Un necesario y urgente balance del proceso autonómico Lo hace un entendido en la materia? el constitucionalista Juan Carlos Urenda. Para reiniciar el debate. Pág. 23
¡Qué reculazo!
Crónica urbana post fiestas de fin de año y pre carnavaleras Chino Caero hace un recuento de las secuelas de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Pág. 15
Brasil cambia de rostro, pero no de línea, con el ascenso de Dilma
Dilma Rousseff asume la Presidencia de Brasil con total respaldo de Lula, su antecesor. Los retos que debe asumir. Pág. 19ç23 Semanario Nacional
En menos de una semana, el Gobierno pasó de la gloria al infierno. Todo por un decreto que deja en evidencia el fracaso de la nacionalización de hidrocarburos y el déficit fiscal. Págs. 3-13 • Viernes 7 al jueves 13 de enero de 2011 • Santa Cruz de la Sierra, Bolivia • Año 8 • Número 391 • Bs 5
EDITORIAL
Voz compartida
En la práctica...
La hora de la verdad L
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a mentira tiene patas cortas. La verdad siempre prevalece. Las crisis son oportunidades. No hay mal que por bien no venga. Y hasta un “Dios sabe lo que hace” figuran en la larga lista de citas y dichos surgida en los últimos días a propósito de una de las medidas más resistida de las que ya aprobó el MAS en los cinco años que lleva en el poder y revertida, como pocas, a menos de una semana de haber sido anunciada: el Decreto 748, disponiendo el alza en los precios de la gasolina en 73 por ciento, del diesel en 83 por ciento y el jet fuel en 99 por ciento. Un incremento nunca visto antes en Bolivia, anunciado además casi como “regalo” de Navidad un domingo después del feriado de Noche Buena, y que sigue provocando repercusiones hoy, a dos semanas de su anuncio y a una semana de su derogación, en víspera de Año Nuevo. Hay motivos de sobra para que ese listado de refranes se amplíe aún más, aunque muchos de ellos obedezcan simplemente a desahogos emocionales, antes que al resultado de un análisis a fondo y serio de las razones que llevaron al Gobierno central a cometer una de sus mayores torpezas tácticas en su estrategia de poder, así como de las consecuencias que provocará en los escenarios políticos, sociales y económicos que nos tocará vivir en 2011. Entre los primeros se pueden anotar las reacciones de algunos opositores, timoratas en algunos casos y en otros apenas clichés. Entre las reflexiones serias, varias con aciertos que merecen más atención y difusión; algunas de ellas, afortunadamente, contenidas en esta edición de SemanarioUno, dedicada casi exclusivamente a la crisis con la que el MAS cerró su gestión de 2010.
“Por ahora, resta esperar que el Gobierno y su instrumento político hayan aprendido la lección que les dejó el 748: no hay poder ilimitado, ni carta blanca para hacer y deshacer a diestra y siniestra, ni un todopoderoso líder al que el resto de los bolivianos está dispuesto a consentirle y perdonarle todo”. No vale la pena abundar en las reacciones emocionales, sino más bien en las reflexivas. Son éstas, finalmente, las que permitirán capitalizar la crisis provocada por el Decreto 748, hoy revertido. Entre las más importante, el inicio de un obligado sinceramiento del Gobierno sobre cuál es la situación real de la economía. ¿Hay superávit o déficit fiscal? La respuesta salta a la vista, dada la desesperación del Ejecutivo en asegurar más ingresos al TGN. También descubre el fracaso de la “nacionalización” de los hidrocarburos a la que apostó el Gobierno, como lo reflejan las cifras de YPFB y del Servicio de Impuestos. Y con ello se viene abajo la base sobre la cual el MAS quería consolidar este año la llamada “quinta etapa de la revolución democrática que lidera Evo Morales”, como lo anunció en julio del año pasado el Vicepresidente García Linera. Pero el problema no es sólo para el MAS, que tendrá que admitir sus errores –así sea sólo internamente- y tener la capacidad de replantear su proyecto político para mejorar su gestión gubernamental, si acaso quiere sobrevivir a la crisis que le generó el 748. Es también un problema de todos los bolivianos, porque de cómo capee el Gobierno esta crisis dependerán dos pilares centrales para la sobrevivencia del país: la seguridad energética –hoy seriamente amenazada- y la seguridad alimentaria –afectada también por la errática y adversa política oficial para el sector productivo. ¿Habrá todavía lugar para la esperanza? ¿Será posible creer que esos cambios son viables? ¿Existirá voluntad política para encararlos? Las respuestas sólo podrán ser dadas con el pasar del tiempo. Por ahora, resta esperar que el Gobierno y su instrumento político hayan aprendido la lección que les dejó el 748: no hay poder ilimitado, ni carta blanca para hacer y deshacer a diestra y siniestra, ni un todopoderoso líder al que el resto de los bolivianos está dispuesto a consentirle y perdonarle todo. Sus propias bases, sus amados y amantes movimientos sociales, se han encargado de mandarles el recado. www.semanariouno.org Viernes 7 de enero de 2011 Santa Cruz de la Sierra • Bolivia
Sin vueltas
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s increíble como los políticos son más camaleones que humanos. Cambian de color según la ocasión. O de camiseta. O de discurso. La afirmación vale ahora para los portavoces del Gobierno. Mientras aplaudían las primeras revelaciones de Wikileaks sobre los secretos de la diplomacia estadounidense, lueguito nomás comenzaron a echarle sombras de dudas. ¿El motivo? Es que uno de esos cablecitos secretos pone en entre dicho la versión oficial del MAS sobre la ejecución de Eduardo Rózsa Flores, húngaro-boliviano; Árpad Magyarosi, húngaro, y Michael Dwyer, irlandés, en un oscuro operativo policial realizado en el Hotel Las Américas de Santa Cruz de la Sierra, el 16 de abril de 2009. Según el cable de la Embajada de EEUU en La Paz, difundido por Wikileaks, “el servicio de inteligencia del Gobierno preparó un falso complot para culpar a la oposición cruceña”. Como diríamos por estas tierras, “ninguna novedad en el frente”. Desde las primeras noticias difundidas ese 16 de abril, hubo la sospecha de una trama montada por el Gobierno para deshacerse de
la oposición que tenía su núcleo en Santa Cruz. Varios hechos alimentaron la sospecha: cómo operó la Policía, la prohibición para que ingrese la Fiscalía de Santa Cruz, la demora de más de un día para mostrar el escenario de los hechos, las contradicciones en los informes forenses, las revelaciones de una de las policías que actuó en el operativo, y un largo etecétera. El cable publicado por Wikileaks alimenta más esa sospecha. “Los mercenarios, afirma este testigo, fueron contratados en realidad por los servicios de inteligencia para montar una falsa trama terrorista y justificar la persecución desatada después contra los dirigentes de Santa Cruz, bastión opositor al Gobierno. Los mismos servicios secretos liquidaron a Rósza, Magyarosi y Dwyer para borrar pistas y sembraron pruebas falsas. Los otros dos, Tadic y Tóásó, salvaron su vida porque no conocían el origen de la trama y porque las autoridades los usaron como testigos para apuntalar la farsa. Ambos fueron torturados, como constatan los diplomáticos estadounidenses en unas fotografías que les aporta el testigo”.
Número 1 es elaborado por un grupo de periodistas independientes que han formado una sociedad editorial para publicar este semanario de circulación nacional.
Colaboran en esta edición Armando Méndez Morales ( economista) Pablo Stefanoni (periodista página siete) Claudio Ferrufino Coqueugniot (escritor ) Carlos Valverde Bravo ( acarva@ carlos valverde.com ) Gonzalo Valenzuela Monroy (periodista) Andrés Soliz Rada (periodista y abogado) Agustín Saavedra (diplomático) Julio Alvarado (Pukara) Juan Marcelo Castro (ciudadano en ejercicio) Diego Jaramillo (reportero) Juan Carlos Urenda (abogado) Claudio Ferrufino (escritor) Fotografías: Internet Correo electrónico: numerouno557@hotmail.com semanarionumerouno@yahoo.es Dirección: Calle San Germán No. 15 Urb. La Madre Recepción/telefax: 350-3585 FOTO DE PORTADA: Revista Pukará
Maggy Talavera (directora) Ignacio Talavera Alpire (gerente) Jorge Caero (columnista) Asesor legal Dr. Jerjes Justiniano Atalá Columnistas Winston Estremadoiro (antropólogo) Alcides Parejas Moreno (historiador) Susana Seleme (periodista, cientista política) Patricia Mara (Plataforma de la Mujer) Desde Buenos Aires: Emilio García (abogado y profesor) Modelo gráfico: Fernando Pérez Christensen Diagramación: Mitchel M. Jaldin
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l Presidente Evo Morales y sus más cercanos colaboradores no olvidarán la última semana de 2010. En realidad, ni el Gobierno ni la mayoría de los bolivianos. Una medida anunciada por el Vicepresidente Álvaro García Linera el domingo 26 de diciembre, cuando los bolivianos recuperaban aún el sueño atrasado por los festejos de Navidad, desató una ola de protesta que puso en jaque al Ejecutivo: el Decreto 748, que disponía el incremento en los precios de los carburantes de casi el ciento por ciento. El decreto tuvo corta vida –fue derogado por el Presidente a las 22:00 del viernes 31 de diciembre-, pero bastó para dejar profundas heridas y secuelas. ¿Cuál es la que amerita hacer de los hechos? ¿Es o no un duro golpe o revés para el Gobierno y, particularmente, para el liderazgo de Evo Morales? Las movilizaciones de protesta fueron más duras en los bastiones del MAS, ¿esto significa acaso que se reconfigura el escenario político? ¿Emergen nuevos actores en la oposición? A pesar de la derogatoria del decreto, un tema sigue pendiente: ¿qué hará para obtener los recursos que pensaba asegurar con el incremento de los precios de los carburantes? ¿Cuál es el panorama que enfrentará Bolivia a partir de ahora? A estas interrogantes responden tres profesionales consultados por SemanarioUno: el sociólogo Fernando Mayorga (págs. 4-5), la cientista política y periodista Susana Seleme (págs. 6-7) y el corresponsal de La Razón en Santa Cruz, Pablo Javier Deheza. Para Deheza, “sin duda se trata de un revés político fruto de un error táctico grosero”, pero aún así, un revés “menos duro de lo que debió ser, gracias a una carencia de opciones por parte de la ciudadanía”. Y aquí surge una preocupación de fondo: los hechos dejaron en evidencia, dice Deheza, “el peligroso panorama de un país unipolar, en el que el MAS sigue siendo la única presencia determinante en el escenario político boliviano y Evo Morales el único liderazgo consolidado e indiscutible”. La otra evidencia importante para Deheza es que “el gobierno expuso sus mayores debilidades y la ausencia de una visión clara para el país en términos económicos”. Puntualmente, en materia energética, la base principal del proyecto gubernamental en el que la “nacionalización” de los hidrocarburos fue central. La crisis demostró que “la nacionalización, tal como viene siendo administrada, ha fracasado” y “la confirmación de que lo que está en juego, cinco años después de los bombos y platillos, no es otra cosa que la seguridad energética de Bolivia”. De lo que no hay duda, sigue Deheza, es que “no se trataba de una medida pensada lo suficiente. No solo por no haber dimensionado bien
2011, un año
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sin vino ni rosas
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olivia inicia 2011 con más incertidumbre que certeza, por un decreto que puso al descubierto la errática política económica oficial. Se avizora una crisis energética, conflictos y violencia.
el impacto político de la misma y la reacción de la ciudadanía, sino además por las tamañas contradicciones y actos fallidos a la hora de explicar el decretazo. La impresión generada es que se impuso una lógica matemática por encima de una lógica política. Para que algo así le pase a una maquinaria como el MAS, es que las evidencias numéricas debieron ser abrumadoras”. Deheza hace dos precisiones. La primera es que “no se trata de un error estratégico porque el fondo del asunto –la subvención de precios en hidrocarburos- sigue mereciendo una respuesta; pero sí hay un error táctico horrible en cuanto a sentido de proporcionalidad y oportunidad”. La segunda precisión es que la abrogación del decreto no puede ser considerada una victoria de la oposición; “al contrario, es quizás la mayor constatación de su derrota. En el momento en que mayor debilidad mostró el MAS en los cinco años que lleva en el poder, no había nadie capaz de capitalizar a su favor los hechos y las circunstancias”. Es cierto. Tal como sostiene más adelante Fernando Mayorga, los que frenaron en seco al Gobierno y lo obligaron a derogar el decreto fueron sus rivales, no sus opositores. O como dice Deheza, las bases sociales del propio MAS representadas en El Alto e incluso en Chapare, donde hubo hasta bloqueo de carreteras contra el 748. “Aquí
hacer: ajustar a la realidad los precios de los combustibles de la manera menos traumática posible. Suena fácil, pero es todo un rompecabezas macroeconómico, social y político”. Además, dice, “varios de los efectos de la semana que duró el gasolinazo no se revertirán. Tendremos efectos moderados en diversos productos y mínimos o ninguno en otros”. Lo cierto es que “2011 será un año complicado por las propias expectativas levantadas por el Gobierno en términos de gestión y de elevación de salarios”, concluye Deheza. “Con el desencanto y la desconfianza de por medio, no será éste un año de vino y rosas entre el Ejecutivo, los sectores sociales, la ciudadanía y ni siquiera dentro del propio MAS”. Según Deheza, “en la medida en que se trata
Maggy Talavera Periodista
“Con el desencanto y la desconfianza de por medio, 2011 no será un año de vino y rosas entre el Ejecutivo, los sectores sociales, la ciudadanía en general y ni siquiera dentro del propio MAS, asegura Deheza. Habrá más conflictos y ajustes”. cabe una explicación maquiavélica, literalmente –añade Deheza, y cita a Maquiavelo que en El Príncipe sostenía que entre ser temido y ser amado, es mejor ser temido-. Pues bien, Morales no fue atacado donde se hizo temer y respetar, sino donde solo lo amaban”. Y esto, asegura, “más parece ser un sinceramiento antes que una nueva configuración política. La correlación de fuerzas se mantiene igual, aunque bajo otras condiciones. Al menos Evo ya sabe mejor que nadie qué esperan sus bases de él. Y la oposición sabe que así como está, el único camino posible es hacerse a un lado dejando emerger a nuevas alternativas”. Ahora la respuesta pendiente es, ¿cómo equilibrará el Gobierno las finanzas públicas? Ya se dijo que el decreto puso en evidencia la falta de recursos en el TGN, aunque el Gobierno insista en hacer gala de superávit. “Lo que se ve es que ahora tendrán que hacer bien lo que desde hace años se sabe que se tiene que
del primer año que arranca Bolivia como país plurinacional a la vez que autonómico, los conflictos estarán a la orden del día. No solo entre el nivel nacional, sino entre cada uno de los niveles de gobierno. La idea precisamente de un país así -plurinacional y autonómico a la vez- es que hemos de ser conflictivos y que de esos procesos de ajuste surgirán equilibrios nuevos y más reales”. Para Deheza, el reto “está en asegurarnos de que en esos procesos de ajustes, todos vamos a jugar con reglas iguales. Pero como la nueva institucionalidad del nuevo Estado no termina de aparecer, nos acercamos peligrosamente a que los conflictos se resuelvan una vez más en las calles y por caminos violentos. Y no hablo de Santa Cruz levantándose contra el Gobierno, sino de movimientos sociales con dinamitas en mano que bajan gritándole traidor a quien sea que no les otorgue lo que demandan, así sea Evo Morales”. www.semanariouno.org
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El costo político de una medida equívoca
Maggy Talavera Periodista
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ernando Mayorga analiza el impacto político del Decreto 748 y los efectos que provoca su derogación a solo una semana de haber sido aprobado por el Gobierno. Una anulación que trae buena y mala noticias. La buena es que se puso un límite al poder del MAS.
