EL DIARIO DEL JUICIO VIDELA EN CÓRDOBA PUBLICACIÓN INSTITUCIONAL DE PRODUCCIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA · AÑO II · NÚMERO 20 · CÓRDOBA · ARGENTINA · 27 DE DICIEMBRE DE 2010
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TERMINÓ EL JUICIO VIDELA EL MIÉRCOLES 22 DE DICIEMBRE, EL TRIBUNAL DICTÓ LA SENTENCIA DEL JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD MÁS GRANDE DE LA HISTORIA ARGENTINA
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Horacio González · Marta Dillon · Diego Martínez · Raúl Dellatorre · Marina Combis · Liliana Felipe · Marcos Cittadini · Lila Pastoriza Pablo Luro · Waldo Cebrero · Martín Notarfrancesco · Lucía Galará · Matilde Nasser · César Pucheta · Lautaro Bentivegna · Betty Argañaraz Mariano Saravia · Dante Leguizamón · Sebastián Puechagut · Francisco Panero · Sofía Coronel · Mirta Antonelli · Diego Tatián
Año de Justicia
EDITORIAL
El juicio imposible llegó a su fin. Un gran capítulo de la historia argentina terminó por escribirse en Córdoba, provincia rara y ambivalente. La condena a Videla pone las cosas en su lugar y da cuenta de algunos cambios profundos en nuestra sociedad. Para muchos, pasó a ser posible pensar a nuestro país sin impunidad. Los años de lucha son raíz del presente de conquistas. No fue tarea sencilla llegar hasta aquí, muchos quedaron en el camino sin conocer justicia por los suyos, muchos genocidas también terminaron su ciclo biológico antes de tiempo. Pero es el momento del balance, y éste indica que estamos
CONTRATAPA • OPINIÓN:
Después de la condena POR LUIS BRUSCHTEIN
en la senda apropiada. La condena a Videla tiene el peso suficiente como para hacernos saber que Argentina es un país mejor del que era. Pero también somos concientes de que queda mucho por cumplir en el compromiso asumido hace treinta años. Esto es un punto de partida, de ninguna manera es un final. Aún caminan por nuestras calles ciudadanos acusados de tormentos y muertes. Eso es una verdad. Este periódico se convirtió en el único medio dedicado exclusivamente a la cobertura de un juicio por delitos de Lesa Humanidad en la Argentina. Esto explica la magnitud de la tarea y el esfuerzo que demanda. Ser los únicos nos halaga y entristece al mismo tiempo. Es el segundo año consecutivo que transita-
ENTREVISTA:
mos con esta publicación. El desafío fue creciendo y, en el camino, encontramos importantes aliados que le dieron sustento a la propuesta. A lo largo de este juicio, publicamos 13 números. Cada tirada fue de 20 mil ejemplares. Hoy sabemos que hay 260 mil periódicos circulando entre nosotros, interpelando y dialogando con los lectores. También apostamos a que muchos de estos ejemplares queden archivados en casas, archivos y bibliotecas para ser repasados en el futuro. Los acontecimientos históricos no tienen vencimiento, sabemos que en estas páginas se encontrarán algunas claves para repensarnos como pueblo. Cerramos un ciclo y nos preparamos para el reencuentro, ya que esperamos justicia por los desaparecidos de La Perla.
ENSAYO FOTOGRÁFICO:
Jaime Díaz Gavier
El juicio en imágenes
EL JUEZ QUE MANDÓ PRESO A VIDELA Por Sebastián Puechagut · Págs 8 y 9
CRONOLOGÍA CON LO MÁS DESTACADO Páginas 4, 5, 12 y 13
Lunes 27 de diciembre de 2010 INFORME CENTRAL • UN REPASO POR LOS PUNTOS MÁS SOBRESALIENTES DEL HISTÓRICO JUICIO VIDELA Por Waldo Cebrero y Pablo Luro
El triunfo de la verdad
Casi seis meses después de iniciado el juicio, la sentencia dictaminada por el tribunal condenó a prisión perpetua a Videla, Menéndez y a otros 14 policías y militares. Siete imputados recibieron condenas menores, que oscilaron entre los 14 y los 6 años de prisión, mientras que la nota sorpresiva fue la absolución de 7 acusados. En el balance general, Córdoba dio un nuevo paso por memoria, verdad y justicia. El calor de la tarde y la expectativa por ser partícipes de un acontecimiento histórico caldearon la espera frente a la torre de Tribunales. Momentos antes de la sentencia, la tensión invadió la sala de audiencias: se esperaba la primera condena a Videla después del Juicio a las Juntas, y la justicia por el fusilamiento de los presos políticos de la UP1. El proceso duró casi seis meses, y fue una de las causas con mayor cantidad de pruebas documentales y testimoniales aportadas, en su mayoría, por los sobrevivientes que mantuvieron encendida la memoria. Para la ocasión, los alrededores de la torre estaban rodeados de coloridas banderas, agitadas al ritmo de la música y los tambores de las murgas. Minutos antes de las seis de la tarde, la multitud estalló cuando el presidente del tribunal leyó el veredicto y condenó a Jorge Rafael Videla a prisión perpetua, a cumplir en cárcel común. Continuó la efusión con la quinta prisión perpetua decretada para Luciano Benjamín Menéndez y otros 14 represores que también recibieron la pena máxima, dentro de los que se destacan varios hombres del Departamento de Informaciones (D2), como Carlos Yanicelli. En total, fueron 23 los condenados y 7 los que resultaron absueltos, con la amarga sorpresa de la absolución de Osvaldo César Quiroga, quien estaba acusado, con una importante cantidad de pruebas, de haber comandado el fusilamiento de Hugo
DELITOS SEXUALES EN LA UP1
Los cuerpos políticos Una faceta oculta de la represión fue denunciada por primera vez en el juicio Videla. Se trata de los abusos sexuales que sufrieron las mujeres alojadas en los centros clandestinos y en las cárceles del país por parte de sus captores. Sin excepciones, las sobrevivientes del pabellón 14 de la UP1 denunciaron que fueron sometidas a un régimen que incluía, como práctica sistemática, las violaciones y las requisas vejatorias. Aplicados colectiva o individualmente, eran acompañados por insultos denigrantes a su condición de mujer. De esos abusos, no eran ajenas las autoridades judiciales que tenían a su cargo a la presas. “Si no te sacás la bombachita, no salís de acá”, le dijo el defensor oficial Molina a la detenida María Teresa Sánchez. Tales atrocidades habían sido clausuradas por la vergüenza y el dolor de las detenidas. Pero al salir a la luz, revelan que no se trató sólo de delitos de instancia privada, sino que tuvieron –además de perversión y crueldad– un alto componente político: anular y castigar el compromiso social y la militancia de la mujer.
Vaca Narvaja, Higinio Toranzo y Gustavo De Breuil. Tanto la fiscalía como la querella de María Elba Martínez y Hugo Vaca Narvaja analizaron la posibilidad de apelar la situación de Quiroga. La calle se transformó con los festejos, con las lágrimas de los jóvenes y de sobrevivientes de la dictadura. El camino de la justicia para resolver los fusilamientos fue largo, demoró más de tres décadas en llegar y, finalmente, concluyó en el año del bicentenario. SALANDO LAS HERIDAS Con el comienzo del juicio Videla, los cordobeses empezamos a dar vuelta una de las páginas más infames de la historia de nuestra provincia. Hasta hace un tiempo, el fusilamiento de los presos políticos de la UP1, con sus responsables y sus cómplices impunes, representaba una llaga dolorosa para la comunidad. Este juicio tan esperado sirvió para redimirnos y calmar viejas heridas de los familiares de las víctimas. Y eso fue posible porque el juicio Videla no se limitó a denunciar las responsabilidades militares, sino que puso al descubierto la complicidad de otros estamentos sociales. Desde la Iglesia Católica, que silenció los crímenes desoyendo los pedidos de ayuda que los presos enviaban al cardenal Raúl Francisco Primatesta, hasta la Justicia Federal que puso su rúbrica en la maquinaria de terror de la UP1 y autori-
EXPECTATIVA. La sala de audiencias se colmó de público, que esperó paciente el fin de la impunidad.
zó los 'traslados' que derivaron en fusilamientos. Basta con notar que los 31 fusilados murieron bajo la aplicación de la llamada “ley de fuga” (en siete ocasiones, entre el 30 de abril y el 11 de octubre de 1976) y que ese mecanismo no se podría haber concretado sin la complicidad de las autoridades judiciales, que tenían a su cargo a los detenidos. Los funcionarios Adolfo Zamboni Ledesma, Miguel Ángel Puga, Ricardo Haro, Eudoro Vásquez Cuesta, Carlos Otero Álvarez, Antonio Cornejo, Alí Faud Alí y Luis Molina fueron los más recordados por los sobrevivientes, quienes denunciaron su desidia. La causa 'Gontero', con las denuncias de seis policías secuestrados por sus camaradas del D2, fue acumulada a la causa UP1 poco antes de iniciarse el juicio. Investigó la participación de la Policía de Córdoba, a través del D2, en la estructura represiva comandada por Menéndez, y esclareció la convivencia entre los represo-
res de la Policía y la clase política cordobesa durante los años 90. En especial, la relación entre Oscar Aguad, ministro de Asuntos Institucionales del gobierno radical de Ramón Mestre y el condenado Carlos Yanicelli, que trepó alto en la policía cordobesa de la democracia, pese a que había sido denunciado en la Conadep. Sin esas connivencias entre los responsables militares y los sectores de poder de la sociedad civil, estos crímenes no hubieran podido mantenerse impunes y en las sombras durante tantos años. LA PALABRA JUSTA Los fusilamientos en el penal de barrio San Martín se comenzaron a investigar en 1983, a partir de una denuncia que Fermín Rivera hizo cuando estaba detenido en el penal de Rawson. Con el tiempo, se acumularon las denuncias de las familias de las víctimas, que conformaron un gran expediente, con-
IMPUTADOS • LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE VIDELA Y MENÉNDEZ
FALLIDO INTENTO DE RECUSACIÓN
Antes del fin
El diablo metió la cola
Fueron seis meses de extraña convivencia. Los dos máximos responsables del terrorismo de Estado en el país y en Córdoba compartieron, tras décadas de hostilidades y diferencias, el pabellón en la penitenciaria y el banquillo de acusados. Nadie sabrá cómo fue esa relación en la cárcel, qué se dijeron ni cómo saldaron la distancia que los separa. Lo que sí se supo es lo que eligieron decirle al país cada vez que hablaron durante el juicio: «Los enemigos de ayer están hoy en el poder y desde él pretenden instalar un régimen marxista». La misma frase, el mismo concepto aprendido en la Escuela de las Américas, donde se formaron los dictadores latinoamericanos, fue repetido por ambos en sus últimas declaraciones, previas a la sentencia. Los dos líderes, en el pabellón donde se alojan los imputados, bajaron su última directiva conjunta antes de hacer uso del derecho a la última palabra: Videla iniciaría la ronda y Menéndez la cerraría. Y así se concretó. En la víspera de la sentencia, Videla habló de “una guerra interna”, desconoció al tribunal por considerar que no son sus “jueces naturales” y sostuvo la teoría de los dos demonios para argumentar su versión de la histo-
ria reciente y justificar los crímenes del terrorismo de Estado. «La Constitución Nacional guarda luto por la República desaparecida», dijo, para estupor de los presentes. Al día siguiente, antes de la lectura del veredicto, Menéndez dio un discurso calcado del que leyó en otros juicios, que tuvo a la vez el mismo espíritu que el de Videla. «Tenemos el dudoso mérito de ser el primer país del mundo que juzga a sus soldados victoriosos», balbuceó, afectado por los años. Durante el juicio, Videla habló cuatro veces y Menéndez intervino en más ocasiones. Como se esperaba, el pacto de silencio nunca se rompió y ambos volvieron a reivindicar el terrorismo de Estado.
El 1° de septiembre fue un día adverso para el tribunal. Apenas se cumplían dos meses del juicio, cuando la dupla conformada por el imputado Alsina y su abogado Osvaldo Viola asestó un golpe que intentó desequilibrar la justicia. Ese día, el imputado pidió que se aparte del tribunal al juez vocal José María Pérez Villalobo, y su abogado fundamentó la recusación obligando al resto de los miembros del tribunal a dirimir, en un “incidente judicial”, el futuro del vocal cuestionado por “imparcialidad”. Se acusaba al juez de asistir a una marcha el 24 de marzo y de congraciar en la sala al ex gobernador peronista Obregón Cano. Pese a la debilidad de las pruebas, la maniobra logró desestabilizar el ritmo del proceso, dejando al descubierto, además, las diferencias dentro del tribunal. Tras dos semanas sin audiencias, en las que los jueces sólo se abocaron a discutir el futuro de su colega Pérez Villalobo, Jaime Díaz Gavier votó por su apartamiento, el vocal Carlos Lascano rechazó el pedido y, finalmente, el juez Abel Sánchez Torres desempató a favor de la continuidad del vocal.
Lunes 27 de diciembre de 2010
finado al archivo por las leyes alfonsinistas de Obediencia Debida y Punto Final, hasta que se reabrieron las causas y se retomaron los juicios en 2003. Desde entonces, los testimonios de los sobrevivientes serían claves. Así fue durante las 63 audiencias de este juicio, que se desarrollaron entre el 2 julio y el 22 diciembre. Declararon 110 testigos, en su mayoría ex presos políticos, y sus testimonios se complementaron con los de empleados del penal, médicos, gendarmes y militares. Los sobrevivientes relataron el clima de violencia y tensión que se vivió en la UP1 a partir de abril de 1976, cuando el Tercer Cuerpo de Ejército y la Gendarmería Nacional asumieron el control del penal. También recordaron la dignidad solidaria de los 'presos comunes', y situaciones particulares de la convivencia en el presidio, como el lenguaje de señas, el 'periscopio' y el humor con que caracterizaron a sus verdugos: 'Avispón Verde', 'Remolino', 'Cucharada de moco', 'Jaime Kloner'. Todas esas anécdotas, sus testimonios, fueron el sentido homenaje de los sobrevivientes a sus compañeros fusilados. Hubo testimonios clave, como los que aportaron Fermín Rivera, Luis “Vitín” Baronetto o Jorge De Breuil, que relataron con orden y precisión la sucesión de hechos que conforman la causa. O el del cuestionado testigo Carlos Raimundo Moore, quien por medio de una videoconferencia desde Londres develó el funcionamiento interno del D2, el centro clandestino que conoció con detalle durante sus 5 años de cautiverio, en los que mantuvo una ambigua relación con sus victimarios. Igualmente importantes resultaron las declaraciones de las ex presas del pabellón 14, que presenciaron la muerte agónica de René Moukarzel a manos de Gustavo Adolfo Alsina. Una de ellas, Norma San Nicolás, repitió su testimonio durante las dos visitas oculares a la cárcel, recorriendo los pasillos del penal con la compañía temeraria de Alsina y Mones Ruiz, quienes pidieron estar presentes en la visita. Por la
IMPUTADOS • EL CABO PÉREZ
Ese maldito pasado El ex cabo Miguel Ángel Pérez esperó hasta las audiencias finales para reconocer su culpa en el asesinato de Bauducco y pedirle a su ex superior, Mones Ruiz, que asumiera las responsabilidades de dicho crimen. Los dos imputados fueron reconocidos por los testigos como los encargados de la requisa del 5 de julio de 1976, en donde murió Raúl “Paco” Bauducco. Ya sea como estrategia de defensa para aliviar su condena, o bien por el peso de su conciencia, arrojó frases nunca antes escuchadas a un miembro de las fuerzas represivas: «El Ejército argentino me arruinó la vida». Incluso se disculpó con Doris Caffieri, esposa de Bauducco, por haberle «quitado el marido», y a Diego, el hijo del matrimonio que no conoció a su padre. «Sólo a ellos les debo una explicación», reconoció. Hasta el momento, en los juicios por delitos de Lesa Humanidad en nuestro país no se habían producido arrepentimientos de los imputados, ni tampoco el choque de posiciones entre ellos frente a un hecho en común, como ocurrió entre Pérez y su superior, Mones Ruiz.
tico que motivó los crímenes que se juzgaron y lograron, con muchas pruebas, ubicar a los imputados en ese escenario.
