PUBLICACIÓN INSTITUCIONAL DE PRODUCCIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA · AÑO I · NÚMERO 7 · CÓRDOBA · ARGENTINA · 21 DE DICIEMBRE DE 2009
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FINALIZÓ EL JUICIO A LA D2 CON FUERTES CONDENAS CONTRA LOS GENOCIDAS CORDOBESES
El fruto de las luchas populares Luego de ocho semanas de intensas audiencias, el juicio Menéndez II llegó a su fin. Con una ejemplar sentencia, el tribunal condenó a cinco de los seis imputados por delitos de lesa
humanidad, en el primer proceso que se sigue en Córdoba contra miembros del D2. El movimiento de derechos humanos tuvo así una nueva victoria en su búsqueda de justicia.
El día amaneció nublado y brillante. Ese resplandor fue el telón de fondo para las multicolores banderas y el retumbe de las murgas congregadas frente al edificio de los Tribunales Federales. Y así quedará grabada en la historia de la lucha por los derechos humanos la jornada del 11 de diciembre de 2009. En las horas previas a la lectura de la sentencia, jóvenes y niños disimulaban su impaciencia concentrados en la pintura de un gran pañuelo blanco, sobre el asfalto, frente a la torre judicial. Un símbolo de la incansable memoria y del castigo a los culpables del terrorismo de Estado. En ese clima enfervorizado y emotivo, con todas la garantías que se les negaron a los miles de secuestrados por la maquinaria del terror, concluyó el primer juicio que juzgó el accionar represivo del D2 durante la dictadura. Pasadas las cuatro de la tarde, en la sala de audiencias, Jaime Díaz Gavier leyó el veredicto a los seis represores, que también esperaban el final en su cubículo de vidrios blindados. Con un andamiaje de pruebas contundentes, solidificado por los crudos relatos de víctimas de la inteligencia policial, el Tribunal Oral Federal Nº 1, por unanimidad, emitió su fuerte sentencia. Menéndez, Campos, Cejas y Britos fueron condenados a prisión perpetua. Al “Gato” Gómez, por su parte, se le impuso la pena de 16 años de prisión, mientras que Flores fue absuelto. El estallido de alegría y satisfacción, por la dosis de justicia que iba de la mano de las duras penas, creció cuando les dictaban a los represores “su inmediato alojamiento en una unidad carcelaria dependiente del Servicio Penitenciario de la Provincia de Córdoba”. La cárcel común, que para todos menos Campos –vive en Buenos Aires–, remite al Penal de Bouwer. Será ese su domicilio por mucho tiempo, allí aguardarán los juicios que se avecinan el año entrante. Canas verdes Desde que Luciano Benjamín Menéndez duerme como un reo más en un módulo penitenciario, la amenaza silenciosa de su nombre y su figura se ha ido diluyendo. Esa imagen de soldado duro, de estampa castrense y discurso reaccionario que sobrevoló las decisiones políticas durante años democráticos en Córdoba, se desdibujó hasta convertirse
Moyano fueron “objetivos” –en etapas diferentes– de la persecución política y gremial. Es lo que se comprobó en la reconstrucción de los hechos, relatados por más de treinta testigos durante ocho semanas y veinte audiencias, con momentos de alto contenido dramático y emotivo. Un largo camino En el sendero transitado a lo largo del juicio, cada caso siguió su derrotero con el aporte de los testigos que, con valentía y convicción, aportaron su verdad y contribuyeron a reconstruir los hechos investigados. El primero fue el secuestro, asesinato y desaparición del Subcomisario de la Policía de Córdoba Ricardo Fermín Albareda en septiembre de 1979. Luego, ya en la tercera semana del juicio, fue el turno del Caso Morales, que indagó sobre el secuestro y las torturas recibidas por el albañil de Santa Rosa de Calamuchita, Raúl Ernesto Morales, ocurrido el 22 de marzo de 1976. En el tramo final, se inves-
FESTEJANDO UN TRIUNFO DE LA MEMORIA. La multitud congregada frente al edificio de Tribunales Federales estalló al saber el resultado de la sentencia.
en lo que es hoy: un genocida entre rejas. Sin embargo, en el imaginario de muchos, la figura de la Policía de Córdoba seguía proyectando su sombra amenazante, impuesta con terror durante los años en que estuvo bajo el control del Tercer Cuerpo de Ejército. Y es que, por mucho tiempo, el esquema de poder de la dictadura se mantuvo inamovible en las fuerzas de seguridad de la provincia. Es allí donde radica la importancia del juicio Menéndez II, que condena y descubre, por primera vez, los crímenes impunes que cometió el D2 en su oscuro entramado de complicidad con las fuerzas armadas bajo la órbita del Área 311. Esa Policía de Córdoba con sus brigadas, sus operativos de secuestros, sus métodos de tortura, sus centros clandestinos y su particular modo de aplicar el terror en las calles, fue el elemento común que aglutinó los tres casos que compusieron el juicio. Tanto Albareda, como Morales y las víctimas del Caso
Entrevistas
La caída del Chacal
• Jaime Díaz Gavier · Juez federal del TOF 1
Los rituales de los represores en Bouwer Página 3
• Equipo de Investigación de H.I.J.O.S y Familiares • Graciela López de Filoñuk · Fiscal de instrucción • Emilia D' Ambra · La palabra de Familiares
Análisis y perspectivas Cómo siguen los juicios en Córdoba Página 6
tigaron ocho secuestros y torturas de personas que en su mayoría eran delegados gremiales de base. Fueron hechos ocurridos en enero de 1977 y encuadrados en la causa caratulada con el nombre de uno de ellos, Carlos Jacinto Moyano. Con excepción del Caso Albareda, que fue brutalmente torturado y asesinado en el centro clandestino de detención Casa de Hidráulica, el modo de operar de la patota policial fue similar en los nueve casos restantes y quedó en evidencia con la prolija argumentación de las querellas y la fiscalía en sus alegatos: secuestros ejecutados por hombres de civil y policías uniformados sin orden de detención. El posterior trasladado al D2 del pasaje Santa Catalina, con fuertes sesiones de tortura, y cautiverios que, en general, no duraban más de diez días. La mayoría de esos detenidos fueron trasladados luego a la penitenciaria de barrio San Martín, donde corrieron distinta suerte.
CONTRATAPA
Arenga de la muerte Las palabras finales pronunciadas por Menéndez constituyen un claro ejemplo de negación, pero encuentran correlato autoritario en la actualidad. POR EMILIANO FESSIA
Lunes 21 de Diciembre de 2009
EDITORIAL
El juicio ha terminado Con estas palabras, ya clásicas, el presidente del tribunal Jaime Díaz Gavier, marcó el cierre del juicio. La primera conclusión nos enorgullece: lo logramos. El nombre que encabeza este periódico dejó de ser sólo una prédica. Logramos cumplimentar un proceso ejemplar que nos sumerge en otro baño de justicia. Al mismo tiempo pudimos concretar la misión trazada para estos siete números que hoy despedimos. Sabíamos que un juicio a puertas cerradas no nos contenía, y logramos que los diez mil ejemplares que cada lunes poníamos en circulación, fuesen pocos y que en muchas escuelas se trabajara con ellos. El juicio salió a la calle y, con distinta intensidad, dialogó con una sociedad por momentos renuente a involucrarse con su época. El camino de justicia se consolida con la primera condena a ex miembros del D2 y la segunda a Menéndez en Córdoba. Cinco de los seis acusados fueron condenados, y todos deberán cumplir su pena en una cárcel. El único absuelto acumula cinco causas más sobre sus hombros. En poco tiempo terminará su impunidad. En la provincia cerramos el 2009 con 51 genocidas presos, entre condenados y procesados. La mayoría de ellos está en la cárcel de Bouwer. Resulta sintomático el nombre del módulo que los alberga, que parece hecho a medida: M-D2. Allí pasan sus días Menéndez y sus ex subordinados, junto a los ex miembros del D2. Es el paradójico destino de los genocidas, ayudado por la justicia y por la lucha de un pueblo que lo hicieron posible. Junto a ello, los resabios de injusticia que permitían que muchos represores estuviesen detenidos en condiciones de privilegio, acabaron. Pero, si bien este juicio concluyó esta semana, la lucha continúa y en el medio aparecen nuevos elementos que marcan la vigencia de nuestras demandas. Porque Menéndez presenta el mismo discurso y pensamiento que el actual ministro de educación porteño Abel Posse; porque en distintos puntos del país el poder judicial sigue mostrando su pereza para condenar a los genocidas y para hacer de los juicios verdaderas instancias públicas; porque pasaron más de tres años y nada se sabe de Jorge Julio López; porque hace dos días murió con impunidad Américo Domingo Argüello, otro ex jefe de la policía en la dictadura, adicto a las armas y a las torturas; porque la policía sigue utilizando muchas de las prácticas que aprendió hace 30 años, haciendo de las comisarías centros de tortura. El Estado provincial comenzó a rendir cuentas, pero en el haber aún le quedan varios saldos. Como la postal más gráfica de la continuidad de este camino, el mismo día en que terminaba el juicio en Córdoba, comenzaba en Buenos Aires un proceso que se sigue contra 19 represores de la ESMA. Nos despedimos esperando reencontrarnos pronto. El 2010 augura nuevos vientos de justicia, nuevos genocidas en el banquillo, y necesitamos seguir sumando esfuerzos.
