Revista El Libertador No. 122

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EL LIBERTADOR REVI STA DE LA SOCIEDAD BOLIVARIANA No. 122

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LIBBRTADO

ORGANO DE LA SOCIEDAD BOLIVARIANA DEL ECUADOR

DIRECTORA

María Ester Cevallos de Andrade Coello. Oficinas : Casa Bolivariana . Calle O!medo "19 931.- Casilla Postal N9 626 . - Teléfo no 13924 .

TOMO XVI

QUITO - ECUADOR, Diciembre 17 de 1960

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N9 122

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ptoc.ea·Wh.l ·fanul\()aü {°)ef ~-rotocofo OQ ~- -ÍO "¿El Protocolo de Río de Janeiro es un Tratado?" ¿Cabe que se firme un Tratado con una provincia invadida? ¿Ca'be que se celebre un contrato con la pistola en el pecho del contratan te? "EL PROTOCOLO DE RIO DE JANEIRO ES NULO. Nosotros no quer-emos la guerra. Pero NOSOTROS NO RECONOCEREMOS JAMAS EL TRATADO DE RIO DE JANEIRO". (Discurso del Presidente Electo, Dr. José María Velasco ! barra, en la ciudad de Riobamba, el 17 de Agosto de 1960) . EL CONGRESO NACIONAL DE LA REPUBLICA aprobó, respaldó y se solidarizó con las declaraciones hechas en Riobamba, por el Sr. Presidente Electo Dr. Velasco ! barra. L os correspondientes Acuerdos aprobados por las Cámaras, .en s·e siones del 26 de agosto, dicen así: LA H. CAMARA DEL SENADO Considerando: QUE es un deber de los P oderes Públicos y, especialmente del H. Congreso Nacional, velar por la política internacional del Ecuador, como sobre los pronunciami·entos que respecto de ella se hicieren dentro o fuera del país; QUE el señor Presidente Electo de la República, Sr. Dr. Dn. José María Velasco lbarra, hizo en la ciudad de Riobamba patrióti-

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CJane.·i-t-o

cas declaraciones relacionadas con la vigencia indiscutible de nuestros derechos territoriales; y, QUE frente a los problemas que miran a la integridad d e la Patria no existe divergencia alguna de partidos ni grupos políticos, por absoluta unanimidad, Resuelve: DESAUTORIZAR Y PROTESTAR contra toda versión foránea que trate de poner en tela de j uicio nuestros sagrados e inalienables derechos amazónicos, genética, geográfica e histór.icamente ecuatorianos; y RESPALDAR categóricamente las declaraciones que el señor P.residente Electo de la República, Sr. Dr. Dn. José María Velasco lbarra, hizo en la ciudad de Riobamba el día 17 de los carrientes, solidarizándose con ellas y congratulándose de su veracidad, fervor y patriotismo. DADO -en la Sala de Sesiones de la H. Cámara del S enado, en Quito, a 26 de A gosto de 1960. f.) Luis Cordero Crespo, Senador de la República en funciones de Presidente.

f.) Gonzalo Almeida Urrutia, Secretario de Ja H. Cámara del Senado.


EL LIBERTADOR

2LA H . CAMARA DE DIPUTADOS DE LA REPUBLICA DEL ECUADOR Considerando: QUE la Cámara de Diputados del P erú, s-2gún el cable enviado por la UPI, con fecha 26 de Agosto, ha aprobad o por unanimidad " una moción de complacencia" por la refutación que ha h echo el Pre sidente Manuel P rado de las declaraciones del Presidente Electo del Ecuador, Dr . J osé María V el asco !barra, por su impugnación del Protocolo de Río de Janeiro; QUE el Diputado Delgado Ar·évalo de la Cá mara Peruan a, ha calificado de "morbosas intenciones del Ecuador de crear un clima de agitación en América"; QUE su tradicional sentido de dignidad nacional obliga a los Representantes del P ueblo Ecuatoriano a elevar su encendida protesta ante los Pue blos del Continente; Resuelve: 1Q-Aplaud~r y respaldar la patriótica declaración del Pxesidente Electo, Doctor José María Velasco Ibarra, elegido con la mayor · votación popular que registra nuestra historia r·epublicana; 2<>-Proclamar que estas declarraciones concuerdan con la invariable uosición ecuatoil"iana frente al problema lim ítrofe con el P erú; 39- Declarar que existe problema de Límites c-0n el P erú; ·49-Rech azar airadam ente las insolentes y a rbitrarias declaraciones del mencionado D iputado per uano ; y, . 5Q-Reafirm.a;r la decisión inquebrantable del pueblo· ecuatoiriam> de exigir a la-conciencia de América que se le haga justicia. Dado ·en Quito, a los veintiséis días del mes de Agosto de m i.l novecientos sesent a, en la Sala de Sesiones de la H. Cámara de D iput ados. (f.) Dr. Manuel Araujo Hidalgo, Pr-esidente de la H . Cámara de D iputados. f .) Dr. Amílcar Martínez A., Secretario d·e la H . Cámara de D iputados.

Es copia.- Vicente Medina Fabre, Prosecret ario de la H. Cámara de Diputados. DEL

SE~OR

PRESIDENTE DE LA REPL"BLICA:

"Presento a l H. Congreso de la R epública m i respetuoso y ferviente agradecim iento y

aprovecho la oportunidad para expresar con cuanto orgullo y satisfacción patriótica cont emplo que el Congreso Nacional de 1960, en sesion es memorables en que h an hablado la historia de la P atria, el recuerdo de sus héroes y la dignidad de la República, ha borrado toda una larga tradición de timidez y entrega al reivindicar los deirechos amazónicos del Ecua dor''. "La sensibilidad jurídica moderna y las instituciones int ernacionales creadas por el progreso d·e los tiempos y la fe de los pueblos en la paz y la j usticia, harán que 1~ l mundo civilizado reoonozca que el Ecuador, que descubrió y colonizó el Amazonas, no puede ser excluído para siempre de ese canal extraordinario puesto por la naturaleza para el desarrollo armónico y fraternal c1e los pueblos sudamericanos galardonados por el río gigantesco". (De la no t a de agradecimiento del señor P residente Electo, Doctor Velasco !barra, al Congreso Nacional por los sendos Acu·erdos que las dos Cámaras aprob aron, en sesion·es del 26 de Agosto".

"Cuando ·en Río de J aneiro en 1942 se ent regó la mitad del territorio nacional sin una sola protesta valiente en el seno de la Conferencia de Can cilleres, sin una sola exposición vibrante, sin un golpe de puño en la mesa anunciando al mundo que, mj.entras se pretendía rech azar la agresión totalitaria contra la democracia occidental, en -esos m ismos momentos el Ecuador tenía invadido parte de su territorio, s.e utilizó la excusa absurda de que -el Ecuador se había sacrificado por el Panamericanismo. L os ecu atorianos escucharon por consiguiente con alarma la r epet ición, en 1959 y en otros términos, de la misma excusa de 1942. Aquello de que los int-er eses continentales pr.iman sobre las dem ás cuestiones, era para nosotros un.a inquietant e a menaza. "Vosotros, Honorables Legisladores, en lá noche del 18 de Agosto de 1960, al rechazar el concepto de que los intereses continentales priman sobre las demás cuestiones y, por con siguiente, la política del Ministerio de Relaciones Exteriores entre 1956 y 1960 que se sintetizaba en lo que fundamentalmente afecta al Ecuador - en ese concepto, anunciasteis a la América que erais Representant es de u n Estado soh erano resuelto a defender por todos los medios posibles la integridad de su territorio y con éste su vida misma, pues el Ecuador jamás aceptará como legal y justo el permanecer arrinconado entre el Mar y el Ande después de haber descubierto el Amazonas y colonizado y administra0


EL LIBERTADOR do inmensas regiones del Oriente amazónico. L OS TRATADOS CELEBRADOS CON EL CAÑON EN EL PECHO DE LOS CONTRATANTES, SON NULOS DE ACUERDO CON LAS NORMAS PANAMERICANAS. Aquello de que los intereses continentales priman sobre todas las demás cuestiones, jurídicamente ·es algo abstracto, algo vacío d~ todo sentido en el D erecho Internacional Público. Sólo el total desconocimiento de lo que es el Derecho Internacional Público, de su dif.erencia con el Derecho Constitucional, de lo que es una Conferencia Internacional, pudo permitir esa afirmación abstracta, superficial y que, dado el m omento en que se la hizo, constituía una verdadera vergüenza para el Ecuador". (En el discurso pronunciado por el Señor Doctor J osé María Velasco !barra ante el Honorable Congr-eso Nacional, al asumir el mando presidencial, el 31 de Agosto de 1960) .

"El Ecuador que ama la paz, que quiere que la paz se mante nga y que se fortifiquen las instituciones jurídicas internacionales, primero no reconoce.rá jamás la validez de un Tratado nulo, porque el pueblo ecuatoriano del 5 de Junio no permitirá este reconocimiento; y, segundo, no cesará de manifestar, y de demostrar ante la conciencia de América que la paz en el Continente exige la justicia para los grandes y para los pequeños. "El pueblo ecuatoriano tiene derecho a vivir y ño podrá vivir y garantizar su vida futura con el Dictado de Río de Janeiro, mediante el cual el Ecuador, sin piedad de ninguna especie, f U:e arrinconado cruel y miserablemente ·entre los Andes y e l mar.- L os tratados ·en los que no se prevé el futuro, los tratados .en que el vencedor abusa del vencido y condena a la muerte al vencido, están ellos también condenados al desaparecimiento, sobre todo frente a la conciencia jurídica mundial actual. Las provincias ecuatorianas L oja y el Oro fueron bombardeadas, quemadas, invadidas y durante la invasión se nrmó el Protocolo como consta en el mismo Protocolo". (Declaraciones del Presidente de la República, Dr. J osé María Vela:sco lb arra, a los periodistas de Quito, con motivo del Comunicado Oficial del Perú de 2 de Septi·embre de 1960).

"El Perú dice que es esclavo del cumplimiento a los T ratados; pero no lo fue del Tratado de Guayaquil de 1829. L a opinión pública peruana y las autoridades peruanas

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agradecieron a Boliv.ar la nobleza de l as cláusulas del T ratado de 1829. No hay más que leer los antecedentes del Tratado y los docume ntos consiguientes a ese Tratado. Y el P erú no fue esclavo de ese Tratado.- Ni tampoco lo fue del Tratado después de la guerra con Chile. Luchó incesantemente, tenazmente, porfiadamente para obtener Sll revisión y de hecho obtuvo que Chile, por espíritu de equidad Panamericana, accediera a un arreglo e n aras de la tranquilidad del Continente". " Absurdo y necio negarle al Ecuador los mismos derechos de que ha hecho uso el P erú cuando ha creído comp:rometidos sus intereses".. (Declaración a la pl'ensa hecha por el Presidente Dr. Velasco !barra, con referencia al Comunicado Oficial peruano, de 7 de Septiembre).

" Aquella declaración jurídica general de la nulidad del P rotocolo de Río de J aneiro, equivale a bdrrar un siglo y medio de infamia, equivale a recordar la grandiosa obra administrativa que hizo la Presidencia de Quito, durante dos siglos y m edio, en las regiones de Mainas, Jaén, Túmbez, AL NORTE Y .SUR DEL AMAZONAS; esos dos siglos y medio de civilizaoión de la P residencia de Quit o, esa Batalla de T arqui, que fue eliminada por una política entreguista e indigna, fue borrada por Uds. con la declaración internacional, qué yo nunca la aplaudiré suficientemente; declaración que nada tiene de amenaza agresiva, porque en un mundo en donde no se vive hablando sino de libertad, de democracia, d.e instituciones jurídicas no cabe que porque un país denunde una norma jurídica, este país ni quiera agredir, ni admita que nadi·e le ataque". (Declaración a los Legisladores el 13 de septiembre).

Con la repercusión que ha tenido en las Cámaras se ha comenzado a proclamar que el Protocolo de Río de J aneiro, es nulo. El Protocolo de Río de Janeiro es nulo, porque fue impuesto por la fuerza y cuando la Patria estaba invadida y sus ciudad-es incendiadas; por eso jurídicamente es nulo. Nuestra posición es absolutamente jurídica y no puede menos que herir la conciencia de América, de la América española de manera especial. Las conferencias declar an que son nulos y no tienen valor los tratados impuestos por la fuerza. Por consiguiente, el Tratado de Río de J aneiro que fue impuesto con una invasión y las ciudades incendiadas es nu-


EL LIBERTADOR lo; y esto consta en el mismo Protocolo, ya que fue impuesto por las armas y por la g uerra". (Discurso ante el pueblo de QUtito el 21 de Septiembre).

LA ACTITUD DEL PERU "Mirad la acti.tud del Perú, apenas el Ecuador y el Congreso declararon la nulidad del Tratado de Río de Janeiro, se nos dijo que las fuerzas Armadas peruanas impondrían la integridad del Tratado. Qué falta de conciencia jurídica; qué falta de perspectiva jurídica. A una enunciación de D erecho, una amenaza de la fuerza bru.ta; a una enunciación de Derecho, el P.erú amenazándonos con poners·e una vez más de frente como nación invasora y conquistadora. Contra el Derecho, la fuerza; he ahí la actitud d·el P erú".

EN TERRENO CIVILIZADO DERROTAMOS AL PERU "Ahora el Perú h a entrado en otro terreno; en ese terreno sí podemos discutir. Los periódicos de ·e sta mañana dicen que el Perú, regresando a la razón, al buen sentido, a la eqwdad, va a enviar misiones diplomáticas a conmov·er a los gobiernos con la justicia de su causa . Ya hay un terreno civilizado, pero en ese terren:o los tenemos derrotados, infinitami:nte derrotados, vencidos, mil veces vencidos, porque e l Perú tendrá que demostrar que .el Tratado de Rfo de Janeiro fue obra d·e paz, cuando fu-e una obra perversa para arr·ebatar a un pueblo su espacio geográfico y su dignidad; una obra de americanismo, cuando fue una obra de exclusivismo. En un Continente en que abundan tierras y falta población .e mpeñarse en qu·e el Ecuador no h aga caso al Amazonas, en ese t en<eno de la civilización al cual el Perú acaba de tornar, les venceremos, ante el Tribu na l de los pueblos, sobre todo".

HOY ES LA HORA DE LOS PUEBLOS "Hoy es la hora de los pueblos, nadie ni nada pued·e engañar a la intuición profunda y feliz de los pueblos. Nosotros confiamos en las ilustr·es naoio11es americanas, confiamos en que en ellas practicarán todas el Der echo Internacional Americano; pero, confiamos, también, ·en la conciencia de los pue-

blos: los p ueblos sin unificadores de la Historia; los pueblos son los que saben impon·er la verdad y el Derecho y estoy convencido de que si yo pudiera hablar al auténtico pueblo peruano, a las auténticas masas peruanas, ellas estuvieran conmi.go de acuerdo en que su pueblo hermano, la República del Ecuador, tiene derecho a la vida, a la libertad, a su legítimo espacio geográfico". (Discurso en Guayaquil, el 24 de septiembre).

"N·osotros no amenazamos a nadie; nosotros no provocaremos a nadie, pero nada ni nadie nos silenciará; solos o acompañados proclamaremos que de acuerdo con los Estatutos de la Organización de }.o s "Estados Americanos (OEA) , si es cierto que los tratados d·2ben ser respetados, no es menos cierto que no se pueden reconocer las adquisiciones t.erritoriales h echas por la invasión militar, la coacción bélica, m ediante incendio de ciudades y e l terror de los h abitantes de un Estado''. "Acaban fos embajadores y generales peruanos de reconocer ellos mismos que l as fuei-zas peruanas llegaron al corazón de nuestra Patria, invadieron nuestro territorio y que en estas condiciones se firmó el Tratado de Río de J aneiro. Que digan luego que e l Ecuador provocó la agresión peruana es vulgar alegado que todo invasor lo hace; lo mismo d ijo el Kayser cuando invadió Francia .en 1914". Refiriéndose al discurso del Canciller, Dr. Chiriboga Villagóm ez pronunciado en la Asamblea General de las Naciones Unidas el jueves último, ·el Dr. Velasco !barra afirmó: "Todo el mundo sabe de la absoluta inf.er.ioridad militar del Ecuador frente al Perú en 1941. Los publicistas peruanos no teniendo otra cosa que decir, se permit·2n juzgar las intenciones del Ministr•J d·e Relaciones Exteriores del Ecuador, pero lo que a todos nos consta y consta al Continente es el vigor y la fuerza, la lógica y la claridad conque el Ministro de Relaciones Ex teriO'.res ha probado no sólo la nulidad jurídica del Protocolo de Río de Janeiro, sino que en la práctica de la vida jurídica americana el protocolo no ha sido ni de paz, ni de amistad, ni de límites". (Declaraciones a los period'istas el 19 de octubre de 1960) .


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lb=,,,=====----==-:-~~ Ser1or Doctor Don José Ricardo Chiriboga 'Villagómez .'.M tritísimo Canciller dt la República



El Canciller de la Repúbl ica proclama ante las Naciones Un idas los derechos territo riales de l Ecuador en la Hoya A m azónica

y la nulidad del Protocolo de Río de Janeiro (Fragmento del gran discurso pronunciado ante las N aciones Unidas) . Se comienza y.a a h acer justicia dentro de las fronteras, porque esta justicia interna tiene reflejos obligados en la justicia internacional; pero yo me pregunto ¿para qué todo esto de la justicia interna? ¿De qué serviría la justicia interna, en la que se afanan todos nuestros pueblos, si se mantuvieran intactas, si se mantuv.ieran incólumes, si se mantuvieran intangibles las famosas i•n 1usticias internacionales? Hablar de justicia, en definitiva, es hablar de la causa suprema de la solidarjdad entre naciones. Y ya que he mencionado la palabra solidaridad, permítaseme que, únicamente con el afán de fomentar la solidaridad regional tan apetecida por todos los pueblos, sólo en interés de Hustrar a la conciencia inter nacional, sólo en interés de contribuir al conocimiento de los problemas que perjudican la paz general, utilice este tiempo para hacer desde aquí, desde este forum. mundial, un recuento breve, circunstanciadlQ, sereno, tra nquilo, de U!n problema que angustia a un pueblo; de un pr oblema que compromete el futuro de un pueblo; de un problema que tiene que h er ir la sensibilidad jurídica del mundo, de un pueblo que considera que la hora de la fuerza, la h ora de la amenaza, la hora de la coacción ha pasado, y ha pasado irremisiblemente en el mundo para dar paso a otra fuerza mucho más permanente y mucho más tangible: la fuerza d.e l.a conciliación, la fuerza de la equidad, de la armon ía constructiva y de la cooperación recíproca. Esta América, de la que tanto nos enorgullecemos, está edWcada juríd·i camente sobre principios inconmovibles, sobre principios inconmovibles que constituyen el orgullo de los pueblos civilizados. En esta América tenemos doctrinas y tesis que luego han sido absorbidas, incorporadas en el seno de las N aciones Unidas y de cuantas organizaciones jurídicas se han establecido en el mundo . La agresión no da derechos. L a agresión debe ser rechazada. Las guerras de conquista

no dan justificación alguna para adquisiciones territoriales. Estos son los principios básicos sobre los cuales está construído el edificio del interamericanismo . N esotros decirnos una y otra vez en nuestras cartas y documentos: los problemas internacionales tienen que resolverse a base de negociaciones, a base de soluciones pacíficas y jurídicas. Y en medio de todo este €dificio, de estas columnas inmensas de jurisprudencia que están constando en cartas y en conferencias, en medio de todo un archivo riquísimo de declaraciones, nos encontramos, en América, con que hay un problema que está hiriendo la sensibilidad! de un pueblo, que ·está atacando el futuro de un pueblo y que está socavando el panamericanismo. Y aquí permitidme referir y r ecitar una frase de ayer, una frase que escuché con gran ::im patía y con gran entusiasmo. Decía el fut uro Presidente del Uruguay : "En este Continente la agresión contra un país es agresión contra todos los demás Estados que forman la comunidad inter nacional". Y a base de esta misma tesis, yo diría que la injusticia contra un país, que el menoscabo de los derechos y gar antías fundamentales que son atributo de la soberanía de ·u n país, ese menoscabo y esa injusticia ya no son contra un país, son contra todo un Continente. Permitidme entrar en materia y hacer en este momento una profesión clara d-e fe : Alguien ha dicho que no se deben mencionar los p rob1emas internacionales en las sulas de sesiones de una Asamblea de las Naciones Unic,as, porque no hemos venido a perturbar la tranquilidad de la conciencia internacional. Se ha dicho que es mejor que los problemas permanezcan gu ardados y permanezcan acallados; pero la diplomacia moderna del Ecuador, la diplomacia moderna que cree que estas Asambleas son precisamente los forums para que e l m undo conozca las realidades, cree que los problemas deben ser exhibidos y expuestos sin pasión, con verticalidad, con mesura, pero con todo realismo también, y porque creo que tengo e l mismo derecho que los demás r epresentantes de otros países a ex-


6poner aquí las angustias, las aspiraciones y los dolores de un pueblo, yo v·engo también a contar mi dolor, pero no vengo a contar mi dolor en forma lloriqueanue. Se ha d icho que la justicia no se pide de rodillas. Yo no v·zngo a contar mi dolor para esperar algo concr-zto, definitivo, de la Asamblea, no; vengo a informar a la opinión internaciona1; vengo simplemente a ilustrar la conciencia pública; vengo a cumplir con un deber elemental como Miembro de esta Asamblea. En 1829 se firmaba un Tratado, un Tratado qu-e establecía de manera definitiva, clara y categórica, la frontera entre mi país y el vecino país del sur , el Perú. Este Tratado sol emne, fruto de la m agnanimidad del Mariscal d·e Ayacucho, daba por primera vez acceso al Amazonas al vecin o país d•el sur, el P erú. Y este Tr~tado solemne y p~rfecto vino a resolver definitivamente la vieja cuestión fronteriza entre las dos naciones. D esd-e 1829 hasta la f echa, no os voy a cansar contando todo el conjunto de tentativas que s-e han hecho para tratar de resolver el problema. ¿Qué problema? El d·e que e l vecino país del sur se saltó sobre el Amazonas, se pasó sobre el T ratado y continuó subiendo e n la sección amazónica del Ecuador. Todas las tentativas, todas las negociaciones t endi·ent es a poner una solución de concordia a este problema surgido con posterioridad al Tratado de 1829, fracasaron. Y aquí nos encontramos que en 1938, en la hermosa y moderna ciudad de L ima se r eunia América, y se reune América para decir esto: "Los pueblos d-e América han alcanzado la unidad espiritual d ebido a la similitud de instituciones republicanas, a su inquebrantable anhelo de paz, a sus profundos sentimientos de humanidad y tolerancia y a su adhesión absoluta a los principios de der·echo internacional de la igualdad y soberanía de lios Estados". Luego se agrega en el capítulo de resoluciones: "Estos pueblos reiteran, como principio fundamental d·el derecho público d:e América, que no tendrán validez, ni producirán efecto s jurídicos la ocupación ni la adquisición d.e territorios, ni ninguna -0tra modificación o arreglo territorial o de fronteras, mediante la conquista p or la :fuerza, o que no sean obtenidos p or m edios pacíficos". El compromiso del no reconocimiento de las situaciones derivadas de los h echos antes mencionados, constituye un deber que no puede ser eludido ni unilateral n i colectivamente". América dice, en 1938, que es ·un deber no r<~conocer los resultados de la adquisición de territorios por medio de la fuerza. Y para sorpresa nuestra, a los tres años de 1938, cuando -el mundo se sacudía por la agresión de P-earl Harbor, cuando t odos nos apresurábamos a ayudar a nuestro h ermano

EL LlBERTADOR de Estados Unidos para la defensa de la democracia contra poderes totalitarios, ese país pequeño y pacífico que se llama Ecuador fue agredido, ocupado, invadido, sus cíudades d·estruídas, parte de su territorio desolado, y ¿por qué? Por el pecado de ser pacífico, por el pecado de creer en el derecho, por el pecado de juzgar que los problem as internacionales, sobre todo entre hermanos, se deben resolver por procedimientos pacíficos y t ranquilos, y nunca aprovechando el Pearl Harbor contra América; -es decir un P earl Harbor contra el panamericanismo, como fue la ocupación de los territorios ecuatorianos. El mundo no conoce estos detalles, y es necesario que los conozca porque no calumnio, porque están respaldados por hechos, porque aquí en los periódicos die Estados Unidos, en .eL New Y ork Times hay ediciones - y oe las puedo mostrar - donde consta la inva:;ión y ocupación peruana realizada ·=n 1941. Era claro, debemos confesar, que la fuerza peruana estaba bien armada, debidamente preparada y organizada, y los ecuatorianos, que no estábamos soñando en la guerra, sino que estábamos pensando en la paz, fuimos derrotados. No estábamos en guerrea, no teníamos el ánimo d·e pelea y, hay que declarar qLLe los soldados peruanos ocu paron varias provincias de mi país y pusieron en peligro la ·exist-encia misma d.e la nacionalida d con el b loqueo de todos los puertos de mi país. Esto ocurría en 1941, después de todo un legajo de declaraciones negando el uso de la fuerza, rechazando la agr·esión y todas las consecuencias derivadas de la agr·esión. Sobre esa base, .con el territorio ecuatoriano ocupado, m i país que no había declarado la gu·erra, país que no había provocado una guerra, mi país que había confiad.o fundam-entalmente e n los elementos jurídicos que constituyen la base d·e la organización civilizada del mundo; mi país, repito, con sus territorios ocupados y ciudades destruídas, fue forzado a firmar un protocolo, el famoso Protocolo d·~ Paz, Amistad y Límites del año 1942, y en ese mismo Protocolo, con gran d esparpajo se dice que las fuerzas peruanas abandonarán mi territorio sólo después de 15 días p ara demostrar y p ara dejar consigna ante la historia de que el Ecuador no firmó el Protocolo con su consentimi·ento y que fue obligado a firmar cuando el puñal estaba desgarrando nuestro corazón nacional. Y ahora t enemÓs que enfrentarnos a una situación de un protocolo nacido en condiciones de fuerza, por la coacción, por la violencia, protocolo que priva a mi país de casi la mitad de su territorio. Es un protocolo que a mi país le quita 200.000 kilómetros cuadrados de territorio y, lo que es más grave, al


EL LIBERTADOR país que descubrió el Amazonas, al país que tiene su sangre en el Amazonas, sangre de colonizador.es, sangre de descubridores ; a e se país se lo arrojó a las alturas de la cordillera, sin da rle acceso alguno al Amazonas. En est as condiciones, este país viene aquí a contar su h istoria y viene a contar su historia de que el Protocolo de Paz, Amistad y Límites, no ha sido protocolo de paz, ni de amistad, ni de límites; y no h a sido protocolo de paz, porque no es protocolo de paz, cuando es protocolo de injusticia. Ya decía S ánchez de Bust am an te : Sólo la justicia produce paz verd-adera. Las injusticias crean siem pr·e la- paz transitoria, el r ecelo y la inseguridad. Amistad, ¿qué am istad pod ría existir ahora entre países que normalmente deberían ayudars·e fraternalmente porque ti.enen muchas cosas en común, países que podrían m a:·char unidos y lev.antar el progreso continental ? ¿Qué amistad puede haber cuando está sangrante la injusticia, que no ·es injusticia contra ·el Ecuador sino injusticia contra el panamericanismo y contra todos los dictados que constituyen la b ase de la Organización internacional? E se tratado de limites, no ha sido de límites, porque ese protocolo, cuando se trató de aplicarlo, pes.e a la protesta constante y d iaria del pUieblo e cuatoriano, resultó inej·ecutable y la frontera no ha podido ser demarcada en v arias secciones y e n extensiones bastant·e considerables. Por consiguient e, hoy, el Ecuador h a levantado el grito, proclamando ant-e el mundo, sin pedir permiso a nadie, porque el Ecuador es país libre e independiente y actúa de acuerdo con sus d·i ctados, con su conciencia y con las normas del d·er·echo interamericano que no puede respetar un protocolo nu1'o, que es fruto de la fuerza, de la orup ación, d.e la coacción, de la prEsión. Ahora, a ese Ecuador se le dice que estamos violando ·el orden jurídico internacional, porque dizque está atacando la santidad de los tratados. Dehe decir mi d elegación a ·esta Asamblea que la santidad de l•os tratados se d ebe aplicar a los tratados válidos, como e l T ra tado d·e 1829, pero no se puede aplicar el principio de la santidad de los trat ados a los qu·e han sido hechos sin consentim ien to y con violación de las normas fundam enta}es d el derecho y de la Carta de la Organización de los E stados Americanos. Mi país no podía continuar süenciando este problem a, y er a legítimo que, al hacer uso de la palabra y al exponer los problemas que conturban a la atención mundial, hiciera refer·e ncia concreta a e ste probl·ema, que está en el corazón de América. Fe lizmente, para suerte del panamericanismo, existe n cuatro países, Estados Unidos, Arg·entina, Brasil y Chile, que como guardia nes de la paz y como

-7 cumplidores de un debe r moral nacido de la Organización de Estados Americanos y de d·eber de países fraternales e imparciales, han tenido hasta este momento a su cargo la garantía de l famoso Protocolo de 1942. Esta es la oportunidad para demostrar públicamente nuestro reconocimiento, nuestra gratitud, a los países que han tomado a su cargo •esta tarea de la garantía pero no garantía a un país ni a un pap-el nulo sino garantía para e l mantenimiento de la paz, de la solidaridad y de la justicia internacionales. Cr·eemos fundad.amente los ecuatorianos que estos proble mas dehen r·esolverse primeramente dentro d·el ámbito regional, pero como som os a la par miembro de Naciones Unidas, ·e ra deh er exponerlo con toda claridad y con ooda sencillez. No he faltado a ningún dato histórico. No h e querido referirme a otros detalles constantes en la Carta de la Organ ización de los Est ados Amer icanos, porque habría sido simplem ente fatigar vue stra at·ención y herir vuestra na tural ilustración. El Ecuador, en definitiva, quiere decir al mundo: Por pacíficos y por confiados en la ley y en derecho - y seguiremos confiados en ella - fuimos invadidos, fuimos ocupados, fuim os destruídos ·en gr an parte de nuestro t erritorio. En esas condiciones, firmamos un Protocolo, un protocolo llamado d-e Paz, de Amistad y Límites, que no ha hecho la paz, ni podrá h acer la amistad y que no ha podido fijar }os lím ites; un protocolo que solam~mte constituye una herida h onda y palpitante en el cor azó n de l pueblo ecuatoriano; un protoC·olo que e s la n·egación d·el panamericanismo. Y aquí es América la que está comprometida. "Vamos .a ver" - dirá la Organización mundial - " qué h ace el panamericanismo fre n te a un caso como e l que ha sido denunciado hoy e n la Orga nización de Naciones Unidas". P osteriormen t•e, mi país, de acuerdo con las circunstanctas, t-0mará los pasos j urídicos cor respondi·entes. P or hoy m~ país se ha limi tado a proclamar la nulidad del P rotocolo, esperando y confiando que las fuerzas internacionales y la sensibilidad j.urídica de América y del mundo señalen un cauce justiciero para una solución de equidad y de concordia. Los p.uebl.os no perecen. Muchas veces pueden herirse los principios de justicia y ult r ajarse las cartas que se escriben. L os pueblos no perecen y, sobr·e todo, los pueblos que tienen fo en su destino. Mi país, no obstant e las injusticias de que ha sido víctima, fr.á .adelante, llevando el pab ellón de l.a justicia y buscando la conciliación. No odios, no veng.anzas, no revanchas. Mi país no predica sino la conciliación, la


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La SOCIEDAD BOLIVARIANA DEL ECUADOR, que desde su constitución en 1926 ha permanecido fiel a sus principios funda dos sobr·e las ideas y enseñanzas del Libertador, se dirige a sus compatriotas en estos momentos sombríos de la vida internacional americana, con w1a incitación a la unidad en el pensamiento, la voluntad y la acción, jurada ante el símbolo de la bandera gloriosa con que se C<Jbija la Patria. Uno de los principios que la Sociedad Bolivariana ha defendido con tesón es el de cimentar las relaciones fraternas entre las Repúblicas latinoamericanas sobr.e los postulados tlel derecho y la ju sticia interamericanos, y a partir de aquellos dilatar las ideas de acercamiento y acción c,omún hemisférica. El respeto mutuo de las soberanías, que en lo territorial se consolidó mediante el principio del Uti possidetis juris (poseed como poseíais) concebido por el L ibertador Bolívar, es el punto de partida d·e cualquier esfuerzo encaminado a obtener la unión y cordialidad perpetua de los países americanos. Las Diez Conferencias Interamericanas han desarrollado los pensami•entos del propio L ibertador, que iluminaron las deliberaciones del Congr.eso Anfictiónico de Panamá en 1826: igualdad jurídica de los E;;tados, sin distinción de potencial económico o bélico; arreglo d·e conflictos mediante comisiones de indacación, conciliación, etc., y por arbitraje, una v.ez agotados los demás procedimientos. ¡Jamás la guerra! ¡Desterrada por siempr~ la conquista de territorios! Las d·e claraciones del Excmo. Sr. Presidente Constitucional de la República del Ecuador, eximio estadista y bolivariano, Dr. José María V.elasco !barra, sobre Nulidad del Protocolo de Río de J aneiro, suscrito en el Brasil - 29 de Enero de 1942 -, declaraciones con las cuales ha proclamado su conformidad €1 Foder Legislativo, por representar, aquéllas y ésta, wrn interpr.et.ación exacta y profunda del sentimiento ecuatoriano, han alcanzado, como era de -esperarse, el respaldo total e irrestricto de nuestro pueblo libr.e y soberano. La suscripción del fatídico Protocolo y la aprobación, aparent·emente libre, del mismo

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e i.u{)a ba no;) por Jos Pod·eres del Estado que regían entonces al Ecuador, ob'edecieron, única y exclusivamente, a la presión de la fuerza adver saria det·entadora, que ocupaba terr itorio ecuatoriano indiscutido y lo ocupaba con furia de conquistador aún insatisfecho de sus sangrientas acciones premeditadas re n tod:os sus detalles; obedecieron, la suscripción y aprobación , principalmente a circunstancias y acontecimientos de carácter extracontinenbl y consecuencias mundia]es, que imponían C;)mo necesidad absoluta, d buen entendimiento interamericano, el apaciguamiento de totb conflicto.

El mundo sabe cómo el Ecuador, "la Polonia de América", se vió atacada sorpresivarnJente, por un pod eroso ej ército peruano, en 1941, y cómo fueron sacrificadas las débil-es pero heroicas líneas de seguridad· fronter!zas ecuatorianas. Nuestro país, seguro d·e la fue rza del derecho y la inviolabilidad de los principios, pacifista por naturaleza, estaba dlesarmado, como siempre. Ecuador, hoy como ayer, se enorgullece con la posesión d•e una fuerza: la confianza que en su espíritu han despetado los múltiples instrumentos jurídicos !elaborados en las Diez sucesivas Conferencias Interamericanas, y en la reiterada proscripción de la guerra de conquista, que ha sido e l motivo obligado de todas. El DICTADO de Itamarati, que pretendió titulars.e "Protocolo de Paz, Amistad y Límites'', se formuló con vicio de origen que no le permite incorporarse - cuestión de lógica elemental, por haber sido impuesto a nuestros Representantes cuando estaban ocupadas nuestras Provincias de frontera - como instrumento válido según el Derecho Internacional Americano. Desde entonces - 1942 -, la inconformidad d-el pueblo ecuatoriano frente a ese fatídico Protocolo, no ha cesado un instante. Por fin, gracias al elevado pensamiento americanista, al patriotismo indiscutib.l e y objetivo y a la h onda conciencia bolivariana y cívica, del Sr. Presidente de la República, de su Canciller y del H. Cong1ieso Nacional, ha sonado la hora d·e que se clarifique nuestra situación, se revalúen los antecedentes dei Protocolo y se declar€ la NULIDAD die aquel


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dictado impuesto contra las normas jurídicas fundamentales que imperan en el Nuevo Mundo y conce den sentido a la Organización Interamericana y solidez al Sistema. El Gobierno dlel P.erú manifiesta su inconform idad con la posición -ecuatoriana, d-e rechazo a la injusticia. P.ero la hora de América es distinta a la de 1942: hay una nueva conciencia americana y, si se quiere, una nueva conciencia mundial. Ante la conciencia jurídica internacional dle hoy, no sólo pueden s·er declarados nulos los Protocolos, sino aun los Tratados, si existen vicios de or igen e infracciones a Jos principios d-e convivencia pacífica y respeto a la soberanía, que rigen las relaciones entrie nuestros prneblos. "El P·erú dice que es un esclavo del cumplimiento de los Tratados", comenta el Excelentísimo Sr. Presi:dente del Ecuador, "pero - añade - no lo fue de1·Tratado de Guayaquil de 1829. Tampoco lo fue - agrega - del Tratado suscrüo d-espu.és de la guerra con Chile". Quie n fue Priesidente y Dictador del Perú por varios años, don Germ:án Leguía, propuso la nulidad del Tratado de Ancón, aconsejada por los asesores de aquel Mandatario. "Perú luchó incesan t-emente - dice el Excmo. Dr. José María Velasco Ibarra, Iiefrriéndose a .este Tartado suscrito con Chfl.e, después de la derrota peruana en 1879 -, tenazmente, porfiadamente, por obtener su revisión, y de he-

cho obtuvo qwe Chile, por espíritu de equidad panamePicana, acceda a un arreglo en aras de la tranqwilidad del Continente". "Es absurdo y necio negarle al Ecuador - concluye el Presidente ecuat·oriano - los mismos derechos d!2 que ha hecho uso ·el P.erú cuando ha creído comprometidos sus interes·es". Frente a esta situación de der.echo, la Sociedad Bolivariana del Ecuador confía plenamente en que sus compatriotas rodearemos al Gobierno Nacional, no para provocar un casus belli con la Nación del Sur, que nad.ie lo desea; pero sí para obtener, dentro de las esf.eras del D erecho Americano y la comprensión internacional, que se haga justicia a Ecuador, y se le vuelva a su condominio am a· zónico fundado en la posesión que la hazaña del Descubrimiento, la evangelización, el vivir de la Colonia, las Cédulas con que se creó la Gran Colombia y las reconocidas para la constitución de· la actual República del Ecuador, f.u.ndamicntan y amparan. No en vano fueron nuestros antecesores quienes descubrieron el Gran Río llamado durante cuatro centurias, San Francisco de Quito, refiriéndose la Amazonas, y no sin razón nuestros ante pasados fueron civ.i1izadores pioneros de aquellas regrones. ¡América se encontrará a sí misma en tanto consagre la justicia que ampara al Ecuador!

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LA SOCIEDAD BOLIVARIANA DEL ECUADOR

CONSIDERANDO: Que uno de sus más nobles y firmes propósitos ha sido el de mantener vivo en la conciencia cívica nacional, el desconocimiento del Protocolo de Río de Janeiro, de 29 de enero de 1942, impuesto al Ecuador bajo ocupación milita!r 5Qrpresiva y presión de poderosa fuerza; Que mediante el DICTADO en mención, al Ecuador le fueron mutiladas enormes zonas de su patrimonio territ!o'.rial y se le privó de acooso directo al Amazonas, el Gran Río descubierto pdr quiteños; Que el Excmo. señor P.residente Constitucfonal de la República, doctor don José María Velasco Iban-a, c~n intuición honda e inter¡ttetación cabal de los sentimientos nacionales, y en cumplimiento de un ineludible debeir patriótico, ha hecho público el rechazo del Pueblo y del Gobierno ecuatorianos al Protocolo de Río de Janeiro, teniendo en cuenta antecedentes geiográficos, históricos y jurídicos it1renunciables y la necesidad de prever el futuro de la República; Que en la n:oche, ya histórica, del 15 de los OO!l'trientes, luego de la brillante y bien fundada exposición del Canciller de la República, doctor José Ricardo Chi.riboga Villagómez, en el seno del Congreso Nac~nal, éste ratificó, solemne y unánimemente, la nulidad palmaria de aquel Protocolo, nominado con· sarcástica adjetivación: "de Paz, Amistad y Límites",

ACUERDA:

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SOLIDARIZARSE con la política internacional del Gobierno Ecuatoriano frente al Perú en el vital p1r-0blema limítrofe; y REQUERIR y ESTIMULAR al Pueblo ecuatoriano para que siga manteniendo su patriótica adhesión a este sagrado propósito que ha sido encuadrado, como no podía ser de otra manera, en un plano de procedimientos pacíficos y jurídicos que habrá de traer al país la verdadeira justicia inte.rame¡ricana base de la convivencia efectiva entre los pueblos de este Continente. Dado en la Sala de Próceres de la Sociedad Boliva'riana del Ecuador, a 16 de septiembre de 1960. Dr. Benjamín Terán Varea, Presid'ente .

Juan Pablo Muñoz Sanz, Secrt!tario General.

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La Sociedad Bolivariana visita al Ex·c mo . Sr . Dr . José María Velasco Ibarra en su carácter ele uno de los funda dores ele la Institución al asumJr

la Presidencia de Ja República en su Cuarta Administración .


PRIMER PREMIO "Rector de la Universidad Central" DR. BERNAN CALISTO Socio bolivaria no .

SINTESIS J URIDICA DE NUESTRO PROBLEMA LIMITROFE

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Or igen de la dispu ta: Se inició el 20 de junio de 1822 con la d emanda de Bolívar contra las pretensiones del P erú sobre territorios de Mainas y Qu ijos. Posteriorm ente vin ieron las pre tensiones peruanas sobre J aén y Tumbes. Hechos no controvertidos. Que los t·2rrenos disputados perteneoi-eron originariamente a la Audi·encia y Presidencia de Quito (1563).

Que estos siguieron efe hecho y de derech o dentro de los límites de la Audie ncia de Quito en los siglos XVII y XVIII. Argumentos del Ecu ador: 1). Los territorios disputados pertenecieron originariam:ente a la Audiencia y Presidencia de Quito. La Ind·ependencia sanciona y reconoce el título colonial. 2). PRINCIPIO DEL UTI POSSIDETIS JURIS, que se ha constituído .en norma del Derecho Internacional Americano señalando el año de 1810. 3). TRATADO DE GUAYAQUIL, 22 de septiembre de 1829, y su instrumento de ejecución ·el Protocolo P edemonte-Mosquera, ' 1830.

