Ponencia:
La educación en Haití después del terremoto (Por Edson Louidor)
La educación en Haití después del terremoto el 12 de enero de 2010 Por Wooldy Edson Louidor, 20 de junio de 2011, Día de los Refugiados y Desplazados. Ponencia en la Pontificia Universidad Javeriana-Bogotá La educación en Haití revela una serie de contradicciones estructurales, que se han exacerbado luego del terremoto del 12 de enero de 2010, planteando así serios retos para la protección efectiva de este derecho para una población con un poco más de 10 millones de habitantes. 1. Contradicciones estructurales de la educación en Haití Para un haitiano, la educación es un tesoro que no tiene precio, aunque tiene un costo cada vez más caro en su país.80% de la educación en Haití pertenece al sector privado1 que ofrece servicios educativos costososo que muy pocos haitianos pueden pagar. Aun así, los haitianos, de los cuales tan sólo un porcentaje del 49%2 es alfabetizado, creen que la educación es de los pocos capitales que pueden sacar de manera honesta y digna a los pobres (que representan más del 70% de la población haitiana3) de su pobreza. Por eso, las familias haitianas hacen grandes sacrificios para conseguir los recursos necesarios para que sus hijos tengan acceso a este tesoro. Siendo Haití un país pobre y caracterizado por una crónica inestabilidad política (desde los años 1960 aproximadamente), el Estado haitiano no ha podido garantizar a sus ciudadanos el derecho a la educación por falta de recursos públicos. Además, a pesar de que casi todos los candidatos reconocen que la educación es la prioridad número uno de Haití y hacen de ella un tema de sus campañas electorales, al llegar al poder pocos la incluyen en su agenda política y mucho menos en las políticas públicas de sus gobiernos. La Constitución de Haití obliga al Estado a “garantizar el derecho a la educación”, “asegurar la gratuidad y la obligatoriedad de la educación primaria para todos”, “propiciar la escolarización masiva”…4Sin embargo, lo estipulado por la Constitución está muy lejos de la realidad: la tasa de escolarización en Haití es sólo de 60%; 375.000 niños entre 6 y 11 años no van a la escuela; cerca de un 50% de los jóvenes y adultos con más de 15 años son analfabetas;alrededor de sólo 1% de la población pasa por la Universidad, según los datos de UNICEF …5
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Fuente: UNICEF en http://www.unicef.org/haiti/french/education_8926.htm Banco Mundial: http://datos.bancomundial.org/pais/haiti 3 Cifras proporcionadas por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Banco Mundial. Fuentes: http://datos.bancomundial.org/pais/haiti; http://www.eclac.cl/cgibin/getProd.asp?xml=/prensa/noticias/comunicados/4/38754/P38754.xml&xsl=/prensa/tpl/p6f.xsl&base=/t pl/top-bottom.xslt 4 Constitución de la República de Haití, 29 de marzo de 1987, Artículos 32, 32-1, 32-2, 32-33 5 Estadísticas de UNICEF Haití: http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/haiti_statistics.html 2
La gran mayoría de los jóvenes que terminan sus estudios secundarios no pueden ingresar a la única Universidad pública (gratuita) que hay en el país por la falta de cupos; por ejemplo, la Facultad de Medicina admite cada año sólo a 100 nuevos estudiantes que hayan sido seleccionados tras el concurso de admisión. Las familias no pueden pagar para sus hijos los altos costos que exigen las Universidades privadas, que además no tienen capacidades para responder a la gran cantidad de demandas. Estas crecientes demandas y las pocas ofertas de servicios educativos disponibles hacen que la educación se vuelva cada vez más cara, principalmente para las familias pobres. ¿Cómo está ahora la situación de la educación en Haití, luego del terremoto del 12 de enero de 2010? Voy a presentar un panorama general de la situación actual de la educación en Haití, así como algunos retos para la protección efectiva de este derecho en el país caribeño. 