Pieza por pieza Las complejidades que se presentan al momento de juzgar crímenes cometidos hace más de treinta años, imponen en el proceso judicial –tanto en la instrucción como en la etapa oral– la exigencia de un trabajo minucioso y exhaustivo para escoger y valorar las pruebas. Toda esa labor se pudo concretar y analizar durante estas ocho semanas, en las que el TOF 1 contó con testimonios, peritajes como los que se realizaron con las firmas de Cejas y el expediente del “Gato” Gómez, y el acceso a pruebas documentales que fueron de vital importancia en la resolución de la condenas, entre otros recursos. Entre tantos elementos probatorios, las inspecciones oculares en las sedes del D2 y en Casa de Hidráulica, concentraron la atención de la prensa. Las sensaciones que provoca volver a caminar por esos laberintos en donde la inteligencia policial hizo sentir su puño de hierro, secuestrando y asesinando a mansalva, son ambiguas y encontradas. Se perciben las marcas invisibles de los muros, donde sobrevuelan fantasmas del pasado. Como contrapartida, resulta gratificante saber que ahora esas construcciones son soportes de memoria y justicia. Así se vivió el recorrido por Casa de Hidráulica, sitio donde Ricardo Fermín Albareda pasó sus últimas horas. El dramatismo llegó al extremo con el relato descarnado y meticuloso del ex policía Ramón Roque Calderón, que graficó gestualmente el modo y el lugar precisos en que fue ultimado el subcomisario por la patota de Telleldín y Britos. Ese hombre, habitado por los recuerdos del horror del que fue parte, sintió que los crímenes que cometió la fuerza comenzaban a so-
LA SENTENCIA: “Es
cavar su conciencia y finalmente pudo relatarlos ante la justicia. En busca de las pruebas que develaran la lógica represiva de la inteligencia policial, el tribunal y las partes también recorrieron las sedes del D2, (pasaje Santa Catalina y Mariano Moreno 222) por donde pasaron nueve víctimas del juicio. En sus testimonios, pocos pudieron identificar directamente al “Gato” Gómez como uno de los torturadores de elite del Departamento de Informaciones, pero se comprobó que todos sufrieron los golpes impartidos por el cabo de la policía, que se jactaba de sus dotes de “interrogador”. Quizás quien más sintió esas palizas como ráfagas en su cuerpo fue el albañil Raúl Ernesto Morales. Su físico desvalido y frágil guarda aún hoy las marcas imborrables de esos días en que se encontró con el “Sargento Gato”. El tribunal pudo verlo cuando brindó su relato en la sala. La dignidad y la ente-
reza de Morales, como la de todos los testigos que pasaron por tribunales, son la antítesis de la actitud de los policías represores, que nunca rompieron su pacto de silencio. Ya en las últimas semanas, al momento de alegar y pedir las sentencias, los querellantes y la fiscalía argumentaron los delitos cometidos con cada una de las pruebas aportadas, las piedras basales de las condenas impartidas a los represores. Comienzo y final Coincidiendo con el cierre del juicio Menéndez II, en la misma jornada, comenzó el primer juicio a miembros de uno de los símbolos máximos de la represión y el horror de la dictadura, la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en donde se juzgará a diecinueve represores. Este proceso también vio dilatado su inicio en varias oportunidades, tal como sucediera en Córdoba. El azar aportó su cuota para que terminen dándose la mano el inicio y el cierre de uno y otro. El final de año y el comienzo del que viene, condensarán estos tiempos de presión popular para que el terror de la dictadura sea juzgado por tribunales constitucionales. Después de la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, con la renovación de la Corte Suprema, diversos juzgados comenzaron a abrir sus ojos frente al genocidio. En una puja con marchas y contramarchas, la memoria, la verdad y la justicia le tuercen el brazo a la impunidad. “El juicio ha terminado”, dijo el presidente del tribunal, Jaime Díaz Gavier. Concluía un largo proceso que llevaba años buscando justicia. Afuera y adentro de los tribunales, se festejó con cantos y abrazos la ansiada condena histórica a los represores.
el resultado de un plan sistemático”
El martes 15 de diciembre el Tribunal Oral Federal Nº 1 dio a conocer los fundamentos del fallo 281/2009, por el que se condenó a cinco represores por delitos de lesa humanidad y por segunda vez en Córdoba a Luciano Benjamín Menéndez. La extensión del fallo supera las 350 páginas. Aquí un par de fragmentos destacados: “No se ha tratado de casos excepcionales, aislados, sino que han sido el resultado de un plan sistemático, que por su gravedad constituyen parte del conjunto de conductas que son consideradas criminales por la Comunidad Internacional, por ser justamente lesivas de normas y valores fundamentales en orden a la humanidad. Estos actos, resultan disvaliosos desde el punto de vista del derecho positivo -en este caso penal-, lo que es argumento suficiente a los fines de calificarlos como delitos de lesa humanidad, como lo son el genocidio, la esclavitud, los tor-
mentos, las muertes, las deportaciones, los actos inhumanos, las penas crueles entre otros”. (Págs. 250/251) “Los hechos tuvieron lugar en el marco de un plan sistemático de represión implementado desde el Estado de facto, con el alegado propósito de reprimir la subversión en el período que nos ocupa. El objetivo de la represión se dirigía a sectores civiles de la sociedad que por razones políticas eran considerados peligrosos, en tanto, a criterio del régimen, estas personas subvertían el orden económico y político institucional. Y es justamente en este lineamiento que se puede advertir el cuantioso número de personas que pasaron por los centros clandestinos de detención de esta provincia, personas estas que pertenecían a organizaciones sindicales, estudiantiles, universitarios, incluso sectores de la cultura, de la política, etcétera”. (Pág. 234)
Entre la torre y el llano Eran muchos los que esperaron durante largas noches y días esta luminosa jornada de justicia, fruto de historias y luchas complejas. Pero más allá de cantidades, la concurrencia que se acercó hasta la vereda de tribunales, se movilizó por algo más que una nueva sentencia contra los genocidas de siempre. Ese día, organizaciones sociales, agrupaciones estudiantiles, algunos gremios y ciudadanos de a pie, volvieron a transitar el espacio público de una ciudad en calma que espera las fiestas, para reivindicar y custodiar una de las más nobles demandas de la democracia: el reclamo de memoria, verdad y justicia. Por supuesto que los organismos de derechos humanos estaban ahí, dueños por derecho propio de la escena, con las Abuelas y las Madres, los H.I.J.O.S y Familiares –todos tan habituados a fatigar las calles sin violencia ni agresión– militando en aras de su insigne denominador común. En las horas previas a la sentencia, frente al palacio de tribunales se registraban columnas variopintas, con banderas y signos identitarios diversos, en su mayoría conformadas por jóvenes que remozaban con cánticos reclamos que llevan décadas (“aparición con vida y castigo a los culpables”) y aportando también algunos de tinte más coyuntural: “adónde están, adónde están, tus amiguitos de la Sociedad Rural” y contundentes ocurrencias “mirá, mirá Clarín, sacale una foto, se van todos a Bouwer con el culo roto”. Al mediodía, las noticias llegaban desde el interior de la imponente torre: Menéndez vuelve a enarbolar su apología, y los policías adhieren y confirman su eterno pacto de silencio. Adentro las sensaciones se viven distintas, domina la tensión y la indignación al escucharlos. Ya
EL JUICIO EN LA CALLE por Waldo Cebrero y Pablo Luro
en la tarde, la espera se prolonga, y aunque muchos sospechan la confirmación de las condenas, los sentimientos encontrados siguen contenidos en el pecho de los que pudieron entrar al edificio. En la calle la espera se vivía diferente. Entre el tumulto y la alegría, caminaban silenciosos los ex presos políticos, los argentinos que la pasaron mal, los perseguidos, los de 50 y 60 años encima. Quienes crecieron bajo los soles de la democracia y mamaron la libertad desde la cuna, también decían presente, demostrando que las grandes causas no tienen dueños ni generaciones. Ese encuentro generacional fue el color distintivo de la jornada. Con las madres y abuelas a la par de los hijos (que ya superan en edad la vida latente de sus padres desaparecidos). En el medio, un retoño que crece, los “hijos de los hijos”, los niños corriendo, jugando y sanando con risas los recuerdos del dolor. Flores creciendo en el cemento... Uno de ellos, que no supera los 10 años, camina hacia el micrófono y se le anima a un poema. Es de Juan Gelman y la voz no le tiembla. El poeta se lo dedicó a su hijo desaparecido, y en la lectura infantil se dibujan todas esas generaciones: “estas visitas que nos hacemos, vos desde la muerte, yo cerca de ahí, es la infancia que pone un dedo sobre el tiempo”, recita el niño y todos aplauden, mientras esperan que en la torre, la justicia castigue a los militares. Que los baje del Parnaso de los dictadores y los lleve adonde siempre debieron estar. Cae la tarde y con ella la merecida condena a los culpables. Hay gritos, lágrimas de alegría, evocaciones a los caídos, y una confirmación unánime: “treinta mil compañeros desaparecidos, presentes. Ahora y siempre”.
Lunes 21 de Diciembre de 2009 ENTREVISTA · EMILIA D' AMBRA - HISTÓRICA REFERENTE DE FAMILIARES CÓRDOBA. Por Sebastián Puechagut
«Nos recuperamos los jueves en la ronda de la plaza» Las imágenes de Alicia y Carlos Alberto, sus hijos, desaparecidos en la dictadura, se suceden en las paredes, en retratos que reposan sobre los estantes, invaden con su presencia los rincones de la casa. Emi habla de ellos seguido. No le tiembla la voz, con el paso de los años logró que el recuerdo desgarrado dejara espacio, lentamente, a esa memoria obstinada y justiciera que nos enseñan día tras día los familiares, que recupera a los compañeros en nuevas luchas. Al nombrarlos, en el brillo de su mirada se comprende una pasión distinta a todas, intransferible, forjada en las convicciones de una madre que debió reponerse a la pérdida para que la familia siga en pie. Tiene otros tres hijos, Emilia D'Ambra, y desde hace treinta años abraza también una familia mucho más numerosa todos los jueves, en la plaza. No fue fácil tomar ese camino. Cuando cuenta los primeros años, surge imborrable la imagen de su esposo, Santiago D'Ambra: “si yo no hubiera estado casada con él, no sé cómo hubiera podido procesar la desaparición de los chicos. Porque yo, si bien nunca entré en una depresión salvaje, me quedaba en mi casa. No quería salir ni para hacer las compras, no quería ver a nadie. Era como si me estuviera hundiendo en el agua, me dejaba ir. Y sentía que Santiago me agarraba de los pelos, porque para sacarte la única manera es así, sacarte y que respires. Yo hacía esa comparación, si alguien se cayó al agua y está decidido a quedarse, y no lo sacas así, se sumerge y se ahoga”. La imagen es elocuente, y la figura de Santiago se agranda, converge en la charla y es la clave que permite entender el paso a asumir la lucha por verdad y justicia. Pero no fue sencillo: “teníamos cada pelea… él no entraba en depresión, tenía un carácter parejo. Bueno, vos lo conociste…” Lo conocimos. No pasaba desapercibido en el movimiento de derechos humanos de Córdoba. A primera vista, su severidad imponía distancia. No se tardaba en comprender que esa intransigencia era fruto de una vo-
Emilia D'Ambra en el jardín de su casa en la ciudad de Alta Gracia.
