EL DIARIO DE LOS JUICIOS EN CÓRDOBA
El doble discurso Hay violencias tan marcadas y visibles que se pueden y deben denunciar porque superan los límites establecidos judicial y/o socialmente. Existen actores responsables del ejercicio de esa violencia que serán juzgados y castigados bajo formas legales, como también están las víctimas, que generalmente son las personas más vulnerables o marginadas de los sistemas continentes, a quienes el Estado debe regular. Pero la violencia más extrema es la del ‘doble discurso’ de las instituciones. Por su simbolismo, se ha naturalizado tan internamente en las conciencias de cada uno de nosotros, que es invisibilizada y nos deja sin herramientas objetivas para combatirla, sin demasiada noción de lo que es ni de donde viene. Sin embargo, desde el nacimiento de las sociedades se estableció que hay uno que pone las reglas y otro que las obedece, eso implica el comienzo del autoritarismo. Algunos defienden teorías que abonan esta asimetría, otros hablan de diferentes modelos para erigir códigos y leyes. Teóricos de distintas extracciones han intentado establecer paradigmas para analizar los motivos y desencadenantes. Pero que los medios de comunicación arriesguen títulos –atribuidos a la Iglesia– hablando de ‘un país violento’, los mismos que se apropiaron de la empresa Papel Prensa sobre la sangre de tantos, es al menos provocador: eso es violencia. El documento de la Iglesia dice en uno de sus párrafos “…pero no nos ayuda culpar a los demás. Para lograr una sociedad en paz cada uno está llamado a sanar sus propias violencias”, Angelelli y Mugica todavía esperan este acto de la institución que los cobijó: eso también es violencia. Mas allá de los teóricos de la violencia, en estos días el tema se puso en el tapete y hubo voces que nos mostraron cómo en el silencio de los manicomios o la sordidez de las cárceles los actos más aberrantes son naturalizados con términos como: sujeción, contención. Y ni hablar de los llamados ‘operativos de seguridad’ donde la violencia institucional de la Policía queda expuesta en cada barrio, en cada cuadra de nuestra provincia. Es decir, todo lo que atenta contra la dignidad del ser humano es violencia. Nuestra tarea: apostar a las prácticas sociales que corran los telones de la doble moral. Ambicioso, sí, pero forma parte de la práctica militante.
A VI · N 37 · M 2014
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OTRO TESTIMONIO QUE PERMITE DEVELAR LA COMPLICIDAD JUDICIAL, CIVIL Y ECLESIÁSTICA DURANTE LA DICTADURA
Se acumulan denuncias contra el juez Luis Rueda A LO LARGO DEL JUICIO, MUCHOS TESTIMONIOS REVELARON LA TRAMA DE COMPLICIDADES CIVILES CON LA DICTADURA. LA DECLARACIÓN DE LA TESTIGO MIRTA NOEMÍ PACHE DE JUÁREZ, SOBRE EL SECUESTRO Y DESAPARICIÓN DE SU ESPOSO, APUNTÓ FUERTEMENTE A LA COMPLICIDAD JUDICIAL, Y MENCIONÓ A LUIS RUEDA, ACTUAL JUEZ FEDERAL. EN 1991, VUELTA LA DEMOCRACIA, RUEDA –EN ESE ENTONCES SECRETARIO DEL PODER JUDICIAL– LA INTIMIDÓ PARA EMBARGARLE SUS BIENES.
Foto: gentileza Osvaldo Ruiz
EDITORIAL
PUBLICACIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA
Uno más. Luis Rueda suma otro testimonio más que lo implica en graves complicidades con la dictadura militar.
A 45 AÑOS DEL CORDOBAZO | Por Alexis Oliva · Página 4
El influjo rebelde LA HERENCIA POLÍTICA DEL CORDOBAZO SE EXTIENDE HOY EN DIVERSAS EXPERIENCIAS DE ORGANIZACIÓN QUE REIVINDICAN SU LEGADO REBELDE
ENTREVISTA V A, C, C M
Página · P C P
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Repensar el 25 de Mayo
Cuando Córdoba estalló contra la dictadura. de mayo de : el principio del fin de Onganía en el poder.
“Nuestra Revolución comenzó siendo nacional y popular y luego fue virando hacia un proceso contrarrevolucionario en lo social”. P M S · Página
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EL JUICIO POR DENTRO
Mayo de 2014 | Será Justicia
LA ORGANIZACIÓN SINDICAL• UN OBJETIVO CENTRAL DE LA PERSECUCIÓN GENOCIDA
La historia de Salamanca, el caso del SMATA T SMATA (1974), R S , .
A . “Que el obrero no piense que me estoy enriqueciendo a costa de él”, solía decirle René a su hijo José María, según relató este último en su testimonio. No es el único que habla en esos términos sobre los valores en que se basaba su padre para representar a los trabajadores. Salamanca fue uno de los fundadores del Partido Comunista Revolucionario (PCR), y
Referencia. Salamanca, ícono del Cordobazo, compartiendo palco con Agustín Tosco.
D “Yo creo que mi papá molestaba mucho, sobre todo, porque decía la verdad”, afirmó José María Salamanca, hijo del mítico René, al reflexionar sobre las posibles causas del ensañamiento cívico-militar contra su padre. es elegido por primera vez secretario general del gremio de los automotrices en 1972. Desde ese momento y a medida que se acrecentaba su legitimidad entre las bases obreras, comenzó a sufrir el hostigamiento de los sectores conservadores de la sociedad local. Es que bajo su conducción, el SMATA comenzó a representar una línea clara de la tendencia revolucionaria dentro del sindicalismo cordobés. Esto no sólo implicaba un enfrentamiento con el empresariado, sino que generaba severas tensiones con el sector ortodoxo del movimiento de los
trabajadores, en franca complicidad con ellos. Su hijo contó que en 1973 Salamanca recibe un atentado que no tiene éxito porque no se encontraba en su vehículo, que explotó en el estacionamiento del SMATA. Un año después, en la casa de su madre –donde René residía–, colocan una bomba y la vivienda es baleada por completo. Estos serían precedentes de una persecución que se profundiza cuando el gremio nacional envía interventores para la regional Córdoba, y toda su comisión interna es expulsada. El resto del trabajo lo haría el interventor del gobierno provincial, Raúl Lacabanne, que luego de la expulsión, ordenó la detención de todos los dirigentes (1974). De esta manera, no sólo René, sino todos los integrantes de la comisión interna tuvieron que comenzar a esconderse para evitar su captura.
