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Pregón de Semana Santa 2018

Pregón 2018. La Semana Santa, tiempo de encuentro con Jesús

ELKIN JESÚS PALACIOS. RELIGIOSO AMIGONIANO

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Queridos hermanos y hermanas: Antes de nada quiero dar las gracias a Don Javier Francés, Párroco de San José, a la Hermandad de la Santa Cena y Caballeros del Santo Cáliz, a su presidente, Don Vicente Marcilla Viñes, al Vicepresidente 1º Don Jesús Peris Silla, a toda la familia Peris, a la que me une una gran amistad, y, por supuesto, a Cristina Peris González, Reina del Encuentro y Ángel de la Resurrección 2018, con sus dos camareras: Irene y Gloria Andreu Chisvert, por darme la oportunidad de compartir este momento que a mí también me llena de alegría y de recuerdos de los años que pasé aquí, entre vosotros. Porque conozco la importancia que este acto tiene para todos vosotros, vecinos de Torrent. ¡Muchas Gracias!

Como ya sabéis, la figura de la Reina del Encuentro y Ángel de Resurrección representa a D.ª Germana de Foix, virreina de Valencia que posteriormente fue esposa del rey Fernando el Católico, quien según cuenta la tradición visitó en diferentes ocasiones la ciudad y presidió el Encuentro Glorioso de la Virgen con Jesús Resucitado a principios del siglo XVI. Para cuando ella no pudiese asistir, D. ª Germana de Foix encomendó que cada año, una joven soltera de la localidad, presidiera la celebración del Domingo de Resurrección en su nombre. La Reina es elegida por orden cronológico de la Pasión entre las hermandades.

D. José Royo Martínez (cronista oficial de Torrent), explica el desarrollo histórico de la procesión desde principios del siglo XVII: “En un primer periodo, los actos de Domingo de Resurrección empezaban entonces, con el traslado de la Madre de Dios de Monte-Sión y el Cristo Resucitado hasta la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, en donde tenía lugar la misa. Tiempo después se organizaban dos procesiones que salían de diferentes lugares con itinerarios diferentes que se encontraban en la Plaza Mayor, donde tenía lugar el Encuentro. Al acabar volvían a la Parroquia, antes mencionada, en un solo séquito”. Esto dio lugar al actual Encuentro en donde las Hermandades de Torrent llegan con una sincronización puntual a la Plaza Mayor donde se encuentran además la Madre de Dios de Monte-Sión y su hijo Jesús de Nazaret Resucitado. El encuentro es descrito de esta manera por el antes citado cronista: “Las dos procesiones que acompañan a la Madre de Dios de Monte-Sión y al Cristo Resucitado se encuentran con sincronía en la Plaza, donde los miembros de las hermandades se entrecruzan para dar un colorido y una plasticidad digna de alabanza, con un sonido continuo de cornetas y tambores. En el momento del Encuentro y al encontrarse delante de su Hijo Resucitado, después de las tres cortesías de rigor, a la Madre de Dios le quitan el velo negro y la capa”. La gran responsabilidad de dicho logro recae en la figura de la Reina del Encuentro y Ángel de Resurrección que aporta singularidad al acto. Y este año corresponde a la Hermandad de la Santa Cena y Caballeros del Santo Cáliz y a Cristina Peris González.

HOY, IV DOMINGO DE LA CUA-

RESMA se llama también Domingo de Laetare y recibe este nombre porque así comienza la Antífona de Entrada de la Eucaristía: “Laetare, Ierusalem” (“¡Alégrate Jerusalén! ¡Reuníos, todos los que la amáis!”), tomada del profeta Isaías.

Laetare es el imperativo del verbo latino “laetor” que significa alegrarse, regocijarse. Alegraros y regocijaros porque el Señor padecerá, pero también resucitará.

Este domingo nos anuncia que la Semana Santa, el Triduo Pascual, está cerca.

