S1tvANo
PABóN V1u.AM1ZAR
HISTORIA DEL POBLAMIENTO Y CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO , HISPANICO EN PAMPLONA
Este trabajo obtuvo J Primer Premio en J OmatrSO "Tema Eamomico de Inadenda en la Historia de Ow:uta y J Departamento Mrte de Santander", que se realizé en 199.5, am motivo de
la ,d.d»v.d.ón de los 80 años de la Cámaro de Comerrio de Cúcuta
UNA PUBUCACION DE LA CÁMARA DE COMEROO DE CUUJTA 1996
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Edil.ido CÁMARA DE COMERCIO DE CÚCUTA Corrección I ingübtiGJ de I extos MARÍA CRISTINA MOGOLLÓN PÉREZ A/11,q,o/ogaflno/ingifüta Diseño, Compo..1ción e l~xt">ión DEPARTAMENTO DE COMUNICACIONES CÁMARA DE COMERCIO DE CÚCUTA Porl.ida ENCABEZADO DE LA NÓMINA DE ENCOMENDEROS DE PAMPLONA EN 1559
Pc1gs. 168
IBNS Pamplona, 1996
PRESENTACIÓN Con ocasión a la celebración de los 80 años de la. fundación de la Cámara de Comercio de Cúcuta en 1995, la entidad convocó a los historiadores de la región a participar en un concurso de ensayo sobre las incidencias económicas en la historia de Cúcuta y el departamento Norte de Santander. A esta convocatoria se presentaron ocho trabajos investigativos, de los cuales tres resultaron premiados, entre ellos, la obra: "Historia del Poblamiento y Construcción del Espacio Hispánico en Pamplona" del historiador Silvano Pabón Villamizar, que obtuvo el primer premio, y que ahora editamos para la difusión y conocimiento de la comunidad. Este trabajo se refiere a todos los aspectos que involucraron el proceso colonizador de los españoles en lo que se conoció como la "Antigua Provincia de Pamplona", ciudad y territorio donde se inició la expansión del dominio imperial español a gran parte de Norte de Santander y de importantes regiones de Venezuela. ' Estamos seguros que con este aporte investigativo se conocerán elementos fundamentales que configuraron nuestro carácter regional y nuestra cultura. Además, con la lectura de éstas páginas el lector encontrará la definición y explicación de importantes procesos que muestran cómo se configuró nuestro territorio, qué eventos y faenas llevaron las gentes que constituyeron la hispanidad en esta región, así como sus ideales, luchas y contradicciones; elementos que hacen que esta investigación revista un carácter de vital importancia, pues se divulgan hechos y antecedentes, .y se realiza un análisis histórico que antes no habían tenido el rigor y la profundidad que ésta obra presenta.
ALBERTO SANTAELLA AVALA
Director r [erutivo Cámara de Comercio dE' Cúruta
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PRÓLOGO He leído detenidamente este trabajo de SILVANO PABÓN VILLAMIZAR, historiador nacido en la ciudad de Pamplona de Indias, titulado "HISTORIA DEL POBLAMIENTO Y CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO HISPANO EN EL ACTUAL TERRITORIO NORTESANTANDEREANO", con el cual el autor explora y abarca el Siglo XVI y comienzos del Siglo XVII, para analizar el asentamiento español que con DON PEDRO DE URSÚA y ORTÚN ,VELÁZQUEZ DE VELASCOy sus huestes, en el correr de los tiempos vino a dar como resultante la configuración de la antigua "Provincia de Pamplona", territorio que viene a abarcarahora más de la mitad del actual Departamento de Norte de Santander y buena parte del área noroccidental del actual Departamento de Santander, extendiéndose también a una buena porción de los Andes venezolanos. El mencionado investigador para la realización de este documento tuvo que escudriñar en una forma pesquisidora para detectar detalles y conjuntos que le permitieron configurar verdaderos rescates históricos de lo que fueron espacios progresivamente logrados en la faena de la conquista y colonización para el establecimiento primigenio de la cultura peninsular en esta zona concreta de la América Española. Viene el mencionado trabajo a llenar un verdadero vado historiográfico que, en realidad, no habí a sido trabajado antes con la visión estructuralista integradade lo social, lo religioso, lo político, lo familiar y lo económico hasta llegar a largos perfiles que orientaran hacia sucesivas investigaciones que lleguen a completar el marco investigativo de todo nuestro período colonial. Todo lo anterior como resultados de un método perspectivo de construcción cognoscitiva que rescata y conduce al conocimiento de esas sociedades que nos. precedieron, con fundamento en el soporte insustituible de la raza indígena lugareña y también de la foránea, dándosele al autor el encuentro con el personaje hispano representadoen el conquistador, el encomendero, el cura, el visitador, el minero, el andariego, el comerciante y el aventurero; con el
cacique y el indio, en un trasegar permanente por todo el territorio de lo que podría llamarse la Provincia Chitarera, interesado en perseguir inicialmente el hallazgo de la fuente minera y posteriormente la del comercio, la primigenia industria, la artesanía y los oficios, con el sometimiento de una mano de obra indígena al servicio de una economía; todo como 11n fundamento irremplazable con base al cual se fue dando el asentamiento hispano, el arraigo a la tierra, el dominio, la sustentación del poder y el manejo a través de las instituciones del Cabildo, de los cargos de Ayuntamiento, del comienzo de los imaginarios colectivos y de la medida y al utilización en general de todos los recursos. En fin, encuentro que Silvano Pabón Villamizar realizó toda una misión explorativa, especialmente en los archivos de la ciudad de Pamplona de Indias de los siglos XVI y XVII, que lo llevaron a un conocimiento y a un diagnóstico con el cual nos viene a clarificar el proceso primigenio, largo y tedioso que se fue dando desde la fundación de la ciudad de Pamplona en 1549 hasta la primera década del Siglo XVII. Es como penetrar en la casa misteriosa de los siglos pasados para encontrarnos con las fuentes tetraseculares de nuestra existencia, es como escudriñar en la oscuridad de los tiempos con la linterna de la inteligencia y con la brújula o el astrolabio de la historia desconocida. Queda el compromiso de los historiadores de escuela para seguir en la faena de continuar para llevar posteriormente en esa búsqueda consciente y responsable de la verdad, a rescatar los demás largos tramos de la historia corridos hasta configurar el fundamento de nuestro devenir hacia una constitución republicana y democrática para erigirnos como nación autónoma y como estado supuestamente independiente. En esta tarea seguirán comprometidos con Silvano Pabón Villamizar todos los verdaderos historiadores que vayan presentándose entre nosotros con la misma vocación investigativa, con ese mismo propósito de rescatar la verdadera historia en las fuentes primigenias para entregársela con un mensaje honrado y verdadero a las nuevas generaciones, corno quiera que no sólo tenemos el derecho a conocer y encontrar la verdad histórica, sino la obligación de mostrarla tal cual a los que nos sucedan. Finalmente, cabe reconocer que esta investigación es un producto que ha venido a darse gracias a la estructuración académica de un grupo humano perfilado para el rescate de la historia desde las aulas de la Universidad Industrial de Santander, estructuración dada con criterio de escuela, garantizándose de esta manera una calidad en el producto, como el resultado de una formación exigida, de una elaboración mental, realizada además gracias al soporte archivístico de valor incomparable, para presentar resultados analíticos, críticos, estructurales, ciertos y organizados de la historia, como lo constituye este breve trabajo de Silvano Pabón Villamizar.
Queda
el lector cordialmente
invitado
a que pase sus ojos y sus demás
sentidos por las páginas de este documento, para que haga un viaje retrospectivo, como en un retorno a la identificación de nuestro origen indohispánico que tuvo en estas zonas como matriz y cuna a la centenaria ciudad de PAMPLONA DE INDIAS.
RAFAEL EDUARDO ÁNGEL MOGOLLÓN De la Academia de Historia de Colombia
..
CONTENIDO PAG.
EL PROYECTO POBLADOR DE PAMPLONA DE INDIAS........................
1 . El proyecto poblador de sierras nevadas .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . . .. . 2. Expansión HispJnica a partir de Pamplona 2.1. El proyecto poblador de Mérida................................................ 2.2. El proyecto de la Villa de San Cristóbal 2.3. El proyecto poblador de Ocai'la 3. La construcción de la empresa económica hispJnica en la antigua Provincia de Pamplona, Siglo XVI . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . .. . 3.1. La producción minera y su beneficio 3.2. La producción agrícola y su crecimiento 3.3. Producción ganadera en la Provincia 3.4. Los Oiezmons: Indicador del crecimiento agropecuario en Pamplona, Siglo XVI .. .. . . . . .. . . . .. .. . .. .. .. .. .. .. .. . . .. . ...
CAMINOS, COMERCIO Y MERCADOS DE LA ANTIGUA PROVINCIA DE PAMPLONA, SIGLO XVI.............................................. 1 . Las rutas del comercio pamplonés en el Siglo XVI . . . .. . .. .. . .. . . . . . . .. .. . . . . . . 1.1. La ruta o camino a la ciudad de Ocaña , 1.2. La ruta de Tunja y Santafé 1.3. La ruta a la Villa de San Cristóbal, ciudad de Mérida y Gobernación de Venezuela 1.4. Los frustrados proyectos de navegación por el río Zulia en el Siglo XVI 1.5. El camino a la ciudad de Vélez 2. Los mercados regionales y el ingreso de mercanda europea a Pamplona . .. . .. .. . . . . . . . .. . .. .. .. .. . . .. .. . . .. . . .. . .. . . . . . .. . . . . . .. . . .. . . . .. . . .. . . 2.1. Los mercados locales 2.2. Los mercados externos 2.3. El ingreso de mercancías europeas a Pamplona 2.4. El mercader y la consignación de los géneros 2.5. Sistemas de pago en la consignación de mercancía europea . . .. . .. . . . . .. .. .. . .. .. . . . .. .. .. .. . . . . . . .. . . . . . . . . .. . .. . . . .. .. . .. . .. 2.6. Las compañtas mercantiles en el ingreso de géneros europeos . .. . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .. . .. .
17 17
23 32 36 46 50 50 71 67 99
103 104 106 106 109
11 O 114 115 115 117 116 119 1 20
123
3. Distribución, consumo y reexportación de mercanc:fa europea en Pamplona . . . . . . . . . . . . .. .. . . .. . . .. .. .. . . . . .. .. . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . .. 3.1. Distribución y consumo local 3.2. Reexportación de géneros europeos desde Pamplona................... 4. Productos europeos de mayor consumo y exclusividad
1 31 131 134
en Pamplona . . .. . . .. . . . . . . . . . . . . .. . . . .. .. . . . . . . . . . ..
.. . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4 .1 . Paños y terciopelos 4.2. El mercado de los vinos 4.3. El mercado del hierro y el acero
:.
5. El comercio de mercenciss de la tierra . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 5.1. Las mercaderías de Tunja 5.2. Las mercaderías Mérida y la Gobernación de Venezuela en Pamplona 5.3. La producción local de mercancías de la tierra...........................
HISTORIA DEL TRABAJO EN LA PAMPLONA DEL SIGLO XVI 1 . El trabajo indígena en la empresa hispánica pamplonesa .. . . . .. . . . . . . . . . . . . 1.1. El trabajo y servicios del indios encomendado .. ..
135 136 137 139 141 142 144 146
1.2. Los conciertos de servicio de indios foráneos 2. El trabajo esclavo 3. Maestros, oficiales y aprendices . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
151 151 153 159 163 1 73
APUNTES SOBRE LA ELITE LOCAL, RIQUEZA Y FUENTES DE CRtDITO . . . .. . . .. .. .. . . ..
187
A MANERA DE CONCLUSIONES.
202
BIBUOGRAFIA
206
ANEXOS...............................................................................................
209
Información de Alonso Rodríguez de Escobar sobre la Conquista y Poblamiento de Pamplona, 1551 . . . . .
.. .
.
21 O
Concierto de Servicios de un indio Barquisimeto con Gabriel González, mercader de Pamplona . . . . . ..
232
Obligación del Capitán Pedro Jurado con Inés Gómez y Alonso Gago de la Zervela . . ..
233
TABLAS· PAG.
L SI ANCIAS, SOi ARLS Y CORRALLS PARA GANADO J>ROVI IDOS POR 11 C.ABILOO DE PAMPLONA
72
PRODUCCIÓN O[ TRIGO, I IARINA Y CONS[RVAS
79
/ONAS OL PRODUCCIÓN DI Mlll[S Y A7lJC.AR r N PAMPLONA
83
PRODUCCIÓN DE GANADOS LN LA R[GIÓN DI PAMPI ()NA, SIGL() XVI
89
11 RLMA Ir DL DIUMOS [N PAMPI ONA DL L SIGI O XVI Ml RCADf RIAS Dí I A 111 RRA Dí MAYOR IN PAMPL()NA
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100
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COMPAÑÍAS MlRCANl ILLS [N (1 COM[RCIO PAMPI ON(S DI l SIGLO XVI
127
G(Nr ROS r UROP[OS ot MAYOR DI MANDA L N PAMPI ()NA
136
MfRC.AD[RÍAS I)[ 1 A I ILRRA D[ MAYOR OI LRTA í N PAMPI ONA
147
CURVA l:STADÍSTIC.A DL CONClfRTOS DI INDIOS IN PAMPLONA............................................................................................
161
COMPAÑÍAS PARA OBRAJ[S EN PAMPI ONA 011 SIC I O XVI .. CONCII RTOS
O[
APRLNDIZAJ[
.. . . . . .
1 76 17H
Oíl( IAL[S Y ARTíSANOS I N PAMPLONA Df I SIGl O XVI
179
PROI LSIONAI LS [NOTROS RAMOS.........................................................
184
CABCZAS O[ fAMILIAS MÁS PR[STANffS LN PAMPI ONA Dfl SIGLO XVI
195
INTRODUCCIÓN El departamento Norte de Santander, sus provincias, ciudades y pueblos han carecido de estudios históricos sistemáticos, amplios y juiciosos que den cuenta rigurosa de su devenir; hecho que nos anima a afrontar trabajos de investigación conducentes a repensar y recrear los procesos llevados por las sociedades que nos han precedido, desde sus tiempos más remotos, en este caso, en lo que tiene que ver con la construcción del mundo hispánico en estas partes. Así por ejemplo, en la observación y reconstrucción de la empresa hispánica regional del actual Norte de Santander, tenemos que partir necesariamente de la Antigua Provincia de Pamplona. La ciudad de Pamplona y su jurisdicción, como uno de los centros político administrativos más importantes y de mayor trascendencia a lo largo de la historia colonial del Nuevo Reino, no ha sido objeto de estudios sistemáticos y analíticos que permitan el conocimiento y explicación del desarrollo poblacional y construcción de la vida cristiano-europea en los albores de nuestra historia regional. Por tal razón pretendemos con este trabajo, concretar la información historiográfica existente, acerca de los antecedentes de la empresa conquistadora que ocupó este territorio y de la fundación de la ciudad de Pamplona y las otras ciudades pobladas a partir de ésta. Propondremos una explicación de los procesos productivos, del trabajo, y en especial del desarrollo comercial, interno y externo, de la ciudad de Pamplona y sus mercados en el Siglo XVI.
Reconstruimos el desarrollo de los distintos asentamientos productivos ubicados en los valles y montañas fértiles de la provincia, basados ·principalmente en la disposición de la mano de obra nativa. A su vez, observaremos otros procesos y sus agentes, en distintos frentes productivos, y su papel en el crecimiento económico
de la región.
Explicaremos el desarrollo de la actividad· mercantil por las distintas rutas y vías, de entrada y salida, a y de la ciudad de Pamplona, con los distintos procesos empleados en los circuitos comerciales que se formaron; el tráfico de mercaderías europeas, y su relación con la exportación de la producción agropecuaria y manufacturera
de las zonas de influencia
de la ciudad de Pamplona.
Precisaremos las distintas fuentes de riqueza social, y los agentes comprometidos en los procesos productivos y el consumo de mercaderías importadas, lujos y gasto social, a fin de determinar los sectores más lucrativos, y quienes tuvieron las mayores posibilidades de acumulación; y por ende, trataremos de dar una explicación lógica sobre el origen de las fuentes de crédito en la ciudad y la provincia de Pamplona para el Siglo XVI. El objeto de trabajo se suscribe concretamente a la Antigua Provincia de Pamplona, como territorio constitutivo de patrimonial importancia para el actual Norte de Santander. Se enfatiza especialmente sobre procesos económicos y sociales de las tres últimas décadas del Siglo XVI, por ser el período de consolidación y desarrollo poblacional y económico de la ciudad y la región. Basamos nuestra tarea investigativa
en el Archivo
Histórico de Pamplona
(AHP-
NS), primeros 15 tomos correspondientes a los años de 1574 a 1603, el Archivo Arquidiocesano de Nueva Pamplona (AANP-NS), el Archivo Histórico de la Academia de Historia de Norte de Santander (AAH-NS) y los fondos de Visitas de Santander, Poblaciones y Empleados Públicos del Archivo General de la Nación (AGN) en Santafé de Bogotá. Trabajando sobre los registros de la vida pública de los hombres, asentados en el protocolo de escrituras y poderes tramitados en esta ciudad, en virtud de la administración y autorregulación de la sociedad civil pamplonesa, en su período de gestación y crecimiento, es decir "La Construcción del Espacio Hispánico de Pamplona en el Siglo XVI". Hemos revisado trabajos anteriores de la tradición historiográfica de la región como los de Don Luis Eduardo Páez Courvel, Don Enrique Otero D'Costa y Don Luis Febres Cordero con el fin de apoyarnos o de reubicar el discurso, de acuerdo a los análisis obtenidos de la revisión documental de primer orden.
Hemos dejado en el tintero algunos aspectos, como el arte, las obras civiles y vida cultural. Sin embargo, intentamos desarrollar las variables producción y comercio bajo la perspectiva regional, observando el carácter universal de la economía en el marco del Imperio Español. Observamos como los hombres construyeron la hispanidad en la región, reprodujeron la vida y costumbres de su madre tierra, europeizaron los naturales y se procuraron comodidades, riqueza y lujo a costa de la extracción productiva y el trabajo indígena.
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CAPILLA DEL CONVENTO DE SANTA CLARA DE LA CIUDAD DE PAMPLONA: l loy í'dll-di'dl Pnm.ida de rt'< 1mte restaura.ción. Su construcción original data de Id úllima dl>cd<l.1 dPI <;iglo XVI, ubicada en Id pld.fd prin<ipal y JJ1'1,f10, del Capitán Ortún Velásco, lug¡tr dond<- se fundó cl mona!.lf-'l'io para <'I dñ<> de 151:!l. (ANI' • NS Tomo J).
Sllvllno Pllb6n VIIIMnlzar
EL PROYECTO POBLADOR DE PAMPLONA DE INDIAS 1.
EL PROYECTO POBLADOR DE SIERRASNEVADAS
La conquista del Nuevo Reino se realizó con la experiencia, organización y bajo la legislación alcanzada después de ocupar México y Perú, territorios ocupados por las sociedades precolombinas más notables de América. A pesar de todos los vicios de ilegalidad y anarquía que empañaron algunos procesos de conquista y ocupación de la tierra en nuestros Andes, la mayoría de las empresas de poblamiento hispánico tuvieron buen término; como ocurriera para el caso de la empresa conquistadora que ocupó y pobló el nororiente del Nuevo Reino de Granada, fundando la ciudad de Pamplona, desde donde con la pujanza y acierto de sus primeros pobladores blancos, logró construir la hispanidad en este gran territorio que a la postre constituyó la extensa Provincia de Pamplona. Desde el Altiplano Central y especialmente desde los sectores de Tunja, la cordillera Oriental se veía majestuosa e imponente con unas cuantas cúspides cubiertas de nieves perpetuas, razón por la cual la llamaron "Sierras Nevadas", y con este apelativo los españoles de la época denominaron todo el territorio centrooriental andino del Nuevo Reino, parajes aún desconocidos para 1543, salvo por los relatos de las expediciones de Alfínger y Hemán Pérez, fecha en que el ' procurador de la ciudad de Tunja, Juan lópez, le propuso a su cabildo buscar una nueva ruta que comunicara al Nuevo Reino con el océano y más concretamente
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HISTORIA
OEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO
HISPANICO
EN PAMPLONA
con la "Laguna de Maracaibo1, obviando el tortuoso camino por el embarcadero del Opón. El procurador López sustentaba su propuesta haciendo reseña de las grandes pérdidas y penurias que habían tenido Los Lugo y el Licenciado Gallego para franquear el río Magdalena en años anteriores. El proyecto no tuvo mucho eco, pues al parecer afectaba intereses muy particulares de algunos encomenderos y mercaderes con negocios en la villa de Mompox, Tenerife y la propia ciudad de Cartagepa, que preferían por conveniencia la ruta de Honda'. A mediados de la década del 540 la propuesta de buscar nuevas rutas a la Costa Norte se ve validada con las ideas que el visitador Miguel Díez de Armendáriz traía de pacificar los "indios de guerra" que circundaban el Altiplano y ampliar los territorios ocupados. Así pues, se autorizó al Capitán Ortún Velasco, Teniente de Gobernador en la ciudad de Tunja en 1547, para que reuniera hombres e hiciera una entrada en "Sierras Nevadas" al país de "los Chitareros". Con tal fin éste logró agrupar unos sesenta hombres, y provisto de sus respectivos títulos, salió en 1549 en procura de ese territorio, de pacificar y repartir sus indios, encontrar y beneficiar minas de oro y plata y ampliar .. los dominios de Su Majestad en estas partes ". Con el auspicio del visitador Arrnendáriz y el marco jurídico de las Leyes Nuevas del 42, el proyecto de "Sierras Nevadas" empezó a rodar a mediados de 1549, y aunque el abanderado inicial fue el Capitán Ortún Velasco, tuvo que 1, ponerse bajo las órdenes de Don Pedro de Ursúa pariente de Armendáriz, quien como Gobernador del Nuevo Reino lo instituyó Capitán General de la expedición. Ursúa acababa de regresar a Tunja de una campaña por Los Llanos, y se puso al paso de la hueste de Velasco, alcanzándola en los valles del Zulia con· .unos cincuenta hombres más e innumerables indios de servicio. Luego, los dos capitanes y sus soldados recorrieron la tierra "apuntando" algunos grupos nativos, mientras decidieron poblar la hueste "por el día de Todos
' MELÉNDEZ SÁNCHEZ, Jorge. Por el Río 7ulia: H Valle de Cúcuta en la Frontera Colombo venezolana. Bogotá: lrnpronta: 1981. P. 26 1
lbfd. Pág. 27
I
DEL CAMPO, Luis. Pedro de Ursúa: Conquistador l vpañol del Siglo XVI. Pamplona-Navarra, España: La Acción Social, 1970. Págs 11-11. En esta obra se aclara la ortografía del apellido del ilustre conquistador, aunque el propio Ur~úd firmaba como "Orsúa" y algunos documentos de aquella época lo escribían de esta última formal. 18
Sllveno f'lftl6n vrr,.,,,1zar
Santos:", en el sitio y valle en que hoy se asienta la ciudad de Pamplona, razón muy segura por la cual el nombre del valle de esta ciudad en un principio fue "valle de Todos los Santos" y no valle del Espíritu Santo como hoy se le conoce y lo ha tratado la historiografía tradicional. Una vez protocolizada la fundación de la ciudad, trazada su plaza, calles y repartidos los primeros solares, la hueste conquistadora se corivierte en una institución corporativa de carácter civil. El Capitán General Pedro de Ursúa se autodesigna como primer Justicia Mayor, y como tal nombró los alcaldes, regidores y demás dignatarios del cabildo. En aquel momento se había realizado una parte importante del proyecto; se había ganado la tierra y unos cuantos repartimientos de indios, pero venía lo más arduo de la empresa: levantar el poblado, trazar caminos con los asentamientos ya consolidados y asegurar los suministros y la solución a necesidades básicas del nuevo asentamiento hispánico. El Capitán General Pedro de Ursúa gobernó con mano dura y despótico carácter durante los primeros dos años de la ciudad, según se deduce de los cargos y declaraciones levantados en su contra en el Juicio de Residencia que les fue instaurado junto con su pariente, benefactor y protector Armendáriz. Sin embargo, otros hombres más civilistas u observadores de la Ley, como el propio Capitán Ortún Velasco, propendieron y lucharon durante. esos primeros años por la institución de la justicia y la civilidad en la región, organizaron el cabildo y a través de él, el bienestar común de la población. El proyecto poblador de Pamplona aceleró el despoblamiento definitivo de la ciudad de Málaga, fundada por el Capitán Jerónimo de Aguayo en 1542, parte de su jurisdicción territorial fue anexada por la recién fundada Pamplona y muchos de sus pobladores migraron a esta ciudad, como lo sustentó el propio Ursúa ante la Real Audiencia de Santafé en 1550 al definir los linderos y jurisdicción de su ciudad, y señalar que incluiría: "Los pueblos que ~ervfan a la dudad de Málaga, en las provincias de Tequia, desde los vados y pasos del Chicamocha, corriendo el rfo Sogamoso abajo, hasta la ciénaga que llaman del Bachiller, atravesando a la~ Sierras del Nacuniste a los brazos del Orma, hasta la Laguna de Maracaibo, y por Sierras Nevadas cuarenta legue« adelante haqa el pueblo de Maracaibo y hasta dar con el nacimiento df'I Apure.S 4
AGI, Justicia 561. ff 174-187 Información sobre la Conquista y Poblamiento de la ciudad de Pamplona en el Nuevo Reino de Granada, hecha por Alonso Rodríguez de Escobar, año de 1551.
5
SIMÓN, Pedro. Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales y del Mar Océano. Bogotá: Banco Popular; 1986. Torno 111. p. 312 19
HISTORIA
DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO
HISPANICO
EN PAMPLONA
Ursúa y sus hombres invirtieron buena parte de esos primeros años, explorando los valles aledaños en forma circular, teniendo como centro y punto de apoyo la ranchería de la ciudad. El Capitán General como Justicia Mayor de la ciudad, apuntó y repartió los pueblos de naturales que sistemáticamente iban sometiendo. No obstante, el espíritu conquistador y a.nbicioso de Ursúa no se veía satisfecho, pues su exigencias a los caciques locales a través de su "lengua" o interprete era de oro y riquezas, y solo obtenía "sartas de conchas de caracol", las cuales tenían para estos indios un valor equivalente al del oro para los españoles". El cronista Fray Pedro de Aguado, refiriéndose a la población chitarera de la Antigua Provincia de Pamplona anotó: "estos indios son tan pobres que no hacían por oro teniendo en su provincia tan ricas minas que posteriormente descubrieron los españoles"7. Los primeros pobladores se vieron pronto reforzados por una serie de soldados y unos cuantos hidalgos o "hijosdalgos" transterrados del otro lado del océano -más aún cuando se difundió la noticia por todo el Nuevo Reino del descubrimiento de muy buenas minas de oro en los páramos de Pamplona-, quienes arribaron a la ciudad y engrosaron el grupo inicial de pobladores, en procura de sustento y de continuar sus andanzas u organizar sus vidas. En 1551 Ursúa dejó definitivamente la ciudad y por ende sus cargos y dignidades en el Cabildo, vendió o cedió sus indios y se dirigió a la conquista y pacificación de los Muzos, y con él unos cuantos conquistadores y primeros fundadores como su seguidor y amigo, Don Francisco Díaz de Arles, a quien no le importó dejar sus cerca de mil tributarios de la parcialidad de "Los Silos" que le encomendara el propio Capitán General. Otros vendieron sus encomiendas e igualmente se marcharon y la ciudad estuvo a punto de despoblarse, según afirmaciones hechas por aquellos días en el Cabildo. Durante las primeras décadas de vida hispánica "en estas partes" -como dice la Crónica-, la ciudad de Pamplona vivía un doble juego en el actuar y conciencia de sus primeros pobladores. Un grupo luchaba y propendía por la construcción de su heredad y la civilidad española en el territorio, mientras otro sector no conformes con la vida pastoril de colonos, vivía con la ilusión de las viejas glorias de la conquista armada, y no desaprovechaban cualquier momento oportuno para emprender otras campañas bajo el estandarte de algún intrépido capitán. Muchos jugaron los dos papeles, participaban en campañas de pacificación, co iquista y 6
AGI, Justicia 561, ff 174 - 187
7
AGUADO, Pedro. Recopilación Historial. Tomo 1. 1 ibro sexto. Bogotá: Biblioteca de la Presidencia de la República; 1956.
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Sffvano Pab6n
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nuevas fundaciones, y luego regresaban a su vecindario a continuar consolidación de sus empresas en Pamplona; tal es el caso del Capitán Nicolás Palencia, quien participó en las campañas de Mérida y en la fundación de la villa San Cristóbal, para luego regresar a su morada y vecindad en Pamplona, donde hecho construyó una importante heredad y prestigio sociopolítico.
la de de de
En el proceso poblador fue de vital importancia asegurar el mayor número posible de repartimientos de indios, y el control efectivo en todo el vasto territorio, asegurar los caminos y vías de comunicación con las ciudades vecinas y con sus encomiendas y "aposentos". Así, Pamplona se convierte paulatinamente en un fuerte, base para la expansión hispánica en el territorio nororiental del Nuevo Reino y en el actual Occidente Venezolano. Una vez asentada la ciudad el Cabildo se preocupó por la cosa pública, el orden institucional y social de sus gobernados sin perder de vista sus fronteras y pueblos marginales no sometidos, más aún cuando cada día se requería de mayor cantidad de mano de obra nativa para labrar las minas y fomentar las actividades agrícolas y ganaderas, necesarias para sustentar la población urbana y los distritos mineros. Elaboró su propias ordenanzas de minas e instituyó alcaldes y visitas periódicas a las mismas, delimitó sus ejidos, proveyó las huertas, estancias para ganado y de pan coger, sin descuidar los suministros y servicios básicos de la población. El Capitán Ortún Velasco como Maese de Campo y primer lugarteniente de Ursúa toma las riendas del asentamiento a mediados de 1551, y luego, provisto con el cargo de Justicia Mayor, al lado de sus regidores y alcaldes, sustentó mejor el proyecto poblador a la Audiencia y al Consejo de Indias; adujo su buena disposición de tierras y buen temple, abundante y pacífica población nativa y sobre todo la existencia de ricas minas en su jurisdicción, con tal elocuencia que para 1555 el poblado recibe del propio Carlos V su título de ciudad.
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EXPANSIÓN HISPÁNICAA PARTIR DE PAMPLONA
Pamplona tuvo como base de su economía en sus primeros años, la minería y en segundo lugar la producción agrícola y ganadera, actividades que atrajeron mucha gente de todas partes y de todo tipo, que sirvieron de apoyo para las campañas expansionistas de Mérida, Ocaña y San Cristóbal, entre otras. Esta expansión hispánica a partir de Pamplona se presenta como resultado de la vocación aventurera y pobladora de los veteranos conquistadores pamploneses. Vocación que persistió en el alma de muchos vecinos, y que llegó a plasmarse en tres proyectos concretos: el del Capitán Juan Rodríguez Juárez, fundador de la 21
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DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO
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ciudad de Mérida, el del Capitán Francisco Fernández de Contreras, fundador de la ciudad de Ocaña y el del Capitán Juan de Maldonado, fundador dela villa de San Cristóbal. De Pamplona además, recibieron apoyo fundamental los proyectos poblacionales de la ciudad y gobernación del Espíritu Santo de La Grita, con el Capitán Francisco de Cáceres y el de Salazar de las Pelmas, con el Capitán Alonso Rangel; proyectos que contaron con financiación, apoyo político y logístico de importantes grupos familiares pamploneses corno Los Velasco y los Rangel. Sin embargo este proceso no fue del todo fácil, puesto que las mismas Leyes de Indias lo prohibían, mientras que la necesidad de mano de obra indígena y más minas para labrar, alimentaba el ímpetu conquistador de unos cuantos y promovía la intromisión en el vasto territorio aún sin explorar. Descubrir y poblar era una idea muy firme en algunos de los primeros pobladores de la Antigua Provincia de Pamplona. Su objetivo fue pacificar y sujetar indios en encomienda, y en el mejor de los casos que fueran de guerra, pues a éstos estaba permitido someterles al trabajo forzoso en las minas. Se justificó, primero con el argumento de la supuesta existencia de "ricas minas" y después denunciando posibles crímenes contra cristianos e indios aliados, apoyándose en informaciones sobre ataques y muertes en el río Zulia, en el valle del Táchira, en Suratá y en las cercanías de Chicamocha y camino de Tunja. En la sesión del Cabildo del primero de Julio de 1553, encabezada por el Capitán Juan de Pinilla, primer Justicia Mayor proveído directamente por la Real Audiencia de Santafé, los alcaldes y regidores; "dijC'ron que por cuanlo ha mucho, dfa, qu<· w ha lratado e concertado dt• que w vaya a la, provine ie« do Arboh•da, a lraC'r de pa) lo, indio, de elle» y a buscet mina, dP qui• '<' tiotu: noticia, para lo cual easb« apercibida lexía la g<'nt,, de e~la nudad y para el/o han votndo para ir a la dicha jornada... y si la dicha jornada ~<' deisre de oiocuserseri« nolabfl, daño e p<'rdición do esta dicha ciudad por estar t<xía la üeae que no sirve e no lebretso las minas de> .
. .
ouo ~e llene nollna,...
•8
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Este fue el primer intento para continuar el proyecto conquistador y poblador desde Pamplona, porque aunque las apuhtaciones de indios todavía no habían concluido, sí era evidente que para este cuarto año el territorio conocido y sujeto se estaba quedando corto y de hecho había que pensar en expandir las conquistas. La propuesta de Arboledas se volvió a tratar en la sesión de Julio 4 del mismo año de 1553 y en ella se nombró para dicha jornada al alcalde Andrés de Acevedo,
PRIMERlibro de Actas del Cabildo de Id Ciudad de Pamplona en Id Nueva Granada, 1552-156 l. Bogotá: Pax; 1950. Págs 32-37.
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a quien asignaron cuarenta hombres y proveyeron de lo necesario, con el expreso mandato de que: "d<•\C·ubra le« dicha, mina ... Pn uxies laI pen« .., y comarca de la dicha Arboleda y provincies comarcana~ porque a\Í nmviPne al serviciu de .\u Majl'~ad y biot» y susl<'nln di• lo« vecinos 11 do <'.,ta dicha ciudad y aum1•nto de su« Quintos Reslc-:"
Simultáneamente, por esos días, en el Cabildo también se trataron algunos otros asuntos de vital importancia. El 1 ° de Julio de 1553 se resolvió el envío de un delegado procurador a los Reinos de España en pos eje tratar los muchos negocios que a la ciudad convenían y proyectos que tenían que sustentarse ante el Consejo de Indias, y se ordenó que todos los vecinos aportaran una cantidad, y se "repartiera", de acuerdo ~ su condición, para juntar lo necesario. En dicho reparto aparecieron 62 vecinos, incluidos los regidores y alcaldes. En aquel año, en Noviembre, el Cabildo envió a la Real Audiencia de Santafé al Capitán luan de Maldonado, alcalde ordinario, como Procurador de la ciudad para que atendiera los negocios de la misma y participara en una junta de procuradores de todas las ciudades del Nuevo Reino, en la que se elegiría un representante de todos los cabildos para que viajara a tratar negocios en el Supremo Consejo de las Indias y Cortes de España.
(1 Procurador de la ciudad, designado por el Cabildo, fue durante toda esa etapa de asentamiento y desarrollo hispánico una persona clave como jalonador del progreso y el bien común. Así encontramos a Andrés de Rodas, procurador en el año de 1554, pidiendo en la sesión del 25 de Junio "que se aderecen los caminos" hacia las minas y los valles donde se hallaban los repartimientos, aposentos y estancias en progreso y "que se abran las calles" para el tránsito y para sacar las bestias y los productos, pues en muchos casos el vecino que recibía un solar construía su bohío de bahareque y techo de paja en un lado y el resto del lote lo 10. cubría con maíz y hortalizas, invadiendo incluso las calles Las Justicias de la ciudad manejaron con mucha celo su jurisdicción y soberanía, y con un ferviente apego a La Ley, por ello el cabildo de Agosto 23 de 1554 se opuso rotundamente a las intenciones del Capitán General Pedro de Ursúa, quien llegaba a la ciudad después de sus correrías por Muzo y los Tairona, con el fin de reunir gente para hacer una nueva población, sin licencia ni autoridad Real
~ lbíd P.íg 19 10
lbíd Pág. 95-97. 11 casco urbano de Id ciudad de Pdmplnnd lo componían unas cuanta, chozas de bahareque y ¡lcljd, el ladrillo y Id Cdl aún no ,e fabricaban, la, grandes mansiones se vinieron a construir y,1 finali,ando el Siglo XVI y principio- del XVII.
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para ello. El Cabildo sabía que en las condiciones del momento, poblar otra ciudad quitaría territorio a Pamplona, mucha gente se iría a la nueva fundación, tambalearía el proyecto pamplonés, además no estaban muy conformes con Don Pedro a la cabeza de dicha empresa. La situación jurídica de Ursúa no era muy buena, el mismo 23 de Agosto de ese año la Real Audiencia comisionó al Capitán Luis Lanchero para que saliera hacia la Provincia de Pamplona, lo aprehendiera con su gente y lo hiciera comparecer ante la Real Audiencia, pues tenía sobre sus hombros unos cuantos cargos y cuentas con la Real Justicia. En la primera .~esión del Cabildo dPI año de 1555 se trató "que por cuanto en términos de esta ciudad se tiene noticia de minas muy ricas en los pue.b/os de indios que están repartidos a vecinos de esta ciudad e conviene que se traigan a la obediencia, e sobre el/o es necesario ir un caudillo con gente a la buses de las dichas minas, ... •11 Aunque lo relativo a las minas no habría de ser más que el gancho para obtener licencia para capturar indios de guerra para el laboreo de las ya existentes, muchos de los repartimientos hechos en Pamplona sólo figuraron en el papel y pasarían años antes de que se pudiesen sujetar efectivamente todos los pueblos de la Provincia. Sin embargo, Nicolás de Palencia, procurador de la ciudad para el año de 1555, era más concreto en su petición y demandaba del cabildo que "se vaya al descubrimiento a Sierras Nevadas, e para traer de paz a los naturales"!'. El Cabildo resolvió que Sierras Nevadas estaba muy lejos, a más de 30 leguas de esta ciudad, y que era más conveniente traer de paz los pueblos más cercanos, sin detrimento de ellos. El mismo procurador Palencia presentó en el cabildo de Febrero 26 de mismo año una Provisión Real en la que se ordenaba a la ciudad que procediera de inmediato a la búsqueda de nuevas minas y a la pacificación de los naturales comarcanos no sujetos aún. El Cabildo resolvió encargar de tal misión al capitán y alcalde Juan de Maldonado, quien iría por los términos de esta ciudad y Sierras Nevadas a hacer lo por Su Majestad cometido". Esta misión no se llevó a cabo, excepto algunas salidas muy cortas y particulares sobre repartimientos ya titulados. Para este año de 1555 ya se habían adjudicado unas cuantas estancias a vecinos no encomenderos y todo el vecindario cabezas de familia alcanzaban los 75 sin contar estantes, residentes temporales, pasantes ni los indios del servicio, que 11
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no eran pocos. Se habían fijado las tarifas para los obrajes de herrería y demás servicios. El Padre Alonso Velasco, primer beneficiado de la Iglesia Mayor, había puesto a funcionar el primer molino harinero de la ciudad, y el Cabildo había elevado pliego de peticiones a la Santa Sede y las Cortes de España en procura de mercedes y concesiones en favor de la ciudad y su Iglesia. A principios de 1556 el Cabildo sustentó la situación del provecto poblador en estos términos: "Lo que pasa es que puede, haber sc,i~ años que e/ Cipit~n Pedro do Ursúa pobló esta ciudad a costa de sus vecinos que a ella vinieron y on la poblazón e pacificación se pa56 muy gran trabajo y nr•cesidad a causa de la mucha pobreza de ella por que no se halló oro, ni poca ni mucha cantidad de> sanado c>n la dicha tiorte, lo cual fue causa de que e/ dicho Capitán Pedro de Ur-ú« e otros muchos se Iueron en muy gran peligro de se despoblar, e ser muy poros las españoles quo en ella quedaron los cuales con el favor de Dios Nuestro \C'ñor se esforzaron en buscar minas e les descubrieron muy rices, e acudió mucha genlc del Nuevo Reino a labrarla., e /as labraron en breve tiempo, y lov vecinos de 1•s1a ciudad no fut•mn aprovP<·hadm... • "Lo, vecino» quC' en <',la ciudad han ouededo viven muv dPsnml<mto, por la pobreza que tienor, •...
"La l~/e_,ia de• e-ra ciudad está muy pobre y tiono mucha mv:esidad"14. La relación puede haber sido un tanto exagerada en virtud de que su objetivo era lograr de Su Majestad un préstamo de la Caja Real por 20.000 castellanos para comprar negros y poder labrar las minas, así como una limosna de tres mil castellanos para la fábrica y ornamento de la Iglesia. Mientras se gestionaba la ayuda oficial a la población, proveyendo estancias de pan y ganado, instituyendo nuevas indios en el río Suratá y revisando las ordenanzas de minas indica que la minería continuó a pesar de las quejas sucesivas pesar del agotamiento casi inmediato de los veneros de Páramo
el Cabildo seguía rancherías para los existentes, lo cual de los mineros, y a Rico.
la jornada descubridora del alcalde Andrés de Acevedo por Arboledas había dado buen fruto, se habían hallado y pacificado grandes grupos de naturales y ahora se contaba con mano de obra para el laboreo de las minas según lo propuesto, pero en realidad lo que se hizo fue engrosar el número de encomiendas y abrir otra importante fuente de colonización desde la actual Cucuti lla hasta el Zulia, cercano a los llanos de Cúcuta.
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Pacificar y sujetar los indígenas, disponer de esta mano de obra indispensable para la minería y labores agrarias, se convirtió en una prioridad, mayor a partir de 1557 cuando se pregonó el decaimiento y pobreza de la producción minera del momento, y se empezó a urgir la búsqueda de nuevas minas y la expansión de la frontera hispanizada, pacificando y sujetando grupos marginales. Con esta idea el cabildo de Marzo 15 de dicho año: "Tr..ihí quo por cuanto en 11tnnino\ d1• t•,ta < iudad, ,•n la provinl'ia do \i<•rra, Ncvede-; ,t• ha informado por /o, neunelo-: lll'nt'n n11,1na~ qui' ha~ mina, mu> ncs« y por lo» ptoc urad11r1•, dt> <',ta ciudad ,p pido le» vayan a buwet, mucha, VC'CI'\ acordaron que por cuanto al servick¡ di' Dio» Nul',tro \c•ñor y d1• \u Majp,tad, >' bion di' l',ta rc>púb/,ca convi1•np qu« ,,. 15 fu1•,p a bu-car te« dicha, mina, ... •.
Y para tal misión nombraron y dieron todo su poder al Señor Juan Andrés Varela, alcalde ordinario de la ciudad. Sin embargo, lo resuelto en este cabildo no se ejecutó de inmediato y en la junta del 18 de Junio el procurador Alonso Durán, el mozo, contradijo dicha disposición alegando que si el alcalde Varela se iba a realizar dicha jornada contra los indios de Suratá y Táchira, como se pretendía, sin los hombres 111 elementos suficientes, sólo causaría muerte y peligro para los "cristianos". Luego, ante la insistencia de los alcaldes y el encomendero Pedro Alonso de los Hoyos, quien había levantado un informe ante la Real Audiencia donde denunciaba la muerte de algunos cristianos e indios de servicios a manos de los naturales de las márgenes del río Zulia y el Valle del Táchira, se encargó al Justicia Mayor, el Capitán Ortún Velasco que se ocupara de estudiar y resolver el
caso". Ahora, si bien es cierto, para este año de 1557 no se logró la organización de dicha jornada, sí se generó una profunda división entre los encomenderos y dignidades del Cabildo; unos abogaban por continuar las campañas de conquista y otros por la cautela y la investigación de los supuestos crímenes por parte de los naturales antes de resolver cualquier cosa. Al margen de los proyectos e intrigas por la expansión hispánica a partir de Pamplona, el Cabildo intentó consolidar su Iglesia Mayor y otras obras en la ciudad. La junta del 13 de Abril de 1557 instruyó a Hernán Suárez de Villalobos, quien iría como procurador de la ciudad a Roma y España, para pedir a Su Majestad una merced
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"de tres mil pesos de buen oro para cdific:.ar una iglesia en ella, de piedra e ladrillo,• "mil pesos de buen oro para ornamentos y cálices, y olras cosas necesarias para la Iglesia,• y "mande dar salario a dos curas que estén en la Iglesia de esta ciudad, por cuanto uno solo muy trabaiosamente alcanza a causa de estar muy le;os de pueblos de españoles y tener necesidad de reconciliarse y el pueblo de españoles que está más cerca estará más de cincuenta leguas, y hasta allí no hay ningún secenlae"17.
Pediría además, los diezmos de tres vecinos para la Mayordomía de la Iglesia Mayor, el veinteno del oro de las minas por 20 años, el treinteno de la plata por treinta años, la marca y fundición para el mejor manejo y recaudo de los Quintos Reales y de esta manera no tener el riesgo de llevar et oro a fundir a Santafé, que se le asignen a la ciudad los linderos de una información que había elevado Alonso Téllez, otro procurador, que prestara del Erario Real treinta mil pesos para el laboreo de las minas, y de paso las encomiendas que vacaren fueran depositadas en conquistadores y pobladores de la ciudad y no en foráneos. A la Santa Sede se le pedirían indulgencias para quien diera limosna a la Iglesia Mayor y al hospital de la ciudad, así como indulgencias para los cofrades de La Veracruz y a quienes dieran limosnas a ella. Con esto buscaban obtener cooperación ciudadana para estas obras de bien común. En las ciudades sufragáneas como Pamplona era muy común acudir a Santafé, sede de la Audiencia, <orno hoy lo hace la provincia colombiana- en procura de obtener del alto gobierno las provisiones que beneficiaran a su comunidad; así, en Noviembre de 1557 parecía como Procurador de Pamplona ante la Audiencia el Capitán Juan de Maldonado, quien solicitó entre otras cosas la defensa y legitimidad de los derechos de la ciudad en el Río del Oro, sus placeres de minas y el embarcadero de Botijas, en discusión con la ciudad de Vélez. Hasta 1570 no se conoció el Puerto de Ocaña sobre et Magdalena, y la salida de Péllll>k>na era entonces necesariamente el Río del Oro o Lebrija y sus embarcaderos de Cañaverales y el referido Botijas o el camino de Tunja 18.
2.1 EL PROYECTO POBLADOR DE MÉRIDA En el año de 1558 se insistió en la empresa conquistadora y pacificadora de indios, con el aliciente de descubrir nuevas minas y tierras para poblar. Afrontó el 17
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OTERO O'COSTA, Enrique. Cronicón Solariego. Bucaramange: Vanguardia, 1972. Aunque este ilustre historiador coloca como fechd de inicio del comercio de Pamplona por el Puerto de Ocaña sólo hasta 1580, según lo veremos más adelante.
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proyecto el Capitán Juan Rodríguez Juárez, vecino de Pamplona y con gran espíritu de empresa, quien no sólo procuró la pacificación de los indios y ganar tierras, sino que terminó fundando un nuevo asentamiento de blancos: la ciudad de Mérida. En el cabildo del 3 de Enero de este año de 1 SSC el regidor Juan Andrés Varela dijo: "quo mucho» indio« dt• <'~la provine ,a <'((án a//ado, y rPbPld<•\ y han muctto y matado mucho, do lo« indio« quo ~irv1•n a k»: vecinos do .. ,ta ciudad, Jo, cuek« dicbo-. indio« r<'b<'lde~ e\l.in a soi« fo,;ua~ di' P,ta ciudad y podfa ,1•r que viniown a dar t•n <'\la ciudad como lo han hC'ího on <>tras a/t,,racione, <'n otra, e iudad<'~ do P,1,, Roino, qu« pid« P requiere a lo« dicho» wñorC's Justicia e Rc,¡;imic'nl<> /o r<'m<'dic•n mandando tra<'f dt• per lo» dicho., indio, <' qui• no aguard<'n a quo no lc'nga ronwdio; y w ca~tiguen lo, culpado( que' han andado <'n <'(la, rPbC'/ionp, juntando a los indk« que• sitvvn rnmo wm lo« indios d1• Zulia y Cucoit« y Tác hira v otro, a ollo-; rnmarcanm, "... 19.
la junta acordó corrusionar para organizar y ejecutar la mencionada pacificación de naturales al propio Justicia Mayor, el Capitán Ortún Velasco, quien por obvias razones (sus múltiples ocupaciones y negocios) se excusó y delegó ese nombramiento en el Cabildo, el cual designó entonces al mismo promotor de la propuesta, el regidor Juan Andrés Varela'". Posteriormente en la sesión del 27 de Febrero el procurador Miguel de Hoyos demandó que se cumpliera una cédula que al respecto la Audiencia tenía proveída. Los dignatarios respondieron y consideraron sobre la petición del procurador "qui• va} ,1n a bu"·ar /a, mina, qu« una y mucha, v1•n•, /11 tiorwn mandado, y ha,ta a¡.:ora no ha habido <'f<><fo por alguna, ,.iu-.1, qui• w han ofrc·c·ido; y por haber viao qu<' hoy "' hen acab,1do y a, aban y /,, tiorre vionc <'ll muy wan di,minucicín y pobf<•7<1, y lo» v1•c iru» ,•,tán <'11 mucha n<'C"<'(idad y lo, dl'rl'chm Rmf<•, ,on muy mPnm,abadm y 1•11 todo pordido«, y convi«•n<' ron toda br<'Vl'dad "' busquet» la, mine«, que mandaron y mandarán qu<' ,,. vayan a bu-cer le« dicha, mina, a la l'rovir« ia d1• T.íchira o dond« lwbiert• noticia qu« /,1, hay 1•11 t1lrmino, di' t•,ta ciud.1d, para quo ,<' pu<'bh·n }' labn-n , y qui• '<' ,a/~.i a /a, buwer con toda brl'V<'darl, y <¡U<' "' eporcib« /,1 ~<·n((• ll<'n•,aria, v1•cino~ y 1•,1.11111•\ v p,ira dio y para qui• vayan con toda bnwoded, ord1•n y recaude: to« dicha, ¡.:<'ni<•.\; mandaron que vaya por Cspitá» }' Caudillo d,· la dicha w·nt«• ).u,111 Rodrf,;u1•/ \u,ir1•/, akd/cfp ordinario, ,,/ cual /p den pr>d1•r para lo su-odictv¿ "... 21. 1
l'I PRIMER Libro de Actas... ( )p Cil l'.íg. L 14. 1 ,to, /uli<1, 1 orrr--pondfan ,1 L, p.irl«' <11!.i rlo, ma-, no" Id parte nJv<'gJlil<' o lldjd, lugJr dl' fro111t•r<1 < 011 lo, grup<,., <'11 guPrr<1
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A pesar del empeño puesto en el cabildo la proyectada empresa no comenzaba, un poco por lo dispendioso de los preparativos y otro tanto por la oposición que tenía en algunos cabildantes y vecinos. Afectó especialmente una fuerte enemistad que había entre los Capitanes Juan de Maldonado y Juan Rodríguez Juárez, y que tuvo gran trascendencia después de la fundación de Mérida con las intrigas políticas y persecución que Maldonado le instaura al fundador, el Capitán Rodríguez Juárez22. Miguel de Hoyos como procurador apremió en el cabildo del 14 de Abril de ese año por la ejecución de la jornada ya dispuesta y ordenada en cabeza del Capitán Juan Rodríguez Juárez, y el Cabildo estipuló un plazo de 20 días para que se enrolara la gente necesaria para que de una vez por todas, se pusiera en efecto la tan proyectada expedición a "Sierras Nevadas"21. Juan Rodríguez Juárez participó en la sesión del 18 de Junio de 1558, como alcalde ordinario de la ciudad ese año, en la que fuera su última junta como tal en Pamplona. Luego, a principios de Julio salió con 56 soldados, el regidor Juan Andrés Varela y otros partidarios suyos que lo acompañaban. Fray Pedro de Aguado y Fray Pedro Simón singularizan con detalle las andanzas de la hueste por los valles de Zulia, Cúcuta y el Táchira, su paso por el valle de Santiago, el descubrimiento del valle de la Grita24, y la fundación de la ciudad de Mérida. El objetivo de la expedición no iba más allá de lo dispuesto por la Audiencia y lo ordenado por el Cabildo: descubrir nuevas minas y pacificar indios rebeldes, pero una vez ganada la tierra, el Capitán Rodríguez Juárez cedió ante las glorias de un conquistador y quiso inmortalizar su nombre fundando una ciudad, para lo cual no estaba autorizado. Esto le acarreó una tenaz oposición por parte del Cabildo de la ciudad de Pamplona y de sus enemigos, especialmente del Capitán Juan Maldonado, quien, como ya se anotó, le impulsó un proceso en la Real Audiencia en su contra, deslegitimando todo lo actuado por él y su hueste y llevándolo preso a Santafé25•
n AGUADO, Fray Pedro. RNopikidón I Iistorial, Tomo 11. Bogotá: Bibliotec.1 de Li Presidencia de lc:1 República; 1956. Pjg. 1 so. 2l
PRIMER Libro de Actas ... Op. Cit. Pág. 246
J4 AGUADO, Op. Cit. lomo 11. P.íg. 115, y SIMÓN, Op. Cit. Tomo 111. LO!, repartimientos y relación de pueblo-, adjudic .ido-. en lc:1 región Venezolana por la hueste de Rodríguez Suárez se hallan en el Archivo General de la Nc:1dón, Sección Colonia: visitas de Venezuela, Tomos IV y XI, en Caciques E' Indios, especialmente en le" Torno- VI y LXVI, y en l li~tori~ Civil.
