Cómo debemos Pensar Acerca de Su Providencia (3era Parte) Domingo 3 de Febrero
Observe como Dios dirige todos los eventos de la Providencia Dios es “el Padre de misericordia y el Dios de toda consolación.” (2 Cor.1:3) y “vuestro padre celes8al sabe que de todas esas cosas habéis menester.” (Mat.6:32) Usted solo 8ene que decirle lo que necesita para no tener ansiedad. (Fil.4:6) Vea la sabiduría de la Gracia de Dios, la cual es el medio por el que sus misericordias llegan, es por la sangre de Cristo y el Pacto de la Gracia. (1 Cor.3:22-‐23). Nunca olvide que Dios es soberano. Dios es infinitamente más grande que usted, el Todopoderoso hace según su designio. (Sal. 115:3) Hace unos años usted ni siquiera exisUa, sin embargo cuando a Él le plació darle vida, usted no tuvo nada que ver en cuanto al lugar o la condición en la iba a nacer. Pero también vea a Dios en las providencias tristes, vea Su Gracia y bondad en todos los acontecimientos tristes. Aún en los momentos más oscuros podemos ver 2 clases de las bondades de Dios: 1) No acaba con el mundo; y 2) Preserva a su pueblo para el mundo venidero. Vea la sabiduría de Dios en todas sus aflicciones. La duración y la can8dad del sufrimiento son tales que no lo dejan desamparado. Hágase la pregunta que Dios hizo a Jonás: ¿Te enojas tanto por la calabacera? (Jon. 4:9) La fidelidad de Dios significa que no fallará en disciplinar cuando es necesario, ni desamparará a su pueblo mientras la aplica. (1 Ped. 1:6 y 2 Cor.4:9) El es la Roca de la eternidad, El mismo ayer, hoy y por los siglos. (Heb.13:8) Algunas veces solo necesitan pasar un par de cosas para ponernos tristes; sin embargo Dios es el mismo de siempre, el 8empo no hace ningún cambio en El. Contemple y comprenda los diferentes caminos de la Providencia. (Ecle.7:14) Hay 2 8pos de consuelo, el natural y el espiritual. Hay un 8empo cuando los creyentes gozan de ambos (Est.9:22), y hay otro cuando el consuelo natural no puede disfrutarse. (Sal.137:2) Pero no hay ningún 8empo cuando el gozo espiritual y el consuelo divino deberían dejar de experimentarse. (1 Tes.5:16 y Fil.4:4) Aún en las peores angus8as que nos sobrevienen, debemos hacernos las preguntas: 1. ¿Por qué debe el sufrimiento hacernos olvidar el consuelo en Dios, cuando es pasajero y nuestra felicidad en Él es eterna? 2. ¿Por qué estar tristes si Dios está con nosotros en nuestros problemas? Sal. 91:15 3. ¿Porqué estar tristes, si podemos estar seguros que ningún acto de la providencia, no importa cuán malo sea, es señal de que Dios ya no nos ama? El corazón de Dios está lleno de amor para con sus hijos, aún y cuando su rostro esté frunciéndonos el ceño. 4. ¿Porqué estar deprimidos cuando estamos seguros de que aún por medio de los momentos dificiles Dios nos quiere hacer bien? (Rom. 8:28) 5. ¿Por qué no pensar en el gozo de Dios si el 8empo está cerca cuando nuestras tristezas se desvanecerán y ya no sufriremos más? “Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Apo. 7:17) Con9nuará...
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2013-5
LAS GRANDEZAS DE LA LEY "Le escribí las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosa extraña." -- Oseas 8:12 Esta es la queja de Dios en contra de Efraín. No es una insignificante prueba de Su bondad, que Él se incline para reprender a Sus criaturas descarriadas; es una grandiosa evidencia de Su disposición llena de gracia, que incline Su cabeza para observar los asuntos de la tierra. Si Él quisiera, podría envolverse con la noche como si fuese un vestido; podría poner las estrellas alrededor de Su mano como si fueran un brazalete y ceñir los soles alrededor de Su frente como una diadema; puede morar solo, lejos, muy por encima de este mundo, arriba en el séptimo cielo, y contemplar con calma y silenciosa indiferencia todas las actividades de las criaturas. Podría hacer como Júpiter que, según creían los paganos, se sentaba en perpetuo silencio, haciendo señas a veces con su terrible cabeza, para hacer que las Parcas hicieran lo que le placiera, pero ignorando las cosas pequeñas de esta tierra, y considerándolas indignas de llamar su atención; absorto en su propio ser, absorto en Sí mismo, viviendo solo y apartado. Y yo, como una de Sus criaturas, podría ascender a la cumbre de una montaña y mirar a las estrellas silenciosas, y decirles: "Ustedes son los ojos de Dios, pero ustedes no me miran a mí; la luz de ustedes es un don de Su omnipotencia, pero esos rayos no son sonrisas de amor para mí. Dios, el poderoso Creador, me ha olvidado; soy una gota despreciable en el océano de la creación, una hoja seca en el bosque de los seres vivientes, un átomo en la montaña de la existencia. Él no me conoce, estoy solo, solo." Pero no es así, amados. Nuestro Dios es de un orden diferente. Él nos observa a cada uno de nosotros. No existe ni un gorrión ni un gusano que no se encuentre en Sus decretos. No hay una persona sobre la que no se posen Sus ojos. Nuestros actos más secretos les son conocidos. Cualquier cosa que hagamos, que soportemos o que suframos, el ojo de Dios siempre descansa sobre nosotros y Su sonrisa nos cubre, pues somos Su pueblo; o Su enojo nos envuelve, pues nos hemos apartado de Él. ¡Oh! Dios es diez mil veces misericordioso, pues contemplando a la raza del hombre, no la arranca de la existencia con una sonrisa. Vemos por nuestro texto que Dios se interesa por el hombre, por cuanto dice a Efraín: "Le escribí las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosa extraña." Pero vean cómo cuando observa el pecado del hombre no lo destroza ni lo rechaza a puntapiés, ni tampoco lo sacude por el cuello sobre el golfo del infierno hasta hacer tambalear su cerebro por el terror, para, finalmente, arrojarle en él para siempre; por el contrario, Dios desciende del cielo para argumentar con sus criaturas, discute con ellas, se rebaja, por así decirlo, al mismo nivel del pecador, le expone sus quejas y define sus derechos. ¡Oh! Efraín, te he escrito las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosa extraña.
Charles H. Spurgeon