La Apertura de Centros de Mediación en el Campo Comunitario

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1. INTRODUCCIÓN La práctica de la mediación desde el año 1996, como miembro del equipo de mediadores de una ONG (Organización No Gubernamental), en diferentes ciudades de la provincia de Buenos Aires, ha sido para el equipo y para mí, fuente inagotable de aprendizajes. Comenzamos con el proyecto para aprender de la práctica y realizamos una investigación a partir de los datos de las planillas de estadísticas y sobre nuestras propias prácticas, para adecuar los distintos modelos exitosos en otros países a nuestra realidad cultural. A lo largo de ese camino abrimos 6 Centros de Mediación Comunitaria y firmamos convenios con instituciones oficiales y organizaciones comunitarias, llegando a atender cerca de los 1.500 casos. Creo que se aprende mucho a partir de los errores, pero también se aprende cuando “las cosas salen bien”. La constante reflexión sobre nuestras acciones, nuestras discusiones, nos permitieron identificar problemas, aciertos, errores, para conceptualizarlos, sistematizarlos y “producir” conocimientos sobre un campo incipiente del saber. Varias cuestiones quedan aún pendientes. Una de ellas, es la distinción de dos ejes de análisis de la experiencia, íntimamente ligados, uno centrado en la práctica, en el ejercicio de los métodos en sí mismos, la construcción de las intervenciones, los resultados, etc. que fue el objeto de nuestra investigación, ya realizada, aunque en constante revisión, en el cual identificamos lo que llamamos las especificidades de la mediación comunitaria. El otro, está centrado en el proceso de inserción de estos métodos en el ámbito comunitario. El propósito de este trabajo es justamente una propuesta de análisis sobre la experiencia del proceso de inserción de los centros de mediación en el ámbito comunitario, que puedo hacer ahora, desde una mirada diferente y menos ingenua. Partimos del supuesto de que la experiencia fue exitosa, no sólo por la cantidad de los casos atendidos, sino porque nuestra organización ha logrado el reconocimiento del lugar, por lo que nos planteamos estos interrogantes: ¿Porqué los Centros funcionan, cuando sabemos que otros cierran? ¿Porqué llegamos a atender 1.500 casos, sin contar con apoyo político, es decir sin que sea la mediación una política pública en la provincia de Buenos Aires? Algunas aclaraciones Antes de avanzar en el desarrollo del trabajo quiero aclarar el significado que le damos a las palabras “mediación” y “comunitaria”.


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Mediación La mediación es un método de resolución de conflictos más informal que un juicio, pero es suficientemente pautado. En las reuniones de equipo, poco tiempo después de haber comenzado con la apertura de los primeros dos centros, nos planteamos que las intervenciones que realizabamos en el campo comunitario no siempre seguían esas pautas. Como consecuencia de esta experiencia, desde hace 3 años cambiamos el nombre de “Centro de Mediación Comunitaria” por el de “Centro Comunitario de Resolución Alternativa de Conflictos”, dado que, siendo la mediación algo nuevo en la Argentina, queremos evitar confusiones con otro tipo de intervenciones que realizamos. Estas otras intervenciones, no son menos legítimas y válidas, pero no son “mediaciones“ en sentido estricto. Como la palabra “mediación” es utilizada en forma general para hablar de los métodos pacíficos de resolución de conflictos, queremos dejar en claro que en el título de este trabajo, por mediación nos estamos refiriendo a los principios, las estrategias y las técnicas de gestión de los conflictos de estos métodos y no específicamente al procedimiento en sí. Comunitaria El campo comunitario es complejo y heterogéneo. En un primer momento, entendíamos que en un Centro Comunitario se tratarían conflictos entre vecinos. Es decir que la mediación comunitaria se acotaba a un tema: vecinos. A poco de abrir el centro, en el año 1996, comenzaron a llegar conflictos de todo tipo: vecinales, familiares, laborales, contractuales, etc. Por lo que hemos redefinido a “lo comunitario” como un ámbito más que como un tema. Lo comunitario es un ámbito donde conviven diferentes actores que además de vecinos son clientes, comerciantes, familiares, empleados, inquilinos, deudores, etc. También “conviven” organizaciones comunitarias, grupos, sectores, organismos públicos, etc. En síntesis, entendemos que la mediación comunitaria no se circunscribe al tema vecinal, sino que se reciben y tratan todo tipo de conflictos, entre personas, grupos e instituciones. De aquí se desprende la importancia de la formación de los mediadores que trabajen en este ámbito, y de la necesidad de profundizar los conocimientos en diferentes temas. 2. LA IMPLEMENTACIÓN E INSERCIÓN DE LOS MÉTODOS DE RESOLUCIÓN ALTERNATIVA DE CONFLICTOS (RAC) EN LA COMUNIDAD