P SMATA. El proyecto de las Fuerzas Armadas no consistía en la mera persecu-
INSTANTÁNEA • TRABAJADORES DEL SINDICATO DE MECÁNICOS EN EL JUICIO
Movilizados por René Salamanca Casi una hora antes de que declaren en el juicio los familiares de René Salamanca, militantes de la CCC (Corriente Clasista Combativa) y del PCR (Partido Comunista Revolucionario), se acercaron a la entrada de Tribunales, para recordar a quien quien fue secretario general del SMATA Córdoba, desaparecido en 1976. La movilización estuvo acompañada de banderas y cánticos.
P . Luego de la desaparición de su padre, José María Salamanca dejó sus estudios y comenzó a trabajar con un pintor de obras. A los 18 años, realizó un curso de tornería que le permitió rendir bien el ingreso a la fábrica Pistones Persa. Sin embargo, cuando le tomaron los datos y dictó su apellido, nunca más lo llamaron. Así mismo, uno de sus primos que ya trabajaba en la empresa, fue expulsado tras responder que era familiar directo de René. Por otra parte, su hermano Rubén y su mujer Olga Cortéz fueron secuestrados en distintos momentos y llevados a los centros clandestinos de detención La Perla y La Ribera. Ambos recuperaron su libertad, pero sufrieron serios problemas de salud tras la desaparición de René Salamanca.
TESTIGO • LA COMPLEJIDAD DE ASUMIRSE COMO VÍCTIMA
“Lo mío parecía poco” A S S . Mercedes Ferreyra
El abogado querellante Claudio Orosz, en el número anterior de este diario, expresaba que pese al discurso recurrente de los imputados respecto a su ‘lucha’ contra las organizaciones guerrilleras armadas, empezaba a cobrar cada vez más importancia, dentro de la megacausa, la persecución a los trabajadores organizados. Esta afirmación toma cuerpo con el correr de las audiencias. Los secuestros de delegados gremiales de distintos rubros –del frigorífico Mediterráneo de Sierras Chicas, de la planta Córdoba de SanCor o del sindicato de educadores, entre otros– han sido el tema central de las últimas semanas del juicio. A ellos se suma un caso paradigmático, y con una fortaleza histórica determinante para el movimiento obrero cordobés. Se trata de la desaparición del secretario general de SMATA (19721974), René Salamanca, secuestrado el 24 de marzo de 1976.
ción de dirigentes políticos y gremiales en sí misma, sino que esta constituía un medio en pos de un objetivo concreto: la instauración de un plan económico de corte liberal que sólo era posible implementar enfrentando las movilizaciones de las distintas organizaciones políticas. Había que quitarlos del medio. Una de las aristas fulminantes de este plan tenía que ver con la desindustrialización del país y la apertura a capitales extranjeros para cubrir las ramas estratégicas de la producción. De allí que, entre las principales finalidades de los militares y sus cómplices civiles, estuviese presente la intención de desactivar la capacidad de defensa de derechos laborales e intereses nacionales de los sindicatos vinculados a esos rubros estratégicos. Claro está, el SMATA era uno de ellos.
Cada testigo afronta de manera distinta el momento de su testimonio, el relato de su propia historia. Verse a sí mismos en perspectiva, fuerza reflexiones constantes acerca de los devenires surgidos de esa grieta abierta a partir de los años 70. Susana Strauss hizo lo propio semanas atrás. El momento más sensible de su relato devino de una pregunta realizada por el abogado defensor Carlos Casas Nóblega, en relación a que en una declaración anterior, la testigo no había mencionado golpizas contra su persona, y ahora sí. Strauss respondió con sencillez: “Mi marido y mis hijas se enteraron hace pocos días que yo fui golpeada. Me costó decirlo hasta ahora. Tiene que ver con todo lo que vi. Al lado de las picanas y todas esas cosas tan terribles, lo mío me parecía poco”. La testigo narró que desde el hecho de su secuestro todo fue muy confuso, porque no entendía cuál era el motivo de su de-
tención. Strauss no pertenecía a ninguna organización política. Repasando aquellos días, pudo arribar a la conclusión de que su fundamento tenía que ver con una denuncia que había realizado ante las autoridades militares por la desaparición de un obrero de la construcción. Sus captores fueron menos pensativos: “Te llevamos por ‘PP’... ¡Por Pelotuda!”. De aquellas escenas, Susana recordaba perfectamente la cara del imputado Ricardo Alberto Ramón Lardone, quien supo ser su vecino. Según confió en su declaración, un oficial “gordo y de voz aflautada” intentó abusar físicamente de ella, pero no pudo hacerlo porque alguien le ordenó que se detuviera. “Cuando estuve en libertad, volví a escuchar esa voz. Y era el mismo, lo vi junto a Lardone, mi vecino", afirmó Strauss. La testigo estuvo detenida más de un año, desde el 26 de agosto de 1976 hasta el 1º de septiembre del 1977.
EL JUICIO POR DENTRO
El diario de los Juicios en Córdoba| Año VI · Nº 37
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LA PROTECCIÓN A LOS GENOCIDAS • LOS EMPRESARIOS, LA IGLESIA Y EL PODER JUDICIAL SEÑALADOS NUEVAMENTE
Todas las complicidades civiles al desnudo en un solo testimonio E M N P J F A E. L , , .
A . Pedro Antonio Juárez, el esposo de Mirta, trabajaba en la planta de SanCor de la ciudad de Córdoba. Era secretario general del gremio de los lácteos Atilra. Desapareció el 15 de junio de 1976.
ba Raúl Lacabanne (el interventor de la provincia, previo al golpe), responsable de tantas muertes desde que asumió”. Al darse cuenta de la situación, Primatesta le expresó que lo único que podía hacer era darle una carta de recomendación para el Vicariato del Ministerio de la Marina, es decir, para ver a su par, Christian Von Wernich. “No entiendo por qué los envía Primatesta, él los puede ayudar mucho más que yo, díganle, él sabe”. Los dichos del actual condenado a reclusión perpetua por crímenes cometidos en esos años hicieron que la testigo comprobara lo que ya temía: le estaban haciendo perder tiempo.
