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Jocelyne Rodríguez Droguett, Chile

Jocelyne Rodríguez Droguett, decidió autoexiliarse junto a su familia en la comuna de El Quisco, migrando desde la ciudad a una zona rural al interior del litoral central de Chile. Se encontraron con una tierra dañada por el monocultivo de eucalipto y pino, en la búsqueda de recuperar un terreno en medio del bosque que resiste al impacto de plantaciones que dañan el ecosistema de este lugar. La instalación de flores, hierbas y árboles nativos, junto a una huerta; están recomponiendo una flora y fauna que son la inspiración y punto relacional para su práctica artístico-investigativa. Rodríguez trabaja con la imagen fotográfica como primer detonador creativo para explorar múltiples posibilidades de desplazamiento, que van desde el video a la instalación y la intervención de la imagen en sus posibilidades materiales-papel. Su obra investiga la memoria personal en relación con las mujeres, vinculado con la naturaleza, el territorio, desde una mirada ecofeminista. Una de las creaciones de la artista es Materna. Investigación fotográfica que provino de la experiencia personal de gestación, parto y nacimiento de sus hijas. El primero, empanado de violencia obstétrica pero con un gran aprendizaje a cuestas, lo que propició un segundo parto natural y en casa.

92 Artista visual, docente de artes visuales y fotógrafa chilena. Actualmente cursa el Magíster en Arte, mención Patrimonio Universidad Playa Ancha, Valparaíso – Chile. 133

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Jocelyne Rodríguez Droguett/ Materna, 2014-2018.

Jocelyne Rodríguez Droguett / Wawachaña Llekemen, 2020.

La artista nos relata el proceso de esta experiencia:

Documento mi proceso, las relaciones emocionales que me hacían anclarme a algo positivo de ese proceso, y también busco el espacio colectivo, entonces a partir de eso invitó a diferentes mujeres, de diferentes edades, algunas cercanas, otras que conocí en el camino, en el proceso de empezar a maternar, también a mi mamá, a mi suegra, las invito a este proyecto.

Y bueno, primero fotografío sus manos, y les invito a que piensen en su útera y que la dibujen, y fue bien impactante porque al principio muchas de ellas nunca habían pensado en su útera, fue como «¡oh! ¿En serio? soy mamá y nunca lo había pensado».

Mujeres grandes también, más jóvenes y para ellas fue muy bonito, me compartieron experiencias muy bonitas. Claro, después ellas me entregaron un dibujo, yo después intervengo esa fotografía que hice de sus manos y bordo ese mismo dibujo sobre la fotografía. Pero claro, además de eso que yo plasmo de esa manera, ellas me compartieron en cartas, porque casi todo lo hice a través de cartas. En ese momento ya estaba viviendo acá, en el Totoral, donde vivo, entonces no las tenía a todas cerca, viajé para sacarle las fotos y me compartieron experiencias muy bonitas, positivas, otras compartieron dolores, entonces fue un proyecto colectivo y también significó, creo, sanar muchas cosas y el proyecto lo

desarrollé entre mi primera y segunda gestación y embarazado y todo el proceso, y bueno mi segunda hija nació en la casa93 . La artista en su relato cuenta que el segundo parto fue diametralmente distinto al anterior, pero lamentablemente se vio expuesta nuevamente a un momento de violencia y vulnerabilidad ya que había confiado en una joven que era partera, la que finalmente no sabía mucho y lo único que quería era ser llevada al hospital. Rodríguez sabía que llevarla implicaba otra cesárea. Afortunadamente en el camino encontró a una matrona en la zona donde ella vive y quien la acompañó en el proceso que terminó siendo un parto en casa, con su guagua tomando pecho, un parto muy sanador. En este trabajo, están aunados los dos tipos de parto de la artista y es interesante que el nombre de esta obra sea Materna, ya que coincide con el relato de la artista en cuanto a todo el proceso de registro, envío y recepción del dibujo de las úteras de las diversas mujeres que la artista invitó a participar de este trabajo. Y que luego dibujó en un bordado sobre la fotografía de sus manos. En estos diálogos, tanto internos de la artista, como comunitarios con otras mujeres, se transmite El orden simbólico de la madre, según Luisa Muraro: La lengua tiene con la madre una innegable relación indicativa, señalada también por el atributo «materna», que otorgamos a la primera lengua aprendida, cuyas palabras traducen, no otras palabras, sino nuestra experiencia. (Muraro 69)

