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REVISTA MENSU
Simón Bolívar, héroe de América 550 REGLAME CON ESTE
NÚMERO AFICHE DEL LIRERTADOR El pavo real, un ave señorial de
M
vistoso plumaje 577 •
Delhi; evolución de
1
una ciudad hindú 586
El laqueado:
iíiÍ
uñarte milenario 600 La Navidad tradicional en México 609 El Vaticano: diminuto
estado con proyección universal 618
70.00 Sucres
CONTENIDO Bolívar: sesquicentenario de la muerte del Libertador
550
El pavo real, el ave que heredó
los cien oj'os de un héroe mitológico
577
Delhi: evolución de una ciudad hindú
586
El laqueado: arte milenario del Lejano Oriente
600
La Navidad tradicional en México
609
El Vaticano: su proyección universal
618 PAGINA 550
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JOSÉ I. CABRERA RALPH REWES
Secretaria de Redacción
YOLANDA GONZÁLEZ
A
M
REVISTA MENSUAL
GEGiMunDO DICIEMBRE 1980
SIMÓN BOLÍVAR
Sonó su voz; '^Peruanos,
Mirad allí los duros opresores
De vuestra patria. Bravos Colombianos, En cien crudas batallas vencedores,
Mirad allí los enemigos fieros
Que buscando venís desde Orinoco; Suya es la fuerza, y el valor es vuestro; Vuestra será la gloria; Pues lidiar con valor y por la patria Es el mejor presagio de victoria. Acometed; que siempre
De quien se atreve más el triunfo ha sido; Quien no espera vencer, ya está vencido".
EL LIBERTADOR
"Canto a la Victoria de Junín"
José J. Olmedo, ecuatoriano (1780-1847)
POR PEDRO ROMANACH MOUSSET Asesoría técnica: Prof. Pedro P. Alcántara
La última voluntad del Liber
tador Simón Bolívar, en lo concerniente al descanso de
2
sus despojos mortales, no habría de cumplirse hasta doce
años después de su muerte/'Es mi voluntad que después de mi falleci miento mis restos sean deposita dos en la ciudad de Caracas, mi
país natal", reza la décima cláusula
de su testamento, otorgado ante el escribano público José Catalino
pectivos gobiernos europeos para rendirle homenaje al Libertador. Por último, el día 17 de diciem
bre de aquel mismo año, fecha del decimosegundo aniversario de su muerte, tenían lugar en la Catedral de Caracas las solemnes exequias de Bolívar. Allí, en la capilla de la
dos días antes de su última entrada
oficial en la ciudad de Bogotá), le decía: "Si usted me viera en este
momento. ¡Parezco un viejo de se senta años!"
El Libertador, que mil y una ve ces había desafiado a la muerte en
los campos de batalla, venía presin
Santísima Trinidad de la misma Ca
tiendo, desde tiempo antes, su
tedral, fue donde primeramente reposó, en tierra venezolana, la ur na que guardó sus cenizas.
1829 había sufrido un ataque grave
Noguera en la hacienda San Pedro Alejandrino, cercana a la ciudad
prematuro final. Ya en agosto de al cual él mismo, en su correspon
dencia, se refería como "de bilis nerviosa". En carta a su gran amigo Daniel Florencio O'Leary (que ha
colombiana de Santa Marta, el 10
Jimón Bolívar había muerto, en la
de diciembre de 1830. Casi doce años más tarde, el 29
misma hacienda San Pedro Alejan
bía sido su edecán desde la muerte
drino donde había testado, el día
de José Antonio Anzoátegui), al
de noviembre de 1842, los restos de Bolívar eran exhumados y con fiados a la goleta venezolana Cons titución, expresamente enviada a Santa Marta por el Congreso de Ve nezuela con la misión de recoger
17 de diciembre de 1830. Se con
mes siguiente de dicho ataque, le
memora, por tanto, en este mes, el sesquicentenario de su desapari ción, fecha de recordación para to da la América, pero de modo muy especial para las naciones boliva-
confiaba: " . . . mi constitución se
los y trasladarlos a La Guaira. En Santa Marta, la comisión ve
nezolana encargada de la tarea se reunió con la comisión colombia
na, designadas ambas para que el
rianas, las herederas más inmedia
tas de la grandeza de un héroe que trasciende las fronteras de los paí ses que liberó. Bolívar muere joven, con sólo 47
ha arruinado en gran manera, lo que no deja duda es que me siento sin fuerzas para nada y que ningún
estímulo puede reanimarlas ..." ¡Tristes palabras para que las escri ba un héroe! Las mismas, sin em
bargo, sirven para acentuar la hu manidad de Bolívar, su vulnerabili dad frente a las enfermedades y a la
traslado de los restos se hiciera con
años de edad, pero pocos hombres
muerte, lo que —lejos de rebajar
la debida pompa y solemnidad. La
han vivido tan intensamente como
lo— lo engrandece más.
comisión ecuatoriana, debido a la
él, completando —en el brevísimo
Su largo viaje desde Guayaquil a
lentitud de las comunicaciones en
espacio de menos de medio siglo—
Bogotá, que duró casi cuatro me
aquella época, no pudo llegar a tiempo. La corbeta Circe, francesa;
una obra patriótica y política tan revolucionaria y trascendental co
ses (septiembre de 1829-enero de 1830), después de formalizado el
el bergantín Aibatross, británico, y el Venus, holandés, escoltaban a la Constitución. En la travesía por
aguas del Caribe, se les agregó un buque de guerra danés. Todos eran navios enviados por sus res
mo la suya. Sin embargo, precisa mente aquella vida le había desgas
tratado de paz con Perú, dejó un
tado cruel, implacablemente. En carta al prócer cartagenero José María del Castillo y Rada, fecha da el 13 de enero de 1830 (apenas
ya demasiado quebrantada.
saldo muy negativo sobre su salud, Bolívar —el hombre tan injusta mente acusado de ambicioso por sus detractores— resuelve renun-
CeoMundo / 551
0
ú
Fotografías: M. Peña Almenar
Fotografía: M. Peña Almenar
Para viajar hacia Cartagena, Bolí
\
var tuvo que encaminarse hacia el puerto fluvial de Honda, a orillas
J
del río Magdalena, donde toma una embarcación el día 16 de
mayo. Le faltan, exactamente, siete meses y un día para morir. El
recorrido lo llena de nostal
gias, pues atraviesa por muchos de los lugares que, años antes (no tan tos), fueron escenario de sus gran des triunfos militares.
Como nos
dice el sociólogo colombiano Inda lecio Liévano Aguirre en su biogra fía Bolívar, editada en Caracas en
1974: "Barrancas, Mompós, El Ban co, Tenerife, revivieron en su espí ritu entristecido el
Simón Bolívar Palacios, caraqueño, nació el 24 de julio de 1783, en la casa situada frente a la Plaza de San
Jacinto, entre las esquinas de SanJacinto y Traposos. Su padrino, el Pbro. Félix Xerex, fue quien quiso darle el nombre de Simón. La casa natal del Libertador fue
reconstruida en 1916 por el Ejecutivo Nacional
venezolano. El óleoque vemos en la foto de la izquierda, del pintor Tito Salas, representa la boda de Bolívar con Dña. María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza, celebrada en Madrid el 25 de mayo de 1802, cuando
ciar a la presidencia de Colombia y alejarse para siempre de la vida pú blica. Quiere marchar a Europa y
pasar allí, tranquilo, el tiempo que le resta de vida. Pasa una tempora da en el campo, reponiéndose, y
regresa a Bogotá, ciudad de la que definitivamente se despide el 8 de mayo de 1830, rumbo a Cartagena, la colonial ciudad de la costa del
Caribe. Sólo va con él un grupo
Bolívar no tenía aún 19 años.
muy escaso de amigos que aún le permanecían fieles.
Fotografía: Mario Algaze
Fotografía: Mario Algaze
recuerdo de
aquellos días heroicos ..."
''Bolívar debía pagar el doloroso precio de la grandeza humana: la soledad. Esta fría
En Cartagena, sin embargo, le es peraba a Bolívar un dolor mucho mayor aun que todas las tristezas nostálgicas; el enterarse del alevo
compañera de los hombres
so asesinato cometido en la perso
célebres se iba acercando a él a
noce la noticia el día primero de
medida que se encumbraba sobre sus contemporáneos" —Indalecio Liévano Aguirre
na del Mariscal Sucre. Bolívar co
julio y, poco después, llega a sus manos la última carta que Sucre le
había escrito, ya que no había po dido llegar a tiempo a Bogotá para
despedirse en persona del Liberta-
GeoMundo / 553
dor. En líneas conmovedoras, Su
pues en su juventud se había carac
cre le decía: " . . . me conoce mu
terizado, precisamente, por una gran agilidad física, por el amor a la natación y otros deportes, por la
cho tiempo y sabe que no es su poder, sino su amistad, la que me
ha inspirado el más tierno afecto a su persona. Lo conservaré cual quiera sea la suerte que nos quepa, y me lisonjeo que usted me conser vará el aprecio que me ha dispen sado . . . Sea usted feliz y en todas partes cuente con los servicios y la gratitud de su más fiel amigo." En Cartagena, su salud continúa debilitándose por días. Deben ha
ber influido, desde luego, factores físicos, orgánicos, pero casi todos sus biógrafos coinciden en señalar que el factor moral —la honda pe-
inclinación a la vida activa al aire
libre. Las limitaciones físicas im puestas por el reuma deben haber
le resultado intolerables. "... Es toy inconocible. Necesito con mu
cha urgencia de un médico y de ponerme en curación para no salir
tan pronto de este mundo . . . ", le escribe al Cral. Montilla.
Bolívar no quiere morir, pero no se le oculta la gravedad de su esta do. Desde Barranquilla, escribe al Gobierno en Bogotá, solicitando el
rápido envío de un pasaporte. Tie
ne la esperanza de ir al extranjero en busca de médicos que puedan "Los sueños de Bolívar, por transformación ascendente, han llegado al sueño colectivo. Elsueño de él es y será el sueño de millares de
hombres, de millares de sus contemporáneos, de generaciones por venir. Soñarán con la libertad de
América, la dignificación de América, el engrandecimiento moral y material de América" —S. Key-Ayala
curarle. En carta al Presidente de la
República, refiriéndose ai pasapor te pedido, dice: "... aunque pue de suceder que llegue tarde; yaes toy casi todo el día en la cama por
debilidad; el apetito se disminuye
y la tos o irritación del pecho va de peor en peor..."
