EMBAJADOR DE LOS POBRES, DEFENSOR DE LO JUSTO, HUMILLÓ A RICOS Y PODEROSOS, NO DÁNDOLES EL GUSTO, NORDACA EUROPA PODEROSA, XENÓFOBA Y DAÑINA, TE DESAFIÓ UN HIJO DE LA PRECIOSA SUDACA TIERRA ARGENTINA. POR SU PATRIA SE HA ENTREGADO, CON SOBREDOSIS DE FIEREZA Y MOROCHA HIDALGUÍA, REGALÓ A LOS NECESITADOS, CON MAESTRÍA, CON GRANDEZA, JUGUETES DE FÚTBOL Y ALEGRÍA.
Nacido en la pobreza extrema de Villa Fiorito, Diego Armando Maradona es un ejemplo de esfuerzo y superación. Ya desde niño asombro a quien lo viera cada vez que entraba en contacto con la pelota. Enfrentó a ricos y poderosos sin temor alguno, regalando magia en su estado mas puro. Y es esto lo que tratamos de entender aquí. Cómo un petiso morochón de los barrios bajos de Buenos Aires llega a convertirse, en el mejor jugador de futbol de todos los tiempos. La historia de un genio irrepetible capaz de hacer cosas inimaginables dentro de una cancha.
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HDM - DIEGO ARMANDO MARADONA
CONTENIDOS
EN ESTE NÚMERO
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SER EL MEJOR
DESDE SU ARRANQUE EN FIORITO, DIEGO DESLUMBRÓ CADA VEZ QUE PISÓ UNA CANCHA. ARGENTINOS, BOCA, BARCELONA, NAPOLI, SEVILLA, NEWELL’S Y LA SELECCIÓN, FORMARON PARTE DE UNA VIDA DEPORTIVA PLAGADA DE ALEGRÍAS.
HACIENDO HISTORIA 1960 Nace en Lanús, sur del Gran Buenos Aires, como quinto hijo de Diego Maradona y Dalma Salvadora Franco.
1981
Debuta en Boca Juniors, también ante Talleres de Córdoba y anota dos goles para la goleada de 4-1.
1970
1981
Lo fichan “Los Cebollitas”, paso previo a su ingreso a Argentinos Juniors.
Se consagra campeón del fútbol argentino con Boca.
1982 1976
Debuta en Primera División con Argentinos Juniors. Entra en el segundo tiempo, su equipo pierde 0-1 ante Talleres de Córdoba.
1977 Debuta en la selección argentina, en un partido ante Hungría, en la cancha de Boca Juniors y los albicelestes ganan por 5-1.
1978 César Luis Menotti, técnico de la Selección Nacional, lo excluye del plantel que jugará el Mundial, y asegura que “es demasiado chico” para asumir presiones.
1979
Se consagra campeón mundial juvenil en Tokio, en el seleccionado dirigido por Menotti. Convierte un gol de tiro libre en la final contra Unión Soviética.
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Es vendido al Barcelona de España por 10 millones de dólares.
1982 Es expulsado ante Brasil por los cuartos de final del Mundial de España, por una falta sobre Dirceu.
1983 En un partido ante el Barcelona, el jugador vasco Andoni Goicoechea, del Athletic Bilbao, lo fractura en el tobillo, y luego de 106 días retorna a las canchas.
1984 Es vendido al Napoli de Italia en 8 millones de dólares, donde luego se convetrirá en ídolo máximo.
1986
Se consagra campeón mundial con Argentina, tras vencer en la final a Alemania por 3-2.
1987 Obtiene el primer “scudetto” con el Napoli.
1989 Se consagra campeón de la Copa UEFA con Nápoli.
1990 Consigue su segundo “scudetto” con el Napoli, derrotando al poderoso Milan.
1990
Juega su segunda final mundialista, en Italia ‘90, pero esta vez Argentina pierde con Alemania por 1-0, con un gol de penal cuando faltaban tres minutos. Llora al recibir su medalla.
1991
Tras el partido del Nápoli contra el Bari se comprueba que su control antidoping dio positivo. Es suspendido por la federacion de futbol durante 15 meses.
1986
Convierte los dos goles más famosos de su carrera, ante Inglaterra en el Mundial de México, el de “La Mano de Dios”, y el “más lindo de los mundiales”, tras un raid imparable.
1992 Tras la suspensión, se niega a regresar al Napoli y es transferido al Sevilla de España en 7,5 millones de dólares.
LOS NÚMEROS DEL DIEZ
POR EL MUNDO
1993
1997
Estaba golpeado en una rodilla. En el entretiempo, Bilardo le pidió que se infiltrara pero luego lo sacó, ese fue su último partido en Sevilla.
Maradona juega su último partido oficial en la Argentina, en el triunfo ante River Plate por 2-1. Se retira tras otro control antidoping positivo, que había sido detectado varias fechas antes.