luntad incansable, que lo llevaba todos los jueves a levantar las pancartas con la foto de sus hijos. Suena extraño: todos los jueves, durante más de treinta años; pero es hermoso en realidad. Emi asiente, pensativa, y aclara: “pero Santiago no era así solamente por los chicos. Antes de eso intervenía en cooperativas, en cooperadoras, en todas esas cosas. Nuestros hjos le decían: 'siempre estás metido en cosas que no te dan ni un peso, por qué haces un trabajo fuera del trabajo”. La relación de su esposo con sus hijos, también ayudó a procesar el dolor y el enojo: “yo a veces no entendía la militancia de los chicos, no lo entendía. Discutía con Santiago, porque él los defendía. Él también pensaba que la violencia estaba mal, pero entendía su posición política, su compromiso, y la situación social que los había llevado a tomar esas opciones. Por eso entró a Familiares con todo, desde el principio. Y él me fue llevando, de a poco. Al principio yo no quería saber nada. Conocía a todos pero no iba casi nunca a las reuniones. Y Santiago me fue ayudando y llevando…” Con esa voluntad, con la de tantos otros y otras, surge Familiares como organización, en el reclamo constante por el respeto de los
derechos humanos. Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, fue el nombre elegido, integrando generaciones y filiaciones con las víctimas directas del terrorismo de Estado. Desde el comienzo, supieron que el horror sería una herida difícil de sanar. Sus efectos se internan en las vidas de todos. Emi utiliza una metáfora precisa para describirlo: “mi hijo más chico tenía seis años cuando pasó lo de sus hermanos. Con Alicia se adoraban. Cuando estuvo detenida en (la cárcel para mujeres) Buen Pastor, imaginate que fue a pasar un día entero y se lo permitieron, como si fuera un hijo de ella. Me acuerdo una vez que estaba desesperado, se puso a llorar y nos acusaba de que lo abandonábamos para ir a buscar a sus hermanos… cuando fue más grande lo fue entendiendo, y lo sacamos a pulmón Santiago y yo. Pero en su adolescencia la pasó mal, he estado días enteros sentada a su lado para que no saliera a la calle, porque venía y yo me daba cuenta que había tomado algo... las pasamos moradas. Aparte de los chicos, las repercusiones de la represión fueron terribles. Charlando con una psicóloga, me dijo que el terrorismo de Estado es como una gran laguna. Tirás una piedra en el medio y empieza a
CRÓNICAS · LA CAÍDA DEL CHACAL
Triste, solitario y final Uno atrás del otro se fueron enfilando dentro del pabellón. Era de mañana, y a diferencia de la fecha que evocaban, en el día no asomaba ninguna nube anunciando lluvia. Esta vez, tampoco había armas y uniformes de gala. Estaban con lo puesto. Aun así, guardaban una disciplina en su andar sólo ganada a fuerza del rigor y las complicidades. La columna se puso firme y un “jefe de tropa” hizo la presentación al “General”, quien realizó el saludo a la formación. Al rato, todos cantaron el himno nacional y después escucharon las palabras del “General”. Por último, se unieron en un acto de camaradería, y alguien gritó un “viva la patria”. Pese a que pasaban desapercibidos, para ellos fue un acontecimiento. En realidad, se trató de una perfomance macabra. El pasado 25 de mayo, mientras se cumplía un nuevo aniversario de la fecha patria, en los pabellones de la cárcel de Bouwer los represores detenidos por crímenes de lesa humanidad aclamaron su ritual funesto: una ceremonia militar con el agregado de la presentación de una ignota agrupación. Al observar sus gestos, da la sensación de que los encarcelados viven de la añoranza de sus años de apogeo, cuando se sentían dioses amparados bajo el poder desaparecedor del Estado. Es que los hombres que fundaron el Comando Libertadores de América, que secuestraron a sus adversarios, que crearon campos de concentración, que robaron niños, que saquearon bienes, que enterraron a sus víctimas en fosas clandestinas, alguna vez se pensaron invencibles. Pero traspasar todos los límites de la condición humana no los convirtió en próceres, sino en delincuentes. Y el espejismo de estampar sus nombres en el campo de la gloria se tornó una quimera imposible. Ahora, tan sólo se tienen que conformar creando un desaguisado en clave tumbera que ellos mismos llamaron “Agrupación Bouwer”. Como una polaroid que desprende imágenes grotescas, los actos terminales de Menéndez han sido una sucesión de des-
hacer olitas. Hace olas chiquitas hasta llegar a las orillas de un lago que tiene kilómetros de grande. Por eso, el problema no es solamente el desaparecido, el torturado, el que está preso. Toda la sociedad fue recibiendo esas olitas, yo lo entendí así. Yo nunca hice terapia, pero esta psicóloga me decía 'ustedes hicieron terapia de grupo en la plaza sin darse cuenta, por eso están bien'. Es cierto, nos recuperamos en la plaza. Las madres que no pudieron salir de su casa, se murieron o quedaron mal; peor que nosotros, digamos”. La referencia a las rondas de los jueves es inevitable: “Bueno, a los jueves los descubrimos en Buenos Aires, porque empezó a salir en los diarios que las Madres se reunían, nos pareció una idea brillante, y la trajimos. No cuajó como allá, siempre fuimos pocos y entonces, para juntarnos, como estaban los militares íbamos a la Catedral. Había una misa a las 5 de la tarde y cuando veíamos que éramos unas cuantas nos poníamos el pañuelo”. De repente, pasaron más de tres horas de hablar y hablar. Se podría seguir interminablemente, pero debemos volver. Dejamos a Emi en su lugar, en Alta Gracia, en esa casona vieja y tenaz, que sortea el paso del tiempo con la dignidad de las construcciones de antes. La dejamos con su historia, con sus padres gallegos, la infancia en Buenos Aires y su pasión por los libros y la literatura. Con esa memoria lúcida y abierta. Se queda con Santiago, con el recuerdo de ese esposo que no llegó a ver el fruto de tanta lucha. Al despedirnos, se detiene en el jardín, frente al arroyo, en el lugar que tantas veces habrá transitado con sus hijos pequeños, observándolos jugar entre los árboles. Ahora pasea por allí con alguno de sus once nietos, que llegan a saludarla como todos los días, mientras prepara el próximo viaje a Córdoba, uno de tantos, para asistir a la sentencia del juicio. Nos saluda con el brazo en alto y la reconocemos de nuevo, una mujer que podría ser abuela de cualquiera de nosotros, una madre de todos.
por Agustín Di Toffino
AL BANQUILLO. Menéndez ingresa escoltado a la sala de audiencias para escuchar la sentencia.
varíos. Así lo confirmó el día de la sentencia, con ese aullido latoso que empleó en el uso de sus palabras finales y que aun retumba en las cabezas de muchos. Hasta esos mínimos detalles, como el arrastre de la letra erre cada vez que pronunciaba la palabra 'revolución' volvían la escena insoportable. Y en ese derrape, el Chacal no hace otra cosa que caricaturizar su final. Parafraseando a Marx, la historia siempre se repite, sólo que la primera vez como tragedia y la otra como farsa. Para desmenuzar el pensamiento del genocida hay que retroceder el reloj cuarenta años y rastrear su trayectoria en la cartografía de la tradición fascista en Argentina. Ni en sus peores sueños, Menéndez imaginó tener que leer sus dogmas desde el banquillo de los acusados y no en los cómodos sillones del Jockey Club o desde un programa de Mario Pereyra. La codicia de sus designios le impidió pronosticar su pesadilla: que el Estado de derecho funcione. El paso del tiempo demostró que el menendismo, la expresión más acabada del totalitarismo en Córdoba, cumplió su
ciclo. Y ese General de ascendencia fascista, de ideas económicas ultra liberales, que logró unir a su tropa por la ferocidad que imprimía su personalidad; no tiene margen en el presente. A contrapelo de sus ilusiones, la democracia terminó siendo un panteón para sus ideas. Menéndez siempre se preocupó en proyectar su poder. Así lo hizo cuando alentó la guerra contra Chile para dotar de recursos al Tercer Cuerpo de Ejército, en detrimento de otras unidades militares; o cuando desafió al dictador Viola en un insólito intento de “golpe dentro del golpe”. Incluso, alguna vez hasta fantaseó con candidatearse a gobernador, lanzando el partido Nuevo Orden Republicano, seguido por el clásico tropel de dinosaurios mediterráneos. Es que después del indulto de Carlos Menem, muchos políticos lo acunaron. Baste con recordar esas imágenes de los actos oficiales en las décadas pasadas, cuando se codeaba con figurones de la política vernácula como Eduardo Angeloz, Ramón Mestre, o el actual jefe de los diputados nacionales del radicalismo, Oscar Aguad. Ahora, dicen que el Chacal anda puteando por lo bajo. Que mira con recelo a sus camaradas de armas. Que busca revitalizar viejos pactos. Pero lo han dejado solo. Es una estela del poder carnívoro que representó. Sin embargo, no es como dice el dicho que “muerto el perro se acabo la rabia”. Las marcas del pasado autoritario en nuestra sociedad son difíciles de desanudar. La represión policial, las demandas de mano dura, los recientes planteos de sectores de la justicia pidiendo judicializar la protesta social –y hasta hablando de “guerrilla urbana”–, y la desaparición de Jorge Julio López, muestran que aun falta desandar un largo camino. El juicio ejemplar que acaba de terminar es una condición imprescindible para aspirar a la construcción de una sociedad igualitaria. Sólo con una cultura política que haga anclaje en el pleno respeto por los derechos humanos vamos a poder sacar a Córdoba del lugar indeseado en que Menéndez la colocó.
Lunes 21 de Diciembre de 2009
EN BOCA DE TODOS Sonia Torres Abuelas de Plaza de Mayo Filial Córdoba “Hoy mi corazón y mi espíritu están en paz. Estoy alegre porque esto nos da un empujón para seguir luchando por los que aun no están presos, por todos los que cometieron delitos de lesa humanidad. Nos da la esperanza de luchar para ponerlos a todos en la cárcel que es donde siempre debieron estar. Es un gran paso. La justicia llegó a Córdoba para instalarse, y no se va a ir hasta que el último represor esté en la cárcel y el último niño nuestro haya recobrado su identidad”.
Carlos Vicente Viceintendente de la ciudad de Córdoba “Se hace justicia y marca un avance pese a una demora excesivamente grande, pero tiene importancia porque cesa la impunidad. Esto adquiere un plus ya que cumplimos 26 años de democracia continua, y es indispensable la memoria y la verdad. Es un ejercicio de memoria el que tenemos que hacer los cordobeses. El terrorismo de Estado no hubiera sido posible sin la complicidad del poder judicial de ese entonces, la dirigencia política y el arzobispado de Córdoba”.
Julio Paz Músico, Dúo Coplanacu “Me parece bárbaro que en vida y en todos sus cabales, hagan lo que ellos nunca hicieron, que se los juzgue, se los condene y se les de la pena que se merecen. Creo que hay expectativa de mucha gente, sobre todo de la edad mía. Yo tengo 53 años y somos los que de alguna forma hemos sufrido la parsimonia de la justicia así que, que en este momento se juzgue a Menéndez y a tantos genocidas en el país es un gran alivio. Es una esperanza”.
Raúl Sánchez Secretario de DDHH de la Provincia de Córdoba “La justicia de Córdoba está a la altura de las circunstancias. Esta sentencia es ejemplificadora . No es fruto de la casualidad, sino en primer término de la lucha de los organismos de derechos humanos. Un homenaje a los compañeros desaparecidos y a los miles de damnificados de la dictadura ”.
Gastón Vega Estudiante, militante de Libres del Sur “Como agrupación vivimos con alegría los juicios porque vemos cumplida una reivindicación histórica desde la vuelta de la democracia. Esperábamos esta sentencia con mucha emoción porque sirve para aprender que nunca más puede haber dictaduras. Con la gente movilizada en las calles siempre vamos a tener la garantía de seguir manteniendo el sistema democrático”.
Eugenia Aravena Asoc. de Mujeres Merectrices de la Argentina “Nos moviliza por la historia de nuestro país, y tarde podemos decir que la justicia empieza actuar como debería. Es un avance que las condenas se cumplan en cárcel común. Por eso estamos apoyando y pidiendo justicia, para reconstruir el pasado que nos quisieron hacer olvidar y no pudieron”.
Irina Santesteban Asoc. Gremial de Empleados del Poder Judicial “Es una felicidad ver cómo Familiares, Madres, Abuelas, H.I.J.O.S, hoy pueden decir que en Argentina se está terminando la impunidad de la dictadura. Los trabajadores tenemos que participar activamente de todo este proceso, no casualmente más del 60% de los desaparecidos fueron trabajadores, delegados, dirigentes sindicales. Todos los gremios y en general el movimiento obrero, tiene que estar aquí, para que nunca más suceda una etapa como la que vivimos”.