Hoy nos vemos en el punto de los Evangelios en que todo colapsa, hasta aturdir los sentidos, hasta el desmayo: no podrá haber alegría donde no hay exageración. Como no brotará la alegría en la tierra donde falte la libertad. También Dios tiende a exagerar para poder amar por completo. Le fue confiado a Nicodemo, el hombre que por la noche se fue para ir a encontrar a Cristo: “Dios ha amado tanto al mundo hasta dar al Hijo unigénito para que quien cree en Él no se pierda”. No bastó el amor: sirvió Él tanto amor. Eso fue amor y predilección, pasión e intriga: esto es amar tanto. Es el Hijo mismo, el único: mandado para que el mundo se salve. Lo inaudito de los Evangelios.

He aquí al Dios de la Escritura, al que nadie pudo imaginar tan cercano y próximo a lo humano: ama al punto de dar, ama hasta el punto máximo del amor, ama hasta perderse entre las tinieblas de una Cruz y enseñar las cumbres vertiginosas a las que llega quien en el corazón ama verdaderamente. Y no por juego.

No hay huella de juicio – “No ha mandado al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve a través de Él” -, ahí está toda la premura de la piedad: Tú te equivocas y yo te amo. Tú te alejas y yo te sigo: no quiero perderte. Tú me traicionas y yo me obstino en amarte excesivamente: para hacerte volver, para seducirte el corazón, para esconder cualquier huella de engaño. Es tanto, casi demasiado, quizás hasta injusto: “La luz ha venido al mundo, pero los hombres han querido más las tinieblas que la luz”. Poco importa: el Cielo no deja la presa, trama los acechos, espía los movimientos y organiza los encuentros. Dentro de ese amor hay espacio para quien queda, para quien se pierde, para quien perdido decide en su corazón el volver a casa. Para hacer oír el eco de una palabra que desde hace milenios inunda y se extiende entre los caminos de lo humano: “Tú eres precioso a mis ojos”. Por supuesto: tu historia está dentro de una historia más grande, el Dios de tus padres es el mismo Dios que te ha pensado, que te ha creado, que eternamente te ama y te busca. No estás aquí abajo solo. También podrás llegar a ser grande.

Maltratarán este amor: decidirán, con hombres farsantes, que ese amor tendrá que acabar crucificado. El humano, desde los tiempos de Adán, siempre ha sido el mismo: pierde el juicio con quien le cautiva el corazón y lo maltrata, llama simplón y niño a quien le quiere a ultranza. Poco importa a quien del Hombre conoce pasos y pasajes: dentro de ese tanto ninguna medida opuesta podrá tomar nunca la ventaja. Ni siquiera en el punto del aparente colapso, ni siquiera en el Viernes del Gólgota. Todo lo contrario: allá arriba, con las tinieblas y las lanzas puntiagudas, al hombre le será concedido el lujo de descubrir hasta qué punto empuja el amor de quien ama verdaderamente. De quien, perfecto amante, eligió el exagerar para tender una emboscada a los corazones perdidos. Y seducirlos con toques y tañidos de amor.

VENGO LLENO DE ALEGRÍA Y PLACER A ANUNCIAR

a los torrentinos, las torrentinas y a todo el mundo que se ha acercado a Torrent, el comienzo de la celebración de la Semana Santa, con el matiz de “fiesta” ya que la Semana Santa finaliza con la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y es a la vez, un elogio a la fe de este pueblo y su gente pues quien tiene fe nunca se pierde. Esta es la fe con la que desde hace muchísimos años toda la gente de Torrent se une en la vivencia de acompañar a Jesús en su camino; camino que terminó en la Muerte en la cruz y finalmente en su Resurrección.