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La paradoja En estudios comparativos con casos del poder judicial realizados principalmente en los Estados Unidos de Norteamérica1, donde los resultados indican que los métodos RAC, superan ampliamente los beneficios de los métodos tradicionales en ámbitos judiciales, Eva Josko de Guerón comenta que “resulta paradójico que una proporción minoritaria de usuarios acude a la mediación por su propia cuenta y que muchos centros comunitarios de mediación están subutilizados”. Esta situación también se está dando en varios centros comunitarios en Argentina, donde “no hay casos”. Esta paradoja, aparente al menos, nos lleva a tomar conciencia de que las bondades inherentes a los métodos pacíficos de resolución de conflictos, no son condición suficiente para que sean valorados y aceptados como legítimos dentro de este campo. Si bien el siguiente análisis no agota la problemática, puede aportar ideas para ampliar la visión hacia nuevas líneas de acción. Lo cultural Además de la heterogeneidad y complejidad que lo caracteriza, lo comunitario supone ciertas cuestiones comunes. La palabra comunidad viene del latín communitas, -tatis, que quiere decir calidad de común, de lo que, no siendo privativo de uno solo, pertenece o se extiende a varios. Común de algún pueblo, provincia o territorio2. ¿Qué es lo común? Podemos señalar que, además de un espacio físico, un territorio común, se comparte una cultura. Néstor García Canclini3 define lo cultural como aquello que “abarca el conjunto de procesos a través de los cuales representamos e instituimos imaginariamente lo social, concebimos y gestionamos las relaciones con los otros, o sea las diferencias, ordenamos su dispersión y su inconmensurabilidad mediante una delimitación que fluctúa entre el orden que hace posible el funcionamiento de la sociedad (local y global) y los actores que la abren a lo posible”. Tanto la construcción de los conflictos como las formas en que una comunidad los resuelve, surgen del modo en que “concebimos y gestionamos nuestras relaciones con los otros, nuestras diferencias”, y son parte de la identidad cultural de esa comunidad. Son prácticas sociales históricamente constituidas que han dado y dan respuesta a las necesidades de toda cultura.

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Guerón, Eva Josko de, Los procedimientos (alternativos) para la resolución de conflictos en la cambiante relación entre lo público y lo privado, pag. 178, en Lo público y lo privado, redefinición de los ámbitos del estado y de la sociedad, editado por la Fundación Manuel García Pelayo, Caracas, 2000. 2 Gran Diccionario Salvat, Barcelona,1992. 3 García Canclini, Néstor. La globalización imaginada, pag. 62. Ed. Paidós. Bs. As. 1999.


