ALBERTO MORALES OLIVARES et alter estaría orientada al Norte. La distancia o separación entre arcos es de 25/30 cm, y el ancho interior del praefurnium de 1,70 metros. El interior se encontraba colmatado por trozos de adobes quemados y canto de río, materiales pertenecientes al derrumbe de los muros de la cámara de cocción, así como de los arcos que soportarían la parrilla, de la que se han hallado algunos trozos que presentan orificios (de 8/9 cm de diámetro) para el paso del calor desde el praefurnium a la cámara de cocción. En el interior de la cámara de combustión eran visibles varias pilae o muros de sustentación de la parrilla. Las pilae estaban constituidas por ladrillos de adobe recubiertos por varias capas de arcilla que presentaba una superficie rubefactada por el efecto de su exposición al calor. Por lo que respecta al suelo del praefurnium, este fue ejecutado mediante trozos de tegulae de distinto tamaño predominando las de 42 x 30 cm. Sobre él se registraron varias capas de cenizas con presencia de algunos fragmentos de cerámica y tegulae quemadas. En cuanto al pasillo de alimentación del praefurnium se encontraba orientado al norte. Al igual que el praefurnium, fue excavado parcialmente en el subsuelo. Sin embargo, no fue posible su documentación debi-
do al arrasamiento estructural. La misma suerte ha sufrido la cámara de cocción, de la cual tampoco nos ha llegado ningún indicio sobre la solución constructiva adoptada.
Horno 2 El segundo de los hornos se localizó a unos 30 metros al Oeste del horno 1. El hecho de encontrarse en el perfil de dicho sector y debido a la construcción inmediata de un muro perimetral imposibilitó que no fuese documentado debidamente. Sin embargo, los restos visibles indicaban que se trataba de un horno de similares características constructivas al anterior.
Pozo En el sector Este fue documentado un pozo de planta circular de 90 cm. de diámetro interior y 1’20 m. exterior, realizado mediante una serie de hiladas de 30 m. de ancho realizadas a base de trozos de tegulae dispuestas con el resalte al interior unidas con mortero de barro. El pozo fue excavado hasta una cota de -5,32 m, hasta el nivel freático. Desde el punto de vista funcional, su localización próxima a los hornos
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Figura 1. Pozo y Horno 1 del Huerto de los Leones (A. Moraleda).
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Actas del Congreso Internacional (Granada, 2014)
APROXIMACIÓN A LOS ALFARES DE CAESAROBRIGA (TALAVERA DE LA REINA, TOLEDO)
Figura 2. Restos de horno y pavimento en C/ Olivares, 8 (A. Moraleda). nos induce a pensar en su posible relación con la actividad alfarera en el proceso de la decantación de la arcilla, suministro de agua. etc. Una vez producido el derrumbe parcial de la pared del pozo, éste quedó inutilizado para el suministro de agua y comenzó a utilizarse como basurero.
Hoyos / basureros Fueron localizados un total de cuatro hoyos/basureros que funcionaron como pequeños testares distribuidos en diferentes localizaciones, eran de planta circular y de extensión variable entre 1,50 y 2 metros de diámetro. El relleno tenía fragmentos de cerámica romana (ollitas, vasos, sigillatas), trozos de tegulae y restos de fauna. En este sentido, cabe destacar el hoyo basurero 1, donde el elemento a destacar en este contexto es el hallazgo de la mitad superior de una dolia que se encontraba rellena de materiales con defectos de cocción procedentes del alfar.
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grosor que presentan su superficie rubefactada. Mide 50 cm de ancho, 1,50 m de longitud conservada y una altura de 45 cm. El resto de la estructura se encuentra bajo una construcción contemporánea. El interior tenía un revoco de arcilla rubefactada. El suelo del praefurnium era de tierra batida de arcilla rojiza. En su contexto fueron hallados varios fragmentos de TSHT, TST y tegulae con fallos de cocción (MORALEDA, 2001). Próximo al horno se hallaron los restos de un pavimento realizado mediante tegulae de 57 x 43 x 2,5 cm, instaladas con su anverso hacia abajo (MORALEDA, 2001). Ésta estructura debió formar parte de las dependencias del taller. Es presumible que sirviera como superficie sobre la que se depositaban las pellas de barro una vez tratado y depurado para su moldeado, o bien, donde eran almacenadas las piezas recién moldeadas para su previo secado antes de la cocción. Una estructura semejante, realizada mediante ímbrices, fue hallada en Villamanta (ZARZALEJOS, 2002: 86).
Horno de la C/ Olivares, 8 Se trata de los restos de un muro realizado con adobes de 35-40 cm de longitud por 30 cm de ancho y entre 8-10 cm de
Horno de la C/ San Clemente Se halló tras retirar la galería de humos de la fábrica de cerámica Ruiz de Luna, a una
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ALBERTO MORALES OLIVARES et alter cota de -3,20 m. La cámara tenía unas dimensiones de 4,5 x 4,5 m exteriores. Fue construido a base de adobes de diferentes tamaños, aunque predominaban las dimensiones de 25 x 30 x 9 cm. Estaba formado por tres arcadas de las cuales sólo se conservaba el arranque de las mismas, y un corto praefurnium en el lado W, de un metro de longitud y 80 cm de ancho (MORALEDA y PACHECO, 1999: 5-6). Los arranques de los arcos distaban entre sí 58 cm y se apoyaban sobre las paredes laterales que tienen forma de rampa hacia el interior; ambos muestran un revoco de arcilla rubefactada. La base del horno estaba realizada con un lecho de arcilla compacta que conservaba una capa de cenizas blanquecinas de unos 4 cm, bajo ésta se documentó un pequeña capa de carbones con restos vegetales (MORALEDA, y PACHECO, 1999: 6). En cuanto a la parrilla deducimos su forma a partir de fragmentos de las toberas u orificios circulares de uno 12 cm de diámetro y 22-24 cm de longitud, halladas entre el derrumbe de los arcos (MORALEDA y PACHECO, 1999: 6). Por su parte, el suelo del praefurnium era de tierra batida rubefactada por efecto del calor.
Teniendo en cuenta el alto nivel de arrasamiento de las estructuras del horno, la ausencia de documentación de materiales claramente cocidos en el presente horno y la presencia de tegulae e ímbrices con fallos de cocción, induce a pensar a priori en un horno destinado a la producción de materiales para la construcción y tal vez cerámica común, con una cronología en torno a los siglos IV-V d.C. No obstante, no se descartan otras posibilidades funcionales y cronológicas (MORALEDA y PACHECO, 1999: 6). Es importante señalar su asociación con otras estructuras documentadas en las proximidades y que fueron halladas durante la misma intervención arqueológica. Se trata de dos espacios: el primero, estaba configurado por los restos de tres muros que configuraban un espacio rectangular en sentido E-W, de 3,2 x 1,5 m., los muros de 60 cm de ancho, estaban realizados en mampostería ordinaria y argamasa de barro, con el cuerpo interior trabado con fragmentos de piedra, canto rodado y trozos de ladrillo y tegulae; en la esquinas se empleaba un sillar granítico. Las estructuras estaban cimentadas sobre un nivel de tierra negruzca con calzos de canto rodado y trozos latericios. Por su parte, del segundo espacio
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Figura 3. Planta y vista del praefurnium del horno en C/ San Clemente (A. Moraleda).
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APROXIMACIÓN A LOS ALFARES DE CAESAROBRIGA (TALAVERA DE LA REINA, TOLEDO) fue documentado un muro de 2,5 m de longitud conservada y 60 cm de ancho, con orientación N-S y que tiene las mismas características constructivas que el espacio anterior (MORALEDA y PACHECO, 1999: 5).
Conclusiones Tras los datos obtenidos podemos afirmar la existencia en Caesarobriga de, al menos, tres centros alfareros que estuvieron en funcionamiento durante diversas etapas del periodo hispanorromano. Pese a la ausencia de un estudio pormenorizado sobre los materiales recuperados, sí podemos efectuar una aproximación a la actividad alfarera dentro del discurso histórico que corresponde al espacio geográfico y cultural que nos ocupa. A nivel estructural, los restos de los hornos descritos pertenecen a los de tipología de doble cámara, que conservan la cámara de combustión y el praefurnium. Las cámaras de combustión son de planta rectangular y se encuentran semiexcavadas en el subsuelo para eludir en medida de lo posible la pérdida de calor y aumentar el refuerzo y aislamiento del hogar (CUOMO DI CAPRIO, 1971-72: 389). La fórmula de suspensión de la parrilla de los hornos mencionados corresponde al tipo de arquería simple o de corredor central. Tal y como se ha visto, las estructuras conservan como testigo de su traza original, pilae en sus laterales, que corresponden a los arranques de otros tantos arcos sobre los que se apoyan las parrillas, de las que se han documentado algunos fragmentos de adobe con orificios que la conformaban. Tipológicamente pueden incluirse en el tipo IIb de Cuomo di Caprio (1971-72: 407, tav. III) y II E de Le Ny (1988: 39 y ss).
