Shireen Abu Akleh, una muerte y muchos relatos
PERDIDOS EN EL BOSQUE Por Moshé Rozén,
desde Nir Itzjak, Israel para NUEVA SION, Buenos Aires Shireen Abu Akleh, de 51años, palestina, cristiana, con pasaporte estadounidense, se encontraba en Jenin, en el norte de Cisjordania, cubriendo un choque armado entre el Ejército de Israel y grupos paramilitares de esa ciudad. El miércoles 11 de mayo del 2022 su informe para la red televisiva Al Jazeera de Catar fue interrumpido por un disparo de fusil M16 que provocó su inmediato deceso. La muerte de Shireen y el funeral en Jerusalén, han elevado la tensión –imperante todavía con anterioridad a los hechos- entre los gobiernos de Israel y la Autoridad Nacional Palestina: un conflicto que amenaza a extenderse a la totalidad del Oriente Medio. Las partes enfrentadas se acusan reciprocamente: las autoridades palestinas y los grupos islamistas declaran que se trata de un homicidio ejecutado –de manera absolutamente deliberada- por las fuerzas ocupantes israelíes. Los voceros oficiales de Israel consideran que la negativa del sector árabe a una investigación conjunta y transparente de los hechos, evidencia la culpabilidad del lado palestino en la defunción de la periodista. Pero, lamentablemente, el resultado de ninguna pericia científica puede reducir la abismal distancia entre las narrativas en discordia. Los expedientes de cualquier investigación no son el material de sustento para el relato de las colectividades litigantes. Con la misma –o mayor pasión- con la cual Israel sostiene actuar eticamente ("pureza de armas"), el bando palestino se determina como perpetua víctima de sojuzgamiento y agresión. A este complejo teatro de contienda se añaden constantes escenas que suman, desde lejanas latitudes, intensos imaginarios de identificación: la caída de cronistas en los combates de Ucrania. O el asesinato de la periodista Francisca Sandoval, herida mortalmente por un balazo mientras cubría –el último primero de mayo- una marcha gremial en Chile. "No tengo esperanzas de salvarme, de modo que no tengo motivo para ocultar detalles de lo acontecido" confiesa el malhechor en "El Bosque", de Akutagawa. El neorrealista japonés –hace exactamente cien años- narró un crímen desde las declaraciones de protagonistas y testigos. Pero todos los personajes involucrados, incluyendo el muerto mismo, cuentan historias diferentes... El "efecto Rashomon" no refleja sólo meras percepciones divergentes de un hecho puntual; Oriente Medio es un intrincado bosque de pasiones étnicas, religiosas e intereses geopolíticos: recuerden ustedes el caso del niño Muhamad al-Dura, atrapado por ráfagas de fuego cruzado en Gaza, en septiembre del 2000. Hasta hoy subsisten testimonios diametralmente contrapuestos sobre el trágico episodio. De modo similar, hoy, el caso Shireen parece emerger como catalizador de otra escalada de hostilidades. En "El Bosque" de Akutagawa, un sacerdote budista, al prestar testimonio, refexiona: "Quién habría imaginado esta muerte. Nuestra vida es comparable al rocío del alba o o un destello fugaz". Lunes, 16 de Mayo de 2022. Moshé Rozén es educador y periodista. Ex-Representante en Argentina del Movimiento Kibutziano de Israel.