I Seminario Atlántico de Pensamiento - El juego de los desplazamientos

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EL JUEGO DE LOS DESPLAZAMIENTOS SONIA MAURICIO SUBIRANA


Sonia Mauricio Subirana

Las Palmas de Gran Canaria (1966), es licenciada en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada en junio de 1989. Doctora en Derecho por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en octubre de 1993, con la califica-

ción de Apto “cum laude” por unanimidad, y premio extraordinario de Doctorado en Ciencias Sociales 1994/95, Sonia Mauricio es profesora titular de la ULPGC. Tiene concedido un sexenio de investigación por la Comisión Nacional Evaluadora de la actividad investigadora del Ministerio de Educación y Cultura por sus múltiples publicaciones e investigaciones. En la actualidad, también trabaja en un proyecto de investigación dirigido por el Catedrático Simón Marchán Fiz del Departamento de Filosofía y Filosofía Moral y Política de la UNED. Entre sus publicaciones artísticas y filosóficas se pueden citar “La ciudad inabarcable” en Translaspalmas, Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1998; “Mundo de Antoine Pevsner”, Atlántica, Revista de arte y pensamiento, núm. 29, 2001; o bien “Apuntes sobre la construcción estética kantiana tras la modernidad”, Endoxa, Series Filosóficas, núm. 16, Revista de la UNED, Facultad de Filosofía, 2002.


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I. Introducción La idea tradicional de centro y periferia remite al concepto de sistema clausurado. Un espacio en el que existe una centralidad delimitada, un punto interior del círculo (centrum) del cual equidistan todos los de la circunferencia. La periferia (peripheria) se constituiría por el espacio que rodea este núcleo, es decir, el contorno de dicha figura curvilínea. El sistema clásico establece un orden arquetípico en el que las piezas aparecen colocadas según el lugar y manera que le corresponden, lo que facilita la óptica clasificatoria en todos los ámbitos (político, económico, social y estético). La rigidez de estos presupuestos no cabe mantenerse a principios del siglo XXI donde es ya definitivo el desvelamiento de la complejidad de lo real. Ello no significa que la problemática en torno a la construcción de centro y periferia desaparezca porque, en definitiva, remite al lugar y modo de situarse en relación “al otro” y “a lo otro” y ésta sigue siendo una cuestión crucial. El propósito de este trabajo es el esbozo de algunos apuntes sobre los continuos desplazamientos a los que han estado sujetos centro y periferia y cómo han evolucionado las perspectivas que después de la posmodernidad iluminan dichos conceptos. Con este fin, utilizo fragmentos de pensamiento, con cronologías diversas, pero cuya unión en el mismo tiempo y lugar (estas páginas) permite dibujar unas coordenadas que considero significativas. En esta línea, los enunciados de la pretensión de totalidad y su renuncia son pretextos para la inclusión de apuntes filosóficos que, evidentemente, no son los únicos ni lo pretenden. De entrada, ya apunto el hilo que hilvana todo el recorrido: centro y periferia no están tan distantes, como podrían presentarse aparentemente, e incluso pueden llegar a unirse y a intercambiarse a partir del juego de los desplazamientos. Para perfilar sus giros parto de la necesaria apertura del sistema en que dichos conceptos se encuentran insertos, según el cual dos discursos aparentemente enfrentados pueden coexistir, lo que los refuerza y los conecta.


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“El juego de los desplazamientos pone en duda que existan antítesis

Por incompatibles que parezcan (centro y periferia), y destinados a anularse en la contradicción, se encadenan, comparecen juntos y pueden llegar incluso a intercambiarse.

rotundas (centro/periferia). Estas oposiciones quedarían

El juego de los desplazamientos pone en duda que existan antítesis rotundas (centro/

en perspectivas provisionales

periferia). Estas oposiciones de valores quedarían en estimaciones superficiales o pers-

respecto al ángulo tomado”

pectivas provisionales (Vielleicht) respecto al ángulo tomado. 1 La relación entre versiones contradictorias no cabe contentarse con un simple enfrentamiento dialéctico entre un apóstrofe y un enunciado constatativo. En palabras de Derrida, 2 “Una oposición así tendría

1

Vid. Nietzsche, F. “De los prejuicios de los filósofos” en Más allá del

un interés limitado porque lo que importa es el quiasmo que introduce la estructura de la apelación entre las dos versiones.”

bien y del mal, Genealogía moral, 7ª ed., Porrua, 1999, pág. 22 y ss.