Joaquín de Mier pone su bergan
tín Manuel a disposición de Bolí var, para que éste haga la corta tra
vesía hasta Santa Marta. Por fin, el primero de diciembre, desembarca
el Libertador en este puerto. Llega
I.
con fiebres altas y muy cerca ya de
la muerte, costándole mucho tra bajo mantenerse en pie. Allí se ins tala provisionalmente en una casa
que antes había estado ocupada por el Consulado de España, don
na que le había causado la muerte
de fue visitado por el Dr. Alejandro
de Sucre— fue decisivo. Ai fin, a
Próspero Révérend, facultativo francés que habría de atenderlo en
instancias del Cral. Mariano Monti-
lla, su leal amigo, Bolívar accede a dejar Cartagena, para marcharse a descansar en la quinta de recreo San Pedro Alejandrino, en las afue
ras de Santa Marta, que generosa mente le ha ofrecido el caballero
español Joaquín de Mier. Pero casi no puede Bolívar llegar
a este destino. En el trayecto, en Barranquilla, se agravan sus dolen cias. Se queja de fuertes dolores en
el bazo y el hígado, y también de reumatismo. Este último padeci miento debe habérsele hecho es
pecialmente difícil de sobrellevar.
sus últimos días.
El Dr. Révérend recomendaba
para Bolívar un absoluto reposo, pero éste, sintiendo aun en medió de su enfermedad la poderosa atracción del campo, se empeñó, el 6 de diciembre, en marcharse á
San Pedro Alejandrino. Se produjo
entonces una levísima mejoría, pe ro que apenas se mantuvo por po
co más de 36 horas. El día 7, por la
noche, ya volvía a empeorar y a
tener ratos de desvarío. El día 9,
dándose cuenta de su gravísimo es tado y aprovechando unas horas de
ersion del pintor Tito Salas de la boda de Simón Bolívar yMaría Teresa
(mismo cuadro mostrado en las páginas precedentes). En lahacienda de San
Mateo, en los Valles de Aragua, la joven pareja, recién llegada de España, vivió una breve etapa de felicidad. María Teresa falleció de fiebre amarilla, en
Caracas, el 22 de enero de 1803. Bolívar sufrió amargamente esta pérdida.
554 / GeoMundo
GeoMundo / 555
lucidez, dicta su última proclama,
que muchos fervientes bolivaria-
duros. Bolívar empeoraba por mo mentos. El día 16, a media tarde,
nos conocen de memoria, la que termina con sus generosas pala bras: ""Mis últimos votos son por la felicidad de la patria; si mi muerte contribuye para que cesen los parti
delirante, entró en su última ago
dos y se consolide la unión, yo
instantes, sobrecogidos. Sólo los sollozos del mayordomo José Pala
bajaré tranquilo al sepulcro". Al día siguiente, recibe los auxi
lios espirituales de la religión y otorga testamento, que encabeza
"en el nombre de Dios Todopode roso", dando a continuación testi
monio de su fe: "... creyendo y confesando como firmemente creo
y confieso el alto y soberano Miste rio de la Beatísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero;
nía. El día 17, a la una en punto de la tarde, expiraba. El médico y los amigos, en la habitación mortuo ria, permanecieron mudos unos
cios rompían el silencio.
Uno de los grandes héroes de
la fase final de su vida. Este sufri
miento, sin embargo, no le tomó desprevenido. Parecía intuirlo y, más que intuirlo, estaba consciente
de la causa que lo ocasionaría. No
proseguir la lucha y dejar el gobier
incluye estos dos versos:
ciones andinas, manifestara profé-
no de la Gran Colombia en manos
ticamente, en carta que dirigió al Gral. Santa Cruz: "Voy a entrar en un laberinto horrible".
Hoy, analizando retrospectiva mente esa última etapa, compren
con muy escasa fortuna: sólo le
de todas las excelsitudes. Es un
dad, sino en la incomprensión que muchos —aun entre los mejores
hombres de la época— tuvieron
frente a la grandeza del pensa miento bolivariano.
cio por demanda de un tercero que reclamaba su propiedad), y unas al
Si Bolívar hubiera sido el ególatra que sus enemigos han querido ver en él, hubiera aprovechado el es
hajas que constan en el inventario que debe hallarse entre mis pape ta del testamento, instituye here Cual un monstruo de crímenes cargado,
Gral. José Antonio Páez desde Ve
—Gabriel Trómpiz
No tardaron en aparecer —so
solo.
admirado a Napoleón, aunque nunca quiso imitarlo— hubiera os cilado hacia las tentaciones de la
sé de Sucre.
Los mismos son de aplicación a los últimos años del Libertador Bo
do, calumniado, escarnecido, y la
liberó, terminó por verse traiciona
"No hay otra cosa que hacer: o Bo lívar o nadie", le escribía Gamarra. El Libertador, sin embargo, no se
noticia de su muerte llegó inclusive a despertar alegría en muchos. La dejó seducir, y quiso y supo buscar
Como bien dice José Gil Fortoul en su Historia Constitucional de
Venezuela, "Colombia (se refiere a
aquella Gran Colombia original) no podía vivir sino al amparo del genio que la creó: ausente él, en lejanas guerras, irá perdiendo ella, con sus estériles conmociones, toda espe
regalado "el Gran Mariscal de Ayacucho". También dispone que pa
Los días subsiguientes fueron
hombres de la historia''
talla de Carabobo), y, finalmente, para Quito —cuando esta región se independizó— el Gral. Antonio Jo
viano; deja la suma de ocho mil
Montecuculi— que habían perte necido a la biblioteca de Napoleón.
la llama de la energía
cristalizada en genio, como la ban tenido otros grandes
nezuela. Bolívar —que tanto había
y, aunque hubiera en lívar. Aclamado hasta el delirio por monarquíafuerte oposición, no le las multitudes de los pueblos que contrado hubiera faltado decisivo apoyo.
sen a la Universidad de Caracas dos de sus libros —El Contrato Social de Rousseau y El Arte Militar de
hombre de carne, hueso y sangre y, por tanto, hecho con su debido porcentaje de cosas positivas y negativas; pero un bombre así bien puede contener
corona que, casi simultáneamente, le ofrecían el Gral. peruano Agus tín Gamarra, desde el Cuzco, y el
vuelta al Congreso de Bolivia la me dalla que ese Cuerpo le había con cedido a nombre del pueblo boli
de Sucre la espada que le había
"Bolívar no es un dios provisto
todo el que lleva luz se queda
El testamento incluye otras dis
pide que le sea devuelta a la viuda
para Venezuela (después de la ba-
plendor de su gloria para aceptar la
les .. . " En la cláusula decimocuar
ranza de vida perdurable". Como corolario de estas palabras, no po
En esta página, miniatura ovaladasobre marfil, de autor anónimo, que muestra a Bolívar en 1804, a la edad de 21 años. Perteneció a Fanny de
Villars, conquien Bolívar tuvo amores en París. Pág. opuesta: También de Tito Salas, el bien conocido cuadro deljuramento en el MonteSacro, pronunciado por Bolívar juntoa su venerado maestro Don Simón Rodríguez.
"4
de Paula Santander, para Cundina-
duda alguna— contribuyó a preci
en otros, no se originaba en la mal
quedan "las tierras y minas de Aroa, situadas en la provincia de Carabobo (que él había pensado vender para marcharse a Europa, las cuales estaban sometidas a jui
i
continuaba en campaña para llevar la guerra al Perú: el Gral. Francisco marca; el Gral. Carlos Soublette,
aquella enemistad procedía de mo tivaciones mezquinas y sórdidas;
dinero puede proporcionar, muere
I
de los tres vicepresidentes que ha brían de representarle mientras él
demos que el adjetivo horrible no encierra exageración alguna, por que horrible fue, en verdad, la hos tilidad contra su persona y contra sus ideas que el Libertador tuvo que soportar, hostilidad que —sin pitar su fin. En algunos casos,
había conocido los placeres que el
pesos a su mayodormo Palacios, y
de la Gran Colombia, creada for
malmente en 1819 por el Congreso de Angostura. La aceptó, sí, pero sólo en forma nominal, ya que, de hecho, no quiso desempeñarla; no quiso dejar de ser soldado, liberta dor de pueblos, para convertirse en gobernante de la nación recién establecida. Lejos de ello, prefirió
de establecer la unidad de las na
tiano, para estar prevenido cuando la mía llegue ..." Bolívar, que en sus años mozos
posiciones dignas de mención. El Libertador ordena que le sea de
nal que él sabía le aguardaba. Tampoco se había aferrado Bolí var a la Presidencia de la República
riano— el cubano José Martí (1853-
ta Madre Iglesia, Católica, Apostó lica, Romana, bajo cuya fe y creen cia he vivido y protesto vivir hasta la muerte como católico fiel y cris
Fernando Bolívar.
aun a costa del sufrimiento perso
sos detractores, se ha encargado de reivindicarlo plenamente. Bolívar, hombre perspicaz y buen conocedor de las flaquezas humanas, sufrió amargamente en
95), en su poema Yugo y Estrella
y en todos los demás misterios que
nas María Antonia y Juana Bolívar, y a sus tres sobrinos: Juan, Felicia y
alternativas más nobles y elevadas,
es extraño, pues, que cuando pla neaba hacer público su gran ideal
América —y también gran boliva-
cree, predica y enseña nuestra San
deros universales a sus dos herma
verdad histórica, sin embargo, pe se a las invectivas de sus numero
demos pasar por alto el hecho his tórico de que la disolución definiti va de la Gran Colombia se produje
ra precisamente en 1830, inmedia tamente después de la prematura muerte del Libertador.
bre todo después del Congreso de Cúcuta de 1821, que dio a la Gran Colombia su primera Constitu ción— las discrepancias entre Bolí
var y Santander, discrepancias que entonces fueron, y todavía siguen siendo —por algunos historiadores
miopes— mal interpretadas. No se puede enjuiciar a la ligera las actitudes de estos dos grandes hombres. Por suerte, la serenidad
que da el tiempo ha permitido des pués, a la gran mayoría de los estu diosos de las convulsiones políticas
de aquella época, reconocer sin re servas —y con desapasionada justi cia— los extraordinarios valores de ambos. Quizá el mejor tributo a la memoria de los dos sea el hecho
de que, en la Colombia actual.
haya dos departamentos limítrofes que lleven, precisamente, los nom bres de Bolívar y Santander. Santander aspiraba —noble em peño— a consolidar la paz en la Nueva Granada que él amaba tan entrañablemente. Quería que los neogranadinos se estrenaran en la democracia e hicieran buen uso de
la libertad que tan duramente ha
bían ganado en las guerras. A Bolívar el sino de Nueva Grana
da no le era, desde luego, indife
rente. Él quería, igual que Santan der, la felicidad y el progreso para
este pueblo, pero soñaba —noble empeño también— con liberar a sus hermanos del Perú, y el alto costo de tan magna empresa ten dría que recaer, precisamente, so(sigue en la p. 567)
Fotografía: Del libro Iconografía del Libertador, - Edíc. Lerner 556 / GeoMundo
GeoMundo / 557
1 y al comercio, y es ascendido a tenien
te. Poco después, su esposa muere de
TRAYECTORIA
fiebre amarih illa.
Tras su nuevo viaje al Viejo Mundo, la invasión napoleónica de la Península
Ibérica motivaría la guerra de indepen dencia en España, cobrando vigor en las colonias hispanas de América el fer
DEL LIBERTADOR
mento separatista.
