EL DIARIO DE LOS JUICIOS EN CÓRDOBA
El olvido no existe En estos tiempos, las palabras que se oyen o se leen toman relevancia según el contexto en que se escuchen. Nuestra obligación es, entonces, hacer un intento por nombrar con palabras los hechos, dando cuenta del significado y significante que ellas tienen en cada individuo y en la sociedad. Decir que aparecieron cuerpos en La Perla es una cosa, un hecho, pero referirse a esos restos humanos encontrados en terrenos próximos al CCD, es otro diferente. De las dos formas, este hecho resuena en los familiares, con distinta intensidad en cada uno de ellos. También resuena en la sociedad; porque no es igual en grupos de jóvenes comprometidos con la historia de nuestro país, que en aquellos para quienes determinados temas eran sólo mentiras de un grupo de ‘locas’. Las que buscaban a sus familiares desaparecidos. El registro que cada ser humano tiene de lo vivido es único, así como es único el signo que ha dejado en la sociedad tanto horror. Para quienes trabajamos creyendo en la justicia como el camino adecuado para revertir la tragedia, la recuperación de los restos que podrían pertenecer a nuestros seres queridos, es el cierre de un proceso de duelo que ya lleva muchos años. Esto no es poca cosa. Pero fundamentalmente constituye el triunfo de la justicia sobre la mentira. El hallazgo de estos restos, luego de largos años de búsqueda, es la prueba concreta y real de que no hay plazos ciertos para llegar a ese punto de lo irrefutable. Se trata de un trabajo minucioso, junto a la excelencia profesional de los antropólogos, pero también de los abogados investigadores. Sumado a esto, el acompañamiento fiel y silencioso de los familiares. Todo esto ha logrado arribar a la prueba del delito que los militares que actualmente están siendo juzgados en el juicio La Perla –y en otros juicios por delitos de lesa humanidad en el resto del país– siguen negando en un acto cobarde y necio. Acto que no hace más que alargar la cicatrización de las heridas. Ante semejante comprobación empírica, debiéramos aceptar que el olvido no existe.
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LA LÓGICA DEL TERRORISMO DESENTRAMADA EN EL FUNCIONAMIENTO DE CADA CENTRO CLANDESTINO DE DETENCIÓN
Experiencias de traslado en el limbo de La Ribera EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS DEL JUICIO LA PERLA, MUCHOS DE LOS TESTIGOS DECLARARON HABER PASADO POR EL EX CENTRO CLANDESTINO DE DETENCIÓN CAMPO LA RIBERA. A LO LARGO DE SUS RELATOS, SE DESPRENDE UNA IDEA COMÚN DE QUE AQUEL LUGAR CONSTITUÍA UN ESPACIO DE TERROR E INCERTIDUMBRE ABSOLUTA, PERO CON ALGÚN VESTIGIO DE ESPERANZA DE SALIR. CÓMO FUE EL PLAN ESTRATÉGICO DEL TERRORISMO DE ESTADO EN CÓRDOBA, EN CADA CÁRCEL CLANDESTINA.
Mercedes Ferreyra
EDITORIAL
PUBLICACIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA
A VI · N 43 · N 2014
Encuentro con afectos. Al finalizar su declaración, el testigo Carlos Santa (der.) se reunió con su amigo Mario Lewit (izq.).
EL PACIENTE TRABAJO DE LA JUSTICIA | Por Alexis Oliva · Páginas 4 y 5
La esperada noticia A MEDIADOS DE OCTUBRE, EL EQUIPO ARGENTINO DE ANTROPOLOGÍA FORENSE (EAAF) ENCONTRÓ RESTOS ÓSEOS EN CERCANÍAS DE LA PERLA.
MEMORIAS Historia de vida y amistad: Ángel Santiago Baudracco y Héctor Guillermo Oberlin
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México: la herida abierta “No sabían que estaban secuestrándolos, llevándose a sus compañeros que son más bien hermanos porque comparten sueños inmensos”. P P M F · Página
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EL JUICIO POR DENTRO
Noviembre de 2014 | Será Justicia
DELITOS ECONÓMICOS DURANTE EL TERRORISMO DE ESTADO • LA INDUSTRIA NACIONAL EN LA MIRA
La herejía empresarial de Mackentor D 70
Mercedes Ferreyra
Mackentor será el sello que lleve la primera causa por delitos económicos cometidos durante el Terrorismo de Estado en Córdoba. Menéndez lo hizo, quién si no. Por supuesto que no fue el autor exclusivo, necesitó de la mano amiga de empresarios y jueces. Mackentor representaba algo muy peligroso para los intereses económicos, políticos e ideológicos genocidas: una empresa de capitales nacionales con un crecimiento exponencial, que se reivindicaba en la vereda opuesta a la Cámara Argentina de la Construcción (aliada al gobierno de facto), y que había cometido la herejía de darle participación directa a los trabajadores en su paquete accionario. Horrorizado, el jefe del III Cuerpo de Ejército mandó la intervención en el momento en que Mackentor tenía a cargo el importante acueducto Villa María - San Francisco. Era la única manera de rescindirle el contrato. Los motivos públicos fueron los previsibles: “La empresa financia la subversión”. Los reales, ya se
nido de manera ilegal, trasladado a dicho centro clandestino, e interrogado sobre temas que desconocía, o que –para ser más exactos– eran lisa y llanamente falsos. Sus palabras son de suma trascendencia para la resolución de la causa, ya que él era uno de los trabajadores con acceso a las transacciones financieras realizadas por la empresa. Tal cual se desprende de sus dichos, el supuesto envío de fondos a organizaciones armadas, nunca fue tal.
Gustavo Roca (hijo). Fue accionista de la firma junto a su padre, abogado del grupo.
