Universidad Santo Tomas Moral de la Persona
¿El mal o el pecado pertenecen a la naturaleza humana? “cuando miramos a nuestro alrededor, no parece que la realidad del pecado haya disminuido sensiblemente en el mundo”1si bien se nos ha dicho que la naturaleza del hombre es buena y no mala; es ‘virtuosa’ y no pecaminosa; no dejamos de ver la cruel realidad que ataca al hombre; siendo este el protagonista de sus propias desgracias; dándonos a entender que tal naturaleza es mala, ya que de su <corazón> (tal como lo expresa el evangelista Mateo) salen las intenciones malas, los asesinatos, los adulterios, las fornicaciones, robos, etc. (Mt. 15: 18-20) ¿Cómo nos atrevemos a decir que la naturaleza del hombre es buena, si de su ‘corazón’ salen tantas cosas malas; o cómo lo podemos testimoniar, si la realidad que vivimos es contraria a tal bondad? Si bien si bien es cierto que el hombre tiene una inclinación –herida –al pecado, también lo es que desde el inicio este era bueno <y vio Dios que era bueno> (Gen. 1: 31). Así mismo, los filósofos griegos confirman esto desde el principio de la no contradicción (especialmente Aristóteles guiado por Parménides en las características del ser). Por tanto desde estas anteriores perspectivas ya sea bíblica o filosófica el ser humano es por naturaleza bueno. ¿Qué hizo que este ser bueno tenga tal inclinación a lo malo; o por qué entonces vemos que es contraria la realidad que se le aporta a dicha entidad? “Siguiendo a San Agustín, se puede colocar al comienzo la elección entre dos amores que forman dos libertades: una libertad abierta y generosa de acuerdo con el amor a Dios sobre todas las cosas, hasta el olvido de si mismo y una libertad cerrada y replegada sobre sí, según el amor a uno mismo por encima de todo, hasta el desprecio de Dios y del prójimo” 2 por esto la raíz del pecado esta en el amor propio –tal como lo expresan los espirituales –pero para entender esto, es necesario hacer la distinción entre el <amor espontaneo natural de si mismo> y <el amor propio, egoísta hacia si mismo>. Del primero podemos decir: que en el fondo de todo hombre hay un amor natural así que es bueno. ”Este amor es expresado por el pronombre <yo>. Yo amo, yo quiero, yo espero”3. Para Santo Tomas este primer amor <yo> es esencial para la amistad y la caridad. Por desgracia, este amor no es subsistente en su pureza original. Del segundo ‘amor’ decimos: “El amor propio es egocéntrico hasta en sus generosidades aparentes”4es decir, que es un amor que aunque refleje bondad e interés por los demás, al final se reduce en la persona misma. A este amor le llamara Pinckaers <mi yo>. Volviendo a nuestro tema, se podría expresar esto como “el yo primitivo; por un movimiento cuasi inmediato y muy secreto se desdobla en un mi yo que constituye el amor interesado de si5”. Esta sutil inclinación hace parte de lo que hoy llamamos <orgullo> Que es el principio de la ruptura de la naturaleza humana. Este <mi yo> no deja de ser el pecado 1 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana. Capitulo II 8. La cuestión del pecado 2 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana. Capitulo II 8. La cuestión del pecado 3 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana. Capitulo II 8. La cuestión del pecado 4 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana. Capitulo II 8. La cuestión del pecado 5 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana. Capitulo II 8. La cuestión del pecado
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original porque: tal fue el orgullo de hacerse como Dioses que perdió a Adán y Eva. Por eso se dice que al volverse <mi yo> el hombre se vacía de virtud y se corrompe. Este paso del amor natural- sutil al amor egocéntrico- propio, es tan rápido que precede a nuestra reflexión y es en este ultimo que se deforma el primero: “yo amo se convierte en secreto en: yo me amo; deseo la felicidad en: deseo mi felicidad; busco la verdad en: busco mi verdad.”6 Y esto no parece a simple vista tan grave hasta que: “quero justicia significa quiero mi justicia”7este lenguaje emplea las palabras del amor para adquirir sus apariencias, siendo el mismo pecado grave que intenta aparentar ante Dios mismo y se nutre de sus dones. Por esto, la Biblia aclara que los publicanos y las prostitutas <pecadores> al tener conciencia de su mal obrar no pensaban glorificarse, ni justificarse ante Dios y por tanto serian salvados, ya que no juzgarían ni serian juzgados “solo la verdad de la humildad que obra por la renuncia hasta <el desprecio de si mimo> hasta <odiar su alma>Lc. 1:26 puede liberar al hombre del amor propio y re-establecer la pureza del amor natural así mismo que culmina en la caridad”8. Para Santo Tomas <la muerte de si mismo> implica la ruptura del <mi yo > que recupera la libertad del <yo> que termina en la germinación del verdadero amor. Con lo dicho anterior mente cabe decir, que en el hombre hay una libertad que le permite la elección entre el bien y el mal. El poder pecar es una herida de la libertad; por esta razón no debe entenderse como una inclinación a la maldad; al contrario, cuando una persona es capaz de hacer bien, su libertad alcanza su plenitud; pero cuando una persona opta por hacer mal, esa libertad se ve limitada hacia si misma. Ejemplo, cuando una persona miente, debe sostener esa mentira con otra y se crea un círculo vicioso, en donde la persona mentirosa, se hace esclava de sus propias mentiras y su libertad se limita se aprisiona. “el agrio de la libertad en la inteligencia y la voluntad producen en ella una orientación hacia lo que tiene calidad de verdadero y de bien, que le es esencial y determina su finalidad”9por eso la posibilidad de que el mal pertenezca a la naturaleza de la libertad y por ende a la naturaleza human es contraria a su finalidad y por tanto no pertenecería a dicha naturaleza y seria solamente un signo de la herida <pecado> que procede de una deficiencia “no pertenece a la esencia (ratio) del libre albedrio ser indeterminado del bien y del mal, por que el libre albedrio está de suyo ordenado al bien, no tiende al mal mas que por una deficiencia”10además entre más el hombre opte por bien plenifica su libertad y entre más la persona opte por mal limita su libertad y muestra la deficiencia que se haya en su libertad “Que el libre albedrio pueda elegir entre diversas cosas según el orden del fin, depende de la perfección de la libertad; pero que elija una cosa desviándose del orden del fin, lo que es pecar, depende de una deficiencia de libertad” 11. Hemos llamado a la libertad 6 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana. Capitulo II 8. La cuestión del pecado 7 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana. 8 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana. 9 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana. 10 Santo Tomas II sent. , dist. 25, a. 6.) 11 Santo Tomas I,q. 62, a. 8ad3
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bondadosa, precisamente porque procede de nuestra atracción ‘espontanea’ por lo que tiene calidad de verdadero y de bien. La libertad orienta hacia la bondad cuando esta es tomada en sentido original. El ser humano es una persona libre, por tanto es capaz de bondad y su libertad hace parte de su naturaleza que no es mala sino herida –perdida –causa que procede a optar por el mal. Pero no constituye su realidad En conclusión todo hombre está llamado al bien, que es propio de si como un fin último para lo que ama y desea “por ello se puede definir como un ser que obra en vista del bien (incluso cuando peca) o como un ser que obra en vista de un fin” 12ese fin es conocido como su plenitud, su realización guiada por el perfeccionamiento de su naturaleza.
12 Servais (TH) Pinckaers OP Las fuentes de la moral Cristiana.