EL DIARIO DEL JUICIO VIDELA EN CÓRDOBA PUBLICACIÓN INSTITUCIONAL DE PRODUCCIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA · AÑO II · NÚMERO 11 · CÓRDOBA · ARGENTINA · 23 DE AGOSTO DE 2010
EN UNA QUINCENA CARACTERIZADA POR LA INTENSIDAD DEL CLIMA EN LAS AUDIENCIAS, SURGIERON NUEVAS PRUEBAS, Y MENÉNDEZ OBTUVO LA PRISIÓN DOMICILIARIA.
Avances y retrocesos
Ver para creer
EN ESTE NÚMERO ENTREVISTAS: Leonardo Boff y los movimientos sociales de América Latina Página 5
Hugo Cañón, presidente de la Comisión Provincial de la Memoria de Buenos Aires.
El desarrollo del juicio Videla adoptó en las últimas semanas una intensidad inusitada. La visita de distinguidas personalidades nacionales e internacionales, la fuerza probatoria de los nuevos testimonios, el dictado de la prisión domiciliaria a Menéndez y algunos entredichos en el hall de tribunales fueron los hechos sobresalientes de la quincena. Semanas agitadas e intensas se vivieron en el juicio. Sensaciones agridulces se mezclaron dentro y fuera de la torre de tribunales. Por un lado, quedó demostrada esa dosis de impunidad con la que la Cámara de Casación Penal acostumbra favorecer a los poderosos. Esa impunidad se materializó, esta vez, en el dictado de prisión domiciliaria otorgado a Menéndez, quien pudo retornar, luego de dos años, a su casa de barrio Bajo Palermo, donde esperará el desenlace del juicio. Pero esta última quincena tuvo otros aditamentos. Pasó por la sala de audiencias toda una serie de importantes personalidades, que enriquecen y legitiman el proceso con su sola presencia. Entre ellos, el juez español Baltasar Garzón –quien se encuentra suspendido en su cargo por investigar los crímenes del franquismo en España–, acompañado por el titular de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, y el presidente de la Comisión Provincial por la Memoria de Buenos Aires, Hugo Cañón. También asistieron miembros del Movimiento Campesino de Córdoba, acompañando al teólogo brasileño Leonardo Boff. Por su parte, la actual embajadora argentina en Méxi-
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ANÁLISIS: La represión en los pueblos del interior cordobés. Por César Pucheta. Página 7
MEMORIA, DDHH Y POLÍTICA:
VISITAS. Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación, el juez español Baltasar Garzón y Hugo Cañón, presidente de la Comisión Provincial por la Memoria de Buenos Aires, fueron algunas de las personalidades que asistieron al juicio Videla en estas semanas.
co, Patricia Vaca Narvaja, hermana de uno de los fusilados, presenció algunas audiencias. Es evidente que la envergadura que ha tomado la difusión del juicio Videla supera holgadamente las fronteras de nuestra provincia. Entre los testimonios más destacados en estas semanas, se cuentan las declaraciones del ministro de Industria de la provincia, del director del Espacio para la Memoria del Campo de la Ribera, de un legislador provincial, de una médica y también de estudiantes y trabajadores que comparten la experiencia de haber vivido tiempos difíciles en la UP1. Con los dieciséis testimonios de las últimas audiencias, ya
EDITORIAL
El juicio entró en una especie de “meseta probatoria”. Muchos de los hechos investigados ya están plenamente acreditados y el desfile de testimonios sólo aporta diferentes ángulos para seguir enterrando la pretendida inocencia que declaman algunos imputados. Para muchos de ellos el proceso está cerrado, sin embargo el valor reparador que tiene para las víctimas ser escuchadas por un tribunal de la Nación no tiene precio, vale por sí mismo. Junto al caudal de pruebas salieron a flote elementos colaterales, reflejo de la época que transitamos. “Hay que ver para creer”, pareciera que fue la muletilla que pasó por la cabeza de Baltasar Garzón y Leonardo Boff, dos personalidades reconocidas en el mundo entero. La cercanía nos enfrenta a las minucias cotidianas, pero desde lejos se valora este proceso de manera excepcional, única.
suman casi cuarenta los testigos que fueron escuchados por el tribunal. Muchos de estos relatos incriminaron de manera contundente a los dos represores de apellido Pérez, guardias militares considerados responsables de múltiples torturas. También se aportaron pruebas relevantes sobre el asesinato, dentro del penal, de Raúl “Paco” Bauducco. Y se confirmó en estos relatos la existencia de cierta lógica del terror. Una sistemática administración de amenazas, con las que se buscó instalar el pánico entre los presos, quienes vivían su reclusión con la certeza de que cualquiera podía ser fusilado en un fraguado intento de fuga.
Fue esta reciente visita del magistrado español la excusa elegida para montar un escenario inexistente, obsoleto, imposible. Dos nostálgicos de la década del 70 se propusieron generar un clima de disputa, de enfrentamiento, de “crispación”. El hall que antecede la sala de audiencias ofreció una foto de la sociedad en que vivimos. “Viva la falange española” gritaba a modo de insulto hacia Garzón el personaje más nefasto de la semana, Alberto Aprea. La respuesta de las decenas de personas que acompañaban el juicio fue con cánticos, invisibilizando al único seguidor confeso de Menéndez. El episodio no pasó a mayores, pero reflejó la intolerancia de quienes dicen anhelar una justicia “para todos”, y no hacen más que reivindicar, con palabras y acciones, conductas fascistas a las que nuestro pueblo ya dijo nunca más. El otro suceso destacado de la quincena fue el regreso de Menéndez a su hogar. No hace muchos años soñábamos con un relámpago de justicia que lo llevara a pasar un día tras las rejas. Era casi una utopía, pero el “Cachorro” pasó 754 días entre
Cátedras Populares en La Perla. Páginas 4 y 5
CONTRATAPA • OPINIÓN:
Idiotas útiles La historia argentina: una sucesión de entregas del patrimonio nacional por parte de sectores que se adjudicaron la defensa de la patria. POR FRANCISCO PANERO
la cárcel, el hospital militar y la casa de su hijo en Tucumán. Los médicos aconsejaron el calor del hogar por una afección en los pulmones. Al tiempo que genera impotencia e indignación la presencia de semejante asesino, incluso entre los vecinos de su barrio, esto también constituye una muestra más de garantías. Estos juicios son mucho más serios de lo que Menéndez y sus “dignos subordinados” enuncian cada vez que toman el micrófono. Y ellos lo saben mejor que nadie. Lo que genera indignación es la ostentación de poder. Quien lo exhibe es la Cámara de Casación Penal, el reducto pro militar más poderoso entre los que siguen vigentes. Allí se refugian los genocidas. Menéndez tiene cuatro perpetuas, ninguna está firme. La estructura piramidal del poder judicial implica que Casación manda. Y Casación es muy eficiente para otorgar domiciliarias y muy, pero muy lerda para confirmar sentencias. Que el fallo no esté firme implica que si Menéndez muere mañana quedará sobreseído, y la historia oficial lo recordará como un General de la Nación.
Lunes 23 de agosto de 2010 EL SISTEMA LEY DE CUPO La definición más cabal de ese terror generalizado se plasmó en las primeras semanas: "en la selección de los fusilados, la lógica era que no había lógica", explicó el ex preso Jorge De Breuil y transmitió así la incertidumbre vivida en el penal. Esa lógica, caótica en su apariencia, se fundaba en una rigurosa regla numérica. Por cada militar o policía abatido, se fusilaba un número mayor de presos políticos, lo que los convertía en rehenes del accionar terrorista del Estado a pesar de ser prisioneros legales. Este mecanismo quedó acreditado con los testimonios de Enrique Asbert y Carlos Ávila, dos sobrevivientes del pabellón 6 que compartieron celdas con los fusilados Hugo Vaca Narvaja y Cristian Funes. "A Cristian lo sacaron tres veces. Cuando volvió al pabellón la primera vez contó que le mostraron papeles y le dijeron que era hombre muerto si moría un militar", recordó Ávila y agregó: "la segunda vez volvió y contó que se salvó porque 'el cupo de subversivos estaba lleno'". El destino de Funes estaba cantado en otra regla que parece no fallar nunca: "la tercera fue la vencida", sentenció triste el testigo. A Hugo Vaca Narvaja también lo sacaron en varias oportunidades. Según cuenta Enrique Asbert, su compañero de celda, "recibía más golpes que los demás por su apellido". En una de las salidas en que el "cupo estaba lleno", sus verdugos le anticiparon la sentencia: "esta vez te salvás, pero no dudes de que el ejército te va a fusilar". El desenlace de la promesa no tardó en llegar, fue fusilado el 12 de agosto junto a Higinio Toranzo y Gustavo De Breuil, ante la mirada azorada de otro preso.