ENTREVISTA · JAIME DÍAZ GAVIER
Por Sebastián Puechagut
EL PRESIDENTE DEL TRIBUNAL ORAL FEDERAL Nº 1 DE CÓRDOBA, EN DIÁLOGO EXCLUSIVO CON SERÁ JUSTICIA
«En la dictadura, una parte de la Justicia miró hacia otro lado» En el mundo judicial, todos la conocen como “La Torre”. Las reminiscencias medievales del apelativo no parecen ser casuales, cumple con muchas de las características de esas fortificaciones desde las que se puede vigilar un extenso territorio, y se impone en la topografía del lugar con la presencia de su autoridad indiscutible. Nada de ello habrá pasado inadvertido para quienes diseñaron el edificio de los Tribunales Federales de Córdoba. Tampoco dejarán de advertirlo quienes fatigan todos los días sus trajinados pasillos, sus innumerables salas y oficinas. El poder se siente allí de muy diversas maneras. Que el curso de las luchas populares traspase las puertas de la torre, derive su corriente hasta rodear de clamor y esperanza su explanada, no constituye un hecho fortuito. Significa, sobre todo, que el movimiento social comienza a desprenderse de sus temores, comienza a apropiarse de las instituciones que son suyas por derecho propio. Entonces esas fortalezas erigidas en el distanciamiento, se inundan, se rinden ante la conquista de hombres y mujeres que buscan, que construyen la justicia necesaria y posible para la democracia argentina. Con el correr del juicio, en cada audiencia de sala llena, la vigilancia cambió de dirección. Las miradas, alertas, se orientaban hacia la Justicia y su complejo entramado, que debía responder al reclamo popular superando, por una vez, el examen de la memoria, de la verdad. Y la atención de todos, se condensaba en la figura del juez. No podía ser de otra manera, la disposición de los asientos y el clásico protocolo judicial obligan a atender lo que sucede en el centro del tribunal. Jaime Díaz Gavier, pareció comprender desde el principio este mecanismo, esta inédita situación, y se dispuso a cumplir con ese nuevo rol. El punto cúlmine, claro, fue la lectura de la sentencia. Pocas veces unas pocas palabras pueden soltar tantas emociones. El juez lo supo desde el principio, y su dictamen fue ejemplar. Pocos después, ocurrió algo que no sucede a menudo: el equipo de producción de este diario fue convocado a una entrevista exclusiva. Conteniendo las ganas de salir a calle y unirnos al festejo, subimos al noveno piso de la torre. Desde el despacho del juez, con la vista de toda la ciudad a disposición de quien se asome a los ventanales, la euforia por el final del juicio adquiere otra forma. Se impone la reflexión, y el oído atento.
Emilia D'Ambra Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba “Estamos muy contentos. De a poquito estamos consiguiendo lo que queremos, que estén todos los represores adentro. Es un gran paso. Hoy, a unos amigos les convidé unas cosas dulces y les dije que venía a los tribunales a recibir mi premio dulce también, que fue escuchar la condena”.
Luis Baronetto Director DDHH Municipalidad de Córdoba “Se juzgó a la policía de Córdoba por primera vez. Puede ser un buen mensaje para la policía de hoy en la medida en que hay voluntad política y una sociedad que reclama condena. El alegato de Menéndez puso sobre el tapete sus razones filosóficas y políticas, es una autoincriminación. Me parece reveladora una frase de Campos. Confirma la connivencia de la justicia con 'los asaditos que se comieron'. Si quedaban dudas de que Otero Álvarez era cómplice, lo dijo Campos”.
EN LA TORRE El presidente del TOF 1, Jaime Díaz Gavier, en su despacho del noveno piso.
“Yo creí siempre, y asumí el compromiso, que ser juez implicaba resolver conflictos humanos en términos generales. En relación a estas causas, era una responsabilidad verdaderamente histórica. Porque, aparte de responsabilidades personales de quienes participaron en estos actos, lo que verdaderamente se enjuicia es un período muy oscuro pero absolutamente cierto de la historia argentina. Entonces, era imprescindible tomar estos juicios con esa responsabilidad, comprendiendo que no solamente las fuerzas armadas y de seguridad llevaron adelante el plan sistemático de eliminación de opositores. Eso se hizo con el consentimiento, sino la participación, de importantísimos sectores de la sociedad civil.” Jaime Díaz Gavier inicia su razonamiento con una frase contundente, y todos comprendemos que este diálogo directo con el juez es una oportunidad que no puede ser desaprovechada. Será Justicia: Estos procesos son complejos, por la distancia en el tiempo y porque muchos hechos ocurrieron en la clandestinidad, ¿con qué falencias se encuentra el sistema judicial, teniendo en cuenta también que más de la mitad de los responsables han muerto antes de llegar a juicio? Jaime Díaz Gavier: Tiene un poco que ver, o mucho, con lo que les decía recién. A mí me parece que todo sistema legal, todo sistema institucional es perfectible. Pero finalmente
Liliana Olivero Legisladora provincial por Izquierda Socialista “Estoy contenta, con felicidad. Creo que estos genocidas siempre tendrían que haber estado en las cárceles. Muy lentamente la justicia los va condenando. Y que estos juicios se estén haciendo está relacionado con la presión que han hecho los organismos de derechos humanos y también algunos partidos políticos”.
Isolina Guevara Ex presa política, víctima en el juicio Menéndez II “Se siente angustia y tristeza porque lleva a recordar lo vivido, y alegría por las condenas. Esperaba que al 'Gato' Gómez se le diera lo máximo, pero ansío que se le abran otras causas y pueda permanecer eternamente en la cárcel. Me pareció poco solidario el acompañamiento de los gremios en las calles y durante el juicio. Yo caí por defender a mi gremio en aquella época, hoy, mirando a la calle no encuentro ningún gremio que nos esté acompañando”.
“Aparte de responsabilidades personales, lo que se enjuicia aquí es un período muy oscuro pero absolutamente cierto de la historia argentina.” todo depende de los hombres, de los seres humanos. Las estructuras del Estado, yo diría que no son ni buenas ni malas, son perfectibles. Lo importante son las personas que las representan, que las encarnan y que tienen que dictar las leyes o hacerlas cumplir o vigilar su adecuada aplicación. Podés tener una ley estupenda, un sistema maravilloso pero si no hay una voluntad política y un compromiso personal de los funcionarios del Estado, de los jueces, de los legisladores, por buena que sea esa ley o esa institución, finalmente se convierte en letra muerta. SJ: Teniendo en cuenta lo cuestionada que está la institución judicial, que durante años no se hizo eco de ciertos reclamos y reivindicaciones sociales, y que se ha demorado mucho en resolver ciertos conflictos ¿Qué repercusiones tiene al interior del campo judicial este tipo de procesos? JDG: Yo creo que la justicia, y particularmente la justicia federal, no se ha sustraído a una crisis generalizada de nuestra sociedad en sus valores, en sus conceptos y desde lue-
Fernando Albareda Querellante en el juicio, hijo de Ricardo fermín Albareda, miembro de H.I.J.O.S. “El sentimiento que tengo es de un principio de tranquilidad. Creo que la paz y la tranquilidad van a llegar el día que encarcelemos al último genocida. Nuestra herida, o mi herida, no es la que me dejó mi viejo, sino la de los treinta mil compañeros. La herida no cicatriza, y es parte del camino que nos tocó a cada uno de los que militamos en los organismos de derechos humanos. Queremos que la gente empiece a tomar conciencia aunque haya transcurrido tanto tiempo, para poder contar y esclarecer parte de la historia. Aquella gente que cerraba las ventanas y no veía nada, que comience a abrir sus ventanas, sus oídos, para ver realmente lo que pasó. Con respecto a mi relación con mis hijos es algo importantísimo lo de hoy. Mi hija ya lee, ya escucha los informativos y sabe de todo lo que pasa. De hecho me lo transmitió hace pocos días la maestra que llegó al grado y estaban sentados los chicos en ronda y mi hija les contaba a sus compañeros qué era H.I.J.O.S. Es indescriptible la sensación que tengo con ella, lo que me pasa con los chicos”.
Lunes 21 de Diciembre de 2009 go en el funcionamiento de sus instituciones. La justicia, particularmente, a tenido a lo largo de períodos diferentes en su historia, compromisos en un sentido u otro. Me ha costado algunas recusaciones haber dicho esto, pero creo que es una realidad insoslayable que nadie puede desconocer. Así como hubo una parte de la sociedad argentina que en su momento aplaudió, apoyó o no quiso ver la tragedia que estaba pasando en la argentina, se podría hacer ese correlato y decir que hubo un importante porcentaje de la justicia argentina que también miró para otro lado. Entonces, los juicios se dilataron, se entorpecieron, se demoró mucho en resolverlos. Digo, más allá del interés legítimo de los defensores de demorar lo más posible el proceso, algo que está dentro de las reglas del juego. Pero hubo también algunas actitudes de la justicia que no contribuyeron a la celeridad de los procesos, admitiendo –y esto también hay que decirlo– que mucho tiempo no fue por la voluntad de la justicia sino por la existencia de leyes que paralizaron los procesos legalmente. Hasta que con el reclamo de la sociedad, personalizado en los organismos de derechos humanos que llevaron adelante esta lucha, finalmente la Corte Suprema dictó su resolución de declarar la inconstitucionalidad, y Congreso de la Nación también, lo que permitió reanudarlos. Pero es indudable que la justicia argentina tiene, como el resto de la sociedad y de las instituciones, sus responsabilidades. SJ: ¿Estos juicios son tan reparadores para la justicia como para la sociedad? JDG: Tengo la esperanza de que sí. La idea de que tribunales de la constitución, en resguardo de todas las formas legales, ofreciéndole a las partes todas las garantías, lleven adelante estos procesos, generará un 'efecto derrame' en la justicia misma, removiendo algunas consciencias un poquito atadas, incluso ideológicamente. Y para la sociedad, transmitirá la idea de que todavía se puede creer en algo, que existen instituciones que tienen voluntad al menos de funcionar, y que eso es posible con la restauración de un orden jurídico, humano y personal brutalmente alterado. Y quizás pueda la sociedad argentina, espero que pronto, mirar hacia adelante con otra esperanza y otras ilusiones. SJ: Sabiendo que debe apartar su impresión subjetiva, y que en las audiencias los relatos generan un clima muy fuerte, ¿cómo lo interpelan esos testimonios? El humor, que es a veces su rasgo distintivo ¿es un mecanismo para distender la situación? JDG: En los muchos años que llevo como juez he visto todo tipo de miserias humanas y dolores, pero nunca situaciones tan terriblemente dolorosas como ahora. Por cierto, el juez, que también es un pequeño individuo de carne y hueso como todos, ante determinados relatos y situaciones no puede apartarse de la conmoción que sufre su humanidad. Pero trato de pensar que todavía
Manuel Nieva Ex preso político, víctima en el juicio Menéndez II “Es una pequeña gran victoria. Juzgamos a los responsable de tantas muertes con las oportunidades que no les dieron a nuestros compañeros. Córdoba puede dar ejemplo, tenemos un tribunal que está a la altura de la historia. Me queda el mal sabor de no haber visto sindicatos que acompañen. En el juicio la mayoría de las víctimas venimos de los gremios”.