Foto: gentileza Osvaldo Ruiz
“Así, sufrieron los embates la Iglesia Católica, los medios periodísticos independientes, la Justicia, sectores del empresariado y numerosos oficiales de las Fuerzas Armadas, hoy presos políticos por la venganza oficial, que en su condición de jóvenes militares enfrentaron a las organizaciones terroristas en la guerra interna que vivió el país con un saldo de dolor y muerte para ambos sectores enfrentados”. Quien enuncia tales postulados no es algún ‘colega’ militar en el intento desesperado de justificar la barbarie homicida de sus pares; la cita corresponde a la editorial del diario La Nación del lunes 12 de mayo de 2014. Cuando aún retumbaba en la sala la brutalidad de esas líneas, Mirta Noemí Pache de Juárez brindó un testimonio que –por si hiciera falta– desmoronó ese relato de las culpas compartidas entre víctimas y victimarios. Pero aún más. La testigo desnudó todo el circuito de complicidades que permitieron la impunidad militar no sólo en años de dictadura, si no ya entrado el período democrático. Empresarios del rubro lácteos, junto a la Iglesia y la Justicia, se entrelazan en un relato que los encuentra como forjadores del manto de protección genocida.
Docente. Mirta Pache aseguró que el juez Luis Rueda (que se desempeña como profesor universitario) quiso embargar sus bienes.
P “Para que se haya logrado semejante genocidio, se necesitaron estas complicidades, por eso digo que fue un golpe cívico, militar, eclesiástico y judicial”, sentenció la testigo hacia el final de su relato. Días antes, en un pequeño encuentro en un bar llamado La Juan B. Justo, él le había contado a la testigo la situación crítica de los delegados sindicales de diversas fábricas lácteas del interior, que estaban desapareciendo por su actividad gremial. Los empresarios del rubro jugaron un papel decisivo en la persecución. Apenas unos meses antes del golpe, desde las patronales, se les pidió a los trabajadores una declaración jurada con la actualización de sus domi-
cilios. Esta información fue puesta a disposición de los militares, que gracias a dichas precisiones, iniciaron los operativos de secuestro. “Seis compañeros de la comisión interna de mi esposo fueron desaparecidos. Las fábricas no querían ser tan evidentes en el secuestro de los delegados, necesitaban de las Fuerzas Armadas. Para eso, les actualizaban los domicilios y los datos de los trabajadores”, afirmó la testigo. “A”. Luego de que se
TESTIMONIO I · OSCAR NEYRA
El nacimiento de La Ribera A fines de , el dragoneante Oscar Neyra comenzó a ver movimientos extraños en la ex prisión para desertores ubicada en campo La Ribera. Personas de civil traían a jóvenes vendados y atados de manos, y utilizaban los ambientes que habían funcionado de cantina y sastrería para hacer interrogatorios. Neyra era el responsable de garantizar la limpieza del lugar y por ese motivo tenía permitido circular por todo el perímetro. En sus recorridos diarios pudo presenciar algunos de esos procedimientos. Pudo ver también cómo comenzaba a operar la sala de tortura allí donde antes estaba la sala de armas.
“En un momento llegó un helicóptero y bajaron a un señor alto, bien grandote y lo llevaron adentro de la sala. Al otro día lo sacaron, envuelto en una colcha y atado”, relató el testigo. Junto con él había diez otros diez oficiales y un grupo de cocineros catamarqueños que se quedaban durante la noche para dar de comer a los gendarmes. Ellos le confiaron que durante esa tarea solían escuchar gritos de dolor de jóvenes detenidos, y que varios soldados les contaban “situaciones dramáticas”. El ex dragoneante subrayó que todo el personal que vio al frente de esas maniobras, era sólo personal de civil.
llevaran a su marido, Mirta emprendió su búsqueda por todos los medios posibles. En una visita a Santa Fe, donde vivía su hermana, cruzó algunas palabras con el padre Enrique Angelelli. Tras explicarle que él también estaba siendo perseguido, el sacerdote le dio una carta de recomendación para que se entrevistara con el cardenal Raúl Francisco Primatesta, en Córdoba. Luego de varios intentos fallidos, el cardenal finalmente la recibió. Mirta relató, durante su testimonio, las primeras palabras que le dijera Primatesta: “Usted sabe que estamos siendo asolados por la subversión”. Al oír esto, enfurecida, le contestó que no le permitiría usar ese término, que era “el mismo que usa-
L . “Durante todos esos años fuimos recogiendo datos con la esperanza de que la justicia nos sacara tanto dolor del corazón”, dijo Mirta entre lágrimas. Estaba haciendo referencia a las indagaciones que realizaban con el objetivo de iniciar estos juicios. Pero ocurrió lo opuesto. En 1991, llegan a su casa enviados del Poder Judicial a cobrarle las costas de un juicio que ni siquiera se había realizado. La nota de embargamiento de bienes que no poseía estaba firmada por quien se desempeñaba como secretario, Luis Rueda, juez federal en la actualidad y docente de la Facultad de Derecho de la UNC. La testigo fue a verlo. Rueda le aconsejó que no se preocupara tanto por el embargo y que mejor se olvidara de los juicios. Una nueva intimidación... Una más.
TESTIMONIOS II · MARÍA DEL CARMEN BOLL DE VANELLA
Un sueño para aprender de ellas El de abril del , María del Carmen y Adriana Vera Vanella Boll, son secuestradas. Un mes antes, una patota militar había irrumpido en su domiciolio de Bº Cerro de las Rosas, buscando a ambas jóvenes, pero ellas no se encontraban allí. Tenían y años respectivamente. A partir de allí María del Carmen (madre), y su marido comenzaron una búsqueda por todos los medios. La testigo explicó que fruto de sus consultas frente a autoridades militares, recibieron un llamado en el cual los amenazaron para que no continuaran con las indagaciones. Por el temor a sufrir más pérdidas, la familia decidió exiliarse.
El momento más emotivo de la declaración de la testigo, resultó de su explicación acerca de la actividad militante de sus hijas. “Los jóvenes entonces gustaban de solidarizarse con los pobres. Eso para mí fue difícil, como padres de un nivel medio, porque uno quiere que escalen cada vez más arriba. Y ellas, teniéndolo todo, no lo pensaron y decidieron dedicar su vida a quienes más lo necesitaban”, dijo conmovida Boll de Vanella. Pero un sueño con ellas le permitió entenderlas. Allí la consolaron: “estamos felices por esta opción”. La testigo comprendió: “tenemos el corazón muy duro, y yo aprendí a ser humilde”.
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ESPECIAL EFEMERIDES: A 45 AÑOS DEL CORDOBAZO (1969
Mayo de 2014 | Será Justicia
ANÁLISIS • LA HERENCIA VIVA DEL CORDOBAZO EN LA SOCIEDAD CORDOBESA | Por Alexis Oliva
S C. E , ‘’ M . S , .
