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CONGO, COBALTO, ALMACENAMIENTO DE ENERGÍA Y MÉXICO

La República Democrática del Congo es uno de los países con más penurias y carencias en el mundo. Más del 50% del cobalto del mundo se encuentra allá. El libro Cobalt Red, de Siddharth Kara, presenta el lado obscuro y las consecuencias del crecimiento del almacenamiento de energía, tanto en autos, como en sistemas eléctricos

Santiago Barcón

Ingeniero eléctrico por la Universidad Iberoamericana. Coautor del libro “Calidad de la energía”. CEO de BAORGG y PQ BARCON. Especialista en temas de Código de Red

La obra, Cobalt Red: How the Bloood of the Congo Powers Our Lives -en traducción libre- Cobalto Rojo: Como la sangre del Congo permite nuestro nivel de vida, publicada en 2023, es un extraordinario análisis de la explotación -la llamaría semi esclavitud-, para obtener este componente indispensable para las baterías.

La República Democrática del Congo (RDC) es uno de los cinco países más pobres del mundo. Cuenta con una superficie de 2.7 millones de Km2, 108 millones de habitantes y un ingreso per cápita de 660 dólares anuales que lo sitúa en el lugar 190 entre todos del orbe.

La historia de la RDC la compone una cadena de desgracias causadas por el colonialismo europeo, pero en este país el Rey Leopoldo de Bélgica se encargó de llevarlo a niveles insospechados: era de su propiedad. Queda fuera de alcance de este artículo la historia de la RDC, pero después de su independencia, en junio de 1960, Patrice Lumumba fue elegido presidente. En 1961 los intereses belgas y americanos se encargaron de asesinarlo, quemar en ácido sus restos y uno de los torturadores se llevó de recuerdo un diente de oro, mismo que recientemente regresó el gobierno belga. Si esto suena atroz, veremos más adelante lo poco que ha cambiado la situación en 60 años.

Las baterías necesitan del cobalto, no existe alternativa y está muy lejano el contar con sustitutos, debemos de ser realistas y no mirar hacia el otro lado pensando: ya lo encontrarán. Las baterías de litio en realidad contienen mucho más cobalto -un punto a considerar en nuestra estrategia energética- y aunque existen diversas mezclas las que más utilizan cobalto son las que se requieren para vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía. Nuestras computadoras y celulares, a pesar de los cientos de millones que se producen por año, no tienen tanto impacto por el bajo contenido de cobalto.

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Con gran demanda a nivel global

Hay que comentar que se prevé que la demanda de este mineral aumente 500% para el año 2050 y así lograr las metas de sustentabilidad que se han propuesto los países más avanzados. Todo estaría bien pero más del 50% del cobalto del mundo se encuentra en la RDC. Por si esto fuera poco más del 30% de la extracción viene de pequeños productores quienes, a pesar de no disponer de equipos automáticos para la explotación, cuentan con su conocimiento ancestral del terreno y tienen rendimientos hasta de 15 veces mejores por tonelada extraída.

Al ser tan intenso en mano de obra, el trabajo infantil es una práctica común. No hay producción de cobalto que no haya pasado por las manos de infantes congoleses, así de claro. Si el trabajo fuera el único problema sería quizá aceptable, pero los ingresos son abajo del nivel de subsistencia aunado a los frecuentes accidentes que se calcula causan más de 2,000 muertes por año.

Por supuesto las grandes corporaciones tienen declaraciones donde nos informan que cuidan celosamente de que su proveeduría no contenga trabajo infantil y contratan a “certificadores” que maquillan -por ponerlo suave- los resultados. Apple, Tesla, Samsung, Daimler y todas las demás dicen cumplir, pero alguno o varios -pero casi con certeza todos- mienten, porque las cuentas no dan.

Adicionemos que China ha logrado acaparar el mercado de las minas en RDC, creando un monopolio, conseguidas en una buena parte por la corrupción endémica en ese país y aunemos que procesa el 75% del cobalto a nivel mundial. Por otro lado, los principales productores de baterías, con más del 85% del mercado mundial, son CATL y BYD de la tierra de Confucio, LG Energy Solutions, Samsung SDI y SK Innovation de Corea del Sur y Panasonic -el proveedor de Tesla- de Japón. De nuevo, las cuentas no dan.

