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Un negocio que camina sobre ruedas
Por Ángel Hernández Murillo
Aunque no hay una relación en estricto directa, el cofundador y director general de esta empresa mexicana, encuentra que su interés por crear un producto ecológico podría provenir de su ancestro, el obispo Joaquín Arcadio Pagaza (1839-1918). El religioso, además de humanista y poeta, se distinguió por su amor hacia la naturaleza, mismo que plasmó en sus escritos que hoy, ya musicaliza el entrevistado.
Oriundo del municipio de Valle de Bravo, en donde su familia tiene una historia de 300 años de permanencia, Víctor Pagaza es pasante de arquitectura, pero empresario por convicción y melómano por afición. Desde su óptica, México solo podrá salir adelante cuando sus profesionistas, en lugar de salir de las aulas con la idea de buscar un empleo, sean formados, pero para proyectar cómo generar empleos.
Quizá, esa manera de pensar influyó para que él y sus cinco hermanos, se animaran en 1994 a gestar una empresa para el reciclaje de llantas y hules. Con los objetivos delimitados, después de atender los requisitos debidos, obtienen las patentes y se instalan en el parque industrial Toluca 2000.
“Así que, en lugar de tener un negocio de llantas, teníamos uno, pero de polvo de llantas, el mismo problema con material que contamina, pero hecho polvo. En ese entonces todavía no estaba tan en boga la economía circular, pero nosotros ya estábamos formalizando. En un evento de suerte, nos piden suministrar material especial para 58 pistas de atletismo en México; antes se importaba de EU, para nosotros fue genial porque ahí empezó todo”.
La incipiente organización también empezó a reciclar hules para distintas empresas, como, por ejemplo, empaques para ollas exprés, lavadoras y demás aplicaciones, porque el mundo, afirma Víctor, está prácticamente hecho de plástico, con lo cual, su oferta se fue asentando.
a3p Imperllanta, es una marca que, en relativamente poco tiempo, se ha posicionado como una de las más reconocidas en el mercado de los impermeabilizantes. Las razones van desde un nombre fácil de recordar a, sobre todo, y a decir de Víctor Pagaza Malero, ofrecer un producto durable y noble con el medio ambiente
“Debo aclarar que ni el plástico ni el hule son malos, son unos materiales extraordinarios. El asunto es que no nos ocupamos de reciclarlos como se debe; la bolsita del súper tan denigrada, los desechables para guardar la comida, son útiles porque preservan las cosas. Más allá de denostar este tipo de productos, hace falta ver que lo que en realidad se necesita son plantas de reciclado como las hay en muchas partes de Europa”.
El sentido de lo útil
Víctor Pagaza opina que ser ecológico no es pintar un camión de verde o hacer un producto más chiquito, sino hacer que ese “algo” vuelva a funcionar o a tener utilidad, pero con calidad e inocuidad. “En mi caso particular y después de años, desarrollamos un producto con esas características, a base del polvo de llantas y al que llamamos Imperllanta”.
“A Imperllanta le antepongo una letra A y un número 3, A3P. Me suelen preguntar si esa es la fórmula, pero solo son las iniciales del nombre de mi hija, lo elegí porque es un acrónimo fácil de recordar. Lanzamos el producto y en 2008 ganamos el Premio Nacional de Ecología. La fundación Miguel Alemán también me nomina al Premio Nacional de Ecología, y lo gano. A partir de ahí asumimos el compromiso de ser modelo de hábitos de consumo, personal y empresarial”.
Víctor Pagaza relata que el éxito y la valoración de su creación han sido tan destacado que hoy en día exportan a países como Costa Rica, Bolivia, República De El Salvador, Colombia, Puerto Rico; Portugal, en Europa. También ofertan plantas, no de reciclado de llantas, sino de fabricación de productos y siguen desarrollando patentes para otros rubros, como el cuidado del agua, tema al que da gran importancia.
“Sé el valor del agua y no vale lo que dice la Constitución. Opino que no es cierto que sea un derecho humano; cuando éramos 24 personas sí lo era, hoy que somos 20 millones en esta megalópolis, no lo es porque nada más la acción de prender las bombas representa un gasto de 80 millones de pesos diarios. La gente debe saber que el agua cuesta lo que paga por comprarla en una tienda, ya no hay manantiales para que se siga consumiendo de manera despiadada”, reflexiona.