mencionaron. El juez Zamboni Ledesma, sin un solo indicio que apoyara esa premisa, aprobó la intervención. Luego de hacerse efectiva, con su consecuente vaciamiento, el objetivo de Menéndez se logró acabadamente: Mackentor desapareció. El final se puede deducir fácilmente: nunca jamás se encontró ninguna prueba fehaciente que confirmara la acusación, y la obra millonaria del acueducto fue cedida a la multinacional Supercemento. En el medio, ocurría lo siguiente... N . “Los emplea-
dos, obviamente, no eran guerrilleros o activistas. Estábamos dentro de una empresa, trabajando profesionalmente (…) Los primeros días, fueron duros los interrogatorios, eran a los gritos, tratando de hacerme decir cosas que no tenía idea. Después ya no me interrogaron más”, afirmó Julio Héctor Casse durante su testimonio acerca de los días atravesados en Campo La Ribera. Casse era uno de los cuatro contadores de la firma y sufrió un destino similar al que relataron varios de sus compañeros en audiencias anteriores. Fue dete-
LA IGLESIA POR DENTRO • EL TESTIMONIO CLAVE DE GUILLERMO ‘QUITO’ MARIANI
Tras la huella de Angelelli
Mercedes Ferreyra
Más de una vez en aquellos años, el Padre Guillermo ‘Quito’ Mariani se encontró con una voz al otro lado del teléfono que le decía: “Sabemos lo que estás haciendo, te vamos a seguir por todos lados”. La escena recurrente hizo preocupar al cura tercermundista, que acudió a quien era el máximo responsable de la Iglesia Católica en Córdoba: Raúl Primatesta. Como resultado de esa inVivir amenazado. Mariani relató su persecución. tervención y dejando en evidencia –una vez más– el aceitado vínculo de la cúpula mi- tenció el testigo. La declaración del Padre Malitar con la eclesiástica, Mariani fue citado por el general Juan riani corresponde al caso MoBautista Sasiaín, que le expresó rard, que investiga el secuestro su solidaridad: “Yo soy un cristia- de los seminaristas de la Orden no practicante, y no quiero que de La Salette. Junto con ellos, la patria caiga en el comunismo. Quito realizaba trabajos voluntaTe voy a poner un batallón para rios en distintas villas de emerque te proteja porque te está per- gencia de la ciudad de Córdoba. Pero además, Mariani fue prosiguiendo la guerrilla”. Quienes lo estaban persiguien- tagonista central en la reconsdo, poco tenían que ver con la trucción del asesinato de uno de guerrilla. “Salí de la entrevista los mayores referentes de la cocon Sasiaín con la certeza de que rriente tercermundista en Argenno tenía ninguna seguridad”, sen- tina, monseñor Enrique Angelelli.
Según constató en su testimonio, cuando se enteró de la muerte, viajó de inmediato a La Rioja. Allí le dijeron que se quedara tranquilo, ya que las denuncias que traía Angelelli en su maletín, estaban en manos del Nuncio (representante diplomático del Vaticano en el país). Sin embargo, tiempo más tarde supo que en realidad, habían caído en manos del general de división, Albano Harguindeguy. En ellas podían leerse párrafos tales como: “Estamos permanentemente obstaculizados para cumplir con la misión de la Iglesia. Los sacerdotes y las religiosas somos humillados, requisados y allanados por la policía con orden del Ejército”. A partir de ese momento, la persecución fue permanente. “Fui convocado para hablar en el funeral (de Angelelli) como amigo de otras Diócesis. Yo dije que no había sido un accidente, sino una muerte planeada. Desde allí, comenzaron las amenazas en mi contra”, contó.
E . La firma había logrado desarrollar su propia fábrica de caños de hormigón armado pretensado, destinados a construir acueductos y desagües pluviales y cloacales. Este avance le permitía ingresar en el mercado de obra pública de alta complejidad. De esa
manera, Mackentor lograba consolidarse y ganar licitaciones de enorme volumen financiero, como el ya mencionado acueducto Villa María - San Francisco. Pero ese, no era el único dolor de cabeza que le traía la empresa a Menéndez. El abogado de la firma era Gustavo Roca, defensor de presos políticos durante la década del 70, hijo de uno de los máximos mentores de la Reforma Universitaria de 1918 –Deodoro Roca–, y de estrecha relación con Ernesto ‘Che’ Guevara; todas credenciales que lo convertían en un verdadero enemigo de la dictadura. Su hijo también declaró en el juicio histórico y dejó una definición fulminante sobre el accionar en tándem de los militares y sus cómplices civiles: “Mataban para robar, y robaban para matar”.
TESTIMONIO I · MARIO JOFRÉ
Una decisión ingenua Mario Jofré había salido esa mañana de su casa con la intención de ir a misa. Era mayo de y en Córdoba se respiraba el aire confuso de un Mundial de Fútbol, que se jugaba a la par de la muerte. Cuando llegó a la avenida Colón, vio demasiada gente y decidió seguir de largo por General Paz. En ese recorrido, se topó con el Jockey Club, donde se realizaban las transmisiones del evento deportivo. Dieciocho años tenía Mario Jofré, y con la picardía característica de cualquier joven, sintió una curiosidad incontenible por entrar. Decidió, entonces, hacerse pasar por periodista brasi-
lero, echando mano a algún viejo aprendizaje del idioma. Tomó aire y entró. Al ingresar, lo detuvo Bruno Laborda (militar juzgado en esta causa, fallecido el año pasado), y le pidió identificación. El nerviosismo le jugó en contra y no pudo seguir con el papel que había montado. Fue secuestrado instantáneamente por los militares. Jofré pasó días detenido en distintos lugares, pero recuerda con estremecimiento algunas jornadas en La Perla Chica: “Me aplicaron golpes, picanas, torturas, me patearon la cabeza. Estuve mal alimentado, completamente humillado”, expresó.
TESTIMONIO II · MARTA CISNEROS
En busca de su hermano Marta Cisneros declaró por el secuestro de su hermano Ignacio Manuel Cisneros, el de febrero de . Explicó que aquel día su cuñada –la esposa de Ignacio Manuel– y su sobrino se habían quedado en Alpa Corral. “Cuando fuimos a su casa, nos encontramos con la puerta destruída. Se habían robado todo. Los secuestradores estuvieron dos días esperándolo”, señaló. Marta Cisneros, quien fuera integrante de Familiares, explicó al tribunal la
presentación de amparos y hábeas corpus. “Él estaba en la clandestinidad. Fuimos a buscarlo a muchos lados, inclusive al Tercer Cuerpo de Ejército”. En una ocasión, presentó ante la justicia una carta original de Graciela Geuna –sobreviviente de La Perla– que contaba que a Ignacio lo habían traído de la Plata y lo habían asesinado en junio de . La causa de Ignacio se abrió más de una vez. “Este año se cumplen treinta años de la primera querella”, dijo.
F E: En el Nº , la nota titulada Perder a un hermano contiene la frase “Cuando volví de la escuela ya no estaba”, que no corresponde a Rubén Vergara. En su declaración, mencionó el secuestro de Alberto Simonasi y Jorge Germain, capturados el mismo día que su hermano Rodolfo Vergara.