Juan José López Ex detenido desaparecido. Asoc. Argentina de Actores “Este juicio fue especial porque entró esa policía maldita que tanto daño hizo, que despareció lo mejor de nuestra generación. En 2010 tenemos una ardua tarea, esto debe propagarse. Y tienen que continuar cayendo otras estructuras, la iglesia, los socios políticos y los empresarios que se beneficiaron. El futuro será nuestro por prepotencia de verdad, memoria y justicia, parafraseando a Roberto Arlt”.
hay algo de nosotros que puede sublimarse. Uno va haciéndose, no una coraza, sino una especie búsqueda de objetividad, tratando de mirar los episodios tal como se produjeron. Incluso partiendo de la compasión que provoca el ser humano que cometió el delito, que en su conciencia más profunda, supongo que le debe ser difícil sobrellevar recuerdos atroces de su vida. El humor, observás bien, es parte de mi carácter. Cuando he tenido algunas de esas salidas, he buscado en mí mismo aflojar esa tensión que amenaza el espíritu y aprieta el estómago. Es mi manera personal de llevar ciertas cosas y quizás ayudar al público que está en la audiencia y a las partes, tratando de distender las tensiones, que en el juicio han sido bravas. SJ: Nosotros lo vivimos habitualmente, pero el tribunal ¿ha sentido la presión de sectores que se oponen, que se obstinan en que estos procesos no tengan condenas? JDG: Yo no he recibido ninguna presión de ninguna naturaleza. Lo digo con la más absoluta honestidad. Pero no se me escapa esto que decís. Se percibe en la calle, lo comenta un amigo mío que se sienta en un bar… Hasta alguien que no nos quiere y lo dice: 'por qué se enjuician a estos sectores y no a otros también'. Son comentarios que no me condicionan. En términos generales la gente ha sido prudente cuando me lo ha planteado, como una expresión de sus propias convicciones, de su ideología. Desde ese punto de vista respeto la opinión, pero no hubiera permitido de nadie una forma de presión. SJ: En las audiencias, sorprende una actitud comprensiva. Pareciera haber una técnica pulida para trabajar el testimonio, y
“El juez también es un pequeño individuo de carne y hueso como todos, y ante determinados relatos y situaciones no puede apartarse de la conmoción que sufre su humanidad.”
Martín Mozé Acosta Cineasta, integra H.I.J.O.S. “Una condena más a los genocidas. Es increíble cómo siguen confundiendo adrede las palabras y cambian los sentidos. Cuando dicen detención, en realidad eran secuestros. Cuando dicen que interrogaban, torturaban y asesinaban. Hoy, la justicia acompaña a la voz de la sociedad y los grupos sociales que es el importante trasfondo de todo esto. La condena social ha dado sus frutos”.
Carlos Paillet La Voz del Interior “A pesar de que pasaron 30 años, la prensa por lo menos en este medio, nunca dejó de darle la relevancia que estos juicios merecen. La prensa tiene que reflejar todo lo que ha ocurrido, y en el caso de La Voz no ha dejado de hacerlo, con las limitaciones que podemos tener. Es un hecho muy importante, porque nosotros tenemos la misión de transmitir a la comunidad lo que pasa y lo que pasó, y lo vamos a seguir haciendo”.
muchos testigos se sintieron cómodos para hablar. ¿De qué modo se trabaja esto, por ejemplo al reconstruir una historia tan dura como la de Morales? JDG: Finalmente, todo tiene que ver con la sensibilidad de cada uno. Yo tengo la mía y creo honestamente que no es poca, en el sentido de conmoverme ante cualquier forma de la tragedia humana. En el caso de Morales, bastaba verlo. A nadie de los que estuvo ese día en la sala podía escapársele que ese hombre fue víctima de formas extremas de crueldad, de indiferencia por la dignidad humana. Me pareció necesario, en este caso y aun en los juicios ordinarios comunes que habitualmente tiene este tribunal, comprender que la víctima es la persona que sufrió la violación del orden jurídico que nos permite sostener que hemos superado la selva. Creo que la mayoría de los jueces lo hacen, y así debe ser. Pero sin que eso incida en mi decisión jurídica. Una persona puede haber sufrido el más terrible atropello pero si yo no puedo determinar, de acuerdo a las reglas de un proceso, quién infringió ese sufrimiento, por mucho que me conmueva la situación, no puedo condenar a una persona sin pruebas suficientes. Sí he tenido algunas satisfacciones humanas, como encontrarme en la calle con testigos que simplemente me han dicho 'gracias por la manera en que me permitió hablar'. Eso es lo que le da particular validez y trascendencia al testimonio. Que una persona pueda declarar sin temor cuando el Estado necesita de su testimonio, con alguna confianza, con alguna protección, ayuda a lo que en definitiva nos interesa. Para eso se hacen los procesos judiciales, para tratar de determinar la verdad, y si hay responsables aplicar la pena que corresponda. SJ: ¿Cómo se dibuja el panorama hacia adelante? Ya hay causas que están en este tribunal y se empiezan a acumular para un futuro juicio, ¿cómo sigue esto? JDG: Por lo pronto, este tribunal ya tiene dos causas más, de mucha trascendencia, que son UP1 y La Perla II. Hay muchos imputados y víctimas. Son juicios complejos que llevan tiempo hasta el día en que se inicia una audiencia concreta. Estamos trabajando y ya se han hecho las citaciones a juicio, que es una etapa procesal importantísima donde el tribunal notifica a las partes las acusaciones. Todo eso está en curso y los tiempos corren. Vamos a tratar de cumplir con la mayor celeridad posible todas las etapas procesales que vienen y al mismo tiempo seguimos con nuestros juicios del propio tribunal. Tenemos audiencias ordinarias que no hemos podido soslayar, también hay presos que están esperando sus resoluciones. Concretamente, mis aspiraciones son que el año entrante tengamos uno o los dos juicios, entendiendo incluso algunos problemas de ordenamiento de tribunales con otras provincias, pero pienso que por el término de varios años se van a continuar estos procesos.
Marta Juárez Concejal · Frente Progresista “Para nosotros fue un triunfo el primero y el segundo juicio. Es seguir diciendo 'perpetua y cárcel común'. Respecto de la policía, me parece muy importante porque no nos olvidemos de todos los hechos que produjo en Córdoba, con integrantes de la antigua D2 y todos los asesinatos a pibes y demás que hubo en esta ciudad, en democracia. No nos olvidemos de Jorge Julio López”.
Agustín Di Toffino Archivo Provincial de la Memoria · Integra H.I.J.O.S. “Es una mezcla, como siempre, de muchas cosas. Se trabajó años en reconstruir el crimen de Albareda y los otros casos de torturas en la D2. Es un avance. Quedan muchas causas por delante. El hecho de que seamos un equipo tan grande, tan compacto, como el movimiento de derechos humanos en Córdoba, nos permite llegar al año que viene con todas las fuerzas para seguir juzgando a los represores”.
EN BOCA DE TODOS Ana Mohaded Cineasta, ex detenida desaparecida “El segundo juicio estuvo más en la vida de la gente. Eso es importante porque hay cierta balanza que empieza a poner las cosas en el orden que corresponde. Por eso, cuando escuché la sentencia no puede dejar de dimensionar los tiempos. Y aunque la estaba esperando, igual lloré remembrando a mis amigos y mirando a los H.I.J.O.S, dimensionando el trabajo de tantos años, de esta testarudez de perseguir la justicia”.
Sara Waitman Asociación Ex Presos Políticos de Córdoba “Es una inmensa alegría que haya justicia, que es la que nosotros no tuvimos. Ninguno de nuestros compañeros pasó por la justicia. Cuando festejás te acordás de ellos, entonces esa alegría no es completa, también hay tristeza. Nosotros vamos a seguir peleando un proyecto político. Es una forma de homenajearlos, de seguir luchando y pensando que otra sociedad es posible, junto a ellos, porque siempre estarán en nuestros corazones”.
César Pucheta Estudiante universitario, integrante de La Bisagra “Alegría. Son sentimientos encontrados como siempre sucede en estos casos. Pero alegría porque la justicia llega. Una lucha de tantos años, de tantas organizaciones, plasmada tiempo después, pero finalmente con el brazo de la justicia cayendo sobre estos genocidas es muy importante”.
Horacio Viqueira Sec. de Desarrollo Social, Municipalidad de Cba. “Son hechos históricos para Argentina y Latinoamérica. Muchos países sufrieron el terrorismo de Estado pero la lucha de las Madres, las Abuelas, los Ex Presos, logró revertir esta política que trató de mantener la impunidad. Cuando se cometen crímenes crueles, las sociedades logran esto, sentarlos en el banquillo de los acusados”.
Franco Ayesa Espacio Independiente, Fed. Univ. de Río Cuarto “Esperábamos en realidad que se condene a todos los genocidas, a todos los que hoy estaban viéndoles la cara a los familiares de aquellos que hicieron desaparecer. Que se los condene a todos a cárcel común, perpetua y efectiva. No fue así, pero creo que fue un avance, un avance de la justicia argentina. Un avance por la memoria que todos necesitamos para poder vivir en una sociedad que de a poco vaya sentando las bases para una nueva justicia social”.
Luis Angulo Ministro de Justicia de la Pcia. de Córdoba “El país se reivindica con cada uno de estos casos muy oscuros de la vida de los argentinos en donde se hace justicia y se alumbra la verdad. Creo que se ha hecho justicia y han funcionado correctamente las instituciones. La provincia ha hecho un gran esfuerzo para que se hagan estos juicios y lo va a seguir haciendo para colaborar con la justicia”.
Franco Morán De Parche en Parche “Una alegría enorme. Una sensación de poder repensarse como persona, ciudadano, artista, en una sociedad que necesitamos que sea más justa. Estos hechos históricos vuelven a darnos la esperanza de vivir en una sociedad que respete la vida de los seres humanos. Como murga, nos atraviesa mucho, porque desde que nacimos participamos de la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos, y en diferentes actividades que reivindican la necesidad del castigo para los culpables del terrorismo de Estado”.