(E1' P erú reconoc·e que su frontera norte ·era la misma que la separó de la Audiencia y Preside ncia de Quito en el siglo XVIII). Al d!solverse la Gran Colombia, el Ecuador le sucede en sus derechos territoriales; es heredero jurídico de ·este Tratado efoctuado por Colombia. Argumentos del Perú: 1). C'é dula Real de 1802. El P erú sostien e que implicó segregación territorial pero se ha dem ostrado claramente qu·e no fue sino una S·e gregación parcial de la j ur·isdicción eclesiástica y militar. Además, hay que notar qu.e esta Cédula no se refiere n i a Tumbes ni a J aén. 2). L a posesión. Respecto de Tumbes y •Jaén no alega título jurídico alguno sino la

m era posesión. E n el D erecho Internacional Americano se ha quitado todo valor jurídico a la posesión, pues ni un siglo de posesión injusta equivale a un día de derecho. 3). L a Auto-determinación d·e }os pueblos: dice el Perú que Mainas y J aén declararon su voluntad1 de ser peruanos en 1821. P ero esta argumentación carece de valor porque: a) Si .estas provincias perten ecían al P erú no necesitaban agr egarse por auto-det 2rm inación; y, . b) Si no pertenecían al Perú, tampoco pod ían agregársele, ya que siendo e n tidades ·e mbrionarias, casi e n su totalidad salvajes y desiertas, y form ando par te de una entidad mayor bien definida, carecían por sí solas de facultad de decisión soberana para disgregarla y unirse a otro Estado, en violación además, del Uti Possidetis americano .

Para qué fuimos a Río de J aneiro Si bien es verdad que nUiestros desastres internacionales S€ han debido tanto a la rapacidad del Perú como a la desorganización, indisciplina y descuid o ecuatorianos, no podemos por m enos de V·er el objeto d,e nuestra asistencia a Río de J aneiro con motiv o de la III R eunión Con sultiva de Canciller.es Americanos en 1942. Hay qu·e anotar que la Junta Consultiva de Relaciones Exteriores del Ecuador resolvió que nuestra Delegación viajara a Río, para formular una "protesta viril, airada, vehem ente", según expresó el Dr. J osé Ricardo Chiriboga V illagómez y según maajfestó e l doctor Rafael Alvarado: "hoy, es n ecesario hacer conocer a todos, cuál h a de ser la actitud del Ecuador: de respeto a los mediadores, pero también de defensa enérgica y viril d·e su. der-echo . "Que se sepa por fin, que el Ecuador está


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dispuesto a hacer la max1ma protesta. El país lo exige. Que se llegue, INCLUSIVE, AL ESCANDALO, ESA SERIA LA ACTITUD QUE JUSTIFICARIA LA PRESENCIA DEL ECUADOR EN RIO. "El máximo sacrificio ecuatoriano es concurrir a la C'Onf.erencia. Esta e s su cooperación a la defonsa y a la solidaridad del Continente. Va a compal'ecer en duro trance. Por lo mismo, que guíe sus pasos hacia la reivindicación de sus derechos y de su h onra mancillada por el agresor". La D elegación ecuatoriana e n Río consideró improcedente tratar d·e un arreglo definitivo porque el Perú estaba ocupando ter ritori:os no disputados. Con este motivo el Canciller Aranha amenazó con retirarse de la mediación. Con todo, se acordó que se trataría el problema ecuatoriano-peruano en la Sesión Plenaria que debía nevarse a cabo el 28 de enero a las 5 p. m. Ante la sorpr·esa de nuestra Delegación se suprimió repentinamente la Sesión Ple naria. Consideramos que debía presentarse nuestro problema por lo menos en la sol-emne Sesión d e Clausura; pero, desgraciadamente, nuestro Canciller tuvo un m omento de debilidad y die.e: la D elegación ecuatoriana no se atr evió a presentar el proble ma en la Sesión de Clausura, "porque habríamos prnvocado un incendio al cual hubiera seguido nuestro descrédito definit ivo. Muchos Delegados no querían ni oír nada relativo al proble ma ecuatoriano-peruano, el más americano de los qu·e podrían presentarse a la C'Onfere ncia". Y en el momento de la fürma el doctor Tobar Donoso explica así el que se le hay a censurado p or no haber recalcado enérgicamente que el pacto se verificaba bajo el efecto de la fuerza, estando el suelo patrio O'cupado aún por las armas enemigas: "si hubiera declarado con acritud que el Tratado era fruto d e la violencia no habría hecho otra cosa que herir abi-ertamente al Perú y a los mediadores, reducir el valor americano del acto, privar a la Patria die la glorJa de un sacrifici'O por el b~en d el Continente, al que éste se v erá obligado a responder a su deb ido tiempo y en la medida necesaria".

No se le pue de acusar al doctor Tobar Donoso como único responsable de nuestro desastre e n el año 1942 ya que concurrieron otras circunstancias ajenas a su voluntad, como eran el triunfo de las arm as peruanas y la debilidad ecuatoriana. Pe ro sí tenemos que recriminarle que no presentó valiente y ai-

EL LIBERTADOR rosamente nuestro problema durante las sesiones de los Cancilleres americanos en la III Reunión Consultiva, sino que, se de jó engañar por la astucia peruana y firmó el Protocolo en un salón de baile del palacio de Itamarati, sin que se pudies·e conocer oficialmente que en .el mundo había un problema americano, un caso de ataque iinterrontine ntal que se r ealizó aún antes de aqu-el traidor ataque dtel J apón a los Estados Unidos.

Deb emos también prot.zstar porque el Protocolo fue denominado de "Paz, Amistad : Límites", ya que con motiv o de la guierra d ebía h ab erse fir mado un "armistici'0 11 o un "cese de fu-ego" y no hubo previa declaración d-e guerra. No fu,e Protocolo de Paz por las razones antedichas. No fue d-e Amistad, porque d-e ello no surgió ningún vigorizarni-ento de los nexos de dos países h ermanos, o que debían ser hermanos, sino un rencor profundo por una ofensa hecha de un hermano a otro. No de Límites porque como ya lo veremos luego r esulta en algunos lugares de los puntos a que se r·e Here la línea del Art. VIII del Protocolo, totalmente in-ej·ecutable. T engo también que h acer notar que el Protocolo no es practicable por el contexto del Art. VI que dice: "El Ecuador gozará, para la n avegación en el Amazonas y sus afluentes septentrionales, de las mismas concesione s de que gozan el Brasil y Colombia, más aquellas que fueren conv-enidas en un tratado de comercio y n avegación destinado a facilitar la n avegación libre y gratuita en los referidos ríos". Del estudio de est-e Artículo podemos ver, comparando con la realidad geográfica, que hay una tremenda contradicción puesto que t-en emos navegación en ·e l Amazonas y sin embar go, no hay forma de llegar a él puesto que en ningún punto el Ecuador tiene acce'so al Amazonas, y lo que es m ás, la pretendida línea d•emarcatoria llega justamente hasta los límit.es e n que los afluen tes septentri'O nal-es del Amazonas son navegables; de tal manera que no ha r-€sultado sino u.na burla m ás para el Ecuador el conceder la navegación teniendo que pedir permiso a las autor idade s peruanas para poder llegar a nuestro "Río de Quito".

En cuanto a su solemnidad tenemos el siguient·e documento que nos ha llenado de sorpresa por la forma en que indica cómo se

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EL LIBERTADOR ha U.evado a cabo la firma misma del Protocolo. El Diario "El T.elégrafo" de Guayaquil, de fecha 29 de enero de este año, nos dice lo siguiente con motivo del falleoimient'O doel CanciUer Oswaldo Aranha: ". . . Dieciocho años atrás, a las dos de la madrugada de un día como hoy, ~l doctor Oswaldo Aranha, Ministro de Relaciones Exterio~es d el Brasil, presenciaba cómo se suscribía a sus instancias y presión, y siguiendo el traz.o c:Le una lín:ea fronteriza suge Dida por él, el infame Protocolo que r isib1emente se denomina de Paz, Amistad y Límites, entre e l Ecuador y el P erú, a cuya firma se llegó cuando el doctor Aranha, haciéndose vocero de una amenaza incompatib1e con el derecho, la justicia y la civilización, decía a los representantes ecuatorianos que no firmar, equivalía a d·ejar abiertas las puertas para que e l Perú se apoderara inmediatamente de Guayaquil. El suceso se registraba en el gran salón de baüe del Palacio de Itamaraty, donde quedó escrita una de las páginas más abominables de la h istoria americana. El Ecuador, víctima de una agresión injustificada, objeto de los apetitos expansionistas del imperialismo peru.ano, fue sacrificado allí, con la complicidad de países amigos y hermanos, que pospusieron lo; derechos y la justicia que asistía a una naoion pequeña, para ofrecer, en el plano universal, un prete ndido frente único contra las naciones que constituían el Eje Berlín-Tokio-Roma. - Pero, además, de la confabulación, internacional, y del ultraj e a1 derecho, y de la burla a los convenios solemnes que reglan la vida continental en materia de recursos legítimos capaces de solucionar las disputas internacionales, hubo allí, quizás, la intervención de otras causas, infinitamente minúsculas y sucias que acaso contribuyeron a hace r más clamorosa e innoble la maniobra consumada en Río de Janeiro".- En América entera se conocía que el Dr. Oswaldo Aranha, poderoso Abogado brasilero, contaba entre sus cliente a la Standard O.il Company, que, para los efectos de la explotación petrolífera, h abía concertado u n Modus Vivendi con su competidora, La Sh elL Oil Company, relativo a las proporciones de suelo americano en que cada una de esas compañías operaba. -Quizás sea fruto de pura coincidencia, pero la línea de marcatoria que sugirió Aranha, coincidía con la de ese Modus Viven c:LL- Ahora, el abogadodiplomático ha descenclido a la tumba. Cuando, en fundones de Min~gtro de Relaciones Exteriores del Presidente Getulio Vargas presidía la Conferencia de P etrópolis, al cabo de la cual se suscribió el Protocolo de Río de J aneir o, Aranha, que triunfaba con eL Pe-

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rú al obtener que se signara ese instrumento, recomendó a nuestra Delegación volver al país tranquilamente, ponerse a trabajar y e mpeñarse porque el Ecuador lograra un c,l·í~ . .. ¡ser país!-Esas cosas no se olvidan". El Perú lamentó la muerte del Ex-Ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, doctor Oswaldo Aranha, en estos términos extractad os del Diario Oficial "El Peruano", de 31 d·e enero de 1960: " . .. El Senador P eña Prado calificó la labor internaciona1ista al servicio de la paz del ex-Canciller Aranha, como egregia y múltiple, y puso énfasis al €Xpresar que sobre todo ha sido U!l1 gran amigo d·el P-erú, y que el país y .el Senado conocían su brillante gest ión cuando se vió -el Proto·colo d e Rfo de Janeiro, el 29 de enero de 1942 ... " " ... El Perú, particularmente, si<mte como propia esta pérdida ya qu~ fue gracias a su equitativa .intervención, que el Protocolo· de Río de J aneiro de 1942, adquirió las condiciones de inconm'Dvible, pues e l Canciller Aranha se preocupó, imbuído por su profundo sentido de justicia, que el mencionado Tratado s-eñalara meticulosamente nuestra línea fronteriza con el Ecuador, y se garantizara su ejecución y cumplimiento. De allí que el Protocolo de R ío de J aneiro sea conocido, también, con el nombre de "Fórmula Aranha" . .. NULIDAD DEL PROTOCOLO DE RIO Al estudiar el Protocolo de Río de J aneiro ten·emos que hacer un examen de Los ant-ecedentes y circunstancias que desembocaron finalm ente ·en I.a firma de dicho Protocolo. Como este -es un estudio jurídico que se trata d e hacerlo al alcance de las grandes masas ecuatorian as para que tengan tl'Ila v is.ión suscinta y sintética del problema vamos a dividirlo e n varias fases. Requisitos para la validez de los Tratados Los Tratados para su validez deben cumplir ciertos requisitos de fondo y de forma. Requisitos de fondo: a) Capacidad de las partes contratantes; b) Libre consentimiento; c) Obje to lícito y posible; y, d) Causa lícita. Los vicios del consentimiento son: error, fuerza y dolo. Si un Tratado adolece de cualquiera de estos vicios, es nulo. Requisitos de forma: En primer lugar, que se lleve a cabo un documento escrito. Los requisitos son: a) Suscripción;


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b) Ratificación; y, c) Canje de ratificaciones.

Vamos a ver cómo se han cumplido estos principios -e n el Protocolo que nos ocupa. Con refer-encia a los requisitos de forma tenemos qu·e: a) La suscripción se la efectuó el 29 d·e en-ero de 1942; b) La ratificación se la Uevó a cabo el 28 de febrero de 1942; y, c) El canje de ratificacion·es s·e cumplió el 31 de marzo d-e 1942. Lueg.o, en lo que se refiere a la forma , el Protocolo ha cumplido con los requisitos exigidos En el Derecho Int·ernacinal. Examin2mos si se han llevado a cabo bs requisitos de fondo. a) Capacidad de las partes. Los representantes -de ambos país·es fueron invest ichs d-2 plenos poderes que se encontraron ·e n i:mena y debida forma para poder suscribir el Protocolo; b) Libre consentimiento. Tenemos que afirmar que el Protocolo, objeto de nuestro estudio, adolece de todos los vicios del cor.sentimiento como vamos a probarlo de inmediato. 1) .-Error.- Exitió el error de hecho. eegún planos aereofotogramétricos levnr.tados por la Fuerza A-érea de los Estados Unidos ·en 1947 se comprobó que no existía e: Divortiwn Aquarum entre el Zamora y Santiago, sino un sistema fluvial importante: el .Rfo Cenepa, de 190 kilómetros de largo. 1 Esto hace que el N9 1, letra B del art. Vlií, ée-1 Protocolo sea INEJECUTABLE. A este respecto, el Gobierno d.el E cuador ha inv!tado al del Perú en varias oportuni.da-des a qu-e compr.uebe en el terreno aquel1o que es v·erdad científica y pJr er..de, i>J.0bjc .. table. Ei P·erú se ha negado. El doctor Jesús Yépez, fam·.)so internoci.";-rialista colombiano dice: "Un princip 10 ir.concuso del Derecho Internacional aceptado por todos los Tratadistas y sancionado por todos los Tribunales de Arbitraje, mando. que cuando una ·cláusula eS>encial de un Tratado público es inej•ecutable, no sólo -es mala dicha cláusula, sino que -esta circunstancia vicia de nulidad el tratado mismo en su iiitegridad". 2)-Fuerza. Hubo coacción moral y material. Existió la ocupación militar de territo. rios no disputados (parte de la prov·i ncia de El Oro, L oja y sector oriental). Se amenazó con la ocupación d·e otros territorios. Se ejerció de hecho "pres:ón sobre el Ecuador". La prueba más palmaria de que hubo ocupación

EL LIBERTADOR está ·en -el Art. 11 del mismo Protocolo que dice: "El Gobi•erno del Perú retir ará, dentro d·el plazo de 15 días, a contar desde esta focha, sus fuerzas milit ares a la lín-e a que se halla descrita ·En el Art. VIII de -este Protocolo". El mismo Pre&id,ente P rado, en su mensaje a la Nación, die.e que: •es un t r iunfo de las armas p·eruanas. "La P rovidencia me ha deparado la gracia inmensa de que es·e juramento d·e honor que defiendimos valerosament·e en los campos de batalla haya sido mantenido con inalterable firmeza ·2n el documento ju.r ídico que ha puesto fin al conflicto". 3). - Dolo. Los mediador es o rd·enaron el cese de hostiliidades para el 26 d·e julio de 1941. En €sa oportunidad cUJmpl·e el Ecuador y no el Perú quien siguió ocupando territorios y sólo el 31 de julio ord·ena ·el cese de hostilidad-es no obstante lo cual sigue avanzando en agost,o ·e n cuyo mes t.2·nía ocupado más de 40.000 kilómetros cuadrados -en el Oriente. Otro caso de dolo. El docto r Tobar Donoso en su libro "La Invasión Peruana y -e l P rotocolo de Rí.o", dice: " ... luego se encontró que el tiexto mismo del Protocolo presentaba sustanciales cambios, hechos, s·egún parece, por funcionarios secundarios, sin anuencia nuestra ... " Consideraciones acerca de los principios de nulidad y revisión en los Tratados Internacionales. T·enemos que considerar 2 princ:p-ios reconricidos univ-ersalmente para la r-evisión d2 los Tratados: a) Rebus Sic Stantibus que dice que un Tratado puede derogarne o cambiarse s i cambian las circunstancias que lo determinaron. Es un concepto dinámico del Derecho Internaaional. b) Pacta Sunt Servanda que pr.oclama la inmovilidad de los Tratados. El Ecuador ha sido un fiel cumplidor de los Tratados y ha reconocido su intangibilidad, pero de los Tratados l·egalmente celebrados. A Este r·especto, Grocio: dice, "Si bien los T ratados d·e Paz son en principio obligatorios, nadie ·está obligado a cump:Jj r un Tratado por una amenaza justa o una violencia que atente a la fidelid:a d concertada". Est·e anuncio apoyan autores como Vattel y Reffter. El principio de la revisión s-e encuentr a sustentado ·en algunos documentos internacionales; aparte del acuerdo que pudiera existir -entre las partes: a) Pacto de la L iga de las Naciones, Art.


EL LIBERTADOR XIX, en que se establee>e la posibilidad de revisión de los tratados inter nacionales. b) .Carta de las Naciones Unidas Art. 14, que áice : " ... la Asamblea General podrá re comendar medidas para e1 arreglo pacüico de cualesquiera situaciones, sea cual f uere su origen ... " c) En la IX Conferencia Inter americana, 1948, Bogotá, la Delegación de México pide que no s·e a necesario el acuerdo entre las partes para obtener la r evisión. d) Spinosa dice que existe el principio de la r·evisión de los Tratados cuando éstos han irrogado una lesión grave a un interés vital, esto •es, al d-erecho a la vida de un Estado. ¿Cómo no va a ser interés vital si el Perú nos cercenó el Oriente, que tiene tanta riqueza y futuro? e) Cuando han cambiado las circunstancias. f) Según el magnífico logro, descon ocido por nu-estro pueblo, del doctor Antonio Parra Velasco que en la IX Conferencia Interamericana de Bogotá declaró : "Si se acepta que los Tratados sólo pueden ser revisados m ediante acUierdo e ntre las partes, se suprime toda posibilidad de solucionar por medios jurídicos y cordiales cualquier controversia qll'e pueda suscitarse con motivo de la existencia de u n Tratado. Los Tratados tienen dive rso origen. No siempre prjma la voluntad plena de los Estados firmantes y muchas veces, con el correr de l tiempo, las circunstancias Uegan a demostrar que son inaplrcables. Y, cuando tal cosa se produce, surge necesariamente el litigio. Si no se abre la puerta a una revisión jurídica, cordial y fraterna, no queda ningún camino para que las partes contiendan dentr.o de l D erecho". Al suscribirse el llamado Pacto d e Bogotá - Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, el doctor Antonio Parra V-elasco, hizo muy inteligentemente una Reserva al Art. VI q.ue decía así: "Tampoco podrán aplicarse dichos procedimientos (pacíficos) a los asuntos ya re:::ueltos por arreglo de las partes, o por laudo arbitral, o por sente ncia de un tribunal ,internacional, o que se hallen regidos por acuerdos o tratados en vigencia en la fecha de la celebración del pres-ente acto". La Reserva expresada decía de este mod o: "La D elegación del Ecuador al suscribirse este Pacto, hace reserva expresa del Art. VI y, además, de toda disposición que estén en pugna o no guarde armonía con los principios proclamados o las -estipulaciones contenidas en la Carta de las Naciones Unidas, o en la Car ta de Organización de los Estados

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Americanos, .o en la Constitución de la R·epública del Ecuador". Por esta valiosa actuación del doctor Parra Velasco, tenemos la posibilidad de efoctuar la re visión de este T ratado ya que por el pacto de Bogotá, se nos hubiera cerrado toda posibilidad a e llo.

En lo que dice relación a la Nulidad propiamente d icha, tenemos qu.e el írrito Protocolo de Río es nulo, de nulidad absoluta, porque no tuvo libr·e consentimiento, ya que es requisito esencialísimo el Libre consentimi·ento, de uno de los signatarios. Adolece pue s, de inexistencia legal, nulidad absoluta e ineje cutabilidad. Es nulo ig.ualment,e, porque viola gravem en te algunos principios fundamentale s del Derecho Internacional Americano obLigatorios para todas las nacio nes de l Continente. A .este respecto tenemos la Declaración de Lima de 1938: "No tendrán validez ni producirán •::!fectos jurídi'C os la ocupación ni la adquisición de territorios ni ninguna otra modificación o ·a rreglo territorial o d:e fro nteras mediante la ·conquista por la fuerza . . . " Y oon ref.erencia a la Nulidad, t.enemos valiosas opiniones de destacados Inte rnacionalistas : Dan iel Antokolet'z enuncia: "Un T ratado carece de fuerza obligatoria por su contenido si ~e opone a una norma deL Derecho Internacional posi.tivo o si es naturalmente imposible o esbá moralment e prohibido". Antonio Sánchez de Bustamante, dice: "El Dere cho Inte rnacional público debe reconocer como regla general que la violencia o la coacción ej·ercidas sobre el Estado para obligar lo para la aceptación de un convenio, vician y anulan e l consentimiento". Debemos recordar lo quie mencionaba Alejandro Alvarez: "La paz no de'be basarse en sentimi·entos de venganza sino evitar futuros gérmenes de gue r r a y facilitar el nuevo orden internacional". Ade más, tenemos que e xaminar lo que dice la Convención sobr·e Tratados suscrita en L a Habana en 1928, Art. XIV: "Los Tratados cesan d·e regir en los siguientes casos: a) Cumplida obligación estipulada; b) Transcurrido el plazo por el cual fue celebrado; e) Cumplida la condición r e solutoria; d) P or acuerdo entre fas partes; e) Con la renuncia de la parte a quien aprovecha e l Tratado de un mod·o exclusivo; f) Por la de nuncia total o parcial, cuando proceda; y, g) Cuando se torna ineje cutable. De lo que antecede, podemos deducir que


EL LIBERTADOR

18 lo que el Ecuador puede alegar y ha alegado, para defensa de su De recho, es a quel literal f), pues ha denunciado ya e1 Protocolo como Nulo, de Nulidad total, y el liter al g), por haberse tornado i1:ejecu table. En innumerables d·eclaraciones y documentos internacionales, encont ram os cómo r·e pudia América, :a adquisición de territorios hecha por la fuerza, puesto que la victoria no da derechos: E n la Prim era de las Conferencias I nt'2ram ericana celebrada en W ash ington en 1890, las R epúblicas d.e América hicieron esta Declaración: "El principio d·e conquista quedará ·eliminado del Derecho Público Am ericano. Las cesiones de territorio serán nulas si se h ubieren verificado baj-o la amenaza de la guerra o la presión de la fu·2 rza arm ada". E n la VII Conferencia (Mont·evideo 1933) tenemos: "Los Estados contratantes consagran en definitiva, como norma de su conducta, la obligación p recisa d e no r econocer las adquisiciones t-errit-0rial·2s o de ventajas espec!a1es que se r ealicen por la fuerza , ya sea qu e ésta conquista en el .uso de las arm as, en representacion·es diplomáticas conminatorias o e n cualqui·e r otro medio de coacción efectiva. El t-erritorio d:e los Estados ·e s inviolab1e y no puede ser objeto de ocupaciones m ilitares ni de otras m edidas de fuerza impuestas por otro Estado, ni directa ni indire ctamente, ni por motivo alguno, ni aun de manera temporal". Tratado "Saavedra L am as - Rfo de J aneiro 1933: " .. . Art. 2.-Declaran que entre las Altas P artes Contratantes las cuesti-0nes territoriales no deben resolv-erse por la violencia, y que no reconocerán arreglo territorial alguno que no sea obtenido por medios pacíficos, ni 1.a va1id1ez de la ocupación o adquisición de ter ritorios que sea lograda por la fuerza de las armas". Y, ¿qué podem os decir de este docum ento que fue expedido con motivo de la III fü~u­ nión de Consulta de los Cancilleres Ame ricanos, ·es decir, cuando por un lado, ·el ataque traicioner-0 del P erú al Ecuador se había realizado ·en ju lio de 1941 y el otr o ataque, el japonés, a los Estados Unidos e l 7 de d iciembre del mismo año. Coincidencia de ataques por la espalda. E n ·esa oportunidad, ilos país·es am ericanos reaccionaro n mediante esta vibrante protesta: "Considerando: Que el 7 de diciembre de 1941 las fuerzas armadas del Japón atacaron, sin previo aviso ni declaratoria d e guerra, determinadas posiciones de los Estados Unidos en el Océano Pacífico; "Que las circunstancias anotadas confieren a tales actos los caracteres de una agresión armada, en flagrante violación de todas las

norm as del D erecho Internacional que proscriben y repudian el ejercicio el e la fuerza como método de arreglo de l<>s conflictos internacional·es, y particularmente de las del D er echo I nternacional Americano; "Qu·e los diversos instru m entos suscritos por las Repúblicas Americanas ·en sus últimas conferencias y reuniones internacionales impon.en el irrestricto d.eber de solidaridad sus Gobiernos signatarios, par a la defensa de su soberanía, independencia e in·· t·egridad territmial; " Resuelven: D ejar constancia de que E:: Japón, al perpetuar Ja agresión armada contra los Estados Unidos de América, ha transgerido los principios y normas fundament ales del D er.e cho I nternacional; "Condenar d icha agN:sión y prot·::star por ·ella ante ·el mundo civilizado, haciendo ex1.'ensiva dicha condenación, y protestn a las potencias que se han asociado con el Japón". Desgraciadament·e, los país<:!s americanos olvidaron, quisieron olvidar qu·e en n uestro propio suelo, aquí en América Latina se habían roto esos principios de solidaridad americana tan d<ecantados en tantas Confere ncias I nteramericanas. En ese mismo enero, fecha de esta protesta, se firmaba la mutilación t·erritorial d el Ecuador, bajo la ocupación d·:: tropas peruanas. L uego, en la Carta de Bogotá de 1948, en la Declaración de San J osé ien 1960, &e proscriben la amenaza, el uso de la fuerza y se establece la obligación de resolV'er las controversias internacionales por los procedimientos pacíficos.

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Ultimamente, el Excmo. Sr. Presid·ente d~ la República, Dr. José María Velasco ! barra, acaba de declarar e n agosto de este año, que el Protocolo die R ío de J aneiro ·es Nulo. Cabe anotar qu,e es la primera vez que oficialmente nuestros poderes públicos e miten un juicio respecto al Protocolo. Y la única posición que está de acuerdo con el Derecho InternacionaiL Americano y qu·e sal-e en defensa de los sagrados derechos inialienabl·e s del Ecuador, es ésta declaratoria de Nulidad de dicho I nstrumento. Naturalmente, la misma posición tomó el señor Canciller d·e la R epública, Dr. José Ricardo Chiriboga Villagóm ez, que en la noche d el 11 de septiembre die oeste año, hizo una clara, sintética y valí.ente e xposición d e nuestro probl.ema limítrofe con nuestro ve-. cino del Sur. Es también altamente honrnso el ver como el H . Congreso Nacional, en p erf-ecta unidad de acto con el Podff Ejecutivo, también


EL LIBERT ADOR declaró de un modo solemne con f.echa 10 de septiembre del presente año que se solidarizaba ampliamente con la declaratoria de nulidad del Protocolo hecha por el Primer Magistrado y por unanimidad así lo declaraba, demostrando eil total repudio de toda la ciudadanía por medio de sus repregentantes, a dicho Documento.

- · 19 pero con firm eza mi Gobierno, es la rectificación de la fro ntera colombo-peruana yendo a la r·evisión del T ratado Salomón-Lozan o, tanto por impracticable como tamb ién por incumplinüento p or parte de Colombia". ¿Intangibilidad, de los Tratados? ¿Respecto irrestricto a ellos?

Con motivo de las patrióticas declaracioComo el señor Canciller de la República nes del dtQctor Velasco Ibarra, ·el Gobierno ha dicho en '1a gesión del Congreso que "Teperuano declaró la "Intangib ilidad" de los nem os que volver al T ratado d·e 1829: esa es Tratados; su respeto absoluto por ellos y ter- la solución de paz y de concordia", el 15 de mina -enunciand'O que ya no ·e xiste proble- septiembr.e, v.amos a hacer :una ¡-.elación susma alguno con el Ecuador. cinta de lo que constituye el mentado TraSólo quiero hacer notar que ·este país su- tado die 1829, que .es uno de 1-0s más fuertes reño, vecino nuestro, F INGE tener el más pilares de la defensa ·e cuatoriana. grande respeto por los T ratados InternacioEn 1822, el P·erú retenía indebidamente nales cuando éstos se han rea1lizado a mano Jaén y parte de Mainas y ~e permitió convoarmada y por traición, conviniendo así a sus car a elecciones de Diputados en Quijos y interes·es imperialistas. Pero nos pregunta- M::tinas. Igual cosa lo hizo en 1826. mos ¿tuvo el más mínimo respeto por el TraEl 1828 Colombia reitera nuevamente al tado de 1829, qu1e es:e sí, puso fin al diferen- Perú su reC'1amaC'ión para que l.e devuelva do limítrofe ecuatoriano peruano, tanto más Jaén y la parte meridional de Mainas, proque a pesar d e las armas colombianas fueron vincias que habían pertenecido a la Audientriunfadoras y bien podían haber h e cho r es- cia de Quito. El Ministro Villa., enviado por el Perú dipetar la Cédula R eal de 1563, quisieron ser magnánimas, como m agnánimo fue Sucre, el ce respecto de Jaén qt.Le el "der,echo es cuesvencedor de Lamar, como m agnánímo fu.e ti-onable" y para .explicar o d'efender la re el Libertador Bolívar qui·en qu•ería la paz en- t•ención de Mainas no encontró ni una sola tre todos los h ermanos americanos. De acuer- razón. En marzo de 1828 el Congr·eso del Perú do con este pensamiento, se le concedió al P erú la oritlla derecha del Amazonas o Río de dictó un decre'to de carácter bélico amenaQuito, y ganando ·en los campos d·e batalla, zando .a Colombia con: 11.a guerra. En julio, perdimos en el terreno, pues le concedimos e l Gobierno d e Colombia declara la guerra, Sucre fue encargado por Bolívar de la contodo Mainas m eridional. Soshene el Perú q u•e no cabe r.evisar los ducción de la batalla. Ya conocemos qu-e el 27 de febrero de 1829 Tratados, que son "intangibles", que "si·e mS L~cre derrotó a los peruanos y se firm a el pre" ltQs ha r.e spetado. Veamos qué ·es lo qLLe decía el Ex-Canciller Convenio de Girón. El 29 de septiembre de 1829 se firma el Trap eruano doctor Alberto Ulloa Sotomayor, en la coñferencia que sustentara e n la Univer- tado de Guayaquil. Por Colomb.ia, intervino sidad de Arequipa e l 9 de agosto de 1933, con don P edro Gual y por el P.erú, don José de relación al asunto de Leticia: "La v·erdade ra Larrea y Loredo. En este Tratado tenemos: el Art. V: a) Se tesis •es la de la inaplicabHidad: de los T ratados. Hay antecedentes a favor del Perú . r econocen los lím ites de ambas partes de anCuando se i~esolvió por arbitraje la cuestión tes de la Independencia , 1810. Se reconoce el de Bolivfa y Perú, Bolivia se r eveló contra estricto derecho de Colombia. b) Se ·esta.bJ..ece l.a posibilidad de q ue las el arbitraj·e que expidió el Presidente de la Argentina, cr·eando difícH situación. El Pe- partes pue dan introducir las variaci"Ones que rú aceptó razones de conveniencia interna- acordaren entr·e sí. cional y zanjó .el asunto revisando, no un c) Obligaóón de hacerse cesiones de pesimp1e tratado sino un .arbitraje, es decir queños territorios p ar a evitar disgustos. En •el Art. VI s·e nombra una comisión c·o muna sentencia inapelabl·e, fundándose en la puesta de dos individuos por ca.da República inaplicabilidad del laudo arbitral ... " Y qué, acerca de la comunicación enviada para que recorra, rectifique y fije la línea por el Canciller del Perú señor Manzanilla, divisoria. e n respuesta d e '1a nota del Gobierno NorD ebemos anotar que los dos miembros peteamericano con fecha 27 de enero de 1933 ruanos de la comisión no concurrieron a y que di ce: "Lo que sí desea serenamente Tumbes.


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El General Sucr·e propuso, y luego el Perú aceptó, que la línea fu,era Tumbes, Marañón. Queda.ndo únicamente en discusión si se seguía por el Huancabamba como era el des-ea colombiano, o por el Chinchipe, como qu·erí.a ·e l negociador peruano. Colombia sacrificaba en aras de la roncord!a la. partie meridional de Jaén y Mainas, a trueque de tener entre Colombia y el Perú el Amazonas, .e s decir, un 1Jímite natural como quería el mismo Bolívar. El •instrum ento de Ejecuciór.i de .este Tratado fwe el Protocolo Mosqur!ra-Pedemonte, firmado -en 1830, quedando rfefinitivamente la línea Tumhes-Marafrón, quedando a merced de Colombia e l aclarar si se seguiría por -e l Huancabamba o .el Chinchipe. Nuestro reclamo lo podemos llevar a la OEA, amparados .en el Art. 33 que dice: "LA CONFERENCIA INTERAMERICANA": "La C onfere ncia Int·er.americana es el órgano supr·emo de l a Organización die los Estados Americanos. Ella decide la acción y la política generales de la Organización, determina la estructura y funciones de sus órganos y tiene facultades para considerar cualquier asunto relat ivo a la convivencia de los Estados Americanos ... " D eb.emos aprovecha·r la oportunidad d-e llevarse a cabo •en Quito la XI Confe rencia Interamericana para presentar nuestro problema el más americano de todos. Oigamos esta proclama de Bolívar de 3 de julio de 1828: Ciudadanos y soldados: la perfidfa de l Gobi·erno d·el P erú h a pasado todos los límites y hollado todos los derechos de sus vecinos, de Bolivia y de Colombia. Después de mil U!ltraje s, sufridos con una paciencia heroica, nos hemos visto al fin obligados a repeler la inrjusl'ícia con la fuerza. "Las tropas peruanas se han introducido en el corazón de Bol1via, sin previa declaración de guerra y sin causa para ella. Tan <tbominabl0e conducta nos dice lo que debemos esperar de un Gobierno que no oonoce m las leyes de las Naciones ni las d•e la gratitud, ni siquiera el miramiento que se debe a pu12blos amigos y hermanos. Referidos el catálogo die los crímenes del Crt>bierno del P·2rú, sería demasiado, y vuestro sufrimiento no podría escucharlo sin un horrible gr~to de venganza; pero yo no qui.e ro excitar vuestra indignación ni avivar vuestras dolorosas heridas. Os convido solamente a alarmaros contra esos miserab1es que ya han violado el suelo de nuestra hija, y que int.en ~.ar: a ún profanar el' seno de la madre de héroes". "Armaos Colombianos del Sur. Volad a

EL LIBERTADOR las fronteras d€•l Perú y esperad ahí la hora de la vind:cta. Mi presencia entre vos0tros será la señal de combate". Ahora, en 1960, pod-emos r,ep-etir lo m ismo que ·el Lihertador . "PROTOLO DE PAZ, AMISTAD Y LIMITES ENTRE EL ECUADOR Y EL PERU" L os Gobiernos del Ecuador y del Perú , deseando dar solución a la cuestión de límites que por largo tiempo los separa y t-eniendo .en consideración el ofrecimiento que les hicieron -los Gobiernos dic Estados Unidos d•e América, de la República Argentina, de los Estados Unidos c:L21l Brasil y de Chile, de sus servicios amistosos para procurar una pronta y honrosa solución del problema, y movid os por -el 1espíritu am ericanista que prevak;c.e en la Ternera Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exterior-es de las R~­ públicas Americanas, han rt suelto celebrar un protocolo die paz, amistad y límites en presencia de los Representantes de -esos cuatro Gobiernos amigos. Para este fin intervienen los siguientes Plenipotenci,arios: Por la R•epúb1ica d etl Ecuador, el señor doctor Julio Tobar Donoso, Mi-nistro de ¡telac:ion-es Exteriores; y Por la República del P·erú, el señor doctor Alfredo Solf y Muro, Ministro de Relaciones Exteriores; Los cuales, después de 1exhibidos los pl-enos y respectivos poderes de las Partes, y h abiéndos·e ,e ncontrado en buena y debida forma., acordar·on la suscripción del sigu,iente Protocolo: Artículo 1 Los Gobiernos dietl Ecuador y diel P·erú afirman solemnemente su d·ecidii-do propósito de mantene·r entr.e los dos pueblos relacion:es de paz y de amistad, de compr·ensión y die buena voluntad, y de abstene rse, e l uno respecto del -otro, de cualquier .acto capaz de perturbar esas relaciones. Artículo 11 El Gobi•erno del P.erú retirará, dentro del plazo de quinc-e días, a contar desde esta fecha, sus fuerzas m ilitares a la lín-ea que se halla descnita en eil artículo VIII de este Protocolo. Artículo 111 Estados Unidos de América, Argentina, Brasil y Chil•e cooperar.án por medio de Observadores mi·l itares, a fin de ajustar a las circunstancias la desocupación y .el retiro de tropas en los términos del Artículo anterior.


EL LIBERTADOR Artículo IV

Las fuerzas militares de los dos Países quedarán e n sus nuevas posiciones hasta la demarcación definitiva de la línea fr.onteriza. Hasta .entonces, el Ecuador tendrá solamente jurJ.sdicción dvil en las zonas que desocupará el Perú, que quedan en las mismas condiciones en que ha estado la zona desmilitarizada del Acta de Tala.ra. Artículo V

La gestión de Estados Unidos, Argentina, Brasil y Chile, con~inuar-á hasta la demar,~a­ dón: diefiniti·v a de las fronteras entre el Ecuador y el Perú, quedando este Protocolo y su ejecución BAJO LA GARANTIA DE LOS CUATRO oaíses mencionados al comenzar este artícuio. Artículo VI

El Ecuador gozará, para tla naviegación en el Amazonas y sus afluentes septentrionales de las mismas concesiones de que gozan el Brasil y Colombia, más aquellas que fueren convenidas en un Tratado de Comercio y Navegación destinado a facilitar la navegación libre y gratuita en los referidos ríos. Artículo VII

Cualquier duda o desacuerdo que surgiere sobre la ej•ecución de este Protocolo, será resuelto por las Partes con al con-:-:arso <le Jos R·epr·es~mtantes de Estados Unidos, la, Argentina, Brasil y Chile, dentro del plazo más breve que s·ea posible. Artículo VID

La línea de frontera ser·á referida & los siguientes puntos: A) En el Occidente: 19-Boca d•e Capones e n el Océ:.mo; 29-Río Zarumilla y Quebrada Balsamal o Lajas; 39-Río Pwyango o Tumbes, hasta la quebrada die Cazaderos; 49-Cazaderos; 59-Quebrada de Pifares y del Alamor hasta el río Chira; 69-Río Chi.ra, aguas arriba; 79-Ríos Macará, Calvas y Espíndola, aguas arriba, hasta los orígenes de este último en ·e l Nudo de Sabanillas; 89-Del Nudo de Sabanillas hasta el río Canchis; 99-Del río Canchis .en todo su curso, aguas abajo;

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109-Río Chinchipe, aguas abajo, hasta el punto en que r·e cibe el río San Francisco. B) En el Oriente: 19-De la Quebrada de San Francisco, el "divortium aquarum" entre el río Zamora y ·el río Santiago hasta la confluencia del río Santiago con el Yaupi; 29-Una línea hasta la b oca del Bobonaza en el Pastaza. Confluencia del río Cunambo con el Pintoyacu en el río Tigre; 39-Boca del Cononaco en el Curaray, aguas abajo hasta Bellavista; 49-Una •línea hasta la boca del Yasuní en el río Napo. Por el Napo, aguas abajo hasta la boca del Aguarico; 59-Por éste, aguas arriba, hasta la conf1uencia del río Lagartococha o Zancudo con el Aguarico; 69- El río Lagartococha o Zancudo , aguas arriba, hasta sus orígenes y de allí una recta que vaya a encontrar el río Güepi, y por éste hasta su desembocadura en el Putumayo y por el Putumayo arriba hasta los límites del Ecuador y Colombia. A rtículo IX

Queda entiend1ido que la línea anteriormente descrita será aceptada. por el Ecuador y el P.erú para la fijación, por los técnicos, en el terreno, de la front.era entre los dos países. Las partes podrán, srn ·embargo, al procederse a su trazado sobre el terreno, otorgarse las concesiones recíprocas que consideren conv-errient>es a fin de ajustar la referida línea a la realidad geográfica. Dichas rectificaciones se .efoct,uar-án con la colaboración de repr·esentantes d e los Estados Unidos de América, República Argentina, Brasiil y Chi1-e. Los Gobiernos del Ecuador y del Perú sometie rán -el presente Protocolo a sus respectivos Congresos, d!ebiendo obtenerse la aprobadón correspondiente en un plazo no mayor d.e 30 días. En fe de lo cual, los Plenipotenciarios arriba mencionados firman y sellan, en dos ejemplares, en castellano, en la ciudad de Río de Janeiro, a la· una hora del día veintinueve de enero del año mil novec1entos cuarenta y dos, el presente Protocolo bajo los auspi'cios de su Excelencia el señor Presidente del Brasil y en presenci-a de los señores Ministros de Relaciones Exter.iores de la República Arg•entina, Brasil y Chile y del Subsecretario de Estado d·e los Estad·os U nidos de América. (f.) J. Tobar Donoso; (f.) Alfredo Soijf y Muro; (f.) E. Ru.iz Guiñazú; (f.) Oswaldo Aranha; (f.) Juan B. Rossetti; (f.) Sumner Welles.


Por Alfre do Ponce Rivadeneira. Sr. Presidente y Sres. Miembros de la Sociedad Bolivariana del Ecuador. Muy distinguido público. Sean mis primeras palabras de cordial agradecimiento para los meritísimos bolivarianos, que dignamente representados por el Sr. Gral. Don Angel Isaac C'hiriboga y por don Miguel Eduardo Egas Monge, me hicieron la especial at·endón de invitarme a pronunciar una conf.erencia en este patriótico resinto, haciendo una breve síntesis de la obra que acabo d·e publicar en Madrid sobre la m agna Revolución Quiteña del 10 de Agosto de 1809, cuyo sesquicentenario terminamos de celebrar. Os agradezco, ilustres oolivarianos, que con tanta delicadeza habéis querido estimular mi patriótico esfuerzo y darle realce de manera tan significativa. Vuestra actitud frente a mi trabajo pone bien de relieve que sabéis aprovechar aun las más pequeñas oportunidad·e s para avivar la llama del amor patrio, con el recuerdo reverente y emocionado de las gestas gloriosas que enriquecen nuestra historia.