¿Por qué no hay todavía una película sobre el Cordobazo? 45 años después, el cine argentino parece estar maduro como para emprender esa megaproducción, que bien podría comenzar con la escena de Agustín Tosco escribiendo en la cárcel de Rawson su Carta sobre el Cordobazo, un año después de esa rebelión popular. “El día 29 de Mayo amanece tenso. Algunos sindicatos comienzan a abandonar las fábricas antes de las 11. A esa hora el Gobierno dispone que el transporte abandone el casco céntrico. Los trabajadores de Luz y Fuerza de la Administración Central, pretenden organizar un acto a la altura de Rioja y Gral. Paz y son atacados con bombas de gases. Es una vez más la represión en marcha. La represión indiscriminada. La prohibición violenta del derecho de reunión, de expresión, de protesta. “Mientras tanto, las columnas de los trabajadores de las fábricas de la industria automotriz van llegando a la ciudad. Son todas atacadas y se intenta dispersarlas. “El comercio cierra sus puertas y las calles se van llenando de gente. Corre la noticia de la muerte de un compañero, era Máximo Mena, del sindicato de mecánicos. Se produce el estallido popular, la rebeldía contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el Pueblo. Son las bases sindicales y estudiantiles, que luchan enardecidas. Todos ayudan. El apoyo total de toda la población se da tanto en el centro como en los barrios. “Es la toma de conciencia de todos evidenciándose en las calles contra tantas prohibiciones que se plantearon” (1). El director de esa película no debería privarse de incluir esta otra escena en la que el general Alejandro Agustín Lanusse, comandante en jefe del Ejército en tiempos del Cordobazo y presidente de facto entre marzo de 1971 y mayo de 1973, dicta estas palabras para un libro de memorias, ya durante otra dictadura con la que discreparía respecto de su método de secuestro, tortura, muerte y desaparición:
“Estoy totalmente seguro de que eso estuvo lejos de ser obra exclusiva de la subversión. Los elementos subversivos actuaron y, en algún momento, marcaron el ritmo. Pero en la calle se veía el descontento de toda la gente. Por lo que pude ver y escuchar, así como por lo que vieron y escucharon los jefes y oficiales de la guarnición, puedo decirle que fue la población de Córdoba, en forma activa o pasiva, la que demostró que estaba en contra del Gobierno Nacional en general, y del Gobierno Provincial en particular" (2). Hay un acuerdo en las palabras de estos actores, tan principales como antagónicos: la rebelión de 1969 tuvo fundamentos políticos y un masivo apoyo popular. La autodenominada ‘Revolución Argentina’, encabezada por el general Juan Carlos Onganía, había desalojado del poder al presidente democrático radical Arturo Humberto Illia, el 28 de junio de 1966. La inspiración mística del catolicismo conservador y la influencia terrenal de la estadounidense Escuela de las Américas nutrieron su obsesión contra sus comunes enemigos: la ‘subversión marxista’ y el peronismo. Esa dictadura decía tener “objetivos, no plazos”, pero el Cordobazo le puso fecha de vencimiento. Su extensa lista de motivaciones –la represión a obreros y estudiantes, la pros-
cripción del peronismo, la persecución a los sindicatos clasistas, el plan económico ultraliberal y monopolista, la censura cultural– brindan elementos de sobra para alimentar un nutrido casting de ‘guionistas’ que aportan sus visiones a la comprensión del acontecimiento. E . Para la historiadora Mónica Gordillo, los hechos que desembocaron en el Cordobazo se explican en el contexto de “una cultura política que apuntaba a la resistencia y oposición dentro de una sociedad fuertemente dualizada y con marcados tintes autoritarios. Esa cultura se había nutrido, fundamentalmente, de la proscripción del peronismo y de la mística del exilio pero, también, de todas las nuevas corrientes que desde la izquierda comenzaron a cuestionar los paradigmas establecidos”. Entre ellas, “las corrientes de la izquierda sindical –cristalizadas fundamentalmente en el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, en distintas agrupaciones internas dentro de los sindicatos estudiantes y luego en la CGT de los Argentinos– que aparecían como anti-burocráticas”, señala la autora de Córdoba en los 60 (3). Y continúa: “Es un fenómeno que está mucho más relacionado con el peronismo que lo que la izquierda y el mismo pero-
NOTAS Y FUENTES BIBLIOGRÁFICAS ) Los citados y otros pasajes de la Carta sobre el Cordobazo, escrita por Tosco en la cárcel de Rawson, Chubut, aparecen en varios sitios de internet erróneamente atribuidos a Rodolfo Walsh y el periódico de la CGT de los Argentinos. ) Alejandro Agustín Lanusse. Mi testimonio, Buenos Aires, Editorial Lasserre, . ) Mónica Gordillo. Córdoba en los - La experiencia del sindicalismo combativo, Dirección General de Publicaciones de la UNC, . ) “Al Cordobazo lo hicieron, en un por ciento, los trabajadores peronistas”. Entrevista de Ana Salamone y Miguel Apontes a Lucio Garzón Maceda, en revista El Avión Negro, Nº , abril de . ) Al declarar en el juicio La Perla - La Ribera el
de mayo de , Garzón Maceda reiteró esa hipótesis: “Pasado el Cordobazo, los servicios de Inteligencia del Ejército llegaron a la conclusión de que nunca más en este país debía haber una protesta popular dirigida por un peronista, porque eso aseguraba el éxito de la rebelión y ponía en riesgo el orden constituido. Era más enemigo un peronista combativo dirigiendo Luz y Fuerza, que un dirigente de otra ideología. Por eso, el hombre a batir indudablemente era Tomás Di Toffino”. ) Silverio Enrique Escudero. El de mayo, en diario Comercio y Justicia, de mayo de . ) A años del Cordobazo, extraído del sitio web Perspectivas, de Enrique Lacolla (www.enriquelacolla.com), de mayo de .