EL DIARIO DEL JUICIO VIDELA EN CÓRDOBA
Editor responsable: Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba Consejo Editorial: Por Familiares: Betty Argañaraz, Gustavo Tissera y María del Carmen Torres. Por H.I.J.O.S: Cecilia Correa y Martín Notarfrancesco Director de contenidos: Sebastián Puechagut Redactores: Waldo Cebrero, Pablo Luro y Lautaro Bentivegna Secretaria de redacción: Matilde Nasser
IMPUTADOS
D'Aloia adentro
Francisco D'Aloia en las primeras semanas del juicio, cuando tomaba seguido la palabra.
Bastones largos Eran Suboficiales de rango menor, pero asumían el protagonismo en las guardias comandadas por los tenientes Alsina y Mones Ruiz. Compartían, además del apellido, la afición por repartir garrotazos a discreción cada vez que ingresaban a las celdas. Por eso, en la memoria y en los cuerpos de los presos, quedaron grabadas las huellas brutales de Miguel Ángel Pérez y de Carlos Hibar Pérez. “Manejaban una cachiporra de goma con una guía de acero por dentro que dejaba unos moretones terribles. Yo llegué a recibir 48 'gomazos' en la espalda porque uno de ellos dijo que lo miré a la cara”, manifestó Reinaldo Cantoni, conmocionado por el recuerdo. PIDEN PAN, NO LE DAN Luego del 24 de marzo de 1976, las brutales requisas se hicieron más frecuentes y se intensificó el riesgo de fusilamientos. A esas "lluvias de garrotazos y patadas", se les sumó la situación de subalimentación a la que estaban expuestos los presos. "El rancho o 'marrón terroso', como le decían, era la comida típica. Se trataba de un agua marrón, sin sal ni sustento. Hasta el pan era restringido a la mitad", describió el ex prisionero Marcelo Iturbe, un hombre corpulento y alto. Como otros presos, bajó considerablemente de peso en la UP1 merced al régimen alimenticio al que fue sometido. Junto a él, otros testigos declararon haber perdido entre 35 y 40 kilos en poco más de un año de reclusión. “Parecerá un detalle trivial –ironizó Asbert–, pero no para nosotros. El 1º de Mayo nos sirvieron un bendito locro. Después de eso nos vinieron a golpear. No entiendo qué propósito extraño tenían, pero era un banquete para nosotros”, culminó.
Todos los relatos de los ex presos coinciden en que había dos Pérez en las guardias. A uno le decían “el Cabo” y al otro, “Jaime Cloner”, porque “distorsionaba la voz cuando nos hablaba y no quería que lo viéramos de frente”. Miguel Ángel “el Cabo” Pérez está imputado por el asesinato de Raúl “Paco” Bauducco, efectuado el 5 de julio de 1976 en el patio del penal a la vista de los presos del pabellón 6. Muchos testigos lo incriminaron esta semana y lo mencionaron como el más brutal en las requisas. Por su parte, y pese a que no se dejaba ver, la voz robótica de Jaime Cloner sigue perturbando la memoria de los presos que fueron sus víctimas.
Durante las primeras audiencias, Francisco D'Aloia sorprendió pidiendo la incorporación de un pizarrón para explicar su función en la cárcel. El didáctico represor dibujó su zona de influencia y dijo que nunca ingresó al penal ni mantuvo contacto con las víctimas. Pero el testimonio de Gerardo Otto, ex preso del pabellón 6, lo incrimina seriamente. El prisionero y el militar fueron compañeros durante 5 años en el Liceo, por eso, reja de por medio, D'Aloia se sorprendió cuando vio a Otto en el penal. “¿Qué haces acá?”, llegó a preguntarle el imputado, que niega haber participado en la “salida” de tres presos que luego fueron fusilados.
UNA SOMBRA YA PRONTO SERÁN Estos juicios son una política de Estado y ya no se detendrán”, concluyó el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, el miércoles 11 de agosto al presentar un informe sobre el desarrollo de los juicios por delitos de lesa humanidad en la Argentina. En ese marco, se hizo hincapié en que son doce los juicios que se llevan a cabo en todo el país. Se destacó como fundamental el hecho de que muchos tribunales están a pocos días de llegar a la etapa del juicio oral, lo que le da un tinte más optimista al cuadro de situación que vive el país frente al juzgamiento de los autores del terrorismo de Estado. La justicia federal de Córdoba no se queda atrás. Aporta con el tercer juicio en la provincia, el más grande de los que se han realizado hasta el momento en todo el territorio nacional. Mientras, otros dos casos de asesinatos de presos políticos legalizados se están juzgando: uno en la ciudad de La Plata, por los crímenes cometi-
dos en la Unidad Penitenciaria N°9, y otro en la provincia del Chaco, donde se juzga el fusilamiento de los presos del Penal N° 7 de Resistencia, hecho conocido como la Masacre de Margarita Belén. Así, va quedando al descubierto la modalidad del sistema despótico que, junto a los centros clandestinos de detención, conformó el plan de represión instaurado en el país. En lo que va de estas ocho semanas de audiencias en los tribunales de Córdoba, ya se ha avanzado ampliamente en desnudar las tramas represivas dentro de la cárcel. Esto gracias a los testimonios claves sobre los dos asesinatos dentro del penal y los mecanismos por los cuales se aplicaba la "ley de fugas" (eufemismo que sirvió para justificar los fusilamientos de presos políticos que se encontraban legalizados). Falta ahondar aún más en el rol de la inteligencia policial en la estructura represiva y en el montaje de los fusilamientos, pero es algo que se develará en las próximas semanas.
EL JUICIO EN LA CALLE • REPUDIO AL DICTAMEN DE PRISIÓN DOMICILIARIA PARA MENÉNDEZ
Corrección: Victoria Picatto Fotografía: Manuel Bomheker y María Bethania Cuello
Distribución: María Ester Cobe, Julia Soulier, Ernesto Torres, Rubén Vergara Colaboraron en este nº: Alexis Oliva, César Pucheta, Mauro Ricci, Martín Mozé, Claudia Baldovin, Francisco Panero Impresión: Comercio y Justicia Editores Cooperativa de Trabajo Ltda. Producción gráfica y editorial: Usina Creativa SH (0351) 427 1736 • info.usinacreativa@gmail.com
Será Justicia es una publicación periódica propiedad de la Asociación civil sin fines de lucro Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba (Personería Jurídica 234-A-1992) Tirada de la edición: 20.000 ejemplares
Leé estas notas y seguí el juicio con información actualizada en internet:
eldiariodeljuicio.com.ar
Malvenido vecino Hace dos semanas la prisión domiciliaria para Luciano Benjamín Menéndez era inminente. Hoy es una realidad tangible, y lamentable por cierto. El pasado 18 de agosto la Cámara de Casación Penal concedió el beneficio al represor, tras certificar que el imputado sufre una neumonía bilateral. Luego de dos años, después de atravesar procesos en otras provincias y pasar por Bouwer y el hospital militar, “Cachorro” vuelve a su casa acompañado de voces que lo ensordecen y continúan ocupando su lugar. El juicio sigue de gira. El escrache convocado por H.I.J.O.S se llevó a cabo la tarde del pasado miércoles en la intersección de las calles Ilolay y Rafael Correa de barrio Bajo Palermo, a metros de la residencia del ex general. Con cánticos y banderas, los organismos de Derechos Humanos repudiaron la vuelta al barrio del vecino más temido. La movilización se desarrolló detrás de un imponente vallado, ubicado a casi cien metros de la prisión hogareña, y fue acompañada por cronistas y aledaños que se sumaron al reclamo. Como es habitual, el grito de “presente” se sintió al momento de leer los nombres de cada una de las víctimas de la UP1. El exagerado operativo de “seguridad” reunió a más de cincuenta efectivos y tuvo su punto álgido cuando, pasadas las 20hs, el móvil 84 del Servicio Penitenciario atravesó el vallado, seguido por una caravana de vehículos policiales. Si bien ninguno de los presentes pudo ver
Fotografía: gentileza Daniel Cáceres
Diseño y diagramación: Usina Creativa SH
VOLVER A CASA. En la foto se ve a Menéndez a bordo del móvil que lo trasladó desde el Hospital Militar a su prisión domiciliaria.
el rostro del represor al momento de ingresar a su casa Ilolay 3259, es notable que el repudio llegó a sus oídos. Luego de soltar ese grito colectivo, de la memoria en la boca, regresamos a casa con el sabor amargo de la impotencia ante una justicia que siempre es perfectible, pero abrazados a la certeza de que a pasos lentos, seguimos avanzando.