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Raymond Shonholtz 4 dice que “en todos los grupos sociales hay alguna forma de resolución de conflictos, quizá no sea una cosa legal, jurídica, quizás sea una cosa cultural: a través de anécdotas, a través de contextos religiosos como un cura, un rabino, sacerdotes, líderes tribales...” La apertura de un centro de mediación comunitaria, en una organización ya existente o como una organización nueva, implica realizar una intervención que pretende producir cambios en procesos sociales instituidos, y por lo tanto, también en el orden que hace posible el funcionamiento de la sociedad. Estas acciones producen reacciones de oposición a estos procesos, que se conocen con el nombre de resistencias al cambio. La mediación como cambio cultural Desde una perspectiva construccionista de lo social, vemos que el “mundo objetivo” es un mundo humano, un mundo simbólico construido en nuestra interacción con lo real, proceso a través del cual representamos e instituimos imaginariamente lo social, y que deviene realidad natural (esto es así por naturaleza), verdadera (esto es objetivo y real) ahistórica (siempre es y será igual). La mediación viene a poner en cuestión distintos planos del “mundo objetivo”: la noción de autoridad, la certidumbre sobre quienes tienen el saber, hacer de algún modo público (aunque confidencial) cuestiones privadas al incluir un tercero, la noción de verdad, entre otros. Es decir, que es una intervención en los procesos sociales instituidos, que se han “hecho carne” y nos constituyen como sujetos sociales. Que la mediación sea aceptada como una forma cultural, “natural” de resolver conflictos, y el mediador, como un rol social, valorado y legitimado, que ha generado un espacio social instituido en la comunidad, supone transitar un proceso de cambio en la cultura, que encontrará resistencias de diversa índole. Estos procesos tienen sus propios tiempos, no se pueden pautar de antemano, y además son dinámicos y circulares, con permanentes ajustes a partir de la información que reciben, como respuesta o feedback, a medida que se van desarrollando. Sin embargo, el hecho de que los centros funcionan es un dato, que decodifico para transformarlo en una información (una diferencia que importa 5) en el intento de comprender y explicar: ¿Cómo podemos identificar más específicamente las “resistencias” al mismo? ¿Cuál es la naturaleza del cambio que se está produciendo? ¿Dónde estamos promoviendo ese cambio? Los campos sociales 4

Shonholtz, Raymond. Conferencia Mediación en comunidades y escuelas; desgrabación y compaginación Marinés Suares. Buenos Aires, 1997.


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Para comprender la naturaleza de esas resistencias, y definiendo la resolución de conflictos como una práctica social, he tomado como marco de análisis los desarrollos de Pierre Bourdieu sobre la noción de campo social como lugar donde se desarrollan las prácticas sociales, donde explica su lógica de funcionamiento, en términos de la dinámica de los campos. Siendo consciente de que estoy simplificando una teoría compleja, propongo pensar el campo comunitario como un entretejido de diferentes campos donde se “juegan distintos juegos”. Pierre Bourdieu6 define los campos sociales como “espacios de juego7(donde se despliegan las prácticas sociales) históricamente constituidos, con sus instituciones específicas y sus leyes de funcionamiento propias”. Para que funcione un campo es necesario que haya algo en juego (un capital) y gente dispuesta a jugar. El capital es el conjunto de bienes acumulados que se producen, se distribuyen, se consumen, se invierten, se pierden, a condición de que se presenten como raros y dignos de ser buscados 8, es decir que sean escasos. Este enfoque trasciende lo económico, distinguiendo cuatro tipos de capital: económico, social, cultural y simbólico. Dado un tipo de capital, se genera un interés por su acumulación, y se establece cierta división entre quienes lo producen y lo consumen, entre quienes lo distribuyen y quienes lo legitiman. En este sentido los campos se presentan como un sistema de posiciones y de relaciones entre posiciones, donde se juegan luchas, más o menos declaradas, por la definición de los principios legítimos de la división del campo entre los agentes o instituciones comprometidas en el juego. Es decir, una dinámica de competencia por las posiciones que se ocupan y por la acumulación de los distintos tipos de capital. Resulta interesante señalar que la competencia no se da solo por obtener bienes materiales (capital económico), sino también por obtener otro tipo de bienes, con lo que las actividades gratuitas o voluntarias, están implicadas en esta dinámica. Dada la diversidad de prácticas sociales que se despliegan, en el campo comunitario se pueden generar tantos campos como bienes en juego y gente dispuesta a jugar. Los campos implicados en la resolución de conflictos como práctica social en la comunidad

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Bateson, Gregory. Espíritu y naturaleza, Amorrortu Editores, 1990. Bs. As.

Gutierrez, Alicia.Pierre: Bourdieu, Las prácticas sociales, pag. 21, Centro Editor de América Latina, 1994. Bs. As. Pierre Bourdieu, sociólogo francés contemporáneo, desarrolla una perspectiva teórico-metodológica que explica las prácticas de los diversos agentes sociales y los principios a partir de los cuales se estructuran dichas prácticas. 7 Bourdieu al hablar de juego se refiere a una actividad regulada, que obedece a ciertas regularidades sin ser necesariamente el producto de obediencia a reglas. El juego social es el lugar de las regularidades. Las cosas pasan en él de manera regular. Pag.50, op.cit. 8 Gutiérrez A. Pag.24, op.cit.


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Si analizamos los sistemas de resolución de conflictos en una sociedad en tanto práctica social, se pueden identificar al menos dos campos de prácticas, el de las organizaciones y el de la resolución de los conflictos. Graficándolo en un diagrama simple, (ver fig.1) observamos que en el universo social, dentro del campo comunitario (A) están incluidos el campo de las organizaciones (B) y el campo de la resolución de los conflictos (C. En la intersección de estos 2 campos, se genera otro campo: el de las organizaciones que resuelven conflictos (D),

Figura 1 Figura 1 En el Campo de las organizaciones (B), tanto las gubernamentales como las ONGs (Organismos no gubernamentales que son entidades sin fines de lucro), que operan en el campo comunitario, además de desarrollar prácticas específicas como la salud, la educación, la justicia, la política, el deporte, etc. también desarrollan otras prácticas –están jugando el juego- en cuanto organización instituida en la com unidad. En el campo de la resolución de los conflictos (C), incluyo los sistemas formales instituidos de resolución de conflictos y los medios informales de resolución de conflictos, más invisibles porque no están institucionalizados, pero no por eso menos anclados en la cultura. En el campo de las organizaciones que resuelven conflictos (D) están aquellas organizaciones cuya finalidad, o una de ellas es la resolución de los conflictos como los tribunales de justicia, los municipios, juzgados de paz, comisarías, etc.


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También están otras organizaciones de base que intervienen como intermediadoras entre las personas y los sistemas formales de resolución, y cumplen diversos roles en su gestión, aunque su función específica explícita no sea la resolución de los conflictos. Acá encontramos los servicios que prestan distintos colegios de profesionales a través de sus agentes (profesionales abogados, psicólogos), los centros de asistencia social, los partidos políticos, juntas vecinales, sociedades de fomento, etc. Todas ellas dan respuesta a múltiples necesidades relacionadas con diferentes tipos de conflictos y forman parte del orden social instituido, generando expectativas en la comunidad respecto de los roles a desempeñar, los resultados, etc. En este campo se identifican los circuitos habituales donde la gente va cuando tiene un problema, y que conoce por pertenecer a la comunidad, y ha adquirido ciertos “saberes” propios de esa cultura. La inserción de la mediación en el campo comunitario Como organización no gubernamental (ONG) dedicada a la implementación de la mediación y a la formación de mediadores, hemos realizado diferentes intervenciones en el campo comunitario (ver fig. 2). Incluyo acá experiencias en a) la implementación de la mediación en cuanto práctica social de resolución de conflictos, b) actividades de formación y o capacitación en herramientas para la gestión constructiva de conflictos, y c) de difusión y sensibilización. Figura 2


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He diferenciado estas intervenciones con números que se corresponden con diferentes contextos, y por lo tanto, con diferentes estrategias y objetivos. En los contextos 2, 3 y 4 diseñamos estrategias que incluyeron: a) actividades de formación y capacitación en herramientas para la gestión constructiva de conflictos para su implementación informal en situaciones cotidianas, y b) actividades de difusión y de sensibilización para la prevención de los conflictos y la promoción de la paz. Considerando las tres etapas de los procesos de cambio: 1) sensibilización, 2) concientización y 3) modificación o cambio, la finalidad de estas actividades fue la sensibilización y la concientización o toma de conciencia sobre la necesidad de encontrar respuestas constructivas a los conflictos, como parte de un proceso de cambio cultural. Si bien en cada contexto podemos identificar diferentes campos y los juegos que allí se están jugando, voy a focalizar el análisis en el contexto 1 que corresponde al campo D, que es donde ubicamos a nuestros centros. El conte xto 1: El campo (D) de las organizaciones que resuelven conflictos: Como ONG no instituida dedicada a la resolución de conflictos tomamos conciencia de que estuvimos jugando al menos dos juegos: el juego de las instituciones 9 (ONGs y organizaciones gubernamentales instituidas y ONG nueva no instituida) y el de la resolución de conflictos (organizaciones que tienen por única finalidad o como una de sus finalidades la resolución de conflictos, y las que lo hacen como intermediadoras y/o derivadoras). Para ilustrar la ubicación de los centros realicé un cuadro (ver fig. 3) donde se pueden distinguir estas diferencias a fin de comprender a qué juegos jugamos en cada caso. CENTROS ABIERTOS ORGANIZACIONES

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Centro de Mediación Comunitaria

Única finalidad

(ONG nueva no instituida socialmente) Defensoría del Pueblo (Org. Gubernamental)

Única finalidad

Municipio (Org. Gubernamental.)

