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LOS HISTÓRICOS TRATADOS DE TEOLOYUCAN
Obelisco que conmemoraba la firma de los Tratados de Teoloyucan Viñeta de Salvador Pruneda. El monumento se encontraba en medio de ambas vías del ferrocarril y tenía una placa de bronce con la siguiente inscripción: Caminante: Estas ante un lugar histórico pues aquí se firmaron los Tratados de Teoloyucan el 13 de Agosto de 1914.
Es probable que la mayoría de quienes nacimos aquí no tengamos la plena conciencia del significado de la firma de estos documentos, ni siquiera de
dónde fué el lugar exacto en el que se firmaron o de quienes y bajo qué circunstancias participaron en su redacción y posterior firma. En éste sitio intentaré divulgar parte de la información que ha estado a mi alcance y que es fruto de una investigación que me ha tomado varios años; el material bibliográfico, los testimonios escritos de algunos de los personajes que participaron en éste acontecimiento histórico y la disponibilidad de un valioso material fílmico, me han permitido formarme un idea clara de como sucedieron los hechos y de la relevancia histórica que tuvieron. Comenzaré por aclarar por que el nombre está en plural, y esto es por la sencilla razón de que se redactaron y firmaron 2 acuerdos, el primero que establecía la rendición incondicional de la Ciudad de México por parte del Gobierno Federal y el segundo que sentó las bases para la disolución del Ejército Federal. Pero ¿Qué motivó la lucha armada y trajo como consecuencia la firma de dichos tratados? Lo veremos a continuación:
El Primer Jefe Constitucionalista Don Venustiano Carranza en Teoloyucan en Agosto de 1914.
LA TRASCENDENCIA HISTÓRICA DE LOS TRATADOS
La mañana del 13 de Agosto de 1914 son firmados sobre la salpicadera de un automóvil, los llamados Tratados de Teoloyucan y nuestro Municipio ingresa en el ámbito histórico nacional de manera contundente. La relevancia de estos documentos en la historia nacional es de tal magnitud, que han sido incluidos dentro de un selecto grupo de símbolos y documentos denominados “Fundamentos de la Patria”, junto con la Declaración de Independencia, El Acta Constitutiva de la Nación Mexicana, Los Sentimientos de la Nación redactados por Morelos, El Plan de San Luis, El Plan de Ayala, la letra y la partitura del himno nacional, el escudo nacional y otros más que simbolizan nuestra identidad y fortalecen nuestro espíritu nacionalista. En el marco de las conmemoraciones del Centenario de la Revolución, resulta pertinente repasar la historia y conocer un poco más de este singular acontecimiento ocurrido en Teoloyucan. Comencemos por analizar el contexto en el que se desarrollaron los hechos: En 1913, Victoriano Huerta, usurpador y traidor que había ordenado el asesinato entre otros muchos del Presidente Francisco Ignacio Madero y el Vicepresidente José María Pino Suárez asume la Presidencia de la República; de inmediato, Venustiano Carranza promulga el “Plan de Guadalupe” con la finalidad de derrocar al gobierno de Huerta, consigue un grupo de aliados y forma el llamado Ejército Constitucionalista, integrado por 3 cuerpos principales, La División del Noreste a cargo del Gral. Pablo González, la División del Noroeste bajo el mando del Gral. Álvaro Obregón y la famosa División del Norte a cargo del
Gral. Francisco Villa, Carranza es nombrado Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. Una a una, las principales Ciudades al Norte y Occidente de la Capital fueron cayendo en manos de los rebeldes, Monterrey el 24 de Abril, Zacatecas el 23 de Junio, Guadalajara el 8 de Julio, las defensas de los federales eran cada vez más débiles y el camino hacia la capital quedaba despejado, para el 15 de Julio, Victoriano Huerta presenta su renuncia al cargo de Presidente de la República dejando en su lugar a Lic. Francisco Sebastián Carbajal. Para el asedio final a la Cd. de México, Carranza convocó únicamente a Pablo González y Álvaro Obregón, y evitó que Francisco Villa asistiera al no proporcionarle combustible para que se trasladase a Teoloyucan; las desavenencias entre ambos eran manifiestas desde la toma de Torreón y se agravaban al paso de los días. El trayecto del ejército constitucionalista hasta Teoloyucan no fue sencillo, las vías habían sido dinamitadas para evitar la llegada de las tropas revolucionarias a la Capital. El 9 de Agosto de 1914, llegó a Teoloyucan el Coronel Miguel M. Acosta al mando del contingente de la vanguardia de la llamada División del Noroeste, Obregón quien se encontraba en la estación “El Salto” Hidalgo, recibe la notificación de que las vías del ferrocarril y la línea del telégrafo han sido reconstruidas hasta Teoloyucan, razón que lo impele a avanzar hasta esta población con todas sus tropas, que estaban en Tula, el grueso de contingentes militares que se concentraron en Teoloyucan, se calcula en 25,000 efectivos.
Teoloyucan representaba varias ventajas para los revolucionarios, en primer lugar, las 2 principales líneas férreas, la del ferrocarril Central y la del Nacional, corren paralelas a unos cuantos metros de separación, de esta manera, con un solo contingente se controlaban ambas. Por otra parte, su proximidad con la capital permitía hacer sentir su presencia de forma intimidatoria hacia la población civil, resultando una eficaz medida de presión para las autoridades y finalmente, la ventaja de contar con una posición elevada sobre el resto del terreno llano, le aseguraba una defensa exitosa en caso de que los federales se decidieran a atacar. Obregón, el General invicto de la revolución “Carrancista”, sabía que en Cuautitlán había avanzadas de los federales y que en Barrientos estaba la tropa enemiga, posicionada ventajosamente, debidamente pertrechada y esperando un movimiento en falso del enemigo para destruirlo, por eso, eligió a Teoloyucan como sitio para establecer el cuartel general y lanzar, en caso necesario, la ofensiva final para tomar por la fuerza la Capital. Así pues, las opciones del Ejército Federal se limitaban únicamente a dos, romper el cerco atacando Teoloyucan o deponer las armas. Por si esto fuera poco, la Cd. de México estaba bajo el asedio del Ejército Libertador del Sur bajo el mando del Gral. Emiliano Zapata, que si bien actuaba de manera independiente de los Carrancistas, mantenía su propia lucha que había iniciado en contra de Francisco I. Madero y la continuó contra Huerta y su sucesor Carvajal, cortando las vías de agua a la Capital y atosigando a la
población. Carranza designó al Ing. Alfredo Robles Domínguez para entrar en pláticas con los representantes del gobierno a fin de negociar la entrega de la Ciudad de México, Robles Domínguez echó mano de todos los elementos a su alcance para disuadir a las autoridades civiles y militares de entregar la plaza sin luchar, las discusiones en torno a cual decisión tomar fueron acaloradas, Robles Domínguez presionaba a los representantes políticos y militares, unos y otros personajes esgrimían sus argumentos y no se llegaba a una conclusión clara, el Gral. José Refugio Velasco, Ministro de Guerra, se negaba a deponer las armas, cuando solicitó la opinión de otros generales a su cargo, hubo división de opiniones, alguno se inclinaba por abandonar la plaza y retirarse a Puebla, otros sin embargo, estaban decididos a defender la Cd. de México. El Gral. Antonio Olea optó por dejar que la suerte de las armas decidiera quien sería el vencedor, pero jamás aceptaría la rendición sin combatir. Robles Domínguez continuó presionando a los federales argumentando que si acaso derrotaran a Obregón, el Ejército Federal quedaría tan debilitado que permitiría a la División del Norte al mando del Gral. Francisco Villa rematar al combatiente que hubiera quedado en pie, Velasco reviró aduciendo que si vencieran a Obregón, la moral del Ejército se levantaría y sería suficiente para derrotar también a Villa; así las cosas, Robles Domínguez jugo su carta final recurriendo a un elemento externo con el peso suficiente para inclinar el fiel de la balanza a su
favor y convencer a estos recios generales de deponer las armas. Los Estados Unidos no reconocieron nunca al gobierno de Huerta y consecuentemente tampoco lo hicieron con el de Carvajal y desde el 21 de Abril habían invadido el puerto de Veracruz impidiendo el abastecimiento de armas y municiones al gobierno federal, el ridículo pretexto para la invasión, fue un incidente suscitado el 9 de Abril con unos marinos estadounidenses del crucero Dolphin que desembarcaron en Tampico sin permiso de las autoridades y fueron puestos bajo arresto durante 2 horas. Los norteamericanos consideraron esta acción como un ultraje y demandaron una satisfacción inmediata que incluía izar la bandera de las barras y las estrellas