Y aquí estamos, un año más, después de la larga espera, dispuestos a plantarnos en la calle, como miembros de nuestras tradicionales hermandades, y hacer girar una ciudad entera a nuestra medida durante una semana. ¿Pero, por qué lo hacemos? Por seguir una tradición de siglos, una simple costumbre, ¿somos folclore?, ¿cultura?, ¿un fenómeno antropológico? ¿Realmente pintamos algo en la sociedad actual? Quizás la pregunta tenga que ir un poco más allá e interrogarnos si pintamos algo en la Iglesia actual. ¿Para qué y por qué salimos a la calle? ¿Quién viene caminando junto al Sumo Sacerdote? ¿Cómo se atreve a discutirle al poder establecido de lo políticamente correcto? Ni siquiera lo mira, pese a estar maniatado mantiene un extraño y distante gesto de desdén, ante quien todos los demás inclinan la cerviz en señal de sumiso respeto. ¿Cómo es capaz de convocar a esa multitud? ¿Qué tiene para que cientos de hombres y mujeres lo acompañen durante tantas horas? ¿Es un loco?, ¿un revolucionario? ¿O es simplemente el Hijo de Dios?, el único capaz de asegurar la Vida Eterna. “Dichoso tú, Pedro, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso sino Mi padre del Cielo” (Mt. 16, 17-18). Dichosos vosotros, hermanos, gente sencilla del Poble Nou y del casco antiguo,… de todo Torrent, porque eso que decís no os lo han dicho ni los que mandan, ni los poderosos, ni los alquimistas de las promesas, sino la Fe de un pueblo.

Pero no siempre resulta fácil permanecer firmes en nuestros principios, como lo hiciste Tú, Señor. No siempre aguantamos impasibles ante el poder, aun cuando ello nos suponga que nos despojen de todo, como hacen contigo.

Sin embargo salimos a la calle para anunciar el Evangelio, porque por encima de todo somos Iglesia, la que Él dirige y así nos tienen que aceptar, como fenó-

menos religiosos, más allá de un valor cultural que nadie niega, pero que nunca puede ni debe ser fundamento de nada, ni menos aún justificación de una realidad que se mantiene viva desde hace siglos.

Todos tenemos una tarea que cumplir en la vida y esta tarea es la que hace que todas las gentes de Torrent podáis vivir la hermandad a lo largo del calendario de todo el año en el que con vuestra fe preparáis todo el material necesario para esta celebración: material pirotécnico, material musical; todos juntos: amigos, hermanos, familia,.. como forma de seguir vivos, como forma de celebrar durante todo el año el día de Jueves Santo, día en el que la Iglesia celebra el amor fraterno y conmemora la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio como sacramentos. Día en el que recordamos la Última Cena de Jesús con sus discípulos con los siguientes gestos: • Reunión con los discípulos. • Voluntad de servicio. • Declaración de amistad, cuando dijo

“a vosotros no os llamo siervos sino amigos”. • El mandamiento nuevo del amor, con la oración en Getsemaní.

Vengo a dar la Buena Noticia. La que siempre está de actualidad. Éste es el titular: Cristo vive y nos ama. Abrid, torrentinos y torrentinas, que ya es la hora, vuestros corazones. La Semana Santa, es un tiempo especial de encuentro con Jesús.

Déjenme llevarles por esos recovecos, andando por encima del tiempo en este recorrido caótico de las distintas hermandades y bandas de música, por calles, plazas y bocacalles, y vengan conmigo por los callejones de mis venas a buscar la verdad definitiva mientras suplico.

Porque Dios no deja nada como estaba. Cuando pasa, cuando nos encontramos con Él, aunque todo parezca repetirse, todo ha cambiado.

Esta semana es la vida en todos sus colores. El rojo de la sangre del vientre materno. El blanco de la leche que nos amamanta y de la inocencia de la niñez. El celeste de la adolescencia. El añil de la juventud. El ocre de la madurez. El verde de la esperanza. El tiniebla de las horas seniles. El negro del dolor definitivo. El azul de la Resurrección.

Voy a dirigirme, en particular, a cada uno de vosotros:

SE ACERCA LA SEMANA SANTA.

La Semana Santa, es un tiempo de encuentro con Jesús. En él se dan el misterio de la misericordia entrañable del Padre, los gestos, llenos de ternura y de salvación, del Hijo y la presencia desbordante del Espíritu iluminan tu vida cotidiana, los dolores y gozos de la humanidad. Y no solo en Semana Santa, sino siempre.

Semana Santa: Derroche de gracia

Amor agradecido a la Eucaristía, fuente inagotable de vida.

Ojos asombrados ante el Dios que nos lava los pies.

Parábola de comunión en las señales del Crucificado.

