2 minute read

EVALUAR MÁS ALLÁ DEL RESULTADO

Anteriormente se ha comentado la importancia que tiene la preparación de la competición, es decir, el hecho de concretar un plan o estrategia para el periodo competitivo que enfoque los entrenamientos hacia la potenciación de los puntos fuertes y el trabajo de los aspectos que se deben mejorar para alcanzar un determinado objetivo.

Una vez se ha definido el plan de acción y se ha trabajado en los entrenamientos, llega la hora de la competición que es el momento en el que hay que poner en marcha aquellas conductas, movimientos, estrategias…que se han entrenado, es decir, hay que centrarse en los momentos concretos de la competición y en lo que tengo que hacer en cada uno de ellos. Sin embargo, puede ocurrir que, durante el periodo competitivo, nuestra mente empiece a darle vueltas a un golpe fallido o a una conducta no realizada. Estos pensamientos nos pueden alejar del presente y de lo que tengo que hacer a continuación llevando nuestra atención hacia situaciones sobre las que ya no tengo control.

Advertisement

Es tras la competición cuando se debe hacer este proceso reflexivo. En este momento se tiene que llevar a cabo una EVALUACIÓN de lo que ha pasado y sus consecuencias.

Pero ¿qué es la evaluación?

La evaluación es un proceso que se usa para determinar el mérito, el valor y el significado de un trabajo o una capacidad en función de ciertos criterios. Esta evaluación va a servir como guía para futuras competiciones y sus respectivos periodos de preparación, por lo tanto, debe considerarse igual de importante que el antes y el durante la competición.

¿En qué basamos nuestra evaluación?

Lo más común (y fácil) es ceñirse a un resultado o a un objetivo concreto y establecer si lo he conseguido o no lo he conseguido.

Sin embargo, cuando se evalúa se debe tener una visión a largo plazo en la que se destaquen aspectos y conductas específicas que se han realizado durante la preparación y posterior competición y que han tenido un determinado resultado.

Entonces, ¿no hay que tener en cuenta el resultado?

¡Claro que hay que tenerlo en cuenta! De hecho, es un elemento con gran impacto tanto en nuestro rendimiento futuro como en la trayectoria deportiva, es decir, es un elemento relevante pero no el único que se debe contemplar.

Por lo tanto, este ejercicio tiene que aportar información sobre qué pasos se deben ir dando, por dónde se tiene que encaminar la preparación de la competición, sobre qué movimientos o acciones se debe hacer énfasis…

¿Qué elementos se deben tener en cuenta?

- ¿Cuándo realizar la evaluación? Si se realiza justo después de la competición es posible que las emociones generadas contaminen el trabajo. Por esta razón, espera un día para concretarla y dar mayor objetividad a la reflexión

- Haz preguntas: ¿qué conductas he realizado?, ¿qué elementos han influido en mi rendimiento?, ¿qué acciones se deben entrenar de cara a la siguiente competición?, ¿y cuáles podría repetir para conseguir mis objetivos?

- Detalla conductas concretas. En cada competición se habrán hecho cosas bien y mal, aprender a separarlas ayudará a saber cómo debo preparar la siguiente situación competitiva

- Establece conductas que dependan de ti. Es cierto que existen elementos externos que van a influir en nuestro rendimiento y que se deben tener en cuenta, sin embargo, si se quiere mejorar hay que establecer aquellas acciones que dependen del trabajo personal de cada uno

- Comparte tus reflexiones con un agente externo (entrenador, psicólogo…)

- Escribe. Deja por escrito la valoración para poder compararla con futuras evaluaciones

This article is from: