"Más allá de lo Visual, Femicidios en Chile"

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“MÁS ALLÁ DE LO VISUAL: FEMICIDIOS EN CHILE”

Los medios de comunicación en nuestro país, desde mediados del 2007, se han asignado la tarea de contar las cifras de mujeres asesinadas por hombres con quienes han mantenido algún tipo de relación afectiva. Este último año, los medios de comunicación chilenos han acogido e instalado públicamente el problema de la violencia contra las mujeres, posicionando el nuevo concepto de femicidio, término enarbolado por los movimientos feministas desde la última década del siglo XX para comprender estas agresiones1. Durante el 2007, se contabilizaron en términos oficiales 62 crímenes contra mujeres clasificados como femicidios, con un promedio de edad de 35 años. En este contexto nos preguntamos, ¿Cómo el concepto de femicidio instalado en los medios de comunicación reproduce estereotipos de género y a la vez posibilita la visibilización del tema? Según un análisis preliminar, pudimos formular lo siguiente: La instalación del concepto y temática de femicidio en los medios de comunicación, en Chile, se manifiesta como construcción de estereotipos de género, instalados a partir de imaginarios tradicionales; cuya visibilización, sin embargo, conllevaría a la generación y exposición de acciones positivas en torno al tema.

El enfoque dado por los medios de comunicación de masas a este tipo de fenómenos hace creer que son un asunto novedoso, propio de las dinámicas sociales actuales, sin embargo la situación, al menos en lo referente a la violencia en la pareja, ya estaba presente públicamente en Chile durante la década de los sesenta, dentro de la crónica roja de la prensa sensacionalista que por medio de otro paradigma comunicativo, el llamado ‘crimen pasional’, daba cuenta del extremo de esta violencia: el homicidio. Así se aprecia que nos encontraríamos en una especie de tránsito entre dos formas de explicar y comprender un mismo fenómeno, formas que poseen tanto similitudes como diferencias en su instalación mediática; por una parte, ambos conceptos continúan utilizando discursos e imaginarios socioculturales para asignar características precisas para lo femenino y lo masculino que se extrapolan correspondientemente a mujeres y hombres; por otro lado, se distingue que el

1 Consensualmente el femicidio se comprende como el asesinato de mujeres por razones asociadas a su género y/o sexo.

femicidio apunta precisamente a la muerte de mujeres, mientras que el crimen pasional abarca al asesinato sin vincularlo necesariamente a un determinado sexo.

Las representaciones efectuadas por los medios de comunicación de masas en torno a la violencia en la pareja2 han incluido una distinción sexual que se puede traducir en la siguiente idea, según Bourdieu, ellos son considerados físicamente fuertes y hábiles en el manejo de las armas, mientras que ellas deben ser protegidas por una supuesta inherente debilidad en estas materias3 La violencia física en la pareja –como instrumento/dispositivo de poder– es una evidencia palpable en las prácticas sociales; se ha conformado como una continuidad histórica enmarcada dentro de un sistema de sexo-género hegemónico que atribuye a los hombres el dominio de la fuerza física y/o capacidad homicida. Esta figura de hombre naturalizada como agresor, propia de su sexo, sirve de justificación a los actos violentos en la mayoría de artículos de opinión e incluso de información de los medios de comunicación, ejemplo de lo dicho anteriormente es la información que se constató el 5 de noviembre de 2007 en el diario La Nación, la víctima Sonia Vásquez había interpuesto denuncias por maltrato y el periodista expone muy poéticamente que ‘las resoluciones judiciales y el tiempo transcurrido, al parecer, solo sirvieron para incrementar el odio que Oyarce (EL ASESINO) anidó en su alma’4; junto a ello, los detalles de las noticias buscan retratar una imagen femenina culpabilizada por sus historias, apareciendo recurrentemente las “mujeres infieles”, “malas madres”, “celópatas”, “trabajólicas”, etc., la noticia del femicidio de Sonia Vásquez también es un buen ejemplo para lo dicho antes, puesto que se apela al ‘trabajo de la mujer’: mientras el asesino ‘…incapaz de solventarse económicamente, su ex mujer tenía un pequeño almacén que le permitía sobrevivir dignamente’; un segundo ejemplo proviene del diario La Tercera del 19 de octubre 2007,

2 La violencia en la pareja es considerada una particular forma de violencia de género, el origen de este proceso violento tiene sus raíces en las relaciones de desigualdad entre lo masculino y lo femenino, en los ideales de hombre y mujer presentes en la sociedad, y en las mismas bases del deber conyugal, es decir, responde a una correlación de fuerzas constantemente en tensión debido a una diferenciación de género intrínseca a la estructura de una pareja heterosexual.