Lunes 21 de Diciembre de 2009 ENTREVISTA · GRACIELA LÓPEZ DE FILOÑUK - FISCAL DE INSTRUCCIÓN EN EL JUICIO MENÉNDEZ II
«Al conocer las historias, el dolor se te hace propio» Detrás de cada denuncia por violación a los derechos humanos en Córdoba, de cada una de las 800 causas instruidas que tiene en su haber Luciano Benjamín Menéndez, hay una mujer. Una mujer entre tantos hombres. Se trata de la fiscal en el Juzgado Federal Nº 3, Graciela López de Filoñuk, quien ya en 1998 instruyó los juicios por la verdad histórica. Y es allí donde comienza a moldearse gran parte de su trayectoria. En el reportaje concedido antes de la sentencia, Filoñuk relata el recorrido por estas gigantescas causas con asombrosa familiaridad. “Y es que, después de conocer cada una de las historias de las víctimas, ya nada vuelve a ser como antes, pasan a ser parte de tu vida”, admite mientras repasa detalladamente el trabajo silencioso realizado en la instrucción de estas causas a lo largo de once años. SJ: Por segunda vez se juzga al terrorismo de Estado en Córdoba, ¿por qué cree que se necesitaron tantos años para que se vuelva a debatir este tema en la justicia? GLF: Hay que entender que hubo momentos en la democracia argentina donde la justicia se frenó por lo que llamo el “estatuto legal de la impunidad”. Un triángulo conformado por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida de Alfonsín más los indultos de Menem. En ese tiempo, en Córdoba se estaba trabajando con la “Causa 31M87”, que tenía a Menéndez como responsable de 417 casos investigados entre las diez provincias que abarcaba el Tercer Cuerpo. Pero con los indultos todo se detuvo. Esa causa quedó archivada en la Cámara Federal de Córdoba hasta febrero de 1998, cuando María Elba Martínez y Pérez Esquivel del SERPAJ (Servicio de Paz y Justicia) piden la reapertura, a los fines obtener la verdad histórica, sin posibilidad de condena.
PASIÓN. “Estas causas son mi motivo de vida” comenta la fiscal en un alto en su trabajo.
La cámara autoriza reabrir las causas pero las trasladó al juzgado de turno que en ese momento era el Nº 3, a cargo de Cristina Garzón de Lazcano. Yo era la fiscal en ese juzgado, entonces empezamos a trabajar intensamente en las causas. SJ: De ese trabajo se obtuvieron muchas pruebas para las causas actuales. ¿Cómo fue ese proceso? GLF: Así fue. Yo aproveché esa etapa para recolectar muchísimas pruebas: testimonios, indagación a represores, numerosos allanamientos valiosísimos. Entre ellos, a la SIDE, al Tercer Cuerpo, a domicilios de represores y la Policía Federal. Ahí, por ejemplo, dimos con los memorandos de la “Comunidad Informativa” que son usados como pruebas en todas las causas. Son memorandos de reuniones en las que participaba Menéndez y la inteligencia de las fuerzas del Área 311. Con todo eso, y ante la prueba acumulada, el
Lo mucho y lo poco... Hay días en que el reloj que marca el pulso de nuestra sociedad frena sus agujas en unos eternos minutos de justicia. Esos momentos históricos en que los tribunales sentencian a los autores de los peores delitos perpetrados contra un pueblo, tienen la virtud de cristalizar décadas de lucha y ser al mismo tiempo un disparador de sensaciones encontradas. Las emociones, alegrías, tristezas y ausencias se combinan en abrazos largos y silenciosos. En estos días de justicia, lo mucho y lo poco se entremezclan. Cuesta distinguir en qué vereda se ubica cada uno. El enorme valor simbólico que viene de la mano de la condena a un genocida, también representa una gota en el desierto de la impunidad. Las investigaciones en marcha para determinar las responsabilidades por las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura en todo nuestro país arrojan hasta la fecha un total de 1415 genocidas. A todos ellos la Justicia, de alguna manera, los alcanzó, los sacó del anonimato, los identificó. La cifra incluye condenados, procesados, prófugos, sobreseídos, incapaces, fallecidos... De ese total, sólo 66 fueron condenados. ¿Mucho o poco? Utopía, realidad No obstante, debemos decir que hay 327 causas por delitos de lesa humanidad que se encuentran en movimiento, que tarde o temprano terminarán con más genocidas engrosando la lista de condenados. Sin lugar a dudas, ese universo de 1415 represores no constituye la nómina total de los funcionarios de un Estado que se convirtió en terrorista para masacrar a su pueblo, pero es un número importante. Si ejercitamos la memoria para retrotraemos a perspectivas pasadas, nos topamos con que hace treinta años venimos bregando por alcanzar estos momentos que hoy nos toca vivir. Hasta hace muy pocos años, llegar tan sólo a un juicio, lo era todo. Miles de argentinos invertían sus días imaginando el momento en que la Justicia condenara a tipos como Menéndez. Para casi todos, era difícil de creer. En cada marcha, en cada ronda, en cada escrache, llevábamos la imaginación al máximo para ver cómo asimilar en el cuerpo las emociones el día en que por fin un tribunal constitucional los condenara por sus
2 de octubre de 2001, en concordancia con otros querellantes, promovimos el pedido de inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida e Indulto. Luego de varias negativas del juzgado, en septiembre de 2003, llegó como una bendición la Ley 25779 que, con un solo artículo declara insanablemente nulas las leyes de la impunidad. Y en 2005 llegó el turno de la anulación de los indultos. Entre esos años, ya estaba trabajando en la causa Brandalisis, que derivó en la primera sentencia a Menéndez. SJ: ¿Con qué dificultades se topa al momento de investigar este tipo de causas? GLF: Hubo años en que fue difícil y me sentí muy sola. En esos años recibí mucho apoyo de los organismos de derechos humanos, principalmente de H.I.J.O.S y Familiares. Pero a partir de 2003 comenzaron a abrirse muchas puertas. La modificación de la Corte Suprema y la anulación de las leyes fueron
fundamentales. Fui creando un gran equipo de trabajo, con ocho colaboradores que son incansables y muy profesionales, porque a esta fiscalía semanalmente siguen llegando muchas denuncias. Mi anhelo es poder terminar las causas, que son mi motivo de vida, esta pasión que tengo. Y cuando digo pasión quiero ser clara: ideológicamente soy aséptica. Yo trabajo desde la justicia que es mi vocación, pero no puedo ser parte en nada. Eso marca mi trabajo, a diferencia de las querellas y los organismos de derechos humanos. SJ: Con la mirada hacia el futuro, ¿cómo ve las causas que quedan en Córdoba? GLF: En este momento, con requerimiento de instrucción tengo la friolera de 558 víctimas, aunque parafraseando a Kotsler, 'las estadísticas no sangran'. Son historias dolorosas que merecen justicia. Cuando conocés las historias, el dolor de las víctimas y familiares se te hace propio. En este momento ya están elevadas a juicio once causas, pero quedan muchas y los tiempos apremian. SJ: ¿Se analiza la posibilidad de acumular las causas y unificar procesos? GLF: No podría anticiparlo con precisión porque no depende sólo de mí. Pero si uno mira las causas se notan tres bloques bien distinguidos acumulables. Por un lado la gran causa de La Perla que supera las 270 víctimas, y estamos trabajando para ampliarla. Otro caso muy grande son los crímenes cometidos antes de marzo del '76, que vuelve a tocar al D2. Serían las causas “Vergéz” con 22 víctimas y “Barreiro” con 88. Por “Vergéz” ya está pedida la elevación a juicio y “Barreiro” está en instrucción. El otro bloque es el que se estaría juzgando a mediados de 2010, una causa que comprende a numerosas víctimas e imputados de todas las fuerzas por los crímenes en la UP1.
ANÁLISIS · BALANCE Y PERSPECTIVAS HACIA EL FUTURO por Martín Notarfrancesco importantes avances y es mirado por el país como un ejemplo en muchos aspectos. La movilización social que acompaña la demanda de justicia es uno de ellos. La seriedad y el compromiso mostrado por algunos medios de comunicación y periodistas, es otro. Sin embargo, la única certeza que pudimos construir es que los interrogantes son inagotables. ¿Cómo nos involucraremos en los procesos que siguen?, es la pregunta que nos debe interpelar. Si bien la participación social, junto a la cobertura mediática nunca se interrumpieron, sí experimentaron notorias disminuciones, lo que marca una tendencia que resulta preocupante. La verdadera dimensión Todo indica que el próximo año tendremos dos juicios más: en la primera mitad, la denominada causa Gontero, que investiga las torturas sufridas por seis ex policías que fueron torturados en la D2. El otro se trata de uno de los juicios más emblemáticos y esperados, el de los fusilamientos de la Unidad Penitenciaria Nº 1 de barrio San Martín. Sumando ambos procesos terminaríamos el 2010 con cerca de 30 genocidas más condenados por la Justicia Federal cordobesa. Entre ellos, sobresalen los nombres de Yanicelli, Yabour, Alsina y Videla, que tendría con este su primer proceso penal, luego del Juicio a las Juntas, aquel del año 1985. Para 2011 llegaría el juicio por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención y exterminio La Perla. El principal desafío por delante es dimensionar el carácter histórico que tienen estas causas. Para seguir activos, participando; para instrumentarlos como herramientas culturales y educativas, para llenar las salas de audiencia y comprometernos con nuestro tiempo. Sólo el paso del tiempo nos permitirá separar la paja del trigo y comprender su verdadera magnitud. Recién entonces sabremos si estos días de justicia fueron mucho o poco.
aberrantes delitos. Seguramente, todas esas figuraciones se quedaron cortas. Estos juicios superan a cualquiera, nos desbordan por todos los costados. Mientras tanto, el general genocida ya tiene tres perpetuas y hace más de un año duerme en la cárcel de Bouwer. ¿Mucho o poco? Certezas e interrogantes Este proceso de justicia distingue a la Argentina a nivel mundial. Son pocos, muy pocos los países que logran juzgar a sus genocidas en el marco de su Justicia ordinaria. Superando pronunciados letargos, a pasos lentos pero firmes, estamos atravesando instancias claves que fortalecen nuestra democracia. Nota: Los datos publicados corresponden a fuentes del Centro En Córdoba nos preparamos para llegar al Bicentenario en- de Estudios Legales y Sociales (CELS), según registros propios sanchando los márgenes de la justicia. Nuestro distrito marcó de datos de prensa y resoluciones judiciales.
