera ofrecer una breve oración, el rezo de algún misterio o el ofrecimiento de alguna contrariedad por el tráfico o las inclemencias del tiempo. Fue así como anduve un mes entero en moto.
para la salvación de las almas y la salud del cuerpo en una integral concepción porque hasta ponen un letrero, lo he visto tantas veces, que dice: “Bendito el que viene en nombre del Señor”. 132 sacerdotes religiosos y 245 sacerdotes diocesanos en el momento de hacer el recuento y escribir esta nota, se necesita un ejército de familias para que todos ellos sean adoptados espiritualmente durante agosto, mes dedicado a la oración por la santificación de los sacerdotes. Usted, ¿Ya tiene el suyo? Este tiempo seguiré de viaje, porque ya recibí la notificación de un par de familias que me han adoptado como miembro suyo. Seguiré viajando porque sé, con toda la certeza de esta increíble y bella experiencia cristiana, que me llevan en su mente y en su corazón a muchas partes para orar por mí y pedirle al buen Dios que me haga santo en el ejercicio de mi ministerio.