nismo suelen reivindicar. Pero la movilización del 29 y 30 de mayo aparece también, en tanto movimiento contestatario de una importante magnitud, como precipitador de otras tendencias –por ejemplo– la de la lucha armada”. Abogado laboralista y participante de los sucesos de mayo del 69, Lucio Garzón Maceda afirma que el Cordobazo fue “la respuesta de los trabajadores organizados al plan de (el entonces ministro de Economía Adalbert) Krieger Vasena y Onganía, en rechazo, con violencia, a una dictadura que proscribía las mayorías, violencia mayúscula contra el pueblo. (…) Esa clase obrera, joven, moderna, industrial, principalmente peronista, es la que sale a la calle en rechazo a las proscripciones políticas y la defensa de las conquistas sociales” (4). Sobre las interpretaciones posteriores, Garzón Maceda plantea: “El Ejército fue el gran ‘recuperador’ al lograr desnaturalizar el profundo sentido anti-dictatorial, democrático y anti-proscriptivo de la rebelión. A los servicios de inteligencia y a los Estados Unidos no les molestaban los anuncios socialistas: les preocupaba que los peronistas se rebelaran pidiendo elecciones, que implicaban el retorno de Perón (…) El objetivo era restar protagonismo a los trabajadores y conducciones peronistas, apuntando fundamentalmente a desprestigiar y quebrar al líder indiscutido del Cordobazo, un excelente e inteligente dirigente peronista, Elpidio Torres (entonces secretario general del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor - Smata)” (5). Pero el historiador y periodista Silverio Enrique Escudero observa que esa actitud combativa no era compartida por los dirigentes del partido proscripto: “Luz y Fuerza, Smata y la Unión Tranviarios Automotor fueron los gremios que cargaron sobre sus espaldas la organización del paro activo. Fue una negociación trabajosa. En un momento parece que todo zozobrará. Agustín Tosco, Atilio López, Elpidio Torres y el gráfico Juan Malvar se pronun-
9) Y A 40 AÑOS DEL ASESINATO DEL PADRE MUGICA (1974)
L . Más allá del peso que el Cordobazo tiene en el imaginario colectivo de los cordobeses, en su legado tangible se inscriben la gravitación que –con sus diversos altibajos y variantes– aún poseen los sindicatos en la vida pública local, la vitalidad política y cultural de la comunidad universitaria y la tradición organizativa y solidaria que subsiste en los barrios cuya población participó activamente de aquella rebelión. El influjo del Cordobazo marcó incluso un hecho institucional: el acceso de la izquierda peronista al Gobierno de Córdoba en 1973. En la mayoría de las provincias donde la ‘tendencia revolucionaria’ se quedó con la gobernación –Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Salta y Santa Cruz– el ala derecha del partido impuso al vicegobernador para contrapesar la fórmula de candidatos. Menos en Córdoba, donde la figura de Atilio López estaba tan identificada con el peronismo combativo como la de Obregón Cano, y la derecha debió conformarse con la Municipalidad capitalina. Por el contrario, hoy Córdoba es un bastión del peronismo conservador, gobernado desde 1998 por un delasotismo que no desentonó demasiado con el liberalismo económico de las administraciones radicales anteriores, pero que en lo político ha dado frecuentes muestras de autoritarismo, intolerancia, vocación represiva y desprecio por los derechos humanos.
ENTREVISTA • VÍCTOR ACHA, UN CURA DEL CORDOBAZO, RECUERDA A CARLOS MUGICA | Por César Pucheta
Los Sacerdotes para el Tercer Mundo en tiempos del Cordobazo
Fotomontaje: Sebastián Puechagut
cian por el paro activo. Los acompañan en la decisión Carlos Borelli y Héctor Castro. Las presiones del peronismo, estrechamente ligado al gobierno, son múltiples. Sus más conspicuos dirigentes se inclinan por un paro dominguero” (6). Al mismo tiempo, Escudero destaca la participación de militantes del radicalismo, que tenía “cuentas por cobrar (derrocamiento de Arturo Illia, ‘azules y colorados’, etc.). El domingo anterior, en un congreso en la clandestinidad, había aprobado un fuerte documento redactado por Miguel Molinero, Ramón Mestre, Alfredo Orgaz y Medardo Ávila Vásquez: «La revolución la haremos, decía en su parte final, con, sin o contra los militares»". Según Enrique Lacolla, escritor, periodista y analista político, la rebelión del 69 fue “parte de una serie de luchas nacionales que intentaron poner al país de pie según las necesidades del grueso de su población y de la conexión necesaria en que ésta se encuentra respecto de los otros pueblos de la Patria Grande”, proyecto que hoy se expresa en “una recuperación nacional enriquecida por una mayor conciencia latinoamericana” (7). Desde esa perspectiva, Lacolla propone: “El Cordobazo debe leerse como un peldaño en una escala que, lamentablemente, no es siempre ascendente. El 17 de Octubre de 1945, el 29 de Mayo de 1969 y el 20 y 21 de diciembre de 2001 forman parte de una misma cadena, que expresa la lucha de las mayorías por contar en la definición de un proyecto de desarrollo que las involucre. Por desgracia también es cierto que el 16 de Septiembre de 1955, el 28 de Junio de 1966 y el 24 de Marzo de 1976, el péndulo osciló para la otra parte y que el frenazo que supusieron esos episodios paralizó o incluso destruyó mucho de lo trabajosamente conquistado durante los períodos positivos de nuestra historia. Vigilar que esos retrocesos no se repitan es el objetivo primario que debe tener cualquier evaluación de las circunstancias en que se encuentra el país”.
El diario de los Juicios en Córdoba | Año VI · Nº 37
Curas obreros. Carlos Mugica es recordado por Víctor Acha como símbolo de una época, al igual que las movilizaciones que desembocaron en el Cordobazo.