JUSTICIA. El abogado Claudio Orosz, acompañado por Olga Acosta, Rosario Rodríguez, Enriqueta Balustra y por integrantes del equipo de investigación de H.I.J.O.S y Familiares, minutos después de la sentencia.
causa Gontero, el querellante Luis Urquiza y el ex policía Horacio Samamé dejaron testimonios imprescindibles para evidenciar la saña de la policía en la represión. También quedarán en la memoria de quienes siguieron este proceso, las conmovedoras declaraciones de los familiares de las víctimas: hijos, cónyuges, hermanos y madres que expusieron su dolor para que el tribunal pudiera comprender la magnitud de los crímenes. LOS ARMADOS DEFENSIVOS Pese a la avalancha de pruebas, los imputados edificaron su defensa partiendo de la negación de todas las evidencias. Muchos optaron por intervenir constantemente, poniendo en juego su versión de la historia y su dudoso desempeño en lo que llamaron la “lucha contra la subversión”. También se victimizaron: con argumentos más políticos que jurídicos, intentaron deslegitimar el proceso aduciendo
que los ex presos tenían un libreto para incriminarlos o que “el revanchismo político de la justicia actual” los colocaba como los malos de la historia. La defensa que asumió cada imputado se ordenó según el color de sus uniformes, mientras los policías culpaban a la Justicia Federal, los militares optaron por justificar una “guerra” contra militantes políticos que estaban presos, hambreados y torturados. Utilizaron la militancia de las víctimas y de los testigos para justificar los crímenes y decir que el juicio era una especie de revancha colectiva. Esas tácticas se corporizaron en los alegatos de los defensores, ya en la recta final del juicio. Antes, los alegatos de las querellas y de la fiscalía habían dejado poco margen a la defensa material de los imputados. Durante cinco audiencias, los querellantes y los fiscales, con algunas diferencias de lectura histórica, compusieron un mapa en el que se detalló el contexto polí-
PRESENTE Y FUTURO En un año marcado por los festejos populares del bicentenario patrio, el país vivió la consolidación del largo proceso de memoria, verdad y justicia. Los juicios por delitos de Lesa Humanidad se multiplicaron en muchas provincias, superando el centenar de condenados. El 2010 culmina con veredictos importantes en todo el país, y con la pena máxima para Jorge Rafael Videla, luego de que se pasara un cuarto de siglo esquivando los tribunales. La participación de la ciudadanía se vio en la presencia constante y en la convivencia armónica –pocas veces quebrantada– entre los familiares de los imputados y de las víctimas, en la sala de audiencias. Durante el tiempo que duró el juicio, muchas cosas cambiaron en el país y en Córdoba. Pasaron los meses y las estaciones. Quedó atrás el frío que marcó la incertidumbre del inicio y, con los días cálidos, llegó el tiempo de pensar en todo lo que recuperamos para la democracia, cuando la memoria y la verdad se encuentran con la justicia. En este tiempo se consolidaron derechos fundamentales y la sociedad volvió a salir a la calle para reclamar por los que faltan. Nacieron hijos y se recuperaron nietos. Y en ese trajín, murió en plena militancia, el ex presidente que escuchó las demandas de los organismos para institucionalizar los Derechos Humanos y concretar la justicia. Mientras eso pasaba, en la sala de audiencias, en la actual cárcel de barrio San Martin y en el ex D2, se sintió la presencia alentadora de los sobrevivientes y los familiares de las víctimas; madres, abuelas, hijos, hermanos de los fusilados que trajinaron durante años para mantener en alto sus banderas. A ellos la gratitud por mantener encendida la llama y por la terquedad de no olvidar.
EL JUICIO EN LA CALLE • LA SENTENCIA SE VIVIÓ CON INTENSIDAD FRENTE A TRIBUNALES Por Lautaro Bentivegna
Un mar de fueguitos
A la última jornada del juicio le sobró las penas eran duras. Otros no disimulael calor. Casi dos mil personas aguardaban el soslayo y no asumían, incluso a ron el momento de lectura de la sentenesas instancias, el horror del que fueron cia bajo un sol radiante frente a Triburesponsables. nales Federales. Hubo aplausos y abrazos por los castiEl día en que Videla y Menéndez fuegos. También repudio y algún insulto por ron condenados en Córdoba, el aire quelas absoluciones. Aunque nadie podía maba. Aquella tarde, hombres y mujeres quedarse sin justicia, las condenas se de todas las edades llegaban de distintos iban aflojando a medida que el presidenpuntos de la ciudad a levantar rostros, a te del tribunal leía, entrecortando con celebrar la vida y la memoria, a abrir los sorbos de agua, el texto tan tedioso ojos bajo el cielo de los justos. como anhelado. Afloraron el desconBANDERAS EN ALTO. Pasado el mediodía, la gente se fue cierto, las sensaciones encontradas y En la calle, nadie se cansó de festejar. acercando para adueñarse de la calle. una tensión que cortaba el aire. Por un Cada grupo, con su canción y su bandera, traía consigo un fuego que momento, la ardiente jornada pretendía dejarnos una alegría renga. resiste al tiempo y se transforma para alumbrar. Los cantores y las Cuando la intensidad bajó, supimos que era imposible no celebrar. murgas le pusieron las primeras melodías a la tarde, sobre un escenaPasadas las 19 horas, Díaz Gavier terminó con su tarea: tomó aire, rio emplazado en la vereda de la Torre. Sin querer, y en pleno fulgor miró al frente y dijo, en un tono digno de un actor de Hollywood: «El del diciembre cordobés, los cuerpos de colores danzaban como lla- juicio ha terminado». La movida en la calle siguió. Los protagonistas mas en un ritual esperado. La Mesa de Trabajo por los Derechos Hu- de este largo proceso salieron, puños en alto, al abrazo colectivo. Sonmanos había convocado a asistir a la sentencia del juicio histórico y risas y lágrimas que se secaban en el hombro del compañero venían a fue a las 17:45 cuando Jaime Díaz Gavier miró su reloj y señaló la hora. festejar la justicia y a mojarle la oreja a la muerte y al olvido. El mar de fueguitos, como dice Galeano, seguía la lectura por teleHace más de cuarenta años fueron 31 compañeros los que ardievisores, apretando los corazones contra las vayas. El juez leía y conde- ron la vida con tantas ganas que no se podía mirarlos sin parpadear, y naba. Afuera, el silencio sepulcral sólo se rompía con gritos de bronca quien se acercaba a ellos, se encendía. Ese fuego dura hasta hoy, y y felicidad que llevaban años en el pecho. Algunos imputados se aver- arde en nosotros como aquella vez, porque bien los hemos mirado y gonzaban en alta definición y envejecían en vivo y en directo cuando porque la memoria es un incendio incontrolable.
Lunes 27 de diciembre de 2010
01 · Comienza el juicio Videla [Audiencia 1 - 02/07/10]
02 · En el banquillo [Audiencia 3 - 06/07/10]
Desde temprano, las siluetas de los 31 militantes asesinados ubicadas en la torre llenaron de vida a la avenida. Poco a poco, las pancartas y las banderas de los organismos de Derechos Humanos, de las organizaciones sociales, estudiantiles, de los sindicatos, los partidos políticos, junto a un nutrido público de niños, jóvenes y adultos que llegaban marchando hicieron de la calle una sala de espera expectante para el inicio del juicio más grande del país. Al interior de tribunales, la audiencia susurraba los cánticos que se colaban desde afuera. Es la justicia que llega.
“Ellos sólo hablan para reivindicar el genocidio, mientras que nosotros hablamos del fin de la impunidad, no sólo para que las cosas se ordenen, sino fundamentalmente como un canto cargado de futuro. El Juicio y Castigo es una bandera que hace mejores a los argentinos, porque las injusticias que nos heredó la dictadura afectaron a todos, y porque sin justicia nuestros descendientes no podrán ver renacer todo lo que el horror y la crueldad quiso enterrar para siempre: la convicción de que es posible seguir soñando con un país en el que todos, sin distinción, tengamos las mismas posibilidades de ser felices. Es decir, un país verdaderamente justo y democrático” (documento conjunto de H.I.J.O.S y Familiares, publicado en Será Justicia Nº 8).
03 · Tejiendo redes [Audiencia 9 - 22/07/10]
Por la magnitud de los hechos, los 31 imputados alcanzan todos los niveles de la cadena de mandos que ejerció el terrorismo de Estado. Desde comandantes y tenientes generales, a sargentos y cabos. 17 militares, 13 policías y un civil comparten el banquillo de acusados por delitos de Lesa Humanidad cometidos contra la vida de 38 víctimas.
La Comisión de Homenaje UP1 surge en 2005 cuando los familiares directos de los presos políticos fusilados se reúnen para homenajear a sus compañeros. Desde aquella intervención, cada 10 de diciembre se organizan actividades que evocan la vida y la lucha de los militantes populares, con una marcada impronta cultural en sus intervenciones.
Es el proceso judicial por delitos de Lesa Humanidad con mayor cantidad de imputados en la historia de nuestro país. A días de haber comenzado, empiezan a descorrerse los mantos de impunidad que ocultaron la verdad du-
Los organismos de Derechos Humanos estuvieron presentes en todo el juicio. Familiares, H.I.J.O.S, Abuelas de Plaza de Mayo, la Asociación de Ex Presos Políticos, el Servicio Paz y Justicia (Serpaj), la Comisión de Homenaje
rante 34 años. Las complicidades civiles, políticas e institucionales aportan el telón de fondo de un juicio que sienta las bases para una nueva lectura histórica sobre el pasado reciente de nuestro país.
04 · El juicio más grande [Audiencia 12 - 29/07/10]
UP1 y el Archivo Provincial de la Memoria realizaron actividades para incorporar el juicio al cotidiano cordobés. La UNC lo promovió institucionalmente y las organizaciones gremiales y estudiantiles asistieron a las audiencias.
05 · La calle es nuestra [07/08/10]
En la segunda semana de audiencias, algunos abogados solicitaron ubicarse cerca de sus defendidos, para comunicarse durante las audiencias. Tras este pedido, la sala fue nuevamente modificada. Se quitó el vidrio que los separaba, y los defensores se ubicaron rodeando a los imputados. También fue removida la fiscalía.
Los vecinos que concurrieron a la Plaza Rivadavia de barrio Alta Córdoba fueron parte de una colorida actividad, donde –entre otras cosas– se recordó a Diana Fidelman, que fue vecina del barrio. El médico imputado José Felipe Tavip, que también vivió en el barrio, fue denunciado públicamente en esa jornada, que además sirvió para concientizar.
Debido a la magnitud del juicio, se acondicionó espacialmente la sala de audiencias para que todas las partes trabajasen de manera adecuada. El área de imputados se amplió, extendiéndose el blindado. Por la cantidad de
Las organizaciones sociales y los organismos de Derechos Humanos llevaron el juicio a la sociedad en diferentes actividades públicas. Desde la entrada de tribunales hasta barrios populares, en plazas y universidades, las ma-
querellas y defensas, se incorporaron escritorios. El espacio para el público quedó reducido aunque se agregaron filas extras. Además, se incorporó una pizarra para que imputados y testigos pudieran usar en sus declaraciones.
nifestaciones culturales y artísticas recordaron las historias que atraviesan el juicio. Música, poesía y la obra artística que representa a las 31 víctimas fueron las expresiones culturales que celebraron la memoria.
Lunes 27 de diciembre de 2010
06 · Trascendencia [Audiencia 16 - 10/08/10]
07 · En el hall [Audiencia 17 - 11/08/10]
«[Los juicios] son la demostración de que la sociedad no se rompe, sino que se reintegra mucho más. Significan la reconciliación de las víctimas y la sociedad en general con la justicia, y el resarcimiento de las víctimas que durante muchos años, por las leyes de impunidad, no pudieron acceder a la justicia», dijo Baltasar Garzón al salir de una audiencia.
Largas colas para ingresar al recinto. Ex presos que fueron testigos, familiares y público en general debieron, en varias ocasiones, esperar para entrar a la sala. Mientras tanto, los reencuentros se sucedían en el hall de ingreso y las historias compartidas se recuperaban en medio de lágrimas y emoción.
La dimensión del proceso se plasmó en la presencia constante de figuras de renombre nacional e internacional. Entre las más destacadas: el juez español Baltasar Garzón; el secretario de Derechos Humanos de la Nación,
El hall de ingreso a la sala de audiencias fue un espacio de encuentros entre los principales protagonistas del juicio. Entre improvisadas charlas de café, era usual encontrar a los abogados de las diferentes querellas y defen-
Eduardo Luis Duhalde; el presidente de la Comisión Provincial por la Memoria de Buenos Aires, el abogado Hugo Cañón; el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y el teólogo tercermundista, Leonardo Boff.
08 · Malvenido [Audiencia 20 - 18/08/10]
sas intercambiando opiniones y poniendo en común impresiones sobre lo acontecido en cada jornada. El hall también fue el sitio donde los sobrevivientes exiliados en el exterior se reencontraron al venir a declarar.
09 · Derecho a defensa justa [Audiencia 27 - 02/09/10]
Frente a la confirmación de que se otorgaría al ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército el beneficio de la prisión domiciliaria por cuestiones de salud, por la tarde, los organismos de Derechos Humanos convocaron a una movilización repudiando la vuelta al barrio del malvenido vecino Luciano Benjamín Menéndez.
Los abogados defensores asumieron la difícil tarea de representar a los imputados con un gran caudal de pruebas en su contra. Durante las audiencias, los testigos complicaron aún más la situación procesal de los acusados, que se repartieron en porcentajes similares las defensas públicas y privadas.
Promediando el juicio, la justicia decidió otorgar al máximo represor cordobés la posibilidad de permanecer recluido en su hogar. Los organismos de DDHH junto a sectores sociales y políticos, manifestaron inmediatamente
El cuerpo de abogados defensores, integrado al inicio del juicio por 10 representantes privados y 4 del Ministerio Público, sufrió modificaciones con el transcurrir del proceso. Algunos desistieron de su tarea, mientras que en
su rechazo a la medida y exigieron, una vez más, juicio y castigo para los represores. En la misma línea, otros 9 imputados gozaban del beneficio de excarcelación, diversas y polémicas resoluciones judiciales.
10 · Voces que ocuparon su lugar [Audiencia 30 - 15/09/10]
otros casos los propios acusados optaron por cambiar su representación legal. Los abogados se abocaron a la defensa técnica y los imputados asumieron su propia defensa política, interviniendo para negar los hechos.
11 · Un dictador [Audiencia 31 - 16/09/10]
Durante las audiencias, las víctimas testimoniaron ante el tribunal, pero también les hablaron a los represores a la cara. Surgieron relatos que recordaron el dolor, el miedo, las torturas y las vejaciones que padecieron en la cárcel. Pero también anécdotas emotivas o cargadas de humor, que mostraron a las víctimas por su aspecto más humano.
Había decidido no hablar, pero no se contuvo. Cuando pidió el micrófono, sus crudas palabras demostraron su plena conciencia sobre lo actuado. Acusó de terroristas a los testigos y habló sobre las Fuerzas Armadas: «Que fuimos crueles, nadie lo dude. Sí, lo hicimos en el marco de la crueldad que impone toda guerra por su propia naturaleza».
Los tiempos cambian y la justicia abandona su posición indiferente y cómplice para dar a las víctimas del terrorismo de Estado las garantías constitucionales que no tuvieron años atrás. Los 110 testigos que se expresa-
Jorge Rafael Videla. Cabeza máxima de la represión institucionalizada en el país. Usurpó el cargo de Presidente de la Nación entre 1976 y 1981. Fue condenado a prisión perpetua en 1985, proceso que pasó a la historia
ron frente al tribunal configuraron un relato que fue la prueba principal para juzgar los hechos. Constituyen la voz viva de una historia que mantiene en la memoria la vida de los militantes populares asesinados.
como el Juicio a las Juntas. El indulto menemista le permitió moverse con la libertad renga que da la impunidad. 25 años después, el máximo responsable de la dictadura volvió a enfrentar a un tribunal de la democracia.
Lunes 27 de diciembre de 2010
LA SENTENCIA: LOS CONDENADOS Y LAS ABSOLUCIONES
Todos los imputados: Las fotografías corresponden al listado de abajo, y se ordenan de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. José Felipe Tavip no tiene foto.
MILITARES Jorge Rafael Videla: prisión perpetua Luciano Benjamín Menéndez: perpetua Vicente Meli: perpetua Carlos Mauricio Poncet: perpetua Jorge González Navarro: perpetua Raúl Eduardo Fierro: perpetua Gustavo Adolfo Alsina: perpetua Enrique Pedro Mones Ruiz: perpetua Miguel Ángel Pérez: perpetua
POLICÍAS Yamil Jabour: prisión perpetua Carlos Alfredo Yanicelli: perpetua Calixto Luis Flores: perpetua Alberto Luis Lucero: perpetua Miguel Ángel Gómez: perpetua Juan Eduardo Ramón Molina: perpetua Marcelo Luna: perpetua
CONDENAS MENORES Víctor Pino Cano (Militar): 12 años Emilio Juan Huber (M): 14 años Hermes Oscar Rodríguez (M): 12 años Carlos Hibar Pérez (M): 10 años Fernando Martín Rocha (Policía): 8 años Mirta Graciela Antón (P): 7 años José Eugenio San Julián (Gend.): 6 años
ABSUELTOS Osvaldo César Quiroga: absuelto Francisco Pablo D'Aloia: absuelto José Antonio Paredes: absuelto Ricardo Cayetano Rocha: absuelto Luis David Merlo: absuelto Gustavo Rodolfo Salgado: absuelto Luis Alberto Rodríguez: absuelto
APARTADO José Felipe Tavip: por razones de salud
A nuestros lectores Quienes hacemos este diario pertenecemos a organizaciones para las que la palabra empeñada, aun en tiempos de confusión como los que vivimos, tiene un valor irremplazable. El acuerdo de distribución que establecimos hace seis meses con La Mañana de Córdoba fue roto unilateralmente por los directivos de ese diario en las últimas semanas. Lo lamentamos y pedimos disculpas a nuestros lectores.