La obra: "Quito: 1809-1812", reconstruye los hechos históricos sucedidos en nuestra Ciudad-Capital desde A gosto de 1809 a Diciembre de 1812, basándose en los documentos que sobre este importante período d·e la vida ecuatoriana existen en el Archivo Nacional de Madrid, y que habiéndolos recopilado cronológicamente, los he reproducido en la segunda parte de mi libro. El 6 de Agosto de 1809, el Conde Ruiz de Castilla, Presidente entonces de la Real Audiencia de Quito, escribía tranquilo a la Junta Gubernativa de la Monarquía Española, manifestando que ·en la provincia confiada a su autoridad, no había "el más mínimo m otivo para recelar de la sincera fidelidad" de los quiteños. Apenas pasaron cuatro días, y el 10 se consumó la revolución que constituiría e l Primer Grito de Independencia de la Amé-

rica Española, y que por lo m ismo justamente conquistaría a Quito ·e l título de Luz de América. L a jornada del 10 de Agosto d e 1809, fue el coronamiento de antiguos anhelos acariciados por el gran Espejo y por cuantos soñaban con gozar de una Patria autónoma, como convenía a la feliz madur·ez de pueblos que, descubiertos .e incorporados por España a la civilización cristiana, habían ya alcanzado el suficiente desarrollo para comenzar. a vivir , a actuar, a gobernarse con una personalidad propia y bi·en definida. "L a causa fundam ental de la independencia d•e América - afirma don Víctor Andrés Belaunde - fue que España, en su gloriosa fecundidad, había creado una multitud de conciencias nacionales". Los quiteños y los americanos en general aspiraban a gobernarse por sí mismos, guiados por hombres nacidos en el propio suelo; a buscar con los propios m edios y recursos el bien y la felicidad de la tierra nativa. Cabe "perfectamente justificar la independencia de los pueblos hispanoamericanos - escribe el español F.ernández Almagro - por haber sonado ya la h ora de su m ayoría de edad y subsigui·ente emancipación". Contra los impugnadores de tan justo anhelo de ind·e pendencia, exclama el Cabildo Quit-eño de 1809: "Almas miserables y mezquinas vosotras que por sigJ.os habéis sido acostumbradas a obedecer hasta los caprichos del despotismo y a degradaros de la dignidad de hombre; pensáis erradamente que ni puede, ni debe, ni ·es capaz de mandar el americano". Al justo ideal de gozar de una Patria digna, respetable, autónoma, debemos juntar, como causa básica de la emancipación americana, las antiguas rivalidades, cada vez mayores, existentes ·entre españoles~europ eos y españoles americanos; entre peninsulares y criollos. Rivalidades que con el pasar de los días y la acumulación de acontecimientos, se hacían siempre más hondas, y alterando la paz necesaria para el bien común, volvían _mposible el convivir social y el progreso nadonal. Si muy sabias y cristianas eran las leyes emanadas del Consejo de Indias par.a el buen


EL LIBERTADOR gobierno d·e los Dominios Españoles de América, eran ellas muchas vec-es burladas precisamente por los gobernantes. Y si generalmente pronto estaban los R eyes de España para administrar justicia, era de masiado grande la distancia que los separaba de sus súbditos americanos, víctimas no pocas ocasiones de autoridad·es subalternas sin conciencia, que engañaban a los Monarcas para gobernar a su antojo y cometer lamentables arbitrariedades. Respiran por la herida y ponen b ien a la vista la anotada rivalidad los Prócer es Quiteños d·e 1809 al expresarse así: "Quito, conquistada trescientos años ha por una n ación valerosa, prot·egida por los Númenes d·e sus Soberanos, con leyes justas, un clim a benigno, un terreno fecundo, medianam ente poblad o de h ombres industriosos y aptos para todo, debía ser feliz; pero sin tener d-e que quejarse ni de sus Soberanos ni de s us leyes, ha sido mirado por los españoles qu·e únicamente lo mandaban com o una nación recién conquistada; olvidando que sus vecinos son también por la mayor parte descendientes de esos mismos españoles, h an sido mirados con desprecio, tratados con ignominia, ofensa la más amarga a la dignidad d·el hombr·e; han visto todos los empleos en su s manos; la palabra criollo en sus labios ha sido la d·el insulto ·y del escarnio, y par a elevar al T rono sus qu·ejas h an tenido que dar vuelta a la m itad d el globo, y d e esta inm ensa dificultad han abusado siempre sus opresores". Empuj ados, pues, por tan supe riores razones, un grupo de aristócratas y letrados de Quito, puso e n marcha la conjuración contra el gobierno de la Audiencia. Habitualmente se reunían para discutir sus p lanes, e n una h acienda del Marqués d·e Selva Alegre, ubicada en el Valle de los Chillos. P ero la imprudencia d·e alguno llevó al fracaso el prim er conato. Los patriotas fue ron denunciados a las autoridades en Marzo de 1809 y luego apresados y proc·esados. F elizmente, gracias a un conjunto de circunstancias favorables, pudieron los presos recobrar su libertad y obtener quedas·e nu1itado el proceso. La conjuración entonces volvió a resurgir, h asta culminar con la R evolución del 10 de Agosto, que derrocó al gobierno de Ruiz de Castilla y ·entregó el podei- a la Junta Suprema, integrada por destacados quiteños y que una vez posesionada del mando, dió a conocer al pueblo las r azones de su for m ación, e n célebre "Man ifiesto'', cuyas palabras iniciales son éstas : "Un pueblo q ue conoc.e sus deberes y qu e para defender su libertad e independe ncia h a separado d·el mando a los intrusos y está con

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las armas e n las manos resuelto a m orir o vencer, no r·econoce más J uez que a D ios; a nadie satisface por obligación, pero lo debe hacer por honor. En esta in teligencia el de Quito da al mundo entera razón de su conducta, tocante a los acontecimientos políticos del día". "Separar del mando a los intrusos, paira defende1· la libeTtad e independencia". Así se expresa abi·ertamente el Manifiesto em anado de la Junta. L os patriotas, conscientes de sus naturales derechos y en gu ardia de ellos, deseaban e l cambio de gobierno, h asta r ealizarlo de hecho; porque anhelaban un go bierno propio; porque querían igualdad para todos los ciudadanos; porque deseaban soberanía y no dependencia para la propia Patria, frente a otros Estados y R einos. Sin que éstos justísimos ideal-es excluyera en ellos la defensa de la Monarqufa, rúnico vínculo de unidad que admitían con España; pues aspiraban a quedar - S·egún sus palabras - "volu nt ariamente sujetos a la dominación del Sr. Dn. Fernando VII ... siempre que recupere la Pen ínsula o venga a imperar a América". L os gestor es d e la R evolución de Quito, salvo contadísimas excepciones, eran indudablemente m onárquicos; s inceramente monárquicos. Su divisa era la misma que sería luego la d·e los patriotas de Chuquisaca: "Ab ajo el m al gobierno. Viva el Rey". Por e so, cuando Jos enemigos de la R evolución Quiteña, querían impug narla, anatematizarla, llamando "traidores" a quienes la concibieron y ejecutaron, los patriotas s·e defendían de tal acusación y la desvirtuaban d e esta manera: "¿A quién somos tr aidores? No a Dios, cuya R eligión Sacrosanta hemos j urado al pie de los altares defender y sostener en su unid ad y p ureza y h asta los últimos momen tos de la vida; no al R ey, a quien hemos protestado vasallaj e, su.misión y cuyos dominios en el distr ito d e este Reino pret endemos guardar y defender, como lo m andan las leyes; no a la N ación, a quien h em os jurado hacer tod o el bien posible, y lo cumplimos premiando a los buenos, sin hacer distinción de personas ni pr·escrlb iendo climas ... Hombres supersticiosos que no distinguís al R ey del magistrado y que pensáis que la Monarquía está inhere nte a la persona de éste o aquel oficial; que faltar al europeo es faltar al R ey, porque los contempláis sus h erederos presuntivos, y que finalmente es rebelde, es t raidor, es infiel, e l pueblo donde no manda un español europeo. Probadnos, pues, demost r adnos con evidencia que lo mismo es F ernando VII que tres o cuatro de sus vasallos, y entonces los obed ec-eremos ciegamen te.


24Probadnos que los pueblos no tienen derecho, que no deben consultar a su seguridad y que el americano es u n negro de Africa, qu.P nació sólo para arrastrarse y obedecer con temor y temblor, y rer.unciaremos a nuestra causa". Esta es la verdad. Verdad que en nada disminuy-e la gloria del 10 de Agosto, porque fue la primera vez que se levantó en América para reivindicar los derechos d·e los criollos; porque fue la fecunda semilla que inició la total emancipación del Nuevo Mundo, porque, como afirma Don Isaac Barrera, "la R evolución de Agosto es una d:e las acciones m ás glor iosas no solamente por el intento que tenía, sino por la bravura del esfuerzo. ¿ Cómo una Ciudad que contaba con tan pocos recursos y que estaba rodeada de enemigos desafiab a al poder ·español y se lanzaba la prim era en ·el camino de la revolución?" Con el correr de los días, el crierio de l os patriotas iría evolucionando hacia la idea republicana, y así en 1812, al entrar triunfante en Quito el General don Toribio Montes, gritaría el pueblo "Abajo el Rey, Viva la Pab'ia".

Otra fac·eta de la Revolución de Agosto en la cu al es preciso reparar, es que fue conc.:ebida y ejecutada por un grupo de personas d·e las .altas clases sociales: por aristócratas y letrados, como es fácil comprobar revisando los ncmbres y las actuaciones de los gestores del 10 de Agosto. El pueblo ni pidió la revolu-.:ión ni eligió a los nuevos gobernant es. S e d ió cuenta tan sólo cuando las tropas anunciar on lo ocurrido e n la mañana del 10. Es en la segunda fase de la revolución, a partir de 1810, cuando las masas intervienen no sólo eventualmente y de un modo superficial, sino para prestar su cooper.ación sinc·era, convencida y sacrificada a la obra política d·e la emancipación nacional. Y ·es curioso, aun en 1.a segunda etapa, cóm o grandes sectores de raza indígena permanecen fieles al antiguo régimen, y prestan su ayuda a los batallones que s·e organizan en Cuenca, a órdenes del Presidente Molina, para resistir a las fuerzas revolucionarias de Carlos Montúfar, como el conocido ejemplo del Cacique de Azogues y sus indios h onderos, así llamados por la habilidad con que manejaban la honda en los combates. P osesionado el nuevo gobi·erno de Quito, comenzó a desarrollar sus actividades. Se ordenó la cr·eación de cuerpos de tropa, para defonder los ideales revolucionarios; se reorganizó la administración de Justicia; se estableció la condecoración de la Orden de San

EL LIBERTADOR Lorenzo ; se imciaron gestiones para acuñar moneda propia, y como no era suficiente el dinero de las rent as fiscales par a hacer frente a los gastos, muchos de los gestores de la revolución, apor taron su s propios caudal·es, con patriótico desinterés.

L a Junt.a Suprema creyó necesar io dirigirse a los Gobernador.es y Ayuntam}entos de las provincias v·ecinas a la de Quito, tales como Guayaquil, Cuenca, Popay.án y Pasto, informándoles la nueva constitución del gobierno quii~ño y pidiéndoles se unieran a éste en comunión de ideales. Mas, qué desconsoladoras y hostiles fueron las respuestas! El Cabildo de Pasto, pidió a su Gobernador, se sirvi·era dictar "las más prontas y oportunas providencias al efecto de poder contrarrestar a las infames pretensiones ¿e aquella malvada J unta". El Gohernador de Guayaquil, en oficio dir igido a} Marqués de Selva Alegre, le manifiesta que interrumpirá toda comunicación y comercio entre la provincia de su mando y aquellas que se sometan a los revolu'Cionarios. Popayán resuelve tomar innumerabl-es m edidas contra los quiteños y les manifiesta que " no se degradará al punto de someterse a unos ministros estúpidos, a quienes" Popay.án sola " reducirá a su deher. . y pondrá en ·21 patíbulo a los insurgentes, introduciendo las tropas necesarias por e1 puerto de Gu.ayaquíl". A las prot·estas de los Gobernadores y de los Cabildos, se juntan la de los Virrey·2s. Don J osé de Abasca1 y Souza, Virrey de Lima, dirige una proclama a los quiteños, le s afea su proceder , les hace saber que envía tropas a Guayaquil, les exhorta a someterse pacíficamente y les p romete su me diación ante el Virrey de Santa F e . Don Antonio Amar y Borbón, Virrey de Santa F e, a cuya jurisdicción pertenecía la Pr-:~sid·enci.a de Quito, tras aprobar las medidas tomadas por ·el Gobernador de Popay.án, ordena una serie de prev·enciones, tanto par a bloquear a los rebeld<es como para organizar contr.a ·ellos la resisteicia, si fuere necesaria. Así las cosas, la _Junta Suprema envía una Expedición de tropas contra P asto, al mando de D on Manuel Zambrano quien tras intimidar al Corregidor Sarasti procede a en tr ar con sus h ombres en territorios pertenecientes a la Gobernación de Popayán, pero les sale al frente el ejército mandado por el Comandante Francisco Gregario de Angulo y los patriotas son completamente derrotados.


EL LIBERTADOR La situación, pues, volvíase cada día más angustiosa y desesperada para los revolucionarios, cercados por todas partes de poderosos enemigos; faltos de recursos, de armas y de provisiones. En tales circunstancias, el Marqués de Se lva Alegre trató de reponer en su cargo al antiguo magistrado, Conde Ruiz d e Castilla, pero tropezó con la oposición general de sus correligionarios. Entonces fue cuando tuvo la imperdonable debilidad de escribir una carta muy comprometedora a los Virreyes de Lima y Santa Fe; carta que, a pesar de todo su reprochable .contenido, no constituye por sí sola una prueba para que podamos calificar de traidor a don Ju.an Pío Montúfar , quien aun con posterioridad a la escritura del tristemente célebre documento, dió b ien claras y repetidas pruebas de adhesión since ra a la causa de la libertad, hasta arrostrar innumerables padecimientos en su confinio de Loja y morir desterrado en Cádi·z, el año de 1818. Selva Alegre fue débil, ante la gravedad de las circunstancias, pero no traidor a los ideales de la emancipación que con tanto ardor los h izo suyos desde su juvent ud.

Ante lo desesperado de la situación, la capitulación era irremediable. Tras la r e nuncia que hizo e l Marqués de Selva Alegre de la P residencia de la J unta Supre ma y e l brevísimo mando del Conde de Selva Florida, se entregó d·e nuevo el poder al Conde Ruiz de Castilla el 28 de octubre de 1809, a los setenta y siete días de pronunciado en Qui to el pr imer grito de independencia. Ruiz d e Castilla aceptó que subsistiría la Junta, pero no ya con e l título de Suprema, sino como Provincial, dependiente de la Central de España, qu·e "para calmar las inquietudes y el odio público no serían repuestos en sus cargos" algunos funcionarios del antiguo régimen, que no serían perseguidos los ciudadanos r·evolucionarios " en su honor, vida e intel'eses", diebiendo que'dar todo en paz hast a resolución del Rey. Pero un m es más tarde de las capitulaciones lle garon a Quito contingentes de tropas, procedentes unos de Lima, otros de Guayaqui·l y Santa Fe. Con este respaldo, quebrantó Ruiz de Castilla el compromiso adquirido con la fenecida Junta y procedió al arresto de los principales autores de la pasada revolución.

L legamos de esta sU:erte al tristemente célebre 2 de Agosto de 1810, día en que los pa-

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triotas, ansiosos de que recobraran la libertad los revolucionarios apresados, atacaron a los cuarteles en donde se encontraban prision eros sus amigos, dieron muerte a algunos soldados, provocando la m ás brutal reacción de parte de unos cuantos oficiales, que asesinaron despiadadamente a m'ás de sesenta Próceres, muriendo entre ellos Morales, Quiroga y Larrea, Ministros que fueron de la Junta Supre ma, y el valiente Don Juan Salinas, "brazo e jecutor" de la Revolución. No terminó la tragedia con la muerte de los Jefes presos. Ebria de sangre la soldadesca y enfurecido el pueblo, se trabó el combate en plazas y calles de la ci udad. Se acumularon los muertos y heridos; se saquearon las casas y se cometieron innumerables abu~os. Así decurrió e l tiempo de dos }1oras: desde la una hasta las t r es de la tarde, y la matanza y los atropellos hubieran continuado de no mediar la intervención del Obispo de Q uito, quien indignado por tan incalificab l~s procederes, recriminó a las autoridades, y luego saliendo a las calles, hi.zo u.:;o de s1 t r econocida influencia para calmar los ánimos exasperados de las gentes. L a alusión hecha a la muy humanitaria ac titud del Ilmo. Sr. José Cuero y Caicedo nos invita a dedicarle siquiera unas pocas palabras, ya que fue grande e importantísima su intervención en los eventos libertarios de Quito. Indudablem ente el Prelado, como muchos otros ciudadanos, fue al principio extraño y hasta hostil a los sucesos revolucfonarios del 10 de Agosto, h asta el punto que sólo por prudencia, par.a evitar discordias fratricidas, no se opuso directamente a los propósitos de los rebeldes; r e servándose, si.n embargo, procurar atr aer a quienes juzgaba extraviados, por todos los medios lícitos a su alcance. P ero mejor enter ado y sinceramente compenetr ado de los nobles ideal·es libertarios, evolucionó favorablemente hacia ellos en tal forma, que sirvió con e ntero sacrificio a la emancipación. Prueba de ello la manera tan patriótica con que desempeñó la P r·esidencia de la Junta, en su segundo período, hasta la culminación feliz de los sucesos con la proclamación del Estado libre de Quito y hasta el doloroso desenlace de la restauración del poder español con el triunfo de Montes. Céle bre es aquella p roclama del Obispo de Quito fe chada en agosto de 1812, en la cual extralimi.t ándose sin duda en sus facultades eclesiásticas, ha.ce derroche de sincero patriotismo, al imponer penas canónicas a los enemigos de la causa de la libertad. Derrotada definitivamente la revolución, el Obispo C'uero y Caicedo, tras vivir un tiempo oculto en medfo de las selvas, fue condena-


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do al destierro, y camino de España, murió en Lima, en 1815. Digno es, pues, del respeto y de la veneración de los ecuatorianos como verdadero Prócer de nuestra emancipación.

Los repetidos reclamos de los americanos, resolvieron al Consejo de Regencia ·enviar a los Dominios d·e Ultramar Comisionados Regios, dotados de amplias facultades. . Para Quito fue d·esignado el Coronel Don Carlos Montúfar, quiteño de nacimiento, h ijo d·el Marqués de Selva Alegre y que había prestado importantes servicios como distinguido militar en la carr¡.paña d·el Ejército E spañol contra Bonaparte. El 12 de s·etiembre de 1810 llegó a Quito el Comisionado Regio. El 21 del mismo mes, de acuerdo con sus atribuciones, procedió a organizar u.na Junta Superior de Gobierno, presidida por el Conde Ruiz de Castilla e integrada por un Representante de cada Cabildo, dos del Clero, dos de la Nobleza y uno de cada barrio de la C'.udad. "Mi principal objeto - escribe Montúfar al Consejo de R egencia es tranquilizar al pueblo, ya qu·e es grande la mutua d esconfianza entr.e el pueblo y el gobierno, procediendo en todo de acuerdo con éste y conciliando las obligaciones de vasallo y de compatriota". Desde la revolución del 10 de Agosto y para combatir a los quiteños, las provincias de Guayaquil y Cuenca, no obstante ser partes integrantes de la Audiencia de Quito y pert·enecer por lo mismo al Vireynato de Santa Fe, con la aprobación y consejo del depuesto Candé Ruiz de Castilla y dirigida·s por sus Gohernador.es Cucalón y Aymerich, habían pedido la protección y ayuda del Virrey de L ima, más cercano a las nombradas provincias que la de Santa Fe, y a· partir de entonces Abascal ·era quien mandaba y disponía sobre esos territorios, considerándolos de hecho como si pertenecieran al Virrey nato de L ima. Así, pues, a.1 tratar don Carlos Montúfa.r de hacerse reconocer como Comisionado R egio, Guayaquil y Cu-enea l·e rechazaron t:erminantement-e, lo mismo que el Virrey de Lima, quien argumentó que la misión de Montúfar ya no t enía razón de ser, por cuanto con posterioridad a su nombramiento había sido designado para Presidente de Quito don J oaquín de Molina. Por otra parte, el Consejo de R egencia, sin desautorizar explícitamente a Montúfar de la misión que l'e confiara, tampoco le respaldó frente a la terca actitud del Virrey de Lima y de las autoridades de Guayaquil y

EL LIBERTADOR Cuenca, sin que quedara a Quito el recurso de acogerse al respaldo de su antiguo y .legítimo superior jerárquíco e l Virrey de Santa Fe, pues a los pocos días de llegar Don Carlos Montúfar a su Patria y comenzar a cumplir su cometido, pr·endi-ó la revolución en los territorios d'el Norte, erigiéndose en Bogotá una Junta d·e Gobierno, semejante a la que se constituyó ·en Quito el 10 de Agosto de 1809. En estas circunstancias quedaba a los q.uiteños la disyuntiva de someterse al nuevo Presidente Molina, que había recibido su nombramiento en Lima y que desde el primer momento buscó el consejo y la ayuda de Abasca.I, o defender abiertamente los propios derechos, renovando la r·evolución libertaria del año anterior. Esta segunda alternativa foe la escogida. Finalizaba octubre de 1810 al ocurrir este cambio de posiciones. Rotas las hostilidades entre la Junta de . Qui to , por una parte y el Presidenl·e Malina y las autoridades de Guayaquil y Cuenca, por otra, Montúfar se pone a la cabeza del ejército revolucionario y avanza hacia el Sur. Consigue que los ejércitos r ealistas mandados por Arr·edondo abandonen precipitadamente Guaranda y continúa hasta las cerca~ nías de Cuenca, que fácilment:e habría caído en manos d e los quiteños si n o se hubiera sucitado una inexplicable demora, que facilitó a Malina organizarse ·en debida forma y amedrentar a Montúfar, qui:en regresó a Quito, siendo su actitud objeto de serios r·eparos y no pocas censuras, por haber perdido una oportunidad tan especial como l a que se le ofreció de someter a Chenca. Con el fin de ayudar a los patriotas de Nueva Granada, y de asegurar la unión, paz y armonía con las provi·n cias del Norte, la Junta d·e Quito r.esolvió enviar una exped ición contra Pasto, a fa cabeza de la cual estaba Don Pedro Montúfar. Venciendo múltiples dificultades, provenientes d·e la escasez de dinero, d e la pobreza de armamentos, del pésimo estado de los caminos, de la intemperie del hempo, avanzó el ejército quiteño hasta la: frontera del Carchi, para luego continuar por ti-erras colombianas, hasta lograr la más complieta victoria sobre los realistas y con ella la r endición de Pasto el 22 de septiembre de 1811. Entr·e tanto ·el elemento realista d e Quito, anheloso de r:eponer el dominio peninsular, comenzó a fraguar una conspiración, a la cabeza de la cual se encontraban los criollos nobles Don Pedro y Don Nicolás Calisto. Comprobado el proyecto de contrarevolución, las masas ·e nfurecidas acudieron al Convento de El Tejar, en donde se encontraba retirado die unos meses atrás el Conde Ru iz de Castilla, que d,epuesto de su cargo fu e r eem-


EL LIBERTADOR plazado en la Presidencia de la Junta por el Obispo de Quito. El populacho se apoderó del anciano magist rado y lo auastró hasta la P laza Mayor, en donde moribundo lo re scataron algunos respetables patriotas. Sin e mbargo no pudo sobrevivir al a tropello y murió a ·los tres dfas d e haber si do éste consumado. Don Pedro Calisto y Muñoz; su hijo don Nicolás Calisto y B orja y su yerno Don P edro Pérez Muñoz, fueron apresados en la provincia del Carchi. Juzgados inmediatamente, se les condenó a los dos primeros a morir fusilados y al terC'ero, a prisión por diez años. El 4 de diciem bre de 1811 se instaló en Quito el Congreso de los Pueblos L ibres de la P residencia. En la sesión d·el 11, el Obispo Presidente pla·nteó en .ia Asamblea si las Provincias representadas debían seguir pr·estando obediencia al Consejo d e R egencia o si se declara ban independientes. Som etida a votación la citada propuesta, r·esultó favorecida por la mayoría la segw1da parte, que auspiciaba la causa de }a independencia. Nació así el Estado libre de Quito, para cuyo gobierno se presentaron dos importantes p roy-ectos de constitución. El primero, obra del Canónigo Maestrescuela don Calixto Miranda, Diputado por !barra, y el segundo, compuesto por el Dr. Miguel Rodríguez, que fue el apr obad o y que pasó ai ser la Carta fundam ental del Nuevo Estado. Si bien la Constitución declara la absoluta soberanía e independencia del E stado de Quito y establece que la forma de gobierno será popular y r-epres·entativa, r econoce al mism o tiempo que .es F ernando V II el Monarca propio, circunstancia ésta que pone de manifiesto predominaban aún en la mayoría de los R epresentantes del Congreso los elem entos monárquicos, pero precisamente la proclamación d·e Quito nacía a la vid a independiente como un R eino, provocó e l descontento de los r·epublicanos, que se agruparon al rededor del Marqués de Villa Orellan a, en tanto que los m onárquicos estab a n capitaneados por el Marqués de Selva Al egr e. Esta división sería fatal para el naciente E stado. Cr-eyó necesario la Junta de Gobiern o reanudar la campafia sobre Cuenca, Y con este fin salió de Quito el Ejército, al mando del Coronel Francisco G ar cía Calderón, el 1 de ab ril de 1812. Avanzaron las fuerzas patriotas hasta P aredones, en donde al enfr-entarse con tropas realistas, obtuvieron un brilante tri.unía. Mas term inada la refriega, Calderón, que era del partido sanchista, se portó imprudente y humillante con los oficiales montufaristas. Este hecho fue de tremendas consecuencias; pues

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hondamente resentidos los agraviados, abandona·r on el campo, seguidos por muchos soldados. Cundió así la desorganización y el ejército quiteño se retiró hasta Riobamba en completa acefalía. Conocedor de lo ocurrido el Gobierno de Quito desposeyó del mando a Calderón, sustituyéndolo por el Coronel Feliciano Checa, oficial montufarista, quie n perm aneció con el grueso del Ej ército en Riobamba, m ien tras el Dr. Antonio Ante, al mando de algunas guarniciones, pasó a Guaranda. Entretanto el Jefe español, General Don Toribio Montes, había llegado a Guayaquil con numerosos y bien provistos refuerzos para someter a Quito. R esolvió avanzar a la Capital por Guara,nda, y e nvió a Cuenca al Coronel Juan Sámano, para que unido a Aymerich siguiese h acia el Norte, por la Provincia del Azuay. El 25 de julio se realizó el combate en San Miguel de Chimbo, entre las fuerzas mandadas por el Dr. Ante y la vanguardia del Ejército de Montes. T ras reñida lucha, los quiteños tuvieron que retirarse. Che ca, en su afán de prepararse mejor y de contar con nuevos refuerzos, se r eplegó desde Riobamba hasta Mocha. Abrigaba, en efecto , la esp-eranza de que la actividad infatigable del Obispo-Presidente y las severas medidas que tomaba darían positivos resultados a favor de l a causa patriota. Fue en esos trágicos días cuando Cuero y C'aicedo publicó su célebre p r oclama, de la cu al y a hemos h ablado al referirnos al Obispo de Quito; proclama e n la cual el Prelado acudía incluso a fulmi nar penas canónicas a los desert ores, espías o agentes de l enemigo del ideal defendido por los quiteños. D esgraciad amente y a pesar de todos los esfuerzos y de l m ás sincero fer vor patriótico, Cuero no podía ya armar más soldados. Se formaron - afirma Don Jacinto Jijón y Caam año - campañas de cuchelleros, gentes de buena voluntad, sin m ás armas que un puñal, que sólo recibían la ración, sin percibir salario alguno; y. se ordenaba recoger piedras en L atacunga p ara balas de cañón y sacos de metralla". El 2 de Setiembre, los ejércitos de Checa y Montes se e ncontraron en Mocha. L a victoria fue en esta ocasión para las tropas realistas. En un af,án desesperado de salvar la causa de Quüo, se designó nuevamente a Don Carlos Montúfar, Comandante General del Ej ército y a su hermano D on Javier Comisario de Guerra, mientras el Obispo-Presidente hacía nuevos 1lamami·entos a los ciudadanos. Todo fue inútil. Montes avanzó por la Cordillera Occidental, sin tocar en Jalupana, sitio en el


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En setiembre de 1811, cuando ya ardía por cual se habían concentrado los patr iotas, y el · 7 de noviembre atacó a Qui.to, que tras breve todas partes la revolución emancipadora di.:! y débil resistencia dirigida desde el P aneci- América, el Presidente D on J oaquín de Mollo, t uvo al fin que sucumbir ante fuerzas lina, escribía desde Cuenca al Consejo de Regencia las siguientes afirmaciones, que ponen muy superior es. El 8 de noviembre entró Montes en la Capi- bien a las claras la unidad de ideales de los , tal que con tanta fiereza, denuedo y constan- distintos movimientos subversivos, sino princia se había batido por conservar su indepen- cipalmente el evidente influj o de Quito. "El de ncia. Que por bien empleados había tenido, .carácter de la Junta de Quito es el mismo durante t res años, innumerables sacrificios - escribe Molina - del de las de Caracas, Sande vidas humanas, de bienes de fortuna, de ta Fe y Bue.nos Aires, con sólo la diff:.rencia tranquilidad general, en aras de la libertad. que las pequeñas fuerzas y escasez de recurAnte los ojos del vencedor se ofreció el sos de la primera no le han permitido deespectáoulo de una ciu dad muerta. Ya que mostrar .en sus papeles públicos su verdadera muchos, muchísimos, innumerables vecinos constitución, ganándose tiempo con ~u hipode ella, la abandonaron en la noche del 7 al cresía y reserva para observar los resultados 8 de noviembre, para dirigirse al Norte, a 1.a de los movim ientos de la América de l Sur y provincia d e Imbabura, en donde se librarían aun de la del Norte y nivelar por ellos sus los últimos combates que confirmarían el operaciones, que diebían apoyars-e en los progresos de la revolución que calculab1, no sin triunfo español. L a gran Revolución Quiteña a favor de la fundamento, sería t rascendental a todos los L ihertad, tuvo r epercu sión en toda H ispano- Dominios de Ultramar, según los avisos oportunos que circulaban de una y otra parte por américa. El 4 de setiembre de 1809, a los pocos días medio d·e los e misarios y ag€ntes ocultos que de pronunciado el Primer Grit o de Indepen- en todos los puntos de las Américas prom odiencia ·en Quito, el Prócer Quiroga se dirigía vían y fomentaban la conspiración, 3iendo el en forma vibrante a la América entera, para mism o Quito, ·sin d uda, ia cuna y quizá el enardecerla a favor de la causa de la liber- centro de las conmociones populares que sutad. "Pueblos d el Continente Americano - es- cesivam ente se han experimentado . .. " cribía - favoreced nuestros santos designios. He aqtú, señores; los glor:osos episodios viReunid vuestros ·e sfuerzos al espíritu que nos por Quito y los quiteúos de 1809 a 1812 . vidos anim a y nos inflama. Seamos unos; seamos Episodios que ponen bi2a de relieve, de u '.l f.elices y dichosos ... " modo conmov,e dor e inobjetable, la altivez de Y la Amé rica entera siguió el ejemplo n~_­ este pueblo nuestro y su apasionadc,· amo1 volucionario de Quito. U nas tras otras las por la libertad: por cierto herencia i,oble y P rovincias Españolas de Ultramar se alzaron legítima de la Madre E -;paña. ' contra la autoridad de sus antiguos goberHe aquí los ·episodios hhóricos de la Revonantes; formaron, como en Quito, J untas que lución Quiteña . que reco'1.struyo en mi libro rompían toda relación jerárquica con el Go- "Quito: 1809-1812", gracias <-. los documentos bierno de la Metrópoli y entregaban el poder que me facilitó hace poco el Archiv0 Nacional a.e Madrid. a los criollos.

Padre Ponce Rivadeneira


A esta altu ra, Bolívar .está definitivamente incorporado a la historia del pensami.enti filosófico latinoamericano. Y lo está con relación, no ya a la filosofía práctica, en lo ético, histórico, p¡olitico y social, sino a la m isma filosofía teórica, en el .ámbito de los primeros principios. Historias generales de la filosofía en L atinoamérica, historias nacionales, monografíais de historia filosófica, antologías, incluyen su no mbre. Con u n sitio tradicionalmente admitido en la historia de las ideas en América, lo tiene ahora, aú n, en el capítulo que en .esa h istoria está destinado a las ideas filosóficas en su alcance más general. La distinción convenciional ent re filosofía práctica y filosofía teórica, nos permite, en el caso de Bolívar, separar dos planos que en él se presentan con rasgos muy diferentes. E n ·el teneno de la filosofía práctica, en lo histórico, político, social y hasta moral, puede hablarse con alguna libertad de un p ensamiento filosófico d e Bolívar, ·en cuanto éste p ensó en esos dominios por cuenta propia; pensamiento que por íntimamente relacionado con su acción, se dió aplicado a entidades o comunidades históricas concretas, sin perde r por eso, en sus fundamentos, generalidad filosófica. En el terr·eno de la filosofía teórica, en cambio, só1o cabe hablar de una candencia filosófica dJe B olívar. en cu anto éste t uvo ideas o ct:mvicciones, más o menos lúcidas, más o menos definodas, no personalm ente elaboradas ni r.eelaboradas, a propósito de grandes tem as de la filosofía p r im era: el conocimi.ent.o, el alma, la inmortalidad, Dios. Esa cüstinción previa parece necesaria para evitar oonfusiones e n qu·e habitualmente se incurre cu ando se trat a de la filosofía de Bolívar. Tales confu siones se agravan cuando el Libertador, como resulta también habitual, es adscripto a un " ismo" filosófico. Con razón o sin ella se le vincula a tal o cu al "ismo" en u n dominio, qu,e luego, en comentarios o citas, se transfiere a otros. L a impropiedad originaria, que su.ele existir, se v uelve todavía mayor por gracia de esa transferencia. No es así raro qu e las etiquetas filosóficas más diversas, y hasta opuestas, se le h ayan aplicado. Desde sus or ígenes colonial.es h asta prin-

ARTURO ARDAO Doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la Univarsídad de Montevideo.- Profesor de Filosofla, de Socic!og[a y de Ciencias Sociales en cUstintas Facultades u ruguayas.- Ha publicado l as sJgulentes obras : "F ilosoCta pro-unJversitaria en el Uruguay", "La Universidad d e Montevideo", "Espiritualismo y Positivismo en el Uruguay", "Batlle y Ordóñez y el Positivismo Fil osófico ... "La Filosof la en el U r uguay en el siglo XX". Col abora en muchas Revi stas.- E s Miembro d el Comité rte H istoria de las Ideas en América y ha participado en muchísimas conf erencias cientlíicas en Europa y en América, representando a su Patria el Uruguay.

c1p10s del siglo X I X , la filosofía pasa en nuestro continente por las grandes ·etapa.s de la escolástica, la filosofía moderna y la ilustración. Pues bien, d esde distintos ángulos, Bolívar h a sido ref..erido a expresiones n.o sólo de todas. y cada un a de esa.s etapas, sino, aún, d·e otra que recién nacía cuando él mor ía: .el positivismo. Se le ha conceptuado "tom ista", "·sp inozista'', " enciclopedista", "positivista". T odavía, al m argen de esa sucesión epocal d·e escuela s, ha sido considerado con -relación a un problema particular, "teísta", "deísta", "pant·eísta", "a teísta", "agnóstico": toda la gama de las posiciones filosóficas en torno a la idea de Dios. Aca.so nada sea tan expresivo en la confus ión reinante, com o el hecho de que haya sido llamado "tomista" con el mismo énfasis que "positivista". Ha escrito en Colombia J esús Estrada Monsalve: " L o que podríamos llamar el ritmo filosófico, es decir , la fid elidad a un sistema de ideas que informa la exis-


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tiencia, es lo que nos da la clave de la personalidad intelectual de un hombre. Busqué en Bolívar ese ritmo y encontré que tod!o su sistema político se mueve dentro de la órbita tomista". Bolívar es el "prim er positivista americano ... el gran positivista en el poder", h a es.crito por su parle en F rancia, Marius André. Ambos autores hacen ref.erencia primaria a. la filosofía p.o lítica. No es ya pequeño el contraste, circunscripto a· ese campo. F er.o e llos m ism os, en ciertos m omentos, y como -ellos otros, han hablado de tomismo o positivismo en Bolívar, en el sentido de criterios filosóficos generales. D e t al suerte, apar ece el Lihertador reconducid0, ora a uno, ora a otro de los opuestos extremos de Ja par.ábola que lleva, en la cultura occidental, de la filosofía ancilla the ologinc a la filosofía ancilla scientiae: de S anto Tomás en el siglo XIII a Augusto Comte en el siglo X IX. En atención al ·eco que en ciertos momentos ha tenido la· tesis de Marius André, vamos a centrar este estudio e n el análisis de lo que llamamos el supuesto positivismo de Bolívar. Otras atribuciones igualmente infundadas, como la de tomismo, qu,edarán de paso contestadas. Por vía negativa, llegaremos a la verdadera natw·aleza de su pensam iento y conciencia filosóficos, sin que en las conclusiones vaya a existir, por cierto, ninguna nioveda<l..

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Cuando se habla d·e positivismo, se impone distinguir ante todo el -positivism o como doctrina filosófic a general, de positivismos particulares, aplicados a determinados sectores de la cultura o el saber: po.r ej., positivismo religioso, positivism o político, posit ivismo sociológico, positivismo· j urídico, positivism'o pedagógico, y hasta positivismo artístico y literario, en cuanto la escuela naturalista en estos dominios fue, en su h ora, la modalid ad estética de la filosofía positivista. L os ejemplos podrían aumentarse, descendiendo a planos todavía m ás restringidos (así el im portante posit:vismo penal en e l sen-0 del positivism o jurídioo). Hecha esa distinción básica se imponen en .seguida otras, respecto, por un lado al positivismo filosófico, y por otro a los positivism os paTticular·es. En el positivismo filosófico, h ay q ue deslindar lo que es patrimonio común d·e los pensadores y escuelas p ositivistas - o sea, lo que constituye el .c riterio positivista propiamente dicho - de aquello que, aún en el terre:J.o ·:=strictamente filosófico , los diferencia entre sí. Para concretarnos a los dos mayon~s filósofos clásicos del positivismo, aquellos que

fueron n~spectivos jefes de escuela en el siglo XIX y que más influyeron en América, Comte y SpenceT: coinciden e1 l las tesis capitales que hacen del positivism o el positivismo - incognoscibilidad de lo absoluto y n·egación de la metafísica; afirmación mesiánica de la ciencia como único saber legítim o, confinado al orden de la experiencia fenoménica confor me a esquemas naturalistas y mecanistas; exaltación de la fecundidad práctica y utilitaria de dicho saber -; difieren profundamente en el desanollo y estructura de sus personales doctrinas, organizadas en torno, Ja del pTimero a la "ley de los tres estados" y la del s•egundo a l a "ley de evolución". Se puede entonces ser positivista sin coincidir con las teo rías filosóficas par ticulares de Comte, o, en su caso, de Spencer. D icho de otro modo: estas teorías filosóficas particular.es no son lo .específico o esencial del positivismo. Y por lo tanto, para calificar a alguien d·e positivista, a secas, a lo que hay que atender es a aquellas tesis generales que, repetim os, hacen del positivismo el positivismo. En los positivismos par.ticulares, las distinciones son de otro caT.ácter. En principio, estos positivismos se ofrecen subsum idos en el positivismo filosófico gener al, en el sent ido de que se presentan oomo derivación, corolario o .aplicación d·e aquellas tesis capitales del positivismo, transportadas .a tal o cual dominio particular. P ero es así sólo en principio. Constituyen excepción, por razones diferentes, el Hamado posit ivism10 religioso y cierto tipo de positivismo político. Entramos con esto en un teneno qu·e es permanente fuente de confusiones en los ·estudios de h istoria de las ideas en América. Doctrinariam ente, el positivismo se halla desvinculado d·e las religiones tradicionales de inspiración sobrenatural. Pero existe un "positivismo r eligioso", o "re ligión positivista", como nombre dado a la Religión de la Humanidad fundada por Comte, con temp los y capillas en Europa y América, qu·e llegan hasta nuestros días. En el fundador y en sus ad.eptos, ese culto, erigido sobre la "fe demostrada" en reemplazo d·e la fe revelada, era ins.epa1~able del conjunto de la filosofía comtlana. Fer.o, .obj etivamente es separable, no sólo de las tesis posit ivistas genéricas que hay en Comte, sino, aún, de su, positivismo filosófico personal, tal como resulta de su doctrina de la "ley de fos tres estados". L ittré y los littreístas, com o se sabe, aceptaban el positivism o filosófico de Comte en todos sus aspectos, incluso la "ley de los tres estados", pero rechazaban su positivismo religioso. "F1osit ivism-0 religioso", entone-es, no es una expresión homogénea, por ejemplo, po-


EL LIBERTADOR sitivismo .sociológico o positivismo jurídico: no significa la .aplicación del genera1 criterio filosófico positivista, a un determinac:Lo d!ominio de la cultura. Es una expresión de sentido puramente histórico y no lógico. Esto deb·e tenerse presente cuando se trata d-el positivismo en el Brasil, por cuanto allí, donde tanta acogida tuviera la religión de Comte, ·e l término "positiv1smo'', sin más, s·e impuso históricament.e como denominación de ella. Las polémicas entre spencerianos y comtianos del cult-0 de la Humanidad, fueron entre "evolucionistas" y "positivistas", como si ·en el plano de la filos.ofía los primeiios no fu.zran tan positivistas como los segundos. En el Uruguay, e l único positivismo que tuvo acogida fue, precisamente, el evolucionismo. Pasando, en fin, al positivismo político, las confusiones son todavía mayores. La ·expresión tiene dos alcances. E n primer lugar, es recibida como expresión homogénea - rep itamos los ejemplos - positivismo soci.ológioo o positivism o jurídico: en tal sentido, significa la aplicación al estudio o inteTpretación de los hechas ·p olíticos, del criterio propio de la filosofía positivista consid-erada en lo que tiene de genérico. No se tr.ataría sino de una dirección particular del positivismo sociológico: positivismo en el ámbito de la política como ciencia. Pero en segundo lugar, esa ·expr·eslón de "positivismo político", se ha empl-eado para denominar div.ersas doctrinas de filósofos o escuelas ·p ositivistas, concebidas y eventualmente .aplicadas, para y en la acción polític.a, conforme a muy distintas diTectivas ideológicas. De ahí qu·e, r·especto a este s.egundo tipo de positivismo -político, exista verdadera impropiedad en mentarlo haciendo hincapié o poniendo énfasis en la noción de "positivismo". En la esfera política, si Comte, por ejemplo, tuvo doctrinas personal·es, también las tuvi·eron, no sóJ.o diferentes sino antagónicas de las suyas; St.uart Mill y Spencer, para citar entre los clásicos del positivismo, los dos más representativos en el campo de la filosofía .Política. En este campo, los positivistas Mill y Spencer, filósofos de la libe-rtad y la d emocracia, contrastan notoriamente con el positivista Comte, antiliberal y antidemócrata, coincidiendo, en cambio, con la línea liberal de los J.o uffroy, Tocqueville, Jules Simon , L aboulaye, ligada a la metafísica espiritualista que el positivismo combatía. E l liberalismo sociocrático d,e Comte es tan independiente del positivismo filosófico, como el liberalismo democrático de Mill y Spencer. Sólo en el caso de Spencer y su escuela evolucionista, es propio hablar de positivismo político con referencia al criterio de ev-0l ución, aplicado a la acción política en el seno del

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pr.oceso histórico: se trata, ahí, de un elem ento doctrinario derivado directamente de la filosofía respectiva.