Una de sus finalidades

Sociedad de Fomento

Una de sus finalidades

(ONG instituida socialmente)

Intermediadora

Cáritas (ONG instituida socialmente)

Derivadora/ intermediadora

Cooperativa (ONG instituida socialmente )

Derivadora/intermediadora

Figura 3

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Las palabras “organizaciones” e “instituciones” están utilizadas como sinónimos.


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Al definir el campo (A) de las organizaciones (gubernamentales y ONGs) mencioné que al desarrollar prácticas s ociales en cuanto organizaciones instituidas en la comunidad están jugando un juego común con otras de su misma especie. Los intereses que motivan las acciones de las ONGs, en este campo están ligados a los bienes culturales y sociales a fin de mantener sus posiciones en el campo, a diferencia de las organizaciones gubernamentales, quienes tienen su lugar más asegurado por el orden instituido (aunque estén actualmente en crisis). Bienes tales como el prestigio, la antigüedad, la calidad de los servicios que brindan, el reconocimiento de la comunidad, la confianza de la que es depositaria, la cantidad de personas asociadas o beneficiadas, por citar algunos, son buscados para obtener distintos tipos de capital relacionados entre sí. Por ejemplo, la calidad de los servicios aumentará el número de asociados o beneficiarios, lo que aumentará el prestigio. Esto, a su vez aumentará los ingresos o la posibilidad de obtener financiamiento. Este capital acumulado conservará o mejorará su posición dentro del campo. Si se observa este campo en su dimensión histórica vemos que algunas instituciones o agentes ocupan posiciones legitimadas que gozan de reconocimiento social, y que ya se han distribuido los distintos tipos de capital, Por ejemplo, las sociedades de fomento, son consideradas las organizaciones “madre”, es decir las más importantes y representativas de cada lugar, llegando a considerarlas como escuelas de futuros líderes políticos. En el campo de la resolución de los conflictos, el juego es otro: quiénes poseen el saber y la legitimidad para resolver conflictos dentro del orden establecido. Por lo que los bienes buscados para acumular los capitales en juego, son otros. De hecho, existen también diferentes tipos de capital relacionados entre sí. Por ejemplo, en es te campo, el capital cultural está constituido por bienes tales como los conocimientos, los títulos y por las instituciones (capital institucionalizado) como los colegios profesionales que son quienes los legitiman, posibilitando el ejercicio de la profesión, lo que reditúa en un capital económico. También podemos considerar los intereses relativos al capital social como los contactos personales, la capacidad de gestión, por citar algunos. “Las distintas especies de capital –y sus subespecies- como buenas cartas en un juego, son poderes que definen las probabilidades de obtener un beneficio en un campo determinado.”10 Desde esta perspectiva la resolución de conflictos posibilita un espacio de poder.

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Gutiérrez, A. Pag. 30, op.cit.