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PRIMER Libro de actas ... ÜJ). Cit. Pág. 251 y AGUADO, Op. Cit. Tomo 11. Pág. 465.
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Pamplona que había planeado su propio proyecto conquistador y expansionista del mundo hispánico, se veía ahora frente a un serio problema de intereses territoriales y de serias disputas, con una ciudad fundada por sus propios vecinos en su jurisdicción, y frente a la cual perdería no sólo tierras sino numerosos repartimientos indios, y lo que era peor; pobladores que migrarían al nuevo asentamiento, corriendo así Pamplona el riesgo de despoblarse, como lo manifestaban los adversarios más enconados del proyecto. En el cabildo del 9 de Septiembre de 1558 se trataron las denuncias del Capitán Juan de Maldonado quien había escrito a la Audiencia diciendo "que había sido muy gran desvergüenza lo que este Cabildo había hecho en enviar a buscar las dichas minas, y que andaban haciendo plazas con esto", y amenazando con sendas sentencias a algunos regidores y hasta cárcel por patrocinar semejante desafuero y desfachatez en contra de esta ciudad de Pamplona y sus vecinos". Al conocer el problema, la Audiencia promulgó una Real Provisión (Nov. 23 de 1558) dirigida expresamente al Cabildo y vecinos de Pamplona en virtud de que habían sido informados "quo mue ha, p<'r">ll,1' y vccitv» d<' /a, ciudedo-: y ville» d1• 1'\I<• Roino, }' d1,1rilr1 dC' la Rve! Audi<>ncia, han ~/ido }' '><1/t•n a mnqui,Lar y pobl.ir cnn lo prohibidr, y wdado por <u Mai1•,1ad, ,o color )' diciPndo que• iban a d1•,1 ubrir mina, por comi,ión y facu/t,1d de p,(;i Roe! Audionri«, qui• para dio din·n qu« li<·nl'n; qu«• mandaban y mandaron ou« w don f>rovi,i11n1•, para /el, die he« ciudsdc-. y cobitd:« cfp <'11"' no u,c•n n, con~i<•nlan qui• nadi<• u,<· ch• Pilas, n, ,a/¡;a n.1di1• por virtud d1• dic·h,1, comiqom•, ao dc>,cubrimi<'nto d<' mina, ,in qw• . . •... 17 prurwm vt•n,;an a 1•,1a R ea IA udit<'n< ,a,
En consecuencia, en el cabildo del 30 de marzo de 1559, el procurador de la ciudad, Alonso Durán, el mozo, pidió que por cuanto Juan Rodríguez Suárez había ido corno alcalde de Pamplona a buscar minas según una Provisión Real, y había terminado fundando una ciudad en los términos de ésta, debía "darse por ninguna la dicha población y que los indios se den a los vecinos de esta ciudad":". El Cabildo dispuso que se trajera a Juan de Torres, quien había participado en la misión, para que informara lo que a esta ciudad competía. La fundación de la ciudad de Mérida provocó un gran conflicto jurídico y político en el que la Real Audiencia de Santafé fue un tanto parcial a favor de Juan de Maldonado y sus amigos, y las provisiones que expidió generalmente apoyaron
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su intromisión en el proyecto, a tal punto que le permitieron apropiárselo y deshacer lo actuado por el original fundador, el Capitán Juan Rodríguez Juárez. Maldonado contaba además con el apoyo de un pariente suyo entre los oidores de la Audiencia, el Doctor Juan Maldonado, hecho que sin duda le reportó grandes beneficios. La ciudad de Mérida se mantuvo aunque Maldonado la repoblara y cambiara de lugar, y a pesar de la rivalidad que se generó con Pamplona. En el cabildo del 10 de Enero de 1559 se ordenó que el alcalde Andrés de Acevedo fuera y amojonara los linderos entre las dos ciudades, puesto que "el dicho pueblo que pobló Ouan Rodríguez Juárez) es en término de esta ciudad y ha repartido y 29. señalado los términos de esta ciudad entre ella y el dicho pueblo", ... Con conflicto y todo, Pamplona tuvo que reconocer el nuevo proyecto poblador y se dispuso a definir sus términos, viendo así ampliado el mundo hispánico a expensas de sí misma. Los términos que Ursúa había trazado para Pamplona eran muy imprecisos y vagos, especialmente por "Sierras Nevadas", y se puso en evidencia con el poblamiento que Rodríguez Juárez hacía. Por ello la comisión que el Cabildo de Pamplona otorgaba al regidor Acevedo debería frenar las aspiraciones territoriales de Mérida frente a Pamplona, ya que ésta pretendía extenderse hasta el valle de Santiago, y los límites se fijaron en el valle de San Bartolomé, unas 1 O leguas adelante del sitio donde posteriormente se poblara la villa de San Cristóbal 1°. Por este mismo año de 1559, el Cabildo se preparaba para recibir y atender la visita de Cristóbal Bueno, enviado por la Audiencia para visitar todos los repartimientos de la ciudad, poblar los naturales dispersos y ordenar la doctrina. Para el pago de los honorarios y salario del visitador se "repartieron" 360 pesos entre los encomenderos de la ciudad, recaudados por los regidores del Cabildo". Menos de un año después la ciudad volvía a ser visitada por el oidor Tomás López, año de 1560. Los esfuerzos de estos primeros pobladores por consolidar la población pamplonesa se veían avalados por la autoridad Real y Eclesiástica; paralela a la visita de Cristóbal Bueno a las encomiendas de Pamplona, el prelado Fray Juan de los Barrios, Obispo de Santa Marta y el Nuevo Reino, asignaba a Bernardo de 19
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Arroyo, clérigo de Santafé, para que practicara visita canónica con investidura de Juez Eclesiástico en los términos del Río del Oro y río Suratá, coh el objeto de adelantar diligencias tendientes a la protección de los naturales en los distritos mineros de Pamplona. Era evidente que el Obispo tenía algunas denuncias al respecto, y con ello pretendía ejercer su investidura de Protector de Naturales en el 12. Obispado Sin embargo estas medidas no siempre eran recibidas con beneplácito por los vecinos encomenderos y mineros de la ciudad, en este caso las visitas tanto del Padre Bernardo como la de Tomás López, fueron fuertemente impugnadas ante la Real Audiencia, se convocó y celebró un cabildo abierto en donde la ciudad en pleno rechazaba las ordenanzas y autos del oidor López. Los encomenderos de Pamplona que desde sus inicios ostentaron amplias libertades en el manejo de sus indios y cuadrillas de minas, verían afectadas sus empresas e intereses pecuniarios al aplicar la Ley y el control del Estado y la Iglesia como protectora de naturales.
2.2 EL PROYECTO DE LA VILLA DE SAN CRISTÓBAL Un segundo proyecto poblador, menos tortuoso y mejor instituido que el de Mérida, fue sustentado por Juan de Maldonado después de sus andanzas por "Sierras Nevadas", en el cual pretendía la fundación de una villa entre las ciudades de Pamplona y Mérida a fin de hacer más expedito el camino entre las dos urbes. Pero más que eso la idea habría de estar motivada por las nutridas y numerosas comunidades nativas que observó por esos valles en sus correrías a Mérida. Y aunque si bien era cierto que muchos de aquellos repartimientos habían sido otorgados por Ursúa, hasta la fecha solo se tenía referencia de los mismos, y dichas comunidades nunca habían sido sujetas o encomendadas efectivamente. Después de fundada Mérida la situación de los indios tachirenses continuó como hasta esa fecha lo habían estado; sin dominio hispánico alguno, y por el contrario presentaban hostilidades a los viajeros como lo expresara Aguado en sus relatos: "Pasábase en este tiempo para ir a Mérida por entre muchos indios de guerra, como eran el valle de Santiago y el valle de La Grita, y los Bailadores"11. Rodríguez luárez había descubierto el valle de Santiago, había apuntado y señalado en repartimiento los indios a soldados suyos, como nos lo señala el mismo cronista: "Juan Rodríguez Juárez descubrió e/ valle de Santiago, oue en lengua de sus <L
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propios naturales es llamado Zarca, y los adjudicó por términos de Mérida, ningún derecho adquirió con esto que le quedare sufragáneo a su pueblo, ni los indios en las personas a quien los encomendó y serelo'", Y en efecto los naturales de este sector no quedaron encomendados con la fundación de la nueva ciudad, y los indios que señaló el alcalde Andrés de Acevedo a Pamplona se localizaron mucho más allá de este valle. En tanto que poblar una villa en el valle de Santiago, sujeta a Pamplona, era una necesidad prioritaria para esta ciudad, y las aspiraciones de Juan de Maldonado sonaban más que apropiadas; necesarias. Con esta idea el procurador de la ciudad electo para el año de 1560, Francisco Sánchez, presentó en la segunda sesión del año una petición para que se nombrase a una persona para que fuera al valle de Santiago a poblar una villeta, por cuanto tenía conocimiento de que: "Camino de M{,rida hay ,;ran cantidad de• indio\ para hacc•r y poblar una vil/C'ta de crisileno« > para a,l'¡;urar c•I camino di' Mé>rida, y quo lo, dicho~ indios C'\t1tn de Pa1 y vengan al cononm11·nto dc• la Ft• <.mtiana y al¡;unm c~p,11iule~ lo, < ueles l'.\lán perdido« en c>~las peru». >' otr,n p<'rscmas, y .tl<'nlo a ,i la did1..1 \ i/1, ·t,1 no ~<· '1,tn•, no w pU<•de, andar el dicho • amino d,• aqu{ a 1\11\rid,1 sin rie~go, pt» 1 ,w·.. 1 rf,• habc'r tnucho« naturalt·~ c>n el dicho 1amino"1s
Los cabildantes resolvieron estudiar mejor la propuesta e informar a la Real Audiencia de Santafé sobre lo planteado. Y pocos meses después, Juan del Rincón, regidor del cabildo acudió ante la Audiencia a sustentar el proyecto y recomendar para su cometido a Juan de Maldonado; no sin antes advertir que fuese "una villeta sufragana a su pueblo, que no tuviere más jurisdicción de la que el Cabildo de Pamplona en ella ousiese''!". Tanto la Audiencia como el Cabildo de Pamplona se presentaban muy cautelosos con la proyectada empresa pobladora, y de acuerdo con lo sustentado por el regidor del Rincón. La Audiencia expidió "Carta y Provisión Real dirigida al dicho Juan Maldonado para que hiciese la dicha población y poblase una villa e 17. pueblo sufragana y sujeta a la dicha ciudad de Pamplona," ...
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Maldonado una vez dotado de la licencia y provisión de la Audiencia, comenzó a juntar hombres y vituallas para emprender la promovida fundación en territorio tachirense. Aguado plantea que alcanzó a juntar unos 35 hombres, entre los cuales se hallaban unos cuantos encomenderos de Pamplona, pues habida cuenta la proyectada villeta se poblaría en jurisdicción de la ciudad y quedaría sufragánea a ella18; hecho que les permitía obtener repartimientos de indios e iniciar otras actividades económicas allí, como en efecto así ocurrió. Aparecen en la expedición y fundación de la Villa de San Cristóbal nombres como: Nicolás de Palencia, regidor, Alonso Durán, el viejo, Antón Esteban, Francisco Fernández de Rojas, futuro fundador de Ocaña, Pedro Gómez de Orozco, Alonso Carrillo, Francisco Sánchez, Juan Martín y Nicolás Nieto. Y como soldados al servicio o patrocinados por los anteriores encontramos a Hemán Martín Peñuelas, Juan Francisco, Gonzalo de Vega, Juan (arnacho, Sancho de Baracaldo, Luis Sánchez, Pedro de Angarita y Luis Maldonado, entre otros19. Muchos de ellos regresaron a Pamplona donde residían y en el mejor de los casos mantuvieron y atendieron en lo sucesivo negocios en las dos, ciudad y villa respectivamente, incluidas sus encomiendas de naturales 40. La Audiencia asentaba en un proceso levantado sobre la proyectada fundación lo siguiente: •pf dicho Capitán Juan Maldonado pobló e fundó en nu<•stro Real nombre en PI valle do .\antiago, lunes treinta y un dfas del mes do Mar/o dPI año pa,ado de 5e(Pnta y uno, un pueblo que> puso por nombre villa do San Cri,tóbal <~ tomó la po$e~ión d<' él 1•n nuestn¡ nombre, y eligió y nombró elcskie«, tegkkxe« e ouo» o(fr islo« dP luaicie en ella, y le (Cñaló y amojnnó cieno« tértnino« y d<'·claró los casos quo la luaicis do la dicha Villa debfa conO<"Pr"41
Evidentemente Maldonado se ciñó a lo dispuesto por la Audiencia para la fundación que se le encomendaba, realizó las ceremonias de rigor, nombró cabildo y repartió solares, a la manera de las grandes fundaciones como lo refiriera Aguado: "los actos y ceremonias de su fundación fueron los que en las ciudades se suelen 18
AGUADO, Op. Cit. f orno 11, Pág. 349
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Daros biográñro-, sobre lo, fundadore-, de lc1 Villa onrontrarno-, en: ROSALES, Rafael María. Bc1jo PI Alegre Cielo: Noticias de c1lgunos r undadores. San ( ri-tóhal: Biblioteca de Autores y l cmc1~ Tachirenses. No.18 y en: PAEZ COURVEL, luis Eduardo. l ,ludie¡.. t Ii-tór« <,., sobro Pamplona y 01 c11i,1. Bogotá; Antares, 1950. 41
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hacer, excepto que en la elección o nombramiento de regidores aquí no fueran más de cuatro, y en los otros pueblos o ciudades suelen ser ocho?". los informes que la audiencia recibió coincidían con lo que plantea Aguado en cuanto a los indios: "repartió los indios que había visto y descubierto así dentro del valle como fuera de él, y dio a todos los que con él habían ido según la antigüedad y merecimiento de cada uno y a lo que en la tierra había, prefiriendo en todo a los vecinos de Pamplona que le siguieron, de los más soldados que con él fueron"43. Ya habíamos mencionado que la mayoría de los soldados rasos iban al servicio o con el patrocinio de viejos encomenderos de Pamplona, quienes regresaron a su ciudad después de que se les asignaron los mejores repartimientos en el nuevo territorio. Luego serían estos soldados de menor rango quienes realmente afrontarían la ejecución del proyecto poblador. Estas notables diferencias preferenciales fueron justamente las que motivaron futuras disputas entre pobladores de la Villa y encomenderos de Pamplona. Maldonado sustentaba ante la Real Audiencia haber amojonado como linderos para la Villa "para agora y para siempre jamás, hacia la banda de la dicha ciudad de Pamplona hasta el rfo que llaman di' Cocuta por lfmite para las Justicias desta dicha Villa y para las de la dicha ciudad de Pamplona, para evitar escándalos que entre la!> dichas Justicias suelen tener, que no puedan pasar con vara del dicho rfo de Cocuta a esta parle, ni las Justicias desta dicha Villa ponen a la o<ra parle, si no fuera la Justicia Mayor que e.~ o fuere de la dicha ciudad; y que los ejidos y pa5to~ sean comunes, as( para lo« vecinos desta dicha Villa como para los dP la dicha ciudad de Pamplona, como Villa que e.~lá poblada a pf'dimento de la dicha ciudad. Y por la banda de Mérida hasta el que los esoeñoies llaman el Pueblo Hondo, y por l.1 banda dPI Oriente hasta lo5 Llanos de Vme7ucla, y por la banda del Poniente hasta la 44 Laguna de• Maracaibo y Bra1us do Herina;• ...
Nótese que la Villa pretendía la mitad de los "Llanos de Cúcuta", compartiendo los ejidos de Pamplona y reconocía vara del Justicia Mayor de la ciudad, aunque los demás linderos son un tanto ambiguos por lo amplio y desconocido del territorio .
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Al enterarse los pamploneses que la Villa se había fundado con términos y cabildo propio, las reacciones desfavorables no se hicieron esperar. El procurador de la ciudad Gutierre de Oruña acusaba a Maldonado de desacato y de incumplir los objetivos de la proyectada misión en el valle de Santiago y tierras tachirenses, y 41
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AGUADO, Op. Cil. 1 orno II Pdg. 354 lbid. Pág. 461
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se opinaba que debían suspenderse las diligencias practicadas allí. El Cabildo pedía el concepto de cada uno de sus regidores frente al hecho y se· urgía levantar . formact ºó n a 1 respecto 45 . rn Es de suponer que las refriegas en el Cabildo y I;, ciudad de Pamplona contra Maldonado y su Villa fueran allanadas por el Capitán Velasco, su suegro y Justicia Mayor de la ciudad, y el Capitán Maldonado continuaría con su proyecto en forma inmediata, además porque muchos de los pobladores de la Villa eran encomenderos vecinos de Pamplona. Una vez poblada la villeta, Maldonado y sus vecinos continuaron la búsqueda y apuntamiento de naturales, fomentaron la institución de empresas agrícolas y ganaderas, sin desvincularse plenamente de la ciudad de Pamplona, pues su dependencia económica y comercial se mantuvo por largo tiempo. Sin embargo, las rivalidades continuaron y Pamplona pretendía que de ninguna manera la Villa eligiera sus propias Justicias en forma independiente y en el cabildo de Diciembre 20 de 1561 resolvieron enviar a Andrés de Acevedo, regidor, para que con vara de Justicia pareciera en la Villa y sus términos como tal, e impidiera se eligiera cabildo propio en ella, pues esta villeta debía ser sufragánea plenamente de Pamplona, como constaba en el proyecto inicial". Maldonado contradijo la decisión del Cabildo de la ciudad diciendo que "La Villa l'ra libre y no sufragana a Pamplona, avisándoles que era en vano el trabajo que: lomaban, por que en la Villa no se habla de cumplir ni ooedece: lo que ellos mandasen, ... porque Jo, prooio« vecinos de la Villa estaban con propósito de no admitir ninguna elección que de Pamplona w /e~ enviare, y asf ellos, el dfa propio do Año Nuevo, usando de ~u~ prcemirwnciss y tlbenedes, eligieran ~us etcsidc« y regidort>~ y lo« demá~ oficiales de la . .47 . r<>pu'b/",ca cadan<>ros
La Villa eligió su cabildo y pronto el hecho desencadenó un áspero conflicto con la ciudad madre; acudieron las dos, ciudad y villa, ante la Audiencia teniendo como punto base del litigio los repartimientos de indios y la jurisdicción judicial, pues Pamplona reclamaba soberanía sobre todas las tierras tachirenses y dominio sobre los indios de la zona, que en el mejor de los casos sí estaban encomendados en vecinos de Pamplona; mientras San Cristóbal litigaba por el derecho a su
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autonomía, en todos los aspectos, deshaciéndose de la tutoría y control de la Justicias de Pamplona 48. Luego para el año de 1562 la Audiencia envió al Licenciado Angulo de Cortejón a visitar y tasar tributos de los naturales de las provincias de Tunja y Pamplona, y de paso para que conociera y resolviera los pleitos donde tuviere jurisdicción según los poderes que le instituían. Cortejón visitó ra villa de San Cristóbal y sus repartimientos, conoció su litigio con Pamplona y trató de arreglar las diferencias: quitó, adjudicó y readjudicó indios, ratificó al Capitán Maldonado como Justicia Mayor de la Villa, ordenándole que usara de su cargo residiendo con su mujer en ella, ordenó a los vecinos de Pamplona que tuvieran indios en San Cristóbal que fueran a hacer vecindad en la Villa y ratificó los términos y jurisdicción de la misma". Solucionado transitoriamente el conflicto entre las dos poblaciones, se continúan algunos conflictos entre encomenderos de la Villa y de Pamplona. El problema más sonado fue el acaecido entre Alonso Durán, el viejo, encomendero vecino de Pamplona y a su vez poblador y también encomendero de San Cristóbal, quien sostuvo un enconado litigio contra Pedro de Anquieta y otros vecinos de la Villa por unos cuantos repartimientos en el Táchira y valle de Santiago'". El proceso y legalización definitiva del proyecto poblador de la villa de San Cristóbal como unidad político-administrativa se tlevaba a término con la sentencia dictada, por segundo fallo en el proceso, en la Real Audiencia el 20 de Marzo de 1565, en que se confirmaba lo proveído el año anterior por ese tribunal. La Audiencia confirmaba lo actuado y dispuesto por el Oidor Angulo de Cortejón en su visita a la Villa51. Sin embargo, no obstante la supuesta y tan reclamada autonomía de los villetanos de San Cristóbal para autodeterminarse no iba muy allá de decisiones menores, pues todos los grandes problemas y asuntos ante la Audiencia se tramitaban con las Justicias de Pamplona, incluso los problemas con repartimientos y doctrina. A mediados de 1574 se presentaba en Pamplona Francisco Duarte, 46
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lbid. (( 23v - 25. Doña M.irla de Velasco, hija dPI fundador de Pamplona, íue la esposa del Capitán Maklonado, y de hecho no tenemos evidencia documental de que ella haya residido en San Cristóbal; por el contrario, manejó en forma directa la encomienda de Chopo y vivió en casa de su padre, donde 20 .iño:,después fundar el el Convento de Santa Clara. su
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vecino encomendero de la Villa, para pedir que se retitularan sus indios de Himacara a Hernán Martín Peñuelos, vecino encomendero de San· Cristóbal, para que los juntara e hiciera doctrinar ya que en el momento estaban "alzados" y no se habían podido sujetar, desde el tiempo en que el Capitán Maldonado se los había 51. encomendado Un poco más adelante, en Febrero de 1590, Juan de Mardonez, Alguacil Mayor del Corregimiento de Tunja, autorizaba y ordenaba al Cabildo de Pamplona para que nombrase un teniente de alguacil en la villa de San Cristóbal; nombramiento que hacen Bartolomé Górnez, alcalde ordinario, y Bernardino Fernández , escribano, en Pedro de Anquieta, el mozo, quien presentó fianzas para 51. posesionarse de su oficio Y corno éste, muchos conflictos y procesos de orden judicial o eclesiástico en la Villa son resueltos en Pamplona.
2.3 EL PROYECTO POBLADOR DE OCAÑA El poblamiento de Ocaña fue igualmente proyectado por el Cabildo de Pamplona bajo varias motivaciones, y puesto en cabeza del Capitán Francisco Fernández de Contreras, vecino de Pamplona. Este Capitán tuvo a su cargo varias campañas y exploraciones hada el Norte de la ciudad, procurando hallar una vía acrequible al mar o t aguna de Maracaibo, al tiempo que velaba por la jurisdicción de la Audiencia de Santafé frente a la Gobernación de Venezuela 54. Ganar la tierra, sujetar indios y descubrir minas eran proyectos que no descuidaban estos veteranos conquistadores pamploneses. Las experiencias obtenidas con las campañas de Mérida y San Cristóbal motivaban aún más esta idea, a medida en que se consolidaba el poblamiento hispánico de Pamplona. La población aumentaba tanto a nivel urbano como en los distritos mineros y aposentos de blancos, se habían conquistado y repartido las parcialidades indias de "las Arboledas y el Zulia", se afianzaban los caminos a Tunja, Mérida, y las minas, así como a cada uno de los repartimientos sujetos a la ciudad. Era el momento propicio para explorar y ganar los territorios del Nor-occidente de la provincia. Fernández de Contreras, patrocinado por la Audiencia y el Cabildo de Pamplona, realizó varias incursiones en procura de abrir brecha y penetración
'>J AHP-NS.
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1 omo l. ff 78v - 79r.
AHP-NS. 1 orno 'i, (( 51!-(,()v
.,. AGN, l li,1ori.:1 Civil. 1 orno 1 ') ff 7112 - 7')4. ProbJnt.i d1' \prvic io-. del CJpitán I rdn< i-c o I ernández de C 'ontreras, año de 1 572. Puhlic.ddd en l ld<Jri1.1md, número- 5{, - (,0, año de 1 'l.19. 38
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hispánica por el río Zulia abajo y cuenca del Catatumbo, al tiempo que se pretendía 55. explorar la zona de los Carates y Orornotos, más hacia la Cuenca del Magdalena El Cabildo de Pamplona le confió al dicho Capitán el descubrimiento de minas por las cordilleras que desde Pamplona enrumbaban hacia el Norte, y de paso la posibilidad de hallar un camino al océano o "Mar del Norte" como se le decía desde el Reino; minas que desde luego no encontró, pero sí halló entre los naturales noticia de que el "Río Grande de la Magdalena" estaba cerca, pues en su recorrido se había desviado hacia el noroccidente, pasándose a la cuenca y llanuras del bajo Magdalena; "dond<' ¡,,taba con la gc•nlt• que rnn él c•\taba <'I cual fui• 1•11 dc•<cubrimiento do! dicho río y amf dio y apownlci 1•11 un pu1•blo de• )llldim d,,f Río ( ;,ande• dP /.1 Ma¡;d..if Pna qu<' <P dice CHINCALAE qu« c•, y ha11• 1•11 /a provincia d1· Tsmslenwouo, p(J(•b/o d<' espeñoie« d<'~ta ¡;ouPmadón dond,• <'I die ho puc•blo di' Chin¡;.ilal' al c/1• Iomelemoouo hay doco /p¡;ua< t>/ río ..ibajo y d,mdc• e•/ di, ho puc•blo tk: ( "/Jin¡;a/,11• 11,,,ta la , iudad d1• ()caña hay dio» y wi« h•¡;u.i, •..
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Acababa de descubrir el futuro "Puerto de Ocaña, por donde Pamplona y la misma Ocaña realizarían su floreciente comercio, estableciéndose así la ruta Pamplona-Ocaña- Cartagena y viceversa; corría el año de 1570. El puerto que se había descubierto y fundado, según lo sustentaba el Cabildo de Ocaria pocos años después de fundada la ciudad: "Er« ros;, qu,• on d/m ,,. hsbt« he'< ho notab/C' wrvuio a Dio~ Nuo-tn» \1•ñor > a su Maje<tad RP.il por que: '<' evitarían mue ha, mu1•rtc•, dP lo-: yndio, natural<', de•/ Río Crend« d1• la fi.la¡;dal<'lltl de lm de• la bo¡;a, lo cual ,,, ovitette ,¡ '" pobles» l',ta ciudad ao ()caña que a¡;ora e~tá poblada por que en d dicho pu1•rto ,prfa /a de« ar¡;a de• la ropa ouo sube y va al 57. Nuevo R< •ino do ( ;,an,1d,1 "...
Una vez asentada provisionalmente la hueste en el Puerto y en la futura ciudad de Oc afia, el Capitán r emández de Contreras regresó a Pamplona para dar cuenta de lo actuado a la Audiencia con el objeto de pedir licencia para fundar una ciudad o pueblo de blancos en aquel territorio que acababa de descubrir, sustentando el ~~ SIMÓN, Pedro. Notic i,1, 1 li,toriJI<."', < )p. Cit. Noli< i,,, í,J y 7 a. 1 orno 111. Citado PAEZ COURVEL, Luis Cduardo. 1 ,tudio-, 1 li-tóric o-, \ohre P,,mplorM y Oc dl'lc1. 13ogot.l: l\nlJr(",; 1950. P.\g. 277 '·•· RAH, Real Academia de Historia, KdJ< iono-, Geo¡.:r.ífic,h de < k,1ñd. 1 'i7R. 1 egc1jo 9 - 4(,h l. I xpodionle VI, doc urnonto h. 1 ''"' r<'IJ< 1611 fuf' ord<'t1Jdc1 por 1 )on I OJ><' di• ( )rote o, gobernador de Sc1111d ,\\clrtc1 <'11 15711, n·~1li1.idd por 1•1 < ura lx•,wficiJdo y rq;idor<"' del ( abildo d<' la Ciud.id do Oc<11'1<1. l'uhlic.id,1 (>Jrc ialmente en ( 1 WI 1)1 CII\ y .ic tualmento inc luida completa y rnrregid.i en Utld publicdc ión de- lodJ, IJ, r<'IJ1 ion,..., g<'<>Hr.ífic.i, dl'I Nuc'Vo Reino, pn•¡)ar.td.i por C'I Dr. Armando I\ \clrtíne1 ( ;.imi<d y 1•1 profr--or \ \'illiJm Hw•ndí.i on lc1 l Jnivc•r,idc1d lndu-tnal de 'i.inlc1ndN. ~7
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proyecto y ventajas que resultarían de abrir esa ruta al tiempo que se sujetarían las comunidades indígenas allí existentes; ampliando el espacio hispánico en construcción. La Audiencia de Santafé, presidida por el Doctor Venero de Leyva, estudió la propuesta, y observando que dicho territorio estaba adscrito jurisdiccionalmente a la Gobernación de Santa Marta, remitió el proyecto y gestor del mismo ante Pedro Femández de Bustos, Gobernador de Santa Marta, quien le otorgó poderes y comisión a Femández de Contreras "para podo: poblar en nombre de su Maji>\lad por virtud de la dicha mmi~ión el dicho Capitán Frencisc« Fernández pobló y conquisto la li<'rra y ciudad, y a pu<'<;lo lo« naturales de• la provincia <'n los mldadm que IP ~egulan y le ayudaron; a la cual ciudad de> 0,aña w pobló como e·~ dicho por el dicho Capitán Frandsco ff'fnánde/ y por la orden y ,e>misi6n d1• Pedm Fernández de Busur: en PI año de• q!(enta, al fin de, a cue S<' pobló ocho año$ ~tt • • poco mas o mt>no~ Parece que el Cabildo de Ocaiia no tenía registro de la fecha exacta en que se protocolizó la fundación de la ciudad, aunque redactan el informe en cuestión, el día 25 de Marzo de 1578. A la ciudad se le puso por nombre Ocaña por congraciar al gobernador Femández de Bustos, que era natural de "Ocaña en 105 Reinos de España". pero su sucesor en el cargo, don Luis de Rojas Guzmán lc1 hizo llamar "Nueva Madrid"; luego al dejar éste el mando, se volvió a llamar Ocaña y al territorio: "Provincia de Santa Ana"59. Los indios fueron repartidos y encomendados entre los vecinos de la ciudad al tiempo que se otorgaban estancias y se iniciaba la fundación de cañaduzales y haciendas para el sustento de la población y el comercio. La ciudad no poseyó minas y su vocación fue básicamente comercial y agroganadera. Los vecinos y encomenderos, en su mayoría originarios de Pamplona formaron una estrecha y próspera alianza comercial con los pamploneses, convirtiendo su ciudad en el puerto y paso obligado de los cargamentos de mercaderías europeas hacia el interior y la provincia de Pamplona, al tiempo que ésta sacaba sus productos agrícolas por Ocaña, actividad mercantil que se comenzó en forma inmediata, pues en pocos años los encomenderos y comerciantes pamploneses estaban sacando por Ocaña las harinas, bizcocho, azúcar, mantas y todos los productos de la tierra que hallaban su mercado en la costa y puertos del "Río Grande de la Magdalena".
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3.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA EMPRESA ECONÓMICA HISPÁNICA EN LA ANTIGUA PROVINCIA DE PAMPLONA, SIGLO XVI
Habíamos anotado que una vez ganada la tierra, el proyecto poblador tenía necesariamente que asegurar los suministros alimenticios y empresas sólidas que sustentaran y desarrollaran el asentamiento poblacional hispánico en el territorio. Esto se hace posible gracias al pronto y oportuno descubrimiento y laboreo de minas, que junto con una intensa actividad agroganadera, proyectaron la construcción de la sociedad colonial pamplonesa. 3: 1 LA PRODUCCIÓN MINERA Y SU BENEFICIO La historiografía tradicional pamplonesa adorna sus páginas con un singular relato de Piedrahita con relación al descubrimiento de las minas de "Páramo Rico", en el cual se cuenta como habiendo salido el Capitán Ortún Velasco a cazar venados con un grupo de vecinos y soldados por los páramos del sur de la ciudad, ~ un hombrecillo algo desmejorado, recién venido de España a estos Reinos, les siguió en sus andanzas, y en momentos en que los cazadores se proponían a descansar y merendar sus viandas; "QuPrh-ndo, pues, divvnir PI w,tP<J, le preguntaron quP do dónde C'ra ya que\ había pasado a la, Indias; a qu<> re.'f)ondió que era de la Extremadura, dond1~ tenla hijos y mujer muy pobrC's, y había pasado a Indias, donde se decía había tanta cantidad de oro, que con broveded volvería con p/ baslantP para remcdier las necesidades que padecían, y pensando que tantos caballero, como salían dC' la ciudad, iban por oro, lo« había sPguido con fin de saber de dónd<' lo .sacaban. Vista la sc•ncille1 de las palabras de aquel hombre, fo dijo disimuladam<'nte y con aplauso de los compeñeto«, que no habla sido su trabajo en balde y sPñalando con la mano prosiguió: Vaya vuPstra merced a la cumbre de aquella colina rasa, y · a la raíl de la piedr« grande quo w dP,cubre cabP la tierra rnn la mano y sacará todo el oro que viene a sarar", "Obed1>c·ió al punto PI <'Xlremeño y mientras los c.azadores burlaban sesteando de ver cuán diligente caminaba, a la colina llegó a ella y repc,chando hasta la piedra que le habían tnosiredo, arrancó de las hierba., que lPnfa al pie, y reconociendo algunas puntas d<> oro que sallaban las raíces, se fue ayudando de la~ manos, csvendo cuanto podfa, y continuando la acción ron otras mata« de yt>rba, que le correspondía de la misma suerte, h,1,1a que salisf,,cho con p/ pev» dP oro que había dr'f)milado en las alforjilla\ le pareció ba~tante para temedier su casa, trató de regrc<.ar romo lo hiro a rogrscisr el boneticio quo habfa rocibidc) de quion IC' mmtró la piedra-''°.
con
Luego del fortuito hallazgo los ilustres cazadores regresan igualmente cargados de las doradas pepitas y la grandiosa noticia al recién fundado poblado hispánico de Pamplona. 60
FERNÁNDEZ
Gr,mcldc1. libro
DE PIEDRAHITA,
lucas. l li-toria General de la Conquista del Nuevo Reino de
VI, Cap VI. Pcig. ]26.
41
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Sin embargo, al margen de esta historia observamos que la explotación minera sí se inició en Pamplona para el año de 1551, y el propio Ursúa, como Justicia Mayor de la Ciudad, redactó las primeras "ordenanzas de minas"; no obstante el haberse tenido un antecedente proyecto minero impulsado por las autoridades del Cabildo, quienes una vez fundada la ciudad, enviaron a Juan Andrés Varela como procurador de Pamplona ante la Real Audiencia para que negociara cosas tocantes al su poblamiento y para que "trajese un minero para que buscase minas de oro en esta tierra"?': y en efecto la Audiencia les proporcionó un minero llamado Alvaro de Villanueva, con salario de 200 pesos. Villanueva vino a Pamplona haciendo efectiva y fructuosa la búsqueda, en tanto que para Diciembre de 1552 el Cabi Ido ordenaba se nombrara un Juez Visitador para las "minas descubiertas que se han descubierto en términos de esta ciudad, de oro y plata", por cuanto en ellas, "andan y acostumbran a andar por negros, indios así de los naturales de esta provincia como de otras partes sacando oro así como para sus encomenderos como para ellos mismos" ... "2• Aguado equivocó la fecha del arribo de Villanueva y el descubrimiento de minas en Pamplona al anotar 1561, año en el que ya había muerto el ilustre minero, al tiempo que exageró un tanto los volúmenes y las cantidades del metal, diciendo que fue tanta la cantidad de oro extraída en los páramos pamploneses y cercanías de "Luatá", que alcanzó a un millón de pesos de beneficio, hallando granos de tamaño tal que alcanzaban un precio de hasta $560 pesos cada uno y da a Don Alonso Carrillo la autoría del descubrimiento de una gran veta aurífera "de dos palmos de anchor" en el río Suratá'", Así como Fray Pedro de Aguado, Lucas Fernández de Piedrahita y Fray Pedro Simón relataron los hallazgos de oro en las minas de "Páramo Rico", la Montuosa Alta y Baja, y el río Suratá, llegando a afirmar que toda la Provincia de Suratá "es una parte de oro, plata y otros metales" y que el Páramo Rico era "toda la colina, hasta un palmo de profundidad, tenía derramadas las puntas de oro que formaban aquel prodigioso tesoro" ... y continuaba diciendo Piedrahita que "fue tan grande la suma de oro que se sacó, que por la riqueza que adquirieron los vecinos de Pamplona en aquel corto tiempo, y los crecidos gastos y vanidades en que la consumieron en los años siguientes", que la ciudad se ganó el apelativo de "Pamplonilla la Loca"?". 61
PRIMER Libro de Actas, Op. Cit. Pág. 257.
6i
lbid, Pág. 2-J.
63
AGUADO, Op. Cit. Tomo 1, libro Sexto Pág. 478.
64
PAEZ COURVEL, luis Eduardo. Estudios l Iisrórico, 1950. Cita No 83 Pág. 192. 42
Sobre Pdmplon,i y Oraña.
Bogotá: Aníares:
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En realidad toda esa majestuosidad es poco probable, o si lo fue, debió ser muy efímera, dado que no se corresponde en nada con la forma constante en que se oyeron quejas sobre las dificultades y pobreza de los mineros; y éstos anduvieron todo el tiempo endeudados y en contadas excepciones pudieron acumular su riqueza en metálico, como de hecho puede demostrarse documentalmente más adelante; y la leyenda de la famosa "Pamplonilla la Loca", tan célebremente acuñada por los cronistas, Ancízar, Bousingault, Rochereau y un catálogo de historiadores más, no ha de ser más que eso, una leyenda. Sin embargo, no ha de negarse, por pesimista que se pretenda, como la producción aurífera y argentífera sí fue un motor indispensable para el desarrollo del proyecto poblador hispánico pamplonés; pues de entrada, se le puede identificar como un gran imán atractor de oleadas sucesivas de población de toda condición a estas partes. En los primeros diez años de vida hispánica, respecto a la explotación y producción minera, pueden seguirse muy de cerca sus avatares y procesos llevados en los registros de las sesiones del Cabildo de la ciudad. La junta de Marzo 6 de 1553 diputó y señaló a Juan de Maldonado, alcalde ordinario, como Juez Visitador de las minas de la ciudad65; por cuanto era necesario que a los negros e indios que labraban dichas minas se les diera buen tratamiento y •sean administrados en las cosas de Nuestra Santa Fe Católica y no se /es haga apremio ni fuerza ni robo en sus personas y haciendas, por tanto, para remedio de todo ello mandaron que cada cuatro meses del a~o este cabildo dipute y sena/e una persona hábil y suficiente y de confianza para que vaya a las dichas minas y las visite y a los indios y negros que en ella e!tuvieren preguntándole si les hacen buen tratamiento y les dan todo lo que hubieren menester de comer y de vestir por manera que no les falte cosa de lo necesario, y castigue a 66. los encomenderos que no hicieren lo que son ob/igados: ... Puede pensarse que la actividad minera y el usufructo de la misma, en estos primeros años, estuvo efectivamente en manos de unos pocos vecinos y encomenderos, ciertamente privilegiados, cuando se observa que el propio Capitán General Don Pedro de Ursúa, fundador y poblador, abandonó la ciudad con un buen grupo de sus hombres más cercanos, como si previeran de hecho el poco potencial o posibilidades de enriquecimiento que la minería podría traer. Y por otro lado, puede notarse también que los primeros yacimientos auríferos pronto se agotaron, y el Cabildo de la ciudad de Pamplona se vio obligado a promover nuevas búsquedas y descubrimientos del metal precioso, como consta en la sesión de Mayo 25 de 1553, donde se trató 65
PRIMER Libro de Actas, Op. Cit. Pág. 7-8.
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lbid, Pág. 3. 43
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"que por ruante, de<.pué~ qui• le« mina~ del Río d1• Oro e Río .\uralá P l'áramo Rim ,1• d<'scubrieron y labran, se han hecho en <'Ita~ CÍ<•rl,H ord<'nan1a, a,f por <'~le rabi/do romo por el Cenore! />edro de Ursús, Juqicia Mayor QUI' fw• d1• <·~ta , iudad, en la, cual!.., ha habido algunas cosas que añadir e quitar que cumple: w enmiendot: para bion 1• ~mi<•go d1• . L• • (,7 dw,"'~ minas, ... .
El Cabildo planteaba esta reforma a las Ordenanzas de Minas por él promulgadas, básicamente para incentivar la producción minera, dando grandes privilegios a los mineros que descubriesen nuevos yacimientos, como que gozaría "la tal per,<ina "min<Yo dP~cubridorde quarenta e nnco varas en largo do madre en el rio con cuatro varas en cada banda para edilicio«, y ,i dC'scubriere qu<~rada puedo go1ar d<• vekv» <' dm vara, en cuadro y pf qu« d1•,rubrh•rc• rk) o laguna puf"da gonr lo mivn,/"".
Que cada minero podría tener dos minas juntas y otras salteadas. Gozaría de suficiente espacio y aguas para su beneficio. Tendría privilegio y oportuna protección de las Justicias de la ciudad de Pamplona como tal descubridor. El minero descubridor de minas de peña o veta tendría el privilegio de hasta 40 varas de superficie e introducir libremente hasta cinco piezas de esclavos por cada mina, pues podría poseer dos contiguas y otras salteadas. Y si fuese vecino de Pamplona gozaría con mayor razón y facilidad de todos los privilegios que este Cabildo le ,,•¡ otorgaba . De igual modo se estipulaba que "el alcalde de las dichas minas tenga cuidado de ver por el buen tratamiento de los naturales" que se llevasen a ellas para su 70 laboreo y beneficio . I
En virtud del mismo propósito, descubrir minas, el Cabildo ordenaba que "se vaya a las Provincias de Arboledas a traer de paz a los indios de ella y a buscar minas de que se tiene norícía?", siendo esta una razón fundamental para proyectar nuevas campañas de pacificación y conquista, e incluso nuevas fundaciones. En lo sucesivo, todos los proyectos de conquista y poblamiento hispánico se sustentaron con la sentida necesidad de buscar nuevas minas y traer indios de paz; minas que en el mejor de los casos, nunca se descubrieron, pues no dejó de ser un pretexto 67
lbid, Pág. 24.
b8
ldem.
69
lbid, P.íg, 25 2(,
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lbid, P,ig. 7<J.
71
lbid, P.íx 32.
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' Silvano Pabón Vll/amlzar
más para justificar la ampliación de los derechos de fundación, jurisdicción y reparto de naturales, al tiempo que se impulsaba la creación de nuevos derechos con nuevas fundaciones. Así, en Julio de 1553, el Cabildo platicaba "que por cuanto esta dicha ciudad tiene muy gran necesidad que en ella se descubran las minas de que en Arboledas se tiene noticia están en dicha comarca y para ello está la gente junta", para lo cual era necesario nombrar un caudillo, y se eligió y nombró al Señor Andrés de Acevedo, alcalde". En este año había llegado a la ciudad de Pamplona (enero 7) el primer Justicia Mayor proveído por la Real Audiencia para reemplazar al ausente General Pedro de Ursúa, a quien habían comisionado para una misión en la Gobernación de Santa Marta después de su campaña por el territorio y provincia de los Muzos; se trataba del Capitán Juan de Pinilla, quien además traía el nombramiento de Alcalde Mayor de Minas y como tal, podría nombrar un teniente o ejercer por sí mismo sus funciones". Luego, en ausencia de Pinilla, el Cabildo nombró como alcalde de minas en Suratá y Páramo Rico a uno de sus regidores, Juan Díaz". Y en Noviembre 20 del mismo año de 1553, la Real Audiencia nombró al Capitán Ortún Velasco como Justicia Mayor y Alcalde Mayor de Minas de la ciudad de Pamplona y su jurisdicción, encomendándole amplia y efectiva administración de justicia y "buen recaudo" en las minas75. Para estos primeros años y de todo el Siglo XVI no tenemos estadísticas concretas de producción aurífera o argentífera, salvo algunas referencias como diezmos, registro de minas, registro de oro en Pamplona y metal fundido en Santafé. El diezmo de 1553, repartido y pagado en cantidad de "279 e medio pesos e dos tomines", todos de oro del Páramo y recaudos por Alonso de Ávila y Andrés de Acevedo". En marzo del año siguiente de 1554 el Cabildo hizo "repartir" entre los vecinos y mineros de la ciudad la suma de 800 pesos de buen oro para gastos de recaudo y un procurador de la ciudad que iría a los Reinos de España para tratar asuntos en bien de la ciudad. Los mineros del Río del Oro pagaron $300 pesos, en
71
lbid, Págs 18-39 .
• \ lbid, l'.:íg~ 11-11 H
lbid, f'Jg. 5()
75
lbid, Pág~ Sú-511.
76
lbid, Págs 61-65.
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tanto que los del Páramo y Suratá aportaron $200 pesos, y los encomenderos no mineros de la ciudad aportaron los $300 pesos restantes" Estas cifras o cantidades recaudadas vía tributación o repartimiento obligatorio de cuotas espaciales son un reflejo del potencial productivo o rendimiento manejado. Pues en el acta se ordenaba que "se repartan entre los señores de cuadrillas y mineros que están en Río de Oro e minas de él, atento a las muchas cuadrillas que en él están e muchas baterías que traen mayor provecho que tiene en ello,"711 nombrando para la ejecución de dicho repartimiento y recaudo de los trescientos pesos en el Río del Oro a Miguel de Trujillo y a Juan Rodríguez Suárez. En razón a esta proporción en los aportes se observa que la producción aurífera era mayor en el Río del Oro. Además, el mineral era allí de mayor kilataje, el cual se llegó a catar o puntuar hasta en 23 quilates, mientras el oro del Páramo Rico presentó registros entre los 13 y 20 quilates". l:n este mismo ario de 1 554, el 1 O de Enero, la Real Audiencia proveyó como Alcalde de Minas a Juan Rodríguez Suárez, y ordenó al Cabildo de la ciudad de Pamplona que le recibieran y tuvieran como tal, para el orden y justicia entre negros, blancos e indios que habitaban y residían en dichas minas del Río del Oro, debiendo residir y ejercer alltº. El Cabildo le recibió e instituyó y le ordenó de inmediato que "visite las minas de dicho Río del Oro, e vea como son tratados e instruidos los indios que en las dichas minas estuvieren"?', en tanto que para los Páramos y río de Suratá el Cabildo nombró como Alcalde de Minas a Nicolás de Palencia, dotándole de todas las facultades y poderes para un eficiente desempeño de su cargo'". La explotación aurífera la inician los pamploneses con mucho empeño en el Río del Oro a pesar de las disputas con el cabildo y encomenderos de Vélez, 71
lbid, P..lg, 70-71.
78
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lbid, l'c\gs 711-8(}
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Siivano Pab6n Vlll•mlzar
quienes también se habían asentado en sus placeres y tenían sus cuadrillas de indios guanes y de negros en la ribera opuesta al sector de Pamplona. Los vecinos de Pamplona encabezados por el propio Justicia Mayor, el Capitán Don Ortún Velasco, tenían sus rancherías en la margen izquierda del Río del Oro, en Río Frío y las quebradas tributarias del río minero; constituyendo desde aquellos primeros tiempos una serie de rancherías itinerantes, entre las que sobresalió Bucaramanga como la más próspera, merced a que en ella residían los mineros e. indios del Capitán Velasco. No muy lejos de ésta, y como despliegue del establecimiento multiempresarial de los Velasco, se levantaban la muy próspera y versátil hacienda de Bucarica y hatos de ganado en el valle de Guatiguará": unidades agroganaderas que proveían de mieles, carne y conservas a las distintas cuadrillas y mercado del distrito minero. Es posible que el Cabildo de Pamplona en su litigio jurisdiccional con la ciudad de Vélez haya querido ejercer en forma más efectiva su soberanía en sus "términos" con la misma, otorgando algunas estancias para ganado en "la Mesa de Gerira", donde recibieron merced de tierras el Capitán Ortún Velasco, Miguel de Trujillo y Juan Rarnírez, vecinos mineros que igualmente tenían sus cuadrillas de indios o negros en las minas del Río del OroM. Velerios y pamploneses se disputaban acaloradamente los dominios territoriales o derechos de jurisdicción sobre las riberas del río minero, pleito que sus procuradores llevaron hasta los tribunales de Santafé. Ahora, una vez establecidas estas lides jurídicas entre las dos ciudades, y después de haberse fallado a favor de Vélez un alegato contra Juan Antero, vecino de la misma, a quien Pamplona pretendía obligar a que se avecindara en esta ciudad por tener sus indios en su jurisdicción'", el Capitán Velasco y sus mineros informaban a su Cabildo desde el mismo Río del Oro como los veleños usurpaban tierras de la jurisdicción de Pamplona. El Cabildo les expresaba su complacencia por lo que el Capitán hacía en defensa de los intereses de la ciudad y le proveía las estancias que había pedido en el sector para evitar el asedio de los mineros y vecinos de Vélez en términos de esta ciudad. La Audiencia de Santafé había instituido a Juan Rodríguez Juárez como alcalde de minas en el Río del Oro, pero como éste era vecino de Pamplona, los Bucarica comprendía los valles féniles del actual municipio de r loridablanca y los hatos se localizaban en la cabecera del valle de Guatiguaré, en Piedecuesta, c1< tualmente se le rnnoce como Riol.rto, en alusión al Río del l lato, su nombre original.
83
64
PRIMER Libro de Actas, Op. Cit. Págs 99-100.
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lbid, Págs 87-94.
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encomenderos y mineros veleños no lo aceptaron y el Cabildo de la ciudad de Vélez nombró su propio alcalde para sus minas y cuadrillas en el Río del Oro. En tanto que el Cabildo de Pamplona, en Noviembre de 1557, instruía a Juan de Maldonado como procurador de la ciudad ante la Real Audiencia para que continuara el proceso contra Vélez, especialmente por nombrar alcalde en el Río del Oro, siendo jurisdicción de Pamplona y estando ya provisto por un tribunal
superior'".
Pamplona querellaba con Vélez por el Río del Oro, no solo como centro minero, sino por su embarcadero de "Botijas", el cual cuidaban con celo los mineros y encomenderos de Pamplona, por tratarse de su puerto de entrada de mercancías europeas, especialmente vinos, ropas, hierro y azogue, hasta que se descubriera el puerto y ruta de Ocaña, ya entrada la década del 1570, pues en los primeros veinte años de actividad colonial y aurífera, los vecinos de Pamplona solo contaban con lbs ríos Lebrija y Sogamoso para hallar el Magdalena y su salida al 117 mar . En Enero de 1555 el cabildo insistía en que se saliera a buscar más minas y se "traigan de paz los naturales", "porque las minas que había se acaban"118; lo cual indica que la producción minera era inestable, por una parte, y por otra, que este fue un importante pretexto para proponer la búsqueda de nuevas minas, instando de paso la pacificación de indios aún no sujetos para traerlos ~I servicio y laboreo de las ya existentes. En este mismo año, Fray Juan de los Barrios, Obispo de Santa Marta y del Nuevo Reino, enviaba a Fray Agustín de Santa María como Visitador Eclesiástico de las minas del Río del Oro, río de Suratá y Páramos. Simultáneamente el Cabildo de la ciudad de Pamplona mandaba se aderezaran los caminos a las minas y repartimientos de la ciudad, así como la construcción de unos bohíos en el camino a las minas de los Páramos para refugio de los viajeros69. Los regidores y alcaldes del Cabildo se preocupaban por las mejoras públicas, caminos y obras civiles, al tiempo que intentaban la organización y optimización a& lbid, Pág. 224. 81
PAEZ COURVEL, Luis Eduardo. Fstudios t li-tóricos, Op. Cit. Pág. 190. Nota 82. Cita a Don E. Otero D'Costa, quien plantea lc1 iniciación del comercio de Pamplona por Ocaña c1 partir de 1580, Id verdad t.>:< que ya en 1574 lc1 ruta de Ocaña y su puerto eran una víc1 muy transitada y lc1 mercancía europea estaban entrando a Pamplona por esta vía, AHP-NS Torno l. 88
PRIMER Libro de Actas, Op, Cit. Pág. 120.
