Wynne
Érase una vez una niña llamada Wynne. Su cabello era rojo, tan rojo como las hojas de otoño, y rebelde; pues sin importar cuantas veces ella lo cepillara nunca quedaba como ella quería. Wynne era la niña más alta de su clase. Y aunque eso la hacía enfadar con frecuencia, había otras cosas que la alegraban también.
Por ejemplo: A veces, cuando Wynne llegaba a su casa luego de un largo dĂa, ella jugaba a los videojuegos con sus hermanos.
Entre otras cosas, a Wynne le encantaba comer. Especialmente los sándwiches. Había otras muchas cosas que a Wynne la hacían feliz. Pero nada le gustaba más que pasear bajo la lluvia y saltar sobre los charcos.
Lo más importante es que: al final del día Wynne comprendía que sin importar cuantas cosas malas sucedieran, todo lo que necesitaba era hacer algo que la hiciera sonreír para olvidarlo.
FIN