y rendirle homenaje con 21 salvas, el incumplimiento de las autoridades de Tampico a la exigencia norteamericana, fue motivo suficiente para invadir Veracruz, bombardear la ciudad y asesinar a militares y civiles. Los verdaderos motivos de esta ocupación son diferentes, los Estados Unidos apoyaban a Carranza y no aceptarían a otro presidente que no fuera él, le proveían de armamento y le financiaban su campaña militar, armas, municiones, pertrechos, combustible, etc. La injerencia estadounidense en nuestros asuntos internos era evidentemente manifiesta, cito aquí una frase atribuida a Don Porfirio Díaz: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Robles Domínguez dijo entonces al Gral. Velasco: “Si las vidas o los intereses de los norteamericanos asentados en
la Capital corren peligro, el Ejército de los Estados Unidos posicionado en Veracruz tiene instrucciones de avanzar hasta la Cd. de México”, y acto seguido le entregó copia de un documento en donde se transmitían ordenes discrecionales del Gobierno de Washington en ese sentido; el Gral. Velasco se vio herido en lo más profundo de su orgullo militar, apenas pudo esconder las lágrimas que enrasaron sus ojos, y con un gesto de dolor en el rostro, aceptó evacuar la plaza sin presentar defensa. El 10 de Agosto, el Presidente Interino Lic. Francisco S. Carvajal publicó un manifiesto a la nación en donde explicaba su decisión de pactar con la revolución triunfante y dejaba la vida y los intereses de los habitantes de la capital bajo la custodia del Gobernador del Distrito Federal, Eduardo N. Iturbide; esa misma noche, Carvajal salió hacia Veracruz para embarcarse a los Estados Unidos. Por la mañana del 11 de Agosto, una comisión encabezada por Alfredo Robles Domínguez y Eduardo Iturbide y miembros del cuerpo diplomático llega a Teoloyucan para entrevistarse con el Gral. Álvaro Obregón. Casi a la media noche de ese mismo día, arriba el Jefe del Ejército Constitucionalista Don Venustiano Carranza, con su Estado Mayor, su escolta especial y el 4º Batallón de Sonora; aunque muy avanzada la noche, Carranza dialoga con los comisionados, destacando el Ministro de Brasil Cardoso de Oliveira quien exige para los nacionales y extranjeros garantías en sus bienes y en sus personas, Carranza se levanta de la mesa y le exige al
Ministro Cardoso no entrometerse en asuntos que solo competen a los nacionales. La mañana del 13 de Agosto de 1914, Obregón ya con la autorización por escrito del Don Venustiano Carranza para tratar la rendición de la guarnición y la ocupación de la plaza de México, sale con una comitiva hacia las avanzadas en un tramo del camino de Teoloyucan a Cuautitlán, ahí, esperan pacientemente; después de un rato, un jinete con una bandera blanca avanza “al paso” de su caballo en dirección a ellos, se detiene y entrega un papel, es un salvoconducto para permitir el paso a la delegación de representantes del gobierno, se retira con el salvoconducto debidamente firmado y autorizado; minutos más tarde, se aproximan 2 automóviles con banderas de paz, descienden algunas personas y los autos se retiran para regresar en seguida con otro contingente, en estos autos viajan el Gobernador del Distrito Federal, Sr. Eduardo Iturbide; el Gral. Gustavo A. Salas representante del Ejército Federal además del Vicealmirante Othón P. Blanco en representación de la Armada Nacional, representantes diplomáticos y periodistas, así, bajo la sombra de un árbol y alrededor de una pequeña y rústica mesa ocupada con una máquina de escribir, se instaló la sala de discusiones, nutridos fueron los intercambios de opiniones y al fin, el primer documento, que establecía las bases mediante las cuales el Ejército abandonaría la plaza y quedaría disuelto, fue redactado y firmado sobre la salpicadera de uno de los automóviles que habían llevado a la comitiva de Gobierno hasta Teoloyucan.
