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La Realidad en la Búsqueda del Voto

Por Camilo Sánchez

Cada vez estamos más cerca de las elecciones presidenciales tanto en Estados Unidos como en México, y con esto también nos acercamos a declaraciones de políticos llenándose la boca con promesas y medidas que solucionen diferentes problemas de percepción general, enfocándose en aquellos que pueden ser decisivos para definir las votaciones, como el tema migratorio, que por el contexto de crisis que vive la frontera entre ambos países, se pone al centro de su política para ver quién se presenta como una salida al llamado “problema migratorio”.

La violencia sigue siendo la marca característica de estos últimos años cuando hablamos del paso de la frontera mexicoamericana, no solo por la xenofobia en la población de ambos países que ha ido en aumento como ya hemos documentado en números anteriores, sino porque como también ya hemos señalado, la brutalidad con la que actúan las instituciones de seguridad y migratorias orillan a que migrantes se expongan a opciones cada vez más peligrosas para cruzar la frontera.

Durante el actual gobierno mexicano que está por concluir, se documentaron cerca de 19 mil personas que cruzaron México, según una compilación de reportajes y registros oficiales hechos por el  Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), lo que nos hace pensar acerca de las vicisitudes que tuvieron que sortear al realizar su paso por la frontera y lo que tuvieron que enfrentar llegando a su destino, como discriminación, explotación y una amenaza constante a su integridad.

A pesar que en su campaña del 2018 AMLO (Andrés Manuel López Obrador) prometió regresar al ejército a sus cuarteles, la realidad es que con la creación de la Guardia Nacional y su posterior integración a la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional), creó una institución prácticamente militar que junto a agentes del INM  (Instituto Nacional de Migración) han sido denunciados por violaciones a derechos humanos contra migrantes, que mediante amenazas, extorsión y agresiones físicas los han buscado amedrentar, por si no fuera suficiente tener que lidiar con la violencia y extorsión del grupos de la delincuencia organizada comúnmente llamados "narcocoyotes". 

Su incapacidad para cumplir una función real en la crisis en la frontera, ha quedado expuesta con el aumento de secuestros de personas migrantes y solicitantes de asilo, que con el endurecimiento en las medidas de tránsito por parte del gobierno, orilla a la gente a arriesgarse para buscar opciones de cruzar el país cada vez más peligrosas para no ser capturados. Para el crimen organizado que controla el flujo migrante clandestino, este control representa un ingreso de miles de millones de pesos.

Incluso para los que tienen la fortuna y capacidad de cruzar la frontera para llegar hasta Estados Unidos, las dificultades no paran: Son precarizados laboralmente y utilizados como mano de obra barata aprovechándose de su condición de indocumentados en el país, para llegar a niveles como el de Nueva York, donde según una pequeña encuesta elaborada por El Diario NY en febrero pasado a 586 migrantes, sólo el 3% de estos cuentan con un trabajo estable.

Este abuso se ve potenciado principalmente en las mujeres, que siendo casi la mitad de la población total migrante, 5 de cada 10 de éstas han tenido graves dificultades para obtener empleo, llegando a cubrir hasta 55 horas laborales a la semana y obteniendo más ofertas de empleo de baja remuneración en contraste con los hombres en su misma situación.

Incluso desde una perspectiva que tiene que ver más con la economía, los migrantes dejan de ser una carga económica y pasan a ser la gran respuesta a la falta de fuerza de trabajo en Estados Unidos, siendo utilizados para cubrir su demanda de fuerza laboral a costos reducidos.

Realizar un balance del último sexenio en materia de migración mediante las cifras que deja detrás debe ayudarnos en efecto, a realizar una crítica directa a sus políticas, pero al mismo tiempo, las experiencias positivas y negativas, deben servir de referencia para revisar las nuevas propuestas en materia de migración que las candidatas y candidato presidenciales tienen para su futuro gobierno, sin que esto represente creer a pie juntillas y apostar que van a abordar esta problemática humanitaria desde una perspectiva más integral que realmente sea una solución, porque como ya hemos señalado, ellos no trabajan para las personas, trabajan para intereses políticos y económicos a los que les favorecen, esto significa continuar con la explotación y criminalización de quienes buscan mejores condiciones para vivir.

*  Camilo Sánchez estudia la licenciatura en Derecho, en la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Azcapotzalco.

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