1993 Se incorpora a Newell’s Old Boys de Rosario, con el que sólo juega tres partidos oficiales.
1993 Juega para la selección argentina que consigue, la clasificación para el Mundial de Estados Unidos de 1994.
1994
Luego del triunfo de la Argentina ante Nigeria por 2-1, su control antidoping da positivo por efedrina. Es retirado del Mundial. “Me cortaron las piernas”, declara entre lágrimas. La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) lo suspende por 15 meses.
1995 Firma para Boca Juniors como jugador, y debuta en un amistoso en Corea del Sur cuatro días más tarde.
2000 Viaja a Cuba para tratarse en la Clínica La Pradera, y someterse a un exhaustivo tratamiento de desintoxicación de drogas.
2001
Se realiza el partido homenaje en la Bombonera, entre la Selección Nacional y un combinado de estrellas internacionales invitadas especialmente. Maradona convierte dos goles de penal.
2008 Asume como DT de la selección argentina con el objetivo de clasificar al mundial de Sudáfrica del 2010.
2010
Tras una ajustada clasificacion, Diego vuelve a una copa del mundo, esta vez como entrenador. Su equipo pierde en cuartos de final contra Alemania por 4 a 1.
1997 Vuelve a jugar para Boca. El equipo le gana 4-2 a Argentinos Jrs y Diego convierte un penal. HDM - DIEGO ARMANDO MARADONA
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LLEGAR A LA GLORIA
“DICEN QUE POR LO MENOS UNA VEZ EN LA VIDA TODOS LOS HOMBRES ASISTEN A UN MILAGRO. EL MÍO OCURRIÓ LA TARDE DE UN SÁBADO DE 1969 CUANDO UN PIBE BAJITO, QUE ME DIJO QUE TENÍA OCHO AÑOS -Y YO NO LE CREÍ-, HIZO MARAVILLAS CON LA PELOTA” (FRANCISCO CORNEJO, PRIMER ENTRENADOR DE MARADONA) na vez que toda la familia convenció a don Diego para que lo dejara ir a la prueba al Pelusa, hubo que esperar. Faltaba todavía. Fueron un par de días, nomás, pero a Diego le pareció un siglo. Al fin llegó. Entonces, una banda de pibes de Villa Fiorito se tomó el colectivo 28 (el verde, como le decían) hasta Pompeya. De allí, el 44 hasta llegar al complejo de entrenamiento de Argentinos, que se llamaba Las Malvinas. Entre todos ellos, había tres pibes, el Diego, el Goyo y Montañita, que no se separaban ni un minuto. Eso sí, cuando llegaron, la decepción fue de todos: llovía tanto, pero tanto, que las canchas no se podían ni pisar... ¡Se suspendía la prueba! ¿Se suspendía la prueba? La voz de don Francis Cornejo, el entrenador, el descubridor de talentos, el conductor de aquel grupo que empezaba a nacer, lo sacó de su tristeza: “¡Vamos! Todos a la camioneta de don Yayo... ¡Nos vamos a otra canchita!”. La otra canchita resultó ser el Parque Saavedra. Allí se armaron dos equipos. Diego y Goyo entraron, juntos, en la segunda tanda. Si habían sido siempre rivales, no se notó. Lo que más se notó en la comunicación futbolìstica entre ellos fue la amistad. Hicieron todo tipo de lujos y un montón de goles.
DE FIORITO AL MUNDO
Tantos, que Diego ni se acuerda cuántos fueron. Y aunque parezca mentira, ante semejante demostración, al primera reacción de don Francis no fue la mejor. El hombre pensaba que lo estaban cargando, que ese pibe flaco y bajito, con un montón de rulos en la cabeza, jamás podía tener nueve años. Estaba convencido de que era... ¡un enano! Cornejo se acercó a Diego y le preguntó si estaba seguro que era del sesenta. Y Diego, achicándose todavía más, algo asustado, le contestó que sí, por supuesto. Entonces el hombre le pidió los documentos y él se quiso morir... ¡No los tenía!