La apertura del sistema conlleva la admisión de sus grietas, sus puntos de fuga y la posibilidad de establecer puentes entre sus vacíos. Es en este juego en el que se desplazan

2

Vid. Derrida, J. Políticas de la amistad,

las figuras antinómicas. Scott Fitzgerald en La Grieta (Crack-up) 3 es explícito: “La prueba

Trotta, Madrid, 1998, pág. 246 y ss.

de una inteligencia de primera clase es la capacidad para retener dos ideas opuestas en la mente al mismo tiempo, y seguir conservando la capacidad de funcionar. Uno debería, por

3

Vid. Scott Fitzgerald, F. El Crack-

ejemplo, ser capaz de ver que las cosas son irremediables y, sin embargo, estar decidido

up (febrero de 1936), Anagrama,

a hacer que sean de otro modo.”

1991, pág. 105 y ss.

2. La construcción del sistema y sus paradigmas 2.1. La pretensión de totalidad La construcción del sistema es un paradigma ilustrado. A medida que el individuo reclama su autonomía (su centralidad) también necesita construir unas coordenadas en las que moverse (saber cuáles son los contornos de la periferia). La Ilustración se centra en dos discursos a partir del anhelo de progreso: el sujeto y el sistema. Este último heredado del racionalismo barroco se propone la construcción de un orden científico unitario que deduce el conocimiento de principios, entendidos ya sea como axiomas determinados arbitrariamente, como ideas innatas o como abstracciones supremas. Y es Kant 4 el primero que llega a la construcción más perfecta de éste; aunque, pa-

4

Vid. Kant, I. Crítica del Juicio, (Kritik

radójicamente, se convierta en el más genuino representante del desenmascaramiento

der Urtheilskraft, 1ª ed., 1790),

ilustrado a partir de la Crítica del Juicio. En concreto, la dialéctica del juicio estético, como

Austral, Madrid, 8ª ed., 1999, pág.

último anclaje de la crítica trascendental del gusto, produce un vuelco en la arquitectu-

99 y ss. cit., pág. 304 y ss.

ra kantiana. Y, aunque en un principio dicha construcción se aferra a la necesidad de un formalismo racional hierático, con posterioridad mientras más profundiza en el concepto de racionalidad más problemas surgen para poner a la razón de acuerdo consigo misma y


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para perfeccionar el proyecto inicial. Como explica Marchán Fiz 5, La Crítica del Juicio se-

5

lla un compromiso de clausura con el sistema aunque “las acrobacias mentales a las que

Vid. Marchán Fiz, S. “La arquitectónica

tiene que acudir anuncian un litigio no interrumpido entre la formalización y las fugas que

de la razón y sus violaciones en la Crítica

la burlan. Las cisuras o roturas de la red encarnan, si no el drama, sí al menos las perple-

del Juicio” en Del Pensar y su Memoria

jidades insinuadas, las inseguridades que ensombrecían a Kant como a cualquiera que re-

(Ensayos en homenaje al profesor Emilio

pare en el sesgo que toman la experiencia estética y sus derivas, activadas en la vivacidad

Lledó), Ed. UNED, 2002, pág. 390.

y versatilidad desveladas en su crítica.” El desenmascaramiento de la estructura conduce a vislumbrar las grietas del sistema. Kant no claudica y profundiza en la conciliación de presupuestos aparentemente antagónicos a partir de dicha dialéctica del juicio estético 6. Abre así la posibilidad de que dos

6

proposiciones que se contradicen una a otra en apariencia no se contradigan en realidad

Vid. Kant, I. Crítica del Juicio,

sino que puedan coexistir juntas, aunque la explicación de la posibilidad de su concepto

cit. pág. 304 y ss.

esté por encima de la facultad de conocer .

7

7

Vid. Mauricio Subirana, S. “Apuntes

Y hace evidente la imposibilidad de perfectibilidad en un sistema clausurado, ya un

sobre la construcción estética kantiana

axioma para los románticos. En este sentido, apuntan las palabras de Schiller : “Mientras

tras la modernidad”, Endoxa, núm. 16,

no seamos dioses... la acción recíproca entre los impulsos es sólo una tarea para la razón,

UNED, Madrid, 2002, pág. 251 y ss.

una tarea que el hombre únicamente será capaz de llevar a cabo en su totalidad si llega a

8

la plenitud de su existencia. Es, en el sentido más propio del término, la idea de su huma-

Vid. Schiller, F. Kalias, La educación

nidad, y por consiguiente un infinito al que puede ir acercándose cada vez más en el curso

estética del hombre, Barcelona,

del tiempo, pero que nunca llegará a alcanzar.”