Precisamente en 1806, el año en que
mericana y en los ejércitos revolucio narios de Francia, realiza dos expedi ciones para libertar a Venezuela. Am
Magdalena, hasta la liberación de Cú-
bas resultaron fallidas. Mientras tanto,
San Antonio de Táchira. El Presidente Camilo Torres lo autoriza entonces a . invadir Venezuela.
Bolívar efectúa un lento regreso a Cara
cas, adonde llega en 1807, tras visitar varias ciudades estadounidenses.
En 1808, se produce la insurrección española contra Napoleón, en tanto que Bolívar y otros patriotas conspiran
Bolívar retorna una vez más al Nuevo
activamente contra Madrid. La volun
Mundo, el Precursor, Francisco de Mi
tad de emancipación, por tada Améri ca, es ya incontenible. Para 1810,proli-
randa, gallardo venezolano de ideas avanzadas y vasta experiencia militar en la Guerra de Independencia nortea-
grandes hombres que, al cabo, habrían
Bolívar, ya capitán de las tropas sepa-
tante en el nuevo gobierno, el cual lo envía a Inglaterra a recabar el apoyo británico. Su misión diplomática fraca sa, pero en Londres persuade a Miran da a ponerse al frente de las tropas
de las ideas de libertad de la Revolu
ción Francesa, aunque bajo la égida de la figura autoritaria del Emperador. El 15 de agosto, tres hombres ascendie ron al Monte Sacro en Roma, y uno de ellos, un joven de sólo 22 años, prestó ante sus dos amigos un juramento so
revolucionarias venezoianas. Ei propio año de 1810, ambos vuelven a Caracas,
lemne e insólito: el de no dar reposo a
^
su alma ni descanso a su brazo hasta
m
El que concebía aquel sueño era Si
món Bolívar, quien, por su temperamentó y formación, era una de laspo-
|tí (I-
rría el año 1814.
Miranda es nombrado Dictador. Bolí
var se encarga de la defensa de Puerto Cabello. Su primer gran combate con
cluye en derrota, por la deserción de parte de la tropa al enemigo. Puerto Cabello cae, lo mismo que Ta Repúbli ca, en 1812. Miranda es hecho prisio
nero y enviado a España, donde mori ría en la cárcel cuatro años más tarde.
Bolívar escapa a Nueva Granada, que
pa, por donde viajó extensamente. En
América Latina. Y, desde Cartagena,
ro fuerte, para las futuras naciones de
emprende la brillante ofensiva militar,
la llamada Campaña Admirable, que
culminaría en 1813 con la creación de
la segunda república venezolana. Pri
mero al servicio de los neogranadinos,
Bolívar repelea ios españoles, libertan do punto tras punto a lo largo del río
cido el 24 de julio de 1783, Bolívar ha
vos triunfos lo aguardaban en la con tienda por lo que mucho después sería la actual Colombia. En una segunda campaña, somete a Cundinamarca y
expulsa a los españoles de Bogotá. Y, ya cumplido su cometido en Nueva Granada, por segunda ocasión se dis
pone a liberar a Venezuela. La poderosa expedición española les. Éstos finalmente tomaron Cartage
lítico de un gobierno democrático, pe
de la muerte de su madre en 1792. Na
neral de Nueva Granada. En 1815, nue
bre Manifiesto, definiendo su ideal po
guo maestro Rodríguez, presenció la coronación de Napoleón Bonaparte como Emperador de los franceses. había constituido parte de su educa ción. De ésta encargáronse sus tíos maternos, bajo cuya tutela estuvo des
puso al servicio de los asediados neogranadinos, que lo nombraron General de División y, más tarde. Capitán Ge
del Gral. Pablo Morillo cambió la ma
París, donde se encontró con su anti
El entrenamiento militar de Bolívar
Una vez más, Bolívar emprendió la retirada a Cartagena. Y una vez más se
aún sostiene su independencia.
En Cartagena, Bolívar emite su céle
mismo año, de su Caracas natal a Euro
llería de los llaneros, indisciplinada pe
se declaró el 5 de julio.
ofensiva. En medida de emergencia,
1803, ai cabo de sóio ocho meses de matrimonio, se había trasladado ese
José Tomás Boves, al frente de la caba
al pronunciar el discurso en que abo garía por la total independencia, la cual
lívar y Miranda, consiguen ponerse a la
puesto el nombre de Simón Rodrí guez, y había sido el maestro que más influyera en Bolívar, el mentor que lo lanzara al ideal de democracia poiítica, dignidad individual y hermandad hu mana, propagado por los filósofos del siglo XVIII, como Rousseau y Voltaire. El joven Bolívar, viudo en enero de
Mas a la guerra política, pronto se unió la guerra civil y social. El español ro avasalladora, siembra la destrucción
tas, e incluso las divergencias entre Bo
cho de su carácter excéntrico, se había
la lucha contra España.
en las filas de Bolívar, quien es derrota do en la batalla de la garganta de La Puerta. Boves toma Caracas, y cae la segunda república de Venezuela. Co
zando las disensiones entre los patrio
cas personas realmente equipadas para
proclamado Capitán General de los ejércitos de Venezuela, con el título de Libertador, y asume la dictadura políti ca y militar a fin de dar mayor eficacia a
Jefe. Al año entrante, Bolívar se revela
Pero las fuerzas españolas, capitali
cumplir tai empresa. Sus compañeros así lo creían. Eran Fernando Toro y Si món Carreña. Este último, por capri
en Mérida, en Trujillo, a todo lo largo de la vía a Caracas, Bolívar entra final mente en su ciudad natal, donde es
donde Miranda es hecho General en
ría como orador sugestivo y profundo
haber liberado a Hispanoamérica del dominio de España.
cisco de Paula Santander decide el de senlace mediante hábil maniobra. De entonces data la amistad entre los dos
de distanciarse. Victoria tras victoria,
ratistas, s, desempeña oes un papel impor
su apogeo y, con ella, la propagación
En la batalla de La Grita, donde Bolí var cosecha el primer triunfo de su campaña venezolana, el entonces jo ven sargento mayor colombiano Fran
feran los intentos secesionistas. En el
Venezuela logran prender.
napoleónica por Europa se hallaba en
Tenerife, Ocaña, Mompós, Guamal y
noroeste de Sudamérica, el de Ecuador
es aplastado en breve por fuerzas rea listas, pero los de Nueva Granada y
Corría el año de 1805. La expansión
cuta en decisiva batalla, tras la toma de
rea de la guerra en favor de los españo na. El Libertador intentó en vano ocu
par Santa Marta. Los refuerzos penin sulares resultaron determinantes. La
república neogranadina sucumbió virtualmente, al igual que ia venezolana, y Simón Bolívar se trasladó a Jamaica, donde escribió su célebre Carta en que compendia su perspectiva de un mun do hispanoamericano distinto y unido. El 31 de diciembre, llega a Haití, donde
bía perdido a su padre, un aristócrata criollo, a los tres años. En 1798, el jo ven Simón recibe el grado de subte niente. El año siguiente, pasa por Mé
De la serie pictóricade Tito Salas, este cuadro (óleosobre tela) representa a Bolívar en la batalla de Araure, una de las más gloriosas de la justamente
xico y La Habana, rumbo a España. En Madrid estudia, y luego viaja por Euro
llamada Campaña Admirable,que condujo velozmente a Bolívardesde Nueva Granada (hoy Colombia) hasta la ciudad de Caracas, a la que entró triunfalmente el 6 de agosto de 1813. La pintura data del año 1927.
pa Después de su boda en 1802 con la española María Teresa del Toro, vuelve a Caracas. Allí se dedica a ¡a agricultura
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í
bre Nueva Granada, ya que Vene el Presidente Pétion le ofrece ayuda. Dos veces desembarcó Bolívar, al año siguiente, en la costa venezolana, debiendo regresar a Haití en el interva
más desgastada y empobrecida. No
contiendas electorales periódicas. Esa Presidencia Vitalicia —cosa
que deliberadamente pasan por al
colombiana), un estado federado que
podía, pues, haber una coinciden
to muchos detractores de Bolívar—
cia total de criterios entre Simón
lo. En la segunda oportunidad, en
(con el territorio de Panamá), Venezue
1817, decide cobrar fuerzas en la remo
la y Ecuador. Bolívar acepta las provi siones liberales del Congreso, y es de signado Presidente y, por el momento. Dictador. Ecuador y Venezuela eran,
Bolívar y Francisco de Paula Santan der, pero ello no constituye razón válida para la condenación de nin guno de ellos. A pesar de todo, los dos grandes
no convertía al Presidente en amo y señor de pueblos. Lejos de ello, la Constitución boliviana le asignaba
su capital provisional. Al año siguiente, el caudillo venezolano José Antonio
Páez se pone con sus ¡laneros a las órdenes de Bolívar, quien derrota a
Morillo en la batalla de Calabozo y, luego, en La Puerta, al también Cenerai español Francisco Tomás Morales, a cuya ayuda acude Morillo con éxito. Es en 1819 que Bolívar reúne sus fuerzas con las del General colombia
no Francisco de Paula Santander,
quien se había hecho fuerte en los lla nos de Casanare tras ¡a caída de Nueva Granada. Robustecido, Bolívar aban
dona su proyecto de atacar Caracas y
concibe el magistral plan de conquistar primero la posición central que consti
por lo pronto, segmentos teóricos del nuevo país, y Bolívarse da a la tarea de liberarlos. Al año siguiente, el Liberta dor hace sus preparativos para atacar en Venezuela, al tiempo que el Gene ral argentino José de San Martín, en su
campaña libertadora desde el sur, llega a Perú y estalla la rebelión en Ecuador. En su marcha hacia Caracas, el Liber tador derrota decisivamente, el 24 de
úlio de 1821, a los realistas en la batalla
í Carabobo, que le abre las puertas jJe
de laciudad yplasma laindependencia de Venezuela. El Congreso de Cúcuta
corrobora las disposiciones liberales de Angostura e incorpora a Venezuela. Bolívar, como Presidente, deja la admi
patriotas no provocaron una ruptu ra. Por el contrario, lograron una avenencia —a veces precaria, es cierto, pero operante— y supieron mantener un esfuerzo común por
espacio de varios años, lo que per mitió a Bolívar y a Sucre completar la liberación de los pueblos del sur, mientras Santander —a pesar de mil y un obstáculos— desarrollaba en Colombia una ingente obra de gobierno altamente constructivo. Las discrepancias entre Bolívar y Santander giraron fundamental orden constitucional que debía re gir en la Gran Colombia. Era una
Sur, a proseguir su misión libertadora. En 1822 está ya en Ecuador, tras hajer derrotado a los españoles en la ba
discrepancia de alto nivel, y de am bas partes siempre hubo altura de miras. El conflicto probablemente
ba. Tras la batalla del Pantano de Var
talla de Bomboná. Mientras el Liberta-
nunca hubiera tenido el triste de
gas, Bolívar vence el 7 de agosto en la de Boyacá, por ¡a que cae Bogotá y queda sellada la independencia de lo que hoy es Colombia.
de Quito, su brillante lugarteniente, Antonio José de Sucre, penetra desde |a costa. A Sucre toca ganar, el 24 de
estrategia, no menos osada fue su tác tica de eludirá los españoles en tierras bajas y efectuar ¡a inesperada acción de cruzar los Andes por el paso de Pis-
Ese mismo año, a instancias del Li
bertador, el Congreso de Angostura
creó ¡a República de Colombia (llama-
presidente Santander, yseencamina al
Jor avanza por las montañas al norte
layo, en Pichincha, la batalla que de termina la independencia de Ecuador, íue es también incorporado a la Repú blica de Colombia. Poco después, Bo-
fvar ySan Martín sereúnen en Guaya quil, y el general argentino deja al Li bertador la faena de completar la
En la foto superior, Bolívar
^mancipación del Perú, del cual había
con su Estado Mayor dirige la batalla de Carabobo, pintura por Martín Tovary Tovar, conservada en el Salón Elípticodel Capitolio Federal en Caracas. La célebre batalla,
¡ido declarado Protector.
determinante de la independencia
venezolana, tuvo lugar el 24 de junio de 1821. Izq.: La Expedicióna los Cayeses el título de esta pintura que Tito Salas realizó en 1927-28. El
momento que recoge corresponde al abordaje del navio español El Intrépido, durante la expedición que se dirigía a la Isla Margarita. Bolívar había llegado a Los Cayos de San Luis, en Haití, a fines de 1814, y allí encontró acogida y ayuda por parte del Presidente Pétion. "Espero
mucho de su amor por la libertad y la justicia," había dicho Bolívar, al llegar a Haití, refiriéndose a Pétion.
