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Todos podemos cantar
Ya sea el cantante de ducha que oculto tras el ruido y el vapor del agua aprovecha para pegar esos gritos que helarían la sangre del más valiente, o el que no se achica a “despuntar el vicio” en esos asados familiares donde se han registrado muchos vidrios rotos, revoleos de tomates y ganancias abultadas de vidrieros, y hasta el profesional que “forzando la máquina” arriba del escenario hace uso y abuso de su “gola” mientras que el de la primera fila no tiene mejor idea que abrir un ruidoso paquete de pastillas. Todos, del primero al último, comparten lo mismo: el disfrute que les provoca cantar.
Más allá de ese mito (muchas veces autoimpuesto) que el canto está reservado solo para unos pocos elegidos, cosa que me atrevo a desmentir categóricamente y además afirmar que todos podemos cantar. ¡Si! Solo hacen falta ganas y animarse. A lo largo de mi formación como cantante y mi experiencia como docente, me propuse desentrañar de dónde viene eso “que nos hace bien cuando cantamos” y caí en la cuenta de que son numerosos los beneficios y que son: del orden físico, emocional y psicológico.
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Esta división es a modo ilustrativo porque entre ellos se entrelazan y retroalimentan y creo que como individuos somos una unidad, un todo y que lo que es del orden de lo emocional, retroalimenta lo físico y viceversa (si nos duele la muela quizás nuestro humor diste mucho del de Dalai Lama). Por lo cual suscribo eso de “Mens sana in corpore sano”.
Por eso, al exponerlos brevemente a continuación me llena de esperanza que no solamente sea algo meramente descriptivo si no que
sirva como motivación para aquellos que aún no se animan a iniciar el hermoso camino del canto y que puedan descubrir estos fantásticos beneficios que hacen que valga la pena vencer ese “no animarse”.
- Liberamos endorfinas. Está comprobado que ante determinadas situaciones el cuerpo libera una sustancia llamada: Endorfina, la cual nos hace sentir contentos (la misma que cuando estamos enamorados, no es moco de pavo ¿vieron?) por lo cual es beneficiosa para las tres áreas de la unidad del ser.
- Evitamos el estrés. Liberar endorfinas y relajarnos libera el estrés, por lo cual obtenemos una mejor calidad de vida, evitando enfermedades, cansancio (no dormir bien) y demás dificultades cotidianas que se desprenden de esos síntomas. Fortalecemos nuestro sistema inmunológico. Está comprobado que el estrés afecta directamente nuestro sistema inmunológico, el sueño, nuestra energía y atención.
- Mejoramos la postura. Nos ayuda a fortalecer toda la zona lumbar y cervical, evitando contracturas, dado que es inevitable muchas veces estar sentados frente a una computadora todo el día.
- Oxigenamos nuestra sangre. Obteniendo mayor capacidad respiratoria, el oxígeno que ingresa a la sangre es de mejor calidad, la sangre se oxigena, por lo cual mejoramos nuestra salud.
- Es un ansiolítico y antidepresivo sin contraindicaciones, ni efectos colaterales. Al bajar el estrés y liberar endorfinas, dejamos de sentirnos ansiosos y deprimidos, flagelos impuestos por el ritmo que llevamos a lo largo de la vida moderna, que gracias al canto podemos evitar.
- Nos relajamos. Podemos lograr ese: “Bajar un cambio”, tan necesario en el ritmo de la rutina; relajando mente cuerpo y emoción, un espacio de disfrute y de conectarnos con nosotros mismos.
- Ejercitamos la memoria. Aprender canciones de memoria (la letra, en que parte de la canción aplicar determinados yeites y herramientas interpretativas por ejemplo), nos obliga a memorizar y ejercitar ese músculo.
Al obtener un conocimiento de nosotros mismos, podemos ser conscientes tanto de nuestras fortalezas y debilidades para trabajarlas y potenciarlas. El impostar la voz nos da una impronta para ser más claros y generar una actitud de seguridad y presencia ante nuestros interlocutores.
Estos son algunos de los beneficios que como dije antes se entrelazan y se alimentan unos con otros y nivelan nuestro yo interno compuesto por: lo corporal, lo emocional y lo mental. Algo tan necesario en este momento de tanta incertidumbre, de pasar de sentirnos contentos a tristes sin escalas, momentos donde se nos presentan nuevos paradigmas en nuestra cotidianidad, y que es super importante hacer algo que nos haga bien y que nos brinde un espacio para conectarnos y volver a nuestro eje. Por eso: Abramos el agua de la ducha, interrumpamos la sobremesa del asado familiar y salgamos al escenario confiados porque vamos a disfrutar y obtener numerosos beneficios mientras hacemos eso que tanto nos gusta y amamos, recordando que: ¡Todos podemos cantar!
Maxicanto- ESCUELA DE CANTO - Clases online www.maxicanto.com - @maxicanto Tel: 11-6906-5444