Lunes 21 de Diciembre de 2009 ENTREVISTA · EQUIPO DE INVESTIGACIÓN - ÁREA LEGALES, INVESTIGACIÓN Y COMUNICACIÓN DE H.I.J.O.S Y FAMILIARES
«Reconstruir el tejido social, eso es lo que importa» Son jóvenes, se les nota, tienen la fuerza de las convicciones a flor de piel. Trabajan en una pequeña oficina que lleva su impronta. Los papeles que tapizan las paredes se confunden en talismanes, amuletos de una mística particular, fundada en el cotidiano desandar la historia de luchas heredadas, que se entremezcla en nuevas vidas, en futuros gestados al calor militante. Ese fluir de generaciones que se unen, marca el ritmo de la charla. Y no es fácil seguir el tren de esas ideas. Las voces se cruzan, se unen, se alborotan, discurren en el ámbito y ya no es posible distinguir quién dice las palabras. Alguien comienza una frase que se continúa en otra voz, que se retoma y circula en una sinergia constante, progresiva, sorprendente. Es el Equipo de Investigación, así han dado en llamarse. Son cinco, tres mujeres con las que mantuvimos esta entrevista, y entre todos han logrado sostener y ensanchar día a día un cúmulo de información sobre la historia reciente que asombra a propios y extraños. Constituidos en torno a necesidades organizativas, “viendo que desde lo judicial se podía avanzar”, esa unión entre lo legal y la investigación “fue dando fruto a este espacio, que hoy ha incorporado también lo comunicacional”. Nacido desde la estructura de H.I.J.O.S, nos dirán que “siempre consideramos que es un proyecto que desarrollamos en conjunto con Familiares, es importante decir eso porque en muchos lugares del país sería imposible plantear algo así”. Será Justicia: ¿Y cuáles son los aportes, las experiencias en las que se basaron? Guadalupe Samoluk: Una parte tiene que ver con la venida del Equipo de Antropología Forense (EAAF) a Córdoba, en la que H.I.J.O.S tuvo que ver. También por la necesidad que teníamos de aportar información y reconstrucción histórica, que superara un poco la lógica de 'listado' de la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas). Hubo un gran aprendizaje del trabajo del EAAF, con todo lo que significó para los organismos discutir las exhumaciones, ir conociendo cómo se trabaja con estos temas. Por otro lado, cumpas que venían con formaciones específicas en ciencias sociales, y después el laburo de Escrache, que busca identificar a quienes fueron los ejecutores del plan de exterminio. Finalmente, tenés la coyuntura, la posibilidad de los juicios. SJ: Conadep es un caso paradigmático de investigación sobre terrorismo de Estado, ¿qué diferencias hay con su trabajo? Silvia Di Toffino: Conadep hizo un relevamiento del listado de víctimas. Nuestra lec-
Dignidades
EQUIPO. Alfonsina Irusta, Gonzalo Zurita, Guadalupe Samoluk y Silvia Di Toffino, integrantes del Equipo, en su espacio de trabajo. Marcelo Yornet, quien no pudo asistir a la entrevista, también forma parte del grupo.
tura es política, es reconstruir lo que pasó. Si esa reconstrucción nos aporta a lo legal, bárbaro, si no, nos aporta a la reconstrucción de la memoria colectiva, esa es la diferencia. GS: Hay otra diferencia: Conadep es un organismo estatal, nosotros somos organizaciones que construyeron el esfuerzo para tener algo sobre lo que el Estado no respondió. SJ: Esa reconstrucción de la memoria colectiva ¿no entra en conflicto con las necesidades de una investigación judicial? Alfonsina Irusta: Lo judicial te dirige la investigación a puntos específicos. No es lo mismo reconstruir la historia en general que reconstruir una causa. La tenés que pensar distinto. Como investigadores, nos sirven los dichos de personas sin que hayan testimoniado, es desde donde arrancás. Pero en un proceso judicial, lo tenés que probar. Entonces, no me sirve que vengas a contar acá, sino lo que vayas a decir frente a un juez. GS: Pero, sin laburo de investigación, de reconstrucción histórica, nadie iría a juicio. SJ: Lo judicial también te ordena... AI: Te hace tener prioridades. Porque tenés que pensar todo, cómo vas a probar la desaparición de una persona y su homicidio. SDT: Nosotros así superamos las cifras de Conadep en Córdoba. GS: Eso no significa que no se reconozca el laburo que hizo. Lo seguimos consultando. SJ: La impronta de reconstruir a las organizaciones es un posicionamiento político que tiene su correlato en los abogados… SDT: Sin ninguna duda. No investigamos porque nos parece piola investigar la generación del 70. Acá investigamos porque hay que dar una respuesta política a lo que pasó en este país con el terrorismo de Estado. La
MIRADAS Por Juan Stahli · Movimiento Campesino de Córdoba
Otros días históricos se avecinan. Nos llenan de angustias, sudores, alegrías, dolores de espalda. Otros días de tensiones se nos vienen encima cuando termina el año y los vientos van trayendo las nubes que faltan para llenar los ríos de la memoria. El viernes 11 terminó el juicio a Menéndez y otros genocidas que, con sus muertes, sus torturas, su economía al servicio de multinacionales y millonarios vernáculos, sentaron las bases de la miseria que hoy sufrimos. De penurias y desdicha por la escasez de agua, la falta de hospitales, la ausencia de laburos dignos, el despojo de tierras, de escuelas pensantes. Festejamos que terminen sus días en la cárcel, que es donde siempre debieron estar por los delitos que cometieron contra la vida de nuestros hermanos, contra nosotros. Tantos años después, y con otros métodos, hoy, las mismas violaciones a los derechos humanos se siguen cometiendo día a día sobre numerosas comunidades campesinas indígenas del país. Se suceden desalojos de campos y encierro de ríos, aguadas y lagos enteros. Los caminos deteriorados, el transporte público casi nulo. Un gran número de pobladores rurales con enfermedades producto de fumigaciones con agrotóxicos para cultivos transgéni-
cos, y muchos con Mal de Chagas por la escasa prevención. La lista sigue con la falta de acceso a una salud digna y a una educación que respete nuestra cultura y formas de aprender. Otra sentencia se leerá en Cruz del Eje, cuando se expongan los fundamentos que recaen sobre dos compañeros campesinos acusados por impedir que su campo, sus tierras, sean usurpadas por un abogado. Un letrado que se enorgullece de haber pertenecido a la Guardia de Hierro, “una organización mucho más poderosa que las que hoy discuten los derechos humanos en Córdoba”, según su declaración testimonial. Pero además, sólo quiere apropiarse del campo por las canteras de granito rojo príncipe, que indudablemente explotará sin ningún tipo de criterio ni cuidado de los recursos naturales. Por estos atropellos, estos abusos que nos pasaron y nos pasan cada día, queremos estar juntos para exigir y celebrar que la justicia llegue hasta el fondo de las injusticias. Porque un Estado que defiende los derechos humanos no puede condenarnos a los humildes por defender lo poco que nos dejan. Nuestros bosques, nuestros ríos, nuestras tierras. Porque no hay destierro, ni olvido, sólo dignidades que tiran para adelante.
destrucción del tejido social, eso importa. SJ: ¿Cómo se integra el Área Legales? AI: Somos 5 investigadores del Equipo: Silvia, Guada, Alfon, Zura y Marce; un comunicador, el Tano; y los dos abogados, Claudio y Martín. También hay compañeras estudiantes de derecho, que hacen unas pasantías trabajando en el Área, y lo consiguieron desde la Universidad, que es muy importante. SDT: Antes éramos menos. A medida que creció el caudal de trabajo, convocamos a compañeros que participaran del espacio. SJ: ¿Y cómo se distribuyen el trabajo? GS: Hay una coordinadora, que es Silvia, y nos dividimos por casos de investigación. SDT: Y se ordena con un plan de trabajo. AI: El Área también representa la forma en que se organiza H.I.J.O.S. Las decisiones se toman igual que en la asamblea, por consenso y entre todos. El coordinador va viendo en qué anda cada uno y distribuye el trabajo. SDT: Lo que pasa es que cada uno lleva su investigación, y si no se coordina termina siendo una conjunción de islas, y no un continente. El trabajo en equipo tiene una satisfacción y una gloria que no lo tiene otra cosa. Nosotros construimos como en H.I.J.O.S, horizontalmente, socializando la información. SJ: ¿Cuánto tiempo les llevó? Hoy tienen un plan de trabajo que no debe haber nacido de la noche a la mañana… SDT: La realidad nos fue llevando, fue un aprendizaje muy fuerte. GS: Hay una cuestión de negociación entre el laburo cotidiano y lo que se necesita. Sucede en cualquier trabajo. Pero hoy somos fuente de un montón de gente, del Estado provincial, de Estado nacional. SDT: Nos viene a preguntar la Fiscalía Fede-
Herramientas
ral, la Procuración Nacional, por la información que manejamos. Por un lado te enorgullece, pero te da bronca como ciudadana. Decís 'dónde quedó el Estado en estos años'. GS: También es un proceso de aprendizaje. Yo aprendí cosas de derecho penal procesal que no tenía idea y antes ni quería tener. SDT: Y los abogados han sido generosos en socializar su conocimiento. SJ: El tema de los recursos, ¿ha sido una dificultad para ustedes? SDT: Sin dudas. Cuando uno trabaja para la organización, también tiene que autogestionarse. El Área es la que sale a buscar recursos para llevar adelante esto. SJ: La autogestión es difícil ¿cómo lo asumen, es militancia, tarea técnica, laboral? SDT: Cobramos honorarios por el trabajo que hacemos profesionalmente. Pero a la vez como militantes vemos la investigación y el trabajo desde la organización. GS: Es un trabajo militante... AI: Tenemos situaciones, como ahora, que hace unos meses que estamos sin plata. En un trabajo común y corriente, olvidate que voy a trabajar tres meses sin sueldo. SDT: Es que más allá de eso está la necesidad de concretar políticamente algunas cosas. A veces uno queda colgado con eso. SJ: ¿Repercute en la vida personal? AI: No está desanclado. Ella (Silvia) es hija de desaparecidos, no podés separarlo. Mi vieja estuvo detenida en el D2... GS: A veces llegás a tu casa y querés dormir, nada más. Recibís una persona que te cuenta su historia y decís 'por Dios, y yo que me quejo por unas alpargatas'. Esas sensaciones, sería inhumana si nos las tuviera. Pero hay un componente valioso, el colectivo. Entonces si tengo un día la cabeza saturada o mi alma no soporta un testimonio más, puedo decir 'hasta acá llegué, dame una semana de descanso, me pongo a hacer otra cosa'. Cuidarnos entre nosotros es importante. SDT: Es lo que hablábamos de reivindicar el equipo. Es horrible la información que uno maneja, pero le apostamos tanto a la vida... A pesar de tanto dolor, tanta mierda, tanta muerte, seguimos teniendo los sueños de nuestros viejos. Creemos en la solidaridad, en que con la lucha se llega. Hay declaraciones que ni querrías leerlas, pero hemos puesto el cuerpo en esto, para avanzar. Este grupo tiene también la dicha de que nos podemos decir las cosas, y no es fácil en ningún grupo de trabajo, ni si quiera con los amigos. SJ: ¿Eso incluye también a los abogados? AI: Ellos son parte del grupo, son nuestros compañeros de lucha.
MIRADAS Por Soledad García y Ma. del Carmen Torres · UEPC
El proceso social, político y económico que comenzó el 24 de marzo de 1976 fue un quiebre institucional para nuestra patria. Desde tiempo antes y durante todos esos años, se abrió una brecha en el tejido social y hoy, sus marcas perviven en toda la sociedad, no sólo en las víctimas directas del terrorismo de Estado. El delito se instituyó desde el más alto nivel institucional. La impunidad reemplazó a la legalidad. No hubo posibilidad de construirse como sociedad desde una base ética y con un proyecto colectivo común en este escenario. No fue sólo el neoliberalismo con su correlato de exclusión, desafiliación y pobreza lo que demuestra las consecuencias de la aplicación de un plan sistemático en la sociedad actual. Las secuelas pueden observarse en la negación de la ley, del derecho y la ética, y se conjugan en cada joven atrapado por el paco y en cada niño que muestra su desamparo haciendo malabares o limpiando un vidrio en cualquier esquina de nuestras ciudades. Ante este escenario, la reconstrucción del tejido social, es un proceso que no se apoya solamente en la asistencia del Estado a los niños y los jóvenes más vulnerables. Aquí, la educación, adquiere un rol y
una relevancia innegable. La educación entendida como práctica social liberadora que construye sujetos activos de la transformación social en el sentido en que Pablo Freire la aplicó. Los juicios a los genocidas adquieren entonces un profundo valor pedagógico sobre los derechos humanos, porque restablecen un orden y un sentido a la vida social organizada. Se constituyen en herramientas, permitiendo que la escuela, como primera instancia social, construya matrices de aprendizaje sobre el valor básico de la justicia, desterrando así la pedagogía del silencio y habilitando un diálogo con los hechos del pasado reciente, como enseñanza de lo que sucede cuando se niegan los valores de la vida y el derecho. El fallo es claro: hubo delitos cometidos desde el Estado. Hay culpables. Esto lo decreta un tribunal de la nación. Hoy la justicia está restableciendo un orden social e institucional. Y estos acontecimientos tienen que estar presentes, discutiéndose en las aulas, para aprender como sociedad, para comprender nuestro pasado y nuestro presente. Porque de otra manera, este hecho jurídico, político y cultural, difícilmente constituya un anclaje certero para proyectarnos en un futuro con justicia.