Gratuidad ante Jesús que se queda para siempre con nosotros.

Ensanchamiento del gozo y de la esperanza ante el triunfo de la Vida.

La Iglesia siempre recreada en el Pan partido, en la Cruz, en la Resurrección.

Alegría que no se puede contener y se extiende como un río en crecida.

Fuente de comunión, de paz, de solidaridad con toda la humanidad.

Llamada a tocar las múltiples pobrezas de este mundo con el amor.

Semana Santa: Días de callado amor

Días intensos de oración y silencio, de contemplación y agradecimiento, admiración y adoración.

María, la mujer de la esperanza, acompaña tus pasos hacia la Pascua.

EL DOMINGO DE RAMOS.

Ese día todas las hermandades se reúnen para, juntos todos los hermanos y hermanas de Torrent, acoger y vitorear a Jesús que entra en Jerusalén.

Acoge a Jesús que viene

Es el Siervo. Se siente enviado por el Padre para hacer presente el amor en medio de Jerusalén. Ha aprendido mucho por los caminos. Acepta el plan del Padre de vencer el odio con el amor. Acoge los vítores de los niños que salen a su encuentro con palmas. Descubre agazapado el poder del odio. Huele a drama. Hay mucha intensidad en cada gesto, en cada palabra. Es la hora de Dios, de su proyecto.

Mira a Jesús

Es el enviado por Dios; está en medio de la humanidad, compasivo y manso; no grita ni quiebra la caña cascada; pero promueve tenazmente la justicia y la liberación de los oprimidos. Es el servidor, el que Dios ha ungido con su Espíritu y hecho alianza de su pueblo, la Iglesia. Él es la luz de las naciones, el que abre los ojos a los ciegos, libera de la prisión a los cautivos y saca de la mazmorra a los que habitan en tinieblas.

Vete a Jesús

Es el Siervo. Lleno de confianza en el Padre, ofrece un lugar en el Reino para todos. Ha recibido una misión de Dios: reunir a todos los pueblos en un solo pueblo de hijos/as y hermanos/as. Tiene un proyecto de salvación para todas las naciones, todas las culturas, todas las religiones de la tierra.

La traición de Judas y la negación de Pedro, dos testigos del reino anunciado en las aldeas de Galilea, parecen llevar al fracaso toda la entrega de Jesús. Sin embargo, el Plan del Padre, aceptado por Jesús, llegará a su plenitud en el amor entregado libremente, que da la vida y capacita al ser humano para amar sin límites. El grano de trigo, sembrado en la tierra, dará fruto abundante.

Acércate a Jesús

Va por los caminos de la vida con los ojos abiertos. Contempla a las muchedumbres descarriadas, a enfermos que no saben ya a quién acudir, a oprimidos por el

maligno, a publicanos, a mujeres que ejercen la prostitución, a niños despreciados… y le brotan los gestos de ternura y de compasión, le nacen palabras de esperanza:“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10).

Su deseo más hondo es que todos/as se sienten a su mesa y todos tengan pan, palabra y dignidad.

Está dispuesto a entregar su vida hasta el final, como expresión de su amor fiel, para la vida de todos.

LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTOS.

Los Vía Crucis y los traslados de los distintos pasos de las hermandades, con sus hábitos y sus bandas, que llenan las calles y plazas de Torrent, el Encuentro de la Verónica, nos llevan a admirar y contemplar el arte que manifiesta la religiosidad de esta ciudad; pero cada uno de vosotros, en tu interior:

Escucha a Jesús

Es el Siervo que abre el oído para escuchar. Y como siervo se pone en medio y comunica palabras de vida, de consuelo y de paz. Abre sus manos a todos los necesitados y sella una alianza, un pacto de ternura, con todos los despreciados.

Quédate con Jesús

Se acerca la hora delicada de su Pascua, la hora del amor más intenso. Jesús sabe que se va a quedar solo y aún así no retira su confianza ni a Judas, que lo va a traicionar, ni a Pedro, que lo va a negar; ni a sus amigos, que lo van a dejar solo; comparte con ellos su pan y su vino. Ora con sus discípulos hasta el final, asumiendo sus debilidades y exhortándoles a superarlas.