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lbid, Págs 124 y 129. 48
suvm« Pab6n Vl/lamlz11r
del rendimiento en la producción minera. Así, en las instrucciones que le hacían a Pedro Escudero, procurador que representaría la ciudad en la Cortes Españolas y en la Santa Sede, se le indicaba que pidiera un préstamo para la ciudad de Pamplona por 10.000 pesos de los fondos de la Corona, para comprar esclavos "para echar a las minas", pagaderos en los 10 primeros años siguientes. Igualmente que pidiera la presencia de un fundidor o Caja Real en esta cíudad'". Hasta Enero de 1556 la explotación aurífera se regía de acuerdo a las ordenanzas del Cabildo y las leyes que buenamente se acataran. En esta fecha se hace necesario diferenciar el sistema administrativo y laboral para las minas argentíferas recientemente descubiertas y para dicho efecto se redactaron ordenanzas exclusivas para el beneficio de la plata. En estas ordenantas, similares a las redactadas para las minas de oro en 1553, se estimulaba altamente la búsqueda de nuevas minas y otorgaban privilegios para los descubridores del rnineral'". Ajustándose a las normas vigentes se propendía constantemente por que se visitaran las rancherías, así como por el buen trato a los naturales. En la primera década de vida de la ciudad, y por ende de la minería pamplonesa, pues ésta se inicia a los dos años de fundada la misma, se tomaron toda suerte de provisiones por parte del Cabildo de la ciudad, especialmente en lo que concernía a nuevos hallazgos de minas, el nombramiento de alcaldes y visitas a los distritos mineros, y de hecho, en todo lo tocante a la vida pública y social de las minas. Así pues, en la sesión de Junio 14 de 1557 se comisionó a Juan Andrés Varela, alcalde ordinario, para que pesere a visitar "la tiotre desde la Matanza para abajo ha5la el Río del Oro, todo el término d<• esta ciudad y tome la posesión del desembarcaderode ella... , y le daban poder para que df";pué~ de la dicha visita deje una persona en el dicho Río d<'I Oro por alcalde, para que lenga uxiss les cuadrillas que hay en el dicho Rfo.,'}2. El desembarcadero no es otro que el puerto de Botijas en el río Lebrija, abajo de Cañaverales, y la toma de posesión sobre el mismo asícomo la vigilancia de los términos de la ciudad, fueron una respuesta y mecanismo de defensa frente a las pretensiones de Vélez sobre espacios jurisdiccionales de la ciudad de Pamplona en el sector del Río del Oro, como ya se había anotado.
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lbid, l'ág~ B6-14 l. lbid, pcig. 1 58-160. lbid, Pág. 200. 49
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En el año de 1559 se iniciaron para el territorio y sociedad pamplonesa las visitas de la Autoridad Soberana y eclesiástica a alto nivel. En Marz·o se recibió la visita del Licenciado Cristóbal Bueno, quien venía a tasar tributos y censar la población indígena, así como a levantar información sobre la población y autoridades de la Ciudad de Pamplona. En Noviembre recibió Provisión Real de la Audiencia el oidor Tomás López para que actuara a derecho como "visitador general con vara de nuestra justicia", en las ciudades de Mariquita, lbagué, Tocaima y Pamplona" y todas las demás ciudades, asientos, pueblos y rancherías de minas del dicho Nuevo Reino"; siendo recibido en Pamplona en Mayo de 1560"1. La visita del Licenciado Tomás López se efectuó ocho meses después de finalizada la de Cristóbal Bueno, un tanto más drástica, procurando el cumplimiento de los mandamientos y autos de la anterior. En el Río del Oro, en Junio 9 de 1560, el Licenciado Tomás López ordenó a los vecinos y encomenderos de Pamplona que: "Agora, n, di' aquí ad<•lante, ninguno de> vos o<;áis de !raer ni !raigáis ni enviéis nin~unm d,· to« dichm indio« d<' lo« die/Jo( VUP\lfO( "'Partimiento, a eqe dicho Rfo del Oro a ha,w Jabran/a, n, ntra, rn-.a,, "º p,•na d,• la privación do /o, dichm indio«: ... En virtud dt• qut• habla (ido informado de quo "algunm dt• vosolro, uaéi, algunos indio« tk: vue.'>tra, oncomiends« a p,1<• Río dt•I Oro a hacC'f semt>ntera.s ~· labran/a~ de maíz, lo cual "' gran perdinón de /a (a/ud y vidas de> los dichos natura/e,, por Sl'f esta tierra c:álida y mfcrma y contraria dt•I natural de lo« dicbo« indio, •94• Este mandamiento estaba basado en las Leyes Nuevas de 1542 que prohibían el cambio de "temple" o natural para los indios. De su cumplimiento no tenemos evidencia aunque sí sabemos que indios de todas condiciones continuaron yendo allí, y las minas se seguían labrando, independiente del origen de las cuadrillas. Pero volviendo un poco al factor de la producción, vemos como el Cabildo insistía en velar por los privilegios de los mineros que descubriesen minas, y fue muy cuidadoso de reformar sus ordenanzas a medida que aumentaba la población minera y los registros del metal en Pamplona. Así pues, en ordenanzas para las minas de plata, se estipulaba que quien descubriere una mina de plata, oro o cualquier otro metal, se le reconocerían hasta 80 varas de largo por 40 de ancho de superficie para su beneficio, ampliando substancialmente los espacios otorgados por ordenanzas anteriores. Y algo muy interesante, se manifestaba que quien descubriere minas y las denunciare, fuere o no conquistador, vecino o poblador de
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lbid, P.ág,. 301·!04. lbid, Pág. 316.
50
la ciudad, tendría las misma preeminencias
que éstos, siempre
y cuando estuviere
presente y residiera en la ciudad'". f I registro de las minas se convirtió en un requisito de inminente prioridad, pues además de obtener reconocimiento oficial sobre las mismas, traía otros beneficios corno las preeminencias que otorgaban las ordenanzas a los mineros y cierto prestigio y solvencia crediucia en la ciudad; pues era evidE>nte que los mineros y encomenderos mineros gozaban de buen crédíto en el comercio local que para estos días se hallaba en plena gestación. En aquel tiempo, Pamplona como centro urbano y politicoadrninistrativo del territorio, comienza a convertirse paulatinamente en una ciudad mercantil por excelencia, y de hecho lo fue, especialmente para las últimas tres décadas del Siglo XVI y buena parte del XVII, período objeto de nuestro estudio.
1 )el primer doc c•1110 solo tenemos una vaga referencia de registro de minas, no a'ií de• datos rererentes a la administración de la actividad extractiva [I cabildo del 30 de' Julio de 1 ,W w11c1laba romo ciertos vecinos y otras personas habían registrado 111in.:is d(• plata, entre los que SC' contaban Pc>dro Garcic1 de Matamoros, e lérigo maestro de escuela, y Pedro de Arévalo. quic>nPs habían descubierto y ahora registraban PI metal l uego, acatando las perspectivas dc>I desarrollo minero, el Cabildo proveyó y mandó al Capitán Ortún Velasco que romo Justicia Mayor y Ak alde Mayor de Minas, fuera a donde "estuvieran tales minas y diera posesión a sus descubridores y dueños, para que hubiera iusuoa en ello" y los nuevos mineros recibieran las preeminencias que la Ley les otorgaba". De estos mineros que acababan de denunciar sus minas de plata, pedía Pedro de Arévalo se le diera ayuda para herramientas y tiempo para revelar "la caja" o punto fijo para la saca del mineral". I a actividad minera se veía entonces realizada por mineros encomenderos, mineros no encomenderos y sociedades o compañías extractivas de dos o más mineros que en el mejor de los casos las tomaban en arriendo o en concesión temporal. Entre todos ellos se destacaron los famosos "señores de cuadrilla" quienes ejecutaban de su mano la explotación del mineral, con cuadrillas de negros o indios, siendo suyas o al servicio de> su verdadero dueño.
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... lbid, l'.'ig 117. '' ídem. l d e ,1¡,1
o punto fi¡o c>td el lugJr ox,« lo do (,.¡ VPl,1, Pn< ontrarlo Ptd ('( hecho clave para ini< iar la 1'11.lr,u eron dc>l nwldl en una mina.
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A este respecto, se encuentran casos como el de Don Juan de Tolosa, minero vecino de Pamplona, quien otorgó plenos poderes a Juan Bautista del Copo y a Lorenzo de Pedemonte, plateros residentes en la ciudad, para que por él denunciaran y registraran las minas de oro y plata que acababa de descubrir, (julio de 1577), e iniciaran conjuntamente su laboreo y beneficio, previa tasación de sus posibles utllidades'". En las Vetas y Páramos se habían levantado algunas rancherías más o menos estables en sus primeros años, cuya ubicación generalmente servía de referencia para localizar y registrar nuevas minas. Las más notables fueron las rancherías de "Corpus Cristi", localizada junto a la quebrada y sitio donde se asienta el actual municipio de Vetas, y la de "Ascensión" en el camino a la Montuosa, no muy lejos de la anterior. Entre estas dos rancherías registraba en Agosto de 1582 el Capitán Juan del Rincón "una laguna, yendo del camyno de las Betas de Corpus Xpi a la Montuosa para sacar oro", al tiempo que pedía se le asignara su demarcación y librara su título de posesión, pues hacía muchos días que estaba trabajando en su descubrimiento y había invertido grandes sumas en ello; añadiendo de paso que él era "Señor de su propia cuadrilla" de indios en las minas de los Párarnos'". También era común registrar ciertas cantidades de oro por los mineros, manifestando casi siempre su imposibilidad para mandarlo fundir y marcar. Tal es el caso de Francisco Fernández, vecino encomendero y minero, quien declaró y registró en Diciembre de 1587, $320 pesos de buen oro en polvo del Río del Oro y $700 pesos sacado de Vetas, manifestando que gozaba de una Merced Real para no pagar el diezmo de ese año, y esa era su producción anual 100. Este señor explotaba oro en los dos distritos mineros, como lo hacían los Velasco y otros mineros, declaraba esas cantidades como producción de un año, aunque en realidad ésta debía ser mucho mayor; en tanto que los mineros pocas veces manifestaban su verdadera saca para evadir gravámenes. Ahora, al margen de lo anterior, resulta interesante observar como mientras se intentaba evadir cargas tributarias, fundir y registrar efectivamente la producción, el comercio y transacciones cambiarias en el campo minero se realizaba con oro en polvo, y la misma ciudad de Pamplona realizaba sus operaciones mercantiles y financieras con oro en polvo, tasado y convertido a una rata de 1 O tomines el peso, oro de 20 quilates, y 12 granos el tomín.
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AHP-NS. Tomo4 ( 19.
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SllvVIO Pabón Vfllamlzar
En esa misma fecha, Miguel Martínez, vecino de Pamplona, registró $250 pesos de oro de las Vetas y $74 pesos de la Montuosa, como producción del año de 1587, manifestando no haberlo podido hacer fundir su mineral por "no haber persona de recaudo que lo llevase a Santafé", y por tal razón tampoco había pagado 101. los Quintos Reales Igual situación expresó Manuel Toro, minero de Vetas, quien registró ante la Escribanía Pública de la ciudad $550 pesos de su producción anual. Obsérvese que al margen de estimular la producción y el descubrimiento de minas, las autoridades reales y el Cabildo también compelían a los mineros para que declararan su producción e hicieran fundir el metal para que se pagaran los Quintos del Rey. El año de 1589 parece haber sido un período de excelente producción y buenos hallazgos mineros, especialmente de plata. Sólo en un mes registraron minas de plata, Nicolás de Palencia, el mozo, Juan Velázquez, Juan de Ortegón, Diego Jovel, Nicolás Jovel, el Capitán Cristóbal Jovel, el Capitán Antonio Jovel y el Capitán Juan Velasco de Montalvo, minas recientemente descubiertas º«'n p/ C<'"º <'ntr<' las do» ranch<'ffas de la A~n·mión y Corpus Xpti, yendo por 1•/ camino do la una ranchPrfa a /a olla, yendo por <'I d<vPCho camino do la A~ccn.~ión a /a mano izquiNda entre /a mina de Juan VP/ázquc•7 que l'Slá a /a pen« do ª"iba y la mina de Pedro
Rod r(gucL
•... 102 .
Minas que habrían de beneficiarse de acuerdo a las ordenanzas y leyes vigentes, sin perjuicio de terceros. De estos mineros, Nicolás de Palencia, el mozo, Juan Velázquez y el Capitán Juan Velasco de Montalvo, tenían sus cuadrillas desde tiempo atrás. Pedro Rodríguez era cuñado de Nicolás de Palencia y labraba sus minas con indios de mita o alquilados por otros encomenderos, mientras los Hermanos Jovel eran nuevos en el negocio, habían llegado con el Capitán Cristóbal Jovel quien había venido a Pamplona como Teniente de Corregidor hacía unos pocos años y para el momento gozaba de todos los privilegios de la élite pamplonesa con toda su familia. En lo sucesivo se continuaron registrando algunas minas que habían sido descubiertas, merced a la inversión y el empuje de mineros solventes; tal es el caso del Capitán Hernando de la Parra, quien descubrió minas en el sector de las Vetas, comisionando a su hermano Francisco de la Parra, para que pidiera estacas, sitio
1111
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AHP-NS. 1 orno 4 f 1 ?v. AHP-NS. lomo 4 ( 29-30. 53
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101.
para asiento y estancias para sustentar dichas minas Estos eran hijos del Capitán Francisco de la Parra, antiguo conquistador y poblador de 'ta ciudad, se desempeñaban como encomenderos y tenían cuadrillas en Vetas y Río del Oro simultáneamente. Este mismo año de 1589 denunciaron y registraron minas descubiertas en los Páramos: Pedro Quintero Príncipe, el viejo, Juan de Tolosa, Lorenzo Esteban, Juan Beltrán Pinzón y Alonso Carrillo; diligencia que se adelantaba en la Escribanía Pública de la ciudad, generalmente a través de un apoderado, al tiempo que se pedía sitio para asentamiento y beneficio o "ingenio" para moler la piedra y obtener el metal'?', Para 1590 con la proliferación de las minas de plata se pusieron muy en boga los "ingenios" y molinos para la piedra y el metal. Aparecieron las concesiones de aguas y compañías mineras formadas entre mineros de profesión y dueños de minas o encomenderos mineros. Así, Don Cristóbal de Araque, encomendero minero vecino de Pamplona, registró en Octubre de ese año una "toma de agua" que sacó de "la quebrada que va de la ranchería de la Ascensión a juntarse con la quebrada que va a la ranchería de Corpus Crispi" la cual conducía el agua para mover el molino de un ingenio que había montado para moler el metal de plata, localizado cerca del que poseía allí el Capitán Juan Velasco de Montalvo, "ques entre ambas las dichas quebradas"; y así se lo proveyó el alcalde Bartolomé Gómez, en 16 de Octubre de 1590105. El laboreo de la plata requería de grandes inversiones que sólo podían asumir los mineros más solventes como el Capitán Juan Velasco de Montalvo, quien para labrar sus minas de plata descubiertas en 1590, celebró un contrato con Alonso Martín de las Cañas, carpintero de profesión, el cual se obligaba con Juan Velasco a construirle "un ingenio para moler piPdra~ }' mc'la 11•, dt> plata y oro dt> d<J/l' maU)\ por l'I modok», forma y orden qui• por 1•1 dicho Capitán Juan Ve/a$m de Montalvo le e~tá pedido y moldeado mn su rut>da e bmtina con \U\ molinillo, comn 1t, fueren peodidm•1
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'º~ AHP-NS. Torno 5 (( B:l-89. l Ch encomenderos minero- generalmente residtan en Id., ranchcrlas o en aposentos cerc..mos a .,u, rrunas, di tiempo que de !>lh hdc iendJ, -e proveían de mJlt, harinas y carne para el sostenimiento de lJ, cuadrilla- minera-, ros AHP-NS. Tomo 6 f:l:l5v '06
Al tP-NS lomo 5 ( <J. 54
Silvano Pab6n Vlllamlzar
El molino sería construido en las quebradas de las rancherías de Corpus Cristi y la Ascensión en los Páramos, y lo entregaría "moliente y corriente" por $160 pesos de oro como paga, dándole la madera, peones e indios y todo lo necesario para la obra. Una vez construido el ingenio el Capitán Velasco celebró un contrato de asociación para el beneficio de sus minas con Gaspar de Rebolledo, minero y dueño de minas en distintos puntos del distrito. Rebolledo administraba y explotaba en conjunto sus minas con las del Capitán Velasco, incluyendo minas en sociedad con otros mineros como Pedro de Torres,· quien beneficiaba minas de plata. Juan Velasco proporcionaba los indios para las cuadrillas, las herramientas para el ingenio y la molienda del metal, los suministros de maíz y carne para los labradores del asentamiento minero; es decir, aportaba el grueso de la inversión, al tiempo que de las utilidades le correspondían tres cuartas partes, y el otro 25% para el minero Rebolledo, quien ejecutaba las obras 1°7. Otros casos de consorcios mineros se presentaron motivados por transacciones varias entre mineros y encomenderos, e incluso con presencia de comerciantes e inversionistas de todo género en la actividad minera. Pedro de Arévalo, minero, entregó por seis meses su mina y cuadrilla de indios a Martín de Hernández, en 108; Enero de 1582, para que la usufructuara y se pagara una suma que le debía proceso que se detecta desde la década anterior. Los mineros menos solventes se endeudaban a tal punto que se veían obligados a ceder temporalmente sus minas para el cubrimiento de obligaciones vencidas, aunque en algunos casos figuran como contratos de sesión por arrendamiento. En 1582, el escribano Bernardino Fernández compró en Pamplona al cura beneficiado de la ciudad de Vélez una mina y cuadrilla de negros con sus herramientas, bateas y molino en el Río del Oro, sitio de Cañaverales, y se la entregó a Miguel Sánchez, alcalde de minas en el Río del Oro ese año, para que la explotara bajo la administración y control de Hernando Díaz, mercader de Pamplona en el Río y Diego Martín como minero que residía en Cañaverales. Los tres explotarían y administrarían la mina y cuadrilla rindiendo cuentas a medida que su dueño lo demandara '09.
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AHP-NS. 1 orno 5 íf 10-J2v.
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AHP-NS. 1 orno]
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AHP-NS. 1 orno 1 f '!66
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Como los anteriores son variados los ejemplos que se pueden hallar sobre la administración y beneficio de minas y cuadrillas en los distritos mineros de Pamplona, durante estos 50 primeros arios de minería en el territorio. En términos generales, es posible inferir que la mayoría de los mineros sufrieron grandes calamidades económicas y hasta los más prestantes corno el Capitán Juan Velasco de Montalvo padecieron penurias económicas, a tal punto de tener que entregar sus cuadrillas y minas a sus tantos acreedores como prenda para cubrir sus deudas. Uno de los casos más connotados es de el propio Capitán Velasco de Montalvo, quien por deudas varias en cantidad $1.727 pesos de buen oro se vio obligado a entregar a sus acreedores su cuadrilla y minas del Río del Oro, cuya producción ascendía a los $100 pesos mensuales, por tal razón sus minas y cuadrilla fueron enajenadas por algo más de un año, hasta cubrir el monto de su ·, 110 . o bli1gac1on. Así pues, importantes eventos alrededor del comercio, las finanzas y la minería evidencian PI hecho de que Pamplona era en aquellos tiempos una ciudad de mineros y encomenderos mineros muy prestigiosos pero pobres, puesto que quienes en realidad tuvieron posibilidad de acumular en metálico grandes fortunas fueron los mercaderes y en especial aquellos que desarrollaron empresas mixtas, inclinando sus actividades financieras más hacia el comercio que hacia la misma minería; caso típico del capitán Juan Ramírez de Andrada y Bartolomé Córnez. hombres que amasaron grandes fortunas, a tal punto de convertirse en importantes fuentes de crédito para los demás mineros y encomenderos en la Pamplona de finales del Siglo XVl111.
3.2 LA PRODUCCIÓN AGRfCOLA Y SU CRECIMIENTO Paralelamente con el descubrimiento y explotación aurífera y argentífera se dio, paulatino pero progresivo, el proceso de apropiación, ocupación y explotación de la tierra. Se inició en el valle de la ciudad con una agricultura de subsistencia, y luego, con la mayor distribución de tierras y el crecimiento de las actividades agrícolas se intensificó y especializó, surgiendo además una agricultura dirigida a los distintos mercados. La agricultura de subsistencia se inició en forma inmediata en solares e innumerables huertas en el valle de la ciudad. Allí se adjudicaron las primeras huertas de granos, legumbres y hortalizas, que proporcionaban el sustento agrícola 110
AHP • NS. Torno 5 f 2 l4v.
111
Algo asf como: Pamplona, ciudad de prC',tigio~o,, mineros empobrecidos y prósperos comerciantes. 56
snveno P•b6n Vll/amlzar
sustituyendo el consumo obligado de maíz y raíces nativas, sustento de los primeros pobladores hispánicos. Diez años después de la ocupación española los cultivos europeos habían modificado significativamente las actividades y la economía de los indígenas, a punto de que un 34% de la población nativa (46 pueblos) hacía labranzas de trigo para el consumo de sus encomenderos. "Cincuenta y seis pueblos (el 50% de la población) cultivaban cebada y 38 caña de azúcar"112. El Cabildo de la ciudad de Pamplona controló directamente el acceso a las tierras de labranza y ganados y como se encontraba integrado en buena parte por encomenderos, fueron éstos, en el mejor de los casos-siendo regidores, alguaciles o alcaldes, los más beneficiados. Según consta en las actas del Cabildo en los primeros diez años, así fueron otorgados: 50 estancias, 40 solares, 30 huertas, 1 O 111. corrales para ganado, 4 molinos, 6 pedazos de tierra y otras mercedes Los encomenderos establecieron sus aposentos y estancias en los repartimientos indios de su encomienda, tomando las mejores tierras, aprovechando que la población indígena se encontraba aún dispersa, sin contar con un asentamiento definido ni tierras de resguardo exclusivas para la comunidad. Y es aquí justamente donde se inicia en la Provincia de Pamplona la empresa agrícola para el mercado. Los aposentos y estancias de los encomenderos sirvieron como base para establecer importantes asentamientos productivos agroganaderos en los fértiles valles de la región, con mano de obra nativa. Razón por la cual los de mayor empuje se encontraron en los sectores de más concentración indígena; en: Servitá el de los Basto, Suratá el de los Páez de Sotomayor, Labateca el de los Serrano, Chinácota en de los Ramírez de Andrada, y Matanza en de los Jurado, entre 114. otros
111
COLMENARES, Germán. 1 ne omiencl.i y Pohld< ión BogolJ: l Jniversidad de lo, Ande-: 1 %9 P..íg. 1).1 111
PRIMER LIBRO DE ACTAS del ( abiklo de la Ciudad do Pamplona en el NuC'Vo Reino de Granada,
1552 -15<, 1. BogolA: Pax: 1950. 11•
en Id Provincia de Pamplona, 1549 • 1650.
AHP-NS, Iomo- 001 c1l 015, años
de
1574 a 1603. 57
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ESTANCIAS, SOLARES Y CORRALESPARA GANADO PROVEÍDOS POR El CABILDO DE PAMPLONA, DE 1552 A 1560 . MERCED A FAVOR DE: Juan de Torres Diego Maldonado Francisco de la Parra Juan Lorena Sebastián Lorenzo Juan Rodríguez Suárez Martín Romero Ortún Velasco Pedro García Matamoros Gaspar Moros Alonso Puelles de Esp García Mora Juan Ramfrez Ortún Velasco Miguel de Trujrllo Juan Ramírez Hernán Vásquez Pedro Alonso Juan Ramírez Pedro Quintero Juan de Tolosa Nicolás de Palencia Juan Rodríguez Suárez
LUGAR Ciudad Ciudad P. Cuita Cúcuta Valle de Alisares Bucarica Páramos Bucarica Páramos Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad M. Gérira M. Gérira M. Gérira P.Menaca Ciudad Hontibón Chitagá Matanza ? Opagá
TIPO MERCED Solar Solar Estancia Estancia gando Estancia de ganado mayor Estancia ganado Estancia ganad Estancias varias Estancia Solar Solar Solar Solar Estancia ganad Estancia ganad Estancia ganad Estancia ganad Solar y tierra Estancia Estancia y solar Estancia ganad Estancia ganad Estancia ganad
Enerde 1554 Marz de 1554 Ener de 1554 Marz de 1554 Marz de 1554 Juni de 1554 · Juni de 1554 Juni de 1554 Julio de 1554 Julio de 1554 Julio de 1554 Agot de 1554 Agot de 1554 Agot de 1554 Obre de 1554 Obre de 1554 Obre de 1554 Obre de 1554
Hernán Muñoz Juan Montañez Juan Montañez Miguel Lorenzo Sebastián de Acosta Pedro López de García Juan de Torres Alonso Velázquez Francisco Hernández Nicolás de Palencia Nicolás Nieto Miguel Lorenzo Juan de Cuellar Alonso Velasco Juan Rodríguez Suárz Francisco Hemández Antón Esteban Hernando Morquech
Ciudad Tequesqui Topeta Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Labateca Labateca Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad La Laja Rábicha Tópaga Páramo
Solar Estancia un pedazo tierra un solar un solar Solar Solar Solar Estancia Estancia Solar - tejar Solar Huertas Solares, varios Estancia Estancia Estancia Estancia
Marz de 1555 Marz de 1555 Marz de 1555 Nov. de 1555 Nov. de 1555 Nov. de 1555 Nov. de 1555 Nov. de 1555 Nov. de 1555 Enero de 1556 Ener de 1556 Ener de 1556 Ener de 1556 Ener de 1556 Ener de 1556 Ener de 1556 Ener de 1556 Ener de 1556
58
FECHA Obre de Obre de Obre de Obre de Nbre de
1552 1552 1552 1552 1553
Siivano P•b6n Vlll.,,,/zar
Nicolás de Palencia Juan Ramírez Francisco Hernández Diego de Luna Gutierre de Oruña Francisco Hernández C. Francisco Castro
Tópaga Tópaga
Francisco de Mora Francisco de Mora Juan Andrés Varela Ji ménez Romero Nicolás de Palencia Juan de Torres Juan de Torres Juan Ramírez Juan Ramírez Pedro de Arévalo Pedro Quintero, regidor Juan de Torres Andrés (albillo Gil Peralbán Miguel de Trujillo Miguel de Trujillo Alonso Puelles de Esp Alonso Puelles de Esp Martín Jiménez Romer Juan Montañez San Francisco Nicolás de Palencia Juan Andrés Varela Luis Jurado Francisco Hemández Diego Sánchez Caball Pedro Quintero Nicolás de Palencia Gil López Albán Gonzalo de Castañeda Rodrigo Alonso Francisco de la Parra Pedro Quintero Francisco Hernández Francisco Hernández Pedro de Arévalo Pedro Díaz Gutierre de Oruña Juan Ramírez
La Sierra Rábicha Mecana
Estancia Estancia Estancia Estancia Estancia Estancia Estancia
Ener de 1556 Ener de 1556 Ener de 1556 Ener de 1556 Octu de 1556 Octu de 1556 Dbr de 1556
Buc.aric.a Suratá Alisares Alisares Alisares Alisares Ciudad Ciudad Tequia Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Caldera Ciudad 7 Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad ChitagJ Ciudad Guayabas Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad
Estancia pan Estancia pan Estancia Estancia Estancia Estancia Solar Solar Estancia Pedazo tierra Solar Corral Corral Pedazo tierra Aposentos Pedazo de tierra Estancia ganad Solar Corral Corral Corral Corral Corral Corral Corral Calera Calera Tejar de adobes, Pedazo de tierra Solar Solar Estancia Solar Estancia Corral ovejas Huerta Molino Corral Molino
Abril de 1557 Abril de 1557 Abril de 1557 Abril de 1557 Abril de 1557 Abril de 1557 Abril de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Juni de 1557 Sept de 1557 Sept de 1557 Nov. de 1557 Nov. de 1557 Nov. de 1557 Obre de 1557 Obre de 1557 Obre de 1557
Chítaga Chitagá
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Sebastián Lorenzo Sebastián Lorenzo Nicolás Nieto San Roque Hernán Vásquez Pedro de Arévalo Nicolás de Palencia Gonzalo de Castañeda Benito de Castro Juan de Cuellar Alonso Durán, el viejo Ortún Velasco Alonso Durán Juan Rodríguez Suárez Alonso Durán, mozo Alonso Puelles de Esp Juan Rodríguez Suárz Nicolás de Palencia El padre Alonso Velase Alonso Durán Juan de Sosa Juan de Pinilla Melchor de Per'la Melchor Lorenzo Juan Ramírez, escrib Juan Ramírez, escrib Bartolomé Maldonado Diego Sánchez Caball Nicolás Nieto Luis Malina Juan de Tolosa Juan de Tolosa Juan de Pinilla Andrés de Acevedo Juan Sánchez Gálvez Nicolás de Palencia Miguel Lorenzo Juan de Torres Juan Sánchez Francisco Sánchez Pedro Quintero Pedro Alonso de los H.
Ciudad Leuta Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad V. Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad 7 7 V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad Ciudad V. Ciudad Ciudad Ciudad Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad Chitagá Ciudad
Solar Estancia Solar Solar Molino Huerta Isleta, tierra Solar Solar Solar Dos solares Estancia Tejas ladrillo Solar Solar Estancia Estancia Huerta Huerta Huerta Huerta Pedazo tierra Huerta Huerta de trigo 2 huertas Corral ganado 2 huertas Solar Solar Solar Huerta Huerta Huerta Solar 2 huertas 2 huertas Huerta Huerta Huerta Huerta Estancia Solar
Ener de 1558 Ener de 1558 Ener de 1558 Ener de 1558 Ener de 1558 Febr de 1558 Febr de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558· Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Abril de 1558 Juni de 1558 Juni de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Agot de 1558 Nov. de 1558 Nov. de 1558 Obre de 1558 Obre de 1558 Obre de 1558
Juan de Torres Luis Jurado Diego Páez de Sotom Juan de Torres Francisco Hernández
V. Cúcuta V. Cúcuta V. Páramo Ciudad Táchira
Estancia ganad Estancia ganad Estancia ganad Solar Estancia
Febr de 1559 Febr de 1559 Febr de 1559 Febr de 1559 Marz de 1559
60
SIIV•no Pab6n
Pedro Quintero Andrés de Acevedo Francisco García de M. Alonso de Parada Alonso Esteban Pedro Quintero Francisco García de M. Alonso Durán, mozo
V. Ciudad Hontibón Ciudad V. Ciudad V. Ciudad V. Ciudad Ciudad V. Ciudad
Pedazo de tierra Pedazo de tierra Solar Huerta Huerta Huerta Solar Pedazo tierra
Marz de 1559 Marz de 1559 Marzde 1559 Marz de 1559 Marz de 1559 Marz de 1559 Marz de 1559 Abril de 1559
Juan de Pinilla Alonso de Esperanza Juan Sánchez Padre Alonso Velasco Antón Esteban Nicolás de Palencia ......... Camero Andrés de Acevedo Pedro Gómez, regidor Juan Sánchez
V. Ciudad V. Ciudad v. Ciudad río Pamp. río Pena
Tierras Tierras Tierras Estancia Estancia Estancia Estancia Estancia Estancia Estancia
Febrde 1560 Febrde 1560 Febr de 1560 Agotde 1560 Agotde 1560 Agotde 1560 Agotde 1560 Spti de 1560 Dbr de 1560 Dbr de 1560
.
Táchira
Táchira Táchira Chopo Chopo
Vfll11mlzar
Fueme: PRIMER LIBRO DE ACTAS del Cabildo de la Ciudad de Pamplona en el Nuevo Reino de Granada. Bogolá: Pax; 1950. Fallan los legajos correspondienlesa 1550, 1551 y buena parte de 1552, époc.adondelas mercf'des debieron ser numerose». por lratarse de los primeros dos años de ocupación de la tierm.
Ahora, si bien es cierto que esta actividad agrícola inicial se encaminó a garantizar los suministros tanto en la ciudad como en los distritos mineros, en poco tiempo al implementarse la ruta de Ocaña a partir de los setenta, la producción agrícola tomó otra iniciativa: el mercado de larga distancia, la plaza de Cartagena y el Río Grande de la Magdalena con puertos como Tamalameque, Tenerife y Mompox. La apertura y el buen mantenimiento de caminos hacia los valles más productivos y los mercados externos de la ciudad, fueron preocupaciones constantes del Cabildo pamplonés, que dieron gran impulso al desarrollo agrícola • d e 1 a reg1ió n 115 . Posteriormente influyó otra circunstancia. La producción aurífera y argentífera, y las altas posibilidades agrícolas, atrajeron hacia Pamplona un gran número de migrantes europeos y nativos de toda clase y orígenes posibles. Así, al crecer aceleradamente la población, especialmente a partir de la década de 1580, el acceso a la tierra dejó de ser patrimonio exclusivo de los encomenderos y antiguos conquistadores, para convertirse en un importante factor de riqueza social,
115
AHP-NS, klem. 61
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transferible en un activo mercado de estancias y solares entre quienes, en condición de residentes o estantes, empezaron a poblar los términos de ésta ciudad' '". En el mercado de los distritos mineros, el producto de mayor demanda fue el maíz. En el mejor de los casos las cuadrillas eran abastecidas. desde sus aposentos, por los mineros también encomenderos; en caso de que éstos o los "Señores de las Cuadrilla" no dispusieran de indios de repartimiento ni estancias, y sus lavadores fueran de alquiler, tenían que comprar a los estancieros proveedores el grano y los matalotajes para sostener su cuadrilla. Así, encontramos al Capitán Alonso Puelles de Esperanza, con una cuadrilla de
17 lavadores en el Río del Oro, cuyos suministros de maíz y carne eran propiciados por su yerno Don Ortún Velasco, quien estaba obligado con él por muchos pesos. Al morir el Capitán Puelles, Don Ortún Velasco interpuso largas cuentas de suministro de grano hasta descontar de su deuda $900 pesos117. Encontramos también, muchos mineros veleños fuertemente endeudados por mercaderes y estancieros de Pamplona, no sólo por suministro de mercancías europeas sino por 1111 . grano y b asnmento para sus cua d'IIn as . En los mejores años de explotación aurífera y argentífera en Vetas, Suratá y Montuosa, se llegaron a concentrar unas 30 cuadrillas indias que con sus familias llegaron a superar las 1600 personas, sin contar los mineros blancos o mestizos; esta importante concentración humana demandaba todo tipo de suministros, especialmente de granos y carnes, así corno de mercancías de la tierra: mantas y alpargatas. Independiente de las distintas modalidades de administración laboral y el crecimiento o deterioro de la producción minera, los asentamientos mineros fueron siempre un importante mercado para la producción agrícola de las prósperas haciendas desarrollada'> a expensas de las tierras y mano de obra de las comunidades indígenas. Indudablemente las bases para la agricultura europea se establecieron en solares y huertas de la misma ciudad de Pamplona y su valle. En los primeros 1 O años el Cabildo otorgó no menos de 30 huertas y sitio para 4 molinos de trigo, el l H, AHP-NS, 11 •
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nu AHP-NS, 1 omo O I O f OOB André- dPI BJ,lo ello poder JI ( dpi1.jn luan Vela« o d<> 1\\onlc1lvo J><1rc1 que cobrara d I ranc i-« o 1\ l<1IPlh, minoro VP< ino dP \'{•le, en 1•1 Río dPI ( )ro, '\plpnlc1 arroba- de harina que el su-odirho me> debe y di<'/ arroba- dP ~1 y de" quintale- dP bi1< ocho", suministrado pdrJ el sostenirnieruo de su cuadrilla.
62
Sltv.no Pab6n Vll/amfzar
primero de los cuales en esta ciudad lo fundó el padre Alonso Velasco en 1553, quien durante varios años tuvo el monopolio de este beneficio, hasta que el mismo Cabildo otorgó otras mercedes para tal empresa 119. En los años noventa de finales de Siglo XVI y principios del XVII se hizo evidente un crecimiento agrícola de significativa importancia. Cuando la minería entró en crisis fue esta producción agrícola, especialmente el trigo y las harinas, la que salió al rescate de la economía regional; proliferaron los molinos para trigo y frecuentemente se pagaron mercanáas europeas con harinas y conservas de la tierra: Quesos, bizcocho y jamones. PRODUCCIÓN
DE TRIGO, HARINA Y CONSERVAS
Matanza
™PRES Y/O ENCOMENDR MAS NOTABLES Pedro Gómez de Orozco Diego Páez de Sotomayor y Hnos. El Capitán Pedro Jurado
Servitá
Andrés del Basto y Hnos
Chopo Cáraba Chíchira Chitag.1 Tapaguá Ulag.1
Maria de Velasco Pedro Quintero Prlncipe luan Ramírez de Andrada Bartolomé Sánchez C. El Capitán Alonso Rangel Gonzalo Serrano e Hijos
Cácota Cachirl Bábega Tutepa Mogotocoro
Juan Velasco de Montalvo Juan Rarnírez de Andrada Juan del Rincón Cristóbal de Araque Juan Jaimes
VALLE O SECTOR Cáchira Suratá
FUENTE:AHP·NS Tomos 1-15.
COSECHAY PROOUC DE MAYOR VOLUMEN Trigos y harinas Harinas, queso y bizcocho Harinas, quesos y bizcocho Harinas, quesos y bizcocho Trigos y harinas Trigo y harinas Trigo y harinas Trigo y cebada Trigo y harinas Harinas, quesos y bizcocho Trigo y harinas Trigo, harina y quesos Trigo y harinas Trigos y mafz 'Trigo y harinas
Ai'los 1574a 1603.
Muchos mercaderes acostumbraban a cobrar los embarques de mercancía europea con harinas, quesos y bizcochos puestos en Ocaña. Uno de ellos, Andrea Márquez, mercader de Ocaña, contrató con Diego Jóvel, vecino de Pamplona, el transporte de un cargamento consistente en 250 cargas (unas 30 toneladas) de harinas, bizcocho, quesos y otras especies que había recibido en Pamplona en pago 119
PRIMER Libro de Actas... Op. Cit. 63
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de las ropas de Europa que había introducido a esta ciudad':". En anterior oportunidad, él mismo, dejó en solo cuatro negocios cerca de $1.500 pesos de buen oro en ropas y distintas mercaderías de Europa, para ser cobradas en harinas puestas en Ocaña a razón de 4 tomines arroba, esto es, unas 1.000 arrobas de 111. harina "buena y enmochilada" que harían alrededor de 40 toneladas A medida que se iba intensificando el cultivo del cereal, se iban fabricando en las propias estancias y aposentos, molinos para el trigo que se producía, de tal manera que para la última década de este siglo en cuestión, los enclaves productivos contaban con excelentes molinos para el amplio beneficio y exportación de harinas hacia los mercados de Ocaña y Cartagena. En aquella época cobró singular importancia el llamado "maestro de harinas" quien era el encargado de construir y reparar molinos. En 1590, Juan Polanco Maldonado, carpintero de profesión, se obligó contractualmente con el Capitán Alonso Rangel, para hacerle un molino de trigo en su repartimiento y aposentos de Tapaguá (actual territorio de Mutiscua); y en ese mismo año Bartolomé Navarro se obligó a hacer "un rodezno de molino" y a tallar una piedra para poner "moliente y corriente" el molino de Pedro Quintero, el viejo, en Cáraba 121. I a industria harinera involucraba mucha mano de obra en sus distintas etapas de producción. Desde la siembra y la cosecha, en las que se requerían no pocos bueyes y gañanes, así como numerosasbestias de carga con sus respectivos arrieros, hasta el empaque de la harina en PI que había un amplio consumo de lienzos que. en el caso de Pamplona, provenían de la Gobernación de Venezuela, de ciudades como Trujillo y El Tocuyo orincípahnente':". Entre los exportadores más notables tenemos a Simón y Andrés del Basto, hermanos y socios, quienes habían montado una compañía para transporte de carga con una arria de 50 mulas y machos para llevar harinas y conservas a Ocaña y de regreso introducir mercaderías de Europa a la ciudad114. Transportaban su propia producción de sus estancias de Servitá, y la cosecha que compraban a los demás productores en Matanza, Suratá, Silos, Cáraba y Pamplona.
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AHP-NS, 1 orno 012 ( 094
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AHP-NS, Tomo O 12 (( 0'5-060.
122
AHP-NS, lomo OO'i ( O l <,hv y lomo 00(, f 004v
>JJ
AHP-NS, T omo-, 00 l JI O l 5, año- de 1 'i74" 160 l
m AHP-NS, 1 omo 015 ( l07v.
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SI/Vano Pallón Vlllamlzer
Otro de los grandes exportadores de harinas y conservas de Pamplona fue Don Juan Ramírez de Andrada, el viejo, encomendero de Chíchira, Cachirí y Chinácota; lugares de donde sacaba importantes cantidades del cereal. Ramírez de Andrada compraba la cosecha de muchos de sus vecinos y tuvo innumerables negocios como mercader, minero y estanciero, con socios en Ocaña, a donde enviaba sus recuas de mulas para llevar sus productos y de regreso traer mercaderías de Europa, las cuales vendía en los mercados de la ciudad, en tiendas, haciendas y los distritos mineros 115. Así pues, podernos afirmar que la agricultura y básicamente la producción de trigo y harinas, hacen de Pamplona una sociedad productora y consumidora de cereales. Una cultura del pan, el bizcocho y los amasijos. Un paisaje cubierto de maduros trigales y humeantes hornos que exhalaban el delicioso aroma del pan recién salido del horno. Al mismo tiempo y gracias a ello, se sustituye la decadente minería por una floreciente producción agrícola y un rápido poblamiento rural que en poco más de cien años daban origen a las futuras parroquias y asentamientos urbanos del Siglo XVIII. Otro ramo agroindustrial muy importante fue el cultivo de la caña de azúcar, la producción de mieles y panes de azúcar en los valles cálidos de la jurisdicción, como los del río Táchira, río Zulia, Labateca, Cúcuta y río Bochagá entre otros. Fueron muchos los encomenderos, de mayor o menor importancia que paulatinamente tomaron 'las mejores tierras y el mayor número de indios útiles disponibles en sus repartimientos, para esta actividad. Don Antonio Beltrán de Guevara, Corregidor y Visitador General de la Provincia, durante las diligencias de su visita realizada al pueblo de Mónoga, encomienda del Capitán Gonzalo Salcedo, comprobó que éste había tomado las mejores tierras para sus plantaciones de caña y labranzas de maíz, sirviéndose de todos los hombres y mujeres hábiles para el trabajo: cinco arrieros, tres cavadores, cuatro gañanes, tres trabajadores, dos yegüeros y un azucarero, y la mayorf a de sus mujeres, "chinas" y muchachos para cargar el maíz, leña y para el servicio doméstico en los aposentos y en su casa en Pamplona126• Por otra parte el historiador Germán Colmenares, después de escudriñar las extensas visitas de 11~
AHP-NS, 10010', 001 di 012. Años de 1570 a 1598 en que Don juan l{amíre.1 de Andrada dtja ,u, negocios en manos de ,u primogénito y homónimo ,uyo. 1 ue d(' I<,-, pocos encomenderos que acumuló una gr,m íortufld que repre.enl.k.ld en U',J'-, solares, tiendas, e,-tdnda~ y ganado; gracias a haber ',dbido r ombmar ma.gi,tralmenle ~u, a<.tivi<l<1<I~ económicas <.0010 encomendero, minero, estane iero y -oore todo e orno comerciante y transportsdor 116
AGN, Colonia: Vi~,ld~ de Santander, tomo 005 ff 178-777. 65
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Cristóbal Bueno y Tomás López, de 1559 y 1560 respectivamente, observó que para estas fechas 38 pueblos de repartimiento beneficiaban para sus 'encomenderos caria de az(rcar127.
ZONAS DE PRODUCCIÓN DE MIELES Y AZÚCAR EN PAMPLONA SECTOR
EMPRESARIOS Y/O ENCOMENDEROS
V. de Chopo Labateca
Juan Ramfrez de A. y Nicolás de Palencia Diego de Mora, Gonzalo Serrano y Gómez Hernández, entre otros Juan Martín Carrillo Gonzalo Serrano Nicolás de Palencia, Juan Francisco y Bernardino de Torres, entre otros Bernardino de Torres, Juan Sánchez, Sebastián García y Alonso Rangel. Pedro de Arévalo, Alonso Carrillo y Sebastián Lorenzo, entre otros Juan Mui'ioz Barrientos, Juan de Cuellar y francisco de Castro Juan Ramírez de Andrada Juan Velasco de Montalvo, capitán Francisco de la Parra Juan de Tolosa Juan Duran El Capitán Gonzalo de Salcedo Pedro Cómez de Orozco Nicolás de Palencia y herederos Francisco de Palazuelos y sus herederos
Bocha lema lrna y Balsa Táchira Zulia Cúcuta Arboledas Chinácota Arcabuz aso Támara Móluga Bochagá Mónog<1 Chona Chucarima Los Locos
FUENTE:AHP-NS,
Tomos00/-015.
Anos 1574il /603.
Similar al beneficio de las harinas, la producción de azúcar y mieles, requería también de un ingenio para molienda, extensos cañaduzales y buenas instalaciones en los aposentos del empresario; y sobre todo abundante mano de obra indígena o esclava. Esta actividad implicaba un sin número de faenas que involucraban pueblos enteros: gañanes, trapicheros, cortadores y cargueros, leñateros, labradores y un azucarero calificado entre otras (unciones, sin contar las mujeres y chinas que interveruan en el proceso. 117
COLMENARES, Op
(i1,
Pág. <J'I 66
Siivano Pab6n Vlllamlzar
En los primeros años la industria fue muy incipiente, limitándose a la producción de mieles y azúcar morena que tuvo su mercado en las ciudad y los distritos mineros; sólo hasta 1577 se registraron, proveniente de los valles del 128, Táchira importantes embarques de "azúcar blanco y bueno" hacia Ocaña para el mercado de Cartagena. De los empresarios más notables en la industria azucarera de. Pamplona del Siglo XVI encontrarnos a: - Don Diego de Mora en el valle de Labateca, en los predios y estancias heredados por su esposa Doña Catalina de Acevedo, de su padre Don Andrés de Acevedo. Desde los primeros años los indios de Labateca beneficiaban caña de azúcar para su encomendero, y en los años noventa, Don Diego había establecido una red comercial entre Ocaña, Cartagena y Pamplona, exportando su azúcar e importando mercancías de Europa 129. - Bernardino de Torres, encomendero de los Chicaguaos en el valle del Zulia y los Muchibila en el Táchira, donde beneficiaba importantes ingenios azucareros e involucraba la totalidad de sus pueblos en dicha actividad, inclusive sacando los lavadores que tenía en el Río del Oro. El Señor Torres era continuo exportador de azúcar blanco que producía en consorcio con Diego Rodríguez, "maestro de hacer 1 azúcar" '". El azúcar era en aquella época un producto de exquisito consumo, más de lujo que de uso general -el pueblo raso consumía mieles ordinarias- destinada a las mesas más holgadas de la ciudad y a los mercados de Ocaña y Cartagena. Al azúcar se le dio el mismo tratamiento que a las harinas y a las conservas; se vendió directamente en el Puerto de Ocaña o se entregó en pago de las mercaderías europeas que se introducían a la ciudad. La región de Pamplona dispone de excelentes tierras en todos los pisos térmicos que hicieron posible una variedad y fructífera agricultura, no sólo del trigo, la caña de azúcar y el maíz, sino también de indispensables productos como la papa. Mientras los dos primeros tuvieron un gran valor comercial y representaron un alto nivel de ingresos, el maíz fue insubstituible para el abastecimiento de los distritos mineros y la papa fue un tubérculo nativo de amplísimo consumo en la ciudad. En ésta aún hoy existe el llamado comúnmente "almotacén", lugar de 128
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AHP-NS, 1 orno 002 ( 007 AHP-NS, Torno 002 ( 073, tomo 005 ( 257 y tomos slguientes. AHP-NS, Torno 003 ( 296, tomo 004 ( 012v y tomo 005 ff 262v-264
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Y CONSTRUCCION
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acopio de las "turmas de la tierra" corno decían los españoles y almotacenazgo o despacho del inspector de pesas, almotacén. A medida que la minería se hacía más difícil y los costos e inversiones para la saca, se hacían imposibles para mineros poco solv entes, vecinos, residentes y encomenderos empobrecidos ponían entonces sus ojos en las tierras que paulatinamente iban dejando las decadentes comunidades indígenas; no obstante> los poblamientos indios hechos en la región de Pamplona desde 1583 por el Jue7 de Comisión Melchor Vásquez Campuzano y en 1586 por el Capitán Alonso de> Montalvo en los pueblos del norte de la ciudad, continuados por el Corregidor de Tunja, Don Antonio Beltrán de Guevara, en su visita a esta provincia en 1602, y que a la postre condujeron a la institución de los resguardos en Pamplona 111. Tocios los pueblos indios, con resguardo o no, iban siendo asediados por cientos de estancieros que de hecho o por derecho paulatinamente ocupaban sus tierras; situación que detectó claramente la visita de Beltrán de Curvara en 1602' 11. la población que poco a poco dejó de ser sostenida económicamente por la producción minera se enrumbó por las faenas clel agro. En sólo tres años se hicieron más de 40 solicitudes de merced de tierras, entre las que se contaban notables mineros empobrecidos como Don Pedro Jurado y el propio Juan Velasco de Montalvo, y empresarios ascendentes como Pedro Alonso Tercero, yerno de Gonzalo Serrano, encomendero de Ulagá y Balsa entre otros pueblos' 11. las solicitudes y ocupación de tierras se hicieron tan frecuentes, así corno las quejas de los caciques indios por la usurpación que se hacía de sus tierras de comunidad, a tal punto que fue necesario que a la ciudad viniera un Juez Componedor de Tierras, quien pondría orden y justicia en la problemática agraria local. En una de estas composiciones, de las más notorias que se vieron, Francisco de Anguieta, Escribano Público y del Número, actuando corno apoderado de los herederos de Juan Ramírez de Andrada, el vicio, su suegro, del Convento de Sa11 111
AGN, C olorua: PohlJ< iom'-. Varia-, 1 001 1 ff h4 1 y "· 1 e,., prim(•rc,-, pul'l>lo-. dP indio, d'<'lll,1de,., ., IJ U'<lll/d hi,1láni< ,1 en l'Jn1plo11.1 y qui,j on lcxlo PI Nuovo Ke>ino, le,-, 11d( t' pohlJr y le"- "cid 11.11..1 1>.1r,1 h<H er pldtJ y < alk-." en 1 'i86, PI < ,1pit.\11 Alonvo ele> i\ lont.ilvo, «1111i,irn1Jclo por Id l\ucl1l'll( ÍJ p,tr,1 < orrt,gir o .:un•gl,lr un prinwr poblJmÍ<>nlo he'< ho por Mc>le hor V.\,qul'/ ( ,Hllflll/dllo <'11 lt,-, íl'I klrtimic>nte)', ele> Be>< h.ile>m,1, C hinc\c otJ y /uli,,, PlllrC' olrc" '" COLMENARES, Op. ( 11. l'Jg 114. 1 n l'Í<><lo uno cfp le,., CdrHf,-, quv c>I ,i,il<1cl01 IP formul.tll..l .,1 < .ipilán Con1.1lo de> <,,,le e><lo, C'fl< omPncl1•ro clP /\ 1onog,i, C'rJ c>I dP halx-rk-. e>< up,ulo d le,-, mdio-, l,h mc>jcm•, lierrd, ¡1c1r.i <u-, e dl"i<1du1dl1" y n1<1i1,,l1"-, ,111 clPj.trlP," lo, 111d10, l.t ,ufit il'nlc> lldíd ,1,., IJhr,uv,h (Vi,il,1, clt> ~dnldlldl'r. 101110 OO'i ff 741) "' AHP-NS, 1 omo-, 00(,, 012, O 1 1 y O 14 clirrx l,1nwnl<' a la Audiene Íd.