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En L atinoamérica, dentro de la gran etap.a positivista en el orden de la filosofía general, se dieron a fines del siglo XIX y principios del XX, importantes expresiones del llam ado positivismo político, muy diferentes e ntre sí. P or ejemplo: en el Brasil una fuerte corriente comtiana, identificad:a con el positivismo religi-0so; en México el llam ado partido de los "científicos", que combinó inspiraciones de Comte c.on otras de Mill y Spen0er; en la Argentina, la mentalidad ciencista y evoluciionista de la llamada generación del 80; en el Uruguay, el evolucionismo político spenceriano que se opuso al principism-0 espiritualista de los románticos. ¿Fue Bolívar precursor de tales manifestaciones de positivismo político? Así lo sostiene Marius André. Supone al L ibertador sustentando "avant la lett r·e", los principios esenciales de la sociocracia que más tarde iba a concebir Comte. Lo ha llamado por eso "positivista", "el primer positivista americano", y así ha sido repetido. Segú.n lo que hemos dicho, eso es ya impropio, poTque los térm inos positivismo y positivista, sin otra aclaración, tienen una ac•epción filosóf ica general compJ.etamente ajena a las singulares doctrinas sociocr.áticas de Comte. La impropiedad se precisa luego, cuando, por suponérsele sociócrata se le llama, no ya positivista sino "positivista ·en política": políticamente e l movimiento positivista, como lo hemos r·ecordado, no se r edujo a la soci.ocracia com tiana, sino que se diversificó en muy opuestas direcciones doctrinarias. En fin, como si eso fuera poco, la im propi·edací S·e vue lve total por la circunstancia de no existir ningún parentesco teórico entre el pensamiento político de Bolívar y e~ pensam iento político que más tarde sostuvo Comte. Esto .es, sin duda, lo más sustantivo. Analizados los textos de André, resultan ser sólo estos cuatro los fundamentos de la calificación de "positivista" que hace de Bolívar : lQ) política "empírica"; 2Q) poHtica religiosa pr o católica ; 3Q) "herencia sociocrática"; 4Q) '"dictadura positiv ista". Vamos a ver que en los dos primer.os carece de sentido identificador la política de Bolívar con la pr·ec-0nizada por Comte, y que en los dos últimos, carece de sentido identificar las ideas de Comte con las sostenidas por Bol1ívar. Primer.o: política "·empírica". Dice André, comentando el Manifiesto de Cartagena, de 1812: "A la luz de las lecciones que babia recibido de la experiencia, Bolívar com ienza ya


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a r·enegar de sus educadores: no aspira a un:'\ Constitución perfecta e inmutable, sino a aquella que más se adapte a la sociedad venezolana y a las circunstancias. Se h alla despojado por completo d e quim eras melafisicas y s·ensiblería humanitaria; antiliberd conv encido, ha venido a ser un e m píricc; digamos m ejor: un positivista". P rescindamos por el m omento de h expr.:sión "antiliberal", que ya nos ocupan-1 m ás adelante, y retengamos el resto. E n 1.11rlo est-:? párrafo se tiende a fundar el llamado positivism o de Bolívar, más que en determinadas id-eas políticas, ·en la actitud filtosóf1c'l general: d e'sprecio d e las "quimeras m e1afísica:;" y criterio " empírico". E ste criterio resulta sencillamente de que el Libertador "no aspi~ ra a una Constitución perfecta e inmutabh', sino a aquella que más se adapt·e a la soc;~­ d ad venezolana y a las circunstancias''. No nos vamos a detener a refutar tan inadver tido empleo del término positivismo. Mucho m ejor que lo que podríamos hacerlo nos· c tros, lo hi.zo el propio Bolívar , al declarar que tal inspiración le venía de ctna c ora putlicada un siglo antes de la ap'lrición del pos.'. tivismo: la obra clásica de i\fontei:quieu. Como contestando por anticipado a André, escribe en el Discurso de Angostw·a de 1819: "¿No dice E l Espíritu de las L eyes que éstcis dehen ser propias para el Pueblo que se hac.en? ¿que es una gran casualida d qJ"" las d'~ u n a Nación puedan convenir a ot rn? ,;. que las leyes deben ser relativas a lo fís:cc ttel país, al clima, a la calidad del t errer.G, a su situación, a su ·extensión, al géner o d·<> vida de los :Pueblos? ¿referirse al gr ado de LihC' r~ad que la Constitución puede sufrir, a la R e:1gión d¿ los habitantes, a sus inclinacioue:;, a sus riquezas, a su número, a su comerc:o, a sus costumbres, a sus modales?" Segundo: política r·eligiosa p ro católica. Dice André, a propósito dt! la impu ta~ión d ::: "clerical y reacci.o nario" hecha u Bolívar: " ¡Cómo! ¿Pues qué queréis que hubiera sido si no había otr.o m eciio de salvación q'.l-e el catolicismo y el retorno al "noble yugo d-el pasado", r·etorn o pr.ov ~sio nal mientra:; llegabr.i el nuevo ord·en d e cosas que no p 0d i ~ espe rarse de los principios revolucionarios?" " E ntonces, para que su pueblo no mu·era, Bolívar, por una conc.epción atrevida de política positiva - y antes d-e que Augu sto Comte publicase su Politique - v u elve a somete;· a ese pueblo bajo ·el "noble yugo del pasado". R esucita las sabias leyes d·el a n tigu o régimen qué se h a bían acreditado; saca r eglamentos m ilitares de la legi;;lación del siglo XVIII; r efuerza la influenc'. a del clero y su acción en el dominio de la -en señanza; h ace entrar a un obispo en e l Consejo de E stado".

E L LIBERTADOR Ningpna relación existe entre la política de Bolívar h acia el catolicismo y la que más tarde iba a preconizar Comte. S urge así de la más sum aria y ·escolar iniciación en el p en samiento del filósofo francés. P er-0 surge así, también, de lo que escribe, sin dars-e cuenta de ello, el propio André. L lam a a B olíva r , "católiC'o en religión y positivista en política". R efiriéndose, como se refiere, a la doctrina política comtiana, tal frase es un chocante contras.entid·o. En el sist ema político de Comte, la política es radicalmente inseparable de la religión, pero de la religión "positivista", de la R eligión d·e la Humanidad, d e cuyo culto Comte se sentía fundador y prim er Gran Sacer dote. Tanto, que la profusa teoría de ésta y la organización minuciosa d e su ri tual, es expuesta en la s m ismas páginas del Sistema d e Política Positiva, como, a la inversa, ·e n el Catecismo Positivista, destinado a divulgar aqu.ella religión, se r eenc ue ntra, en síntesis, toda la política de Comte. E sta política, sin la R eligión de la Humanidad, d esaparece, d el mismo modo que d esapar1ece esta religión sin dicha política. No eran doctrinas yuxtapuestas, y ni siquiera com pleme ntarias: eran una sola doctrina indivisible, con una faz política y una faz religiosa. Ese contras.en tido b ásico de André, ·explica ·otros en que también incurre. D espu·és de transcribir esit as palabras de Comte: "Era preciso, por consiguiente, que la dictadura de transición estuviese animada por inspiracion·es católicas", dice: " E ra ·preciso algo m ás que "inspiraciones e inclinaciones hacia el catolicismo", en un país civüizado y de creencias católicas, como Colombia; las m edidas que iba a to m ar el dictad or podían, y aún debían en ciertos casos, t-ener un carácter transitorio. Las qu·e s·e referían al ejercicio del culto, al mantenimiento y defensa d e la tradición religitosa, a la cooperación del clero y a la educación del pueblo y de las clases altas, no debían ten er es.e caráct er. A sí lo había comprendido B olívar desde su primer contacto con las responsabilidad-es del poder". No se trata, pues, de concesiones transitorias al catolicism o, sino de algo permanente, Clomo el propi.o André lo rec.onoce, nada m enos que respecto "al ej ercicio del culto, al mantenimi-ento y defensa de la tradición T·eligiosa, a la cooperación d·el clero y a la educación de1 pueblo y d e las clases altas". Todo ·ello en perfecta congruencia c.on el catolicism o del L ibertador. Pero entonces · estamos a mil leguas de Comte. • Cie rto es que Comte preconizaba lo que llamaba la "alianza" como el catolicismo durante la "dictadura de transición", concepto ést·e sobre e l cual vam os a volver. P ero era, precisamente, como "tran sición" al imperio


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definitivo de loa nueva religión, a la vuelta latría", siendo la "base sistemática" de amde muy pocos decenios. Cierto es también bas, a su juici-0, la SQCiol-0gía. que sintió siempre una admiración muy Fuera de su solidaridad doctrinar ia con el grande por los aspectos ins<titucionales de la conjunto de la "sociocracia", sin la cual resulIglesia Católica, d·e la que tomaba inspiracio- ta inexplicabl·e, el concepto comtiano de "henes para la organización externa de su culto. re ncia sociocrática'', es aún complejo considePero era, precisamente, para me jor suplan- r ado en sí mismo, como que alude a todo un tarla. En cuanto a lo demás, no sóllo toda su régimen de trasmisión de la riqueza a la vez obra filosófica está domina<la ·p or la negación que del poder político. La herencia sociocrád el ·espíritu teológico del catolicismo, sino t ica tiene un aspecto públic-0 y un aspecto que toda su obra política y r.eligiosa está cua- privado. jada de expresiones profundamente hostiles, En lo público, 1.a e lección d,el sucesor por y hasta despectivas, hacia el cat!olicismo y sus sí m ismo no era algo que incumbiera sólo al adept.os. Abrase ·p or donde se quiera ·esa obra, jefe, o j ef.es, del Estado, sino a tiQdos los funy se las encontrar.á. Como mu-estra, véanse cionarios. Es "la herencia sociocrática, resullas palabras con que se inicia el prefacio del tado siempre d€ la libre iniciativa de cada Catecismo Positivista: "En nombre del pasa- fundonari-0 . . . Confianza completa y plena do y del porvenir, los servidores teóricos y responsabilidad: tal es el doble carácter del 1os servidtores prácticos de la Humanidad, 11égimen positiv-0. El digno órgano de una vie n·en a tomar dignamente la dirección ge- función cualquiera e s si.empre el mejor juez neral de los asuntos terrest r es, para oonstruir d·e su sucesor, cuya designación d ebe siempre por fin la verdadera providencia moral, in- someter a su superior propio". Como se ve, el telectual y material, excluyendo irrevocable- respectivo -superior deberá re frendar la elecmente de la supr·emacía política a todos los ción. P ero a ·esta reserva no -escapan e l jefe, diversos esclavos de Dios, católicos, pl'.'lotes- -0 jefes, del Estado: "En las más altas funciotantes o d·eístas, como retrógrados a la v·ez nes temporales, el examen del superior se haque ·p erturbado res". lla naturalmente ree mplazado por e l del saTercero: "herencia sociocrática". Titula An- cerdocio y el del público. Por esto el jefe dedré uno de los capítulos de su obra Bolívar y b e designar solamente a su sucesor, al recila Democracia, ,Clon estas palabras: "La cons- bir, como ya sabéis, e l sacramento de la reti tución de Bolivia y la herencia sociocráti- tirada, en una edad en que su elección puede ca". Y lueg-0 de ex poner. el proyecto boliva- aún ser libr·emente m odificada por converiano de un presidente vitalicio con derecho nie ntes consej,os. En casos excepcionales poa el·egir su suc·esor, dice: "Una vez más, el drá, pues, el sacerdocio, impedir este último L ibertador se muestra republicano, aristócra- acto de un poder indigno e incapaz". En lo privado, "siendo la riqueza ooncebida ta, autoritario y an.tidemócrata, estableciendo la herencia -sociocrática que, más tarde -socialmente como una autoridad, su trasmipreconizará August o Comte c·omo el m ejor sión debe s·eguir las m ismas reglas gene rales. Esta libre elección de heredero, en virtud de de los gobiernos". una plena facultad de testar y adoptar, proEstamos aquí ante otra desconc·ertante li- cura ·el mej.or r.emedio contra los abusos orgereza intelectua~ de Marius André. Le ha dinarios de la pos.esión . . . Así: la herenc.'.a bastado el derecho que Bolívar concedía al sociocrática, lejos de disminuir el poder de presidente vi talicio de elegir su sucesor, pa- los ricos, les es más favorable que la herenra ref.erir la institución al C'-0ncepbo comtiano cia teocr ática, aumentando mucho su re sponde "herencia sociocrática". Absolutamente sabilidad moral". Si tal ·era ·e l concepto de "herencia socioninguna relación tiene una cosa con la otra. Dicho concepto comtiano resulta inseparable, crática", tan integrado con la "sociolatr ia" como surge a.e la propia expresión, del con- religiosa de Comt·e, ¿qué tiene que ver con cepto de "soci<>cracia" , en torno al cual gira todo e llo el simple y solo derecho de elegir toda la doctrina polít ica-rel'igi.osa de Comte. Y a su sucesor, conferido a un gobernante, que este último es un concepto complejo, como el propio Bolívar, como ·se sabe, tomaba d el que connota un régimen intermedio entre la inmediato antecedente de H aití? Oon el agredemocracia y la aristiocracia (aunque más gado de que lo modificaba por la intervenpróximo a ésta que a aquélla), fundado sobre ción de un importante mecanismo parlamen·el culto "positivista" del Gr.an Ser, o sea de tario en el proceso electivo. "'El Presidente la Humanidad, existente e n el Gran F etiche, de Bolivia será menos peligroso que el de o sea la tierra, que se mueve en e1 Gran Me- Haití, siendo el modo de sucesión m ás segudio, o sea el espacio. La Humanidad ·era a su ro para e l bien del Estado", decía el Libertavez la sociedad en su alcance más genérico: dor· en su mensaje. En efecto : Mu erto el prepor eso la "sociocracia" iba unida a la "socio- sidente, era sucedido e n el acto por el vice-


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presidente, cuya elección se había efectuado de an tem ano conforme a este procedimiento : d presidente debía presentar a las Cámaras r eunidas., un candidato; si éste "fuere rechazado a pluralidad absoluta del cuerpo legislativo, el presidente presentará segundo candidato; y si fu·ere r·e chazado, presenta rá tercer candidato ; y si éste fuere igualmente r ·2chazado, entonces las cámaras elegirán por pluralidad absol uta, en el ttérmi no d e veinticuatro ho ras precisamente, uno de los tr·2s cand idatos propuestos por el presid2nte". (A rts. 56, 80 y 84 del proyecto de Bolívar ) . Comte se habría sentido escandalizado, no ya por tal ingerencia del P od·er Legislativo, sino por la -existencia misma de este P oder , que od iaba, y que por eso exclu ía terminantem~mte de su soci·o cracia antiparlamentar:a y dictatori al. P.ero más se habría escandalizad0 todavía, de haber sabido que, andémdo el tiempo, alguien iba a llamar a eso, nada menos que "herencia sociocrática". Cuarto: " dictadura positiva". Otro capítulo d e in m isma <>bra Bolívar y la democracüi, e:; titulado así por André: "La ctictadura positivista contra el yugo de los parlanchbes int rigantes y militares políticos". Allí se p1·egunta: "¿Qué ser á, pues, la d'ictadura de Bolívar?" Y contesta: "Héla aquí b i-en carncterizada, no por "clericales" y "ob scurantistas", si no por la Filosofía positiva en alganas frases que mer·ecerían ser grabadas en bronce, y colocadas sobr·e la tumba del L ibertador". T ranscribe a continuación estas palabras de Oomte : "Como ningún gobierno, si ha de ser práctico, puede ·p rescindir d-c una doctrina general, tal dictadura debe ofrecer un carácter más o m enos r etrógr ad o a fin ck llenar cumpl idam ente su destino transita.:-;.o; puesto que.. todas las nodones de orden han ido unidas a un tipo antigu.o, hasta que n o surgió la concepción final. L a prueba decis1va que aca ba de manifestar la naturalez<:: anárquica del .espíritu m etafísico, deb:era, por lo tanto, r:ei.egarle a la oposición, sin que le consintiera participar en el gobierno, como lo hizo antes de la crisis, cuando la tendencia era m enospreciada . Era preciso, por cons:gui·ente, que la dictadura de transición, estuvies·e animada por inspiraciorn~s católicas". André hace referencia en esta parte al perío do de gobierno colombiano de B olívar qu·e ha sido lla mado su " Dictadura", y vincula a ésta con la concepción comtiana de la "d ic tadura positivista". H em os d·e ve r que, también aquí, ninguna r-elación existe entre una y otra cosa. Es a modo de anticipaci-ones de este cuarb y último pun to, verdader-o rem ate de su tesis del "positivismo de Bolívar", que André ha v·e nido llamando al L ibertador, com o ya

EL LIBERTADOR se ha visto, " aristócr ata", "autoritario", "antidemócrata", "antiliberal". Desde luego que sin n in gún pr.opósito de crítica o ataque. Todo lo contrar io. P recisam ente, por suponer que Bolívar es todo ·eso es que él lo admira, adepto y amigo como fue d el jefe de la reaccionaria y m onárqu ica Action Franca:i.se, Charles Maurras. P rologó éste la edición francesa de su citado libro El fin del Imperio Español en América, ·en cuya d·edicatoria fue que llamó a B olívar, "primer positivista americano, víctima de la barba rie democrát ica". Com o la de h erencia sociocrática, la noción de "dictadura positivista" es en Comte un concepto complejo, con muy variadas im plicaciones políticas y religiosas. Por lo pronto, la d·e sdoblada en la "dictadura normal" y la "dictadura de transición". La prim era correspondía a l'a era de la definitiva consagración del positivismo, tan tio en el orden de la sociocracia política como en el de la sociolatr ia religiosa, que Comte preveía para e l siglo XX. Guardaba relación con la organización social que preconizaba: subordinación permanente del proletariad·o al "patriciado industrial", y en el s-eno de éste, una "jerarqura normal", que "se eleva de los agricultor·es a }.os fabricantes, luego de éstos a los comerciantes, para subir por fin a los banque ros,· fundando cada clase sob re la precedente". Ahora bien: "La d ictadura normal debe residir, pues, en los tres principales b anqu·eros, r espectivamente ligados, de prefer·encia, a la agricultura, a la fab ricación, al com ercio, aunque cada uno tenga h abitualmente relaciones con las tres ram as, según su oficio práctico. No comportan otr o lazo mutuo que la conexión r·esultante de su destino social, r·eglada por su común religión". Es lo que llam a Comte "e l triunvirato sociocrá t ico". La "dictadura de transición", preparatoria del advenimiento de la normal, correspondía a la que llamaba Comte "la transición orgánica", de gradual pasaje a l·a imposición definitiva del espíritu positivista. E lla m isma h a d e _pasar a su vez por tr·es fases, con dictad ura "democrática" en las dos primeras y un triunvirato en la tercera, precursor d el triunvirato sociocrático de la dictadura norm al. Esta fase últ!ma "se distingue especi alment~ de las otras dos, en qu·e la dictadura profesa en ella el positivismo, ·en lugar d e -estimar!<> o d e secundarlo. Aunque el m edio permanezca escéptico, el go bierno, sin alterar la libertad, marcha abiertame nte hacia el universal ascendiente de la religión de la Humanidad , que desde entonces tiende a h acer prevalec·2 r tanto su régimen como su dogm a y su culto". Estará definida por "la irrevocab le sustitu-


EL LIBERTADOR ción por un triunvirato sistemátioo del dictador empírico y escéptico que debió regir las otras dos". Pues bien: cuando Marius André llama "dictadura positivista" a la dictadura colombiana de Bolívar, se refiere exclusivamentz, sin advertir la distinción, a la "dktadura de transición". Y todavía d·entro de ésta, advirtiendo menos todavía la subdistinción, a la primera de sus tres fases. En efecto, Comte le asignaba características y prngramas propios a cada una de dichas fases. Y es sólo a la primera que llamaba "retrógrada", porqu e sólo a ella corr-espondía la alianza pasajera del positivismo con ·e l cabolicismo. Es decir que esta alianza, no sólo no alcanza, ni ·podría alcanzar, a la "dictadura positiva normal", sino que dentro mismo de la "dictadura p ositivista de transición", no va más allá de su ·primera fase, ya fase "retrógrada". Se diluye e n la segunda y ha desaparecido del todo en la tercera, al finalizar el siglo XIX, con la suplantación definitiva del cat1olicism-0 por la religión positivista. En la terminología de Comte, su ley de los tres estados - te-ológic-0, metafísico y positivo - se aplicaba así en -el terreno de las luchas políticas del siglo XIX : la aristocracia es sostenida por los católicos r etrógrados, que se llaman a sí mismos conservadores (espíritu teológico) ; la democracia por l-0s revolucionarios o liberales (espíritu metafísico); la sociocracia por los conse rvador-es verdad•::ros, o sea los positivistas (espíritu positivo) . A su juicio, la sociocracia debía esperar más de los retrógrados o conservadores oficiales, que de los revolucionarios, cuya democracia - c·on su división de poder.es, el Parlamento, la soberanía del pu·eb1o y Ja idea de igualdad - desprecia por anárquica. T al exp-ectativa era referjda, precisam ente, a la prime ra fase de la transición orgánica, que habría comenzado ya en Francia oon Napoleón III, a quien, aunque sólo en e l carácter de dictador "empírico", ·<msalza tanto como al Zar Nicolás r. P ero la tradición católica de los retrógrados es un lastre del qu·e 1habl'lá que liberarse. "Aunque los retrógraros estén menos atrasados (qu-e los r·evolucionarios) , puesto que ·e llos reconocen la anarquía espiritual, la impotencia de su f.e los coloca también ·en una posición contradictoria, disponiéndoles a fundar la reconstrucción de las. creencias s-0bre -una comprensión material". P or -eso, "en la primera fase de la transición orgánica, el sacerdocio d·e la H umanidad d·ebe elaborar la regeneración occidental estableciendo el culto del Gran Ser, mientras una dictadura empírica mantedrá dignament.e la calma matecial". Marius André, católico m au r rasiano,

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se halla seducido por el vocablo "retrógrado" - sintiéndose tal él mismo - y por la concesión que a través de dicho V10cablo hacía Comte al catolicismo. P ero parece no comprender el carácter efímero - amén de ingenuamente m aquiavélico - q ue en el espíritu del fundador del positivismo tenía esa concesión. Como es natural, en Francia y fuera de ella, e l cat-0Ucismo respondió siempre con el mayor desprecio a la "alianza" con la "religión positivista'', que primero Comte, y luego Lammitte, su sucesor e n el Gran Sacerdocio, insistentemente Je propusieron. Traicionado por su deslumbrami·ento ante el vocablo "retrógrado", tanto como por su candor intelectual, Marius André deb-e ser el único católico que llegó a tomarla en serio. Después de 1-0 vistQ, ¿es necesario detenerse .a puntualizar que ninguna analogía doctrinaria con el positivismo político de Comte tuvieron las ideas y los actos del Libertador? Recordemos, sin embargo, lo esencial: Bolívar no fue oociócrata e.orno no fue aristócrata: fue demócrata, palabra y concepto de testados por Comte. Bolívar no fue antiliberal: fue liberal, palabra y conc·epto qu·e Comte no det-estaba menos. Bolívar admitía y enaltecía al Parlamento; Comte lo odiaba, no dej ándole sitio alguno en su república. Bolívar fundaba su filosofía política en los principios de libertad, igualdad y soberanía d-el pueblo; Comte los negaba como principios "metafísicos" qu,e habían traído 1'a anarquía al mundo occidental. Bolívar sacaba inspiración de L ocke, Montesquieu, Voltair e, Rouseau, Bentham; por su par te Comt•e - salvo el r·econocimiento, por lo demás lleno de retic·encias, d e los aportes científicos de Montesquieu - despr·eciaba la füosofía política de los tres franceses, y p¡erm aneció al margen, ~zparado por un abismo, de la de l-0s dos ingleses. La enumeración de contrastzs podría continuarse largament-e. El propio Marius André no ha podido menos que reconocerlo de soslayo en el curso de sus libros, •a chacándolo a contradicciones de Bolívar cuando es él qui,en se contradice. Véase: "Y esto nada tien-e de común con los principios r·evolucionarios europeos, si bien Bolívar, sincero pero ilógico, sacrifique a los ídolos del foro". "Con aquel buen sentido práctico que 1-e caracteriza cuando no se halla mediati:<~ado por los metafísioos de la R evolución". "Los filósofos d el siglo XVIII hablan por su boca. ¿Pero está convencido de todo lo que dice?" "Bentham mantenía c-0rrespondencia con numerosos jefes de Estado y hombr-es políticos importantes tales como Bolívar, R ivadavia, S. d-el VaUe; las constitudo nes, 1as leyes, los discursos del período de


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36 or ganización .están empapados de sus doctrinas." L as doctrinas pol.íticas de Bolívar procedían de L ocke, Montesquieu, Voltaire, Rousseau, fü~ntham. Es decir, del constitucionalismo liberal y democrático de la filosofía iluminista, en su prólogo inglés de fines del siglo XVII, en su domina nte expr.esión histórica francesa del XVI1I que inform ó a la Enciclop.edi.a, y en su epílogo ideologista y utilLtar ista, al s·ervicio de la Revolución ·e n el gobierno, de prin cipios del XI X. Del punto de vista filosófico, ese constitucionalismo liberal y de mocrático fue continuado en e l resto del siglo XIX , por la doble v·e rtiente del espiritualismo m etafísico del romanticismo, d·esde Jouffroy y Tocqueville a Ju.Les Sim on y Laboulaye, y del positivismo inglés, d·esde Stuart Mill a Spencer. El positivsmo francés de Comte, en cambio, le fue profundamente h ostil. Que aquella ,era la inspiración fil osófico política de Bolívar, es punto harto establecido. A partir de la influencia de Simón Rodríguez en- la etapa escolar y adolesoente - innegable, pese al tono sarcástic'o con qu·e la subest iman o niegan, escritores como Marius André, en F rancia, y el reciente Francisco A. Encina, en ChHe - sus nurnePosas lecturas, en relación con ·e l clima inteledual y político de su tiempo, lo colocaron y mantuvieron na turalm ente dentro de d icha constelación doctri naria. F uera de las diversas citas que haC·e -en sus escritos, y que por tan conocidas, s·2ría ocioso registrar aquí, de tales lect.uras él .mismo dejó testimon io expr.eso poco antes de morir: "Ciertamente que no aprendí ni la filosofía d·e Aristóteles, ni lios códigos del crimen y del error; pero puede ser que Mr. de MolEen no h aya estudiado tanto como y o a L ock.e, Condillasc, Buffon, D ' A lambert, Helveti us, M•ontesquieu, Mably, Pilangieri, Lalande, Rousseau, Voltair·e, Rollin, Berthot y todos los clás.icos d·e la antigüedad, así filósofos, historiadores, oradores y po·etas; y todos los clásicos mod·e rnos de España, F rancia, Italia, y gr an parte los ing1eses". "Ciertamente que no aprendí la filosofía de Aristótel·es". No eran necesarioas ·estas palabras del propio L ibertador para que quede desacr.editado, de paso, su suípuesto tomismo, siendo como fue éste, de cuño aristotélico en política tanto como e n filosofía general. Tam bién e n el Río d·e la Plata, ¿no se ha querido ex plicar el pensamiento político de Mariano Mor.eno y d emás prócer.es de Mayo, por el escolasticismo suarista ... ? La p ertenencia de Bolívar a la corriente del constitucionalism o liberal y d·emocr.át:co del iluminismio y la e nciclopedia, no resu1ta afectada por sus ocasional-es - y desde luego discutibles desde el

mismo punto de vista liberal - ide as sobre &enad-0, hereditario o presidente vitalicio co n derecho a elegir sucesor. Fue e n Montesq uieu que apr·endió - l•o dijo él m ismo en Angostura - q Uie las leyes, al plegarse a los condiciones históricas de cada puebi'O, deben "referirse al grado de Libertad que la Constitución pued-e sufrir". Quiso gobiernos de au toridad P'ara conjurar la anarquía. P ero la real anarquía .americ.ana que é l combatía, nada t enía que V·er con lo que C'omte denominaba repetidamente con el m ismo nombre . Para Comte, la "anarquía", producto del espíritu " metafísico", eran los principios del 89, los derechos individuales, la soberanía popular, la democracia, e l r.é.gimen parlamentario y hast a ·e l period,ismo político. En una pa1abra: la Revolución . O sea, la devoción de Bolívar, su gran "galicismo", al decir de Blanco Fombona. Y sin embargo, M.arius André ha llegado hasta a escribir esto: "Bolívar es e l gr an positivista en el pod·er: Augusto Comte no había publicado todavía su P olítica P os:itiva; como todos sus cont.emporáneos, con·o cía el nombl'e del Libertador, p ero ignoraba todo lo que estab.a sucediendo en Colombia en 1828; Bolívar, p·or su parte, puede ser qu·e ignore hasta el nombre de C'omte; pero l'Os dos genios, e1 die la práctica y acción, y el de la teoría y -el pensamiento, se encuentran y la conformidad es tan acabada que pu<lier.a de cirse que el filósofo francés había tenido presente los actos del dictador americano, al .escribir muchas páginas de .su P olítica". Cah e pr·eguntarse, y nos h emos preguntado m ás de una v ez, si era del caso deten erse a impugnar con alguna prolijidad una tesis de tal m odo caprichosa e inconsistent.e. ¿Pero cóm o no h acer lo, cuando una pluma tan experimentada ·en bolivarianismo como la de Rufino Blanc 0 Fombona, ha caído, ya veter ana, en el enorme descuido d e escribir, invocando expresamente a Marius André: "Su república es 1a de Augusto Comte , que no h abía ·p ublicado todavía su Política Positiva"? Es que al escribir eso, ¿se ha tenido acaso una idea de lo que era la república q ue la torturada m ent e die Comt e de los últim'Os afro s concib ~ó? Y ·es apenas una idea de ella, aunque suficiente para mostrar la e normidad d-el descuido, lo que h em os podido ofrecer e n las páginas precedentes. 1

* P asando de lo político a lo filosófico general, todavía m enos fue positivista Bolív.ar. Como alguna vez se le ha colocado en el punto de oarr-anque del positivismo en Venezuela, no par ee.e innecesario decir algo al res-


EL LIBERTADOR pecto. Sobr·e las ideas filosóficas del Libertador se ha escrito con reiteración, llegándose a e11as .a partir, unas veces de lto político, y otras de lo r.elig~o so. Puede ser útil considerarlas en si mismo, sin perjuicio de tomar -en cuenta, llegado el m omento, sus implicaciones de otro orden. Hemos anticipado al comienzo de este trabaj·o, que en el -plano de la filosofía g-cneral, no es propio hablar de pensamiento filosófico de Bolívar, sino sólo de conciencia filosófica. No se nos oculta el convencionalismo de la terminología. P·e.I'o quer€mos significar que - así como en la filo sofía poHtica y social, en la filosofía de la historia americana, y hasta en 1a filosofía moral aplicada, con su concepción del poder moral·, hay un pensamiento propio de Bolívar - e n aquel plano de la filosofía general, las ideas que tuvo no fueron obj eto n i de elaboradón ni de reelaboración personal de su parte. Y decimos que tuvo, porque ni siquiera las sostuvo: queremos decir que no las profesó con s·entido militante en escritos o mani.Lestaciones filosóficas intencionales. Simplemente tuvo sus ideas, por las que ·e ncauzó su filosofía vital. Lo expresado no resta autenticidad ni dramatismo a la conciencia filosófica del Lihertador. No sólo no fue un lego e n filosofía, como resulta de las que fueron sus lecturas favoritas, sino que le .asistieron verdaderas inquietudes y •preocupac.ioD;eS filosóficas. En ciertos momentos ·es •e n La filosofía que busca, o desea buscar, refugio. Así, en 1824, después d·e haber dicho e l año anterior de su viej'o m aestro Simón Rodrígu·ez: "Es un filósofo consumado y un patriota sin igual, es el Sócrates de Caracas, aunque en pleito con su mujer, como el otro con Jantipa, para que no le falte nada socrático", lo reclama a su lado con estas palabras: "En lugar de una amante, quiero tener. .a mi lado un filósofo, pues en el día, yo pr.efiero a Sócrates a la hermosa Aspasia". Elementos como éstos podrían multiplicarse. En ellos, desde la alegoria del Delirio, hasta dispersos pasajes de sus escritos y conversaciones, habrá qllle indagar, tanto como en su acción misma, ·el .ethos y el pathos filosóficos de quien fue la más grande figura del siglo XIX y una de las mayores de la historia universal. Entr·e las ideas que definen la naturaleza de su conciencia filosófica, 1a más importante, en su caso, es la que tuvo de D ios. Filosóficamente, se dan respecto a esta idea, las clásicas posiciones de teísmo, deísmo, panteísmo, ateísmo y agnosticismo. No existe uniformidad de criterio en la distinción técnica entre teísmo y deísmo; 1a hacemos aquí coltforme a la manera consagrada de entender por teísmo la afirmación d e la id·ea (Át' Dios

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unida a la de Providencia, caso de la revelación sobrenatural, y por deísmo l.a afirmación de la idea de Dios sin la cualidad de Providencia, habitualmente en víncu lo con la noción de religión natural. Pues bien, así entendido, Bolívar ha sido considerado - r on certeza o en hipót.ei:is, oon r efe.rencia a la totalidad de su vida o sólo a un período de dla -: tefsta, deísta, panteísta, ateísta y agnóstico. Toda la gama de las posiciones filosóficas en torno a la idea de Dios, hemos dicho ya en la parte primera de este estudio. .. Teísta: así, los numerosos que 1o j uzgan, sea católico - Bolívar fue ' un creyente de toda la vida, un adepto constant·e a la fe católica", Nicolás E. Navarro -, sea simplem ente cristiano - Bolívar "conservó siempre, en forrp.a más ·o menos reflexiva, las ideas cristianas", R. Insúa Rodríguez -. Deísta: "¿Era católico Bolívar? Apenas cristiano, ·o qui.i;á puramente deísta", Gil Fortoul; "Bolívar era deísta y cuando tuvo que m anifestar sus ideas r·eligiosas díjose cristiano católico", C. P arra Pérez; "Sin embago, no es imposible que el deísmo se acentuara hacia e l ocaso de su corta y tor.mentosa existencia", Francisco A. Encina. Panteísta: "Tiene, ·p ues, una idea panteísta de la d ivinidad", R. Blanco Fombona; "Es probable que haya profesado los pr incipios éticos de Spinoza y que ·el vasto sistema panteísta del israelita de Amsterdam s·eduj ese su ·e spíritu", C. Parra P.érez. Ateísta: "Bolív.ar llevaba la incredulidad hasta el .ateísmo", Trobiand, hijo. Agnóstico: "Más prudente r.esulta suponerlo agnóstico ; induirlo en el crecido número de los que, desconcertados ante el enigma de la existencia, le vuelven las .espaldas", Francisco A. Encina. ¿Qué fue en r ealidad, en esta materia, el Libertador? No vacitamos en responder qu·e fue teísta, a fuer de católico. Y que fue católico surge, pese a todas las contr.adiictorias disquisiciones sobre el punto, de pr uebas h istóricas qu-e nos parecen concluyentes. En la exégesis de la r·eligiosidad de Bolívar ha interfer ido a menudo la polémica tradicional entr·e catolicismo y liberalismo. Los católicos h an tendido a sostener la fe católica d·e l Libertador; los liberales, su carencia de fe religiosa. Sosteniendo nosotros, sin ninguna duda, su catolicismo, puede entonces no estar demás la constancia de que lo .h acemos desde una libre .posición racionalista, desvinculada de toda confesión r·eligiosa. Bolívar fue católico a lo largo de toda su vida, encarnando el típico católico liberal de la generación de la Independencia. Llegaremos a verlo a partir de la idea de Dios. Para la determinación de las ideas filosóficas de Bolívar, contamos con dos clases de fuent.es: documentos ·emanados de él mismo;


38 testim on ios d e sus contemporáneos. L os documentos, a su vez, son de dos clases: los públicos, constituídos p or discursos, proclamas, cartas abiertas, página s literarias, m ensajes, proy ectos y textos jurídicos; y los privados, constituídos por la copiosa correspondencia, originariamente no d estinada a la publicidad, y Sll t estamento. E ntre los testimonios dispersos hay que d estacar el• famoso Diario de Bucaramanga, d·e P er u de L acroix, que recoge metódicament.e conversaciones privadas del Libertador durante un b reve período del final d e su vida, menos d e 1828, algunas de las cuales sob re m ateria filosófica. En lo que tiene qm~ ver con la idea de D ios, la m ás auténtica fuente está constituída por Los documentos privados. No subestimamos el valor de los d·ocum entos públicos. P ero como la idea filosófica de que se trat a tiene una pod·erosa implicación r-e ligiosa, podría sost<enerne - y se ha sostenido con abundancia - que en sus decl:a raciones públicas, y especialment e e n su política r especto a la Iglesia, .el clero y la religión, Bolivar hacía concesiones a 1os s·entimient os dominant.es. No se podría decir lo mismo de sus escr itos privados. Apr·esurémonos, sin embargo a de cir que el problema desaparece por cuanto documentos públicos y documentos privados, coincid-en. Ver1emos después lo que r esulta de algunos testimonios. Rufino Blanco Fombona, quien, com o muchos otr-os, afirm a de B olívar: "No es creyente", dice también: "La palabra D ios aparece rara vez en sus escritos. Más a m enudo aparece, aunque poco, ia de P rovid·encia". Naida es m ás elocuente como muestra de la inadvertencia con que algunos espíritus, entre los cuales ·e l del ilust:rie Blanco Fombona, han abordado el asunto. No " rara v·e z", sino varios ci-entos a.e veces, literalmente, menciona Bolívar a la divinidad. P ocos escritores ·hay, entre los de su canácter, que lo ha~an tanto. Sería .imposible hacer aquí la totalidad d·e las citas. A título de muestra, consignemos sólo lo r-ela.t ivo al período generalmente considerado de m ayor descreimiento de Bolívar, y en el que m enos escribió: el que va d e 1799, fec<ha de su 'primera carta conservadora, escrita a los quinc·e años d.e edad, hasta 1815 inclusive, cumplidos los treinta y dos. E n es·e período p rodujo sólo 187 documentos (185 privados y 52 públicos) , del total de más de 2.500 que figuran en sus Obras Completas. Pues bien , sólo en ese período, -especialmente significativo, y en tan pocos d ocumen tos, Bolívar m enciona a la divinidad 77 veces, de las cuales 50 en l as cartas y 27 en los documentos públicos. L o h ac,e con distintos n ombres: Dios, Providencia, Cielo (en el sen tido de P rovidencia) , Creador, Ente Su-

EL LIBERTADOR premo, S.er Supremo, S er Omnipotente, Maj estad D ivina. A la palabra Dios, que aparece ya en la primera línea de la primera carta, corresponde n 54 menciones, d·e las cuales 44 en la.s cartas y 10 en los docurnentos públicos. E n el rest o de la obra -escrita d,e Bolívar, abarcando su producción más copiosa, en las etapas más maduras y esp1enderosas de su vida, las m enciones de la divinidad se hacen todavía más r·epetidas. El constante carácter providencialist a de su invocación a la divinidad, aún en los casos ·:=n que no emplea la expresión Providencia, impone Ja .adscripción de Bolívar, del punto de vista filosófico, al teísmo y no al deísmo. P ero la impone tanto más cuanto que se halla en armonía con reiterad as expresiones de r eligiosidad; g.enérica unas veces, concretam ente católica otra.s. H ast a un ardoroso sost enedor de1 catolicismo del L ibertador, como Marius André, con referencia a un episodio del año 1814, d ie-e: "tal vez incrédulo todavía (es difícil precisar la fecha de su con v·ersión) , pero respetuoso con la religión". Pues bien: toda la citada d ocument ación privada y pública desd.e 1799 hasta 1815 i nclusive, es concorde en presentarlo, no sólo teísta, sino también r-eligi·oso-, y no sólo religioso, sino también católico. Nada d igamos de lo que ocurre de 1815 a 1830, donde la documentación sobr-e la re1igiosidad y el catolicismo d e Bolívar se vuelve profunda. El mismo, al consignar en su testamento su per tenencia a la " Santa Madr·e Iglesia, Católica, Apostólica, R om ana", pudo así agregar e-orno agregó: "baj o cuya fe y cr·eencia he v ivido y protesto v ivir hasta la muerte como católico fi.el y cristiano". Claro está que el catolicismo del L ibertador, ya lo h em os dicho, ·es el catolicismo liberal d·e la gen eración de la I ndependencia. H ay en el siglo XIX, e n Europa y América, dos grandes corrien tes católicas en ·el terreno político: la corriente absolutista y r·estaur adora, adversa.ria de la filosofía política del 89, y la corriente liberal, adepta de esa filosof ía, en alianza - política - con fuerzas y tenden cias liberales ajenas al catolicism o. E n la generación d·e la Independencia,, desde México al R ío d·e la P lata, es·e fue el catolicism o que dominó, con muchos secuaces en el pr opio clero. E se catolicismo h beral tomó de la Enciclopedia su dog matismo político, deja.ndo de lado su ·e soeptidsmo religioso. Y a menudo ingresó ·en las logias masónicas, como lo h iciera ·el prop io Bolívar en su juventud para apartarse luego de ellas, y como lo hici-eron t antos próceres católicos y aun t antos sacerdotes. Cuando Bolívar, d e joven y después, combatió al clericalismo, lo combatió como expresión politica absolutista o


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contrarrevolucionaria; nunca al clero como expresión religiosa. Un estudio del catolicismo del Libertador y de su política religiosa, que otros h a n hecho ya con amplitud, cae fuera de nuestro propósito actual. En el Diarfo de Bucaramanga, de Peru de Lacroix, que corresponde al a ño 1828, figu_.. ran algunas manifestaciones de B olívar, de carácter filosófico, entr·e las que se destacan las del día 17 de mayo. A propósito del conocimiento, rechaza el innatismo, de conformidad con la línea sensualista del empirismo anglofrancés de Locke y Condillac, los grandes maestros de la generación de la Independencia, en el orden de la filosofía general. Se vió anteriormente que Bolívar declaraba, no ya conocerlos, sino haber los estudiado. Lue go, en cuanto a la naturaleza del alma y su inmor talidad, aparece emitiendo ideas que m ás de una vez se han interpretado como de corte m aterialista, a lo que llevan ciertos giros lite rales. De Dios no ha.b la expresamente. Pues bien: sin necesidad de entrar en los problemas que ha suscitado la autenticidad de ciertos pasajes del Diario, no se podría, de ningún modo, concluir de dichos giros, tales como aparecen recogidos por su interlocutor, q ue B olívar profesaba entonces el materialism o. Un testimonio tan ambiguo y eJ.íp.ti-

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co, en materia tan delicada, no podrfa destruiT lo que surge d e los propios documentos em anados divectamente del L ibertador. Sin ir más lejos, en una car ta fechada sólo cinco días después de esa conversión, el 22 de m ayo, Bolívar vue1ve a hacer una de sus habituales invocaciones providenciales de Dios; y el día 25 se manifiesta preocupado por los términos de adecuada religiosidad en que debe dirigirse a "Su Santidad", en ra carta que entonces proyectaba, y que, como es sabido , escribió poco después. P or otra parte, si de testimonios se trata, frente a ése en que para nada se menciona n i alude a Dios, ¿no est á el categórico de Posada Gutiérrez, según el cual, frente a un espectáculo de la naturaleza que lo conmovió profundamente, se sorp1'ende Bolív.ar que haya quienes lo nieguen? Si Bolívar afirma con tanta insistenda a Dios, eso basta - al margen de la religiosidad, y aún religiosidad católica, con que eventualm en te lo hacía - para excluir, no ya el mat eriahsmo sino el propio positivismo. L a afirm ación de l a divinidad, cuaLquier.a sea el crit erio con que sea concebida, es doctrinariamente incompatible con el positivismo filosófico, cualquiera sea la escuela por la que éste se exprese. El positivismo que se le ha atribuído .a Bolívar, sea político, sea filosófilo, no es, pues, sino un supuesto positivismo.

