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MANTENER EL VÍNCULO CON LAS AVES

Y el incesante tráfico de pollos, donde criminales no se tientan el corazón para saquearlos de sus nidos, y mueran 8 de cada 10 pericos antes de llegar al cliente.

Esta práctica es claramente criminal y está dejando a los montes cada vez más silenciosos.

Antes y hoy

Personas mayores en la Sierra Gorda recuerdan grandes parvadas de 300 individuos en las décadas de los 40 y 50 del siglo pasado, que llegaban para alimentarse del maíz en sus milpas y en una sola tarde sacrificaban hasta 20 o 30 aves. O como otro vecino me comentó con una sonrisa torcida que “las mataba por ruidosas”, por lo que ante tal actitud y agresiones sus poblaciones pronto se desplomaron y es sorprendente que algunas sobrevivan. Varios sitios en la sierra conservan los nombres y toponimias y solo el recuerdo queda de las mismas, pues anteriormente anidaban en va rios relices de estos montes.

Hoy, milagrosamente, aproximada mente 40 parejas sobreviven en la Sie rra Gorda, en dos sitios que les sirven como refugio. En el Sótano del Barro, que es una de las zonas núcleo de la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda y donde quedó prohibido desde 1997 el descenso de espeleólogos para pro teger a sus nidos y pollos, y en un profundo y angosto tajo en las montañas, el Cañón del Infiernillo, donde parte de la colonia también sentaba sus reales, pero ahora está amenazada por el turismo y el cañonismo.

Aunque siguen llegando a pernoctar, han dejado de anidar ante la intromisión de nuestra especie en crecientes números, permitido por la falta de regulación y vacío de la autoridad ambiental. Queda en claro que su actividad no es compatible con su modarse por parejas en las pequeñas cavidades en la roca para pasar la noche, donde sus antepasados por miles de años pusieron el ejemplo y el hábito lo moldeó hasta su ADN y memoria colectiva como especie, es algo que muestra su integración al medio de manera armoniosa y respetuosa.

En verdad espero que la sexta ola de extinción masiva que nuestra especie ha desatado sobre el resto de la Creación, no las alcance. No se lo merecen, y los cielos y bosques de México no serían lo mismos.

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