¿CÓMO LO TENÉS A ESE FENÓMENO EN EL BANCO? CUIDALO, PORQUE VA A SER UN GENIO Algo, la intuición tal vez, le hizo ver a don Francis que no valía la pena hacerse problema. Nunca imaginó que, poco tiempo después, tendría que ser él mismo el que mintiera sobre la edad de su fenómeno. Al fin, Francis tuvo los documentos de Diego. Y más también. Porque si a alguien le tenín confianza don Diego y doña Tota para confiarles a su hijo, ese era don Francis. Así que el hombre lo llevaba a Maradona a todas partes. Hasta a los partidos con pibes más grandes, lo llevaba.Una vez, en la cancha de Sacachispas, contra Racing, el partido de los chicos de 14 años estaba duro, cero a cero y no pasaba nada. Francis le hizo una seña al negrito que tenía en el banco y lo mandó para la cancha. Once años tenía Maradona y dos golazos metió. Chau partido. El técnico rival, se le acercó, asombrado: “Pero, ¿cómo tenés a ese fenómeno en el banco?”, le preguntó, sabiendo que Francis erraba pocas veces. “Cuidalo, que va a ser un genio”, agregó. Otra vez, en un partido contra Boca, hizo lo mismo. Pero como ya todos conocían el nombre de Maradona, se lo cambió. En la planilla puso Montanya. La cosa es que ese partido estaba todavía peor: perdían tres a cero. Entonces, Cornejo mandó a... Montanya a la cancha. Enseguida hizo un gol, otro más, consiguieron el empate. Y en el último festejo, a los compañeros se les fue la lengua: “¡Grande, Diego!”, le gritaron. Y el técnico rival se puso como loco, llegó corriendo hasta donde estaba Cornejo y le gritó: “¡Me pusiste a Maradona, hijo de...!” i toda la gente que dice haber presenciado el debut de Diego Armando Maradona en primera división realmente hubiera estado en el estadio de Boyacá y García, no habrían sido suficientes el Maracaná, el Santiago Bernabeu y el Giusseppe Meazza juntos para recibirlos. Fueron muchos, igual, los afortunados que aquel
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miércoles 20 de octubre de 1976 estuvieron en la cancha de Argentinos Juniors para ver el partido del local contra la sensación del Campeonato Nacional, Talleres de Córdoba. Muchos de los que fueron a La Paternal soñaban con disfrutar con el gran fútbol de los cordobeses. Se encontraron con un chico de 15 años (le faltaban 10 días para cumplir 16) que en la primera pelota que tocó, después de ingresar en el arranque mismo del segundo tiempo, reemplazando al Nº 10 Giacobetti, con el número 16 en la espalda, le tiró un caño al primer rival que se le cruzó en el camino, Juan Domingo Patricio Cabrera. Es que eso mismo le había pedido el técnico, Juan Carlos Montes, a Maradona: “Vaya, Diego, juegue como usted sabe”. Eso que hizo sabía hacer Maradona. Después de aquel debut en primera división, Diego Armando Maradona no volvió a dejar el equipo principal. Es más, se hizo habitual que actuara como titular, con la camiseta número diez. Y no sólo se entrenaba en Argentinos Juniors, también tenía un lugar en el seleccionado juvenil. Fue justo en una de aquella prácticas, a comienzos de 1977, que César Luis Menotti lo llamó aparte, después de un partido de entrenamiento entre los juveniles y los mayores. Diego confesó, mucho tiempo después, que le temblaban las piernas. Que escucharlo al Flaco, en aquel tiempo, era como escucharlo a Dios. Y la verdad es que lo que el técnico le dijo le sonó a milagro. Lo estaba convocando para concentrarse con la selección mayor, para un partido amistoso contra Hungría. En menos de cuatro meses le estaba pasando todo, quizás demasiado. Lo cierto es que cuando se puso la camiseta celeste y blanca con la que siempre había soñado jugar tenía apenas ¡doce partidos en primera! Argentinos fue la plataforma de lanzamiento para la consagración internacional. Desde abajo, desde la pelea por evitar el fondo de la tabla, Diego se hizo fuerte. Fuerte de verdad. En aquel Campeonato Metropolitano 1977, el primer torneo que siguió al de su debut, jugó 37 partidos consecutivos como titular. Y se consolidó. ara que no queden dudas, de entrada: Boca es Maradona, Maradona es Boca. Aquella historia que tiene avales en la propias palabras del protagonista de esta historia, sobre su simpatía con Independiente, tiene una razón, también en Boca de Diego: su fascinación por el juego extraordinario de Bochini y de Bertoni. Pero lo cierto es que en aquella humilde casita de Azamor y Mario Bravo, la suya, en Villa Fiorito, flameaba en los corazones familiares una única bandera: la de los colores azul y oro. Eso mamó desde pequeño. Y además, intuyó, también desde muy chico, que algo muy especial se estaba gestando entre él y el pueblo boquense. Por eso presionó como presionó para que un día, al fin, se pusiera esa camiseta. Al fin, el sueño se concretó, en una operación financiera que