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La cuestión del poder Hacer visible como telón de fondo la cuestión del poder, es un punto que por su profundidad, excede el alcance de este trabajo. Sólo tomare el concepto del poder en el sentido que le da Foucault 11, como una puesta en acción, como un ejercicio, no como una “cosa” que se posee o se quita, definiendo el ejercicio del poder como “el modo en que ciertas acciones pueden estructurar el campo de otras acciones posibles”. La resolución de los conflictos es un campo abordado por distintas profesiones como los psicólogos, los abogados, por las organizaciones comunitarias, los tribunales, las iglesias, las comisarías, y al no existir límites claros, surgen las luchas por el espacio de poder para ejercer acciones sobre las acciones de otros. Además están quienes lo legitiman y lo consagran, las leyes, las normas, las instituciones que distribuyen los bienes y que regulan la división del campo. Desde esta perspectiva, incluir la mediación (herejía) en él, implica una desestructuración del campo y se van a dar luchas por la conservación (ortodoxia) de la relación de fuerzas existente entre los que ya se han dividido el campo, y también por mantener la definición de las reglas de juego. Después de este análisis, y retomando las preguntas planteadas antes: ¿Cómo podemos identificar más específicamente las “resistencias” al cambio? ¿Cuál es la naturaleza del cambio que se está produciendo? Y además, ¿dónde estamos promoviendo ese cambio? Las resistencias y estrategias: Al abrir los centros implementamos dos tipos de estrategias, que podríamos clasificar como estrategias “ hacia fuera” de la organización donde se abrió el centro y estrategias “hacia adentro” de la misma organización. Las estrategias hacia fuera, se subdividen en las estrategias de difusión a la comunidad en general y las de difusión hacia las otra instituciones que conforman el campo (D) de organizaciones que resuelven conflictos o que están relacionadas con el mismo. Estrategias hacia fuera: En el primer caso, orientar las estrategias de difusión hacia la comunidad en general para que concurra a un centro de mediación, desde nuestra experiencia, es un error. Las resistencias surgidas de lo instituido culturalmente en la comunidad, pueden ser abordadas pero, como mencioné antes, con estrategias a largo plazo. La difusión no es suficiente, es necesario transitar un proceso complejo del que desconocemos sus tiempos. La mayoría de las personas que se acercan lo hacen por derivación o por recomendación. Este proceso, además de 11

Foucault, Michel. El sujeto y el poder. Pag. 10. Traducción de Santiago Carassale y Angélica Vitale. http://www.geocities.com/?source=watermark&browser=MSIE


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sus propios tiempos, necesita del desarrollo de diversos programas simultáneos, coordinados en multiniveles y multifocalizados para lograr un impacto social significativo. La propuesta del juego, es jugar con los procesos por medio de los cuales representamos e instituimos imaginariamente lo social. Por lo cual lo presentado antes como una paradoja no es tal si tenemos una comprensión más compleja de este fenómeno. El otro tipo de estrategias “hacia fuera”, creemos que son las indicadas en estos casos. Estas estuvieron orientadas hacia las organizaciones que comparten el campo, y consistieron en distintas acciones: realizar convocatorias abiertas para el diseño de proyectos conjuntos de colaboración mutua, participar en la construcción de redes o en las redes preexistentes, incluirnos en los circuitos de los sistemas de resolución de conflictos instituidos socialmente adonde las personas concurren, conectándonos en forma personal con dichas organizaciones, es decir, “personificando” los listados de recursos. Las resistencias, que se pueden sintetizar como el temor de perder el lugar ganado en el campo, se fueron disipando al dejar de percibirnos como competidores. Ejemplos: Cuando abrimos un centro en una organización, que no tiene por finalidad resolver conflictos entre personas, como Cáritas en una iglesia, nos derivaron muchos cas os. No nos consideraron competidoras, no sintieron que les podíamos restar poder como organización, sino que nos vieron como colaborando en mejorar los servicios que brindaban a la gente (ropa, alimentos, remedios). Nos cedieron en cambio su capital social ofreciéndonos la posibilidad de contactar a sus beneficiarios en forma directa. Otro de los centros lo abrimos en una sociedad de fomento, quien nos cedió un espacio, una oficina con teléfono. Esta es una organización prestigiosa, con más de 75 años de presencia en la zona. Una de sus funciones es oficiar como intermediadora entre los habitantes y organizaciones gubernamentales, por ejemplo, el municipio. La participación de la institución para facilitar la resolución de conflictos de la comunidad es para ellos importante, fuente de poder y prestigio, donde pueden poner en juego su capacidad de gestión, su capital social. En lugar de trabajar con ella la posibilidad de ser un recurso para la misma organización, dirigimos nuestra estrategia hacia afuera, hacia las otras organizaciones del campo. En este caso tuvimos solamente 4 casos derivados por ella, sobre 300 recibidos por las redes externas de derivación. Una hipótesis probable de la falta de derivación de casos podría ser que nos hayan percibido como disputando el lugar que ocupa la organización en la comunidad como mediatizadora entre la comunidad y el gobierno municipal.