2. Panorama general de la situación actual de la educación en Haití El 12 de enero de 2010, un terremoto de una magnitud 7.3 en la escala de Richter devastó gran parte de Haití, principalmente la capital del país Puerto Príncipe, donde vive cerca de la tercera parte de la población haitiana (3 millones de un total de 10 millones de habitantes). El saldo fue impresionante en términos de pérdidas humanas: cerca de 300.000 muertos, tres millones de damnificados, más de 1 millón de personas desplazadas… Las pérdidas materiales y en infraestructuras fueron estimadas, según una primera evaluación oficial, a 7.8 mil millones de dólares americanos, equivalentes al 120% del Producto Interno Bruto (PIB) del país en 20096. El sector de la educación fue muy afectado: 4.992 escuelas primarias y secundarias (23% del total de escuelas en el país) fueron destruidas o severamente dañadas por el terremoto, principalmente en los 3 departamentos afectados por la tragedia (Oeste, Suroeste y Nippes). 38.000 alumnos y 1.527 miembros del personal educativo murieron a raíz de la tragedia que afectó, de una manera u otra, a más de 1 millón de alumnos y cerca de 55 mil profesores7. Varias universidades públicas y privadas, que están concentradas en la capital haitiana, sufrieron importantes destrucciones o graves daños: es el caso de la Universidad del Estado de Haití, cuyas Facultades de Lingüística, Ciencias Humanas, Agronomía, Instituto de Gestión y Estudios Internacionales fueron destruidos. Otras importantes universidades y centros de estudios privados fueron igualmente afectados. Por ejemplo, el día del terremoto, el edificio de la Facultad de Lingüística se derrumbó y uno de los profesores, el Dr. Pierre Vernet, murió allí con todos los estudiantes que asistían a su clase. Desde el terremoto, al igual que todos los demás sectores y el país entero, la situación de la educación en Haití se ha agravado y este sector no ha logrado aún recuperarse, a
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Government of the Republic of Haiti,Haiti Earthquake PDNA: Assessment of damage, losses, general and sectorial needs, 2010 7 Evaluación del Ministerio de la Educación Nacional de Haití
pesar de todo el dinero que dicen haber invertido en ella: agencias internacionales, organizaciones no gubernamentales y las autoridades haitianas. A pesar de la decisión gubernamental de reabrir las aulas a comienzos de marzo de 2010 (dos meses después de la tragedia), más de 2.9 millones de niñas y niños no pudieron continuar sus estudios luego del 12 de enero8, principalmente en los tres departamentos del país más devastados: el Oeste, el Sureste y Nippes. Gran parte de las escuelas no estaban aún reparadas o reconstruidas; un importante porcentaje del profesorado no estaba todavía en condiciones para volver a trabajar. Varias de las familias no habían regresado a Puerto Príncipe; por ejemplo, varias de ellas que perdieron sus casas no tenían dónde vivir ni tampoco los medios para arrendar una casa y sobrevivir en una capital donde el costo de la vida sigue subiendo9. Situación que persiste en el país, aunque en menor grado actualmente: “uno de cada 5 niños y niñas afectado en sus estudios antes del terremoto no han podido retornar a la escuela”, según un informe de UNICEF10. Además, muchos niños y jóvenes viven desde el terremoto una situación de “emergencia” y de post-traumatismo en Haití. Por ejemplo, en el caso de los menores (40% de la población haitiana tiene menos de 14 años11), varios de ellos y ellas se quedaron huérfanos luego del terremoto. “Cerca de 1.5 millones de niños han visto sus vidas dramáticamente interrumpidas y muchos otros permanecen en riesgo y siguen necesitando asistencia y protección”, según un informe de UNICEF12.El mismo informe de la agencia de la ONU señaló la falta de servicios de apoyo psicosocial especializado y la precariedad a nivel de acompañamiento en salud mental post-traumática para las poblaciones vulnerables, principalmente las y los niños y jóvenes, quienes fueron los más afectados psicológicamente por la experiencia del terremoto. La situación de los niños y jóvenes que viven en los campamentos es aún más difícil: además de la falta de acceso a los servicios sociales de base y de su vulnerabilidad a las violencias de género y agresiones sexuales, estas dos categorías poblacionales han sido expulsadas violentamente con sus familias (o lo que queda de ellas) o están amenazadas de desalojo por los propietarios de los terrenos públicos y privados donde se han instalado luego del terremoto.