Lunes 23 de agosto de 2010 TESTIMONIOS • EL ASESINATO DE PACO BAUDUCCO EN LA VOZ DE CARLOS RÍOS, EX DETENIDO EN LA UP1
Un cielo oscuro de palomas Mañana del 5 de julio de 1976. Patio 2 de la Unidad Penitenciaria Nº 1 (UP1). El cabo Miguel Ángel Pérez cruza el patio y se cuadra frente al teniente Enrique Pedro Mones Ruiz. – Mi teniente, informo que el prisionero no se quiere levantar. – Ejecútelo. – Mi teniente, lo voy a ejecutar. El cabo Pérez da una marcial media vuelta, regresa sobre sus pasos, apunta con su pistola a la cabeza del preso político Raúl “Paco” Bauducco y cumple la orden. Como si presenciaran esta tremenda escena, los asistentes a la audiencia número 17 del juicio, fueron transportados a aquel frío patio por el relato intenso y preciso del testigo Carlos Higinio Ríos, ex preso político y dirigente sindical. Centrado en el alevoso asesinato de Bauducco, por entonces estudiante de la carrera de comunicación social, el aporte testimonial se completaría con dibujos del patio, los pabellones, la entrada y las posiciones de los soldados, prisioneros y personajes principales del crimen, en un croquis que uno de los fiscales se esforzó por reproducir en sus apuntes. Aquella mañana, desde el primer piso del pabellón 9, Ríos vio y escuchó con detalle las circunstancias del homicidio. Estaba trepado a una ventana en la que faltaban algunas de las tablas que tapaban
TESTIMONIOS
Caramelito
La comunicación entre los presos políticos adoptaba muchas estrategias. El “caramelito” era la más común. Estaban escritos generalmente en etiquetas de cigarrillos y cubiertos por varios envoltorios para ser trasladados en la boca. El ex preso político Gerardo Otto envió a su padre un caramelito a través de un preso común. Denunciaba la amenaza que sufrían dentro del penal. “Si le pasaba algo a Videla en la Fiesta Nacional del Trigo en Leones, asesinarían a todos los presos políticos del penal”. Antes ya los habían amenazado y “habían cumplido al pie de la letra”, escribió Otto, para que se hiciera pública esa información en diferentes instituciones, como el Arzobispado. En su declaración, mostró ese caramelito como prueba.
las celosías, con la tranquilidad de que no podía ser visto por quienes estaban en el patio. Así pudo observar, junto a Marcelino Pérez, dirigente peronista ya fallecido, cómo los militares montaban un operativo “con soldados apostados con fusiles Fal y Fap” en el patio de la prisión, donde hicieron salir desnudos o a medio desnudar a los presos políticos de los pabellones 6 y 8 para someterlos a “una paliza terrible y a movimientos vivos”. “La requisa era una excusa. Los sacaron
al patio y los molieron a palos”, aseguró Ríos. “Para ser honesto, en el pabellón 9 recibíamos tres palos de cada diez que recibían en el 6 y el 8. Calculo que el director de la cárcel les debe haber dicho a los militares que en los pabellones 6 y 8 estaban los presos de las organizaciones (guerrilleras) y en el 9 los gremialistas. Entonces, se ensañaban con ellos”. Ese día la saña se concentró en Paco Bauducco, quien ya tenía lesionado un omóplato a raíz de una paliza sufrida en la
D2: “El compañero tocaba la guitarra y decía: 'esta no me sale bien, porque desde que me quebraron el omóplato me cuesta'. Le pegan un montón de palos y uno le da en el omóplato. Después le pegan otro palo en la cabeza y queda tirado al lado de un canalón”, narró Ríos. Entonces, el cabo le ordenó levantarse, pero al prisionero no le quedaban fuerzas: “Le apunta y le hace señas con la pistola de que se levante. El compañero le levanta la mano así... como que no podía. Y el cabo le pega un tiro en la cabeza. Yo no quería creer lo que estaba viendo, pensé que era un simulacro de fusilamiento. Y el compañero que estaba conmigo me dice: 'No, lo mató, Negro, lo mató… Mirá las convulsiones que tiene en las piernas”. “Al rato, el director del penal entra al patio, se acerca a donde estaba tirado Paco y se agarra la cabeza. Lo alzan y veo que la parte de atrás de la cabeza prácticamente no existía y chorreaba sangre. Lo ponen en la camilla y se lo llevan…”, alcanzó a completar el testigo antes de que se le nublara la vista por la emoción. “Después del disparo me quedó una imagen: se levantaron todas las palomas que había en el patio y el cielo oscureció. Llevo esa imagen en la mente...”. La evocación estremeció al auditorio, coronando un sólido testimonio que incriminó a los dos ex militares imputados.
LA CONVIVENCIA ALTERADA EN EL HALL DE TRIBUNALES • Por Martín Notarfrancesco
Novelesca defensa del Genocidio Los protagonistas de la saga son Alberto Aprea y Liliana Raffo. Él fue una suerte de secretario político de Menéndez, cuando éste ostentaba poder. Dicen que nunca lo abandonó, y demuestra su fidelidad asistiendo asiduamente a los juicios. El hombre militó durante una década en la agrupación católica ultraconservadora Tradición, Familia y Propiedad (TFP). Ahora, aggiornado y con su hacedor tras las rejas, busca amigos por Facebook. Aprea trabajó como vendedor de publicidad en la oficina del diario La Nación en Córdoba, de donde lo expulsan luego de tomar estado público la violencia que imprimía en el seno de su familia. Sin embargo, ese conchabo le sirvió para hacerse con un departamento del sindicato de periodistas (estuvo afiliado entre el 1993 y 1997), de donde hace unos años le robaron su auto particular, un Falcon verde. Reparó tamaña pérdida comprando otro, esta vez de color beige. Su infortunio continuó: a los pocos meses se lo volvieron a robar. Quizá por esto se haya acostumbrado a caminar, ya que se sabe que asistía a todas las movilizaciones realizadas por los organismos de Derechos Humanos. Hace poco se lo vio marchando en contra de la ley de casamiento igualitario, pero al otro día también en la de apoyo a la normativa. Aprea se siente cómodo en el anonimato y registra todo. El cumplimiento de obligaciones contractuales tampoco es su don. El consorcio de su edificio sigue buscándolo para cobrarle varios miles de pesos de expensas que nunca pagó. Ella es Liliana Raffo, pero prefiere presentarse como “la viuda del Teniente Coronel Fernández Cuttielo”, uno de los militares muertos en el intento de copamiento al Regimiento
ACTIVISTAS. Recorren el país protestando contra los juicios a los genocidas. Son Alberto Aprea y Liliana Raffo (en el centro de la imagen). Protagonizaron un desagradable incidente en el hall de tribunales, en el que fue agredido el periodista de Radio Nacional, Aldo Blanco.
de Infantería Mecanizada 3, de La Tablada en 1989. La acción fue llevada adelante por el Movimiento Todos por la Patria, liderado por Enrique Gorriarán Merlo. En los últimos años, Liliana se destacó como una de las mujeres que encarnan la mediática defensa de los militares acusados por delitos de Lesa Humanidad. Suele asistir a los juicios portando una bandera argentina a modo de bufanda, reclamando la libertad de los genocidas y el juicio a los “terroristas de los 70”. Es vicepresidenta de la organización “Movimiento por una Verdadera Historia”, donde catalogan a H.I.J.O.S de “pandilla”. En enero de 2008, entrevistada por el diario Perfil, Raffo mostró su enojo con el Ejército. Dice que se portó muy mal con ella, que tiene la moral destrozada y que perdió su capacidad de combate. Renegó también de que nadie reconozca a su marido y amplió: “a mí nadie me indemnizó, a ellos sí los indemnizan”. La cuestión es que estos dos personajes coordinaron, ejecutaron y protagonizaron
una “protesta” ante la visita del juez Garzón. Entre los epítetos más reiterados se los escuchó vocear “vivan los cristianos de España” y “viva la Falange”. Garzón vino acompañado por el actual secretario de DDHH de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, a quién también agredieron por su “pasado terrorista”. El hall que precede a la sala de audiencia es el escenario de estos hechos. Este es el tercer juicio de estas características y la convivencia entre los familiares de los imputados y de las víctimas es una realidad. Se comparte el mismo espacio, los mismos ascensores, los mismos baños, etc. El episodio descripto rompió el respeto que caracterizó los últimos tres años. Y casualmente, los encargados de averiarlo no son familiares de ninguno de los 31 imputados de este juicio, más bien se trata de militantes del fascismo y la intolerancia. La realidad se encarga de demostrar que los tiempos cambian. Los vientos de la impunidad soplan indolentes, arrastrando a duras penas a estos dos nostálgicos de antaño.
Lunes 23 de agosto de 2010
ENTREVISTA · RICARDO FORSTER
EL JUICIO, DÍA X DÍA
Por Sebastián Puechagut EL FILÓSOFO, FUNDADOR DEL ESPACIO CARTA ABIERTA, ENCABEZÓ LA PRESENTACIÓN DE CÁTEDRAS POPULARES EN LA PERLA
DÍA 16 - MARTES 10/08
«Este es un momento formidable»
Con tonada gallega La presencia de Baltasar Garzón alborota el clima en tribunales. Desde temprano, periodistas de todo el mundo transmiten una jornada que se prevé histórica. Pero las urgencias mediáticas y los tiempos tiranos de la televisión precipitan los errores: sobrepasado, el cronista español de la cadena CNN confunde a Videla con González Navarro. Avisado sobre su pifie, googlea “Videla” y pregunta desconcertado: “¿Y este tío?”, ante una foto del cantante cordobés Ángel “el Negro” Videla.