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LO QUE PONE EN PRACTICA EL ECUADOR Por Alejandro Andrade Coello.

(Escrito en 1944) América dirige su pensamiento a las serenas regiones de la libertad y la justicia, después de las horas de angustia que ha presenciado, profundamente afectada por la agresión vecina y la .guerra m undial. Libertad y justicia son sus metas luminosas: ha de llegar un día a ellas, movida por el respeto al derecho de las demás naciones, a la concordia continental traducida en hechos, al mutuo conocimiento, declaraciones de fe democrática. que quizá alejen para siempre el despliegue de fuerzas contra los débiles y las demostraciones hostiles de las más poderosas. América, después del drama universal, ha de volver m ás tangible el espíritu de unión, por medio del intercambio de sus productos y la recíproca atención a sus valores intelectuales, a los dones de la espiritualidad que vigorizan simpatía. Nuevas corrientes de educación tienden a consolidar la solidaridad americana, desterrando de los textos el odio; enseñando a la niñez y juventud que América es una patria, en la que no caben miras interesadas ni ambiciones internacionales que empañen su armonía. Resuene en días solemnes un fraterno Himno Americano y flamee una sola simbólica bandera ... El Ecuador, víctima propiciatoria, que viera violentados sus derechos, tan claros y fundamentales desde la época colonial, ha procurado mantener 1a lealtad de su cr·edo amistoso con los pueblos del Nuevo Mundo, penetrada de la subUmidad del concierto americano, sobre todo en estas difíciles h oras de prueba. Qfr.e ce el Ecuador los variados productos d·e sus C·ostas y de la si-erra andina a las naciones de América y les envía, como positiva lluvia de oro, su cacao, para el chocolate de las raciones de campaña del ejército combatiente; su café, su arroz, bananos, naranjas y otros artículos de primera clase. También ha contribuído prácticamente a la defensa con-

tinental ,proporcionando materias primas para la guerra defensiva de los hogares del continente, como el caucho t an apetecido para la movilización, el palo de balsa con el que se construyen de prefencia aviones de bombardeo, tipo "mosquito", y salvavidas; su benéfica medicina para los heridos y los atacados de malaria: la quinina; sus sombreros de paja toquilla para ·proteger de la canícula a los soldados; su marfil: vegetal, la tagua, para diversas manufacturas; su petróleo, su a lcohol, su barbasco. Este m ercado sin cero, que da cuanto tiene, h a de obli,gar, en corresp.ondencia, a recibir obj etos manufacturados y e lementos que el Ecuador necesita e n abundancia. D e este comercio compensado, que ha de preocupa1rse, más que de las divisas e xtranjeras y la moneda que llega de la lejanía para complicar el cambio, de enviar y obtener frutos y objetos indispensables, ha d-e brotar e l más sóHdo afecto, tr.aducido e n mutuas obras. Con é} se robustecerá el s-entimiento internacional que sepa interesarse, como caso de familia, en amparar a los desapercibidos, garantizando la justicia que 1-es asiste. Acaso América, después de la univ·ersal tragedia, se constituya en otra forma y se confedere, convirtiéndose inte rnacionalmente en una poderosa entidad a la que s-e liguen ·::stos paises para iniciar los futuros Estados Unidos del Sur que cuentan con vastos t errii;orios en los que holgadamente alcanzan centenares de millones de habitantes. Corrw ejemplo, bastaría citar al Brasil y la Argentina, las más gigantescas colme nas de la humanidad del porvenir. Si no logra esta organización aconsej ada por las elocuentes y desgarradoras lecciones de las dos últimas gueiras y principalmente por la actual, al m enos se unirán, siquiera moralmente, los pueblos que integraban la Gran Colombia, o estrecharán los lazos bolivarianos, alzando la bandera de los ideales pacíficos, t:oJidarios y democráticos. Para coronar tales fines, la vialidó.d es factor inaplazable. Cuando la carretera paname-


EL LIBERTADOR rica.na atravi.ese el espina•zo andino en toda su longitud, e1 acercamiento será palpable, por medio de las :fláciles visitas ci.e cuantos viajeros anhelan volver efectiva la com unión del turismo inteligente y la compr-ensión por medio del conocim iento personal de los pueblos. Entre l-0s problemas que ha de resolver el Ecuador, queda el del indio, que ha vivido envuelto en el manto deslumbrante de la poesía o en el de duelo de la literatura pesím ista y sombría que ·han exag·erado sus b rochadas, ya de exotismo que nos traslada a viejos y áureos imperios, ya• pavorosas d2 tanto am ontonar miserias. La m ejor d·el ·estado económico del indio, por m edio de la convenient·e dotación de t ienas, creándole nec.esidades civilizadoras que rigurosamen t-e las llene; la educación apropiada, sobre la base de oficios manuales, pr·eferentemente agrícolas, conseguirían más que los flamant.es organismos burocráticos que complican los trámites y multiplican los sueldos. P or m-edio de sabia y humanitru-ia legisladón de sencilla obs·e rvancia, el cura y el hacendado podrían hacer mucho, comenzando por el suministro de viviendas d·e más amplitud y solidez que la tradicional· choza. y el arraigo d·e la hi giene y am or al trabajo, que d esti·e rre n el •alcoholismo y la m11gre. El indio, al a mparo de la justicia, ha de sentirse garantizado contra las artimañas del rabulism o y la .e xplotaci:ón de autoridades de menor cuantía que inclinan a su favor la balanza del juez. Punto capital- es que el indio produzca a conci·encia y que consuma d entro d·el racional ·equipo moderno, por modesto qu,e sea. La escuela en las aldeas no ha d>ejado huella ·al pasar por el alma del indio, porq ue se ha contentado con ara.ñar en la superficie. Lo mismo ha sucedido con sus cre~n­ cias que son copia grot-esca c:Lel paganismo, sin vestigios de m oral ni d e responsabilidad. R esultaron contr.aproducentes tant'a los horripilantes relatos de argumento indio, como lai placidez de idilios ·en l-0s que son virgilianos protagonistas. Tod o es pura imaginación, poesía eglógica o descripción dantesca. Muy otra se presenta la realidad. H ay que estudiarla sobre el terr eno, en el ambi·en te que rodea a.l: campesino, al 'huasipu nguero", al antiguo "condert.o", no redimido ahora por completo, porque continúa desempeñándose como par ia r ural y, lo que es peor , paria del alma, y en la m ayoría, también del cuerpo. Elocuente estadista americano expr·esó desde la cátedra universitaria que casi la totalidad de los problemas ecuat orianos e ran problemas de cultura. L a masa d el pueblo, comprendiendo también en ella a no pocos adinerados, ha menester de orientarse hacia la

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justicia social, la filantropía que levante hospitales y pl'anteles d e educación, la conciencia nacional que proteja a sus valores y los sature de ase.endiente, curando a los ciudadanos de la ·enfermedad del descrédito co ntra cuanto Ueva sello vernáculo. L a defensa ha de comenzar lógicamente por la casa, librándola del incendio de la maledicencia, d·e la tea revolucionaria. Exigir der·echos pomposos sin cumplir deberes, equivale a quitar del ~n extr·emo del edifici o social su seguro andamiaje, sus firm es columnas. La cultura nacional, con apoyo de los periodistas quiteños, labora por la sanción de un decreto qu·e ·estimule y favorezca los brotes del úalento y la belleza. Se ha pedido al Congr.eso fij e fuer.te cantidad en el presup u·esto con ta;l objeto. En hogares y ·escuelas, en instituciones y departamentos administrativos corra el optimismo como agua fresca y vigorizante, que clarifique lo turbio y aplaque la sed febril que fomenta el odio. Alegría individual y colectiva es señal de salud y equilibrio or.g ánico. La música popular no ha de ser enfermiza, enervada de sensualismo, como aire sepulcr.al, como eco elgíaco, como tono subyugador d-el espíritu en ·el sentido derrotista, de postración y muerte, sino salm o de vida, himno dinámico que traduzca el genio nacio nal, he·nchido de esperanza. De la juventud universitaria, educada en institutos técnicos, que amalgaman los nobles propósitos con el saher positivo que le habilite para las honradas bregas económicas animadas de sacrificio generoso, com o conductores del pueblo, sagaces y desinte resados- , ha de salir la nu·eva siembra para la.s próxim as cosechas .en eli infinito campo d~ América. La salud de las poblaciones tién·ese como fundamental para el progreso del país. Por esto se ha obligado que los m édicos que r ecientemente se gradúan ejerzan su apostolado en misérrimas aldeas, como requisito legal para sus posteriores tareas profosionales. Se aictivan, al mismo tie mpo, las campañas contra e l paludismo y otras enfermedades ·~n­ démicas. Trátase d·e crear un Instituto de Cuestiones Sociales que atienda a la mejora del pueblo ·en su más amplio sentido, come nzando por la vivienda, la ali m entaieión, el ahorro y la liberación económica mediante salarios equitativos. Suma atención m erece la infancia. P ara protejerla de temprana delincuencia, redoblan sus tareas preventivas y redentoras 1-0s Tribunales de Menores de Quito y Guayaquil, ciudades en las que se h a n instalado


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casas de reeducación femenina y escuelas de obs·ervación y trabajo. La experiencia ha de ir perfeccionando estos organismos salvadores de la niñez desvalida, cuando se tomen providencias sociales que creen entre la gente ignorante y mis.e rnble la conciencia de la responsabilidad y la religión de la familia, que empiecen por no abandonar a los niños ni darles mal· .e jemplo. Los comedores escolares han extendiqco su radio benéfico por toda la r·epública, consiguiendo notable ganancia biológica: América, después de la guerra, ha de crear lin ejército de visitadores sociales, que re-emplace a las instituciones a•r madas y prepare, en el santo ejercido de la paz y el amor, a las nuev.as generaciones, enseñándolas a conducirse en los hogares y a ser elementos útiles en la sociedad. Qui24 a aquellos centinelas de1 bien correspondá cerciorarse de la porción humana que carece de la mínima propie-

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dad inmuebl·e, de la que se ha1la desnutrida, de la que camina descalza. Entre los niños de .e dad propicia para la escrnela han de averiguar qué número concurre a ella, y qué ·o tro vegeta en de sesperante analfabetismo. Dar.á también el índice de la moralidad infantil, dolor.osa merma de la nacionalidad. Si el pueblo persiste en sus h ábitos de lectura, muy revelador será contemplarle con el periódico -e n la mano, como demostración de su cultura. Procuremos todos en Améri ca conservar el tesoro del idioma, escudo d!e patriotismo e independencia nacional, resguardador de nuestra hegemonía. Con la conquista de mocrática, claramente definida, aspiremos, no a la nivelación grosera de sabios e ignorantes,' sino a la igualdad legal que combata odiosos privilegios, como un alto penisamiento de América para su positiva ventura.

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Presencia de las Naciones Americanas en el Sesquicentenario de su Independencia

s<? ~ 9 vi.¡C<?nte n a-r·i o ·~h? ~vl­ CJ HÓ e.-penÓi?nc i c1. - 20 De dtA P.~o De 1810 -

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1960

Homenaje a Col ombia . Sesión en la Bolivaria na. En la tribu na el Embajador Dr . Moisés Prieto .

Discurso prnnunciado pO!r e l S ocio Dr. V. Artu 110 Ca brera M., en la sesión solemne de la B olivariana, del ma'r tes 19 de Julio de 1960, cele brand-0 el sesqu icen tenario del Grito de Independencia d e l a Hermana R epública de Colom b ia.

Señor Presidente de la Sociedad B olivariana del Ecuador. Excmo. Sr. Dr. Moisés Prieto F or ero, Embajador d e la Rep. de Colom bia y Sra. de Forero. Señor.as y señores: · El 24 de Mayo de este añ·o, en el día clásico por e xcelencia para los ecuatorianos, conmem orando ·el triunfo de las armas libertadoras en Pichincha, tuve el señalado honor de ocupar ·e sta tribuna para decir unas palabras alu-

sivas a la fech a y luego recibir el Título que m e acredita Socio Activo ct·e .esta Bene méTita Institución. En el día de hoy, la benevolencia de los señores Dire ctores, me ha deparado sin me recimiento alguno de mi part.e, el alto h onor, la íntima satisfacción, de dirigiros la palabra, en vísperas de la celebración del sesquicent-s-nario d el grito de Independencra de nuestra hermana República de Colombia. Estamos anticipando la grata recordación del 20 de Julio de 1810. Y lo hacemos C·On la presencia, en esta se-


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sión de eminentes personalidades de América, del Excmo. Sr. Moisés Prieto Forero, Embajador de la hermana República de Colombia, hijo predilecto del Departamento de Cundinamarca, de aquel de cuyo cielo dijo Bolívar "El más b ello de América, la mfls herm osa sinfonía d e colores, el m ás grandioso denoche de luz . . . " Cursó estudios s2cundarios con lucimiento en Bogotá, graduado de doctor en Derecho y Ciencias sociales fué a especializarse ·~m D erecho Int.ernacional en la Academia de La Hay.a y luego en F inanzas, en P arís, en la Sorbona. Contrajo matrimonio con la gen til y nobilísima dama Sra. Doña Paulina Montoya formando un hogar modelo. Sus h ijos hacen honor a los suyos y a la Patria. Representante a la Cámara e n varias ocasiones, Senador de la República, Gobernador de Cundinamarca, luego- Ministro d ::? Econom ía Nacional, Ministro del T rabajo, Higi·:m-2 y Previsión. Profesor de las ciencias de su especialización en .el Externado de Derecho y .zn la Universidad libre, Preside nte de la Cámara de R epresentantes, Rector de la Universidad, Co-Director del Banco de la República, Ministro Pl~mipotenciario de Colombia antie el Gobierno de Bolivia. Acre·edor a las condecoraciones, d·el Busto del Libertador de Ven·ezuela, de la Orden del Cóndor d·:= los And·es de Bolivia. Ha visitado casi todos los pais·es de Eur·opa y América. Es a quien, en hora buena, desde hace pocos d ías, en su alta calidad de Embajador de su Patria, ante nuestro Gobierno, tenemos la complac«mcia de tratarle de cerca, de aquilatar sus múlti ples cualidades, su don de g-entes, sus virtudes y talentos. Apenas si he dicho algo de su gran personalidad, y es ante él y ante tan S·electo auditorio, que debo decir unas palabras, en el Sesquicentenario de: Gran día de Colombia, anticipando que es el Excmo. Sr. Embajador quien, con propiedad y unción, nos del·eitará en su intervención ac·e rca del significado de la gloriosa .ef.emérid.e s del 20 de J ulio de 1810. Santa Fe de Bogotá, cuna de patriotismo, en cuyo seno la ideología libertaria iba cr·2dendo día a día, el 20 de Julio d e 1810, rubricó el Acta de Cabildo abierto o Acta de I ndependencia y luego depuso al V irr.ey Amar y Barbón, re·emplazádole con una Junta asesorada y dirigida entre otros, por Cam !lo Torpes y "el TRIBUNO drel Pueb lo" José Antonio D íaz. Desterrado Amar, los patriotas se pr.2paran a hacer frente al enemigo, a Tacón, Gob-ernador de P opayán que sabedor de los sucesos de Bogotá, avanza con numerosas y bien equipadas fuerzas contr a los patriotas

EL LIBERTADOR qu·e henchidos de coraje, logran derrotarlo, permitiendo a los vencedores organizar y llevar a cabo ·e l Primer Congreso de Cundinamarca, .en diciembre de 1810. En abril de 1811 el Parlamento r econoció como Primer P resid·ente de la República a Jorge Lozano que seis mes·es d<espués fue reemplazado por Narlño. Dos tendencias, la Federalista con Camilo Torres a la cabeza y la Unitaria con Nariño, constituyeron los puntos de div·ergenc;o.s y división que degeneró en conflicto con -::!l consiguiente debilitami ento de las fue rzas patriotas, aprovech ándose d·e ello las tropas españolas que en 1812 llegaron a imponerse, sacrificaron en ·el cadalzo a centenar·es de patriotas que pagar on con la vida sus anhelos de libertad. Vencido Napoleón en Europa, España manda a estas tierras 1". Morillo, a la cabeza d·e 10.000 veteranos, que ponen sHio, e n prim er lugar a la heroica Cartagena que tras dura resistencia hubo de ceder al fin, siendo sacrificados entre los millares de mártir.es Camilo Torres, el sabio F rancisco J osé de Caldas, Custodio García, Liborio Mejía, Manuel R odríguez y la heroína Policarpa Salavarrieta. Entre tanto, el .Libertador Simón Bolívar, sabedor de los sucesos, sale de Haití .asegurando con aire profético "Dentro de pocos d ías rendir·emos a todos los realistas de la zona y ·entonces iremos a libertar Nueva Granada, y, arrojando a los enemigos del r·=sto de Venezuela, consti tuiremos a Colomb ia. Enarbolar·emos después el tricolor sobre el Chimborazo e iremos a completar nuestra obra de lihertad a América d·el Sur y as2gurar nuestra independencia. Lleg.ado a Venezuela, se establee-e firm2mente en la Villa de S an A ntonio desd-e donde lanza su primera proclama: "Ciudadanos yo soy uno de vuestros h ermanos d·e Caracas, qu·e arr ancado prodigiosamente por el Dios d·e las Misericordias, d e las manos de los tiranos qu·e agobian a Venezuela, nues tra patria, ha venido a redimiros del duro cautiverio." Dejando Angostura, vict orioso, salió Bolívar con su ejército el 27 de febrero d·e 1819, hacia el oeste por las orillas de Orinoco, reuniéndose en Achaguas con los famosos llan·~­ ros d·e Páez, -empeñados a la sazón .en constantes ·encuentros con las fuerzas de Morillo . F rancisco de P aula Santander recibe del Lib ert.ador, el e ncargo d e ponerse en contacto con los patr.iotas de Nueva Granada para darles a conocer sus propósitos. · Había empezado el invierno, pare cía imposible continuar la marcha, Bolívar juramenta a sus oficiales para no det enerse hasta el fin pr.econcebido.


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De tres mil dosci-entos hombres con los qu·e emprendió la admirable campaña, caminando en ocasiones con el agua hasta la cintura, e n otras trepando la cordillera andina ·en sus más difíciles pasos y otras por inacabables zonas desér ticas. Al decir de un historiador: "tres mil doscientos hombres comenzaron la ·expedición y sólo 1.200 espectros d·escendían por la ladera occidental de la tierra granadina, a más de los cuat,ro m eses d e e mprend ida la marcha. Las descansadas fu erzas del gener al r·ealista Bar11eiro, les salieron al paso. Bolívar y Santander hacen prodigios para rehacer un tanto el maltrecho ejército L ibertador y en momento oportuno se lanzan a f.eToz batalla en la que los llaneros e n sin igual, heroica arrem etida, dan el triunfo total y definitivo a las armas liberbadoras, e n las cercanías del pu·ente de Boyacá. El viuey Sámano se da a la fuga y Bolívar, a la cabeza de sus tropas recibe los laure1es de la victoria. Una lluvia d·e fl ores cubre al vencedor ·en su entrada triunfal en Santa Fe de Bogotá. Nueva Granada había sido libertada. En el apogeo de la gloria, B olívar pronunciaría palabras semejantes a las de su delirio sobre el Chimborazo: "Este manto de ir.is qu,e me ha servido d·e estandar te, ha recor rido en mis manos sobre regiones infernales; ha surcado los ríos y los mares, ha subido sobr·e los hombros gigantesc.os de los Andes, la tierra se ha allanado a los pies d·e Colombia, y el t~empo no ha podido detener la m arch a d·e l a libertad". En su anhelo de dar a. Colombia el pro totipo d·e Gobierno que le convenía , repitió, sin duda, lo que en inmortales fras es dij·er a en Angostura: Quiero para vosgtros e l r égimen ideal: "El sist·ema de goMerno más perf.ecto es

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aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad socfal y mayor suma de estabilidad política". E l Libertador que hubo de continu ar en su marcha triunfal, coronados sus propósitos, de regreso a Colombia se expre sa así: "Colombianos, cinco años hace que salí de esta Capital, para marchar a la cabeza del Ejército L ibertador, d·esde las riberas del Cauca, hasta las cumbres argentinas del P-0tosí. Un millón de colomhianos y dos Repúblicas hermanas han o.bt.enido la ind·ependencia a la sombra de vuestras banderas y el mundo de Colón ha dejado d e ser español". Y en su paso a la Inmortalidad: "Colomhianos, mis últimos votos son por la felicidad de la Patria. Si mi muerte contribuye para que c-esen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro". Señoras, señores: Esta es mi brevísim a síntesis relacionada con la gloriosa efemérides d·e l 20 de Julio de 1810 que conmemoramos y mis votos porque en esta Sociedad Bolivariana, como en las de más de América procuremos seguir las huellas de los Libertadores, si se me permite, con valor para hacer ·el b1en como Bolívar, con decisión y m odestia para practicarlo como Sucre, con dedicación y noble sacrificio y generosa lealtad como Manuelita Sáenz, la L ib ertadora del Lihertador. Y en homenaje a nuestra h erm ana República de Colombia, sean mis palabras finales, las de su canción sagrada: Oh gloria inmarnesible, Oh júbilo inmortal, En surcos de dolores, El bien germina ya.

- -- -....·· ·-Discurso del Embajador de Colombia Dr. Moisés Prieto

S eñor Pr·esidente de la Sociedad Bolivariana del Ecuador, Ilust r·es representantes del Cuerpo D iplomático, Señoras, señores: Al agradecer en nombre de m i país la oportu nidad que nos han brindado el.e contribuír a la ·exaltación de una fecha magna en e l historial de la República de Colombi a, compre n-

cto que m1 deber .es elevar la inteligencia para qu·e se haga digna del ambie nte natural de esta augusta Acad·em ia. I nvitado a rem emorar los acontecimientos del día y la noche del 20 de J.ulio de 1810, que se consideran como la 'iniciación de la inde pendencia d e casi m ed io Continente, no voy a hacer el relato prolijo de hombres y sucesos que vosotros conocéis en dem asía y m e indino más b i·en a presentar, si vuestra b e11evoJ.enc!a lo permite, los antEcedentes que de-


46 termin;uon ese hecho de tanta significación rolítica. · Antes de iniciar la exposición debo est::ibkcer las bases del métodc. que vo:v a seguir. Comparto el principi:> de que las cie.ocias se desenvuelven y prosperan parfümdo de la observación y la experienc'.a. E l cultor de las ciencias físicas pued•e -ex~rim entar a la hora que qui·era en su laboratorio, rep etir sus ensayos y verificar sus conclusiones cuantas veces le venga en gana. No s11cede lo mismo e n las ciencias sociales. La expc1i~nci a en esta rama no oued·e producirse a v0: untad; aquí no cabe siño la observación a L r~ nta d e hechos, con el agravante para ei im ·estigador, de que los elementos qu·e entran a formar parte d·e un fenómeno no vuelv~11 a presentarse en forma idéntica más acelante. P o_._. esta razón, es d·ecir porque los hechos no son los mismos s.ino tan sólo seme jantes, es po-r la que ·el Profesor Pareto sostiene que no hay "leyes" sociológi:cas, sino "cJnsta1;tes" so:::iológica s. Los resultados no se !'ep;t·e n con el rigor mat.e mático con que se c 1_1mpl-en las leyes físicas; pero cuando se logra E!stabl·ec-::r la presencia de una suma de antec·edentes importantes simil1a res, los resultados son "constantes". Aplicado est.e criterio, la historia deja de ser el análisis d e un hecho muerto, para conV·'°'rtirs-e en ciencia viva, actual, y d e claras proyecciones hacia el porve nir. Los factores que motivaron la independ·::ncia americana ya tres veces semisecular, so;, con ligeras variantes los m ism os que han actuado -en nuestros dias y qu-e desd:: la última guerra a la hora ·en que hablo, han producido en los continentes de color: Asia y Africa, 24 nuevos Estados independientes, el último de ellos llegado a la vida autónoma, el Congo Belga. H echas ·estas expl!cacione s v oy a delin-::ar a grandes rasgos las constantes que pueden observarse En la independencia americana. Tras de la gloriosa aventura de las tre s caravelas que agregó un mundo a la corona d·: Castilla, viene la tarea de la conquista donde se hermanan la espada y la cruz para quitarle a los indios sus falsas creencias y también el oro, -ese sí le gítim o, de su p.2rt·en~n­ cia. Era la época del Tribunal inquisidor y de los soldados v.ictoriosos que pelearon contra el m or o. Los hombres de la conquista, m itad fanáticos y mitad ave nt ureros llegaron a depravar y d:estruir una civilización y una cultura milenarias qu,e no hemos logrado conoC·2r en su integridad pues la obra de devastación fue casi completa. Ortega y Gasset refiriéndose a estos hechos d'ice: "Ellos (lo s conquistador.es) irrumpen sin nociones toda-

EL LIBERTADOR vía de nacionalidad y arrasan las bi·en organizadas naciones del nuevo Contine nte, la m inoría selecta de cuyos gobernantes bien podía codearse, en parejas circunstancias, con las mejores del mundo. Vi·enen arrogantes, caballeros en briosos corcel.es, lanza en ·ristre, y atronando el espacio con el rayo de los arcabuces; pero sin planes n i propósitos constructivos". Desd-e ahora hagamos una salv·edad n.ec-esaria y justa: no había otra clase d.e h ombres s!no estos, pobres de letras, rústicos y temerarios que se aventuraran por el "mar océano" a realizar el más lejano y azarosr :le los vi·ajes posib1es en aqu·e1'la época. Un solo móvil era capaz de im pulsa:dos a sobrep0ne r tantos riesgos: el afán d·e riquezas celestiales o el afán d•e riquezas terrenales. Así fueron nuestros conquistador.es. Sólo por excepción se vió que Misioneros como el Padr.: La!-! Casas de la Comunidad de Santo Domingo , el Jesuíta Lufa d•e Frías, otros relig~osos que me ncionaré ad•elante, y poquísimos seglares, se convirtieron -en def.ensores d e la raza sojuzgada. Todos el.los .e nviaron quejas y relatos lastimeros al gobierno de la metrópol.i y abundaron en consolaciones y afectos ?~rso­ nale s para con los nativos. Así eran Los h ombres. Ahora v·eamos cómo se manejaban las cosas: las tierras se fueron destinando en forma de encom iendas qu-e nesultaban próspe ras por .e} trabajo impagado del indio. Era el ser humano m ás qu·e la tierr.a el objeto de la -encom ienda. Así p ued.e leerse en un documento, qu·e dice : "En nombre de su Maj-estad e por virtud d el pod·e r qUie para el1o f.engo, encomiendo a vos, Jorge Robledo mi Teni·ente General, el Vall·e d·e Apía con todos los fodios e principa1es, e con todos los ind ios a ellos sujetos. De ellos os podéis servir y aprovechar en vu.etra casa, minas e haciendas, labnanza o granj erías, con tanto que seais obligado a ens·e ñarles e industriarJ.es .e n las cosas de nuestra Santa F e Católica con lo cual d-escargo l!a conci::ncia die Su Majestad e la mía". En las minas, acontecía igual cosa agravada pana el n ativo por la alta m ortalidad qu·e <:!l trasplante a los cEmas malsanos de la zona m inera diezmaba la raza indígena, hasta el punto de que has mitas o participaciones para las arcas r·eal·e s ve nían a men os por la falta d·e brazos. Fue entonces cuando por temor de que se ·exterminara la raza indfa se adoptó la suger·enciia del Padre Las Casas de trae r sustitutos d el Continente negro. Al acogerla s·:: inició ese otro crimen tremendo que fu-e la importación en masa de esclavos que implicaba l as odiosas cacerías en el Africa C.entral, que en narración horripilante describe


EL LIBERTADOR , Alfonso de SandoV1al y que una vez cautivos er.an aprisionados con argollas de hierro de seis en seis y de dos ·e n dos con grillos a los pies. El mismo :resume .el contenido die su libro en .e sta cláusula :' "la esclavitud ·es como una continua muerte, porque los -esclavos v iven muriendo y mueren. vi viendo". La sed d-~ oro que aniquiló a la razia indiíg.ena alcanzó también a la raza negra e hizo de P.edro Claver otro defensor de perseguidos hasta ·21 punto d!e que en los votos solemne s de su ordenación agr.egó una frase que marcaba el futuro cfo su vida: "Yo , Pedro Claver , seré el esclavo de los negros para siempre". Su vida S·e dedicó a ·e llos y la promesa s-2 cumplió con tal cabalidad que la I glesia Católica lo hizo asc.enc:Ler santificado a los altares. (Cita tomada de los escritos de Indaleci.o L:·2vano Aguirre) . Mientras predominaba -esta .explottación inhumana, .el gobierno de España, incapacitado para i mponer su voluntad, unas vec-es por los informes contradictorios que 1e 11-egaban d·:? sus propios agentes, otnas por la índole y avaricia de quienes d-eb ían acatarla; y, sobre todo, por la distancia que lo separaba cfo su s coloni·as, dictaba unas ley.es para k:is Indias de sentido ·p at ernalista y bondadoso qu_.e &e quedaban sin cumplimiento en el t·erritorio al cual se destinaban. No culpo de este insuceso al gobierno de la. Metrópol!, al cont m r iv , explico .el ·p or qué de la ineficacia d e las órd~:mes venidas de la Madre España. Así van. pasando los años y el régimen tr ibutario de quintos .e n las minas d·e m e'13.l y p iedras ·preciosas, -el d 2 diezmos para -21 culto, .el almojarifazgo y anatas le pare cían pocos a la Corona y gravosos •a los nativos. A estos h echos se agregó la alcabala, transitoria ·en sus comienzos, elevada d·espués al 10% y al 14% a m ed;ados del siglo XVIII, qu·e si bien excluía expr esam en t·e a los indios, crnó descontento en otro sector; y el resentim iento contra España ganó nuevas e importantes capas sociales. Con las m ejor.es inte nciones de que se limitar a el latifundio, que la tierra fuera cultivada por los tenedores d e .ena y que los indios tuvieran alguna para sus sementeras, el R ey F-elipe II d ictó la R.eal Cédula del Pardo que implicaba la revisión periódica d·2 los títulos y la d evolu ción d.e m uchas d·e ellas 13.l dominio de la Corona. La situación descrita atrás condujo a que el ilustre Cabildo de la Villa de Tunj a some tir:::ra a votos las r eales cédulas sobre 13.lcabala y manifestara su desacuerdo negándose al pago d·e los tributos señalados por e l monarca. Afloraba así la resistencia de descendientes de encomend·eros y de conquist adores en acto d·e clara r·ebeldía contra la Corona y con-

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tra su política indigenista. Hubo arr·e stos, juicios y se envió prisionero ·a E spaña a D. Alonso de Carvajal. De ahí en adelante la pugna se agudiza cada vez más .entr.e la Corona y los blancos de América, siendo España la que trata de aliviar las condiciones del indio ·explotad·o por la nueva clase de t·erratenientes ·Criollos. En la presentación . que v.engo haciendo le estoy dando preeminencia a los h echos económicos como determinant·es d e una situación explosiva que asumirá e n ocasiones asp·ectos violentos ·en sitios y hora dispar-es. Podríamos citar algunos de ·e llos como la sublevación a órdenes de Tupac Amaru quie n 1-2 pone sitio a la Villa Imperial del Cuzco y se dice vocer o de criollos, mestizos, Ziambos e indios. Igual.es alzamientos s-e presentan -en Tocaima (Cundinamarca) y en los Ll'anos Orientales c;le Colomhia. Es una mujer la que en ·21 SoC'orro arranca el ·edicto en ·el que se promulga el refuerzo d·e los estancos d·el t.abaco y ·el m onopolio de aguardientes, dando lugar a que, como r eacción, de todas las torrenteras y montañas de Santander bajen a órd·en es de Juan Fr.ancisco B erbeo con án imo de tomar la capital d el r·eino de la Nueva Granada. Ambrosio P izco se proclama monarca de B ogotá y .Señor de Chía. Me olvidé decir que la proclama de Tupac Amaru fu-e leída con toda solem nidad en casa d.e doña Agueda Gallardo de Villamil, distinguida mat rona de la poblaC'ión de Silos y com€nkda allí por los jefes d e la r evolución comun·era de 1781, v·enidos de las Provincias de Pamplona y S &n Gil, según rela t a .el h istoriador Góme z Latorr-2. De ·entre los jefes del común dos figuras se destacan con intereses ·opuestos: Don Fra ncisco de Ber:beo n~pres-ent1ant.e de los enriquecidos de América; y José Antonio Galán que encarna las r ·eivindicaciones de los humildes, cosecheros, ·indios y esclavos. Esta dualidad de interes-es de los grupos en r.eb eldía termina en que d etienen su avance ·en Zipaquirá, donde se firm an las capitulaciones del mismo nombr·e que frustraron .el movim iento. Berheo n o quería que los C·omuneros ·entraran a Bogot.á porque tenía mi.edo d e que los inte reses de los enriquecidos sufrieran mengua por las exigencias d·e la plebe victoriosa. En ese momento tenía más concomitancias con el Arz.obispo Caballero y Góngora quien r epr.esentab a en ~as negociaciones a la re aleza española y cuyo designio ·e ra impedir igualme nt e que los 18.000 h ombres de la sedición avanzaran sobr.e Santa F·e. El escribano r·eal p ratocoHza en acta las escenas poste riore s al acuerdo así: "El Arzobispo oficia una misa solem ne y expu est o el Santísimo Sacramentó, teniendo delante una mesa y en ella un mi-


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sal abierto, puestos de rodiUas y las m anos sobre e l misal, juraron por Dios Nuestro Se ñor, por su Cruz y por los Santos cuatro evangelios, en nombr-e del R ey nue stro Señor guardar y cumplir las capitulaciones" las pactadas en Zipaquirá. D espués de tan solemne c·er.em onia no s·e cumple por parte de las autoridades cuya r epresentación Uevó el Arzobispo Caball ero y Góngora, sino un artículo, aquel por el cual se nombra a Don Francisco de B erbeo Corregidor de l Socorro con mil pesos, tan pronto como se disolvieron los tum ultuantes. E n cuanto a Galán, el otro jefe de los comuneros, fu e enjuiciado y la sent.encia d ice, en lo pertin:mt·e: "Condenamos a J osé Antonio Galán a que sea sa.cado de la cárcel, arrastrado y llevado al lugar d·el suplicio, donde sea puesto en la horca hasta qu e naturalmente muera; que ba jado s·e le corte la cabeza, se divida su cuerpo en cuatro parte s y pasado el r esto por las llamas, para lo que s-e encenderá una h oguera delante d·el patíbulo, su cab~za se r.á conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos; la mano der·echa puesta en la plaza del Socorro; la izquierda en la villa de S1a n Gil; el pie derecho en Charalá y el pi e izquierdo en el lugar d.e Mogot·es; declarada por infame su d·escendencia, ocupados todos sus bienes y aplicados al R eal F!sco; asolada su casa y sembrada de sal, par a que de esta manera se de al olvido su infam e nombre". L a sentencia fue e j ecutada y sus miem bros e nviados a la3 tierras de su actividad. Este acto reprobable sirvió para enseñarnos qu·e las voces de libertad y justicia perduran m ás allá de la desaparición del caudillo y qu-e el nombr.e d e Galán condenado al olvido por sus juec·es seguirá a la m anera de los so1es extintos enviando por siglos su luz sobre la tierra. Hasta aquí t odo indica que las condicion.::s obj etivas para la independen cia estaban cumplidas; ~ero quedaban todavía ligam entos m orales que no dejaban mov·er a los futuros actores con desembarazo. L a re ligión católica era la del pueblo y aunque loa practicaban con más fetichismo que fervor místico, profosaban por los jerarcas d·e la iglesia e special r·everenciia y no se atrevían a desafiar los anatemas eclesi·á sticos qu·e les inspiraban un t emor trem endo. Les habían inculcado qu·= el R ey ·e ra de orig.en diivino y esto los frenaba en su impulso hacia el gobi-erno autónom o. Cuando hubo confusión acerca d e quién conservaba la complacencia celestial par a ejercer el mando en España, porque con iguales títulos se disputaban e l trono Carlos IV y su h ijo F ernand o VII, quienes se odia-

han hasta el punto de que uno y otro se ofendier on e n lenguaje arrabalero mom :m tos antes de ce der sus derechos a su Majest ad el Emperador de los Franceses quien, en desarrollo del pacto, terminó desti nando el t ro no de la P.enínsula a su herm ano J osé Napoleón . Conj untamente también ·ejercía autoridad la Junta Central d e Sevil1a que en las postrim erías de 1808 celebraba tratados de alianza con la Gran Bretañ a para hacerle fre nte al inv.asor francés. En esta rebatiña de los cuatro gobiernos los católicos de América, que lo eran todos, se dieron cuenta que podían conspirar contra las autoridad.es de ultramar sin caer en profanación. El último lazo inh ibitorio en la gente llana estaba r ot o. Esa m ism a inc·ertidumbr·e sobre la pot est ad real af.ectaba a Oidores, Virreyes, cort·2sanos y consejer.os porque si bi·en ·es cierto que h ab ían quienes se m antenían fieles a F ernando, en cambio otros confesaban su inclinación hacia José B onaparte ante ]¿; posibilidad d e que el ejército invasor se afianzara ::-n Madrid. Todo ello hacía vacilante al go·· bierno de l Nuevo R eino y era motivo de acortam iento en su actuación. L as autoridades locales v·eían crecer la ola de descontento ya que las ·exigenciias d-el pu·e blo o venían de la turbamult a, o se pr·esentaban en escritos de tono tan firme que rayaban en el d·e scomedimi·e nto. El "m em orial de agravios" es muestra ad·ecuada de este acerto. Las autoridades, digo, volvieron a dividirse entre los que pretendían reprimir a los Levantiscos con ejemplar dureza y los qu·e quisieran acceder .a las demandas para qu-c el imperio de América no se les fuera de 1:;1.s m anos. L os insurgentes sabían quiénes ·eran propicios a sus reivindicaciones. De .e ntre estos guardaban fundadas esperanz,as ·en la persona del Comisar.io Regio Don A ntonio Villavicencio por cuya causa le organizaban un banquete paria r·endirle h om enaj e a su lle gada a Santa F e. M esa engalanada m erecía señor tan principal; los invitantes se d'irigieron e n busca de adorno apropiado a la tienda de un mer cader español. A causa de la solicitud se pronuncian fras.e s d esobligantes que llevan a la r eyert a, Ju.e go al alboroto colectivo; se arrem olina er pueblo y de su boca, ,al fin se escapa la protesta qu•e ha llevado reprimida durant e siglos; los tribunos encauzan la cólera de la m uchedumbre contra los español·es de Europa. L a multitud va de loa tienda a la plaza y de la plaza al Cabildo, sin darse cuenta, tal vez, que avanzaba hacia el recinto sagrado de l a historia. Señores ecua torianos: meses ante s en vuestra capital se había producido un he cho sem ejante: la J unta Supr·e ma de Quito, ratifi1

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cada por Cabildo Abierto, desplazó a las autoridades representativas de la realeza, nombró Ministros, un Senado para las funciones judiciales, dictó reglamentos para las Fuerzas Armadas con la denominación d-e F alange, es decir, organizó el Gobierno en todas sus ramas y como residuo del pasado juró obediencia y fidelidad a Fernando VII como a su rey y señor natural. En el Acta de independencia de Santa Fe aparece que es también el pueblo reunido e n Cabildo el que organiza el Gobierno para la Nueva Granada y lo bautiza como el vuestro con el nombre de Junta Suprema; igual complacencia en la actitud inicialJ del ejército de los dos países. Con ·el mism o celo prometimos aquí y .allá defender la religión católica; del mismo modo que lo habíais hecho vosotros reconocimos al Rey Fernando; por si faltaran semejanzas, en ambas partes se gana la r.evolución sin derramamiento d,e sangre; y es en 1as catedrales de una y otra vma donde se magnifica la promesa de respetar los mandos acabados de crear. En este paralelo d·e sucesos llama la at·e nción el sinnúmero de similitudes e n la manera de ordenar la nueva estructura política h asta el punto de que es dable pensar qu·e ellas fueron .el: resultado de causas originales idénticas, aunque también debieron influir, sin duda alguna, las circulares de la Junta de Quito enviadas a los Virreinatos de l Perú y Santa Fe convidándolos a seguir su ejemplo. 20 de Julio de 1810, f.echa destinada a mármoles y bronces que marca el final de una etapa y el comi·enzo d·e otra; en ese dia culmina una revolución dirigida exclusivamente por piatricios civiles qu,e anhelan cambiar una estructura económica y social inso?ortable. De ahí en adelante ya no se aspira sol amente a independizarse de la m e:trópoli sino a buscar la libertad humans en toda su ple nitud. Esta no va a alcanzarse sino por m edio de las armas. Por sobre la cordillera an-

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dina pasan luces cargadas de presagio, el gran hacedor de Repúblicas se ha puesto a modelar con el barro de América seis a irnagen y semejanza cLe su pensamiento. Mi patria se ocupa hoy en recordar el 20 de Julio que se inicia con un hecho elemental pero trascendente; una simple reyerta que tuvo la virtud de qu·e por su causa se quebrara la célula social de la colonia liberando fuerzas inconmensurable s que al despre~derse incendiaron l:a América y trasmutaron la servidumbre en libertad. Siglos atrás en la cima del monte Calvario un campesino judío r eafü~aba otra tarea sin importancia, cavaba h tierra donde parecía más árida, ese humilde hoyo se destinaba para plantar un madero en forma de cruz; los frutos de .esa siembra también trasmutaron la servidumbre en libertad. Permitidme una consideración final: la teoría marxista en su nacimiento creyó y proclamó que las revoluciones d·el futuro d~bían producirse, .en primer término, en los países industrializados como Inglaterra y los pueblos centrales de Europa. La experiencia nos ha enseñado que las comarcas atrasadas, aquellas donde predomina el campesino son las más vulnerables a estas convulsiones. Rusia y Asia se presentan como ejemplo indiscutible. La equivocada apreciación marxista fue la de creer que cuando se acumulan las riquezas e n las manos de una sola clase y hay factores subjetivos favor.ables, el país queda listo para el estallido revolucionario. Exámenes más recientes de los •h echos sociales nos indican qu,e como factor material determ inante influye mucho más el bajo nivel de v ida de las clases inferiores que la riqueza sobrante en unos pocos. Las condiciones de vida infrahumanas son terriblemente inflamab Les y propicias a la aventura revoltucionaria. Del mundo actual, la región que necesita con mayor urgencia elevar el nivel de vida de sus masas es la América Latina o vamos a ser t·estigos impotentes de lo inevitabl.e en la historia.