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Helping Haiti’s Children. The first three months of Save the Children’s Earthquake Response. Según mis observaciones y las entrevistas periodísticas realizadas en algunos campamentos en Haití. Ver artículo: Padres de escolares desplazados vuelven a Puerto Príncipe para la reapertura de las aulas, Wooldy Edson Louidor, Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), 25 de febrero de 2010. 10 LOS NIÑOS Y NIÑAS DE HAITI. Un año después - El largo camino del socorro a la recuperación, Enero 2011 11 Op. cit. 12 UNICEF Humanitarian Action and Recovery.Haiti 2010-2011.Mid-Year Review of 2010 Humanitarian Action Report. 9
Otra situación que se presenta luego del terremoto es la existencia de redes de tratantes y traficantes de personas que se aprovechan de la desesperación de las familias haitianas preocupadas por la educación de sus hijos para ofrecerles estudios universitarios, becas y visas de estudio en América Latina (principalmente en Ecuador y Chile) previo pago que varía entre 3500 y 5000 dólares americanos. Por ejemplo, el pasado17 de junio, “aproximadamente a las 6 am fue detenido en el aeropuerto de Quito (Ecuador) el Sr. Dameus Vikese cuando ingresaba al Ecuador con 34 jóvenes haitianos, hombres y mujeres”, quienes fueron engañados por el presunto traficante con promesas de estudios13. 3. Los retos para la protección del derecho a la educación en Haití El actual presidente haitiano Michel Martelly prometió, durante su campaña electoral, “la educación gratuita para todos”. Acaba de lanzar el Fondo Nacional para la Educación (FNE) que permitiría la escolarización de 500 mil niños; este fondo será constituido por un “excedente tarifario” que se cobrará por cada minuto de duración de cada llamada internacional recibida. A pesar de esta iniciativa y otras parecidas, aún falta un plan de acción o políticas públicas “que protejan a las personas y grupos vulnerados en su disfrute efectivo del derecho a la educación”14, principalmente a las personas desplazadas y damnificadas. El primer reto para la protección del derecho de la educación en Haití es cómo implementar y desarrollar políticas públicas y conseguir los recursos públicos necesarios para la educación: tanto para la construcción y reparación de escuelas y centros de estudios(técnicos y universitarios),como para el mejoramiento de la calidad de los servicios educativos mediante una remuneración decente y la formación continua de los profesores. Hoy día, el Estado haitiano dedica sólo el 9% del presupuesto nacional a la educación. 60% del total del presupuesto del Estado haitiano proviene de la ayuda internacional, de la cual sólo el 3% está destinado a la educación. La carga “muy pesada” de la educación ha recaído sobre los hombros de las familias que, con sus limitados recursos, han hecho grandes sacrificios para brindar a sus hijos e hijas el tesoro de la educación. Después del terremoto, la carga de la educación se ha vuelto aún más pesada para las familias haitianas, principalmente para las familias más empobrecidas que lo han perdido todo y han sido descapitalizados a raíz de la tragedia. Esas familias tienen que sacrificarse aún más para enviar a sus hijos a la escuela: la educación es una de las actividades en las que las familias invierten más dinero en Haití.
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Comunicado de prensa del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (SJRM Ecuador), Quito, 17 de junio de 2011 14 Educación en tiempo de espera. Un derecho vulnerado para millones de personas refugiadas y desplazadas, Entreculturas y Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), larricio Artes Gráficas, Noviembre 2010, p.76
La situación del profesorado ha sido igualmente difícil. El terremoto cobró la vida de muchos profesores y dejó sin hogar a varios otros. Muchos lo han perdido todo: sus seres queridos, sus casas y sus capitales; han estado tratando de reconstruir sus vidas personales y familiares y de sobrevivir en un contexto tan complicado. Las condiciones en las que se desarrollan las clases en Haití son inadecuadas. Por ejemplo, en la capital haitiana un gran número de escuelas y universidades no han sido reconstruidas, por lo que estudiantes y profesores siguen utilizando como aulas la sombra de los árboles o tiendas de campaña, carpas y otras estructuras prefabricadas (bajo el sol ardiente). La educación representa un lujo en Haití, principalmente para los grupos vulnerables, entre ellos las personas desplazadas. Algunas ONG han construido estructuras prefabricadas en los campamentos para garantizar el acceso de la población infantil a la educación; pero los propietarios de los terrenos donde están los campamentos vienen expulsando a los desplazados o amenazan con expulsarlos. En este contexto, ha sido muy difícil para las ONG dar seguimiento a los pocos procesos educativos que han iniciado con los niños y niñas desplazados. De ahí el segundo reto: que el Estado haitiano asegure ciertas condiciones tales como la disponibilidad, la accesibilidad, la aceptabilidad, la adaptabilidad y la no discriminación15para que el acceso al derecho de la educación se convierta en una realidad para todos los haitianos, principalmente para las personas desplazadas que viven en los campamentos. No basta con construir escuelas, hay que crear las condiciones para que la educación sea accesible a la población y que sea de calidad. El tercer reto tiene que ver con la necesidad de articular la educación con el desarrollo y la reconstrucción de Haití en general. La educación en Haití tiene que ser adaptado al actual contexto post-sismo que vive Haití. Se debe de contemplar en los currículos escolares una formación sobre qué comportamientos adoptar durante un terremoto, otros fenómenos naturales (tales como huracanes, tsunamis…) e incluso frente a las epidemias. También la educación debe ser un espacio que ofrezca apoyo psicológico a los niños, adolescentes y jóvenes para ayudarlos a superar los traumatismos causados por la experiencia del terremoto. Finalmente, la educación en Haití, desde los párvulos y el kindergarten hasta la universidad, debe formar también a ciudadanos haitianos que amen a su país y que se comprometan a reconstruirlo y a desarrollarlo.
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Tal como se define en el libro: Educación en tiempo de espera. Un derecho vulnerado para millones de personas refugiadas y desplazadas, op.cit., pp. 47-48
Ocho de cada diez haitianos que detienen un diploma universitario viven fuera de su país. ¿Qué sería de Haití si, además de enviar remesas a sus familias, se utilizaran todas esas competencias y capacidades para la reconstrucción y el desarrollo del país?