Apellido común El inefable Cuestas Garzón, abogado defensor de Menéndez, sabe llamar la atención. Al iniciar la audiencia, siente que pierde cámara con la presencia del magistrado español y exclama: “Quiero que conste en acta que no tengo parentesco con este personaje que tiene mi apellido”. En la sala, la obviedad provoca risas.
DÍA 17 - MIÉRCOLES 11/08
El gendarme distraído Omar Farías es el primer gendarme que declara en el juicio. Cumplió funciones en la UP1 durante 1976 y presenció hechos claves en la causa. Pero su negativa a colaborar con el esclarecimiento de los crímenes se hace visible en su discurso ingenuo, en el que intenta explicar que no se dio cuenta de nada: “No recuerdo”, “no vi nada”, “no lo sé”, “puede ser”, declara.
DÍA 18 - JUEVES 12/08
La siesta inolvidable Típico día de agosto en la ciudad: frío, nubes, viento… ideal para una siesta. Menéndez y Videla comparten esa sensación, y cobijados por la calefacción de tribunales, duermen cabeza a cabeza mientras declara una testigo.
DÍA 19 - MARTES 17/08
Menú popular “Usted siempre con los pies en el plato”, le dice un militar al testigo Jorge Cravero, en referencia a su militancia. “Siempre –le respondió el testigo, peronista orgulloso–, pero hay platos grandes y chicos”, y explica las diferencias del banquete: “Si gobierna una dictadura, el plato es chico, pero si lo que hay es democracia, el plato es grande y entramos todos”.
DÍA 20 – MIERCOLES 18/08
Conste esa constancia No es frecuente que los vocales pidan “constancias en actas” en los juicios orales, sin embargo, Pérez Villalobo rompe esa norma. Advierte a los abogados y fiscales, además, sobre “no hacer abuso de pedidos de constancia, para no demorar”. La reacción de Viola, defensor de Alsina, uno de los más activos, es inmediata: “Quiero que conste en acta que el único vocal que pide constancias es Villalobo”.
DÍA 20 – MIERCOLES 18/08
Directo al anonimato Jaime Díaz Gavier insiste con el uso apropiado del micrófono. Se muestra interesado en el registro fílmico del juicio: “Les pido a las defensas que hablen fuerte y frente al micrófono, porque de lo contrario, en lugar de quedar en la historia van a quedar en el anonimato”, dice y lanza una carcajada por su espontánea chanza.
La Perla es un sitio que puede definirse de múltiples maneras. Es, sin dudas, un lugar extraño. Pero –arriesgamos– no tanto por esa sensación de escozor inevitable, acto reflejo provocado por la certeza de estar pisando un territorio que fue el coto de caza privado de los “perros de la noche”… Al fin y al cabo, la perplejidad que invade a los visitantes es fruto también de una historia de búsquedas. Y de búsquedas de la historia, de encuentros largamente esperados y que por eso mismo, permiten cierta predisposición a asimilar el golpe, el impacto de confrontar el horror. Otras perplejidades asaltan al visitante y distinguen a La Perla. Esos amplios edificios, esos muros helados en medio del bucólico ambiente serrano, están ahora habitados por una vitalidad nueva, sorprendente: no faltan las sonrisas en La Perla. Tampoco faltarán problemas, ni sobrará el presupuesto. Sin embargo, quienes habitan hoy esas paredes, trabajadores de un Espacio para la Memoria, contagian esa especial energía que combina su labor cotidiana, por momentos tediosa, con la alegría de sostener sus convicciones en cada construcción que encaran como equipo de trabajo. Una de esas construcciones sintetiza también nuestra perplejidad. Es la que inaugura con un evento que es “un lujo”, como lo definiría más tarde Emiliano Fessia, el director del Espacio. La investigación académica, la acción política y las perspectivas juveniles de organización social se funden y llenan los espacios vacíos que dejó la historia. Rena-
FILOSOFÍA Y POLÍTICA. Ricardo Forster en La Perla.
cen en el lugar que las vio morir. Se lanza el proyecto Cátedras Populares, y uno de los panelistas es Ricardo Forster, el filósofo que en su discurso hará una reflexión que conjuga todas esas inquietudes, esas búsquedas. Su propuesta se asienta en la necesidad de una revisión crítica de las tradiciones políticas que constituyeron las corrientes emancipatorias. Una apuesta que mira al futuro, a la juventud, a reconstruir una épica que dote de sustento narrativo y potencia integradora a las nuevas organizaciones sociales. Antes de comenzar su exposición, el tiempo fue benévolo y alcanzó para que Será Justicia mantenga una intensa charla con el invitado. SP: Desde tu lugar de participación política en el Espacio Carta Abierta, ¿cómo
ves la reapertura de los juicios por delitos del terrorismo de Estado? RF: Es un momento extraordinario y, por lo tanto, complejo. Un momento en el que podemos revisar desde otra perspectiva nuestra historia. La memoria puede ligarse a verdad y justicia, y no solamente convertirse en alguna investigación de algún historiador. Pero también comprendemos que la historia de los años de dictadura no lleva sólo a recordar el daño, sino que permite construir los caminos para recuperar legados, ideas, esperanzas de una generación. Soy de aquellos que piensan que la memoria tiene que interpelarnos y volverse actualidad. SP: Es una perspectiva cultural de la situación… ¿en qué medida estos proce-
EL ACTO DE LANZAMIENTO DE LAS CÁTEDRAS POPULARES
FORSTER TEXTUAL
Encuentro con el futuro
Fragmento del discurso de Ricardo Forster en el lanzamiento de las Cátedras: “Hoy, señalar cómo se desplegó el sistema brutal de dominación, es sencillo. Lo difícil es la crítica de nuestras certezas. Para qué se resiste, ¿qué hay de verdad, de potencia y de posibilidad en esas certezas?” De alguna manera, las tradiciones emancipatorias, nacionales y populares, socialistas, igualitaristas, son tradiciones que nos involucran. Nos han constituido y no pueden quedar en una vitrina de museo para que las contemplemos, haciéndoles un flaco favor. Nos exigen que pensemos con riesgo la época que nos toca vivir. Que arriesguemos comodidades, prestigio, equivocaciones, sintiendo que es posible, de nuevo, meternos en el núcleo de la historia, de la contemporaneidad.” Esa unión, que resulta al mismo tiempo imposible porque ya no está lo que fue, nos permite unir lo que fue desgarrado por los perros de la noche, por la violencia simbólica y por un sistema de injusticias.” Y en América Latina estamos viviendo, desde esa perspectiva, una excepcionalidad. Cualquiera que tenga la oportunidad de mirar lo que está sucediendo en otras regiones del mundo, ver de qué manera sociedades enteras están aterrorizadas de perder sus privilegios, ver de qué modo avanzó un sistema de corrosión de la vida pública, de la vida social, de la vida colectiva, y se proyectó a la enésima potencia la autoreferencialidad y el hiperindividualismo, descubre que algo distinto, diverso, complejo, acontece en este continente”.
La voluntad de generar nuevos puntos de encuentro fue evidente y el ejercicio de la memoria apuntaló, una vez más, el debate y la reflexión. La universidad y los organismos de Derechos Humanos vuelven a confluir en actividades que apuestan a los jóvenes como sujetos políticos transformadores. El viernes 20 de agosto, pasadas las 15hs, representantes de organizaciones sociales, funcionaros y público en general, confluyeron en La Perla para dar inicio a los encuentros de formación e intercambio “Memoria, Derechos Humanos y Prácticas Políticas”. El centenar de personas asistentes recorrió las instalaciones, para luego asistir a la presentación, a cargo de Emiliano Fessia (director del espacio), Carolina Scotto (rectora de la UNC) y Alfredo Carazo (miembro del Consejo Nacional de Políticas Sociales). Los presentadores fundaron sus discursos en la importancia de la educación popular como herramienta que permite articular identidad y memoria, derechos humanos y política. “Lo importante de este proyecto es abrir espacios ligados a la problemática de los derechos humanos con jóvenes”, consideró Diego Barrionuevo, comunicador social y uno de los talleristas, y continuó: “En el marco de los juicios, significa otra instancia de lucha. Junto a otros compañeros me toca coordinar y animar los encuentros en los que estimamos, participarán alrededor de cien jóvenes de organizaciones sociales”.
La diputada nacional Carmen Nebreda, presente en el acto, declaró por su parte a Será Justicia: “Felicito a la universidad por abrirse al pueblo. Hoy se demostró que los objetivos militares de hace 30 años han fallado. Querían una universidad ciega, aislada y quieta”. Luego de la introducción formal, el filósofo Ricardo Forster y el coordinador de Cátedras Populares, Daniel Ezcurra, intervinieron bajo el tópico “Proyecto de país y protagonismo juvenil”. Reflexionaron sobre la situación política actual e indagaron las luchas sociales que deben cobrar sentido en el seno de nuestra cultura popular para continuar los procesos que apuntan a una sociedad más igualitaria. “Las épocas pertenecen a aquellos que las protagonizan. No hay un mandato divino que señale a los jóvenes como los protagonistas de la Argentina que viene, por eso es necesario trabajar, aprovechar las ganas propias de la juventud y explotar al máximo las capacidades que a otros, hace más de 30 años, les fueron denegadas”, sintetizó Ezcurra.