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Discurso del Dr. B enjamín Terán Varea El señor doctor Arturo Cabr·era Martínez, prestante Socio de la Entidad, en breve y erudita síntesis, ha producido magnífico homenaj.e a la R epública de Colombia, y nos ha conducid o, como de la mano, hasta hacernos llegar a B oyacá, lugar de p1'ena luz, cita heroica d·e la libertad de Colom bia y punto común de las glorias americanas; no sin antes referirse, como debía hacerlo, a la persona del Excelentísimo señor Dr. Moisés Prieto, Embajador de Colombia, ciudadano meritísimo dentro de la política de su P aís, y Maestro d·e basta ciencia jurídica, predkada desde la Cátedra Univ·ersitaria de su Patria. El Sr. Dr. Prieto, honrando la tribuna bolivariana, con erudición y m aestría singulares, ha d·esentrañado el significado de 1 a ·efemérides del 20 de Julio de 1810, presentándonosl'1 :.:on el mayor realismo y profunda sign:ficación. Héroes incomparables, presididos sit.>!ni;>re por nuestro gran L ibertador. J ornadas inolvidables, luchas sangrientas, libertad a plenitud, para llegar, a los ciento cincuent'l años, a una vida de relación estrecha y def:.nit:va, .entre los pueblos bolivarianos y los de América tod a ; para llegar, después de ciento cincuenta años, a una etapa de solidaridad, aun en los campos más complejos de la econoinía y la asistencia recíproca; y para llegar. ;::um plido el Sesquicentenario de la Ind·=r~n­ dencia, a una fecha común que signifique liberación plena de toda influ·encia extrac0utinental, confirm ando, de este m odn, posic:0nes comunes nu.estras en las diferentes Cun:rer·Encias Interamericanas, y nuestra Ideología democrática y americanista. Me ha c·orrespondido el honor de hacer llegar al Sr. Coronel don Rubén Rueda Sáenz, Adjunto Militar a la Embaj ada d.e Colombia en el Ecuador, el título que le acredita SociJ Activo d·e n uestra B olivariana. Podría, inclusive, alegarse que es tan sólo un mero formulismo, un acto simbólico, y no otra cosa. Es ésta la verdad. El Crnel. Rueda era ya un distinguidísimo bolivariano de su patria, y por el hecho de serlo, es un bolivariano del E cuador, en plenitud de sus derechos. Así debe juzgarse el bolivarianism o. Así debe entend·erse la hermandad bolivariana. Así apreciamos a los bolivarianos de Colombia. D esde cuando el Coronel Rueda egresó de la Escuela Militar, por obra de sus merecim ientos, fue ascendiendo las diversas gerarquías del Ejército, con el respaldo de su vida militar y con el aprecio de sus compañeros de clase, hasta obtener el Coronelato, en el año pasado, grado militar que ostenta en la ac-

Doc1.0r B enjn.nún T erán Varea m e ritlslmo Presidente d e la Socie da d Bolivariana del Ecua do r , quien en la actualidad d esempeña e l cargo de Embajado r de nuestro p aís en P anantá .

tualidad. Desd-e Comandante e Instructor de pequeñas Unidades hasta Profesor y J.efe d e estudios de la Escuela Superior de Guerra; desde el Curso de Capacitación en la Escu·ela de Aplicación de I nfantería, hasta graduarse en el Curso de Com ando y Estado Mayor, en los Estados Unidos, y hasta Gobernador del Departamento de B oyacá, el Coronel Rueda tiene para sí una vida activa y fecunda, en los campos civil y m ilitar, aparte de merecidas condecoraciones y distinciones singulares. Hace pocos días que tuv·e la oportunidad de visitar Bogotá, fue cuando mayor v·eneración sentí oor esa Patria h ermana, fue cuando mayor respeto me inspiraron los bolivarianos de Colombia, y fue cuando mayor admiración sentí, por esa Colombia, esforzada y grande, que ha sabido abrirs·e paso, hasta lograr los más altos niveles de su conducción poUtica,


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d.e su consagrada intelectualidad, de su m a- ca un bloque h omogéneo dentr o del Contidurez cívica, de su democracia ej emplar. Y el .nente. señor Agregado Milit ar es digno guardián de Con esta admisión, el Coronel Rubén Ruelas glorias colombianas, es un soldado fiel da adquiere ·un solo derecho, y también una del ej ército bolivariano, es un luchador infa- sola obligación. El dere cho absoluto de sentigable de la tarea grande ·e infinita legáda tirse bolivariano ecuatoriano, y la obligación por el Libertador de América, es un valioso irrenunciable de seguirse sintiendo bolivariapr.opulsor d·e la unión de estos dos pueblos: n o c0Jombiano. En nuestra casa quedan fuEcuador y Colombia; tan similares, tan gem e- 5ionadas estas d os calidades, compatibles con los, tan solidarios, tan fervorosos por la Unión lll~estro ideario institucional, nuestra fe b oGran Colombiana, sín tesis de lo que signifi- livarian a y nuestra devoción por la he rmana CcJ.ombia.

Oiscm·so p·ronunciado por el Coronel Rubén Rueda Sáenz, el 19 de Julio de 1960 en la sede de la Sociedad Bolivar iana del Ecuador con motivo de su nombramiento como socio de ella y celebración del Sesquicentenario de la Independencia de Colombia

S eñor P residente de la Sociedad B ülivariana del Ecuador; S eñ ores miembros del Cuerpo D iplcmático; Señoras, señores, ~ompañeros bolivarionos: Esta augusta cere monia de la inteligencia con que habéis querido celebrar el Sesquice nt.ena r io de la proclamación de la Independencia de Colombia, compromete nuestn g ratitu<l hacia la beu,emérica Sociedad B olivariana de l Ecuador, vocero representativo de la legendaria nobleza del pueblo ecuatoriano y auténtico exponen~e de los más preclaros valores d·e su espíritu. Es v uestra .labor insig1' e un hermoso empeño como oue es bello recordar a los pueblos h erm .. r,os su legado de tradiciones, qu.e como un faro alumbra el camino de sus vicisitudes y afianza la f.e en sus destinos comunes. En nombre l·e Sociedad Boliv.a!·1ana de Colombia recibo emocionado el altL;1mo honor que me habéis conferido al armarme caballero de vu estros ideales que también son los nuestros en ·el corazón del Libertador. Toda m i voluntad, y mis facultarles que<lan a vuestro ser vicio para propiciar una r eal cooperación y un 1ntercambio de ideas y programas que r edunde en beneficio de nuestra cau•.a común qm= no es otra que la exa ltación de las glorias del excelso Fundador de Naciones y el estr ech amiento de los vínculos con n uestros pu-eblos hermanos. R ecibid el testimonio de mi permanente gratitud por tan señalada distinción que es bello gesto de amistad e hidalguía, con el cual no sólo habéis honrado a la Sociedad a que

p ertenezco, sino también a las Fu.erzas Armadas de Colombia que junto con las vuestras en el pasado, derramaron su sangre por la sublime cau sa de la libertad de América. Nuestras dos Sodedades Bolivarianas y nuestras dos Fuer zas Armadas .están estrechamente unidas con vínculos indisolubles, pues en tanto que las unas pregonan las glorias de t h éroe epónimo, las otras se nutren de sus virtudes milit ares y ciudadanas. Y al recordar las glorias del n acimi:?nto d e nuestra libertad -per:mitidme que en vuestro honor evoque tJan sólo algunos rasgos de la múltiple per sonalidad de Bolívar, que alumbrará el devenir de la h istoria de nuestros pueblos hispanoamericanos. B olívar es un produ cto de la tierra: f ue la for m a cómo América e xpresó su sueño de libertad; nadie ha •estJado tan cerca de su tierra nativa como él; nadie sintió la devoción de sus -espacios abiertos con aquella fuerza dinám ica que le dió vida a su geograíia. Todos sus pensamient os, sus acciones, sus .; studios, proyectos y ambicion es tendieron invariablemente a buscar la grandeza de la comunión íntima entre el ho mbre y su tier r a ; por eso como otr o creador le dió su soplo vital y le infundió la en:ergía de su despertar. Esta es la base esencial d e su victoria. Aquí r adica el aspecto fundamental que lo difer enció de Miranda, quien al ti:asplantar los procedim ientos guerreros de Europa a estos territorios, no hizo otra cosa que lan ~ar su -::mpresa en brazos d-el infortunio. Miranda retardó la libertad de Venezuela porque n o p udo compenetrarse con las características del m edio americano. La historia enseña q ue


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toda estrategia d-entro de sus princ1p1os inmutables debe ser producto del ambj.ente; Uevar su sello indiscutible. No .existen procedimientos d·e invariable aplicación a todas las latitudes. La doctrina de guerPa de los pueblos y de las revoluciones debe estar de acuerdo con la idiosincracia d.e los habitantes, la naturaleza del suelo, los ·e1ementos disponibles y las caracteríscticas ·esendales de la ,época histórica qU:e se v'i.ve. Esta noción era consustancial· con el .espíritu de Bolívar quien optó por la sol·ución -heroica o s-::a la guerra a la •americana.; guerra de continuo movimiento, de constante ofensiva, d-e sacrificio y abnegación ilimitados. Miranda no hubiera podido tener éxito jamás porque si bi.en es cierto que trajo todo su corazón a América, había dej,ado sw alma en Europa. P or eso Bolívar se confund:ó con eli llanero para arr·ebatárselo al espíritu de Bobes, libertó al n·2gro, convivió con el mulato, ·el mestizo y el pardo, amó al ind;o, sintió las ambicion·es del criollo y modeló los sentimientos del que él llamaba español-americano. Fue político e n la Nueva Granada y en Venezu·ela, fue guerr:zro, porque sabía, como dijo un traLadista colombiano ilustre, que en la primera Sf:' iba por la política hasta la guerra y ·en la segunda por la guerra hasta la política. Supo captar con aderto el espíritu dominante de cada región, d~ cada comarca, de cada estra+o humano. Esta comprensión que 1-e perm1tía traducir los sentimientos de todos par;:i encauzarlos hacia la lihertad, conjuntam~ nte con su vasl•a cultura y facultades superiores a los hombres de su época, y la inY.encible d E:terminación de su carácter, le daban el natural e ind;scutible derecho de dirigir la empr.ssa magna. Sentía dentro de sí el impulso del d<estino que infundió en sus seguidores una m í.stirca providencial. Ellos lo inv,1can en los momentos de peligro y de muerte. El héroe ·argentino Necoechea moribundo t•:? dice: "S€ñor: sois superior a cuanto yo m0 había figurado de los hombr·es; para restaurar la sangr·e de mis heridas dadme una sola gota de la vuestra", y el Almirant·e P·a dilla al prepararse en 1824 a atacar la escuadra de L abord•e exclama: "Venceremos porqu·e mañana es el natalicio del Libertador". Bolívar pos·eía ·el sello de los predestinados, el sino de los ung'.d os. La mística que infundía su recia p ersonalidad fue factor decisivo para la victoria. L os hombres con destino histórico , como los pu·eblos, comprenden que lo geogr áfico es la materia prima para modelar la grand ::za futura, por ·eso Bolívar desde los primeros momentos en que ·empezó a influír en la historia am ericana, sintió una devoción casi r eligiosa por los espacios ilímites, una concep1

ción de la dinámica espaci-al que lo llevó a soñar en la constitución de una gran nación, un futuro super.estado, confedePaciones y ligas de naciones. Al final, quizo conservar por todos los medios su cara realización de la Grancolombia. Luego de haberse decidido por la formación de grand•es naciones hubo de pensar en darle ·a la g.eo.grafía .un s·ent:ido político para consolidar su ideal del estado espacial. En aras de este· designio de su vida consumió su existencia prodigiosa. Al seguir -el curso de sus pensamientos a través de sus ·escritos inmortal.es, trataremos en orden de importancia las cuatro concepciones básicas de su genio político entre las cuales en primer lugar ~e encU:entra la creación doe Panamérica. La it.l·e a oarte de la necesidad d·e una defensa colectiva de la independencia cuando tc :lo:; los países la hubies•en alcanzado. La Europa t•an pronto como haya salido de las convulsion<>s que en el pres·ente la debilitan, ha de volver los ojos al Nu-evo Continente para dar pábulc, a su voracidad insaciable, y por lo tanto los pueblos americanos d-eben formar un cuerpo único, una nación inmensa, capaz de mantener en jaque toda t.entativa de reconquista La forma alargada del Continent·e, que atrDviesa la tier.ra pasando por todas las latitudes, da a los hombres di~erentes características y t·endencias disímiles, que los inca9•a citan para la acción común. Los ingentes factores geográficos aumentan la.s dificultades. Los dos grandes bloques continentales unidos por un itsmo que se adelgaza hast·a lo imposibl-e, crearán necesariamente una indiferencia entre ellos, que los condenará irremediablemente a la separación. L as características d·e terminantes d·e raza y lengua dispa!\~ S harán qwe todo intento d·e uniLcación llcgui:: a los límites d·e lo utópico. Su. m~mte inquieta busca encontrar un camino que allane todas estas dificultades, y Montesqui.2u, quien lo había guiado en sus momentos de desesperanza le muestra. el camino al hablar de la federación en una de sus obras; " esta forma de gobierno, dice, es una conv.enc ión mediante la cual div-ersas enEdades -políticas se prest·an a formar parte de un estado más grande conservando cada un1 su nacionalidad. . . La República fed·erativa es capaz de resistir a ·u na fuerza ·exterior y de manten.2rs·e en toda su integridad sin qu·e se corromoa interiormente ... Cuando ocurra en uno de- los estados alguna sedición que el mismo estado no puede apagar por sus propios m edios, recibirá el auxilio de los -::stados fedePados. Si alguno se desmoraliza 1o corr·2gi rán los otros". Y así en 1823 Bolívar escrihe: "Nu·e stras R epúbl icas se ligarán de tal modo que no parezcan en calidad d·e nacio-


EL LIBERTADOR n·es sino de hermanas ... , pues cada pueblo será libre a su manera y disfrutará de su sobe11anía según su conciencia". Est.e grandioso proyecto estará condenado al fracaso. Monroe se ha apoderado d-e las ideas bolivarianas y ha lanzado su doctrina. La fort•aleza de Norteamérica controla por ·~1 momento el peligro. Bolívar disminuye la amplitud de sus aspiraciones panam·2 ricanas, en cuyo fondo predominó el crH·erio geopolítico militar de la def.ensa, y habiéndol-e par-2cido imposible a la postre la r ealización de Panamérica, opta por la formación de la confederación hispanoamericana para mantener un equilibrio ·en América, sin que hubiera abandonado del todo su id·ea original. R ecordará s1empre lo que escribiera en 1822. "¿Quién resistirá a la América, r eunida de corazón, sumisa a una ley y guiada por la antorcha de la libertad?" De regreso a Lima después de la batalla de Ayacucho, Bolívar pone •2n juego todas sus energías e influencias para la r.eunión del Congreso Anfictiónico de Panamá en el que habían de definirs·e los dest!nos de hispanoamérica, e invita a concurrir a él a los Gobiernos de Colombia, México, Chil-e, Río d·e la P lata y Guat.~mala. Consideró que el Itsmo era el lugar más aprnplad·o para dicho Congreso por su posición central y como s ímbolo sugestivo y representativo de la unión. Pero la conciencia hispanoamericana que durante la guerra de la independencia habí<a alcanzado una contextura, que aunque endeble podría s·e r el principio d·e la un ión d efinitiva: desde el acercamiento a s u culminación mostró •aquellos síntom as de disolución, que habiéndos-e cimentado dentro de las divisiones territoria1es de la colonia, a través de tres siglos de dominación española, se manifestaban en la forma de aspiraciones nacionalistas o regionalistas de finidas. Estos sín to mas geosociales que quizá consultaban los anhelos más próximos pero no las conveniencias futuras de los pueblos, junto con las incomprensiones y las ambiciones personalistas, hicieron fracasar el Congreso no sólo en el intento de reunir a la tota1idaci' d'e los convocados sino también en ·el aspecto fundamental de la federación o liga de naciones, pero los puntos tratados en él, habrían de s·ervir de base para fij ar las normas sustanciales de l derecho internacional que hoy rig·e al mundo y constituirían los fu ndamentos del derecho regional am ericano. Una de sus concepciones estratégicas m3s notables surgió en su ment-e desde 1821 cuando ipropuso constituír la federación de los países del Carib-e. Consideró la importancia que tenían México y las Antillas Mayores por su posición geográfica y su riqueza. como ba0

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ses futuras desde las cuales España podría lanzarse a la reconquista de sus colonias y con el ánimo die contrarrestar esa posible capacidad, en ese mismo año inició gestiones con e l país azteca tendientes a conseguir que México y Colombia puisi'eran e n acción operaciones militares y navales conjuntas para libertar a Cuba y Puerto Rico. Al fracasar la conferencia de Panamá envió a México a don Pedro Gual con el fin de convenir las bases de la nueva confederación, pero es-e gobierno consideró que la situación de la época hacía inoportuno el .p ropósito, y con esto murió aquella iniciativa que como todas las que Bolívar concebía, r·eunía las condiciones g.eográficas e h istóricas neeesarias para Uevar la a una provechosa realidad. Es asombrosa la visión de Bolívar pan aislar dentro de características geográficas defi nidas la constitución de estados espaciales, concepciones que s-e representaban -en s.u mente con una diamantina claridad. En el pináculo de su gloria cuando las banderas de las naciones oor él libertadas se r eunieron en Potosí, acarició la idea de fundar la unión de los Andes, en cuya re alización puso toda la .energía de su carácter. Ella había de constituírse con Colombia. Perú y Bolivia ha.jo los dictados d e la constitución boliviana, obra cumbre de su concepción política. Todos los ·elementos geográficos, clim atér ico.>, religiosos y de idioma s·e ·conjugan d entro de los ámbitos d>e la masa de los Andes que cubren la zona tórrida para darle al grandioso proyecto las condiciones necesarias de -u nidad. para el logro de sus pr.opósitos ejerce una h ábil pr-esión sobre los consejos de gob i·erno y hac-e valer su prestigio ante los cuerpos legislativos, y al conjunto de esta activ idad infatigable, consigue que e n principio sean acogidas sus ideas y: que el a.mbiente se torne favorable, per.o a la postre lo mismo que sus demás proyectos espaciales, muere bajo los det·erminismos implacables que conspiraban contra el porv-e nir de Latinoamérica. El me nor de sus pr.oyectos en cuanto a extensión, foe el de la Gra ncolombia, idea que pre cisa en su famosa ~arta de Jamaica de 1815, en la que prop-0ne la unión d e Venezuela y la Nueva Granada bajo e l nombre de Colombia , anhelo que realizó el Congreso de Angostura en 1819. Inmediatamente después de la batalla d e Ayacucho, Sucre invita a Quito y demás provincias a hacer parte de la naciente R epública de Colombia. Quito, L aja y Cuenca declaran su anexión y en esta forma se constituyó la Conf·ederación Grancolombiana. La Grancolombia fue el único anhelo que Bolívar Uegó a realizar. Tres núcleo¡¡ humanos fuertes Colombia, Venezuela y Ecuador


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unidos .por el abrazo poderoso de los Andes alcanzaron la libertad de un mundo. N.o nos detengamos a considera.r 1'as causas que hicieron que se perpetuara la unión de estos tres oueblos neroicos en un solo estado, porque son las mismas que pesaron ady.zrsamente contra todos los propósitos espaciales de Bolívar. ¡Reto lanzado por el hado adverso contra ·e.Jo porvenir de los pueblos que lo formaron! Pero si los magníficos ensueños de Bolívar, por la forma como excedier-0n a las tristes realidades del hemisferio, no hallaron tierra abonada para goerminar en su época, el sublime ejemplo de su vida, al proyectarse en el futuro con caracteres indelebles, por la

EL LIBERTADOR grandeza de sus ideales, está trazando el camino d-e-1• porvenir a América. Bolívar no só1o aspiró a libertar ni a independizar sino quiso al mismo tiempo estructurar y consolidar el porvenir de los pueblos dándoles una fuerza que por su unidad y su dinámica espacial fuera capaz de r esistir los embates de la rapacidad d·e todos los imperialismos y habilitarlos para pesar en la balanza de los d·estinos del· mundo. Sus aspiraciones se basaron ·en función de la historia y de la geografía mundiales y su gran visión geopolítica se asoció siemprre con la estructura universal. Su historia fue pues la geografía de Amér ica puesta ·en movimiento.


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De. t1zgc n·t-~na. 1810 - 25 D<? ~ ª1lf º -De. 1960

Intervención del Gener al Angel Isaac C h irfüoga, P reside n te de H onor, a nombre de lá En tidad

Al iniciar esta sesión solemne, organizada por la meritísima Sociedad Bolivariana, para proclamar las g1orias de la gran República Arg.:ntina, con motivo de-1 Sesquicentena rio de su Grito de Libertad, yo suplico que la principiemos r·econoci-endo la inteligente labor d·el Excmo. Sr. Embajador, Comodoro del Aire Alfredo Racedo, en los días d e fervor cívico de su nobk~ patria, para la cual Ecuador siempre sintió una admiración constante y una -amistad sincera. En la conmemoración del trascendental acont.ecimient o del 25 de May.o de 1810, el Embajador ilustre, mantuvo una serie de diálogos d·e sentido americanista con el Mandat ario de esta nación, su Prensa ilustrada, los niños de Quito y con todo el pueblo ecuatoriano; y así, su contr;bución fue fecunda para aviva:r e nt re nosotros -el empeño de r evisar la h istoria argentina para compartir las emociones qu e despiertan, en espíritus frat-ernos, las actitudes heroicas d·e los próceres que constituyeron su J unta de Gobierno Independient·e hace 150 años y que fue la base posit iva sobre 1a que, entre triunfos y r eveses, aquella gran patria, S·e levantaría maj estuosa para su prop~a gloria y para orgullo del Nuevo Mundo. El ilustre historiador Ricardo Levene, argentino, s-eñala como ese movimiento - drama d e Mayo -, como lo llama, comprendió tres m om entos sucesivos: la iniciación r·e volucionaria de los patriotas y al mismo .tiempo el desarrollo de un plan contrnrr·evolucionar!o de los adversarios, antes que la revolución estallara; la contrarrevolución triunfante de los días 23, 24 y parte del 25 hasta la formación del Gobi·e rno Patrio; y, la r-cvolución mism a, la furi a del pueblo, imponi.endo el Gobierno libre, v-enciendo la oposición del C'abildo de Buen.os Aires que obstaba la constitudón d·e la J unta de Gobierno Independi·ent-e, pues estaba compuesta, en su mayor parte de -españo-les y por ello fue necesario el grito del pueblo soberano de Cabildo abierto y el apoyo de las fuerzas patriotas, unidas al pueblo de que formaban parte, para la realización de sus aspiraciones. 0

La Junta, como sabéis se organiz·a bajo la P residencia de Cornelio de Saavedra, inteligente y enérgico; ,e n la que figuraría, como uno de los Secretarios, el gran Mariano Mor eno, alma y nervio de la revolución, autor de aq uel célebr-e estudio titulado: "Representación de los Hacendados y Labradores", q ue tenía por finalidad abrir .el comercio argentino para todos l os países del orbe, rom piendu el exclusivismo impuesto, .para su propio perjuicio, por España en sus dominios de América. En aquella J unta gloriosa, se encuentran nombres de tanta figuración como los de J uan José Castelli, ManUJe} Belgrano, Miguel Azcuénaga, Manuel Alberti, Juan Larrea y Domingo Matheu, como VocaJ.es, los que juran en la Sala Capitular de Buenos Aires, desempeñar sus cargos, hincados de rodillas y pon iendo la mano derecha sobne los Santos Evangelios. F inP.lizada ·e sa ceremonia, el Presidente Saavedra exhortó al pueblo a mantener el orden, la unión y la foat.ernidad. L a Junta de Mayo ·estampa declaraciones admirables: reconocimiento d·e derechos individuales, ti-erras incultas para los labradores, prec-~pto de la libertad de ·escribir, que más tarde se llamaría libertad de Prensa, qu-e fu-e defin!t iva por More.no en 1810, al fundar "La Gaceta'', sostenida por el deán Funes y por Bernardino Rivadavia en 1811; y, otro hecho •:xt.raordinario, se funda la Biblioteca Pública, como s,i gno d·e la ilustración de los p:,;eblos - así declara Moreno -, agregando que "toda casa de libros atrae la concurrencia de los sabios y los conocimientos se aumentan con la discuslón; todos los que vengan pa1:a aprend-er, em:·eñar y trabajar se rán bien ac·e ptados". Y así es la de Mayo una gran revolución que aspiraba la realización a.e reformas generales en el Gobierno, en la economía, en la cultura y ·en la L egislación. Por fortuna, nunca ·existió en Argen tina ese divorcio inicial y fatal para los pueblos, entr.e ideólogos, en un plano doctrinario y políticos prácticos en otro.


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Fue desde el princ1pw una sociedad sin clas·es sociales superpu·estas como castas, sin jerarquías políticas anquilosadas. Nació pues a la vida de los .pueblos libres Argentina, -en un gran plano de igualdad y de riqueza potencial. Con justicia se afirma que el medio geográfico y la composición d-emogr-áfica, ejercieron notable influencia en -el -espíritu arg·entino. E l genial Sarmi·ento diría años más tarde, que el mal que aquejab~ a Argentina, era la extensión; y, el estadista Alberde, enunció la sentenciosa fórmula, de que gobernar es poblar. P ermitidm e, señor Embajador y señores que me escucháis, qu·e d·ejando a un lado el magnífico historial de la Junta de Mayo y las campañas iniciales ·emprendidas para su reconocimiento en los pueblos del Virreynat::i: Paraguay, Ur uguay, Alto P erú y la con5titución de los sucesivos triunvtratos y ·21 Gobi·erno unipierso.na~ y la figura sobresaliente d·e J uan Martín d·e Pueyrredón, el prim ero que entabla r•elaciones con el L ibertador Bolívar, os invite en esta noche a incEnarnos ant•e h2chos y figuras históricas, que de una manera u otra enlazan en el pasado, la patria argentina y las patrias de la órbita bolivariana. Ante todo está Manuel Belgrano, una de las figuras del 25 de Mayo, Vocal de la Junta I ndependient.2, combatiente contra las invasiones ingJ.esas a Buenos Aires en 1806 y 1807, que se singularizó, no só-lo por su vida heroica, sino por su vasta cultura, y que tuvo el ·privilegio de inspirar la bandera argenEna, "color de cielo y de ni·e ve, conjunción de montaña y de infinito". Bandera que e l insign-e Ge.neral Don J osé de San Martín, Capitán de los Andes, como se lo ha llamado, haría flamear en las cumbres d·el Aconcahua para conducirla triunfalm2nt.e a vencer en Chacabuco y Maipú para afirmar la libertad de Chiloe y Uevarla a las Costas del P erú, en los mástiles de la Escuadra de Loor Cochrane; colores que d·ecorarían las lanzas de los Granaderos de los Andes, para triunfar en R iobamba ·el 21 de Abril de 1822, y, en Pich!ncha, el 24 de Mayo, -en asocio inconfundible con el tricolor de la Colombia de B::ilívar, qu1e hasta hoy es ·n uestra bandera: oro de los trigales, azul de nu-estro cielo y rojo de la sangre d·erramada por nuestros mayor-e s en pro de la libertad. La Asamblea del año 13 creó también vuestro Escudo patrio, Excmo. Sr. Embajador, brazos desnudos y manos que sostioenen la pica con el gorro a.e la L ibertad. En la cabecera esplende -el sol naciente, rayos flamígeros, ramas de laurel que lo circundan y los

EL LIBERTADOR color·es blanco y azul cel·ese de la Bandera Nacional. P ero, Excmo. Sr. Embajador arg.entino, hay en vuestro H imno Nacional, entre aquél: "Oíd, mortales el grito sagrado libertad, libertad, libertad ... L a cita de Quito, Audiencia y Presidencia, de e~e Quito, la ciudad del 10 de Agosto de 1809 y del 2 de Agosto de 1810, aurora y crepúsculo de nuestros héro·e s y mártires; y, todo •en el nacer venturo de la gran Patria Argentina. Han corrido los ti·empos y en 1822, el Lib-ertador por antonomasia y el' Gran Capitán de los Andes, realizan ·e n Guayaquil la e ntrevista del 22 de J ulio, de influencia decisiva en la lihertad de América. En el puerto de Guayaquil, astill-ero entonoes del Pacífico, los dos grandes americanos, inmortalizados en el bronce, ·e strechan sus manos, como garantía de que la libertad por ellos alcan:aada y la justicia por ellos proclamada, influirá ya por siempre .::n los destinos de nuestros pueblos. R eprerentando, Excmo. Señor a m i Patria, ante el pueblo argentino, al visitar sus grandes ciudades y admirar el des,a rrollo de la gran Metrópoli, Buenos Aires, recorriendo sus pampas, extensas como un m ar de verdura, apreciando las maravillas de vuestras montañas y J.agos, sabor eando las dulzuras de Mendoza y ·el gran Monumento del paso de los A ndes, me fue dable ·encontrar que vuestra Patria, favorecida está por las más preciadas excelencias d e la naturaleza y la generosidad divina. Pero, ante todo y sobre todo, ·encontré que -el rasgo más profundo que influencia el alma argentina, radica en su gran personalidad, en su cultura, en sus Editori·ales, en la generosidad de sus gentes y en la hospitalidad d·e su pueblo cosmopolita y patriota. Es así, Excmo. S.eñ or Embajador, qu~ int.erpretando con exactitud y firmeza los sentimientos de admiración y fraternidad de la Sociedad Bolivariana del Ecuador, que inr~r­ preta en est-e me.m ento solemne los c:Le toda la nación ·ecuatoriana, ·elevamos nuestros votns f ervorosos por el engnandecimiento cor:stante y el progreso inc1efinido d·e vuestra gran P atria; finalizando , como ya una vez lo r.icimos, e n este m ism o Salón, con la última línea de vuestro H imno, ya también ses:¡ui centenario, que todos los pueblos, an te tanta grande21a y señorío, entonan: Y los libnes del Mundo r-espondtm al gran pueblo argentino salud.


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Discurso pronunciado por S. E. el señor Embajador Comodwo don Alfredo T. Racedo, en la Sociedad Bolivariana, sobre el tema " El S esquicentena.rio de la Ema ncipación Argentina y su significa do en América"

P ermitidme que, en esta nueva oportunidad, r·eitere el testimonio de mi gratitud y admiración para la Sociedad Bolivariana del Ecuador, cuya presencia constantie en las fechas más caras al corazón argentino, compromete en alto grado ~a amistad de mi Patr ia, y de sus representantes. Y perm itidme, también, que agradezca las elevadas palabras d.el distinguido caballero Gral. don Ange l Isaac Chiriboga, piara quien el pu eblo argentino tiene motivos de especial recordación. Eri efocto, él, cuando ·ejercía la misión de Embajador .en Buenos Aires, caló muy hondo en el alma de mis compat riotas, por su generosidad espiritual ilimite, y por ·:l :acierto con el cual supo conducir la delicada actividad qu·e 1e encomendara el Gobierno .ecuatoriano. Señor·es: la Sociedad Bolivariana, como veis, me invita a ocupar ·esta tribuna, desde la cwal ·a caba d·e alzarse la palabra m esurada, erudita y serena del Sr. Gral. Chiriboga, en wn h omenaje inapreciable para mi país y con conc-eptos generosos respecto a mi persona, los cuales aprecio y valoro en todta su extensión. Tócame, pues, por virtud de ese h onroso mandato, saludaros d.esde esta misma tribuna, y expresaros qu·e no sabría eludir un esfuerzo tan grato •a mis sentimientos argentinos, ya que s·e t rata de traducir inquietudes anaigadas, de nacionalidad, de libertad y d e esperanzas. Para cuantos estudian con detenimiento y cariño la H istoria de las Naciones de América, desd·e sus oríg•enes, que sahemos fueron simultáneos en todas ellas, resulta evidente que siempre un espíritu decididament·e d.emocrático ha inspirado los esfuerzos, las luchas y los idealese, por 11a conquista de la libertad y la independencia. En lo que resp.ecta a la nuestra, bien sabemos que la Revolución de Mayo tuvo un pre~ ciso contenido ideológico, en ·ese sentido orientado. Se trataba, nada menos, que de la reasunción de la soberanía del pueblo; soberanía que es el poder supremo e independien te de una Nación, piara gobernars·e y dirigirse h acia la consecución de sus fines, y que d ebe residir en el pueblo, que es soberano. Soberanía popular que es el sinónimo de libertad, y que fuera el id·eal concreto qu e inspiró a los gestor-es del movimi:ento emancipador de la R evolución de Mayo . Esta Revolución no fue un -acontecimiento especí.fioamente político. Lo fue, en cuant o a 0

"CURRICULU M VIT AE" D E S . E . E L S R . EMBAJAD OR, COMODORO DON ALFR E DO T . R ACEDO

Nacido en Ja Capital Federal 31 22-VU-1915 - Cédula Militar 1.493. 136 M . J. 1.493.136 - D. N. 68 Reg . 11 - Domicilio: Cuba 2960 - T . T . 70-8414 . T it ulo: Comodoro Aviador Milita r. Ant ecedentes: Profesor de vuelo - J efe de Escuadrilla Inspector de vuelos - Profesor de Meteorolog!a de l os cadetes de Ja Escuela de A viación Militar , des de 1941 hast a 1946. 1947 - Jefe de Organfaación Militar en el Ministerio de Aeroná utica . 1948 - Jefe de Ja División de Agregados de Aer onáuticos . 1948 - Jefe de Protocolo y Ceremonial. 1949 - Jefe del Depa r tamento "As untos Exteriores" del Ministerio de Aeronáutica y de la División "Política A érea", de l a que dependia l a Representación Argentina ante Ja Organización Ctvll I nternacional de Aviación. 1950 - Agregado Aeronáutico en Chile . 1951 - Nuevamente Jefe del D e partamento de "As untos Exteriores" del Ministerio de Aeronáutica . 1952 - Jefe de la Plana Mayor de la Inspección General de la Fuerza Aérea Argentina. 1953 • Jefe de Brigada y Comandante de la Guarnición Aérea Paraná. 1954 - Solicita su pase a situación de retiro . Otras activida des: Es autor de las "Normas para el personal de Ae ronáutica destacado en el exterior" (publicadas en 1950). Gerente G e neral de Ja Sociedad I ndustrial y Comercial "Aurelio Bustos S. R . " de Córdoba (que evoluciona anual mente con 50.000.000 de pesos. D esde 1954 hasta 1958 . Condecoracion es: El 20-VII-1949 r ecibió Ja Cruz del Mérito Aeronáutico . .:on D istintivo Blanco, otorgada por el Gobierno de España. El 20-X-1950 fue nombrado Piloto de Guerra Honorario de Ja Fuerza Aérea ele Chile . " l 8-X-1950 se le confiere Medalla Milita r por Servicios Distinguidos (G obierno de Chil e) .

su contenido fundamental, para el grupo de patriotas, de dirig·e ntes nativos, y de algunos españoles íntegramente adheridos a esa causa. P ero .n o lo fue, para la m ayor íra de habitan tes de Buenos Aires, y m en os aún para el resto de los del Virreinato del Río de la Plata. Como hecho h istórico, atesora l a gloria de ser 1el grito inicila1 que sint-etizab a el anhelo emancipador de una minoría ilustra-


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da, cuyas inquietudes se vieron robustecidas mención del hecho de que el sentim~ ento napor acontecimientos externos - "los vientos tivista de libertad se evic1enció con reaccioque soplan en -el mundo ideológico y social" -, nes que s·e produjeran ya en el siglo XVI, y y que fueron, a través d-e la Historia, ingre- e n Santa Fe se Hamó "mancebos de la tierra" dientes valiosos y de permanente gr.avita- a los precursor·es de las g.eneraciones criollas ción en la existencia interna de todos los paí- que más adelante conformaría los "su·2ños" de los primeros rebeldes. s·2s. En la aludida década inicial d-el siglo XIX No se podía, pues, hablar de "política" en el Río de la Plata, durante esa década de fer- se puntualizan estos hechos definitorios: 19) mentos que va desde 1800 hasta 1810, pero sí ~1alvación d·el pueblo por rcl pueblo mismo de "id-eas", debiéndose señalar a través de dur-ant-e las Invasiones I ngl•esas; 29) El Cabilnuestra evolución, de ese e nfrentamiento in- do abierto en 1806 y la J unta de Guerra del fatigable entre la Autoridad y la L ibertad, 10 de :febrero d·= 1807, en que el pueblo destia todos los gobiernos constituídos a quienes tuy.e .a Sobremont.e y confía ·e l mando militar no molestó tanto la mílit!ancia política de sus a L iniers; 39) El 25 d·e Mayo, el 16 de Julio y edversarios, como la "peligrosidad" de las ·e l 10 de Agosto de 1809, al registrarse moviideologías, qu.e suele·n considerars·e más sub- mientos -emancipadores ·=n C'huquisaca, La versivas, aunque no excedan del terreno de Paz y Quito, respecti.vament2; 49 El Cabildo ab:-erto del 22 dre Mayo de 1810, que declala teoriz·ación. En un bosquejo de las causas externas ori- ra la cesión del· V irrey C'isneros; 59) L os facginarias de ]a Revolución de Mayo, he de d·es- tores económicos existentes, buscando solutacar que una r·evolución que se registra en cionar la injustici-a r einante en tal- aspecto enun .p aís próximo o lejano, no ·entraña un tr·e e1 país, lla Metrópoli y .el comercio desipeligro inmediato, pero,_ a cierto plazo, es gual con los ingleses en aquel e ntonces. Esmás temib1e que los levantamientos inte rnos, tos ant·ecedentes ·económicos se recluían '2n pues llega un momento en que éstos se inspi- grupos muy reducidos, pero las Invasion:2s ran en ·e l antecedente de aqueI h echo distlan- Inglesas dieron al pueblo una innegable conte. ciencia de sus posibilidades, apresurando amLa R evolución de 1810 no fu.e una excep- bos factores la marchfa de los acont ecimiención, pues influyeron en ella dos preeoedimtes tos, hacia la R evolución de Mayo. d·e dimensiones universales. En primer térmiLos dogm as que, como clarinada de aurono, la Revolución 1\orteamericana, qu.e cul- ra popular, lanzaron Saav:edra, Belgriano, Casminó con la independencia el 4 de Julio de t-elli:, Azcuénaga, Alberti, Larrea, Matheu, 1776, fue un ·ejemplo que ganó adictos en las Moreno y Paso, que constituyeron la Primera Provincias d·e l Sur. Junta de Gobierno Patrio, s·e proy ectaron a Los vaiven:es de !a HistoriJa, pe rmiti·eron, ba faz de la tierra, identificando la vida naprim zr·amente, cooperar a España (1779-1784). cional con ley-es, modelando costumbres, y 8°2 originaron serios inconvenientes económi- f:·:::mbrando ener gías. cos ·en América, y entonoes Inglaterra ac-enFue así que los dictados prístinos de Matuó su campaña para favore cer la autonomía yo, concentraron lo que hace que hoy el esde la parte sur del Continente. Al jurarse, en píritu del pueblo argentino continú·e inspi1787, la Constitución de los Estados Unidos rado en esos principios, y qrne sea su voz el de Norte-américa, se intensificaba la lógica toque d·e clarin que junte e n comunión de es"pr·2sión" que un hecho de esa índole produ- ~eranzas todos los corazones nacidos para el cida ·en .21 resto del Nuevo Mundo. bien; qu·e se1a su tierra, hija de la libertad, y Muy poco después, en 1789, ~e añadiría la en cuya amplitud inmensa se ofrec·en todos R evolución Fran cesa, cuya trasc·endencia ni los aspectos y los climas, fuente de trabajo siqui€ra es necesario destacar: la Declaración ordenado de los hombres honr·ados del munde los D :::rechos del Hombre y las id12·as libe- do, que quieran habitarla con buena volunrales d·e los filósofos del siglo XVIII, tuvie- tad; y que sea su bandera, que sólo hablla de ron prop!agación universal, no escapando a cosas celestiales en sus colores y de sucesos 2lla el Vineinato del Río d·e la Plata. Ya en relevantes ,en su historia, el pabellón de paz 1801, se imprimió el primer p-2riódico arg·2n- y armonía, y que s·e cumpla a su sombra satino "El Telégrafo Mercantil", donde colabo- grada l.a ley de las evoluciones, qu·e marca la raron, entre otros, M-anuel Belgrano, Juan Jo- · hora que pasa sin manchar para nada con sé Castelli y el deán Gr·e gorio Fun-2s, quie nes sangre de hombr·es ·el• suelo de bendición que se ocuparon de diversos problemas agrícolas, la sostiene. comerci!ales y -económicos, con un s·entido En esta disciplina se mantuvo Argent ina, y constructivo "local". es así como la voz internacional tributó siemEn cuanto se refiere a las causas internas pre un aplauso a su pueblo, cuando veía en de ·esta R evolu:ción, debemos hacer especial los colores de su b andera la claridad y luz de


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sus principios; princ1p10s que, como simbolismo, r·ecorren el tiempo y -el espacio, porque -e stán escritos en las páginas de la Historia de la Nación, y que, ·en iapretada síntesis, paso a mencionar: "La victoria no da derechos"; "La virtud de las grandes naciones está en saber ayudar a las pequeñas"; "La soberanía es idéntica: tanto para los grandes como para los pequeños. Estados"; "Como princi9io de derecho, ninguna nación puede intervenir en la vida interna de otra". Son tan noblemente humanos los ideales sociales de la argentinidad, plasmados en la Revolución de Mayo de 1810, y que tengo en este instante el altísimo honor de concr.etar ant·= los herm anos ecuatorianos que no solament·e las multitud-e s de mi pueblo las rodean, sino que sus filas ·están tJambién repletas por los pueblos fraternos de América, y la intelectualidad de estas nacion es jóvenes, siempre generosas y siempre prontas a sacri<ficarse por el triunfo de elevados ideales, siente que, que identificarse por el t r iunfo de elevados id eales, si·ente que, que identificándose con ·ellos, se ·aleja de lo injusto, y que se acerca a una e ra de justicia h umana, de dignificación social y de respeto a todos los derechos de la vida. La unidad de América, piara que sea sólLda, 'ha de estar, sobr•e todo, vitalizada por ideas comunes. L os intereses se quiebran, las amistades pueden romperse, las ide as no. En los pueblos americanos, por suerte, o por bendición, diría, existe una permanente visión d·e1' v·erdadero camino a seguir, que se mantiene viva en sus habitant<es: et·:=rnos gu.a rdadores de todo su destino. Son los hombres de Lat~noamérica los que, guiados -por nobles afanes y sanas inspiraciones, tienen el firm.e propósito de buscar una unión foaternal entre todos los pueblos de este Continente. Con m =nte clara y propósito concreto, estos ideak~s van t omando cuerpo tit-ánico; y dentro de pocos años estaremos en plena obra de realización del ideal am-2ricano: consti•tuir la patria originaria de su libertad; la democracia social; vale dcir, las dignas inqU!i.etudes inherentes a1 bienestar político, social y económico, supr·:=ma aspiración de los pueblos civilizados. Parece s-er, pues, que América tiene vocación libertaria. El americano ama entrañablemente su dignidad y su honor; es individualista, por anc-estro y por convicción, y, por ello, ama también su libertad. Pero, espíritu jµsto, reconoce que la irradi•ación de su propio yo, ·encuentra su límite en la del yo, del semejante, a manera de un tej ido de red, en

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el' cual el fin del ipropio derecho es el comienzo del del vecino. Por eso, América es, también, por vocación, pacifista. Si, ·p acifista: porque tiene fe en la espiritualidad; porque •aspira a modelar futuras sodedades, más justas, más fraternas, más humanas; porqu:e sabe que la paz da frutos cuyos fundamentos son válidos para vivir en Ecuador, en Argentina, en cualquier parte del mundo. Así los anhelos americanistas podrían concretarse en dos ideas-símbofos: la libertad y la paz. L ibertad para vivir, para triabajar, para pensar. Libertad l·egal y Hbertad económ ica; o sea, los dos polos que integran la auténtica libertad. Y luego, para poder gozar d-e esa libertad, la paz, la frat ernidad. De ahí que América constituya, al momento la más cara -esperanza de la Humanidad. Es el Continente que m ·e nos -se debe a sí mismo, porque está obligado a cumplir un destino histórico excepcional: devolver al hombre la dignidad y la f.e en sus propios valores, tiempo atrás abandonadlas. Alguna vez dij-e yo: en A mérica no es justa la tesis de "América para los americanos"; y, proponía, esta otra: "América para el Mundo". Y ·es que eS€ y no otro debe S€r el ideal de nuestro continente; o mejor, ese es ya el ideal americano. Lo fue, desde l.a época de los Colosos: Bolívar y San Martín. Lo fue, en las ment-es superiores d·e Rodó, Vasconcelos e Ingenieros. Lo -es, en fin, para vosotros, señores de 1a Sociedad Bolivariana. Amigos: seguid vuestra l•a bor benefactora. Continu.ad vuestras obras de ·elevación, de compr·:=nsión y d·e justida. En una época turbulenta, agitada, llena de incertidumbres y de dobl·eces de alma, vosotros mantenéis. en alto la banderia d·e la fraternidad y la lealtad. Vosotros sois ·ej emplares; sí, pues os mantenéis, a través de todos los obstáculos, f ieles a una idea: hacer realidad la unificación espiritual de esta parte 'Cie América. Antes de concluir, quiero recordar que vuestro inmorta1 Montalvo, aquel de los "Capítulos que se 1-e olvidaron a Cervantes", dijo una vez: "ser cuerdo .es más q ue ser sabio: cordura es prudencia, cordm'a ·es mans2dumbre, cordura es benignidad; -el hombre cuerdo se salva cada dfa y está salvando a sus sem ejantes". Sapientísima cultura y honrado corazón -el de vuestro artífice d·e las letras hispanas. P.ero yo diría, parafraseándole, que 'elo pueblo ecwator.iano es sabio y ·es cuerdo, es manso y es benigno", palabras con las cuales me atr.evo a daros l.a despedida en esta noC'he de emoción americana y de auténtica argentinidiad, donde me habéis hecho el honor de escucharme. Y voy a terminar, señoras y señores, por-


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60 que he creído ad.ivinar en vosotros ·el m ismo j úbilo que nos invade .a los argtmtinos ·en estos días de homenaje patriótico a su amanecer como nación soberana; homenaje que no podía retace arse, de ninguna manera, y que mi pueblo ha sabido rendir como correspondía, dedicando todo el año 1960 a glorificar los acontecimientos .anteriores y ulteriores a a quel 25 de Mayo de 1810, ya que 1960 es y

será recordado como el Añ'o del Sesquicentenario. Ecuator ianos; señoras y s.eñores: gracias, en nombre de mi país, por haberos asociado esta noche a la magna fecha de nuestro calend1ario histórico. Os lo agradece la H istoria, custodiada p or los más caros sentimi·entos de mis conciudadanos, y os lo agradece, con palabras emocionadas, el que os ha hablado ·esta noche.