n la noche de año nuevo no solamente se descorcharon botellas para festejar la abrogación del decreto 748; también se abrieron las puertas para un debate nacional respecto a las políticas de desarrollo y el sentido de la transición estatal, dice Fernando Mayorga, sociólogo y director del Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU) de la Universidad Mayor de San Simón, de Cochabamba. ¿Habrá quién recoja el convite?, dan ganas de seguir preguntando, aunque la respuesta ya no la tiene Mayorga, sino los actores políticos, económicos y sociales que, hasta hoy, parecen ser
“La derrota del gobierno al intentar implementar una medida en el momento de disponibilidad de su mayor fortaleza política es buena y mala noticia. Es buena porque pone en evidencia los límites del poder político... y mala porque deja en evidencia los resultados negativos de la nacionalización...” apenas convidados de piedra en el banquete que ofrece la democracia en Bolivia. Una duda que incluye también al único actor dominante en el banquete: el MAS. Un actor reacio a las críticas y difícil a la hora de admitir errores y hacer concesiones. ¿Cuál es su lectura de lo ocurrido a propósito del decreto 748? ¿Es o no un duro revés para el gobierno en general y particularmente para el liderazgo de Evo Morales? Para juzgar el resultado de los hechos de fin de año respecto a la fortaleza del gobierno y a la imagen del presidente es preciso discriminar dos ámbitos o niveles, porque no se trata de una distinción simple entre victoria y derrota. En primer lugar, es importante evaluar la relación entre el MAS y las organizaciones sociales que constituyen su principal sostén de apoyo electoral y de movilización política. En segundo lugar, es necesario distinguir ese lazo orgánico con los movimientos sociales de la www.semanariouno.org Viernes 7 de enero de 2011 Santa Cruz de la Sierra • Bolivia
capacidad interpelatoria de Evo Morales respecto a otros segmentos poblacionales, especialmente urbanos, que son los que dieron el margen de votos de apoyo para su reelección. En el primer caso, la metodología utilizada por el gobierno fue equívoca puesto que no se hizo una consulta previa a las organizaciones articuladas en Conalcam (se supone que es el lazo orgánico entre gobierno y movimientos sociales), ni se preparó una acción de respaldo a la política definida por el decreto 748, y cuando se realizaron las consultas con dos grupos significativos, como los cocaleros y los trabajadores mineros, la respuesta fue negativa. Los mineros desahuciaron una reunión con el presidente y anunciaron una marcha a La Paz el 2 de enero. Los dirigentes cocaleros, en un ampliado de emergencia en el trópico cochabambino bajo la conducción de Evo Morales, aceptaron el pedido presidencial de apoyar la medida gubernamental, pero no garantizaron
el acatamiento de sus bases. Ambas decisiones se produjeron en la tarde del 31 de diciembre y, en la medida que se trataba de sectores incondicionales al oficialismo, el riesgo de un crecimiento de la protesta en los primeros días de enero era inminente y podía ampliarse sin límites. La decisión de abrogación respondió a ese balance que ponía en riesgo no solamente la implementación de la medida económica, sino también la estabilidad política por efecto de las protestas sociales. El segundo aspecto tiene que ver, precisamente, con las protestas sociales, porque los acontecimientos del jueves y viernes con marchas y paro del transporte se produjeron con mayor virulencia en El Alto, La Paz y Cochabamba, plazas donde el MAS obtuvo votaciones inferiores al 40% en las elecciones municipales de abril de 2010. Es decir, el electorado distinguió entre su voto por Evo Morales en diciembre y su voto “local-municipal” en abril, que en esas plazas fue escasamente favorable al MAS. Entonces, a la hora de evaluar el decreto presidencial, la gente volvió a demostrar su autonomía de acción a partir de un cálculo racional de los efectos del “gasolinazo”, en el cual no intervinieron elementos ideológicos ni se manifestaron de manera lineal como adscripción política al gobierno. Dos lecciones se pueden sacar de ambos comportamientos. Primero, que se ratifica una idea que sostengo
-desde hace tiempo- respecto a la caracterización de la relación entre gobierno y movimientos sociales como una “coalición inestable y flexible”, cuya composición y accionar depende de los temas de la agenda gubernamental. Cuando se trata de una demanda de alta agregación, como la nueva CPE y la lucha contra el “separatismo”, esta coalición se amplía y sus integrantes actúan de manera compacta. Pero cuando entran en juego demandas de baja agregación, que implican intereses sectoriales o corporativos, algunos grupos se alejan de la coalición gubernamental y esta pierde capacidad para actuar de manera eficaz y uniforme. En segundo lugar, el apoyo electoral al presidente y al proyecto del MAS tiene matices que es preciso distinguir, sobre todo porque existen fuerzas políticas que no forman parte de la oposición convencional, aquella asociada al ex Conalde y a la cívica-regional de la “media luna”, sino que actúan como “rivales” dentro el campo discursivo del MAS. Es el caso particular del MSM en La Paz y Oruro y, secundariamente, de UN en El Alto y en Cochabamba (en la llajta en alianza con otras fuerzas como ex Podemos), donde consiguieron votación importante. Esto no quiere decir que estas fuerzas políticas orquestaron las protestas, sino que canalizaron con cierta capacidad organizativa y de movilización a sectores urbanos que no son afines al MAS, a los que se sumaron algunos grupos que apoyan al gobierno, pero no secundan sus medidas de manera irreflexiva. En esa medida, el costo político para el gobierno y el presidente tiene doble rostro. En primera instancia, y ese es el desafío en el corto plazo, debe recomponer la coalición de apoyo al gobierno. En segundo lugar, debe recuperar la confianza del electorado urbano mediante políticas que no atenten contra sus intereses, una tarea a mediano y largo plazo. El gobierno se ha debilitado con este giro en su medida, pero no necesariamente la imagen presidencial que puede acudir al argumento de “escuchar al pueblo” para justificar su decisión. En todo caso, el costo político de mantener
la medida era mucho mayor que desecharla. En política, el tiempo es una variable importante y el presidente tomó la decisión de abrogar el decreto en el momento oportuno porque el segundo día del año venía cargado de nubarrones y peligros certeros. La derrota del gobierno al intentar implementar una medida en el momento de disponibilidad de su mayor fortaleza política y de una evidente debilidad de la oposición es una buena noticia, pero también tiene una faceta negativa. Es una buena noticia porque pusieron en evidencia los límites del poder político y torna triviales aquellas ideas respecto al “totalitarismo” como rasgo central del gobierno del MAS. La política sigue siendo un acto de concertación y legitimidad, por ende, de permanente negociación. La cara negativa es la evidencia de que los resultados de la nacionalización y de la restitución del protagonismo estatal en el sector de hidrocarburos no son positivos
gubernamentales intenten incluir al MSM entre las fuerzas de derecha o “denuncien” sus actos comparándolos con los de la oposición cívicoregional de la “media luna” para debilitar su capacidad interpelatoria; una capacidad discursiva que se resume en una frase sencilla: “estamos con el proceso de cambio pero cuestionamos el accionar del gobierno y el estilo de conducción del MAS”. Habrá que esperar qué sucede con las acusaciones contra Luis Revilla y Juan del Granado para evaluar el decurso de una relación que pasó de la colaboración al distanciamiento y, luego, al enfrentamiento. Con todo, la novedad es la complejización del escenario político pero, siempre teniendo como antecedente la distribución de preferencias electorales en las elecciones municipales de abril de 2010. Entre 2006 y 2009, la dicotomía occidente/“media luna” se expresó como una pugna entre oficialismo/
“Con todo, la novedad es la complejización del escenario político, pero siempre teniendo como antecedente la distribución de preferencias electorales en las elecciones municipales de abril de 2010... y un nuevo escenario.” después de cuatro años de implementación de la medida, algo que lleva a discutir la orientación del modelo económico que, por lo visto, no puede seguir asentado en la mera retórica de la soberanía y la dignidad. Las movilizaciones de protesta fueron más duras en los bastiones del MAS. ¿Se reconfigura un nuevo escenario político, emergen nuevos actores en la oposición? Es necesario analizar los bastiones del MAS distinguiendo el comportamiento electoral de diciembre de 2009 y de abril de 2010, sobre todo en el nivel municipal en capitales. En las ciudades mencionadas (La Paz, El Alto y Cochabamba, donde hubo violencia y enfrentamientos), el voto por el MAS no fue mayoritario y sus rivales no fueron, ni son, partidos tradicionales, particularmente en el caso del MSM, ex aliado del partido de gobierno. Es muy apresurado hablar de un nuevo escenario político, eso dependerá de las acciones que encare, en primer lugar, el MAS respecto a sus aliados y, también, respecto a sus rivales. Entre sus “rivales” emerge el MSM como una fuerza que tiende a actuar como opositora al gobierno, pero dentro del campo discursivo dominante, que sigue teniendo al MAS como principal actor político del proyecto estatal en marcha. No es casual que los voceros
oposición como dos bloques sin matices, debido a la polarización. Este cuadro se modificó desde abril con las victorias electorales de fuerzas de izquierda en La Paz y Oruro (MSM), en Potosí (AS) y en algunas zonas rurales del altiplano por parte de organizaciones reñidas con el MAS. A estas fuerzas las denominé, con anterioridad, organizaciones “rivales” al MAS -y no opositoras-, porque no cuestionan las transformaciones, sobre todo constitucionales, sino el estilo de conducción gubernamental y, en algunos casos, la orientación de las políticas públicas. No son fuerzas que rechazan los cambios o solamente alertan sobre sus peligros o denuncian su inviabilidad, sino que disputan el sentido de la transición, esto es, de las nuevas relaciones entre Estado, política, economía, cultura y sociedad. Es decir, la política, otra vez, vuelve a su “cauce natural”, a la disputa discursiva por la articulación de las demandas a principios programáticos, a visiones de desarrollo. Es obvio que en la noche de año nuevo no solamente se descorcharon botellas para festejar la abrogación del famoso decreto, sino que también se abrieron las puertas para un debate nacional respecto a las políticas de desarrollo y el sentido de la transición estatal.
Enredos
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ideológicos
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icen que las crisis son oportunidades y aunque la frase es bastante trillada no deja de tener una buena dosis de verdad. Por eso, una visión optimista del frustrado gasolinazo podría llevarnos a pensar que es posible discutir, finalmente, el modelo económico que queremos que acompañe el proceso de cambio político y social. Hasta ahora, han convivido varias visiones, que casi no han discutido ni dialogado entre sí; más bien han tratado de imponerse de facto, generando un no despreciable enredo ideológico, especialmente respecto al modelo de desarrollo y el horizonte económico. Una visión –la hegemónica– propone un Estado fuerte acompañado de políticas macroeconómicas “prudentes”, incluyendo el control de la inflación mediante la apreciación del boliviano respecto al dólar. Esas políticas, sin bien garantizaron la estabilidad fueron insuficientes para avanzar en un modelo productivo más consistente. Una especie de capitalismo de Estado que no se anima a serlo por completo. Y, como se vio ahora, incluye ajustes que no son socialmente sostenibles y son económicamente discutibles. La línea del capitalismo de Estado más audaz parece haber quedado excluida con la salida de Andrés Soliz Rada del Gabinete (y sus críticas no suelen ser respondidas desde el gobierno). Una línea más retórica/catártica que efectiva se expresa en otros espacios (cumbres y contracumbres del clima, reuniones de movimientos sociales, seminarios de la vicepresidencia, cursos de formación, etc.): propone un horizonte utópico poscapitalista y comunitario, apoyándose en el pluralismo que sanciona la nueva Constitución y las supuestas cosmovisiones de los pueblos y naciones indígenas. Incluso algunos funcionarios son desarrollistas, “pachamámicos” y “prudentes” al mismo tiempo. Así, mientras somos ultrarradicales en Cancún, la ministra Antonia Rodríguez admite estar negociando la legalización de los transgénicos y las minas y chaqueos hacen estragos ambientales. La incidencia culturalista en las políticas públicas tiende a cero, pero tiene un efecto nocivo: al incidir en la formación de cuadros lleva las discusiones a un terreno estéril y deja la economía en manos de los técnicos. Como varios de sus exponentes (como Raúl Prada) niegan cualquier autonomía de la economía, ello conduce
a discutir “grandes cuestiones” filosófico políticas, y no cuestiones tan prosaicas como la inflación, la producción petrolera, la baja productividad agraria en occidente, la pobreza y la igualdad social. Otros compañeros son hoy entusiastas de la “filosofía de la vida” que daría respuestas a todas las preguntas. Así, se pierde la perspectiva de que cualquiera de estos problemas tiene respuestas progresistas y ajustadoras, y que a menudo economía y sentido común no van de la mano. Los neoliberales lograron imponer la idea de que las economías son como las casas (se gasta lo que se tiene) pero ya Keynes mostró que las cosas son más complicadas. Lo mínimo que deberíamos hacer es un balance de los países periféricos que lograron dar el salto industrial para sacar lecciones de lo que podríamos hacer y lo que deberíamos evitar. En segundo lugar discutir honestamente si queremos un modelo no desarrollista (con las consecuencias sobre el consumo que ello implicaría) o un nuevo desarrollismo con conciencia ecológica. Esta segunda posición se expresa -sin mucha problematización- en las declaraciones del viceministro Wilfredo Chávez: “Hay que hacer obras para que el país progrese, pero también hay que cuidar a la Madre Tierra, lo ideal es el equilibrio”. Una posición muy sensata pero que –sin ninguna duda- no tiene nada de particularmente revolucionario en términos de concepción del desarrollo o la naturaleza. ¿Cómo vamos a lograr la soberanía alimentaria y energética? En ambos casos, estamos en problemas. ¿Es posible construir un modelo de desarrollo económico que no sea sólo “capitalista atenuado” sino basado en una progresiva desmercantilización de la vida? La crisis del gasolinazo dejó en evidencia que las bases de este proceso están lejos de la visión idealizada del bloque comunitarista: entre otros, sectores populares informales, microempresarios que no cumplen con los derechos laborales, contrabandistas, cocaleros que derivan parte de su producción al narcotráfico (Evo mismo lo reconoció)… y es con esos “sujetos” que vamos a cambiar Bolivia. Supongo que no caeremos en la “decepción” que el Partido Comunista alemán dijo sentir por su pueblo cuando la rebelión de 1953. A lo que Bertolt Brecht respondió que el Partido cambie de pueblo.
Pablo Stefanoni Coqueugniot Periodista Página Siete
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El arte de la guerra o el arte de la mentira
Susana Seleme antelo Periodista y cientista política
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l arte de mentir forma parte de “El Arte la guerra”, ese clásico, milenario y conciso compendio del chino Sun Tzu, para quien “Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño”. Y si asumimos que la guerra es la continuación de la política por otros medios, según dijo Klaus von Clausewitz, y como le gusta recordar al ‘Vice’, se podría concluir que el MAS y los hombres del Presidente Evo Morales andan en guerra contra la mayoría de bolivianas y bolivianos. Si no, veamos qué ha pasado en este quinquenio Evo-masista. Morales y los hombres del MAS construyeron su hegemonía política, sobre la base del engaño, la mentira, la farsa y la simulación arteras. Aquí no hubo apuesta por las 36 naciones indígenas-originarias-campesinas, sino so-
“¡Qué izquierda más elemental esta del MAS! No tomó en cuenta que la economía es la determinante en última instancia y que de la ley de la contradicción, es decir de la dialéctica en su lucha de contrarios, debería salir la síntesis que contenga a la Bolivia total y la proyecte al futuro...” lo por una: la aymara, de modo que el Estado Plurinacional no es pluri sino uni. ¡Vaya guía espiritual de los pueblos indígenas de América! Tampoco hubo nacionalización de hidrocarburos –aunque sí una readecuación impositiva con las petroleras- pero sin inversión extranjera; la bravuconada de industrialización del gas fue otra mentira, como también
lo fue la industrialización del hierro y del litio que encaminarían a Bolivia a ser otra Suiza, según pronosticó Morales. Tampoco tuvo lugar el anuncio de la economía comunitaria o el capitalismo andino amazónico, del ‘Vice’, que nunca supimos qué eran, ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. ¡Puro embuste ideológico! Para rescatar algunos de los ras-
gos más determinantes del quinquenio Evo-masista me valgo de refranes de la cultura popular: uno apunta a que “no todo lo que brilla es oro”, otro a que “quien a hierro mata, a hierro muere”. Vayamos por el primero. El brillo que envolvió a Morales en diciembre de 2005 se oxidó, como todo aquello que con el tiempo desnuda sus impurezas e imperfecciones. Así también, el supuesto “primer indio presidente en Bolivia” y el consiguiente ascenso de nuevas elites indomestizas al poder, el viaje a Europa, la chompa a rayas, la promesas de llevar a Bolivia a mejor destino para “vivir bien”, el pueril discurso pacahamamistas, mientras los cultivos de hoja de coca crecen como hongos con el consiguiente deterioro de los suelos y la invasión de reservas y parques nacionales demostraron ser sólo eso: promesas. Es decir, más fanfarria-chafalonesca que oro de buena ley, como la satanización al neoliberalismo y sus políticas imperialistas. Como toda farsa populista y demagógica, la del MAS desnudó su impostura antineoliberal al aprobar el grosero incremento en el precio de los carburantes, vía política de “shock” al mejor estilo de la aborrecida economía capitalista de libre mercado: el gasolinazo aquí y en todas partes del mundo resulta un impuesto indirecto que afecta a los más pobres, a sus ya magros salarios y a toda la población, sin exclusión de clases ni etnias. La vehemente justificación para defender esa neoliberal medida resultó infantil y ridícula al achacar al contrabando hasta “en botellas y en cinturones pegados al cuerpo” la necesidad de ‘nivelar precios’, cuando sabemos del
acuerdo con las petroleras: pagarles más, a cambio de que inviertan para aumentar las reservas de gas, que hoy solo alcanzan a los próximos 9 años. Uno de los mayores fracasos del quinquenio Evo-masista ha sido la política de hidrocarburos. Porque una cosa es sincerarse y reconocer que la subvención a los carburantes es una sangría, y otra pretender pararla como los vilipendiados neoliberales. Otro ha sido la política de seguridad alimentaria, tanto que para destruir a la burguesía agroindustrial cruceña –la piedra en el zapato de los más radicales masistas- hoy Bolivia importa alimentos y gasta divisas que bien podría destinar a luchar contra la pobreza, su principal y mayor adversidad. Condición que no es un destino y por lo tanto sí puede cambiarse, si es coherente sin estar sometido, como están Morales y el MAS a lo desvaríos de intelectuales que se dicen de izquierda y resultan pequeño burgueses radicales sin más proyecto que un proyecto político hacia el poder total autoritario y totalitario, sin base económica. Morales y sus hombres quedaron como impostores, mentirosos y engañifles a los ojos de las siempre combativas y paupérrimas masas populares de El Alto, La Paz, Potosí, Oruro, Cochabamba y Chuquisaca, ante semejante atentado a su economía popular: incrementar los carburantes entre 57% y 82%. Esas masas han sido responsables de las sucesivas victorias electorales de Morales y el MAS, frente al Oriente autonomista, donde nunca ganaron elección alguna y donde, contradictoriamente, las movilizaciones contra el ‘gasolinazo’ fueron las más débiles. Y lo fueron por la dispersión, temores y cálculos políticos de una dirigencia amedrentada con las guillotinas político judiciales del montaje terrorista-separatista del fiscal Soza y sus mentores, y otras dirigencias sometidas a la politización de la justicia que impone el MAS ‘para aplastar’ a los opositores y a los de la competencia, como el caso de Humberto Roca y AéroSur, frente a la estatal BoA. El quinquenio perdido
Como todas las masas, las bolivianas disponen de poder y mucho de movilización, pero son sensible a sus intereses, como todo humanos, y son adherentes políticas ‘movibles’ www.semanariouno.org Viernes 7 de enero de 2011 Santa Cruz de la Sierra • Bolivia
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y sensibles a la prebenda: al no tener organización política alguna cambian de objeto político de acuerdo a sus demandas. Aquellas masas que han otorgado tantos triunfos a Morales –como a otros anteriores- fueron las mismas que en 2003 derrocaron, entre la espontaneidad, la dirección del MAS y otros actores, a un presidente democráticamente electo en 2002. Esas mismas masas y los mismos dirigentes impidieron luego la constitucional sucesión gubernamental –que hubiera recaído en un cruceño ya fallecido, Hormando Vaca Díez, o en un tarijeño hoy perseguido político y exiliado como Mario Cossío. Esas masas terminaron derrocando al controvertido sucesor de aquel gobierno electo –Carlos Mesaallanando el camino del indomestizo Evo Morales a la presidencia. Era la tendencia general de la sociedad boliviana ¡bienvenida! pero no a costa del resto de la totalidad y la diversa realidad de su rico tejido social. Pero, hete aquí que son esas mismísimas masas las que sacudieron la enervante soberbia de Morales al rechazar, como saben hacerlo, con rabia, irracionalidad y estallidos de violencia, la impopular medida, al punto de obligarlo a su anulación. Al abrogarla, Morales desnudó la irresponsabilidad, ineficiencia, improvisación y nada eficaz gestión económica de su gobierno, con graves problemas de toda índole, a pesar de los tan cacareados 10 mil millones de dólares de reservas, más producto de un factor externo, los precios de las materias primas, y no sobre el desarrollo de las fueraza productivas. Esas masas no solo hicieron tambalear al gobierno con disturbios, movilizaciones, actos de repudios y asaltos a propiedades públicas, sino que también quemaron fotos de Morales y le pidieron su renuncia. ¡Qué sopapo político! De esos que producen dolores y remezones sin paliativos. Y aquí cabe el otro refrán popular: “quien a hierro mata, a hierro muere”. Con las mismas armas que aquellas masas lo auparon al poder, derrocando a más de un presidente, esta vez no lo derrocaron a él, pero ya saben que pueden hacerlo. Han herido al presidente en su más íntimo resguardo: su autoridad, su credibilidad su amor propio que quedan maltrechos ante esas mismas masas, ante el país y ante el mundo. El “gobierno del cambio” está siendo prisionero de la contradicción que le imponen las masas y los movimientos sociales: le ‘doblaron el codo al presidente’ que queda herido y deja otra constatación: ni Morales, ni García Linera, ni los hombres y mujeres del MAS tenían proyecto de país, ni proyecto económico productivo, ni nada razonablemente aplicable, sin destruir lo ya existente, más allá de las conocidas desigual-
dades del capitalismo, en este caso el periférico. Podían haberlo hecho más humanamente equitativo para luchar contra la pobreza, como Lula da Silva, en Brasil, Tabaré Vázquez o José Vázquez en Uruguay, sobre bases productivas reales, con inversiones y control del Estado para una redistribución más universal de la riqueza. El del MAS fue un proyecto de poder por el poder, basado en delirios étnico ideológicos de tal manera confusos, contradictorios y de lucha internas que al cabo del quinquenio dejan la sensación de un tiempo perdido. Y “El tiempo perdido nunca se vuelve a encontrar, como decía Benjamin Franklin: no tomaron en cuenta las múltiples determinaciones de la diversa y abigarrada realidad boliviana, y hoy tenemos un país más dividido y racialmente confrontado de palabra y obra, con leyes como lucha contra el racismo y toda forma de discriminación, que apunta a cortar la libertad de prensa y el pensamiento crítico, o como la ley educativa Avelino Siñani, pensada sobre la basa del etnocentrismo aymara obviado la totalidad. Hoy tenemos un país con cero institucionalidad democrática, luego de tantos años de su difícil construcción, con menos respeto a los Derechos Humanos, un Estado de Derecho que hace aguas y una economía sin rumbo. ¡Qué izquierda más elemental esta izquierda del MAS! No tomó en cuenta que la economía es la determinante en última instancia y que de la ley de la contradicción, es decir de la dialéctica en su lucha de sus contrarios, debería salir la síntesis que contenga a la Bolivia total y la proyecte al futuro. De la ideología no se come ni se sale de la pobreza, ni se recupera este quinquenio perdido basado en el engaño y la mentira, como en la guerra. El problema del MAS y sus hombres es que, como decía Gustav Flaubert, el pasado los encadena a un imaginario mudo aymara, que lo suponen engañosamente socialista y bucólico; el futuro los tortura porque no tienen proyecto país, solo proyecto de poder por el poder, por eso se les escapa el presente, como este quinquenio perdido, convulso sin gestión ni planificación económica, sin proyecto de país, sin política exterior coherente, con un lacerante desconocimiento de la realidad y sus contradicciones. Pues sí, no todo lo que brilla es oro, pero ya sabemos que los movimientos pueden ‘matar’ y, que como en este caso, ‘herir’ políticamente sin matar. En todo caso, esos movimientos han contribuido a que el quinquenio Evo-masista sea un quinquenio perdido en la mentira y el engaño: ¡ese tiempo no se recupera más!