C.,oh< ituclc'-. qur-
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h11 ir-ron JI < ahiklo dc- l.i ciucl,ul o
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Agustín y de Pedro Alonso Tercero, prometía dar al Capitán Pedro de Sande, Juez Componedor de Tierras, $320 pesos de buen oro como pago de dichas composiciones; las que se habían tasado a razón de $1 O pesos por estancia titulada134. La agricultura fue el segundo renglón de la actividad económica, que jalonó el lento pero seguro proceso de poblamiento hispánico en el Oriente· Colombiano a partir de la encomienda pamplonesa. El establecimiento de grandes unidades agroganaderas en los fértiles valles del territorio pamplonés, hizo que el descenso minero no trajera mayores consecuencias en la economía y que esta sociedad colonial, primitivamente minera, se volviera una sociedad agrícola, con una urbe comercial y cosmopolita en esas últimas décadas del Siglo XVI y principios del XVII.
3.3 PRODUCCIÓN GANADERA EN LA PROVINCIA La cría de ganado mayor y menor fue fundamental en la vida de los primeros pobladores hispánicos, para asegurar el sustento de los núcleos de colonización, y garantizar la continuidad de su provecto fundacional. Quienes decidieron asentarse en las tierras de la recién fundada Pamplona emprendieron, a la par, la actividad agrícola y ganadera en el mismo valle de la ciudad y sus ejidos. Inicialmente levantaron pequeños criaderos de vacas, ovejas y puercos para el consumo de los locales y para sustentar el trabajo en las minas. Pero a medida que la empresa minera tomaba fuerza y aumentaba la demanda de comestibles y el maíz iba siendo reemplazado por los cereales europeos en la dieta de la creciente población hispánica; la ganadería como empresa igualmente tomó fuerza y pronto los encomenderos mejor favorecidos habían logrado levantar y producir ganado para los mercados mineros, local y externo. Fn sólo cinco años los encomenderos y pobladores, que pensaron en la crianza a alto nivel, tuvieron que separar la empresa ganadera de la agrícola. Los ejidos del valle de la ciudad no fueron suficientes para los semovientes de la misma, viéndose precisado el Cabildo a hacer sacar el ganado de la ciudad a los valles de Cúcuta y Tonchalán\ habilitando de paso las mejores tierras en sus repartimientos y pueblos de naturales, utilizando desde luego la mano de obra indígena para el pastoreo. En un principio la ausencia de cercas y corrales permitía la crianza de reses deambulando por cuanta labranza hallaban a su paso, originándose serios 114
1
AHP·NS, l orno 014 ff. 307 · J 12.
ss PRIMER libro de Actas. .. Op. Cit. Págs 84, 98, 116, 179 y 212.
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problemas con los agricultores que sufrían daños en sus huertas. Por ésto, el Cabildo tuvo que legislar al respecto, mandando hacer corrales ú ordenando la institución de un "guarda" que vigilara el ganado del valle de la ciudadm, como se hizo en los casos de las huertas de trigo locales y las de los indios del pueblo de Chíchira, a quienes además se les autorizó flechar el ganado que les dañara sus 117. labranzas Se encargó también el Cabildo de normatizar la distribución de carne en el mercado local y los distritos mineros, y sobre todo, permitir la ocupación de tierras en los repartimientos indios para la institución de grandes hatos y criaderos de yeguas y mulas de carga y cabalgadura, ganado vacuno, así como de ovejas y otras especies menores. En los primeros veinte años de ocupación hispánica en Pamplona, la actividad pecuaria tuvo dos finalidades primordiales: Criar ganado vacuno y ovejuno para producir lanas, carnes y derivados de la leche, y criar yeguas y mulas para el transporte y las cabalgaduras. En particular estos últimos fueron aspectos que exigieron pronta solución, dadas sus implicaciones en el desarrollo poblacional y económico de la ciudad; por ello, en juicioso empeño, los primeros estancieros y más acomodados encomenderos, propendieron por la crianza de yeguas y mulas para la carga; inrroduieron "burros garañones" como reproductores y buenas "yeguas de bientre" para implementar estos hatos. El progresivo crecimiento en la actividad ganadera, así como el rendimiento en las crías, tuvieron como factores determinantes, la buena disposición de tierras y pastos, y la demanda segura y creciente del producto pecuario. Sin embargo, sin duda, este desarrollo arremetió indrscrirnmadamente contra las tierras de las comunidades nativas, que poco a poco iban pasando a manos del encomendero y estanciero nR. Estos, en muchos casos. ocuparon la mayoría del pueblo en sus distintas actividades productivas y aprovecharon las circunstancias que de esto se derivaban, para beneficiarse con las tierras indígenas.
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1 ,¡p fenórnono fu¡, arnpliamenrc denunr iado y vr-to por 1 )on Anioruo Bl'hr,\n do Cuevdrd, corrt'gidor di' J unja, en -u vi,ild .i lo, reparnnuento- dt> l.i l'rovm<i.i de l'.implon.i PO 1 (,02. AGN, Vi,itc1, de Santander.
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Siivano Pab6n Vlllamlzar
PRODUCCIÓN DE GANADOS EN LA REGION DE PAMPLONA, SIGLO XVI Zona de Hat<>1
flValley llanos de Cúcuta.
-Alonso Carrillo y herederos -Miguel de los I loyos y Alarcón -Nicolás de Palencia y heredero, -Alonso R,mgel y herederos -Martfn y Juan de 1 olosa,
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-Irancisco de Palatuel°" y hered -luan Durán y hr-redero-, -1 lernán PPre., de Pineda -Conzalo de Salcedo -Pedro C6nw, de Oro,« o y hereder. -Juan de Rincón -1 lernán PNP1 de l'int><IJ
V.cu ..
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-Dionisiu Velasco y herede-, ros, vecino de San Cristóbal -Alonso Rangel y herederos -Miguel de los Hoyos y Alarcón El Padre Juan Burgueño del C. Juan de Tolosa y hermanos .(1 Padre Pedro Esteban Rangel -Alonso Carrillo y herederos -Hernán Pérez de Pineda -Juan de Figueroa -Juan Ramfre, de Andrada -Nicolás de Palencia y herederos -Sebastián Lorenzo y herederos -francisco de Anguieta -Alon-o de Montalvo, capitán
Valle del río Bocha gá,Móluga l euta, Sopotá, Chona yMó-
Vallcl.i I c1b,Ue<d, lllagá, Bal 'el, Mari, c.c1I, Cul.ig.i
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Valle de lma, l lonti bón,
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-1 lernán Vá~JUt'I -Blá, dP Orellana -Gon,c1lo Serrc1110 y herodoro-, -Cónuv l iernández -1 ranri-ro de lc1 l'c1rrc1 -Bcrnardino I Prnándp;( 1 c11w) ..f rc1n< i-ro de 1'..ila,uelo, y herederos -Don Andrés de Villarroo], con heredero, -Don Juan te Cucllc1r y
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-André- M.trtín Calbillr: -Simón del Bc1,10 y hPrC'<lero, -Migul'I de lo, l loyo, y Ala« ón -Cri,t6bc1I laime-luan laimr-, -luan Cc1ldcr<'>11 de, l..i lic1r< J
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-Prxlro Quinn-m l'n111 1p<' ..( ri,1«'ib,1I rh- Araqu« -Convento d<' ',,111fc1 ( l,11.1 -11 Cc1pil..ín B,1rtolon11' <iclnc h<'I Cc1,tl'll,m<,., -1 oren/o Í ,f Pl>.111 y hPrt'<I. -DiPgo y l'Nlro Guli1;rrP1, hNrnc1110, -Conzalo de Salcedo
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Fuente: Archivo Histórico de Pamplona (AHP-NS), Tomos 01-15.
* Se conocían corno estancias yegueras a los criaderos de mulas y caballos de
carga, y se componían de extensas zonas en las que pastaban de 300 a 1200 yeguas con unos cuantos "burros garañones" como reproductores, de donde se obtenían anualmente hasta 150 mulares para una sola feria o venta.
* * Al ganado vacuno se le asignaba el genérico de "vacas", así como a los hatos de caballares y mulares se les asignaba simplemente con el de "yeguas". * ** Los individuos analizados y anotados son aquellos que registraron negocios y transacciones con diferentes especies pecuarias por más de SO y hasta 2000 semovientes, sin contar las ventas de uno o pequeñas recuas para el caso de las mulas y caballos. Resaltando además, que las estancias de ganado mayor tuvieron mucha movilidad en el mercado de tierras y con mucha frecuencia los hatos cambiaban de dueño, especialmente para el caso de los "ganaderos" no encomenderos.
**** los estancieros daban mayor o menor importancia a una u otra especie de ganado, según los pastos disponibles o el piso térmico, ya que el rendimiento productivo depende de ello. Excluimos el valle de la ciudad que aunque era más 73
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agrícola que ganadero había buena cantidad de vacas, ovejas y puercos, pues básicamente acá se inició la ganadería de la provincia. Los valles más fértiles aledaños a los mejores repartimientos indios fueron IJs zonas de desarrollo productivo rnás intenso en rnatena pecuaria. En las vertientes frías, de los 2000 metros hacia arriba, se desarrollaron hatos de vacas lecheras y ganado ovino de gran importancia. Zonas como las de Servirá, Mogotocoro y Guaca, Matanza, Suratá, Cachirí, Ulagá y el mismo valle de la ciudad, donde se producían buenas cantidades de quesos, lana y carne, que tuvieron gran demanda en el mercado de Ocaña. Los valles bajos y cálidos fueron más propicios para los criaderos de mulas y puercos, sin descontar desde luego la producción de vacas y carneros. De estas zonas podemos resaltar el valle y llanos de Cúcuta, que iniciaron su poblamiento y economía agroganadera como ejidos de la ciudad de Pamplona y posteriormente se convirtieron, junto con los pueblos de Tonchalá y Zulia, en importantes enclaves ganaderos. De allí fueron muy numerosas y de fama, las mulas y caballos. Otros criaderos de gran importancia, en donde los hatos superaron los mil y dos mil ejemplares, fueron los de los valles de lma. Bochagá, Labateca y el valle del Táchira, entre otros. La mano de obra empleada para la producción ganadera fue relativamente menor con respecto al crecido número de hombres empleados en la minería y las faenas del agro. Pues para un hato de 150 yeguas parideras, 200 vacas y una 3000 ovejas, con 6 vaqueros y unos dos pastores bastaba. mientras que una cuadrilla involucraba unos 15 a 25 hombres y 11H1jert-'S, y una siembra o cosecha de trigo podía involucrar todos los hombres y muieres útiles de un pueblo y en ocasiones no eran suficientes. La ganadería fue una importante fuente de riqueza social. Yd desde Id dér ada del 570 los hatos o estancias de ganado mayor, fueron manifestaciones de solvenc id económica y respaldaron negociaciones y obligaciones crediticias. Así, Don Simón del Basto, vecino fundador y encomendero del valle de Servirá. hipotecó su hato para garantizar un crédito a censo que le otorgara Domingo Hernández, minero de Vetasm; y Don Alonso Carrillo, heredero de Alonso Martín Carrillo, fundador y primer encomendero de Bochalerna y Ocarena, dio a su yerno Juan de Ortega, yeguas, vacas y puercos de sus hatos de Cúcuta y Bochagá, corno parte de la dote de su hija Beatriz Carrillo, que con ajuar y ropas IIPgó a los $1.047 pesos de buen oro en Julio de 1574140. A la postre, el Señor Ortega se convertiría en uno de los , ,~ AHP-NS, l orno 001 ( 064. 1411
AHP-NS, 1 orno 001 í 069.
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más aventajados criadores de ganado en las estancias de su suegro y las suyas propias. La ganadería además dinamizó el mercado de las tierras. Una estancia para ganado mayor, sin cercas ni corrales podía costar unos $40 o $50 pesos, según la calidad de las tierras o lo distante que se localizaran de las rutas; si estaba dotada de cercas y corrales, y con unas 200 vacas y unas cuantas yeguas, podría venderse hasta en $1. 000 pesos. Martín de Toro y Catalina Cano, su mujer, vendieron el 30 de Diciembre de 1587 a Gonzalo de Orozco una estancia de ganado mayor con 180 cabezas de ganado vacuno y 55 yeguas, ubicada en el valle de Culagá, por $570 pesos de buen oro, la que años antes, sin mayor detalle y sin animales, sólo les había costado $40 . pesos d e 1 mismo oro 141 . Establecer una cría de yeguas y mulas requería de una buena inversión y ante todo de buenas tierras. Empero la demanda del ganado lanar y caballar para carga y silla, propició la proliferación de estos criaderos. Su implementación a más de costosa era muy dispendiosa, pues la gestación en estos animales tiene una duración de 13 a 14 meses y el período de crecimiento de muletos y potrancas demora de tres a cuatro años. En Pamplona se negociaron lotes hasta de 200 ejemplares de yeguas para montar criaderos. Sin embargo, aunque estas hembras no eran muy costosas, unos tres pesos por unidad, no' así los reproductores, pues un "burro garañón" llegaba a valer hasta $100 pesos de buen oro, y para unas 250 yeguas en un hato se requería de por lo menos tres de éstos 142• En Enero de 1582, el Capitán Don Alonso Rangel vendió a Don Domingo de Tolosa en el repartimiento de Móluga, 210 yeguas y dos burros garañones por la módica suma de $776 pesos y 2 tomines de buen oro en polvo de las Vetas de 20 quilates a razón de 10 tomines el peso 141. De igual forma se negociaron muy frecuentemente, grandes partidas de mulas sin domar y recuas ya aperadas para el transporte de mercaderías. Una mula de arria domada y aperada costaba unos $25 pesos de buen oro y un caballo de carga también aperado de $15 a $20 pesos del mismo oro. Un caballo fino de silla llegó 141
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1
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a venderse hasta en $80 pesos, pues para el encomendero, estanciero y hombre de negocios gustaban presumir de un buen caballo de montura era un 'lujo y muestra de prestigio de la época 144• En Enero 3 de 1590, 0011 Juan de Figueroa vendió a Pedro Sánchez de Casasola 200 muletos para domar, procedentes de su hato en los Llanos de Cúcuta, por $3.325 pesos de buen oro, prestándole seis indios arrieros para sacarlos al mercado del Reino14''. Para la producción ganadera se instituyeron algunas sociedades o compañías productivas, romo la registrada por el Capitán Nicolás de Palencia y Juan de Tolosa en 1590, la cual consistía en lo siguiente: cada uno de ellos aportaría 100 yeguas, 100 vacas y dos burros garañones: Juan de Tolosa pondría a disposición sus estancias de Móluga y Leuta y administraría la empresa; Nicolás de Palencia proporcionaría los indios vaqueros y arrieros, sacados de sus repartimientos de Sopotá; y las ganancias y aumento de crías se repartirían por partes iguales 14''. Entre los grupos familiares, criadores de ganado, más notables en el Siglo XVI estuvieron los Serrano. Gonzalo Serrano declaraba en su testamento, redactado en Julio 31 de 1590, poseer en los repartimientos de Balsa, Ulagá, Mariscal, Labateca y otros potreros, 011cP estancias de ganarlo y do pan, alrededor de 1000 yeguas, unos cuantos burros reproductores, 200 mulas cerreras, 18 caballos de arria, 18 yuntas de bueyes, 800 ovejas, 120 potros y 300 vacas; esto sin contar su excelente 147. produce ión agrícola de trigo y rnaí, Fn loo; valles de C1º1c uta, Culagá y Boc hagá so destacaron: ontre otros el Capitán Alonso Rangel, Dionisio Velasco. Don Alonso Carrillo y el Padre Juan Burgueño del Castillo, Beneficiado de la lglesia Mt1yor de la ciudad. [ste último inclusive logró mandar lotes de 100 y 150 muletos para los mercados dC'I Reino y Santafé de 1411; Antioqula semovientes sacados de sus estancias en el valle de Cúcuta. Don Bernardino Fernández, vecino y I srribano Público y del Cabildo, en una ocasión
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entregó a Domingo Caballero $2.650 pesos de buen oro en mulas y esclavos negros
para que los llevara y vendiera en los "Reinos del Perú"149. la Provincia de Pamplona mostró en aquella época una productividad ganadera y una buena capacidad mercantil para varios productos de este renglón de la economía. Los centros mineros y la misma ciudad fueron el mejqr mercado para la carne de consumo, pues la carne fresca o salada era la ración fundamental para todo peón o esclavo, sin sustituir desde luego el maíz. El Reino y, principalmente, Ocaña fueron mercados para la producción pecuaria de la Provincia y para la producción proveniente de la Gobernación de Venezuela, así como de villa de San Cristóbal, las ciudades de La Grita, Mérida, Trujillo y El Tocuyo. De Pamplona a Ocaña no sólo se embarcaban semovientes en pie, sino queso de los hatos lecheros y carne de res y camero procesadas en jamones o salada. Gonzalo Serrano se obligó el 30 de Julio de 1590 a traer a esta ciudad $1.100 pesos de buen oro en mulas de la Gobernación de Venezuela, para Doña Mariana de Cuellar, su hija y mujer de Pedro Alonso Tercero, ganadero de la región150; las mulas irían a ser feriadas y tendrían distintos destinos. Dionisia Velasco, vecino de San Cristóbal, con estancias en el valle de Cúcuta numerosos negocios e intereses en Pamplona, introdujo lotes de mulas, vacas y cameros desde San Cristóbal y la Gobernación de Venezuela; para surtir los distritos mineros de la ciudad y reexportar a las ciudades de Tunja u Ocaña. y
Antonio López, mercader de Ocaña y socio de Juan Ramírez de Andrada, compró a los herederos de Dionisia Velasco un lote de "cien cameros cojudos y capados" a razón de 5 tomines y medio cada uno (5 tomines y 6 gramos de oro en polvo) para ser vendidos en el puerto de Ocaña y enviados a Cartagena 151• La ganadería trajo consigo el comercio de las pieles y la industria de los cueros. Curtir pieles, incluyendo las de camero, era indudablemente un buen negocio para la época, puesto que un buen número de productos u obrajes se confeccionaba con este material. En Pamplona la población aumentaba vertiginosamente y con ella el consumo de calzado, muebles, monturas y toda clase de aperos y objetos de cuero o con cuero, necesarios para la producción y vida cotidiana de los hombres 152• Sin 149
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m En Pamplona eocoouamos para las últimas tres décadas del Siglo XVI, silleros, wrtidores, talabarteros y zapateros, que entre toda la gama de oficiales ocupaban un importante papel en el gremio de
artesanos de que disponld la ciudad.
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embargo, no sólo para estos fines se utilizaban las pieles de la ganadería local, donde muebles y camas involucraban los cueros de carnero, sino que se curtían y enviaban a los mercados de Ocaña y Cartagena; pues en contadas ocasiones hicieron parte de los embarques de mantas, lienzos y otras mercancías de la tierra, 151. que se exportaban La combinación de estos renglones productivos, hicieron del comercio pamplonés un mercado muy ágil y dinámico e impulsaron la introducción de mercancías de Europa y el consumo de las mismas. Todos estos productos de la tierra, exportables y medianamente perecederos, se convirtieron en medios de pago para la importación del lujo europeo a Pamplona. No era necesario ser minero o encomendero; si se tenía acceso a la tierra, para producir harinas, quesos, bizcocho y engordar unos cuantos cerdos, borregos o novillos y ponerlos en el mercado, y así podía tener acceso a los paños y terciopelos costosos de Europa. Sin lugar a dudas en la ciudad de Pamplona y su provincia se dio una verdadera concatenación entre las tres empresas económicas que complementándose levantaron la hispanidad en esta región: La minería, la agricultura y la ganadería.
3.4. LOS DIEZMOS: INDICADOR DEL CRECIMIENTO EN PAMPLONA, SIGLO XVI.
AGROPECUARIO
Aunque los registros de diezmos no son una fuente altamente confiable para los cálculos de la producción, y menos aún, cuando no se encuentran todos los documentos respectivos, sí nos pueden mostrar la importancia de los sectores productivos y de alguna manera reafirmar la trascendencia de la agricultura y la ganadería como actividades claves en la consolidación y desarrollo de la hispanidad en Pamplona; a tal punto de sustituir la minería como motor en dicho proceso. En Pamplona se organizó el recaudo de los diezmos de la ciudad y su jurisdicción, a partir de la llegada del Padre Juan Burgueño del Castillo, Beneficiado de la Iglesia Mayor, desde 1581 hasta 1603, año de su muerte. El Padre Burgueño del Castillo fue un hombre de gran espíritu emprendedor y actuó como representante directo de la Sede Vacante del Arzobispado de Santafé, y contó con el apoyo del vicario de la ciudad, el Padre Pedro Esteban Rangel.
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La producción de ganado fue elemento importantísimo de recaudo de diezmos, ligeramente por encima de la producción agrícola; y fue un renglón de innegable importancia en la acumulación de cierta riqueza social e implantación de unidades agropecuarias en la Provincia. Así, en los valles en donde se halla el mayor número de criaderos de ganado, el valor de los remates era también mayor: En el valle de Cúcuta $700 pesos de buen oro y el valle de Bochagá_$400 pesos del mismo oro. En Agosto 20 de 1596, el Capitán Alonso de Montalvo remató el 15 diezmo del valle de Cúcuta por $728 pesos , incluidos los derechos de alcabala. Teniendo en cuenta el precio de los semovientes: de $15 a $20 pesos las mulas cerreras, $3 pesos cabeza los vacunos, de $3 a $5 pesos las yeguas, 4 tomines los puercos y 3 tomines las ovejas, se debe calcular una producción pecuaria considerable en esta región, cuya producción agrícola, según el diezmo correspondiente, por el contrario era relativamente pequeña; solo un par de cañaduzales y las labranzas de los indios 155• Un valle agrícola como el de Suratá, productor de trigo por excelencia, remataba su diezmo en $300 pesos promedio anual, generalmente en un hacendado del lugar corno Don Juan Ramírez de Andrada. A juzgar por el precio del trigo en la época: 4 tomines fanega, y teniendo en cuenta las utilidades del rematador, así como la evasión en el pago del tributo, podríamos pretender, para esta zona, una producción anual de 10.000 fanegas del grano, equivalente a 40.000 arrobas, unas 500 toneladas.
EL REMATE DE DIEZMOS EN PAMPLONA DEL SIGLO XVI AÑO
SECTOR
REMATADOR
VALOR
1574 1577 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590
La Ciudad y su Juris La Ciudad y su Juris El Valle de lma El Valle de Chitagá El Valle de Cúcuta El Valle Todos Sants El Valle de Rábicha El Valle de Suratá El Valle de La Ciudad
El Cap Ortún Velasco Juan R.amírez de Andrada Gonzalo de Salcedo Rodrigo Jovel Gonzalo de Orozco Juan R.amfrez de Andrada Juan R.amírez de Andrada El Padre Pedro Pellón,O.P Juan Velasco de Monlalvo
$500 $540 $270 $179 $385,21 $135,21 $137,21 $364 $100
1~4
AHP • NS, lomo 010 fOl 82.
155
la ílorecienle
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clgl'írnld del c.ac.ao en los valle- de (ú<Ul.l y Táchira inició a mediados del
Siglo XVII y fue fundamentalmente fuerte en el Siglo XVIII 79
HISTORIA
OEL POBLAMIENTO
1592 1595 1595 1595 1596 1596 1596 1596 1596 1596 1597 1597 1597 1598 1598 1598 1598 1598 1598 1598 1598
Y CONSTRUCCION
El Valle de Rábicha El Valle de La Ciudad El Valle Rábicha El Valle de Suratá El Valle de Chitagá El Valle de Cúcuta El Valle de Rábicha El Valle de La Ciudad El Valle de Suratá El Valle del Cáraba El Valle de Cúcuta El Valle de Cúcuta El Valle de La Ciudad El Valle de Rábicha El Valle de Suratá El Valle de Chitagá El Valle de Bochagá El Valle de Cúcuta El Valle de Suratá El Valle de Rábicha El Valle de La Ciudad
OEL ESPACIO
HISPANICO
EN PAMPLONA
Juan Ramírez de Andrada El Cap.Baltazar de Utrera Juan Becerra Juan Ramírez de Andrada Antonio Jovel Alonso de Montéllvo El Cap.Baltazar de Utrera El Cap.Baltazar de Utrera Diego Caballero Cristóbal de Araque Alonso Rozo El Cap.Baltazar de Utrera Diego Alonso Lancharro Mateo de Salinas Juan Ramírez de Andrada Cristóbal Quintero El Cap.Baltazar de Utrera l.l Cap.Baltazar de Utrera Juan Ramírez de Andrada Diego Alonso Lancharro Cristóbal Pérez
$162 $180 $141 $312 $228.o $728.o $134.oo $135.o $312 $124 $348,41 $360.oo $175,71 $173.oo $312.oo $208.oo $405.oo $700.oo $296,31 $130.oo $158.oo
Fuente: AHP • NS, Tomos 001 - 013. Arios 1574 a 1598
Este cálculo se hace considerando que en los recaudos del valle de Suratá se incluían las estancias de Cachirí y Matanza, e igualmente considerando que los $300 pesos de buen oro promedio en que se remataba el diezmo de dicha zona, se pagaban sólo en trigo, aunque la producción de maíz no era despreciable, pues de ella se surtían los distritos mineros de La Vetas, Montuosa y las minas del mismo río Suratá. De una u otra forma, lo cierto es que la producción de trigo anual de la región de Suratá, no podría de ser inferior a 400 toneladas, y bien podría haber llegado a las 600 toneladas por año.
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CAPILLA DE SAN JUAN DE DIOS.
HISPANICO
EN PAMPLONA
1 t•mplo rnn,tru1do m ,ol.u y , .i,1 rl,·I ll<>'f>tt.11 di•I C.1b1ldo d,• IJ <iU<l1d ele• P.implona,, uya in,lituci6n se remonld .i lo, .iñ<" c;o t.l<'I ~iglo XVI. tl'rinwr I ihm d1• A, 111, ºI' 1 il).
82
Silvano Pab6n Vll/amlzar
CAMINOS, COMERCIO Y MERCADOS DE LA ANTIGUA PROVINCIA DE PAMPLONA, SIGLO XVI Resuelto el problema de los suministros locales y abiertas las vías con los centros productivos y los asentamientos castellanos inmediatos se consolidó la fundación de la nueva ciudad de Pamplona de Indias. La población blanca y mestiza en la ciudad aumentó paulatinamente, en parte, gracias a la continua inmigración recibida en estos primeros años, y las empresas productivas, mineras o agroganaderas, se fueron fortaleciendo; al tiempo que se estableció una extensa red de circuitos comerciales de todo orden que involucró distintos géneros de mercaderías. Sin embargo, es necesario anotar que en sus primeras dos décadas de existencia jurídica la situación mercantil de los pamploneses fue un tanto precaria. La ciudad se vio sometida a profundas limitaciones y abuso con los precios por parte de los pocos mercaderes que por el camino de Tunja o por los desembarcaderos de Botijas y Cañaverales, osaban introducir unos cuantos géneros europeos, vinos y artículos imprescindibles como el hierro'. Influyó en ésto la falta de caballos y bestias de carga, pues debieron transcurrir unos 1 O ó 20 años hasta lograr establecer la crianza de estos semovientes en Pamplona; donde, las mulas, caballos y yeguas resultaban indispensables para el transporte y el comercio. 1
MH-NS, Lega]o No. 009 ff 001-004. El Cabildo de Pamplona en su junta del 20 de Septiembre de 1552, se vio precisado d legislar contra el acaparamiento y abuso con los precios de las mercaderías de consumo indispensable como los vinos, hierro, ropas y especias, entre otros.
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Posteriormente, tres factores impulsaron el desarrollo mercantil en Pamplona: la relativa prosperidad minera de la época, el descubrimiento y apertura de la ruta hacia Ocaña y Cartagena, y el amplio crecimiento productivo en los sectores agrícola y ganadero. Además, estos tres factores permitieron un acelerado crecimiento en la población blanca y consolidació.i de la vida hispánica en la región.
1.
LAS RUTAS DEL COMERCIO PAMPLONES EN EL SIGLO XVI
Pamplona ocupó un punto estratégico entre Santafé y los asentamientos novohispanos del nororiente del Nuevo Reino y la Gobernación de Venezuela. Se constituyó en la ciudad base para la proyección del poblamiento europeo en el Nororiente Andino, jugando un papel de doble importancia. De una parte, por contar con una salida al mar mucho más expedita por el Puerto de Ocaña, con considerables ventajas sobre la vía que tenían Santafé y Tunja para acceder al río Magdalena. Y de otra parte, garantizaba la gobernabilidad de la Audiencia sobre las regiones más apartadas del Reino. Así las cosas, para su consolidación politicoadministrativa y su desarrollo comercial durante las tres últimas décadas del Siglo XVI, la ciudad contó con cuatro rutas mercantiles e igual número de mercados para sus productos, tanto de importación como de exportación; a saber: la ruta de Ocaña y el Río Grande de la Magdalena para los mercados de Cartagena y la Costa, la ruta de Tunja y Santafé para los mercados del Reino, la ruta de las minas y ciudad de Vélez para los mercados mineros, y la ruta de San Cristóbal y Mérida hacia la Gobernación de Venezuela.
1.1. LA RUTA O CAMINO A LA CIUDAD DE OCAÑA Con la campaña de conquista y fundación de la ciudad de Ocaña realizada por el Capitán Francisco Fernández de Contreras, y auspiciada por el Cabildo de la ciudad de Pamplona, se acondiciona el llamado Puerto de Ocaña, que sería la puerta de entrada y salida de mercancías de la Provincia de Pamplona hacia Cartagena y demás puertos del Magdalena y Costa Norte. El Puerto de Ocaña se establece en 1569, la ciudad de Ocaña fue fundada en 1570, y en 1574 el camino entre Pamplona y Ocaña, con su Puerto, ya era una vía expedita para el ingreso de mercancías de Europa y la exportación de productos de la tierra como harinas, bizcocho y queso hacia los mercados de Mompox, Tamalameque, Cartagena, el Río de la Hacha y el Puerto Nombre de Dios; lugares hasta donde llegaron los productos de los valles pamploneses. En Ocaña se almacenaban y negociaban todo tipo de mercancías, convirtiéndose esta ciudad en 84
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RUTAS DEL POBLAMIENTO HISPANICO A PARTIR DE PAMPLONA EN El SIGLO XVI
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RUTAS DEL POBLAMIENTO HISPANICO
A PARTIR DE PAMPLONA EN EL S. XVI Ruta hueste de VELASCO Y ORSUA Ruta hueste de JUAN RODRIGUEZ SUAREZ Ruta hueste de JUAN DE MALOONAOO Ruta hueste de FRANCISCO ROORIGUEZ de CONTRERAS RAhzecoón SILVANO PABON Oobu¡o J AJ C
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y
JAIRO A JAIMES
e
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EN PAMPLONA
la plaza de mejor y mayor mercado para las transacciones comerciales de los mercaderes pamploneses. La ruta al Puerto y ciudad de Ocaña tenía varias posibilidades de acceso: una, el camino desde los Distritos Mineros, los pueblos y asentamientos agroganaderos de Suratá, Charta y La Matanza por "Los Cachiríes" y Cáchira; otra, el camino que salía de Pamplona, pasaba por los pueblos de Chopo, Tonchalá, Arboledas, la ciudad de Salazar de las Palmas y posteriormente por inmediaciones de los Cáchiras, y una tercera, el camino por el valle de Cúcuta, que empalmaba con este segundo cerca de la ciudad de Salazar. Este camino era sin duda el más transitado de toda la Provincia. Sendas recuas que constituían en algunos casos verdaderas empresas de transporte, enfilaban por decenas grandes cargamentos de harinas y conservas en su viaje de ida, y abundantes géneros europeos de regreso. El viaje promedio de una recua de sesenta u ochenta mulas, con unos diez arrieros podría emplear en su recorrido unas siete u ocho jornadas de ida y otras tantas de regreso, pero en oportunidades podrían demorar un mes, mientras conseguían los fletes de vuelta a la ciudad de Pamplona. El mercado de Ocaña y su Puerto demandaba grandes volúmenes de mercaderías de la tierra, y la ciudad de Pamplona hacía lo propio con respecto a la mercancía europea; por tal razón el transporte era una industria de considerables proporciones. Varias de estas empresas se consolidaron con base en el comercio y tráfico de mercaderías por la ruta de Ocaña. Algunos encomenderos corno Doña María del Basto, Juan Ramírez de Andrada, Nicolás de Palencia y Pedro Górnez de Orozco entregaron sus recuas de mulas a un mayordomo o socio para que se ocupara de fletarlas y administrarlas como unidades de transporte". Entre los transportadores más notables encontrarnos a: Don Andrés del Basto, quien realizaba unos cinco o seis viajes desde Servitá, Matanza, Suratá, Cáchira y la propia ciudad de Pamplona hasta Ocaña, con unos diez o doce arrieros y sesenta o setenta mulas, transportaba, de ida, básicamente harinas y conservas y de regreso, 1; mercancías europeas, como era lo acostumbrado Bartolomé Gómez quien con una recua con seis arrieros y un mayordomo, transportaba mercaderías, ya fuese a Ocaña, Tunja, los distritos mineros, la ciudad de Mérida y la Gobernación de Venezuela; y otros como Antonio Fernández y el padre Juan Burgueño del Castillo, beneficiado de la Iglesia Mayor de la ciudad de Pamplona 4.
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Archivo Histórico de Pamplona (Al IP~S)
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Siivano Pabón Vi/lamlzar
Podemos pues afirmar que en los últimos treinta años del Siglo XVI la ruta de Ocaña fue la principal arteria de circulación mercantil para la Provincia de Pamplona. los mayores volúmenes de mercaderías, tanto de salida como de ingreso transitaron por esta vía, y fueron precisamente los mercaderes ocañeros quienes impulsaron y protagonizaron significativamente la empresa comercial de la Provincia y ciudad de Pamplona, así como del crecimiento económico y pujanza comercial de la misma en aquellos tiempos.
1.2. LA RUTA DE TUNJA Y SANTAFE Si bien es cierto que el camino de Tunja fue la primera vía de comunicación que tuvo la ciudad, pues por allí entró la hueste conquistadora, esta ruta fue desplazada notablemente por la ruta de Ocaña en cuanto a su tráfico y a la trascendencia económica. la ciudad de Pamplona, sufragánea de la Audiencia de Santafé y el Corregimiento de Tunja, más que una relación mercantil con estas poblaciones tuvo una obligada dependencia política y judicial, de tal manera que este camino fue muy transitado por viajeros ocupados en este tipo de asuntos. El camino salía de Pamplona, pasaba por cercanías de los pueblos de Cácota de Velasco y Chitagá, franqueaba el páramo del Almorzadero y descendía hacia Tunja por Capitaneja y Chita, pasando por los actuales términos de la provincia de Málaga y el pueblo de Tequia. En la actualidad el trazo de la Carretera Transversal del Oriente sigue en términos generales el de este camino, del cual aún se conservan muchos tramos transitados por los campesinos del lugar. Por esta ruta se transportaban las discretas cantidades de oro que buenamente los mineros mandaban fundir en Santafé ', y se despachaban algunas mercancías europeas a Tunja y sus términos; de Tunja se traía ganado y cargamentos de sal y, especialmente del Rincón de Chita, mercancías de la tierra como mantas, petacas, alpargates, lienzos, cordobanes, maíz y quesos". Podemos decir, que este camino fue la ruta de las mercaderías de la tierra y las comunicaciones de tipo político y administrativo. Mientras que la ruta de Ocaña fue la vía mercantil por excelencia. Su importancia fue trascendental para Pamplona, por cuanto la sociedad y élite pamplonesa guardó y mantuvo estrechos vínculos con la élite y sociedad tunjana, y en muchos aspectos Pamplona dependió de Tunja, como en el plano político y religioso, o simplemente como apoyo y punto de enlace con Santafé y la Real Audiencia.
"AHP-NS I orno 002 ff 044v y 094. Poder dP mineros de Pamplona para recuperar oro perdido. "AHP-NS I orno 006 f 182. Remate de lo:, diezmos del Rincón de Chita por Diego Caballero, vecino. 87
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1.3. LA RUTA A LA VILLA DE SAN CRISTOBAL, CIUDAD DE GOBERNACION DE VENUUELA
MÉRIDA
Y
El proyecto poblador original de "Sierras Nevadas" pretendía ocupar los Andes Orientales, en su parte norte; así, una vez fundada la ciudad de Pamplona, las campañas de conquista se dirigieron a culminar el provecto poblador por los actuales Andes Venezolanos, lo cual permitió la consolidación de las rutas de comercio de ganado y géneros de la tierra producidos en El Tocuyo, Mérida, Trujillo y La Grita con Pamplona y el centro del Nuevo Reino. El camino de Pamplona a Mérida salía de la ciudad hacia el Norte por Chopo, seguía río Pamplona abajo hasta el valle de Cúcuta, cruzaba el Táchira, y se enrumbaba a Mérida pasando por La Grita; ahora, si se quería pasar por San Cristóbal había que tomar un desvío. Precisamente éste aspecto fue discutido por el Cabildo y vecinos de la villa de San Cristóbal al fundarse la ciudad del Espíritu·Santo de La Grita en 1576, pues la Villa se vería afectada al marginársele de la ruta principal de Pamplona a Mérida. Este camino se caracterizó por ser la ruta del ganado o comercio pecuario, puesto que las mulas cerreras, los ganados vacuno, porcino y bovino que por allí entraron a Pamplona no fueron pocos; semovientes que en el mejor de los casos, eran reexportados a otras poblaciones. Por esta misma vía también entraban algodón en rama y lienzos elaborados en el Tocuyo, condobanes y algunos ruanes y obrajes de la ciudad de Mérida; y, de regreso, los merideños y trujillanos llevaban hierro, vinos y demás géneros de mercaderías europeas.
1.4. LOS FRUSTRADOS PROYECTOS DE NA VEGACION POR EL RÍO ZULIA EN EL SIGLO XVI Con la fundación de la ciudad de La Grita en 1576 por el Capitán Francisco de Cáceres, instituida bajo el título de Gobernación del Espíritu Santo de La Grita, y la fundación de la ciudad de Salazar de las Palmas, por el Capitán Alonso Rangol. vecino de Pamplona, en 1583, en inmediaciones del camino Pamplona - Ocaña, se pretendía ampliar el dominio español sobre la franja izquierda de la "Laguna de Maracaibo" y las cuencas del Catatumbo y río Zulia especialmente. Se pretendía que estas ciudades sirvieran de punta de lanza para lograr el control hispánico sobre estos territorios, y que el camino de la "Laguna de Maracaibo" con el interior fuera una realidad; es decir, con Pamplona y el centro del Nuevo Reino, así como con la villa de San Cristóbal y Mérida. El río Zulia servía de término territorial de la jurisdicción de la ciudades de Pamplona y Salazar de las Palmas, así corno con la villa de San Cristóbal, y en su tramo navegable en la parte baja del valle de Cúcuta pertenecía a la jurisdicción de 88
Silvano Pabón Vlllamfnr
esta Villa. El objetivo primordial de las últimas fundaciones hispánicas, atrás mencionadas, fue el de construir puertos y astilleros cerca del valle de Cúcuta y ampliar la navegación río abajo, con el fin de introducir las mercancías europeas a Pamplona, San Cristóbal y Mérida y exportar harinas y conservas producidas en esta provincia. Pero este proyecto tuvo un serio obstáculo; el curso del río atravesaba una región considerada frontera de guerra por las continuas hostilidades de los indios no reducidos que la habitaban. El Capitán Francisco de Cáceres, Gobernador y Capitán General de las ciudades del Espíritu Santo de La Grita y Mérida, quería por. todos los medios imponer el control militar sobre las riberas del río Zulia7. Justamente con esta idea, uno de sus más cercanos lugartenientes, el Capitán Alonso Rangel, vecino de Pamplona, pidió el siete de Enero de 1583. a la Real Audiencia licencia para descubrir y poblar ciertos territorios a partir de Pamplona y la ciudad de La Grita8. En efecto esta campaña fue autorizada y terminó con la fundación de la ciudad de San Pablo de Salazar, conocida oficialmente corno Salazar de las Palmas. los esfuerzos de La Grita y luego de Salazar no surtieron el efecto deseado, y la navegación por el Zulia, excepto unos cuantos viajes, en realidad no se dio, no obstante los también ingentes esfuerzos y el apoyo dados por los habitantes hispanos de la propia "laguna de Maracaibo", y por los vecinos de las ciudades de "La Nueva Zamora de Maracaibo", desde donde se proyectó y concretó la fundación del puerto de San Antonio de Gibraltar, hecho efectuado por el Capitán Gonzalo Piña Ludueña en el año de 156ii. A propósito de la navegación por la "Laguna de Maracaibo" y por el "Río de la Magdalena", el mismo capitán Gonzalo de Piña Ludueña, en una relación al Real Consejo de las Indias, en 1567, decía: '! os navíos que entran en la laguna toman puerto en la Nueva Zamora y de allí van a Sancto Antonio de Gibraltar, donde hacen su descarga y las canoas de aquella laguna toman allí la ropa y la suben e/ rfo arriba y la desembarcan en el puerto del Zulia que está quarenta /eguas de la Laguna y t,es jornadas de arrias a la ciudad de Pamplona· ... "Las ciudades que se podrán aprovechar del trato de la Laguna, ansf por las mercaderías de Espafla como para llevar a la laguna harina y bizcocho en /as propias cabalgaduras que fuesen por la ropa al puerto, con que estará muy bien provefda la ciudad de Cartagena y las armadas y flotas y toda la 7
AHP • NS Tomo 002f0051. C.1pi1uldl ión del C1pit.ín I ranc i~< o de C:1ecre:. pdrd realizar poblamientos en la Cohl'rnatié>n de Vcn<'IUPIJ. II
AHP • NS lomo 003 f 428v.
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MELÉNDEZ SÁNCHEZ, Jorge. Por el río de 7ulia. Bogotá: Impronta; 1983. P. 41.
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costa y la isla de Santo Domingo y Puerto Rico, porque las canoas que subieren 10 la ropa bajarán la harina· ... En el informe se hizo mención además, de la producción de trigo y de las facilidades de su transporte en mulas con que contaban la ciudades de Pamplona, Mérida, Tunja, y la villa de San Cristóbal, y de las facilidades para la implementación definitiva de la navegación por el río Zulia; por las buenas playas, un buen puerto y gran número de bogas existentes en la "Laguna de Maracaibo". En Pamplona sólo registramos el ingreso de mercancías europeas y exportación de harinas por el río Zulia desde el año de 1 594. En este año Cristóbal de Araque, Regidor y Depositario General de la ciudad de Pamplona, propuso revivir la navegación que desde hacía años se estaba intentando por el Zulia, con el propósito de minimizar costos de transporte, puesto que el viaje a Ocaña por el camino Real era largo y costoso. la iniciativa fue apoyada por Nicolás de Palencia, entonces procurador, quien solicitó que se autorizara el empleo de esa ruta y pidió que la flota desviara a Maracaibo dos o tres embarcaciones pequeñas para que entraran en 11 el Zulia cada ario En Noviembre de 1595 el capitán Lorenzo Fernández de Rojas, vecino de Pamplona, y Cristóbal Nieto, vecino de la villa de San Antonio de Gibraltar, celebraron un contrato para fabricar dos barcos para la navegación desde "las Juntas" de los ríos Zulia y Cúcuta hasta Maracaibo con el propósito de encargarse él mismo del transporte de su producción de harinas a Gibraltar y la propia ciudad de Maracaibo o la Nueva Zamora como se le denominó inicialmente. "Por quanto para la navegación del río del Zulia y Cúcuta, que es en términos de la villa de San Xpoval y la auoed de Salazar de las Palmas, en las juntas de los dichos tios conviene para el comercio y trato de todo el Reino y que no cese la navegación del, ansf para el aumento de los derechos e Quintos Reales como para que en todo este Reino se trate las mercaderfas y haya el vastimento nezesario; 12" conviene se hagan barcos para la navegación del dicho rlo...
AGI, lndiferente CenNcll 1528. Navegación y descri¡x ión de la laguna de Marc1t.1ibo y río de l,1 Magdal0nc1, por el capitán Gonzalo do Piñc1 l uducña, 1%7. 10
11
COLMENARES, Germán. 1 ncomienda y Población de la ciudad de Pamplona. Bogotá: l Jniver-idad de los Ande">, 1969 Pág. 7l u AHP - NS I orno 009 (( 9lv-94. 11 río Cúruta c1llí referido es el hoy río Iáchira, má, concretamente al tramo posterior a l.i actual localidad de Ureña, pues .i pesar de las imprecisiones geográficas de aquella época y los artificios fronterizos posteriores, el actual Parnplonita tenla definición clara, era conocido como el río Pamplona.
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Siivano
Pab6n
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Como es de apreciar, la idea era sustituir los altos costos de la boga por el Magdalena desde Cartagena hasta el Puerto de Ocaña y el extenso camino de la ciudad de Ocaña al valle de Cúcuta, lo cual beneficiaría no sólo a Pamplona sino con mayor efectividad a San Cristóbal y Mérida, y de éstas, a las ciudades y pueblos de la Gobernación de Venezuela. Una vez instituida en forma más o menos estable la navegación por el río Zulia, algunos mercaderes y vecinos de la ciudad de Maracaibo y de otras poblaciones costeras de la "laguna de Maracaibo" empezaron a viajar a Pamplona con cargamentos de sal y de regreso llevando harinas, bizcocho, quesos y lienzos. Sin embargo, esta pequeña bonanza comercial del río Zulia duró poco, pues los indios Quiriquires, Chinatos y Lobateras hostigaron seriamente las poblaciones ribereñas y la navegación por dicho río, a tal punto que el puerto de San Antonio de Gibraltar fue destruido en el año de 1600. Así se hizo casi imposible el tráfico por esta arteria fluvial. En 1601 el Capitán Juan Fernández de Chazarreta, residente en Pamplona, insistió ante la Real Audiencia de Santafé, sustentando el proyecto de reabrir la navegación por el río Zulia. Su objetivo era obtener una capitulación a su favor en la que se le encomendara el apaciguamiento de los indios de guerra de la cuenca del Zulia, y emprender la reconstrucción del puerto de San Antonio de Gibraltar, destruido el año anterior. Y en efecto, Chazarreta capituló con el Doctor Don Francisco de Sande, Presidente y Gobernador General en el Nuevo Reino, Hla paciguamiento de los indios de Zulia y allanamiento del, y reedificación de la villa 11• de San Antonio de Cibralta/ .. De esta manera llegó el proyecto de la navegación por el río Zulia al Siglo XVII, sin que la ruta hubiera representado una verdadera alternativa para el comercio exterior de la ciudad de Pamplona y su provincia. 1.5. EL CAMINO A LA CIUDAD DE VELEZ El comercio de la ciudad de Pamplona con Vélez no fue muy significativo, excepto por las relaciones entre los mineros de una y otra ciudad en el distrito minero del Río del Oro. Vélez y Pamplona fueron durante el Siglo XVI dos ciudades rivales y los encomenderos mineros de uno y otro lado sostuvieron continuas querellas, e incluso entre los dos cabildos se dio un largo y tedioso conflicto jurisdiccional por las riberas y placeres auríferos del Río del Oro. Sin embargo, si hemos de hablar de un camino o ruta entre las dos ciudades, hablamos entonces del camino de Pamplona al Río del Oro. Camino que salía del valle de la ciudad hacia el sur, pasando por la Caldera, valle de Tapaguá, páramo de Cuesta Boba, valle de los Ucataes y descendía al valle del Pie de la Cuesta, llegando a los aposentos de " AHP • NS Tomo 0013 fí 0213 y 0300. Poderes y Capitulación del Capitán Juan Fernández de Chazarreta para repoblar la villa de San Antonio de Gibraltar, destruida por indios de guerra en 1600. 91
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Bucarica y Bucaramanga, base administrativa del distrito minero del Río del Oro y desde donde se enrumbaba hacia la ciudad de Vélez. Parte de este recorrido era empleado como camino hacia las Vetas y Suratá, y en sus márgenes se desarrollaron importantes asentamientos agrícolas como Rábicha, Tapaguá, La Caldera y valle de Tona. El mayor tráfico de la ruta lo ocupaban las recuas que abastecían el distrito minero del Río del Oro y los encomenderos y estancieros de todo el sector sur de la ciudad y términos con Vélez.
2.
LOS MERCADOS REGIONALES Y EL INGRESO DE MERCANCÍA EUROPEA A PAMPLONA
La Provincia de Pamplona fue una región de creciente concentración poblacional y por consiguiente un lugar de gran demanda y consumo de todo género de mercaderías, tanto de producción interna como de manufactura europea. Las distintas ramas de la producción, los centros de consumo y las operaciones de comercio, conformaron un complejo sistema mercantil, con mercados internos y externos bien definidos, para colocar y distribuir la producción interna y las importaciones. 2.1. LOS MERCADOS LOCALES El crecimiento económico y demográfico de la provincia, particularmente en cuanto a la población blanca se refiere, permitió la paulatina consolidación de un excelente mercado para manufacturas europeas, en especial paños y ropas de alto valor, artículos de lujo y aquellos bienes insustituibles para el español como el vino, el papel, y materias primas como el hierro y el acero. En los primeros años todos estos elementos tuvieron que importarse de Europa, luego con el desarrollo de los obrajes algunos se fabricaron en la ciudad, aunque materias primas y elementos suntuarios tuvieron que seguirse trayendo del exterior. Al margen del desarrollo del mercado en la propia ciudad, se generaron otros dos mercados de gran importancia para el comercio: los centros mineros y los asentamientos de blancos y mestizos en· progreso para finales del Siglo XVI y principios del XVII, formados alrededor o a expensas de los pueblos de indios. En la ciudad, por ser un centro de recepción, distribución y consumo, se demandaba todo tipo de suministros: carnes, verduras, granos o cereales, comestibles varios, vinos, paño y mercancías europeas, mantas y demás obrajes de la tierra. En los centros mineros, además de abastos, víveres, mantas y vinos, la demanda era de hierro y sal, producto éste indispensable en la ración de todo indio, negro o peón. Las haciendas y aposentos eran autosuficientes, en buena parte, en cuanto a la producción de sus alimentos, por ésto, la demanda de víveres, en muchos casos, era sólo de sal y
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Siivano ,.abón Vlllamlzar
mieles. Se pedía también hierro y obrajes, y para los "blancos", vinos, ropas finas y artículos de lujo, fundamentalmente de origen europeo. Con el paulatino poblamiento de los valles fértiles de la Provincia por parte de los encomenderos españoles y sus descendientes, se instalaron allí importantes complejos agroganaderos, para garantizar los suministros de la ciudad y los campos mineros, así como para satisfacer la demanda externa de productos de la tierra. Simultáneamente con la importancia de la producción minera, la producción agrícola y ganadera tuvo una gran trascendencia al contribuir con la consolidación y ampliación del poblamiento hispánico pamplonés, porque si bien es cierto que el metálico producido en las minas de Pamplona movió el mercado de ropas e importación de mercaderías, las harinas, las conservas y los ganados dinamizaron los mercados locales y externos, sustituyendo en gran medida el oro o la plata como patrón para las transacciones comerciales. Esto significó que en Pamplona no se tenía que ser minero para tener acceso al crédito y consignación de mercancías europeas, si se contaba con el respaldo de la producción agropecuaria de trigo, azúcar o ganado, entre otros productos de la tierra. MERCADERÍAS DE LA TIERRA DE MAYOR OFERTA EN PAMPLONA PRODUCTOS
UNIDAD
PRECIO UNIDAD
-Mantas de lana o algodón -Cordobanes (mero, cunido-] -1 ienzos de algodón -1 ra/adas de la tierra -Sombreros de 1<1 tierra -Bayeta del Reino -Camísetas y rhumlx-, -Sc1I de I unja -Quesos -Bizcocho empetacado -1 latina de trigo empacada
Docena o unidad Docena o unidad vara unidad unidad vara unidad arroba arroba quintal arroba
De $1 d $3 pesos De $1 a $3 pesos De 2 a J tomines f1e $1 a $5 pesoDe $ Yi a $3 pesos De $ !.7 a $ 1 peso Oe $'/., a $1 peso Oc $1 a $2 pesos De 4 a 6 tomines De $6 a $8 pesos De 4 tomines a $1
FUENTE:AHP-NS TomosOOl-013.
Años 1574a
1600.