Lunes 23 de agosto de 2010 sos pueden generar transformaciones en la cultura política argentina? RF: Aquellos que piensan que para avanzar hay que clausurar las memorias dolorosas son, en general, quienes tienen una responsabilidad respecto al dolor que se produjo, o suponen que una sociedad puede olvidarse de sí misma. No ven que lo que se reprime, lo que se intenta tapar, vuelve a aparecer bajo otras condiciones, a veces dramáticas. No hay líneas rectas que nos permitan establecer la relación entre lo que está sucediendo con los juicios y lo que pueda sucederle al sujeto social contemporáneo. Pero no cabe duda: ese sujeto social actual sería infinitamente más débil, de no ser confrontado al menos con la experiencia de reparación jurídica. SP: ¿Cuál es el lugar de la filosofía para pensar estos procesos? RF: La filosofía es un campo de batalla de ideas, y la memoria ha sido siempre una clave de debate. Ya con el viejo Platón hay un intento de pensar la anamnesis, la rememoración. Pero diría que es en el siglo XX, desde los campos de concentración nazis, y a partir del testimonio de quienes atravesaron esa experiencia, donde comienza la necesidad de pensar el mal, la violencia, los horrores desplegados en el interior de lo que se definía como una sociedad civilizada. La filosofía ha tenido que incorporar la reflexión de la memoria. Pero no como un objeto cerrado, sino como interrogación respecto a la subjetividad, a la transmisión de las narraciones y las prácticas reales que descarga la violencia del discurso sobre cuerpos concretos. Estas son las querellas que a mí me interesa abordar. Entrar por los intersticios, establecer las conexiones de ida y vuelta entre el pasado y el presente, recuperar el concepto de actualización, pensar lo espectral: por qué seguimos hablan-
do una lengua que, aunque no lo sepan, es la lengua de los muertos, y de qué manera esos muertos vitalizan la conflictividad del presente y nuestras propias interrogaciones. Son muchas cosas integradas. SP: Lo 'espectral' se instala en una narrativa sobre terrorismo de Estado, la de las víctimas, que tiende a ser contra hegemónica. Lo fue en su momento y lo sigue siendo con la actualización de ese relato en los juicios. Sin embargo, parece abrirse un escenario para que ese relato pueda establecer ciertos consensos sociales. ¿Es posible, es deseable ese fenómeno? RF: Es deseable que la sociedad sienta que es fundamental avanzar sobre memoria, verdad y justicia. No es sencillo. Gran parte de esa sociedad prefiere olvidar. Pero hay una obligación del Estado, y también una ética para quienes asumimos una responsabilidad hacia la memoria de los muertos. Es un problema de moralidad: la defensa a ultranza de la justicia en cualquier proyecto que tenga como premisa la idea de una sociedad justa y democrática. SP: ¿Cómo percibís que se reflejan estos debates en el campo mediático? RF: Son cosas raras, yo no imaginaba que tendríamos oportunidad de discutir todo lo que estamos discutiendo. En ese sentido, es un momento formidable. De vez en cuando recuerdo ciertas tranquilidades perdidas... Pero vale la pena porque pasan muchas cosas. Uno de los grandes debates es el que abrió el cuerpo del discurso mediático dominante y nos permite ejercer la crítica, la sospecha, y liberar la palabra y la imagen para volverlas igualitarias, sabiendo siempre que es una pelea difícil. Porque el dispositivo mediático es mucho más que un simple discurso, es una manara de meterse de lleno en la vida, en el sentido común, en la sensibilidad y en las conciencias, y lo hace con éxito.
PROYECTOS. EMILIANO FESSIA, DIRECTOR DE LA PERLA Por S. P.
El evento, nos dice, lo tuvo ansioso todo el día. No se nota. Emiliano Fessia parece más bien tranquilo, como durante todo el acto. Piensa unos segundos cada pregunta y responde con esa seguridad, a la vez razonada e intuida, que formó en años de militancia. No tiene mucho tiempo, nos dice, pero entusiasma sus respuestas y se detiene lo suficiente como para abordar con cierta profundidad las principales inquietudes que despierta esta nueva experiencia. Los espacios de memoria como territorios en formación. Será Justicia: ¿Cómo se inscriben las Cátedras Populares en el proyecto de La Perla? Emiliano Fessia: Hoy empezamos a desarrollar uno de los pilares que es cómo promocionar los derechos humanos. Es decir, cómo se milita a partir de saberes que nos dejó la historia, felices y dolorosos, proyectando una articulación política posible hacia el futuro. Cualquier espacio de memoria que no contemple estos sentidos de la memoria, como alimento del presente y del futuro, y cualquier proyecto político que desconozca las tradiciones de lucha va a quedar rengo en alguna de sus patas. La intención es que Cátedras Populares sea un espacio de formación
en un lugar que fue pensado para la destrucción de militantes. Ese es el corazón de esto. SJ: ¿Cómo se elaboraron los contenidos? EF: El programa del Ministerio de Desarrollo propone el diálogo de saberes militantes con saberes intelectuales. A eso sumamos nuestra experiencia, y de esa conjunción de ideas surgió el proyecto. Los contenidos centrales se elaboraron entre el equipo de educación de La Perla y el Centro Nueva Tierra. SJ: ¿Existe alguna priorización al momento de definir los sujetos a los que se quiere interpelar desde el espacio de memoria? EF: En tanto espacio público, es universal, de toda la sociedad. Luego, la práctica nos dice que los estudiantes son uno de los principales públicos, y los familiares de desaparecidos y sobrevivientes de este lugar. El horizonte es que se convierta en referencia de un espacio de debate político, abierto a las luchas de hoy. Justamente, la idea acá es romper con el egoísmo... Fue muy fuerte que el Movimiento Campesino de Córdoba eligiera este espacio como punto de encuentro de sus columnas en la caminata por una tierra y una vida digna. No sé si hay un público puntualmente prefijado, pero sí trabajos puntuales.
ENTREVISTA • LEONARDO BOFF, FUNDADOR DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN | Por Alexis Oliva
«Jesús fue también un prisionero político» Filósofo religioso y ecologista, el brasileño Leonardo Boff recibió el martes 10 de agosto el título de Visitante Distinguido en la Universidad Nacional de Córdoba, donde brindó la charla Grito de la tierra, grito de los pobres. Y se quedó en la ciudad para presenciar algo que “jamás imaginaba” que llegaría a ocurrir: el fundador de la vertiente cristiana progresista conocida como Teología de la Liberación asistió, al día siguiente, a una audiencia del juicio. Durante un cuarto intermedio, Boff dialogó con Será Justicia sobre la dimensión teológica de la militancia revolucionaria latinoamericana y la represión que se abatió contra ella. Colgados de su cuello llevaba los retratos de dos casos ejemplares, víctimas de los fusilamientos de la UP1. Será Justicia: ¿Qué reflexión hace de un juicio como este desde su concepto de justicia? Leonardo Boff: Participo en este juicio por solidaridad, porque amigos míos como Marta (González de Baronetto) y Miguel Ángel (Mozé) fueron asesinados, fusilados. En general, pienso que hay un derecho de una nación a conocer la verdad e imputar a los que han cometido crímenes gravísimos contra la humanidad en nombre del terror de Estado. No era terror de bandas o de grupos militares; el Estado se comportó y se impuso como un Estado terrorista. Yo quise ver los rostros de esos criminales porque jamás imaginé que iban a estar donde están. Es un juicio de esta nación, pero un juicio de la conciencia de la humanidad. Son criminosos contra la humanidad y tienen que ser juzgados como tales. Y su memoria, guardada de tal manera que nunca más ocurra. Es importante porque se trata de salvaguardar la dignidad mínima de una nación, vinculada a derechos básicos que todos deben tener y gozar. SJ: Estos nombres, Marta y Miguel Ángel, indican que las víctimas en parte fueron elegidas entre la militancia cristiana
BOFF. Otra de las personalidades reconocidas internacionalmente que asistieron al juicio Videla.