EL JUICIO POR DENTRO
El diario de los Juicios en Córdoba| Año VI · Nº 43
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LOS CENTROS CLANDESTINOS DE DETENCIÓN EN CÓRDOBA • LA DIVISIÓN DE LAS DISTINTAS ESCALAS DEL HORROR
La Ribera: rincón de incertidumbre entre la vida y la muerte L C E S M A C
“N ”. “Uno allí ha perdido el control de sí mismo. Dice todo lo que le viene a la cabeza. Verdades y mentiras. Lo único que quiere es que termine”, explicó Carlos Eduardo Santa, al relatar los flagelos sufridos en el D2. El testigo recordó a los imputados Miguel Ángel ‘Gato’ Gómez y Graciela ‘Cuca’ Antón como dos personajes de un sadismo incomprensible que estaban a cargo de la tortura en ese CCD. “(Gómez) Era el dueño de la vida y de la muerte de los secuestrados”, subrayó Santa. Esta afirmación se encuentra en exacta simetría con lo expresado semanas más tarde por María Inés Rissatti, que sufrió severas torturas allí mismo, incluida una de las preferidas de Gómez, que también padeció Santa: la asfixia. Con una gran capacidad narra-
Sobreviviente. María Inés Rissatti describió las torturas del ‘Gato’ Gómez en La Ribera.
“Y ” “Por suerte cuando me sacaron a marcar gente, no vi a nadie. Ya estaban todos ausentes. No había a quién señalar por la calle”, afirmó Carlos Eduardo Santa durante un testimonio memorable.
U . Cuando fue trasladado a Campo La Ribera, Carlos Santa sintió algo parecido a un alivio. Aún así, le depararían algunas sesiones
TESTIMONIOS III · SUSANA ROMANO SUED
Táctica y estrategia militar
Mercedes Ferreyra
Madre e hijo. Susana junto a Manuel.
Mochioutti. El primero figura como firmante de un folleto publicado por la Universidad Nacional de Córdoba en octubre del , que decía: “La Universidad debe impedir la penetración y excluir la acción de aquellas ideologías que la niegan y atentan contra el bien común de la Nación”. Romano Sued denunció esta colaboración como parte del “aparato de ocultamiento” de la dictadura.
I . Mónica Ambort había sido detenida en otras oportunidades, previo a su estadía en La Ribera. Estudiaba una carrera peligrosa para el conservadurismo extremo de las Fuerzas Armadas: Ciencias de la Información. La institución contó desde su creación con un alto nivel de politización de los miembros de su comunidad. Tras un breve paso por el D2 en 1975, Ambort fue detenida y trasladada a La Ribera, el 27 de mayo del 76. Si bien no militaba orgánicamente en ninguna estructura partidaria, participaba asiduamente de las asambleas que se realizaban en la Escuela de Comunicación. Eso le bastó para entrar en la lista de “sospechosos”. La testigo recordó de esta manera su experiencia en aquel CCD: “Cuando nos higienizábamos con un milico al lado mirando, yo estaba aterrorizada. Me daba miedo no salir nunca más. Pensaba también en el terror de mi familia, a veces tiene más miedo el de afuera. A mí eso me espantaba”.
DISIDENCIAS HACIA ADENTRO DE LAS FFAA • UN EX MILITAR CON UNA POSTURA CRÍTICA
Los cómplices en la UNC El testimonio de Susana Romano Sued atravesó diversos pasajes de la época más oscura de nuestro país. Si bien en principio fue citada para declarar por la causa Mackentor, su larga trayectoria de compromiso como académica e investigadora, permitió que se explayara sobre distintas facetas del aparato represivo en Córdoba. En particular, narró una complicidad que suele pasar desapercibida: la de algunos docentes universitarios. Luego de haber permanecido detenida, y recibir todo tipo de abusos, una vez en libertad, Romano Sued intentó reincorporarse a la Facultad de Filosofía, pero la red de complicidades también tenía su extensión en la universidad pública. “Me pidieron un certificado de que había estado secuestrada. ¡Yo les dije que cómo y dónde iba a encontrar eso!”, se exaltó la testigo. El mayor Romero, que oficiaba de interventor, fue quien le solicitó ese disparate. Pero junto a él, se encontraban dos profesores que no eran militares: Pío del Corro y
más de tortura en manos de Gómez. Sin embargo, era real que la tensión disminuía en relación a lo que ocurría a diario en el D2. En este lugar, el testigo inesperadamente se encontró con un viejo amigo, ‘Poroto’ Varela. Los recuerdos de la infancia conjunta y los años de camaradería en la juventud desdibujaban la contradicción que significaba, en ese escenario, imaginar una cooperación entre un gendarme y un preso político. El gesto de solidari-
tiva y de descripción, el declarante dejó definiciones inolvidables sobre aquellos días atroces, en particular, la que dio inicio a su testimonio: “Siento orgullo, porque si quisieron convertir a los sobrevivientes en un desierto, no lo han conseguido”.
La táctica y la estrategia son herramientas centrales que comparten la formación militar y la política. El ex capital del Ejército, Facundo Urien, hizo gala de su vasto conocimiento en la materia al exponer sus ideas en la audiencia 187. Su testimonio tiene un valor muy significativo para la megacausa en curso, ya que vertió críticas contundentes al accionar de las Fuerzas Armadas, remarcando su sentido de pertenencia a la institución. Urien formaba parte de un grupo llamado Los 33 orientales, eran miembros del Ejército que no compartían las ideas ni los métodos de la cúpula militar. “(La guerra ideológica) No era una ‘guerra’ en la que tuviera que involucrarse el ejército. La guerrilla enfrentaba a las Fuerzas Armadas porque querían la toma
Mercedes Ferreyra
gar de paso”. Pero esa generalización es demasiado generosa para quienes controlaban su funcionamiento. Campo La Ribera era, antes que nada, un rincón de incertidumbre entre la vida y la muerte.
Mercedes Ferreyra
El avance de los juicos permite afinar cada vez más los detalles acerca de cómo funcionó el circuito de represión en Córdoba. El accionar de las Fuerzas Armadas estuvo rigurosamente planificado; salvo algunas tensiones hacia su interior, nada estaba librado al azar. Los Centros Clandestinos de Detención se inscribían dentro de ese diseño de la trama del miedo, y cumplían distintos roles vinculados al gran objetivo genocida de “ganar la guerra contra la subversión”. Así, se estableció una suerte de división de los destinos donde debían ir los distintos presos políticos que eran detenidos por las patotas cívico-militares. En ese esquema, La Perla era sin dudas el epicentro del terror, el sitio donde se practicaban todo tipo de brutalidades contra militantes políticos y gremiales. La maquinaria de muerte se alojaba allí más que en ningún otro sitio. Pero la violencia también era salvaje en el Departamento de Informaciones (D2) y en la cárcel de San Martín. Un mayor nivel de complejidad presentaba Campo La Ribera. Una rauda definición podría establecerse al decir que era “un lu-
dad humana de Varela permanece en la memoria de Santa. “Todas las noches me traía un paquete de galletas y una lata de picadillo, y charlábamos largamente, sabiendo el riesgo que era para él. Murió a los 27 años de un infarto. Era una persona íntegra, inmensamente buena”.