Anthropos, 2001, carta XIV.

8

Las coordenadas actuales de centro y periferia son herederas del sentido de la apertura vindicado por la construcción romántica que entronca con la supremacía de lo subjetivo, como explicaré a continuación. Por primera vez, sin la renuncia al concepto de totalidad, se reclama la necesidad de armonía para aunar términos aparentemente antagónicos, como lo natural con lo artificial, lo ingenuo y lo sentimental, lo místico y lo maldito o lo clásico y lo moderno. La historia no es leída sólo como pasado sino también en cuanto futuro, lo que la conecta con la importancia del instante presente. Verdad y belleza son sólo dos modos distintos de considerar lo uno absoluto, como complemento de sus segmentos, pero no como sistema cerrado sino abierto. Por ello, se considera fundamental la introducción del principio de arbitrariedad en toda creación estrechamente vinculado a la libertad individual. Aunque exista “a priori” una oposición entre conceptos como la inteligencia, lo representado y lo consciente, y la naturaleza, meramente representable y lo inconsciente,

9

es necesario, de acuerdo con Schelling , la búsqueda de una coincidencia recíproca que

Vid. Schelling, F. Sistema del idealismo

los enlace.

transcendental, Anthropos, ed. 1988.

9

115


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“Las coordenadas actuales de centro

Si lo central hasta la Ilustración era la conciencia de la razón, para los románticos

y periferia son herederas del sentido

debe conciliarse con la dimensión irreductible de lo hasta entonces periférico (inconscien-

de la apertura vindicado por la

te). La tarea es explicar esta coincidencia, ya que en el saber mismo se reúne lo objetivo

construcción romántica que entronca

con lo subjetivo. La estructura se aborda desde el interior no sólo cómo objeto externo. En

con la supremacía de lo subjetivo”

el actuar común, el actuar mismo se olvida tras el objeto de la acción; el filosofar es también un actuar, pero no un actuar sólo, sino al mismo tiempo un permanente autointuirse en este actuar. Con la introducción del concepto de inconsciente en Schelling, que luego construiría Freud, el sujeto queda fraccionado entre dos discursos (el racional y el irracional) lo que remite de nuevo al juego del lenguaje que tanta importancia adquiere respecto al centro y la periferia de cualquier sistema, incluso del mínimo núcleo desgajado que se constituya en microorganismo. La ruptura de un discurso único a partir de la fragmentación de todos los órdenes quiebra definitivamente el afán totalizador de la teoría clásica asentada en la ficción del mundo de la realidad aparente, sea bajo las formas que sea. Por consiguiente, en lo subjetivo, en la conciencia misma, se muestra al mismo tiempo aquella actividad consciente e inconsciente. El mundo real del arte y de los objetos son productos de una y la misma actividad, el encuentro de ambas cosas. Planteamiento central en el ámbito del pensamiento actual y de las artes 10 por lo que, frente al término de Omar Calabrese de neobarroco para

10

No es casual que las últimas tendencias

el siglo XX, cabe señalar la fuerte impronta neorromántica en el revival del XXI.

de la arquitectura ya en pleno siglo XXI, como han apuntado en este seminario

Ese desplazamiento de las coordenadas tradicionales del sistema son las que cri-

Iñaki Ábalos y María Luisa González,

tica Hegel para volver al anhelo totalizador a partir de su noción histórica. No obstante,

aborden la estructura desde su interior,

me interesa apuntar cómo en Lecciones sobre la estética 11 el filósofo entra en terrenos

primando la importancia de la percepción

resbaladizos respecto a lo oclusivo de su filosofía del espíritu y señala que la dialécti-

sobre la experiencia racional del objeto,

ca se establece como la disputa entre un límite, que tanto concluye como comienza y

lo que permite sistemas abiertos a

unas limitaciones, que únicamente concluyen, finalizan. A partir de dichos presupues-

partir de la noción aristotélica del fluir.

tos, ahonda en la multiplicidad de significados de un significante (trasladable a centro

También para Rem Koolhaas (Delirio de

y periferia) que para él se encarna en el símbolo: “El símbolo propiamente dicho es en

Nueva York, ed. Gustavo Gili, Barcelona,

sí enigmático por cuanto la exterioridad con que un significado universal debe acceder

2004), la retícula es, sobre todo, una

a la intuición sigue siendo todavía distinta del significado que tiene que representar

especulación conceptual. Por ello, pese

(Darstellen), y está por tanto siempre sometido a duda en qué sentido debe tomarse

a su aparente neutralidad, es superior la

la figura.”

construcción mental sobre la realidad.