ANÁLISIS • LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE VIDELA Y MENÉNDEZ | Por Mirta Antonelli y Diego Tatián Profesores de la Facultad de Filosofía y Humanidades UNC
El asedio del mesianismo La mañana augura un día tórrido. A manera de umbral histórico, este denso 21 de diciembre enlaza la jornada en la que los imputados ejercen el derecho a la última palabra con el día de la sentencia. Tempus preliminar en el que algunas certezas sobre el presente y el pasado, construidas durante décadas por pacientes luchas y habitando un sentimiento ético de pertenencia a la comunidad de derechos humanos coexistirán, de manera inverosímil pero real, con toscas semánticas que escabullen la responsabilidad en el aniquilamiento y con el imaginario mesiánico que animó los crímenes que ahora se juzgan. Se inicia la audiencia. El ritual judicial se enmarca, a manera de acto de refundación, con quien fuera la cabeza –y el emblema– de la dictadura toda. La intervención de Videla establecerá mucho más que un orden secuencial. Contagiando al de los otros imputados, su discurso asumirá el valor asertivo y actual del presente indicativo, en el que el dictador y sus subordinados parecerán revivir el poder dispensador de vidas y muertes –como antes, como entonces, en ese pasado por cuyos crímenes son ahora requeridos y ajustados a derecho–. El relato omite desaparecidos, torturados y secuestrados; tormentos y vejámenes; apropiaciones de personas y violentas expropiaciones de libertades, derechos y futuros posibles. Ausentes los nombres singulares y los actos criminales cometidos, Videla hace escuchar, en primera persona, sin fisuras y sin quiebres, un trastocado performativo: «Lamento el dolor que deja toda guerra», a la que llama, citando a Santo Tomás, una guerra justa. Sin referencias a los crímenes cometidos y a su responsabilidad en ellos, el discurso deniega ser la “palabra última” de un imputado ante la justicia civil para usurpar el lugar del juzgador. Si en su Documento Final los militares habían reserva-
ARENGA. Los represores utilizaron su derecho a pronunciar unas últimas palabras en el juicio como oportunidad de actualizar su doctrina totalitaria.
do a la Historia el juicio postrero de los actos de servicio –y a la confesión ante dios el fuero íntimo de los partícipes en la guerra santa–, el imputado Videla, ex general del ejército, con su voz aún conminatoria, asumió ese lugar de enunciación: el de la Historia –o el del “preso político” que le habla a la Historia–. No sólo para dominar el pasado reciente no cancelado, sino para injuriar este presente político. Invirtiendo y travistiendo el persistente anhelo de justicia que lo condujo a la condena, desconociendo el marco normativo y el carácter legítimo y legal del juicio, Videla esparce su vaticinio amenazador, entre la sospecha extendida y la devaluación de la auctoritas social de la justicia. Desde el siniestro pasado que su relato evoca heroico, Videla avizora y repudia lo que considera un presente de oprobio en el que la guerra justa habría sido sucedida por el terrorismo judicial. En nombre de otros duelos, el de la sociedad republicana que hace luto por la República desaparecida, la matriz de la guerra cobra un nuevo sentido en su discurso. Inscrita ahora en las coordenadas de un poder transitorio detentado por quienes fueran el enemigo en
los años 70, incrustados entonces en el cuerpo del Che como principio exterminador y ahora ocupantes del poder político, el imputado advierte: dudo que esta guerra haya terminado. Si la guerra limpia devino guerra santa para exorcizar –exculpando a la corporación militar y policial– de los crímenes pasados, Videla ha pretendido colonizar el futuro como fuente autolegitimadora, y reivindica un combate que no ha cesado –siempre en nombre de dios y de la patria–. Sin embargo, la justicia es, por su veridicción y punición, liberadora del futuro. La fuerza del derecho que en este juicio prolonga y reconoce la paciencia de quienes fueron capaces de transitar tiempos aciagos con coraje cívico, a la vez permite (más aún, garantiza) y desmantela el relato del criminal. Las palabras (llamadas “últimas”) pronunciadas por los imputados según les concede la ley, formarían, si fuesen puestas unas junto a otras sin distinción de jerarquías, un relato miserable y cínico. Quienes arrastran el dolor desde hace años, con sapiencia, hicieron bien en no escucharlas dejando vacía la sala en la víspera de la sentencia.
ANÁLISIS • LO QUE DEJÓ LA SENTENCIA DEL JUICIO VIDELA
La condena: reconocimientos y polémicas El fallo del tribunal despertó ambiLas penas impuestas por las torturas guas sensaciones. La indudable alegría (en las dos causas) oscilaron entre los 7 y por haber condenado a prisión perpetua los 14 años. En general, las querellas las en cárcel común a más de la mitad de los consideraron escuetas ante la magnitud imputados se mezcló, en muchos famide los tormentos. liares de las víctimas, con la desilusión La resolución para el hecho denomipor las inesperadas absoluciones, ya que nado "XI", que contiene los asesinatos las pruebas se creían suficientes. de Hugo Vaca Narvaja, Higinio Toranzo y La sentencia deja 23 condenas y siete Gustavo De Breuil, generó gran indignaabsoluciones: Videla, Menéndez y los ción porque quedaron absueltos Quiroresponsables militares del Estado Mayor ga, DAloia y Pino Cano. Este es el único CONMOCIÓN. de la IV Brigada y de los regimientos invo- Familiares de Miguel Hugo Vaca Narvaja, hecho en que hubo un sobreviviente que lucrados fueron penados bajo la figura pudo declarar en el juicio, Eduardo De minutos después de oír la sentencia. de “autor mediato (determinador)” por Breuil, a quien obligaron a ver los cuerlos vocales Lascano y Pérez Villalobo, y “coautor mediato” por el pre- pos de sus compañeros fusilados y luego retornar al penal. Además, sidente del tribunal Díaz Gavier. se cuenta con el documento firmado con el que Quiroga retiró a los Después de 25 años, Videla volvió a ser condenado luego del Juicio presos del penal, previo al fusilamiento. «Vamos a esperar los fundaa las Juntas. Pasaron 9.144 días entre el dictamen de la cámara fede- mentos de la sentencia y posiblemente vamos a apelar en la Cámara ral porteña y el final de este proceso en Córdoba. Videla cumplió sus de Casación esta parte de la sentencia», dijo el abogado querellante 85 años en Bouwer y desde la noche de la condena sigue encarcelado Hugo Vaca Narvaja (h). en las instalaciones del penal de Campo de Mayo, en Buenos Aires. En términos generales, el querellante Martín Fresneda se refirió a El veredicto concluye con el juicio por delitos de Lesa Humanidad las absoluciones como una demostración de que no se trata de “una con más imputados desde la vuelta de la democracia, y dejó acredita- cacería de brujas”. En juicios tan complejos, realizados 30 años desdas las muertes de los presos políticos: fueron fusilamientos llevados pués, es difícil encontrar pruebas firmes y, para condenar a alguien, a cabo por hombres del Ejército y de la Policía de Córdoba. También es necesario que no haya dudas. De este modo, las absoluciones «lelos tormentos que sufrían los detenidos en la UP1 junto a los seis poli- gitiman estos procesos en donde los imputados tienen todas las gacías detenidos por los miembros del D2 en la causa “Gontero”. rantías de juicios trasparentes e históricos», sostuvo Fresneda.
Lunes 27 de diciembre de 2010 ENTREVISTA • DOS ABOGADOS QUE ASISTIERON A LOS IMPUTADOS | Por Martín Notarfrancesco
La visión de la Defensa Nadie acertaría si quisiera adivinar la ocupación de Natalia Bazán. Espontánea, de bajo perfil y con un prolijo look informal. Esta riojana de 35 años, que estudió en la Universidad pública, debutó como defensora oficial asistiendo a Jorge Rafael Videla. Reconoce que su ‘cliente’ implementó un plan ilegal y funda su estrategia en la inseguridad jurídica que, a su entender, estos juicios provocan al volver sobre una “cosa juzgada”. Julio Deheza es un prestigioso abogado penalista de Córdoba. Defendió a dos mandos medios del Ejército durante los años de la dictadura: Juan Emilio Huber y Víctor Pino Cano. Reconoce la existencia del terrorismo de Estado y condena la desaparición de personas. Dice que nunca más agarraría una de estas causas. NATALIA BAZÁN Será Justicia: ¿Se respetó la garantía procesal? Natalia Bazán: Sí, en cierta medida. Estoy conforme con que las garantías básicas se hayan respetado, y las que no, se pusieron de manifiesto en los alegatos. SJ: Los testimonios, ¿te afectaron personalmente? NB: El objetivo es la defensa técnica. Hay que hacer una barrera entre lo que se escucha y lo que hace falta. Desde lo personal, sin duda que escuchamos testimonios muy duros. Eso puede conmover a cualquiera. SJ: En tu alegato reconociste que hubo un plan ilegal de represión sistemática. NB: Sí, esto es así. Además, Videla asumió su responsabilidad castrense en la audiencia. Jamás negó la existencia de ese plan y esto me servía para mi planteo de la “cosa juzgada”, lo di como un hecho cierto porque mi propio defendido lo acredita. SJ: ¿Es difícil encontrar límites éticos para la defensa de estos imputados? NB: Si uno tiene claro lo que es la defensa técnica, no hay ninguna contaminación. Hay un buen equipo en la Defensoría Pública de la Nación. En estos juicios hay una cuestión en que se puede llegar a mezclar lo ideológico y lo político. Pero en mi caso, donde los imputados no eligieron un abogado de confianza, sino uno que provee el Estado, esto tiene solamente la función de decir que a estas personas se les respetan las garantías en el juicio. SJ: En tu familia, ¿qué se dice de la dictadura? NB: En mi familia nadie milita, siempre estuvimos al margen de la política. En la mesa no se habla de política. Pero por supuesto que todos hemos escuchado el relato
LA JUSTICIA, AL BANQUILLO
La causa de los magistrados El Juicio Videla ventiló las responsabilidades judiciales en los fusilamientos de los presos. Mientras eso pasaba, en tribunales se vivía con inquietud el avance de la investigación que realiza el juez riojano Daniel Herrera Piedrabuena en una causa denominada “De los magistrados”. Se trata de un desglose de la causa “UP1”, donde se establece que los funcionarios judiciales cometieron delitos de Lesa Humanidad por no haber investigado las torturas denunciadas por los detenidos políticos. La denuncia fue promovida por Miguel Ceballos y Rubén Arroyo, y por el fiscal Gustavo Vidal Lascano. Tiene como imputados al ex juez Miguel Ángel Puga y a los ex fiscales Alí Falud Alí y Antonio Cornejo, acusados de "haber omitido promover la averiguación de los crímenes de presos políticos" detenidos en la UP1. Los denunciantes pidieron ampliar las imputaciones tras los testimonios en el juicio Videla, pero, hasta el momento, no se les ha dado lugar. De la causa se apartaron los fiscales Graciela López de Filoñuk y Enrique Senestrari por “amistad con los imputados”.
JULIO DEHEZA. El abogado defensor de Víctor Pino Cano y Emilio Huber, en su estudio jurídico.
de alguna persona que le ha tocado vivir una situación de este tipo. No hemos sido ajenos. SJ: ¿Cómo le explicarías a un joven la dictadura? NB: Que un grupo de militares tomó el poder de una forma por la que hoy están siendo juzgados, y que murieron muchas personas, de ambos lados. SJ: Estos juicios, ¿le hacen bien o mal a la Nación? NB: Creo que eran necesarios para las víctimas. Creo que hacen bien al Estado de Derecho y que se les están dando a las personas imputadas todas las garantías. Pero hay un costo alto en determinados valores, como el de la inseguridad jurídica. SJ: Si fueses defensora particular, ¿defenderías a este tipo de acusados? NB: Yo nunca sería defensora particular porque tiene una relación mercantilista, y no podría hacerlo. Me gusta esta función igualitaria, poner tu servicio para todo el mundo. Tengo un compromiso para dar todo de mi trabajo a todos, y tengo mi sueldo. Lo único que tengo que hacer es poner mi esfuerzo para quien lo necesite. SJ: Pero ¿tenés límites en cuanto al perfil de imputado que te toque defender? NB: Hasta el momento, no. Si me afectara en lo emocional, lo vería. Este fue mi primer juicio, siento que me falta mucho camino. No sé hasta donde podré ponerme esa coraza que uno se pone en la audiencia. SJ: ¿Crees que Videla puede re-socializarse? NB: La actitud que ha mostrado ha sido coherente en
todo este tiempo. Él sustenta la misma posición que tomó en el 76. Yo pongo en duda que una persona a los 85 años modifique una posición que siempre sostuvo. JULIO DEHEZA Será Justicia: ¿Por qué asumiste este caso? Julio Deheza: Fue una decisión difícil. Yo sé que por esta defensa, si el día de mañana tuviera que concursar un cargo, seré estigmatizado. Pero lo cobramos bien, al estudio le sirvió y yo me fijo en eso. SJ: Y desde lo personal, ¿qué balance te queda? JD: El juicio fue tenso. Yo conozco de juicios complicados, pero en ninguno tuvimos tantos testigos relatando tragedias. Eso en algún momento afecta, te cansa el alma. SJ: ¿Cómo te atravesó esta historia? JD: Yo soy un conservador asumido, pero soy una persona muy abierta. La historia se está escribiendo. El mundo condena estos hechos. No es que nosotros estamos locos haciendo estos juicios. SJ: ¿Cómo le explicarías a tu hijo el 24 de marzo? JD: Yo le digo que fue muy trágico, esta gente se equivocó cuando quiso manifestar su mal sentimiento hacia los gobiernos militares. Pretendieron hacerlo de un modo que no era el adecuado, como la militancia armada, pero se debió haber combatido de otro modo. El Estado nunca se puede declarar incapaz ni reconocerse como tal, por más que lo sea. SJ: ¿Creés que la dictadura reprimió la ‘violencia’ con otro propósito, vinculado a un proyecto de país? JD: Sí, claro. La timba financiera lo destruyó. Hubo pésimas políticas económicas porque en dictadura vos implementás lo que querés. SJ: ¿Y los desaparecidos? JD: Ese tema es terrible. Es insuperable. No debe haber dolor más grande para un padre que enterrar a su hijo, pero ni siquiera poder enterrarlo, es terrible. No tiene perdón de Dios. Yo siempre pensé que alguien se iba a arrepentir y decir donde están. SJ: ¿Qué aprendizaje te deja el juicio? JD: Que la solución política de la dictadura fue equivocada, totalmente errada. Quizá se podría haber diseñado algo más sano. SJ: ¿Volverías a ser defensor en otro juicio de estos? JD: Yo no vuelvo a entrar nunca más a un juicio así. SJ: ¿Por qué? JD: Antieconómico, en primer lugar. Y estos juicios te dejan agotado. Fue una experiencia, pero ya está.
OPINIÓN • LA PRENSA Y SU COBERTURA DE LOS JUICIOS POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD Por Lucía Galará
El juicio de los medios
La elección de los medios sobre qué se noticias Telam y PrensaRed. publica y qué no y la manera en que se Los medios de comunicación tienen el decide cómo contar los hechos en ninpoder de imponer agenda. Dicho de otro gún caso remite a una decisión ingenua modo, de imponer de qué habla la socieo inocente. El modo de narrar los sucedad y a qué le presta atención. La libersos implica un posicionamiento ideolótad de prensa no significa la mentira desgico por parte del redactor, que responcarada. La deliberada desinformación de, en casi todos los casos, a la línea edique transmiten responde a los intereses torial del medio. Las diferentes cobertude los grandes grupos de poder econóras mediáticas que se le dieron al juicio mico y político, que tratan de mantener Videla dan cuenta de ello. el silencio que supo imponer el terrorisAlgunos medios, como La Voz del Intemo de Estado para evitar dar explicacioFLASHES. rior, decidieron asistir esporádicamente nes sobre su accionar durante la última Decenas de medios cubrieron la sentencia del juicio. a las audiencias y sólo noticiar hechos dictadura cívico-militar, impidiendo un del juicio en los que participaban personajes célebres, como la visita debate sano sobre el pasado, un análisis que nos permita crecer code Baltasar Garzón, el testimonio de Charlie Moore, las declaraciones mo sociedad para construir un futuro con Memoria, Verdad y Justicia. de los acusados o episodios circunstanciales que no hacían al objeto No es casualidad que la mayoría de los medios que reflejaron lo del juicio, dándole un carácter circense y alejándose de lo esencial: el que sucedía en Tribunales Federales sean los medios públicos. Los desarrollo en Córdoba del juicio más grande en cantidad de imputa- otros pertenecen a grandes grupos empresariales cómplices de la dicdos y uno de los más relevantes, que ventilaba las complicidades civi- tadura, quienes se limitaron a reproducir los comunicados emitidos les al tratarse de víctimas fusiladas estando detenidas legalmente. por las Fuerzas Armadas y que hicieron campaña en contra de las MaOtros, en cambio, optaron por estar siempre presentes y visibilizar dres de Plaza de Mayo cuando buscaban a sus hijos desaparecidos. los relatos desgarradores de las víctimas y, a través de ellos, contar la Estos grupos no fueron cómplices sólo por razones ideológicas, sino verdadera historia sobre cómo se vivía en la Córdoba de la dictadura. que muchos se enriquecieron excesivamente a costa de la vida de miAdemás, pusieron especial énfasis en contar quiénes eran los fusila- les de argentinos. dos, llenando de anécdotas y contenido a esos nombres y fotos. Es el Es hora de que la prensa haga su mea culpa para que Nunca Más la caso, por ejemplo, de los SRT, de Cónclave Político y de las agencias de profesión esté bajo el yugo de intereses económicos de unos pocos.