Lunes 7 de Diciembre de 2009 CONTRATAPA · por Emiliano Fessia
Arenga de la muerte
¿Con qué libros se educó esta bestia con saña y sin alma? Fragmento de El ángel de la bicicleta, canción de León Gieco
¿Vale la pena gastar energías escribiendo o leyendo sobre las “últimas palabras” de los asesinos y ladrones de la última dictadura? Intuyo que sí, no sólo por quiénes y cómo lo dicen, sino porque detrás de esas palabras, en la idea de país y de patria que sustentan, se esconde una violencia y un odio tremendos, del que no son los únicos portavoces. Esa violencia, ese odio, atraviesan también la mentalidad de muchos que se creen los dueños de nuestro país, de nuestras vidas. La conjura de los necios Mientras que en Córdoba el reo Menéndez leía por enésima vez su autojustificación por haber cometido los crímenes más aberrantes que se puedan concebir, en Buenos Aires comenzaba una causa contra diecinueve torturadores de la ESMA. Aquí el viejo general sigue viendo marxistas y comunistas hasta en la sopa que toma en Bouwer. Alguien debería decirle que la Unión Soviética no existe desde hace ya veinte años... Allá, el asesino Astiz sigue amenazando a la gente, esta vez portando un libro titulado “Volver a matar”, escrito por un mediocre ex jefe de la SIDE. El mensaje es el mismo: “no nos arrepentimos de nada, lo volveríamos a hacer”. Son palabras que ofenden, que intentan ser una amenaza para acallar lo que no pueden. “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo”, canta con razón Liliana Felipe. Pero el problema central no es ese –fueron, son y serán así. El problema radica en que sus palabras ocultan lo esencial: que el terrorismo de Estado se aplicó para hacer de nuestra patria un lugar en el que sólo las minorías poderosas puedan vivir sus obscenos privilegios, a costa del sufrimiento de millones. No en vano el titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti, cada vez que se envalentona quiere decapitar a alguien o elogia a Martínez de Hoz. No en vano el hijo de un empresario que se enriqueció en la dictadura propone como ministro de educación a un funcionario del terrorismo de Estado que pide a gritos amnistía para los genocidas. El problema, en definitiva, es que Mauricio sea jefe de gobierno de la Capital de todos los argentinos, y que Biolcatti sea visto por muchos como esperanza (?) de la profundización democrática. ¿Quién empezó? Todo relato histórico busca un punto de inicio para desplegar su retórica autojustificatoria. Los Menéndez, los Astiz, los Posse, los Macri, lo saben. Por eso cuando se preguntan ¿para quién peleamos? apelan a una solidaridad histórica fundada en el profundo odio de clase que los sectores dominantes tienen hacia los procesos masivos y populares, aquellos en los que el pueblo argentino fue conquistando sus derechos. Es por eso que el reo Menéndez, o quien le escribe los discursos, selecciona de la historia los he-
chos que justifican su modelo de país: “Hace 50 años, la guerra estalló repentina y brutalmente en nuestro país. Hay algo que nunca se menciona, al contrario, se oculta cuidadosamente por la parte querellante, y es el quid de la cuestión: ¿quién empezó?”. Además de que no había guerra, evita claramente hablar del golpe de 1955, del bombardeo a plaza de mayo, del golpe de Estado de 1930, del genocidio a los pueblos originarios, de la patagonia de trágica de… tantos hechos de profunda violencia social en los que muchas veces algún personaje de apelli-
el código penal en la mano (cosa que nunca hicieron), se citan resoluciones que la junta militar dictó después de dar el golpe. Si siguiéramos su propia lógica discursiva se deduciría que no era necesario el golpe de Estado. ¿Para qué extender el terror ilegal y clandestino a todos los rincones de la patria, con campos de concentración, fosas clandestinas y robo de niños, si ya tenían los instrumentos “legales” para reprimir las organizaciones que creían que el cambio social pasaba por la lucha armada? Es más, cita Menéndez el ejemplo de las Brigadas Rojas italianas
do Menéndez estuvo involucrado. Por ello, cuando menciona los gobiernos de Frondizi o Illia, no dice que la expresión política a la que adhería la mayoría de nuestro pueblo, el justicialismo, estaba proscripto. Y por ello no dice que aun esos gobiernos fueron derrocados por golpes militares cuando no hicieron a piesjuntillas lo que la clase dominante quería. Prisionero en su laberinto Menéndez justifica la represión ilegal a partir de órdenes que recibieron en 1974 y 1975 para “aniquilar la subversión”. Más allá de que eso es una falacia, ya que aun en esos funestos decretos se hablaba de reprimir con
como ejemplo de “terrorismo marxista internacional”, lo que no dice es que los miembros de esa organización… fueron juzgados por los tribunales italianos. ¿Entonces? La verdad profunda es que los horrores cometidos en la dictadura no fueron sólo para reprimir aquellas organizaciones que creían que el poder se tomaba a través de la lucha armada. No, la represión se dirigió a todas las formas de luchar, pensar y sentir un país en el cual sus inmensas riquezas naturales alcancen para que todos los argentinos vivamos dignamente. Y para ello el terror debía imponerse a toda la sociedad. Por ello Menéndez corta su relato a fines del año
1975. No puede ir más allá. Eso implicaría asumir que, lejos de “salvar la patria”, el país quedó destruido económica y socialmente, producto del saqueo que ellos y sus amigos le perpetraron al pueblo argentino. Ni guerra ni paz: democracia y justicia El último bocadillo del genocida fue hablar de la armonía rota, del ser nacional atacado, del orden amenazado. Una síntesis del núcleo duro del pensamiento conservador: que nada cambie porque así estamos bien, no importa que la desigualdad haya surgido de alguna masacre o de alguna estafa millonaria. Que no se revise nada, ese es el ser nacional: callar y obedecer. Entonces, cuando los pueblos comienzan a resurgir y a pelear por sus derechos, los sujetos más poderosos de un país dicen desde un púlpito, una banca pública, un escenario o un set televisivo (y muchos otros, nada poderosos, lo repiten por ahí como tontos aunque esas palabras estén dirigidas contra ellos) que la pobreza es un flagelo a combatir pero que las luchas “dividen” al pueblo. ¿Cómo entonces redistribuir la riqueza y bajar la desigualdad, sin tocar intereses de los más ricos? ¿Acaso alguien imagina a un estanciero diciendo: “estas tierras fueron robadas por mis tatarabuelos a sus antiguos pobladores después de masacrarlos, como una forma de disculpa se las devuelvo a sus descendientes”? ¿O a un empresario: “nuestra empresa es monópolica en el mercado, subdividámosla así hay competencial leal y legal, además se generarían nuevos puestos de trabajo que siempre serían en blanco y con sueldos dignos”? ¿Alguien imagina a un alto jerarca de cualquier religión comentando: “como creemos en Dios y creemos en la fe de la gente, no importa a qué templo vayan las personas a expresar su religiosidad, si total nuestro poder no se basa en tener más fieles para adquirir más propiedades, ni en controlar los deseos y los cuerpos de los otros”? ¿Entonces? ¿Cómo se hace para tener un país con justicia para todos? Luchando. En todas las sociedades hay conflictos de intereses que se resuelven a través del afianzamiento de los derechos o de sus represiones. El “cómo” se lucha es lo que va definiendo cada etapa histórica. Y nuestros pueblos latinoamericanos, todos cerca de cumplir doscientos años desde su primer grito de libertad, han aprendido, hemos aprendido, muy dolorosamente, que la profundización de la democracia es el camino. Por más que le duela a Menéndez, no somos lobos disfrazados de corderos. Somos hombres y mujeres con memoria y dignidad, libres y felices, que queremos que todos nuestros hermanos también lo sean. Por más que arengue llamando otra vez a la muerte, la vida tarde o temprano lo va a derrotar.
Si querés conservar la colección de los 7 números de Será Justicia, podés conseguir las tapas duras para encuadernarlo Buscalas en el local de Familiares e H.I.J.O.S. para preservar el registro documental de un juicio histórico. Será Justicia es una publicación periódica propiedad de la Asociación civil sin fines de lucro Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba (Personería Jurídica 234-A-1992) Tirada de esta edición: 10.000 ejemplares • Dirección: Comisión de Prensa de Familiares Córdoba, H.I.J.O.S. Regional Córdoba • Coordinación Editorial: Betty Argañaraz, para Familiares y Martín Notarfrancesco, para H.I.J.O.S. • Editor responsable: Sebastián Puechagut • Redacción: Waldo Cebrero, Pablo Luro • Asistente de redacción: Matilde Nasser • Fotografía: Manuel Bomheker Colaboradores: Soledad García, María del Carmen Torres Ardiles, Emilio Nasser, Agustín Di Toffino, Emiliano Fessia, Juan Stahli, Cecilia Correa, Rubén Vergara, Gustavo Tissera, Claudia Baldovin, Julia Soulier, Carolina Castro, Rep • Diseño y Producción Gráfica: Usina Creativa · info.usinacreativa@gmail.com · Tel: (0351) 427 1736 • Impresión: Comercio y Justicia Editores Cooperativa de Trabajo Ltda.
La producción de este ejemplar fue posible gracias al aporte solidario de las siguientes organizaciones:
Fundación Electroingeniería · Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) · Asociación Gremial de Empleados del Poder Judicial (AGEPJ) Unión Obrera Gráfica Cordobesa (UOGC) · Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) · Cooperativa Integral de Villa Carlos Paz (Coopi) Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) · Sindicato Unión Obreros y Empleados Municipales (SUOEM) · Sindicato de Luz y Fuerza Córdoba
F a m i l i a r e s d e D e s a p a r e c i d o s y D e t e n i d o s p o r R a z o n e s P o l í t i c a s d e C ó r d o b a •H . I . J . O . S . ( H i j o s e H i j a s p o r l a I d e n t i d a d y l a J u s t i c i a c o n t r a e l O l v i d o y e l S i l e n c i o ) Santa Fe 11, Bº Alberdi | Córdoba, Argentina | Tel: (0351) 425 6502 | famdesapcba@yahoo.com.ar | hijoscba@hijos.org.ar | www.eldiariodeljuicio.com.ar