Disenso. El ex militar Facundo Urien.
del poder y emplearon medios violentos cuando la democracia y el sistema de elecciones no se los permitía, con ejemplos en Cuba y otros paíse. En este tipo de conflictos, la táctica de combate es distinta, el ejército debió aguantar”, explicó el testigo. En esos mismos términos se refirió a su participación en la misión para combatir el foco guerrillero de
Tucumán, “me di con que los integrantes del ERP eran 64. Una brigada de 3.000 hombres para combatir contra 64”, concluyó reflexivo Urien. Pero, además, el testigo aportó datos centrales sobre el enterramiento de cuerpos en La Perla (ver Informe Central en páginas 4 y 5), que coinciden con los ya expresados por el fallecido imputado, Bruno Laborda. En ese marco, relató que varios cuerpos eran colgados en los tambores, “algunos con cal viva”. Según contó el ex militar, su presencia en ese CCD resultaba molesta para muchos de sus subalternos, por sus diferencias en la teoría y la práctica con el consenso represivo. Pero no le quedaba más opción que resisitir: renunciar al Ejército era firmar su sentencia de muerte.
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EL PACIENTE TRABAJO DE LA JUSTICIA: ANTROPÓLOGOS FORENS
Noviembre de 2014 | Será Justicia
INFORME ESPECIAL • EL EAAF DESCUBRIÓ RESTOS HUMANOS EN LOS HORNOS DE LA ESTANCIA LA OCHOA | Por Alexis Oliva
El calcio de la esperanza
Ilustración: Hernán Cappelletti
T , L P . U , , M .
Una costilla, un hueso sacro y varios pequeños fragmentos de extremidades, algunos con signos de haber sido incinerados y otros en buen estado. Un hallazgo exiguo en volumen, pero inmenso en significaciones humanas y políticas. Porque los restos son categóricamente humanos y probablemente pertenecientes a prisioneros políticos asesinados en tiempos del terrorismo de Estado. Nada menos. Para los familiares de las víctimas, es un aliento a la esperanza de encontrar algo de aquellos cuerpos que les fueron escamoteados y por fin concretar el ritual ancestral del duelo. Para los procesos judiciales en marcha, es una confirmación más del plan sistemático de exterminio, que durante la última dictadura se basó en la tan perversa como eficaz estrategia de la ‘desaparición’. Por estas razones y a pesar de su vasta experiencia y prestigio profesional, a los integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) el martes 21 de octubre de 2014 les “cambió la vida”. Hacía ya diez años que venían excavando en numerosos parajes de las 13.000 hectáreas que abarcan los terrenos colindantes al ex campo de concentración y exterminio de La Perla, a partir de diversos testimonios –judiciales y anónimos–, análisis topográficos, fotos satelitales e investigaciones geológicas, sin encontrar absolutamente nada. Pero ese día ocurrió lo que parecía que
ya no iba a ocurrir: en los hornos de cal de la estancia La Ochoa, a diez kilómetros de camino casi intransitable desde el edificio de La Perla, y a un kilómetro y medio de la “casa del general” que preside esa finca, aparecieron por primera vez restos humanos en territorios que pertenecieron a la Guarnición Militar Córdoba. Hubo abrazos y lágrimas frente a esa centenaria construcción de piedra que dejó de utilizarse para producir cal en los años previos al terrorismo de Estado, sitio al que los antropólogos coordinados por Anahí Ginarte –perito del Juzgado Federal Nº 3, que instruye la causa “Enterramientos Clandestinos”– llegaron a partir de datos aportados por antiguos lugareños. “Trabajábamos sistemáticamente en muchos sitios del Tercer Cuerpo de Ejército, y nunca habíamos dado con restos humanos. Pasaron más de diez años en una rutina en la cual año tras año se renovaba la ilusión y año a año se cerraba, con la frustración de que pese a hacer el trabajo bien, no encontrábamos nada. Entonces, este hallazgo fue una enormísima sorpresa y una gran alegría para todos nosotros”, dice Darío Olmo, miembro fundador del EAFF y del equipo que trabaja en La Ochoa. C . En los últimos cuatro años, las excavaciones del EAAF habían estado orientadas a corroborar el testimonio del ex teniente coronel
«Pasaron diez años en los que año a año se renovaba la ilusión y año a año se cerraba, con la frustración de que pese a hacer el trabajo bien, no encontrábamos nada» Guillermo Bruno Laborda –el mismo que en un reclamo administrativo a las autoridades del Ejército confesó por escrito haber cometido crímenes de lesa humanidad–. En 2009, ya procesado en la causa La Perla, Bruno Laborda reveló que entre marzo y abril de 1979, al enterarse Luciano Benjamín Menéndez que en septiembre de ese año visitaría la Argentina la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ordenó desenterrar los cuerpos de los prisioneros que habían sido fusilados e inhumados en los campos de La Perla. Incluso, el militar señaló los lugares donde con palas mecánicas se desenterraron esos cadáveres que “metían en tachos de 200 litros con cal viva” y luego habrían sido trasladados a las salinas riojanas. Bruno Laborda alcanzó a estar presente en 15 audiencias del juicio oral, donde no era bien mirado por sus compañeros de banquillo, hasta que murió de cáncer el 21 de julio de 2013. Mientras tanto, en las excavaciones realizadas en la Loma del Torito y en el lote El Triángulo –ubicados en
una planicie cercana al lugar que era utilizado para entrenamiento de paracaidistas, conocido como la Mezquita–, sólo se había podido comprobar que hubo movimiento de tierra. En la última semana de audiencias fue citado como testigo el capitán retirado del Ejército Ernesto Facundo Urien, quien entre 1978 y 1979 prestó servicios en el Liceo Militar General Paz. En consonancia con la versión de Bruno Laborda, Urien relató: “Por entonces, mi subalterno, el teniente Gustavo Raúl Gelfi, fue reasignado para cumplir una función especial. Al regresar, me contó consternado que había sido llevado a desenterrar cuerpos en La Perla, con máquinas excavadoras, para trasladarlos a otro lugar”. –¿Qué hacían con esos cuerpos?– le preguntó el abogado querellante Claudio Orosz. –Eran colocados en tambores, algunos con cal viva–, respondió el testigo. Lo mismo había relatado Urien el 19 de junio de 1985, al testificar en el Juicio a las Juntas. En esa oportunidad, añadió que “en ese hecho participó personal de cuadros, los cuales tuvieron que manejar ellos mismos las máquinas viales”. Los testimonios de estos militares revelan un método riguroso destinado a que la desaparición fuera absolutamente literal. Esa sistematicidad combinaba la aparición de algunas víctimas –los llamados ‘operativos ventilador’– con una finalidad