Lunes 27 de diciembre de 2010 ENTREVISTA • JAIME DÍAZ GAVIER, EL JUEZ FEDERAL CORDOBÉS QUE CONDENÓ A PRISIÓN PERPETUA EN CÁRCEL COMÚN A VIDELA Por Sebastián Puechagut
«La justicia debe ser investigada» En una extensa charla, el presidente del tribunal abordó los puntos polémicos de la sentencia y proyectó el posible devenir de las causas por delitos de Lesa Humanidad en
El día después de un proceso que se extendió medio año seguramente fue, para todos los que convivieron en la sala de audiencias, un momento de reflexión y balance. El dictamen final liberó tensiones y abrió una etapa de calma relativa, de aflojar un poco el ritmo. Jaime Díaz Gavier, presidente del tribunal, no es la excepción. Recibió al equipo de Será Justicia en su amplio despacho del noveno piso de la Torre. Se lo notó relajado y atento, dispuesto a debatir los pormenores de la sentencia, conciente de que había entrado en la historia de Córdoba luego de condenar a prisión perpetua a Jorge Rafael Videla. El dictador ya había pasado su primera noche en la celda 5 del pabellón C del la Unidad Penal 34, ubicada en Campo de Mayo, cuando esa mañana del jueves 23 de diciembre comenzamos esta entrevista. TRES AL HILO SJ: Este fue su tercer juicio en Córdoba, el más largo, ¿en qué se diferenció de los anteriores? JDG: Tuvo la particularidad de la cantidad de víctimas. Y un rasgo distintivo fue la calidad de los acusados, en el sentido de la jerarquía de los cargos que habían detentado en la dictadura. SJ: El clima de la sala de audiencia, ¿se vivió diferente? JDG: Yo no diría que haya habido diferencias sustanciales. Era más numeroso el público porque había más víctimas y parientes de víctimas. Incluso más parientes de imputados. En cuanto al orden, todo se ha mantenido muy bien. Destaco la actitud de quienes fueron víctimas o son familiares de esas víctimas, que ciertamente se sienten ofendidos y, no obstante eso, mantuvieron, salvo un episodio menor y
aislado, una actitud de respeto hacia la justicia. Porque en realidad, quien grita o se desespera cree que no hay otro remedio para restaurar o restablecer su derecho. Me parece que esa actitud de cordura es una expresión de fe, de esperanza en que la justicia esté actuando y que a través de ese medio, democrático y legítimo, se va a restablecer el orden jurídico alterado. CONTROVERSIAS SJ: Algún punto de la sentencia fue polémico, sobre todo para familiares de las víctimas. ¿Por qué absolvió a Quiroga? JDG: Es un problema de valoración de los indicios sobre la responsabilidad de Quiroga en el episodio del homicidio de Vaca Narvaja, Toranzo y De Breuil. Si esas pruebas no llevan al ánimo del juzgador a un estado de certeza, si no acreditan absolutamente un hecho de manera tal que no pudo haber ocurrido de otra manera que así como uno concluye que ha sido, si se abre alguna posibilidad de interpretación diferente, el juez tiene la obligación legal de absolver. SJ: Muchos opinan que las pruebas eran suficientes… JDG: El tribunal, por unanimidad, consideró que no alcanzaba esa prueba. Esos indicios parecían en principio indicar la responsabilidad de Quiroga, pero admitían otras posibilidades. Quiero decir que quizás hay una errónea interpretación, porque la muerte de estas tres personas no ha quedado impune. De ese episodio han sido condenados a prisión perpetua: Videla, Menéndez, Meli, González Navarro, Poncet y Fierro. El hecho no ha quedado impune y ha quedado acreditado, no hay dudas sobre eso. Fueron asesinados ese día en algún lugar relativamente próximo
Córdoba. También apuntó a la institución judicial y se mostró comprensivo con los condenados. Sus ideas, sus referentes históricos. Díaz Gavier a fondo.
y fue exhibido el cuerpo a unos de los hermanos de las víctimas. Pero no podemos decir quién los mató. Tampoco sabemos si Quiroga no los dejó antes, ni podemos asegurar que supiera cuál era el destino que iban a tener los detenidos. SJ: Cuando no termina de cerrarse la historia, como el caso de Villada también ¿resulta frustrante para el tribunal? JDG: Justamente, por ese caso absolvimos a todos esos imputados que acabo de nombrar que tenían atribuido ese hecho, porque no teníamos la más remota idea de qué se trata. No la tuvo nunca la justicia. Apareció un muerto que tenía ese nombre, que muchos días después los deudos lo reclamaron, nunca nadie supo en qué circunstancia murió ni de dónde venía. Un caso absolutamente misterioso. SJ: A lo largo del proceso, la institución judicial se vio cuestionada ¿No hubo una especie de protección corporativa sobre miembros de la justicia? JDG: Las graves acusaciones que se hicieron respecto a la actuación de jueces, funcionarios y miembros del ministerio Público deben ser investigadas, y se está haciendo. Esas denuncias han sido remitidas ante el juez y el fiscal que están investigando. Hay una causa abierta que tendrá que cumplir con su proceso legal y reunir la prueba. El juez Herrera Piedrabuena decidirá si esa prueba amerita o constituye un caso para ser juzgado. Desde ya le digo que si le toca a este tribunal, me encargaré de llevarlo adelante. Pero era el momento de pronunciarse sobre eso, porque no era objeto del juicio. Acá no venían acusados ni jueces, ni fiscales, ni secretarios, ni Primatesta, ni miembros de otras instituciones que tuvieron algún compromiso con
los episodios que ocurrieron durante la dictadura. SJ: ¿Qué efectos tienen estos juicios en la justicia, una institución que ha sido indicada como corrupta? JDG: Creo que toda la sociedad argentina, y por cierto también la justicia, tiene que pensar seriamente qué pasó en esos años. Todavía subsisten, no se puede desconocer, importantes sectores sociales con sentimientos de autoritarismo, de prepotencia social, que no condenan estos episodios que hoy juzgamos. Esa parte de la sociedad argentina quizás en aquel momento era mayoritaria. Hoy tengo la esperanza de que no sea así. EN LA HISTORIA SJ: Queda mucho camino por delante, ¿siente algún desgaste? JDG: No me falta fuerza física ni intelectual y es un tema que me interesa, que me compromete. Lo que pasa es que a mí me ha tocado juzgar las tres causas que ha habido en Córdoba y seguramente las que vienen. Tengo ganas de seguir haciéndolo, pero en estos momentos estoy realmente fatigado, no por la tensión de un día u otro, sino por una acumulación. SJ: ¿Alguna vez pensó que sería el juez que condenara a Videla? JDG: Cuando asumí en 1993, estas causas estaban en pleno ‘achatamiento’, por decirlo de alguna manera. No parecía que fuera a haber juzgamiento. Pero siempre tuve la esperanza de que se pudieran juzgar estos hechos porque es la única manera de restablecer una paz social. SJ: ¿Qué estrategia tiene el juez para 'desenchufarse' de tanta tensión? JDG: Esto ya es un oficio. Hay que compadecer al que ha sufrido, incluido el que
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está acusado. Merece respeto aunque esté acusado de los delitos más graves. Pero uno como profesional tiene que disociar la sensibilidad humana de su deber de juzgar con la más absoluta imparcialidad, sin dejarse llevar por emotividades. SJ: ¿Cómo ve la opinión pública? ¿Teme que haya un impacto decreciente? JDG: La reiteración de una temática sometida a juicio, como la reiteración de cualquier cosa, va produciendo un efecto decreciente. Pero nadie, ni los organismos de Derechos Humanos que están luchando por esto, ni la justicia que debe resolver este conflicto, ni la sociedad, debemos dejar arrastrarnos por una suerte de fatiga, casi podría decir de aburrimiento, porque finalmente se está juzgando una misma problemática. En todo caso, corresponde a la justicia hacer la menor cantidad de juicios posibles, en la medida en que sea posible unificar causas. SJ: ¿Es viable? JDG: A la causa de La Perla, que ya ha sido elevada a este tribunal, se han agregado otras causas. Por lo pronto, el año
“El asesinato de Vaca Narvaja, Toranzo y De Breuil no ha quedado impune. De ese episodio han sido condenados a prisión perpetua: Videla, Menéndez, Meli, González Navarro, Poncet y Fierro. El hecho ha quedado acreditado, no hay dudas sobre eso”. que viene tenemos esta causa y otra más, y posiblemente antes de mediados de año podamos comenzar, pero Menéndez tiene turno en otras provincias… Es posible el desglose, un mecanismo que se ha implementado en Mendoza, a petición de las partes. Se sacó a Menéndez para poder juzgar a otros responsables y otros hechos. Es todo parte de un conjunto de dificultades que no siempre permiten llevar las cosas con la celeridad con que uno querría.
EL OJO AVIZOR SJ: Usted mira a los imputados a los ojos cuando les dicta su condena. ¿Por qué establece esa conexión visual? JDG: Es cierto que lo hago. Lo he hecho siempre, como una expresión de respeto a una persona sobre quien estoy decidiendo en algo tan sagrado como es su libertad. Lo miro a los ojos porque este es mi deber y quiero que él sepa que lo hago con toda mi preocupación. Quiero contrapo-
nerlo con lo que sería una actitud de indiferencia. Yo estoy consciente de la gravedad de la medida que estoy tomando. SJ: Algunos no devolvían esa mirada. JDG: Es su derecho. Cada persona reacciona distinto en momentos críticos. Quien recibe una condena debe estar estremeciéndose. En este caso y en todos, la expresión es de angustia. SJ: ¿Podría mencionar algún prócer o referente con el que se identifique? JDG: San Martín ha sido una figura histórica conmovedora en su significación. Belgrano también, por su condición de abogado que tuvo que empuñar armas vestido con un traje raído de general, pero jugándose la vida por ideales de libertad que entonces eran ciertos. Alberdi es un genio jurídico, sentó las bases de nuestra organización y admiro su capacidad intelectual… En el siglo XX, figuras como la de Yrigoyen, y sobre todo la de Perón, han signado a la Argentina. Al punto que no podríamos imaginarla sin el peronismo. Para bien o en algunas cosas para mal, Argentina es otra desde entonces. Somos eso.
MIRADAS • EL CONCEPTO DE MEMORIA EN LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO DE DERECHOS HUMANOS Por Lila Pastoriza
La memoria en acción En nuestro país, aunque el movimiento de Derechos Humanos recién incorporó explícitamente la demanda de memoria en 1995, ya era una bandera cuando, desde los inicios, los familiares de las víctimas enfrentaban la estrategia de olvido implementada por las Fuerzas Armadas. El ejercicio de la memoria comenzó con las luchas y persiste, en distintos grados de desarrollo y complejidad, hasta el presente. Durante la época más dura, sostuvo los reclamos de verdad y justicia generados por la resistencia a la dictadura. En tiempos de la Conadep y del Juicio a las Juntas Militares, nutrió los cientos de testimonios que dieron visibilidad social a crímenes aberrantes que ya nadie podría ignorar, incentivando la memoria colectiva y el debate en la sociedad. Con todo, fue durante la etapa de la impunidad –la de búsqueda de caminos alternativos, la de los Juicios por la Verdad– cuando estas acciones se profundizaron y expandieron a otros actores. El riguroso trabajo de memoria emprendido por los sobrevivientes de los centros clandestinos junto a ex militantes y organismos de Derechos Humanos tuvo efectos de peso: contribuyó a la elaboración de listas de represores y aportó testimonios y elementos de prueba para los juicios iniciados en el exterior; además, se expresó en múltiples producciones de carácter público que incluyeron investigaciones e historias de vida de los desaparecidos con la participación de estudiantes, docentes, compañeros de trabajo y vecinos de las víctimas. La ola de memoria que se produjo a los 20 años del golpe de 1976 mostró la incorporación de nuevos sectores sociales y generacionales, expresada en la activa participación de la CTA y el surgimiento de la agrupación H.I.J.O.S. Fue entonces que la memoria rescató la identidad política de los desaparecidos –“delincuentes subversivos” en el discurso militar; “víctimas inocentes del terrorismo”, durante la transición–, a la vez que les restituyó su entorno político y la sociedad movilizada de su época, que el discurso antisubversivo borró de la historia previa y cuyo disciplinamiento constituyó un objetivo central del terror estatal. Hacia el fin de la década del 90, el trabajo de memoria comenzó a plantearse la necesidad de instituir lugares específicos para preservarla. Se registraron las primeras iniciativas de construcción de memoria que implicaban la participación conjunta de organismos de la sociedad civil y el Estado, iniciativas que luego derivarían en la implementación de políticas públi-
cas de memoria a nivel local (como el Parque de la Memoria y el Instituto Espacio para la Memoria en la ciudad de Buenos Aires, la Comisión Provincial por la Memoria en La Plata, el Museo de la Memoria en Rosario, la Casa de la Memoria y de la Vida en el municipio de Morón del Gran Buenos Aires y la puesta en funcionamiento de la Comisión Provincial de la Memoria en Córdoba). En este período, la participación en acciones de memoria se extendió notoriamente (a profesionales, académicos, legisladores y funcionarios, también agrupamientos barriales) y se abrieron nuevos debates: los referidos al reconocimiento de la pluralidad de las memorias públicas y lo propio del “planteo crítico sobre la memoria” (qué recordar, cómo hacerlo, desde dónde y con qué fin), que coexistieron con importantes y paulatinos avances en el terreno de la Justicia para poner fin a las leyes de impunidad. Ese era, desde una mirada rápida, el cuadro observable hace poco menos de siete años, momento en que el trabajo de memoria sobre nuestro pasado reciente tuvo su punto de inflexión: el 24 de marzo de 2004, cuando el ex presidente Néstor Kirchner anunció que las instalaciones de la ESMA serían transformadas en Museo de la Memoria. Aquel recordar ince-
Periodista. Coordinadora de Relaciones Institucionales del Ente Público para la Memoria y los Derechos Humanos que funciona en la ex ESMA
sante y tenaz que se afianzaba firmemente, pasó a instalarse con un rol fundante en el nuevo escenario político y social. «Queridas Madres, Abuelas, Hijos: cuando veía recién las manos, cuando cantaban el himno, veía los brazos de mis compañeros, de la generación que creyó y sigue creyendo –los que quedamos– que este país se puede cambiar», dijo Kirchner aquel día y enfatizó: «Aquella bandera y aquel corazón que alumbramos de una Argentina diferente con todos y para todos, va a ser nuestra guía y también la bandera de la justicia y de la lucha contra la impunidad». Tras el abismo de 2001, con su carga de frustración y escepticismo hacia una democracia vaciada de contenido, se abría una etapa que, legitimada en el discurso de los Derechos Humanos, buscaba recuperar la credibilidad y la ética pública a través de la justicia, en tanto reivindicaba a la generación militante y su lucha por una sociedad igualitaria. En el acto de 2004, y en otros actos de alto valor simbólico y fuerte impacto en la sociedad, se fue perfilando a nivel nacional una política pública de memoria que funcionaría de ahí en adelante como sustento y partícipe activa de un proyecto de transformación del país. En este marco, se desarrollan estrategias de construcción de memoria colectiva como –entre otras– los Espacio para la Memoria y Derechos Humanos que se construyen en ex centros clandestinos como la Esma y La Perla. Las políticas públicas de memoria afrontan nuevos desafíos. El Estado debe garantizar que la sociedad acceda a la memoria del pasado y a elementos que ayuden a entenderlo. Debe aportar los recursos para sostener esta política, abrir lugares y acciones de memoria a la sociedad, y garantizar los mecanismos que estimulen y sostengan la discusión y la participación más amplia. Hoy sigue siendo imperioso ampliar y desplegar un debate que en buena medida aún permanece circunscripto a personas y organismos particularmente motivados. Si es cierto que, como afirma Nelly Richards, la memoria es un campo de fuerzas y resistencias, de disputas de comprensión y de pugnas ideológico-discursivas, que impiden que el pasado se aquiete definitivamente bajo una única versión tranquilizadora y neutralizadora, las políticas de memoria deben ayudar a pensar y a entender, a potenciar la reflexión y la creatividad, a estimular el trabajo de memoria que intranquilice, que incomode, que genere cuestionamientos y participación.
