Porque Debemos Pensar en la Providencia Especial de Dios (2da Parte)
Domingo 27 de Enero
La Palabra de Dios es cumplida por la providencia. Si estamos inquietos acerca de lo que nos está pasado, debemos ver lo que la Palabra de Dios dice sobre estas cosas, y así nuestras mentes encontrarían descanso. El salmista encontró esta misma verdad cuando dijo: Comprendí la postrimería (el fin) de ellos. (Salmo 73:17) Es para nuestro beneficio apegarnos a lo que Dios pide en Su palabra. Cuando lo hacemos, los eventos de la providencia nos muestran en donde nos desviamos. Igual como cuando David pecó tan horriblemente y la providencia divina le mostró su error. (2 Sam.12:11,12) La Palabra de Dios nos dice que es mejor confiar en Dios que confiar en el hombre. La Escritura maldice a cualquiera que pone su confianza en el hombre. (Sal. 118:8; Jer. 17:5) Son grandes las promesas de Dios de que Su providencia cuidará de los suyos. No hay ningún hombre que haya dejado su casa o sus posesiones por el Evangelio, que perdiera cosa alguna. (Marcos 10:29,30) El apóstol Pablo es un ejemplo de uno que dejó todo para seguir a Cristo. Pablo habla de sí mismo como: “no teniendo nada, mas poseyéndolo todo”. (2 Cor. 6:10) Desde aquél entonces hasta el día de hoy, muchos millares han encontrado que al obedecer y confiar en las promesas de Dios han sido suplidos con más de lo que tenían antes. La Palabra de Dios declara que en cualquier condición en que se encuentren los creyentes, Dios nunca les desamparará ni los dejará. (Hebreos 13:5) Estará con ellos aún en la angustia. (Salmo 91:15) Pregúntese a sí mismo: ¿Dios me ha dejado bajo la presión de mis cargas? Puede que se haya sentido como David cuando dijo: “Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl...” (1 Samuel 27:1) Pero igual como él, usted ha sido librado de sus problemas y las promesas de Dios se han cumplido al pie de la letra. Leemos que la Palabra de Dios es el único apoyo y alivio en el día oscuro de la aflicción (Salmo 119:50,92) y que para este propósito fue escrita la Palabra. (Rom.15:4) ¿No ha sido confirmada esta verdad por miles de experiencias? Si la providencia le ha mostrado tales promesas y le ha asegurado que el Señor le ama, entonces ¡el peso de sus cargas es menos que antes! También la providencia confirma la Palabra que dice que la única manera de incrementar nuestras posesiones es por medio de dar alegremente a otros como al Señor. (Prov. 11:24,25; 19:17) La mejor manera para gozar de la paz y la tranquilidad mental consiste de obedecer Su Palabra y encomendarnos en todo lo que le concierne a Él. (Sal. 37:5-7; Prov. 16:3) No estoy diciendo que nunca estaremos afligidos. Tampoco afirmo que Dios siempre castiga cada pecado de inmediato. (Si lo hiciera así, ¿Quién podría mantenerse? Salmo 130:3) Pero lo que afirmo es: Cuando Dios disciplina a sus hijos lo hace en su misericordia. Por medio de tales providencias, tanto las amenazas como las promesas de la Palabra de Dios son cumplidas. Continuará…
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2013-4
LA INMUTABILIDAD DE DIOS "Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos." -- Malaquías 3:6
Alguien ha dicho que "el estudio apropiado de la humanidad es el hombre". Yo no voy a oponerme a esa idea, pero creo que es igualmente cierto que el estudio apropiado de los elegidos de Dios, es el propio Dios. El estudio apropiado del cristiano es la Deidad. La ciencia más elevada, la especulación más sutil, la filosofía más poderosa que puedan jamás atraer la atención de un hijo de Dios, es el nombre, la naturaleza, la Persona, la obra, los hechos y la existencia de ese grandioso Dios, a quien el cristiano llama Padre. En la contemplación de la Divinidad hay algo extraordinariamente beneficioso para la mente. Es un tema tan amplio que todos nuestros pensamientos se pierden en su inmensidad; tan profundo, que nuestro orgullo se ahoga en su infinitud. Nosotros podemos abarcar y enfrentar otros temas; en ellos sentimos una especie de autosatisfacción y proseguimos con nuestro camino pensando: "he aquí que yo soy sabio". Pero cuando nos aproximamos a esta ciencia de las ciencias y encontramos que nuestra plomada no puede medir su profundidad y que nuestro ojo de águila no puede ver su altura, nos alejamos pensando que el hombre vano quisiera ser sabio, pero que es como un burrito salvaje y entonces exclama solemnemente: "soy de ayer y no sé nada". Ningún tema de contemplación tenderá a humillar la mente en mayor medida que los pensamientos de Dios. Pero si el tema humilla la mente, también la expande. Aquel que piensa en Dios con frecuencia, tendrá una mente más grande que el hombre que simplemente camina con pesadez alrededor de este globo estrecho. Quizás se trate de un biólogo que hace alarde de su habilidad para hacer la disección de un escarabajo, estudiar la anatomía de una mosca o clasificar a los insectos y a los animales en grupos que tienen nombres casi imposibles de pronunciar. Puede ser un geólogo, capaz de disertar sobre el megaterio y el plesiosauro y todos los demás tipos de animales en extinción. Él puede pensar que independientemente de cuál sea su ciencia, su mente se ve ennoblecida y engrandecida. Me atrevo a decir que así es, pero después de todo, el estudio más excelente para ensanchar el alma es la ciencia de Cristo, y Cristo crucificado, y el conocimiento de la Deidad en la gloriosa Trinidad. Charles H. Spurgeon