Bye bye Evo Claudio Ferrufino-Coqueugniot Escritor
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arlos Diegues filmó, allá por 1980, Bye Bye Brasil. Decía el director: “Bye Bye Brasil es acerca de un país que está por terminarse, haciendo espacio para otro que recién comienza. No puedo decir con exactitud qué comienza y qué termina, estoy simplemente plasmando este momento único, la línea divisoria en la historia de cuatro personas que, como cualquiera de nosotros, busca su lugar en el nuevo orden, y en la vida.” Parece escrito para la realidad nuestra, para este momento fugaz que augura el ocaso del Reich aymara. Lo paradójico es que empujarán el tiempo viejo hacia el abismo también los aymaras, de quienes el líder pensó que serían los eternos soldados de su reino sin fin. ¿Qué pasó para que de pronto se tambaleara el amo? ¿Acaso no paga las botas para que lo protejan, no tiene un virrey en las fronteras para impedir el paso de ideas y lucrar al margen del ya inmenso expolio? Suele ser que los tiranos se ofuscan y creen las paparruchadas que los sicofantes les susurran al oído. Ni siquiera tiene el dogma marxista para sentirse un ser alado y vagar por los aires con los dioses del Nirvana, del Olimpo y de Achacachi, ajeno al vulgo. Dogma que está de más decirlo no protegió a tantos de sus cultores, comenzando y no terminando con la paranoia social de Abimael Guzmán, o la maligna y triste Jiang Qing, esposa viuda del bien alimentado Mao en un país de hambrientos, cuyo suicidio marcó la separación entre los desvaríos de la Revolución Cultural y el despegue de los no mejores comucapitalistas chinos, tan hábiles en la mentira. Tampoco lo protegerá. Evo se ha quedado en pelotas, o con la pelota que los lacayos le amarran en los pies para no fallar goles y entronizarlo incluso como el Messi andino, Levoel Metzi. Sin embargo, aunque chillen desde palacio que el caos fue orquestado en algún lugar, del imperio o del Desaguadero, no lo fue. El “pueblo” es amorfo, no tiene rostro; se alegra cuando el ekeko pasea por las calles cargado de productos básicos ¿quién no?, pero se encabrita y quema y mata cuando por ekeko le quieren dar ministras vende azú-
car, que piensan que con “comprarime, hermanita” inician un sistema económico de alcances planetarios, a decir de don Garcia Linera. Interplanetarios, diría yo, porque quien gobierna es un marciano…, de aquellos de Orson Welles, dispuestos a conquistar la tierra. Leo a los analistas. Sesudos hombres, y algunas mujeres, rapiñan con interés en lo que pronto serán los despojos de una inconcebible vanidad y una suprema incongruencia, donde –parafraseo a mi padre- los periodistas son periodistos, sindicalistas, sindicateros, las ovejas del señor, ovejos, y donde el ministro de economía es, según lo bautizó el Viejo, un huevo duro de roer. No busco el arte de hacer crítica en Deleuze, lo indago en Cervantes, en ambos Quijote y Sancho, en Quevedo, en el Buscón, en Guzmán de Alfarache y el Lazarillo, en las Novelas ejemplares y en Grimmelshausen o sus hijos los expresionistas alemanes del XX, Grosz y Kubin, en Dadá. Porque su crítica mordaz también divierte, y porque la burla da la verdadera pauta de lo que se critica, y qué es la Bolivia de hoy sino un rictus amargo de falso y ridículo, nada que se pudiera tomar en serio ya que no lo son los individuos que componen su jerarquía; peligrosos tal vez, pero serios no. Hicieron creer en la indianidad, utilizando igual a todo oligarca el fantasma de los pobres. No hay enemigo mayor de los grupos nativos que el curaca disfrazado de inti, y lo ha demostrado. Escupen a los yanquis y les limpian el trasero, mendigando. Ya quién les cree. Desde Cancún, por dar un punto cronológico, va de caída el sempiterno aspirante al Nobel, el Mesías de la humanidad a quien se le frustró un viajecito al Brasil, a donde deseaba ir y despedir con Dilma Rouseff y Lula un “Bye Bye Brasil” al gigante que despega. No fue, porque temió ver desde su carísimo asiento de futbolero ejecutivo, las manos agitándose en adiós. Creyó que quedándose –le habrá dado un soponcio- evitará lo inevitable. Mejor denle un pañuelo. Quizá, aun siendo extraterreno, tenga capacidad de llorar. Bye Bye Evo. www.semanariouno.org
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Después de todo, mucho tendrá que cambiar
Carlos Valverde Bravo acarval@ carlosvalverde .com
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so es lo que parece no entender el Presidente Morales. Porque cuando argumenta que “el pueblo no estaba preparado para enfrentar las consecuencias de la nivelación de los precios de los combustibles”, es no entender mínimamente el cuadro de situación. Y es que es el Estado (la administración y los administrados) en su conjunto el que no está preparado para las consecuencias de lo que el Presidente llama la nivelación y que todos conocemos con otro nombre. Desde que se dio el gasolinazo, me pregunto si se habrán planteado el Presidente o alguno de sus ministros, el costo que significa mover al Estado con semejante aumento. El costo de los combustibles impacta en la vida de la gente y de la administración pública y privada más que ninguna otra variable porque, aún cuando al genial Arce Catacora se le ocurra decir algo así como que “el pan no debe subir porque los panaderos no trabajan con gasolina ni diesel”, demostrando cuán superficial es su análisis de la economía nacional, no plantearse la incidencia del aumento en el costo de todo y, fundamentalmente del Estado, es no mirar la totalidad y perderse en la particularidad,
subvencionarán “unos 750 millones de dólares”, lo que significa que algo habrá que hacer para enfrentar el problema. Y la salida no va a ser sólo “enfrentar drásticamente al contrabando”, como dice el Presidente, quien calculó que unos 150 millones se van por esa vía (fuera interesante saber la base de su cálculo; en función de qué elementos le da esa cifra); tampoco se va a hacer “conversando con los sectores sociales” sobre la necesidad de hacerlo, como dijo García Linera el domingo 2 de enero, sino actuando sobre o dentro de lo estructural. Y ya que estamos, hablemos de contrabando. Es interesante detenernos, así sea por un momento, en el “propósito de enmienda” del Presidente Morales. La pregunta se cae de madura: ¿quién se hace responsable de no haber evitado el contrabando de semejante cantidad de carburantes?¿ Se asume la incapacidad total de la Aduana, obligando a replantear su funcionamiento y administración, incluyendo la corrupción dentro de la misma? ¿O “todo volverá a ser como estaba antes”? Es decir, con una Aduana aparentemente eficiente para evitar el ingreso de vehículos usados y línea blanca pero incapaz de evitar la salida de carburantes, de
“…está demás el discurso del Primer Mandatario en sentido de que El pueblo me escuchó y me enseñó y saluda la decisión que tomé en defensa de las familias más pobres; pobre Presidente, no se dio cuenta que ya no es el hermano Evo sino simplemente un Presidente más”. como el caso de los panaderos arriba señalado. Salvo que la harina y otros insumos se muevan en mula, burro o llama, como sugirió el presidente que sale la gasolina hacia países vecinos. Está bien que al Presidente el aumento no le haga nada porque no paga pasajes, viajes, traslados, alimentos o lo que fuere, pero al Estado sí le afecta. ¿Se preguntaron allá donde se “administra” (eufemismo) el dinero recaudado, cuánto implica el incremento en los vehículos del aparato del Estado, en la policía, en la maquinaria de los que hacen caminos (esto lo tiene que asumir el gobierno porque incide directamente en los costos finales), en el combustible que mueve los motores de luz en los pueblos, etcétera? Esas variables aparentemente no fueron calculadas por el gobierno porque, de ser así, jamás se les hubiera dictar tal medida y al Presidente decir tal barbaridad. ¿Que hay que hacer algo? Claro que si, ¿quién lo duda? Lo dijimos en su momento, el país no puede seguir manteniendo el precio político-electoral de los combustibles importados; calculábamos entre 500 y 600 millones de dólares anuales, ahora, de boca del Presidente sabemos que en 2011 se www.semanariouno.org Viernes 7 de enero de 2011 Santa Cruz de la Sierra • Bolivia
azúcar, aceite y de lo que fuere que “salga” y que, casualmente, allá afuera de nuestras fronteras cotiza a precios altísimos. Y es que, más allá de la ironía del título de mi anterior artículo “Todo vuelve a la situación anterior", es claro que nada volverá a la situación anterior, porque el año pasado fueron 600 y este serán 750 millones los que se van a ir por los caños de escape de los motorizados en el país, en Brasil y Perú, cuanto menos; estamos hablando de un déficit de 150 millones más, de manera que nada será como antes. Por otra parte, las expectativas de la gente en cuanto a sus salarios no van a estar en “el índice de una falsa inflación, dibujada en el INE” cercana al 6%, sino en el 20% consolidado en las FFAA y la Policía (en adelante Pedrito Bala y Jorgito Palo -alias el laque) y probablemente a maestros y salud, de manera tal que no viene fácil la mano para el gobierno. Es un hecho que la canasta familiar no va a bajar así como así, sólo porque a decir del Presidente “todo vuelve a la situación anterior”, porque el pan de los militares no va a alcanzar y ni los militares ni Emapa van a vender azúcar en los próximos días porque el azúcar no llega hasta
ahora como debe llegar, porque la plata se fue en combustibles. En fin, seguramente alguna cosa bajará, pero, lamentablemente, no todo, fundamentalmente lo que no hay. La calle y los violentos de febrero, de octubre y ahora de diciembre, probablemente cuentapropistas y no empleados públicos en su gran mayoría, ya saben que si salen a protestar logran arrancar lo que buscan, sea la salida de dos presidentes o la vuelta para atrás del propio Evo Morales, mucho más si en ello van los cánticos que sugirieren que el Presidente es “traidor”, “neoliberal” o que “debe irse”, por tanto, está demás el discurso del Primer Mandatario en sentido de que “El pueblo me escuchó y me enseñó y saluda la decisión que tomé en defensa de las familias más pobres”; pobre Presidente, no se dio cuenta que ya no es “el hermano Evo” sino simplemente “un Presidente más”. Suena a cinismo por otra parte o, lo que es peor, a miopía política, la acusación hecha por el Vicepresidente en sentido de que “algunos empresarios pagaron a los alteños para que protesten”. O estamos ante una pésima lectura de la realidad atribuirle a Samuel Doria Medina o a Juan del Granado la canalización de la furia que tiró abajo la absurda forma de la medida o es que la desesperación le ganó al gobierno. Es claro que si el Presidente se jugó por la medida de shock fue porque el hombre hizo un mal cálculo y porque estaba seguro que dominando políticamente a las cúpulas de “sus sectores sociales” dominaba al país y a las bases. Mala lectura, el hombre no contó con la posibilidad de que a lo mejor los sectores sociales lo sostienen como Presidente porque les sirve mejor que cualquier otro. A estas alturas, reitero, es muy evidente que con la derogatoria del decreto los sectores sociales han dado muestras de ser un factor independiente en política y que ello ha deja en situación de absolutamente ingobernable al país. Lo más grave es que todos ya sabemos que el Presidente no sabe cómo nivelar el precio los carburantes, que es prioridad absoluta e imprescindible. El problema es grave, para él y para todos; la pregunta es cómo hacerlo. Así, como se hizo, no... ¿será gradual? Sí, debe serlo. ¿Se atreverá a hacerlo? ¿Encontrará cómo hacerlo? ¿Lo hará repartiendo plata entre los dirigentes, como denunció la dirigente campesina en días pasados? Recordemos que, por su parte, el Vicepresidente acusó a los empresarios de pagar a algunos dirigentes alteños, de manera que están 1 a 1 en esto de que por plata se mueven los dirigentes. La pregunta se cae de madura, ¿será que ese va a ser el camino a seguir por parte del gobierno para lograr que esta vez sí se acepte un gasolinazo más “suave”? La lección ha sido entendida: hoy, ni Evo Morales puede con la locura de la calle, cuando la calle se maneja por la vía de los “héroes de febrero, octubre y, ahora, diciembre”. Mucho tendrá que cambiar, entonces es el gobierno que deberá tener otra visión de las cosas, que tendrá que trabajar gradualmente el tema energético y también que ver
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Del gasolinazo al reculazo en menos de una semana
La Gerencia Sectorial de Hidrocarburos informa en nota enviada al SIN que las recaudaciones por hidrocarburos bajaron. Una prueba de la inadecuada política económica del Gobierno.
cómo incentiva (si no ayuda con que no estorbe es suficiente) y fomenta la producción sin ponerle trabas a la exportación, porque esa es la manera de que los que deben invertir inviertan, pensando en que el excedente se puede ir afuera para “hacer la diferencia”. Este año que pasó estuvimos en la cola del crecimiento de nuestros vecinos; ello implica que la economía y sus tendencias no nos van a esperar y que la realidad nos va a golpear; ojalá no nos toque decidir entre carburantes y alimentos para importar, porque vamos a estar fundidos y esa posibilidad es cierta si, como se señala arriba, no incentivamos la producción de alimentos en todas sus variables y alentamos la exportación de los excedentes que se puedan lograr. Ni hablar del incremento de los bienes de capital, los minerales no paran de subir, entonces del gobierno deberá fomentar a todo el sector minero, por citar algunos rubros donde la inversión privada debe ser respaldada. En mi artículo “Amarren el avión”, señalo que sería bueno que el Presidente Morales asuma en persona las medidas que se vienen y que se dedique a gobernar, que es lo menos que ha hecho en estos 5 años y lo reitero, el año 2010 el Presidente ha sumado una serie de desaciertos económicos, en el ámbito nacional la agenda política lo encerró; la búsqueda del poder a como diera lugar, su irrespeto por la institucionalidad del Estado, por la democracia; su intento de acallar a los medios de comunicación; la toma política de Alcaldías y Gobernaciones, la intención de aniquilar políticamente a los que asomen la cabeza, el amedrentamiento (logrado casi en un 100%) de sus oponentes no políticos como líderes sectoriales no masistas del oriente por la vía de la confabulación “rozsista” lo apartaron de la principal obligación que tiene un mandatario, que es la de gobernar. No lo hizo y así nos fue, ya citamos, además, el fracaso estrepitoso en materia energética. En lo internacional tampoco fue un buen año, el nombre de Evo Morales ya no suena bien a los oídos de nadie; la imagen del “buen salvaje” se diluyó, en este campo se pueden contar uno a uno los fracasos, sus principales amigos están en decadencia, o en salida, la defensa de la Pachamama, el Mar, y el alejamiento de las principales economías mundiales no configuran un cuadro para nada bueno. Hay que trabajar mucho hacia adentro y es necesario que se lo haga con seriedad pensando en mejorar la recaudación tanto de los públicos cuanto de los privados; yo me permito adjuntar a este artículo de manera primicial, una nota elaborada por la Gerencia Sectorial de Hidrocarburos al Servicio de Impuestos Nacionales donde se deja claramente establecido que la política económica no es adecuada y muestra la reducción en la recaudación por los hidrocarburos. Esa carta es la muestra de que es más fácil recaudar de los privados y que la estatización de la economía, como ya ocurrió antes aquí y en otros lugares, termina siendo un intercambio de papelitos
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entre las empresas del Estado y las recaudadoras. El problema radica en que esos papeles no sirven para pagar bonos ni gastos (algo que creció mucho en los últimos años). Como dice un buen amigo mío, parece que don Álvaro va a tener nomás que leer algo de lo producido por los economistas liberales; supongo que podría empezar con Keynes, así le entiende a la lógica económica mundial. En cuanto a las brillantes mentes de la economía del gabinete y de YPFB, no estaría mal sugerirles que comiencen a jugar aunque sea Monopolio, así sabrían lo que es perder lo propio, porque cuando pierde el Estado, no les interesa. Una vez sepan la lógica del juego, pudieran pensar en aplicarla a las finanzas del Estado y a lo mejor cuidan la plata como si fuera de ellos. Digo. Peor no nos va a ir. ¿O sí?