Los símbolos propiamente dichos son, antes y después, problemas irresueltos. Por ello,

11

Vid. Hegel, G.W.F. Lecciones sobre la

es necesario demorarse en lo diverso (bei Verschiedenem zu verweilen) y ensamblar en uno

estética, Madrid, Akal, 1989, pág. 48.

lo doble. Mediante el juego expresión-significado existe una duplicidad por lo que en el centro de todo concepto (centro, periferia) se encuentra la capacidad de expandirse, de ir más


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allá de sí, de superarse modificando su sentido primero. Es la dispersión (Zerstreuung) que

“Mediante el juego expresión-

suscita y yuxtapone imágenes no inmediatamente pertenecientes a la cosa y al significado y

significado existe una duplicidad por

que asimismo pasan también de lo afín y heterogéneo. Estas derivas hegelianas que resultan

lo que en el centro de todo concepto

decisivas en la crítica del sistema encuentran un notable parentesco con las grietas kantia-

(centro, periferia) se encuentra

nas de la Crítica del Juicio.

la capacidad de expandirse, de ir más allá de sí, de superarse

Y son, precisamente, dichos presupuestos los que la praxis marxista deshecha con

modificando su sentido primero”

posterioridad para realizar una desvalorización del sistema hegeliano y construir una nueva totalidad. En este caso, la renuncia a la apertura queda justificada en la subordinación a unas estructuras económicas y políticas rígidas que eviten la desintegración de dicho sistema. Como explica Jouvenel 12: “Este Todo no es un hecho, por más cuidado que se

12

ponga en romper todas las tradiciones y todas las formaciones particulares existentes. Es

Vid. Jouvenel, B. Du Pouvoir,

una ficción que se pretende tanto más ardientemente acreditar cuanto que constituye el

ed. Hachette, París, 1972.

título habilitador del poder.” A mi juicio, esa cerrazón de las infraestructuras políticas y económicas serían las que harían insostenible la consolidación del sistema marxista. De hecho, en el terreno artístico e intelectual, si en un primer momento la subversión de sus valores fomentó el apoyo revolucionario de las primeras vanguardias, después la burocratización y supeditación del arte a sus presupuestos sociales y económicos, con la disolución de la individualidad como elemento antirrevolucionario y la vindicación del llamado realismo socialista, creó una situación asfixiante en dicha praxis. Y estos presupuestos, paradójicamente, siguen alimentando algunos discursos actuales del tardo capitalismo excluyente, en los que al sujeto sólo le resta la alternativa de convertirse en amo o esclavo, inserto en unas estructuras férreas de la realidad.

2.2. La renuncia a la pretensión de totalidad Nietzsche renuncia a la pretensión de totalidad con su apuesta por la radicalidad de lo uno y fundamenta su absolutismo estético a partir de presupuestos abiertos. Si bien, en esa exaltación de lo estético como legitimación del mundo y de la existencia se sigue advirtiendo la nostalgia por el orden perdido y el canon griego. Y así, lo expresa sin equívocos 13: “La filosofía alemana como un todo —Leibniz, Kant, Hegel, Schopenhauer, para

13

nombrar a los grandes— es el tipo más profundo de romanticismo y nostalgia que haya

Vid. Nietzsche, F. Aurora: reflexiones

habido hasta ahora: el anhelo de lo mejor que jamás haya existido.” La renuncia a un sis-

sobre prejuicios morales, Alba, ed.

tema filosófico cerrado y total también parte de una convicción rotunda: “Lo nuevo de

1999; Heidegger, M. Nietzsche,

nuestra posición actual respecto de la filosofía es una convicción que ninguna época ha-

vol. II, Destino, ed. 2000.

bía tenido: que no tenemos la verdad. Todos los hombres anteriores tenían la verdad, incluso los escépticos”.


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Con posterioridad, Heidegger también de acuerdo en que la última sistematización con

14

Vid. Heidegger, M. Nietzsche, vol.

pretensión de totalidad fue la hegeliana 14 no trata de emular la metafísica tradicional sino

I, Destino, Barcelona, 2000.

que se plantea una nueva construcción a partir del presupuesto de que en medio de lo ente en su totalidad se presenta un lugar abierto. “El ente debe ser llevado a lo abierto de su ser y el ser a lo abierto de su esencia. Por eso, conocer en su propia esencia quiere decir retroceder al fundamento esencial ya abierto aunque todavía no desplegado” 15.