Lunes 27 de diciembre de 2010
EN BOCA DE TODOS Luis Urquiza Ex preso y querellante: Ahora que mis torturadores están presos, estoy pensando en volver a la Argentina, un país diferente al del pasado. Volver con mis hijas fue hermoso. Ellas son víctimas, nos tuvimos que ir del país y si no fuera por la falta de voluntad política de aquel entonces, ellas vivirían aquí. Hoy termina una pesadilla de años, que se agravó cuando tuve que exiliarme en democracia. En el juicio se vieron las complicidades civiles, como de la clase política, de hombres como Mestre y Aguad, que hoy es miembro del Consejo de la Magistratura. No debería estar allí.
Carlos Gonella Fiscal Federal: Este proceso puede generar un quiebre en la Justicia Federal. Es la expectativa que tengo como fiscal. Aquí se ventilaron complicidades civiles con este genocidio político. Que pueda haber una autocrítica del rol que cumplieron nuestros pares de la justicia, de los que me avergüenzo, es algo urgente. Espero que eso se analice en los fundamentos de la sentencia.
Carlos Vicente Viceintendente de Cba.: Juzgar a Videla y otros represores es un paso adelante en el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Son procesos que dejan marcas y enseñanzas profundas en la sociedad. Una de ellas es la activa colaboración de sectores civiles con la dictadura. Creo que todos salimos diferentes de este juicio.
Camilo Serra Di Lollo Estudiante - La Bisagra: A pesar de no haber vivido los 70, para nosotros militancia y compromiso son factores comunes entre dos generaciones. A nosotros nos tocó resistir los indultos y la fiesta menemista. Los compañeros de ayer, que lucharon por una patria justa y soberana dejando su vida en eso, son nuestros modelos a seguir. Sin embargo hay que avanzar en materia de Derechos Humanos. Los episodios de represión en Villa Soldati y Formosa son los ejemplos más cercanos.
Miguel Apontes Ctro. Miguel Ángel Mozé: Mozé es un faro, una referencia de lucha y entrega. Intentamos trasladar eso a las nuevas generaciones, con formación política y pasión por la militancia. Los Derechos Humanos no se agotan entre 1976 y 1983. La dictadura fue también un proyecto político que incluye a las grandes corporaciones y a la sociedad civil.
Stella Grafeuille Familiares Córdoba: La impresión que me deja este juicio es dolorosa. No entiendo cómo los militares siguen mintiendo y justificando el horror. Por suerte, la búsqueda de justicia por nuestros compañeros ha llegado. Ellos gozan hoy de un juicio justo que nuestros compañeros no tuvieron y eso es reivindicar la memoria. Desde Familiares, seguiremos en la lucha porque los Derechos Humanos no se agotan con estos juicios.
Guillermo Dragotto Abogado defensor de Jorge González Navarro: Es la primera vez que participo en estos juicios como defensor privado. Me contrataron para la defensa técnica sin cuestiones ideológicas de por medio. Creo que el proceso fue normal, más allá de los planteos de algunos abogados. Las garantías constitucionales se han respetado y eso es un paso. Este juicio reviste una complejidad que está atada a cuestiones ideológicas y el dolor está de ambos lados: el dolor de los familiares de las víctimas y el de los familiares de los imputados.
OPINIONES • LA SENTENCIA Y LOS JUICIOS POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD
Reparaciones Por Marta Dillon Periodista, escritora y directora del suplemento femenino Las/12, del diario Página/12
Mientras escuchamos la sentencia rodeadas del calor bochornoso de Buenos Aires, mi hija mayor me toma la mano, me acomoda el pelo, se caga olímpicamente en el sudor que hace de todo y de todos un pegote, y me abraza. Esta tarde de miércoles se transforma en trascendente de inmediato. No soy capaz de describir el tamaño de la injusticia que empieza a repararse ahora que Videla será “trasladado de inmediato a un establecimiento penitenciario federal” hasta que el tiempo transforme en nada sus ojos de chacal. Puedo decir, en cambio, cuánto me alivian los gestos de consuelo de mi hija: porque a ella le tuve que mentir alguna vez para que pudiera seguir jugando sin miedo. Porque ella creció en estos últimos veinte años en que la impunidad nos pegó en la cara como viento helado, y era capaz de advertir esas heridas con mucha más sensibilidad que los adultos que la rodeábamos. «¿Qué va a pasar cuando vuelvan los militares?», preguntaba con su voz infantil de 8 años cuando se cumplían 20 desde que se instaló la dictadura. “No van a volver, no van a volver”, repetía yo convencida. Pero ella insistía después de haber sido testigo de alguna asamblea de H.I.J.O.S: «¿Por qué no van a volver si no tienen juicio y castigo? ¿Qué vamos a hacer cuando vuelvan?». «No van a volver», pero si vuelven, tuve que mentir: «nos vamos a ir lo más lejos que podamos». Ella entendía de la manera más llana posible de qué se trata la impunidad. Como lo entendemos todos, claro, ahora que hay que sumar la desaparición de Julio López a la lista de nuestros padres y madres, a la de los hermanos que todavía no recuperaron su identidad; ahora que también hay que contar entre las víctimas a la testigo Silvia Suppo.
Esto es nuestro Por Liliana Felipe Pianista, cantante, y compositora oriunda de Villa María, Córdoba. La última dictadura militar la llevó al exilio en México, allí se radicó y vive hoy. Su hermana y su cuñado, víctimas del terrorismo de Estado, aún continúan desaparecidos.
De ese miedo infantil que los adultos no podemos permitirnos se trata o se trataba la impunidad. Un disloque que así enunciado –tantos presos por robar gallinas y los asesinos sueltos– no dice todo el horror que guarda. La condena a Videla, a Menéndez, a los 85 represores que han sido encarcelados este año y los 166 procesos en curso no son suficientes para volver las cosas a su lugar, pero de alguna manera reparan, cosen con un hilo de paciencia y de lucha las profundas heridas de nuestros corazones, se instalan en la conciencia colectiva como lo que debe ser y salvan a las generaciones que están creciendo de esa esquizofrenia que significó para muchos la posibilidad de encontrarse en la calle, tan fresco y tan tranquilo, a quien ejecutó u ordenó la masacre de miles. El día después de las condenas a un puñado de asesinos y torturadores –entre ellos el comandante en jefe de los ejércitos de la muerte–, tiene la forma de una cicatriz, la de una herida amorosamente sanada por la mano de mi hija, ya adulta, en ese gesto de consuelo que tanto me hubiera gustado brindarle a mi madre asesinada. Y por el abrazo simbólico de todos y todas los que festejamos que la justicia haya extendido su largo brazo –tan frío para algunos, tan cálido para nosotros– guiado por la persistencia y la necesidad de continuar en el camino que, todavía y por mucho tiempo, seguiremos andando.
Ahí arriba sentí que había cosas que no podía cantar. Sentí que había canciones que no tenía, que podría haber tenido pero no las tenía. Traté de no pensar mucho dónde estaba porque si no, no hubiera podido. No es fácil estar en este sitio y cantar. La justicia hace bien, sana, rejuvenece, permite crecer y permite poner cimientos duraderos. En ese terreno, Argentina es un ejemplo. Creo que es un ejemplo no fácilmente contagiable a otros países, porque no hay otros países que estén haciendo eso, ni Brasil, ni Chile, ni Paraguay, ni México, ni Perú. Siento que la Operación Cóndor llegó a todos. A lo mejor tardíamente, pero “refugiada” en México, ahí seguía la gente… los tipo trabajando impunemente. Venimos a nutrirnos para que se nos contagie un poco la alegría que están viviendo ustedes. Tienen motivos, hay cosas muy rescatables y muy maravillosas. México en este momento es el hoyo negro del crimen. Tenemos un gobierno de derecha de una ineptitud absoluta. Tenemos 1000 muertos en 4 años, de una crueldad infinita. Nos vamos contagiadas y pensando que si bien es un poco lento, aquí se ha dado un cambio. Es importante pensar eso. Nos llevamos un corazoncito nuevo al pensar que aquí algo ha ocurrido y para mucho.
Buscarte
Letra de una canción compuesta por Liliana Felipe dedicada a su hermana Esther
Pasado, presente y futuro Por Marcos Cittadini
republicanismo al considerar que resistía el “embate” del representante máximo del Poder Ejecutivo sobre la justicia. Son también los que Quizás el recuerdo surja por ese vicio perio- hoy dicen a sus periodistas y productores que dístico de cruzar hechos con alguna ligazón, en “aflojen un poco” con la cobertura de los juicios este caso geográfica. Tal vez sólo aparezca por delitos de Lesa Humanidad porque no genecomo antídoto ante tanta desvergüenza. Lo cier- ran rating. to es que cuando escuché la defensa del terroLa otra contradicción tiene que ver con que rismo de Estado que hizo el asesino Videla en su –como decíamos– quienes hablan continuaúltima alocución antes de la sentencia en Cór- mente sobre la necesidad de olvidar los hechos doba, recordé otro discurso en la misma pro- del pasado son los que viven atados a él. Videla vincia pero en 2007. El 24 de marzo de ese año, lo demostró en este juicio. Menéndez, en otros en La Perla, el entonces presidente Néstor Kir- en los que habló. Estos asesinos, otrora dueños chner utilizó el palco no sólo para recordar con de la vida y el destino de tanta gente, hieren la dolor a quienes sufrieron en ese feroz centro sensibilidad de quien los escucha reivindicar la clandestino los peores horrores a los que pue- represión ilegal, pero sobre todo resultan patéde ser sometido un ser humano, sino también ticos por su invocación de un mundo que la mapara forzar el futuro. Cuando acusó a la Cámara yoría de los argentinos desprecia. Por el contrade Casación Penal de ser un cuello de botella en rio, quienes son acusados de querer “abrir vielas investigaciones por delitos contra los Dere- jas heridas” (como los organismos de DDHH, chos Humanos –aunque hablaba de otras cau- como los jueces y fiscales que investigan en sesas como ESMA o Primer Cuerpo de Ejército–, rio) son los que están pensando en el futuro, estaba haciendo posible también este juicio. Y como Néstor Kirchner aquella vez. No sólo pormuchos otros. que muchos de ellos tienen que ocuparse de las En relación con ese episodio y estos proce- estrategias para sentar a la mayor cantidad de sos, no puedo evitar señalar un par de parado- represores posibles en el banquillo de la justicia jas. La primera es que aquellos medios que ha- democrática. También porque están posibiliblan hoy de falta de libertad de prensa y de into- tando que las generaciones venideras vivan en lerancia por parte del Gobierno Nacional son un país más justo, sin vergüenza y sin jueces los mismos que reivindicaron a un impresenta- que con la excusa de defender las instituciones ble como Alfredo Bisordi –entonces titular de la de la República impidan que quienes atentaron Cámara de Casación–, casi como un adalid del contra ellas sean juzgados como corresponde. Conductor del programa Mañana nunca se sabe, en Radio Nacional Buenos Aires
Buscarte sobre el campo enamorado. Buscarte en el silencio del cielo indiferente. Buscarte cuando tu sonrisa me encuentra en el espejo borrado de los días. Buscarte mientras crecen las ácidas mentiras en árboles cargados de rapiña. Buscarte entre los pliegues de sábanas intactas, de almohadas destempladas con tu ausencia. Buscarte en los infiernos del Dante, en el amor de Paula y en los mates amargos. Buscarte en el pasado que llega mañana, en la noche infinita bajo la Cruz del Sur. Y hallarte entre los H.I.J.O.S. que te encuentran, tan lejos y tan cerca, eternamente. Buscarte, buscarte, buscarte.
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Lunes 27 de diciembre de 2010 OPINIONES • LA SENTENCIA Y LOS JUICIOS POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD
Un espectro Por Horacio González Escritor, filósofo, actualmente es el director de la Biblioteca Nacional
Ante la invitación de Será Justicia a escribir una breve nota, y luego de leer algunos números de la publicación, me animo a hacer un pequeño comentario sobre el tema del 'colaborador'. Se trata de algo que sobrevuela permanentemente nuestra conciencia, porque desafía la comprensión política habitual ante los casos de militantes políticos que, sometidos a torturas y suplicios prolongados, se tornaron colaboradores de las fuerzas militares o policiales que practicaban esas ferocidades, en muchos casos anticipo seguro de la muerte. El juicio convencional no puede abarcar fácilmente estos casos en que la autoconciencia y el dominio de sí han quedado vulnerados por técnicas destinadas a transvertir la identidad subjetiva de personas en situación de servidumbre. ¿Quién es el que delata, informa o asume un papel de interrogador policial respecto a sus anteriores compañeros? ¿El yo anterior o el yo vulnerado? La idea de una continuidad del sujeto autodeliberativo no puede sostenerse, aunque tampoco es posible saber si la ética extrema de los grupos insurgentes podría tener validez en su propio contexto de preparación del militante sacri-
Jorge Vasallo
ficial, que no abandona su tejido de certezas nunca y consigue aceptar que es mejor la muerte que aquello que con expresión tremenda se llamó el 'quiebre'. La expresión es policial, surgida de gabinetes psicológicos de la contrainsurgencia y no responde a las teorías de la personalidad de los movimientos combatientes. Es en verdad su antípoda. Pero ante una idea didáctica del sujeto que no considera la tortura como ejercicio sobre la verdad, los ejercicios inquisitoriales sobre la condición humana suelen dejar a la intemperie a las éticas de izquierda. Salvo en el existencialismo, no eran habituales las reflexiones sobre el hombre político y su relación con la verdad en situaciones últimas, con exigencias impensadas o incalculables previamente. No voy a extenderme sobre una cuestión de honda raigambre en las tradiciones de la filosofía moral y poco explorada en los credos políticos contemporáneos, que muchas veces acuden a sumarias calificaciones, como la de traición –concepto también de fuerte copertenencia con el mundo político conocido, pero no ricamente dotado para entender la tragedia del colaborador inducido por sevicias desorbitadas–. Pero en torno a esto, sólo deseo relatar una situación que de tanto en tanto intranquiliza mi
memoria. Retornado de Brasil en 1983, por casualidad, me encuentro en la calle a un antiguo compañero de la Facultad, del que recordaba había sido detenido en un hecho resonante de la guerrilla. Nada supe después. La conversación fue cuidadosa y hablamos más bien del pasado remoto, en el cual eran posibles las remembranzas de antiguas estudiantinas y tomas de facultad. El silencio y la vaguedad arrastraban las frases. Nos despedimos, algo tenso e indefinible me quedó como regusto de la charla. Luego supe que había sido un notorio colaborador. Había conversado con un espectro. Su vida debía ser muy difícil y en cualquiera de sus interlocutores azarosos vería un implacable tribunal montado. El peso de la fatalidad es tan grande que sólo sería posible tener una conversación muy sabia, que delimite la razón y estigma de los hechos con finos hilos de turbación y comprensión. De lo contrario, hablamos con espectros, con conciencias confiscadas que no sabemos si ayudar a que vuelvan a su propia autonomía en nombre de una forma superior de la culpa o dejarlas en su difusa culpabilidad, que ennegrece tanto a esa vida como a las de quienes –espectros también– entramos momentáneamente en ese círculo de horrores del pasado, al que aún le faltan palabras.
Año histórico
Dos notas
La condena a Videla cierra un año histórico para el proceso de Memoria, Verdad y Justicia: 17 sentencias, 110 condenas, 9 absoluciones, 8 procesos en curso. Hubo juicios con imputados aislados, pero también procesos acordes a la magnitud del terrorismo de Estado: 31 acusados en Córdoba, 17 por Atlético-Banco-Olimpo, 14 en La Plata. Creció la base de la pirámide –800 procesados van camino al juicio oral– y la capacidad del Estado para superar obstáculos en tierras hostiles, como Mendoza, donde los operadores de la impunidad debieron quitarse las togas para defenderse. Los tiempos del Poder Judicial siguen siendo un problema. Desde que una causa llega al tribunal oral hasta que comienza el juicio transcurren entre uno y tres años. Según el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), hay 1.095 imputados que no fueron sometidos a juicio. De los represores identificados que no murieron o no fueron declarados insanos, apenas el diez por ciento tuvo su sentencia en el último lustro. Al ritmo actual y aún si no se identificara a nuevos imputados, habría juicios hasta 2020. Una década es una eternidad para quienes piden justicia desde hace treinta años y una garantía de impunidad para los verdugos. Según la Procuración General de la Nación, el 42 por ciento del medio millar de procesados con prisión preventiva tiene más de setenta años. En 2010, según registros del Cels, murieron treinta imputados, entre ellos Massera, con una condena añeja. Adel Vilas, precursor del terrorismo de Estado, bien lejos de la cárcel. Murieron impunes el ex fiscal Carlos Flores Leyes, el ex juez Guillermo Madueño y Diana Julio de Massot, directora de La Nueva Provincia de Bahía Blanca. Las demoras también rinden frutos luego de las condenas. Según el Cels, sólo tres de cuarenta sentencias fueron confirmadas por la Corte y apenas ocho tienen el visto bueno de Casación. Que no queden firmes beneficia a condenados que pagaron altas sumas para evitar la cárcel: Jorge Olivera Róvere, dueño de vidas y muertes en Buenos Aires, los brigadieres César Comes e Hipólito Mariani, jefes de Mansión Seré, o el coronel Bernardo Menéndez, que además de seguir libre defiende a camaradas en desgracia. Otro obstáculo creciente son las excarcelaciones. El porcentaje de procesados con prisión preventiva disminuyó en el último año, según la Procuración, del 70 al 57 por ciento. De ese universo, el 56 por ciento está en una cárcel y el 37, en su casa. La Corte Suprema tomó argumentos del Ministerio Público y ordenó a tribunales inferiores, con Casación a la cabeza, analizar con rigor los riesgos procesales antes de conceder excarcelaciones automáticas. Números al margen, otro triunfo del año fue el compromiso de la dirigencia política con los juicios a genocidas. Las esperanzas de que una catástrofe política derivada de la derrota del oficialismo en las parlamentarias de 2009 permitiera torcer el rumbo en 2011, se esfumaron hasta desaparecer. Todos los partidos con representación parlamentaria ratificaron que los juicios son una política de Estado. El camino está trazado y el rumbo es irreversible. El desafío es acelerar los tiempos.
