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Ni la Madre Patria, Ni el Padre Estado Brindan a los Niños Migrantes un Presente que no tenga Futuro

Por Dhc Nancy Gutiérrez Herrera

En México, la distancia entre el 30 de abril y el 10 de mayo es un puente lleno de emociones para nuestro contexto simbólico y cultural, es también una cuenta regresiva entre la inocencia y el sentido de protección. Estos días dedicados a la celebración exacerban el contraste entre felicitar y horrorizarse por la horfandad institucional frente a todos aquellos tipos de trabajo que privan a 1 de cada 10 niños de tener una infancia puramente humana y que roban su potencial y su dignidad. 

Todas estas tareas que tienen consecuencias perjudiciales en su desarrollo físico y psicológico como acompañar en rutas migrantes a los adultos que los protegen o usan, o emprender esta andanza “por propio pie” sin el cobijo de una Madre Patria ni de un Padre Estado que han soslayado la obligación de salvaguardar la vida e integridad de los niños en tránsito, y que permanecen inmutables ante la lesión irreparable de sus derechos fundamentales.

No bastan los convenios ni los números para transformar la realidad de los menores en el mundo. El Convenio 182 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) registró la ratificación más rápida lograda y aunque un año después de su firma disminuyó en casi un 40% de del 2000 al 2016, la realidad desnuda del 2023 nos dejó enmudecidos de cara a la meta de ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) que planteó al 2025 como el año contundente para la erradicación del trabajo infantil.(1)

El trabajo infantil está en las vísceras del mundo

Es “lo más insoportable para el corazón humano”, señaló en 1919 Albert Thomas, primer Director de la OIT anticipando que, a más de un siglo después, sólo el corazón del mundo puede revertir lo que las vísceras geopolíticas producen y ningún cerebro resuelve. A más de un año el escandaloso recuento que pusiera en el mapa del mundo a Estados Unidos como una tierra de explotación infantil a donde llegaron 300 mil menores no acompañados del 2021 al 2023 y que el Departamento del Trabajo abriera al menos 600 investigaciones, ¡tan solo hasta febrero del año pasado! cuando ya en el 2022, los inspectores federales descubrieron que casi 4 mil niños trabajaban ilegalmente…(2)

Al menos hasta septiembre del año pasado medios nacionales e internacionales publicaron datos aterradores, y el ´mundo mundial'  inmutable; sin embargo en esta tierra mexicana abierta al paso migrante, el Congreso fue increpado ante esta realidad y la Diputada Federal Migrante Nora Elva Oranday Aguirre organizó el Foro “Ilusión y Realidad, Niñez Migrante” (3) y convocó a todas las fuerzas políticas para poner un alto a este impune suministro de menores migrantes sin acompañamiento que transitan por México para llegar a Estados Unidos sin protección, ni seguimiento y mayormente sin identidad y despojados de todo lo que los haría humanos con derechos.

Se documentó la urgencia de un Instituto Federal para la protección de niños y adolescentes migrantes y la sacudida fue contundente; al unísono vibraron las vísceras pero los esfuerzos legislativos no alcanzaron aún para resolver y los tiempos políticos, quizá también las voluntades generaron marasmos institucionales y omisión ante el paso de los menores sin compañía que cruzan este país y llegan hasta la frontera. Todos ellos, aunque no sean identificados en un proceso de contratación o de explotación laboral están expuestos a las peores formas de explotación infantil ya que en su tránsito por nuestro territorio y responsabilidad, son cosificados, privados de sus derechos básicos y no existe a la fecha salvaguarda de estos derechos humanos fundamentales para los niños de todo el mundo. 

En la práctica, el único grupo demográfico que no está sujeto a una expulsión inmediata si cruza la frontera sin permiso son los menores no acompañados, y saberlo es suficiente para intervenir y resolver a cada paso y en cada etapa de su andar en cada Estado y por cada Municipio. Los menores en nuestro territorio abren una herida mortal y obligan a responder en primera persona ¿Soy parte de la solución o soy cómplice de la atrocidad?” Dejemos las simulaciones que ondean leyes, convenios, comités, sistemas, distintivos y estadísticas. Transformemos la realidad y que la erradicación de las peores formas del trabajo infantil sean acciones progresivas, transversales y colectivas asociadas a sectores productivos, sociales, legislativos y ejecutivos.

La realidad de escritorio ha impuesto un sesgo que debe solventar el Padre Estado “a pie” mirando a los ojos a los niños y “a mano” apretando firme en sus áreas de responsabilidad para que la Madre Patria adopte a todos lo menores en territorio mexicano y les devuelva una oportunidad última para vivir una niñez digna. Seamos parte de ello y denunciemos cada circunstancia de peligro para un niño y rescatemos a todos, ni una infancia robada por la infamia del mundo local.

Refrencias:

1 https://reliefweb.int/report/world/el-convenio-de-la-oit-sobre-el-trabajo-infantil-logra-la-ratificaci-n-universal 

2 https://www.bbc.com/mundo/articles/ckdkpr2xqp2o

 

* Dhc Nancy Gutiérrez Herrera  es Académica de la FESC UNAM, Directora de la Comunidad Internacional de Ética y Responsabilidad Social, CIERS. Coord. UNAMos Manos por la Responsabilidad Social Universitaria.

https://issuu.com/sextacircunscripcion/docs/6a_circunscripci_n_38/6?fr=sNTE3ZTczNzc5Nzg

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