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ARGENTINA Al "Consejo de Mujeres'', con admiración a su labor social y de cu1tura.-Por M. E. de A. C. A la patria grandiosa de Sarmiento, h ijas intelectuales enaltecen; y en las linfos purísimas del Plata, los ray os de cultura respland·ecen. Al trav-és de l:os mares se te ·adrmira, en marcha infatigable hacia la cumbre; y del triunfo moral, ante las aras brilla la heroica, inextinguible lumbre. Mirando a Salta con orgullo santo, fecunda en h éroes y de glorias plena, ·e stán t us genios San Martín y Urquiza, ¡Oh Nación de tesoros siempre llena! La Historia ha de contar a las centurias, la epopeya glor iosa del pasado; el porvenir os llevará en sus alas por patriotismo femenil alzada.


Sra. Dña. .7Yfercedes Jliteri de 1-luras Ilustre y distinguida bolivariana que ha prestado múltiples e importantes servicios a Ja Entida d, casi desde s u fun dación, como Vocal , Comisario, Tesorera y Vicepresidenta . En l a actualidad como Encargada de la Presiden cia, sus actuaciones, e n las s esiones que h a tenido que pr esidir, han sido oportunas, ecuánimes y vallosas. La Revista como un acto d e Justicia rinde homenaje de simp atía y admiración, valorando su fervor b ollvariano y s us relevantes méritos, puestos al servicio de la Institución.



16 de Setiembre de 181 O- 16 de Setiembre de 1960 Discurso del Sr. D r. Juan Yep es del Pozo en ..r eplresentación de la Sociedad Bolivariana Señalada distinción que agradezco ostensiblemente, la qu,e m e ha dispensado la Benemérita Sociedad Bolivariana del Ecuadc,r, a la que tengo el honor de pertenecer, para interv·e nir en ·e sta sesión solemne e ncaminada a .-endir pleito homenaje a la fraterna y gentil nación azteca, en las pe rsonas de sus conl>picuos represent1antes diplomáticos que nos honran con su pr·esencia, señores Embajadores Femando Lagarde Vigil y señora de VigH, con ocasión de conmemorars·e e l sesquicentenario d·e la independencia d·e su país, y a la par, el cincuentenario de la revoludón de 1910. . Nada más .grato para mí que cumplir con tan significativo encargo, bien así por la valía y hondura del ac to en sí mismo; bien así por su contenido y repercusión en el· campo de las relaciones internaciona1es, a tono con el ideario bolivariano; bien así porque de esta maner.a, y en coyuntura sem·ejante, percibo habérseme franqueado las puertas para ·.=x tt:riorizar los sentimientos y devoción que guardo para lia gran república mexicana. Bien se nos ·a lcanza, por cierto, que la gra · videz y enjundia de un homenaje de la índole, debe guardar proporciones ecuménicas en razón de innegables razones y demandas; pero, si ello no es posible por excusables motivos, ·e ntre 1os que vale destacar parvas capacidades, magüer sinceras y diáfanas, cábenos ·expresar en cambio que, si de un lado asoman .e stas fallas que no pr·etendemos ocultar, de otro priman impera.tivos del corazón, más s-ensibles y aprehensibles, sin duda, y por ello, por designio afortunado, más fue r tes que la razón, como dijér·a lo Pasoal. Rendir un h omenaje, por tanto, quiéraslo o no, a nuestro ·escaso entend·er, es algo así como sentir muy cerca de nosotros mismos lo que se quiere y lo que se anhela, puesto que si no concurr·en estos incentivos, el resultado es un poco menos que infructuoso y un poco más que deste ñido. Amar a un país, señores, es conocerlo en su fondo y en su forma; ·es nastrear y vent<P-ar

los hitos seculares y aromosos de su historia, su tradición y sus costumbres; es hurgar y barrenar en el núcleo de su ciencia, su arte y su cultura hasta llegar a la pulpa jugosa y asequible; es ·a dentrarse en su espíritu y en su conciencia - aquella conciencia que plasmada por Dw·kheim en . el vaivén de sus investigacion es socialas, fuérale esquiva no obstante, con perfiles equívocos -; es ir de brazo con sus rea.Iidades e inquietudes para s·e ntir el contacto agridu:OCe de placeres y qu·ebrantos; es llegar a sus instituciones y ·zstructuras en pos de conocim ientos y experi-encias, como si fuesen manan tiales cl arísimos y ·p uros; es abr·evarse en el sentimiento cálido y fraterno de sus hombres y sus pueblos, como en un caudal indeficiente y fresco; es ·en fin, vivir su propia vida y comulgar con sus ideales, haciéndolos nuestros, muy nuestros, como si fuesen la sal y el ól·~o de los valores e ternos. Sólo así y de este modo, convictos y confesos, es qu-e podríamos asomarnos a las ventanas de nuestro propio espíritu, y con voz de verdad, decir nuestra palabra de homenaje a la ínclita nación .azteca, cimera y gentil. En estos instantes en que una suerte de cirro untuoso y siniestro e nvuelve a la vieja costr.a sumiéndola en perplejidad y asombro, fortuna es, y no pequeña, que una corri~nte galvánica h aya S'a cudido ·el espinazo de indoamérica para despertarla y zarandearla en tren de consumar condign a y debida mem or !a de los fastos de su libertad y emancipación de la corona ibérica. Fueron ayer, como st dijéramos a filo del mismo meridiano, los s·e squicentenarios de Argentina, de Venezuela, de Chile y el nuestro mismo, de casa adentro, y en todos y en cada uno de elfos hízose pr.esente nuestra benemérita Sociediad, u.niéndose y amalgamándose a los respectivos pueblos e institu ciones en su fausto j úbilo y en la celebración de tan e xtraordinario acontecimiento. Hoy por ventura, e n esa escala insondable del destino que lig.a y enlaza a. los pueblos,


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62 corresponde a México cumplir su citia con la historia, y corresponde a nosotros, a nuestra patria y a nuestra sodedad, identificarnos con su gloria y sumarnos a su canto vigoroso y ·epifánico, ya no sólo en razón de su cal·::nda sesquicenten aria, sino también, con motivo d el cincuentenario de la célebr·e y portentosa revolución de 1910. E mpero, fluye ·a .esta razón aquella capit osa interrogación que s·e han formulado todos los país·es indoame:-icanos, México entre ellos, con sólo r-evisar el Temario del XIX Congreso I nternacional de Sociología - a término en sus labores - al que fuimos invitados por gentil benevolencia de los señores Presidente del Congr-eso, el eminente ·escritor y sociólogo, D r. Echanove T rujillo, y P res ide nte del I nstituto Internacional d·e Sociología con 2ed·e en Roma, el insigne jurista y sociólogo, Dr. Corado Gini, ya no sólo, decimos, por obra de pruritos históricos si no como cuestión c-ap.ital deveras insorteable, sobre si la Guerra ivliagna ha p r oducido ya los r-esultados qu·e le fueron ínsitos, supuesto -el largo, fatigoso y cru-:onto proceso de su incubación y madurez; o si falta algo aún que todavía anda a furto y en malos trapos. I nterrogación es ésta, compleja y terrible, sin duda, pues e n el fondo comporta más que un blando requ·erimi·e nto, u n a verdadera y c-eñuda implicación. Con efecto, qu-e es aquello qu-e d·ebe llamarnos a justa cavilación y discrimen? .. . L o que cuenta y debe preocuparnos e s, más que el ac·ervo hist órico que ya de por sí deh:=m os llevarlo -e n nu-estria entraña, lo que se ha h echo y lo que hemos hecho con el patrimonio que tal' acervo significa en el estadio de las relaciones nacionales e internacional-es. No olvidemos que la independencia fue el resultado de m últiples factores conve r g entes, sumados los cuales determinaron el éxito qu·e s·e t u vo en cierne. No serían, por tanto, ni uno, ni dos, ni tr.es, que con ser vertebrales en cierto modo, no lo fueron en p roporción suficiente ·P ara un desenlace favorable. E s por ello qÜe ese como ensamblam ienb casi milagroso y teleológico q u·e juntara y unciera a todas l!as colonias, dirigido a la consecución de un mismo ideal, fue c 1 des:!-· deratum sine cuanon de~ logro final p erf.ectam en t·e sincronizado, tal cual si todos le& guarism os sociales d-e norte a sur se hubiesen comunicado y entendido de antema no, a de3pecho de abism os y cimas, asperezas e infort unios, hielos y vientos crudos, n er. esidades ;-,' distancias <le delo e infinito. L a seri-e de las declaraciones de independencia, afirma H enríquez Urefra, guarda una gama ininterru mpida y casi coetáne a , a par1

ti r desde el 10 d-e a gosto de 1809, primer grito legendario que diera la a udiencia de Quito, para seguir luego Car acas, Bogotá, San tiago de Chile, Argentina, México, Paraguay, etc. Ocurre, sinembargo, que si bi·en todas las colonias indoamericanas confluyeron en ·31 m ismo ideal separ atista, en tal medida que todas lograron la independencia, no acont-eció igual en el dev·enir del tiem po, arbitrando cad a una su particular destino y su gobierno, lo cual, naturalm.ente, d·eterm inaría la dispersión, la -estagna'ción en muchísimos casos, y la falta de unidad internacional Las derivaciones -perjudiciales, claro está, n o s·e dejarían e sperar. I ndoamérica ha despertado siempr·e la codicia for.ánea y ha constituído un botín fa.vcrito d el morbo político, el mismo que ha d 1.:.sembocado en la disolución y en el desastr'?. La independ·enci1a facilitaría, no cabe duda, la libr·e det erminación de los pu-eblos para darse su propio gobierno; per.o el caudillaje , secuela inesperada y súbita de la guerra h eroica, encar garías-e de confinar 1'as lihertades y los derechos humanos, proliferando entonces los d·e spotismos y J.as tiranía s. P or otra p a rte, si los padres d-e la patria, próceres y precursores, en solución de continuidad, proclamaron la lihertad hasta consagrarla con su sangre, crea.ndo con ello un ·baluarte y un ejemplo nítido de patriotism o y desinterés, sólo emulado entre -ellos mismos, pues que todos resultan epígonos entre sí, la v-e rdad es que sus huella s quedarían estancadas allí donde las •a mbicion es y las mezquindades de los hombr·es las dejarían aferradas. Dentro, pues, de ·este -orden de facto , si la independencia -esfumarías-e en manos de caudillos oligarquías y plutocracias, es.tabiliz.ándose los r egímenes d·e castas y privilegios, h aciendo más desgraciada la su-erte de las clas es d esposeídas y humildes, con más el coloniaje notorio y tangible en los planos cult ural, ci·e nt ífico, econ'ómico, ·educacional, j urídico y social, forzoso es pensar por qué y para qué plan tease l•a inte rrogación que dejamos expu·e sta, si-endo un imperativo justificar amp liamente y más allá de bien, las verdad·eras revoluciones que se han consumado en indoaméri.ca, como aquella que conmemoramos en este acto solemne, la de 1910, hecha al calor de ideales épicos y a la lumbre de anhelos siempre nmovados y reverdecidos. M·e ncionar y encomiar por tanto la revolución mexicana de 1910 es nada menos que exaltar la puj•a nza brav:ía, iconoclasta e indomable de los hombr·es que la hicieron; es poner de relieve la transformación fundamental que sufrieran los odres viejos, enmohecidos y caducos; es admirar el cambio rad ical de la estructura jurídica e institucio0


EL LIBERTADOR

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nal .de la República, haciéndonos ver la inmensa, la enorme diferencia existente entre la declaración de Chilpancingo y las Constituciones de 1857 y 1917; es sentir el ascua viva del impacto con las realidades introducidas y hechas carne y sangre en el pueblo y en las agrupaciones sociales de ·ese país adalid; es ver cómo la reforma social y agraria, al cumplirse en los ámbitos de las regiones mexicanas, a través de sesudas experiendas, va cuajando de lapso en lapso al conjw·o de experi·encias y estudios técnicos; es recordar a sus sabios, educadores, publicistas, escritores y juristas, entre los cuales cobran briHo y altura, sin desconocer .e l ·p restigio bien conquistado de muchos, Justo Sierra, Manuel Gamio, preclaro Dir·e ctor del I nstituto Indigenista Interamericano, Antonio C'asso, J osé María Vigil, ilustre humanista y escritor, padre del no menos ilustre diplomático y escritor, señor Embajador l.Jagarde Vigil; J osé Vasconcelos, Mendieta y Núñez, Nabor Carrillo, el propio señor Embajador, diplomático de c~rrera desde 1926 en que obtuvo su primer cargo por concurso, habiendo tenido señalada actuación en el Comité J urídico; y el gran estilista y eminente ensayista Alfonso Reyes y otros que se ría largo enumerar, es hacer m emoria cálida y fiel, decimos, de sus Centros Científicos y Culturales com o el Colsgio de México, al que concurre n notables publicistas y hombres de letlras de consagración continental, Universidades y Colegios, como la Ciudad Universitaria de la ca-

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pital; el I nsti tut o Indigenista Interamericano ya citado; el verdadero laboratorio de Educación Fundamental de Patzcuar emplazado en un valle de ensoñación en el cual destella con lu0es de fuego ese transparente cristal romántico, tranquilo y perturbador de Janitzio; es, en fin, saturarse de las bellezas incontrastables de México, con su cielo, sus mujer.es y su música. Y la revolución mexicana de 1910, digámoslo bien claro, es única por su esencia, por sus principios básicos, por la extensión y profundidad de sus cambios y modificaciones y por las consecuencias cónsonas. México conserva l a iniciativa y el e j emplo vivo y palpitante de su revolución, y en ésta, a lo que parece, dígase lo que se quiera, h a mirádose como en un espejo la cubana, con la rotunda diferencia de que m ientras aquélla verificóse y continúa moldeándose con m anos propias y a la sombra de aleros vernáculos, la otra pretende hasta anular sus sagr ados regazos m aternos con promesas extracontinentales, ·e ngañando virtualmente a los suyos y a los d e su m isma m ilitancia. Señor Embajador y señora de Legarde Vigil: Os rogam os recibir nuestro homenaje cálido y cordial, el cual sabréis hacerlo trasc·endental a vu·estva culta y p róc·era patria; y servíos tener la convicción de que en nuestra patria estaréis como en Ja vuestra, con calor sincero de comprensión y acendrado afecto.

---···-- -PaJabras del Embajador Sr. Fernando Legarde Vig il

El señor Embaj ador de la R epública hermana agradeció en primer lu gar, el homenaj·z que la Sociedad Bolivariana rindió a su país con motivo de la celebración del Sesquicent enario y del Cincuentenario de su Revolución y luego se refirió a t res puntos fundamentales: La independencia

me~icana;

la r evolución

de 1910 y la vida y las obras de Bolívar. En cada uno de estos aspectos hizo un análisis d e las causas y consecuencias de estos hechos trascendentales, ligándolos con otros similares producidos en las demás R epúblicas de América. Al final la Banda entonó el Himno a México.


Sc~qv.,·i,ce-,vvte1"1.a t-'i.o Ó<.' fa,

2 i11 Óe p e111,ÓQ111,c1.a óe.

~.e._,~fe.

18 de Setiembre de 181 O - 18 de Setiembre de 1960 Palabras del Sr. Gral. Angel l. Chiri b oga N., en homenaje a Chile Excmo. Se ñor Embajador. Señores: Qu ien est.á representando dignam~mte a la gloriosa naci'ón chilena en Ecuador, el Sr. Dr. Dn. Sergio Huneeus, ha recorrido una brillante y ·eficient·e trayectoria en la Diplomacia y en. el P eriodismo. Durante un cuarto de siglo acreditó sus prestigios personales en varios países american os y ·en las Naciones Unidas, en donde desem peñó impor tantísim os cargos en el Consej o de Seguridad, mediando en conflictos internacionales para regresar luego a Santiago d·~ Chile, a una asesoría del R ectorado de la prestigiosa Universidad que fundara Andrés B ello, mereciend o por su inteligencia y cultura y por su acción inter nacional, honrosas condecoraciones, entre las que se contó la del Ecuador, justici-erament-e otorgada. E l actual gran Presidente de Chile, Jorge Alexandri, obtuvo que el colaborador del "M·ercurio", periódico que por más de una centuria engalanara a la P atria chilena, vini-es·e al Ecuador, donde está rodeado de intensa simpatía. ·en todos nuestros medios sociales. Es este ilustr·e personaj-e quie n acordó, en interpretación ex acta de fos dolores que afligen a la P atr ia hermana, que la ceremonia del izamiento de la Ba.n dera de la estrella solitaria, en la sede de la Embaj ada y la " Conferencia de Mesa R edonda", en la que participarían Ex -R epr·esentantes del Ecuador en Santiago, constituirían 19s únicos actos con q ue se conmemoraría el Sesquicentenario de la Independencia de su P atria y ello debido a las catástrof·es sísmicas que azotaron hace poco tiempo a ·esa gloriosa nació n, lo qu·e le obliga, se anota en uno de los D iarios de la Capital, "a u.na sobriedad que esté en armonía con el pesar del pueblo chileno y en consonancia ta m bién con los sacrific ios que ha!l r·e alizado ciudadanos humildes de todo ·~l mundo, para socorrer fraternalmente a las vícti mas de la catástrofe".

El aust.ero programa y las frases que de él recojo, tienen un significado emotivo y profundo y son una consecuencia exacta de Jos fenómenos telúricos que causaron víctimas y quebrantos en ciudades y campos y de cuyos dolores participó el ·p ueblo ecuatoriano, con el espíritu de fraternidad qu·e ha u.nido v·entajosamente a las dos ·naciones, en e l decurso de su existencia. El enairbolamiento de la bandera al tope de su m ástil, alcanza e l significado de que es el alma misma, el espíritu, de aque} p11ebl0 ejemplar, el que se eleva en plenitud de esperanzas hacia -el porve nir y pronta recuper ación de la grandeza y de progreso siempre creci·ent e de aquella gran nación. L os airosos sones de su C'anción Nacional, repercutieron avivando añoranzas y conmcviendo m ent·es y corazones de los chilenos presentes en nuestro país, y nosotros, los ecuatorianos, participamos vivamente de esas sensaciones íntimas con las mismas emociones que ellos sentían ·en ·e ste pueblo solidar io y fraterno, que recuerda que Chil-e, también, se encontró unido siempre a nuestros quebrantos, sintiéndose partícipe tanto d·e los infortunios como de las glorias d e nuestra P atr ia. H oras más tarde del día 18, un grupo de ecuatorianos hablaba de l:a nación hermana, en la cual nunca se sintieron ·extraños, glorificando a figuras d:e historiadores, internacionalistas, artistas, escrit ores y poetas célebres, y cuyos prestigios habían tomado caráct.er continental. R ecordós·e también~ lo que las invencibles Fuerzas Armadas Chilenas, habían significado en la Historia de,su P atria y en la organización de las ecuatorianas, en determinados momentos de nuestra vida nacional, intensificando su cultura e imprimiendo un sello de discipJi.na y de d ignidad' que ten ían que ser elem entos de coordinación con el valor legendar1o, el espíritu y el honor, con los cuales los hombres armados de 1as dos patrias, se habían sacrificado por la independencia,


EL LIBERTADOR la lihertad y la integr idad de nuestros pueblos. Conmemor ando la S ociedad Bolivariana del Ecuador, el Sesquicentenario de la J.ndependencia de Chile, quiere t ambién acentuar en ·e ste acto solemne é l sentimiento frat-:::rna1 y la admiración constante que guarda a esa nación, de la cual es figura pr·epon:forante el heroico y glorioso L ibertador y Estadista Bernardo O' H iggins, P adre de la P atria, cuyo lienzo asten tamos orgullosos ·en este SaJ.ón de Próceres, en ·el que t ambién está presente J osé Miguel Carrera, héroe singular y desconcertante de la Emancipación die la tierra que fue cuna de Lautaro y Caupolicán, en la P rotohistoria y siempre un valuarte invencible de la libertad y de la justicia que debía primar ·en América. Cuando P edro d·e Valdivia, uno de los d·escubridores y conquistadores de m ás alta alcurnia y cultura, llegaba al territorio de la araucanía invencible, en carta qu·e escribía en 1550 a su Majestad -el• R ey, expresab a: "esta tierra es tal, que para poder vivir en ella y perpetuarse no la hay m ejor en el mundo, dígalo, porque es muy llana, sanísima, de mucho conte•nto; t i·ene cuatro m es::?s de invierno no más, que ·en eUos si no es cuando hace cuarto de luna, qu e llueve un día o dos, todos los demás h acen t an lindos soles que no h ay para qué allegarse al fuego. El v·erano es tan templado y corren tan del.eitosos aires q ue todo el día se puede est ar el hombre al sol, que no lo es importuno ... " Valdivia fundó Santiago ·e·l 12 de febrero de 1551¡ pero la guerra de arauco continuó sangrienta y este español, dotado de grandes méritos, murió en la batalla de T ucapel, entregando a la tierra que conquistaba, no sólo su sangre, sino también, las primeras páginas d-e la Geografía y d·el ambient·::? chileno. Se presentaba entone-es, en la escena bélica Lautaro, el araucano indomable, quien había perm anecidn junto a los españoles para conoc·er sus puntos débiles y su s rencillas constantes, lo qu·e le permitió organizar sus fuerzas con métodos propios, q ue los utilizó para atacar a los invasores y prolongar la contienda en la que figurarían pront o sus sucesores, en esta guerra que continuó hasta mediados d-el siglo XVIII. En la época Colonial, ya sabéis, ilustre Sr. Embajador, cóm o un Obispo quit·eño, Gaspar de Villaroel, actuó con -esp.írit u de sacrificio y ejemplar abnegación, cuando ·el terremoto del 13 de Mayo de 1647 que com o en el últim o, que fueron destruídas ciudad·es como Valdivia y Concepción, -entre otras, arruinó entonces, la gran Capital de vuestr o país. Esta cita incorpora en el1 pasado u n nom bre ecuatoriano con l a misma colaboración y

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afecto C'On l.os que en estos d ías hem os sentido y actuado. Y nos acercamos, Excmo. Sr. Embajador a los sucesos de Chile hace 150 años. R ecor.de mos la reunión de un Cabildo ampliado y la constitudón d·e una Junta Soherana que llevaría a Ja independenciay a la libertad a vuestra P atria, en sim ilitud con lo ocurrido ya en otras ciudades de América. Como sería e xtenso y a lo mej or por dem ás, ante un auditorio d'e tanta selección como e} que me escucha, narrar esos episodios en detalle, permitidme que sólo me limite a enunciar algun os nombres de Próceres, que se e naltecier on en actos relacionados con el 18 de Setiembre de 1810. No hay cómo olvidar a Manu-el d·e Salas, J osé Anto nio R oj as, .Bernardo Vera y Pintado, Jua n Egaña , Mateo de Toro y Zamblrano, Juan Martínez de R ozas, J os:é Gaspar Marín, Juan Tomás Ovalle, Agustín Eyzaguirre, Mariano Egaña y también a Diego P or t ales. La h istoria de Chile ·es una gran lección d<:! const ancia y de trabajo. Suelo engastado entre dos maj·estades, l1a montaña y · el rnar, está sellado m ás, com o acertadament e se h a escrito, por la ex presión d·e la energía que por la de la ab un d ancia, la voluptuosidad o la gracia. Es.pad'a tendida desde 2-1 d esierto h1sta la Tierra d·e Fuego, que es a la vez, una punta de lanza hacia un nuevo Continen1e, qu.e hoy perm anece oculto bajo nie ves que no son eternas y de las cuales la dencia despejará tierras que algún día serán propicias ps.ra el servicio humano. L a P atria V iej a, así se ha denominado la sangrienta Historia d·e Chile en los primeros añ os de su lucha por la libertad, tuvo su parént·esis en un ac uerdo que los patriotas consideraron ind ispensable para at-enuar la acción de las poderosas fuerzas realistas enviadas por ·el Vir rey .de Lima. Los chilenos con O' H iggi·n s los más y con los hermanos Carrera otros, traspasaron la CordiUera de los Andes, donde ·el General Dn. José de S an Martín organizaba un ejército par a acudir primero en apoyo de Chile y lu ego avanzar a la Capital de•l Virreynato d·el P.erú. L a empresa h eroica ta mbién -es conocida ·en sus perfiles esenciales y en sus grandes batallas. Ch aca buco y Maipó reafirman la libertad chilena y una Escu adra , qu.e también es organizada por Chile, avanza e n ·expedición libertadora al N arte y se esci·ibirían en las páginas de l·a Historia Americana la entrevista d e Bolívar y San Martín r·ealizada en Guayaquil y la batalla de P ichincha y las de J unín y Ayacuch o, que dieron los toques finales de la Emancipación del Nuevo Mundo.


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Soldados chilenos Hegaron h asta nosotros; y, en las cumbres de Pichincha, el Teni<:mte J acinto Venavente, fue de los que r ecogió el cu·e rpo sangrant.e de nuestro Héroe Niño, el Capitán Calderón. De entonces acá, estas dos patrias, sin continuidad geográfica, han mantenido inalterables su continuidad histórica y su amistad sin sombras. Camilo Enríque·z, el fraile de la Buena Muerte, estuvo en Quito cuando el 10 de Agosto de 1809 se lanzaba el Primer Grito de Libertad. Discípulo de las enseñanzas de Espejo, nuestro Precursor, influ·e nció debidamente en las fases espirituales del Movimiento Emancipador Chileno y fue en Valparaíso que se dió a Quito el título inmarcesible de "L uz d•e América". Hablando del pueblo de su Patria Camilo Enríquez escribió su conocida sátir a:

como el táctico insuperable y como el símbolo más auténtico de la libertad., de la soberanía y la independencia de los pueblos de América. Si difíciles y de quebrantos son las horas actuales ·e n las que Chile cumple sus 150 años cl!el Grito Emancipador, no lo son menos que aquí, en esta P atria, .en la cua·l estamos proclamando la intangibilidad de los bienes territoriales qu e nos 1egaron nuestros mayor<::s y la fe en los d.estinos del Nuevo Mundo, a bas-e de la justicia ecuménica que ha de pr imar en estas tierras, qu.e las d.elimitó B olívar un día, con sus doctrinas jurídicas y sus principios ~ nternac.ionales, que corren por el mundo con el ím petu del Amazonas, fertilizando las tierras u bénrimas de esta América abierta a todas las esperanzas. La fortuna me encaminó mue-has veces a Chile. Pude adm irar la. magn ificel1ci a y ~ l encanto de su gran capital. Recorrí sus campos fl oridos, sus huertos frutales y sus imponderables v.iñedos. Visité d·e un extremo a otro , de Antofagasta a Punta Arenas, todas sus bellísim as ciudades, llanuras y bosqu·es. Atravecé los canales de la Tierra de F ue¡p y el d·e Magallanes. Pero más que d·e todos los dones de esa natura•l eza, disfruté de la fraternida.d, d·el afecto sencillo y sincero ele aquel pueblo, que constituye, por la hom»geneidad de su raza, un ·ejemplar de fuerz::t física, resistencia, imaginación, independencia, nobleza y optimismo. Formé y lo reconozco orgulloso mis atributos de soldado ecuatoriano, ·en las enseñanzas de Chile y ello :h.~­ ce, Señor Embaj ador, que de s·er posible y que no lo es, por cierto, me crea. el mayo r y más grato admirador de vuestra P atria, de los bienes inconfundibles de la amistad y d·e la cultura. Quiero te rminar esta noche, la misión bolivariana que desempeño en estos momentos, con las frases. admirables qu.e el insuperable pEnsador uruguayo las dijera cuando se conm em oró, hace 50 años, la Indiepe·ndenc.ia de Chile: "Interpretando el s·entimiento d·e m i pueblo, yo, antes de descender de esta tribuna, os dejo aquí mis votos porque la estn~Ha de Chil·e se levante en cielos cada vez más serenos; porque su resplandor ilumine glorias cada vez más .puras, cosechas cada vez más ópimas, gener aciones cada vez más fuertes, más libres y más dichosas; y porque concertando su luz la ·e strella de ChHe con las dem ás de la constelación hispanoameiricana, dentro de la arm onía perenne que reposa en el amor y la justicia mantengan entre todas, para fa humanidad de los futuros ti·empos, u n orden mejor, más bello, más grande que los que el mundo ha visto formarse y disolverse en el dese nvolvim iento de los siglos . . . !

Se dice que si se incendia o se inunda el Universo, el chileno es siempre el mismo siempre inmutable y sereno. El bolivarianismo en Chüe se acentuó desde su ·p ropia t ransform ación política, desde su paso sangriento y glorioso d·e la Colonia a la libertad. El gran visionario que fue el L ibertador Bolívar, en juicio profético, en su Carta de J amaica de 1815, había dicho de Chile: "El reino de Chile est.á llamado por la naturaleza de su situación, por las costumbres inocentes y v irtuosas de sus m oradores, por el ej emplo de sus vecinos los fieros republicanos del Arauco, a gozar de las bendiciones que derraman las justas y duJc.es leyes de una República. Si alguna permanece largo tiempo en América, me inclino a pensar que s·erá la chilena. J amás se ha extfoguido allí el espíritu de libertad, los vicios d·e Europa y del Asia llegarán tarde o nunca a corromper las costumbr.::s de aquel extrEm o del u·niverso. Su territorio ·es limitado; estar.á si·empre fu·era del contacto inficionado d·el• resto de los h om br·es; no alterará sus leyes, usos y prácticas; preservará su uniformidad en opin iones políticas y religiosas; ·e n una palabra Chile puede ser libre". Historiadores como el cont·Zmpor.á neo Francisco Encina, oradores de todos los matices políticos, poeta como· Ne.ruda y Huidrobo, mandatarios de t odos los tiem pos y soldados de todas las armas, han ·estudiado al L ibertador en todos sus aspectos; en Academias, en Institutos, en Parlamentos y ·en las Universidades, se adm ira a B olívar, como el autor de constitucioni!s y leyes, como el organizador d·e Patrias, como el estratega genial,


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Intervención de l Embajador señctr Se·r gio Huneeus.

Sefior Presi dent-e : L a Sociedad Bolivariana del Ecuador que tiene ya su bien ga.n ado prestigio en e l Continente por sus positivos servicios a la causa americanista, ha quedd'o que sea el ST. Gen•e ral don Angd Isaac Chir.i boga, su Presidente Honorario y bien probado amigo de Chile, quie-n rinda un homenaje a mi país en palabras en que rivalizan el ta1ento, la ·2rudición, ·el afecto y la simpatía. A mis emocionadas expresiones de gratitud por los conceptos vertidos quisiera añadir, Señor General -el testimonio de la admiración que siento por esta henemérita Sociedad y la sinc·era promesa <l-e ser entusiasta y leal sostenedor de sus nobles y hermosos 1i:Jostu1ados. El d istinguido orador que me ha prec·e dido en ~l uso de la palabra ha hecho notar, en buena hora, el hondo significado que ha tenido la aust.eridad observada p-0r Chile en la celeb-ración del Sesquicentenario de su Independencia . . . Y no podía ser de otra forma. ¿Cómo v·emos derroches, cuand'O hay miles y miles d!e seres humildes esparcidos por el mundo entero que, a costa de grand.es sacrificios, han acudido cristianamente en socorro de las víctimas. chilenas? .. . Fastuosas r e{!epciones, en tales circunstancias, habrían signüicado un latigazo a la pobreza y una burla al .sacrificio de los humildes. . . Por eso Chüe, que por costumbre es austero, ha debido ahora redoblar su sobri·edad por respeto a sí m !smo y por respeto a las demás naciones del orhe que acudieron ·e n su ayuda. P.ero si la parsimonia en los disp-end·ios r -estó brillo al oropel i·nsusta-ncioso, Chile, azotado hoy por las fuerzas de la naturaleza, Empieza a levantarse nuevamente ante e l aplauso unánime de sus hermanos d!e todos los continentes que ven en él a una Nación qu·e ha soportado el sufrimiento con dignidad y qu·e con dignidad empieza a r·ecup·e rarse. Aquí en el Ecuador, la bandera chibna, t·estigo silencioso del padecer d·e sus htjos, flameó en ·e ste 18 de Septiembre con la airosa desenvoltura del que sabe que se e ncuentra en su propia ti·erra ... Y flameó airosa, con la serena gallardía de una madre que nos quisiera recordar, con sus -ágiles movimientos en el cielo, la frase famosa del guerrilero Manuel Rodrígu·ez: "Aún tenemos Patria dudadanos". L os acordes del H imno Nacional de ChHe, brillantemente tocados por Banda del Ejército del Ecuador, di·eron el complemento de

SER GIO HUNEEUS

Nacido en Santiago . Hijo de .Jorge Huneeus y Elena Lavin . Estudios de Humanidades en Bél gica, Inglaterra e Instituto Nacional de Chile. Estudios universitarios. Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y Curso de Derecho Internacional en Universidad de Georgetowon en WaShington, D . C. Ingresó al Servicio D iplomático en 1925 habiendo desempeflado cargos como Secretarlo, en la <\rgentma, Colombia, Brasil y Washington D . C. donde permaneció va rios afias. Abandonó el Servicio en 1940. Durante la guerra se desempeñó como Director de l a Oficina Pan Am.?rlcana de Ja Cruz Roj a Internacional, viajando intensamente por todos Jos paises de América. En 1947 ingresó. por concurso, a las Nacion es Unidas y se desempef\ó durante cinco años como .Jerc de Asw1tos de l a América Latina en el Consejo de Se¡¡ur:d:id. Durante este .p eríodo s irvió un año como Secret13rto General de la Comisión Mediadora en el conllicto entre India y Pakistán por el d ominio del Estado de ·cachemira. En 1953 regresó a Chile por motivos particulares. En Santiago actuó durante estos últimos afias como Ai.esor del Rector de la Universidad de Chile; como redactor de "El Mercurio" diario con el cual ha estado vinculado desde su juventud; Socio de la Firma Comercial Jmportadora Willys Ltda; miembro del Consejo Directivo del Banco Pana¡nericano . H a recibido condecoraciones. especialmente por i;u trabajo durante la guerra, de l os Gobiernos de Bras il, de Cuba, de Colombia, del Ecuador, del Perú, de Chile, de México y de Haili. Fue llamado nueva mente al servicio diplomático chHeno por el Presidente Alessandri en 1959, para :isumJr la Embajada de Chile en el Ecuador. Continúa colaborAndo con articulas para "El Mercurio" de Santiago y t.lml>ién para " El Comercio" de Quito y, ocasionalmente para "El Telégrafo" y "El Universo" de Guayaquil . ·

emoción a la .estampa del tricolor rojo, azul y blanco y en los espíritus de todos los chilenos en este país intuímos con enternecimiento ·p atriótico que Chile de nuevo surgía con más fuerza. . . Los ecuatorianos que nos acompañaron ·en est.e acto, comó hermanos e n la mala y e n fa buena fortu na, estaban embargados de los mismos sentimientos y por ello os_digo aquí, una vez más gracias señores desd-e lo más profundo de mi corazón ...