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Estrategias hacia adentro: por experiencias de trabajo en organizaciones, sobre todo en las oficiales, sabíamos que la utilización de los propios recursos está sumamente desaprovechada, las diferentes áreas trabajan superponiendo acciones y desarticuladas entre sí. En la resolución de los conflictos este es un punto clave, ya que en el abordaje de los conflictos, por ejemplo en los multipartes, las acciones coordinadas y centralizadas a partir de una estrategia cuidadosamente diseñada, suele ser un aspecto fundamental. Las estrategias hacia adentro están entonces orientadas a que el centro de mediación se constituya como un recurso para la organización misma, lo que implica una intervención en la cultura organizacional, relativa a los sistemas formales y modos informales de resolución de conflictos. Ejemplo: La experiencia en un municipio, organización gubernamental: Presentamos un proyec to de apertura de un centro de mediación en la municipalidad en tres etapas. El objetivo estratégico, en la primera etapa, fue que el centro sea en principio un recurso para el municipio como organización. Es decir orientamos nuestra estrategia hacia adentro de la organización. Incluimos en la primera etapa 3 meses abocados a los que llamamos “trabajo de campo”, conociendo los circuitos administrativos internos de los reclamos y las áreas de recepción y tratamiento de los reclamos, estableciendo contactos con referentes de cada área. Nuestra relación fue de colaboración y trabajamos en conjunto la necesidad de coordinación de acciones. En las instituciones oficiales, es importante tener en cuenta los atravesamientos políticos, que se concretan en cuestiones muy particulares. En este tema específico, la resolución de los conflictos como un espacio de poder cobra una dimensión relevante según los tiempos de los procesos políticos que se estén transitando. Por ejemplo, en un momento de campaña política, resolver conflictos implica un cierto poder que puede ser utilizado como medio para acumular distintos tipos de capital. Como un indicador de esto, podríamos señalar que la derivación de casos desde el Consejo Deliberante disminuyó en los meses previos a una elección. Se puede pensar como hipótesis que los concejales se preocupan más en dar respuesta a las necesidades requeridas por los potenciales votantes en momentos cercanos a una elección, a fin de que los voten y así incrementar su capital social, que también aumenta su capital cultural. En el cuadro siguiente (Fig. 4) resumo las estrategias utilizadas, en los ejemplos mencionados, para disminuir las resistencias (temor a perder poder): Organización

Estrategias

Acciones

ONG

Hacia afuera

Redes externas de derivación

Gubernamental

Hacia adentro

Redes internas de derivación Figura 4


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3. CONCLUSIÓN Cuál es la naturaleza del cambio y dónde lo estamos promoviendo Bourdieu expone la dinámica social como campos de juego y luchas de poder, y desde ese marco intento la comprensión de lo que se juega en estos procesos de inserción en el campo de las organizaciones que resuelven conflictos, identificando más específicamente el tipo de cambio en el que estamos trabajando. Desde una concepción sistémica de las relaciones, entiendo la naturaleza del cambio como una intervención en la misma dinámica de los campos, es decir en las relaciones que se juegan entre las instituciones o agentes que componen el campo. Nosotros, desde una mirada no ingenua, tomamos conciencia de que, como ONG dentro de ese campo, tenemos también intereses que orientan nuestras acciones para obtener distintos tipos de capitales: cultural (formación, legitimidad, conocimientos, prestigio, etc.); social (pertenecer a redes de instituciones, relaciones, etc.); y económico (trabajo rentado, honorarios, etc.). Estos intereses, que podríamos llamar genéricos, son comunes a todos los comprometidos en el campo y sus condiciones de producción deben entenderse a partir de la cultura social en la que emergen. Sin embargo, existe otro nivel de juego de luchas por la posición relativa que cada organización ocupa dentro del campo, estableciendo relaciones de diferencia jerárquica por la hegemonía dentro del campo, generando un contexto de dominio/sumisión que retroalimenta las luchas por el poder. Es precisamente en este aspecto -en las relaciones con las otras organizaciones comprometidas en el campo de las organizaciones que resuelven conflictos - donde estamos operando a favor de un cambio, cuyas propuestas más significativas son las siguientes: •

En lugar de luchar por la hegemonía en el campo (relación de diferencia jerárquica), establecer una relación horizontal en red (relación de diferencia).