Ante la resistencia española, Bolívar
fcs designado Dictador en Lima, en \823. Y, al año siguiente, realiza otra laniobra considerada inconcebible:
ivanza al encuentro de los realistas en
fjena sierra, derrotándolos el 6 de Agosto en Junín, en medio del invierno heridionai. Correspondió a Sucre
Completar la obra. Elque fue luego llapado Gran Mariscal de Ayacucho de'rotó a las últimas fuerzas españolas Pnportantes, el 9 de diciembre, en di-
\ha localidad peruana, coronando ¡a
iberación del Perú. En 1825, el propio ^ucre limpiaría de los remanentes his}anos el Alto Perú, que se convirtió en 3 República de Bolivia, primero bajo ¡a Residencia del mismo Bolívar, y luefo, en 1826, bajo ¡a de Sucre. ' De las cinco principales batallas de as campañas bolivarianas (Boyacá, Caqbobo. Pichincha, Junín y Ayacucho), <1 propio Libertador había ganado tres, tejando las otras dos victorias a su fiel Ugarteniente. La guerra con España ba tía así concluido.
facultades extremadamente limita
das. Nunca fue Bolívar propulsor de tiranías. Al contrario, reiteradas
veces profesó su creencia en el res peto máximo a la voluntad popular y también manifestó su confianza en la capacidad de los pueblos para
decidir con acierto sobre sus pro pios destinos. El propio Santander —y esto también suelen callarlo los
detractores de Bolívar— en un pri mer momento no rechazó de plano la Constitución boliviana.
Entre los múltiples testimonios irrebatibles dados por el Libertador sobre su íntimo respeto a la volun tad del pueblo, baste recordar sus
mente en torno a la cuestión del
nistración pública en manos del Vice
tuía Nueva Granada. Y si audaz fue su
4<r
para distinguirla de la moderna nación
zuela, a la sazón, se encontraba
comprendía las actuales Colombia
ta región del Orinoco, hacia donde se dirige en triunfal ofensiva. Rendida la plaza de Angostura, establece en ella
Fotografía; Del libro iconografía del Libertador- Edic. Lerner
da históricamente la Gran Colombia,
senlace que tuvo si caudillos de menor estatura no lo hubieran ex
plotado deliberadamente, con fi
nes egoístas y mezquinos, en be neficio propio. Santander —se le ha llamado "el
hombre de las leyes"— era firme defensor de la Constitución de Cú
cuta. Bolívar, en cambio, propug
naba para la Gran Colombia el mis mo Proyecto de Constitución que él habia elaborado para Bolivia. Las diferencias entre ambas
constituciones eran grandes. La de Cúcuta, sin duda bien inspirada en
principios liberales y democráti cos, quizá pecara de poco realista, por no tomar suficientemente en cuenta las profundas diferencias
que se daban dentro de un territo rio tan amplio y complejo como el de la Gran Colombia.
La llamada Constitución bolivia
na, calurosamente defendida por el Libertador, también descansaba
en un profundo respeto a la volun tad popular (evidenciado explícita
mente en la creación de un cuarto
poder, el Poder Electoral, que Bolí
var agregaba a los tres poderes clá
sicos; Ejecutivo, Legislativo y Judi cial), pero establecía la polémica
institución de la Presidencia Vitali
cia, que tanto recelo despertaba, pues Bolivar creía que tan alto ofi cio público debía ser sustraído a las
''Bolívar, Libertador, no conquistador ni opresor, se inmoló por la libertad. Su revolución quiso ser en el orbe el primer intento magno de un movimiento de libertad integral y —conjuntamente— de contenido económico-social"
—j. i. Salcedo Bastardo claras palabras en el mensaje que
dirigió a la Junta Preparatoria del Congreso peruano: "Nada es tan conforme con las
doctrinas populares como consul tar a la nación en masa sobre los
puntos capitales en que se fundan los estados, las leyes fundamenta les y el magistrado supremo. Todos los particulares están sujetos al error o a la seducción; pero no así el pueblo, que posee en grado eminente la conciencia de su bien
y la medida de su independencia". Y en el mismo documento agrega con convicción; "Yo tengo prue
bas irrefragables del tino del pue blo en las grandes resoluciones; y por eso siempre he preferido sus opiniones a las de los sabios".
El encuentro de Simón Bolívar y José de San Martín en la histórica
entrevista de Guayaquil, celebrada
GeoMundo / 561
los días 26 y 27 de julio de 1822 es
la confrontación de dos grandes hombres —ambos grandes patrio
América, no era asunto que pudie ra evitarse oponiéndole compuer tas desacreditadas, como lo eran
tas— que profesan y defienden ideas antitéticas en cuanto a la or
las ideas monárquicas".
en la América libre.
viejo ni vencido cuando se celebró
ganización política que debía regir San Martín era el hombre de
fuertes inclinaciones monárquicas
confiado en la efectividad de insti tuciones tradicionales, partidario
de ofrecer la monarquía americana
San Martín no era un hombre
mente convencido de que las di nastías carecían de lugar en las nuevas naciones. Los dos creían para la feli
cidad y el progreso de América, y los dos fueron sinceros —después
de ciertos tanteos preliminares
al
exponerse mutuamente en Cuaya-
qui! sus puntos de vista.
Aquélla, como es bien sabido
Santander reclamaba insistente
selos", le escribe a Santander, "es
muy pronto a las delicias del amor. Bolívar tiene que marcharse a mente, el militar dedicado a una
extienda desde el Anáhuac
do". No olvidemos que al Liberta dor le interesa la expulsión de los españoles del Perú no sólo por su
hasta el Plata, si el sentimiento
ambicioso ideal de emancipar a es
"Cuando la pátina de una legendaria antigüedad se
colectivo de la América libre
y una no ha perdido esencialmente su virtualidad, esos hombres verán, como
hay más grande que Bolívar" —José Enrique Rodó
esta quiza sea una de las máximas
lagunas que quedarán para siem-
pre sin llenar en el curso de la com pleja historia de América.
Sí conocemos, sin embargo, el informe rendido por Bolívar ll Cobierno de Bogotá, según el cual San Martm planteó, para el caso especifico del Perú, "que debería ve nir de Europa un príncipe". Liévano Aguirre nos dice, en su ya citada biografía Bolívar. "El Presidente de Colombia consideró llegado el mo mento de demostrar igual franque za y mariifestó al Protector su in tención de oponerse a la corona
ción de príncipes europeos en América, por considerar a la opi nión popular ya fijada en el conti
nente en favor de la República". Y agrega el mismo historiador unos pocos renglones más
adelante:
Nunca, como en este
momento, quedaron más franca
mente enfrentadas las dos concep
ciones que aspiraban imponer su espíritu y anhelos a la empresa his
tórica de la emancipación america na. San Martín buscaba un sistema capaz de permitir la liberación del Nuevo Mundo sin destruir las rela
ciones tradicionales de sus clases
sociales . . . Para Bolívar, en cam bio, la destrucción de las relacio nes tradicionales de las clases en
562 / GeoMundo
ra ambos que prolongar aquellos días en que, cada vez más profun damente enamorados, lo compar tieron todo. Pero las urgencias im periosas de la guerra se impusieron
extensión de sus recuerdos nada
hubo transcripciones verbatim y
món Bolívar y Manuelita Sáenz lle
no menos de cuatro mil hombres,
espacio de varias horas cada uno lugar. presenciales. No
regreso a Bogotá, desde donde mente su presencia. Pero Bolívaquiere ahora reunir un ejército de
nosotros también, que en la
Mo h K testigos No hubo
tamente por eso que pospone st
ga a las cumbres de la exaltación romántica y pasional. Nada hubiera sido más grato pa
tarea de completar la guerra. Es jus
la decisiva entrevista. Bolívar tenía
fue una entrevista secreta y de lar
ga duractón, que se extendió por
días en El Garza!, una rica hacienda
situada en las márgenes del río Guayas, donde el amor entre Si
entonces 39 años de edad, y San Martín apenas le llevaba cinco. Su salud era excelente, y estaba lleno de vigor físico y mental, con un
a principes europeos. Bolívar, en
cambio, era el republicano íntegra
Esa decisión del Gral. San Marth
determina que Bolívar deba en frentarse, más de lleno aun, a li
prestigio muy bien ganado. No puede atribuirse, pues, a debilidad por su parte la decisión que toma, a raíz de la entrevista, de retirarse
de la vida militar y política. Algunos historiadores señalan que esta resolución de San Martín
obedeció al hecho de que se sabía incapaz, con las fuerzas con que contaba y sin una alianza con Bolí var, de completar él solo la tarea que se había impuesto de liberar al
para mandarlos él y hacer la guem en el Perú. "No sé a quién confiár
un país muy difícil y muy enreda
te país, sino porque sabe muy bien,
que la permanencia de España en suelo peruano representa una for-;
cho su entrada triunfal en Quito.
quedado satisfactoriamente resuel tas ... y quizá no lo serán jamás.
viado suyo ante el gobierno de Li
ma. Esta ciudad y una vasta zona
su naturaleza sensual, de su tem
de España, gracias a la acción de
do con todo el apasionamiento de : peruana habían sido ya liberadas
peramento indomable, y él sabe ahora que sólo ella podrá aliviar las fuertes tensiones que no le dejar
momento de descanso. Este nuevo
encuentro, sin embargo, no es fáci
para ninguno de los dos. Ni Bolíva' puede volver a Quito, ni puede ell.' su matrimonio, y él, por vivir en
promonárquica, por tanto, resulta
man con urgencia. Pero él no tiene facultades omnímodas. Bolívar es
Manuelita le había correspondi
sin embargo, si San Martín no lle garía a comprender, en el largo diá logo con el Libertador, que la Amé
ba insostenible ante las nuevas rea lidades. Estas dudas nunca han
En el Perú, la situación es seria
para los patriotas, y a Bolívar le lla
Tras la entrevista de Guayaquil. tración por encontrarse inmerso en tiene graves Bolívar —que se da plena cuerita el quehacer bélico, constituciona de la magnitud de las responsabili responsabilidades les, políticas y jurídicas ante el dades que ahora recaen sobre él— Congreso sin cuya au quiere volver junto a Manuelita toridad nocolombiano, puede tomar Sáenz, la atractiva quiteña de quien cisiones trascendentales.ciertas de se ha enamorado tan apasionada En un primer momento, pues, se mente, a la que había conocido limita a designar a Sucre como en cuando, poco antes, él había he
—casada— correr junto a él, aun
de lleno en un mundo de ideas po líticas nuevas y que su posición
causa absorbente.