¿Y nuestro país?

Algunos deben de estar preguntándose, ¿y esto que tiene que ver con México? En cuanto a cambiar la realidad en RDC nuestro rango es limitado, por no decir que nulo. Pero sí podemos educarnos de lo que sucede en RDC, aprender a no escuchar el canto de las sirenas sin saber que hay costos gravísimos en nuestras estrategias, de los que nunca se habla, y pensar en que lo mismo nos puede suceder.

La primera lección es que las buenas intenciones no bastan y hay que cuestionar cuando se habla del beneficio de unos cuantos -aunque se mencione a toda la humanidad- y el verdadero impacto en su implementación. Un ejemplo claro fue cuando se prohibió el uso del insecticida DDT (dichloro-diphenyl-trichloroethane) por ser cancerígeno sin que hubiese pruebas irrefutables. Resultó más fácil eliminarlo, lo que acabó con un método barato y efectivo para prevenir el paludismo, ya que se aplicaba en los lugares donde se reproducía el mosquito anófeles. Este insecticida lo- gró disminuir de 1,000,000 de muertes en 1940 a 1,500 en 1966. Ahora fallecen 600,000 personas anualmente… pero a los que no nos afecta nos sentimos más seguros sin el DDT.

Algo similar ocurre con el movimiento a renovables y almacenamiento. Damos por hecho que todos los países son clones nuestros (o, peor aún, de Alemania) y que los países pobres deben de basar su red eléctrica en sistemas renovables, aunque sabemos que es una quimera, pero: ¡maravilloso que no produzcan más CO2! Poco importa que los dejemos en el subdesarrollo más profundo al no contar con un sistema eléctrico robusto. Cualquier costo es aceptable para lograr el Santo Grial.

Los que me han seguido, lo cual agradezco, saben que siempre he propugnado porque la Reforma Energética (RE) en México tenga un altísimo contenido social. Sin duda es bueno que estén los Certificados de Energía Limpia (CEL), pero mucho más importante el que todos tengan acceso a la red eléctrica o un equivalente real.

No es válido considerar a los paneles fotovoltaicos como alternativa si no pueden operar un motor y disponer energía a la hora que lo deseen. Si se hubiese adicionado considerar el mismo monto de los CEL para este fin otra historia tendríamos… inclusive hubiésemos blindado la RE.

Nos fuimos por el camino fácil, el de los aplausos internacionales, el que es fácil de justificar, el que dejó y deja ganancias pingües y, de nuevo, dejamos pasar una gran oportunidad.

Nos preocupa en México la generación con combustóleo y diésel, que dicho sea de paso nuestra mezcla es más limpia que la de EUA o China, pero no el que 2 millones de compatriotas respiren keroseno de sus lámparas y el carbón de los anafres. No los vemos, no los consideramos.

Con certeza la RDC no cuenta con las instituciones adecuadas, pero, es sencillo poner un impuesto de 300 dólares a cada auto eléctrico que se vende e invertirlo en la electrificación -solo el 9 % cuenta con servicio- en el país de donde proviene el cobalto: 1,800 millones dólares anuales equivalentes a 3 % de su PIB.

Claro es más fácil minimizar nuestro impacto o ya bien el refugiarse en la ignorancia que es el secreto de la felicidad.

Por supuesto no creo en utopías, pero sí en que debemos de buscar alternativas y no olvidarnos, de nuevo, de las consecuencias al final del camino.

Ahora que se aproxima el cambio del sexenio, tenemos la oportunidad de plantearnos opciones al modelo actual.

Debemos crear una RE inclusiva, equitativa con todos los participantes, nacionalista y sin polarización.

Termino invitándoles a leer la carta de Patrice Lumumba, texto que escribió a su esposa antes de ser asesinado.

Tan vigente en 1961 como ahora: https://www. blackpast.org/global-african-history/primary-documents-global-african-history/patrice-lumumbas-letter-pauline-lumumba-1960/

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