En lugar de relaciones de competencia, mantener relaciones de interdependencia, a partir de un reconocimiento conjunto de la complejidad de las situaciones a abordar y de la necesidad mutua.

En lugar de trabajar aisladamente “cada uno en lo suyo”, trabajar tomando conciencia de la necesidad de un trabajo de respuestas coordinadas sobre la base de la mutua cooperación, para optimizar los recursos. Estas propuestas han sido aceptadas por las organizaciones y han comenzado a jugar el

juego. Este juego es coherente con los principios que sostenemos en las prácticas de resolución de conflictos que estamos implementando y deseamos insertar en el campo comunitario.


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Sin embargo, no lo han hecho porque nosotros se lo propusimos, sino porque reflexionamos conjuntamente sobre las dificultades que surgen en las prácticas de resolución de conflictos, y estamos trabajando en conjunto mejorando los resultados de las intervenciones. Este modo de trabajo lo realizamos tanto en las estrategias “hacia afuera” como en las estrategias “hacia adentro”. Tal vez la respuesta al primer interrogante sea que estos centros se están insertando en este campo porque no entramos en el “juego histórico”, y propusimos otro juego con otro ejercicio del poder, en un momento social en que el campo está en crisis y necesita nuevas respuestas. Es una forma de ejercicio del poder en cuanto es un modo en que nuestras acciones pudieron estructurar el campo de otras acciones posibles, sin entrar en el juego dominio/sumisión. Dice Foucault que una sociedad sin relaciones de poder sólo puede ser una abstracción, y lo comparto. Sólo el “poder hacer” nos hace sujetos del cambio para sentirnos libres de crear nuevas respuestas, cuando las tradicionales no permiten avanzar. 4. BIBLIOGRAFÍA - Shonholtz, Raymond. Conferencia Mediación en comunidades y escuelas; desgrabación y compaginación Marinés Suares. Buenos Aires, 1997. - Guerón, Eva Josko de, Los procedimientos (alternativos) para la resolución de conflictos en la cambiante relación entre lo público y lo privado, Fundación Manuel García Pelayo, Caracas, 2000. - García Canclini, Néstor. La globalización imaginada, Ed. Paidós. Bs. As. 1999. - García Canclini, Néstor. Latinoamericanos buscando un lugar en este siglo.. Paidós, Bs. As. 2002. - Bateson, Gregory. Espíritu y naturaleza, Amorrortu Editores, 1990. Bs. As. - Gutierrez, Alicia.Pierre: Bourdieu, Las prácticas sociales, Centro Editor de América Latina, 1994. Bs. As. - Foucault, Michel. El sujeto y el poder. Traducción de Santiago Carassale y Angélica Vitale. http://www.geocities.com/?source=watermark&browser=MSIE - Fernández Ana M. y De Brasi, J. C, comp. Tiempo histórico y campo grupal, Nueva Visión, 1992. Bs. As. - Ury, W. y otros, Cómo resolver disputas. Rubinzal-Culzoni Editores, 1995. Bs. As. - Ury W. Alcanzar la paz. Paidós, 2000. Bs. As. - Schvarstein Leonardo, Psicología Social de las Organizaciones, Paidós, 1991. Bs. As. - Schnitman Dora, Nuevos paradigmas en la resolución de conflictos, Granica, 2000. Bs. As. - Donald Schön, El profesional reflexivo, Paidós, 1988. Bs. As. - Benjamín, R., El trickster y el mediador: La figura folklórica como modelo de rol profesional, en Mediación. Una respuesta interdisciplinaria, EUDEBA, 1997. Bs. As. - Kliksberg, Bernardo, Capital social, una idea poderosa. ¿Cómo aplicarla y enseñarla? Ponencia en Capital Social, Ética y Desarrollo, los desafíos de la gobernabilidad democrática, Junio de 2003, Universidad Metropolitana, Caracas, Venezuela. www.unimet.edu.ve


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