15

Vid. Heidegger, M. “El origen de la obra

El concepto de verdad, del vocablo griego alethéia (desocultamiento), queda vincula-

de arte” (1935/36), en Caminos de

do al proceso de desvelamiento. La mirada al ser (constituido por centro y periferia) es la

bosque, Alianza, últ. ed., 1998, pág. 38.

apertura de lo oculto a lo desoculto, como relación fundamental con lo verdadero. La aprehensión total de la verdad es imposible ya que siempre hay una cara que se oculta cuando

“La mirada al ser (constituido por

se ilumina el ente. El centro, al igual que la periferia, emana destellos de luz pero siempre

centro y periferia) es la apertura

conserva lugares ocultos. Éstos existen en otro ámbito, es la otra percepción de centro y

de lo oculto a lo desoculto, como

periferia, esto es, la otra cara de la completa percepción de lo abierto.

relación con lo verdadero. El centro, al igual que la periferia, emana

Si existe algún lugar en el que sea posible la inversión fuera del ámbito de los objetos

destellos de luz pero siempre

y su representación, en dirección hacia lo más íntimo del espacio del corazón, hacia lo ver-

conserva lugares ocultos”

daderamente central, ese lugar se halla en el lenguaje como recinto (templum), esto es, la casa del ser. Por eso, corresponde a los poetas recuperar el rastro de los dioses huidos en tiempos de penuria. Para Heidegger 16: “Los poetas del género de esos más arriesgados

16

Vid. Heidegger, M. “¿Y para qué

se encuentran en camino hacia la huella de lo sagrado, porque experimentan como tal la

poetas?”, cit., pág. 231.

falta de salvación. Su canción por encima de la tierra salva y consagra. Su canto celebra lo intacto de la esfera del ser”. En El libro de horas 17 Rilke conecta con la íntima relación del ser con lo abierto de la

17

Vid. Rilke, R.M. Versos de un joven

existencia. En la primera estrofa ya anuncia:

poeta, Mondadori, Madrid, últ. ed. 1999, que recoge los poemas escritos por este autor entre 1897 y 1906.

Vivo mi vida en círculos que se abren sobre las cosas, anchos. Tal vez no lograré cerrar el último pero quiero intentarlo. La vida se circunscribe a círculos que se abren y rodean al ser. Éste se sitúa en el mundo a partir de ese curioso giro y a la intensificación que desarrolla su conciencia. De acuerdo con Parménides, el ser es semejante a la masa de una esfera bien redondeada, cuya fuerza es constante desde el centro en cualquier dirección, también hasta la periferia. 18

18

Vid. Borges, J.L. “La esfera de Pascal”, Otras Inquisiciones en Obras

El círculo engloba o abraza a todo lo ente, de tal modo que en esta unificación es el

Completas, Emecé, Madrid, 1989.

ser de lo ente como central en toda su extensión. Lo esférico no reside en una especie de rodeo que abarca, sino en el centro desocultador que resguarda, iluminando a lo presente.


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Por ello, ese carácter esférico del ser se presenta de forma demasiado ligera y superficial si el uno unificador no se hace presente en el desocultamiento. Se retorna así a la paradoja heideggeriana de que la creación de una seguridad procede de los que arriesgan más y éstos tienen que arriesgarse en el lenguaje. Los que arriesgan más arriesgan el decir. “Su decir atañe a esa inversión rememorante de la conciencia, que vuelve nuestra desprotección hacia lo invisible del espacio interno del mundo”. 19

19

Vid. Heidegger, M. “¿Y para qué

Es en este espacio, central y periférico a la vez, en el que se puede percibir la verdad,

poetas?”, cit., pág. 232.

como claro y encubrimiento de lo ente, y esto acontece desde el tiempo y lugar en que se poetiza. Siguiendo las tesis de Nietzsche, Heidegger y Rilke, toda existencia en su esencia es un poema y la vida, poesía, plena de misterio y belleza como un modo de ser de la verdad. Por eso, la vecindad entre poesía y pensamiento es lo más difícil de pensar, y para ello no se puede renunciar a esa otra percepción, la otra cara oculta del ser, que cuando se desvela vuelve central a lo periférico. Y en ese proceso de búsqueda de la verdad está siempre presente la belleza pues ambas en su esencia se refieren a lo mismo: al ser. Como dice Heidegger, lejos de nuestra intención está pretender resolver el enigma que es el propio ser en el tiempo (centro-periferia). “Nuestra tarea consiste en ver el enigma” 20. Por eso la primera pregunta parte de

