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Desarrollaron una plataforma para enseñar programación a infancias con el espectro autista

moviendo a partir de esas instrucciones. Si bien la duración de cada nivel depende del proceso individual de cada niño, el tiempo aproximado de esta etapa es de uno o dos meses. El siguiente nivel es el de Bloques y se hace en una computadora. Se compone de diversas figuras que hay que arrastrar con el mouse para ir construyendo un programa ejecutable. En este módulo se puede demorar más tiempo, desde algunos meses hasta uno o más años, según lo que el estudiante necesite. Finalmente, el nivel Textual ya implica programar en un lenguaje industrial. Aquí se emplea JavaScript, uno de los más utilizados en la industria informática.

Educación para toda la familia Lograr que la programación sea un proceso más accesible para infancias con autismo no es un desafío sencillo. “Es algo que todavía estamos aprendiendo y una de las complejidades es que el proceso de aprendizaje no tiene que estar mediado por lo discursivo”, indica Amigone. Es decir que no se puede empezar explicando la teoría, como se hace tradicionalmente, sino que es necesario crear otros elementos que el chico pueda manipular de forma satisfactoria. Además, los cursos con una duración determinada no sirven para estos casos ya que los tiempos de enseñanza y aprendizaje son otros. Programando un mundo mejor Hasta el momento, la plataforma fue probada por veinte familias distribuidas principalmente en la región de Río Negro y Neuquén, con una franja etaria muy ampliaque va desde 6 a 24 años. “En la cohorte del 2022 las experiencias fueron muy estimulantes y nos dieron la pauta de que tenemos que seguir por este camino. Tuvimos unas 300 instancias de facilitación que produjeron unos 200 programas ejecutables hechos por niños, niñas y jóvenes en el espectro autista”, cuenta el coordinador del proyecto.

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AGENCIA ID -EL SIE7E

CDMX.- Investigadores de la Facultad de Informática de la Universidad Nacional del Comahue (UNComa), en Neuquén, desarrollaron una plataforma web para enseñar programación a niños y niñas con el espectro autista. El objetivo es generar herramientas que no existen en el sistema educativo tradicional y propiciar una futura inserción laboral más inclusiva. La aplicación, bautizada con el nombre de Pasayo, ya fue probada por veinte familias con buenos resultados y los científicos están trabajando para ampliar el alcance a toda la provincia.

“Con Pasayo pensamos un rol diferente para las juventudes en el espectro autista de cara al futuro. Hoy son consumidores de tecnología pero no tienen un rol productivo. Como veníamos investigando en los procesos de aprendizaje de computación en las infancias, pensamos que podíamos darle una respuesta a la sociedad sobre este tema”, cuenta Federico Amigone, investigador de la UNComa y coordinador del proyecto.

La idea surgió hace cuatro años cuando Amigone comenzó a buscar herramientas que permitieran a su hijo, un niño en el espectro autista, desarrollar habilidades en programación. Como no encontró nada, planteó la necesidad al grupo de investigación y empezaron a trabajar en el desarrollo de una plataforma para cubrir esta vacancia.

Pero ese fue solo el punto de partida que dio lugar a la creación de un proyecto más grande: la

Escuela Pasayo, un espacio de acompañamiento y aprendizaje para familias con niñas, niños y jóvenes en el espectro autista que deseen desarrollar habilidades de programación. Además, crearon la Comunidad de Ciencia Ciudadana para la Computación, un equipo integrado no solo por investigadores de la Universidad, sino por cualquier persona que desee participar de la construcción colectiva de conocimiento.

En este sentido, Amigone explica: “Estamos convencidos de que hay temas como el de la inserción laboral de personas con autismo que no se pueden resolver encerrados en los claustros de la academia. Sentimos que teníamos que traer actores ciudadanos al proceso de investigación”. Como un cuento Pasayo es una plataforma web de uso gratuito que trabaja con el concepto de transposición de narrativas. Se ingresa un relato o cuento que plantea un problema para que, luego de realizar una serie de acciones, eso derive en una solución ejecutable para el problema planteado. La plataforma está dividida en tres niveles: Tangible, Bloques y Textual.

Tangible es el primer acercamiento al mundo de la programación y se hace con objetos que se pueden tocar. “Es una especie de juego de mesa con pictogramas, un recurso muy utilizado con las comunidades en el espectro autista por las dificultades en el desarrollo del habla”, señala el investigador. En esta modalidad, la idea es ir agrupando fichas de diversas maneras para que un avatar se vaya

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