Con el gesto profético de lavar los pies a sus discípulos, Jesús revela el nuevo rostro de Dios. Jesús se pone en medio como el que sirve y se abaja y se desvive por todos.

JUEVES SANTO.

Las Horas santas en las distintas parroquias, los Traslados Procesionales y la Solemne procesión del Silencio nos invitan a adentrarnos en el misterio del Amor manifestado en la Eucaristía. Por eso:

Siéntate a la mesa de Jesús

Jesús elige una comida festiva para hablar de lo que es central en el Reino: los últimos son acogidos y tienen un lugar preferente. Jesús se hace Eucaristía, bendición de Dios para la humanidad, amor entregado, partido y repartido para todos. Jesús llama a celebrar y a vivir su amor fiel y entrañable, entregado libremente a la humanidad.

“Ha llegado la Hora” de la Pascua, la hora del amor, que se compromete hasta el extremo. Otro gesto desconcertante de Jesús, otro más, rompe todos los esquemas, abre los ojos de esa nueva humanidad que está naciendo. Jesús se levanta de la mesa, se quita el manto, toma la toalla, lava y seca los pies de los discípulos, dialoga, explica lo que hace e invita a realizar lo que él ha hecho.

Vete al encuentro con Jesús

Es el Siervo del amor crucificado, al que el desamor de los hombres le ha desfigurado el rostro. Lleva en su corazón todo el sufrimiento de la humanidad y hace brillar la luz de la esperanza y del consuelo en el mundo. Maltratado y condenado injustamente abre un camino de perdón a los enemigos y de abandono en el Padre.

VIERNES SANTO.

Por la mañana todas las hermandades confluirán para acompañar a Jesús en el Encuentro Doloroso de Nuestra Señora de los Dolores con Jesús Nazareno y a continuación, todos juntos realizarán el ejercicio del Vía Crucis. Al caer la noche todos participarán en la Procesión General del Santo Entierro. En esos actos:

Acércate a la cruz de Jesús

Jesús está en la cruz desnudo, solo, derrotado, ultrajado, observado por el pueblo en espera de un último milagro:“¡Que baje de la cruz!”; pero Él, silencioso, sigue confiando en el Padre:“Padre, en tus manos pongo mi espíritu”.

Jesús tiene los brazos abiertos en la cruz, quiere abrazar a todos, reconciliar a todos, derribar el muro del odio que sepa-

ra a unos pueblos de otros; desea atraer a todos a su amor sin límites.

La cruz es el lugar donde todo termina y donde comienza lo nuevo. En la cruz se cumplen las Escrituras y se abre la fuente viva de la gracia, la tierra se riega con la sangre y con el agua del costado abierto de Cristo. De la cruz nace la Iglesia.

Espera en silencio con María

La experiencia de la cruz ha sido tremenda. Tener en sus brazos el cuerpo de su Hijo también a Ella la ha crucificado. Junto al discípulo amado ha oído las últimas palabras de Jesús, su último suspiro. Ahora es todo un dolor, un llanto. Las mujeres del camino de Jesús, rotas por dentro, llevan aromas, embalsaman el cuerpo. Hay un silencio denso. Hay una espera.

Asómate al misterio de la cruz, al misterio de la esperanza

María está junto a la cruz de Jesús. Sin palabras. Son sus gestos, sus manos, sus ojos, su silencio, los que hablan. Está allí porque ama mucho, sabe mucho de pérdidas y de dolor; de fe y de esperanza.

María se queda en silencio. La palabra de Jesús llenó siempre su corazón. Ahora, su Hijo ha muerto, la mentira y el odio han apagado la voz del Amado. El mundo se ha quedado en silencio y a oscuras.

María y las mujeres no apartan de Jesús la mirada del corazón. Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor ni anegarlo los ríos. María y las mujeres están a la espera.

EL SÁBADO SANTO se caracteriza por un gran silencio, por una vigilancia atenta, por una espera esperanzada.