Presidente de Colombia y, aun midable amenaza para las naciones j el que no está al frente de la adminis sudamericanas ya independizadas.
Perú. Cabe que nos preguntemos,
rica efectivamente estaba entrando
Cuenca para volver a ser, íntegra
que es lo que más desea. Ella, po' función de la magna obra a reali zar, tienen que resignarse al dolor de la ausencia.
Pueden, sin embargo, disfrutar
José de San Martín, quien había
proclamado la independencia del Perú el 28 de julio de 1821, coro
nando así los esfuerzos libertarios
que los valientes peruanos venían haciendo desde 1780, cuando tuvo
lugar la insurrección de José Ga briel Condorcanqui (Túpac Amaru). Bolívar, por otra parte, no
quiere pasar al Perú con facultades limitadas. Necesita plena libertad de decisión y de acción para en frentarse al enemigo español. Sin embargo, a mediados de
de un breve paréntesis de amor i 1823, el Libertador está consciente
gracias a la comprensión que en- ! de que las cosas en el Perú, lejos de adelantar y mejorar, se compli cuentran en unos amigos de Quito can por días. Las tropas de los pa quienes les proporcionan la opor tunidad de que pasen juntos unos
triotas peruanos han sufrido graví simas derrotas, e incluso ha habido
intentos de llegar a un entendi
Página opuesta: Emigración a Oriente, óleo sobre tela pintado por Tito SaKv miento con los españoles. Éstos se en 1913. Ese éxodo de veinte mil personas (hombres, mujeres y niños) fue sienten cada vez más fuertes en sus organizado y comandado por el Libertador, en 1814, para abandonar Caracaí posiciones de la Sierra. Bolívar, ante la imposibilidad de defender la ciudad frente a los ataques de Boves. pues, al fin se resuelve a responder Fueen ese mismo año que el Presidente Camilo Torres le dijo a Bolívar estas al llamado que le hace el Congreso
históricas palabras; "Vuestra Patria no ha perecido mientras exista vuestra espada. Habéis sido un militar desgraciado, pero sois un grande hombre".
peruano y, en el bergantín Chimborazo, embarca en Guayaquil con destino a El Callao, puerto al que
llega en los últimos días de agosto de 1823, dirigiéndose a la cercana
blemas, el Libertador tiene, al me
Lima casi inmediatamente.
Sucre en el Perú, hombre en quien
Allí le aguardaba la confronta ción con una dura realidad: hacer
la guerra, con un ejército de poco más de cinco mil hombres, a las
tropas españolas fortalecidas en la Sierra, que contaban con un efecti vo de 18 mil combatientes.
Hombre práctico, su primera de cisión es pedir al Vicepresidente Santander, en Colombia, el envío de 12 mil hombres, a sabiendas de
que esta solicitud suya tropezará con gran oposición en la lejana Bo gotá. Mientras tanto, aconseja al gobierno peruano gestionar un ar misticio con los españoles, procu rando así evitar un ataque inmedia to de éstos contra Lima y otros sec tores de la Costa.
En medio de tan complejos pro
nos, un gran alivio: la presencia de puede confiar plenamente, com partiendo con él responsabilidades y trabajos. Bolívar se había despla zado, con sus divisiones colombia
nas, a la región septentrional del Perú, pero allí, sabedor de lo pre caria que era la situación en Lima, se decidió a dejar a Sucre en la
zona norte, para regresar él a la capital. Y, precisamente en este viaje de retorno a Lima, es que su salud física empieza a verse seria mente quebrantada. En Pativilca, la fiebre se apodera
de él y no le queda otra alternativa que la de hacer un alto en su viaje. La dolencia conocida como tabar
dillo (una fiebre tífica) llega a debi litarlo en extremo y a ponerlo en
un estado de verdadera gravedad
GeoMundo / 563
que se prolonga varios días. Es el comienzo de su progresiva deca
dencia orgánica, pero no le impe dirá completar su obra.
Allí, para agravar su mal, se ente ra de que las fortalezas de El Callao
han caído en manos españolas, lo que implica un sustancial revés, pues así adquiría el enemigo el control del Pacífico. Muchos com
batientes, además, habían perdido la fe en la victoria final. La situación
no podía ser peor, precisamente en los momentos en que la enfer medad le impedía a Bolívar actuar
decisivamente. Amigos que le visi taron en Pativilca aseguran que la depauperación física del Liberta
votada en 1812, como "ese papel". Esto fuerza a Laserna a posponer el ataque aplastante que proyecta
4
ba llevar a cabo contra las fuerzas
de los patriotas, y a dirigirse mili tarmente contra el rebelde Oiañeta
que, al llegar la hora de la partida,
en el Alto Perú. Cuatro mil españo les son destinados a dicha región, y
Manuelita sigue a Bolívar, primero a Huánuco y luego a Pasco, punto escogido por Bolívar y su alto man do para cruzar las montañas. Bolí var cuenta ahora con un ejército de
esto disminuye, bastante sustan-
cialmente, el poder del enemigo al que Bolívar tiene ahora que enfren tarse. Queda, sin embargo, un obs táculo casi insuperable para que
ocho mil hombres, mayoritariamente de la Gran Colombia, perua
nos, argentinos y chilenos.
Bolívar se lance contra los españo les de la Sierra: la barrera natural,
prácticamente infranqueable, de la
Los españoles se habían manteni
Cordillera de los Andes. Cruzarla
do muy al tanto de las maniobras de Bolívar y, convencidos al fin de la eficacia que podrían tener los
dor, en aquellos días, llegó a ser realmente patética.
A pesar de todo, desde Pativilca,
Bolívar da órdenes, como la de constituir una sólida fuerza de ca
ballería en el departamento de Trujillo, con la que poder vencer a los españoles si éstos se decidían al
La noticia desmoraliza tanto a los patriotas, que hasta un valiente hé
—Simón Bolívar, en carta al Vicepresidente Santander
que llegaron a apoderarse de Lima.'
roe de calidad humana excepcio nal, como Sucre, llegó a aconsejar
le al Libertador que abandonara la
campaña del Perú. Sin embargo, se necesitaba mucho más que eso pa
ra convencer a Bolívar de renunciar a su ambicioso ideal.
por aquellos parajes significaba atravesar la región conocida como "Cordillera Blanca", con alturas de hasta más de cinco mil metros, co
mo el portachuelo de Yanasha-
llahs, donde la tropa habría de pa
fuerzas españolas en esa región,
Cral. Oiañeta, sorpresivamente se rebela contra el Virrey Laserna del Perú, negándole obediencia.
El Gral. Oiañeta era fanático par
tidario del absolutismo español del Rey Fernando VII, y no transigía con el constitucionalismo de Laser
na y de sus principales generales Para Oiañeta, el Virrey Laserna, por ser.hombre de ideas liberales, de
bía ser considerado como traidor a la Corona, a pesar de que luchaba tenazmente por mantener lo que todavía quedaba del Imperio colo nial hispano en América del Sur. Oiañeta se refería muy despectiva
mente a la Constitución de Cádiz,
564 / GeoMundo
te tenía otros designios. Resolvió que, lejos de dar tal oportunidad al <1 • N
Cral. Canterac, lo mejor sería si
tuarse entre las tropas de éste y el valle de Jauja. Los dos ejércitos, finalmente, por el Libertador. Pero Bolívar in
siste. No tiene ya mucha fe en que esos refuerzos lleguen, y está con vencido de que debe aprovecharse la oportunidad única que inespera
quedaron enfrentados en el llano de Junín. Ésta, en realidad, es una planicie a 4 200 metros de altura. La
posición de las tropas bolivarianas, sin embargo, era desventajosa en extremo, pues solamente dos de sus escuadrones de caballería, co
altura", que produce vértigos, des
mo el propio Canterac hubo de ad
vanecimientos y delirios.
ros, Bolívar, en la histórica reunión
habían podido entrar en la citada
suya y de sus ejércitos— intensifica
guerra, un acontecimiento inespe rado en el Alto Perú (Bolivia) viene a favorecerlo. El comandante de las
Cerro de Pasco, planeando atacar a Bolívar por la retaguardia, pero és
damente ha brindado la rebelión
decer el llamado soroche o "mal de
los preparativos para proseguir la
el Cral. José Canterac. Este bravo
soldado dirigió sus tropas hacia el
de Oiañeta. Así, en contra del pare cer de sus más cercanos conseje
Mientras Bolívar —con todos los
factores combinados en contra
vieron oponérsele. Para ello, fue escogido uno de los oficiales espa ñoles de mayor prestigio y valentía,
en un estado de abatimiento verdaderamente lamentable. Yo
ban bien para las tropas de España,
en la Sierra. Pero las cosas marcha
movimientos del Libertador, resol
"Lospobres indígenas se hallan pienso hacerles todo el bien posible: primero, por el bien de la humanidad, y segundo, porque tienen derecho a ello"
fin a descender de sus posiciones
za. Muy pronto, los paseos de Bolí var y Manuelita por el valle de Huaylas se hicieron cosa frecuente, y el amor floreció avasalladoramente entre ellos, hasta el punto de
Bolívar, no obstante, no se deja
de Huamachuco, hace que triunfe
arredrar. Cinco años antes, tam
al fin su criterio: atacar sin demora
bién había tenido que cruzar las montañas andinas para pasar de
al enemigo. Si aquel otro cruce de los Andes
Venezuela a Nueva Granada, haza
había conducido a
ña que había culminado con el re sonante triunfo de Boyacá. Ahora, pues, habrá que repetirla: cruzar
Boyacá, éste sería rematado por el apoteósico triunfo de Junín. El po blado peruano de Huaylas fue el punto de partida. Los habitantes
las montañas con el máximo de ra
pidez posible, para caer implaca blemente sobre el enemigo espa ñol, no esperar pasivamente a que
mitir al describir luego la batalla,
la victoria de
del lugar obsequian al Libertador una corona de flores y, para ofre cérsela, escogen a una linda mu
éste descienda de la Sierra para ata car a los patriotas en la Costa. Sus oficiales oponen toda suerte de objeciones al plan, por juzgarlo
chacha, Manuelita Madroño, "de
demasiado audaz y aventurado. In clusive el propio Sucre se declara
En la foto superior, la famosa "Casa de San Isidro," donde existe un oratorio dedicado a este santo.