oras antes de Año Nuevo y con rostros más propios de un velorio que de un momento festivo, el presidente Evo Morales, el vice García Linera y el canciller Choquehuanca anunciaron la abrogación del “decreto maldito”. Con visible pesar Morales pasó del gasolinazo al “reculazo”, poniendo retro violentamente a una medida que calentó la presión social a extremos comparables a los de Octubre Negro. Se veía venir una segunda semana de conflictos donde varias organizaciones sociales planeaban incluso la toma de instituciones públicas en la sede de gobierno y en otras capitales del occidente del país, y en Palacio Quemado comenzaba a percibirse cierto movimiento telúrico en los suelos del edificio. Pero lo que acabó por detonar el “reculazo” fue la posición adoptada por el propio “núcleo duro” del oficialismo, los cultivadores de coca del Chapare, quienes también rechazaron la medida del alza de la gasolina (uno de los principales precursores para la elaboración de cocaína). Queda claro que Evo Morales no gobierna para todos los bolivianos sino única y exclusivamente a favor de los cocaleros del Trópico de Cochabamba, y que de eso se trata cuando habla de “gobernar obedeciendo”. El “reculazo” se convierte en el síntoma más patente de la debilidad del régimen, que parece haber evitado la caída inminente pero que de todas maneras acaba de entrar en un proceso de desgaste irreversible. En otras palabras, el Diciembre Negrono fue un Octubre pero sí un Febrero, entendido como una crisis previa al derrumbe final. Es importante tener en cuenta que la abrogación del decreto no es un túnel del tiempo que regresa al país al 25 de diciembre, ya que los efectos negativos de la medida son una realidad instalada en la economía nacional, donde será muy difícil que los precios vuelvan a los montos previos. De igual manera, los efectos políticos tampoco son reversibles: si Evo no cayó en diciembre sí lo hizo su mito, que yace hecho añicos bajo los pies de los luchadores sociales. Definitivamente esfumada parece el aura de invulnerabilidad, así como los sueños de perpetuidad en el poder, en una nueva coyuntura donde el acortamiento del mandato y las elecciones anticipadas asoman en el horizonte. Sin necesidad de don profético alguno, es fácil predecir que el régimen intentará descabezar a los líderes sociales que encabezaron las protestas mediante una combinación de “palo y zanahoria”, mezclando cooptación económica con intimidación y judicialización. Sin embargo, al mismo tiempo se vendrá la caída de varios de los dirigentes sumisos al Ejecutivo, que adoptaron posturas de calculada tibieza ante el “decreto maldito”. La dicotomía persecución vs. lucha social será el eje de este nuevo tiempo. notishots@gmail.com www.semanariouno.org
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A FONDO Barlamentos
Gasolinazo + “tarifazo” = “reculazo” Winston Estremadoiro Antropólogo
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puesto a que si le hablan de “Camba damnificado” a Evo Morales, piensa en Leopoldo Fernández. Pero si mencionaran al “Indio damnificado”, tal vez pensaría en sí mismo, siendo que hace un par de semanas alardeaba que “este indio se quedará por mucho tiempo” en el poder. Ahora ya no tanto. No, hoy no tan querido líder originario. Ambos –camba o indio damnificado- son lo mismo, un taquirari beniano de Nataniel y Roger Becerra, que enternece por su bella sencillez: “soy pobre chosi, trinitarionó/ tengo mi santi, con mi yucal/ para que coma, tata Prefecto/ y me fomente ra ribertá”. “Echau jamaca, puse a pensar, tenía sembrao para comer” tal vez se regodeaba nuestro Presidente en su lujoso avión volando a Venezuela. La gestión política (o politiquera) del régimen era impecable. La aplanadora oficialista en el Legislativo aprobaba sin cambiar coma las tongadas de leyes, manteniendo apariencias democráticas. Con fiscales a cuerda y acoso judicial, en un tris tumbarían a gobernadores y alcaldes opositores restantes, subvirtiendo su elección democrática por los bolivia-
“Se supone que en las espaldas de los bolivianos se pueden sembrar nabos, salvo cuando se afecta el bolsillo de un pueblo pobre. Pero con la gran inundación provocada por el “gasolinazo” de fin de año, seguido del “tarifazo” y culminado con el “reculazo”, las cosas no serán las mismas.” nos precisamente para equilibrar el poder político. En un tras, obtendría poderes omnímodos para gobernar el país a su regalada gana –como ha hecho el líder del socialismo del siglo 21, su mentor bolivariano. Con la excusa de escoltar a Hugo Chávez en un periplo de ayuda a los damnificados de inundaciones en su país, Evo escapó de la noticia del gasolinazo para no mellar su imagen. En efecto, algunos llamaron “gasolinerazo” a la medida y se la endilgaron a García Linera. Quién iba a imaginar que la pena fue ver amas de casa haciendo cola desde la madrugada para comprar un kilo de arroz subvencionado, mientras el Pachacuti boliviano regalaba 50 toneladas en Venezuela. “Vino tiempo maro/puso a llowww.semanariouno.org Viernes 7 de enero de 2011 Santa Cruz de la Sierra • Bolivia
ver/ empezó río a rebarsar”, sigue el taquirari. La eliminación de la subvención a los combustibles y su nivelación al precio internacional del petróleo significó aumentar 72 por ciento a la gasolina; 82 por ciento al diesel, amén de otros siete combustibles. Se vino encima el “tarifazo”: el transporte subió de 100 a 150 por ciento; el pan, que de cinco por un peso se había reducido a solo dos, ahora se encogió a dos panes por un peso y medio. Las marchas empezaron a llover, principalmente en bastiones oficialistas: Cochabamba y El Alto. Rebalsó el río de la ira popular y el régimen probó el trago amargo de su propia medicina. Miles cantaban estribillos que tumbaron a Gonzalo Sánchez de Lozada, solo que en vez de Goni era
Evo al que botarían del Palacio Quemado. En vísperas del balance de fin de año, la banca sangró 200 millones de dólares de miedosos de un “corralito” que inmovilizara su dinero. El discurso presidencial solo empeoró las cosas. Para qué achacar al dictador Banzer, si el mismo Evo Morales y sus huestes habían torpedeado una medida similar, mucho más modesta, en el gobierno de Carlos Mesa. ¿Alguien creyó que eran los empresarios los que estaban detrás de las movilizaciones, tal como Evo declaró a CNN? Echar la culpa a forajidos, neoliberales, traidores y otros demonios solo deterioró aún más la imagen presidencial. Entonces sobrevino el “reculazo” abrogando el decreto del gasolinazo y los incrementos salariales a policías y militares (para que no golpeen), a maestros (para que no marchen) y a salubristas (para que no cierren los hospitales). Pero afloró el demagogo en vez del estadista que explique el por qué de una medida valiente y necesaria, aunque desatinada en ejecución. “Me someto al pueblo obedeciéndole porque sus consejos son sabios” es sandez al lado de que su gobierno no descarta otro gasolinazo. Porque es insostenible el malgasto de casi
400 millones de verdes en subvencionar combustibles en el mercado interno y casi 300 millones en solventar contrabandistas que matutean combustibles a países vecinos –hasta en mamaderas y termos, dijo un melodramático mandatario. Con semejante incertidumbre ¿cómo puede bajar el precio del azúcar para la “collinga” “mocochinchera” en Santa Cruz? ¿Habrá aprendido el gobierno que tomas militares de instalaciones petroleras implican sequía de inversiones? ¿Que sin inversiones motivadas por expectativa de ganancias, el gas no sale de las profundidades? ¿No es suicida subvencionar a largo plazo combustibles importados? Con energéticos subvencionados y alimentos con control artificial de precios es imposible cortar el matuteo en fronteras porosas, donde lucran pobretones vivillos de pollera coludidos con pobrecillos venales de uniforme. Quedó claro que en la aritmética de la política boliviana, el “gasolinazo” del gobierno de Evo Morales, más el “tarifazo” que incrementó precios en todo lo que afecta al bolsillo del pueblo, es igual a “reculazo” –y no me refiero al curvado “derrière” de alguna Magnífica por ahí, sino al recular apurado del gobierno de su amargo regalo de Navidad de 2010. Porque si no, se caía. Más importante, si este gobierno populista lo asume, es que la ideología y la retórica politiquera, deben subordinarse a la realidad económica. No quedó claro cómo reaccionará el hasta ayer arrogante mandatario, aunque se sabe que es más peligroso el coletazo de un caimán herido. Ojalá que no cante la estrofa del taquirari: “Tata Presidente de la nación/ con heramienta me va ayudar/ perdí mi santi con mi yucal/ en esta chope inunación”, y que el tata sea el padrino bolivariano, quien deberá esperar que su satélite boliviano le pague los 666 millones de verdes de diesel que adeuda. Y la herramienta sean más petrodólares para sostener subvenciones suicidas. Se supone que en las espaldas de los bolivianos se pueden sembrar nabos, salvo cuando se afecta el bolsillo de un pueblo pobre. Pero con la gran inundación provocada por el “gasolinazo” de fin de año, seguido del “tarifazo” y culminado con el “reculazo”, las cosas no serán las mismas. www.winstonestremadoiro.com winstonest@yahoo.com.mx
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A FONDO Julio Alvarado (*) julgas@gmx. net / Pukara
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l Vicepresidente Álvaro García Linera afirmó, el domingo 2 de enero de 2011, que Bolivia se está desangrando, que tiene una herida que irá creciendo si no se elimina la subvención a los hidrocarburos, lo que me hizo recuerdo a la afirmación del ex Presidente Víctor Paz Estensoro el 29 de agosto de 1985, cuando dictó el Decreto Supremo 21060 y afirmaba: “¡Bolivia se nos muere!” En un monólogo de 2 o 3 horas, el Vicepresidente se refirió sólo con una frase al gran endeudamiento fiscal: “Es una mentira” y manifestó que los neoliberales la inventaron. A falta de razones y argumentos, buena es la descalificación de los que piensan diferente y de los que podemos demostrar que el endeudamiento del gobierno es una realidad, la causa para el famoso gasolinazo. Pues bien, analicemos la “mentira neoliberal”, pero lo haremos con la estadísticas del gobierno del Presidente Evo Morales, no con datos elaborados por “analistas neoliberales”. El planteamiento central y que debe responder el Presidente Evo Morales es el siguiente: ¿Por qué el Gobierno de Evo Morales endeudó a Bolivia con unos 5.000 millones de dólares si está recibiendo mucho más dinero que los gobiernos neoliberales anteriores?
Endeudamiento y gasolinazo en pleno auge económico
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lvarado le toma la palabra al Vicepresidente y repite ¡Bolivia se está desangrando! Pero no por las razones que argumenta éste, sino por otras que desmienten el discurso gubernamental.
“Hasta diciembre de 2009, el Gobierno de Morales se endeudó en 3.564 millones de dólares, 472 millones de dólares más de la condonación de la deuda, lograda antes.” Desde que Evo Morales asumió la Presidencia de la República de Bolivia en enero de 2006 hasta octubre de 2010, el Tesoro General de la Nación tuvo el siguiente endeudamiento, según la información oficial (ver Cuadro Nº 1). El Gobierno de Evo Morales incrementó la deuda pública interna del TGN de 2006 a 2010 en 9.553 millones de bolivianos, alrededor de 1.364 millones de dólares, en un 44%, de 21.961 millones de bolivianos a 31.515 millones de bolivianos, unos 4.502 millones de dólares. Una situación similar se dio con la deuda externa pública, con una característica importante, los organismos financieros internacionales y países amigos condonaron la deuda externa de Bolivia en 3.092 millones de dólares desde el año 2006 al año 2009, gracias a las gestiones que se realizaron antes de 2006. A diciembre de 2005, la deuda externa pública era de 4.941 millones de dólares y en www.semanariouno.org Viernes 7 de enero de 2011 Santa Cruz de la Sierra • Bolivia
noviembre de 2010 estaba en 2.815 millones de dólares (ver Cuadro Nº 2). Sin embargo, hasta diciembre de 2009 el Gobierno de Evo Morales se endeudó en 3.564 millones de dólares, 472 millones de dólares más de la condonación de la deuda que nos concedieron los organismos internacionales y países amigos. Los datos del endeudamiento del año 2010 no se los conoce todavía. Si se suma la deuda a noviembre de 2010 y la condonación de la deuda se tendría una deuda externa pública de 6.379 millones de dólares. Si se suman las deudas públicas externa e interna se tiene como resultado 51.219 millones de bolivianos o unos 7.317 millones de dólares, sin considerar todavía el endeudamiento externo del año 2010, sin embargo lo más preocupante es que el endeudamiento interno y externo del gobierno de Evo Morales en 5 años alcanza a 4.928 millones de dólares,
es decir, que cada año se endeudó en unos 1.000 millones de dólares. ¿A qué se debe ese endeudamiento, si los ingresos del país se incrementaron constantemente desde 2006 hasta 2010? Según el Banco Central de Bolivia, los ingresos del sector público se incrementaron de 24.368 millones de bolivianos en 2005 a 38.264 millones de bolivianos en agosto de 2010, un aumento de 13.896 millones de bolivianos o un 57%. Lo alarmante es el incremento de los gastos corrientes, de 18.255 millones de bolivianos en 2005 a 27.257 millones de bolivianos en agosto de 2010, un aumento de 9.002 Millones de bolivianos o casi un 50%, mientras que los egresos en capital, lo importante para que se genere más riqueza y se pueda dar mejor nivel de vida a las bolivianos y bolivianas tuvo el siguiente comportamiento: en 2005 se utilizaron 7.832 millones de dólares y en 2010 (agosto) 7.975 millones de dólares, lo que significa que se incrementó sólo en 143 millones de dólares o un 1,8%. Los diferentes gobiernos entre el año 2001 y el 2005 tuvieron un ingreso total de 93.000 millones de bolivianos, mientras que el Gobierno del Presidente Evo Morales tuvo un ingreso del año 2006 hasta 2010 (agosto) de 232 millones de dólares, es decir un 250% más y sobre ese incremento se endeuda unos 1.000 millones de dólares anuales. Conclusiones
para considerar
1. Los ingresos de Bolivia crecen cada año por el alto precio de las materias primas y el trabajo esforzado del pueblo de Bolivia, mientras que el Gobierno de Evo Morales gasta cada día más, por lo que debe recurrir al endeudamiento. 2. Si ese endeudamiento estuviese justificado por la industrialización de nuestros recursos naturales, especialmente los hidrocarburos, los mineros y forestales, todo el pueblo de
Bolivia apoyaría esa política. El endeudamiento se debe principalmente al incremento del gasto corriente, entre los más importantes, sueldos, salarios y consultorías. 3. La política de endeudamiento del Presidente Evo Morales tuvo los siguientes resultados: incremento de la deuda pública interna del TGN en 9.553 millones de bolivianos, alrededor de 1.364 millones de dólares; aumento de la deuda externa en 3.564 millones de dólares; total del endeudamiento en 5 años de gobierno 4.928 millones de dólares, a un promedio de 1.000 millones de dólares anuales. 4. El gasolinazo fue producto del excesivo endeudamiento del gobierno. Al igual que el Gobierno del dictador Hugo Banzer Suarez (1971- 1978), la irresponsabilidad de las autoridades de turno endeudó a Bolivia a pesar de los altos ingresos del país por el elevado precio de nuestras materias primas y luego el pueblo de Bolivia tuvo que pagar esa política económica irresponsable durante 32 años con la hiperinflación (1980-1985) y posteriormente con el modelo neoliberal (1985-2010). ¿Quién falta a la verdad señor Vicepresidente Álvaro García Linera? ¿Hay o no hay un hueco de unos 1.000 millones de dólares anuales en el presupuesto general de la Nación? ¿Por qué endeudarse en un periodo de bonanza económica, cuando los ingresos aumentan? ¿No sería más patriótico industrializar nuestros recursos naturales y pagar nuestras deudas en vez de gastar en sueldos, salarios y consultorías con endeudamiento? La Constitución Política del Estado obliga a los funcionarios públicos a dar información verídica a la población, esperamos que se informe sobre el destino de los recursos de las bolivianas y bolivianos. (*) Diplomático, catedrático universitario y especialista en comercio Internacional
A FONDO
Cronología de un shock económico abrogado
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egunda quincena del mes de diciembre 2010 Llama la atención en la población repetidos spots publicitarios del gobierno, en los que se insiste sobre la gran diferencia de precios entre hidrocarburos en Bolivia y en los países vecinos, y en el hecho el hecho de que el contrabando de hidrocarburos hacia esos países daña la economía nacional. La Confederación de Transportistas ve en ello un anuncio de un próximo gasolinazo. Funcionarios del gobierno, entre ellos ministros, desmienten esa aprehensión. 20 de diciembre 2010. El vicepresidente Álvaro García Linera habla de magnicidio. Dice que hay gente, especialmente privilegiados afectados por las medidas del Gobierno, que estarían buscando eliminar tanto a su persona como al presidente Evo Morales para evitar que sigan adelante políticas beneficiando a los más necesitados y en desmedro de los que fueron favorecidos por antiguos Gobiernos. Y llama a los movimientos sociales a defender al Presidente y a él “con sangreˮ.
