3.1.2 多Disciplinar o castigar?
Diferencia entre disciplinar y castigar Cuantas veces la palabra “castigo” nos generó miedo en la infancia, por lo general se le ha asociado con lastimar y hacer sufrir a las personas. Y al parecer, en pocas ocasiones se ha instruido a padres/madres y tutores infantiles respecto a disciplinar. Constantemente, de una generación a otra las acciones para modificar conductas en familia se han remitido a experiencias personales, muy cercanas a nuestras historias de vida reproduciendo lo peor y a su ve lo que consideramos mejor. Afortunadamente, en la actualidad hay muchas formas de acceder a información para modificar aquello que no está contribuyendo al sano y armonioso desarrollo de las familias.
Cuando los padres confunden la disciplina y el castigo, dan por sentado que todo tipo de disciplina es negativo y tratan de apartarse de ella. La disciplina es el “positivo esencial” y el castigo es a veces el “negativo necesario”. Un hijo en desarrollo va a necesitar el equilibrio de ambos. La palabra disciplina tiene su origen en el latín disciplina. Entendiendo a esta como Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral. Acción o efecto de disciplinar. Mientras que el castigo, es una técnica de modificación de conducta. En la modificación conductual se han desarrollado muchas formas de castigo con base en si se presentan eventos aversivos, se retiran eventos positivos, o se requiere esfuerzo o trabajo por parte del sujeto después de la ejecución de determinada conducta.
DISCIPLINAR
CASTIGAR
Establece límites a fin de que los hijos crezcan en ellos
Impone la penalidad por cruzar los límites
Provee dirección hacia las metas
Vincula causa y efecto, siembra y cosecha, acciones y consecuencias
Mantiene a las personas por buen camino hacia un propósito
Provee el marco para la libertad Comportamiento preventivo de la persona en autoridad hacia el individuo bajo autoridad de modo que lo ayude a dar lo mejor de sí
Impone el precio de desviarse del camino Provee el marco para las limitaciones de la libertad cuando esta se usa mal Comportamiento reactivo de la persona en autoridad hacia el que está bajo autoridad de modo que se proteja al individuo de daño o de perder lo que es mejor
El castigo en ocasiones es necesario utilizarlo solo que tiene que ser de manera racional y con el objetivo claro de cambiar la conducta del infante. Existe la creencia de que con gritos, insultos, humillaciones e incluso golpes se logrará un cambio, es posible que así sea, sin embargo estas acciones denotan que el adulto está siendo vengativo y que no está cumpliendo con el objetivo de hacer reflexionar respecto a lo que se ha hecho mal. Los padres no deben aplicar más o menos castigos en función de lo cansados que estén o del nivel de tolerancia y paciencia que se tenga ese día.
Un ejemplo de cómo se puede perder fácilmente el control, es el caso de Madelyne Gorman Toogood quien en septiembre de 2002 en una tienda de Indiana le negaron un reembolso. Ya molesta y sumamente frustrada la señora Toogood ante el llanto de su pequeña hija decidió salir del establecimiento y dirigirse al estacionamiento. Mientras la señora Madelyne maltrataba a su hija de cuatro años, el incidente se grababa en la cámara de vídeo del centro comercial. La señora tuvo que explicar su comportamiento ante las autoridades sin embargo las imágenes se transmitió por las televisoras de Estados Unidos. Recordemos ser educados en castigo con violencia, educa para responder ante la vida con más violencia.
También existen otras formas de modificar la conducta, como lo son las consecuencias positivas, donde se premia al niño por cumplir con una acción que se le pidió previamente, o cuando se observa una acción favorable personal o que decide compartir. Conforme los niños van creciendo se les puede guiar a que su comportamiento no este predeterminado por castigos, premios o consecuencias positivas. Más bien, mostrándole las consecuencias lógicas de sus acciones, de esta forma se invita constantemente a hacerse responsable.
Los padres y estilos de disciplina Los estilos de crianza son importantes porque la forma en que un padre interactúa con su niño sienta las bases para el desarrollo social y emocional futuro de sus hijos. Existen diferentes estilos de crianza y por lo tanto de disciplinar. La mayoría de los padres tienen un estilo dominante pero utilizan una combinación de todos, lo importante es que los padres vayan desarrollando la habilidad de identificar qué aspectos de estilo de crianza se deben aplicar a la situación o etapa de la vida que estén atravesando sus hijos-
Estilo autocrático Hay varios estilos de disciplina paterna, los padres autocráticos suelen ser dictadores en sus hogares “Aquí se hace solo lo que yo digo”, “tú te callas, hablas solo cuando yo te diga”. Los padres autocráticos dan órdenes y esperan que sus instrucciones se sigan sin que nadie les cuestione. Los padres autocráticos tienden a desarrollar hijos que resienten la autoridad y son limitados en la expresión personal. Los adolescentes que viven con padres autocráticos a menudo son rebeldes. La frustración se desarrolla a medida que crecen los hijos y los estilos autocráticos dejan de dar resultados. Aun así, debido a que no se han establecido líneas de comunicación entre el padre autocrático y su hijo, solo existe silencio…con frecuencia doloroso y airado.