Nota I: Es familiar de una de las víctimas de los fusilamientos de la UP1. Tiene un cuaderno amarillo donde escribe, cuando tiene un rato libre, todo lo que ve, todo lo que piensa. Charlando, me regala una imagen que no se me borrará más: él a los cuatro años corriendo por los pasillos del penal de San Martín. Él queriendo quedarse, queriendo clavarse ahí en el suelo porque le están diciendo que es hora de irse (lo imagino pensando: ¿por qué es hora de irse?, ¿por qué es hora de no ver más a papá, con lo lindo que es estar con él, escucharlo, abrazarlo, quererlo con todo el cuerpo?) Durante los seis meses que duró el juicio, las mujeres y hombres que lo compartimos tuvimos que enfrentar, además de las situaciones propias del proceso, algo que no suele aparecer en los registros judiciales ni en la prensa: la costumbre del roce diario, las relaciones humanas que inevitablemente se tejen cuando grupos tan diferentes de personas se ven obligados a una convivencia prolongada. En la antesala del juicio, esa cotidianeidad se vivió con una mezcla extraña de emociones encontradas y cansancio compartido. La circunstancia hizo posible que familiares de represores y de víctimas, periodistas y abogados, se encontraran en la aglomeración de los cuartos intermedios pidiendo un café o en la retirada cómplice para fumar un cigarrillo cerca de las ventanas. Es difícil reconocer al otro cuando se lo tiene tan cerca, cuando se mira en el mismo espejo que uno, cuando espera su turno para pedir un sándwich y un café. Y es ahí cuando se entra a sospechar que más allá del abismo de diferencias, hay algo en común y es la herida social que portan todos los grupos humanos que han atravesado algo tan disruptivo como una dictadura militar. Nota II: Hay un nene precioso, familiar de uno de los represores. Corre de un lado al otro de la sala semivacía en medio del silencio y la quietud propia de los cuartos intermedios. Salta, atraviesa, pulveriza las líneas invisibles entre la trinchera de los acusados y la trinchera de las víctimas. Hoy se me metió debajo de la mesa y se asomó detrás de la heladerita. «¡Una 'pesi'!», me pidió y se quedó mirándome con los ojos sonrientes. Los crímenes que se juzgaron esta vez y en juicios anteriores llevan implícita la ruptura de lazos humanos originada en desconocer al otro como persona, como igual. Con esto quiero decir que la muerte, la tortura, el silenciamiento, el robo, la mentira, más allá de un daño en víctimas concretas, produjeron una herida en el cuerpo social que se traduce en un dolor naturalizado con el que vivimos a diario, tengamos o no vinculación directa con los hechos de represión. Durante la convivencia obligada, el hall de tribunales reflejó también esos límites marcados por la ruptura social. De un lado, los familiares de los imputados y del otro, los de las víctimas. Sin embargo, la cercanía forzó los límites, volvió a tramar las miradas, encontró los cuerpos separados por una historia violenta, frente a frente. Y lejos de reconciliar, permitió reconocer el propio dolor en el dolor del otro, como un paso necesario para comenzar a reparar la herida.
Por Diego Martínez Periodista del diario Página/12
EN BOCA DE TODOS
Por Sofía Coronel Atendió, durante los seis meses de audiencias, el improvisado kiosco que se instaló en el hall del primer piso de Tribunales
Periodista de los SRT: Como capas de una cebolla, el juicio le fue sacando mantos a la verdadera historia. Los dictadores escribieron su versión y empezaba a quedar en el olvido, pero esto sirve para develar la verdadera. Es la manera de evitar que esto vuelva a pasar. La cobertura de los medios fue dispar. Mientras los medios públicos y las organizaciones hicieron un gran esfuerzo para que se conozca, los grandes medios privados sólo estuvieron en las instancias más mediáticas.
Marité Sánchez Abogada de Abuelas de Plaza de Mayo: Este día me deja un sabor agridulce. He celebrado las condenas a perpetua porque se ha hecho justicia, pero no puedo entender el caso de Miguel Hugo Vaca Narvaja. Había pruebas para condenar a Quiroga y sin embargo, no sucedió. Estamos dolidos por eso. Es posible que en 2011 se abran nuevos juicios y debemos estar preparados para ello.
Martín Mozé H.I.J.O.S. Regional Cba.: Esperamos por 34 años este día. Creo que las absoluciones, de algún modo, demuestran los caminos de la justicia y la democracia. Hay personas que vuelven a sus casas porque aparentemente, no se pudo comprobar su responsabilidad. Es una lucha que continúa porque los condenados no han dicho dónde están los cuerpos de los 30.000 compañeros desaparecidos y los 400 niños que no conocen su identidad.
Sara Waitman Asociación Ex Presos Políticos de Córdoba: Comenzamos festejando porque las condenas venían siendo ejemplares hasta que llegó el turno de los policías. Que hoy queden en libertad da bronca porque fueron torturadores y formaron parte de la patota del D2. Por otra parte, es una alegría que el máximo responsable de la dictadura pague hoy sus crímenes. Es preferible que la justicia llegue imperfecta a que no llegue nunca.
Eduardo Luis Duhalde Secretario de Derechos Humanos de la Nación: Ha sido un gran juicio con el que estamos satisfechos. No digo feliz porque la justicia no devuelve la vida a las víctimas, no borra el sufrimiento ni el dolor de sus familias. Es un día luminoso para la Justicia Federal de Córdoba y yo diría que para la justicia universal. Cada vez que se condena a un genocida, no sólo estamos haciendo un trabajo para nuestra sociedad, sino para avanzar en la conciencia universal de que no queden crímenes impunes.
Soledad García UEPC-CTA, testigo: Hay que festejar, aunque sea imposible comprender algunas absoluciones. Las declaraciones de Videla fueron una profunda provocación cuando dice: “Hoy los subversivos gobiernan”. No espero arrepentimiento, pero que colaboren para encontrar a los nietos. Esto debe ser una herramienta pedagógica y nosotros, desde el gremio, estamos preparando un espacio de formación en Derechos Humanos para generar conciencia en las nuevas generaciones.
Pablo Montes MTD Aníbal Verón: Los compañeros que estuvieron presos y los que desaparecieron plantaron las raíces para que luchemos por una sociedad más justa. Por eso, nos fortalece que se juzgue a sus asesinos. Venimos de la zona sur de la ciudad. Estamos construyendo viviendas populares en una comunidad que se llama Marta González, que fue una compañera militante fusilada de la UP1.
Lunes 27 de diciembre de 2010
12 · La justicia en cuestión [Audiencia 38 - 07/10/10]
13 · Noticias desde el frente [Audiencia 41 - 14/10/10]
La ex jueza federal Cristina Garzón de Lascano, que instruyó las causas por delitos de Lesa Humanidad en Córdoba, en el Juzgado Federal Nº 3, es escoltada por dos policías luego de declarar en el juicio. Fue citada como testigo para dar cuenta de su actuación mientras fue secretaria del juez Zamboni Ledesma, en 1976.
Durante las largas audiencias, incluso algunas que finalizaron entrada la noche, la sala de prensa fue el espacio donde periodistas y fotógrafos siguieron el juicio sin descanso, para poder difundirlo a todo el mundo. Los medios públicos y los de las organizaciones sociales se destacaron por su permanencia y su trabajo.
Durante el juicio, quedó acreditada la participación activa de funcionarios judiciales de la época, que tenían a su cargo el destino de los presos. Muchos de ellos, firmaron los “traslados” de los detenidos que luego fueron fusi-
La sala de prensa se montó en el lugar donde habitualmente funciona la Junta Electoral, en el segundo piso de la torre de Tribunales Federales. Desde ese salón, los periodistas de medios locales y nacionales pudieron seguir
lados en fraguados ‘intentos de fuga’. También se supo que la Iglesia y la clase política conocían los crímenes que se cometían en la cárcel, sin embargo no se comprometieron para evitarlos ni los denunciaron.
14 · El arrepentido [Audiencia 45 - 26/10/10]
cada una de las audiencias, que eran trasmitidas por circuito interno a una pantalla. Dentro de la sala de prensa, hubo normas que los fotógrafos debieron cumplir para preservar la identidad de los testigos.
15 · El lugar señalado [Audiencia 49 - 09/11/10]
Durante la audiencia 45, el cabo Miguel Ángel Pérez, confesó que mató de un disparo al preso Raúl “Paco” Bauducco. Fue la primera vez que un represor se arrepintió y pidió perdón a los familiares de las victimas. Mones Ruiz fue el teniente responsable de la requisa donde murió Bauducco y dio la orden de asesinarlo.
En la inspección ocular a la unidad penitenciaria de barrio San Martín, el militar Gustavo Adolfo Alsina insistió, por enésima vez, en su supuesta actitud “colaborativa” con el juicio. Indicó al juez ciertos lugares y se mostró participativo. En realidad, sólo pretendía disimular su actuación y responsabilidad en los hechos que se le imputan.
Durante el juicio, los dos represores acusados de matar a Bauducco cruzaron acusaciones y responsabilidades entre ellos. Mones Ruiz aceptó haber participado del hecho, pero acusó directamente a su subordinado, Miguel
Con la inspección ocular a la UP1 y al D2, el tribunal identificó el escenario concreto donde tuvo lugar el calvario de las víctimas. La UP1 tiene modificaciones edilicias, por lo que la presencia de testigos fue fundamental para
Ángel Pérez, como autor material del crimen. Pérez reconoció su participación, pero pidió que sus superiores «asuman las responsabilidades» y dijo que el Ejército Argentino le «arruinó la vida cuando tenía sólo 20 años».
16 · El largo brazo de la ley [Audiencia 55 - 25/11/10]
constatar los testimonios. Mientras las partes observaban las duras condiciones de vida que aún padece la población carcelaria, los actuales presos seguían el recorrido desde las ventanas enrejadas de los pabellones.
Jaime Díaz Gavier (segundo desde la izquierda) fue el juez federal que presidió el tribunal y estuvo acompañado por Carlos Julio Lascano (primero desde la izquierda) y José María Pérez Villalobo (tercero). Carlos Arturo Ochoa (cuarto desde la izquierda), por su parte, actuó como juez subrogante y proviene de la Justicia Federal de Río Cuarto. Durante los alegatos, escucharon atentamente la valoración de cada parte, para luego analizar toda la prueba, evaluar los hechos y dictar la sentencia a los imputados. En muchos casos, sus posicionamientos no fueron unánimes.
El Tribunal Oral Federal Nº 1 (TOF1) existe desde hace 17 años y siempre fue presidido por Jaime Díaz Gavier. Luego de que se acumularan las causas ‘UP1' y ‘Gontero’, el tribunal designado para este juicio fue completado por vocales del TOF2, presidido por José María Pérez Villalobo. La tarea que les fue encomendada no resultó sencilla. Uno de los acontecimientos que los jueces debieron superar, y que expuso las diferencias entre ellos, fue el intento fallido de recusación interpuesto por el abogado defensor Osvaldo Viola contra Pérez Villalobo. Por lo demás, los jueces desarrollaron una sólida tarea como moderadores del debate, evitando exabruptos y conteniendo las quejas de las partes. A todos se los vio escuchar atentamente a los testigos.
Lunes 27 de diciembre de 2010
17 · Fiscalía compartida [Audiencia 57 - 02/12/10]
18 · El diario del juicio
En la ronda de alegatos, luego del turno de los abogados querellantes, llegó el momento en que la fiscalía tome la palabra. Maximiliano Hairabedián, del TOF1 (en la foto, a la derecha) representó al Ministerio Público junto a Carlos Gonella, del TOF2. Los dos jóvenes fecales conformaron un equipo eficiente durante la etapa de recolección de testimonios.
El periódico impulsado por Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba e H.I.J.O.S. nació en 2009 en el marco del juicio “Menéndez II”. A lo largo de 20 ediciones, Será Justicia realizó la cobertura periodística de los juicios por delitos de Lesa Humanidad que se siguen en la provincia de Córdoba.
Cada una de las partes argumentó y expuso sus conclusiones. Después de una activa participación durante seis meses, el momento de los alegatos los tuvo como protagonistas centrales. La palabra de los fiscales ocupó
De la mano de un nutrido equipo de trabajo conformado por la agencia de comunicación Usina Creativa, el periódico adquirió importantes reconocimientos a lo largo del país, llevando la información sobre los juicios hacia
poco más de dos días. Más allá de las diferencias que se identificaron en sus exposiciones, coincidieron en el pedido de penas acorde a su valoración de los hechos juzgados. Luego llegaría el turno de los abogados defensores.
19 · Honrar la vida [12/12/10]
todas las esferas de la sociedad. Las repercusiones de sus páginas generaron también gran expectativa dentro de la Torre, donde el diario tuvo una fuerte presencia al llegar, martes de por medio, a tribunales.
20 · Hay equipo [Audiencia 62 - 21/12/10]
Con una participación central a lo largo del juicio, los abogados que representaron la querella de las víctimas colaboraron con la reconstrucción de la historia y de cada uno de los hechos juzgdos. Se agruparon en cuatro equipos distintos con diversas estrategias, entre los que estaban representados los organismos de DDHH y el Serpaj. Con la representación de la casi totalidad de las víctimas del juicio, la querella aportó pruebas fundamentales para la comprobación de los hechos. En los alegatos, desarrollaron sus argumentos con fuerte contenido político y
solicitaron duras condenas para los imputados, que sumaron 21 pedidos de prisión perpetua por los fusilamientos (homicidio calificado) y penas de hasta 18 años de reclusiónpor los delitos de tormentos.
21 · Juicio... y Castigo [Audiencia 63 - 22/12/10]
El 62º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos fue el marco para que “La Perla” se convirtiera en un escenario donde la vida florece y supera aquella historia que la dictadura buscó destruir torturando y asesinando a miles de personas. El ex Centro Clandestino de Detención, convertido desde el año 2007 en Espacio para la Memoria, congregó a niños, jóvenes y adultos, muchos de ellos familiares de las víctimas que ese día ingresaron por primera vez a conocer y recorrer el lugar donde imperó la muerte. A lo largo de la jornada, tres mil personas recorrieron La Perla y conocieron el trabajo que más de cien organizaciones sociales llevan adelante en una historia de lucha por la defensa de los Derechos Humanos que todavía perdura. “Cada derecho, todos los derechos” fue el lema que la Feria de Derechos Hu-
manos le puso a un encuentro cargado de emociones y esperanzas. Antecediendo al grupo Tumbamores, la cantante Liliana Felipe fue la encargada de cerrar la jornada redoblando con su música el compromiso y la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. «Todo esto es nuestro. Las cotorritas, los árboles, el aire, la tierra del Tercer Cuerpo... hay que recuperarlos, porque son nuestros. Y las personas que están aquí, también son nuestras. Somos sobrevivientes», dijo la artista argentina radicada, desde hace décadas, en México.
Murgas, bandas de música en vivo, cánticos de festejo se entremezclan con las banderas de las organizaciones sociales y los organismos de Derechos Humanos, las pancartas con el rostro de los desaparecidos y las siluetas de los 31 compañeros. 30.000 razones para seguir luchando es el motivo de una multitudinaria espera a la sentencia del tribunal. Pasaron 6 meses desde aquel 2 de julio en que comenzó el Juicio Videla. Hoy, miércoles 22 de diciembre, los familiares de las víctimas hacen suya la llegada de la justicia frente al dictado de la sentencia en un juicio que con-
dena a los responsables de los respectivos delitos. Mientras al interior de la sala la gente colma el espacio físico, en la calle una multitud se congrega desde la mañana. Nuestro brindis de fin de año es por justicia.