Una experiencia de soledad y silencio

El silencio de este día es muy hondo, pero no es un silencio triste. Jesús viene a desencadenar toda alegría, a poner en marcha de nuevo gestos concretos, a hacer que el amor sea amor cercano. ¡María! Vive este día con Ella. Saborea su silencio, su vacío, su soledad. No puede vivir sin Jesús. Lo han echado fuera de la tierra de los vivos y Ella lo busca con el amor de su alma. La Iglesia se une a María en su espera, únete también tú a Ella.

Al atardecer, ponte en camino; la alegría no la puedes celebrar a solas. La sed encaminará tus pasos hacia el manantial, para que te inunde el agua viva del bautismo. De la soledad ponte en camino hacia la comunidad, para entrelazar tus manos con las manos de muchos hermanos y hermanas y cantar con ellos: “Todas mis fuentes están en ti” (Sal 86). Las dudas, que han puesto polvo en tus pies, se lavarán al confesar, con toda la Iglesia, tu fe y tu amor en Jesús vivo.

Entra en la Noche Santa con tu cirio para encenderlo en el fuego de Cristo. Lleva preparados tus vestidos de fiesta para danzar con María, con la humanidad, con toda la creación, la música universal del amor.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN.

Es el día grande de Torrent, el día del Encuentro Glorioso, las hermandades formarán dos cortejos que acompañarán a Jesús y a su Madre, se encontrarán en la Plaza Mayor donde tendrá lugar el Encuentro Glorioso de Cristo Resucitado con la Virgen de la Resurrección.

El próximo 1 de Abril de 2018 todo el Orbe Cristiano conmemorará el acontecimiento más grande de la Historia, la Pascua de Resurrección. Nuestra ciudad habrá amanecido con una aparente calma. Los templos, ya presididos por el Cirio Pascual, esconderán celosamente el misterio que habían desparramado por las calles unos días antes y nada hacía pensar que éstos hubieran tenido algo especial. Pero la calma será solo aparente; la ciudad sentirá que algo grande va a pasar, que lo que lleva esperando un año entero va a suceder…

Esperará con ansia el Encuentro entre Jesús Resucitado y su Madre…

María Magdalena fue al sepulcro al amanecer

Así comienza esta hermosa fiesta de luz. Una mujer, imagen de la Iglesia y de cada uno de nosotros, lleva en su corazón el amor a su Señor. No se queda encerrada en sí misma, triste y sin esperanza. Busca a su Señor en el amanecer, sale de madrugada. El amor no la deja dormir. Cuando buscamos al Señor, ya no es tarde para el Reino, es madrugada. Y el amor de Dios, que ha madrugado más, nos tiene preparado otro perfume, otra alegría. Muchas cosas no las sabemos, nos pasa como a María Magdalena. Pero en vez de permitir que la oscuridad y los miedos atraigan nuestra mirada o que la búsqueda de los paraísos de esta tierra apague nuestra búsqueda -cuánta gente se plantea vivir estos días ajena a los deseos hondos del corazón-, el Espíritu nos anima a buscar el rastro de Jesús.

Para entrar en el misterio de Jesús y encontrarnos con Él, hay que salir, buscar, esperar. La salida es la actitud de quien se arriesga a seguir las corazonadas del Espíritu. La búsqueda es la luz que nos acompaña hasta que amanece. La esperanza, que nunca defrauda, nos lleva a poner a Dios, y no nuestros problemas, en el centro de la vida. ¿Cómo puede retener el sepulcro al que es la Vida? Jesús está vivo para siempre. Un reguero imparable de alegría riega ya la tierra y la fecunda con los dones de la Resurrección.

La aceptación humilde de los signos nos lleva a Jesús: el sepulcro vacío, las vendas, el testimonio de la Iglesia, la alegría de los creyentes con María a la cabeza.

Después del Encuentro, en definitiva, Torrent volverá, aparentemente, a su vida normal y nosotros dejaremos de identificar sus rincones con una ciudad irreal que solo habíamos soñado la semana anterior. Pero, desde ahora, ya sabemos que después del encuentro que hemos vivido con Jesús nada volverá a ser igual…

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