3 Ejemplo de cómo se conlleva en la práctica la instalación de una “dominación masculina”, operación que se sustenta en una división de las cosas y de las actividades de acuerdo con la oposición fundamental entre lo masculino y lo femenino. P. Bourdieu, La Dominación masculina, Editorial Anagrama, Barcelona, 2000.

4 La Nación, 5 de noviembre de 2007.

en un caso de femicidio frustrado se cita al agresor: ‘no me cumplió como mujer, le pasé 200 mil pesos para que los invirtiera y me traicionó’

Lo trascendental de la inclusión de esta problemática en los medios de comunicación, es que el ámbito privado de este tipo de violencia –relegado al mundo doméstico, el que tradicionalmente se ha caracterizado como femenino– irrumpe dentro de un espacio que se constituye como uno de los principales organismos culturales representantes y detentadores de lo público. Sin embargo, los medios de comunicación se convierten no sólo en transmisores sino en creadores de opinión que conforman actitudes y ofrecen patrones de conducta, lo que se traduce en la necesidad de al menos debatir las formas en que la perspectiva de género debe ser incluida en el tratamiento de estas noticias, no en vano la periodista Dalia Rojas, del Diario La Nación de Chile, advierte en un artículo llamado “Prensa y Femicidio: las claves de cómo informar”5 la complejidad del tema, mencionando por ejemplo que los reportajes carecen de información y simplifican el tema al no hacer un análisis del entorno socio – cultural de la víctima y del victimario, y sobre todo, destaca ‘que [los reportajes] debieran omitir el móvil del crimen porque nada justifica un asesinato’. La instalación del tema de la violencia en la pareja con consecuencia de muerte en los medios de comunicación, principalmente televisión y prensa escrita, se relaciona tanto con la exposición de la violencia como un delito –finalmente una noticia que tiene que ver con las páginas policiales o la antes mencionada crónica roja– como el espacio que se destina a la promoción de actividades gubernamentales y no gubernamentales que apelan a la eliminación y erradicación de la violencia contra la mujer. Sin embargo, es el espacio y el tiempo que se le dedica a cada aspecto lo que define la forma en que la opinión pública absorbe la información; los factores que influyen en la manera en que cada medio de comunicación expone ciertos hechos tienen que ver también con la línea editorial y política de cada uno.

Es importante entender que la falta de análisis por parte de los medios de comunicación sobre el tema femicidio y violencia intrafamiliar (VIF), permite la reproducción de los estereotipos y no cumple con la función de producir un cambio en la

5 25 de octubre de 2007.

opinión pública. Si bien los medios de comunicación se han convertido en una plataforma para sensibilizar a la opinión pública sobre temas que, en palabras de la presidenta Michelle Bachelet, ‘antes se escondían detrás de la puerta’ es necesario ir más allá. Lo que la sociedad actual precisa es una transformación real de las formas tradicionales de relaciones de poder, toda vez que esta diferencia de fuerzas es una de las principales causas de la violencia de género y del aumento de los femicidios. Como advierte la Ministra del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM, de aquí en adelante), Laura Albornoz en una columna de opinión del diario de centro – derecha, La Tercera: cito ‘Algunas cosas han cambiado en poco tiempo. La inquietud de los parlamentarios, la atención de los medios de comunicación y la abundante discusión ciudadana me ponen frente a la evidencia de que nuestra sociedad está despertando. Sin embargo, no nos podemos quedar en el diagnostico ni en el dramatismo de las notas periodísticas… Enfrentar el femicidio y la violencia significa cuestionar patrones culturales muy arraigados y declarar, una y otra vez, que las mujeres no son propiedad de nadie…’6

El SERNAM es el organismo gubernamental que se ocupa de los temas relacionados con la mujer y la igualdad de género. Su fundación en enero de 1991 ‘asume y acoge la demanda orgánica social y política del movimiento de mujeres que en el país tuvo un rol crítico en la lucha por la recuperación de la democracia…’ 7; dentro de sus características fundacionales se destacaron los distintos planes de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Ya para el 2006, año en que sale electa, por primera vez en Chile, una mujer presidenta, es posible observar que el trabajo realizado durante los años ’90 por el SERNAM comienza a dar sus frutos y por tanto se implementan nuevos programas más acordes a la realidad país y a la evolución y cambio que era posible observar dentro del aparato estatal, destacando la transversalización del enfoque de género en el quehacer del Estado, a través del Programa de Mejoramiento de Gestión con enfoque de género.

6 La Tercera, 16 de octubre de 2007

7 Pérez, Cecilia, “La transversalidad de género al servicio del fortalecimiento institucional de los mecanismos de adelanto de la mujer. La experiencia del SERNAM con el PMG de género en Chile”, CEPAL, Mayo 2006.

