Reto inicial: chino mandarín
Hangzhou, R. P. China, octubre de 2006. Después de cinco semanas de haber iniciado la travesía para nosotros, los 80 jóvenes que llegamos a unirnos al grupo de 40 que inicialmente había ya en China, los ánimos continúan expectantes y la confianza intacta. Atrás han quedado las incertidumbres iniciales, el jet-lag y los dolores de estómago por diferentes causas, para dar pie a una estabilidad generalizada, básicamente manifestada por la propia necesidad y convencimiento de iniciar la encomienda, la misión con paso decisivo y firme. Más allá de los objetivos planteados durante el lanzamiento del Programa Nacional de Formación de Negocios1, ante el Presidente Vicente Fox, los secretarios de Educación Pública, Reyes Tamez; de Economía, Sergio García de Alba, y de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez, los becarios nos enfrentamos al más difícil de todos los retos: el aprendizaje del idioma más hablado del mundo, el putonghua, mejor conocido como chino mandarín. Pese a que hay diversas vertientes y dialectos en torno a esta lengua, el mandarín es el idioma mayormente extendido por toda la geografía china. Después de tres semanas de clases, en sesiones de 15 horas por semana en torno a la comprensión oral y escrita del idioma, podemos afirmar que es más complicado de lo que originalmente alguien puede esperarse del chino mandarín, ya que es similar al aprendizaje de cuatro lenguas en una. ¿Por qué tal afirmación? Porque no basta saber escuchar bien o pronunciar adecuadamente las frases o caracteres escritos en el denominado pin-yin, como se le conoce a la adaptación fonética de nuestros caracteres, sino que es verdaderamente una odisea aprenderse los caracteres chinos, que originalmente fueron pictogramas de expresiones de la naturaleza. La dificultad, entre muchas otras, es que 1
Llevado a cabo en la Ciudad de México, los días 14 y 15 de agosto de 2006. 21