SES HALLAN RESTOS HUMANOS EN ALREDEDORES DE LA PERLA aleccionadora, mientras de la gran mayoría se hacía desaparecer hasta el último vestigio de su materia humana. Si –como revelaron Bruno Laborda y Urien– allí hubo entierros en fosas masivas y luego un desenterramiento con el fin de burlar a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, es sobrecogedor imaginar el obsesivo afán que se puso en aquella tarea, para que luego de diez años de búsqueda del EAAF no se hubiera encontrado –al decir de Olmo– “ni una falange”. Como si a cada uno de los que trabajaron en las exhumaciones de 1979 le hubiera estado apuntando en la cabeza el mismísimo Menéndez. “La forma en la que se dispuso de los restos en La Perla estaba concebida para escamotearlos, para que nunca demos con ellos –explica Olmo–. Eso se transformó en las dificultades que hemos tenido a lo largo de estos años. Ahora, es como que le hemos torcido la mano a ese hermetismo. Hemos producido un hallazgo: encontramos restos humanos en un lugar donde no hay elementos para presumir que tengan un origen distinto a la campaña de represión clandestina”. De ser así, y si de su identificación además resulta que los restos pertenecen a una de las 296 víctimas acreditadas de la megacausa La Perla - La Ribera, el informe del hallazgo podrá ser incorporado al juicio en curso como una prueba categórica. Mientras tanto, el EAAF procura intensificar la recolección de sangre de los familiares de víctimas de La Perla. Actualmente, en su banco genético hay muestras relacionadas con más de 500 casos, que según sus cálculos representan entre el 80 y 90 por ciento del total. H . Aún obligados a expresarse en términos condicionales por lo reciente del acontecimiento, los actores de esta pulseada contra la impunidad manifestaron a Será Justicia sus impresiones: “Si son restos de compañeros desapare-
«No hay elementos para presumir que (los restos) tengan un origen distinto a la represión clandestina» cidos, la importancia de este hallazgo es riquísima. Primero, porque se quiebra lo peor que dejó Menéndez en términos de impunidad: el pacto de sangre, esa perversión de hacer participar a los oficiales en los fusilamientos, enterramientos y desenterramientos. Segundo, por los familiares y su necesidad de encontrar los restos y poder cerrar el duelo. Por otro lado, después de Santa Fe y Arsenales en Tucumán, este sería el tercer hallazgo en el país en campos militares, lo que confirmaría que en las provincias sin salida al mar el Ejército habría utilizado los mismos campos de concentración para esconder los restos”, valoró Emiliano Fessia, director del Espacio para la Memoria y Promoción de los DDHH La Perla. Y concluyó: “El manejo del secreto, esa satisfacción que les da a los represores el poder de seguir negando la información sobre los restos de los desaparecidos y sobre los niños apropiados, eso se les ha quebrado”. Por su parte, el fiscal Facundo Trotta declaró: “Con toda la cautela y respeto que hay que tener por los familiares, yo como funcionario y más como fiscal del juicio La Perla tengo una expectativa muy alta de que estos sean restos de desaparecidos. Si bien el hallazgo no está relacionado directamente con testimonios de la causa, esas canteras se dejaron de usar tiempo antes de que La Perla sea un campo de concentración y tenían un acceso restringido. De modo que los huesos pueden ser de una persona que haya pasado por La Perla o una persona fusilada en 1975. El lugar –dentro de la guarnición– y la fecha en que la cantera fue cerrada, son datos que alientan las expectativas”. A su vez, Lyllan Luque, abogada de la
El diario de los Juicios en Córdoba | Año VI · Nº 43
EAAF • SU ACTIVIDAD SE EXTENDIÓ A MÁS DE 30 PAÍSES
Un recorrido científico alrededor del mundo Desde –año de su conformación– hasta la actualidad, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) ha trabajado en más de países del mundo. La cantidad más exuberante de excavaciones se ha desarrollado en el continente americano, pero los antropólogos han extendido su labor hasta el Oriente Medio y África del Norte, y Oceanía, pasando por Europa, Asia y África. Una de las investigaciones que los hizo mundialmente conocidos fue el hallazgo del cuerpo de Ernesto ‘Che’ Guevara, en Bolivia. Desde su fundación, se han conformado otros equipos forenses que trabajan en Chile, Guatemala y Perú. Estos equipos intercambian sus miembros para entrenamiento y trabajo conjunto en misiones en otros países. Actualmente, integrantes del EAAF se desempeñan en Iguala, México, en donde a mediados de octubre desaparecieron estudiantes (ver en p. nota sobre el tema). En medio de la búsqueda, los antropólogos e investigadores tuvieron cita con fosas clandestinas y bolsas con restos humanos. El EAAF trabaja en el hallazgo e identificación de esos querella de Familiares e H.I.J.O.S, destacó que esa confirmación “coronaría años de esfuerzo, espera y lucha. Y, desde el punto de vista de la causa, corroboraría que hubo un modus operandi no sólo de secuestro, tortura y homicidio, sino también para hacer desaparecer los restos. El plan sistemático implicaría técnicas específicas para ocultarlos”. Además, relató que el hallazgo produjo “un gran impacto en
San Vicente. El EAAF en el cementerio en 2003.
restos, a través de muestras de ADN. Esta no es la primera vez que los antropólogos argentinos trabajan en México. En el año , el EAAF emprendió una investigación para identificar restos humanos en Ciudad Juárez y ciudad de Chihuahua, donde cientos de jóvenes han desaparecido por diferentes causas. todos los familiares” y que por estos días el rol de la querella consiste en “contener, transmitir información y decirles que hay que esperar y confiar en la Justicia y en los antropólogos”. “Sabemos que no van a estar todos los desaparecidos de La Perla ahí, pero estamos confiados de que esto sea un punto de partida para que se puedan encontrar las pruebas de dónde están”, finalizó Luque.
ENTREVISTA • DARÍO OLMO, MIEMBRO FUNDADOR DEL EQUIPO ARGENTINO DE ANTROPOLOGÍA FORENSE (EAAF) | Por A. O.