Media hora más bastó para redactar el segundo de los documentos que ese día se firmaron, en éste acuerdo, se establecía la forma en que el Gobernador Iturbide entregaría la Ciudad de México a las fuerzas del Gral. Obregón. Obregón eligió el lugar en donde estas actas fueron redactadas y firmadas, no hubo un salón con cómodos sillones, ni un vaso de agua para ofrecer a los interlocutores, tampoco una mesa alrededor de la cual dialogar y la única consideración que encontraron los representantes del Gobierno Federal en Teoloyucan fue la generosa sombra de los árboles a la orilla del camino, la escena fue de tal manera árida que seguramente caló hondo en el orgullo militar de los representantes federales. Humillante forma de “negociar”, cuando una de las partes está disminuida moralmente y sin nada que poder exigir a cambio de lo que entrega. Apenas cinco días bastaron para que el gobierno federal se rindiera incondicionalmente a las fuerzas revolucionarias que habían hecho de Teoloyucan su cuartel general. El miedo de los militares a una intervención del Ejército Norteamericano y el pánico de la población civil de sufrir los estragos de un combate, decidieron a sus representantes a entregar la plaza sin presentar defensa. La firma de Los Tratados de Teoloyucan decreta el triunfo del Constitucionalismo sobre el gobierno usurpador nacido de la mentira y la sedición, por ellos, es
desintegrado el ejército federal que aún conservaba rescoldos del Porfiriato, además, propician el nacimiento de una nueva élite militar, por lo que son considerados el “Acta de nacimiento” del actual Ejército Mexicano. La importancia histórica de estos documentos ha sido y seguirá siendo motivo de orgullo para los teoloyuquenses.
Aspecto que presentaba el puerto de Veracruz durante la invasión norteamericana.
Para llegar a Teoloyucan, el Ejército Constitucionalisto tuvo que reparar varios kilómetros de vía que habían sido dinamitados por las fuerzas federales.
¿EN DÓNDE SE FIRMARON LOS TRATADOS DE TEOLOYUCAN?
Aunque los documentos son vagos en cuanto a la señalización del lugar de la firma, pues el acuerdo de la rendición de la Cd. de México dice: En las avanzadas de Teoloyucan, el día 13 de Agosto de mil novecientos catorce; y el de la disolución del Ejército reza: Sobre el camino nacional de Cuautitlán a Teoloyucan, a trece de agosto de 1914. Existe la posibilidad de establecer con cierta precisión cual fué el sitio en donde tuvo lugar la reunión final y la firma de ambos documentos. Para ello, es necesario recurrir a los archivos fílmicos que se conservan en la Fundación Carmen Toscano, quienes conservan valioso material recopilado y en algunos casos filmado por él mismo que durante años compiló el Ing. Salvador Toscano. Quizás el más elocuente resulte ser un fragmento de película de una cinta denominada "Epopeyas de la Revolución", en él se pueden apreciar las escenas de la firma de nuestros Tratados, desde la llegada de un mensajero a caballo, la posterior llegada de los automíviles que trasportaban a los comisionados del gobierno federal, la convivencia durante la espera y finalmente la firma de ambos documentos. De la ubicación del sitio, deduzco en base a este documento fílmico y lo corroboro con testimonios de varias personas que así me lo han referido, que ocurrió en un paraje denominado "El Hondón", próximo al sitio que actualmente conocemos como "El Polvorín". Definitivamente no fué en la
casa de los Sres. Gutiérrez como algunos aseguraban, ni en los terrenos en donde se encuentra la Escuela Primaria Tratados de Teoloyucan. Sería pertinente que el sitio fuera señalado con un monumento que conmemore el hécho histórico, quizás con otro obelisco como el que originalmente se erigió a instancias e iniciativa del Bloque de Obreros Intelectuales y que fuera inaugurado un 13 de Agosto de 1954 con motivo del 40º aniversario de la firma, siendo Gobernador del estado el Ing. Salvador Sánchez Colín y presidente Municipal el C. Federico Montoya Uribe; el discurso inaugural del monumento fué pronunciado por el Ing. Jesús Amaya Topete (connotado historiador jaliscience, fundador de la editorial Lumen de su propiedad). Es de resaltar que el 50º aniversario, fue celebrado en 1964 nada menos que bajo la arcada del Monumento de la Revolución.
Álvaro Obregón al momento de firmar una de las dos actas de los Tratados de Teoloyucan el 13 de Agosto de 1914. Fotografía de Jesús H. Abitia.