Allí permaneció Bolívar mientras preparaba y corregía su conocido "Discurso de Angostura", que pronunció en la casa donde se celebró el Congreso (izq.), al inaugurarse el mismo ell 5 de
dieciocho años, codiciada por to dos los mozos del pueblo y hasta
febrero de 1819. Ese discurso es una
por los hombres graves". Y Bolívar
síntesis de las ideas democráticas y
no es insensible a los encantos de
republicanas del Libertador, que también se encuentran repetidas
la airosa mujer. No es mucho lo que se sabe con
partidario de esperar a que lleguen los refuerzos tantas veces pedidos
certeza acerca de la vida de Manue
reiteradas veces en muchos otros
a Colombia, antes de acometer tan
lita Madroño, pero todas las fuen
documentos de Bolívar. Angostura se llama hoy Ciudad Bolívar.
colosal empresa como la planteada
tes coinciden en destacar su belle
GeoMundo / 565
^ planicie. El resto de los combatien tes patriotas, atrapados entre un cerro y un pantano, no podía llevar a cabo una eficaz maniobra de des
pliegue contra el enemigo. Al comenzar el encuentro, todo
parecía favorecer a las tropas de Canterac, pero los patriotas resis
tieron el tiempo suficiente para que las demás tropas de Bolívar pu dieran por fin sumarse a la acción. Aun así, las cosas marchaban
la, les enviaba un refuerzo de cua tro mil combatientes. Bolívar re
suelve entonces dejar a Sucre al mando de sus tropas en la Sierra,
haciéndose él cargo de las opera ciones militares en la Costa.
Manuelita Madroño seguía aún junto al Libertador. Sin embargo, después de seis meses de llevar unidos una vida intensamente
compartida, los amantes se separa ron, sin que se conozcan exacta
mal, pues los españoles causaron grandes estragos en el ala derecha y en el centro del ejército de Bolí
de olvidarle, y se asegura que, ya
var. Los patriotas tuvieron que ini ciar una retirada. Pero sus jefes re
aún "la mujer de Bolívar" y le pre guntaban por el amor que había
currieron entonces a la táctica lla nera de convertir la retirada en
ventaja. Así, a la orden de ¡Vuelvan caras!, los patriotas hicieron frente
de nuevo al enemigo, con vigor tal que causaron profundo pánico en sus perseguidores. (Los llaneros
mente las causas. Ella nunca habría
muy anciana, cuando la llamaban
habido entre ellos, el rostro se le
inundaba de orgullosa alegría. Entre preparativos, planes e incertidumbres pasan los meses si guientes a Junín. No hay seguridad de la estrategia que pondrán en
y cargando con sus célebres lanzas. Fijaban las riendas entre las rodillas
y, con las dos manos en la lanza, atacaban al enemigo.) La oportuna intervención del Re
gimiento Primero del Perú, ya a la caída de la tarde, selló la imprevisi ble derrota española, que puso en
'^Siempre las almas generosas se interesan en la suerte de un
pueblo que se esmera por recobrar los derechos con que el Criador y la naturaleza le han
chas tropas. Era el día 6 de agosto de 1824. Faltaban exactamente cua
esta noble sensación''
tro meses y tres días para el triunfo definitivo en Ayacucho. La batalla
—Simón Bolívar
de Junín había liberado de España a
(Carta de Jamaica)
una vastísima zona serrana del Pe
rú, pero aún quedaba mucho terri
torio bajo el poderío español. Bolí var todavía tenía muy fuertes ene migos a los que vencer, como eran
el ejército español que, al mando del Gral. Valdés, había marchado al
Alto Perú a sojuzgar a Olañeta y, además, la poderosa guarnición hispana en Cuzco.
Olañeta fue rotundamente ven
cido en el Alto Perú, y el Virrey Laserna, sabedor del desastre de
Junín, dio orden a Valdés de regre
sar de inmediato a Cuzco. Para Es paña, era imperioso ahora reunificar sus tropas y hacer un esfuerzo
final para aplastar a Bolívar de una
tinuaron preparándose para el en cuentro decisivo, reanimados tam
bién por la noticia de que el Gral. José Antonio Páez, desde Venezue
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pliegue de habilidad y coraje. Ya casi derrotados los españoles, todavía un grupo de cuatrocientos de ellos hicieron una última inten
tona. Sucre, admirado del valor de
estos enemigos, comprendiendo que los mismos no tenían la menor posibilidad de triunfo, decidió magnánimamente salvarles la vida,
Fotografías: Del libro Iconografía del Libertador - Edic. Lerner
formado la llamada Santa Alianza,
ofreciéndoles un armisticio. Con
fuerza conservadora nada despre
este fin, les envió al bravo General ecuatoriano José de La Mar, quien
ciable, coalición poderosa nacida en el Congreso de Viena de 1815. Y la respuesta de Bolívar—ahora más
también se había distinguido nota blemente en Junín. La propuesta fue aceptada. Al siguiente día, se firmaba el Tratado de Capitulación, que Sucre, con legítimo orgullo,
genial estadista que aguerrido mili tar— fue la convocatoria al Congre so de Panamá, para cuya organiza
ción delegó amplias facultades en
remitía a Bolívar.
práctica los españoles. Hay mo mentos en los que el propio Sucre piensa que no lo atacarán a él en la
consciente de que su labor distaba
Sierra, sino a Bolívar en la Costa.
mucho de estar terminada. No es
Pero Sucre se equivocó en esto. Al fin se supo que el enemigo había decidido dirigirse contra Sucre por la retaguardia. Sucre y sus soldados se movili
sólo el hecho de que aún quedaran
zan hacia el norte del Perú, segui dos de cerca por los españoles, buscando unos y otros las posicio nes más favorables para un enfrentamiento.
El 3 de diciembre de
Congreso, no eran precisamente del todo coincidentes.
Bolívar no pudo de inmediato, como hubiera querido, dedicar to das sus energías al proyectado
tropas enemigas en el Alto Perú, todavía al mando de Olañeta. Éste, a pesar de haber sido antes derro tado por las fuerzas españolas en
Congreso Anfictiónico. Los proble mas de la liberación de las provin
viadas contra él por Laserna, como ya referimos, seguía tenazmente
empeñado en mantener el absolu tismo. Esas fuerzas, al fin y al cabo, no serían ahora, después de Junín
y Ayacucho, muy difíciles de ven cer. Lo que más preocupaba a Bolí
patriotas, sufriendo fuertes bajas el distinguido batallón "Rifles" de las
var era la amenaza que las poten cias europeas representaban para
tropas de Sucre. Tres días después, Sucre decide acampar en una pequeña aldea,
la independencia de Sudamérica. Esas potencias, capitaneadas por el Príncipe de Metternich, el polé
Quinua, muy cercana a la altiplani
Santander, a pesar de que los pun tos de vista de ambos, respecto a la forma en que debía integrarse este
Bolívar, sin embargo, estaba muy
1824, en la quebrada de Matará,
vez y para siempre. El Libertador y hubo un choque entre españoles y Sucre, por su parte, alentados por la victoria alcanzada en Junín, con
ron esfuerzos ni sacrificios. Lucha
ron valientemente, con hidalguía, sin miedo a la muerte, pero las tro triunfo, hicieron un increíble des
dotado; y es necesario estar bien fascinado por el error o por las pasiones para no abrigar
retirada a Canterac con sus maltre
tación entre Sucre y los soldados de España era ya impostergable. La gloriosa batalla tiene lugar el día 9. Igual que antes en Junín, en las primeras horas de combate to do parecía indicar que la victoria sería para España. Sin embargo, ya casi al mediodía, el general colom biano José María Córdoba se las ingenia para, en una audaz manio bra, inutilizar a la artillería enemi ga. Los españoles no economiza
pas americanas, presintiendo el
llamaban a esta maniobra ternejal, y la realizaban huyendo, revirando
cie de Ayacucho. Los españoles, mientras tanto, habían logrado apoderarse de las alturas circun dantes, colocándose en posición de ventaja frente a los patriotas. Bolívar, por su parte, ocupaba Lima el día 7 de diciembre. En Ayacucho, por esas mismas fechas, la confron
mico estadista austríaco, habían
Pistola, espuela y estribo del Libertador, en un dibujo de Santiago Martínez Delgado que se conserva en la Quinta de Bolívar, Bogotá. Un óleo del pintor
colombiano J. M. Zamora recoge la epopeya de El Paso de los Llanos. "Para llegar con sus tropas al pie de los Andes," nos dice José Luis Busanicbe, "el Libertador viose obligado a caminar por llanos cubiertos de agua y vadear siete ríos caudalosos. El ejército se componía de unos 2 500 hombres". Bolívar llegó junto a los Andes el! 1 de junio de 1819, y allí se reunió con las fuerzas de Santander. José Antonio Páez había quedado en el Apure.
cias del Alto Perú presentaban as pectos muy delicados, concernien tes no a la expulsión definitiva de los españoles, sino más bien a lo
que vendría después de lograda esa meta; la definición del status
político del Alto Perú, ya que tanto Perú como Argentina mantenían
ciertas pretensiones a la soberanía de ese vasto territorio.
Sucre, sin embargo, vino a apor tar la solución. Eliminado al fin el
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enemigo español en el Alto Perú,
Potosí, no insistieron en las recla
que venga a su lado. Ésta, en Lima,
Sucre se resolvió a dictar su muy
maciones que antaño su país había
aunque le escribe que está dolida
aclamado Decreto del 9 de febrero
mantenido con relación a los terri
de 1825, por el cual se reconocía el
torios del Alto Perú. De hecho, los
por su alejamiento y lo recrimina por olvidarla, no duda ni por un
derecho de las provincias altope-
altoperuanos ya habían proclama do su independencia en Chuquisaca desde el 6 de agosto anterior y, contando ahora con Bolívar y Sucre
ruanas a decidir, en forma sobera
na y libre, sin interferencias extra ñas, cuáles serían sus destinos.
Bolívar, en principio, no aprue ba, e inclusive llega a censurar a Sucre por su osada decisión. En el fondo, el Libertador sí estaba de
acuerdo con lo resuelto por el Ma
riscal de Ayacucho, pero temía, por encima de todas las cosas, una hos
como intermediarios, todo indica
ba que no habría amenazas inme diatas a la soberanía de aquel nue vo país americano.
momento. "Voy porque usted me llama," le confiesa en una carta.
En La Plata, Bolívar se preocupa y sufre al constatar cómo han pro
gresado las divisiones y rencillas políticas en la Gran Colombia. Le angustia, sobre todo, la acusación que le han hecho al Gral. José An
El encuentro de Bolívar con los
tonio Páez, gran prócer de la inde
plenipotenciarios argentinos sir-
pendencia venezolana. Las relacio nes entre Páez y el gobierno cen
tilidad declarada entre Argentina y
tral en Bogotá nunca habían sido
Perú, cuyas consecuencias podían ser fatales para los pueblos recién
muy buenas, y Páez, ya desde 1824, había empezado a defender activa mente el separatismo. Bolívar se siente pesimista. Sabe
liberados de Sudamérica.