Víctor Acha estaba enfermo el de mayo de , pero la fuerza de su voluntad y sus convicciones lo hicieron levantarse de la cama y bajar desde Villa El Libertador hacia el centro de la ciudad. En la Villa llevaba a cabo su tarea pastoral como sacerdote, en la parroquia del barrio. Allí desarrollaba, además, su militancia política. Una más de las que se congregaron en torno al Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, que buscó una renovación en la Iglesia argentina sobre finales de los e intentó realizar una tarea pastoral que acercara la institución al barro de la historia, a la par de los más necesitados. Acha reconoce que en Córdoba el movimiento llegó a contar más de sacerdotes, número que disminuyó “en las épocas más difíciles”, cuando muchos debieron esconderse o abandonar el país. “Allí nos encontrábamos quienes trabajábamos en sectores marginales o de pobreza con quienes estaban en ámbitos universitarios, sobre todo a partir de la docencia. Teníamos reuniones periódicas en las que se debatían temas de la actualidad local, nacional y mundial. Pero eso no quedaba sólo en una discusión interna: las lecturas que compartíamos se manifestaban públicamente a través de pronunciamientos, cada vez que hacía falta. Lo fundamental era tratar de estar presentes en las realidades que conmocionaran, que movilizaran o que necesitaran ser atendidas en el ámbito social, cultural o político”, rememora Acha, en diálogo con Será Justicia. El referente más importante de los tercermundistas en nuestro país fue el padre Carlos Mugica, aquel cura que levantó las banderas de la justicia social y el peronismo, y concentró la mayor parte de su actividad pastoral y militante en una villa de Retiro (lugar que los vecinos hoy llaman con su nombre). Mugica tuvo una fuerte ligazón con el peronismo. Murió asesinado el de mayo de . Es imposible pensar el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo sin hacer referencia a él, y viceversa. Cuando se le pregunta a Víctor Acha
“Mugica fue un hombre que, como todos los que integrábamos el movimiento, trabajaba en pos de otra mirada, de plantear la existencia de una Iglesia con una perspectiva diferente en medio del mundo y de nuestro país”. por el padre Mugica, sabe ubicarlo como parte de ese todo indivisible. ‘Compañero’, por sobre las demás virtudes que pueden atribuírsele: “En él y en nuestro movimiento confluía la idea de la ‘opción por los pobres’, que había surgido con fuerza a partir de la mirada nueva que se había generado con el Concilio Vaticano II. Pensábamos que la Iglesia debía tener otra presencia en el mundo, en la realidad humana y sobre todo en esos sectores que estaban marginados, los más carenciados, los más necesitados en todo, en aquel grueso de realidad que conforman quienes experimentan la pobreza”. Recuerda además que, de la concepción global que unía a todos, “Carlos tenía una clara postura de tipo político. Estuvo muy cerca de Juan Domingo Perón, viajó con él en su regreso al país, estuvo en un Ministerio –del que renunció porque el estilo que allí se manejaba no alcanzó a satisfacer sus inquietudes y sus ganas de trabajar–. Pero Carlos fue un hombre que, como todos los que integrábamos el movimiento, trabajaba en pos de buscar otra mirada, de plantear la existencia de una Iglesia con una perspectiva diferente en medio del mundo y de nuestro país”. En , Víctor Acha trabajaba en un taller metalúrgico en barrio Güemes, una actividad laboral que convivía con su rol de sacerdote. Los ‘curas obreros’, como se los conocía por aquellos años, tenían un trabajo para su sustento, además del desarrollo habitual de la actividad parroquial. Por azar geográfico y por convicción política, los tiempos previos al Cordobazo lo encontraron cerca de los trabajadores de Ika-Renault (por aquellos años Kaiser). “La
planta estaba en Santa Isabel, entonces había muchos obreros en mi propia parroquia, por lo que yo compartía con ellos la idea de que había que empezar a movilizarse para la protesta, lo que fue construyendo la parte previa al Cordobazo”, recuerda Acha, advirtiendo que aquellos tiempos previos a la movilización fueron “muy tensos”. La situación social y política a la que la autodenominada ‘Revolución Argentina’ condujo al país tocaba su punto más complejo. Los movimientos que antecedieron al Cordobazo sentaron las bases organizativas de un estallido que fue el ‘tiro de gracia’ para los tiempos de Onganía en el poder. “Lo que venía sucediendo eran reacciones ante un gobierno que cada vez tenía menos aceptación popular por su estilo, por sus medidas y por el estado al que había llegado la economía. En ese contexto, nos movíamos los sacerdotes también. Compartíamos con nuestra gente la sensación de que esto no daba para más y había que hacer algo”, afirma Acha, quien al recordar el Cordobazo, aún se sorprende “por la magnitud que fue tomando a medida que pasaron las horas”. Cuando Acha llegó al centro cordobés junto con un grupo de vecinos de Villa El Libertador, la situación se había tranquilizado: “No había colectivos y tampoco nos animamos a bajar en vehículos a raíz de lo que veníamos escuchando por la radio”. Los tiempos que siguieron, no fueron distintos. Las actividades de los Sacerdotes del Tercer Mundo en Córdoba se continuaron hasta la victoria electoral del año . “Nosotros participamos activamente del proceso que derivó en la elección de Obregón Cano. Principalmente desde nuestra actividad pastoral, después. Está claro que toda forma de participación social es una opción política, y nosotros estábamos trabajando en ese sentido”, resalta Acha, un cura que en encontró en la participación colectiva y la comunión de principios el sustento de aquella historia que logró cambiar, al menos por un rato, la vida social y política cordobesa.
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EL JUICIO POR DENTRO
Mayo de 2014 | Será Justicia
PRONTUARIO DE ACUSADOS • LA ACUMULACIÓN DE CAUSAS AL JUICIO LA PERLA SENTÓ AL BANQUILLO A NUEVOS REPRESORES
Los once nuevos imputados del juicio L L P F A S. L M P, P C. A, U L M D G N. L M, T, R II, Y A, .
Esquivos. Con los nuevos imputados, asciende a 52 el número de acusados en el juicio. En las audiencias, algunos se cubren ante las cámaras, lo que impide a la prensa fotografiar sus rostros.
1· B, R O
7· L, A C
Nacido en Buenos Aires ( años). Casado, de ocupación viajante y domiciliado en la localidad de Caseros, Buenos Aires. Policía retirado, imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en la causa Maffei.
Nacido en Santiago del Estero ( años). Casado y domiciliado en Mar del Plata, Buenos Aires. Militar retirado del Ejército con el grado de general de brigada. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en las causas Maffei y Rodríguez II.
2· C, A Nacido en Córdoba capital ( años). Domiciliado en la localidad de Bell Ville, Córdoba. Policía retirado con el grado de sargento ayudante. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en la causa Maffei.
3· C, H H Nacido en la ciudad de Río Cuarto ( años). Casado y domiciliado en Córdoba. Oficial retirado del Ejército, con el grado de coronel. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en las causas Maffei, Rodríguez II y Tófalo.
4· C, W Nacido en Mendoza ( años). Domiciliado en la localidad de Pilar, Córdoba. Militar retirado. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en la causa Maffei.
5· G N, J Nacido en Tucumán ( años). Casado y domiciliado en Capital Federal. Militar retirado con el grado de teniente coronel. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en las causas Maffei, Rodríguez II y Tófalo. Condenado a cadena perpetua durante la causa Videla, en 2010.
6· G, J Nacido en Formosa ( años). Casado y domiciliado en Capital Federal, Buenos Aires. Militar retirado como general de brigada. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en las causas Maffei y Rodríguez.
8· M, E A Nacido en Córdoba ( años). Casado, domiciliado en Córdoba. Personal Civil de Inteligencia retirado. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados,
en la causa Maffei, la cual lleva su nombre.
M, L S Nacido en Chivilcoy, Buenos Aires ( años). Domiciliado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Militar retirado. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en las causas Maffei, Tófalo y Rodríguez II. Defendido por Gerardo Ibáñez.