93 «Entrevista a Jocelyne Rodríguez Droguett» (J. Droguett, comunicación personal, 08 de agosto de 2021).

El lenguaje tiene una función simbólica que nos permite interpretar lo que es real. Las reglas de la lengua materna nacen de la necesidad de mediación, son las que impone la madre para que podamos volver a comunicarnos con ella, compartiendo su experiencia con el mundo. Ella evoca y transmite a otras mujeres esos fragmentos de memoria, para que no mueran en el olvido. Cuando nos miramos en retrospectiva, unimos los fragmentos y comienza a hacernos sentido este diálogo interno, que ha habitado ancestralmente en nuestras genealogías. Podemos nombrar nuestro dolor, tomar conciencia y testimoniar nuestras experiencias en torno a la violencia. Sobre todo la violencia obstétrica (no sólo en términos de gestación) que se sigue ejerciendo en todos los hospitales, consultorios y clínicas del planeta94. Aquí se revela una vez más, la importancia del trabajo de artistas feministas y la utilización de diversos soportes para transmitir una reflexión crítica y política, en la cual se valora la experiencia personal y testimonial como una herramienta de concientización donde la relevancia del apoyo a otras mujeres, hace del feminismo un lenguaje y un lugar en común. Otro trabajo de la artista que aborda temáticas similares, es el video arte «Wawachaña - Llekemen» (siembra de placenta), año 2020. Trabajo que evoca la memoria de su bisabuela materna de orígenes mapuches. Entre los partos de la artista, las ganas por conocer más de

94 Cuando Rodríguez realizó este trabajo, aún no se discutía sobre una ley de violencia obstétrica, lo que ahora está pasando con la ley Adriana, que busca definir la violencia gineco-obstétrica como todo tipo de maltrato o agresión psicológica, física o sexual, omisión, discriminación o negación injustificada de atención en el marco de la salud sexual y reproductiva. Incluyendo en dichas prácticas la maniobra de Kristeller y la episiotomía, sin justificación médica ni consentimiento de la gestante. Para obtener más información sobre este proyecto de ley visitar: https://www.diarioconstitucional.cl/2021/11/12/comision-de-mujeres-de-la-camarade-diputados-aprobo-articulado-de-la-denominada-ley-adriana/ 138

la historia de su matrilinaje, a las mujeres de su familia, se vuelve más patente. Como también lo es el deseo de recuperar los saberes que carga su cuerpo y los saberes de todas las mujeres que le antecedieron. Este anhelo se manifiesta en el acto de recuperación de su placenta que sembró en el patio de su casa como un ritual de sanación, que asienta la decisión de permanecer junto a los cultivos de la tierra que habita. Este trabajo promulga la concientización de los partos respetados y humanizados, abordando estos tópicos. La artista nos relata: Había confiado en esta persona que iba hacer este trabajo con mi placenta y con la placenta de nosotres en la casa, pero bueno eso no funcionó así que la placenta estuvo guardada por un tiempo, en el refrigerador (risas) como esperando el momento preciso y bueno llegó un momento en que claro, pasó el tiempo, no pudimos hacer medicina placentaria que era lo que esperábamos hacer con ella, pero sí, siempre lo pensamos entonces decidimos en algún momento sembrarla. Entonces la plantamos, hicimos como todo un ritual ahí bien íntimo con la placenta, mis hijas la tocaron, la vieron, entonces fue como un momento muy bonito e íntimo de conversación también en torno a la placenta. Bueno, yo tenía esos registros y bueno, apareció el taller que tu impartiste, y de alguna manera le pude dar vida a esa idea que tenía, que la tenía hace bastante tiempo y que no la había podido concretar, entonces resultó en este video donde también venía cargado de todas estas