podría estar en la leyenda de la economía mundial. Millones de dólares, avales bancarios, cuotas escalofriantes. Nada suficiente para pagar lo que generó, desde aquel debut contra Talleres de Córdoba, el 22 de febrero de 1981. Dos goles de penal en una Bombonera colmada que le permitieron adquirir la seguridad que su ajetreado físico necesitaba, porque era conciente de que no podía dar todo lo que tenía de entrada. Diego se fue de Boca en el verano del ’82, casi un año exacto después de su llegada. Pero no se fue para siempre... o quería Barcelona/lo quería River Plei/Maradona es de Boca / porque gallina no es!”, cantaba el pueblo boquense con orgullo. Pero los dólares pudieron más y retenerlo en el equipo fue una utopía. No en el corazón, claro, que eso no tiene precio. Pero hacia España partió Diego, al fin. Primero, para jugar el Mundial ’82. Y después, para quedarse en uno de los clubes más ricos del planeta: el Barcelona Fútbol Club. No fue fácil. Los españooles siempre fueron muy hostiles con los sudamericanos. Dentro de la cancha, Diego se encontró con que, para la mayoría de sus compañeros, era más importante correr que jugar. Más furia, menos talento. Y si bien los demás no podía aprender lo que él sabía desde la cuna, intuyó que él debía incorporar aquello que todos consideraban una virtud —”Dejar la piel en el campo”, según la irónica definición de César Luis Menotti- para poder así contagiar algo de su magia intacta. No lo ayudó nada su primer entrenador en el club, el alemán Udo Lattek. El hombre se preocupaba más porque los jugadores cargaran gigantescas pelotas de entrenamiento que usaran la verdaderas —las de “fulbo”- en los partidos. Sin embargo, él se impuso. Y volvió a generar esa fantástica discusión positiva: son muchos los que dicen que las cosas que Maradona hizo con la pelota en el Barcelona, no las hizo en ninguna otra parte. Ningún hombre podía para a un futbolista así. Pero una enfermedad, sí. Una hepatitis lo enganchó desde atrás, cuando apenas llevaba tres meses exponiendo su magia. Reapareció recién tres meses después, el técnico era otro y las posibilidades de soñar también: Menotti y la Liga se ofrecían, con los brazos abiertos. Todo no pudo ser, pero algo sí: la codiciada Copa del Rey. Era cuestión de empezar de nuevo, no había forma de quebrar tanta determinación. Sí. La había. Tenía nombre y apellido: Andoni Goikoetxea fue el verdugo de la mejor zurda de la historia del fútbol. Aquel 24 de septiembre de 1983, muchos pensaron que su carrera se había acabado. Se equivocaron: su regreso en apenas 106 días fue el último milagro en España. Eso sí: para salvar su relación con el presidente, hacía falta algo más que ayuda divina. Al cierre de la temporada, en medio de una gresca real, en el final de la Copa del Rey contra el archirival Athletic de Bilbao, el 5 de mayo de 1984, en Madrid, todo se acabó.
aradona ya estaba en Nápoles cuando se enteró de que su nuevo club se había salvado del descenso por un sólo punto en la última temporada. Si bien se sorprendió, no se alarmó; ya estaba acostumbrado. Fue como volver a los orígenes, a aquel Argentinos Juniors que les peleaba desde abajo a todos los grandes. El calcio ya era el campeonato de las estrellas y el Napoli tenía la mayor, pero le faltaba otras para brillar en serio. La primera rueda de aquella primera temporada, 1984/85 fue la de un equipo que apenas hace méritos para salvarse raspando del descenso. La segunda, en cambio, ya tuvo otro color: De la mano de Diego, descenso había pasado a ser una mala palabra hasta en el dialecto napolitano. La explosión se produjo en la tercera temporada, la de 1986/87: tras 60 años de espera, el Napoli consiguió su primer scudetto, dejando en el camino al poderoso Milan y desatando el carnaval napolitano. En su quinta temporada, la de 1988/89, el Napoli demostró que no era ninguna casualidad pelear arriba. Perdió la pulseada ante un gran Inter, pero fue más allá de las fronteras italianas: Maradona le regaló la primera Copa de la UEFA de su historia.
EN MENOS DE CUATRO MESES LE ESTABA PASANDO DE TODO, LO CIERTO ES QUE CUANDO SE PUSO LA CELESTE Y BLANCA TENÍA APENAS DOCE PARTIDOS EN PRIMERA A esa altura, Diego pensaba que su ciclo ya había terminado. Pero ningún dirigente se animaba a abrirle la puerta para dejarlo salir. Por eso, pese a la promesas incumplidas, afrontó su sexta temporada en el Napoli, la de 1989/90, con una gran dejo de resentimiento. Se sabe: el combustible de Maradona muchas veces ha sido la bronca. Y esta vez no fue la excepción: cabeza a cabeza con el Milan, en el final sacó la diferencia decisiva. Inmeditamente, empezó el Mundial de Italia ’90. Y en él, la eliminación de los italianos a mano de Argentina. Quizás por eso, Maradona jamás debió afrontar su séptima temporada allí, la de 1990/91. Demasiada bronca había contra él, no llegó a terminarla. Un caso de doping que aun hoy está bajo sospecha lo obligó a escapar de Italia, sin despedirse Maradona de los napolitanos como uno y otro lo merecían.