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Respecto a los muros perimetrales de las cámaras de combustión fueron realizados mediante ladrillos de adobe, formando paramentos de opus latericium. Por su parte, las pilae de los arcos se levantaron con arcos de ladrillo de adobe protegidos de la acción del calor mediante una especie de zapata continua que sobre-elevaba ligeramente el arranque de los pilares del suelo de la cámara, fórmula común documentada en hornos de la misma tipología (CUOMO DI CAPRIO, 1971-72: 429).
En cuanto a los praefurnium, están construidos mediante un corto pasillo algo inclinado hacia la cámara de combustión y semiexcavado en el subsuelo. Respecto al área de servicio del praefurnium no ha podido ser documentado en ninguno de los casos dada la imposibilidad de excavarse, lo cual resultó imposible determinar si había estructuras. No obstante, es importante señalar la importancia de éste espacio, donde era almacenado el combustible o desde donde se realizaba la alimentación y limpieza del horno (REVILLA, 1995: 23). Lo mismo sucede con las cámaras de cocción o laboratorios, el alto nivel de arrasamiento estructural nos ha impedido conocer el arranque de las estructuras que pudieron ser permanentes, temporales (JUAN TOVAR y PÉREZ, 1987: 659) o semitemporales (REVILLA, 1995: 22). Desde la óptica estructural y funcional, éstos modelos de hornos cuentan con paralelos en toda Hispania con ejemplos cercanos en Villamanta, Madrid (ZARZALEJOS, 2002); Torrejón de Velasco, Fuenlabrada (ALMEIDA; LÓPEZ y MORÍN, 2012); Camí de Can Mirò, en Navata; Home Dret, en Marià de Montcal; La Bomba, en Torrella de Fluvià; Mas Castellà, en Pontós; Llafranc, en Palafrugell; Vinya Badosa, en Tossa de Mar (TREMOLEDA, 1995: 77-82, fig. 13); el horno 2 de Remedas, en Cornellà del Terri (CASTANYER et al., 2000: 134); Camp d´en Ventura, en L`Oller; un horno del alfar de Els Antigons, otro de El Vilar y otro de Can Feu (REVILLA, 1995: 17). Fuera de Hispania ésta tipología es frecuente, según Le Ny en Galia (1988, 69 y ss.); Mc Whirr en Britannia (1979: 79 ss.) y Cuomo di Caprio en Italia (1971-72: 444 ss.). El conjunto del Huerto de los Leones y los restos de la calle Olivares formaron parte de uno o varios talleres de fabricación cerámica, cuya actividad creemos que arranca a mediados del siglo I d.C. Por su parte, el horno documentado en la calle San Clemente corresponde con un momento más tardío en el cual se experimenta un retroceso del trazado urbano, pudiendo fecharse a partir de la segunda mitad del siglo IV d.C. y al cual estaban asociadas varias estancias documentadas en las proximidades.
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ALBERTO MORALES OLIVARES et alter A falta de un estudio exhaustivo, podemos afirmar que en el Huerto de los Leones se fabricó cerámica complementada por tegulae y ladrillos o testa. Por su parte, el horno de la calle San Clemente parece apuntar hacia una especialización productiva orientada a los materiales de construcción. En este sentido, las únicas evidencias documentadas serían ímbrices, fragmentos de tegulae y ladrillos o testa con síntomas de vitrificación. Pese a la falta de más información al respecto, parece tratarse de una producción destinada a abastecer a la urbe y un entorno próximo que podría incorporar algunos establecimientos rurales integrados en el territorio de Caesarobriga. El futuro estudio de los materiales cerámicos puede poner de manifiesto las relaciones comerciales que tenía Caesarobriga con otros lugares. Así lo certifica el caso de Calvini, que pudo estar atribuido a los centros productivos del Huerto de los Leones y de la calle Olivares. Esta serie de datos debe ponerse en relación con hallazgos procedentes de prospecciones, de carácter casual e intervenciones realizadas en citado territorio. Asimismo, su ubicación en áreas inmediatas a la existencia de materiales arcillosos aseguraba una disponibilidad de materia prima, a la vez que la presencia de un curso de agua que garantiza el aprovisionamiento de agua y un presumible comercio de carácter fluvial en torno al rio Tajo. Por último, es importante señalar que los datos aquí expuestos son de carácter provisional y que deben ser contrastados próximamente con el estudio de los materiales y con nuevas aportaciones sobre la producción alfarera en época romana en torno al área geográfica que nos ocupa.
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