la casa de mi padre dossier

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Jaime Izquierdo LA

CASA DE MI PADRE

krk ediciones 路 2011


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Gerard Enterría es un brillante ingeniero de sistemas, hijo de un campesino español emigrado a Burdeos en los años sesenta del pasado siglo xx. Tras la muerte de su padre se enfrenta al compromiso adquirido en sus últimas voluntades: no abandonar a su suerte la casa familiar, el eslabón fundamental de su linaje, lo único que, según sus palabras, «puede mantener a los Enterría con los pies en la tierra». Como hijo único, Gerard es el heredero de la casa, las tierras y los derechos de uso del comunal que la familia conserva medio destartalados en una remota aldea de montaña en el norte de España y por ello se verá atrapado en una controversia vital: tiene que elegir entre la acomodada y exitosa carrera profesional que desarrolla al servicio de la empresa automovilística Renault y la preocupación por detener la decadencia en la que está sumida, desde décadas, la aldea original de su familia. La casa de mi padre es un ensayo novelado y una original apuesta narrativa pero, sobre todo, es una entretenida propuesta metodológica, una hoja de ruta, un manual de estilo y un ingenioso ejercicio futurista de diseño y gestión de los territorios campesinos que abre una puerta a la esperanza para evitar lo que ahora parece inevitable: que desaparezcan de la memoria de los hombres los miles de casas, pueblos, aldeas, tierras y montañas de las que salieron emigrados nuestros padres para buscarnos un futuro mejor.

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Jaime Izquierdo

Con La casa de mi padre se aborda un asunto crucial para el desarrollo de los territorios campesinos que habían quedado fuera de juego tras la entrada en escena de la industrialización, acaecida en España de forma generalizada mediado el siglo xx. La gestión campesina del territorio en las zonas de montaña se caracteriza por tres rasgos esenciales que la inscriben en el ámbito de la economía y la cultura preindustriales: se apoya en una base territorial comunal, se encuentra escasamente capitalizada en términos financieros y su sistema productivo es muy diversificado, pues explota —ahora diríamos de forma sostenible— todas las opciones posibles del medio. Como ninguna de esas características coincide con las premisas que impulsó la industrialización, a los territorios campesinos de Europa no les quedó otra opción que sucumbir a la nueva forma de organización del territorio y la economía, o hacerlo al abandono. Muchos de los profesionales que trabajamos en desarrollo rural hemos fijado la atención desde años precisamente en estos territorios abandonados. En aquellos cuyo paisaje vocea a los cuatro vientos la esencia y la historia, la larga historia secular e incluso milenaria, de las comunidades campesinas, de la «sociedad reloj» a la que por su exactitud y precisión se refiere Lévi-Strauss. Puede que lo hayamos hecho de forma ingenua, pero no damos la batalla por perdida. Creemos que es posible remontar el curso de la historia y revitalizar un nuevo modelo basándonos en sus caracterís-

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ticas esenciales, en sus procesos agroecológicos, en su elevada capitalización patrimonial en forma de conocimiento, en su inteligencia como gestores del territorio y en unos arraigados valores que, paradójicamente, son coincidentes con las nuevas premisas de la modernidad ecológica: aprovechamiento local de la energía, ciclicidad, renovación, reciclaje, biodiversidad, gestión comunal de los recursos naturales,… Nos hemos fijado en todo eso y hemos llamado a Gerard Enterría, un joven universitario, innovador, urbano pero de origen campesino, formado en la lógica de la moderna ingeniería de sistemas, al que, en compañía de E.F. Schumacher, Bucky Fuller, Elinor Ostrom, Herbert Simon o Shinya Yamanaka, por un lado, y de la memoria de su padre y de la generación de campesinos contemporáneos, por otro, hemos sacado de Burdeos —su ciudad natal— para devolverlo al valle original de la familia, en las montañas del norte de España. A partir de la llegada a San Esteban, Gerard pondrá sus conocimientos sobre vanguardia futurista de diseño postindustrial al servicio de la rehabilitación del sistema campesino vernáculo del que es tributaria su familia Haciendo un equilibrio de malabarista, y ajustado con precisión la ciencia, la técnica y el sistema de conocimiento local y genuino, Gerard acabará por hacernos una propuesta de modelo campesino posindustrial que confirmará que no estábamos equivocados. Como algunos presumíamos, los territorios campesinos no estaban muertos, estaban dormidos. Gerard los acaba de despertar, han abierto los ojos y nos sonríen mientras se desperezan.

