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De mí depende todo lo que pasa en mi vida
Por Mauricio Ríos – Mohan Giri Maharaj
Solemos culpar a los demás de todo lo malo que nos acontece. Que la genética de mis antepasados, que la educación que me dio mi papa, que el descuido de mi mamá, que los políticos que no hacen bien las cosas, que los médicos que no me trataron a tiempo, que la educación en el colegio, que los medios de comunicación, que la economía de mi país, que esos sacerdotes que no hacen las cosas, que la naturaleza que no es justa, que Dios me castiga, que mi signo zodiacal. Existe una ley Universal llamada causalidad, que indica que lo que yo pienso, siento, digo, hago u omito genera una reacción y esa ley es llamada en la India Karma. Al tener la certeza que el Atman es eterna, ya existíamos antes de nacer y seguiremos existiendo después de morir. Ese cúmulo de Karmas los llevamos durante esta vida, los traemos de vidas anteriores y continuaremos llevándolos a las vidas posteriores. Este cúmulo Karmico da origen a qué cuerpo voy a tener, qué características físicas y psicológicas me acompañarán, en qué familia naceré, quienes serán mis padres, qué ambiente me rodeará, qué educación recibiré, qué dolencias me afectarán, cómo será mi economía, qué situaciones difíciles tendré que enfrentar, cómo me irá en mis relaciones humanas y sentimentales, qué pasará en el trabajo, qué tendencias religiosas me rodearán, qué accidentes tendré, cuánto viviré, cómo moriré y qué planetas y estrellas serán parte de mi carta natal astral. Conociendo esto, que yo soy el constructor de mi destino, tengo una gran oportunidad, de reconstruir eso que quiero para mi vida. Usando el recto discernimiento, corrigiendo todo eso malo que me enferma y trae sufrimiento, portándome de la mejor manera posible, siguiendo las enseñanzas de los maestros iluminados y cambiando mi vida hacia un recto pensar, hablar, actuar y omitir. Asumiendo con responsabilidad todo lo que me corresponde hacer, iniciándome en los sagrados misterios que me permiten tener claridad sobre lo conveniente e inconveniente y empezando a sembrar semillas de amor y espiritualidad verdadera. Al tener esa sabiduría, afrontaremos las dificultades como una oportunidad de aprender y de sanar, seremos conscientes de que fue lo que trajo esas circunstancias y eso nos permitirá no volver a cometer esos errores funestos para nuestras vidas
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