2.2. LOS MERCADOS EXTERNOS Las rutas comerciales de Pamplona durante el Siglo XVI indican bien los mercados externos básicos de la Provincia. El primero, la ciudad de Ocaña y su puerto, por donde salían gran parte de los productos regionales y el ingreso de las mercaderías europeas. las harinas y conservas de Pamplona surtieron las plazas de Mompox, Tamalameque, Tenerife, la Armada Real y plaza de Cartagena, los viajeros y bogas del río Grande de la Magdalena, y en ocasiones alcanzaron los puertos 93
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Nombre de Dios y el Río de la Hacha, y desde luego la ciudad de Santa Marta. Así mismo, los mercaderes pamploneses tomaron los géneros y mercancía europea de los galeones de la propia flota en el puerto de Cartagena, para introducirlos por el río Magdalena y Puerto de Ocaña hasta la ciudad y ponerlos a disposición de la creciente sociedad hispánica en estos valles andinos. Un segundo mercado para los productos y comercio pamploneses lo constituyeron las ciudades de Tunja y Santafé, especialmente para el tráfico de bestias y ganados; de allí llegaron mantas y obrajes de la tierra. El tercer mercado externo lo constituyeron las ciudades del extremo nororiental del Nuevo Reino (la Grita, Mérida y San Cristóbal) y la Gobernación de Venezuela como Maracaibo y las ciudades de Trujillo y El Tocuyo entre otras, a donde se reexportaban algunas mercancías europeas y de donde llegaban partidas de ganado vacuno y mular, y como ya se anotara, algodón en rama, lienzos y cordobanes.
2.3. EL INGRESO DE MERCANCÍAS EUROPEAS A PAMPLONA En el Siglo XVI, en Pamplona, se dieron dos etapas en el ingreso de mercadería europea a la ciudad y la Provincia. la primera, de 1550 a 1570, época de conquista y bajo número de pobladores blancos. Fue éste un período difícil y de grandes limitaciones, sin embargo, la ciudad se proveyó de las ropas, vinos, hierro, especias, sal y demás productos foráneos que ingresaron transportados por los caminos de Tunja y los desembarcaderos de Botijas y Cañaverales en el río lebrija. la segunda etapa correspondió al auge del comercio regional con la apertura de la ruta de Ocaña, una vez fue fundada esta ciudad y adecuado su puerto sobre el Magdalena, a partir de 1570. El desvío de las rutas de acceso de mercancía europea hacia Ocaña significó un desarrollo inusitado en el comercio regional. los productos llegaban a esta ciudad mucho más rápido, más económicos y en mayor volumen. Esto coincide justamente con un progresivo desarrollo agrícola y una optimización en la saca minera. En consecuencia se estableció una red de comerciantes del Puerto de Ocaña hacia Cartagena, y de Ocaña hacia Pamplona y viceversa. los mercaderes pamploneses establecieron por lo tanto compañías y relaciones comerciales con mercaderes de Ocaña y Cartagena, que permitieron que la ciudad de Pamplona y su provincia se abastecieran de mercaderías europeas durante todo el año 14.
2.4. EL MERCADER Y LA CONSIGNAC/ON
DE LOS GÉNEROS
Una vez establecida la ruta de Ocaña, organizada la administración y seguridad en el Puerto, y un transporte más o menos seguro hacia la ciudad de Pamplona, 1~
AHP-NS Tomo 0001. Año de 1574 94
Siivano Pabón Vlllamlzar
mercaderes solitarios se aventuraron con sus pequeños embarques desde Cartagena, Mompox y la propia ciudad de Ocaña, transportando los géneros europeos. En Pamplona se colocaban pequeños toldos donde se feriaban los productos importados, en pequeños pedidos, por unidades o bajo el sistema de consignación a crédito, cuyo plazo oscilaba entre los seis y veinte meses para el reembolso. El mercader dejaba sus mercaderías en la ciudad y regresaba a Ocaña Cartagena por un nuevo embarque, llevando todo lo que le fuera posible y tuviese mercado en el río Grande de la Magdalena o la propia plaza de Cartagena.
o
En Cartagena existía un importante y muy solvente círculo de comerciantes que controlaban financieramente el ingreso y salida de mercaderías de esa plaza, quienes cuando empezaron a llegar tratantes del interior con oro o plata en metálico, demandando telas, vinos y especias de las mejores, decidieron ellos mismos enviar los embarques directamente a Ocaña e incluso hasta Pamplona, donde se depositaban en consignación en un comerciante local, que sería quien la distribuiría en su tienda. El circuito mercantil de las ropas y demás géneros de mercancías europeas se organizó plenamente al implementarse en Pamplona un comercio local bien estructurado. La recepción y distribución la hacían los comerciantes que habían montado sus tiendas en la ciudad, y quienes a su vez establecían negociaciones directas con los comerciantes viajeros y con los de Ocaña y Cartagena. Así se realizaba un intenso tráfico mercantil basado en el crédito y los títulos valores notariados en una u otra ciudad. En Pamplona, estos importantes y acaudalados comerciantes también financiaban el ingreso de la mercancía desde Cartagena yendo personalmente o enviando cantidades importantes de oro en polvo o plata a la Costa, para comprar los embarques directamente en la Flota que llegaba de España. Fue muy usual que mineros y encomenderos financiaran el ingreso de ropas europeas a la ciudad de Pamplona. Su compra y consumó era una forma de ostentar riqueza, por ésto, en épocas del auge minero se invirtieron en ellas grandes fortunas y se otorgaron suntuosas dotes matrimoniales cargadas de ajuares y preseas 1 5• europeas Durante el año de 1574 la mercancía europea consignada en Pamplona superó los $8.000 pesos de buen oro, sin contar aquellos embarques que eran introducidos por el mismo consumidor, o comprados directamente por los encomenderos o
15
AHP-NS Tomo 001 ff <>9·70v. Dote de Don Alonso Carrillo a favor de Juan de Ortega, su yerno. 95
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estancieros a los mercaderes, y que en el mejor de los casos se pagaban en oro en polvo de las minas o en especies de la tierra H,.
2.5. SISTEMAS OE PAGO EN LA CONSIGNACIÓN
OE MERCANCÍA EUROPEA
El comerciante local o tendero tenía como práctica infalible registrar en un libro de cuentas todos sus deudores. Con las cuentas pequeñas que otorgaba respaldadas por un vale o simplemente de palabra, no tenía mayor dificultad, pero con las cuentas grandes, tenfa que recurrir en la mayoría de los casos a las "cartas de obligación o conocimientos" para asegurar el pago. El mayorista o importador directo colocaba la mercancía en Pamplona, donde recibía una "carta de obligación" en la cual se detallaba el valor, especies compradas y plazo para pagar. La "carta de obligación" constituía un título ejecutivo queen el mejor de los casos llevaba consigo la firma de un codeudor, una lista de bienes como respaldo y siempre dos o más testigos. Era un documento negociable o transferible y de efectiva ejecución en caso de moratoria o no pago del mismo. En 1590 se registraron en la Escribanía Pública de la ciudad de Pamplona alrededor de 200 "cartas de obligación" por un monto aproximado a los $40.000 pesos de buen oro, que involucraban pedidos de mercancías europeas otorgadas a crédito o en consignación para remate. Fue éste quizá uno de los años de mayor volumen de importación de géneros de Europa y coincide con la proliferación de sastres y oficiales manufactureros más copiosa que haya tenido la ciudad en aquellos tiempos. Sin embargo, este sistema no fue el único. Con el incremento de las "mercancías de la tierra" como el lienzo, los cordobanes y otros productos agrícolas y ganaderos, se inició una modalidad de intercambio o trueque, dependiente de la producción y los mercados. Así pues, si bien es cierto que en la ciudad de Pamplona y su jurisdicción se tenía el oro como sistema de cambio básico, tasado a razón de diez tomines el peso si era en polvo y a ocho tomines si era fundido, con un kilataje referencial de veinte, se optó en muchos casos el pago de las mercancías que se importaban de Europa con lienzos o harinas que se producían en la tierra y tenían su mercado en Cartagena y la Costa Atlántica. Este proceso se generalizó en las últimas décadas del Siglo XVI, en virtud de la excelente producción de trigo, harinas y conserva en la región. A partir de 1582 y 16
AHP-NS, Tomo 001. Pamplona, 1570. 96
Sllv11no,.11b6n Vlll•mlar
especialmente en 1589 los embarques de ropa europea se empezaron a pagar en productos de la tierra puestos en Ocaña, y tanto mercaderes foráneos como locales se vieron precisados a· aceptar un pago en especie, ya fuera en harinas, conserva, trigo en grano o en obrajes de la tierra. Los comerciantes y tenderos en Pamplona recurrieron al mismo sistema, convirtiéndose entonces no sólo en importadores de ropa europea, sino en exportadores de la producción agrícola y manufacturera de "la tierra". Algunos mercaderes de larga distancia compraban cosechas enteras en Pamplona, a fin de dejar consignadas sus mercancías de Europa en la ciudad. Este tipo de negocios eran además de rentables, muy seguros. la plaza de Cartagena, con su Armada Real y flotas, se constituyó cada año en un formidable mercado para la producción de la provincia, y simultáneamente la élite y la creciente población pamplonesa conformó un excelente mercado para los géneros europeos. En los mercados locales o regionales este sistema no difiere mucho. Mercaderes de la villa de San Cristóbal, las ciudades de Mérida, El Tocuyo y La Grita, traían a Pamplona o directamente a Ocaña sus obrajes, harinas, y particulannente los lienzos y cordobanes, para proveerse de mercancías finas de Europa en las tiendas de esta ciudad o de los mercaderes de larga distancia 17. El crédito en la ciudad de Pamplona en el Siglo XVI estuvo a cargo de los comerciantes básicamente. Los pedidos de paños, sedas y demás mercancías europeas, generalrnente se hacían acompañar de pequeños pagos a terceros, registrándose en la lista de ropas corno si fueran una prenda más. Los préstamos en pequeña escala y pagos a terceros se convirtieron paulatinamente en una forma más de impulsar el consumo de ropa y objetos importados. Un encomendero, por ejemplo, podía acudir o enviar un simple vale con un arriero y lograr que en la ciudad, el comerciante le librara efectivo o ropas para cubrir pequeñas y medianas deudas. Luego, cuando el deudor o solicitante bajaba a la plaza de la ciudad, firmaba una "carta de obligación" por el saldo de su deuda. Los tenderos o comerciantes pagaban las deudas a terceros con vales para suministro de rnerradertas. transacción que terminaba convirtiendo al comerciante en banquero y en el mejor de los casos en la fuente de crédito más inmediata posible.
2.6. LAS COMPAÑÍAS MERCANTIL[S EN EL INGRESO DE GÉNEROS EUROPEOS A pesar del gran movimiento comercial que existía en toda la provincia de Pamplona, con varios e importantes mercados, grandes volúmenes de mercancías 17
AHP-NS l orno 001 ff v y OlO(Hl.l 1 O. 97
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extranjeras y productos de "la tierra", así como un considerable movimiento de valores, esta actividad mercantil continuó siendo muy riesgosa. Por una parte, las grandes dificultades durante el transporte de la carga por el río Magdalena en las fragatas, champanes o canoas ligeras hacían más costosas las mercancías, y por otra, durante el largo trecho desde el Puerto de Ocaña a la ciudad de Pamplona se> sufrían no pocas penurias por lo fragoso del camino y la inseguridad en su tránsito. Por estas razones o por simple solidaridad y apoyo mutuo, los mercaderes se asociaban en compariías bimembres para la importación y distribución de mercancías de Europa en Pamplona. Se juntaban dos comerciantes y montaban una compañía para traer la ropa directamente desde Cartagena, o se asociaba un comerciante con un inversionista local, que podía ser minero o encomendero minero. En este caso, el primero se obligaba a llevar el oro a Cartagena para traerlo invertido en mercaderías de Europa, mientras el segundo, finanrista de la empresa, esperaba que se cumpliera el e iclo mercantil (ingreso, distribución y recaudol para liquidar la compañía y recuperar la inversión, más un 50% producto de> las utilidades en el negocio Este tipo de compañía fue la más usual en aquellos uempos, Juan del Rincón, vecino encomendero y minero de la oudad de Pamplona, se asoció con Juan de Ortega, mercader vecino de Ocana y residente en Pamplona, con c>I objeto de> introducir a esta ciudad men adorías europeas. Para tal efecto, Juan del Rincón aportó $700 pesos de buen oro, los cuales Juan de Ortega invirtió en ropas y otras mercancías; una vec hecho C'I remate de> la<, mismac; <'11 Pamplona, PI Señor del Rincón como inversionista, roe ibió c>I pnnopal. fllác; el 50% del mismo. es dec ir unos .$1.050111• En lo sucesivo, todos los años, por loe, nwse<, de fobrero y marzo, se armaban en Pamplona las compañías y soc iedadcs que traían a la ciudad sendos cargamentos de mercaderías extranjeras. También existieron algunas sociedades mercantiles especializadas en la exportación de harina, azúcar y conserva de Pamplona hacia Ocaria, los mercados de Cartagena, río Magdalena y la Costa Norte. Bernardino de Torres, encomendero y productor de azúcar en el valle de Cúcuta, se asoció con el mere ader Juan Becerra en Octubre de 1582, con el propósito de poner en Ocaña 100 fanegas de trigo y 100 arrobas de azúcar por viaje en una arria de 25 caballos'". 18
AHP-NS Torno 001 (( 0(,0V-061R P.implorld, Junio 7 dP 1 574
·~ AHP-NS, Noklrial de Pdmplont:1. 1 orno 00 l í 2'J5 98
Siivano P•b6n Vlll•mlzar
En contadas ocasiones se hicieron negocios directos con comerciantes residentes en España. Un mercader español venía directamente desde Cádiz con un gran embarque de mercaderías, el cual iba consignando desde Cartagena hasta dejar el cargamento final en Pamplona; el itinerario que se repetía en un lapso de dos años, tiempo que emplearía en ir a España por otra remesa igual. Por su parte, mercaderes pamploneses u ocañeros enviaban oro o plata en metálico a España, amparados en una sociedad, con el fin de importar los géneros· a Cartagena y Pamplona sin intermediario. El sistema de compañías bimembres para el tráfico y distribución de los géneros europeos en Pamplona dio buenos resultados prácticos y fue muy rentable, como se evidenció en la liquidación que de su compañía hicieron Pedro García Román y el Capitán Juan del Rincón.ien septiembre de 1590. García Román había entregado al Capitán del Rincón $1.594 pesos con tres tomines y cinco granos de oro por concepto de los $1.000 que de él había recibido el ario anterior para introducir mercancia. s europeas por e artagena 20 . Otro sistema de singular importancia empleado en el comercio de larga distancia, especialmente para la introducción de la mercancía europea, fue la transacción de títulos valores y cartas de poder. Mercaderes de Cartagena u Ocaña enviaban por encargo los embarques de ropas a Pamplona, donde un comerciante local las recibía y remataba; luego en un tiempo prudencial, mandaban una carta poder para que un tercero le cobrara el valor de las mismas más su ganancia". Puede decirse que existió una especie de consulado de Pamplona en Cartagena y otro en Ocaña, y viceversa, los mercaderes tanto de Cartagena como de Ocaña tuvieron fuerte y amplia representación en Pamplona. En este continuo ir y venir de cartas y títulos valores entre Pamplona y Cartagena, figuraban unos poderes de singular importancia: Se trataba o usaba que un comerciante pamplonés, generalmente de los más solventes y con buen respaldo crediticio, daba poder a un mercader o viajero que fuera a la plaza y muelle de Cartagena, y con dicho poder se obligaba hasta por cierta cantidad de pesos (podrían ser de unos $3.000 a $5.000) con un comerciante cartagenero o con los mercantes de la misma flota de España. El apoderado tomaba la mercancía quedando obligado el poderdante en Pamplona, luego la enviaba o traía él mismo a esta ciudad para entregarla al verdadero comprador, quien la remataba entre su clientela regional. El sistema requería que se tuviera una gran confianza y buen respaldo para el crédito, sin embargo el proceso funcionó constantemente, en especial durante los Jo AHP-NS I orno 000<> J•
r 0206. ComJ>JMa del Capitán luan del Rincón y Pedro Garda Román.
AHP-NS I orno- 1 JI 15 Ar'\~ de 1574 a 1 (,03. 99
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meses en que llegaba la flota de Ispaña
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al muelle de la ciudad de C artagena.
Ln
ocasiones no se cumplía el tope de lo dispuesto en el poder, pero sí el carácter de la transacción; las responsabilidades del poderdante como obligado y los plazos que se convenían para el pago de la mercancía y obligación. Ahora bien, al margen de la institución
de sociedades o
compañías
entre dos o
mas individuos para introducir mercancía extranjera a Pamplona, el círculo y proceso mercantil requirió siempre de uno o rnás contratos y poderes para la intermediación y distribución de> las mercaderías. Se registraban contratos de transporte por el río Magdalena, fletes del puerto y ciudad de Ocaña a Pamplona, así como de recepción y entrega de embarques en uno u otro extremo de la ruta. Todo el proceso mercantil se realizaba contractualmente, todo se cobraba y se pagaba, y los ciclos mercantiles tuvieron una gran lógica, enmarcada en una aguda y estrecha correspondencia y confianza con <:>I consumo, la producción local de bienes de la tierra y la misma oferta.
COMPAÑÍAS MCRCANTllES CN [l COMfRCIO PAMPLONES DEL SIGLO XVI AÑO
i\\ERCADERES ASOCIADOS
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OBJCTO DE LA SOCIEDAD
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HISTORIA
DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO HISPANICO
EN PAMPLONA
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Alonso Cago de la C ervcla y Pedro I ÓJx>Z 1 riviño, V('( ino de (drtdget1d
lntroducrión de mercanrtas europeas de Canagena d Pamplona
15')7
Pedro Rubio - Cri!>tóbdl Mdldonado, de San Cristóbal y Alonso Gago de la Cervcla, P/nd
lrnponarión y distribución de rnerc..ancla eurc>J>ed
1598
Juan del Campo Montalvo y Alonso Pére,,P/nd
Montar una tienda y panaderla en Mompox
1598
Sebasuán
1597
Diego lovel, Pina y el upilán I nrique Rodrlguez T ovc1r, vecino de la Nueva ldmord
1597
C ristóbal de Areque y l nrique Rodrigue, T ovar, de Nueva Zamora
1597
Migu<'I de Oldnuín y Cri,tólMI l ópcz, P/nc1
Montc1r y administrar una tiend.t en l•c1mplo,1c1
1597
Melc hor Sierra Bc1rrionuevo y Alonso tv\.u1Ín!'7 R1c o
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luan PdchL--co Vela-co y Pedro de Cár eres
Introducir mercancías europeas desde Cc1rldg<'nd
1601
Bernardino 1 ernáodez y Cd,J)dr M<1ntdno, P/nd
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Bernardioo I emández y Rartolomé Góm<'z,P/11c1
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Benito 1 ópct de Ld Mddncl y Iranri-« o de l una
Di,tribuir me« .ind<1s importadas en Pamplona
1601
Pedro ele Cá< err--, de P/nc1 y Juc1n ele Simanra-, vecino de Cartagena
lntrcxlurir merc.indc1!> de r uropa de--de Cartagena
160]
Mckhor Sierra Barrionueva y Sebasíián Sánchez de San Juan, Pamplona
t\\ontdn una tienda en Pamplona
r rancisco I emández de Roj,h
de Lsplugas y Manuel
rn.u, vecino de Cartageo»
Introducir ropa de Europa desde Cartagena Ixportar harinas y lienzos por la rula del Zulia a tv\drc1caibo
morr c1derld~ de la tierra
FUENTE: AHP·NS Tomos 1 al 15. Registradas las compañías más duraderas y estables,
con capitales superiores a los $600,oo pesos por socio. 103
HISTORIA
3.
DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO
HISPANICO
EN PAMPLONA
DISTRIBUCIÓN, CONSUMO Y REEXPORTACIÓNDE MERCANCÍA EUROPEA EN PAMPLONA
No tenemos que ir muy lejos para saber que el consumo de mercancía fina e importada desde Europa estaba a cargo de la élite y sociedad pudiente en la Provincia. Como también es bien sabido que el pueblo raso vestía con manta, lienzo o sayal, y a lo sumo con paños de Quito y obrajes de la tierra. 3.1. DISTRIBUCIÓN Y CONSUMO LOCAL Las tiendas en la plaza y casco urbano de la ciudad eran los principales medios de distribución de los géneros de Castilla y Europa, aunque como ya se dijera, unos cuantos encomenderos y mineros se proveyeron continuamente de sus mercancías directamente desde Cartagena u Ocaria, como de hecho lo hicieron el Capitán Ortún Velasco y el Capitán Alonso Rangel, el clan de Los Basto y muchos otros importantes hacendados y empresarios de la región. También se puede reafirmar que al margen de los dos procesos llevados para la adquisición, distribución y consumo de mercaderías europeas en Pamplona, anteriormente descritos, hubo una continua gama de tratantes y mercaderes ambulantes que recorrían los caminos en solitario con sus cargamentos y chucherías a cuestas para distribuirlos, tanto en la ciudad corno en los demás centros de consumo: minas y haciendas de los ene omenderos y estancieros en los valles agrícolas de la Provincia. I os parios, los terciopelos, lac; sedas. los ruanes. el tafetán, y demás géneros importados componían los ajuares y suntuosas dotes en loe, matrimonios dP las familias prestantes de la ciudad. Fn Id dote que recibió Pedro Jurado de su suegro Don Diego Páez de Sotomayor, al casarse con Doria Francisca Páez de Sotomayor pi 4 de Enero de 1577, figuraban "una saya de damazco fravlezco guarnecida do terciopelo, espiguilla de plata y un jubón dP raza pardo con cadenilla de plata", valorada en $60 pesos de buen oro; "una sobrerropa de tamenete guarnezida de terciopelo carmesí" valorada en $40 pesos; y una "saya de tamenente guarnecida en terciopelo" valorada en $30 pesos de bum oro. la dote ascendía a los $1.029 f}<'SO'> en ajuar para la novia, ropas y joyas, lo e ual representa indudablemente que> el lujo . JI y el louen vestir erel muy costoso ·.
s: AHP-NS I omo 2 (( 4 {v · 4'i Id IJ1111li,1 1':1,•1 cf,. '-,111omJvur '" h.1hi.1 .i,<'nl,ufo •'11 1111rn~ft.1c toneo, tfp -u om 011111•1"1<1.1 dl' '-,pí\:tlct, dt,nd<' h.ihí.in d,..,,urollJdo gr.md,.., < n.icl"r<" d<' g.in,tdo .¡,. loct1, C"-1)1'< ¡,., y una pr<'i,f>1'rd pmdu< c_1é111 di' tngo, harma- y< on,c'f\'d
104
Siivano Pab6n Vll/amlzar
Para la misma fecha declaraba Guillermo Arias, vecino de la ciudad, que se había casado el año anterior de 1576 con Doña María de Carvajal, también hija de Don Diego Páez de Sotomayor y Doña Beatriz de Vargas, de quienes recibió una dote de $834 pesos, de los cuales $600 pesos estaban representados en ajuar y ropas finas de Castilla y Europa21. Don Diego de Mora declaró en marzo 2 de 1577 haber recibido $1.400 pesos de dote al casarse con Doña Catalina de Acevedo, hija de Don Andrés de Acevedo, vecino fundador y encomendero del pueblo de Labateca, en la cual figuraba "un vestido de terciopelo verde nuevo" con todos sus· aderezos: capa, pasamanos, botones y demás, valorado en $100 pesos de buen oro, además de una cama y paños en $35 pesos, entre otras preseas24. Ahora bien, si se observa la presencia de ropas finas de Europa en las dotes de los matrimonios más célebres de la élite pamplonesa25, éstas son una muestra del creciente consumo de dichas mercaderías; observable también en los testamentos, donde se declaraban las prendas más costosas que tenía el moribundo. El Padre Juan de Amaya, doctrinero de la Orden de Santo Domingo y encargado de los pueblos de Labateca, Mariscal, Balsa y Bochagá, entre otros, declaró testamentariamente que poseía "un manto y una sotana nueva de paño veyntedozeno, una sobrepelliz nueva, dos espadas y una silla de Sevilla", entre otras ropas y ornamentos suyos que mandaba se inventariaran dentro de sus bienes"'. El consumo de mercancía europea se registraba realmente en los despachos y pedidos que se notariaban en la Escribanía Pública como cartas de obligación, o cuando los tenderos relacionaban todos sus deudores en su contabilidad, a la que solían llamar "memoria". Allí figuraban sastres, encomenderos y todo tipo de gentes que adquirían sus ropas y telas a crédito.
13
lbid. (( 4 lv • 4Jr.
2• lbid. ( 72. Sin embargo, lo más importante en e-ita dote lo e onstituían las estancias, canaduzales, ganado, trapi< he y paila, para la fabricación de azúcar, y de pchO la -ucr--ión en la encomienda del pueblo de I ahateca.
15
AHP-NS I orno 6 (( 87 - 90. Cuando Nicol,h de Palencia, el moto, ra-ó ron Doña M.iría del Rincón, hija del capitán Juan del Rincón; recibió $4.220 I~º" como dote, de lo,, cuales $ l.700 pesos iban representado- en ajuar y ropas europeas. Boda celebrada en Julio 20 de 1 590.
26
lbid. ff 185v - 189. Como dato curioso de éste clérigo, vemos que nombró como sus legítimos y universales herederos a "Miguel my hijo natural e de Juana tucas, y a Diego, niño guerfano"; a quienes se les repartirla el remanente de sus bienes en partes iguales. 105
HISTORIA
DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO HISPANICO
EN PAMPLONA
3.2. REEXPORTACIÓN DE GÉNEROS EUROPEOS DESDE PAMPLONA Los mercados externos de las ropas europeas en Pamplona fueron básicamente la villa de San Cristóbal, las ciudades de La Grita y Mérida y la ciudad de Tunja y sus términos. Vecinos de San Cristóbal se proveían en Pamplona de todo género de mercaderías, al tiempo que a ésta traían lienzos, algodón, trigo, mieles y azúcar, lo mismo que ganado de sus hatos. Las ciudades de la Gobernación de Venezuela vendían en esta ciudad los lienzos y cordobanes, a su vez, desde Pamplona se proveían o se les suministraban ropas finas de Europa, vinos y especias. En abril 30 de 1590, el padre Juan Burgueño del Castillo, beneficiado de la ciudad de Pamplona, entregó a Diego de Aranda Varela un cargamento de algo más de $6.000 pesos de buen oro en cuya "memoria" se contaban: 200 varas de distintos parios, 47 varas de terciopelo, 152 varas de tafetán, 300 varas de ruán, 73 onzas de pasamanos de seda y una extensa gamas de "menudencias de mercaderías" como solía decirse en aquella época para referirse a cosas pequeñas como agujas, alfileres y botones. El seriar Aranda vareta beneficiaría esta mercancía en las ( iudades y pueblos novohispanos del nororicnte del Nuevo Reino y la Gobernación de Venezuela, dando estricta cuenta a su propietario, el padre Burgueño del Castillo, quien había decidido no feriar su mercancía en Pamplona sino surtir estos mercados": Los vecinos de estas ciudades se presentaban en Pamplona y hacían sus pedidos ofreciendo pagar en lienzo o crías de ganado vacuno o caballar. br cierta ocasión, Diego Martín<:>z, vecino de la villa de San Cristóbal, prometió pagar a Bernardino Fernández, escribano y mercader de Pamplona, $187 pesos y 5 tomines en lienzo de algodón bueno, a razón de> cinco varas por peso, por unas cuantas mercaderías que de su tienda sc1có211. Y como este '>Pr1or, gentes de> La Grita, M(:>rida, T ruj i llo y ll r ocuyo uti lizaban este proc eso para vender sus lienzos y proveerse de los lujos europeos en Pamplona. Otro mercado externo para las ropas de Castilla y Europa que llegaban a Pamplona, lo constituyó la ciudad de Tunja y su jurisdicción. De Pamplona se llevaban vinos, hierro, parios y chucherías menores, especialmente para ser distribuidas en el "Rincón de Chita" y cercanías del río Clurarnocha. en los enclaves agrícolas de blancos y en la propia ciudad de T unja. Sin embargo, la balanza comercial de Pamplona respecto a T1111jJ, siempre estuvo a favor de los tunianos, r AHP-NS I orno 4 ff .l'J4 - 2'J(, l',lf<I Jqw•IIJ Í<'< h,1 y ocJ,1ú11, Id e iud,ul tic> l',1111plon.i r<')l1,trJli..i una e on-iderablo ~obrpof<'rt..t d<' pr<w lw lo, <'Urop<•ci-, lw1 ho quo olihgc'1 di l'.ulrc• Hurgur•ño " r<'<''<l'ort,u -u nwr< ,indd. 111
AHP-NS I orno 14 f 212. 106
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pues de allá se traía gran cantidad de mantas, petacas, artesanía de barro y todo género de productos de la tierra, mismos que a su vez eran reexportados por los comerciantes pamploneses. 4.
PRODUCTOS EUROPEOS DE MAYOR CONSUMO Y EXCLUSIVIDAD EN PAMPLONA
No hubo embarques que se especializaran en uno u otro renglón de los productos europeos en Pamplona. Los surtidos eran más o menos variados. Sin embargo, son de notoria presencia los pafios y terciopelos por su costo, los vinos por lo indispensables en la mesa castellana, el hierro por su insustituible papel en la producción y vida diaria, las especias por su necesidad en la preparación y conservación de la carne y otras comidss. Muchos de los demás productos europeos, más como lujo que como necesidad, eran adquiridos de acuerdo a la solvencia o capacidad económica del consumidor.
4.1. PAÑOS Y TERCIOPELOS
tstas eran las telas más costosas que se vendían en el mercado pamplonés, su osci laba entre los $7 y $12 pesos vara Se> vendió pafio veintedoceno, paño uatrono, pario de Segovia, paño de Flandos, pario de Sevilla, y hasta pario de Quito a razón de $6 y $8 pesos vara
precio veiutec
GÍNl ROS EUROPEOS DE MAYOR DEMANDA 1:N PAMPLONA ESPECIC O GENERO d1• d1Vt'1',1, 1 ,IIUl.odt" 1 ..... lllf H'lo VÍrl<"' tinto. hl,111< o c•h ku,m,· t.mlu 10111• t ,,fl'l,m l lol .. nd., u "e >l.111<Lu11.1" I Jil(l'' ru 11' ll JNIClt'!:ll("I", \(~Id, '4Jt•ll,,, o 111 ,11l.1rm1" I ht'l'ru 111 h,rrd, A<c'f'o Ac <'lh': VJrll>l',lr'llh
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HISTORIA
DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO
HISPANICO
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FUENTE:AHP·NS Tomos 1-13.
Af!os 1574a 1600
EN PAMPLONA
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El terciopelo podría ser de Milán, de Damasco, de Francia, Flandes o la propia España. Su precio osci 16 entre los $9 y los $12 pesos vara. Un vestido para dama confeccionado en terciopelo podría superar, con adornos y aderezos, los. $100 pesos. Una capa o capote de pario o 'terciopelo llegaba a costar entre $30 y $40 pesos de buen oro. Una compra normal de telas en una tienda de la ciudad, con el objeto de confeccionar el traje para una dama podría costar entre los $250 y los $900 pesos. Sin embargo, puede observarse que los altos costos solían ser incrementados al anexar a los artículos principales cierta cantidad de "menudencias de mercaderías" como botones, broches, hilos, agujas, alfileres, cintas, y hasta herraduras y clavos para herrar. 4.2. EL MERCADO DE LOS VINOS Generalmente el vino hizo parte de los principales embarques de mercancía de Castilla a Pamplona. Llegaba el precioso líquido en botijas y su precio oscilaba entre los $6 y $9 pesos botija, dependiendo de la clase y calidad del mismo. A Pamplona llegaron y se vendieron algunos lotes o embarques de vino en forma exclusiva. Juan Díaz, tratante y viajero de profesión, compró en diciembre de 1589 a Don Andrés del Basto 16 botijas de vino blanco que éste acababa de descargar de su arria proveniente de Ocaña. Su precio de consignación fue de $112 pesos, $7 pesos por unidad. El seriar Díaz lo detalló y en poco menos de un año 2•1 reintegró su valor al proveedor . En otra ocasión Gómez de Aguilera, mercader vecino de Ocaña, entregó a Sancho Méndez de Castrillón, también ocañero, 40 botijas de vino que tenían un valor de $300 pesos de plata corriente de 1 S reales el peso. El señor Méndez de iq
AHP-NS Torno 4 f 140
108
Sllv•no
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Castrillón los trajo y distribuyó en Pamplona a razón de $8Yi pesos de buen oro la
unidad'?
En Junio de 1595, Don Diego Jovel hizo una importación de vinos de Castilla comprados directamente en el muelle de Cartagena, al arribo de la Flota de España; vinos que vendió en Pamplona al señor Alonso Gago de la Zervela, acaudalado comerciante de la ciudad. El embarque constaba de cien botijas de vino blanco que fueron distribuidas en su tienda de la plaza. Las cien unidades le costaron $775, a 11. razón de $7 pesos y ducado botija Gago de la Zervela los detalló a precios que oscilaban entre los $81/2 y $9Yi pesos, aunque el precio promedio del vino en Pamplona durante estos años fue de $8 pesos de buen oro botija. Ese mismo año Alonso Gago de la Zervela recibió otras 50 botijas de vino del señor Pedro Delgado, vecino de Pamplona, quien las había traído de Cartagena con 11. el fin de consignarlas en su tienda A su vez, el señor Diego Jovel vendió doce botijas del preciado licor al Capitán Juan Calderón Torrellas, vecino y regidor de la villa de San Cristóbal, a razón de $8 pesos y 4 tomines botija, vino que tuvo como 11. destino la mencionada villa Luego, el mismo Señor Jovel vendió a Juan Velasco de Montalvo 26 botijas de vino más, del mismo embarque que había traído de Cartagena, a razón de $8Yi pesos unidad". Juan Velasco distribuiría este vino en las minas de Vetas y el Río del Oro como era su costumbre, pues los centros mineros fueron la base de la actividad comercial de los Velasco durante todos los tiempos. Pero sin lugar a dudas, uno de los cargamentos de vino más voluminosos traídos a la ciudad de Pamplona en una sola remesa, lo integraban las 300 botijas juntas que trajo a esta plaza el señor Esteban Ventura, genovés de nacimiento y mercader de ultramar. Junto al vino venían 790 varas de ruán de fardo, 24 pares de
'°
AHP- NS lomo 5 ( !41. 1 n ÜCAña corría e orno moneda el peso de plakl corriente, dividido en 1 S roales, mientras que la unidad monetaria de Pamplona era el peso de buen oro de 20 quilates, el cual se dividía en 8 tomine- ~i ora fundido y en 1 O tomines si era en polvo. A su vez un tomín eran 12 granos ele oro, y on cavo dt• tran'-<IN' e on oro de distinto kilataje ,e hacía la conversión al patrón de 20 quitates. 11
AHP-NS Tomo 9 f l.l.l. lJn cluc ado do buen oro i•quivalía a (, tomines, de lo-; que a su vez se nec o-itaban 8 ¡.klra formar un peso. li
lbid. ( 140
"lbid. f 180 34
lbid. f 208. Sumando las transacciones que el señor Diego Jovel hizo, encontramos que en ese viaje de la ñota, compró en un solo embarque 250 botijas de vino, las que fácilmente distribuyó en Pamplona. 109
HISTORIA
DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO
HISPANICO
EN PAMPLONA
medias, 30 jubones de telilla, y 16 quintales de hierro entre otras cosas mercancía fue dejada en consignación en el comercio local.
15.
La
El mercado de vinos era indudablemente muy activo y rentable. Se consumían grandes cantidades del licor, pues a los hogares llegaba por botijas. El vino europeo era un elemento de gran consumo en las mesas y tabernas de la región, pues hasta los indios lo tomaban, según denuncias frecuentes que se dieron al respecto por parte de los clérigos y funcionarios interesadosen el orden social y público. 4.3. EL MERCADO DEL HIERRO Y EL ACERO. El herrero era un oficial de obrajes indispensable en aquellos tiempos. En las huestes y grandes campañas de conquista se registraban como tal, pues su trabajo era más que necesario para levantar un pueblo e iniciar labores productivas. El hierro empleado en las fraguas y yunques de los talleres de herrería en Pamplona llegaba por Ocaña con el grueso de las mercaderías europeas, y su precio oscilaba entre los $20 y $30 pesos el quintal, esto es de $5 a $8 pesos arroba. El acero toledano se cotizaba en Pamplona a $20 pesos promedio la arroba, dependiendo del cliente o forma de pago. Con acero se elaboraron espadas y otros elementos de uso exclusivo, como puntillones y puntales para tapíal". Pero en su conjunto, hierro, acero y cobre, eran materias primas de compra obligada en la ciudad. Los obrajes se hacían a pedido del interesado y se pagaban en efectivo o en especie, y en el mejor de los casos, en vales para sacar mercancía de las tiendas. A este respecto, se creaba un círculo muy interesante entre hacendado o encomendero, herrero y comerciante local. En ocasiones el mercader o comerciante proveía de la materia prima al herrero (hierro y acero), el encomendero - minero o estanciero pedía la obra, luego el pago se efectuaba con vales que el herrero utilizaba para pagar sus deudas en la tienda del comerciante. Ahora, con respecto al mismo hierro, una fragua con todos sus aderezos: fuelle, yunque, tenazas, limas, martillos, etc., podía valer de $250 a $300 pesos de buen oro, y con ella se fabricaban las herraduras para mulas y caballos, medio de trabajo
'5 AHP-NS Tomo 2 f 18. fl herrero [uan de Artr<1g<1, rt,.,,idmlr en P<1mplc.>nJ, reobió una írJg11<1 < orno dote al casarse con 1-rJnci~c..a tvl.irtín, hijJ de Don Diego ~ll< hPt Calvillo, en Julio dl' 1577 Jb Tapial es l.i formaleta de madera con 1<1 cual se construyen lo-. mure" de uerra pi,ddJ o pared. Elemento europeo por excelencia que IX>C'O d JXX o vino reempldlJndo el IMh,!r('(JUP indígen<1 en las formas arquilectónicas en la América novohi,p,md.
110
Siivano Pabón Vlllaml~ar
del herrador, aunque en la mayoría de los casos el herrador fabricaba sus propias herraduras. Herrador y herrero tuvieron buenas diferencias. El herrador era un hombre involucrado en el herraje de las bestias, las cabalgaduras y los aperos empleados en la arriería y el caballo como medio de transporte, puesto que ni mula ni caballo pueden trabajar sin herraduras. Mientras que el herrero era un fundidor del metal, forjaba y elaboraba las herramientas para el agro y las mismas herraduras del herrador.
5.
EL COMERCIO DE MERCANCÍASDE LA TIERRA
Entiéndase por mercancías de la tierra: los lienzos, sayales, mantas, cordobanes, petacas, alpargatas y sombreros de la tierra, y aquellas de origen agrícola como las harinas, el bizcocho, quesos y jamones, azúcar, mieles, maíz y el ramo de las conservas en general. Todos estos productos tenían su mercado en la plaza y tiendas de la ciudad. En Pamplona se compraba el algodón, los lienzos y cordobanes de las ciudades de la Gobernación de Venezuela, Mérida, La Grita y la villa de San Cristóbal. Se traía en cantidades considerables maíz, mantas, queso y petacas de Chita y ciudad de Tunja. En las tiendas y pulperías de Pamplona se compraba la producción de los pocos pueblos nativos que tributaban con mantas y mochilas como Chopo, Servitá, Guaca, Ulagá, lma, Tangachá y Bochagá entre otros, aunque las manufacturas indígenas en esta Provincia poco a poco fueron desapareciendo, excepto la cerámica y las mantas. Ahora, en el ramo del comercio de obrajes las mantas de algodón y de lana tuvieron una destacadísima participación con un precio promedio de $2 pesos unidad. Las frazadas de la tierra que eran un tipo de manta grande especial para cama llegaban a valer hasta 4 pesos. La frisa o frisas que eran un especie de lienzo más fino se comerciaba a razón de 1 O tomines la vara, mientras el lienzo común se vendía a razón de 4 varas por peso. Los cordobanes o "chivatos" curtidos eran pieles procesadas utilizadas para trabajos de zapatería y talabartería, de alta demanda en todos los mercados, se producían tanto en Pamplona como en las demás ciudades proveedoras del entorno regional, especialmente en Mérida y la Gobernación de Venezuela. Un poco más exclusivos y costosos fueron los paños fabricados en Quito y unos ruanes hechos en Mérida, los cuales se vendieron en Pamplona al lado de las
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EH PAMPLONA
mercancías europeas. El paño de Quito se vendía a razón de $6 y_ hasta $8 pesos vara, mientras que los ruanes de Mérida se vendieron a $2~ pesos vara37• 5.1. LAS MERCADERÍAS DE TUNJA.
El llamado "Rincón de Chita" era un valle de excelente producción agrícola y manufacturera. los cargamentos de mantas llegaban a Pamplona por cientos. Andrés Pérez, vecino de esta ciudad, recibió 118 mantas de algodón de Hemán Rodríguez, mercader de Tunja, por $280 pesos, cotizadas a razón de $2 y $3 pesos cada una38. Juan Velasco de Montalvo compró en cierta ocasión 164 mantas de algodón a razón de $14 pesos docena, 108 mantas de lana a $1 peso la unidad, complementando su cargamento con unos cuantos ~os más en petacas, mochilas y otros obrajes, todo de Tunja y en especial de Chita 9. Pamplona se había convertido en el mercado predilecto para los obrájes o manufacturas de Chita y Tunja. Los cargamentos de mantas y demás ropas llegaban en arrias a esta ciudad, donde eran distribuidas en los centros mineros y reexportadas hacia el mercado de Ocaña. En Mayo 11 de 1582 el señor Alonso Jorge, residente en Chita, demandaba en Pamplona el pago de ciertos embarques de ropas del Reino y del propio repartimiento de Chita que había recibido en esta ciudad el señor Miguel Martínez, vecino y tendero4°. Los mercaderes de Tunja dejaban su mercancía a consignación en los comerciantes de Pamplona, a la usanza de las mercancías europeas que llegé!!?an de Cartagena. Así, Bartolomé Gómez, comerciante vecino de Pamplona, recibió el 21 de Noviembre de 1582 $1.412 pesos y tres tomines en mercaderías traídas de Tunja por Pedro Núñez Cabrera y Bartolomé Sánchez Marmolejo, mercaderes vecinos de esa ciudad. En ese embarque figuraban 550 varas de bayeta a razón de 5 tomines vara, 123 mantas a $15 pesos docena, 62 "quinas" de sombreros a razón de 4 tomines cada uno, 400 varas de sayal común a 4 tomines vara, 89 camisetas a 5 tomines, 70 chumbes a 3 tomines y 6 gramos de oro cada uno, 1.550 pares de alpargates a razón de 11 pares por peso, elementos elaborados en cuero como aperos y botines. Todo lo cual se pagarla en año y medio". 37
AHP-NS Torno 1 f 1 5 y lomo 12 (( 25v · 11.
~ AHP-NS I omo 2 f 31 39
AHP-NS I orno 3 f 4 lv Pamplona, Febrero 7 de 1582.
40
lbid ( 98
41
lbid. ff 322 • 323v 112
Ahora bien, de Tunja, Chita y El Cocuy llegaban continuos cargamentos
no sólo
de mantas y obrajes, sino también de bizcocho, harina de trigo y quesos. Juan Becerra, mercader vecino de Pamplona, recibió de Juan Herrezuelo, vecino de Tunja y residente en El Cocuy, $160 pesos representados en 100 arrobas de bizcocho, 100 de harina de trigo, 40 mantas, 24 petacas y 13 arrobas de queso".
mismos que debían ser reexportados al mercado de la ciudad de Ocaña y su puerto. Tocio indica pues que el tráfico de procluctos de la tierra y obrajes criollos o nativos entre Tunja y Pamplona como mercado y centro de consumo fueron notables. Sin embargo, es de resaltar que Pamplona más que consumir estos productos, los reexportaba a los mercados de la Costa y los distritos mineros.
5.2. LAS MERCADERIAS
MCRIOA Y lA GOBERNACION
DE VENíZUELA CN
PAMPLONA Ya se había expuesto que de las ciudades La Grita, El Tocuyo y Mérida llegaban constantemente lienzos, algodón y cordobanes a esta plaza. Como también se hacía notar como la ciudad y provincia de Pamplona se había constituido en un excelente mercado para el ganado vacuno y mular producido en las ciudades del extremo nororiental granadino y en la Gobernación de Venezuela, y así mismo como ésta región y ciudades venezolanas recibían mercancías europeas enviadas desde Pamplona. Sin embargo, arnpliando un tanto esta información, puede evidenciarse como desde 1574 ya se consignaban embarques de cordobanes de Mérida en esta ciudad de Pamplona. Así, en la referida fecha Cristóbal Maraver, mercader residente en esta ciudad, prometía pagar en unos meses la suma de $26 pesos de buen oro a dos vecinos de Mérida por doce docenas de cordobanes negros, a razón de $22 pesos docena 41. Vecinos de ciudades y villas de ese territorio (actual occidente de Venezuela) venían a Pamplona y pedían prendas finas y sedas provenientes de los mercados europeos ofreciendo su pago en lienzo de algodón. El 24 de Enero de 1598, el Capitán Juan Guerrero Enríquez, vecino de la ciudad del Espíritu Santo de La Grita, compró a Don Diego de Mora, comerciante pamplonés, un "manto de lustre fino" en $34 pesos, unas "medias de seda" en $12 pesos y dos varas de "tafetán morado" en $4 pesos, un "cojín de figuras" y "unos cañones para escribir"; todo por $56
., lbid f \4(, ••Al IP-NS I omo 1 f úOv. 113
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pesos y dos tomines, los cuales pagaría en "lienzo de algodón bueno y curado de una vara de ancho y a razón de cinco varas el peso:". · Tomé Ruiz de Saavedra, portugués residente en la ciudad de Trujillo, compró ciertas mercaderías finas de Europa en la tienda de Bernardino Fernández, mercader y escribano vecino de Pamplona, por valor de $228 pesos y dos tomines, que prometió pagar en "lienzos de algodón de Trujillo a razón de quatro varas el peso", enviados a esta ciudad en un lapso no superior a seis meses". La ciudad de Mérida empezó a producir para las últimas dos décadas de Siglo XVI ciertos obrajes de singular interés en Pamplona. Acá se vendieron "ruanes de Mérida", lienzos, cojines y cordobanes elaborados en esa ciudad, aquellos ~ue sin duda, tuvieron buena acogida y mercado seguro en esta ciudad de Pamplona" '. la ciudad de Pamplona no era un mercado consumidor propiamente dicho. Más que consumir, la plaza de Pamplona reexportaba los productos que aquí se compraban de los distintos centros de producción, pues en ocasiones se vio como los mismos comerciantes de Mérida y la Gobernación de Venezuela enviaron directamente sus productos a Ocaña o Santafé; mercancías que sólo hicieron tránsito por esta ciudad sin entrar en su mercado. De este anterior modo, en Noviembre 21 de 1582, Cristóbal Jovel, Teniente de Corregidor en Pamplona, se obligó a cobrar $1.682 pesos a Juan Barrientos, mercader de Santafé, por unos obrajes y mercaderías de la tierra que desde Mérida le había enviado Tristán Morales, mercader y vecino de esa ciudad". El dinero se cobró y fue enviado a su dueño en Mérida, cumpliendo el circuito mercantil propuesto, al tiempo que muestra el papel intermediador de la ciudad de Pamplona entre Santafé y las ciudades extremas del Nuevo Reino y la Gobernación de Venezuela. Con la ciudad de Ocaña ocurría el mismo fenómeno, Pamplona resultaba siendo un punto intermedio entre el comercio merideño y el puerto ocañero en el río de la Magdalena. En Pamplona se notariaban las cartas de obligación o pagarés (llamados en aquella época "conocimientos") de las mercaderías que de Mérida pasaban a Ocaña. En Junio de 1590, Francisco Picón, mercader ocañero, prometió pagar $128 pesos de buen oro de las minas de Pamplona al señor Diego Jovel, 44
AHP-NS Tomo 11 ( 15v
45
AHP-NS Torno 3 í 24 lv.
46
AHP-NS Tomo 1 f 15. Afio de 1590.
47
AHP-NS Tomo 3 f 320v. 114
Silvano Pabón Vlllamlzar
vecino de esta ciudad, J)Or 503 varas de "lienzo de algodón de Mérida" a razón de 411 cuatro varas por peso ' Con respecto a los lienzos, cordobanes y cueros sin curtir, sí era innegable que Pamplona se había constituido en su principal centro de consumo, en virtud a su creciente demanda en esta ciudad, pues se constituían en elementos de uso obligado para el empaque de las harinas y las conservas que esta Provincia producía y enviaba a los mercados de Ocaña y la Costa Norte Los lienzos del T ocuyo y La Grita llegaban a· Pamplona JJOr cientos, pero igualmente por cientos eran empleados en el acondicionamiento de los crecidos y continuos cargamentos de harina que esta ciudad enviaba a Ocaña.
5.3. LA PRODUCCION
LOCAL DE MERCANCÍAS DE LA TIERRA
Pamplona con su vocación minera y agroganadera, no fue para nada un fuerte en el rampo de las manufacturas. rue esta ciudad ante todo mercantil y agrícola; claro, sin descartar la tradición minera. Sin embargo, algunos pueblos, corno ya se anotara, fabricaban mantas de Los pueblos de Guacora y Cúnuba hacían ollas de barro y loza, y algunos incluso tributaron con sus obrajes; pero la verdad sea dicha, su nativa industria se fue desvaneciendo poco a poco por dos razones básicas. de un lado, la excesiva demanda de mano de obra indígena hacia la minerta, la agricultura y los servicios personales, al tiempo que descendía la población, y de otra parte, el creciente comerr io de los obrajes producidos en sectores o pueblos especializados en la materia. como los repartimientos de Chita, rl Cocuv y el propio Tunja; así como los sec rores de La Grita, J\. lérida y e I Tonryo, asentamiemos de poco desarrollo agrícola y ausente de complejos mineros.
algodén y de lana, torcían fique y hacían hamacas, mochilas y alpargates".
~" Al IP-N!, lomo!,
f 141
° COLM[NARES. Op. Cit. l'.í~, 111-..U. H<1,.ido
4
Pll IJ \i,it<1 d(• C rb1úh,1l Bueno, hc1lk'1 qui! pc1rc1 1554, 21 ht1cít111 m,mtc1,, < u.ilro IPjí,111 rnrx hal.i, y h,tnld< ""' y do, torr íc1n hilo de algodón. l ntre ollo-, clc•,lc1< amo-: ( hoJK1, B.il..,,, 'lt>rvilá, 1 PUl,1, 1 c1l1<1tl'< d, l ,lnldr.i, V. de lo- 1 ex os, 1 c111gc1<"ha, l ll<1gc\, Guaca, kol.1 y l.:Ím.irc1 <'nin• otros.
< rn11unidt1de-.
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MERCADERÍAS DE LA TIERRA DE MAYOR OFERTA EN PAMPLONA
PRODUCTOS -Mantas de lana o algodón -Cordobanes (cuero curtido) -Lienzos de algodón -Frazadas de la tierra -Sombreros de la tierra -Bayeta del Reino -Camisetas y chumbes -Sal de Tunja -Quesos -Blzcocho empetacado -Harina de trigo buena y empac.