M, V Nacido en Rosario, Santa Fe ( años). Viudo y domiciliado en Capital Federal, Buenos Aires. Militar retirado con el grado de general de
brigada. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en las causas Maffei y Rodríguez II.
Y, J L Nacido en Córdoba ( años). Domiciliado en la ciudad de Córdoba. Personal Civil de Inteligencia retirado de la Policía Federal Argentina. Imputado por privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados, en la causa Maffei. Defendido por Ernesto Gaudin.
IMPUTADO · NUEVAS DECLARACIONES DE BARREIRO, EX INTEGRANTE DEL COMANDO LIBERTADORES DE AMÉRICA
“No hubo plan, estábamos en guerra” do, que estuvo prófugo de la Justicia ‘Nabo’, ‘Gringo’, ‘Hernández’, ‘Ruhasta fines de , cuando fue debio’. Ernesto Guillermo Barreiro llegó portado por Estados Unidos y entrea Córdoba a fines de con el gragado a las autoridades argentinas. do de Teniente º, para luego desem“Un país con las Fuerzas Armadas peñarse en el rol de ‘jefe de interrotan denigradas habla muy mal de la gaciones’ en La Perla. En el DestacaNación. A ver si en otro país van a juzmento de Inteligencia obtuvo el gar a sus militares. En términos de grado de Capitán. En su pedido de guerra, lo que aquí sucedió fue un ampliación declaratoria, Barreiro preconflicto de baja intensidad, aunque sentó una extensa argumentación soyo diría media. Nosotros libramos bre la falsedad de los juicios por deliuna guerra porque éramos un Ejército tos de lesa humanidad. Tecno. Barreiro usó un proyector para esbozar sus teorías. de operaciones. No hubo plan, está“Me he autoincriminado con cosas, bamos en guerra. Y nosotros amábay me veo en estas circunstancias por razones X. El juicio es una obligación que nos hemos autoim- mos a nuestra Patria tal cual la heredamos. Pero por su cospuesto. Hay gente que hace negocios con esto”, se fundamen- movisión, no había posibilidad de tener algún tipo de contactó Barreiro. “¿Qué testigo no conoce La Perla? Si es un lugar to con ‘ellos’. No hay forma de convivencia razonable desde abierto al público hace años. ¿Quién no conoce nuestras ca- que un marxista toma las armas”, argumentó el represor. “Se sostiene que ‘ellos’ (en referencia a las víctimas del Teras? Han estado colgadas en gigantografías por años, en el Pasaje Santa Catalina”, argumenta el imputado, haciendo refe- rrorismo de Estado) eran idealistas, y que nosotros no. ¿Con qué derecho? Yo también tuve ideales, no fui un mercenario”. rencia al Archivo Provincial de la Memoria. Barreiro despliega un proyector para explicar el funciona“Acá han venido a declarar gendarmes, que han estado detenidos. ¿A alguien se le ocurrió que eran tan imputables co- miento del Destacamento de Inteligencia . “Me permito dudar que a nivel nacional haya habido un plan mo nosotros? La instrucción ha estado abocada a imputar al Destacamento de Inteligencia . Y hay cosas que nosotros sistemático de sustracción de menores. Que se entienda el nino teníamos obligación de conocer. No teníamos idea de la vel de locura en que vivíamos todos los implicados. Aquellos conducción nacional, cumplíamos órdenes. Hago responsable que se han enriquecido a costas de las Fuerzas Armadas, yo les a nuestros mandos de nuestra situación”, cuestionó el imputa- digo que es como mínimo un acto de cobardía”.
EN PROFUNDIDAD
El diario de los Juicios en Córdoba | Año VI · Nº 37
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CAMPAÑA NACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL • UN CUESTIONAMIENTO AL ACTUAL MODELO DE SEGURIDAD POLICIAL | Por Andrés Guzmán (*)
“Disparan con demagogia punitiva” El 8 de mayo de 1987, en la localidad de Ingeniero Budge, policías de la ‘maldita bonaerense’ asesinaban a tres jóvenes en una esquina. Fue uno de los primeros casos conocidos como ‘gatillo fácil’ que generó movilización y organización ante la impunidad policial y judicial. Desde la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional, en memoria de la llamada ‘Masacre de Budge’, recordando los cientos de jóvenes asesinados en democracia, en virtud de las detenciones arbitrarias y abusos policiales, se logró instituir en 2012, desde el Congreso de la Nación, el 8 de mayo como el “día nacional de la lucha contra la violencia institucional” (Ley Nº 26.811). En los debates sobre seguridad, es necesario reflexionar esta fecha, donde la realidad se ha hecho tendenciosamente más visible en los medios de comunicación, por ambiciones electoralistas que disparan con demagogia punitiva. Esto no va de la mano de un debate responsable, que nos debemos desde el retorno de la democracia. El actual modelo de seguridad no funciona. Reprimiendo conductas de una sociedad fragmentada entre los malos que delinquen y los buenos que no, construyendo ciudadanos de primera y de segunda categoría. Al invocar al Estado se apela a un aparato represor, compuesto por policías, juzgados y cárceles, que no han sido debidamente purgados luego de la última dictadura. Son capaces de perseguir a jóvenes en situación de vulnerabilidad como el nuevo ‘enemigo interno’, creando un chivo expiatorio en ‘el pibe chorro’ o ‘el drogadicto’, que no tiene otro destino que la eliminación. Quizá se pueda encon-
trar en estas prácticas alguna explicación a los mal llamados ‘linchamientos’. Socialmente sigue existiendo una inequidad estructural de base, cuando se busca instalar un modelo cultural con escala de valores que se miden en el consumo y en lo material. Ante lo cual, el resultado es la exclusión y la estigmatización de la pobreza. La marginación de los jóvenes de barrios populares termina siendo un suministro de ‘mano de obra’ para los negocios de narcotráfico, trata de personas y crimen organizado. Tal situación sólo es posible si hay una connivencia entre políticos y parte del aparato jurídico-policial. La seguridad es un tema demasiado complejo para que quede sólo en manos de policías. Hemos visto cómo, en Córdoba, Santa Fe y el Conurbano Bonaerense, las Policías han estado en connivencia con el narcotráfico, convirtiéndose en parte del problema. Las cárceles no cumplen su misión de reinserción social y la justicia no es igualitaria. En el camino, quedaron las leyes Blumberg, que profundizaron la ‘mano dura’ y sus consecuencias. Queremos discutir un nuevo paradigma: la seguridad democrática. Un abordaje plural y participativo desde el Estado, con intervención de la sociedad civil: universidades, instituciones, fundaciones, organizaciones sociales; poniendo acento en la prevención del delito, en la promoción de conductas positivas a través de mecanismos pedagógicos y sociales; en medidas estructurales como la democratización de las agencias de seguridad y las leyes, de los códigos Penal y Procesal; ejerciendo una efec-
Será Justicia cuenta con el aporte solidario de:
Sindicato Regional de Luz y Fuerza
tiva conducción civil de las fuerzas. Lo indispensable es una apuesta a la reconstrucción del tejido social, con trabajo, educación, salud e inclusión, achicando las brechas y asegurando la igualdad de oportunidades. (*) Responsable de la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional en Córdoba.
