Boletin 30 junio 2013

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Nuestros Hijos y la Pascua Éxodo 12: 21-­‐27 (1era Parte) Domingo 30 de Junio

El cordero pascual era un tipo especial de nuestro Señor JC, todos los antiguos sacrificios eran sombras de la sustancia verdadera y real, en el NT, se nos asegura que Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros (1 Cor. 5: 7). Como cordero pascual debía ser sin mancha, y así lo fue, y su inmolación y su abrasamiento en el fuego, eran un tipo de Su muerte y de Sus sufrimientos. Incluso en cuanto al tiempo, nuestro Señor cumplió el tipo, pues el tiempo de Su crucifixión fue la pascua. Así como la impresión responde al sello, así el sacrificio de nuestro Señor coincide con todos los elementos del ceremonial de la Pascua. Le vemos tomado de entre los hombres (He. 5:1), y como oveja fue llevado a la muerte; vemos Su sangre derramada y rociada; le vemos asado al fuego de la angustia; por fe comemos de Él, y sazonamos el festín con las hierbas amargas de la penitencia. Nosotros vemos a JC y la Salvación, allí donde cualquiera únicamente ve a un cordero inmolado y a un pueblo salvado de la muerte. El Espíritu de Dios, en el ceremonial de la pascua, pone un énfasis especial en el rociamiento de la sangre. Aquello a lo que los hombres se oponen grandemente, Él lo ha expuesto muy diligentemente como lo primordial y lo frontal de la revelación. La sangre del cordero escogido era recogida en un lebrillo y no era derramada en el suelo para que no se desperdiciara, pues la sangre de Cristo es sumamente preciosa. Un hisopo era sumergido en el lebrillo que contenía la sangre. Las ramitas de ese pequeño arbusto retendrían las rojas gotas, de tal manera que podían ser rociadas con facilidad. Entonces el padre de la familia salía, y rociaba con el hisopo el dintel y los 2 postes laterales de la puerta; y así era marcada la casa con tres marcas de color carmesí. No se ponía nada de la sangre sobre el umbral. ¡Ay del hombre que huelle la sangre de Cristo y la trate como algo profano! Temo que muchas personas están haciendo eso en esta hora, no sólo en el mundo exterior, sino entre quienes profesan ser y se llaman a sí mismas cristianas. Consideraremos:1) La Importancia de la Sangre Rociada 2) La Institución conectada con ella (los Niños deben ser instruidos) El significado del sacrificio debe enseñarse a los niños, para que se mantenga viva la memoria de la gran liberación del Señor. I. LA IMPORTANCIA A LA SANGRE DEL SACRIFICIO. Es sumamente relevante porque: I.1) Se convirtió y permaneció siendo un Símbolo Nacional. Si hubiésemos estado en las calles de Menfis o de Ramesés (Egipto), en la noche de la Pascua, habrían podido distinguir quiénes eran israelitas y quiénes eran egipcios, por medio de una señal muy clara. No había necesidad de escuchar como hablaban, ni esperar que alguien saliera a la calle para ver como se vestía, sólo bastaba ver la sangre en su puerta de los judíos, mientras que el egipcio no la tenía. Hoy, todavía esa es la diferencia entre los hijos de Dios y los hijos del maligno. En verdad, no hay sino 2 denominaciones sobre la tierra: la iglesia y el mundo; aquellos que son justificados en Cristo Jesús y aquellos que son condenados en sus pecados. Esto permanecerá como el signo infalible del verdadero israelita: él ha venido a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel (He. 12:24). Continuará…

IGLESIA BAUTISTA CRISTO VIENE DE MÉXICO A.R. Organizada el 24 de Julio de 1964 Registro SEGOB N° SGAR/13.661/97

JUEVES 19:00 Culto Oración DOMINGO 10:00 Culto Adoración 12:00 Esc. Dominical 13:00 Unión Jovenes 17:00 Culto Alabanza 17:00 Dpto. Infantil

Pampas 34, Col. Moderna Benito Juárez, C.P. 03510 México, DF Tel. 55907328 Pastor: Max Zuriel Vega Cel: 04455 28880787 maxvega1617@hotmail.com

/IglesiaBautistaCristoViene

2013-26

BUENAS OBRAS "Celoso de buenas obras." Tito 2: 14.

¿Qué son las Buenas Obras? Bien, me atrevo a decir que ofenderemos a muchas personas cuando les digamos qué son las buenas obras, pues en nuestra opinión, las buenas obras son las cosas más raras del mundo, y creemos que podríamos caminar muchas millas antes de ver alguna. Usamos la palabra 'buenas' en su sentido propio. Hay muchas obras que son lo suficientemente buenas entre un hombre y otro, pero vamos a usar hoy la palabra 'buenas' en un sentido más elevado, concerniente a Dios. Creemos que seremos capaces de demostrarles que hay muy pocas buenas obras en cualquier parte, y que no hay ninguna, fuera del seno de la iglesia de Cristo. Creemos, si leemos correctamente la Escritura, que ninguna obra puede ser buena a menos que sea ordenada por Dios. ¡Esto elimina una gran porción de lo que los hombres hacen para ganar la salvación! El fariseo decía que él diezmaba la menta, y el eneldo, y el comino. ¿Podía demostrar él que Dios le mandaba diezmar su menta, su eneldo y su comino? Probablemente no. Decía que ayunaba muchas veces a la semana. ¿Podía probar que Dios le decía que ayunara? Si no, sus ayunos no eran obediencia. Si yo hago algo que no se me ordena que haga, no estoy obedeciendo al hacerlo. Vanas, entonces, son todas esas pretensiones de los hombres que, mortificando sus cuerpos, negando su carne, haciendo esto, eso, o lo de más allá, pueden ganar el favor de Dios. Ninguna obra es buena a menos que Dios la mande. Un hombre puede construir una larga hilera de hospicios, pero si los construye sin referencia al mandamiento, no ha hecho ninguna obra buena. Además: ninguna obra puede ser buena a menos que se haga por un buen motivo; y no hay ningún motivo que pueda llamarse bueno, que no sea la gloria de Dios. El que hace buenas obras con miras a salvarse a sí mismo, no las hace por un buen motivo, porque su motivo es egoísta. Quien las realiza también para ganarse la estima de sus semejantes y por el bien de la sociedad, tiene un motivo laudable, en lo que concierne a los hombres; pero es, después de todo, un motivo inferior. ¿Qué fin tenemos en mente? Si es el beneficio de nuestros semejantes, entonces que nuestros semejantes nos paguen; pero eso no tiene nada que ver con Dios. La obra no es buena a menos que un hombre la haga con miras a la gloria de Dios, y nadie puede hacerla con esa mira, mientras Dios no le haya enseñado cuál es Su gloria, y no haya sido conducido a someterse a la divina voluntad de Dios, de tal manera que en todo lo que haga, tenga en mente al Altísimo y obre con el fin de promover Su gloria y honor en el mundo. Amados, aun cuando nuestras obras sean hechas con los mejores motivos, no son buenas obras a menos que sean hechas con fe; pues "Sin fe es imposible agradar a Dios." Como Caín, podemos construir un altar, y poner encima las primicias de la tierra, creyendo que es un sacrificio aceptable en sí; pero si está desposeído de la sal de la fe, allí se quedará, no será aceptado por Dios, pues sin fe es imposible agradar a Dios.

Charles Spurgeon


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