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DE FIORITO AL MUNDO
LAS CAMISETAS DEL DIEZ
na suspensión con sabor a vendetta italiana le prohibía jugar al fútbol. Quince meses era la sentencia, que recién lo liberaba el... Demasiado tiempo para un talento indomable. Necesitaba correr. Necesitaba gritar un gol. Necesitaba ser feliz. Campeón del mundo con Argentina. Ganador todo en Italia. Había llegado a la cima. Al cielo. Era Dios. Intentaba volver a ser terrenal. Y Sevilla era el destino ideal para eso. Jugar y divertirse. Interminables negociaciones con el Napoli, eran señales claras de que la tranquilidad no existía para él. Volvía a estar nuevemente en el centro de la escena. Pero el Sevilla FC, con Carlos Salvador Bilardo como técnico esperaba por él. Después de 86 días de negociaciones, obtuvo la ansiada libertad. Lloró abrazado a sus hijas. Como le dijo su representante Juan Marcos Franchi en aquel momento: “Pibe, sos libre. Sos libre de verdad...”. El 28 de septiembre de 1992 volvió a pisar un campo de juego. Tenía que seguir demostrado que la magia estaba intacta. San Mames, el estadio inevitable. Athletic Bilbao, el rival. Como si el tiempo no hubiera pasado. La catedral del equipo vasco había sido el escenario de las eternas batallas en su paso por Barcelona. Pero los viajes a la Argentina para ponerse la irrenunciable celeste y blanca desgastaron la relación con el presidente Luis Cuervas. Nada volvería a ser como antes. El 12 de Junio de 1993, fue el fin. Estaba golpeado en una rodilla. En el entretiempo del partido frente al Burgos, Bilardo le pidió que se infiltrara. A los ocho minutos, el técnico ordenó el cambio. Se sintió usado. Lo miró a los ojos, lo puteó y se fue. Todavía no sabía hacia donde.
l embarazo de catorce años, gestado en Europa, desarrollado en Barcelona, Nápoles y Sevilla, con un acercamiento final en la argentina Rosario, finalmente derivó en el parto del gran retorno. La idea fue del Gringo Giusti, pero se le podía haber ocurrido a cualquiera. En medio del aburrimiento de un partido intrascendente, lo miró a la Tota Rodriguez y le dijo “Este club necesita un golpe de efecto. Y yo conozco a la única persona capaz de dárselo”. Esa persona era, claro, el apellido mismo del fútbol: Maradona. Con el entusiasmo de un principiante, comenzó la dieta más estricta de su vida. Bajó 12 kilos, gracias a o por culpa de un chino de nombre casi imposible de recordar, Liu Guo Cheng. El lunes 13 de septiembre de 1993 el Parque Independencia cobró vida. Fue una tarde irrepetible. Treinta mil personas estaban a punto de presenciar el milagro. Maradona con los colores rojos y negros. Asomó su pequeña figura por la manga y sus piernas no se animaron a coordinar
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un paso más. Recibió una ovación que lo alentó a levantar tímidamente los brazos. Una pelota se deslizó hacia él, para que haga lo que nadie puede imitar. Ni siquiera eso lo pudo hacer reaccionar. Sus compañeros se acercaron con devoción y lo elevaron al cielo. Su sonrisa fue eterna. Igual que en el San Paolo casi un década antes, la gente había ido sólo para verlo hacer jueguito. Regaló todo su entusiasmo y calidad en un par de toques marca registrada. Dejó para el recuerdo una rabona inolvidable que Islas salvó de forma milagrosa. No sería la última. Aun cuando fue una ráfaga y la historia quedó inconclusa, a ningún hincha de Newell’s se le ocurriría mostrarse arrepentido por haberlo tenido con ellos, aunque sólo fuera por cinco partidos. Así, recaló nuevamente en La Boca, su tierra, en el año 1995. “Quiero que la gente diga otra vez: ‘Vamos a la cancha, vamos a ver a El Diego”, deseó en una frase íntima. Y así fue. En La Bombonera otra vez, el 7 de octubre de 1995, pisó la cancha más querida. Boca ganó 1 a 0, pero ese fue un detalle. Todos fueron detalles, en realidad. Cada uno de los 30 partidos que jugó, imponiendo algo que fue más allá de sus 7 goles, sus triunfos, sus empates, sus derrotas en aquellos dos años, dirigido consecutivamente por Silvio Marzolini, Carlos Bilardo y Héctor Veira: la sensación inevitable de todos y cada uno de sus compañeros y rivales de que estaban compartiendo el campo de juego con un monumento de carne y hueso. Y de talento. Lo persiguieron con extraños controles antidoping hasta que el dolor (no físico, sí del alma) lo obligó a gritar basta. Justo contra River, justo en el Monumental, justo cinco días antes de cumplir 37 años de edad. Aquel 25 de octubre quedará en la historia. Lo que nunca nadie se animará a escribir es lo que sigue: fue el último partido oficial de fútbol de Diego Armando Maradona. Sólo es una referencia; jamás una verdad absoluta.