revolucionaria y cercana a los pobres. Esta causa también es emblemática en ese sentido… LB: Muchos cristianos se han comprometido por los derechos humanos, como (Adolfo) Pérez Esquivel, que es el más simbólico. Pero muchos obispos se olvidan que somos herederos de un prisionero político, que fue aprisionado, torturado y crucificado: Jesús de Nazaret. Cuando uno escucha algunas homilías de autoridades eclesiásticas, pareciera que Jesús muriera de viejo en la cama, cercado de discípulos, pero nunca en la cruz. Pero él fue un liberador, tomó parte por los pobres, defendió el derecho de los marginados de la sociedad, predicó un amor incondicional y justicia para todos, y por eso murió. No murió porque todos mueren, murió porque lo mataron. SJ: En este juicio conviven las dos iglesias: los fusilados, que eran parte de esa iglesia cercana a los pobres, y las autoridades cómplices de la represión. LB: Creo que hay que partir de que la Iglesia como institu-
ción es un poder. Un poder autoritario, centralizado, monárquico… Y los poderes que tiene esa estructura son connaturales a otros poderes, también autoritarios. Por eso esa iglesia conservadora se acercó mucho a (el chileno Augusto) Pinochet, (el portugués Antonio de Oliveira) Salazar, (el español Francisco) Franco, (el italiano Benito) Mussolini y otros grandes dictadores, porque tiene la misma estructura funcional. En Argentina, muchos curas militares fueron cómplices defendiendo una teología de la tortura, diciendo que al anticristo hay que perseguirlo y matarlo. Traicionaron la herencia de Jesús en nombre del Evangelio. SJ: ¿Cómo refutar desde la filosofía cristiana esa idea que suelen transmitir los jerarcas de la Iglesia, de reconciliarnos en este mundo y que en todo caso la justicia la hará Dios? LB: Es un grave error teológico. No se puede pedir reconciliación por encima de los crímenes y la justicia. Eso ofende la memoria de las víctimas. Ellos piensan en función de su situación, pero no piensan desde las víctimas. La Iglesia debería ser portavoz de las víctimas. Así, quieren olvidarlas y esa es una irresponsabilidad. Un obispo es mal pastor cuando pide eso. SJ: ¿Cómo se une este juicio con la defensa de los derechos humanos hoy, y en vistas a lo que depara el futuro? LB: Estamos entrando en una fase nueva de la humanidad, que es la fase planetaria. Significa que lo que cuenta en verdad no es el Estado nación… Lo que va a contar a partir de ahora es el planeta Tierra, es la humanidad como un todo. La única casa común que tenemos es la Tierra, y esa Tierra está enferma, tiene fiebre y la vida está amenazada. Si el calentamiento global sube cuatro grados, ninguna forma de vida conocida, incluso la humana, va a subsistir. Entonces, hay que añadir a los derechos humanos los derechos de la madre Tierra, los derechos del agua, los derechos de la comunidad viva.
Lunes 23 de agosto de 2010 HISTORIAS DE VIDA DE LOS MILITANTES ASESINADOS EL 17 DE MAYO DE 1976
Fusilamientos en la calle Neuquén Si bien en el número anterior de Será Justicia se relató una crónica de los hechos sucedidos en la noche del 17 de mayo de 1976, realizamos nuevamente una síntesis de lo ocurrido. Las tres historias de vida que presentamos en esta oportunidad corresponden a la segunda entrega de las memorias de los compañeros fusilados en la calle Neuquén. Los hechos ocurrieron así: Alrededor de las 20hs del 17 de mayo de 1976, el entonces jefe del D2, inspector mayor Raúl Pedro Telleldín, delega una comisión policial hasta la cárcel de San Martín. Carlos Alfredo Yanicelli, Yamil Jabour, Calixto Luis Flores, Alberto Luis Lucero, Marcelo Luna, Miguel Ángel Gó-
mez, Juan Eduardo Ramón Molina y Ricardo Cayetano Rocha son los policías que conforman la comisión. Llevan una “orden de traslado” que los autoriza a retirar a los “detenidos especiales” Diana Beatriz Fidelman, Miguel Ángel Mozé, Luis Ricardo Verón, Ricardo Alberto Yung, Eduardo Alberto Hernández y José Alberto Svagusa. Los detenidos son introducidos en tres vehículos sin identificación policial. Recorren algunas cuadras hasta detenerse en la calle Neuquén al 900 de barrio San Martín, donde son asesinados a sangre fría. Apenas ocurridos estos hechos, el Tercer Cuerpo de Ejército difunde un comunicado: “Alrededor de las
(SEGUNDA ENTREGA)
22:30hs, una comisión policial que trasladaba a seis delincuentes subversivos fue atacada por otros delincuentes que ocupaban dos o tres automóviles. Con el evidente propósito de rescatar a los detenidos, abrieron fuego”. Un testigo casual recuerda que cuando la policía ordenó al grupo de presos políticos correr, “la mujer (Diana Fidelman) se volvió y respondió: 'No seas cobarde, ¡matame de frente, hijo de puta!”. Fuentes bibliográficas: • Familiares de Desparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba, “Por la memoria, por la justicia, por un sueño”, Córdoba, 2000. • El diario del juicio, información digital: eldiariodeljuicio.com.ar
Eduardo Alberto Hernández El “Tero” Hernández, como lo llamaban sus amigos, mostró desde joven una marcada convicción respecto a sus ideales. Nació en Chascomús, Buenos Aires, el 17 de marzo de 1955. Al terminar el colegio primario, comenzó el secundario en el Liceo Naval Militar Almirante Guillermo Brown, en la isla Río Santiago. Mientras cursaba cuarto año, interrumpió sus estudios a raíz de un convincente planteamiento a sus autoridades sobre el rol represivo que desempeñaban las Fuerzas Armadas. Muchos de sus compañeros tomaron la misma actitud, y su suerte corrió destinos parecidos: fueron detenidos o desaparecidos una vez instaurado el golpe de Estado en el año 1976. Eduardo finalizó el colegio en otro establecimiento y comenzó a estudiar derecho en la universidad de Buenos Aires. Al poco tiempo, viajó a Córdoba e ingresó a la carrera de medicina en la Universidad Nacional de Córdoba. El Tero tenía en claro que la participación y la organización eran necesarias para producir cambios políticos y sociales. Roberto Baschetti cuenta que
Eduardo se unió a la Juventud Universitaria Peronista (JUP), el frente estudiantil de Montoneros, y que era el responsable de la “orga” en medicina. Se casó el 1º de agosto de 1975. En septiembre del mismo año fue detenido y trasladado al Departamento de Informaciones de la Policía (D2). Luego fue alojado en la cárcel de San Martín para quedar a disposición del Juzgado Federal N° 2 y del Poder Ejecutivo Nacional (PEN). Tras una serie de tratativas, sus padres logran conseguirle la posibilidad de salir del país. El destino era España, sólo faltaba la autorización de la justicia para que Eduardo se exiliara. Sus padres murieron en un trágico accidente aéreo en el año 1977, por lo que sus seis hermanos quedaron solos. Los relatos de su tía, miembro de Madres de Plaza de Mayo en Santa Fe, rememoran una de las pasiones del Tero durante su infancia: chapotear en la laguna y jugar con sus amigos.
José Alberto Svagusa La familia Svagusa vivía en una casa amplia, grande, como las de antes. Hijo de Antonio y Ada Catelli, José Alberto era el menor de tres hermanos, Eduardo y Carlos completaban la familia. Nació el 26 de mayo de 1948 en la localidad de Monte Maíz. A los 17 años viajó a Río Cuarto para ayudar a su padre en el taller de colocación de caños de escape que había instalado allí. Al poco tiempo, Ada y su hermano Carlos también se establecieron en esta gran ciudad cordobesa. Eduardo, por su parte, trabajaba en la localidad de Justiniano Posse. En agosto del 1966, Antonio Svagusa fallece y José Alberto asume la responsabilidad del manejo del taller y el cuidado de la familia. Eduardo viaja y se instala en Río Cuarto. Comienza el servicio militar en San Luis y a los seis meses le dan de baja por buen comportamiento. A su vuelta, en 1968, termina el secundario en el Colegio Normal por la noche, mientras trabaja durante el día. Su compañero Carlos Ezquerro rememora el andar del Pato: “Las calles del pueblo sintieron su transitar ejerciendo vitalmente su ser de pibe común. La pelota, las figuritas y todos los etcéteras que caben. Y los amigos, por supuesto, en bandadas. Pero a la vez, el 'Patito' también tuvo que asumir el laburo, porque no eran mangos los que sobraban en la casa”. Años después viaja a Córdoba para vincularse mejor con la organización Montoneros. En 1972, a sus 24 años, es detenido en San Juan. El 25 de mayo de 1973, el mismo día en que Héctor Cámpora asume la presidencia, es puesto en libertad. Rápidamente se reintegra a la militancia, convencido de su compromiso social por las transformaciones que debían producirse.
Al tiempo se instala en Córdoba y continúa desempeñándose en talleres de colocación de caños de escape. En septiembre de 1975, a sus 27 años, es detenido por la policía cordobesa y alojado en el D2, donde sufre la fractura de tres costillas a raíz de las torturas a las que se ve sometido. Luego es trasladado a la UP1. Estaba a disposición del Juzgado Federal Nº 1 y del Poder Ejecutivo Nacional (PEN). Los familiares de José recuerdan que el día de su sepultura la Policía Federal de la delegación Río IV, con fotógrafos y funcionarios policiales, entraban y salían del velatorio. Inclusive muchos de ellos les dieron el pésame. El cajón permanecería en el cementerio de la Concepción hasta conseguir un nicho, pero la policía lo secuestró y lo mantuvo oculto. Finalmente lo entrega, y se pudo realizar la ceremonia, aunque con la presencia de la policía que fotografiaba la ocasión. Tras la muerte del Pato, los Svagusa sufrieron diversos allanamientos con el objetivo de intimidar a la familia y sus allegados. Un conocido, oriundo de Monte Maíz, recuerda: "Cuando nos enteramos de la muerte, yo vivía en Casilda. Nos dijeron que había sido un enfrentamiento, que se habían querido escapar. Me acuerdo que en el velatorio el cajón estaba cerrado por las condiciones en que se hallaba el cuerpo. Además, había permanentemente gente rara dando vueltas y preguntando cosas (…) Después, con el tiempo, nos enteramos de que lo habían fusilado". Los Svagusa siguen viviendo en Río Cuarto, y el taller de colocación de caños de escape, con el correr de los años, se ha transformado en un símbolo de la ciudad y la familia.