UNIDAD PRECIO UNIDAD ------·----------------Docena o unidad Docena o unidad vara unidad unidad vara unidad arroba arroba quintal arroba
De $1 a $3 pesos De $1 a $3 pesos De 2 a 3 tommes De $3 a $5 pesos De$~ a $3 pesos De$~ a $1 peso De$~ a $1 peso De $1 a $2 pesos De 4 a 6 tomines De $6 a $8 pesos De 4 tomines·a $1
Sin embargo, dada la creciente producción de lanas, merced al proliferante número de rebaños ovejunos, en muchos hogares indios y luego mestizos, e incluso entre los blancos labradores, se tejieron mantas, ruanas, capotes y cobijas de lana, en telares indios, adaptados o de origen europeo. Hoy día los hogares campesinos de nuestra provincia siguen hilando y tejiendo sus cobijas y ruanas de la lana de sus ovejas. Pamplona tenía su fuerte en la elaboración de cordobanes y curtiembre de pieles como elementos o materias primas de la industria del cuero": Los obrajes en esta ciudad eran de carácter transformador ante todo. Un buen número de sastres cortaba los paños y telas finas o de la tierra para confeccionar el vestido de la sociedad pamplonesa. Zapateros y talabarteros cortaban los cordobanes o cueros curtidos para confeccionar los zapatos, botas y aperos ecuestres. En Pamplona se fabricaba todo tipo de bienes de consumo, y todo lo que la sociedad necesitaba era confeccionado por sus artesanos II oficiales, desde la joya más costosa hasta las alpargatas más humildes o las correas de una silla de montar; todo se conseguía en las variadas tiendas de esta ciudad". AHP-NS. Torno 14 í 285 ln 2 de /vl.lrw de 1 li02, Pedro Rodrigue,, Merl<lo, < urtidor, el<'< laró haber recibido de Benito Rico, ve< ino di' e-.ld < iuddd, "r ien < hivatos JMrd <e lo- curtir y ,1dPrc1.ir y < ort.\r-,<•lo-, que queden íecho.. r ordobane-, bien Íf"< ho-, y ,1derPti1do-, .. ." por lo rual le p,1g,1rld S 100 ,x....,,h do buPn oro. ~0
AHP-NS. Tomo 15 ff b 1 - 78. 1 n m.irto do 1 (,tn, Mt>lc hor Sicrrd Barrionuovo y SPl>.i,tián Sánc lw, dt• San Júan, mercaderes vecinos de Pamplona, di,olvic>ron una ,oc i<'d.id que lc>nl,m en una tienda, on ,u inventario se relacionan 69 productos distintos Ú<' Id liPrrd y de Luropa, donde se cuontan: mantas, chumbes, enjalmas, reatas, sombreros, peW<ds, hamaca-, mochila«, Cdbuya, totumas, ollas de> barro, cueros de chivo, de venado y de tigre, pailas, lienl(h, y dlpdrg.it<"i entre olrd, cosas. f ra una tienda dedicada en su m.iyO((.i a productos de Id tierra y consumo popular, lo que comunmente se conoció como una "pulperl.i". 31
116
Siivano Pabón Vll/amlzar
Las listas de mercancía o inventarios de tiendas reflejan como en un establecimiento comercial pamplonés de aquella época, se podía conseguir desde una enjalma, una manta, y un chumbe indígena hasta un sombrero segoviano con toquilla de seda, cuyo precio podría ascender hasta los $8 pesos de buen oro. Pero en todo caso, muchos de estos objetos, en especial los de consumo popular, eran de origen local, aunque no se contara con centros productivos de mayoreo como si los tenía Tunja, el centro del Nuevo Reino, Mérida y el mismo Quito, de donde llegaban a esta ciudad sus paños o otros obrajes de buena factura. Ahora bien, con respecto a la producción agrícola, se ha hecho notar suficientemente como las harinas, bizcocho, queso y jamones fueron el fuerte del comercio pamplonés de exportación, y tenían su mercado en Ocaña y la Costa Caribe básicamente.
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CASA MUSEO RAMIREZ VILLAMIZAR o de ARTE MODERNO. Con,1ruíclo en !'I rnarr o dt- Id plaZil por PI l',ulrP luan Burguel'lo del Ca~tillo, c.ura beneficiado de Id lgle~id M.lyor ele l'dmplOOd. Su obra oreiginal w l'j('{ utó mire 1595 y 1598, y ~rvló wmo mor.ida del vicario y bmefKi.idode la ( iudad por largo liempo.
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Siivano P11bón Vill11m/z11r
HISTORIA DEL TRABAJO EN LA PAMPLONA DEL SIGLO XVI 1.
EL TRABAJO INDÍGENA EN LA EMPRESA HISPÁNICA PAMPLONESA
Desde los primeros tiempos, en la misma campaña de conquista, llegaron no menos de mil "piezas" de indios del Reino' y otras partes; unos aportados por encomenderos tunjanos para la jornada y otros capturados en los caminos y traídos para la carga. Muchos de los indios capturados no lograron llegar y murieron en los páramos de Pamplona. Alonso Rodríguez de Escobar, soldado de Ursúa y primer alcalde ordinario en la ciudad, declaraba en el Juicio de Residencia practicado por el oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo, Alonso de Zorita, al Licenciado Miguel Díez de Armendáriz, en Mompox, en Junio de 1551, que todos los capitanes y soldados habían traído indios del Reino, tomados a lo largo de la jornada, ·unos de a quince, otros de a diez o doze y hasta diez y ocho o vevnre piezas de servicio": y que los traían encadenados y en la noche dejaban con "cedeoss y cepos para que no se huyesen •1.
I
El Reino, así era como se conocía y referenciabu el territorio del actual altiplano cundiboyacense, antiguas jurisdicciones de las ciudades de Santafé y Tunja. 2 A G I. J usticia 561 ff 174-187. Información de Alonso Rodríguez de Escobar sobre la conquista y poblamiento de Pamplona en el Nuevo Reino di! Granada, 1551.
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Capturar indios para prestar el servicio a los encomenderos era una actividad normal en aquellos días de "La Conquista de las Indias"; como decfa Rodríguez de Escobar: "era uso y costumbre en estas partes". Por esta razón, al margen de la población indígena encomendada, se concentró en Pamplona un grueso número de vanaconas' e indios "moscas" de servicio, ladinos la mayoría de ellos, que jugaron un papel muy importante como mano de obra en la "Empresa Hispánica Pamplonesa". Sin embargo, la mayoría y mayor peso de las cargas laborales en Pamplona recayó sobre los hombros de la población nativa recién encomendada. Así, en la visita de Cristóbal Bueno, se registraron "1.535 indios en las minas", representando un 16% del total de la población masculina laboralmente activa y un 10% de todos los hombres, sin contar que los pueblos de Arboledas y Táchira no estaban aún sometidos para 1559, año en que se verifica la mencionada visita 4.
1.1. EL TRABAJO Y SERVICIOS DEL INDIO ENCOMENDADO La mano de obra indígena era imprescindible, tanto en las minas como en el laboreo de las tierras y la ganadería, por tal razón, el Cabildo y los vecinos propendieron por la ampliación de las campañas de conquista en esa primera década de vida hispánica en Pamplona. Se adujo primero, hostigamiento por parte de los indios de guerra no sometidos, luego se planteó la existencia de minas en Arboledas y otras partes, y se pidió vehementemente que se ordenaran nuevas salidas a "traer indios de paz para que sirvieran a los cristianos". Con estos fines se cristalizaron las campañas pobladoras dP la e iudad de Mérida y la villa de San Cristóbal, y la reducción de los naturales del valle de "las Arboledas", El Cabildo de la ciudad promulgó en 1553 una reforma a las Primeras Ordenanzas que para la explotación y el trabajo en las minas había expedido el propio Capitán General Pedro de Ursúa. En ella se prohibía y penalizaba la captura y el sonsacamiento de indios ajenos; igualmente se normauzaba el trabajo dP los negros y control sobre su comportamiento frente a los indios 5.
3
Y ANACONAS, palabra 4w..chua 411c usignuba al servientc. pura el 1.aso al 111Jin encomendado o sujeto u servidumbre De hecho. parte del conungcntc Je ..Yunacouas .. rucas que trajo Sehastní11 de Balcazar al Nuevo Reino vinieron u parar 11 111 ciudad de l'am¡,101111 como indios de servicio en las huestes di: Ursúa y Velasco. 4
COLMENARES. Op. Cit l'ag. IB.
5
PRIMER Ubro de Adn Op. Cit. PIÍg. 29. 120
Silvano
Pabón V1/lamlzllT
En Pamplona el laboreo de las minas, por lo menos en los páramos, estuvo a cargo de los indios; pocos mineros tuvieron durante los primeros años la suficiente solvencia económica para llevar negros a las minas, por lo cual el Cabildo pretendió la obtención de crédito de la Caja Real, primero por $10.000 pesos de buen oro y luego de $30.000 pesos para comprar negros para "echar a las minas". Sin embargo, fueron realmente pocos los esclavos negros que se lograron traer y los indios siguieron siendo llevados a las minas para adelantar la mayor parte de las explotaciones auríferas y argentíferas. Algunos fueron llevados a las zonas mineras para labores de labranza y de carga de maíz. Los mineros pamploneses, y particularmente los situados en el área y distrito del Río del Oro, tuvieron serios problemas a raíz de la prohibición que el Licenciado Tomás López les impuso, de no llevar indios allí para hacer labranzas, por considerar que los indios que se llevaban al Río del Oro se les cambiaba de "temple" (clima) y eso los traía en gran perdición. En consecuencia se vieron obligados a enviar procuradores a la ciudad de Santafé y a España para negociar, entre otros, este asunto. En 1560, el visitador tópez verificó que los encomenderos cargaban sus indios con maíz de sus repartimientos para las minas, pero a su vez, consideró medianamente aceptable el tratamiento que se les daba. Así mismo lo declaró Batecabala, cacique de la Labateca de la encomienda de Andrés de Acevedo, quien al ser interrogado sobre sus servicios personales: "Dijo que antes de la viruela traya el dicho Andrés de Acevedo veynte yndios del dicho pueblo a las mynas, e que no se murió en ellas nyngún yndio porque andaban en el páramo, e que sabfa que llevaban a las mynas cargas de mafz los dichos yndios, e que de ello ny de otro nyngún trabajo ny servicio personal sabfa que se haya muerto nyngún vnaio", Colmenares opina respecto de las informaciones obtenidas por Tomás López en el Río del Oro que: #Sin duda los indios habían sido aleccionados por los encomenderos, los cuales tuvieron conocimiento de las instrucciones del visitsdor" desde el año anterior, según se observa en acta del cabildo de Diciembre de 15597• El "boom" minero de Páramo Rico, muy efímero por cierto, involucró cuadrillas hasta de 50 hombres, pero pronto con la primera epidemia de viruelas que se presentó para 1559 la población indígena sufrió un gran bajón demográfico, pues a
6
AGN, Colonia: Visitas de Santander Tomo()()')f945.
7
COLMENARES,Op, Cit. Págs 84 - 85. 121
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medida que las cuadrillas se diezmaban, los encomenderos las iban reforzando con indios nuevos de sus repartimientos". Debido al fuerte descenso demográfico que se venía presentando en la población indígena a consecuencia de las epidemias de viruela y tifo, así como por efectos del trabajo forzoso en las minas, se dictaron Las Ordenanzas de 1570, que> intentaron ser aplicadas en el Río del Oro por el visitador Bartolorné González de la Peña. En ellas se pretendía que los indios no se "echaran" contra su voluntad a las minas, al tiempo que se daban privilegios a los encomenderos para alquilar sus indios". Se insistía en la prohibición de no llevar indios de clima frío al caluroso Río del Oro, haciendo saber que si aquellos querían devolverse a su natural lo podían hacer como hombres libres que eran según precepto Real. Se estipulaba una jornada de trabajo solo de siete horas y por cada día un pago de seis granos de oro como salario. Y, se prohibía que se les cargara con maíz u otra cosa, y que se les obligara hacer labranzas en términos del Río del Oro. Evidentemente la producción de oro y plata venía sufriendo ciertos altibajos, y los mineros de Pamplona acusaban pobreza y penurias financieras. Sin embargo, en los años 1600 y 1601 se produjeron importantes hallazgos de plata en los páramos, lo que demandó la necesidad de poblar más indios en las minas. Cristóbal de Araque, Juan del Rincón, Pedro Alonso Tercero, Diego de Parada, Juan Ferrer del Junco, Nicolás de Palencia, Andrés del Basto, Francisco Palentinos, Gonzalo Sánchez. Juan Ramírez de Andrada, Doña Beatriz de Vargas y Andrés Páez de Sotomayor, su hijo, Antonio de l terrera y Juan Pacheco Velasco, todos vecinos de Pamplona, denunciaron minas y pidieron autorización para poblarlas, o en su defecto, registraron contratos de asociar ión para la explotación minera con encomenderos que ya poseían sus indios allí 111• Según, el padrón levantado en los asentamientos mineros registrados entre
1600 y 1602, y los centros que tradicionalmente se habían venido trabajando hasta la fecha, Vetas, Montuosa y Suratá, el Capitán Don Antonio Beltrán de Cuevara. Corregidor de Tunja, encontró y registró 66 indios mineros que con sus mujeres e hijos juntaban 142 personas; indios de luan Velasco, Pedro lbáñe1, Pedro González
8
AGN, Colonia: Visitas de Santander. T lX>9 ff 944r-947v
II
AGN, Visitas de: Santander, Tomo 2 ff?l 8-177. Visita ul Río del Oro y sus cuadrillas h ex.ha por Hartolomé Gonzálcz di: la Peña en 1570. y ordenanzas pm-<1 el trnhujo de indios en las minas de ese distrito. ro AHP-NS Tomos 010 y 013. Los contratos de asociación se huelan orientados hacia 111 admimstración de indios y el suministro de: víveres para I~ minas. o hacia el beneficio de lus minas descubiertas.
122
II
Mendoza y Juan del Rincón No se contabi [izaron las cuadrillas de Pedro Jurado (14 indios), la de los Del Basto (17 indios), la de la viuda de Juan Páez de Sotomayor (indios de Suratá) y la de Juan Ramírez (14 indios), al parecer porque se hicieron apuntar, o se dio visita de ellos, en sus pueblos de origen. En la última década del Siglo XVI y primera del XVII, se hizo notoria una relativa recuperación en la saca, molienda y beneficio del metal, especialmente por la proliferación de ingenios y mineros profesionales para dirigirlos. Estos molinos o ingenios demandaron mayor mano de obra, la cual fue atendida bajo la modalidad de #jornales" e "indios de alquiler", tanto para acarrear el material a los molinos, como para extraerlo del socavón. Además del trabajo en las minas, los indios de encomienda prestaron servicios personales, hicieron labores de labranzas, se alquilaron a los estancieros no encomenderos y atendieron los hatos y ganados de sus amos. Los indios de repartimiento figuraban como pieza fundamental en los contratos de asociación entre encomenderos y estancieros no encomenderos llevados a cabo en Pamplona para producir y desarrollar empresas agroganaderas. Algunas de estas sociedades fueron, la de Nicolás de Palencia y Juan de Tolosa para producir azúcar y criar ganado, involucrando sus indios de Sopatá y Móluga; y la de Andrés de Basto y Juan Ferrer del Junco para producir y comerciar "mercaderías de la tierra", involucrando los indios de Servirá. Como éstos, otros encomenderos dieron sus indios en administración a terceros, que bajo la modalidad de mayordomía explotaban inmisericordemente la población nativa, llegando a involucrar todo el repartimiento en faenas del agro, los servicios personales o como . 1.l gananes, arrieros, vaqueros o pastores . Del tamaño e importancia de la empresa agrícola dependía el empleo de los indios de repartimiento por parte del encomendero. Gonzalo Serrano involucraba todos sus indios de Balsa para atender en sus once estancias, sus cientos de vacas y yeguas, sus miles de ovejas y la amplia producción agrícola. Bernardino Fernández, Escribano Público y del Cabildo, empleó todo el pueblo de su encomienda con 40 indios carpinteros para beneficiar maderas en Tane y 26 hombres útiles con sus mujeres y "chusma" en su cuadrilla de lavadores en el Río del Oro. Lo irónicamente visto en este caso, fue que en su testamento, el Señor Fernández, refiriéndose básicamente a los lavadores y carpinteros de Tane, autorizó para ellos 20 arrobas de 11
COLMENARES,(~). Cit. Pág. K6 Nótese que esta cantidad n..-gi:-1n1cla por Beltrán de Gw."VUJ"'J es muy inferior u los 1.515 que registró Cristóbal Bueno \.'11 ·I 559, hecho que refleja un importante descenso en la población mi11<.TJ de los páramos, ) de hecho l!I1 la producción del metal, 12
AHP-NS Tomos 001 - O 15. años de 1574 a 1603. Protocolo de escrituras públicas. 123
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sal y pidió a sus albaceas que los reunieran y les pidieran perdón por él, por haberles apremiado a servirle y no haberles pagado lo que merecían, para que su alma 11. descansara en paz Beltrán de Guevara recibió innumerables quejas acerca del abuso de los mayordomos con los indios. Los doctrineros denunciaban que se hacía trabajar a los indios en las estancias y aposentos del encomendero hasta los días domingo y fiestas de guardar. •E/ doctrinero de Lavengua, por ejemplo, contó a Beltrán de Guevara que había visto a un indio ladino mosca apremiar a to: indios y que les daba azotes y palos para obligarlos a trabajar. A causa de estos malos tratamientos los indios se hablan acabado en las sementeras y sacando maderas de arcabucos desde donde debla transportarse hasta el cargadero·14. Este mismo doctrinero afirmaba que el cacique de dicho pueblo había muerto en sus brazos, quejándose que el mayordomo, un indio mosca del Reino, los acosaba a tal punto que "no nos dejan resollar y nos tienen muy fatigados a mí y a mi gente". El relato del doctrinero fue corroborado por Juan de Tolosa, encomendero vecino del mencionado pueblo, quien dijo que dicho indio mosca era enemigo de los indios naturales. En los pueblos más pequeños fue mayor el impacto de este tratamiento; el mismo encomendero o su mayordomo, los explotaban laboralmente a todos: hombres, mujeres y jóvenes, sin darles tiempo ni para la doctrina, tornaban sus mujeres para el servicio doméstico, acelerando la descomposición de la unidad familiar y social de los nativos, y por ende el exterminio de los pueblos. De esta manera ocurrió en el pueblo de Mónega, encomienda del Capitán Gonzalo de Salcedo, quien tomó para su servicio algunas mujeres, separándolas de sus maridos y sirviéndose de sus hombres todo el tiempo, sin darles lugar para sus propias labranzas ni para asistir a mísa'".
13 AHP-NS Tomo 0021 O!!Jv Bcrnanhuo h.'rt1íuida 1..'rJ hombre de gran trayectoria empresarial y excelente mercader. fue Je los pocos que logró acumular alguna importante fortuna. Mucha de la madera que :-e empleó en las obrasde construcción y en l;L,; carpinterías de la ciudad era beneficiada y traída por los indios de Tane. Este testamento se redactó y notanó en 1577. sin embargo Don lkmanhno Fcmán<lC'l. falleció de muerte natural ya entrado el Siglo XVIll. ,.,1 1603 14
COLMENARES, Op. Cit. Pág. 106.
m.
15
AGN, Colonia. Visi!Hs de Santander ·1 orno 005 11 711! Al capitán Salcedo se le: imputaron cargos por abuso y exceso de trabajo a sus encomendados, Se le tasó una paga para cada iridio y Se! le ordenó dchla darles tiempo para la doctrina ) puro que hicieran SlL, labrunzas, después de poblarlos e instituir ~1Jresguardo a orillas cid rio Bochagá 1 4
Siivano Pabón V1//11mlzar
1.2 LOS CONCIERTOS DE SERVICIO DE INDIOS FORÁNEOS Es evidente> que hasta 1602 y más aún hasta 1623, los encomenderos gozaron de una relativa libertad que permitía el abuso indiscriminado del trabajo indígena. Pf'ro una vez organizados los resguardos, "poblados los pueblos .. "' y erigidas las doctrinas, la situación cambió favorablemente para la población indígena. Sin embargo, continuaron srendo los brazos de indios nativos los que pusieron la mayor parte dC:'I trabajo para la construcción de la hispanidad en Pamplona, con el aporte laboral de los indios foráneos que llegaron en cantidades importantes a la ciudad y sirvieron a sus amos bajo diferentes modalidades de rnncierto'7. La presencia de estos indios, sin lugar a dudas, fue un fenómeno muy interesante en Pamplona. La ciudad se convirtió en un centro de inmigrantes muiscas e indios de todas direcciones, que como vagabundos o transterrados llegaban en grupos o individualmente, a tal punto de generar la necesidad de crear un cargo especial en el Cabildo de la ciudad llamado: "administrador de indios ladinos foráneos, forajidos, negros, zambahigos o vagabundos", con la responsabilidad de asentar en concierto frente al Teniente de Corregidor o un alcalde ordinario, los referidos administrados. El mayor número de indios foráneos en Pamplona provenía de Tunja o Santafé y eran asentados en concierto como indios "moscas". Esto se puede constatar observando el registro de conciertos por décadas: mientras en la década de los setenta se asentaron 1 O muiscas por dos foráneos no muiscas, en la década de los ochenta se asentaron 40 muiscas por 25 foráneos, en la de los noventa se asentaron 120 muiscas por 40 foráneos y, en los tres primeros años de la década inicial del Siglo XVII, se tendrían unos 130 muiscas por unos 70 no muiscas. En Segundo lugar llegaban de la Gobernación de Venezuela y de las ciudades granadinas de Mérida, La Grita y la villa de San Cristóbal, y por último indios provenientes de la ciudad de Muzo, Los Llanos, Guanes, Chita y Cocuy (laches), Ocaña, Salazar y hasta del Perú y . lll Q uito . 16
Y
no
es una redundancia. los "pueblos" se pueblan,
El pueblo son las personas, no la unidad
urbuuisticu 17
El cunciert«
es esa rcahd.ul
un contrato <le uubaio
En él M.: expresaban las obligaciones
di! las
partes. 18
AHP-NS
inci111
lomos 001 ,ti 015.
Social ) lubonrlmcntc estus uxlios tonineos, especialmente los muiscus o o ~1attL~ frente a los naturales encomendados. Eran empleados, en el de los c.:,L-.;(IS. c.:01110 c.:apawc.:es o "culpizques .. 1!11 l.t'I minas, las hw.:11..m.is ) de los ¡m~s de arrieros.
"moscas".
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1..,1
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Pamplona fueron relativamente hombres libres. tanto o mejor que un mestizo, tuvieron
sus
propu», negocios, e incluso l10...1TJ y semov ientes, Otrn veniaJU del iJ1<l10 foráneo frente al natural era su canicter de concertado temporal. pues por un lado lu figura contractual 11! garantizaba un salario y por otro. podía cambiar Je w110 al cumplir el concierto
125
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DEL POBLl'MIENTO
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CURVA ESTADISTICA DE CONCIERTOS DE INDIOS EN PAMPLONA
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Fuente: AHP-NS
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Tomo~OOI
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años 1577-1603
Estos indios foráneos, muiscas o no, algunos con sus mujeres, fueron sin duda una importante fuente de mano de obra barata en esta ciudad. Se asentaron en soldada'? o •concierto de servicios .. 'º en la zona urbana, en las haciendas y estancias y en las minas, trabajando en la construcción, la arriería, el pastoreo, como alfareros en los tejares para hacer ladrillo, teja y demás obrajes de barro, con los comerciantes, como molineros, como mineros o como •calpixques"21 de los nativos 19
El término "Soldada" designa. en este cuso, la asignación "salarial .. o paga por sus servicios, aunque incluía la figura de estipendio ) munutcncrón, consrderando que lu comida. los alpargates ) el sombrero que recibía el indio de su ..amo .. contratante hacían parte de su remuneración. 20
Contrato de prestación
de servicios.
21
El Calpixque, término mexicano náhuat, era un especie de caparás cuya misión era hacer rendir al máximo el trabajo de los indios de servicio. alquilados o mitayos. 126
SllvMIO P•bón VIIJMnJz.-
en las minas, en los conventos de la ciudad en el servicio doméstico, y con los oficiales o artesanos que requerían de sus servicios en los talleres, ya fuera como zapateros, curtidores, carpinteros e incluso como sastres. Los salarios oscilaban entre dos mantas y $40 pesos al año, dándoles además de comer, techo y "vida razonable" durante su servicio. La paga dependía del trabajo o profesión del indio si tenía oficio definido, y como tal se concertaba. Así, un arriero ganaba unos $16 pesos al año en promedio, aunque hubo quien se concertó hasta por $25 para este oficio, un vaquero o gañan se concertaba por unos $1 O o $15 pesos, una india para servicio doméstico se concertaba por dos o tres mantas y un churnbe". y un indio sastre o zapatero se concertaba hasta por $60 pesos al ario, si era experto en el oficio. Los indios eran verdaderos trashumantes, y en Pamplona hubo muiscas e indios foráneos desde la conquista y ocupación hispánica que fundó la ciudad, pero este proceso de migración indígena también se dio a la inversa, aunque en menor proporción. Muchos viajeros especialmente arrieros y mercaderes, se sonsacaban los indios y "chinas" de los repartimientos de la ciudad o del servicio de los encomenderos y los llevaban a Ocaña. Mérida e incluso hasta Cartagena. Francisco de la Parra tuvo que dar poder a Santos Pérez, residente en Ocaña, y a Juan de Ávila, vecino de aquella ciudad, para que le recuperaran unos indios de sus repartimientos de Hontibón y Tencalá que se hallaban en términos de Ocaña, los cuales habían sido sonsacados de sus pueblos y debían ser tornados a su natura!". Juan Durán, encomendero del pueblo de Bochagá, tuvo que recurrir al mismo proceso para recuperar una india que> le habían hurtado y se hallaba en Mérida, en poder de "un fulano Carrazco'r". El espacio ocupado social y laboral ocupado por los indios foráneos en la ciudad de Pamplona no fue ciertamente insignificante. El 1582, el padre Pedro Esteban Rangel, vicario. les hizo fundar una cofradía exclusiva para indios, a través de la cual se juntarían y administrarían su propia doctrina. Así se instituyó en esta ciudad uno de los gremios indígenas más tempranos de todo el Nuevo Reino, la cofradía de Santa Lucía de la ciudad de Pamplona. Santa Lucía, como fenómeno cofradial novohispano de composición indígena, garantizaba a sus cofrades muiscas
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1 alJa de manta usac.la por l..1s 111J1as cmtura ·
l'alo1h1o1 Je 011ge11 quechua. asignaba una luju ceñida u la
21
AHP-NS lomo 1.11.14 t 12<, Pamplon«. Mario de I S'XI
2~
AHP-NS Tomo 006 f073 127
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y demás foráneos un ahorro social colectivo y un espacio en la vida social y religiosa de la urbe y su provincia25• •
2. EL TRABAJO ESCLAVO
Pamplona a pesar de todo lo progresista, minera y cosmopolita que haya podido ser en sus primeros 50 años, no fue un centro negrero, y la mano de obra esclava no fue determinante en los procesos económicos de esta ciudad. los negros estuvieron presentes en el trabajo productivo de la regiórl6, pero la carga laboral en la empresa minera y agroganadera de los pobladores pamploneses del siglo XVI recayó fundamentalmente sobre la población indígena, tanto natural como foránea. Desde la misma campaña de conquista, se reportaron algunas piezas de negros, e incluso su actuación en la misma, buscando comida y demás faenas para su amo27. Sin embargo, los esclavos en Pamplona siempre fueron más un artículo de lujo que una solución o alternativa laboral para la producción; excepto, en la explotación minera en el Río del Oro, lugar donde laboraron algunas cuadrillas de negros. Los esclavos negros introducidos en esta región, ya fuera para las minas o para el servicio doméstico u otras faenas, entraron básicamente por la ruta de Ocaña y por la Gobernación de Venezuela, salvo esporádicos casos en que se trajeron por los caminos del Reino y de Vélez. El origen o nación de estos africanos en orden, según el número de ellos era: Angola, Biafra, Zape, Mandinga, Brian, Congo y criollos de Santo Domingo u otros lugares de América los demás".
25
AANP-NS Cofradías y I lerrnandades Constituciones } Fundación de la Cofradía de Santa Lucía, 1582. Aunque a esta cofradía ingresaron posteriormente todo tipo de lides. Como esta cofradía. las doctrinas indígenas del Siglo XVII instituyeron sus propias cofradías como la de Nuestra Señora de La." Angustias del pueblo de indios de Labateca, fundada en 1633, gremio que significó y materilizó una importante cohesión social } política en estas comumdades del antiguo "Valle de los Locos", hoy Labateca y Toledo.
16 El trabajo primordial de los negros en h1 Antigua Provincia de Pamplona se suscribió u tus haciendas y estancias donde :,e producía caña, mieles y azúcar, así como en el distrito minero del Rio del Oro, y desde luego, en el servicio doméstico. 71
AGI, Justicia 561 IT 174 - 189 lnformución de Alonso Rodrígues'de Escobar sobre la Conquista y ano de 1551.
poblamiento de Pamplona, 28
AHP-NS. Tomos 001-015. Años de 1574 a 1603. 128
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En un principio se pensó en el empleo masivo de esclavos negros en la minería. En las Ordenanzas que redactó el Cabildo en 155329, se legisló clara y ampliamente sobre la introducción y administración de negros en el centro minero y su relación con la población indígena. En esta primera década de vida hispánica en la ciudad, el Cabi Ido también intentó obtener crédito de los fondos de la Corona para comprar esclavos negros". La intención de incrementar la compra de esclavos negros, más que responder a la problemática de la fuerte disminución de la población indígena -aunque en aquellos días aún no había llegado la viruela y buéna parte de las comunidades indígenas todavía no estaban sujetas-, seguramente obedeció al deseo de intensificar la producción, especialmente en el distrito minero del Río del Oro. Influyeron así mismo serios problemas· que a los encomenderos mineros se les presentaron por factores climáticos; a los mineros del Río del Oro les estaba prohibido llevar indios de temple frío o medio. Los centros mineros de la Provincia de Pamplona estaban ubicados en puntos climáticos extremos; las Vetas, Montuosa, Suratá y Páramo Rico, se localizan a unos 3.000 metros sobre el nivel del mar y por encima de ellos, mientras el Río del Oro se encuentra por debajo de los 800 m.s.n.m. En estas últimas minas el personal esclavo era indispensable debido a la prohibición que se había promulgado de llevar indios de otros climas allí, pero además, era más rentable y productivo; y, por el contrario en las minas de las tierras altas y de los páramos, los esclavos negros no daban mayor rendimiento y enfermaban, pues venían del clima tropical húmedo de las costas de África Ecuatorial, el Congo, Angola y Biafra. En la visita del oidor Juan de Villabona y Zubiaurre en 1623 no se mencionan negros en Vetas y Montuosa, mientras que en el Río del Oro cuenta 64 esclavos, y no todos propiedad de vecinos de Pamplona; pues también se habían asentado allí algunos mineros vecinos de Vélez, puesto que el referido río y centro minero servía de "término" jurisdiccional entre las dos ciudades". En los comienzos de la minería pamplonesa en el Río del Oro, sólo pudieron llevar esclavos a sus veneros, los mineros y empresarios más solventes: el Capitán Ortún Velasco, el Capitán Alonso Puelles de Esperanza, y posteriormente Juan 29
PRIMER LIBRO DE ACTAS... Op. Cit. Págs 24-32. Cabildo del 25 de Mayo de 1553, mediante las cuales se reformaban y ampliaban las ordenanzas hechas por Pedro de Ursúa dos años antes, en el tiempo en que descubrieron las minas de la ciudad.
se
30
Thid Pág. 139.
31
COLMENA.RES, Op. Cit. Pág. 88.
129
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Ramírez de Andrada, Bernardino Fernández, el Capitán Juan Velasco de Montalvo, el Padre Juan Burgueño del Castillo, Don Diego Páez de Sotornavor y sus hijos Andrés y Diego, Lorenzo Femández de Rojas y Lorenzo Esteban entre otros. En los primeros 50 años, pocas personas compraron más de tres o cuatro esclavos juntos, pocas veces se registraron adquisiciones de cuadrillas enteras u, y si se ofrecía vender una cuadrilla había que detallarla, pues difícilmente se le hallaba comprador a un grupo grande. Una de las escasas transacciones que de este tipo se pudieron realizar, fue la de Bernardino Fernández, vecino encomendero y Escribano Público y del Cabildo en la ciudad, tenía su cuadrilla de indios de Tane lavando en los placeres del Río del Oro desde 1555, y sólo hasta 1582 compró una cuadrilla de doce "piezas" de negros hombres y mujeres- al cura Beneficiado de la ciudad de Vélez, Juan Ruiz de Aguilar, por $1.600 pesos de buen oro, incluyendo el molino, bateas y herramientas con que éstos laboraban en un sitio conocido como "Paso Volador y Río del Oro y cañaveralesv'". En Septiembre 30 de 1582, el Señor Fernández entregó esta cuadrilla a Miguel Sánchez, alcalde de minas en el Río del Oro y Cañaverales por la ciudad de Vélez, y a Diego Martín, minero residente en el sitio de Cañaverales del Río del Oro, para que con la administración o control de Hernando Díaz, mercader vecino de Pamplona que surtía de abastos el centro minero, explotaran su nueva 14. mina y cuadrilla en los mencionados sitios Posteriormente, el escribano Femández compró a Juan de Arciniegas dos "piezas" más de los negros huidos que redujo y sacó de "Los Oromotos" el capitán 15. Francisco de Cáceres Con otras adquisiciones y las "crías" de todos, completó en 1596 una cuadrilla de 27 "piezas" de esclavos entre hombres, mujeres y niños, evaluados en $5. 100 pesos de buen oro; los cuales entregó con sus minas, molinos y herramientas a Juan Pacheco Velasco para que los explotara y trabajara, repartiendo equitativamente su producido H,_
'2 lJna Cuadrilla estaba integrada por unos 14 y hasta 24 indios varones. dirigidos por un .. Señor de Cuadrilla" o un Calpixque. Las cuadrillas de negros se integraban por unas 12 a 18 piezas, incluidas sus mujeres, los dirigía un caputás 33
AHP-NS. Tomo 003 ll 281 v-28-iv
3-4
1 híd. f 366.
35
AHP-NS, Tomo 004 tr 146-147v El capitán Francisco de Cáceres. fundador de la ciudad del Espíritu Santo de La Grita, en sus campañas por la cuenca de Maracaibo } Gobernación de Vcne-ucla había sometido indios rebeldes y negros cimarrones. 311
AHP-NS. TomoOIOffOXlv-082.
130
Siivano Pab6n VfHllfflfzar
Dos meses más tarde, el 16 de junio de 1596, Bernardino Fernández compró una cuadrilla de "17 piezas de esclavos, doze machos y las cinco hembras" a Juan de Fonseca, fulano recién llegado de España, quien los había introducido por la ciudad de Coro en la Gobernación de Venezuela, y los vendió por $3.570 pesos de buen oro en polvo de 20 quilates y 10 tomines el peso17. Esta cuadrilla fue puesta a trabajar en una ranchería del Río del Oro, del lado de los vecinos de Pamplona. La agricultura y la ganadería pamplonesa del Siglo XVI no involucró negros esclavos como fuerza de trabajo importante. Para las .faenas agroganaderas primó la mano de obra indígena, aunque paulatinamente los mestizos y pardos como jornaleros y concertados les iban sustituyendo, sin desconocer la presencia de algunas piezas de esclavos empleadas en los trapiches y cañaduzales de los valles cálidos; lugares donde posteriormente se vería a sus descendientes en las haciendas cacaoteras del Siglo XVIII, especialmente al norte de la ciudad de Pamplona, en los valles de Cúcuta y de los ríos Zulia, Pamplona y Táchira. Sin embargo, los africanos sí estuvieron presentes en el servicio doméstico de las familias más prestantes de la ciudad, y de algunos clérigos que incluso 18. negociaron con ellos Aún cuando tampoco en algún momento, en estas actividades, la fuerza de trabajo esclava logró desplazar la mano de obra y los servicios personales de los indios nativos y foráneos. En proporción, mientras se encuentran cien y mas indios concertados y decenas de ellos sacados de los repartimientos para el servicio personal y otros trabajos, sólo se encuentra un número muy reducido de negros esclavos desempeñando estas labores; no menos de 40, pero con seguridad no más de cien. Y es obvio, porque en Pamplona era más económico y rentable concertar un indio muisca, que los había por cientos en esta región, por una pequeña suma de $8 a $15 pesos o cuatro mantas de algodón al año, que hacer una inversión de $250 a $300 de buen oro por un esclavo negro 19• Los clérigos en Pamplona tenían por costumbre hacerse acompañar de uno o dos esclavos, o en su defecto de indios concertados. Los conventos poseían unos
37
[bid. ff 129-1 J3v.
36 AHP-NS, Tomos 001-015.
Aparecen ~'11 las dotes matrimoniales, 111 servicio de mercaderes, de oficiales y de clérigos, como el Padre Juan Burgueño del Castillo que compraba y vendía piezas de esclavos a viajeros
y mineros. 39
1 lasta $300 pesos de buen oro podía costar "una pieza de indias", es decir un esclavo joven, fuerte, sano y
"sin tachas".
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cuantos esclavos a su servicio y en la élite, las familias prestantes o las que querían aparentarlo, declaraban siempre entre sus pertenencias, algunos esclavos negros". Como signo de prestigio y riqueza social, aparecieron esclavos negros en las dotes y testamentarias de las grandes familias, cuando su monto superaba los $2.000 o más pesos de buen oro. Así, el 16 de Julio de 1574, Don Rodrigo de Cifuentes, vecino de Tunja, declaró haber recibido del Capitán Ortún Velasco cuatro piezas de esclavos negros, valorados en $1.125 pesos de buen oro, como parte de la dote al casarse con su hija Doña María Magdalena de velasco'". En 1582, Doña María de Velasco vendió una cuadrilla de doce piezas de esclavos negros en el Río del Oro, como parte de la herencia que le quedara al morir su segundo esposo, el Capitán Alonso Puelles de Esperanza 41. En Mayo de 1590, Juan Jaimes declaró haber recibido un negro de servicio, como parte de la dote al casarse con Doña Elvira de Herrera, nieta de Don Simón del Basto, viejo conquistador y fundador de esta ciudad". En abril 26 de 1601, Diego Ortiz de Parada, hijo de Alonso Ortiz de Parada y Doña Mariana de Cuellar, declaró haber recibido de sus suegros un esclavo criollo valorado en $200 pesos de buen oro, como parte de la dote de $5.200 pesos del mismo oro que le habían prometido, al casarse con Doña Teresa de Mora, hija de Don Diego de Mora y Doña Catalina de Acevedo'". Igual información encontramos en muchos otros testamentos, en los cuales se declaran una o dos piezas de esclavos como parte de los bienes testados, y en el mejor de los casos bajo cargas hipotecarias, en virtud de que los negros eran un
40
En los testamentos y elotes. tanto matrimoniales como religiosas o ele ingreso al Convento, usualmente aparecen algunas piezas ele negros o mulatos esclavos. En el Convento de Santa Clara de esta dudad llego u haber en cierta época, más esclava. .. y esclavos que monjas, pues l.11 el patrimonio dotal gcnerulmente iba uno o más esclavos.
41
AHP-NS, Tomo I
42
AHP-N~ Tomo UOJ ff250 y 278.
43
[bid
tr 80-83.
rr 12-15.
« AHP-NS, Tomo IJ ff IJ3- l 34v.
efecto uno ele los encomenderos y <le la Labateea y heredado todos sus trapiches y aposentos al casarse con Doña Catalina de Acevedo. hija de Don Andrés de Acevedo, conquistador y fundador de esta ciudad. Tenia en su trapiche una pareja de negros. de quienes nació un negrito llamado Andrés, el cual le dio en dote u su hija Don Diego ele Mora era
l.11
mercaderes más acaudalados de le ciudad de Pamplona, había sucedido la encomienda
132
Silvano P-"ón Wlemlz•
artículo costoso y comerciable que efectivamente sirvió durante todos los tiempos como medio gravable para tener acceso al crédito. En esta ciudad fue uso y costumbre ir en los meses de abril a junio a la ciudad de Cartagena, a esperar la flota de España y comprar los embarques de mercaderías europeas directamente en el muelle, esto permitió que se introdujeran junto a los géneros y demás objetos importados, una que otra pieza de esclavos: Fueron traídos a Pamplona en un máximo de seis por grupo para ser distribuidos en la misma ciudad o reexportados a Tunja, Santafé, Antioquia, e incluso a los reinos del Perú; lugares a donde en cierta ocasión envió Bernardino F.ernández una partida de ellos con un lote de mulas por un valor de más de $5.000 pesos 45. Los sacerdotes, diocesanos (seculares) o regulares (conventuales) , participaron activamente en el comercio y labores económicas de la región, y llegaron a amasar grandes fortunas y comerciaron en diversas oportunidades con esclavos. El padre Juan Burgueño del Castillo, Beneficiado de la Iglesia Mayor de la ciudad, comerciaba con toda clase de mercaderías y esclavos. El padre Pedro Esteban Rangel, cura y Vicario de la ciudad, controló buena parte de los bienes de su familia como albacea y testamentario del Capitán Alonso Rangel, en cuyos haberes se hallaban ciertos negros de servicio y lavadores en las minas. El padre Sebastián de Rivera, durante 18 años doctrinero de las Vetas y Páramos, desarrolló actividades mercantiles enviando cargamentos de harinas y productos de la tierra a Ocaña, e involucró en sus negocios uno que otro esclavo. El padre Bemabé Celi, por algún tiempo Capellán del Convento de Santa Clara de Pamplona, tuvo su propio esclavo y en ocasiones negoció con ellos. El padre Tomás Polentinos, vecino de Pamplona y vicario de la ciudad de Salazar, se dio el lujo de darle carta de libertad a su esclavo Mateo por unos cuantos pesos que éste le
consiguió".
A pesar de lo poco significativa que haya podido ser la presencia del negro en el campo productivo en Pamplona, no hemos de desconocer su participación en la sociedad, por lo menos en la composición de los grupos de la masa poblacional servil en esta sociedad estratificada y medievalesco del Siglo XVI pamplonés. Más aún, cuando la presencia de negros en el servicio doméstico y en algunas faenas productivas, permitió la institución de parejas estables con posibilidades de procreación, al punto de haberse registrado entre 1588 y 1603 en la Iglesia parroquial de la ciudad, 26 nacimientos de negros, bautizados con el auspicio y
45
AANP-NS. Bautismal Iglesia Mayor. Tomo 1. y AHP-NS, citado supra,
46
AHP-NS Tomo 14 f293. 133
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Y CONSTRUCCION
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padrinazgo de sus amos. E igualmente se bautizaron 12 negros y una morisca recién llegados, aún no cristianizados". A nivel social se lleva una relación muy estrecha entre negros e indios en Pamplona. Los indios en la ciudad tienen su arrabal e igual los negros, arrabal de alguna significación para el Siglo XVIII y principios del XIX, vestigio de lo cual subsiste hoy día un sitio en Pamplona denominado "El Chorro de los Negros". Los negros aparecen apadrinando indios en la pila bautismal y viceversa, los indios apadrinaron negros. En términos raciales y sociales no podemos desconocer un reducido número de mulatos y zambahigos que estuvieron presentes en la Provincia, interactuando y como producto de los elementos raciales introducidos en la formación de la hispanidad pamplonesa del Siglo XVI. Así, registramos el asiento de unos cuantos conciertos de servicio anual en soldada de estos mulatos libres, o temporalmente sin amo, los cuales recibían en Pamplona el mismo tratamiento de los tantos indios muiscas y foráneos que llegaban a esta jurisdicción; cuyo destino era ser reducidos y puestos al servicio de un vecino de la ciudad, bajo la modalidad de un concierto de uno o más años de servicio. Esto con el fin de que no anduviesen vagando y se les hiciera pagar su requinto. De estos mulatos encontramos algunos que a la postre se ocuparon como mayordomos en las haciendas de sus amos. Francisco Vicente, mulato criollo, se concertó con el Capitán Pedro de Orozco para servir de arriero en Abril de 1597, con una paga de $50 pesos al año, y al cabo de cinco años se hallaba de mayordomo en la hacienda de su patrón en el valle de Bochagá'". Juan Maraver, vecino, asentó para su servicio un pequeño "zambahrgo"?" huérfano de una india de Batatas, con el compromiso de tenerlo en su casa y servicio por toda su vida hasta 50. que se hiciera hombre Y como estos casos, otros esporádicos nos evidencian la presencia y el papel de estos mestizos en Pamplona. · En Pamplona del Siglo XVI no fueron extraños los negros esclavos, se negoció con ellos, participaron de múltiples actividades laborales y en el servicio doméstico, aunque como hasta ahora se ha insistido: río ocuparon un lugar determinante en el
•7
AANP-NS. Bautismal de la Iglesia Mayor de la Ciudad de Pamplona, Tomo 1. ff 1 - 124.
r y AGN. Visitas
•a AHP-NS, Tomo 6 41 49
! lijo de negro e india
50
AHP-NS, Tomo 6 f 41
de Santander Tomo 5
134
campo productivo, pues la mano de obra serví I la aportaron en su mayoría los pueblos de indios regionales y los indios foráneos que llegaban a la ciudad.
3. MAESTROS, OFICIALES Y APRENDICES Los obrajes o elaboración de los elementos necesarios de consumo para el trabajo y transcurrir cotidiano de la nueva y floreciente sociedad fueron unas de las actividades fundamentales en el proyecto poblador de esta ciudad. Pamplona contó desde los primeros años con maestros, oficiales y aprendices; personajes claves para asentar, organizar y desarrollar la sociedad civil y las empresas económicas de la minería y la agroganadería. Por aquellos años se presentó una relación muy estrecha entre el crecimiento de la producción y el crecimiento poblacional. A medida que la población aumentaba, la producción minera y agroganadera impulsaban oleadas sucesivas de nuevos pobladores, y la ciudad se hacía más mercantil y cosmopolita. Entre el sinnúmero de inmigrantes y pasantes que arribaron a esta ciudad se hallan muchos oficiales, maestros y artesanos, especialistas en todo tipo de obrajes, altamente necesarios en la construcción y consolidación de la hispanidad en estas partes. Para poder ejercer su oficio o profesión y ser aceptado como residente o vecino en la ciudad, estos recién llegados, necesitaron registrarse en la Escribanía del Cabildo con un fiador de buen recaudo, prometiendo públicamente ante las Justicias de la ciudad que sus obrajes serían de buena calidad y a precio razonable. Así, Juan de Carmona, sastre, para poner su sastrería y pulpería en la plaza de la ciudad recibió fianza de Bemardino Femández, Escribano Público y del Cabildo, obligándose los dos, fiado y fiador, a dar y entregar en lo sucesivo todas las obras que le mandaren hacer, sin faltar en nada y utilizando debidamente los paños y telas que se le diesen, poniendo buenos precios en su tienda51. El Cabildo se preocupó constantemente a través de sús regidores y funcionarios especializados, por velar por la prestación de los servicios que demandaba la población. El Fiel Ejecutor verificaba las tarifas y precios que el mismo Cabildo estipulaba para los obrajes, y controlaba la calidad de los productos, así como el cumplimiento de los contratos de obra celebrados entre los vecinos y el maestro u oficial fabricante.
51
AHP-NS, Tomo 005 f280. Pamplona. Enero 10 de 1591. 135
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En 1556 el Cabildo de la ciudad de Pamplona promulgó la primera tabla de precios para los obrajes en hierro. Señaló valores fijos para las herraduras, herrajes, calzas y demás herramientas necesarias en la producción y vida diaria 52, elaboradas por los herreros de esta urbe. Legisló y controló el trabajo de los molinos, las maquilas y calidad de servicio de molienda, aunque hs grandes productores de trigo y harina, fabricaron sus propios molinos en sus haciendas o aposentos. El amplio comercio, la solvencia económica de una parte de la población y el elevado consumo de mercancías de (uropa, ocasionaron la proliferación de un buen número de sastres y tiendas de ropa en Pamplona. La producción agrícola y minera, con amplia diversidad de mercaderías y productos de la tierra, jalonaron la aparición de buen número de herreros y herradores. De esta manera, a medida que la sociedad se iba complejizando, se iban abriendo nuevos frentes de trabajo, nuevas necesidades y nuevos problemas que resolver; nuevos individuos entraron en escena: curtidores, maestros en harinas, azúcar y sedas, maestros de niños, talladores y escultores, médicos y escribanos, y toda suerte de servicios que una pujante ciudad colonial corno Pamplona podía demandar. Los sastres, los herreros, los herradores y los zapateros fueron los oficiales más solicitados, y muchos de ellos lograron gran prestigio y solvencia económica en Pamplona, como Don Miguel Martínez, el viejo, quien llegó y se ocupó corno herrador en los primeros años de la ciudad, y terminó su vida a finales de Siglo corno un potentado mercader y negociante de bestias mulares y caballares en toda la provincia. Con respecto a la consecución de las materias primas para los distintos obrajes, en Pamplona no hubo mayor dificultad. Los sastres recibían telas y paños de Europa por la ruta de Ocaña, mantas y sayales por la ruta de Tunja y lienzos de las ciudades nororientales del Nuevo Reino y de la Gobernación de Venezuela. Los herreros y herradores recibían el hierro, cobre y acero de España, especialmente de Toledo, de donde llegaban, también por la ruta de Ocaña, cantidades del metal cotizado en Pamplona por quintales y por arrobas. Los plateros y joyeros tenían su materia prima en las mirias de la provincia, y las maderas, cueros y rocas eran proveídos por los valles comarcanos de la ciudad. No hay evidencias de que se haya conformado en aquella época algún gremio de oficiales o maestros en obrajes, al estilo de las agremiaciones de artesanos europeos, sólo se registraron unas cuantas sociedades productivas, de trabajo o simplemente de ayuda mutua, celebradas entre parejas de individuos.
52
PRIMER Uhro de Actas. .. Op. Cit. 136
Siivano Pabón Villamlz.r
En 1574 se asociaron Pedro Rodríguez y Sebastián Hemández, plateros, con el objeto de proporcionarse apoyo y ayuda mutua". Diego Bautista y Gaspar Rodríguez, sastres, se asociaron en 1590 para montar una tienda de telas y ropas confeccionadas por ellos". Juan del Campo y Alonso Pérez, carpinteros, firmaron en 1597 un contrato de compañía para montar un taller de carpintería y producir y controlar obras en sociedad". .
COMPAÑÍAS PARA OBRAJES EN PAMPLONA DEL SIGLO XVI . OFICIALES ASOCIADOS Rodrigo Pérez y Sebastián Hernandez Juan Bautista y Lorenzo de Pedemonte Diego Bautista y Gaspar Rodríguez Miguel de Hoyos y Pedro Laguna Juan del Campo y Alonso Pérez Gregorio Roldán y Benito Núñez Francisco Cortés y Agustín de Espinoza
PROFESION Plateros Plateros Sastres Zapateros Carpinters Sastres Albañiles
FIN Ayuda Producción Producción Trabajo Producción Producción Construicc
AÑO
1574 1577 1590 1590 1597 1602 1602
Fuente: Archivo Histórico de Pamplona (AHP-NS), Tomos 01 al 013.
En mayor proporción que los conciertos de· cornpañía'" o sociedad, se celebraron en Pamplona un buen número de conciertos de aprendizaje, con un patrón casi único para las condiciones y relación del aprendiz con su maestro. El maestro aceptaba o recibía en concierto un mozo de mediana edad, a través de las Justicias de la ciudad, de manos del Padrino de Huérfanos o del administrador de indios y pardos vagabundos sin amo, o de sus mismos padres. Lo asentaban en "concierto de aprendizaje" por unos cuatro, seis o más años, bajo condiciones bien claras: el aprendiz se obligaba a servir a su maestro en todo lo que éste le mandara, en tareas relacionadas con las labores de su oficio y lo demás que en su casa o taller le tocare realizar; el maestro se obligaba a tenerle en su casa, dándole de comer, atendiéndole en enfermedad y velando por su formación cristiana y buenas costumbres, hasta hacer del aprendiz un hombre de bien en la sociedad y en la 53
AHP - NS, Tomo 001 f 095.
54
AHP - NS, Tomo 005.
55
AHP- NS, Tomo 011.
'6 Contrato de Compañía. La palabra concierto se empleaba para definir un contrato de cualquier índole, pues encamaba la figura de: .. hemos concertado" o "tenemos concertado ...".
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profesión en que se empezaba a formar. Además, su maestro se comprometía a enseñarle todo lo que sabía de su arte y oficio, y al final del concierto a darle un vestido completo de paño europeo o de la tierra, según lo pactado, y en el mejor de los casos, hasta las herramientas para que emprendiera el ejercicio de la profesión que acababa de aprender. En estos términos, Gonzalo García, herrero vecino de Pamplona, aceptó como su aprendiz a Francisco Femández, mozo residente en la ciudad, para que en un tiempo de cuatro años a partir de 1577, le sirviera en todo lo que necesitara. mientras le enseñaba lo necesario para desempeñarse en el oñcio ". Y como éste hubo muchos, y en todos los ramos posibles, incluidos indios y mulatos. Pamplona contaba a finales del Siglo XVI con un extenso grupo de oficiales, que residían en el plano de la ciudad y unos cuantos al servicio de los hacendados en los asentamientos agrícolas, donde se montaba un molino, una herrería, un banco de carpintería y talabartería, y en ocasiones hasta su propio sastre tenían '11• Así pues, los maestros y oficiales participaron activamente en la construcción de la vida hispánica pamplonesa. Con su trabajo se impulsó la empresa productiva y la consolidación del pueblo español y de la cultura europea en la extensa provincia de Pamplona. Sastres, carpinteros y talladores, a~í como plateros y escultores proporcionaron lujo y esplendor a la élite social en formación, hicieron posible el despilfarro y la cultura, de lo cual hoy se tiene alguna evidencia material representada en arte religioso, platería y arquitectura de aquella época presente en esta ciudad.
