Reflexiones sobre LA ROSA DE NADIE Por Ignacio Oliva Referencias visuales. La rosa de nadie es una película que me gustaría situar en una clave visual sencilla en cuanto a su planificación de realización: planos largos y claros, descriptivos, sin sofisticación visual, desnudos pero con una composición interesante. La cámara no debe tener presencia sino como ventana a los universos que se muestran, a los ambientes, a la observación, a información sobre los personajes, sin retórica visual, sin ornamento. Me gustaría poner el acento en la dirección de actores, en el trabajo de composición de personajes y en la creación de climas emocionales puros y descarnados en algunos momentos, sutiles en otros, trabajar lo que se dice y lo que se calla por parte de los personajes, hacer hablar a las miradas, a los silencios, a universo gestual, a códigos tal vez ocultos. Me gustaría que fuese una película para sentir, para dejarse arrastrar. La economía expresiva de Aki Kaurismaki dibuja ambientes que me interesan, apoyados en un concepto de diseño artístico refinado en su sencillez como encontramos en Nubes pasajeras o Luces al atardecer. Los ambientes de Alan Rudolph me interesan sobre todo en exteriores, en el registro visual de la ciudad, un componente muy importante de La Rosa de Nadie. Planos largos en los que se descubren conceptos de la geografía de la ciudad como el de lejanía, el de caos, el de fantasmal tramoya, el de figura y lugar, también presentes en algunas películas de Takeshi Kitano. Me interesa la cualidad oscura, turbia y magnética a la vez de algunos personajes de Pedro Costa, en Osos, por ejemplo. Creo que La rosa de nadie es una película negativa y positiva a la vez, oscura y luminosa. Me interesa el universo inquietante de David Lynch en Mulholand Drive y en Inland Empire, especialmente en sus espacios interiores, con una iluminación estilizada pero contrastada, al estilo del registro expresivo del cine negro americano de los cincuenta, deudor de los maestros alemanes emigrados a los Estados Unidos huyendo del nazismo. Espacios sencillos pero inquietantes en su composición, que revelan datos de los personajes, que turban pero no abruman, que sugieren simulacros interiores, sin embargo, no veo presencia de conceptos como morbidez o psicología, imagino un lenguaje visual y artístico apsicológico. El estilo compositivo me interesa mucho. Sin que llegue a ser excesivamente aparatoso, sí me parece interesante crear composición visual con el plano, y mantener una unidad que refiera directamente a la pintura como tradición. DANIEL habita un espacio sin memoria ni referencias personales. Es un hombre sin vida interior y se inscribe en un territorio anónimo, provisional, de paredes blancas, limpio y ordenado, poco iluminado, es el espacio de la serenidad y de la reclusión a un tiempo, un espacio esencial. No tiene libros, ni cuadros, ni fotos. Escribe a veces, en tarjetas, con letra muy pequeña y con tinta verde. Sobre la mesa puede haber algunas tarjetas con anotaciones. Nunca mira la tele, mira a la calle, el escenario que realmente le seduce. Se podría decir que allí vive un hombre que “no hace nada”. Tiene el nihilismo de Bartleby, su conducta hipnotiza por su austeridad, por su ausencia de misterio. Creo que La rosa de nadie es una película de instintos.
Referencias musicales: La rosa de nadie es una película sombría, de turbios sentimientos, de información escondida, de dobles vidas. También es una película urbana, de laberintos personales, de destinos. La ambientación sonora debe contribuir a potenciar la tensión de las conductas. La rosa de nadie es una película de silencio. Creo que puede recorrerla un concepto musical sencillo en lo que se refiere a orquestación y timbres. Me gustaría para los ambientes de esta película una trompeta lejana y con sordina, apoyada con otros metales, quizás, pero más lejanos, como ecos, brumas sonoras, ambientes volátiles, sutiles y etéreos. Una referencia pueden ser los ambientes sonoros de Mark Isham en las películas de Alan Rudolph. También me parece interesante el concepto musical de Angelo Badalamenti en la recreación de los ambientes para David Lynch, un tono inquietante, sencillo, repetitivo incluso, pero que envuelve y resulta evocador. Creo ver una música proyectada en el espacio como niebla extendida sobre la superficie de las cosas y de las emociones, revelándolas y ocultándolas a un tiempo, que contribuya a conferir un aire de misterio último a la conducta humana. También veo para ello un piano sólo, mínimo, atmosférico, proyectándose en la deriva de los personajes. Un universo musical que me apasiona es el de Arvo Pärt, me parece una buena referencia para La rosa de nadie.