20

la relación del arte con la verdad. Para aproximarse a este enigma nada mejor que utilizar

Vid. Heidegger, M. “El origen de

una obra artística en la que juegan las coordenadas de centro y periferia.

la obra de arte”, en Caminos del bosque, cit., pág. 57. 21

La recompensa del adivino

Giorgio De Chirico (1888-1978) concluye La recompensa del adivino en 1913,

El desvelamiento de la obra artística La recompensa del adivino, de Giorgio De Chi-

influido por el intenso panorama artístico

rico , es un ejemplo de las nuevas coordenadas de centro y periferia que se vislumbran a

de Munich donde reside entre 1906-

partir de la reformulación de lo abierto por la modernidad. De Chirico parte, dada la falta

1910 y conecta con el simbolismo

de correlación explícita entre el significante-título y el contenido del cuadro, de un primer

centroeuropeo y especialmente con

descentramiento para dar lugar a nuevos significados.

el pintor suizo Arnold Böcklin. Aunque

21

la escena muniquesa ofrece diversas

La figura clásica, reclinada en estado de somnolencia, constituye el centro de una com-

alternativas —simbolismo, modernismo,

posición que irradia un sistema de aperturas, basado en la superposición de planos. El arco

incipiente expresionismo—, la elección

situado en primer término remite a un espacio de amplitud que coexiste con la cerrazón del

del joven pintor italiano tiene que

muro anexo a la estación trasera. Y, en último lugar, un tren apenas perceptible se sitúa junto

ver con sus lecturas de entonces, en

con las palmeras lejanas que construyen el horizonte incierto de lo aparentemente periférico.

las que priman filósofos alemanes como Schopenhauer y, sobre todo,

A partir de la posición central de la estatua clásica, como representación de la nostalgia por el orden perdido, De Chirico se sitúa en un pensar metafísico que conecta con el

Nietzsche. (Vid. Giorgio De Chirico, Ed. Polígrafa, Barcelona, 1995).

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La recompensa del adivino, de Giorgio De Chirico, 1913.

ser del ente heideggeriano. Esta figura que reposa sobre la roca irradia un juego de luces y sombras cuya colocación logra que la mirada se concentre en ella y aparezca instalada como la visión de lo esencial. El centro, que atrae y media, cierra un círculo sobre sí mismo. A la vez, establece una doble relación con lo abierto. En primer lugar, se introduce en la composición a partir de la corriente de atracción que inscribe al ente dentro de lo que no se cierra. “Así pues, este centro abierto no está rodeado de ente, sino que el propio centro,

22

Vid. Heidegger, M. “El origen de

el claro, rodea a todo lo ente como esa nada que apenas conocemos”. 22

la obra de arte”, cit., pág. 38.

Y, por otra parte, el aspecto de somnolencia de la esfinge establece una relación con una inconsciente imbricación que simboliza también la apertura. En palabras de Heideg-

23

Vid. Heidegger, M. “¿Y para qué poetas?”,

ger, con influencias de Lacan 23: “Con la intensificación de la conciencia, cuya esencia es

cit., pág. 212; Vid. Alemán, J. y Larrieta,

para la metafísica moderna la representación, también aumenta el estado y la forma de

S. (Lacan: Heidegger. El psicoanálisis

estar enfrentados de los objetos. Cuanto mayor es la conciencia, tanto más excluido del

en la tarea del pensar, Miguel Gómez

mundo se ve el ser consciente”.

Ediciones, Málaga, 1998) cuando explican que en 1951 Heidegger se pronuncia

El hombre De Chirico es el hombre moderno, aunque su esencia se remita al clasicis-

tajantemente contra el psicoanálisis,

mo. Por eso, la historicidad del “ser ahí”, con este extrañamiento en la composición, mues-

y poco más tarde entrega a Lacan

tra que este ente no es temporal por estar dentro de la historia, sino que, a la inversa, sólo

el texto “Logos” que éste traduce y

existe y puede existir históricamente por ser temporal en el fondo de su ser. 24

publica en una revista psicoanalítica.

Todas las contradicciones mencionadas se desvelan a partir de la sensación de ex-

24

Tesis central de Heidegger en

trañamiento en la que el claro-oscuro genera un vacío. La luz, “lichtung”, (término que

Ser y Tiempo, pág. 497 y ss.