Foto: Manuel Bomheker. Archivo Será Justicia
“Se puso mucho celo en escamotear los restos” Cuando en el antropólogo estadounidense Clyde Snow convocó a estudiantes de carreras afines para empezar a formar lo que sería el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), uno de los jóvenes que se presentaron fue Darío Olmo. Desde entonces, ha participado en muchos de los hitos de la institución –que presidió entre y –, como la identificación en de las víctimas de la “Masacre de Fátima”, asesinadas en agosto de en esa localidad del partido bonaerense de Pilar, y la exumación de las fosas del barrio cordobés San Vicente, además de coordinar excavaciones en numerosos países de Latinoamérica, en Kosovo y en el Congo. Hoy forma parte del equipo que logró encontrar en La Perla lo que Luciano Benjamín Menéndez puso tanto empeño en hacer desaparecer: restos humanos. “Estamos rediseñando nuestras rutinas y hasta nuestras vidas, en función de este hallazgo”, dice Olmo al comenzar la entrevista con Será Justicia, en la sede del Archivo Provincial de la Memoria. Será Justicia: ¿Por qué ha resultado tan significativo este hallazgo? Darío Olmo: Es muy significativo porque venimos de más de una década de trabajos y es la primera vez que se encuentran restos dentro de lo que era la Guarnición Militar de Córdoba. Son algunas piezas óseas indudablemente humanas, casi todas ellas fragmentarias. No es un volumen importante. Todavía resta hacer el trabajo de limpieza e inventario en el laboratorio. Pero no te-
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nemos dudas de que estamos en presencia de restos humanos, en un lugar por lo menos indebido. Todavía hay otros sitios para excavar y pensamos que este primer hallazgo puede significar que hay cierto hermetismo que ya no es eficaz. SJ: ¿Qué dificultades afrontaron en todo ese tiempo de trabajo? DO: Las diferencias en el relieve entre el momento en que se produjeron las presuntas inhumaciones clandestinas y la actualidad, son muy grandes: primero, por el paso del tiempo; en segundo lugar, porque en estos mismos campos se efectuaban prácticas de combate con uso de artillería, lo que generaba cráteres, y un
montón de alteraciones, como cavar lo que llaman pozos de zorro; y en tercera instancia, gran parte de esta superficie actualmente se destina a la agricultura, lo que implica un cambio dramático en el paisaje. Incluso los testigos, como el señor (José) Solanille o el coronel Bruno Laborda, tenían muchas dificultades para orientarse. Nosotros trabajamos de manera intensiva en todos los sitios que ellos marcaron y sin embargo nunca dimos con ningún hallazgo, a pesar de que pensamos que fueron veraces en sus afirmaciones y tenían la voluntad de colaborar en todas sus posibilidades. SJ: Pero no se puede descartar que haya ocurrido eso, que enterraron y desenterraron… DO: No, al contrario. No lo descartamos. Lo que descartamos es la presunción de que en esos sitios señalados y ya trabajados, aún haya restos. Hemos hecho una excavación intensiva, sistemática, de muchos años y no hemos encontrado nada. SJ: O sea que se le puso inteligencia al ocultamiento de los restos de las víctimas… DO: Evidentemente, ha habido una preocupación muy celosa por escamotear los restos. SJ: ¿Qué mensaje les pueden dar a los familiares? DO: Como mensaje a los familiares, que tengan la seguridad de que estamos trabajando con la misma seriedad con que comenzamos a trabajar en diciembre de en San Vicente. Somos los mismos y les estamos dando las mismas garantías que les dimos siempre.
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MEMORIAS EN PRESENTE
Noviembre de 2014 | Será Justicia
ÁNGEL BAUDRACCO Y HÉCTOR OBERLIN • DOS VIDAS CARGADAS DE MILITANCIA Y LUCHA POR LOS MÁS HUMILDES
Amigos y militantes barriales Á B H G O 8 1976, .
Hasta perder la esperanza
Mercedes Ferreyra
“Esa es la misión que hubiera hecho Jesucristo, estar con los pobres”, dijo Graciela Teresita Oberlin, una de las hermanas de Héctor Oberlin, en su declaración ante el tribunal del juicio La Perla. Desde hacía un largo tiempo, Héctor, junto a Ángel Baudracco, habían comenzado a trabajar en Barrio Comercial, acompañados de sus esposas y otras familias obreras, ayudando a construir casas a sus vecinos, organizando clases de apoyo escolar y viviendo en un clima de trabajo colectivo sostenido por su militancia en el Peronismo de Base. Ambos caminaban junto a los curas tercermundistas de la parroquia del barrio, en pos de un cambio social. “En esa época, el eje motor era el cura Irazábal, que era de esa parroquia”, explicó al tribunal Héctor Horacio Pez, familiar de los dos. “Su militancia era muy social, además de sindical. La casa de Oberlin era un punto de encuentro. Allí tenían muchas herramientas de trabajo, que básicamen-
TESTIMONIOS IV · INÉS OBERLIN Y HÉCTOR PEZ
Unidos. Graciela Oberlin, Héctor Pez e Inés Oberlin, en Tribunales. Camino compartido. Ángel Baudracco (izq.) y Héctor Oberlin (der.) fueron grandes compañeros de lucha.
te era lo que hacían en el barrio”, recordó. Héctor Oberlin trabajaba como dibujante de letreros, y Ángel Baudracco era estudiante de Psicología en la Universidad Nacional de Córdoba. Ambos se habían conocido en la Municipalidad de Córdoba, donde eran inspectores de tránsito, además de activistas de su gremio. “Fuimos una familia de militantes. Luego de tener su segundo hijo, mi hermano Héctor, junto a su esposa Olga, me pidieron a mí y a Ángel una mano para ayudarlos. Ellos habían elegido tener una vida humilde, en un barrio, trabajando con los pobres”, dijo ante el tribunal Inés del Carmen
OTROS ESCENARIOS
Oberlin, la otra hermana de Héctor y esposa de Ángel Baudracco. A comienzos del 76, habían decidido pasar un día familiar en la casa de Héctor Oberlin. Entre ambas parejas había un lazo de familia y amistad. La tarde previa al secuestro de Héctor y Ángel, que en ese entonces tenían 31 y 28 años, Ángel había regresado del centro preocupado. “Había encontrado unos panfletos que los acusaban a él y a Héctor por ser integrantes de una gremial; se trataba de una amenaza pública. Esa fue una tarde muy nerviosa porque conocíamos el secreto los tres. Pero continuamos el encuentro igual”, expresó
Héctor Pez. Aquel 8 de enero, ya llegada la noche, las familias estaban disfrutando de la sobremesa, cantando y jugando a las cartas, mientras sus hijos pequeños dormían en el cuarto de arriba. Un grupo de civiles entró a la casa a los gritos, sin orden de allanamiento, llevándose violentamente a Héctor y Ángel. Luego del secuestro, los dos fueron cesanteados de la Municipalidad de Córdoba, que en ese entonces estaba a cargo del intendente José Domingo Coronel y el secretario José Manuel de la Sota. “Sobrevivimos gracias a la ayuda de familiares y amigos”, señaló Inés Oberlin.
“Fuimos a muchos lados. A casas de amigos, a presentar denuncias en comisarías. Según la décima, no había salido ningún operativo ese día. Fuimos al Tercer Cuerpo de Ejército. Hablamos con monseñor Primatesta, que no sabía nada. Fuimos al Ministerio del Interior y al diario La Voz del Interior. Allí nos encontramos con familiares que estaban atravesando por la misma situación”, detalló Inés del Carmen Oberlin. Su hermana Graciela recordó una situación que para la familia entera fue desesperante: “Un día, poco después del secuestro, hubo una llamada perdida. Una de las hijas de doña Josefa, mi vecina, atendió el teléfono y era Héctor (Oberlin)”, explicó. Cuando mi vecina se acercó, Héctor ya había cortado. Por otro lado, Héctor Pez expresó ante el tribunal que “la búsqueda fue permanente. Tuvimos que trasladar a los chicos a otros lugares. La sensación era que en algún momento aparecerían, pero esa esperanza se terminó”. “Una vez me acerqué a la Municipalidad, y recuerdo que un interventor me dijo que le dolía verme en ese estado, y que no buscáramos más, porque esos secuestros eran operativos por izquierda. Fue la primera vez que escuché que no había posibilidades de nada”, dijo Inés Oberlin.