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Benito García Noriega Director de KRK Ediciones

Hace ahora casi diez años, un periódico regional publicaba una extensa reflexión de Jaime Izquierdo titulada «Media docena de propuestas para la aldea del siglo xxi». Un esclarecedor texto con el que acababa de ganar un premio de ensayo. Le llamé aquella misma mañana para ofrecerle la posibilidad de convertir aquel embrión en un libro. Jaime no me dijo que no, pero tampoco que sí. En los años sucesivos fui testigo de cómo iba publicando algunos trabajos que bordeaban el asunto de la aldea y su integración en la modernidad, propósito para el que yo le había querido abrir las puertas de mi editorial. Primero fue el Manual para agentes de desarrollo rural, después, en compañía de Gonzalo Barrena, Marqueses, funcionarios, políticos y pastores, una crónica de los desencuentros habidos entre la naturaleza y la cultura tras la conversión de la montaña de Covadonga en parque nacional. Entre tanto, publicamos El regreso del señor Hoffmann y otros relatos de ambiente entero y, por fin, hace algo más de dos años, publicamos Asturias, región agropolitana: las relaciones entre el campo y la ciudad en la sociedad posindustrial, una interesante propuesta para abordar la reforma en las actuales políticas regionales de agricultura y desarrollo rural. Con las reflexiones agropolitanas, Jaime se aproximaba cada vez más a mi propuesta inicial: preparar un libro que explicara cómo

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reactivar la aldea, el mundo de los campesinos, antes de que fuese demasiado tarde. Creo que lo consigue ahora con La casa de mi padre. Y lo hace de forma amena, divulgativa y pedagógica combinando recursos propios de la novela, del ensayo y el libro de texto, lo que convierten a La Casa de mi padre en una herramienta multiusos que sirve al agente de desarrollo local, a los responsables políticos e institucionales, a los estudiantes universitarios de ingenierías, historia, antropología, veterinaria, biología o geografía, a los técnicos, a los científicos, a los conservacionistas y, sobre todo, a los paisanos, a los vecinos y a los herederos de la cultura campesina que no saben qué hacer con el patrimonio que les han dejado en herencia sus padres. Han pasado diez años desde aquella llamada de teléfono a Jaime para hacerle el encargo. Al igual que el pintor del cuento chino que tardó diez años en dibujar un cangrejo —que acabaría pintado con perfección suma en unos segundos, en presencia del emperador, de un solo trazo y antes de que lo decapitaran—, todo este tiempo empleado por Jaime no ha sido para escribir el libro, sino para saber cómo lo tenía que escribir. Se preguntarán ustedes cuál es mi interés por los asuntos del campo y del mundo rural, más allá del elemental y propio de un editor ante un buen trabajo. Pues bien, mi origen es también campesino. Mi familia procede en una pequeña aldea vecina de San Esteban donde el autor sitúa la trama. Por eso, al igual que Gerard, al igual que Jaime, yo también empujo todo lo que puedo desde una pequeña editorial de «provincias» para evitar que se caiga la casa de nuestros padres.

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La casa de mi padre

1. La casa de mi padre Los zapatos de mi abuelo Como el que esconde un tesoro Merci beaucoup, mon fils ¿Qué sabemos de Edgar Morin? 2. El coche eléctrico ya tiene quien lo cuide No sé si Marine lo entenderá Renault puede esperar 3. Explorando la dimensión campesina del conocimiento Las tres dimensiones del conocimiento El arte de la localidad Antes aquí no había nada de medio ambiente 4. Introducción a una teoría celular del territorio El pensamiento sistémico de los campesinos: ciclos y procesos Núcleo, citoplasma y membrana 5. La parroquia campesina es una célula. Funciones celulares y tareas del campo Histología industrial y citología campesina. ¿Por qué se paró la sociedad reloj?

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6. De lo que les sucedió a los territorios campesinos comunales a partir de la modernización industrial. Los cinco «pecados capitales» de la política de desarrollo industrial Los cinco «pecados capitales» de la política, también industrial, de conservación de la naturaleza De aquellos polvos: el desconcierto y la desarticulación del territorio campesino 7. El diseño de un modelo actualizado de desarrollo rural campesino de orientación territorial, local, celular, sistémico, comunal, canónico y agroecológico. La rehabilitación de la parroquia. Descifrando el genoma de la parroquia Una aplicación de las teorías económicas de Elinor Ostrom y de las ecológicas de Fernando González Bernáldez. El papel de la membrana celular. 8. Reinventando los territorios campesinos en la sociedad postindustrial. ¿Qué tengo que hacer para mantener en pie la casa de mi padre? El buen trabajo: las aportaciones de E.F Schumacher Una organización cooperativa campesina de base parroquial. Los agentes comerciales externos del nuevo aldeanismo cosmopolita. Unas instituciones públicas a la altura de las circunstancias campesinas: reformas urgentes en las políticas regionales de acción cultural, de conservación de la naturaleza, de agricultura y de desarrollo rural. Las células campesinas en el sistema agrario de Europa. Apéndice: El desarrollo celular de los territorios campesinos: bases para una política de compromisos entre la aldea y la ciudad y entre la ciencia, la técnica y el conocimiento local.

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