BOL resuelven en ampliado ingresar en un paro de labores de 24 horas y no descartan marchar hacia la ciudad de La Paz en rechazo al gasolinazo del presidente Evo Morales. Sin embargo, las reacciones de la población y de las organizaciones le parecen al gobierno tímidas y minoritarias, lo que conduce a funcionarios declarar que el alza de carburantes es irreversible. 29 de diciembre de 2010 A su regreso de Venezuela el presidente Evo Morales declara que ratifica el alza de carburantes, justificado como una lucha contra el contrabando. En las fronteras, según él, es posible detener el gran tráfico con cisternas, pero no el “hormiga”, efectuado por mujeres que transportan diesel y gasolina en “biberones y mamaderas” y por varones que lo hacen en “cinturones”. Aparentemente el presidente confundió el tráfico de cocaína con el de diesel y gasolina. Evo Morales indica que para mitigar los costos sociales se aumentará en un 20 % los salarios de cuatro sectores: educación, salud, ejército y policía nacional.
21 de diciembre 2010 El Vicepresidente Álvaro García Linera exhorta a las organizaciones indígenas, campesinas e interculturales (nueva designación de las organizaciones de colonizadores), beneficiarias de una donación estatal, a bien administrar los mil millones de bolivianos que recibirán del Fondo de Desarrollo para los Pueblos Indígenas Originario y Comunidades Campesinas (FDPPIOYCC). 26 de diciembre 2010 Se aprueba el Decreto Supremo 748 que aumenta el precio de la gasolina de 3, 74 a 6,47 bs (72 % de aumento), la gasolina premium de 4,79 a 7, 51 bs (57 % de aumento) y el diesel de 3,72 a 6,80 Bs (82 % de aumento). Inmediatamente el pueblo califica a este aumento de “gasolinazo”. El anuncio oficial de este decreto lo hace el vicepresidente, encontrándose el presidente Evo Morales entonces de viaje en Venezuela. 27 de diciembre de 2010 El pueblo reacciona primero con estupor. No entiende cómo un gobierno que se califica de popular puede asestar tal golpe a la economía de los más pobres. Jorge Valdivieso, ejecutivo de la Confederación de Trabajadores de la Educación Urbana de Bolivia, CTEUB, adelanta que «el incremento de los precios de la gasolina y del diesel tendrá efectos multiplicadores en la economía porque subirá el valor de los pasajes y alimentos, principalmente». Por su lado Franklin Gutiérrez, Presidente de la Junta Escolar de Padres y Madres de Familia de Bolivia indica que los padres de familia de La Paz y El Alto se reunirán el jueves 30 de diciembre «para asumir algunas determinaciones». Los choferes inician un paro de 24 horas, medida que “no descarta movilizaciones en las ciudades capitales de departamentoˮ. 28 de diciembre de 2010 Los trabajadores de la Empresa Minera Huanuni, dependiente de la estatal Corporación Minera de Bolivia, COMI-
30 de diciembre 2010 Empiezan en el país marchas de protesta contra el gasolinazo. Organizaciones cívicas, juntas vecinales y la COB, Central Obrera Boliviana, se pronuncian contra el Decreto Supremo 748. En Cochabamba cerca de 14.000 personas salen a manifestar. En el Chapare, en las regiones que se creían incondicionales a Evo Morales, se producen bloqueos de caminos. La Confederación de Choferes tras un ampliado determina otro paro de 48 horas como protesta. Los portavoces de las organizaciones beneficiarias de la donación de mil millones de bolivianos (ver nota del 21 de diciembre) son las únicas en manifestar su apoyo al gobierno, entre ellas la Federación de Mujeres Bartolina Sisa y directivos de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB. Sorpresivamente el gobierno también recibe el apoyo de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, CEPB. En conferencia de prensa Daniel Sánchez, presidente de la CEPB, junto a Oscar Calle, de la Cámara Nacional de Comercio, Armando Gumucio, de la Cámara de Industrias y Enrique García, del sector privado de La paz, califican al gasolinazo de “medida necesaria aunque inoportuna cómo se la ha llevado adelante”.
En varias ciudades y regiones de Bolivia se producen manifestaciones contra el gasolinazo. En centros mineros, como Llallagua, alrededor de cinco mil personas de organizaciones representativas a convocatoria de la Federación de Juntas Vecinales, se movilizan contra el gasolinazo. En El Alto la multitud ataca la sede de organizaciones que se pronunciaron a favor del gobierno, entre ellas la Central Obrera Regional, COR, y la Federación de Juntas Vecinales. Es atacada también la Alcaldía de esa ciudad y oficinas de organizaciones de Derechos Humanos, calificadas de afines al MAS y a Evo Morales. Se incendian las casetas de peajes de la autopista El Alto La Paz y se quema una bandera venezolana y retratos de Evo Morales. Un monumento al Che Guevara en esa ciudad es también victima de repudio y ataques. En La Paz una manifestación de cerca de 30.000 personas trata de ingresar a la Plaza Murillo. Se producen agresiones a policías, quienes responden con gases lacrimógenos. Habrá varios heridos. La consigna es retomar las acciones después de año nuevo hasta derrocar a Evo Morales si no anula el Decreto 748. 31 de diciembre 2010 El presidente viaja a la región del Chapare, a Lauca Ñ, a un ampliado de cocaleros en busca del apoyo de ese sector. Radio patria Nueva informará: “El jefe de Estado se trasladó a las poblaciones del trópico de Cochabamba para explicar a los pobladores las razones por las que firmó el Decreto 748 el pasado domingoˮ Sin embargo, ese ampliado demostrará el desgaste al interior de los grupos más comprometidos con el MAS, pues habrá más bien una instrucción para abrogar el Decreto 748. Cuando faltaba menos de dos horas para que finalice el año 2010, el presidente Evo Morales en un mensaje a la nación derogó el Decreto 748. El presidente indicó que el aumento de precios era necesario e inevitable, que las organizaciones sociales entendieron las razones, apoyaron ese decreto y le manifestaron su apoyo, pero que debía “mandar obedeciendo al puebloˮ y que por ello derogaba ese decreto. De acuerdo a ese razonamiento, las organizaciones sociales que lo apoyan no son el pueblo. En su mensaje el presidente indica que con esa derogación ya “no existe ninguna justificación para subir los precios de los alimentos, de los servicios ni para la especulación”. 2 de enero de 2011 En declaraciones públicas el vicepresidente Álvaro García Linera reitera la necesidad de elevar el precio de los combustibles, medida que, dijo, se hará pero esta vez en consulta con los “sectores sociales” pues de otra manera “a la larga esta situación se hará insostenible”. Reiterando que el alza es inevitable, Linera indicó la salvedad de que antes de tomar la decisión, consultarán con los llamados sectores sociales. “Serán ellos los que nos digan cuándo y cómo. También pueden decirnos que no lo hagamos, en cuyo caso, la responsabilidad del Gobierno está salvada”, sostuvo. / Pukara
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Juan Marcelo Castro Poeta y ciclista urbano
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¡Bicicletazo contra el gasolinazo! L a medida adoptada por el gobierno de aumentar las alícuotas de los líquidos carburantes entre el 70% y el 80% han generado una serie de reacciones en toda la población. Las marchas, huelgas y bloqueos se suman cada día que pasa. Esta medida no hace más que develar el sistema erróneo de la economía boliviana paternalista y subsidiaria, a la cual nos hemos acostumbrado. Pero si miramos a fondo, podremos ver quiénes se apoderaron de la economía y del país: los militares y los transportistas. Los primeros reciben un mayor presupuesto del TGN cada año que pasa (esto ha sucedido en todos los gobiernos), en desmedro de la educación y la salud pública. Por otro lado, los que transportan a la ciudadanía y a los productos/objetos/servicios viven y operan en un sistema ineficiente, inseguro, caótico y malintencionado. Son quienes en pro de sus ganancias exorbitantes hacen que suban los precios de la canasta familiar. En el caso de Santa Cruz de la Sierra, por ejemplo, los transportistas (micreros, trufis o taxistas), con un sistema que responde a la lógica de ganar más sin importar el ciudadano, ni su personal, ha optado por subir la tarifa de transporte público sin ningún estudio técnico/humano que lo respalde. Si vemos la historia reciente, en 2008 y 2009 querían subir el precio del pasaje a 2 bolivianos, con el aumento en el precio del diesel hoy están cobrando descaradamente 2,50. ¿Qué nos dice esto? Pues, que antes querían subir el pasaje porque les daba
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la gana y ahora en alianza con el gobierno lo están logrando. Si le sumamos que ningún chofer cuenta con seguro de vida, sueldo básico, aguinaldo, quinquenio, horario humano de trabajo, jubilación y otros beneficios que por derecho le corresponden, notamos que en realidad quienes tienen el poder son ellos. Los que nos transportan atentan contra la economía popular, se llenan la boca con el slogan “el transporte también es pueblo”, cuando solo desean subir el precio del transporte. Y si vamos un poquito más allá, veremos a quienes poseen vehículos automotores (600 mil en Bolivia; más de 250 en Santa Cruz, según datos del RUT e INE) definen la calidad de vida de más de 10 millones de habitantes. Estos se toman la libertad de contaminar el aire, las aguas, el paisaje, etc., ocupan el espacio de todos, hacen inseguras las vías, promueven el individualismo insolidario y generan descontento. ¿Será posible que ahora, nosotros los ciudadanos, en el marco de esta situación y conociendo los pormenores, nos organicemos y exijamos el cambio radical de nuestros sistemas de transporte, para hacerlo eficiente, limpio, seguro, cómodo y económico? Apostamos a una autonomía descentralizada de nuestro gobierno municipal y por la pronta recuperación de los espacios públicos de las garras de los comerciantes y transportistas. Exigimos más áreas peatonales, por ejemplo el centro histórico debería ser cerrado al tráfico motorizado. Los barrios deberían ser declarados ipso facto Zonas 30 (30 km/hora velocidad máxima) para que todos puedan sentirse
seguros en la calle. Apostamos por buses más cómodos, con paradas seguras y lógicas, itinerarios claros, puntualidad, limpieza. También se deberían establecer sistemas de transporte para ancianos y personas con alguna discapacidad física. Bicicaravanas escolares, con profesores y padres involucrado en el transporte de los niños/as. Todos los domingos y feriados, cierre de vías para el disfrute de la comunidad, ya sea en bici, caminando, patinando, etc. Promover la intermodalidad, parqueos de bicicletas seguros para acceder a otro medio de transporte público. ¡Bicicletas públicas! Creación de un sistema de ciclo rutas. Educación vial y cultura ciudadana, para quitar los prejuicios al transporte activo. Fomento al uso de bicicletas y a la caminata (recreativa y laboral). Impuestos más altos a los automotores, porque contaminan y usa demasiado espacio público para moverse y estacionarse. Creación de un fondo para el transporte activo (bicicletas, caminatas y transporte público). Creación una coordinadora de la bicicleta que intervenga en todos los planes (diseño y políticas públicas de intervención urbana) de los gobiernos municipales y nacionales. Estas son algunas de las respuestas que tenemos al “Gasolinazo”. Vamos a develar otras. Los ciclistas urbanos somos un movimiento social, articulado en nuestro deseo de transportarnos, libre y lúdicamente, adonde nos plazca; sin contaminar, embelleciendo y recuperando el espacio público con nuestras máquinas del futuro a tracción humana.
SIN PELOS EN LA LENGUA
Lo que el tiempo nos dejó
L H
as fiestas de fin de año suelen servir de pretexto para exagerar en el consumo de bebidas alcohólicas y para cometer otros excesos non santos. Chino Caero toma nota de ellos y advierte lo que vendrá en carnavales, con una ironía que pocos manejan bien.
asta que llegamos a una de las fiestas que más encanta a la mayoría de los bolivianos: la Navidad y el Año Nuevo, oportunidad en la que se chupa y se bebe hasta perder el juicio y quedar dormido como expediente. Y no solamente se bebe, también se derrocha la platita como si no costara ganar. No sé si la gente ya sabía de antemano que el gobierno, llevado por su incapacidad, iba a derogar el famoso decreto del “gasolinerazo”, porque la gente no sabía en qué gastar su platita, compraron de todo con la finalidad dizque de achuntarle a la buena suerte y en un santiamén dieron fin con la venta de calzones y calzoncillos, que se ofrecían en todos los colores y medidas, de suerte que hasta las gorditas quedaron contentas, las candidatas a Miss Alambre también se beneficiaron con esta codiciada prenda, lo que quiere decir que nadie quedó sin lucir su prenda, porque según dicen les acarreará suerte en el amor durante el nuevo año que acabamos de estrenar. Ni que decir de los que quieren ser ricos sin trabajar, porque esos flojonazos acostumbran a comprar billetes en dólar falsos a montones para manejar y ponerse a contar a media noche como si fueran cambistas, otros en cambio, por no saber ahorrar su platita y por hacerse los turistas, agarrado de maletas, dieron la vuelta al manzano de la cuadra donde viven, con la creencia de que así no dejarán de viajar todo el año. El resto bebió como descocido, porque fiestas y chupas hubo para todos los gustos y bolsillos, lugares en los que hasta las peladitas bebieron sin medida ni clemencia. Ni qué decir de los moteles, todos estaban copados; a decir de algunos amigos, había que hacer largas colas para ingresar a la pieza… Lo más triste de todo es que a nadie se le ocurrió brindar deseando al amigo buena salud, o porque el fiscal Soza no lo meta en esos puterios que ya están de buen tamaño, como dice Carlitos Valverde. A nadie se le ocurrió alzar su copa pidiendo un apoyo o aplauso a manera de respaldo a Rubén Costas, ahora que está más asustado que el gato maula ante el mísero ratón. ¿Quién pidió que el Supremo creador ilumine a quienes
grúas propias y no alquiladas, podría jurar que todas las oficinas de Tránsito ingresarían a la era de las computadoras, ¿no sería esto una maravilla? Lo más triste, deprimente y doloroso para quienes queremos a esta ciudad es el estado vergonzoso en el que se encuentra hace ya mucho tiempo en cuanto a limpieza se refiere, peor después de las fiestas de fin de año cuando la basura se multiplica. Quién se iba a imaginar: había basura hasta en las puerta de la Catedral, yo no sé por qué a la empresa que nos cobra el servicio de limpieza en combinola con la CRE, el Gobierno Municipal no le exige que habilite personal y vehículos de nos gobiernan para que se ocupen de gobernar creando fuentes de trabajo, luchar contra la delincuencia, enfrentar la pobreza o terminar las peleas entre bolivianos, en vez de corretear contrincantes? ¡Nadie! Lo más rescatable y hermoso de las fiestas de fin de año fue la actuación de los oficiales de Tránsito que hicieron lo que debieron hacer siempre, acordardarse que en el país existe un Código de Tránsito que ningún chofer lo respetaba y había que hacerlo respetar, con tan bello motivo oficiales encargados de velar por la seguridad de la población esperaron a los irresponsables borrachines en las rotondas y principales avenidas de la ciudad para conducirlos a dependencias policías, donde seguramente luego de pagar una multa les harán un juicio; es decir, sancionarlos como se merecen, con lo que no les quedarán más ganas de conducir con unas copas demás, porque ya está de buen tamaño el conducir en estado de ebriedad. Pero como nosotros ya estamos acostumbrados a este tipo de sanciones, en Carnavales, a más tardar, veremos a borrachines al volante poniendo en práctica sus conocimientos de manejar con una mano al volante y en la otra una pico de oro o un pucho. Decía que ya era hora de que Tránsito se acuerde que es su obligación proteger a la ciudadanía y la mejor manera de hacerlo es prohibiendo y sancionando a los conductores borrachos, más segura y agradecida estará la población si
Jorge Caero Soto chinocaero@ hotmail.com
“Si Tránsito pusiera en práctica el plan Ciudad segura sin borrachos al volante y aplicara multas con recibo, en tres meses los semáforos de la ciudad estarían bañados en oro, los policías estrenarían uniformes, Tránsito contaría con grúas propias y sus oficinas de ingresarían a la era de las computadoras” estas batidas se las hace todos los días, por diferentes barrios de la ciudad. Los fines de semana, por ejemplo, desde las cinco de la tarde esperarlos en la avenida Santos Dumont a los motoqueros que llegan de las Lomas de Arena en tropa, con bellas muchachas y muchachotes remojados en trago, muchos hasta drogados, los mismos que conduciendo sus vehículos a toda mecha retornan a la ciudad luego de haber disfrutado de un fin de semana mula de borrachos, igual que esos angelitos que van en Semana Santa a Samaipata. El ex Jardín Botánico, la avenida Busch, el Mechero, la zona del Plan 3000 también son lugares en los que abundan los borrachines al volante. Si Tránsito pusiera en práctica el plan “Ciudad segura sin borrachos al volante” y se aplicaran multas con recibo, es decir las multas se paga en los bancos de la ciudad, en tres meses los semáforos de la ciudad estarían bañados en oro, los policías estrenarían uniformes cada tres meses, Tránsito contaría con
emergencia y proceda a la limpieza de la ciudad, así sea un día feriado, como se hace en cualquier ciudad que tenga una autoridad a la que le interesa la limpieza de la ciudad. Como quiera que las fiestas del Carnaval ya están a la vuelta de la esquina, es de esperar que las autoridades municipales habiliten un lugar para la venta de cohetillos, serpentinas, koas, máscaras, vejigas y demás implementos carnavaleros allá por Alto San Pedro, no permitiendo el asentamiento dentro el primer anillo, solo así se evitará que una vez más se ensucie la ciudad con venteros que ni siquiera emiten factura. Se dice que la Alcaldía quiere poner orden en la ciudad sancionando a los que se estacionan a la izquierda de las calles y avenidas, pero a los venteros que ocupan toda la acera, instalan toldos, duermen en sus puestos, sus hijos hacen sus necesidades en las aceras, no hay autoridad municipal que los retire de allí y saque la cara por la ciudad, cada día más ultrajada. www.semanariouno.org
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EN DEBATE
Un necesario balance del proceso autonómico
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Juan Carlos Urenda Abogado
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omo están las cosas en la Constitución y en las leyes, no podrá haber autonomías razonables en Bolivia, asegura Urenda en un balance a dos años de la constitucionalización de la autonomía. Un análisis para seguir alimentando un debate pendiente.