POLÍTICAS NACIONALES DE PROTECCIÓN DE LAS VÍCTIMAS · LA CREACIÓN DE UN COMITÉ EJECUTIVO | Por Cecilia Merchán
Contra la trata y explotación de personas Abordar la trata de personas es un tema que nos convoca a todos y a todas porque afecta la integridad de las personas, y las ubica en el lugar de mercancía, esclavitud y explotación. En Argentina, la lucha de Susana Trimarco y de las organizaciones que durante años instalaron el debate ha sido fundamental para que como sociedad veamos este tema como una preocupación en la que debemos involucrarnos. En el año , y pese a ser cuestionada por muchos aspectos, se aprobó la ley que tipifica la trata de personas como delito federal, lo que permitió perseguir las redes delictivas más allá de las fronteras provinciales, que hasta ese momento representaban una traba para la investigación. Desde entonces, el Poder Ejecutivo comenzó a tomar en sus manos la persecución del delito a través de sus fuerzas de seguridad; a implementar acciones como la creación de la Oficina de Rescate, la asistencia a las víctimas, el seguimiento
de los movimientos financieros de las redes de trata a través de AFIP, y campañas de difusión. Durante varios años se continuó trabajando en el Congreso de la Nación sobre la modificación de la ley para hacerla más efectiva. Sería en , luego del vergonzoso fallo de la (in)Justicia tucumana que absolvió a todos los imputados del caso Marita Verón, generando el repudio conjunto de la sociedad, que se votarían las modificaciones. El rol del Estado en la prevención del delito, en la persecución de las redes, y en el rescate y asistencia a las víctimas es fundamental, como así también la capacidad de articular sus distintos ministerios y organismos con el conjunto de la sociedad y las organizaciones sociales. En este sentido, se crea recientemente el Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas, que funciona en el ámbito de la Jefatura de Gabinete y que
integra los ministerios de Desarrollo Social, Trabajo, Seguridad y Justicia. El desafío es visibilizar mucho más el delito y trabajar junto con las organizaciones sociales en concientizar a la sociedad sobre cómo, dónde y con qué medios operan las mafias; fortalecer la asistencia integral y herramientas de reintegración social de las víctimas para que no vuelvan a caer en manos de los tratantes. Debemos seguir profundizando la prevención, construyendo una sociedad informada de sus derechos. Hemos realizado talleres, cursos, cátedras y capacitaciones en distintas provincias de nuestro país, y la campaña nacional de concientización y visibilización de este delito Paremos la Trata. La única manera de acabar con este flagelo es con organización, sensibilización y articulación con las instituciones que vienen trabajando para derrumbar prejuicios y desbaratar complicidades.
EN PROFUNDIDAD
El diario de los Juicios en Córdoba | Año VI · Nº 43
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INSTITUCIONAL · LAS REPERCUSIONES Y EL TRASFONDO DE LA PRIMERA MOVILIZACIÓN MASIVA POR LA SALUD MENTAL
Las organizaciones, colectivos y movimientos sociales, así como los ciudadanos en general, que nos convocamos el 10 de octubre para conmemorar un nuevo Día Internacional de la Salud Mental, expresamos allí de manera clara la dualidad de sensaciones que nos atraviesan. Por un lado, alegría, ya que consideramos ese día como una nueva oportunidad para seguir reivindicando la reciente sanción, tanto a nivel nacional como provincial, de las así llamadas “Leyes de Salud Mental”. Estas, de manera formal, amplían sustancialmente los derechos ciudadanos en nuestro campo, colocan en la ilegalidad a las prácticas manicomiales y discriminatorias y promueven la creación de dispositivos de atención en salud mental de base territorial, comunitaria y participativa, accesibles a todos los ciudadanos y ciudadanas de nuestra provincia. Y, por el otro lado, la persistencia de prácticas discriminatorias y manicomiales, la excesiva judicialización de las problemáticas del campo, la psiquiatrización de la pobreza, la ausencia de dispositivos no manicomiales desplegados en la totalidad del territorio provincial, la inexistencia de mecanismos de control autónomos, la carencia de recursos y la vulneración de derechos siguen siendo marcas de nuestro sistema de salud mental a pesar de los nuevos marcos normativos.
Mercedes Ferreyra
Salud Mental también es salud
Masiva y sorprendente. La primera marcha colmó las expectativas de la comisión organizadora.
Sabemos que la sanción de las leyes de salud mental no puede ser considerada como un punto de llegada en la lucha por una política de salud mental más inclusiva. Pero también sabemos que son estas mismas leyes las que nos habilitan a denunciar los incumplimientos e ilegalidades en las que incurre el estado provincial. Por esto es que en su momento vimos como esencial la difusión de la problemática, de forma que trascienda los claustros de los hospitales, y se perciba como lo
Será Justicia cuenta con el aporte solidario de:
que es: una problemática que atañe a toda la sociedad. La Marcha por el Derecho a la Salud Mental superó toda expectativa acerca de lo que podría o no suceder. Las más de 4.000 personas que marcharon ese día se mostraron completamente comprometidas con la problemática de base. Y lo mejor fue que ese día no sólo se vio marchando a los trabajadores de los hospitales o a las personas que allí asisten por atención, sino que el grueso de la pobla-
Por Franco Guerra. Integrante de la comisión organizadora de la Marcha por el Derecho a la Salud Mental Córdoba
ción se manifestó a favor de la aplicación de las leyes de salud mental y en contra de las políticas públicas en salud del Gobierno de la provincia. Incluso, los días posteriores, el mensaje llegó a tener repercusión en variados medios de comunicación, relevantes a nivel provincial, tanto diarios como radio y televisión. Muchos de nosotros vimos los informes publicados, y aparte de discordar con unos y concordar con otros, creemos que las metas que teníamos para la marcha del 10 de octubre, al menos en lo que respecta a difusión y realización, fueron plenamente alcanzadas, e incluso sobrepasadas. Por lo pronto, seguimos organizados y reuniéndonos para trabajar, difundir e informar dónde estamos parados hoy en día con respecto al tema que nos atañe y para denunciar las violaciones a los derechos humanos que se producen en las instituciones de salud mental. Nuestro objetivo inmediato es el cierre total de las salas de aislamiento, prohibidas ya por ley. Dicho mecanismo de encierro sigue en práctica en muchas de los hospitales y nosocomios vinculados al campo, tanto privados como públicos. Es por todo esto que expresamos que, como hay exclusiones, exigimos derechos…. y como tenemos derechos, demandamos respuestas.