Lunes 27 de diciembre de 2010
EN BOCA DE TODOS Carlos Acosta Compañero de la víctima Miguel Mozé: Miguel Mozé fue un gran amigo y hoy lo recuerdo en las cosas sencillas del corazón: cantaba muy mal y bailaba peor, pero tenía una risa fuertísima que lo hacía tan querible. La justica por su muerte me devuelve esos recuerdos y también otros de militancia, también sencillos y cotidianos. Como las veces que intentamos ver la película “La Hora de los Hornos”, y la policía nos corría por los techos porque estaba prohibida. Él corría y se reía.
Martín Fresneda Abogado querellante de H.I.J.O.S y Familiares: En términos generales, estoy conforme con la sentencia. Tiene una dimensión política porque interpela parte de la historia, pero esto, antes que nada, es un proceso penal y no un juicio político. Visto así, las absoluciones hablan bien del proceso porque significa que hubo una defensa. No se está condenado sin pruebas que certifiquen los hechos. Por otro lado, lo valorable, más allá de las penas, es haber juzgado a los responsables.
Héctor Valenzuela Equipo de acompañamiento psicológico: Como equipo, nos tocó la difícil tarea de contener y acompañar a los testigos del juicio. Vimos cómo, a cada uno ellos, el terrorismo de Estado le llegó de distintas maneras. La mayoría de los que declararon nos han dicho que se sacaron una mochila de encima, lo que refleja en algún punto el efecto reparador del juicio.
Héctor Francisetti Ex preso y testigo: Para nosotros es un resarcimiento. Estamos conformes en un porcentaje importante porque la mayoría de los asesinos de los compañeros están condenados. Por supuesto que hay que profundizar este proceso en los años próximos, y ese es el desafío que tenemos con los compañeros que hoy no encontraron el consuelo de la justicia. Para ellos, tenemos todo el apoyo para seguir luchando.
Hugo Vaca Narvaja Abogado querellante: Hemos tenido un éxito parcial, con condenas importantes, pero con absoluciones sorpresivas y amargas, como las de Quiroga y D'aloia. Lógicamente, lo que los tiene que condenar es la prueba, pero la prueba analizada con el sistema de la sana crítica racional, que establece tres prioridades: estar sano, tener critica y ser racional. Si con la prueba que hay en contra de Quiroga no se llegó a condenar, quiere decir que alguno de estos tres factores está fallando.
Marcelo Yornet Archivo Provincial de la Memoria: Fue todo un aprendizaje colectivo haber luchado en paz para condenar estos crímenes. Ahora nos queda el trabajo de afianzar los verdaderos logros que dejan estos juicios, que es la incorporación de los Derechos Humanos en la vida diaria de la gente. Ese trabajo no sólo se hace desde la justicia, sino también desde los centros de memoria que se recuperaron en este tiempo, que se involucran cada vez más en la sociedad.
Daniela Colazo Comisión Homenaje UP1: Es importante para todos los militantes de la Comisión, siendo o no familiares de fusilados. La impunidad de estas bestias se acaba. Estos juicios son un bálsamo de una herida que se va cerrando. Con este día histórico dan más ganas de seguir militando por muchas de las cosas por las que luchaban aquellos jóvenes.
OPINIONES • LA SENTENCIA Y LOS JUICIOS POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD
Para que el D2 esté cada vez más lejos de la Policía Por Dante Leguizamón Periodista del diario cordobés Día a Día
Lo sabíamos. La Policía de Córdoba fue protagonista del terror en esta provincia. El 'Tucán', el 'Turco', el 'Gato', 'Cara con riendas', la 'Cuca' y varios más fueron parte de esa fuerza, pero también –y ante todo– son delincuentes de poca monta. Durante años aprovecharon el poder que le daban sus jefes y la impunidad que les permitía el terror para secuestrar, matar, torturar, robar y hacer cuanto daño estuviera a su alcance. Lo sabíamos. Lo saben ellos, lo saben sus víctimas, lo saben los jueces, lo saben los ciudadanos, lo sabe la justicia. La pregunta es: ahora que una sentencia lo ha dejado claro, ¿no es el momento de que las autoridades actuales de la Policía digan algo al respecto? El actual Jefe de Policía, Alejo Paredes, hizo toda su carrera en tiempos de democracia y es, quizá, uno de los mejores jefes de los últimos años. Sin embargo, cuando se le pregunta sobre aquella época, recurre siempre a dos muletillas. Una: que dirige “una institución actualmente comprometida con los Derechos Humanos”. La otra: que él no puede “hablar de los 70 porque era muy joven y ni siquiera estaba en la fuerza”. ¿Alcanza? Mi impresión es que no. A diferencia del Ejército que –a través y por presión del poder político– hizo un mea culpa, la Policía de
Córdoba siempre ha preferido el silencio a la hora de referirse a sus crímenes. Un silencio que parece desmemoriado y esconde el deseo de no mirar hacia atrás. De no hacerse cargo del pasado. En este juicio, quedó demostrado que policías fraguaron atentados que durante años la sociedad adjudicó a grupos de militancia política armada. También se supo que los policías que siguieron trabajando en la fuerza tras la llegada de la democracia, asesinaron a otros miembros de la Policía simplemente porque no estaban de acuerdo con la represión. ¿Será posible que por miedo a hablar del pasado la Policía nuevamente abandone –como ya lo hizo hace más de 30 años– a aquellos policías asesinados y a sus familias? El Tucán Yanicelli se retiró en el año 1997, catorce años después del regreso de la democracia y cuando había llegado a ser integrante del Estado Mayor policial. Poco tiempo antes –con el altísimo cargo de comisario mayor– se retiró el Turco Jabour, otro de los condenados a perpetua en este juicio. Hasta entrados los 90, siguió siendo policía otra de las condenadas, Mirta 'la Cuca' Antón. El Gato Gómez, en tanto, fue pasado a retiro antes, pero no por viejo, sino por cruel y criminal, cuando la Cámara del Crimen de Río Cuarto lo encontró culpable, en 1978, de abusos sexuales reiterados y otros varios delitos. Los policías que pasaron por el D2
siguieron siendo policías por muchos años y, algunos dicen, hicieron escuela. Hago periodismo judicial, conozco a la Policía. Podría decir que tengo amigos allí, como también los tengo en los organismos de Derechos Humanos. Sé que a los policías les cuesta hablar de esto y que, ni en la escuela ni a través de su formación práctica, los nuevos efectivos acceden a información sobre la vergonzosa participación de la institución en la represión. No me importa que algunos de los condenados esta semana hayan sido compañeros de policías que siguen en actividad. Tampoco me alarma que aún hoy sigan siendo o hayan sido amigos de ex integrantes del D2. Son cuestiones personales. Lo que sí quisiera, es que la Policía envíe de una vez por todas y como institución un mensaje a la sociedad –y sobre todo a los más de 21.500 policías que hoy están en actividad– en el que se repudie a todos aquellos integrantes de su fuerza que cometieron crímenes de Lesa Humanidad vistiendo uniformes. Creo que este juicio le da una gran oportunidad a las autoridades actuales. No es mucho pedir. Si no es hoy, alguien con la capacidad que exige el desafío deberá hacerlo en algún momento. Se trata de un paso necesario para que la Policía sea realmente “una institución comprometida con los Derechos Humanos”. No sólo con los de hoy, sino también con los de ayer y con los de mañana.
La vergüenza de San Martín, del Ejército y de la Patria Por Mariano Saravia Periodista cordobés, autor del libro La Sombra Azul
Declarar en el juicio Videla ha sido una de las experiencias más fuertes de mi vida. Fue el miércoles 20 de octubre de este año. Fui citado por pedido del fiscal Carlos Gonella a causa del libro La sombra azul, donde no sólo se narra el accionar del Departamento de Informaciones (D2) después de 1974, sino también cómo esos policías acusados de gravísimos delitos de Lesa Humanidad siguieron dentro de la Policía de Córdoba durante los gobiernos de Angeloz y de Mestre. Una semana antes de la declaración estuve nervioso, quería aprovechar al máximo la oportunidad. De hecho, viéndolo a dos meses de distancia y ya con las sentencias puestas a estos delincuentes de Lesa Humanidad, ratifico lo que pensé en aquel momento: muy pocas personas en la historia de la humanidad tienen la posibilidad de enfrentarse a 31 genocidas y decirles en la cara muchas cosas. Y con la tranquilidad que me daba no ser una de las víctimas, porque a las víctimas se les mezclan recuerdos, sentimientos, dolores, tragedias, odios, tristezas, broncas, y quién sabe cuántos sentimientos más. Yo no soy ni nunca quise ser un “periodista objetivo”, sino un periodista comprometido, y más con estas cuestiones. Sin embargo, desde mi rol de estudioso de temas de derechos humanos y genocidios, podía enfrentar la situación quizá con otras armas y sobre todo con más frialdad. Las preguntas de fiscales y abogados giraron en torno a la defensa acérrima que hizo de Carlos Yanicelli, en 1997, el entonces ministro de gobierno Oscar Aguad. El ahora precandidato a gobernador decía, sin pudor, que Yanicelli ayudó a desmontar el conflicto social en Cruz del Eje. Es decir, usaba a estos policías represo-
de 1948, que establece: Se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) Matanza de miembros del grupo. b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo. c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial. d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo. e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo. Todo eso ocurrió en Córdoba y en el país a manos del Estado argentino. Por otro lado, les dije que sin justificarlos por lo que hicieron, me daban pena porque quienes los mandaron a perpetrar un genocidio (cores del mismo modo en que los usó la dictadura mo surgió en varios pasajes de este juicio), luecívico-militar 20 años antes. Dejé en claro en go los descartaron. Hoy, esos mismos represenesa audiencia que para 1997 Aguad sabía muy tantes de los poderes económico, político y bien quién era Yanicelli y que no se enteró por eclesiástico están lejos de tener que sentarse al la denuncia de Luis Urquiza. Es más, en esto lado de los militares y policías en el banquillo de Aguad es responsable por complicidad o por los acusados. inutilidad, ya que había propiciado que un torPor último, los miré y les dije que ya que ellos turador llegara a ocupar la jefatura de Inteli- se presentan como soldados que defendieron a gencia Criminal, el tercer lugar en la línea suce- la Patria –como repitieron en su última palabra soria de la Policía de Córdoba. Videla y Menéndez– les quería leer una frase Ahora que tengo la oportunidad de hacerlo del Padre de la Patria, el general José de San público, quiero remarcar algunas partes de mi Martín: “La Patria no hace al soldado para que declaración. Quise dejar sentado que –desde la la denigre con sus crímenes, ni les da armas ciencia política, la sociología, la historia y el sen- para que se cometa la bajeza de abusar de estas tido común– lo que ocurrió en Argentina en los ventajas ofendiendo a sus ciudadanos con cu70 fue un genocidio, más allá de que esta figura yos sacrificios se sostiene… La Patria no es abrino entre en los juicios. Y para eso me basé en la gadora de crímenes”. Convención para la Prevención y la Sanción del Y terminé: «Ustedes, en realidad, son la verDelito de Genocidio, creada por la Asamblea Ge- güenza del general San Martín, la vergüenza del neral de las Naciones Unidas el 9 de diciembre Ejército Argentino y la vergüenza de la Patria».
Lunes 27 de diciembre de 2010 OPINIONES • LA SENTENCIA Y LOS JUICIOS POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD
Nosotros decimos No Por Francisco Panero Periodista del diario cordobés La Voz del Interior
Los límites en un individuo, desde su temprana formación, resultan trascendentes a lo largo de su historia personal. También lo son para el colectivo social. Una sociedad organizada tiene sus límites y respetarlos se transforma en esencial para la convivencia. Por ello, resulta indispensable comprender el valor que puede tener un “no” para un individuo, desde su socialización primaria hasta su vida adulta, cuando el sujeto emprende acciones trascendentes con determinado impacto social. Los personajes sentados en el banquillo de los acusados de este juicio, hoy veteranos, fueron protagonistas excluyentes del período más sangriento de la historia argentina. Durante aquellos años, hicieron y deshicieron todo a voluntad, de manera discrecional y también indiscretamente. Sin límites.
En esa época no encontraron ningún “no” que los limitara. Para que cometieran las atrocidades que perpetraron (inútil describirlas en el espacio de esta columna) fue necesaria una sociedad que no pronunciara ningún “no”. También fue preciso que la Justicia no opusiera lo suyo, con un “no” esperable para su rol de poder del Estado. Un individuo que desconoce el “no”, es un individuo sin límites, un psicópata. Es una persona que no tiene culpa, carece de remordimientos. Algunas intervenciones de ciertos acusados a lo largo del juicio oral resultaron por demás evidentes. Más allá de lo que se pueda decir de la personalidad (psicológica) de estos sujetos, estos genocidas gozaron de una falta total de límites, lo que les permitió cometer atrocidades sólo comparables a las del Holocausto nazi. Entonces, no podemos dejar de reflexionar
sobre algo que se desprende de lo anterior: resulta preocupante comprobar que hubo una sociedad que omitió decir “no”. Una sociedad que miró para otro lado, calló y permitió que aquello suceda. Pero en este juicio, los acusados encontraron ese postergado “no”. Una negativa de alto valor simbólico porque una sociedad que castiga y dice “no” pone, a través de la ley, un límite a esas conductas. De igual manera, también es amargo el sabor del “no” que no alcanza a expresarse, aún en esta instancia de un juicio celebrado décadas después. Es el caso de todo crimen que queda impune, como sucedió en este veredicto. No obstante, debemos resaltar este presente que nos da la posibilidad de que los argentinos celebremos estos juicios. Hoy tenemos una sociedad que después de muchos años dice “no”, establece los límites e impone la ley.
Desafíos
La lucha sigue
Por Betty Argañaraz Integrante de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de la provincia de Córdoba
Por Marina Combis Periodista y escritora y Raúl Dellatorre Periodista, economista
El Área Legales, Investigación y Comunicación (Alic) es parte de la columna vertebral de estos juicios. Integrada por cinco investigadores (Guadalupe, Marcelo, Silvia, 'Zura' y Alfonsina), un comunicador (Martín) y dos abogados (Claudio y 'Ñato'), el Alic es un espacio creado por H.I.J.O.S y Familiares. La cantidad de imputados y testigos en el juicio Videla tomó tal magnitud que fueron necesarios más de dos años de investigación y el trabajo constante del equipo de abogados que se conformó en el año 2002, cuando todavía no se sabía si este momento llegaría. Será Justicia conversó con Marcelo Yornet y Gonzalo Zurita, integrantes del Alic. Si hay algo en que no dudan, es que esta tarea no hubiera sido posible sin el aporte de muchos compañeros. «Desde los ex presos, que se pusieron a nuestra disposición, hasta los datos archivados por la organización Familiares, que fueron sistematizados y digitalizados. El libro Por la Memoria, Por la Justicia, Por un Sueño –escrito colectivamente– nos impulsó en 2004 a trazar lo que sería la primera hipótesis de trabajo para esta querella», cuenta 'Zura'. El Área trabaja con las causas de desaparecidos en Córdoba y de cordobeses desaparecidos en otros lugares, sin distinción de si alguna de las dos organizaciones asume o no la querella del caso. A partir del año 2008, se abocan al estudio de la Causa UP1, que tiene 17.000 páginas y 57 cuerpos. Relevaron 3.502 actos procesales y obtuvieron 897 documentos probatorios en siete meses de trabajo. El procesamiento se dicta el 13 de mayo del mismo año, después el auto de elevación a juicio, en noviembre. «Hubo recusaciones a la Cámara y luego nos centramos en “los índices” –explican–, que es un relevamiento de toda la causa. Recién después de eso nos dedicamos a investigar cada caso en términos jurídicos y en términos probatorios, para lo que debimos conocer todo el expediente». El equipo se solventa con las dos organizaciones que representa. Es una tarea en sí misma que corre por cuenta del Área, presentando proyectos y buscando subsidios. Si bien en la provincia la Legislatura sancionó una ley que establece algún aporte, no es suficiente si se piensa en la magnitud, el tiempo y la cantidad de gente trabajando. Pero además, «es nuestra concepción no quedarnos a la espera de que el Estado subsidie, sino ser nosotros mismos generadores de recursos –continúan–. Es verdad que aspiramos a que haya un aparato estatal de dimensiones acordes que se haga cargo de esto, y no que dos organizaciones de la sociedad civil estén invirtiendo tanto esfuerzo, pero la única forma de asumirlo es con responsabilidad militante y estructuras más sólidas, sobre todo cuando somos un referente nacional en investigación sobre terrorismo de Estado». El Alic se ha constituido en una fuente de información para entes estatales, como la Secretaría de Derechos Humanos o la UNC. «Estamos orgullosos de eso», señala Marcelo, quien trabajó en el diseño informático de la base de datos. Sobre las sentencias, surgen profundas reflexiones: «Son muy importantes desde una mirada histórica porque queda cristalizada la verdad que se estaba buscando. Es la justicia la que establece: “esto es lo que ocurrió”, y deja asentado, en términos sociales, una verdad. No es un cierre, es un punto de partida», dirá Zura. Marcelo, por su parte, agrega: «Más allá de los números de las penas, como pueblo estamos viviendo una etapa nueva. Nunca antes se juzgó un genocidio. La clase política siempre obtenía impunidad, pero a partir de ahora no. Estos juicios demuestran que lo que las organizaciones venimos denunciando es una verdad».