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GANAR UN MUNDIAL POR SEGUNDA VEZ, MEXICO FUE EL ANFITRIÓN DE UN MUNDIAL Y OTRA VEZ FUE TESTIGO UN GRAN ESPECTÁCULO DE FÚTBOL. EL SELECCIONADO ARGENTINO NO LLEGÓ COMO CANDIDATO PERO CONTABA CON DIEGO MARADONA EN LA CÚSPIDE DE SU CARRERA.
UN SUDACA EN TIERRA AZTECA
a historia mundialista comenzó el 26 de mayo de 1985 en Venezuela con un 3 a 2 a favor de la celeste y blanca; y tuvo una primera mitad de puntaje perfecto. Pero el 23 de junio, en Lima, la historia comenzó a complicarse, producto de la derrota 0-1 contra Perú. Quedaba un solo encuentro, frente al mismo rival en su cancha. Los peruanos se fueron al descanso ganando 2 a 1, dejando al equipo de Bilardo sin Mundial. La búsqueda del empate, que significaba la clasificación, ya era desesperada en un campo de juego embarrado que complicaba de sobremanera las intenciones de jugar por abajo. Sobre la hora, y con el último aliento, Daniel Passarella tomó la lanza y pasó al ataque, sacó y rasante remate que dio en el palo derecho del arquero peruano y recorrió toda la línea de gol en cámara lenta. El árbitro no señaló la mitad de la cancha hasta que Ricardo Gareca la empujó. Por fin la empujó al fondo del arco y por fin Argentina estaba en la Copa del Mundo. Esa tarde terminó en alivio, pero las críticas y la desconfianza hacia el equipo no cesaban porque el equipo, no solamente jugaba mal, sino que además no conseguía resultados en la gira previa, el 0-1 ante Noruega, por ejemplo. Al equipo en Ezeiza no lo despidió absolutamente nadie, esas eran las expectativas que despertaba esa Selección, muy mal tratada por la crítica especializada. irigidos por un genio de los banquillos como Bilardo, la albiceleste realizó un buen fútbol y demostró ser un equipo bien organizado en todas sus lineas. Obviamente, el jugador más destacado es Diego Armando Maradona. Pese a ello, había un buen grupo de jugadores. La portería estaba cubierta por Nery Pumpido. Como defensas destacan Daniel Passarella, “Tata” Brown y Oscar Ruggeri. En el medio del campo Olarticoechea, Burruchaga y Batista hacían el trabajo sucio y cubrían las espaldas del 10 argentino. Arriba Valdano era la pólvora. La hora de la verdad llegó el 2 de junio en la capital mexicana frente a Corea del Sur. Fue victoria 3 a 1 con una convincente actuación, a pesar de lo frágil del rival. El 5 de junio, en Puebla, Italia fue la prueba de fuego para el equipo de Bilardo. La historia comenzó torcida, ya que a los siete minutos del primer tiempo, Alessandro Altobelli, de penal, puso el 1 a 0. Pero a los 34, Maradona comenzó a vestirse de goleador y con un gesto técnico descomunal,
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1ª RONDA
1ª RONDA
Argentina 2-0 Bulgaria
Argentina 1-1 Italia
10/06/1986 35.000 espectadores Goles: PT 3` Valdano ST 33` Burruchaga.
05/06/1986 45.000 espectadores Goles: PT 35’ Maradona
selló el empate definitivo. El 10 de junio, frente a Bulgaria, el triunfo por 2 a 0 selló el pase a los octavos de final, donde muchos dicen que comienza el verdadero Mundial. Por haber ganado el Grupo A del certamen, Argentina debió enfrentar a Uruguay, uno de los mejores terceros de la primera fase, proveniente del Grupo E. Aquel cerrado 1 a 0 con gol de Pedro Pablo Pasculli puso al equipo entre los mejores ocho del mundo, algo inesperado a juzgar por la previa del torneo. Pero lo mejor estaba por venir, no sólo en lo que respecta al equipo como tal, sino a la explosión definitiva de Maradona como astro del Planeta Fútbol. l 22 de junio quedó en la historia, pero no necesariamente por el 2 a 1 contra los ingleses, en un partido repleto de morbo por el rival y el conflicto bélico por las Islas Malvinas, sino por famosa “Mano de Dios” para abrir el marcador y el famoso “segundo gol a los ingleses”, una obra maestra imposible de dejar de ver. Consagración personal en el bolsillo para el entonces ídolo del Nápoli, pero con un objetivo aún no cumplido, pero muy cercano: ser campeones del Mundo por segunda vez en la historia.