l cierre del año 2010 y próximo a cumplirse dos años de vigencia de la nueva Constitución y a casi tres de la vigencia de los estatutos autonómicos, el balance del proceso autonómico con relación a los gobiernos departamentales arroja pérdidas, es un fracaso. Veámoslo. Un balance
constitucional
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La Constitución Política del Estado de 7 de febrero de 2009 (“Constitución”), establece un régimen de autonomías departamentales, municipales e indígenas que, en lo estructural-institucional tiene una definición aceptable. En lo que respecta a los gobiernos departamentales
“¿De qué sirve que la Constitución establezca una estructura institucional autonómica adecuada para los gobiernos departamentales, si ni aquella ni las leyes de desarrollo les otorga competencias para que puedan ejercer una autonomía razonable con los recursos correspondientes para que funcionen?” autónomos, establece una estructura similar a la de los estatutos autonómicos compuesta por un órgano ejecutivo encabezado por un gobernador y una asamblea legislativa con facultad de dictar leyes departamentales. Sin embargo, en contrapartida y en forma contradictoria, desarrolla un gobierno central desmesurado y opone cortapisas al desarrollo pleno del proceso autonómico, especialmente de los gobiernos departamentales, como demostramos más adelante. De esta manera, ha creado una novedosa forma de Estado, en la que coexisten
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regímenes territoriales autónomos en un Estado centralista, fórmula “a la boliviana” que genera un Estado contradictorio en sí mismo y, por lo tanto, fallido. Veamos cuáles son las principales disposiciones de naturaleza centralista de la Constitución que anulan fundamentalmente el régimen de autonomías departamentales: a. No incorpora las competencias de los regímenes autónomos departamentales plasmados en los estatutos aprobados en los referéndums de mayo y junio de 2008 en Beni, Pando, Santa Cruz y Tarija, con el
79,5%, 81,96%, 85,6% y 78,78%, respectivamente, en procesos electorales a los que ningún tribunal competente declaró nulos y en los que no se evidenció ni una sola denuncia de fraude. ¿Podría haber ignorado la Asamblea Constituyente y el Congreso Nacional la voluntad soberana expresada en las urnas con relación al régimen de autonomías departamentales? Creemos que no. En efecto, la Constitución reconoce muy pocas de las competencias establecidas en los estatutos. La conclusión a que arribamos en estudios comparativos efectuados entre las competencias de los estatutos de los departamentos autónomos de Pando, Santa Cruz y Tarija (el estatuto de Beni no se comparó por la incompatibilidad de sus categorías competenciales con las de la CPE) y el tratamiento que hace la Constitución de esas competencias, clasificadas en: (i) no cubiertas, (ii) cubiertas con limitaciones, y (iii) cubiertas completamente, son las siguientes: Pando. No cubiertas: 53 competencias equivalentes al 77,9%. Cubiertas con limitaciones (generalmente sujetas a una ley nacional): 9 competencias equivalentes al 13,23%. Cubiertas completamente: 6 competencias equivalentes al 8,82%. Santa Cruz. No cubiertas: 41 competencias equivalentes al 62,12%. Cubiertas con limitaciones (generalmente sujetas a una ley nacional):15 competencias equivalentes al 22,72%. Cubiertas completamente: 10 competencias equivalentes al 15,5%. Tarija. No cubiertas: 41 competencias equivalentes al 68,33%. Cubiertas con limitaciones (generalmente sujetas a una ley nacional): 10 competencias equivalentes al 16,66%. Cubiertas completamente: 9 competencias equivalentes al 15%. b.Las competencias asignadas
como exclusivas departamentales en la Constitución son absolutamente insuficientes para lograr verdaderos gobiernos departamentales autónomos. c.A contrario sensu con lo anterior, la Constitución desarrolla una amplísima gama de competencias del Gobierno Central, que suman nada menos que 83, distribuidas en privativas indelegables, exclusivas, compartidas y concurrentes, creando lo que probablemente sea el catálogo constitucional competencial para el gobierno central más extenso y sobredimensionado del mundo (por ejemplo España tiene solo 32 competencias exclusivas del gobierno central). En las 83 competencias, el Nivel Central del Estado tiene la potestad de dictar leyes nacionales que establecen el marco general de la competencia que, naturalmente, definirán las competencias de forma más o menos centralizada. En conclusión, en las competencias privativas y exclusivas del Nivel Central del Estado y en las compartidas y concurrentes, el Nivel Central del Estado detenta el monopolio de la facultad de legislar, lo que constituye un centralismo político absolutamente incompatible con un Estado de autonomías. d. Hay un retroceso en las competencias de educación y salud con relación a la Ley de Participación Popular, porque la nueva Constitución establece que la gestión operativa de las tareas de educación y salud es una labor “concurrente” entre el gobierno central y las entidades territoriales autónomas (gobiernos departamentales, regionales, municipales o indígenas), labor que realizaban exclusivamente los municipios en virtud a la mencionada Ley hoy abrogada. f. Los departamentos no tienen autonomía plena para planificar su
EN DEBATE desarrollo. La planificación nacional es una competencia “privativa”, del nivel central del Estado, esto es, que la “…legislación, reglamentación y ejecución no se transfiere ni delega, y están reservadas para el nivel central del Estado”, y los gobiernos departamentales autónomos deben planificar su desarrollo “en concordancia con la planificación nacional”. Esta planificación centralizada es propia de los sistemas socialistas radicales y, de ninguna manera, condice con la descentralización de la planificación que es un presupuesto básico de los regímenes autónomos. g. La sujeción de la utilización de las “regalías” departamentales por parte de los gobiernos departamentales “…en el marco del presupuesto general de la nación…” cercena la autonomía económica de los departamentos. Además, la Constitución establece que regulará las regalías mediante ley, quedando, por lo tanto, latente el peligro de que el gobierno central centralice aún más ese derecho logrado por los departamentos con mucho sacrificio y sangre. Balance
legislativo
La Ley Marco de Autonomías y Descentralización (“Ley”) es en realidad una ley que regula el centralismo. Veamos por qué: 1. La Ley reglamenta veinte competencias, todas ellas exclusivas del Nivel Central del Estado, por lo que esta norma no hace otra cosa que ratificar el carácter centralista de esas competencias y, en la mayoría de cada una ellas, establece que es necesaria una ley adicional para su aplicación. Por lo tanto, la Ley no autonomiza absolutamente ninguna competencia a favor de los gobiernos autónomos departamentales, municipales o indígenas. La ley simplemente reglamenta competencias centralizadas e instruye a los otros gobiernos autónomos el rol que juegan en dichas competencias. 2. La Ley autoriza a los gobiernos autónomos departamentales el ejercicio de las (pocas, como hemos visto) competencias exclusivas que les asigna la Constitución. Sin embargo, no autonomiza ni transfiere recursos económicos adicionales a favor de las entidades autónomas para el funcionamiento de esas competencias, violando, de esta manera, el artículo 305 de la Constitución que establece que “Toda asignación o transferencia de competencias deberá estar acompañada de la definición de la fuente de los recursos económicos y financieros necesarios para su ejercicio”. 3. No establece descentralización fiscal ya que por mandato de la Constitución, la Ley requiere que leyes del nivel central de gobierno regulen la capacidad de los gobiernos departamentales para establecer tributos.
Balance económico
competencial factico
Hasta el cierre del año 2010 no se ha transferido ninguna competencia a los gobiernos departamentales, y más bien ha habido un sustancial retroceso en las competencias de educación y salud. Tampoco se les ha transferido ni un solo peso boliviano, mas al contrario, estos gobiernos han sufrido constantes recortes presupuestarios. Tampoco se han conformado los gobiernos indígenas. A manera de conclusión: la tarea pendiente
“La Constitución establece además que regulará las regalías mediante ley, quedando por lo tanto latente el peligro de que el gobierno central centralice aún más ese derecho logrado por los departamentos con sacrificio y sangre.” 4. Ratifica el mandato constitucional propio de estados radicalmente centralistas: todas las competencias no establecidas en la Constitución y todos los vacíos de ley, corresponden a la esfera del nivel central del Estado. Esto es justamente lo contrario de lo normado en todos los regímenes autonómicos o federales del mundo. 5. Ratifica la planificación centralizada, antiautonómica, plasmada en la Constitución. 6. Tiene la fórmula simple para destituir a cualquier autoridad elegida a simple presentación de una acusación formal de cualquier fiscal que nadie eligió. Este instrumento ampliamente utilizado por el gobierno a través de un poder judicial extremadamente dócil, está minando dramáticamente el sistema democrático en Bolivia. Esto ya no tiene que ver con centralismo sino con totalitarismo. 7. Abroga las leyes de Participación Popular (¿dónde están los municipalistas?) y la de Descentralización Administrativa.
2 de julio de 2006; 2) Los referéndums de mayo y junio de 2008 para la aprobación de los estatutos departamentales, en donde se precisó en forma milimétrica el tipo de autonomía reclamada; 3) El referéndum revocatorio de 10 de agosto de 2008 en el que fueron ratificadas las políticas, acciones y gestión de los prefectos (cuyas políticas, acciones y gestión en ese momento estaban expresadas en los estatutos aprobados), y 4) El referéndum constitucional del 25 de enero de 2009 donde ganó el NO en los cuatro departamentos de la media luna, en buena medida por oposición a una propuesta de texto constitucional que no coincidía con el espíritu de los estatutos aprobados. Sorpresivamente (para ponerlo en términos positivos), las prefecturas que condujeron la aprobación de estatutos y luego los gobiernos departamentales elegidos de la “media luna”, no hicieron prácticamente nada para hacer respetar este largo y fecundo proceso de afirmación soberana.
Como están las cosas en las Constitución y en las leyes, no podrá haber autonomías razonables en Bolivia. Lo positivo del proceso ha sido la incorporación en la Constitución de los gobiernos departamentales y la elección de sus autoridades por voto popular así como la incorporación de los gobiernos indígenas. Sin embargo, el grado de autonomía de las entidades territoriales se mide por las competencias autonómicas que les son asignadas. Entonces, la pregunta que surge con relación a los gobiernos departamentales es: ¿de qué sirve que la Constitución establezca una estructura institucional autonómica adecuada para los gobiernos departamentales, si ni aquella ni las leyes de desarrollo les otorga las competencias necesarias para que puedan ejercer una autonomía razonable con los recursos correspondientes para que puedan funcionar de manera autónoma? ¿Por qué hasta ahora el proceso autonómico no ha generado la transferencia de ni una sola competencia y ni un solo centavo a los gobiernos departamentales? El fracaso descrito, que traiciona el mandato de los referéndums autonómicos y tiene sumido al país en un esquema administrativo no sostenible por centralista, debiera llevar al país a reflexionar sobre la viabilidad del modelo y a buscar, entre todos los sectores involucrados, soluciones que necesariamente pasan por una reforma parcial de la Constitución en lo relativo al régimen de distribución de competencias.
El otro balance, de
manifestación soberana
En los departamentos de la denominada “media luna” existe un mandato popular soberano, expresado en cuatro referéndums, para la implementación de autonomías departamentales plenas, que no puede ser ignorado por las autoridades gubernamentales, por las autoridades de los departamentos de la media luna, ni por nadie, pues es un mandato soberano que responde a una ingeniería constitucional impecable. Los referéndums son los siguientes: 1) El referéndum nacional vinculante para las autonomías departamentales del www.semanariouno.org
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LIBRE MENTE
Agustín Saavedra Weise Ex canciller, economista y politólogo
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ás allá de las celebraciones de rigor, vale pensar en lo que vendrá este 2011. A escala mundial el panorama resulta complicado. Es difícil hacer de Casandra, pero una cosa sí es cierta: tanto EEUU como la Unión Europea continuarán arrastrando problemas que vienen desde fines de 2008. Ello no impedirá que esas dos grandes regiones –la una país-continente ‘per se’, la otra una extensa zona integrada– sigan siendo las principales potencias del mundo, sobre todo la primera, con su enorme armamento táctico convencional y nuclear de naturaleza disuasiva e intervencionista. Irán y Oriente Medio también seguirán siendo noticia. El terrorismo seguirá con sus esporádicas apariciones siempre con el objetivo de crear miedo, factor esencial de las políticas de los grupos terroristas de toda laya, en particular el temible Al Qaeda. En fin, según la leyenda griega, a Casandra no le creían lo que predecía, así que les dejo a ustedes el criterio final. Las naciones emergentes continuarán su impetuoso ritmo. La India, China, Brasil, Argentina, Singapur y Chile marcarán el paso, pero conviene tomar en cuenta la presencia de ‘pequeñines’ que acompañan con impulsos notables. Nuestro vecino Paraguay ha tenido este año una es-
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os miradas a los temas que dominarán la agenda mundial. Una, desde Bolivia, sobre los retos a encarar el año que se inicia. La otra, desde Argentina, acerca de los cambios en la información.
Los desafíos de 2011 pectacular tasa de crecimiento. Nada menos que arriba del 14%. Su principal empuje ha sido dado por la agropecuaria (32% del total), justamente la sección más perjudicada actualmente en Bolivia por razones que ya expliqué en su momento. Queda en manos tanto de Gobierno como de productores el concertar –con urgencia– elementos positivos para asegurar la soberanía alimentaria y retomar el impulso de este vital sector. Mientras siga el crecimiento de los países en vías de desarrollo, algunas gotas caerán a Bolivia, pero eso no es suficiente para el cambio cualitativo, como me cansé de repetirlo. Tasas al estilo paraguayo o chino por varios años consecutivos es lo que se precisa aquí y ahora. Un esmirriado porcentaje del 4% –anunciado oficialmente para 2010– apenas cubre el crecimiento poblacional, es insu-
ficiente para un verdadero cambio. Para crecer mucho hay una sola fórmula: producir, producir y producir en el marco de reglas claras, precisas, confiables. Eso es posible sólo con garantías para las inversiones del sector energético y otros. Asimismo, fomento a las exportaciones al mismo tiempo que se aseguran mecanismos internos antiinflacionarios, aunque el ‘gasolinazo’ reciente genera nuevas inquietudes. Con todos sus problemas, el mundo marcha hacia una consolidación de la globalización en el contexto de un profundo reflexionar sobre el modelo capitalista, lo que seguramente brindará un nuevo modelo viable para los días que vendrán. El capitalismo con sentido social se renueva siempre y no será la primera vez que tendrá que reformularse. Mientras esto sucede en el orbe, Bolivia
marcha hacia la construcción de un ‘pluriconfuso’ Estado Plurinacional lleno de ‘plurilimitaciones’ y de escaso ‘plurisustento’ para el largo plazo. Podría haberse logrado lo mismo –inclusión social, legítimas reformas, etc.– por un camino más moderno y menos complicado. El tiempo político sigue superando al tiempo económico y eso, en la actualidad, es un lujo demasiado caro para un país pobre que debe saber explotar sabiamente sus recursos a fin de desprenderse de la miseria. 2011 será el año de inflexión casi definitivo. O se hacen bien las cosas y marchamos hacia adelante, o seguiremos en Bolivia sin saber aprovechar la coyuntura mundial para perder –una vez más– las magníficas oportunidades de esta segunda década del siglo XXI, que ya algunos llaman la década latinoamericana.
El control de la comunicación
Carlos Valle Comunicador social Página 12
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na reflexión sobre la dialéctica entre lo global y lo local puede ayudar a desarrollar una nueva comprensión del lugar de la comunicación en nuestro propio contexto. Hoy sabemos, por ejemplo, que con lo sucedido en la guerra del Golfo en 1991 se ha experimentado, de una manera acabada, lo que significa el control de la comunicación en el ámbito global. El conglomerado político-militar estableció las reglas del juego para la comunicación, y los medios debieron ajustarse a ellas. Por las así llamadas razones de seguridad, los principios del libre flujo de la información fueron suspendidos. La libertad de expresión fue controlada aduciendo protección y preservación. Pero ha sido demostrado que se ha experimentado una comunicación que ha sido utilizada para crear fantasía en lugar de informar al público sobre la situación real. La censura ejercida añadió una nueva dimensión, como afirmó Knightley: “Cambió la percepción de la naturaleza misma de la guerra”. Frente a esta realidad son muchas
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las preguntas que se agolpan. ¿De qué manera esto afecta y determina la comprensión de otros hechos posteriores? ¿Se han intensificado las limitaciones a la información? ¿Hay garantías de una información veraz? ¿Se es hoy más consciente de esa realidad? ¿De qué manera la comunicación masiva que se recibe influencia la comprensión de lo que sucede en el mundo, y cómo determina la visión del ámbito local y global? ¿De qué manera las fuentes de información masiva refuerzan prejuicios, oscurecen la realidad sobre situaciones que difícilmente ganan los titulares de la prensa y obvian su imagen? La tensión entre lo global y lo local en relación con las comunicaciones está determinada, en buena parte, por la elevada concentración de la propiedad de los medios en el ámbito internacional. Los medios están tan imbricados en la estructura socioeconómica de las sociedades afluentes que no hacen otra cosa que reflejarla, estimulando el individualismo, los valores consumistas y el relativismo ético y, para ello, tienden a ser manipuladores, apelar a los
sentimientos y reafirmar la cultura dominante. Baste un ejemplo. El auge tecnológico ha permitido el desarrollo de un sistema global de vigilancia, que ha llegado a ser uno de los temas claves de la comunicación internacional. Sus orígenes se remontan a comienzos de la posguerra y hoy, gracias al enorme desarrollo de la tecnología, se ha puesto en marcha una nueva teoría de la seguridad. Sandra Braham, quien ha hecho una seria investigación del tema, considera que la nueva teoría de la seguridad está basada en cinco hechos. Uno: las fronteras geopolíticas de las naciones han perdido importancia para los propósitos de la seguridad nacional. Dos: la noción de seguridad nacional ha sido extendida más allá del ámbito militar para incluir los ámbitos comerciales y penales. Tres: la distinción entre ámbito público y privado ha sido eliminada. Cuatro, la nueva teoría de la seguridad, destacando el carácter efímero de la defensa, pone énfasis en la recolección y procesamiento de la información y en el desarrollo de formas organiza-
tivas para lograrlo. Cinco: la nueva teoría de la seguridad se apoya, especialmente, en la infraestructura global de la información, en forma particular con el sistema global de vigilancia. En la consideración de éstas y otras preguntas habrá que indagar sobre el lugar que los seres humanos juegan en todo el desarrollo de la comunicación global. Porque, en último término, son las personas las afectadas por las decisiones que países hegemónicos o grupos de poder toman en el ámbito global. Al mismo tiempo, deberá tenerse en cuenta cómo las regulaciones en el ámbito internacional pueden afectar las posibilidades de una creativa y saludable comunicación. Este nuevo panorama de relaciones y tensiones dinámicas entre lo global y local que vive hoy el mundo, claramente ilustrado en el ámbito de las comunicaciones, tiene que ayudar a poner en consideración nuevos paradigmas, si es que verdaderamente se quiere responder a los desafíos presentes. De lo contrario se estará dándole la espalda a la realidad del mundo y de la gente.
