La Providencia Cambiando Nuestra Vida (1era Parte) Domingo 5 de Mayo
La providencia trae cambios a la vida de muchas personas en todas partes del mundo. Él mul&plica las naciones, y Él las destruye; esparce a las naciones, y las vuelve a reunir (Job 12:23). Muchos han s i d o c o m o N o e m í c u y a c o n d i c i ó n f u e c a m b i a d a t a n sorprendentemente, que el pueblo de Belén dijo: ¿No es esta Noemí? (Ruth 1:19) Tal como el calor y el frío ponen a prueba la fuerza de nuestros cuerpos, así los cambios efectuados en nuestra vida por la providencia ponen a prueba la fuerza de la gracia de Dios en nuestros corazones. Ezequías fue un hombre bueno, pero su debilidad fue mostrada cuando la providencia le trajo el dolor y la enfermedad (Isa. 38). El espíritu de David no fue siempre quieto y calmado cuando el peligro le acechaba. Él nos dice: Y dije yo en mi prosperidad: No seré jamás conmovido... escondiste tu rostro y fui turbado (Sal.30:6-‐7). Pablo fue verdaderamente rico en la gracia cuando dijo: Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad (Fil.4:12). ¿Cómo podemos mantener la paz en nuestro corazón y mente en toda circunstancia? 1. Cuando nuestras circunstancias son confortables, recordemos siempre que las Circunstancias cambian constantemente. Las cosas en las cuales usted se gloría hoy le pueden ser quitadas mañana. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volverán al cielo (Prov.23:5). Ezequías se gloriaba de sus tesoros y el profeta le tuvo que decir que dentro de un corto periodo de ^empo los perdería todos (Isa.39:2-‐7). Usted no sabe que tan malo es su corazón hasta que alguna providencia parecida a ésta le hace ver cuán poco ama a Dios y cuánto ama todavía las cosas de este mundo. Cuándo usted era más pobre de lo que es ahora ¿No conocía más y amaba más a su Dios? 2. Cuando todo parece estar en nuestra contra, podemos ir de un lado a otro y necesitamos ayuda para mantener quietos nuestros corazones. Las providencias que acarrean problemas y tristezas son de mucho beneficio para el pueblo de Dios. De hecho, el pueblo de Dios no puede vivir espiritualmente sin ellas. Si no ^ene problemas, el mejor cris^ano pronto encuentra un triste retroceso y debilitamiento de la vida de Dios en su alma. Pero nada puede separar al pueblo de Dios en Cristo. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación o angus&a...? (Rom.8:35) Job encontró que esto es cierto. (Job 19:25) El día más largo de aflicción ^ene su final, y aún si infinidad de aflicciones llegan a nuestra vida, tarde que temprano terminarán. Pablo dije: Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria. (2 Cor.4:17) 3. Cuando todas las cosas parecen inciertas y no sabemos por cual camino la providencia de Dios está obrando, debemos pensar que es inú^l llenarnos de preocupación y ansiedad. Mas ¿quien de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? (Mat. 6:27) Poniéndonos ansiosos solo desanimaremos nuestros espíritus y perderemos nuestra paz. Con&nuará…
IGLESIA BAUTISTA CRISTO VIENE DE MÉXICO A.R. Organizada el 24 de Julio de 1964 Registro SEGOB N° SGAR/13.661/97
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/IglesiaBautistaCristoViene
2013-19
LA INCAPACIDAD HUMANA
"Nadie puede venir a mí, a menos que el Padre que me envió lo traiga." Juan 6:44 "Venir a Cristo" es una frase muy común en la Santa Escritura. Se usa
para describir esas acciones del alma por las que, abandonando de inmediato nuestros pecados y nuestra justicia propia, volamos hacia el Señor Jesucristo y recibimos Su justicia para revestirnos con ella y Su sangre para que sea nuestra expiación. Venir a Cristo, entonces, encierra el arrepentimiento, la negación de uno mismo y la fe en el Señor Jesucristo. Incluye en sí todas esas cosas que son el acompañamiento necesario de estos grandiosos estados del corazón, tales como la creencia en la verdad, la diligencia en la oración a Dios, la sumisión del alma a los mandamientos del evangelio de Dios y todas esas cosas que acompañan el amanecer de la salvación en el alma. Venir a Cristo es la única cosa esencial para la salvación de un pecador. Quien no viene a Cristo, haga lo que haga y crea lo que crea, está todavía en "hiel de amargura y en prisión de maldad." Venir a Cristo es el primerísimo efecto de la regeneración. En el momento en que el alma es vivificada, de inmediato descubre su condición perdida, y se horroriza ante esa condición, busca refugio y creyendo que Cristo es el refugio adecuado, vuela hacia Él y descansa en Él. Venir a Cristo, que es descrito por muchas personas como la cosa más fácil del mundo, es considerado por nuestro texto como algo total y enteramente imposible para cualquier hombre, a menos que el Padre le lleve a Cristo. ¿Dónde radica esta incapacidad? En primer lugar, no se deriva de ningún defecto físico. Si para venir a Cristo, mover el cuerpo o caminar con los pies puede ser de ayuda, ciertamente el hombre tiene todo el poder físico para venir a Cristo en ese sentido. Mientras un hombre tenga vida y piernas le resulta lo mismo de fácil caminar a la casa de Dios que a la casa de Satanás. Si venir a Cristo incluye decir una oración, el hombre no tiene defecto físico sobre este particular. Si no es mudo, puede decir una oración tan fácilmente como decir una blasfemia. El hombre tiene todo el poder corporal que se necesita. Y cualquier parte de la salvación que consista en eso está entera y totalmente al alcance del hombre, sin necesidad de ninguna ayuda del Espíritu de Dios. Tampoco reside esta incapacidad en ninguna deficiencia mental. Puedo creer que esta Biblia es verdadera con la misma facilidad que puedo creer que cualquier otro libro es verdadero. En la medida en que creer en Cristo no sea más que un acto de la mente, soy tan capaz de creer en Cristo como lo soy de creer en cualquier otra persona. Tengo toda la fortaleza mental y el poder que se pueden necesitar en la medida en que el poder mental sea necesario para la salvación. No, no hay ningún hombre tan ignorante que pueda argumentar su falta de intelecto como una excusa válida para rechazar el evangelio. Entonces, el defecto no está ni en el cuerpo, ni en lo que debemos llamar en el sentido teológico: la mente. No existe ni insuficiencia ni deficiencia en ella, aunque ciertamente es la depravación de la mente, su corrupción o su ruina, lo que después de todo, conforma la esencia misma de la incapacidad del hombre. Permítanme mostrarles en dónde reside realmente la incapacidad del hombre. Está en lo profundo de su naturaleza. Debido a la Caída y por medio de nuestro propio pecado, la naturaleza del hombre se ha vuelto tan degradada, depravada y corrupta, que es imposible que el hombre venga a Cristo sin la ayuda de Dios el Espíritu Santo. Charles Spurgeon