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CONTRATAPA
A propósito del 25 de Mayo y los significados de la Revolución
Por Mariano Saravia
Mayo de 2014 | Será Justicia
Periodista y escritor. Magister en Relaciones Internacionales. Autor del libro La sombra azul facebook.com/marianosaraviaperiodista
La reacción contrarrevolucionaria como base del terrorismo de Estado A 203 años de distancia, hay una pregunta que no me deja en paz: ¿Qué hubiera sido de nuestra patria si el destino político de la Revolución de Mayo hubiese sido conducido por Manuel Belgrano, Mariano Moreno y Juan José Castelli, entre otros? ¿Y más adelante por Bernardo de Monteagudo y José de San Martín? Seguramente, nuestra historia y nuestro presente serían diferentes. Lo primero que quiero señalar es que la Revolución de Mayo no fue un rayo en cielo despejado. Desde la escuela, nos convencieron de que todo comienza el 25 de mayo. Pero hay una historia previa de luchas que no hay que desdeñar. Es que, como decía Rodolfo Walsh, las clases dominantes nos hicieron creer que el pueblo y las grandes mayorías populares no tenemos historia, entonces, cada lucha empieza de cero. Eso es lo que intentó inculcarnos el liberalismo historiográfico y mediático, desde Mitre hasta hoy... los dueños de la historia y del periodismo oficial, siempre al servicio del verdadero poder. Pero en realidad tenemos una acumulación política que quizá venga de la experiencia humanista y social de las misiones guaraníticas a mediados del siglo XVIII, de las rebeliones indígenas de Túpac Amaru y de Túpac Katari, y de la formación en Chuquisaca de nuestros mejores hombres, los nombrados Moreno, Castelli y Monteagudo. Nuestra Revolución comenzó nacional y popular. Luego fue virando hacia un proceso contrarrevolucionario en lo social, hasta convertirse en un gobierno que, ya independiente de España, reprodujo las mismas injusticias sociales de la colonia. Para ello, la contrarrevolución apeló, desde el inicio, a métodos antidemocráticos ilegales y de terrorismo de Estado. Y así fue, luego, durante estos 203 años. Volviendo a la pregunta inicial: qué distinta hubiese sido nuestra historia, desde el nacimiento de la patria, si los conductores políticos hubiesen sido Belgrano, Moreno y Castelli. Porque aquellos días de
mayo tuvieron un carácter verdaderamente revolucionario, y el Cabildo Abierto del 22 marcó un hito con el discurso de Castelli –llamado ‘el Orador de la Revolución’–, quien sentó las bases de la democracia y la soberanía popular, ante la reclusión del rey Fernando VII. El mismo día 25, al asumir como Secretario de Guerra y Gobierno de la Primera Junta, Moreno proclama: “La variación presente no debe limitarse a suplantar funcionarios públicos e imitar su corrupción y su indolencia. Es necesario destruir los abusos de la administración, desplegar una actividad que hasta ahora no se ha conocido, promover el remedio de los males que afligen al Estado, excitar y dirigir el espíritu público, educar al pueblo, destruir o contener a los enemigos y dar
nueva vida a las provincias. Si el gobierno huye al trabajo; si sigue las huellas de sus predecesores, conservando la alianza con la corrupción y el desorden, hará traición a las justas esperanzas del pueblo y será indigno de los altos destinos que se han encomendado en sus manos”. Pero apenas unos días después del 25 de mayo, surgiría en Córdoba el primer conato contrarrevolucionario, y fue sofocado por Francisco Ortiz de Ocampo y Juan José Castelli, quienes fusilaron a Santiago de Liniers en Cruz Alta, cerca del límite con Santa Fe. Luego Moreno escribe su Plan Revolucionario de Operaciones, a instancias de Belgrano. Un plan que sólo implementará San Martín, varios años después, cuando gobierna Cuyo. Pero volviendo a 1810, la reacción libe-
ral-conservadora toma la forma de una conspiración, encarnada en Cornelio Saavedra y el deán Gregorio Funes. Con una trampa –que para mí constituye el primer golpe de Estado de nuestra historia–, conducen a los diputados de las provincias –que llegaban a Buenos Aires para constituir una Asamblea y conformar nuestra primera Constitución–, a formar parte del Ejecutivo. Mediante esta jugada, dejan en minoría al morenismo, luego de enviar en comisión militar a Belgrano al Paraguay y a Castelli al Alto Perú (hoy Bolivia). Moreno, en absoluta soledad, renuncia. Posteriormente, es enviado en comisión a Londres, envenenado durante el viaje y arrojado al mar. De esta manera, Moreno se convierte en el primer desaparecido de nuestra historia. Meses más tarde, Castelli es injustamente enjuiciado, sin el menor rastro de compasión ante el cáncer de lengua que finalmente acabó con su vida. Lo que vino después fue la Junta Grande que garantizó el poder a los de siempre, el fallido Congreso Constituyente de 1813, la traición a José Artigas, la vergüenza de Carlos María de Alvear queriendo entregarle el país a los ingleses y, finalmente, Rivadavia inaugurando las cadenas de la deuda externa. Esta falta de liberación social repercutió directamente en la liberación nacional, que quedó maltrecha. Y si nos liberamos políticamente del Imperio Español, pasamos a depender económica y financieramente del Imperio Británico. Internamente, los negros, los indígenas, los desposeídos, todos los que pusieron piel y huesos al servicio de la libertad, no consiguieron su propia libertad, sino que siguieron siendo esclavos o excluidos. Hoy, dos siglos después, esta Revolución de liberación social es tan necesaria como entonces, y ha retomado la lucha. De allí la importancia de este momento histórico. Al igual que en 1810, la reacción de los que buscan la restauración liberalconservadora es directamente proporcional a la grandeza de nuestros sueños.
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