Heidegger también utiliza en el sentido de lo abierto) establece una tensión particular. La


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luminosidad en la piedra es la que hace que se torne patente el día. Su seguro alzarse es el que hace visible el invisible espacio del aire. Como contraste, el edificio oscuro al fondo abre un mundo incierto y, al mismo tiempo, lo vuelve a situar en un plano distinto con el tren apenas perceptible en movimiento. Por eso, cuánto más se contempla este cuadro de Chirico se desvanece la inicial placidez de la atemporalidad que parece dormir en la soleada plaza y se produce el mencionado extrañamiento no sólo por la gratuidad de lo que el mundo sea sino por la contingencia que deriva de una periferia desconocida. La opacidad representa lo que se escapa no sólo del propio espacio con las confusiones entre centros y periferias sino de la temporalidad y la propia existencia. Ya no existe una conciencia representativa y transparente de un sujeto en relación a un objeto, un tiempo o un lugar. Es la grieta que atraviesa el ser ahí, diferido y fragmentado por el azar y la contingencia coexistiendo con un extraño grado de determinación.

Epílogo. Después del subjetivismo radical posmoderno, la coexistencia del sujeto con el sistema no clausurado En pleno siglo XXI es quizás más radical y acelerado el intento homogeneizador y oclusivo del mercado, y la alineación del individuo. El tardo-capitalismo ya consolidado como sistema hegemónico ha integrado el carácter subversivo de los discursos. El juego de la mercancía cada vez con más potencia difumina relaciones personales desarrolladas por la contradicción y con desplazamientos acelerados de centros y periferias que impulsan a la disolución. Como explica Jameson 25, la aproximación al presente

25

mediante el simulacro, confiere a la realidad actual y a la apertura del presente histórico

Vid. Jameson, F. El posmodernismo

la distancia y el hechizo de un espejo reluciente. El revival continuo de tiempos que fluc-

o la lógica cultural del capitalismo

túan converge como síntoma sofisticado de la liquidación de la historicidad, la pérdida de

avanzado, Paidós, Barcelona, 1995.

la posibilidad vital de experimentar la historia de un modo activo. En el ámbito estético, la utilización del lenguaje televisivo, del vídeo y la publicidad, y los nuevos programas de ordenador como símbolos de la cultura de masas, que complementan el lenguaje cinematográfico y fotográfico, ya paradigmas de la modernidad suscitan la reformulación de los conceptos de centros y periferias. Por un lado, la manipulación de dichos medios conduce a un nuevo discurso global en el que se transmiten fundamentalmente valores mercantilistas. Así, resalta lo novedoso, equivalente a lo central, frente a lo periférico, es decir, lo que aceleradamente ha quedado desfasado (móviles, ordenadores... y hasta el propio cuerpo, sujeto al botox y a la dermoestética). En esta realidad cibernética, cambiar el sistema, no es más que reemplazar windows por mackintosh.

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Obra de la muestra Las Pasiones del videoartista Bill Viola, producida por la J. Paul Getty Fundation y organizada por la Fundación “La Caixa”. Ed. Fund. La Caixa, 2004.


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Por otro lado, se potencia virtualmente la vivencia individual y lo central y periférico se intercambian continuamente en la digitalización de la experiencia y surgen ámbitos inesperados de expresión para el individuo. Como apunta Koolhaas 26, la

26

disciplina bidimensional de la retícula crea una libertad inesperada para la anarquía

Vid. Koolhaas, R. Delirio de

tridimensional.

Nueva York, cit., pág. 20.

A partir de ahí, es preciso desvelar las referencias a algo más profundo, que está por debajo o más allá de la línea de vista normal. En este sentido, Bill Viola en “The Passions” 27

27

muestra como lo virtual puede esconder registros inesperados. Para ello utiliza pantallas de

Vid. Viola, B. Las Pasiones, Catálogo

plasma con marcos que sugieren las formas y la sustancia de los cuadros de los maestros

de la exposición producida por The

antiguos, pero las imágenes se presentan mediante una corriente inmaterial de partículas

J. Paul Getty Museum, Los Angeles

que son perfectamente arbitrarias (podrían ser de AOL tanto como de NFL). Este lenguaje

y organizada por la Fundación “La

artificial se mediatiza por la escenificación de unas pasiones plenas de teatralidad. Las per-

Caixa”, ed. Fund. La Caixa, 2004.