búsquedas que son, lo que tu comentabas, esta búsqueda de las historias de las mujeres de mi familia y yo eh… entre las imágenes que tenía, tengo solo dos fotos que son las fotos de dos de mis bisabuelas. Una por el lado materno y otra por lado paterno. Por el lado paterno, mi papá es un papá ausente porque se fue cuando yo tenía como tres o cuatro años, así que no tengo relación con él, pero sí tengo recuerdos, y también tengo esas fotos, y las historias que cuentan mi mamá y mis tías95 . Esta recuperación de su placenta y la búsqueda de su linaje96 , en el poético ejercicio del rescate de la oralidad, evocan a muchas artistas feministas que han trabajado arduamente con estas temáticas, tanto en su espacio cotidiano como Ana Álvarez Errecalde, a quien nombró por su trabajo con su placenta, como Ana Mendieta en lo que fue su constante búsqueda del lugar y la pertenencia, ante una sistemática violencia de género en el campo de las artes visuales. Volviendo con Droguett, ella es consciente de que la placenta no es basura hospitalaria, es única como cada hijo/a/e y es medicina97 .

95 J. Droguett, (comunicación personal, 10 de agosto de 2021). 96 Podemos inferir que para la artista fue muy difícil acceder a más información sobre su linaje, debido al blanqueamiento de esta invasión colonialista cultural chilena, que impera desde hace varios siglos atrás y que hasta el día de hoy siguen imperantes en el Wallmapu. Cabe señalar que la mayoría de nosotras no conoce su linaje materno, independiente de la relación que tengamos con los pueblos originarios debido a un silenciamiento político de sus experiencias. 97 En Chile, la Ley de Deberes y Derechos del Paciente y la Constitución Política, resguardan las prácticas culturales y significativas a personas pertenecientes o no a pueblos originarios para su mayor desarrollo espiritual; y desde el año 2017 se encuentra en vigencia el decreto 208 que autoriza la solicitud y entrega de la placenta a todas las mujeres que la soliciten con motivos culturales o de cosmovisión incorporando un enfoque de derechos humanos en la salud, que involucra brindar atenciones y respeto a la pertinencia cultural de la mujer madre, la autodeterminación y su cuerpo. (Fuente Diario El Mostrador, 29-05-2018). 140

Para mí fue un honor haber activado y agitado este trabajo en el taller; «Arte, feminismo y maternidad», ya que el ritual realizado por Rodríguez, de sembrar la placenta en la tierra que ella y su familia habita, bajo árbol de maqui es también un ritual de sanación que queda consignado en las palabras «parir» en aymara y mapudungun, bordadas como un gesto reivindicativo a estas labores que eran relegadas al ámbito doméstico. Estas exploraciones que realiza la artista, se construyen a partir de las reflexiones sobre las memorias de sus ancestras y a su vez la experiencia de recuperar un espacio que se encuentra inserto en una plantación de monocultivo donde resiste el bosque esclerófilo, y que la artista en un acto de transmutación de un proceso alquímico-brujeril habita y reconstruye junto a su huerta familiar: las plantas, hierbas medicinales y elementos simbólicos que se relacionan con el corpus de su obra. Investigar desde varias aristas las historias de las mujeres que son parte de su genealogía materna y paterna, sobre todo su linaje indígena, evidencia este vínculo emotivo que la artista traduce y vivencia en un ecofeminismo imprescindible en esta era donde el extractivismo de los recursos naturales en Chile (mineros, hídricos, de suelo y por sobre todo forestales) está en manos de empresarios inescrupulosos.

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