Por fin, en abril de 1825, tras ha berlo meditado muy a fondo, Bolí var parte de Lima hacia el Alto Pe rú. Hace escala en Arequipa, don
que la situación interna en la Gran
de le esperan cartas de Sucre en las que éste insiste en que se dé a los
fiesa en una carta a Santander,
Colombia ya escapa a su control. "Si yo me voy a Colombia," le con
"puedo evitar una gran parte de los males que nos amenazan; pero du
altoperuanos plena libertad para escoger su futuro. El Libertador se
do que los evite todos." El año
dirige luego, en viaje de muchas jornadas con numerosas escalas, al
Cuzco, donde se entera de que el
a presentarle complicaciones mayores que las que antaño le pre sentó la guerra.
Congreso argentino está dispuesto a enviar ante él una delegación con
el objetivo de resolver amigable mente cualesquiera dificultades que pudiera haber respecto a las
provincias altoperuanas, y esto ali via sus preocupaciones.
Así, tras una larga estadía en
Cuzco, prosigue al fin su peregri nación, y el 19 de agosto, recibido como Libertador en La Paz, es acla mado por los representantes de la
Asamblea altoperuana, quienes le
notifican la resolución tomada por la Asamblea Constituyente; nom brar Bolívar, en su honor, a la nue
va república próxima a nacer (nom
bre que, poco después, fue ligera
El Libertador cree que su Consti
tución boliviana puede ser el ins
"Así está Bolívar en el cielo
de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él, calzadas aún las botas
de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: ¡porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!''
mente modificado, cambiando al
-José Martí
de Bolivia).
El Libertador agradece, emocio
nado, tan alto tributo, pero aún no se compromete en firme a garanti zar con su palabra la existencia de
Bolivia como nación soberana, con
entidad propia separada de Argen
tina y de Perú, aunque sí promete interponer sus buenos oficios con
ambos gobiernos para que tal aspi ración se logre. Un mes después, sigue viaje a Potosí, donde se reu
nirá al fin con los enviados del Go bierno argentino.
Los representantes de la Argenti na, en las históricas reuniones de
vió, en aquellos difíciles momen tos, para consolidar la obra eman cipadora, especialmente frente al grave peligro que representaban el Imperio de Braganza establecido en el Brasil y las naciones europeas de la Santa Alianza. El
Libertador
trumento que más le ayude en su
propósito de lograr la unidad polí
tica de los países andinos. Él quie re, a toda costa, evitar nuevas divi
siones, y no sabe darse cuenta cla ramente de la casi imposibilidad de alcanzar tal meta. Así, creyendo que la misma no es inasequible, por fin se resuelve a dejar el Perú
Página opuesta: Manuela Sáenz. Óleo sobre tela, realizado porel pintor Pedro Durante, fechado en 1825. En esta página, el impresionante monumento dedicado a dos héroes de la independencia americana, el venezolano Simón Bolívar y el argentino José de San Martín,
erigido en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, donde ambos se entrevistaron a fines de julio del año 1822. La entrevista de Guayaquil constituye un momento culminante en los anales de la historia hispanoamericana, sobre el cual los historiadores nunca han cesado de polemizar.
cia el norte, pero ya va a resultar
pueblo aún lo mira como a su jefe y confía en su capacidad para evitar
demasiado tarde.
una crisis definitiva.
Quizá, si el proceso de indepen dizar al Perú se hubiera logrado en menos tiempo, y si el Libertador no
hubiera prolongado tanto su estan cia en Perú y en Bolivia, retornando
ciudad de
Cundinamarca.
Hacía
cinco años que los dos patriotas — Presidente y Vicepresidente de la Gran Colombia— no se veían. El encuentro fue alentador. San
tander, aunque firme en sus ideas, no cree que a Bolívar le dominen
mezquinas ambiciones, y sabe que, si Bolívar busca una reforma a través de un plebiscito, lo hace ins
pirado por la mejor de las intencio
para marchar a Colombia y Vene zuela. Se embarca en El Callao, ha
Más animado, pues, dicta en
Guayaquil su Proclama a los colom bianos, que enfatiza la unidad que debe reinar entre "granadinos y ve nezolanos", entre "todos los ciu
tas, que se empeñan en aferrarse a
los procedimientos establecidos. Santander aboga por una reforma constitucional, pero rechaza la idea del plebiscito. Las divisiones se acentúan, y se intensifica la campaña antibolivariana. Gran parte de la prensa bo
nes. Sobre esta base, Santander es
tá dispuesto a transigir, a abando nar toda postura inflexible. Y es que, al revivir este difícil período de la historia, nunca podemos olvi
dar la grandeza y el patriotismo de estos dos héroes.
Gracias a la actitud de Santander
antes a la Gran Colombia, las cosas hubieran sido distintas. O tal vez,
dadanos de la gran República", pe
gotana ataca al Libertador. Le acu
ro sigue preocupándole mucho la
san de querer coronarse como mo
y a la buena voluntad de Bolívar, fue posible —ya en una atmósfera
de todos modos, el fraccionamien
enemistad entre Páez y Santander. El Libertador, influido por el en ciclopedismo del siglo XVIií, con
narca, y llegan a publicarse artícu
de cordialidad— entrar a discutir
los favorables al tiranicidio. Para
las reformas constitucionales y po líticas, así como las vías más idó
to de la Gran Colombia hubiera lle
gado al fin a producirse. No lo sa bemos. La historia es algo que no
fía, ante todo, en la decisión popu
había llegado, pues, a las mayores alturas de su gloria. Bolívar deja Potosí para marchar se a la población peruana de La Pla
Congreso y, al hacer escala en Guayaquil, comprueba una vez
convocar un plebiscito, para "de volver al pueblo su soberanía pri
ta, y es entonces que, tras una se
más la gravedad de las disensiones
mitiva, para que rehaga su pacto
paración que había durado dos años, le pide a Manuelita Sáenz
internas en la Gran Colombia. Se
social". Esta idea no es bien vista
da cuenta, sin embargo, de que el
en Bogotá por los constitucionalis-
Fotografía: Del libro Icnnografía del Libertador-ídic. Lerner 568 / GeoMundo
m
1826, por tanto, va a ser especial mente duro para Bolívar. La paz va
puede reescribirse a capricho.
Bolívar navega en el bergantín El
lar y, ante un cisma que se le pre senta como inevitable, aspira a
sus enemigos, el Libertador se ha convertido en tirano. Bolívar no se
engaña. Al pasar primero por Pasto y luego por Popayán, se entera muy bien de lo que le aguarda. Santander se resuelve a hacer un esfuerzo para evitar una ruptura
definitiva entre él y Bolívar, y se
anticipa a recibirlo en Tocaima, una
neas para lograrlas. Santander, sin embargo, insiste en un punto: an tes de toda reforma, será necesario
que Bolívar vaya a Venezuela y re prima allí las tendencias separatis tas de Páez. Para Santander —el
"hombre de las leyes"— la restau ración de la constitucionalidad es
Fotografía: Darrell Jones. GeoMundo / 569
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un prerrequisito indispensable. Bolívar acepta partir hacia Vene zuela, y Santander, precediéndolo, regresa de Tocaima a Bogotá. Los dos se sienten más optimistas. Creen que la crisis se ha conjura
do, y Bolívar confía en que podrá llamar a la unidad a los disidentes
de Venezuela. Sin embargo, al lle
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El Libertador, consciente de que
"A él, al Libertador de la
lo importante era mantener la
América española del Sur, debe mucho, muchísimo, el liberalismo español"
unión, concede una amnistía a los separatistas y ratifica a Páez como suprema autoridad en Venezuela, a sabiendas de que estas decisiones,
—Miguel de Unamuno
rían a Santander en Bogotá y a los neogranadinos. Páez, por su parte,
tomadas en Puerto Cabello, irrita
gar a la capital, Santander com prueba que los enemigos de Bolí var se han enardecido. No quieren aceptar la Constitución boliviana
Be' olivar conoce las simpatías de que goza Páez en Venezuela y, en
para la creación de una Federación
frentándose a esta realidad, resuel
que abarque a la Gran Colombia, Perú y Bolivia, y temen que el Li
ve apaciguar los ánimos con su De
tander de que ha actuado en la for ma más deseable para el futuro de
bertador, lejos de castigar dura
creto de Maracaibo (19 de diciem
la patria, pero Santander no lo
bre de 1826), anunciando una con
mente a los separatistas venezola
comprende así. A partir de aquel
nos, procure llegar a algún tipo de
vocatoria a los colegios electorales, para que éstos decidan sobre la ce
momento, se recrudecen las dife
entendimiento con ellos.
lebración de una Asamblea Consti
tuyente. Páez reacciona positiva
Bolívar se queda un tiempo más en Venezuela, y hace su entrada
mente. El desplome de la Gran Co
triunfal en Caracas el 10 de enero
lombia se ha evitado.
de 1627. Las medidas tomadas por
Bolívar hace escala en Bogotá y, aunque es recibido con aclamacio
nes, se le hace obvio lo mucho que los bogotanos desconfían de él. Asume, a pesar de todo, la Presi
dencia de la República y se reserva
el ejercicio exclusivo del Poder Eje cutivo para el territorio venezola
no, aunque delega sus facultades
en el Vicepresidente Santander pa ra los restantes territorios de la Gran Colombia.
acata la supremacía de Bolívar co mo Presidente, y ordena que todos la acaten en Venezuela. Por cartas, Bolívar trata de convencer a San
rencias entre ambos.
Enesta página, vista de la hacienda San Pedro Alejandrino, tal como se conserva en la actualidad. La hacienda donde falleció Bolívar en 1830, que en aquella fecha pertenecía a Don Joaquín de Mier, está cerca del puerto colombiano de Santa Marta. Der.; Lienzo de Tito Salas, en el Panteón
Nacional de Caracas. Representa a Bolívar de pie, sobre la cúspide del Potosí, Bolivia. El cuadroes todo un símbolo del momentode gloria del Libertador.
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I
ú \
el Libertador en esta ciudad, mu chas de las cuales fueron favora
bles para los seguidores de Páez,
agudizaron más los desacuerdos ya existentes entre Bolívar y Santan der. Este último, en Bogotá, termi
na por unirse activamente al parti do antibolivariano.
Ya enemistados Santander y Bolí var, se reúne al fin, el 2 de mayo de 1827, el quinto Congreso de la Re pública de Colombia, que comen
zó sus deliberaciones en Tunja,
trasladándose luego a Bogotá. Ante
el Congreso están las renuncias de
Bolívar y Santander a sus respecti
vos cargos, pero ninguna de las dos es aceptada.