CONCIERTOS DE APRENDIZAJE OFICIAL MAESTRO
PROFESION
Francisco Fernández Alonso Ruiz Alonso Ruíz Duarte Domínguez Juan Becerra Diego Alonso
Herrero Zapatero Zapatero Herrero Sastre Carpintero
APRENDIZ Gonzalo García Miguel Martínez, mzo Diego Manzo Alonso Vásquez Diego, indio criollo Diego Alonso, mozo
AÑO 1574 1577 1577 1577 1582 1582
57
AHP-NS, Tomo 002 f' !Xl2 Se registraron en Pamploua en sólo 25 años no 111c11os di: 1 OCl conciertos de aprendizaje, de los cuales extractamos unos 40 y el registro de los maestros u oficiales más notables de diversos obrajes, durante el mismo lapso de tiempo: viéndose su acentuado crecimiento o proliferación ~11las últimas dos décadas del Siglo XVI. 58
Don Ortún Velasco tuvo su propio sastre en la ()1-'TSOrul del indio Diego. u quien él mi:,1110 ptL,;o en concierto de aprendizaje para que luego le sirviera corno tal Igual lo hizo Don Simón del Basto y otrns encomenderos. cuyo objeto ero hacer de sus haciendas unidades productivas lo más autárquicas posible.
138
SIIV•no P•bón Vlll•mlzar
Diego Cornejo Francisco Beltrán Pedro Maldonado Pedro Hernández Alonso Rodríguez Pedro Laguna Pedro Hemández Gaspar Rodríguez García de Trujillo Pedro Laguna Juan de Castro Bernardino Fernández Juan Rodríguez Gabriel Vásquez Pedro Rodríguez Mendo Pedro Hemández Martín de Amezguita Diego Lorenzo Pedro Mendoza García de Trujillo Pedro Sánchez Triguero Domingo Rodríguez Juan de Salazar Pedro Méndez Pedro Menda Francisco de Pantaleón Gonzalo de Trujillo Felipe González Luis Marcos, armador Francisco Sánchez de O Gaspar Rodríguez Alonso Gómez Leal Andrés Alonso Sebastián Gómez
Zapatero Zapatero Platero Sastre Sastre Zapatero Sastre Sastre Herrero Zapatero Sastre Escribano Herrero Zapatero Zapatero Sastre Espadero Sastre Zapatero Herrero Sastre Sillero Armero Zapatero Zapatero Sastre Herrero Platero Tallador Sedero y Sastre Carpintero Sillero Zapatero
Alonso Durán, mestz Diego, mestizo Alonso, huérfano Claudio Guión Juan Rodríguez Pedro, indio mosca Miguel, indio Andrés Zurbarán Antonio topez Sebastián Lorenzo Pedro, indio de Sora Andrés de Pineda Miguel, mestizo Marcos, mestizo Antonico, mulato Hernando, indio Juan Báez Juan, mestizo Claudio, mestizo Miguel, indio muisca Sebastián Durán Sebastián, muisca Juan de Tolosa Luis Ramfrez Pedro de Rincón Francisco, indio Luis, mulato Martín, mulato Andrés Carrillo Pedro de Robles Sebastián, indio Juan, indio mosca Miguel de Molina Miguel, mulato
1582 1582 1582 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1592 1595 1595 1590 1590 1590 1595 1595 1596 1596 1596 1596 1596 1597 1597 1597 1597 1597 1598 1598 1598 1602 1602 1602
FUENTE: Archivo Histórico de Pamplona (AHP-NS), Tomos 01-13.
OFICIALES Y ARTESANOS EN PAMPLONA DEL SIGLO XVI OFICIALES
PROFESION
AÑO
Rodrigo Pérez Alonso Rodríguez Gaspar Martínez Miguel Martínez, el viejo
Platero Sastre Sastre Herrador
1574 1574 1574 1574
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Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO
HISPANICO
EN PAMPLONA
Juan Velázquez de Sahagún Juan de Arteaga Diego de Toledo Francisco Quintero Alonso Ruíz Juan Suárez Luis de Castro Sebastián Hernández Gonzalo García de la Parra Juan de Arciruegas Francisco Rodríguez
Herrador Herrero Platero Platero Zapatero y sillero Herrero Molinero Platero Herrero cerrajero l terrero Zapatero
1574 1574 1574 1574 1574 1574 1574 1574 1574 1574 1574
Juan Fernández Juan Bautista del Copo Lorenzo de Pedemonte Miguel Martínez, el mozo aprendiz Diego Manzo, aprendi( Duarte Domínguez Alonso Vásquez, aprendiz Hernandico, indio Juan Delgado Juan Durán Franrnco Rodríguez Juan Rodríguez Castrille¡o Benito Sánchez Juan Bautista Casullero Pedro Martín de Lores
Herrero
1577 1577 1577 1577 1577 1577 1577 1577 1577 1577 1577 1577 1577 1577 1577
Martín Navarro Pedro Cordero Gaspar Munoz Diego Moraver Juan Becerra Diego, indio criollo aprendiz Diego Alonso, viejo Diego Alonso, el mozo aprendiz Diego Cornejo Alonso Durán, mestizo aprendiz Pedro Vásquez Francisco Beltrán Diego, mestizo aprendiz Pedro Maldonado Alonso, huérfano aprendiz Pedro Hernández
Platero
Platero
Zapatero Zapatero t terrero l terrero Carpmtero
/apate10 Carpmtero Zapatero
),lSt1e Calcetero
Sastre ! terrero
Herrero Sombrerero Sastre Espadero Sastre Sastre Carpintero Carpintero Zapatero Zapatero Sastre Zapatero Zapatero Platero Platero
Sastre 140
1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582
Silvano Pabón Vlllamlzar
Gaspar Nuñez Andrés Camacho Cristóbal Luis, portugués Diego, indio de Ortún Velasco Bartolomé Rodríguez Natera Luis Sánchez Miguel Celf Alonso Sánchez Marmolejo Bartolomé Sánchez Marmolejo Pedro Díaz Pedro Martín
Sastre Sastre Espadero Sastre Platero Carpintero Cerrajero Batanero Batanero Carpintero Sastre
1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582 1582
Pedro Rodríguez Mendo Claudio Guión, aprendiz Alonso Rodríguez, aprendiz Pedro Laguna Pedro, indio aprendiz Francisco Lorenzo Miguel, indio aprendiz Gaspar Rodríguez Andrés Zurburán, aprendiz Juan de Carmona Diego Huertas Diego Cordero Garcfa de Trujillo Antonio López, aprendiz Sebastián Lorenzo, aprendiz Antonio, mulato aprendiz Gabriel Vásquez Marcos Durán, mestizo aprendiz Hernando, indio de Cámara apredz Gaspar Ortiz Juan del Hoyo Juan Bautista de Guzmán Cristóbal Nieto Diego Sánchez Manuel Delgado Juan Polanco Maldonado Bartolomé Navarro Diego Rodríguez Gonzalo Gutiérrez Gonzalo Hernández Esteban Celi Hernán Pérez de Carmona, mulato Andrés Rubio Pedro Gutiérrez
Zapatero Sastre Sastre Zapatero Zapatero Platero Sastre Sastre Sastre Sastre Cobretero Sombrerero Herrero Herrero Zapatero Zapatero Zapatero Zapatero Sastre Sillero Cantero Escultor Carpintero Herrero Zapatero Carpintero Cantero tallador Maestro de Azúcar Herrero Sastre Herrero Sastre Espadero Sillero
1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590
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EN PAMPLONA
Zapatero Sillero Herrero Maestro de Azúcar Sastre y pulpero Espadero Zapatero Sillero Sastre Carpintero armador Sastre Sastre Maestro de harmas Zapatero Sastre
1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590 1590
Juan Rodrlguez Miguel, mestizo aprendiz Martín de Amezquita Juan Báez, mestizo aprendiz Diego Lorenzo Juan, mestizo aprendiz Juan Fernández Bartolomé Dfaz Antonio Díaz Juan García Andrés Alonso Gaspar Díaz Alonso Pérez Gavilán
Herrero Herrero Espadero y barbero Espadero y barbero Sastre Sastre Platero Carpintero Cantero Ladrlllero Sillero Zapatero Carpintero
1595 1595 1595 1595 1595 1595 1595 1595 1595 1595 1595 1595 1595
Juan García Diego García Pedro Mendoza Claudia, mestizo aprendiz Miguel, indio aprendiz
Ladrillero Herrador Zapatero Zapatero Herrero
1596 1596 1596 1596 1596
Juan Rodríguez Maldonado Diego Bautista Diego Lozano Miguel Delgado Pedro Fernández Andrés Carrillo Esteban de Monzón Juan de Campos Cristóbal Daza Hernán Martín Juan Pérez Pedro Gutiérrez Juan Tomás Juan Dfaz Andrés Ruiz Miguel de Hoyos Diego Gutiérrez Pedro Ortiz Alonso Martín de las Cañas Juan de Castro Pedro, indio aprendiz Apolonio Maldonado Bartolomé Bravo Pedro Pérez L-
Zapatero sillero Sastre Sastre Zapatero Sastre Albañil Barbero y cirujano Zapatero
Albañil
- -----
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Siivano Pabón Vlllamtzar
Sebastián Durán, aprendiz Pedro Sánchez Trigueros Domingo Rodríguez Sebastián, indio aprendiz Juan de Salazar Juan de Tolosa Garza, aprendiz Bartolomé Rodríguez, indio Juan Rodríguez Mendo Gerónimo de Aguilar
Sastre Sastre Sillero Sillero Maestro de armas Maestro de armas Herrero Sillero Carpintero
1596 1596 1596 1596 1596 1596 1596 1596 1596
Francisco Lorenzo Cristóbal Daza Luis Marcos Francisco Montes Juan Rodríguez Andrés Criollo, indio Pedro Méndez Luis Ramírez, aprendiz Pedro de Rincón Francisco de Pantaleón Francisco, indio aprendiz Gonzalo de Trujillo Luis, mulato aprendiz Felipe González Martín, mulato aprendiz Francisco de Medina Andrés Carrillo . Francisco Sánchez de Oliva Pedro de Robles, aprendiz Juan del Campo Alonso Pérez
Platero Albañil Carpintero ensambla Sastre Herrero Molinero Zapatero Zapatero Zapatero Sastre Sastre Herrero Herrero Platero Platero Curtidor de pieles Tallador ensamblado Sedero cordelero Sedero cordelero Carpintero Carpintero
1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597 1597
Alonso Gómez Juan, indio mosca aprendiz Miguel de Molina, aprendiz Gregorio Roldón Benito Núñez Sebastián Gómez Miguel, mestizo aprendiz Tenorio Bacca Bartolomé de Alcántara Miguel Báez Alonso, indio Francisco Cortés Agustín de Espinosa
Carpintero Carpintero Sillero Sastre Sastre Zapatero Zapatero Platero Albañil Sombrerero Albaütl Albafül Albañil FUENTE: Archivo Histórico de Pamplona. Tomos O 1-15. 143
1602 1602 1602 1602 1602 1602 1602 1602 1602 1602 1602 1602 1602
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Y CONSTRUCCION
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PROFESIONALES EN OTROS RAMOS OTROS SERVICIOS
PROFESION
AÑO
Miguel (avalista Francisco de Anguieta Francisco de Alba Bernardino Fernández Gaspar Fernández de Sierra Cristóbal Rodríguez Cristóbal de (ayas Manuel Freyle Juan Serrano Bernardino Díaz Diego de Bravo Juan de Ortegón Francisco Martínez Diego Alonso Lancharro Cristóbal Santillán Juan de Ortiz Esteban de Monzón
Médico hospital Escribano del ,,Júmero Escribano del Rey Escribano Público y Cabildo Abogado Preceptor de Grama. Escribano Médico Hospital Notario Maestro de ruñes Escribano Escribano Pulpero Boticario Escribano Maestro de niños Barbero y cirujano
1590 1590 1574 1555 1596 1590 1582 1587 1590 1590 1582 1590 1590
FU[NTE: Archivo His16rico de Pamf)lona (I\HP-NS), Tomos 01-13.
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1600
1590 1590 1590
suvsno Pab6n Vlllem/za,
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DEL POBLAMIENTO Y CONSTRUCCION DEL ESPACIO HISPANICO EN PAMPLONA
Hennita drl Señor drl Humilladero en la ciudad de Pamplona, c.onSlrukla por la Cofradía de la Veraauz y Humilladero entre 1582 y 1605. V~: PABON VILLAMIZAR, Silvano. El Crislo del Humilladero de Pamplona de Indias. San José de Cúa.lta: Hergora, 1994. 146
APUNTES SOBRE LA ELITE LOCAL, RIQUEZA Y FUENTES DE CRÉDITO De los primeros fundadores y pobladores de la ciudad de Pamplona, solo un 30% o 40% lograron asentarse con buenas perspectivas de desarrollo económico y social. Es posible que no más de 60 familias del total de la población española que ocupó la Provincia hayan forjado una significativa riqueza social, con participación en el comercio y los asuntos del Cabildo. En los primeros 25 años la ciudad aún vivía un ambiente de conquistas y campañas pobladoras; pues la pacificación de los indios, la apertura de nuevas rutas, la fundación de villas y nuevas ciudades, y sobre todo, la consolidación efectiva del dominio español en el amplio territorio jurisdiccional de la ciudad de Pamplona, cuyo asentamiento había sido tomado como base para la expansión hispánica en el nororiente del Nuevo Reino y Occidente del actual territorio venezolano. Es evidente que sólo podemos hablar de élite social en Pamplona a partir de 1570, basados en el desarrollo productivo agropecuario, la estabilidad relativa de la producción minera, pero en especial con la consolidación de los mercados de la ciudad y la Provincia, merced a la apertura de la ruta de Ocaña y su mercado directo con Cartagena. En los primeros años de institución de los espacios hispánicos y vida cristiana en el territorio, el Cabildo de la ciudad de Pamplona apenas si registraba unos 70 u 80 vecinos cabezas de familia; buena parte de ellos no habían participado en la hueste pobladora, aúnque esta la integraban algo más 147
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de 100 soldados. De hecho, la ciudad de Pamplona y su provincia fue repoblada con oleadas sucesivas de inmigrantes de otros territorios, tanto blancos como indígenas, e incluso negros africanos y colonos venidos directamente de España. A Pamplona venían a parar hombres de huestes fracasadas o ciudades que se despoblaban como el caso de los pobladores de la primera fundación de Málaga', o el caso del capitán Francisco de Cáceres, quien hada parte de la fracasada hueste de Diego Fernández de Serpa por el Este de la Gobernación de Venezuela y Guayana en 1569i; o los hombres que dejó por todo Venezuela y el Nuevo Reino de frustrada expedición de Pedro Maraver y Silva, realizada en estos mismos años por las riberas del Orinoco. las primeras muestras de una buena solvencia econorrnca entre ciertos pobladores y familias pamplonesas, el establecimiento de importantes alianzas familiares y la consolidación de una primigenia élite criolla, pueden ser vistas la la luz de las dotes matrimoniales ofrecidas a partir de la década de los setenta hacia arriba y en los testamentos redactados por los primeros pobladores que encuentran su vejez con una heredad que declarar, allá por las últimas décadas del mismo Siglo XVI. Un indic ador importante que refleja los altos niveles de acumulación y fortalecimiento económico familiar y a nivel de empresa, es la creciente demanda y consumo de mercancías europeas. La mayor o menor participación que tenían las fami lías de encomenderos, estancieros o mineros en la compra de mercancías finas de Europa, o en la exportación directa o indirecta de sus productos agrícolas o pecuarios, refleja sin duda corno se integra paulatinamente una élite social definitivamente diferenciada del grueso de la población. Un tercer evento que permite reconocer la paulatina pero efectiva consolidación de los grupos familiares elitistas en la sociedad pamplonesa es la participación de ciertos personajes en los cargos concejiles y demas dignidades del Cabildo de la ciudad. Pues de hecho, y sin ir muy lejos, se observa como los hijos de aquellos conquistadores y primeros pobladores eran quienes se disputaban el poder político local. Se presentaron variadas situaciones, de una parte, ciertas familias como los Basto y Basto Avellaneda o Carvajal, Los Jurado, Los Iaimes, Los Fernández de Rojas, Los Jovel y Los Palencia entre otras, fueron 1
1 a ciudad de Málaga habla sido fundada repartió indios )' solares e instituyó su conflictos [urídico-politicns cstre luguistas fue demolida y su tcrritoria asumido corno 2
en 1542 por la hueste de Jerónimo de Aguayo, su cabildo derecho fundacional ) terntoriul. sólo que lus luchas o ) quesadistas dieron ul traste con la fundación La ciudad jurisdicciones <le Pamplona y Tunju,
MELENDEZ SÁNCHEZ. Op. Cit. Pág. 37. 148
Silvano P•b6n V/1/amlzar
modelo de consolidación socioeconom,ca a la luz de esfuerzos individuales pero fundamentalmente de la celebración de alianzas familiares ví~ matrimonial; mientras que de otro lado, se observa como ciertas familias rivalizaban constantemente, incluso en los estrados judiciales, por el poder político y usufructo de preeminencias sociales, caso típico los litis que por largo tiempo llevaron entre sí Los Velasco y Los Gómez de Guzmán 1. Sin embargo, dada la versalitidad, amplia dinámica, su complejización comercial y económica que se instituyó y desarrolló en esta ciudad y su jurisdicción, el ascenso social no resultaba muy difícil, como lo demostraron algunos comercialtes foraneos asentados en Pamplona. En ciertos casos, pudo observarse como no necesariamente se tenía que ser un gran terrateniente o encomendero para ascendera los cargos de justicia o cualquier dignidad en el Cabildo, si se tenía prestigio de honradez y apoyo de personas influventes". Decir que había una correspondencia directa entre ser encomendero, estanciero o minero vecino de la ciudad y ser regidor, alcalde o miembro del Cabildo no es nada nuevo; pues es apenas lógico que los pobladores originales, encomenderos y constructores de la empresa productiva en la ciudad, serían quienes dirigirían los destinos de la sociedad y la política local. Y de hecho los herederos y los propios conquistadores y antiguos pobladores sustentaban en sus relaciones de méritos y servicios ese evento, en procura de que la Autoridad Soberana les otorgara regimientos vitalicios o cualquier otra merced por los "grandes servicios prestados a Dios y a Su Majestad". Ahora bien, la presencia o establecimiento de diligentes comerciantes, quienes como artíñces de boyantes empresas, de suma importancia en la ciudad, con extraordinaria rapidez lograron amasar grandes fortunas con el producto de sus negocios, al tiempo que se abrían espacio entre la élite encomendera y terrateniente, a través del estableciendo de relaciones o alianzas familiares con encomenderos, estancieros o mineros. Comerciantes de profesión se establecieron en' la ciudad con grandes posibilidades, tanto en los negocios y las finanzas como en la obtención de bienes raíces. Bartolomé Gómez, mercader vecino, abrió una tienda en la plaza GAMBOA MENDOZA, Jorge Augusto. Cabildo y Elites Locales en la Ciudad de Pamplona, 15901650. Investigación inédita, parte de su tesis de grado como antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Ponencia presentada en el Vlll Congreso de Historia de Colombia en 111 Universidad Industrial de Santander, 1992.
J
4 En ocasiones encontramos sastres u otros residentes ocupando dignidades del Cabildo, por ausencia de los notables, por capacidades administrativas o simplemente por contar con el apoyo de los viejos regidores.
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de la ciudad, donde distribuía grandes volúmenes de mercancía importada desde Europea y a su vez exportaba y reexportaba hacia Ocaña grandes cargamentos de productos de la tierra. Gómez participó activamente en la vida pública y política en la ciudad de Pamplona y en ciertas ocasiones ostentó los cargos de alcalde y Justicia Mayor en este cabildo y su jurisdicción. El señor Pedro García Román, comerciante y vecino de la ciudad, fue durante muchos años regidor y alcalde ordinario. Su negocio eran las ropas y mercadería europea, acumuló gran fortuna y terminó sus días como regidor perpetuo en el Cabildo. Bernardino Fernández, escribano público y del Cabildo, mercader de profesión y encomendero al mismo tiempo, construyó merced a sus actividades económicas una gran fortuna, fundamentada especialmente en el comercio, sus minas y cuadrillas de lavadores, la empresa agroganadera en termines de su repartimiento de> Tane, así corno en la cornprav venta de> esclavos, hecho que le llevó incluso a hacer fuertes inversiones en la minería. Bc>rnardino r ernández ostentó el oficio y cargo de Escribano Público y del Cabildo de la ciudad de Pamplona desde 1555 hasta 1602, posición que le benefició ampliamente a la hora de jalonar proyectos administrativos que viabilizaran el desarrollo de sus múltiples empresas. El señor Fernández estaba empatentado ron Los Rangel, Doria Envira de Cuellar, su mujer, era hija del Capitán Alonso Rangel. Luego, ya en su vejez, Don Bernardino vendió la Escribanía por la suma de $1.500 pesos de buen oro a un amigo y pariente suyo, Don Juan Cómez d(:' Guzmán, hijo del Capitán Bartolomé Cómez, otro prominente comercialte de la ciudad. Las alianzas matrlrnoniales fueron el mecanismo más práctico que tuvieron los comerciantes advenedizos para acceder al reconocimiento social en la élite lugareña, al tiempo que recibían a través de sucesiones buenas encomiendas. Así, e omercialtes como Pedro de Arévalo, quien sucedió la encomienda del pueblo de Culagá en 1592 al casarse' con Catalina López, hija del Capitán Francisco Femández de Contreras. Juan Maraver sucedió la encomienda del pueblo de Batatas en 1583 al casarse con Doña María de Gálvez, hija de Juan Sánchez de Calvez". Ahora bien, al observar los procesos productivos y consolidación empresarial en la Antigua Provincia de Pamplona del Siglo XVI, se puen definir claramente tres fuentes principales de riqueza social y medios de acumulación; a saber: la minería, la agroganadería y el comercio. Al mismo tiempo, este examen también termite establecer como quienes en realidad acumularon \ COLMENARES. Op. Cit. Pág. l l. 150
Sltv•no P•b6n Vlll•mlz•r
grandes fortunas y luego se convirtieron en importantes proveedores de crédito, fueron los comerciantes, y en el mejor de los casos, aquellos encomenderos mineros que intercalaron su actividad extractiva y pastoril con el comercio. De hecho, algunos empresarios, notables familias de antiguos conquistadores y pobladores lograron buenos montos de acumulación, tanto en metálico como en bienes rafees, llegando a convertirse en proveedores o fuentes de crédito en la ciudad y su Provincia. El caso de Don Juan Ramírez de Andrada, encomendero minero, fue un próspero productor de trigo, queso y conservas en sus repartimientos y tierras de Chíchira, Cáchira, Cachiri, Surata y Chinácota. Este Señor supo combinar muy bien sus empresas productivas con actividades de exportación e importación de mercaderías por la ruta de Ocaña. Ramírez de Andrada instituyó una fructífera y muy activa compañía mercante con Antonio López, comerciante ocañero, y a través de esta empresa enviaba grandes cargamentos de productos agrícolas y pecuarios a Ocaña para el abastecimiento de los mercados del rf o Magdalena y la Costa Norte en Cartagena y los demás puertos, y de regreso, introducían a los comercios de la ciudad ropa y géneros europeos. Así pues, para la última década del Siglo XVI, Juan Rarnírez de Andrada se convirtió en una fuente sólida de crédito, aparte de ser reconocido como una "persona de fiar y buen recaudo", depositario de un gran prestigio social y político al ocupar importantes dignidades en el Cabildo, especialmente el de Alférez Real. Su primogénito y homonimo continuo la administración del patrimonio familiar y sosteniendo lo logrado por su padre. Resulta interesante notar como de Los Ramírez de Andrada obtenían crédito, sumas en efectivo o en especie, los encomenderos, estancieros y todo aquel que solicitase y tuviese una prenda o bien que hipotecar, puesto que la modalidad que más se utilizó para proveer dinero fue el censo o "carta de censo" como se le solía llamar. Hay en Don Juan Ramírez de Andrada una doble y hasta triple figura de prestigio social. Por una parte, el haberse convertido por un buen tiempo un prestamista reconocido hasta su muerte acaecida en el año de 1601, esto es, guardadas las proporciones, en un banco privado de la epoca", Un segundo atributo, el encarnar ciertamente una gran prestancia y honorabilidad, pues desde los primeros años ocupó diversos oficios públicos y de bien común, como 6 Don Juan Rarnín ..sz de Andrada no sólo prestaba dinero en efectivo, mismo que había logrado acumular en sus faenas mercantiles, sino que entregaba bienes ralees a crédito, especialmente cosas y solares en la ciudad, empicando las distintas modalidades del "censo".
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escribano, visitador, procurador, alcalde, alférez y hasta padrino de huérfanos entre otros. La tercera figura muestra el típico empresario ascendente, multifacético, emprendedor y calculador, y en especial, "sin pendencias, devoto y adepto a la Ley y al servicio de Dios y de Su Magestad" como le calificaban sus amigos. Evento que en realidad podría o eerse sin mayor reparo, al encontrar que entre sus hujos había precisamente un sacerdote y una monja en el convento de Santa Clara de Tunja, del cual era su benefactor'. El censo era un sistema que permitía obtener dinero o comprar un inmueble, basado en el reconocimiento de unos réditos anuales del 7% sobre un principal otorgado o un inmueble cedido. Para el caso de suministro de dinero por parte del acreedor, el solicitante hipotecaba sus bienes, y para el caso de un inmueble, se consideraba una compra a "censo", hipotencándose entonces el mismo inmueble", Otros destacados comerciantes que en Pamplona proveyeron de crédito, no sólo de mercancía sino de dinero en efectivo. fueron don Bartolomé Gómez, quien empleaba el mismo sistema de Juan Rarnírez de Andrada, el "crédito a censo"; e igual lo hacía Pedro de Cáceres, Pedro García Román, Diego Jovel, Diego de Mora y Bernardino Fernández entre otros.
CABEZAS DE r AMILIAS MAS PRESTANTCS EN PAMPLONA DEL SIGLO xvi" NOMBRES
ACflVIDAO PRINCIPAL l'rod agrí< ol,, y f>I'< uana
NOTAS l lijm di' '>imém del f unda,
Alon,o Rang,•I, e apil.ln
l'rod. ,1grí1 ol.t y pP< uaria
l lijo de Anión [ ,11•wn, pobl.idur
Alon,o l'uc•ll1•, ri<' f ,p,•r,m/.i, capitán
I n< omondr-ro
minero
I undador Y<'rno do Orlún V.
Alonso Dur.ln, vi,•¡o y PI
I ne omPndt•rq
1•,l<1m irro
mozo
I undadorr-, y pohl.idor1•,
Alomo Carrillo y hN1•dno~
I undador y poblador
7
Rlco Villamlzar, José de Jesús. América Dolor Inédito.
8
ANP - NS. Protocolo notarial de escrituras públicas, a 1603.
9
11,"'º·
Santaté de Bogotá: Amares, 1992.
Tomos 1-15
correspondiente
Solo 35 familias de las más prósperas económicamente y que más alternaron I lay desde luego otros grupos familiares de singular importancia.
152
II
los años
1574
en cargos de Cabildo.
Siivano Pab6n \llllllmlzar
Alon-o ( ,a¡:o de l,1 Cervela
Comerciante
Ocupó cargos en <'I Cabildo
Alon,o di' MonlJlvo, eJpit.ín
[rxomendero
Importantes cc1rgos • visitador
8Jrlolom<' C,ome,, cc1p1t.ln
Comerciante
Oc.upó cargos en el Cabildo
Bc·m.irdino I em.índe,, l'"-ribJno
Comerciante y minero
Acumuló una importante fortuna
Cri,tóhal íovol, hijo, y ,obrino,
Ofici.il~ del Rey
Minero, y
Cri,tbh,11 d,· Araque
I ncomendero -e-tanciero Ortún V.
Yerno del capitán
Cri,tób.il Jdim1•, y
l n< ornenderos
ruerte pmducclón agrícola
Di<,go de Mora y C.il.ilin.i do Acevodo
lncomrndero-(')lancirro
Sucedió a Don Andr~, di' Acevedo
DI<,;<> l'ár/ de ',olom.iyor y heredero-,
r ncomenderos y mrneros
r uerte
comerciantes
horedero-,
I r,m, Í"-o ele• l.i i>Jrra y lwr<'<l,•ru,
prod. Agrlcol.i
en Surat.i
l rxornendero
l:xporlador di' harina,
I r.inc i-co 1 <'m.indc•L d,• RojJ,
[ ncomendero
Gran prestigio y '°lvencia
<,onnlo '>errJn<> y herederos
Cn<.omendc•ro y e,tanclero
r uerte prdoucclón
Cuillc•rmo Aria,
rncomrndero
Ocupó cargos en el Cabíldo
( .onzalo ',.ilcc'<lo, e .ipit.ln
[ncomendrro y estanciero
Buena producción agrícola
luan ele· Vc•l.i..co Moltdlvo
lncomendero y minero
Controló negocios de los Velasco
luan R,1mírr1 di' Andr<1dJ ,. hijo,
I ncomendcrn -comerciante
Exportador de harinas y conserva.
luan di' 1 nlon
l ncomrndrro
Buena producción agrícola
luan drl Basto
l ncomendero-minero
Comerciante y transportador
JuJn S,lnc.he/ Caballero
I ncomrndero
Criador de ganados
L orenzo de lc1 Parra
L ncornendero
Productor de azúcar y ganados
agropecuaria
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HISTORIA
DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
t orenzo r ernández de Rojd~
DEL ESPACIO HISPANICO
[ ne ornendero < ornen ianle Pr6,pc'l'o, negoc 10, < on gdn,1do
Migurl MJrlínez, viPjo M .. khor Sierra Barrionuevo
EN PAMPLONA
Comen ianto
l imdd en Id < iucl,ul
MiguC'I Gamboa y lwrrdC'ro,
Producción .igrope<udria f n, onu-ndero rmnoro
Pedro C",ardJ Rom.\n
Corno« tJnh•
Oc upó e argo, 1•n ,•I r abildo
Podro Quintero Prfm ipe y fdmilta
I nc ornendero-rmnero
Produc tor de• trigo
Pedro Iurado, r <1pitJn
I ne onwnd,·ro mmoro
R<~idor pr-rpetuo
< .ran ,olvl'll< ,,,
Pc•dro di' C.I< Pre•,
('( onómk a l'C'dro (,ómC'J' dl' Oro,« o
I n< orru-nde-ro
FUENTE: Are bivr. Notarial d1• l'amplona.
l'rodU< tor d1• dJ'Ú< ar y g.in.ick>
Tomo-. 1 ,1/ 1 1
La minería, por rentable que fuese, siempre demandó de grandes inversiones, ya fuera para esclavos, herramientas y molinos o simplemente para el sostenimiento de las cuadrillas. La producción de una cuadrilla en el Río del Oro pocas veces superaba los $1.000 o $1.500 pesos anuales, y en las Vetas apenas si llegaba a los $800 o $1.000 pesos en un año'°. Hubo casos en que un encomendero minero de gran prestigio, como el Capitán Pedro Jurado, encomendero y estanciero de Suratá, poseedor de una cuadrilla en las Vetas, tuvo que ceder no sólo sus minas y cuadrilla sino su hacienda productora de trigo, ganado y quesos, para pagar una lista de acreencias que superaban los $8.000 pesos. El Capitán Jurado, regidor perpetuo en el Cabi Ido, fue puesto preso en cierta ocasión por sólo unos cuantos pesos, por los cuales lo habían ejecutados, y tuvo que acudir a su ayuda don Andrés del Basto, a quien tuvo que ceder todos sus bienes temporalmente mientras se cubrían sus deudas. Sin embargo el Capitán Pedro Jurado no dejó de ser un prestigioso descendiente de pobladores antiguos y regidor en el Cabildo. Como el Señor Jurado muchos otros encomenderos y mineros no tenían más que prestigio, porque metálico no acumulaban, mientras sí los vemos III
Muchos mineros ternunaron entregando sus uunas y cuadrilla en forma temporal pam cubrir deudas adquiridas. y su producción se tasaba alrededor de estas cantidades. 154
Siivano Pabón VI/tamizar
realizando sendas compras de paños y ropas finas de Europa. Juan Velasco de Montalvo, sucesor y heredero de Don Ortún Velasco, más que fortuna heredó del ilustre fundador de la ciudad de Pamplona, deudas; por las cuales fue ejecutado inclementemente por sus acreedores, especialmente Bartolomé Gómez, a quien el Capitán Velasco llegó a deber sumas cercanas a los $10.000 pesos. Juan Velasco participó en la política local durante largo tiempo, al fin de cuentas era hijo del Justicia Mayor de la Ciudad, y heredó el control de todos los negocios de su familia, dentro de los que se contaba la Gobernación de La Grita entre otras cosas; pues al morir el Capitán Francisco de Cáceres, casado con su hija Doña María Magdalena de Velasco Silva. Y don Juan tuvo que tomar el cargo mientras el primogénito del Capitán Cáceres lo podía asumir según la capitulación que para dicha gobernación se había dado. El prestigio de los Velasco se suscribía a su apellido, el control sobre buenas extensiones de terreno que desde los primeros tiempos de la ciudad se supieron proveer, al haber desempeñadolos mejores cargos del Cabildo y sobre todo a la intriga política, relaciones de compadrazgo con descendientes de antiguos pobladores, y en último por la multiplicidad de sus actividades económicas. Pero en el fondo su opulencia se veía opacada con el sinnúmero de querellas y causas ejecutivas en las que don Juan Velasco se veía envuelto. Pareciera que a pesarde sus empresasy variados negocios, pocas veces podía, o era amante de cumplir sus compromisos financieros. Doña María de Velasco, hija del fundador y casada en tres ocasiones con célebres capitanes fundadores o pobladores de la ciudad, debe su prestigio e inmortalización de su nombre al haber fundado junto con la también viuda y hermana suya, Doña María Magdalena de Velasco, el convento de Santa Clara de esta ciudad, en 158211. Doña María se casó por primera vez con el Capitán Juan de Maldonado, quien falleció en 1572, casó por segunda vez con el Capitán Alonso Puelles de Esperanza en 1576 y enviudó en 1582, año en el que dispuso donar gran parte de su fortuna en la fundación del convento. Y antes de terminar esa década, contrae terceras nupcias con Don Cristóbal de Araque, viejo poblador y también viudo u. 11
A~P - NS Tomo 1 f 'i5-57 Fundación que hizo doña Muria de Vclusco del Monasterio de Santa Claru de Pamplona. 1582. 12
AANP - NS. Bautismal de la Iglesia Mayor de Ju ciudad de Pamplona. años de 1576 a 1606. En ninguno de los tres matrimonios que contrajo Doña Muria de Velasco se habló de hijos, razón por la cual era oh, 10 que su fortuna se destinara a obras sacros.
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Paralela a la actividad extractiva en las minas de oro y plata de la ciudad, observamos como las empresas agrícolas y pecuarias fueron una importante fuente de riqueza y prestigio. La posesión de grandes extensiones de tierra con cientos de yeguas, vacas y ovejas, a su vez cubier.as con unas cuantas hanegas de trigo, caña, maíz o lo que mejor produjesen; indudablemente eran un importante respaldo económico y financiero. Los testamentos del capitán Alonso Rangel, Gonzalo Serrano, Cristóbal 11, Jaimes y Francisco de Palazuelos entre otros nos muestran como: diez o más estancias, unos 4.000 semovientes de todas especies, aposentos y herramientas, recuas de mulas y extensas zonas de labranza; constituían sin lugar a dudas una prestigiosa riqueza social para una familia. Pero lo cierto es que estos mismos testamentos nos relacionan una extensa lista de acreedores muy costosos que en el mejor de los rasos tenían titulo'> valores o hipotecas a su favor, impuestas sobre estas haciendas. Los encomenderos, mineros y E'st.inrir>ros por grande> que fuera su riqueza material, representada como ya se dijera. on tierra. ganado, minas y sementeras, no acumulaban efectivo; al c ontrano, acumulaban deudas por múltiples factores, en especial por suministros de mercancía y objetos de lujo para las damas de sus familias. Los conventos de la ciudad, en aquellos años aún no se habían constituido corno fuentes de crédito en Pamplona. ll número de religiosos era poco y la mayoría se ocupaba de la doctrina indígena, y sus casas apenas se empezaban a construir. El convento de Santa Clara prestaba pequeñas cantidades, y sólo hasta 1590 se vio que otorgó un crédito por $600 pesos a Diego de Mora, pagando un tributo anual de $43 pesos y un tomín 14• Indudablemente que las rentas de Santa Clara eran muy buenas, pues Doña María de Velasco y su madre abadesa, Doria Magdalena de Jesús (también hija de Ortún Velasco y viuda del Capitán Rodrigo Cifuentes}, habían provisto la institución de suficientes bienes en su fundación. Además, la dote para ingreso de una novicia era de $5.000 pesos, y ef Convento recibía buenas limosnas en los testamentos de los notables de la ciudad que iban falleciendo, pues para tal efecto se habían concedido indulgencias pontificias en favor de las almas cristianas que testaran limosnas para la obra del templo y rentas del Monasterio. '' ANP - NS Tomos 4,5 )' 6 año de 1590. u ANP - NS. Tomo 5 r 226 v. Diego de Moru redimió ese mismo año el principal, pues en realidad este señor era muy solvente lJna ve-, regresó el oro a las ureas del Convento. lo tomó Juan Vclasco, síndico del Monasterio ) fácilmente podía autoprestarse las rentas de las monjas.
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Siivano Pabón Vlllamlzar
Ahora bien, las principales transacciones crediticias en aquellos años estuvieron a cargo de los comerciantes quienes tenían una capacidad sorprendente para endeudar encomenderos mineros y a todo el mundo. En la tienda del comerciante se proveían los hacendados del lujo y mercaderías de Europa, así como de efectivo para el pago de servicios de transporte de carga, salarios o jornales para los peones y pagaba las pequeñas cuentas del solicitante con el sistema de vales. Luego, al cabo de cierto tiempo, cuando el minero y estanciero venía a la ciudad desde su asentamiento agrícola o aposentos, encontraba en el libro del tendero una extensa cuenta que tenía que pagar con la cosecha del año o la producción de su cuadrilla si era minero. Este proceso se repetía casi con todo el círculo de encomenderos mineros y estancieros, quienes se endeudaban a tal punto que sus cuentas se hadan impagables, teniendo que recurrir a alianzas familiares o cesión temporal de sus bienes al comerciante para pagar dichas deudas. l lasta acá todo parece indicar, y lo podemos afirmar categóricamente, que dentro de las actividades económicas en Pamplona del Siglo XVI, salvo contadas excepciones, fueron las actividades mercantiles y de hecho fueron los comerciantes quienes en realidad pudieron acumular oro en efectivo, pues a los sectores productivos rápidamente se les escapaba de sus manos, para ir a caer a las arcas de tenderos y tratantes. Ahora bien, los encomenderos mineros que fueron solventes en metálico, fueron aquellos que sabiamente mezclaron las tres actividades económicas en forma ordenada y estable, caso Juan Ramírez de Andrada, Bernardino Fernández y Diego de Mora.
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A MANERA DE CONCLUSIONES 1. El proyecto poblador de "Sierras Nevadas" tenía como objetivo principal la búsqueda y apertura de una nueva ruta del Altiplano con la Costa Norte a través de "la laguna de Maracaibo". Su ejecución terminó con el poblamiento de la ciudad de Pamplona y a partir de ésta, todo el territorio nororiental del Nuevo Reino, incluidas las ciudades occidentales de la actual República de Venezuela. 2. La ciudad de Pamplona gestionó su desarrollo original con base en la economía extractiva del oro y la plata de sus minas, pues los naturales de esta tierra no lo poseyeron, sus tributos y demoras se suscribían a la prestación de su mano de obra en las diferentes actividades económicas emprendidas por los primeros pobladores castellanos; es decir, los servicios personales, el alquiler y el trabajo mitayo. 3. A pesar de la vocación minera, los encomenderos y pobladores europeos primigenios de esta región encaminaron su economía hacia las actividades agrícolas y pecuarias, convirtiendo la ciudad y provincia de Pamplona en un verdadero emporio agroganadero de grandes dimensiones y prósperos mercados. 4. Contrario a lo expuesto por la historiografía tradicional, la crónica y leyendas locales; la fantástica, majestuosa y desproporcionada producción aurífera y argentífera de la famosa "Pamplonilla la Loca", no se corresponde con la cruda realidad plagada de altibajos en la "saca" minera, continua pobreza y penurias afrontadas por los mineros de aquella época en esta ciudad. Los modestos volúmenes de producción, así como la poca solvencia económica que registraron buena parte de los mineros de la ciudad de Pamplona, y la mediana participación de la minería como medio de acumulación de riqueza, hacen que la realidad vivida no se compadezca con la famosa leyenda que muestra "aceitunas de oro en los banquetes" o "herraduras argentadas en los caballos" de los acaudalados pamploneses de aquella primera centuria. 5. Sin embargo, la anterior premisa no pretende hacer desconocer el papel que la minería tuvo en auqellos primeros anos de construcciones hispánicas, como motor del desarrollo mercantil y poblacional de esta ciudad y su jurisdicción. Al mismo tiempo, pretendemos hacer valorar y reconocer en forma cierta la importancia y peso específico que la agricultura y ganadería tuvieron en la construcción económica y social de la Provincia, actividades éstas que pueden considerarse como las verdaderas fuentes de riqueza patrimonial; pues era la tierra con su producción agrícola 158
Silvano
Pabón V/1/amfzar
Y pecuaria, factor determinante para la construcción de una heredad, y más aún, cuando estos renglones de la producción se complementaron con la muy solvente y lucrativa actividad mercantil pamplonesa de aquellos tiempos. 6. la apertura del camino hacia el río Magdalena, posible con la fundación de la ciudad de Ocaña y su puerto, significó para Pamplona la consolidación de un mercado seguro y de creciente demanda para sus productos, al tiempo que le permitió el ingreso masivo de mercancía europea; lo cual hizo que esta ciudad se convirtiera en un gran centro comercial tanto de productos externos como de la tierra. 7. El vertiginoso crecimiento productivo, en los renglones de la agricultura y la ganadería, se basó en la ocupación de los valles fértiles de la región, al tiempo que se involucraba la población indígena como fuente primordial de mano de obra barata, o para ser más exactos, gratuita para los distintos campos de la empresa productiva espanola primigenia. 8. El trabajo en la producción minera, las faenas agropecuarias y los servicios personales, recayó básicamente sobre los hombros de la población indígena encomendada. En segundo lugar, participaron en buena medida como dispensa de mano de obra barata, los indios trashumantes, naturales de la región central del Nuevo Reino y territorios aledaños a la jurisdicción y Provincia de la ciudad de Pamplona, quienes llegaban a esta ciudad por las distintas vías, y eran vinculados en múltiples labores a través del tradicional "concierto de servicios" con un vecino, un oficial, un comercialte, un convento, o con quien demandara sus servicios. 9. De otro lado, con respecto al trabajo, los esclavos en la ciudad de Pamplona no estuvieron ausentes como mano de obra en los distintos frentes productivos, aunque no ocuparon un papel preponderante como tal, pues tanto el trabajo en las minas como en los faenas agropecuarias estuvo primordialmente, como ya se anotara, a cargo de la población indígena. Los pobladores y vecinos de Pamplona, en aquellos primeros tiempos, dispusieron de buena y abundante mano de obra aborigen, tanto de indios nativos como foráneos, de fácil acceso y muy económica por cierto; mientras que para introducir negros esclavos se requería de grandes inversiones. 1 O. La ciudad de Pamplona fue asiento y tránsito de oleadas sucesivas de indios muiscas que abandonaban su "natural.. asiento para migrar a esta Provincia. En Pamplona se concertaban en múltiples faenas al servicio de quien los necesitase; factor que explica en parte el bajo número 159
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de n=gros esclavos introducidos en esta ciudad para aquellos primeros tiempos, y de paso también explica una importante causal' del paulatino despoblamiento indígena acaecido en los repartimientos de Tunja y el interior del Nuevo Reino, lugares de origen de la mayoría de estos inmigrantes en Pamplona. 11. En esta región, un poco al margen de lo que tradicionalmente se ha dicho, fue la producción agrícola y pecuaria la que jalonó el proceso de ocupación de la tierra, la hispanización del territorio y la consolidación de la riqueza social en la élite pamplonesa. Desde luego sin desconocer el papel que la producción aurífera y argenrítera jugó en el proceso hispanizador de este teritorio. 12. La sociedad agroindustrial y pecuaria de la Provincia de Pamplona, terrateniente y rural por excelencia, se> elitiza P incrusta en una vida pastoril de opulencia y prestigio, apoyada en las viejas glorias de la tradición nominal de apellidos y títulos de conquista; guardando apariencias de prestigio y poder político local, aunque en .,uc; arcas hubiese más deudas que metálico. Esto significa pues que quienes tuvieron capacidad objetiva de acumular dinero en efectivo fueron los comerciantes o aquelos que emprendieron empresas mixtas, dando énfasis en el comercio, y quienes a la postre se convirtieron en fuente primordial del crédito en esta sociedad de opulentos pero empobrecidos encomenderos y mineros.
160
Silvano P,J,6n v,¡,-/Hr
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DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
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162
SilvanoPabรณn ~'
ANEXOS
163
HISTORIA
DEL POBLAMIENTO
Y CONSTRUCCION
DEL ESPACIO
HISPANICO
EN PAMPLONA
INFORMACIÓN DE ALONSO RODRÍGUEZ DE ESCOBAR SOBRE LA CONQUISTA Y POBLAMIENTO DE PAMPLONA, 1551
PRESENTACIÓN A partir de las capitulaciones de Colón, en todos los procesos de descubrimiento y conquista, la Corona Española trató de hacer presencia y ejNcC'r su soberanía en los territorios de Indias, así corno también sobre s us l111Pst(-"> Para tal fin se implantaron procedimientos e instituciones que a pesar de lo remoto de> sus dominios, lograron mantener la autoridad del Real Gobierno. Es así corno la Real Audiencia, institución colegiada con func iones judiciales, legislativas y ejecutivas. autoriza, legisla y controla los procesos de conquista y ocupación del territorio de la Nueva Granada a partir de 1550, fecha en que fue erigirla la Real Audiencia do Santa fe. Y en ejercicio de sus funciones, ésta prauicaba los juicios de> residenc ic1 a las autoridades locales. en la dejación del cargo, o en ejercicio del mismo. Dicho proceso se' desarrollaba mediante una serie de averiguaciones a terreros sobre PI acatamiento u omisión de las leyes o Reales Provisiones de la Corona, y principalmente sobre su conducta como ejecutores de la autoridad soberana en nombre de> su Majestad. Gracias a dichos procesos, encontramos hoy abundante documentación en relación con el ejercicio de la administración hispánica y los procedimientos de conquista y ocupación del territorio americano, ejemplo de ello son: Las diligencias practicadas en razón del juicio de residencia seguido a Don Ortún Velasco de Velázquez y las autoridades de la Ciudad de Pamplona, que fue publicado en el Boletín de Historia y Antigüedades de Bogotá por Don Belisario Matos Hurtado. La probanza de servicios del Capitán Francisco Fernández de Contreras, fundador de> Ocaña, incorporado al expediente levantado por Alonso Castillo de Cuellar, descendiente del anterior'. fl expediente levantado contra Juan Rodríguez Suárez y sus consortes por haber ido a la conquista de Sierras Nevadas en el año de 1558, sin licencia de su Majestad, y otra causa que se le siguió por la fundación de la ciudad de Mérida en las Sierras Nevadas en el mismo año". I
t\GN. Sección I listoria Civil. Tomo XIX. ff 782-89-l. Publicudo por Don Luis Eduardo P:íl.!7 Courvel en
l Iacaritama. 1919. 1
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l listoria Civil. Tomos XVII ~ XXIl
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Respecto a la legalidad o ilegalidad de los procesos de conquista y ocupación hispánica en el oriente del territorio, encontramos una amplia gama de expedientes Y probanzas, juicios y visitas; entre los que se destaca el proceso seguido contra Miguel Diez de Armendaris y Pedro de Orsúa, por malos tratamientos y desmanes en el ejercicio de la autoridad y campañas de pacificación en el Nuevo Reino y Sierras Nevadas. La Causa es seguida por el Oidor Alonso de Zorita, desde la Villa de Mompóx, en los años 1550 y 1551; estableciendo un juicio de residencia con todo el rigor y disposiciones Reales pertinentes para el buen Gobierno. A Diez de Arrnendaris se le acusaba de mal trato a los indios, de parcialidad en sus fallos y de rudeza en los modales. Se decía que era negligente en el cumplimiento de los Mandatos Reales y que no castigaba los pecados públicos, que era amigo de acumular dinero y de ser parcial fallando a favor de quienes le adulaban con dádivas, banquetes y comidas; se le acusaba además, de indecente y mancillador de hogares ajenos. Nada había hecho en favor de la conversión de los indios, a quienes trataba como esclavos; su única preocupación era el poder y la acumulación de dinero a costa de los demás; robaba a los indios y metía la mano en las cajas del Rey, violaba la correspondencia y comerciaba con la justicia, desdeñaba la religión y trataba mal a los clérigos, estimulaba el juego y los malos vicios hasta en su propio palacio y, en otras palabras, arrastraba el decoro de su Majestad, al ejercer en nombre suyo tan pésimo gobierno. En virtud de semejantes cargos y muchos otros, Zorita ordenó su captura y prisión, mientras se efectuaban las informaciones y probanzas para tan delicado caso. De Pedro de Orsúa se tienen no menos graves acusaciones, pues éste Capitán General si ejecutó de su mano grandes crueldades y atropellos contra la población nativa y sus gobernados. Fueron muchos los horripilantes detalles narrados por numerosos testigos, quienes declaraban acerca de las crueldades con que se trataba d los indios por mandato de Armendariz y por ejecución del propio Orsúa. Centenares de ellos murieron a causa del trato que les dieron, aparte de los que perecieron torturados por no poder dar el oro que les pedían En la investigación secreta levantada contra Orsúa por el Oidor Zorita en 1550 y 1551, para indagar sus responsabilidades como teniente de Armendariz en las jornadas de Sierras Nevadas, se denunciaba que dicho Capitán General llevó gran cantidad de indios, se cree que de 2.000 a 4.000, algunos fueron capturados en la pacificación de los Guanes y otros, en el propio Reno de Granada. De este grupo solo regresó un centenar y los demás fallecieron por los malos tratos recibidos, " y por sacarlos de su naturaleza"; convirtiéndolos en indios de servicio o yanaconas 165
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tratados y llevados como prisioneros para transportar sus haberes. No se ha determinado el número de nativos muertos en los contactos violentos de la guerra de conquista contra los pueblos chitareros en las Sierras Nevadas (nombre que se le daba al sector nororiental de la Cordillera Oriental). Presentamos en este trabajo, la información de un soldado, quien a órdenes de Orsúa, participó en las campañas militares de pacificación y sometiendo de los pueblos chitareros de la Provincia de Pamplona. Alonso Rodríguez de Escobar, subalterno de Orsúa, fue nombrado por éste, alcaldes del primer cabildo de la ciudad de Pamplona en el momento de su fundación. rue llamado ante el Oidor Alonso de Zorita en Junio de 1551, con orden de declarar en forma extensa y clara sobre los hechos acaecidos en dichas conquistas. Este escrito fue insertado a los otros autos del expediente de la causa mencionada contra Orsúa.
rl interrogatorio es muy amplio,
contiene 27 preguntas que cubren varios aspectos, no sólo en relación ron el son 1Pti1 niento do la población nativa sino también, con aspectos propios de la admiuistracion entre los blancos y la manera cómo se hicieron los repartimientos y encomiendas en pueblos de naturales. Por el momento, querernos resaltar la informacion de carácter etnohistórico que el documento proporciona, pues más que hacer leyenda negra alrededor de la conquista, pretendemos resaltar y poner a disposición de los lectores e investigadores los detalles regionales, que desde el punto de vista etnográfico y antropológico se pueden extraer de este valiosos documento. En dicha información se plantean igualmente intrigas y rivalidades entre los españoles, en detrimento de la población indígena y del buen gobierno. Por ello, instamos a leer este documento con agudeza y persprcacia, para que puedas inferir su propia historia de la ocupación hispánica de la provincia de Pamplona, o por lo menos a ganar una aproximación documental en procura de mayor claridad en la historiografía local del siglo XVI.