Luis Ricardo Verón Entre la selva misionera y el chaco oriental, en la ciudad de Mercedes, provincia de Corrientes, el “Gordo” Verón pasó parte de su infancia correteando entre espinillos y algarrobos. Hijo de María Clorinda Tressens y José Avelino Lorenzo Verón, Ricardo nació el 11 de mayo de 1949. La familia se radicó en Córdoba cuando trasladaron a su padre a la sucursal del Banco Nación de dicha ciudad. Luis comenzó a estudiar derecho en la Universidad Nacional de Córdoba y, al igual que su padre, ingresa al Banco Nación. Para ese entonces, 1968, su madre había quedado viuda y, junto a Ricardo, marcharon hacia adelante, al calor de aquellos años movilizados. Vivían juntos en barrio Maipú. Ni bien se organizó la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), el Gordo levantó las banderas del peronismo y se sumó a militar en la organización. Sus allegados recuerdan que era riguroso en el cumplimiento de la disciplina militante: buscaba fortalecer la JTP entre sus compañeros bancarios.
Era un muchacho “de poco hablar y mucho escuchar. Convocaba por su confianza y su carácter tranquilo que denotaba seguridad y mansedumbre”, así lo recuerdan sus compañeros. Durante los primeros años de la década del 70, junto a la JTP, llevó adelante las movilizaciones que se hicieron para recuperar el gremio bancario. También fue parte de la toma del Banco Social cuando la represión del brigadier Lacabanne invadió las calles de Córdoba. En octubre de 1975, cuando volvía desde Alta Gracia, Ricardo fue interceptado por un vehículo de la policía. Quedó detenido bajo disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) y del Juzgado Federal Nº 1. La tortura que le aplicaron fue tal que le dejó paralizadas las manos. Cuando estaba comenzando a hacer una precaria rehabilitación, fue retirado de la cárcel de San Martín junto a cinco compañeros para ser fusilado en la calle Neuquén, a la vera del río Suquía.
Lunes 23 de agosto de 2010 ANÁLISIS • CÓMO SE VIVIÓ LA REPRESIÓN EN LOS PUEBLOS DEL INTERIOR CORDOBÉS Por César Pucheta
El silencio de los inocentes La reconstrucción de los años en que el Terrorismo de Estado marcaba con sangre la historia nacional es una tarea permanente. Y esa disputa por la memoria histórica batalla de manera un poco más desventajosa en los pueblos del interior. “La dictadura no era algo de acá, eso pasaba en Buenos Aires”, traduce un periodista de Monte Maíz, el lugar en el cual había nacido José Alberto “el Pato” Svagusa. De la misma forma en que los pueblos parecían asistir incrédulos a relatos de una historia que no les pertenecía, pareciera que la suerte de sus vecinos les pasó muy de lejos, y que los reclamos de justicia prácticamente los encontraron ubicados en la vereda de los indiferentes. Pero las construcciones que tienden a masificar los relatos deben, para funcionar como legítimas, obviar a las demás. En este caso, a esas pequeñas historias que hacen a la vida de las sociedades. Podemos usar el caso montemaicino como paradigma en este punto. Ubicado a casi 100 kilómetros de la ciudad de Bell Ville (donde la sombra del sable y las botas han dejado una huella muy evidente), el pueblo transitaba aquellos días como si nada sucediese. Otro “cambio de gobierno” se leía en los diarios y la historia oficial se asentaba como verdad inapelable. Pero la convivencia entre los vecinos ofrece aristas que demuestran lo contrario. Como en cualquier polo agro-industrial del sur provincial con una actividad obrera incansable, todo se hallaba “debidamente” controlado por quienes coordinaban la suerte de la localidad. Los representantes gremiales tenían una estrecha relación con sus patrones y en las calles se respiraba “normalidad”. Por debajo de
ese relato, los obreros que bicicleteaban de la casa al trabajo y del trabajo a la casa entendían que había algo más. Algo más representado en un puñado de activistas que procuraban independencia en pos de la legítima defensa de sus derechos laborales y políticos. Unos y otros se conocían a la perfección, se sabían las mañas, se miraban y reconocían lo que pensaba el de enfrente. Como pasa en los pueblos, todos distinguían quién era quién. Policías y gremialistas, patrones y empleados, gobernantes y gobernados se sabían de memoria las poses y los lugares comunes a los cuales estaban obligados a aferrarse. Todos estaban al tanto de todos y, así, la convivencia daba lugar al anecdotario
que se deja de lado. Cuentan que ese sector del gremialismo que se negaba a entender la historia como resignación, arraigado en la doctrina peronista, se reunía en pequeños sitios que garantizaban la seguridad requerida y que, periódicamente, el jefe de la policía los invitaba a conversar. “Sabemos que están haciendo esto no jodan, la mano viene complicada…”. Es posible que por esos días, resultase confuso diferenciar entre la advertencia y la amenaza. Pero el policía era el vecino. ¿Por qué no tomar en serio sus palabras? La historia se repetía, una y otra vez. Seguramente todos lo sabían, pero la historia que se contaba en la calle, en las oficinas, entre pasillos y pocillos decidía obviar esa
parte de realidad. Es posible que el asesinato de Svagusa haya corrido la misma suerte. Es decir, atar la verdad a la historia contada oficialmente. Antes y mientras tanto, probablemente a nadie se le ocurrió pensar que uno de los responsables máximos de las atrocidades descargadas sobre la humanidad del Pato había nacido apenas 20 kilómetros más al sur, en la vecina localidad de Isla Verde. Allí, el teniente coronel retirado Emilio Juan Huber, hoy imputado en la causa UP1, fue criado en la misma cultura silenciosa que por muchos años le garantizaría impunidad. Se dijo en la sala de audiencias: uno de los principales mecanismos para imponer el terror se basaba en la incertidumbre, nadie tenía derecho a sentirse seguro. Lo escribía en 1977 el periodista y escritor Rodolfo Walsh: “El terror se basa en la incomunicación”. Sólo que en los pueblos romper el aislamiento es siempre una tarea complicada. El golpe nos pegó a todos, sin distinguir geografías ni estilos de vida. Es posible que hayan sido las sociedades las que creyeron no encontrar más alternativas que el miedo, sin saber que con esa elección sus pequeñas comunidades ya no serían sus protectoras fortalezas, sino que se volverían vulnerables y permeables al ingreso de la muerte. Cuentan que con los años, el peronismo comenzó a reunificar sus fuerzas encerrado en pequeñas habitaciones sin mucha visibilidad. Las casas de los vecinos fueron entonces pequeñas sedes partidarias ante el conocimiento de muchos y el silencio de la mayoría. Porque el silencio opera para todos lados. Muchas veces cómplice, muchas otras compañero.
ENTREVISTA • HUGO CAÑÓN, PRESIDENTE DE LA COMISIÓN PROVINCIAL POR LA MEMORIA DE BUENOS AIRES Por Pablo Luro
«Los juicios son sustanciales para los jóvenes» Hugo Cañón no es un desconocido en los tribunales federales de Córdoba. Trabajó junto a la fiscal Graciela López de Filoñuk, integrando la Comisión de Fiscales denominada "Comisión de Derechos Humanos del Ministerio Público Fiscal", destinada a desarrollar trabajos de coordinación y colaboración en las causas vinculadas a violaciones a los derechos humanos en el período 1976-1983. En esta oportunidad, llegó como asistente al juicio, acompañando a Baltasar Garzón. En una pequeña entrevista con Será Justicia, recordó parte de sus 23 años como fiscal: “Eran tiempos de impunidad, todavía no se habían derogado las leyes que impedían los juicios a los represores”. Él mismo, desde la Fiscalía Federal de Bahía Blanca, planteó las inconstitucionalidades de la Ley de Obediencia Debida en 1987 y de los Indultos en 1989. Esas acciones le costaron un apercibimiento del procurador Juan Gauna y un editorial del diario bahiense La Nueva Provincia, que lo calificaba de “traidor a la patria”. Por enfrentarse a los indultos, Menem le inició un sumario y un pedido de cesantía. Por ese entonces conoce a Baltasar Garzón, cuando le lleva documentación para las investigaciones del Juzgado de Instrucción Nº 5 de la Audiencia Nacional de España. Específicamente, Cañón realizó aportes probatorios para el esclarecimiento de los hechos cometidos en la jurisdicción del Quinto Cuerpo de Ejército en nuestro país. Intentaba abrir una luz de justicia, ya que aquí imperaba todavía la impunidad. En ese largo camino, impulsó también la investigación en el marco de lo que se ha denominado "Juicio de la Verdad". Recibió en el año 2000 el premio "Justicia Universal" otorgado por la Asociación Argentina Pro-Derechos Humanos, de Madrid.