sonas de aspecto normal que salen en las pantallas son actores y sus emociones son falsas, o al menos las han provocado voluntariamente; y sin embargo su atracción puede ser más central de lo que parecen en un inicio. A partir de fórmulas propias de la publicidad, de la MTV y de los telefilmes de Hollywood, Viola pone de manifiesto las contradicciones y correlaciones entre lo central y lo periférico, lo natural y lo artificial, lo real y lo ficticio hasta llegar a fundirse. En lo artificial también se esconde lo invisible, por eso, los rostros de sus personajes muestran desde alegría a miedo, un terror artificial, pero en definitiva real. Y el miedo que reflejan esas caras sigue siendo un sentimiento central en tiempos de aceleración. Miedo que ha existido siempre y continúa. “El miedo adopta siempre la máscara, el estilo de los tiempos. La oscuridad de la caverna del espacio cósmico, las visiones de los eremitas, los engendros del Bosco y de Cranach, los tropeles de brujas y demonios de la Edad Media son eslabones de la eterna cadena de la angustia, eslabones de una cadena a la cual se encuentra soldado el ser humano, como lo estuvo Prometeo al Cáucaso”. 28

28

Vid. Jünger, E. La emboscadura,

Miedo y angustia que en la actualidad transmiten un paisaje desolador de guerras, im-

Tusquets, ed. 1993.

potencia y devastación, en el que el mundo es también escenario de ejércitos de microbios y virus de todas clases mutando de animales a humanos. Y es en este punto donde vuelvo a la antinomia para negar, de nuevo, la clausura del sistema o de las redes en que estamos insertos. En palabras de Jünger 29, para todos los poderes que quieren propagar el horror, el

29

rumor nihilista representa el medio más fuerte de propaganda, seducción a la que sucum-

Vid. Jünger, E. “Sobre la línea” (Über

be en muchos casos la persona singular. Pero aunque el derrotismo está asombrosamente

die Linie) en Acerca del nihilismo,

extendido, cuando se consigue “traspasar la línea” el optimismo puede alcanzar estratos

Paidós, Barcelona, 1994, pág. 20 y ss.

en los que el futuro dormita y es fecundado.

123


124

I Seminario ATLÁNTICO de PENSAMIENTO

Existen otras maneras de situarse en el mundo a partir de un microdiscurso, desprovisto de maximalismos apocalípticos y contrario a un nihilismo más que extendido, porque también emergen del ser vivencias más esperanzadoras. En ese marco es posible la ética de la acción que ha de pasar por el quererse a uno mismo, sin prescindir de la necesaria vida interior 30, para respetar también al otro.

30

Vid. Schopenhauer, A. Arte del buen vivir (4ª ed., Madrid, Edaf) donde señala que

En este contexto es en el que se habla de la creación y la recreación de ser artesa-

sin la necesaria vida interior los pobres

nos de la belleza de la propia vida. Una belleza, schön, en estrecha relación con lo bue-

mueren de dolor y los ricos de tedio.

no de acuerdo con las reminiscencias platónicas que también apunta Gabilondo 31: “En la búsqueda del bien lo que se muestra es lo bello y esta es su primera característica para

31

Vid. Gabilondo, A. Mortal de necesidad: la filosofía, la salud y la muerte, Abada editores, 2003.

el alma humana”. Añade Borges 32, el hombre que tiende a la bondad es inteligente, y uno malo es, además, imbécil. Con el tiempo, uno confirma que las aptitudes morales e intelectuales no están disociadas.

32

Vid. Borges, J.L y Ferrari, O.

También hay que ejercitarse en vivir el presente a partir de una transformación de la

Diálogos, Seix Barral, ed. 1995.

relación con el tiempo donde halla lugar para la serenidad. Para ello, es necesario vencer el miedo a la muerte. La muerte no es periférica, como tratamos de representarla, es central y nos acompaña desde que nacemos. Es en esa línea en la que es posible la acción que abre nuevos escenarios, no tanto utópicos, pero sí con el aliento necesario del sapere aude kantiano (haz lo que creas y sientas, no lo que te impongan) y de las políticas de la amistad de Derrida que protegen frente a un tiempo a veces oscuro, como un raro eclipse lunar, con la fuerza que confiere saber que al día siguiente se puede descubrir un nuevo destello marino iluminando el horizonte. Es también ese poder de la fantasía para constituir realidad en la autoconciencia, en el viaje interior que conduce a las profundidades de nuestro espíritu (central o periférico, ¡es lo mismo!) y da cauce en su superficie a acciones bellas, que se funden con la totalidad y alimentan el espíritu. Es entonces cuando el enigma se desvela, el espíritu se reconoce y surgen los versos: Se te ha aparecido un misterio/ Que se guardaba en secreto desde hacía mucho tiempo / Ha amanecido una mañana/ Ya la oscuridad no eres tú.


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