Una seria administradora a la sombra de Lula L
ula conoció a Dilma Rousseff en 2002, cuando convocó a un grupo de expertos del Partido de los Trabajadores para hablar de política energética. Faltaban meses para que se proclamara presidente de Brasil y era el momento de dejar aclarados algunos puntos básicos de su programa económico. Dilma, relató el presidente brasileño en una antigua entrevista, “destacó inmediatamente porque era objetiva y porque conocía de verdad el sector”. Tenía 54 años, era economista, había tenido cargos directivos en Porto Alegre, y llevaba siempre a cuestas un ordenador donde parecía estar todos los datos, todos los planes y todas las preguntas. “Acabo de encontrar a una ministra de mi Gobierno”, se dijo Lula. Cuando tomó posesión la llamó, para sorpresa de todos, para hacerse cargo de la cartera de Energía. Tres años después, en 2005, Dilma Rousseff fue elegida, también de forma inesperada, para ser jefe de su Casa Civil (una especie de ministerio de la Presidencia, que actúa más como centro de poder económico que político). En 2008, el mismo Lula la lanzó a la carrera presidencial como su heredera, tomando otra vez con el pie cambiado a quienes se sentían con más derecho a sucederle. A Lula siempre le gustó que Dilma fuera una persona que conseguía que las cosas se hicieran, que le fuera extremadamente leal y, quizás, que nunca fuera la candidata más recomendable”, comenta un directivo del Partido de los Trabajadores. “Siempre que pasa eso, que Lula tiene claro algo y los demás no, al final es siempre él quien tenía razón”, aseguró en su día José Dirceu, uno de esos antiguos posibles herederos. Rousseff lleva pues muchos años metida en ministerios y negociaciones, pero en la mayoría de los casos con empresarios y no con políticos. Buena parte de los responsables de las grandes empresas españolas, por ejemplo, han tratado con ella una o varias veces (32 de las 35 empresas del Ibex tienen negocios en Brasil). “Es seria, exigente y cumple con lo que dice”, resume un diplomático español, testigo de esos encuentros. Sin embargo, en este periodo ha sido siempre el presidente Lula quien se ha encargado de las negociaciones políticas. Es esa falta de experiencia política lo que más inquieta a los analistas porque Brasil es un país complicado que exige tejer continuamente alian-
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ilma, ex guerrillera y brazo ejecutor de las políticas del gobierno de Lula, es la primera mujer Presidente de Brasil.
zas y acuerdos, no solo entre partidos sino entre los distintos sectores de cada uno de ellos. El mejor ejemplo es el último Gobierno de Lula: de 37 carteras, 17 han sido para ministros de otros partidos distintos del suyo. Dilma, que no tiene un gran currículum en ese campo, tendrá que demostrar rápidamente que es capaz de asumir también ese protagonismo, antes de que otros lo hagan por ella, dentro o fuera de su partido. Su vida ha sido lo bastante complicada como para que nadie dude de su carácter. Hija de un empresario y abogado comunista búlgaro y de una brasileña, se crió en Belo Horizonte, en un medio acomodado y politizado. Quizás por esos antecedentes familiares, Dilma, en un país como Brasil, con un fuerte sentimiento religioso, no es muy conocida por su devoción y la prensa opositora ha intentado explotar ese hecho para enfrentarla, por ejemplo, a la gran comunidad de evangélicos (más del 20% de los brasileños pertenecen a alguna iglesia de este tipo, incluida la candidata del Partido Verde, la conocida ecologista Marina Silva). Ha tenido que ser Lula, que siempre se ha proclamado como católico, quien saliera a su rescate. Sus asesores de campaña electoral respiraron aliviados cuando pudieron distribuir, pocos días antes de la fecha
electoral, una foto de una sonriente Dilma en una iglesia, asistiendo al bautizo de su nieto, Gabriel, hijo de su única hija, Paula, que tuvo cuando tenía 29 años con su segundo marido. Otro rasgo especial de su pasado es su militancia, en los años 70, en una organización partidaria de la lucha armada. Dilma siempre ha negado que empuñara las armas o que participara en alguna de las acciones violentas más famosas protagonizadas por su grupo, y de hecho cuando fue detenida, en 1970, en São Paulo, fue condenada a algo más de dos años de cárcel por “actividades subversivas”, una pena demasiado leve como para responder a hechos violentos. Aun así, muchos piensan que sigue habiendo episodios no aclarados de esa etapa de su vida, y un diario de São Paulo ha reclamado que se haga público el expediente elaborado por el tribunal militar que la juzgó y que ha sido retirado de los archivos, según su responsable para evitar su manipulación en época electoral. En cualquier caso se sabe que fue torturada y, según declaro a un periodista de la revista Piauí, “nadie sale de eso sin marcas”. Dilma Rousseff salió de la cárcel con 25 años, muy delgada y sin abdicar de sus creencias. Para estar cerca de quien fue el gran amor de su vida, su segundo compañero, Carlos
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Araujo, el padre de su hija, también militante de la misma organización y también detenido, marchó a Porto Alegre, donde reinició sus estudios de economía. En el perfil publicado por la mencionada revista, los compañeros de prisión de Araujo la describen como “simpática, solidaria y muy cariñosa”. No coincide, probablemente, con la opinión que tienen sus colaboradores, molestos por su aspereza en el trato. Con Araujo vivió casi 30 años, hasta que descubrió que estaba esperando un hijo con otra mujer, y le plantó en la calle. Aun así mantienen una excelente relación. Ella le visita cuando le tienen que internar, por culpa de un enfisema, y él pasó una semana a su lado cuando le detectaron, hace pocos meses, un cáncer linfático. Dilma, que es coqueta y se ha hecho dos operaciones de cirugía estética, se rapó el pelo antes de que se le cayera y se sometió con ánimo a duras sesiones de quimioterapia. Sus amigos más antiguos dicen que es más simpática de lo que parece, buena compañera de viaje (visitó Europa tres veces con distintas amigas y según ellos habla inglés, francés y español) y que le gusta la pintura (Caravaggio, Matisse, la mexicana Remedios Varo). Sus colegas de trabajo la describen como “dura”. Políticamente, siempre se distinguió por defender un papel importante del Estado, aunque desde el primer momento y para enfado de algunos de sus primeros jefes se opuso a la estatalización del sector eléctrico. Tal vez por eso contó siempre con el apoyo de Antonio Palocci, el primer ministro de Hacienda de Lula, artífice de su inesperada política de austeridad, que tuvo que salir del Gobierno por un escándalo sexual y de soborno y que ahora, con Dilma como presidenta, prepara su regreso triunfal. Entre sus apoyos figura ahora José Dirceu, a quien sustituyó, también por otro escándalo, en la Casa Civil. Según explicó a Piauí el secretario particular de Lula, Gilberto Carvalho (cuyo despacho está lleno de imágenes de santos y que es un fervoroso cristiano), Dilma es la persona que en los dos últimos años más veces ha visto y hablado con Lula. Incluso en fines de semanas y vacaciones, cuando se reunía a jugar a las cartas con Lula y su esposa, Marisa. Eso ha sido lo que más ha importado a la hora de la verdad. “Dilma tuvo siempre una ventaja enorme sobe los demás candidatos: tenía el apoyo de Lula”.
Soledad Gallego Díaz El País / Enviada especial
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La duodécima mujer en acceder al poder en América
EFE
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Michael Reid
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a brasileña Dilma Rousseff será a partir del 1 de enero de 2011 la duodécima mujer que llega al poder en América, una lista que, pese a haber crecido de forma considerable en los últimos años, sigue siendo exigua en comparación a la de hombres gobernantes. Rousseff, una economista de 62 años que nunca se había presentado a un cargo de elección popular, ha ganado la segunda vuelta en las elecciones para convertirse en la primer mujer que alcanza la Presidencia de Brasil. Rousseff se sumará así a las otras tres mujeres que, en el continente americano, están al frente de los Gobiernos de sus respectivos países actualmente. Se trata de las presidentas de Argentina, Cristina Fernández, y de Costa Rica, Laura Chinchilla; así como la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar. Las dos últimas han asumido los cargos este mismo año, el mismo en que Michelle Bachelet se ha despedido de la Presidencia de Chile, cargo que ha pasado a manos de un hombre, Sebastián Piñera. Con un 84% de popularidad en el momento de dejar el cargo, Ba-
chellet fue elegida en una encuesta de septiembre pasado como la mejor gobernante en la historia de su país. En recientes declaraciones, la ex mandataria chilena, reflexionaba sobre la presencia femenina en el poder, “un cambio cultural que recién comienza”, decía, pero que aún supone “toda una excepción”. En 1974, María Estela Martínez, Isabelita, asumió la presidencia de Argentina tras enviudar del tres veces mandatario Juan Domingo Perón. No fue elegida presidenta en las urnas, pero sí vicepresidenta, pues fue compañera de fórmula de su esposo en las elecciones de 1973 y la Constitución establecía que, como tal, le debía suceder. Isabelita fue derrocada por un golpe de Estado, el que instauraría la Dictadura de la Junta Militar en marzo de 1976, al igual que le ocurrió a la segunda mujer gobernante en América, la boliviana Lidia Gueiler. Esta accedió a la jefatura de Estado desde la presidencia de la Cámara de Diputados en 1979 y solo ocho meses después perdió violentamente el poder y fue obligada a exiliarse. La haitiana Ertha Pascal-Trouillot, tercera cronológicamente en la lista,
era jueza del Supremo cuando los militares que habían dado un golpe de Estado le entregaron la Presidencia en 1990 con el fin de que convocara elecciones. Asumió la orden ese mismo año y, once meses después de haber sido designada, traspasó el poder a Jean Bertrand Aristide. También en 1990, la nicaragüense Violeta Chamorro llegó a la jefatura de Estado tras derrotar contra todo pronóstico en las urnas, con un 54,7% de apoyos, al sandinista Daniel Ortega, actual presidente de Nicaragua. Pasarían posteriormente 7 años para que otra mujer alcanzara un puesto similar en el continente. Fue la ecuatoriana Rosalía Arteaga, quien gobernó el país durante tan solo 48 horas en febrero de 1997 tras el derrocamiento de Abdalá Bucaram, de quien era vicepresidenta. Como Isabelita Martínez de Perón y la también argentina Cristina Fernández, que acaba de enviudar del ex presidente Néstor Kirchner, la guayanesa Janet Jagan, presidenta de 1997 a 1999, fue primera dama antes que jefa del Estado. A diferencia de estas tres, la panameña Mireya Moscoso, viuda de Arnulfo Arias Madrid,
nunca fue primera dama porque todavía no había contraído matrimonio con su marido cuando este ocupó la presidencia hasta en tres ocasiones. Ella gobernaría entre 1999 y 2004. Pero al igual que en América, en el resto del mundo la presencia femenina en la máxima instancia del poder también es casi anecdótica y se ha dado en pocos casos. La lista la inauguró en 1960 la primera ministra de Sri Lanka (entonces Ceilán) Sirivamo Bandaranaike, y en la relación destacan figuras como la india Indira Gandhi (1966), la israelí Golda Meir (1969), la británica Margaret Thatcher (1979) o la paquistaní Benazir Bhutto (1988). En la actualidad, son una veintena las mujeres que tienen posiciones de primer nivel en sus países, desde las reinas Isabel II de Inglaterra, Beatriz de Holanda y Margarita II de Dinamarca, hasta la canciller alemana, Angela Merkel, pasando por la primera ministra croata, Jadranka Kosor, o la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, entre otras. La última mujer en asumir el poder ha sido la australiana, Julia Gillard, quien al igual que Rousseff ha inaugurado la presencia femenina al frente del Ejecutivo de su país.
por mejorar la calidad de la atención sanitaria y de la educación. Debe asegurar una inversión urgente en aeropuertos y otras infraestructuras de transporte ante la Copa del Mundo en 2014. Y tendrá que bregar con las distorsiones generadas por el incipiente boompetrolero de Brasil. La distorsión más apremiante es la fuerza del real, que ha desatado los temores a una desindustrialización. La paradoja que enfrenta Dilma es que consolidar y dar continuidad al impresionante desarrollo de Brasil exige hacer cambios e imponer su propia autoridad, en lugar de depender de Lula. Ella hereda una economía que está recalentándose: el crecimiento cercano al 7,5% en 2010 ha provocado un aumento vertiginoso de las importaciones y de la inflación (hasta el 5,6%). En su segundo mandato, Lula fue mucho más derrochador que en el primero: el déficit fiscal de Bra-
sil, del 3% del PIB, puede resultar pequeño para estándares europeos, pero es demasiado alto para una economía en auge y ahuyenta la inversión, tanto pública como privada. Eso significa que la política monetaria debe encargarse de mantener la inflación baja. El resultado son las altas tasas de interés, que a cambio elevan el valor del real. Dilma ha dejado claro, desde que ganó las elecciones, que Brasil necesita un ajuste fiscal y un Estado más eficiente. La cuestión es si actuará lo suficientemente rápido: algunos de sus asesores creen que el crecimiento permitirá al Gobierno curar sus enfermedades fiscales de forma gradual. Pero el gradualismo conlleva dos riesgos. Convierte a Brasil en rehén de la incierta economía mundial, vulnerable a un ajuste repentino. Y deja al Gobierno de Dilma a merced de un Congreso voraz. Si un presidente
brasileño no ejerce una vigilancia constante, los políticos encuentran miles de fórmulas para aumentar el gasto, principalmente en partidas que favorecen a los privilegiados, no a los pobres. El último ejemplo: el Congreso saliente acaba de adjudicarse un enorme aumento salarial, que si se aplica a todos los niveles del Gobierno supondrá 2.200 millones de reales al año, más que el programa Bolsa Familia de lucha contra la pobreza. Dilma es una mujer dura y competente, que cumple sus tareas. Será una administradora eficaz del Estado brasileño. Queda por verse si tendrá el deseo y la habilidad política de reformarlo.
Los retos de Dilma L
a primera tarea que enfrenta Dilma Rousseff como presidenta de Brasil es a la vez sencilla y complicada: dejar claro que es ella quien está al frente, y no Luiz Inácio Lula da Silva, su predecesor y mentor político. Y es que Dilma le debe el puesto a la audaz decisión de Lula de convertir en candidata a su poco conocida jefa de Gabinete, a quien aseguró la elección gracias a su popularidad y a su infatigable campaña. Esa deuda queda de manifiesto en la composición de su nuevo Gabinete: 16 de sus 37 ministros sirvieron en los Gobiernos de Lula. De forma que Dilma está ofreciendo continuidad, que es, de hecho, por lo que votaron los brasileños. La nueva presidenta se ha comprometido a eliminar la extrema pobreza, que aún afecta al 9% de los brasileños, durante los próximos cuatro años. También ha apostado
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(*) Editor para América Latina de The Economist y autor de El Continente Olvidado (Ediciones Belaqva).
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¿Cómo será Brasil sin Lula?
A S
ntes de que se conocieran los resultados electorales, Arias imaginó un Brasil sin Lula. “Podrá ser un país menos popular, pero quizás más democrático”, afirmó, sin dejar de reconocer los méritos del obrero que hizo historia en el país más grande de la región.
i Lula se hubiese presentado a las elecciones- lo impedía la Constitución-, los brasileños lo habrían elegido ganador por tercera vez, sin sombra de dudas. Pero Lula sale de escena. El domingo Brasil tendrá nuevo presidente. Con gran probabilidad será una mujer: Dilma Rousseff, la escogida por el presidente que llegó a la jefatura del Estado desde la nada después de haber sido limpiabotas, sin estudios, con un simple título de tornero mecánico y una inteligencia política excepcional. Escogió para sucederle a una mujer en sus antípodas: sin su carisma, sin su empatía con los más pobres -ella procede de una familia de clase media alta de origen búlgara- y mucho más politizada que él. Y menos flexible, más de batalla que de diálogo. ¿Cómo será Brasil sin Lula a partir del uno de enero próximo, cuando su sucesor o sucesora entre en funciones? Difícil imaginarlo, porque Lula ha estado omnipresente en sus ocho años de Gobierno. Se habla de un antes y un después. Ha sido el presidente más popular de la historia democrática del país, a quien la masa de los brasileños -sobre todo los más pobres- identificó como a uno de ellos por hablar su misma lengua, incluso con errores crasos de gramática. Lula consiguió lo que parecía imposible: entusiasmar a los pobres, hacerles menos pobres y al mismo tiempo hacer que los ricos fueran más ricos que nunca y la bolsa la más próspera del mundo. Dio visibilidad mundial a un país lleno de posibilidades y lo salvó de la crisis financiera mundial con su acertada política económica, a la vez moderada y liberal. La gran mayoría de los brasileños le han perdonado todo: hasta que con una cierta megalomanía llegase a compararse con Jesucristo o que se jactase de no haber leído nunca un libro. Le han perdonado todas sus bravatas, sus metamorfosis diarias, aquellos momentos en que era capaz de defender por la tarde lo que había fustigado por la mañana. Para conseguir que ganase las elecciones su preferida quebrantó la ley electoral. Se olvidó de que era el presidente de todos para ha-
apoyada por un solo partido menor, el Partido Verde con solo 12 diputados en el Congreso. Ella representa una forma nueva de gobernar que ya despierta fuerte simpatía sobre todo en los jóvenes. Y con ella, Aécio Neves, el ex gobernador de Minas Gerais, hoy un senador de 50 años que, junto con Lula, es el político con mayor aprobación popular, de familia política de alcurnia (es nieto de Tancredo Neves) y que ha sido siempre un político de diálogo dispuesto a llevar a la práctica un sueño nunca realizado: hacer gobernar juntos a los dos grandes partidos progresistas del país: el PSDB de Fernando Henrique Cardoso y a la parte menos extremista y radical del PT de Lula, partidos siempre enfrentados hasta ahora a pesar de presentar prácticamente los mismos programas y de tener una misma sensibilidad y cerse activista de su partido durante los dos últimos años. Tuvo las manos libres porque la oposición temía su inmensa popularidad, un arma que supo usar formidablemente amenazando cuando era necesario -por ejemplo cuando arreciaban los escándalos de su Gobierno- con sacar a la calle a los movimientos sociales a su favor. Se comió literalmente a la oposición y gobernó como quiso. Un Brasil sin Lula podrá parecer un Brasil huérfano. ¿Pero se va de verdad? La impresión es que si gana su favorita él tendrá que suplir con su sombra y su astucia política la inexperiencia de la nueva presidenta. La tarea no será fácil. El poder tiene sus imponderables. ¿Podría haber dos presidentes como en Argentina con los Kirchner? ¿Permitirá Dilma que la deje aparecer, como se le ha acusado de hacer hasta ahora, convertida en una marioneta de su jefe? A la sucesora nadie le niega ambición, dureza de carácter, capacidad de mando -los hombres del Gobierno la temían cuando era ministra- y una cierta dosis de habilidad para gestionar el poder. Sus prestaciones son una incógnita. Si su legislatura se desarrolla sin problemas, ¿dejará voluntariamente a Lula volver en 2014 renunciando ella a presentarse a un nuevo mandato?