AL PIE DEL CAÑÓN. 23 años al frente de una fiscalía que se comprometió con los derechos humanos.
Finalmente, al considerar como “irreversible” el proceso de justicia en relación a los delitos cometidos por el terrorismo de Estado, mediando el año pasado decidió volcarse a la política. Fue candidato a diputado y, más tarde, asume su cargo al frente de la Comisión Provincial de la Memoria de Buenos Aires Será Justicia: ¿Qué significa para usted ver a Videla en el banquillo de los acusados junto a otros 30 represores? Hugo Cañón: Es muy reparador, son muchos años de esfuerzo… No pensé que en mi vida pudiera presenciar esta posibilidad de reparación y justicia. Después de los gobiernos de Menem y De la Rúa, pensaba que sería imposible. Sobre todo, creo que es muy saludable para la sociedad, porque como dice una madre de Plaza de Mayo que trabaja con la asistencia a las víctimas en psicología: “Estos juicios son reparadores, incluso, para los mismos represores”. Porque ellos, que están hoy sen-
tados en el banquillo de los acusados, van a ser juzgados, y condenados o absueltos según corresponda. Es la primera vez que pueden objetivar la crueldad (por más que sea de una manera inconsciente) a través del relato de las víctimas, que es apropiado por el Estado y oficializado. Para ellos va a ser reparador desde su propia psiquis. SJ: ¿Qué aportan estos juicios a las nuevas generaciones? HC: Tienen una importancia sustancial. Junto a Pérez Esquivel, estamos trabajando en un programa que se llama “Jóvenes y Memoria” de la Comisión por la Memoria de Buenos Aires. Allí trabajamos con cinco mil jóvenes, combinando trabajos de investigación con las vivencias interrelacionadas de lo que sufrimos en la dictadura para cotejarlo con la realidad actual. Esto hace que los chicos interactúen con ese pasado que no termina de “pasar”. Es un “presente” que se revitaliza y aporta al Nunca Más real y concreto. Incluso ahora, para el día 15 de septiembre, haremos un encuentro en la ESMA con dos mil chicos de la provincia de Buenos Aires, del que participará la Presidenta de la Nación, y en donde los chicos van a presentar estos trabajos relacionados con la memoria. Así que creo que ya están surgiendo efectos concretos frente a lo que era un desconocimiento y una ignorancia total sobre el tema. SJ: Para las víctimas del terrorismo de Estado, ¿son estos juicios un punto de inflexión? HC: Es importantísimo que puedan brindar sus relatos ante la justicia, porque el sufrimiento no puede quedar solamente entre las víctimas, los amigos y los familiares. El Estado actual debe hacerse cargo y pagar las consecuencias de aquello que hicieron quienes usurparon el Estado durante la dictadura.
Lunes 23 de agosto de 2010 CONTRATAPA • por Francisco Guillermo Panero
Idiotas útiles Las caras de los dictadores Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez en el banquillo de los acusados de Tribunales Federales de Córdoba me remiten a otra imagen. Pero no por identificación, sino por contraste. No es preciso reiterarlo, estos genocidas no expresan ninguna muestra de arrepentimiento por haberse cargado tantas vidas. Jamás reconocerán como tales las atrocidades que cometieron. Pero, lo que es peor, en su fuero íntimo, en su conciencia, se sienten justificados. Se sienten héroes, patriotas, salvadores que sirvieron a una causa que reivindican. La imagen que estos militares me traen a la memoria es la de la escena final de La Patagonia Rebelde, la película que Héctor Olivera rodó a partir de la saga “Los vengadores de la Patagonia Trágica”, de Osvaldo Bayer. Cuando termina la represión en la que el Ejército Argentino fusila en diciembre de 1921 a 1.500 trabajadores rurales huelguistas, el responsable de la masacre, el teniente coronel Héctor Benigno Varela –interpretado en el film por Héctor Alterio–, es felicitado en un agasajo que le tributan los hombres del poder: el gobernador de Santa Cruz, los empresarios y los patrones de estancia. Luego de recibir los honores que esperaba, el general es sorprendido con un himno entonado en un perfecto inglés: “For he's a jolly good felow…For he's a jolly good fellow” (en su versión en castellano: “Porque es un buen compañero…”). Sorprendido por los cánticos, el rostro del represor queda absolutamente trastocado. Gracias a su virtuosismo, Alterio expresa en sus ojos la gran decepción de haber creído que servía a la Patria y el darse cuenta quiénes son aquellos que celebran su “triunfo”(1). Tal vez esa mirada anticipaba también su propia muerte, ajusticiado poco más de un año después por el inmigrante alemán anarquista Kurt Wilkens. Volviendo a nuestros días, los dictadores del Proceso no sienten arrepentimiento, mucho menos desazón. No ignoran que han sido parte del Plan Cóndor, de la Doctrina de Seguridad Hemisférica de los Estados Unidos, pero lo han ejecutado con orgullo. Digirieron y encarnaron su función con la plena convicción de estar salvando del comunismo al continente. Fueron cooptados para asumir como propia la lucha que benefició a la metrópoli y a los intereses capitalistas. Los adoctrinaron (en la Escuela de las Américas) para exterminar a sus propios hermanos. Y ellos lo cumplieron como si fuera un mandato superior. A algunos les resultará leve y hasta benigno el calificativo “idiotas útiles” para quienes, en definitiva, se convirtieron en horribles genocidas. Pero el concepto, acaso operativo, puede ser útil para graficar el mecanismo de servir al extranjero en contra de la lucha del pueblo. Mientras que Videla era el coordinador nacional de la represión de Estado en contra
de los intereses populares –una línea estratégica bajada desde Washington–, el cipayo local Menéndez hacía estragos en Córdoba y en el amplio territorio del Tercer Cuerpo de Ejército, no sin distraerse en intereses mezquinos. En el juicio que se está siguiendo en Córdoba, en la audiencia del jueves pasado, el testigo Gerardo Otto acusó al veterano represor cordobés de haber solicitado dinero a un empresario secuestrado. Aseguró que a Jaime Lokman le pidieron su patrimonio a cambio de su libertad. En su defensa, Menéndez volvió a pecar de la misma manera, la de pretender encarnar los íconos, los signos y el sentir de nuestra nacionalidad para atacar lo popular. Nada menos que una cita del Martín Fierro se le ocurrió hacer propia, queriendo adueñarse del sentir de José Hernández y del ideario de la poesía gauchesca. Así como él y sus pares pretenden erigirse en seguidores de militares como Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes o José de San Martín, Menéndez formuló su descargo con su acostumbrado modo de arenga: “Por eso no debe tener el jefe / que esté de estable / otra cosa que su sable / su poncho y su deber”. Por si los presentes no se habían percatado, debió aclarar: “Y eso es lo que tengo”. Curioso el mecanismo de quienes encarnan las luchas contrarias a los intereses populares. Ejecutan la represión interna y ponen en práctica políticas elitistas usando el ropaje de lo telúrico, lo local. Utilizan los íconos nacionales, patrios, para atacar a quienes ellos señalan como organismos extraños a nuestra identidad. ¿Cuántos de estos cipayos de turno hemos visto a lo largo de nuestra historia? Desde aquel empréstito leonino de la Bahring Brothers, que fuera solicitado por Bernardino Rivadavia(2) hasta hoy, podemos enumerar gran cantidad de ejemplos. ¿Cuántos idiotas útiles de infinito peligro encarnan esta idiosincrasia? Sin remontarse demasiado en la historia, sin abundar en demasiados ejemplos, podemos hacer un somero repaso: los que golpearon las puertas de los cuarteles, los que celebraron a Videla como dictador ubicado, quienes decían que éramos “derechos y humanos”, aquellos que aplaudieron las Felices Pascuas, todos los que justificaron la segunda década infame, los que llamaron de vuelta a Domingo Cavallo, quienes salieron a la calle con cacerolas sólo porque les tocaron los ahorros o los que lo hicieron para apoyar a ese mismo "campo" que antes aplaudía al fusilador Varela... De más está decir que en el presente sobran esos malos ejemplos. A veces, no hace falta tener tan buena memoria para reconocerlos entre nosotros. Notas: 1) Para ver esta escena en internet: www.youtube.com/watch?v=Eqan6Lg70a0 2) Se refiere al famoso préstamo de 500.000 pesos oro solicitado por el Estado argentino a la firma inglesa Bahring Brothers en 1824, que terminó de saldarse en 1904. Según cálculos del ex ministro de Finanzas José A. Ferry, el importe final que la Argentina debió pagar, con intereses acumulados, ascendió a la suma de 23.734.766 pesos oro, en moneda proporcional y equivalente a la que regía en en el año 1824.
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