Padres permisivos Se enorgullecen en las relaciones que establecen, pero son débiles para dar la disciplina que guíe, establecer límites necesarios y desarrollar seguridad en sus hijos. Una madre permisiva diría “Amo tanto a mis hijos que no puedo castigarlos”. Aunque esta madre tendría que meditar con respecto a si castigo y disciplina son los mismo, y segundo si el castigo y el amor se oponen. No les gusta tener el control, más bien prefieren que sus hijos intenten regular su propio comportamiento. En la actitud de un padre permisivo, la razón prevalece por encima del poder. Si tienen padres permisivos, los hijos tendrán muy pocas, si existe alguna, responsabilidades hogareñas..
Estos se desarrollarán como personas impulsivas, y se escandalizarán cuando más tarde en la vida descubran que sus jefes no los consultan siempre en cada decisión normativa. Muchos padres permisivos se criaron en hogares permisivos. Les enseñaron que podían hacer todo lo que quisieran, y ese es el mensaje que les transmiten a sus hijos. Es posible que sus hijos desarrollen y perfeccionen sus mismas destrezas, incluyendo la manipulación y la utilización de personas a fin de conseguir lo que quieren
Padres indiferentes El amor es lo opuesto al tercer estilo de crianza, este tipo de padre o madre son débiles en la disciplina y en establecer relaciones sanas. Los mensajes que suelen decir estos padres es “no me importa lo que digas, o lo que hagas”, “haz lo que quieras”, etc. Sus acciones incluyen no participar en las actividades de sus hijos, hasta el descuido absoluto.
Lo que trae como resultado mucha inseguridad en sus hijos, les cuesta trabajo tener dominio propio, a seguir reglas y normas. A veces son agresivos o sumamente influenciables, debido a que están en búsqueda del sentido de pertenencia. Les cuesta trabajo tomar decisiones razonadas, y son las personas más propensas a la adquisición de una adicción.
Padres relacionales o no conformista
Las madres y padres que caracterizan este estilo, es porque conviven con sus hijos, les observan y han aprendido a crear ambientes de confianza, comunicaci贸n, disciplina y afecto. Este tipo de padre procura constantemente que sus hijos sean independientes y respetan su individualidad.
Por su parte, Parson[1] señala que los padres suelen inculcar el desarrollo de dos tipos de funciones en sus hijos: las instrumentales (como la asertividad, la ambición, la autodisciplina y la objetividad) orientan al cumplimiento de objetivos que prometen gratificación futura. Esto implica un elemento de disciplina y renuncia a posibles satisfacciones inmediatas. Se dimite a estas prontas gratificaciones con el interés de lograr prospectivas ganancias grandes, derivadas del logro de una meta. Las funciones expresivas (como la receptividad, el cariño y la empatía) no buscan el cumplimiento de objetivos, sino el flujo de satisfacciones y la ausencia de privaciones.
Aspectos básicos para disciplinar ¿Dónde? Muchas veces ante una acción que no ha sido positiva, la desesperación llega y se pierde el control, incluso no considerando el lugar donde se quiere contrarrestar eso que nos desagrado. Lo mejor es disciplinar en privado, no en público. Obviamente que hay que ser conscientes de los momentos que la vida pueda estar en peligro, o sumamente vulnerable y será significativo actuar. El riesgo de castigar o reprender públicamente consiste en que la humillación puede ser tan grande que el infante muchas veces no alcanza a asimilar que es por su bien. Y muchas veces esta acción propicia que otros niños se burlen de manera cruel, todo esto aunado al dolor y sufrimiento innecesario.
Contrarrestar efectos negativos de la violencia Afectación de la violencia
Disminución de la seguridad y confianza cuando el niño ve que el mundo es peligroso y que los adultos no pueden mantenerse a salvo. Disminuye la percepción del yo como un individuo capaz de ejercer un influjo positivo sobre el mundo sin violencia Disminuye el sentido del respeto mutuo y de la interdependencia: confiar en la gente es una señal de vulnerabilidad; la violencia aparece como elemento central de las relaciones humanas Mayor necesidad de interpretar las experiencias violentas en conversaciones, en juegos creativos, en actividades artísticas y en cuentos. Exageración del contenido violento como organizador de ideas, sentimientos y conducta.
Contrarrestar efectos negativos
Crear un ambiente seguro y predecible, que enseñe al niño la manera de mantenerse a salvo él y los otros. Ayudarle al niño a asumir su responsabilidad, a sentirse fuerte, a ejercer una influencia positiva sobre su mundo a satisfacer sus necesidades sin pelear. Ofrecer oportunidades variadas de interpretar la violencia mediante actividades artísticas, cuentos y juego (con ayuda si se requiere) Facilitar el juego, las actividades artísticas y el lenguaje a fin de que el niño pueda superar las experiencias violentas con seguridad y competencia. Ofrecer un contenido profundo que proporcione alternativas interesantes ante la violencia como organizadoras de la experiencia.