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CONTRATAPA
Un país asolado por los narcos, el poder policial y la connivencia gubernamental.
Por Paula Mónaco Felipe
Noviembre de 2014 | Será Justicia Periodista cordobesa radicada en México. Integrante de H.I.J.O.S.
México: la vena abierta de América Latina México, 7 de noviembre de 2014. Primero dispararon contra los autobuses que los transportaban, en pleno centro de la ciudad de Iguala, en el estado de Guerrero. Unas cuadras más adelante cruzaron un patrullero en el camino y lo abandonaron para forzarlos a bajar, mientras seguían disparando. Eran policías municipales, con uniformes y vehículos oficiales. Los estudiantes de Ayotzinapa estaban atrapados, por eso se arriesgaron a todo. Algunos bajaron para intentar mover el auto y las balas policiales pegaron contra Aldo Gutiérrez Solano, hijo de campesinos del municipio Ayutla de los Libres. Tiene 19 años y está en coma desde entonces porque el disparo destrozó su cráneo al atravesarlo. “Yo venía en el tercer autobús y bajé para empujar el patrullero (que les impedía el paso). Llegó mi compañero Aldo (Gutiérrez Solano) y empezamos a empujarlo. Entonces nos empiezan a disparar y a él le pega una bala en la cabeza. Veo un charco de sangre y grito. Cuando intentamos jalarlo, rafaguearon otra vez y ya desde entonces fue una descarga continua contra nosotros”. Así lo relata uno de los sobrevivientes, un muchachito que pidió ocultar su nombre por miedo. Cuenta que intentaron jalar el cuerpo del compañero y la balacera arreció. Se escondieron entonces entre el primer y el segundo colectivo, arrastrándose mientras los policías tiraban sin pausa hacia quienes estaban dentro y fuera de los autobuses. Desde el piso vieron una escena que en el momento no se entendió cabalmente. “Entonces, a los del tercer camión (que no habían bajado) los rafaguean y los rodean. Después los encañonan y así los bajan. Los acostaron en el piso y se los fueron llevando en grupos. Los subieron a las patrullas”. Se llevaron entonces a 43 estudiantes en los móviles: 017, 018, 022, 027, 028. Camionetas con cabina descubierta, según documentó el Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan. Recordarlo ahonda la herida, pensaban que los estaban arrestando y hasta sintieron alivio, dicen, porque los veían salvarse de los disparos. No sabían que estaban secuestrándolos, llevándose a sus compa-
ñeros que son más bien hermanos porque comparten sueños inmensos y una vida austera en los dormitorios descascarados del internado para maestros rurales. Se fueron los policías. Aterrorizados, los estudiantes de primer año de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos llamaron por teléfono a sus familiares, a periodistas y a la escuela. Desde allá partió una delegación a rescatarlos. En varias camionetas atravesaron la oscura noche serrana a toda velocidad y en menos de dos horas llegaron a Iguala. Estaban calmando a los suyos y respondiendo a los pocos medios que acudieron al lugar cuando todo volvió a empezar. Omar García relata que empezaron a dispararles nuevamente en la total oscuridad. Sólo se veían fogonazos de las armas y las balas se sentían pasar. Gesticula, trata de transmitir la sensación que aún no se le borra, el recibir tiros de todas partes. Oírlos, olerlos, sentir eso que pasa a centímetros y puede llevarse tu vida.
Otros dos jóvenes cayeron abatidos entonces: Daniel Solís Gallardo y Julio César Ramírez Nava. Julio había llegado en el grupo de rescate. “Fue adelante aunque lo mataran. Fue adelante porque sabía que sus compañeros venían atrás”, dice entre el dolor y el orgullo su madre, doña Berta, una mujer humilde que ha sacado adelante a su familia lavando ropa y haciendo trabajo doméstico. Oscuridad, confusión y terror hicieron que muchos huyeran, intentando meterse en las casas del lugar. En la mayoría no les abrieron. “Yo me subí a una tapia y ahí me quedé hasta las seis de la mañana, quieto”, dice José, de 18 años. Fue la noche más larga de su vida. Su compañero Julio César Mondragón no pudo sobrevivir. Lo capturaron y lo torturaron hasta la muerte. Le arrancaron los ojos y la piel de la cara. “¿Por qué le arrancaron los ojos? Porque no se dejó. Cuando lo agarraron les escupió”, explican los compañeros que vieron el comienzo de la
crueldad. Edgar Andrés Juan, otro estudiante, recibió un disparo en la quijada que le destrozó la mitad del rostro. Quienes estaban a su lado, lo cargaron y comenzaron a buscar desesperadamente un hospital. Encontraron una clínica privada de nombre María Cristina. Omar cuenta que les abrieron, pero enseguida llegó el médico y se negó a revisarlo. “Vi al herido, pero no lo atendí porque no era mi responsabilidad”, dijo después el cirujano a la periodista Marcela Turati, de la revista Proceso. Más bien, el médico llamó a las autoridades y entonces llegó el Ejército, que según denuncias de los estudiantes, observó los ataques sin intervenir. Comprobarlo no resulta difícil, la zona militar está a unas pocas cuadras del lugar donde las balas sonaron muchas veces. Los militares comenzaron a hostigar a los cerca de veinte jóvenes que se habían refugiado en la clínica y no accedieron a facilitar atención médica, cuenta Omar. “Decían que llamaban a la ambulancia, pero nunca llegó”. Aterrorizados y enojados, los muchachos se abrieron paso y salieron del lugar, cubrieron el rostro con una camiseta y así lograron subirlo a un taxi hasta llegar a un hospital. A la fecha, Edgar sigue hospitalizado, sometido a infinitas operaciones. Quienes lograron reagruparse fueron entonces a las comisarías para intentar rescatar a los detenidos. No estaban allí y no les dieron respuesta. Ni entonces ni ahora, las horas pasan y no hay certezas sobre los 43 jóvenes desaparecidos. El gobierno ha detenido a decenas de personas. Primero anunció el hallazgo de fosas clandestinas y después cambió hacia la posible incineración de restos. “Los testimonios apuntan muy lamentablemente al homicidio de un número muy amplio de personas en la zona de Cocula”, dijo el procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, pero admitió también que no hay certeza. Los padres y compañeros de los 43 estudiantes reclaman por “la forma descarada de torturar” con versiones cambiantes. Adoloridos pero firmes, dicen que hasta que no existan pruebas contundentes, no darán a sus hijos por muertos.
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