EL TRIUNFO CONTRA INGLATERRA FUE COMO UNA REVANCHA POR LO SUCEDIDO EN LAS MALVINAS, SE VIVIÓ ASÍ, SE CELEBRÓ COMO UN TRIUNFO NO SÓLO DEL FÚTBOL El triunfo ante ingleses coincidió con el afianzamiento de varios jugadores como Cucciufo, Enrique o Giusti. Fue como una revancha por lo sucedido en las Malvinas años anteriores, cuando los piratas se apoderaron de nuestras tierras en una guerra absurda. se vivió así, se celebró como un triunfo no sólo del fútbol. El gol con la mano de Maradona fue una burla y respuesta que aún los europeos no pudieron digerir aun hasta el dia de hoy. Luego llegó el mejor gol de todos los tiempos, que poco se puede decir que no se sepa. El fútbol en su máxima expresión, la jugada más linda de todos los tiempos, para dejar atónito al mundo entero. Sobre el final se sufrió por el descuento de Lineker, pero no pasó a mayores.
1ª RONDA
OCTAVOS
CUARTOS
SEMIFINAL
FINAL
Argentina 2-0 Bulgaria
Argentina 1-0 Uruguay
Argentina 2-1 Inglaterra
Argentina 2-0 Bélgica
Argentina 3-2 Alemania
10/06/1986 35.000 espectadores Goles: PT 3’ Valdano ST 33’ Burruchaga
16/06/1986 26.000 espectadores Goles: PT 41’ Pasculli
22/06/1986 114.000 espectadores Goles: ST 6` Maradona, 10` Maradona.
25/06/1986 110.000 espectadores Goles: ST 7` Maradona, 18` Maradona.
29/06/1986 114.000 espectadores Goles: PT 22` Brown, ST 11` Valdano ST 39’ Burruchaga
UN PARTIDO APARTE
pos se respetaban, a los 23 minutos, un centro argentino provoca la estrepitosa salida en falso de Schumacher, y el “Tata” Brown de cabeza convierte el primer gol argentino. Y así terminó el primer tiempo. Maradona había sido bien marcado por los alemanes y no brillaba como en los partidos previos, pero contribuía con buenos pases. Para el segundo tiempo, Alemania atacaba y Argentina esperaba para contragolpear. Y a los 10 minutos, tras un buen pase, Valdano se escapa y convierte el 2-0. En ese momento parecía que Argentina se alzaría con el título por segunda vez en su historia. Pero Alemania es un equipo al cual jamás podes dar por muerto, porque tienen una capacidad de recuperación notable. Así, la entrada de Rummenigge fue providencial e inyectó fuerza y motivación al equipo alemán.
Luego de la guerra de las Malvinas en 1982, este encuentro iba cargado de una enorme rivalidad entre ambos equipos. Y ambos selecciones dieron lo mejor de sí. Tras un primer tiempo bien parejo, Argentina salió con todo al segundo tiempo. Y surgió esa jugada de la cual se ha hablado tanto: “La Mano de Dios”. Con picardía y viveza, Maradona saltó junto con el arquero Shilton y alzó la mano y con ello, metió el balón dentro del arco británico. Con toda justicia, los ingleses protestaron, pero la jugada no fue anulada. Pero pocos minutos después, el mismo Maradona se encargaría de taparle la boca a todo el mundo con un gol de antología y llevándose a medio equipo inglés y al arquero Shilton. Si hubo dudas con respecto al primer gol, con este 2º gol, hasta los mismos ingleses se rindieron ante la genialidad del Diego. Pero Inglaterra no bajó los brazos y Lineker descontó a los 35º y la entrada del moreno Barnes, hizo pasar más de un susto a la defensa argentina. Inglaterra estuvo muy cerca del empate, pero al final no pudo lograrlo y Argentina pasaba a semifinales.
rgentina llegó envalentonada tras su triunfo ante Inglaterra. Pero en el camino, se enfrentaba a Bélgica que ya había dado la sorpresa dejando en el camino a la Unión Soviética y España. Y quería seguir sorprendiendo a todos, llegando a la final. Pero, Argentina impuso su mejor juego y Maradona se puso al hombro el equipo y fue muy superior a Bélgica.
ARGENTINA FUE JUSTO CAMPEÓN Y REALMENTE MÉXICO 1986 FUE EL MUNDIAL DE MARADONA. EL FUE LA ESTRELLA DEL MUNDIAL Y FUE SU MOMENTO MAS APOTEÓSICO DE GLORIA, TOCÓ EL CIELO CON LAS MANOS A ello se debía agregar que el “Tata” Brown jugó vendado a raiz de una falta, y era una puerta abierta en la defensa argentina. Y a los 30 minutos Rumenigge descontó en el marcador. Alemania se fue con todo, y 5 minutos después, Völler anotaba el segundo gol alemán y empataba el partido 2-2. Lo que parecía imposible, Alemania lo había logrado, y parecía que se irían a tiempo suplementario. Hasta que Maradona una vez más, como contra los ingleses, se puso el equipo al hombro y terminó sacando del sombrero un genial pase largo a Burruchaga, quien definió cruzado frente a la salida del arquero y convirtió el tercer gol argentino y con ello, el ansiado título mundial. No habrá sido una de las finales más vistosas en un mundial, pero sí fue la más vibrante, en donde ambos equipos hicieron méritos para ganar el partido.