Al referirse a su modelo de negocio, Víctor Pagaza platica que le gustaría tener 30 años de edad para abrir una red de miles de tiendas. Pero es consciente de sus propios alcances y mejor ha optado por aliarse con quien ya tiene esa red; con empresas de clase mundial como PPG Comex o BASF, que han apoyado a que a3P Imperllanta tenga mayor presencia.
“Me han ofrecido concursar por un Récord Guinness; soy la persona que más llantas para techo ha reciclado en el mundo. En 30 años hemos reciclado unos 6 millones, pero en las ciudades hay tiradas unos ¡5 mil millones de ellas! Entonces, como a3P Imperllanta la cifra trabajada es enorme, pero como participación de mercado, somos nadie. Cada cubeta equivale a llanta y media, y hemos vendido tantas cubetas como hemos podido, sin embargo, queremos hacer algo más extraodinario…”
Una llanta, ¿qué no es redonda?
Orgulloso de su producto, Víctor Pagaza dice con seguridad y convicción que después de 14 años, quienes usan Imperllanta jamás han vuelto a impermeabilizar. La razón se debe al material del que está hecho; lo describe como completamente indestructible porque no hay solvente o inclemencia del tiempo, temperatura alta o baja, que lo deteriore.
¿Dónde entonces está el negocio si no hay una compra-venta constante? El director de a3P asegura que su éxito radica en una razón muy simple: “yo no vendo impermeabilizantes, vendo salud”.
No han faltado los cuestionamientos. Y es que en el mundo real un objetivo se relaciona más con la obtención de resultados de venta cada seis meses que cada 15 años. Él responde que quizá en un contexto estable eso estaría bien. “Pero en un mundo que se está calentando, se contamina y el agua escasea, es preferible comprar cosas cada 15 años y no cada seis meses por el simple hecho de ganar dinero a costa de perder salud".
En México existen alrededor de 33 millones de casas, cada una con un promedio de cien metros que, al multiplicarse por los metros de impermeabilizante que da una cubeta de su marca, no alcanzan a cubrir ni el 1% del mercado.
Las empresas están hechas para generar dinero, pero el entrevistado cree más relevante el que sean estables, con dueños y trabajadores que vivan bien y no como se sigue haciendo en los países menos desarrollados: empresarios millonarios con empresas pobres que tributan poco y pagan poco a sus empleados.
Entre los consumidores puede haber la percepción de que aP3 Imperllanta es más caro frente a otras marcas. Pero Víctor replica que no es así. “Cualquier impermeabilizante del mercado tiene un espesor de un tercio de milímetro, Imperllanta va de dos a dos milímetros y medio, jamás se rompe. Sí, ellos venden cada dos años, yo cada 10 años, entonces, ¿quién es más barato?”
Hoy, la oferta de polvo de llantas, materia prima de a3P Imperllanta, es extraordinaria y se emplea en diversos lados debido, dice Víctor, a la promoción que todos estos años ha hecho su empresa sobre sus beneficios y porque se identificaron oportunidades de negocio con algo que antes no se sabía cómo emplear. Víctor cuenta orgulloso que, en cierta ocasión en 2010, un ejecutivo de BASF le dijo: “cómo es que no se nos ocurrió a nosotros”.
¿Algo más que quieras compartir?
Sí, a quienes deseen innovar, a quienes quieran apoyar el desarrollo de México, jóvenes o adultos, les sugiero tomar en cuenta tres cosas:
1. Hagan contacto con la economía formal. Saquen una tarjeta de débito o de crédito; aunque metan 50 pesos y retiren 40, el banco sabrá de su constancia y podrán ser sujetos de crédito, crédito para desarrollar una buena idea porque de lo contrario, no habrá nadie quien les preste para desarrollarla.
2. Documenten todas las cosas que hagan, escriban los pasos para generar documentos de referencia que les indiquen en dónde acertaron y en dónde se equivocaron. Que en un futuro, si ya no están, alguien pueda retomarlos para proseguir con esa buena idea. En México no tenemos el hábito de documentar.
3. Llevemos a nuestros estudiantes a otros países, muchos se quedan en México sin que conozcan otras naciones que potencialicen su creatividad. Tenemos fuerza de trabajo joven, inteligencia y ese bono hay que aprovecharlo. Necesitamos de un método de enseñanza más hacia la empresa social y no a la mera generación de dinero.