Juan Arias El País / Brasilia
“Lula consiguió lo que parecía imposible: entusiasmar a los pobres, hacerles menos pobres, que los ricos fueran más ricos y la bolsa la más próspera del mundo. Dio visibilidad a un país lleno de posibilidades y lo salvó de la crisis financiera con su acertada política económica, moderada y liberal.” El regreso de la oposición
Una cosa parece cierta y positiva para la política del país: sin Lula, la oposición vuelve a actuar, compacta y fuerte, desnuda de complejos, dispuesta a dar la batalla para conseguir dentro de cuatro años una alternancia en el poder, impidiendo que en Brasil, con la hegemonía del Partido de los Trabajadores repartiendo su poder entre tres partidos aliados con apellidos de alquiler, pueda acabar creándose un equivalente al PRI mexicano. Para 2014 ya hay dos candidatos con grandes posibilidades de victoria, incluso si se volviera a presentar Lula. El primero es la ecologista Marina Silva, que aunque no llegó a la segunda vuelta fue la gran revelación obteniendo 20 millones de votos, sin difusión televisiva y
preocupación social. Sería positivo para ambos: el PSDB acusado, aunque injustamente, de elitista, de ser el partido de los ricos y de la clase media, podría acercarse más a las clases populares; y el PT, acusado de autoritario y hegemónico, podría impregnarse más de los valores de defensa de las instituciones democráticas, renunciando a la tentación marxista de que los fines justifican los medios, lo que le ha llevado a veces a aparecer más corrupto que la peor de las derechas. Un Brasil sin Lula podrá ser un país menos popular, pero quizás más democrático, más de todos, con oposición y con una política exterior más abierta, considerada hoy, según muchos analistas, como excesivamente tercermundista y con dificultades para dialogar con Europa y con los Estados Unidos, incluso con el demócrata Obama. www.semanariouno.org
Viernes 7 de enero de 2011 Santa Cruz de la Sierra • Bolivia
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LECTURAS
Carlos o el sueño americano
E Mario Vargas Llosa Escritor / El País
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l Premio Nobel de Literatura 2010 habla de Missing (una investigación), de Alberto Fuguet, retrata de manera vívida y persuasiva las ilusiones, éxitos y derrotas de los hispanos que se fugan a Estados Unidos en pos de algo esquivo y fugaz.
uando yo era niño se hablaba en mi familia de un lejano tío que, una mañana soleada, dijo a su mujer que iba un momento a la Plaza de Armas de Arequipa a comprar el periódico. No volvió nunca más y sólo muchos años más tarde se supo que había muerto en París. Cuando yo preguntaba a qué se había fugado ese tío a París, la abuelita Carmen y la Mamaé me respondían al unísono: “A qué iba a ser, ¡a corromperse!”. Entre los miles de proyectos que se me han pasado por la cabeza figuró alguna vez el de tratar de averiguar la singular aventura de ese pariente prófugo y relatarla en un libro. Ahora que estuve en Chile descubrí que Alberto Fuguet había tenido la misma idea, con un tío también desaparecido, pero no en París sino en los Estados Unidos, y que él sí la había llevado a la práctica en un
“En todos los libros de Alberto Fuguet que he leído hay siempre, junto con la historia que cuentan, una voluntad de innovar, tanto en la lengua como en la estructura narrativa. EnMissing (Una investigación), es donde mejor lo ha conseguido.” libro divertido, triste, posmoderno y audaz, que acabo de leer de un tirón: Missing (Una investigación). Se lo puede llamar una novela, porque este género es un cajón de sastre donde todo cabe, y porque Fuguet cuenta la historia de su desaparecido tío Carlos Fuguet, hermano de su padre, con técnicas y lenguaje novelescos, pero su libro es también muchas otras cosas y en eso reside su mayor atractivo: el testimonio de una búsqueda casi policial de un oscuro personaje extraviado en la oceánica sociedad norteamericana; la historia de una familia chilena de inmigrantes en California; una autobiografía parcial y la confesión de un escritor sobre los demonios personales que lo incitan a fantasear y la manera, entre racional, espontánea y casual, en que escribe sus libros. Pero Missing es sobre todo algo que, estoy seguro, su autor no se propuso nunca que fuera y que es, tal vez, su mayor logro: las ilusiones, éxitos y derrotas de los lawww.semanariouno.org Viernes 7 de enero de 2011 Santa Cruz de la Sierra • Bolivia
tinoamericanos que se fugan a los Estados Unidos en pos del sueño americano. Dudo que algún historiador o sociólogo haya mostrado de manera tan vívida y persuasiva ese trance dramático del desarraigo de las familias de origen hispano de su suelo natal y su difícil implantación en su tierra de adopción, con éxitos agridulces, esfuerzos denodados, añoranza tenaz y, a veces, frustración y tragedias domésticas. El sueño americano es una realidad, sin duda, pero para una minoría, en tanto que para muchísimos otros es apenas un limbo mediocre, y, para otra minoría, un infierno. El tío Carlos era un joven díscolo, rebelde, se llevaba muy mal con su padre, nunca encajó del todo en la familia, y un buen día delinquió, con un pequeño robo que lo mandó a la cárcel. Cuando salió intentó por un tiempo reformar su vida, pero las disputas familiares y su perpetua insatisfacción con todo y con todos, lo llevó a apartarse de la parentela. Un
buen día, esta dejó de saber de él. Alberto Fuguet le tenía cariño y algo más: la fascinación que generan siempre las ovejas negras. Muchos años después de desaparecido aquel tío carnal, decidió buscarlo. Lo hizo y, sorprendentemente, lo encontró, sumido en la soledad más absoluta y ejerciendo un oscuro empleo en un hotelito de segunda o tercera clase, en las afueras de Denver. Tío y sobrino reanudan la vieja amistad y, en varios y espaciados encuentros en distintas ciudades y pueblos de Estados Unidos, aquel revela a este su agitada y versátil existencia, su servicio en el ejército, sus mujeres transeúntes, sus trabajos itinerantes en albergues sórdidos y hotelitos de paso, la fechoría que lo devuelve a la cárcel, el desasosiego perpetuo del que nunca consigue librarse, su espasmódica carrera de bongosero en bandas musicales ínfimas, sus esfuerzos desesperados y siempre inútiles por dar un sentido a su vida y encontrar la paz interior. La historia del tío Carlos aparece en el libro en un largo y hechicero capítulo, como un monólogo en verso, una confesión que transpira verdad y tranquila resignación, la de un hombre vencido, que nunca se integró al medio en que fue transcurriendo su existencia, siempre en la periferia de todo, de las familias bien establecidas, de los empleos seguros,
de los gringos y de los latinos, de la fortuna y la miseria, condenado a la mediocridad, a una suerte de extraterritorialidad compartida con miles de miles de otros como él, seres sin raíces ni referentes, viviendo en una especie de limbo al que sólo llegan residuos fugaces de la prosperidad y las oportunidades de que gozan los otros, descubriendo cada día, a cada paso que da sobre esas arenas movedizas que es para él la vida, lo esquivo y fugaz que puede ser también, para tantos, el sueño americano. ¿En qué falló el tío Carlos? Nunca fue un perezoso. Es verdad que no le gustaba estudiar y prefirió emplearse sin haber recibido instrucción superior alguna, lo que lo condenaba a vivir siempre dependiendo de empleos muy menores. Sin embargo, en algunas épocas se rompió el alma y llegó a aprender un oficio, el de la hotelería, en el que había empezado a progresar. Pero la falta de constancia hizo que abandonara siempre lo que tenía, y renunciara a lo que podía llegar a tener, en busca de un fantasma inaprensible que se le escurría cuando lo iba a tocar. No sabía qué buscaba, pero, gracias al libro de Fuguet, nosotros lo sabemos: era un rebelde y ni siquiera estaba enterado, un ser incapaz de resignarse a su suerte y al mismo tiempo víctima de una confusión que le impedía descubrir cómo y haciendo qué podía canalizar toda esa enorme energía y ansiedad que derrochaba en nimiedades. El tío Carlos no es un ser excepcional, sino el más común de los mortales, un muchacho al que las circunstancias hicieron perder sus raíces cuando era todavía un niño y nadie le enseñó ni ayudó a reemplazarlas por otras, de modo que su vida transcurrió, como la de tantos millones de seres en el mundo de hoy, a los que las violencias políticas o religiosas, o las necesidades económicas, arrojan de sus países y llevan a peregrinar a sociedades a las que jamás se integran, aunque trabajen en ellas y vivan o malvivan allí el resto de sus vidas, como seres exóticos, excluidos o autoexcluidos de la suerte del común. La tristeza que embarga su historia resulta de que, a medida que vamos conociendo las peripecias cómicas, penosas o extravagantes que protagoniza,
LECTURAS
advertimos ciertas reservas de creatividad, de bondad, de inocencia, de generosidad, que había en él y que nunca tuvo ocasión de aprovechar para construirse una vida mejor, porque el mundo en que vivió nunca se la dio. Es casi simbólico que el tío Carlos termine, ya sesentón y maltratado por los achaques, recibiendo una modesta pensión del seguro social, en un cuchitril de Las Vegas, la ciudad del azar y del dinero, las fortunas y las quiebras exorbitantes, solo como un hongo, y siguiendo un curso por correspondencia de Negocios y Administración de Empresas. El libro está construido con técnicas y métodos que varían de capítulo a capítulo y en los que el juego, el experimento, el humor, la insolencia, el desplante, ponen una nota risueña que contrasta con la materia de la historia, dolorosa y por momentos desgarradora. Es una combinación que funciona muy bien, porque exige del lector una atención alerta, para ir restableciendo la cronología real a partir de los saltos temporales constantes de la narración, y los respiros que las dudas y entusiasmos del propio narrador con su oficio y vocación, constantes a lo largo del libro, ofrecen de tanto en tanto, para desagraviar al lector de ese viaje por el fracaso, la sordidez, la rutina y la mediocridad que es el tronco central de la historia. Muchas partes del libro están escritas en un español mechado de anglicismos que, por instantes, parece a punto de convertirse en un spanglish, sin que ello llegue a ocurrir. Por el contrario, pasado un primer momento de desconcierto, este lenguaje, que no es, claro está, el de los hispanos de California, sino una recreación literaria del que muchos de ellos hablan, es de un encanto poético notable, una demostración de la formidable capacidad que tiene el español, en manos de un escribidor con talento, para metamorfosearse en tantas cosas sin perder su propia personalidad. Este estilo no es una caricatura ni un preciosismo formalista, es un estilo persuasivo y funcional, porque delata a través de su manera de hablar lo que son quienes así se expresan, la inseguridad que los habita, el inconcluso mestizaje cultural y lingüístico que constituyen, los dos mundos que hay en ellos coexistiendo con aspereza y sin llegar a fundirse. En todos los libros de Alberto Fuguet que he leído hay siempre, junto con la historia que cuentan, una voluntad de innovar, tanto en la lengua como en la estructura narrativa. EnMissing (Una investigación), es donde mejor lo ha conseguido. © Derechos mundiales reservados Ediciones EL PAÍS, SL, 2011. © Mario Vargas Llosa, 2011.
Frases fritas Claro que sí
"1.000 millones de bolivianos es harta plata, más de 120 millones de dólares".Vicepresidente Álvaro García Linera, sobre el dinero dado por el Gobierno a sus movimientos sociales.
Evo y el número 500
"...este proceso será imparable, este proceso será para siempre, que mejor un proceso para más de 500 años". Presidente Evo Morales y el 'proceso de cambio' del MAS.
Un lugar seguro
"Una librería, una biblioteca, es una posibilidad de darle una segunda vuelta a cualquier tema: a la salud, a la enfermedad, al abuso del café, al derretimiento de los hielos polares...." / Jorge Edwards, escritor chileno.
Un homenaje
"En la sima de la historia y bajo el peso de millones de asesinados, hice lo que hacen los hombres, cuando la palabra es insuficiente... arrodillarme". / Willy Brandt, ex canciller alemán.
Palabras sabias
"En tiempos de incertidumbre y de retos formidables, la batalla de las ideas es más esencial que nunca. Las cuestiones punzantes, como la regulación de las finanzas, la sostenibilidad de la sociedad del bienestar, el futuro de la energía y del medio ambiente, no se resuelven con fórmulas matemáticas sino con talento e imaginación... " / Martín Ortega, escritor español.
Contundente
"El sistema financiero se ha convertido en un fin en sí mismo: en él se adquieren fortunas colosales a base de especular con papel." / Santiago Carrillo, comentarista político español.
Cómo no...
"Yo no podría ser una Madre Teresa" / Ramush Haradinaj, comandante del Ejército de Liberación de Kosovo.
La clave
"El valor añadido especial del corresponsal del siglo XX era que, en la experiencia de una sola persona, en sus procesos mentales y su sensibilidad, se combinaban los tres elementos: ser testigo, descifrar, interpretar. Si conseguimos preservar eso en el periodismo transformado de nuestros días, quizá logremos tener más y mejores informaciones internacionales.." / Timothy Garton Ash, catedrático en Oxford.
That is the question...
"¿Por qué aquellos que trabajan para vivir tienen que estar sujetos a impuestos más altos que los que viven de la especulación (a menudo a expensas de los demás)? " / Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001.
Ocaso etnicista
S L
oliz Rada comenta el libro “Qué hacer con los indios” del periodista e investigador argentino Pablo Stefanoni.
a fractura ideológica del Colectivo “Comuna” entre dos de sus integrantes, el vicepresidente Álvaro García Linera (AGL) y el ex viceministro de Planificación Estratégica, Raúl Prada Alcoreza (RPA), ayuda a entender los problemas del gobierno. AGL, después de participar en una guerrilla indígena, defendió el “capitalismo andino”, para sostener ahora el “socialismo comunitario”, a través del estatismo en la economía. El epistemólogo RPA plantea el retorno al Tawantinsuyo, luego de absorber aportes indianistas. Esta confrontación se ve reflejada en el libro “Qué hacer con los indios”, del periodista e investigador social, Pablo Stefanoni. Stefanoni destaca las reflexiones de la historiadora Rossana Barragán, quien recuerda que desde el inicio del Siglo XXI, Bolivia es un país más urbano que rural. Para el sacerdote Xavier Albó, lo anterior ha producido continuidades rurales en las ciudades, de manera que los aymaras urbanos, por ejemplo, mantienen su raíz aymara. En consecuencia, la simbiosis aymara-mestiza sería ficticia. Sobre el particular, Barragán se pregunta si mantendrán incólumes sus identidades étnicas los aymaras burgueses, dueños de camiones y ómnibus, los “prestes” (padrinos) de las fastuosas fiestas del Señor del Gran Poder (los que contratan policías privados para garantizar su seguridad) y sus hijos, muchos de los cuales gustan del rap, de las cumbias villeras, de usar pantalones anchos y que ya no hablan aymara. La historiadora se respalda en “trabajos de campo” frente a utopías ancestrales, cuyos ideólogos, financiados por ONG y basados en declaraciones de la OIT y la ONU, manipularon las preguntas del censo de 2001, en el que nadie podía declararse mestizo. Lo anterior facilitó el reconocimiento de 36 inexistentes naciones indígenas en la Constitución Política de febrero
de 2009. Lo anterior estancó la construcción de la subjetividad de lo boliviano. Barragán advierte que en la ciudad de El Alto están presentes también identidades ocupacionales, como obreros o comerciantes por cuenta propia (el 30% de la población), que no encajan sólo en parámetros étnicos. Tal heterogeneidad ocurre en todas las ciudades del país. Ha emergido, por tanto, un neo mestizaje, que, a diferencia del que surgiera en 1952, dio paso a un nacionalismo indomestizo, que debilita al máximo el colonialismo interno. Stefanoni rescata, asimismo, las investigaciones de Gilles Riviere y Alison Spedding, quienes demuestran que ahora hay en el agro más pentecostales que indianistas. Aquellos que los descalifican por ser, supuestamente, agentes del imperialismo olvidan que numerosos evangélicos integran las bases del PT brasileño o que Hugo Chávez simpatiza con los cristianos. Dentro del MÁS, el etnicismo se ha reducido a discursos en eventos internacionales y ecológicos. En cambio, se ha fortalecido la alianza Evo-FFAA, en su vertiente patriótica, que nacionalizó el petróleo, garantiza la cohesión nacional (frente a intentos separatistas), tiene presencia en todas fronteras unidad y preserva la unidad de Bolivia. Sin embargo, el actual capitalismo de Estado, y esta es sólo mi opinión, carece de coherencia al silenciar los abusos de Petrobrás y varias petroleras europeas, no ampliar el comercio internacional por el Puerto peruano de Ilo, no usar el 50 % de los manantiales del Silala de los que Chile se beneficia gratuitamente desde 1906, no cambiar la matriz energética, seguir regalando los licuables del gas a Argentina y Brasil, organizar excesivas e inútiles empresas estatales y desarrollar una pésima gestión que lo obligó a dictar un gasolinazo en el mejor estilo del neoliberal Sánchez de Lozada.
Andrés Soliz Rada Periodista y abogado
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