Han pasado casi 35 años de aquel instante siniestro, cuando la Argentina caía herida por las huestes de uno de los peores monstruos de estas tierras hartas de agravios: Jorge Rafael Videla. Para muchos argentinos que no lo han vivido, engañados por una historia mal contada y encubierta, viene bien el repaso, los juicios por la Verdad, la palabra misma del dictador, el represor, el asesino, reivindicando lo hecho, justificando lo inexplicable. No vaya a ser cosa de que alguien se confunda pensando que esa imagen de “pobre abuelito” que no entiende por qué lo someten a semejante maltrato a esta altura de la vida, pueda reflejar una situación real. Así son los medios dominantes. Mintieron y ocultaron durante la dictadura y después. Lo siguen haciendo, buscan ocultar la dimensión histórica de esta condena. Pero la Verdad se filtra y se muestra. La masacre de miles de personas, abanderados de un futuro sin destino, asesinados, desaparecidos, pero con la palabra en alto destruyó también la conciencia colectiva de una generación naciente. La lucha de aquellos jóvenes tuvo continuidad en esta lucha por la Verdad, la de los organismos, la de los que no olvidan ni lo permiten. Una lucha que se liga a otras luchas contra la violencia y la agresión despiadada que nos representan como continente. La primera gran gesta popular anticolonialista en el México de 1810, las banderas revolucionarias y americanistas de Martí, Mariátegui en el Perú, la abolición del ejército en Costa Rica, en el 48 el asalto al Moncada, el definitivo grito de la Revolución Cubana en el 56, el impulso bolivariano y el sorprendente proceso histórico que nació acá nomás, gestado como resistencia al neoliberalismo primero y plasmado luego en un proyecto de gobierno a partir de 2003, haciendo lo que otros temieron hacer por tantas décadas. Pero esta recuperación de la memoria no es sólo el repaso de la lucha, de los avances, de la evolución. Es también recordar que todo este proceso nace de la más dura y la más dolorosa derrota: la del proyecto y los sueños del 73. Hay días en que, cansados de los discursos, intentamos descubrir en qué nos equivocamos, cuándo abrimos la puerta que todavía no pudimos cerrar, dejando paso a los miserables. Y sin embargo, la miseria flota en el ambiente. No son los miserables de Víctor Hugo, sino otros, más miserables aún, que tienen el descaro de aprovechar el hambre para alimentar su propio estómago. Observamos asombrados que todavía muchos apoyan a los asesinos, que el Síndrome de Estocolmo no se refiere solamente a torturado y torturador, sino a esa inquietante relación que se establece entre algunos argentinos y aquellos que mataron a sus hijos y congelaron su destino, que la mitad de Buenos Aires vota al que representa ejemplarmente a quienes expoliaron nuestro pan. Y no entendemos. El tucumano Juan B. Terán escribía a principios de siglo que la historia, en una amplia medida, es la obra de la libertad de los hombres, que no hay destino invencible para los pueblos, y que podemos crearlo como una obra de arte por la proyección de nuestras esperanzas más íntimas. Las ideas, los proyectos y los sueños de millones que una dictadura quiso enterrar, resurgen y vuelven a luchar contra el olvido. La condena de Córdoba es una gran victoria de la Verdad y la Memoria por los que lucharon, pero también por los que no lo hicieron y seguían ignorando esa Verdad. Que los hay, y los seguirá habiendo. Pero la victoria no es definitiva. “No hay destino invencible para los pueblos”. La lucha continúa. En eso estamos.
EN BOCA DE TODOS Carolina Scotto Rectora de la UNC: Un paso adelante para las generaciones nuevas que van a cuidar estas conquistas como algo de lo que no se puede retroceder. Estos juicios obligan a que los ciudadanos y las instituciones completemos la revisión y recuperemos la memoria, con la valentía que hace falta para asumir el rol que nos cupo para que no volvamos a cometer viejos errores. Este juicio desnudó esas responsabilidades institucionales, incluso las de omisión, que no son sanas a la verdad.
Ramiro Fresneda Movimiento Campesino de Córdoba: Los compañeros de la tierra, los de monte adentro, que sufren el atropello de sus derechos y se quedan sin sus tierras, sienten que su realidad tiene un punto en común con la dictadura. Aparecen de nuevo los que intentaban construir un país para pocos, como la Sociedad Rural, que hoy ataca campesinos y antes golpeaba las puertas de los cuarteles. Este juicio los desnuda.
Miriam Funes Comisión Homenaje UP1: Nunca, ningún juicio ni ninguna sentencia me van a conformar. Yo no tengo a mi hermano, que era vital en la vida familiar. Siento a cada uno de los presos como si fueran míos. Cada dolor es mío. Entonces hoy tengo la mezcla de sensaciones, algunas no son gratas, otras, más positivas, porque era necesario realizar el juicio. Pero es incurable el dolor que llevamos.
Adolfo Pérez Esquivel Premio Nobel de la Paz: Esperamos durante décadas. Hace casi 30 años nos presentamos como querellantes junto a María Elba Martínez, pero después vinieron las leyes de impunidad y recién con este gobierno se pudo comenzar a juzgarlos. Es fundamental que los imputados tengan el derecho de defensa que a nosotros nos negaron. Esto habla de la dignidad de un pueblo. Sobre la impunidad no se construye una democracia.
Marcos Luc Músico, integra el MUCC: Como artistas y actores sociales, estamos contentos porque la indignación y la impunidad hoy son justicia. Esta sentencia es una clara demostración de que los artistas tenemos que estar comprometidos socialmente. Pese a que por momentos nos hacen creer que estamos en donde el espectáculo predomina al arte, como una herencia cultural de la dictadura. Desde el MUCC, sostenemos al arte como una forma más de lucha. Para nosotros esto es una fiesta.
Fermín Rivera Ex preso y testigo: Siento satisfacción de que sean condenados algunos de los responsables y también de que hayamos conocido la verdad después de este largo juicio. También creo que fueron juzgados sólo algunos de los que ejecutaron los crímenes, faltan los hombres cómplices de la justica, la Iglesia que legitimó los crímenes y los que se beneficiaron económicamente de la mano de las Fuerzas Armadas. Ninguno de los crímenes se podría haber cometido sin las complicidades.
Rubén Arroyo Abogado querellante: Habíamos perdido la esperanza, y hoy siento una conmoción muy hermosa. No tanto por la justicia que llega tardía sino para el futuro. Este juicio reivindica a este tribunal, no a la institución judicial. Observo cambios a partir de estos juicios, como la excepcional defensa oficial que tuvieron muchos represores, muy diferentes a los defensores oficiales que tuvieron nuestros presos políticos.
Lunes 27 de diciembre de 2010 El autor es periodista, editor del diario Página/12. Fue director de la revista cultural Lezama
CONTRATAPA • por Luis Bruschtein
Después de la condena Durante muchos años, la consigna que unificó al movimiento de Derechos Humanos fue "Aparición con vida". Fueron los años de la dictadura, cuando las autoridades militares trataban de sacarse el problema de encima con informes truchos y autoamnistías. "Aparición con vida" era una respuesta a esa intención: "Con vida se los llevaron, con vida los queremos". Cuando llegó la democracia, hubo un debate profundo en los organismos de Derechos Humanos. Se planteaba la necesidad de ofrecer una respuesta que proyectara de la misma manera contundente la reivindicación de los organismos en la nueva etapa. Entonces la mayoría comenzó a usar "Juicio y Castigo". Esa consigna creció de a poco al principio del gobierno de Alfonsín y se fue instalando cada vez con más fuerza cuando llegaron el Punto Final, la Obediencia Debida y el indulto. Ya desde mediados del gobierno de Alfonsín, "Juicio y Castigo" se había convertido en el eje de sus luchas. El movimiento de Derechos Humanos comenzaba a encarnar a su vez al sujeto ético de la política en la nueva democracia. Desde allí se volcaba el aporte más valioso a la nueva etapa. A fines de los 90 esa consigna resonaba como una utopía. El reclamo se presentaba a pesar de la sospecha de que a esta sociedad le era imposible satisfacerla. La idea de "Juicio y Castigo" no sólo se relacionaba a lo jurídico y legal, sino que ponía en tela de juicio a una estructura del poder porque disputaba una interpretación de la historia y ponía a prueba las complicidades de empresarios, políticos, militares y religiosos en ese esquema. Habían pasado casi 20 años y la incapacidad de impartir justicia por las víctimas del terrorismo de Estado se convertía en la constatación más concreta de una democracia estéril. Fueron años y años de actos, marchas, presentaciones judiciales, escraches, charlas, solicitadas y todo tipo de acciones que rebotaban contra una pared inconmovible. Con políticos que respondían con paternalismo, con desprecio, con ambigüedad como aceptando la orden de un sujeto que nunca daba la cara. Fueron años y años donde los grandes medios trataron una y otra vez de devaluar el reclamo, de esconderlo y condenarlo al olvido. Años y años de chocar contra la insensibilidad de la cúpula de la Iglesia, de escuchar a los obispos hablar del perdón y la reconciliación, de verlos compartir con los represores. "Juicio y Castigo" chocaba contra esa pared de políticos y presidentes, contra el muro de silencio de los grandes medios y contra la abierta hostilidad de los jerarcas eclesiásticos, sin hablar de la resistencia y los lobbies de los jefes militares. Hubiera sido absurdo que tantos políticos, dueños de medios, religiosos y militares hubieran podido mantener esa negativa cerrada tanto tiempo si no hubieran sido sostenidos por otras fuerzas detrás. Las mismas fuerzas económicas que habían sido promotoras y cómplices del golpe. Fueron años y años de poner a prueba a esta democracia. Cada marcha ponía en cuestión su capacidad para administrar justicia. Cada acto era una forma de indagar los recursos de esta democracia para escuchar el reclamo de la sociedad. Después de los juicios a los ex comandantes, todas las encuestas que se hicieron a lo largo de esos años demostraban que la mayoría de los argentinos estaba de acuerdo con los juicios a los represores. En la democracia, esa mayoría no se tomaba en cuenta. En cambio, el discurso de la mayoría de los políticos y de los grandes medios, de la Iglesia y de los militares trataba de apagar ese reclamo. Algunos se convencieron de que el reclamo era sólo testimonial y bajaron los brazos hasta perder el impulso de llevarlo a la realidad. Eso pasó con muchos progresistas. Siempre con mucha soledad ins-
titucional y a veces con soledades de todo tipo, las Madres, las Abuelas y los organismos de Derechos Humanos pudieron, en general, mantener vivo el reclamo. Pasaron los años, había momentos en que parecía que nadie les llevaba el apunte, pero las convocatorias eran tan masivas como las del principio. En los primeros años, los actos del 24 de marzo eran muy chiquitos: con los organismos y un puñado de militantes, a veces una radio abierta y nada más. Hasta el 20 aniversario del golpe. En las discusiones previas, muchos no se animaban a convocar para ese domingo. Había muchas dudas de cómo respondería el pueblo. De todos modos, los organismos decidieron convocarlo y así se realizó uno de los actos más grandes de la democracia. Esa lucha se ha ganado y en eso hay que mencionar el aporte invalorable del ex presidente Néstor Kirchner. Sin la decisión política de abolir la legislación de impunidad, los juicios nunca se hubieran hecho. El bloque de poder que se oponía fue derrotado en este tema, pero mantiene su peso sobre la sociedad. Hay otras luchas que continúan y es probable que “Juicio y Castigo” ya no tenga tanto peso en ellas. Cada vez que se incorporaba una nueva reivindicación o cuando se ganaba alguna, ya fuera la identificación de los NN en las tumbas colectivas, las reparaciones materiales a los familiares o los Juicios por la Verdad en los que no podía haber condenas, surgía la duda de que todo podía terminar cuando entregaran los cuerpos, las indemnizaciones o cada quien supiera el verdadero destino de sus familiares desaparecidos. Pero cada vez que eso sucedía, los movimientos tomaban más fuerzas. En vez de aflojar y debilitarse, los organismos salían fortalecidos de cada discusión para emprender esa nueva etapa. Durante todos estos años que han pasado, la sociedad forjó en los organismos de Derechos Humanos un fuerte sostén ético de la política. Esa presencia es más amplia que la lucha por los Derechos Humanos violados durante la dictadura y hay, además, una experiencia invalorable construida sobre esas luchas que esta sociedad y, en especial, los movimientos sociales y las agrupaciones políticas, sindicales o estudiantiles no se pueden dar el lujo de descartar. Los organismos han crecido y madurado. Han ganado una lucha importante, y la que era su consigna más convocante está siendo satisfecha, pero no por eso han perdido sentido o decaen. En estos treinta años han acompañado las luchas contra todo tipo de injusticia, desde las protestas sociales de desocupados, piqueteros y trabajadores, hasta los reclamos de género o contra la discriminación. Los organismos integrados por familiares de desaparecidos, como Familiares, Madres, Abuelas, Hijos y Hermanos, y los ex detenidos-desaparecidos han aportado su militancia ética en esos procesos. Y los organismos como Cels, Serpaj, APDH, MEDH y la LADH han incorporado naturalmente los nuevos reclamos como parte de la defensa de los Derechos Humanos y suman abogados, investigadores o trabajadores sociales a esas causas. La búsqueda que hace Abuelas de los nietos, la Universidad de las Madres o las investigaciones del Cels sobre los ascensos en las Fuerzas Armadas o las estadísticas sobre gatillo fácil son una demostración de algunos de los inmensos aportes que están realizando. La condena a Videla y los demás juicios a los represores constituyen uno de los logros más importantes de los 26 años de democracia. La base de sustento de las luchas que llevaron a esa conquista de la Justicia han sido los organismos de Derechos Humanos. Y su aporte no se perderá porque hayan alcanzado su reclamo más importante. Por el contrario, ese logro ha demostrado la importancia que tienen para que la sociedad en su conjunto mantenga la esperanza de un futuro en democracia.
Este ejemplar contó con el aporte de las siguientes instituciones: Fundación Electroingeniería Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) • Sindicato de Luz y Fuerza - Córdoba Sindicato de Trabajadores de la Alimentación (STIA) • Asociación Bancaria - Seccional Córdoba Sindicato de Empleados Públicos (SEP Córdoba) • Unión Obrera Gráfica Cordobesa (UOGC) Asociación Gremial Empleados del Poder Judicial (AGEPJ) • COOPI (Cooperativa Integral Carlos Paz) Consejo Editor: Por Familiares: Betty Argañaraz, Gustavo Tissera, María del Carmen Torres · Por H.I.J.O.S: Cecilia Correa, Martín Nortanfrancesco, Lucía Galará • Director de contenidos: Sebastián Puechagut • Redactores: Waldo Cebrero, Pablo Luro y Lautaro Bentivegna • Secretaria de redacción: Matilde Nasser • Corrección: Victoria Picatto • Fotografía: Manuel Bomheker y María Bethania Cuello • Distribución: María Ester Cobe, Julia Soulier, Ernesto Torres y Rubén Vergara Colaboraron en el año 2010: Alexis Oliva, César Pucheta, Mario Toranzo, Emiliano Fessia, Luis Gómez, Claudia Baldovín, Ángel Villanueva, Ana María Mariani, Rep, Dante Leguizamón, Katy García, Mauro Ricci, Martín Mozé, Francisco Panero, Pablo Llonto, Costi Viano, Luis Brushtein, Ana Longoni, Paco Ferreyra, Horacio Verbitsky, Mariano Saravia, Facundo Martínez, Graciela Daleo, Lucas Fanchín, Raúl Dellatorre, María Pia López, Javier Fagetti, Pablo Cerino, Nicolás Castiglioni, Diego Barrionuevo, Pablo Natta, Jorge Cuello, Werner Pertot, Irma Montiel, Daniel Cáceres, Eduardo Blaustein, Ricardo Forster, Felipe Pigna, Horacio González, Marcos Cittadini, Marta Dillon, Marina Combis, Sofía Coronel, Liliana Felipe, Diego Martínez, Diego Tatián, Mirta Antonelli, Lila Pastoriza, Archivo Provincial de la Memoria, Espacio para la Memoria y la Promoción de Derechos Humanos “La Perla”, Comisión de Homenaje UP1, Prensa del TOF1 • Impresión: Comercio y Justicia Editores Cooperativa de Trabajo Ltda. • Producción gráfica y editorial: Usina Creativa SH, Tel: (0351) 4271736, info.usinacreativa@gmail.com • Será Justicia es propiedad de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba (Personería Jurídica 234-A-1992) • Tirada de esta edición: 20.000 ejemplares • Correo de lectores: info.serajusticia@gmail.com
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