Aunque muchos desconfían de
Bolívar, su prestigio no se ha eclip
sado. Aún es el Jefe en Armas de Colombia, Libertador-Presidente en Campaña, y su estatura no ha
sido superada por la de ninguno de
sus capitanes. A pesar de todo, las
divisiones son ya tan hondas que,
en el Congreso de Colombia, fraca san definitivamente las posibilida des para una futura aceptación de la Constitución boliviana.
También en el Perú cobra mayor cuerpo el sentimiento separatista y
572 / GeoMundo
A Manuelita Sáenz, que a la sa
''Legisladores^ la infracción de
todas las leyes es la esclavitud. La ley que la conservara sería la más sacrilega ... ¡Un hombre propiedad! ¡Una imagen de Dios puesta al yugo como el bruto!" —Simón Bolívar
(Mensaje al Congreso Constituyente de Solivia)
zón se encontraba en Quito, le es
cribe palabras desgarradoras, y le pide que vuelva a su lado. Por fin, el 10 de septiembre, llega el Liber tador a Bogotá. Se le hace una re cepción fría, y aun más frías son sus relaciones con Santander. Tie
ne, sin embargo, una última ale gría: la de que el Congreso aprue be todas las medidas adoptadas por él en Venezuela. En Bogotá,
ción de Bolívar que detentaba el
diálogo con la ancianidad del Tiempo. Arriba: La Muertedel Libertador, de E. Yépez Díaz. Se conservaen la Quinta de Bolívar, en Bogotá.
tos muy pronto empezaron a cons
dos en el país. Bolívar, sin embar
go, a pesar del clima de descon
Guayaquil y en Bolivia se producen
cuta, reforma que proponía un ré
gimen presidencial fuerte, a la que
tipo. Bolívar tiene ahora ante sí una
Santander se opuso.
llos caóticos momentos.
polizar el poder en su persona.
Grupos de fanáticos desconten
pirar contra el hombre a quien de
mentario. Los ánimos están caldea
divisiones e insurrecciones de todo
tarea de imposible cumplimiento. Su salud, además, empieza a de caer a pasos agigantados.
Si Bolívar fracasa ahora como go bernante, ello se debe, precisa mente, a su falta de vocación por la Dictadura, a su afán de no mono
na a la Iglesia de San Carlos y, aun
reforma de la Constitución de Cú-
Mariscal José de La Mar, en sustitu
de Cooperación Educativa, en Caracas. Del mismo pintor. Mi Delirio sobre el Chimborazo, cuadro que recoge el ensueño que tuvo Bolívar al ascender la montaña ecuatoriana después de liberar a Venezuela, en insondable y mudo
que con reservas, fue aceptada por
cargo. Para hacer más complejo el
junio de aquel mismo año, el Con greso anula la Constitución bolivia na y elige Presidente del Perú al
Libertador en los últimos años de su vida. Está en el Instituto Nacional
además, se le unió Manuelita, quien se instaló en una casa cerca
ya caótico cuadro, también en
sifican su labor. En Lima, el 22 de
gravedad de las excepcionales cir cunstancias imperantes en aque
dos. Por fin, el 10 de junio, muchos se retiran de la Convención, que dando ésta sin el quorum regla
la sociedad bogotana. Llega al fin la fecha del 9 de abril de 1828, en la que se inaugura en Ocaña la magna Convención Cons tituyente. El Mensaje del Liberta dor sorprendió a muchos. Bolívar, lejos de insistir en su Constitución boliviana, propone cambios menos drásticos, limitándose a plantear la
las facciones antibolivarianas inten
Página opuesta: Óleo de Bolívar, realizado porTito Salas en 1970, una de las últimas obras del artista. El rostro refleja la fatiga y el sufrimiento del
fianza fomentado contra él, con
serva aún innegable prestigio. Así, sorpresivamente, el 13 de ju nio se produce en Bogotá un movi miento popular que, desconocien
Sabe que la única otra alternativa
es dejar al pueblo sumido en las agonías de la anarquía y la guerra civil. Su proclama de aceptación re
fleja su decepción con el triste cur so que han tomado los aconteci mientos, que ni él ni Santander ni el Congreso han podido controlar: "¡Compadezcámonos mutuamen
te del pueblo que obedece y del hombre que manda solo!"
do a la fracasada Asamblea de Oca-
ña, proclama a Bolívar como Dicta dor Supremo de Colombia. El mo vimiento se extiende por el resto del país. La Constitución de Cúcuta
queda sin vigor, por efecto de la
Pero la Convención de Ocaña
acción popular de las masas que insisten en querer a Bolívar como
fracasó, al no haber posible acuer do entre los delegados allí reuní-
jefe. Bolívar, muy a su pesar, acep ta la Dictadura que se le ofrece.
Los detractores de Bolívar usan la
palabra "dictador" como un como dín para apoyar en él sus acusacio
bían la libertad, y el atentado se
produce al fin, en Palacio, precisa mente una noche en que Manueli ta Sáenz acompaña al Libertador. Bolívar, ayudado por la valiente mujer, logra escapar a tiempo. Ar mado con su sable y su pistola, y acompañado por su repostero, se
oculta por varias horas bajo el cer cano puente de El Carmen, lo que daña gravemente a su salud, y por último llega hasta el cuartel del ba tallón Vargas. La conjura fracasó y Bolívar quiso perdonar a los culpa bles, pero sus generales no lo tole
nes, sin darse cuenta de que la pe
raron. Días después, su salud se agrava. Sus pulmones están muy
sada carga de la Dictadura nunca
enfermos. Manuelita lo cuida fiel
fue voluntariamente buscada por el Libertador. Esas acusaciones pre tenden borrar de un plumazo la
aquellos días, advierte el mal esta-
mente. El representante diplomáti co de Francia, que lo visitó en
GeoMundo / 573
do en que se halla el Libertador y, en un informe, se refiere con preo
él. Por otra parte, el conflicto arma do con el Perú determina que el Libertador tenga que volver a los arduos trajines de la guerra. Quiere, sin embargo, evitar nue vos derramamientos de sangre en tre hermanos americanos, y da ór denes a Sucre de lograr una ave nencia con los peruanos, que en definitiva se obtiene, no sin que se
cupación a su mal aspecto físico y a su "cara amarilla".
Mientras tanto, el transcurso de
los días y las semanas iba ahondan do las divisiones en la opinión pú blica. Bolívar tenía aún fuertes par tidarios, pero también los tenía Santander. Surgen planes, además, de establecer una monarquía cons titucional, pues algunos escépticos piensan que Colombia jamás po dría adaptarse a un sistema republi cano de gobierno. Bolívar, enfermo y, sobre todo, agobiado por los problemas que se desarrollan en Ecuador, Perú y Bolivia, tiene que delegar mayores fa cultades en sus generales, y no to dos éstos tienen la misma capaci dad ni la misma magnanimidad que
libraran antes cruentos combates.
Pero Bolívar no puede, como hu biera sido su deseo, concentrar sus
energías en la reorganización del sur. En Antioquia, empiezan los al zamientos de los partidarios del ré gimen constitucional, que temen
que los ministros, desde Bogotá,
Fotografía: Ralph Rewes
quieran instaurar una monarquía. A Bolívar se le ha censurado por no haber sido mucho más enérgico frente a los planes monárquicos de
"fh el campamento (Bolívar) mantenía el buen humor con
oportunos chistes; pero en las marchas se le veía siempre algo inquieto y procuraba distraer su impaciencia entonando canciones patrióticas; amigo del combate, acaso lo
Fotografías: Salomón Watemberg
prodigaba demasiado, y mientras duraba, tenía
jJfTrrntrTíMíS
la mayor serenidad''
AL LIBERTAD.-,R
V•
. JL-.
—José Antonio Páez sus ministros, y es posible que haya cierta justicia en esta acusa ción, pero no olvidemos que, a es tas alturas, después de la dura cam paña del Perú, ya Bolívar sólo aspi ra a
rUERTO COLOmIu áfc'.EMtftE
ción en estos momentos. Sin em
^::.:,-?:'.:v-r-r,~
3
renunciar definitivamente al
mando y, resuelto a retirarse a la vida privada, no se consideraba con autoridad para interferir con los proyectos de sus ministros, ver daderos encargados de la goberna
T.YíííTrTuKaKW
bargo, siempre estuvo en contra del plan monárquico, y así lo ex
Pág. opuesta: 1. Escultura del Libertador, por Tenerari, en San Pedro Alejandrino. Lo representa en su lecho de muerte. 2. Monumento en la población colombiana de Salgar, cercana a Barranquilla. Recuerda el paso de Bolívar, poco antes de su muerte, en su viaje de Cartagena a Santa Marta. 3. El "Altar de la Patria", en Santa Marta, Colombia. 4. Casa de la Aduana, en Santa Marta. Allí fueron velados tres días los restos del Libertador, antes de su inhumación en dicha ciudad. Enesta página, figura del Museo Oro del Perú, vestida con uniforme auténtico de Bolívar, y punas bolivianas cerca de La
y penoso viaje de regreso a Bogotá, ya antes descrito, amargado por la imposibilidad de mantener la uni dad de la Gran Colombia, por no
Paz. El Alto Perú se convirtió en Bolivia como tributo al Libertador.
ver convertida en realidad a su muy
presó muchas veces.
Y así dejamos a Bolívar en su largo
Fotografía: M.P.L. Fodgen - Bruce Coleman Inc. CeoMundo / 575
amada Federación Andina, por no haber logrado convencer al Maris cal Sucre de que aceptara sucederle en el poder, y profundamente perturbado por la posibilidad de que el gobierno de Colombia fuera a parar en manos de alguna dinas tía europea. El Libertador, que había conoci do la hora de la gloria, iba ahora a conocer la hora de la desolación, iniciando el lento camino hacia la
"la educación popular debeserel cuidado primogénito delamorpaternal delCongreso. Moral yluces sonlos polos de una República, moral ylucesson nuestras primeras necesidades"
Fotografía: M. Peña Almenar
—Simón Bolívar
(Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819) muerte, el que tendría su término en San Pedro Alejandrino. Pero la historia le ha hecho justicia, y hoy —ciento cincuenta años después
de su muerte— no es ya el gran incomprendido, sino el hombre de visión colosal cuya vida e ideas nunca dejarán de ser fuente de ins piración para las naciones de His panoamérica amantes de la libertad
y la justicia. Estas naciones, aunque constitui
das en países soberanos y con identidad propia, hoy se dan plena cuenta de la necesidad de intensifi
car entre ellas lazos de amistad y cooperación, esenciales para en
frentarse a los problemas de hoy y
a un futuro lleno de exigencias.(J
Foto superior: La "CuadraBolívar", en Caracas. Se da este nombre a la
vieja casona donde seguardaban las monturas de los Bolívar. Fue centro
de reuniones revolucionarias durante
la juventud del Libertador, que luego la donó a su sobrino Fernando.
Al centro, antiguoColegio de La Salle, Panamá, hoysede del Instituto Bolivariano de ese país y, a la derecha, el Salón Bolivariano, que fue sede del Congreso Anfictiónico.
576 / GeoMundo
Cortesía de la profesora Horis C. de Sanjur.