LOS GOLES DE DIEGO EN MÉXICO vs ITALIA Luego de un pase por arriba de la defensa de Burruchaga, define de primera con un toque cruzado de zurda ante la marca de Sciarea.
vs INGLATERRA Tras una pelota perdida por Valdano en la puerta del área, la misma se eleva y Diego salta frente a la salida de Shilton, empujandola con la mano
vs INGLATERRA Arranca en mitad de cancha con una pisada y deja en el camino a seis jugadores ingleses, incluido el arquero, para tocarla a la red con la zurda.
vs BÉLGICA Recibe la pelota en tres cuartos de cancha y encara a pura gambeta dejando a cuatro defensores en el camino y definiendo por arriba del arquero,
vs BÉLGICA Pica en diagonal tras un pase de Burruchaga y define de primera cruzado, al palo más lejano de Pfaff, quien rapidamente salía a cortarlo.
Con dos goles suyos, Argentina ganó 2-0 a Bélgica y a final era ante Alemania, ambos equipos llegaban en plena forma. Argentina iba por su segundo título y Alemania por el tercero. Tras un inicio en donde se veía que ambos equiHDM - DIEGO ARMANDO MARADONA
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rgentina fue un justo campeón y realmente México 86 fue el mundial de Diego Armando Maradona. El fue la estrella del mundial y fue su momento más apoteósico de gloria, en donde tocó el cielo con las manos. Argentina contó con un buen equipo, con un Nery Pumpido en el arco que inspiraba total seguridad, con Brown y Ruggeri en la zaga central, y jugadores como Giusti, Batista y un delantero eficaz como Valdano. Pero el eje del equipo fue indiscutiblemente Maradona. Conducido por un Maradona sublime, la Selección de Bilardo hizo historia y se llevó la Copa con una campaña brillante. Frente a Inglaterra, Maradona convirtió el gol soñado, el segundo argentino. Antes, le había pedido una mano a Dios para que el árbitro tunecino Alí Bennaceur no viera su puño derecho impactar la pelota en lo que fue el primer gol del partido. Este campeón del 86 fue el único seleccionado argentino de la historia de los mundiales que no perdió ningún partido. Sólo empató con Italia. Poco se puede agregar sobre el paso del Diez por la celeste y blanca. Maradona es la bandera de la Selección, sea el tiempo que sea siempre lo será. Es quien mejor vistió la casaca, la defendió a muerte y dio todo por ella. En México llevó a un equipo firme pero sin el brillo que tenian otras selecciones de la época como eran Brasil, Italia y Alemania. Es que esa era la escencia de Diego, un equipo ordinario con él entre sus líneas podia volverse imbatible. La recepción al equipo, un par de días después de la aventura victoriosa por tierras mexicanas tuvo como escenario a una Plaza de Mayo repleta con los jugadores, cuerpo técnico y Presidente de la Nación saludando desde el balcón. Pensar que a Ezeiza no fue nadie.
LOS QUE NO FUERON Diego Maradona jugó en toda su carrera cuatro copas mundiales. En España en el año 1982, quedó afuera en primera ronda, luego de perder 3 a 1 contra Brasil. En México 1986 se consagró campeón. En Italia 1990 pierde la final por un polémico penal cobrado en favor de Alemania sobre el final, que le concedió la victoria al equipo germano por 1 a 0. En Estados Unidos 1994 es separado del plantel por dopping positivo, luego de esto la selección es eliminada en manos de Rumania en octavos de final, perdiendo 3 a 2.
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QUEDAR EN LA HISTORIA
QUE DIOS DE DICHA LO LLENE, NO NECESITA EL PERDÓN, PUES QUIEN LE ROBA A UN LADRÓN, CIEN AÑOS DE PERDÓN TIENE
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DICEN QUE ESCAPÓ DE UN SUEÑO, EN CASI SU MEJOR GAMBETA. QUE NI LOS SUEÑOS RESPETA, TAN LLENO VA DE CORAJE, SIN DEMASIADO ROPAJE, Y SIN NINGUNA CARETA. DICEN QUE ESCAPÓ ESTE MOZO DEL SUEÑO DE LOS SIN JETA, QUE A LOS PODEROSOS RETA Y ATACA A LOS MÁS VILLANOS, SIN MAS ARMAS EN LA MANO, QUE UN DIEZ EN LA CAMISETA.