AGI, JUSTICIA 561, ff 174 - 187 Este es un traslado bien y fielmente sacado de una carta receptoría, firmada del muy magnífico Señor Licenciado Alonso de Zorita, oidor y juez de residencia por Su Majestad, y una probanza e información que por virtud de ella se hizo por la justicia de la Villa de Mompóx; su tenor de la cual dice en esta manera: El Licenciado de Zorita, oidor de la Audiencia Real que reside en la ciudad de Santo Domingo en la Isla Española, y Juez de Residencia de esta Gobernación de Cartagena y sus provincias, hago saber al Magnífico Señor Teniente de Gobernador de La Villa de Mompóx y a los muy Nobles Señores Alcaldes Ordinarios de la dicha 166
Villa, y a cada uno de ellos que a mi noticia es vendido que en la dicha Villa está Alonso Rodríguez de Escobar, el cual se halló presente en la conquista que se hizo en el Nuevo Reino de Granada en las Provincias de Pamplona por Pedro de Orsúa,
Capitán General donde hubo y se hicieron muchas muertes y robos a indios; robándole sus haciendas y matándoles y haciéndoles otros malos tratamientos y porque conviene al servicio de su Majestad que se haga información de la manera que se hizo la dicha conquista y lo que en ella pasó y que en ella diga el dicho Alonso Rodríguez de Escobar, mande dar esta mi carta (Receptoría) por la cual les requiero de parte de su Majestad y de la mía; ruego que siendo requeridos y siéndoles entregada esta mi carta, luego manden parecer ante ello o cualquiera de ellos al dicho Alonso Rodríguez de Escobar, y pareciendo, reciban de él juramento y le pregunten que diga y declare de qué manera se hizo la dicha conquista y qué gente fue a ella y cuánto tiempo se tardó en conquistar y qué muertes y cuántos indios murieron y cuántos pesos de oro ranchearon y robaron a los dichos indios y qué indios hirieron y cuántos indios llevaron del dicho Reino a la dicha conquista y cuántos murieron, y si repartió la tierra el dicho Pedro de Orsúa, conforme a lo que Su Majestad manda y que diga y declare todo lo que pasó desde el día que se comenzó la dicha conquista hasta que él salió de la dicha Provincia de Pamplona, lo cual diga y declare muy por extenso a cada cosa particularmente y lo que dijere y depusiere ante escribano, que de ello de fe; signado y cerrado en pública forma me lo mande enviar lo más brevemente que pudiere, porque lo tengo de enviar ante Su Majestad y darle noticia de ello. Hecho en Cartagena a Cuatro de Junio de Mil Quinientos Cincuenta y un Años. El Licenciado de Zorita por mandato del dicho Señor Oidor y Juez de Residencia Bartolomé de la Peña. En la villa de Mompóx, a veinte y dos del mes de Junio de mil quinientos cincuenta y un años, ante los muy Nobles Señores: El Capitán Alonso de Carvajal y Gabriel de Cogollos, alcaldes ordinarios de esta villa por su Majestad, y en presencia cJ2 rní, Francisco Flórez, escribano; pareció presente Pedro Chamoso y presentó la carta Receptoría de suso y pidió a sus Mercedes la guardasen y cumpliesen como en ella se contenía. Testigos Gaspar del Aguila y Don Luis Bravo y Diego de Verroel, estantes en esta Villa, y yo el dicho escribano presente. Y así, presentada la dicha carta en la manera que dicho es, en esta parte, Sus Me~cedes dijeron que la obedecían y obedecieron como el Señor Juez lo manda y que en cumplimiento de ella mandaban y mandaron al dicho Alonso Rodríguez de Escobar, que declare por la dicha carta, como su Majestad lo manda, so pena de quinientos pesos de oro de pena para la cámara de su Majestad, lo cual se proveyó y mandó presente al dicho Alonso Rodríguez de Escobar; el cual dijo que estaba 167
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presto de lo cumplir, y lo firmaron de sus nombres, testigos los dichos Alonso Gabriel de Cogollos, pasó ante mí. Francisco Flórez. En la villa de Mompóx, a veinte y seis días del mes de junio de mil y quinientos cincuenta y un años, ante los magníficos Señores Alcaldes Ordinarios: El Capitán Carvajal y Gaspar de Heredia y en presencia de mí, Francisco Flórez, escribano de la gobernación y del cabildo de esta Villa; pareció Alonso Rodríguez de Escobar y presentó el escrito siguiente, testigos lñigo de Rentaría y Diego Rincón vecinos de esta villa. Muy nobles señores: Alonso Rodríguez de Escobar vecino de la ciudad de Pamplona, que es en Sierras Nevadas, provincia del Nuevo Reino de Granada, y estante al presente en esta Villa de Mompóx, parezco ante Vuestras Mercedes, en aquella vía y forma que más a mí derecho convenga y digo que a mi noticia es venido que Vuestras Mercedes tienen en poder un mandamiento del Señor Licenciado Alonso de Zorita, juez de residencias, en que por él manda que diga y declare todo lo que pasó en la conquista de Pamplona; asi de los indios t> indias que se llevaron de este reino, corno de los que se mataron en la conquista y así nusmo me manda que diga y declare como se repartió la tierra, y si es conforme a lo que su Majestad manda y otras cosas de que yo no puedo dejar de saberlo, por tanto pido y suplico a Vuestras Mercedes y si necesario es requiero no me lo manden porque en decirlo pierdo lo que tengo en el Reino, porque no iré diciendo lo que por Vuestras Mercedes me es mandado, porque mi persona corre mucho riesgo, por las causas siguientes: Lo primero que en el dicho pueblo de Pamplona, me quisieron matar dichos criados y allegados de Pedro de Orsúa, Capitán General que en aquel tiempo era, y esto porque había hablado de ciertos indios que habían muerto por una ballesta, y lo otro porque Pedro de Orsúa manda más el día de hoy que antes que fuese General, porque se tiene por deudo del Señor Licenciado Góngora, oidor de la Real Audiencia del Nuevo Reino y por tales se tratan y porque en el tiempo que se tomaba la residencia allá manda Miguel Diez Armendariz, oidor, a muchos que aunque el Juez de residencia les ahorcase no jurarían contra el Licenciado Miguel Diez Armendariz ni contra Pedro de Orsúa porque les afrontaban de palabra, y por cierto en los estrados ante los presentes oidores y porque están mal conmigo porque vine con Montalvo de Lugo y con Bartolomé González de la Peña escribano de la Residencia y así me ha enviado a amenazar el Licenciado Miguel Diez desde Santa Marta, diciendo que acá queda quien me demande la venida con Montalvo de Lugo por todas estas cosas y otras muchas más muy evidentes que pudiesen después, y suplico a Vuestras Mercedes como suplicado tengo no me lo mande a decir, porque diciéndolo como tengo dicho, yo me tengo que ir de la tierra y perder lo que tengo y pretendo y deudo y esto pido al presente Escribano me lo de por testimonio y contando el muy noble oficio de Vuestras Mercedes, imploro; Alonso Rodríguez de Escobar.
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Y así presentado el dicho escrito; en la manera que dicha es, y visto por los Señores Alcaldes, Sus Mercedes dijeron que lo han por presentado, cuanto a lugar de derecho y no más de hecho, y que mandaban y mandaron poner este escrito con los otros autos y mandaban y mandaron al dicho Alonso Rodríguez de Escobar que no envargante lo por él dicho y alegado, que diga y declare lo que supiere y le fuere preguntado, so pena de los dichos quinientos pesos de pena porque así conviene al servicio de Su Majestad y ejecución de su Real Justicia y que si testimonio quisiere, se le dé con la Carta del Señor licenciado Alonso de Zorita, Juez de suso dicho, y con los demás autos hasta éste, y no lo uno sin lo otro, lo otro sin lo otro, en lo otro sin lo otro, so pena de treinta pesos para la cámara de Su Majestad.
GASPAR DE HEREDIA En este dicho día se lo notifique al dicho Alonso Rodríguez de Escobar, el cual dijo que vista la provisión que le es puesta y por no incurrir en ella, que está presto a declarar y decir lo que supiere. Testigos: Diego Rincón. Pasó ante mí, Francisco Flórez. Y después de lo susodicho en la Villa de Mompóx, a veinte y seis días del mes de Junio de mil quinientos y cincuenta y un años; los muy Nobles Señores Gaspar de Heredia y el dicho Capitán Alonso de Carvaial, Alcaldes ordinarios en la dicha Villa, en presencia de mí, el dicho escribano "e de yuso escritos", hizo parecer ante sí al dicho Alonso Rodríguez de Escobar y. de él tomaron y recibieron juramento en forma debida de derecho, por Dios y por Santa María por una señal de la Cruz a tal como ésta +, en que su mano derecha tocó corporalmente, so cargo de lo cual prometió decir verdad de lo que supiere y le fuese preguntado a la conclusión del cual dicho juramento dijo que sí juraba y amén. Testigos: Diego Rincón y Juan Santos, estantes en esta villa. El dicho Alonso Rodríguez de Escobar, después de haber jurado y siendo preguntado por el tenor de la dicha receptoría dijo lo siguiente: 1. tiempoi.
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preguntado que si ha estado en el nuevo reino de Granada y qué Dijo que si, y estuvo dos años poco más o menos tiempo.
2. Fuele preguntado que si conocía a Pedro de Orsúa Capitán General que fue en el Nuevo Reino, por el Licenciado Miguel Diez Armendariz, juez de residencia que fue en dicho Reino? Dijo que sí lo conoció todo el tiempo que este testigo estuvo en el Nuevo Reino. 3. Preguntado por las preguntas generales de la Ley; dijo que será de edad este testigo de treinta y cinco años poco más o menos, y que no es pariente ni enemigo del dicho Pedro de Orsúa y que lo demás no le tocan las preguntas 169
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generales de la Ley que por dichos Señores Alcaldes le fueron hechas y que vencía quien tuviere justicia. 4. Fue preguntado si fue este testigo con el dicho Pedro de Orsúa a las provincias de Pamplona, a la conquista de ella? Dijo que este testigo fue con el dicho Pedro de Orsúa a las dichas Provincias de las Sierra Nevadas y Pamplona a la conquista y pacificación de la dicha provincia e indios de ella. S. Fuele preguntado qué gente fue en la dicha conquista de españoles a la conquistar y pacificar? Dijo que iría a lo que se acuerda cien hombres poco más o menos. 6. Fuele preguntado qué piezas de servioos llevaron y de dónde eran naturales y que si los llevaron aprisionados en cadenas, cepos y sogas, collares y de herraduras y otras prisiones, y cómo las tomaron? Dijo que no puede contar cuantas piezas de servicios llevaron porque los soldados llevaban muchas en gran cantidad; unos a veinte y otros a quince, y otros doce, y otros más y otros menos, y en lo que le es preguntado de dónde eran naturales, dijo que todas eran del Nuevo Reino, las unas del servicio de los españoles y otras tornadas de los pueblos de paz, repartidos en el dicho Nuevo Reino, tomados en caminos Reales cargados yendo a servir a sus amos y a sus mercados y contrataciones, y que este testigo llevó a la dicha conquista algunas de ellas, porque así se usaba y el dicho General lo veía de sus propios criados del dicho Capitán General y del Licenciado Miguel Diez; las llevaban así mismo aprisionadas en sogas, atadas de día y otras con cadenas, y de noche las aprisionaban en cepos, y que ésto es público y notorio, y uso y costumbre en el Nuevo Reino. 7. ruele preguntado qué de estas piezas que llevaron los españoles de servicio, que cuántas de ellas murieron por el camino, yendo y viniendo y estando en la dicha conquista y qué tantos quedaron vivos? Dijo este testigo que lo que de ello sabe este testigo que algunos de ellos se huyeron del camino y otros murieron puyados de puyas que los indios les ponían, y otros que yendo a buscar comida los mataban los indios de guerra. Otros murieron de trabajo y que los que se huían también los mataban los indios de guerra, por los caminos; y otros que murieron de frf o por el páramo de Hontibón, que serían cincuenta o sesenta piezas y que estos los más eran de la dicha provincia de Pamplona, y esto fue cuando Pedro de Orsúa fue a la Provincia de lma, yendo a descubrir las sierras Nevadas.
8. Fuele preguntado que si de las piezas que de éstas que quedaron vivas, si tomaron a su natural o que si se quedaron en la provincia? Dijo que algunos Españoles venían al dicho Nuevo Reino a negocios y tomaban algunas de las piezas que habf an llevado y otros se venían sin ellas, por dejarlas allá, para cuando 170
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volviesen, porque no se les huyesen por el camino; y que todos los demás quedaron con los españoles, que en la dicha pacificación quedaron poblados. 9. Fuele preguntado que en qué tiempo entraron en la tierra y qué tanto tiempo se tardó en conquistar la dicha provincia? Dijo que en la dicha provincia entraron en el año de cuarenta y nueve, por el mes de Octubre, primero día de él y día de todos los Santos se fundó el pueblo llamado la ciudad de Pamplona en el Valle de Todos Santos; y que este testigo se halló presente al fundamiento de él y fue alcaldes de él, el dicho como primero y dijo este testigo que en la entrada de la tierra antes hallaron comida en abundancia y que luego vinieron algunos de los indios a servir a los españoles. 1 O. Fuele preguntado qué tantos pesos de oro ranchearon y tomaron a los dichos indios naturales de las dichas provincias? Dijo este testigo que se hubo muy poco oro en la tierra porque los indios no lo tienen, que se hubo en todo el campo cincuenta pesos de buen oro a lo cual este testigo le parece. 11. Fuele preguntado qué tantos indios e indias de los naturales de la dicha provincia murieron a las manos de los españoles, como del trabajo durante el tiempo que estuvieron en las dichas provincias y tierras, los dichos Capitán y españoles? Dijo que no lo sabe, excepto que este testigo salió con el General a correr la tierra y a visitarla, vio que en la provincia de lma un día a hora de las diez del día llegó el dicho General con sesenta o setenta .hombres y los indios andaban por los cerros que ni se sabía si eran de paz o si eran de guerra, al parecer por que ellos tenían a todas sus mujeres e hijos y haciendas en sus casas y los más de ellos no trafan armas sino garrotes; se les dio una guazavara por los españoles en que le parece a este testigo que murieron aquel día con lanzas y espadas y perros, treinta o cuarenta piezas, pocas más o menos; sin los niños que desempeñaban los indios de servicio que los tomaban de los brazos de sus madres y tomaban las indias para servirse de ellas, y que estos indios que ésto hacían eran indios ladinos criados de tiempo de los españoles, y mataban los dichos niños por tener mejor servicio de las madres, porque este testigo vio algunos de los dichos niños llorar, y los veía en las peñas muertos y despeñados.
12.
Fuele preguntado que estas muertes de los indios e indias naturales y criaturas pequeñas que así murieron, si lo supo o vino a su noticia del dicho Capitán General Pedro de Orsúa? Dijo que en el dicho campo fue público a todos y cree este testigo que lo sabría así mismo el dicho Capitán General y no le sería oculto, y que este testigo vio que la dicha gente estuvo alojada en este dicho pueblo, ocho días· pocos más o menos y en éste dicho tiempo los. naturales no sabían huirse ni esconderse en el monte como lo acostumbran hacer todos; y se ponían de tres en tres y de cuatro, al rededor del campo en los cerrillos, dando voces y a manera de hacer sentimiento y lloran de noche y de día; y preguntábales el Capitán General 171
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por la lengua, que es un Antonillo, indio ladino, que qué querían o qué decían; y que la dicha lengua decía que decían los indios que se fuesen los dichos españoles de sus casas y maizales y sementeras, y que veía este testigo que el dicho General les respondía con la dicha lengua, que no había lugar que se fuesen de allí, si no que les echaría los perros, y que dijesen al cacique que viniesen de paz y trajesen mucho oro, y que si no se iban de allí, que se enojaban mucho los perros y los caballos y que los comerían; y que los dichos indios no se les daba nada de todo ésto y se estaban quedos porque había quince días que no comían ni bebían si no era tabaco y de ésto estaban todos borrachos y sin sentido, porque es una hierba que los emborrachaba mucho comiéndola a la continua y que esto sabe este testigo, porque algunos de estos indios venían al campo de los españoles y hacían cosas y entraban en los bohíos y toldos de los soldados, quebrando ollas y vasijas y echar tierra y lodo en el pan que se hada para los cristianos y así se soltaban muchos perros del campo y los mordían y los arrastraban y no hacían ningún sentimiento, y esto de estar borrachos lo decía la misma lengua que la causa era del poco comer y beber de aquella hierba que así comían. Y que en este tiempo que así estuvieron aposentados, un día por la mañana amanecieron tres o cuatro indios junto al campo de los españoles en un cerro, dando voces como los demás días habían hecho, y el dicho General Pedro de Orsúa cabalgó a caballo, y así hicieron los demás que había juntamente con él, y gente de a pie con perros; y este testigo fue con él de a caballo, y llegados a donde estaban los indios, los dichos indios no hicieron sentimientos de huir ni de otra cosa, y que el dicho General les preguntó con la lengua por qué eran tan bellacos y no tenían miedo de los perros, pues sabían que los comían; y no que se ponían de noche y día por los cerros a dar voces y que el dicho Antonillo, lengua, respondía que dónde se habrían de ir, teniendo allí sus casas y comida y sembrados; y así este testigo corno todos los demás, veían andar muchos escuadrones de indios e indias cargados con sus haciendas, niños y niñas, por los maizales sin ninguna manera de guerra y estando el dicho Pedro de Orsúa, General, con todos los demás españoles armados, pensando que estaban de guerra, decía el general a estos indios, con la lengua, que llamasen al cacique y que trajesen mucho oro y así se iban de estos uno o dos indios con esta demanda y volvían y traían cuatro o cinco zartas de cuentas de caracoles de la mar, y decía la dicha lengua que decían que aquel era su oro; y el General mandaba la dicha lengua que lo arrojase por las peñas abajo, y mandaba que ningún indio de los de servicio de los españoles lo tomase, por que los dichos indios viesen que tenían en poco aquello, y luego el dicho General mandó a Andrés Jorge, que tenía un perro allí, que lo echase a un indio que andaba allí cerca y así lo hechó y el perro no tardó mucho en llegar a él y lo arrastró por una cuesta bajo asido de un brazo del dicho indio, y luego de ahí a poco, el dicho General mandó que arremetiesen contra los indios que había en aquella tierra que se presumía que habría boscajes y celadas de indios, porque la tierra era fragosa y no se aparecían todos y en este encuentro murieron muchos indios que este testigo no se acuerda 172
cuantos serían, y que también mataban y mataron indias, y los dichos indios yanaconas ladinos de los españoles, despeñaron muchos niños y criaturas pequeñas; y visto este testigo la gran perdición que había, él y un Toloza Vizcaíno, andaban en sus caballos dando voces a los soldados de a pie e indios de servicio, que no matasen a aquellos indios, pues no se defendían ni tenían armas con que, y así fue en parte para que no muriesen más de los muertos, aunque en otras partes donde no alcanzaron evitar lo suso dicho, se hizo gran muerte y daño, porque este testigo lo vio cuando se volvían al Real, muchos indios e indias muertos, de diez en diez y de veinte en veinte y otras mujeres y muchachas y niños escondidos entre las hiervas, vivos, y los que quedaron vivos no se podían llevar ·al Real, ni había hombre que pudiese llevar una pieza al campo, de miedo, y mas se llevaron muchos cargados en indios al campo y después por halagos tornaban en sí y servían, y de estas se llevaron muchos niños y-niñas a Pamplona, y se murieron algunos de ellos, y este testigo fue en enterrar por sus manos algunos de ellos; y en este reencuentro hirieron a un cristiano que se decía Juan Rodríguez, y que esto lo dio todo y se halló presente a todo con sus armas y caballo, este testigo; y que luego se partieron a Pamplona y taban ahí la Pascua Florida. Y pasada la pascua salió el dicho general con otra tanta gente como la pasada, en descubrimiento del Valle de Condarnenda y que este testigo fue allá con su caballo y armas, fueron por La Caldera y el Valle de Rábicha y el pueblo que dicen de Maso y destos pueblos se llevaron muchos indios de servicio y pasaron un páramos de dos leguas y dieron en una población donde hallaron los indios alzados y muchas sementeras y comida, aunque algunos venían de paz, y de ahí fueron y este testigo con ellos un río abajo todo por poblado de bohíos en bohíos y de ahí atravesaron otras cordilleras, tierras muy pobladas, e iban dando catas en algunos ríos y fueron a un páramo despoblado a donde no hallaron lo que buscaban, por donde el Capitán General y gentes se iban devolver por otro camino no sabido a los pueblos repartidos a Pamplona, donde fueron a salir cerca del valle que se dice el Arcabuzazo, repartimiento de Ortún Velazco, donde un día llegados se fueron a un Valle donde habían muchos aguacates; salió un negro del General que se decía Sebastianico, solo, a buscar de comer, cosa que se acostumbraba en las entradas para comer, y yendo por unas laderas abajo fue c1 dar donde estaban unos indios en unas cuevas, con sus hijos y mujeres y hacienda y desde las cuevas le tiraron un flechazo al negro en los lomos, y así flechado vino al campo de los españoles y dio nueva de donde los indios estaban en las cuevas, y luego el General mandó apercibir gente de a pie y de a caballo, con perros, y así fue el dicho General y llevó una ballesta y en la primera cueva luego de desbaratar a los indios, según dijeron los que allá habían ido, porque este testigo no fue allá. De ahí fueron a otra cueva, donde estaban los indios hechos fuertes con sus hijos y mujeres y haciendas, que los españoles no les podían entrar porque allá hirieron los dichos indios a Juan López en la cara con una lanza, y visto que no les 173
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podían entrar, dicen que tomó el dicho General una ballesta suya, con jaras, los tiraba de afuera y los echaba peñas abajo y que el dicho General le dijo a éste testigo había derribado siete y ocho indios, y luego los soldados de a pie que estaban junto a la peña entraron y les tomaron sus haciendas y mantas y otras cosas que tenían, y este testigo vio que los restantes que tomaron de aquellas cuevas los llevaron al Real, entre los cuales había algunos heridos y estos en poder de Juan Díaz y Juan Pérez, y vio este testigo los casquillos de las jaras que no dieron en los indios sino en la peña, se torcieron y los enderezaba Duarte el herrador en su vigornia, porque eran de matar venados, y los traía el dicho General para ese efecto y vio que volvía el dicho General a sacar las otras que quedaron en los cuerpos de los indios para las guardar para su caza. Así mismo los soldados iban a ver alguna pieza viva para traerla para servicio, y que esto lo oyó decir a todos los que de allá venían, y al dicho General. Y el dicho negro que he dicho arriba murió del flechazo, y por decir este testigo en algunas partes del campo lo quisieron matar como dicho tener por un escrito e intentaron de hacer informaciones contra este testigo y como no hallaron testigos de secreto lo dejaron porque en este tiempo hicieron otra información contra un Valermoso criado que fue del Licenciado Miguel Diez, estante en aquel tiempo en aquel pueblo, porque fue llamado por parte del Licenciado Alonso de Zorita, para testigo. 13. Fuele preguntado que en esta jornada, que hicieron para descubrir el Valle de Condamenda, qué indios de servicio murieron y de la tierra, fuera de éstos que asaetearon en las cuevas? Dijo este testigo que los indios del servicio del Reino que se llevaron, murieron algunos en empuyados y otros muertos que les mataban los indios de guerra, entre los cuales se acuerda de uno de un Cornejo que vino al campo flechado en un tobillo y murió de ello, de ahí a quince días más o menos, y otro de un fulano Serrano también murió empuyado; y de los demás que murieron no se acuerda más de que a sus amos oyó decir este testigo que le faltaban indios, y que de los que iban por comida no volvían todos. 14. Fuele preguntado que de los naturales de la tierra de aquel valle, indios de guerra, y en aquella jornada de Condernenda, qué indios murieron así con perros como de otra manera? Dijo este testigo que vio venir muchos soldados al campo, de ranchear y de buscar piezas para las cargas y decían que quedaban allá muertos ciertos indios en los cuales fue un día viniendo un Alfonso Esteban, cabo de escuadra, herido en el pecho de un flechazo y no murió, y este dijo que quedaban los indios muertos algunos de los que habían topado.
15. Fuele preguntado sí vio este testigo algunos indios muertos de esta dicha tierra? Dijo que un día yendo este testigo con un Juan López, que iba por caudillo a descubrir un camino para irse a la ciudad de Pamplona, dieron en unas peñas de 174
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sobresalto donde hallaron muchos indios e indias y los tomaron y ataron para llevarlos al campo, y yendo caminando con ellos, vinieron ciertos indios a quererlos quitar y soltáronse los perros y echaron mano de un indio y mordiéronle, y el dicho indio con unas flechas que tenían la mano hirió a los perros de que murieron porque tenían hierva y el indio, no sabe este testigo si murió, y que otras muertes de indios que este testigo haya visto, no lo sabe. 16. Fuele preguntado que en las dichas salidas que salieron, qué indios e indias que murieron, así de perros como por los españoles, muertos a lanzadas y cuchilladas; si lo mandaba a hacer el dicho Pedro de Orsúa, o si se hacía en su presencia o venía a su noticia las dichas muertes? Dijo este testigo que el dicho Capitán Pedro de Orsúa salía en las guazavaras que hubo de indios y españoles, salía en la delantera como Capitán General, y que las demás muertes de indios, que no vio este testigo que lo mandase hacer, mas de que mandaba apercibir y apercibía caudillos con gente que iba de noche y de día a ranchear y veía y sabía que llevaban perros y parte de ellos del dicho Capitán. 17. Fuele preguntado si cuando los soldados y caudillos venían, si decían delante del Capitán que habían muerto o herido algunos indios o indias? Dijo este testigo que sí decían cuando venían de ranchear delante del dicho Capitán Pedro de Orsúa, decían lo que habían pasado por allá y los indios que habían fallecido y herido. 18. Fuele preguntado que si echaban los dichos españoles celadas de gente con perros para tornar los dichos indios descuidadamente y qué indios mataron de esta manera, y que si el dicho Pedro de Orsúa fue en las dichas celadas? Dijo este testigo que en el tiempo que él salió con el dicho General a correr la tierra, que se quedó este testigo algunas veces con el dicho General en emboscadas escondidamente, caminando toda la gente, se quedaban entre las hiervas y entre los bohíos y entre la hierva, y que quedaban con perros por mandado del dicho General y este testigo vio indios muertos con los perros y otros tomaban vivos y los que llevaban para su servicio; entre las cuales celadas se quedaron en un pueblo del Valle de Miser Ambrosio, donde vinieron los indios donde estaban con sus arcos y flechas descuidados, no sabiendo que estaban allí, porque veían ir caminando el campo; en la cual celada hirieron a un español en un muslo, del cual murió de ahí a ocho días y se tomó allí un indio mordido de los perros. 19. Fue preguntado qué otras muertes de indios hubo en la dicha jornada, oyó decir? Dijo este testigo que el dicho Pedro de Orsúa había salido otras muchas veces sin que este testigo saliese, porque era Alcaldes y se quedaba en el pueblo, y después que venía la gente les oyó decir las Guazavaras que habían habido y como habían herido indios con lanzas y perros y espadas, y muertos muchos de ellos. Y
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que este testigo no vio ni supo que muriese ningún español en estas salidas, mas de que algunos venían heridos. 20. Fuele preguntado que cuando hacían las dichas salidas y muertes y robos a los indios, si antes de hacerles la guerra les requerían con la paz, y se la guardaban conforme son obligados y manda Su Majestad, haciendo las diligencias que convenían para ello? Dijo este testigo que todas las veces que este testigo se hallaba con el general hablando con las lenguas a los dichos indios, les decían que viniesen de paz y sirviesen a los cristianos y que si así lo hiciesen que les guardarían la paz y si no, que les harían guerra y los irían a buscar a sus casas aunque se escondiesen en los montes; y que esto lo oyó decir muchas veces al dicho capitán y así mismo cuando venían de guerra les decían lo mismo. 21. Fuele preguntado que si el dicho Pedro de Orsúa repartió la dicha tierra que así se descubrió, conforme a los que Su Majestad manda? Dijo que este testigo conoció este testigo a todos los que en la dicha conquista fueron con el dicho Pedro de Orsúa y se halló a todo presente al repartir de la tierra y vio este testigo que no la repartió conforme a lo que Su Majestad manda porque dio indios de repartimiento a personas que no se hallaron en la dicha conquista y pacificación que fueron los siguientes: Andrés de Galarza, hermano del Licenciado Galarza, oidor de a Real Audiencia que en el dicho Nuevo Reino reside, el cual dicho Andrés de Galarza estaba en aquel tiempo en la ciudad de Santa fe, por contador de Su Majestad, proveído por el Licenciado Miguel Diez Armendariz, llevando de salario en cada un año las cuatrocientas mil maravedíes que Su Majestad mandaba a sus oficiales, y este salario oyó decir este testigo que llevaba y lo veía servir el dicho oficio de contador y que se le dio un repartimiento, en que el cacique de él se llamaba Chontalá, a una lengua del pueblo. Y así mismo dio otro repartimiento a Juan de Penagos, pariente del Licenciado Miguel Diez, que fue en aquel tiempo y residía así mismo en la ciudad de Santa fe, y se lo dio a tres leguas del pueblo. Y que se dio otro repartimiento a Gómez de la Torre, criado del Licenciado Miguel Diez, que a la sazón estaba en esta ciudad de Cartagena, que había venido a tomar la posesión de unos indios de esta Villa de Mompóx, que se dice Jegua, y él fue a la Ciudad de Pamplona, donde a seis meses poco más o menos que estaban pobladas y la tierra pacífica, que servía la más de ella y estuvo allá dos meses, y sabe y vio que le dieron por repartimiento la Caldera de Rábicha, dos lenguas del pueblo; y así mismo fue con él un Pacheco, recién venido de España y le dio otro repartimiento que dio a un Hidalgo que se dice Ambrosio Ordóñez Maldonado que era de los primeros conquistadores y quitósele porque decía que quería ir a 176
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pedir justicia delante de los Señores Oidores, y que yendo el dicho Ambrosio Ordóñez a se quejar del dicho General como dicho es, oyó este testigo decir al General: "Buen recaudo lleva Ambrosio Ordóñez que el licenciado Galarza es hermano de quien yo di de comer, y Góngora es de mi tierra y deudo mío y me escribe que mire por acá si hay que dar de comer a ciertos Hidalgos que con él vienen de España"; y este testigo vio la carta. Dijo el dicho Pedro de Orsúa: "Piensa Ambrosio Ordóñez que han de quitar esos Señores los indios que yo he dado a los que están allá aunque no hayan servido en la tierra; provisión de Su Majestad hay acá, en que dice que mire a los Gobernadores y Capitanes como reparten las tierras, porque después una vez haberla dado ellos, el Rey no la podía quitar". Y así mismo vio este testigo que le dio repartimiento a un Hoyos que era criado del Licenciado Góngora que vino con él de España, que así mismo no fue de los primeros. 22. Fuele preguntado si dejó de dar de comer a algunos conquistadores y buenos pobladores y porqué no les dio indios, como a los demás? Dijo que el dicho General no dio de comer a muchos soldados de los que con él habían ido y le habían trabajado en la tierra, porque este testigo los veía tornarse al Reino perdidos y así mismo este testigo no le dio de comer conforme a su trabajo, porque dio otra de doce o quince bohíos de indios que se decía la Bicha, el cual los Señores Oidores han dado a otro, y que por el juramento que tiene hecho, que muchos de los que quedaron sin indios no osaron pedir su justicia por tener como tenía indios el dicho Andrés de Galarza hermano del dicho Señor Oidor, el licenciado Galarza; y en esto de repartir se remite este testigo a una carta que escribió este testigo al Señor Doctor Hernán Pérez, oidor de Su Majestad, de su Real Consejo de Indias, en que le hizo relación a cerca del repartir de la tierra, porque lo tiene por Señor y de cerca de su tierra; y para que de allá le diesen algún favor, pues que este testigo lo ha servido a Su Majestad en estas partes catorce años ha. 23. Fuele preguntado qué tanto tiempo hace que este testigo salió de la dicha población de Pamplona y si quedaba allá el dicho Capitán Pedro de Orsúa? Dijo este testigo que había hoy un año tres días más a lo que se acuerda que este testigo y el dicho Capitán General Pedro de Orsúa, salieron de, la dicha población, por mandato del Señor Licenciado Zorita, juez de residencia que los mandó llamar para la dicha residencia. 24. Fuete preguntado que si se acuerda de otra cosa que pasase en la dicha población y qué tierra es, si es tierra donde se pueden sustentar los pobladores de ella? Dijo que sabe este testigo que hay minas ricas de oro en ella y es tierra de comída y esto sabe. 25. Fuele preguntado que de qué manera se fundó el dicho pueblo y a quién hicieron alcaldes el primero año y regidores, y de qué manera se hizo la elección de
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ellos y con qué acuerdo? Dijo este testigo que el primer año el dicho Pedro de Orsúa, corno General hizo alcaldes y regidores por no haber cabildo y ser uso y costumbre así en estas partes de las Indias; los cuales fueron alcaldes: este testigo y Juan Vásquez y regidores Hernando de Suezcún y Pedro de Alonso y un Acevedo y un Juan de Torres y Ambrosio Ordóñez, y Alvear y Vergara, criados éstos dos del Licenciado Miguel Diez, y un Juan Rodríguez. 26. Fuele preguntado que la segunda elección que de qué manera se hizo, si se hizo conforme a lo que Su Majestad manda o de qué manera? Dijo que todos los regidores dieron sus votos conforme como se suele hacer el dicho General hizo lo que quiso y fue su voluntad, porque después de haber dado las varas a quien las dio él, y hecho los regidores de su mano; eligieron en el cabildo dos regidores, el cual fue uno Alvear, que lo tiene este testigo por buen cristiano y hombre de buena vida y Ambrosio Ordóñez que era bien que se dicen los votos que los dichos regidores y alcaldes habían dado en aquella elección rara ver si conformaban con los que Su Merced había hecho y respondió el dicho General que no eran menester verse y se levantó de la mesa y dijo que ellos quería hacer de hecho, y así lo hizo, y se remite éste testigo al libro del cabildo que de ello se hizo. 27. Fuele preguntado que a estos que daba el dicho General los repartimientos, si iban a estar y residir en ellos o en la dicha ciudad y a la sustentar, o si los vendían? Dijo que muchos de ellos vendían; y fueron el uno de ellos rrancisco Díaz, lo vendió d un Jurado que no es conquistador ni poblador, en cuatrocientos y tantos pesos, según dijo el dicho Jurado a este testigo. Pedro de> Orsúa, el General, vendió él su repartimiento que tomó para sí a Madas, en quinientos pesos, el mal die ho Macias es ido a España. Y Pacheco vendió el suyo a un maese Francisco. carpintero, en doscientos peso y se fue así mismo con el General d los Muzos. Y así mismo Alonso Esteban vendió el suyo, según dijo a este testigo hoy en día uno que vino del Reino y en lo que dice este testigo en las preguntas antes de ésta; que no repartió la tierra conforme a lo que Su Majestad manda, lo dijo por lo que dicho tiene y por que dio de comer a algunos mozos de soldada y otros criados suyos muy mucho mejor que a los conquistadores antiguos, de catorce y quince y más años en estas partes, que han servido y servían a Su Majestad, a su costa y misión, con sus armas y caballo y los demás que tiene dicho, fueron de a pie; y ésto es lo que sabe y se acuerda y es la verdad para el juramento que tiene hecho, en que se afirmaba y afirmó y tornaba a leer su dicho; dijo que todo era verdad para el dicho juramento y se acuerda y en él dijo que se afirmaba y afirmó y ratificaba y ratificó y si es necesario de nuevo lo tornaba a decir y lo firmó de su nombre y signaron los Señores Alcaldes. Alonso Rodríguez de Escobar, Gaspar de Heredia, Alonso.
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Siivano Pabón VI/tamizar
Y luego vista por Sus Mercedes la dicha declaración del dicho Alonso Rodríguez de Escobar, Sus Mercedes dijeron que mandaban y mandaron a mí el dicho Francisco Flórez, escribano, que de ella saque el traslado; poniendo por cabeza la carta receptoría del dicho Señor Juez de Residencia y los demás autos hechos en este caso, sin crecer ni menguar en ellos cosa alguna; y así sacado, corregido y concertado, yendo firmado de sus nombres y signado de mi signo, lo dé y entregue a persona de recaudo, que lo lleve y dé al Señor Licenciado Alonso de Zorita, y lo signaron. Corregido y concertado, fue este dicho traslado con la dicha carta e información en la Villa de Mompóx, a veinte y nueve días del mes de Junio de Mil y Quinientos y Cincuenta y Un año, siendo presentes por testigos Domingo Abarca y Juan de Portillo y Pedro·Hernández, estantes en esta Villa, y yo Francisco Flórez, escribano de la Gobernación de esta Villa; presente fui al corregir y concertar este dicho traslado y le escribí y le hice escribir según que por el original parecía, que en mi poder queda y de mandamiento de los Señores Alcaldes que aquí firmaron sus nombres. Lo escribí y saqué bien y fielmente y por ende hice aquí este mío signo a tal en testimonio de verdad.
GASPAR DE HEREOIA
ALONSO CARVAJAL
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FRANCISCO FLOREZ
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CONCIERTO DE SERVICIOS DE UN INDIO DE BARQUISIMETO AHP-NS. Notarial de Pamplona. Tomo 005. f 0289v
En la ciudad de Pamplona del Nuevo reino de Granada de las Indias, en siete días del mes de Julio de myll y quinientos e noventa años, ante Bartolomé Gómez, alcalde ordinario en esta dicha ciudad, y en presencia de mi el presente escribano público e testigos yuso escritos, parecieron presentes; de la una parte Gabriel González, mercader vecino desta dicha ciudad, y de la otra un yndio ladino e xpiano que dijo llamarse Juan, que dijo ser de Barquisimeto de la Gobernación de Venezuela, e dixeron que son convenidos e conzertados en esta manera: que el dicho Juan, yndio, sirva al dicho Gabriel Conzalez tiempo de un año que corre desde el día de la fecha desta. porque el dicho Gabriel González le dé de comer y beber y vida honesta e razonable, e por razón de su servizio le dará diez pesos deste oro en polvo, pagados por los tercios del a,10 y los alpargates que hubiere menester y un sombrero de la tierra; y el dicho yndio se obligó de no se yr del dicho servicio hasta que sea cumplido el dicho a,10, so pena de perder lo servido, y que se pueda yr por él a donde estuviere y tráelo {sic) para que sirva de nuevo, y el dicho Gabriel González no lespedirá (sic) ny echará obras para que se vaya, so pena de él pagar por entero el dicho a,10, e para ello obligaron a sus personas y bienes muebles y raizes habidos e por haber, e dieron poder cumplido a las Justicias del Rey Nuestro Señor de cualesquier partes, a cuyo fuero se sometieron e renunciando el suyo e la Ley Side Convenerid e lurisdiccione Omnyum Judicum para que a ello les compelan corno personas dignas de juez competente, pasada en cosa juzgada, y renunciaron las leyes de su favor y la que prohibe la renunciación de leyes; y el dicho Gabriel González lo firmó, a quien conozco, y el dicho alcalde. Testigos: Juan Dfaz de Ocaña e Xpóbal Víva!I e Nicolás de Palencia, vecinos estantes en esta ciudad.
Bartolomé
Gémez. Alcalde
Gabriel González
Fuy presente; Bernardino Fernández, Escribano
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Siivano Pabón Vlllamlzar
OBLIGACIÓN DEL CAPITÁN PEDRO JURADO CON YNÉS GÓMEZ Y ALONSO GAGO DE LA ZERVELA AHP-NS, Notarial de Pamplona. Tomo 005. ff 326r-328r Sepan quantos esta carta de obligación vieren como yo el Capitán Pedro Jurado, vecino de la cibdad de Pamplona del Nuevo Reyno de Granada, otorgo e conozco por esta presente carta que debo y me obligo de dar e pagar, e que daré e pagaré a vos YNÉS GÓMEZ, viuda mujer que fuistes de MIGUEL DE GAMBOA, difunto, e ansí mesmo a vos ALONSO GAGO DE LA ZERVELA, vecino desta dicha cibdad e a cada uno o a la persona que de vos y a quien poder personal que de vos obiere, conviene a saber: setecientos e sesenta y siete pesos de buen oro fino, fundido e marcado con la marca del Rey Nuestro Señor, de veinte quilates cada peso, o pagados en oro en polvo de las minas desta cibdad, limpio como corra en ella al tiempo que se hiciere la paga, resumidos al dicho valor de veinte quilates, los quales son por razón de las mercaderías siguientes: Por seis hozes a cinco tomines cada una, montan Dos varas de raxa florentina a seis pesos, monta Quatro onzas y media de pasamanos de oro a tres pesos y ducado honza, montan Dos varas y quarta de tafetán gualda a peso y ducado vara, monta Otras tres varas de tafetán al dicho, monta Quatro varas de bayeta a seis pesos vara, que monta Siete varas y media de terciopelo negro a nueve pesos vara, que monta Dos caxas de conserva que pesa diez y nueve libras, a peso la libra, que monta Por libranza a Gregorio López, seis pesos Dos varas de holanda rica a quatro pesos vara, montan Veinte quatro varas de ruán a diez tomines vara, que montan Dos buxitillos de Algalia a peso cada uno Dos varas de tocas de lino ricas a dos pesos vara Dos quintales e una arroba de hierro a dieciocho pesos quintal Vara y media de tafetán pardo a un peso y ducado vara Un espejo de más de diez, cuatro pesos Uná libra de especias, ocho pesos Dos varas y media de paño colorado a siete pesos vara, montan Por dos varas de toquilla de sombrero a peso vara Por cinquenta pesos que libró al beneficiado Juan 181
3 ps, 6 ts 12 pesos 16 ps, 7 ts 3 ps, 7~ ts 5 ps, 2 ts 24 pesos
63 ps, 4 ts 19 pesos 6 pesos 8 pesos 30 pesos 2 pesos 4 pesos 42 ps, 4 ts 2 ps, 5 ts 4 pesos 8 pesos 17 ps, 4 ts
2 pesos
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Burgueño del Castillo, Por dos varas de toquilla a peso vara Por una quarta de seda negra a un peso y ducado honza Por dos dozenas de botones negros a medio peso la honza Por media dozena de botones de seda parda, a medio peso dozena Por una vara de toquilla, un peso Por otras tres varas y media de toquilla a peso vara Por libranza a Bartolomé Gómez, veynte y quatro pesos Por dos dozenas y media de botones de seda a medio peso dozena, montan diez tomines de buen oro Por dos varas y media de ruán a diez tomines vara Por vara y media de mitán a peso Por media honza de seda parda a peso y ducado honza Por quatro dozenas de botones de seda a medio peso hza Por tres quartas de terciopelo negro a nueve pesos Por dos varas y tres quartas de paño velarte verde escuro a siete pesos vara Una vara de ruán de cofre, dos pesos y medio Dos honzas menos un adarme de pasamanos verdes y pardos a peso y ducado honza Por libranza a Alonso Ruíz Galdámez, siete pesos Por libranza a Bartolomé Velasco, doze pesos Por libranza a Gerónimo Arias, diez pesos Cinco varas y un quarta de terciopelo labrado a ocho pesos vara Cinco varas y una quarta de tafetán negro a peso y ducado vara Dos varas y media de ruán a diez tomines vara Seis libras de jabón a cinco tomines libra, monta Vara y quarta de razo negro a cinco pesos vara Vara y quarta de tafetán negro a peso y ducado vara Quatro varas y quarta de ruán a diez tomines vara Vara y sesma de razo negro a cinco pesos vara Por libranza al Capitán Montalvo Por libranza a Juan Fernández, ocho pesos Por una botija de aseyte a quatro pesos y medio Por dos honzas de hilo rico a dos pesos Una frezada de Castilla, cinco pesos Unos borseguies de lazo entero, seis pesos Por libranza a mi señora María de Carvajal, seis pesos Un corte de jubón de telilla de ojuela, nueve pesos Veynte varas de ruán de fardo a diez tomines vara 182
so pesos 2 pesos 31h ts 1 peso 2 ts 1 peso 3 ps, 4 ts 24 pesos 1 p. 2 ts 3 pesos 1 p, 4 ts 7 ts 2 pesos 6 ps, 6 ts 19ps,2ts 2 ps, 4 ts 24 ps, 3 ts 7 pesos 12 pesos 10 pesos 40 ps, 2 ts 9 ps, 11h ts
3 ps, 1 t 3 ps, 6 ts 6 ps, 2 ts 2 ps, 11h ts 5 ps, 21h ts 5 pesos ? 8 pesos 4 ps, 4 ts 2 pesos 5 pesos 6 pesos 6 pesos 9 pesos 25 pesos
Siivano Pab6n Vlllamlzar
Dos libras de cera a peso y medio libra Tres honzas y nueve adarmes de pasamanos pardos Media honza de seda a peso y ducado honza que monta Dos varas de ruán a diez tomines vara Dos varas y media de brin a siete tomines vara, monta Ocho honzas de cañafístola a medio peso honza, monta Otras tres varas de cañamazo del dicho precio Unos chapines negros valencianos, cuatro pesos Una mano de papel, seis tomines Quatro libras de cera a peso y medio libra Media libra de toda especia a ocho pesos libra Una vara y cinco dozavos de tafetán amarillo a peso y ducado vara Por libranza a Juan Pérez, minero Dos varas de ruán a diez tomines vara Por libranza al Padre Fray Reginaldo de Morais, diez ps Por libranza a Miguel Martínez, doce pesos Por libranza a Juan Ferrer. cinquenta pesos Por vara y quarta de razo negro a cinco pesos vara
3 pesos 1 p, 6 ts 7 ts 2 ps, 4 ts 2 ps, 1 Y2 ts 4 pesos 1 p, 4 ts 4 pesos 6 ts 6 pesos 4 pesos 2 ps, 4 ts
7 2 ps, 4 ts 10 pesos 12 pesos 50 pesos 6 ps, 2ts
Y por otras muchas menudencias de mercaderías que de vos compré e recebí realmente con efeto según largamente como parece por la quenta de vuestro libro de caja, fojas ciento y setenta y una a que me refiero e por ser las dichas mercaderías muchas de muchas menudencias, no temo en que declaradas en el libro, del qual me tengo y otorgo por contento y entregado a toda my voluntad, y porque de presente no pareciere entrego e renuncio la exebción de la ynumerata pecunya y leyes de la prueba y de la paga e mal engaño, como en ella se contiene y otras que zerca desto hablan; los quales dichos setecientos y sesenta y siete pesos del dicho buen oro me obligo de dar e pagar en dos años cumplidos primeros siguientes, que comienzan y se quentan desde diez e siete días del mes de henero pasado deste año de la ffecha de esta carta, puestos y pagados en esta dicha cibdad a my costa e riesgo con las costas de la cobranza en esta manera: la mitad de ellos en trigo, bueno de dar e recebir a como valiere al tiempo que hiciere la paga que se tiene la inpera a pagar desde la fecha de Pascua de Navidad primera venidera deste año de la fecha desta carta y a de estar pagada cumpliendo el plazo de los dichos dos años primeros en esta dicha cibdad, según haber y del dicho principal de la dicha paga se han de descontar ciento e quatro pesos y como consta en el dicho libro quel dicho Miguel de Gamboa me debía de fletes; y lo demás restante a vos se han· de pagar, según dicho es y para ello obligo mY, persona e bienes muebles e inmuebles habidos e por haber, e doy poder cumplido a qualesquier jueces e justicias del Rey Nuestro Señor, de qualquier fuero e jurisdicción que sean, a cuyo juicio e jurisdicción me someto renunciando como renuncio my propio 183
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fuero e jurisdicción, domycilio e vida, e la ley Sit Convenerit de Jurisdiccione Omnyum Judicum para que me compelan y apremyen a lo ansy cumplir e pagar e ansy presume como sy fuese pasada en cosa juzgada por sentencia definitiva de juez competente y por my consentida, e renuncio qualesquier leyes, fueros e derechos, y en este caso contra lo que dicho es me pueda ayudar e aprovechar, e la Ley regla del derecho que dice que general renunciación de leyes sea non vala y en el presente renuncio las leyes quinta e sesta, título treze de la sesta partida que los acreedores de mayor cantidad suelen conceder a sus deudores, e la de los seys meses que las reales audiencias conceden a los deudores que los piden como en ellas y en cada una de ellas se contienen, en sy mysmo del qual otorgo la presente carta de obligación ante el presente escribano y testigos escritos, que fue ffecha y otorgada en la dicha ciudad de Pamplona, en diez y nueve días del mes de mayo de myll e quinientos e noventa años, y el dicho otorgante e yo el presente escribano, doy fe que conozco, lo firmó de su nombre en este registro, siendo testigos: Juan Arias y Diego Quintana y Xpóbal Valermoso, vecinos y estantes.
Pedro Jurado Bernardino
Fernández, Escribano
184
;
SllvMIO
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NÓMINA DE FUNDADORES Y POBLADORES DE LA CIUDAD DE PAMPLONA, ENCOMENDEROS EN 15593 AGN, Colonia: Visitas de Santander. Tomo 003. ff 70~r-709r En la cibdad de Pamplona, en miercoles quinze días del mes de marzo de myll e quinientos cinquenta e nueve años, para hacer la aberiguación que Su Magestad por su Real Provisión manda y por la ynstrucción que me fue dada para saber, los vecinos encomenderos que hay en esta cibdad y les pedir los títulos de los yndios que tienen, me ynformé de Juan Vásquez y Pedro Quintero, vecinos desta dicha cibdad y conquistadores y pobladores della, de los quales recebí juramento en forma de derecho y ellos lo hizieron y prometieron de los decir y declarar, los quales en cumplimiento de lo susodicho, nombraron los siguientes:
+ Primeramente el Capitán Ortún Velasco, capitán que fue de la gente, conquistador y poblador desta cibdad
+ Andrés de Acevedo, alcalde, conquistador y poblador + Zuvlcano", alcalde conquistador y poblador + Juan de Tolosa, conquistador y poblador + Pedro Quintero, conquistador y poblador + Francisco de la Parra, conquistador y poblador + Juan Martín, conquistador y poblador + Pedro López de Garfias, conquistador y poblador + Pedro Alonso de los Hoyos, conquistador y poblador + Nyculás Nieto, conquistador y poblador + Francisco Hernández, conquistador y poblador + Nyculás Palencia, conquistador y poblador + Alonso de Esperanza, conquistador y poblador + Juan Rodríguez Juárez, conquistador y poblador + Juan Vázquez, conquistador y poblador + Hernan Vázquez, conquistador y poblador + Myguel de Tiebas, conquistador y poblador
+
Alonso Ourán, el viejo, conquistador y poblador
+ Alonso Ourán, su primo, conquistador y poblador + Juan de Torres, conquistador y poblador + luan Pérez, conquistador y poblador 3 4
Información levantada en la visita de Cristóbal Bueno a la ciudad de Pamplona en 1559. Su transcripción moderna corresponde a Gil Cano.
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+ Simón dPI Basto, conquistador y poblador + Alonso Martín Carrillo, conquistador y poblador + Diego Sánchez Caballero, conquistador y poblador + Antonyo de San Remo5, conquistador y poblador + Antón García, conquistador y poblador
+ Francisco Castañeda", conquistador y poblador + Gutierre Oruña, conquistador y poblador + Juan Maldonado, conquistador y poblador + + + + + + + + + ~
+ + + + +
Juan Sánchez, conquistador y poblador Andrés (albillo, conquistador y poblador Gonzalo Serrano, conquistador y poblador Juan de Cuellar, conquistador y poblador Martín Jiménez Romero, conquistador y poblador Francisco García de Mora, conquistador y poblador Alonso de Parada, conquistador y poblador Diego de Páez. alguacil, conquistador y poblador Rodrigo Alonso, conquistador y poblador Juan Andrés Varela, conquistador y poblador Pedro de Arévalo, conquistador y poblador Gonzalo Rodríguez, conquistador y poblador Juan del Rincón, conquistador y poblador Tomás Hernández7, difunto, fue conquistador y poblador, tiene los yndios su hija Bartolomé Maldonado, conquistador y poblador de estos yndios que están en la cibdad.
Todos los quales declaran haber sido conquistadores y pobladores desta cibdad que vinieron al descubrimiento e conquista e poblazón desta cibdad con los capitanes Pedro de Orzúa e Ortún Velasco. Los vecinos que después de conquistada y poblada vinieron a esta cibdad y poblaron en ella, que les han dado y tienen yndios, declaran que son los siguientes:
+ Pedro Velazco
+ Miguel Lorenzo
+ Juan de Pinilla + Luis Jurado
~ En el titulo de su encomienda figura como Antonio Cario de San Remo. italiano de nacimiento. 6
En su titulo de encomienda figura como Francisco lIernández Castañeda. 7
Fue dueño de la encomienda de Pisacuta en el antiguo valle de Los Locos, hoy jurisdicción de Toledo y Labateca, 1 6
Siivano Pabón llfllemlz.r
+ + + + + +
Francisco Sánchez Miguel de Hoyos Juan Ramírez Diego de Vi llaroel Francisco de Castro Diego de Torres
+ + + + + +
Sebastián Lorenzo Francisco de Palasuelos Antón Esteban Sebastián García Benito de Castro Miguel de Truxillo
.....
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