Estudiantas del Género Fichas Documentos Grupo

Sabiendo lo anterior, no es extraño constatar que desde mediados de los ’90, el SERNAM ha gestionado distintas iniciativas en pos de la protección de víctimas de violencia intrafamiliar y de erradicar las desigualdades de género. En la actualidad, el SERNAM cuenta con una Unidad de Prevención de Violencia Intrafamiliar cuyo principal objetivo es reducir la incidencia de la violencia intrafamiliar contra la mujer e incrementar la cobertura y la eficiencia de los servicios de atención y protección, especialmente en cuanto a violencia doméstica; esta unidad, buscando la mejor forma de abordar esta problemática, cuenta con tres componentes que articulan su quehacer a nivel comunal, regional y nacional. Estos tres componentes son el de prevención, atención y protección de las víctimas. El primero juega un papel primordial puesto que del éxito de su aplicación dependerá, a mediano y largo plazo, la disminución de los índices de violencia contra la mujer.

Durante el 2007 el SERNAM lanzo la CAMPAÑA NO + VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES; al menos dos ONGs han participado activamente en la promoción de la no violencia. Una de ellas es la Red Chilena contra la violencia sexual y doméstica, que se destacó en al menos tres acciones de alto impacto y de cobertura nacional: la campaña ‘¡CUIDADO! EL MACHISMO

MATA’, que es un llamado a desnaturalizar la violencia; una segunda actividad fue la ‘Acción de reparación simbólica a las víctimas de feminicidio en Chile’; y la tercera actividad, de gran convocatoria, fue la MARCHA CON ANTORCHAS ¡A PARAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS

MUJERES!, que se realizó el 22 de noviembre de 2007 en 16 ciudades del país. Esta marcha se llevó a cabo para conmemorar el día de la no violencia y tuvo gran cobertura mediática, en la portada del diario La Nación del 23 de noviembre de 2007 se leía: CITO “Más de 150 organizaciones de todo el país marcharon ayer con antorcha encendidas, en protesta contra la violencia y los 59 femicidios ocurridos este año”8; en El Mercurio Online del 22 de noviembre se lee: ‘Más de 3000 personas marcharon hoy por las calles de Santiago para protestar contra la violencia de género (…) en la Plaza de la Ciudadanía (…) clavaron 59 antorchas en homenaje a las mujeres que durante el presente año fueron asesinadas…”9 . Otra de las ONG que ha participado activamente durante la segunda mitad del 2007 y la primera del 2008 es DOMOS, Centro de Desarrollo de la Mujer, con la campaña FRENTE A LA VIOLENCIA NO SEAMOS

8 La Nación, 23 de noviembre de 2007.

9 http://www.emol.com/noticias/nacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=282814

CÓMPLICES, la imagen más reconocida de esta campaña es en la que aparecen varios hombres, cada uno representa un espacio distinto en la sociedad (deporte, medios de comunicación, economía, religión, política, arte).

Las mencionadas acciones positivas han permitido, sin duda, consolidar la visibilización de la violencia contra las mujeres, especialmente su variante física, en el espacio público. Sin embargo, los mismos organismos dan cuenta que esto no es suficiente para paliar la creciente práctica femicida, pues las raíces del conflicto son complejas y se vinculan más a redes de poder propias del sistema sociocultural que a un puro asunto mediático. Queda de manifiesto que la operación de distinción de género tradicional se filtra y reproduce constantemente en los discursos que dan cuenta de esta temática tanto en los mass media, como en los de organismos privados y estatales que se han preocupado de instalar programas y políticas en pos de la protección de las mujeres. Es así como el problema de la violencia, con toda su carga simbólica y psicológica, es la que se hace necesaria deconstruir como fenómeno y como práctica precisamente en su ligazón con la construcción de género para avanzar desde otra mirada en el problema que nos convoca. Tanto la familia como la pareja, lo que se entiende y se acepta como hombre y mujer y las relaciones legitimadas entre estos actores son lo que deben ser desnaturalizados, pues podemos considerar que es en la instalación arbitraria de estos mismos donde radica una especie de violencia primaria que opera dentro de una dinámica circular y de reciprocidades. Se puede afirmar que este asunto ha sido tratado estrictamente dentro de la academia, sin embargo es sumamente necesario extender este cuestionamiento al quehacer societal cotidiano que es precisamente donde esta se gesta.

En nuestra opinión los medios de comunicación de masas deberían ser participes de la labor que llevan a cabo organismos como el SERNAM o diversas Ong´s siendo capaces de crear opinión crítica, ayudando con ello a la generación de acciones positivas respecto al tema, la victimización y culpabilización de la mujer a nuestro juicio no es el camino, sino entregar herramientas que les permitan desarrollarse.

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