68 La sucinta y acertada relación de la evolución política c:Le Chile con que nos regalara el Sr. General Chiriboga, nos muestra cuan s.evero ha debido ser el compor tami·ento de gobernantes y gohernados de mi país, para obtener provecho de una naturaleza agr-:'!siva que sólo entrega sus frutos al hombre que ha sabido conquistarla con cariño y con t·::són ... Es por ello que la frase "O nos organizamos o perec·emos", que sólo ayer citaba ante el Congreso Pleno d·el Ecuador , constit uye el símbolo sacramental de qu ien r·ecihe el bautismo de la chilenidad. Por esta razón, ante el dilema d·e "Orden o Muerte" la H istoria de Chile es la h istoria de sus hijos con el medio adverso que se traduce en la afanosa lucha oor alcanzar .z-1 más alto grado de estabilidad Instit ucional. Permitidme, señores, que os relate en breve síntesis los primeros pasos d·e la evolución política interna de Chile al iniciar su vida independiente. La invasión de casi toda. España por los ejércitos frances.es, iniciada en 1803, la re·nuncia de Carlos IV en Fernando su hijo, la usurpación d·el Trono español por Napoleón, inspiraron en 1810 a un grupo de criollos, amantes d·e la tierra que los vió nacer, el pensami·ento de un Gobi.erno nacional que rigier a los destinos de Ch ile. Tal fue .el propósito d·el Cabildo que protestó contra la prisión de algunos patriotas, hizo dimitir al Presidente García Carrasco e in stauró, en memorable sesión abierta de 18 de Septiembre d·e 1810, la P rim2ra Junta de Gobierno Autónoma. La Patria nace así a la libertad hace 150 años .... Las protestas de fidelidad al R ey , sinc·eras en un principio pronto s-e sumarán ant-:: el anhelo d·e completa independencia. Llamó Ja J unta a elecciones de Congreso Nacional a las cual.es concurr ieron centenares de votantes de cada provincia ... Patriotas ardorosos y representativos, los cuarenta miembros d e esa Asamblea mantuvieron firme el propósito de constituir un Estado que se rigiera por ley-es propias, pero no supieron concertar un sistema político dzfinido ni creyeron tampoco oportuno cortar para siempre todo vínculo con la Metrópoli. No iba a surgir de ese Padamznto sabio una democracia organizada, pues J osé Miguel Carrera y los elementos más impulsivos, descontentos con la Asamblea, se alzaron en arm as, modificaron su composición y la del Cabildo y formaron una nueva Junta de Gobierno el 4 d·e Septi<~mbre de 1811 . Dos meses más tarde Carrera, a pretexto de ampliar Ja representación del pueblo y Já dirección de los negocios, cambió de J unta, disolvió el-

E L LIBERTADOR Congreso y asumió todo e-1 poder público. Siguen luchas intestinas entre los Carrera y O'H iggins y en 1813 se constituye la Benemérita J unta Gobernativa que proclama entre otras zonas, la abolición de Ja esclavitud', la libertad de impre nta, fundando también ·e l Instituto Nacional y la Biblioteca que Heva el mismo nombre. Por aquel tiempo don Juan Egaña bosqueja el p lan de la Confederación Sudamericana y escribe su interesante y erudit o Proyecto de Constitución. Da así su primer paso la Patria en la senda de la vida institucional y parlamentaria pero, como vosotros sabéis no se había logrado aún la completa Independencia ya que las inevitabl.es d iscordias propias de los gobiernos nuevos y militares trajeron la irn~s­ tabilidad que dió cabida al sombrío período de Ja Reconquista Española que dura d·esde 1814 a 1818. El retroceso sufrido en esta prime ra etapa de la Emancipación une a las cabezas disid·2ntes que no supieron comprender, abandonando sus ambicion·es :propias, el ideal de l!bertad proclamado en 1810 . . . En 1814 se unen las fu.erzas. La Expedición Libertadora Chileno-Arg·2ntina nos trajo así en 1817 la gloria de Chacabuco; 1818 es Maipú .. . Chile se ha -emancipado y ·el a brazo entr e San Martín y O'Higgins sella ·e sta emancipación. Gobierna O'Higgins, ·el Lib-ertador hasta 1822 como Director Supremo pero, ante circunstancias adversas, el más grande de nuestros Próceres, de los Padres de la Patria ·el más insigne, abdica noblemente para satisfacer a la opinión pública que por amor a la libertad sacrifica los deberes de la gratitud . Se inicia entone-es en Chile el período m al llamado de la Anarquía Política que dura poco más de 7 años durante los cuales s-e suceden diversos gobiernos, hasta que en 1831 surge la figura de José J oaquín Prieto qui.:m asume la Presidencia con su P rim er Ministro Diego Portales ... Este Gobierno - que organizó d naís para no perecer - dura diez afros porque -Prieto ,es re-elegido constitucionalmente ... Su firme dirección de los nzgocios públicos y la indiscutible habilidad de Portales favorecen la iniciación de los llamados Bocont·es que permitieron al país, en 40 años, del convulsionado .siglo 10 ·en América. ostentar s·ólo cuatro grandes Presidentes P rieto, Manuel B ulnes, Manuel Montt y J osc Joaquín P.érez ... Así entró Chile con pie firme a. la vida institucional. · Ayer, señor.es, en el sentido homznaje a Chile que a bien tuvo rendir el H. Congreso Nacional del Ecuador en mi modesta persona, cúpome la grata oportunidad d·e s·eñalar cuál era una de las divisas fundame.ntales


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que, en lo internacional, mi país había ininterrumpidamente seguido ... Hoy, como ayer, quiero mencionar que si en la poHtica Lnterna la organización institucional es luz y ho. sido la piedra granítica en que se fundó nuestra democracia, el respeto a toci'as las naciones del Orbe puede considerarse como la idea central que ha inspirado la política internacional de Chile. . . Respeto integral, respeto ilimitado, religioso respeto a las actitudes de todo pueblo que busca, dentro de sanas normas de convivencia con .los demás pueblos del mundo, sus justas aspiraciones de •progreso y felicidad. Y en medio de este generoso marco de tolerancia, Chile se enorguHece, en el orden continental, de haber sido un incansable sostenedor d·e los ideales bolivarianos. . . Más aún, ya en 1811 el chileno Juan Egaña presentó a su Gobierno el Proyecto ya anteriormente citado para "Constituir un solo cuerpo político hispanoamericano". . . . Pero antes, todavía, en 1810, se decía en la famosa "Declaración de los Derechos del Pueblo d'e Chile" que "L a América reunida en un Congreso, ya sea de fa Nación, ya sea de sus dos continentes, o ya sea del Sur, hable al resto de la tierra, para hacer respetar su voz y sus resoluciones". Acaso fueron estas inquietudes, llenas de atrevimiento para su época, las que desperta-

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ron el gran cariño que el L ibertador Simón Bolívar tuvo para Chile y los chilenos, testimonio del· cual dej·ó constancia en su famosa y genial Carta de J amaica, tan acertadamente citada por el Señor General Chiriboga. P ero el ideal revolucionario de Bolívar, el gran americano, y las ilusiones románticas de O'Higgins, Martínez de Rozas y Juan Egaña, impregnadas o influenciadas por las concepciones hermosas de l a R evol ución Franc·esa, contemplaban la idea unionista principalmente desde un punto de vista político. En lo económico, si bien es cierto que el tópico se consideró, no se precisaron los cami·n os para alcanzar un robustecimiento material de la América Latina... H oy, la "libertad con pan" es un imperativo al que no podemos sustraernos. Y esta nueva fisonomía que está adquiriendo la ete rna doctrina bolivariana, se concreta - como ya tuve a h onra de decirlo hace un año en esta m isma Sala - en el Mercado Común Latinoamericano, dentro del cual, como bien lo sabéis, Chile tiene un papel preponderante. Hablar de Chile en el extranjero es tarea que personalmente me apasiona; y me conmueve; pero ninguna emoción puede compararse a la que siento cuando extranjeros ilustres hablan de mi Patria con el cariño y la sinceridad que he escuchado esta tarde.

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Da comienzo con la Sesión Solemne del 24 de Julio, nacimiento de Bolívar. Damos a conocer algunas intervenciones de esta fecha y de las siguientes.

DISCURSO POR EL DR. ALBERTO ROLDAN Y ROLDAN, VOCAL DE LA INSTITUCION El destacado ciudadano, Sr. D r. Francisco güedad y de la -época moderna, superior a Chiriboga Bustamante, que ocupó y honró .J.a César, a Alejandro y hasta al m ismo NapoPr·esidencia de esta Sociedad, en el discwrso . león, gran señor de la conquista y de la guede inauguración del Monurnento al L iberta- r.ra. Nadie puede comparársele, escrib-e Vador, el 24 de Julio de 1935 decía en bellísimo léry LarbaucL como hombre de acción en el exhordio : "De pie 1para aclamarle que es Bo- sig-lo XIX; y como hombre de pensamiento lívar". iguala a Mazzini, Comte y Marx. Así me encuentro yo en este. m omento en qu·e la Sociedad Bolivariana recuerda y con* * * m emora con especial respeto y veneración el natalicio del Genio de la Libertad. Y me enCuál fue la intensa preocupacwn, el pencuentro de pie ocupando inmerccidam-cnte es- samiento fundamental del ideal bolivariano: ta digna tribuna para trazar en breves térmi- Sin lugar a duda tenemos que decir la Uninos e l tema que desarroHaré en el curso d·e dad, concepto elevado y profundo que el Limi intervención: El máximo ideal de Bolí- bertador lo captó íntimamente de ntro de su var: la unida d, a través de sus producciones alma que cada vez que la oportunidad se le cumh'res, principalmente: la cairta de Jamai- presentaba para hablar acerca de él lo hizo ca, el discurro de Angostu,'ra y el Congreso con singularr maestría. de P anamá. A mediados de Enero de 1819 se encontra.L a inagotable fuente de inspiración qu·e es ba el Libertador en S. Juan de Payara en el Bolívar multifácico en la plenitud de su donde estableció su Cuartel General y pese talento y de su acción, ha ocupado como vos- a la su perioridad de las fuerzas enemigas reotros lo sabéis a los más doctos y esclareci- solvió iniciar de inmediato su campaña. Aldos ·escritores de América y del Mundo. Aquí tera sus planes original·es ·en una de esas tan en -el Ecuador las más destacadas y brillan- propias .decisiones de su ardiente temperates plumas h an tratado diversos pero no to- mento, emprendiendo su viaje a Angostura, dos los aspectos de la egregia personalidad r esidencia y capital posible d el gobierno de del L ibertador de América, ilustre desde su Venezuela. a donde llega el 8 de Febrero. En nacimiento, grande -en su vida; en los honores los intervalos de ese viaje redacta su magisy ·en la riqueza, ·en la miseria y en la adv-er- tral discurso de instalación del Congreso, teniendo como inspiración las aguas del Orisidad, inmortal en la g-loria. Olmedo, Gon:aález Suárez, Orespo Toral, noco y los frondosos árboles de sus riberas. Manuel J. Calle, Montalvo y Borja, todos se El marco de su pensamiento, escribe ·el Gehan referido e inspirado ·en el Libertador: neral O' Leary en sus Memorias, apenas si el 1poeta ha inmortalizado en v.:~rsos sus haza- podía ser más adecuado .paira d-espertar en ñas; el hombre d·e Derecho ha estudiado a hombre de imaginación tan vívida los más fondo la obra jurídica y el constante afán b o- elevados sentimientos. A las doce horas del livariano de elaboración de leyes adecuadas día 15 de Febrero se reunieron los Represenpara los pueblos libertados por su ·espada; el tantes y al someter al Congreso su ProyecEstadista ha contemplado en el Héroe el pro- to de Constitución pronunció su memorable totipo de organizador de la cosa pública. Con pieza oratoria: razón sobrada Momalvo considera a Bolívar "Dichoso el ciudadano que bajo el escudo superior a los grandes hombres d-e la anti- de las armas de su mando ha convocado la


EL LIBERTADOR soberanía nacional para que ejerza su voluntad absoluta", comenzó diciendo para luego en el transcurso .de su Mensaje tocar los aspectos más importantes de la obra de Gobierno; la alternabilidad democrática y republicana; la igualdad política de los ciudadanos; el Senado hereditario no con el fin d-e crear una casta privilegiada sino con el deseo de organizar un cuerpo político neutro ·: independiente entre el pueblo y el Gobierno. Inspirado en Grecia y Roma concibió Bolívar la idea del Poder Moral como cuarto poder del Estado que t-enckía como misión dirigir la opinión moral de los ciudadanos, castigar los vicios con el oprobio y premiar las virtudes cívicas con los honores y la gloria. Bolívair en esto supera a Comte que crt:yó también necesario establecer en su Repúbl:ca lo que él -llamaba el "poder espiritual". En el Congreso de Angostura enfocó por último y con especial fervor el máximo anhelo de vida: la formación de un Gran Estado en las siguientes hermosas frases: "la rc>unión de la Nueva Granada y Venezuela ha sido el voto uniforme de los pueblos y Gobiernos de estas Repúblicas. Al contemplar la unión de esta inmensa comarca m i alma s¿ remonta a la eminencia que exige la perspectiva colosal que ofrece cuadi-o tan asombroso. Volando por entre las próximas edade s mi imaginación se fija en los siglos futuros y observando desde allá me siento arrebatado y me par·ece que ya la veo a esa gran comarca incrustada en el corazón del Universo extendiéndose sobre sus dilatadas costas entre esos océanos que la naturaleza había sepairado y que nuestra patria r.eúne con sus anchuros<Js y prolongados canales. Ya la veo sentada sobre el trono de la libertad, empuñando el cetro de la justicia, coronada por la gloria mostrando al mundo antiguo la maj estad del moderno". Expresiones iluminadas del Padre de la P atria, inspiradas en sus grandes ideales, en sus magníficos sueños, sueños e id·eales que tenían un solo vértice: LA UNIDAD DE LOS PUEBLOS: unidad en el campo jurídico, unidad en el campo internacional, unidad en ·:1 campo económico. A trav-és d·e las producciones bolivarianas podemos observar lo .mismo: el llamado constante a la Unión, el mensaje digamos paternal a la unión de la be ndita y necesaria unión para a base de ella establecer la paz entre las Naciones y los pueblos, en sus relaciones internas y en sus relaciones con los demás Estados, unión a base de igualdad, de verdadera y legítima igualdad, sin distingos ni preferencias. Con esto afirm emos q ue Bolívar fue quizá el que mejor captó los postulados de la Revo-

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lución Franc-esa: Libertad, Igualdad y F raternidad entre los hombres, preconizados por Rousseau y Montesquieu que como es sabido guiaron espiritualmente al Libertador. Y Bolívar aplicó d ichos postulados no por mero cap:richo ni demagogia, sino porque comprendía que aquello respondía a causas profundas, a necesidades del ambiente, a razones cuyas raíces se encuentran en la psicología misma de los pueblos y en las fuerzas invencibles y eternas de la naturaleza. :!:

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La lucha que libro Bolívar por la unidad está visible en casi la totalidad de su correspondencia oficial y particular sobre todo en una epístola que con propiedad se le ha dado en llamálrsela: Carta P rofética, la famosa Carta de Jamaica de 6 de Setiembre de 1815 dirigida a un imaginario caballero de la Isla en la que con sutil criterio y demostrando una vez m ás un profundo y cabal conocimiento de la realidad histórica y etnográfica de los pueblos americanos d ice: "Yo deseo más que otro alguno ver formairse en América la más grande Nación del Mundo, menos por su extensión y riquezas, que pm su libertad y gloria. Es una idea grandiosa pretender formar en todo el Nuevo Mundo una sola nación, con un solo vínculo que ligue sus partes. Ya que tiene un común origen, una sola lengua, unas solas costumbres y una sola religión debería par consiguiente tener también un solo Gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse. Mas esto no es posible, continuaba, porque climas remotos, situaciones diversas, I NTERESES OPUESTOS, caracteres desemejantes, dividen a la América". Y es que Bolívar se daba .exacta cuenta que si los nueblos americanos se encontraban unidos por ciertos vínculos se hallaban en camb io separados por los intereses bastardos de una política m al encauzada. La política maniobraba, escribe algún bolivariano, a retaguardia- del Libertador. Tan pronto como volvía las espaldas para atender importG.ntes obras de Gobierno o militares 3altaba v se ponía de por medio un audaz, un ambicioso o un traidor. Y eso era lo que sentía y .p resentfa d Libertador cuando en la Carta Profética ¡;e refería a su idea·l de la Unidad de América y al mismo tiempo a lo que casi irrealizable de su sueño. · Pero por irreal que sea el ideal bolivariano no por eso deja de ser obj eto de menos alabanza y de menos honor. En la Carta de Jamaica el L ibertad oc con una asombrosa y diáfana claridad veía o me-


72jor dicho predecía el destino de América, la verdad de América. L a Carta de J amaica cont iene además la critica del sistema económico español y los posibles cambios a verificarse en m ejora de los paises jóvenes.

El Congreso Anfictiónico de P anamá del 27 de Ju nio de 1826 al que acudieron los P lenipotenciarios de Colom bia, Perú, Méj ico y de Centro Amér'. ca como observadores los Representantes de Inglaterra y de Irlanda. Los de EE. UU. e nviados por el Presidente Adams no llegaron a asistir; viene a ser otr a llamada .a la Unidad de América, es su afán de aprox imar a los pueblos a base de la igualdad' moral de los mismos, en su anhelo de coord inar, como dice Ve lasco ! barra, sus necesidades vitale~. Bolívair quizo qu·e los Estados hispanoamericanos llegaran entre sí a alguna organización, a una m ancom unidad que les permitiese una vida fraterna y pacífica en cooperación constante con el r.esto de Naciones del Universo, sin rencor y sin odios. El plan bolivariano no significaba pérdida de soberanía. Lo que él deseaba era la form ación de u na Confederación H ispanoam ericana que viviese e n acuerdo con Estados Un id os y Europa. En carta de 23 de F ebrero de 1825 dirigida desde L ima al General S antander, uno de los más conspicuos hombres de Estado de Colombia le decía: " Yo creo que nosotros debemos imitar a la S anta Alianza en lo relat ivo a seguridad política. La diferencia no debe ser otra cosa qu·e la de los pr incipios de j usticia. Los -e-ur opeos sost ~enen los tronos y la realeza, nosotros la independencia. L a opresión está reunida en masa y si la libertad se disp·ersa no puede hab-er combate". Lástima muy grande que Bolívar no fue comprendido. Al desprenderse América de la Monarquía española se encontró semejante al Imperio R omano cuando aq u-ella enorme masa cayó dispersa. Cada desm embración formó una n ación independiente conform e a su situación y a sus intereses pero con la diferencia, decía el mismo L ibertador, de que a quellos miembros volvían a restablecer sus antiguas asociaciones. Nosotros ni siquiera cot~servamos los vestigios de lo que fuimos en otro tiempo: no somos europeos, no somos indios sino u na especie m edia ·entr·e los españoles y los aborígenes". Irreal, soñador, poeta, ideal ista o solitario, como quiera que se lo califica, Bolívar f ue el qu·e más comprend ió el problema n~al de Hispano América. B olívar, espír itu peculiarísimo, no quería imitaciones n i transplantaciones, como dice Blanco F ombona. Para su

EL LIBERTADOR América, B olívar deseaba una organ:zación j uríd ica propia, una legislación original, un Gobierno democrático apropiado. El anhelaba una renovación fundamental, situar a América fn:nt.e a E uropa, de igual a igual. El Libertador tenía u n sentido expo ntáneo d·~ innovación y modern:dad. R echazaba e x pontáneam ente también todo lo que era im itación.

* * * E l Excmo. Sr. Embajad or de Colomoia y el señor Coronel su Adj unto Militar, hac~ una semana, en oportunas y bien trazadas conferencias h ablaron, con motivo de la efemérides del 21 de J ulio de los ideales bolivarianos de la unión de los pueblos: lo que se conoce con el n om bre de P ana me r ican:smo, de la Conf.eder ación de los Andes y, por último, de la Gran Colom bia. Continuando con esos importantes temas y para terminar mi intervención de esta noch e me refer ir é a las Conferencias americanas que tuvier on lugar inmediatamente después del Congreso Anfictiónico de P anamá, que fue como acabamos de ver una de las grandes reatzaciones del Genio de la Raza y el prim er intento c:Le organización internacional am ericana ; la prim era conferencia t uvo lugar en la ci udad de Washington y la presidió James Blaine, Secretario de Estado de los EE. UU. de Norteamér ica; la segunda, se reunió en Méjico en 1901 ; la tercera, en Río de J aneiro en 1906, la cuarta, en Buenos A :res, en 1910. Luego de éstas vinieron las Conf.er·encias d e S antiago y la de La H abana. Y si hago r eferencia a las antes mencionadas conferencias internacionales con el objeto de destacar el interés que demostr aron los estadistas del Nuevo Mundo en poner en práctica los ideales bolivarianos de unidad de los países de América. · La Conferencia de Washington sucitó una aserva orítica de parte de las potencias europeas hasta el punto d·e que se puede leer en d periódico "Moniteur" de París, de la época, p ublicado a grandes titulares. Con la Declaración de Monroe " A mérica para los Americanos" el Panamericanismo Hegó a su momento cumbre. Pero remarquemos que la Doctrina del P.residente Americano se encuentra ínsita en l a de B olívar . Y ya el Conde Men ou , Encargado de Negocios de Francia en EE. UU. a raíz de la declaración de Monr oe escribía a su Gobierno: "Bolívar ha alcanzado su máximo propósito. L a América republicana frente a la Europa dinástica". Y Metternich decía que la doctrina americana no era sólo poner un poder frente a ot ro


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sino un altar frente a otro altar, un credo frent-e a otro cr·ado". Realm ente estimo ya que Austria no se equivocó: Bolívar con sus principios puso América frente a Europa, la D emocracia fr.ente a la Monarquía, al pueblo frente a la realeza, la igualdad frente a J.os p rivilegios, la unidad frente a la desunión. El pilan bolivariano constituyó un gran eje mplo de un ión en .el Mundo. Y si bien es cierto que Europa criticó y censuró, sobre todo al comienzo, t ambién es cierto que Arístides Briand, R epresentante de Francia en la Conf.erencia de Ginebra, hizo un llamamiento a la unidad de Eurnpa, es decir al Paneuropeísmo, significando con esto que ·en el Viejo Continente se sentía igual que en Améri-

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ca la imposte rgable nec·esidad de unión de los pueblos. · En ·el momento actual estamos viviendo las ansias infinitas de la humanidad que ha sufrido hambr·e, .guerras y miseria, por relegar todo eso a un pasado oprobioso y fincar sus esperanzas en un horizonte de cordial con vivencia y fraterna amistad. Ren ov·emos nuestra fe, Bolivarianos, en la doctrina del Libertador pensando que si el odio y la incomprensión llevaron a Cristo a morir en una cruz y a Sócrates a heber la cicuta, llegó el día en que el signo bendito de la Cruz r enació brillante como símbolo de sufrim iento pero también como emblema de paz y perdón en ·e l mundo.

---·· - -BOLIVAR: INTEGRACION Y PERSONALIDAD DEL CONGRESO DE PANAMA A L A A CTA DE P ANAMA Eduardo Egas Monge.

A partir de Bolívar, la América obtiene un camino, logra la afirmación de sí misma como entidad humana diferenciada y entra en posesión d·e una doctrina de p osibilidades innúmeras. Así, su dev-enir histórico' se liga a las cualidades y ej ecutorias del Genio de América. El constituye simultáne ame nte, e l privilegio del Nu-evo Mundo, la Gloria d·e Vern~zuela y la ratificación de las calidades del pueblo ecuatoriano, admirador de la doctrina Bolivariana y le al cual ninguno en e l amor al P adr e Común. El afán con que se llegue a proclamar los principios d·e Bolívar en la inicial y en el cam ino que ha de transitar América, nos tornará decididos al pensamie n to y a la obra, forzándonos a poner en juego la inte ligencia y la voluntad. El Mundo Nuevo en su trayectoria de promesa, tiene qt~ e acabar situándosa ·en los m ej or es .estratos del privilegio otorgado por la P rovidencia al darle a Bolív ar como la suprema integración de pensamiento y obra. Esta oportuna concomitancia, h echa carne en la conci·encia del ciudadano de América po;r la fuerza que ella contiene y por la obligada r·eciprocidad a tan magnífico don, habrá de trasladar la al campo d·e las r ealidades efectivas, confirmando de esa manera que América es el Continente de la Esperanza. L a total identificación de individuos y colectividades con los valores esenciales que les conciernen, los libera del fatalismo en que pudie ra incunrir en un deambuJar inconscien-

te y les libera también del factor tiempo, sujeto a oscilaciones y variantes. Cuando, celebramos ·efemérides de Bolívar, tal vez no sea preciso fijar puntos r efer·enciales ni al pasado, ni al p r esente, ni al futuro. Bastaría con afirmar lo perenne de Bolívar y de su obra, su influjo continuo que sale de los límites d e lo .efím er o. Den ominar perenne a Bolívar no ser ía sino h acer mérito de su personalidad proyectad a al infinito y de su obra, cumplida ay·e r pero vigente siempre, com o clave del mundo que forj ó. Si muchos aspectos -han confluído para hacer de América el mundo del futuro, el mundo d-el equilibrio y el progreso, lo que m ás la aglutina, afirma y consolida en el fluir de elem entos, es la inserción en ·ella de la magna personalidad de Bolívar. El, como creador de pueblos, dota al Con tinen te de una s·e gunda nat uraleza, indestructible. Como hombre, hay que tomarlo como esencia de lo humano, -es decir como ta·ayectoria v ital llamada a una superación incesante. La huma .. nidad toda, a nuestro entender, asciende a fuer de quebrantos y experiencias. En Bolívar s·e resume el devenir de razas y de civilizaciones para servir, como faro luminoso a la posteridad, de guía a los pueblos y de n orma a las generaciones. El anterior exordio va encaminado m ás que nada a afirmar nuestra convicción de que a todo lo que implica vida colectiva, estructuras de relación de nuestros 1p ueblos, dem ocracia política, civismo conciencial, econo-


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mía, es legítimo entroncarlo, en vía directa, con una cualquiera de las formas en que se manifiesta el qw~rer y el obrar bolivariano. Por hoy que hace época la operación P anamericana, la Acta de Bogotá y las anuncie.das r·euniones pl'Óximas concretemos Hg·2 ramente algunos de esos nexos en lo que respecta al campo de lo económico, de lo financiero, quizá aparentemente ajeno al quehace r bolivariano, pero en verdad intimament·a ligado con él. B ástenos pensar, en el inici o mismo de las cosas, en que Bolívar se propuso con su lucha modificar la condición colonial de nuestros pueblos, de raíz -económica en gran parte, quiso cambiar las circunst ancias d·e vida del h ombre americano, supeditadas a una economía de d·esfavor; buscó la a utonomía política y tam bién el logro de u na liberación económica posterior. Hoy se ha colocado en un plano de precedencia todo lo q ue signifique atención a los factores que responden a las exigencias de la existencia, a la vida misma. Como nunca, en el siglo que v ivimos los principios y ·e lementos de acción se han venido enlazando, quizá por los nexos últimamente descubi·ertos, quizá por los r·equisitos del Progreso. Con razón se dice qu e lo económico no debe ser extraño a los idea1es; si se lo invoca es por la dignüicación d:e la vida que, en lo económico, va implícita, pudiendo, así doctrinados actualizar cuanto sea afán en el vivir contemporáneo, que entrelaza su dinámico fervor idealista y sus objetivos realistas. Nada más justo que refaccionar la actividad espiritual y la real, campos que pueden aparec·er a veces antagónicos y que sin embargo nada tienen de antinomía ni de contraste, porque sus esencias unifican lo humano en el fin es·encial: la superación del hombre en el campo de la libertad, con acondicionamiento de c:rcunstancias, en un radio de solidaridad responsable y fraternidad vital. Por ese camino se ha venido a d·esembocar en una disciplina aparte: la m od-crna ciencia de lo económico social, a cuyo conocimiento aplica actualmente la intelig-encia renovados esf uerws. En el campo ccncr·eto bolivariano, cabría un análisis extenso de los factor·es ·2conómicos -com o pu ntos de mira que embargaron la atención de Bolíva.r. Volv·er sobre ellos, s·2ría una manera de estimular las soluc·! ones que ahora mismo hacen falta ·2 n todo ·21 -3.mbito del Continente, sometidos sus moradores aún a un cúmu lo de privaciones, en un vivir desorientado, baj-0 un clima de angustia, de temor. En el caso del Ecuador, sujeto ·en lo .;:conómico a una etapa singularmente difícil, por el acumulo de circunstancias conflictivas que hay que despejar, -cabe especialm ente

EL LIBERTADOR acuciar la voluntad de hacer, de reparar y de garantizar el futuro, buscando asidero en los pr opios ejempl-0s históricos bolivarianos y en su lucha por lo económico, por un mejor desti no. De vid ent es y avanzad·as podrían calificarse las disposiciones tom adas por Bolívar en Angostura, en Bogotá, -en Quito, -e n Lima. Interesante s·ería y pr-0vechoso, detallar con el fin qu·e nos proponem os, cuanto se precisó en el sinnúmero de proy·ectos, de decretos, de leyes con sentido económico que entonces s·2 expusieron. Más, postergando tal trabaj o para mejor' -Ocasión, limitémonos por hoy a algunos aspectos pertinentes, a algunos mo tivos tomados d·e con junto. El sentido del interés público s!em pre caract-erizó al espíritu bolivariano, al ·extremo de e-rigirse en máximo obj etivo y prim ordial fin. F u·e un verdader-0 cr·edo doctrinario. Desde Angostura, el Congr eso interpretando a Bolívar ya asentaba el principio general de que la sociedad desconoce al ciudadano que no procura la felicidad general, que no s·e ocupa en aumentar la riqueza propia, cuyo conjunto forma la propiedad nacional. L a hondura de los análisis y la universalidad de los obj·etivos abordados en la obra de Bolívar son de las características que más la amer itan y mayormen te la distinguen. E s-e sentido se hace presente en todos los aspectos : político, jurídico, internacional, pero sobre todo en, el económico, cuyas soluciones, 13mpezaron a buscarse entonces y que aún s-ervirían a hechos de la ,reaUdad presente. D-3 allí la necesidad de estudiar y aprovechar, por todos los respectos, ese arsenal inagotable que fue obra de Bolívar. Acerca de la producción, que ·e n aquella época tenía escasas fuentes, como incipiente era el desarrollo de la ciencia, d·e la técnica y de la vida misma, cabe no obstante m encionar la at·anción que desde esos t iempos se prest ó a la producción agrícola, pr·eferentemente al fomento d·e las siembras del cacao y del café, que desde entonces tenían importancia en el mercado doméstico y foráneo. Muchos decretos y providencias se tomaron, acordando exenciones tributarias y otros estímulos llamados a incrementar, mejorar y abaratar su producción. E n lo qu·e se ,refiere a la pertenencia de· la tierra, la id·ea de B olívar fue la de los grandes latifund ios que hasta entonces se detentab an como privilegios regios concedidos desde siglos, por vía de herencia, a grupos parasitarios de la sociedad ir repart iendo a los militares y demás colaborador.e s de la Magna lucha de Independencia, en extensiones proporcionales y menores. A cambio de sus sacrificios y d·e su sangre, se dotaba a los combatientes de campos para el trabajo, de tie-


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rras donde apl icar sus afanes de producción el afán de Bolívar por el afianzam iento del y beneficios. Pese a las altas miras de tal r e- crédito público, por el equilib rio presupuesforma, la falta de disponib ilidad·<-s fiscales tario, por la a usteridad como norma de gopara indemnizar a los antiguos propietarios y bierno. De su parte dió las mayores lecciootras circunstancias adversas, hiciel'On nau- nes ejemplarizadoras de sobriedad y de refragar en parte los laudables propósitos bus- nunciamiento. Sus propios intereses y biecados. De todas maneras se dejaba sentarlo nesta r fue ron en gran parte sacrificados. La que la propiedad ha de premiar un esfuerzo tributación fue concebida, conceptuada e imy no reafirmar gr atuitamente m ercedes secu- puesta en función social, siempre como instrumento del b eneficio público. El arancel de lares. El sentido ético en las ·r eformas de orde:1 aduanas, ten ido tradiciona·l mente com o de las económico y financiero se mostró también en m ás vitales armas de tributación, er a conce lo que hacía relación al tráfico de las mer- bido como importante r ecurso de política cancías. El contrabando fue severamen te per- económ ica al servicio de la defensa y el foseguido y reprimido con rigor. Lo aprendid~ m ento d e la p r oducción. Como m uestra del se daba íntegramente e n beneficio del qut~ afán porque el t ributo fuera equitativo, se había descubierto y evitado la consum ación señala que el impuesto a la renta, al par ecer del delito. L a expulsión del país del indivi- creación novisim a de la H acienda P ú blica, duo qu e infringía la -ley cm-respondiente se se instituyó desde entonces, con sus caractellevaba efectivamente a cabo, para poner al rísticas actuales de declaración por el con triculpable fuera del terreno de sus actividades buyente, control del fisco y cuotas progresidelictivas y -eliminar la posibilidad de futLl- vas según el m on to creciente de las re ntas ras componendas. Se llegó a decretar la pe- percibidas. E n general s·e puede resumir que el bolivana capital cuando el contrabando se comet ía por la autoridad:, en condición de cómpli- rianismo usó instrumentos de regulación y ce, encubridora o coautora. El castigo al fun- estím ulo a la vida -económ ica y ban'.j-Ó fórcionario no podía ser más severo. El celo por mulas y conceptos sin las cuales no podría la corrección de la autoridad era manifies- hablarse realmente de estructuras co'iect.ivas t o. Si el contrabando fue tan duramente san- ni de afirm ación de desarrollo. cionado, el delito de peculado no gozó d e beAdmirable fue la cima alcanzarla por B J- , nignidad. A la magnitud del daño irrogado lívar en la visión del orden internaciondl. El correspondió el castigo. Congreso de Panamá, aún restringido en íos En cuanto a la conformación de la buro- propósitos y fines para que fue convocad.o, cracia ta n proclive al juego de los intereses sigue constituye ndo un paso de perfeccionacreados, a la proliferación de males por au- miento en el vivir d·e los pueblos de Amérisencia de solidaridad con la cosa pública e ca y un poderoso imán del futuro. Certam~ n irresp-eto al patrimonio de la nación, Bolívar que haciendo verdadera historia, se ha consusó y •proclamó siempre no r mas de mayor va- tituído en el precursor , a la época de la Opelor. Su fórmula de "La verdad Oculta" con- ración P anamericana, del mayor recurso de sistía en discernir bajo la fronda de r ·ecome n- América Latina: la Acta de Bogotá. Todos daciones, influjos y valimentos de los aspi- ellos son tópicos y postulados de h ondo conterantes de las funciones públicas, los verda- nido y vigencia, que configuran al Bolivariaderos méritos del postulante, de modo de n ismo. A América le corresponde vivirlos a acordar el otorgamiento de un cargo á quien plenitu d en consonancia con la grandeza de tuviera aptitudes ciertas para desempeñarlo. Bolívar, máxim o gestor de los mejores ideaHonradez e idoneidad eran las credenciales les y de las más necesarias estructuras. ante Bolívar. Gran contraste con nuestros tiempos de parcialidad e ignorancia, raíz d·e A nosotros, hijos de América, tierra fecunlas mayores desventuras, entre las cuales no da de nuestros antepasados y continente de son poco la desorientación de los pueblos res- las futuras generaciones, nos corresponde ser pecto de sus fines y el m enosprecio por los los fieles ejecutores del ideario bolivariano. resultados y valores. Así y sólo así nos será dada la grandeza y la En el campo d e las finanzas , fue constante gloriia.


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ENTREGA DE LA REVISTA "EL LIBERTADOR", POR LA SRA. MARIA ESTER DE ANDRADE COELLO Cumplo con e l grato deber de presentar el N<> 121 de la Revista "El Libertador'' que h emos dedicado al Sesquicentenario de la Independencia de Venezuela. En sus páginas d-ej amos constancia del entusiasmo con que la Sociedad Bolivariana del Ecuador conmemoró solemnemente, en asocio del ilustre Cabildeo Quit.eño y algunas entidades culturales, el 19 de Abril de 1810, fec'h a inicial d-e la proclamación de los der·echos de libertad, justicia y democracia, en la patria cuna del Libertador d·e América, cuyo advenimiento c2J..ebramos hoy, como todos los años, con unción sacrosanta. Damos a conocer el brillante desempeño de la m isión bolivariana cumplida ·en V-en·ezue la y Colombia, por nuestro meritísimo Presidente, Dr. Benjamín Terán Varea; como también la del erudito h istoriador, General Angel Isaac Chiriboga, P residente de Honor de la Institución, quien concurrió especialln·en te invitado a la YI:esa Redonda, organizada por la Academia Nacional de Historia de Caracas, sobre ·e l Movimiento Emancipador d,e Hispanoamérica. H onra nU>estra Revista un fragrmmto d-e "Testamento Inmortal" escrito 1por el Secretario General, Dn. Juan Pablo-Muñoz Sanz, obra que fuera premiada en concurso internacional, promovido por la Bolivariana de Caracas. En un siguiente número se publicarán los homenajes rendidos anualmente a ·las Repúblicas de Argentina, Colombia y m ás países hermanos, en sus gloriosas -efemérides; celebraciones que ·esta Entidad realiza, como en propio corazón, con espíritu de auténtica solidaridad. Este pequeño libr·e to, tiene una importancia invalorable; es la biografía de fechas históricas, de fervor cívico, un legado esen cial para las generaciones del mañana. Ritual sublime, de culto perenne y loanzas al pie del ara del L ibertador; r ecue nta el historial boEvariano desde la fundación de la Sociedad. Revisad los 121 números publicados y os dirán de la obra infatigable y constante realizada por ilustres figuras ecuatorianas, desde ·el filántropo Dn. Carlos ! barra Valdivieso, y desde su primer Presidente efectivo, el notable Jurisconsulto Dr. Modesto Peñaherrera, hasta nuestros días. Labor no interrumpida, de la Bolivariana

en bien de la P atria, en todas sus emergencias, afán en ·el cultivo d·e amistad y vinculaciones, con los países del Viej o y Nuevo Mundo, especialmeñt.e d·e los .p aíses bolivarianos. La publicación mencionada es el celoso guardián de d·ocumentos históricos d·e gran valor; del eco de acontecim ientos m undiales; de biografías de hérnes qu.e contribuyeron a la. m agna obra de emancipación americana, escritas por d istinguidos socios y otras instituciones de cultura. P ara no cansar vuestra benévola atención, permitidme, apartándome del motivQ de la entr·ega de la revista, evocar en breves líneas el 24 de J ulio, fecha de cel.ebración solemne; es la recordación filial al padre de seis patrias, al creador de pueblos y legisl ador de ley-es sabias que tornaron a los hombres es~ clavos, en ci'Udadanos libres; y, los estados monárquicos en repúblicas sob eranas e independientes. R ecordar el n atalicio de Simón Bolívar, es r·2cordar el volumen de su obra gigantesca ·en plenitud de emodón. Seguir, a través de los siglos, la mi.rada escrutadora y el corazón palpitante, ·el .p aso de los Andes, venciendo al ·enemigo y venciendo también la naturaleza misma; ·2S med~tar de lleno en .Ja magnitud de su -emoresa incQnfundiible. No más sombras en el cielo de América ni en las conciencias d:e sus habitantes. No más crueldad ·en los proc·edimientos ni en las accion,e s d<? los dirig.ent.es. L a aurora del 24 de Julio preludiabJ..e, en el nacimiento de aquel ·niño, pe·· rennidades definidas en el anhelo, muy hum ano y justo, de hombres que C:·eseaban vivir al amparo d:el derecho, del respeto mutuo y de la libertad de pensar y ob~ar con lealtad a su conciencia. Sol brillante, evocador, aquel del 24 de .Julio; S ol germinador de ideas y de acció n en ei vaivén de los años. Sol d.e stinado a brillar -e n el cenit sin ocaso, porque sus rayos h abrán de c-onfundirse en e l horizont·e, con el arco iris con que soñara Miranda, para enseña en la libertad gran-colombiana. Era en ·e fecto, Sol al cual no podían mirar d·e frente sino quienes pensa·ban alto y sentían hondamente, en lo íntim o de sus seres. Que ·el Sol del 24 de Julio de 1783 nos alumbre siem pr·e, afianzando el derecho y la libertad de los pueblos y de -los hombres.


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Por Jorge Jarrín Córdova, Vocal de la Sociedad B olivariana del Ecuadoi·. Este H ombre de Bronce - y lo era - dotado sin embargo de una sensibilidad exquisita, pues manejó la espada como una pluma y la pluma como una espada; en épocas de mortal quietud d escubrió, 0011 larga vista de profeta, la P atria libre en la Colonia esclava. ¿ Qui.én sino él pudo columbrar el futuro en agraz ·en comarcas regidas a control r·emoto por leyes sabfas pero inoperantes? ¿Y quién en cambio, a trav€s de seis generaciones, por medio de la ONU, lejana creación suya, y la coopE:iración de Argentina y Ecuador, acaba de evitar el preciso día de anteayer la Tercera Guerra Mundial, que hubiera sido la defi. nitiva? A sí este Varón, al que en su siglo - porqu·e hay el Siglo de Bolívar - hubiérase tenido que llamarle Serenísimo Señor, Marqués y Vizconde, y luego enunciar el nombre completo: Don Pe dro J osé Simón de la Santísim:i 'Ilrini:dad Bolívar y P alados de Sojo Aristiguieta; mientras yo reemplazo enumeración tan dilatada con una palabra clave, cima y r·e mate de lo que puede aspirar la ment·e humana: L ibertado.r , título qu·e sólo Simón Bolívar, tiene escrito en una constelación con luz propia, que es el distintivo de las estrellas! Y ésto, que no es sombra, sino vida en d·erroche de fuerza , ya que la gloría cr·e ce e n razón geomé~ri1ca del tiempo, va a poner en mis labios la voz divina de Ja Patria, creada por él en un delirio que no lo ha sido, pues se ha vuelto la más bel.la realidad: por su

doctrina, los "peque ños" pesan como los "grandes" en el concierto de las Naciones; la Albania de los Andes, significa tanto como aquel país que, con raro acierto de nombre, está paternalmente gobernado por un Presidium ....

* * * 24 de J ulilo d·e 1960. Fiesta de las Banderas. Dos de ellas, qu·e apenas se diferencian poir ·e l anchor de sus franjas aletean, gaviotas de luz, bajo el cielo de la D emocracia y sobre el agitado mar del patriótico entusiasmo; son Venezuela, la madre ilustre, y Ecuador el hijo agradecido .. . D iez y nu·eve a1 pie, presentes o virtuaJ.es, forman guardia d e honor, listas a fundir sus colores en la llama sagrad·a de esta ipíJra. Que otra cosa si!no Altar d·e las Américas, este monumento? L o rodea un .hemiciclo de blancura, los volcanes; eterno verdor, los prados, azul eterno, los cielos, el nuestro en especial, que s·egún la popular conseja, quisi.éramos perfor arlo, para ver desde ultravida al 'romántico Quito mío", con abierto al infinito, digo yo, ¡oh Quito incompairable! Y como d·e soñar se trata, soñemos, alma! Dice Víctor Rugo qu-e la 1eyenda es más verdadera que la Historia, porque es la verdad del sentimi-ento, el cual nunca se engaña, y atrévome a añadir, porque radica en nuestra m isma ·esencia y no -en la simple sucesión de los hechos, sujetos a antojadizas interpreta-

Colocación d e una ofrenda floral e n la Cripta del i\1ariscal sucrc


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ciones. Así pues, os contaré que vive entre nosotros y quizá por muchos años una desc·endiente legítima del Libertador, y en diversos lugares del Continente otras que constituyen prolífica familia; todas guardan el culto a Su Memoria (con m ayúsculas), sostienen las mejores relaciones de parentesco, se envían folletos, revistas, libros, y cuando se visitan prodigan las más finas atenciones; viven disem inadas, com o decía, desde N ueva York a P untarenas, y tienen las mismas iniciales S. B., con ,el adi1tamento de su lugar de residencia. No habéis sospechado que son las H ermanas Sociedades Bolivarianas? Ved como la leyenda resultó más verdadera que la historia. Y ahora, una verdad sin adornos imagina-

tivos: Para fundar la an t igua R oma, bastó Rómulo; para fundar la nueva Venezuela, se ha necesitado dos R ómulos, que por coincidencia son R ómulos también, el Vidente y el Ejecutor : R óm ulo Gallegos y Rómulo Betancourt. Libertador: ¿estáis satisfecho de su obrra? Sí, nos responde, porque al fin se ha redimido mi madre, por s-er cuna, mi h ija bien amada, porque la di su vida ... Y hubo menguados que intentaron "trucidar'', verbo muy oportuno, a los nuevos Libertadores! E ntretant o, juremos fundair los Estados Unidos de América del S ur, y empecemos por suscituir ese inerte pedestal, por el que realmente debe ser: Un palpitante e inmenso corazón. . . de corazones.

. .... UN POLVORIN EN EL CORAZON DE AMERICA Sergio Barba Romero. Quien haya observado perspicazmente la ciudad de Santiago de Chile en los comienzcs del año 1946, cuando un ver edicto judiciai conllrario a dos sindicatos e n huelga conmovió al país, pudo creer que esa gran faja territorial, a m anera de "espada colocada en el cin to de América", se convertiría, bien pronto, en una punta de lanza del material ismo foráneo. Recuerdo claramente como el com icio sindicalista de :a Plaza " B ulnes", -en la cual cayeron algunas víctimas, dio origen a un paro nacional, y la Confederación d e Trabaj adores de Chile, C. T. CH ., perurg ida por el gobierno del Hu stre estadist a s:=ñor Alfredo Duhalde, impuso algunas condiciones clasistas y autorizó a sus hombres para que ocuparan algunas carteras minist·eriales. Se creía entonces que Chile sería la Bastilla revolucionaria de América, puesto que, m eses m ás tarde, en m edio de una gran algar abía hacía su e ntrada triunfal ·el R epresentan te Diplomático de la Unión· Soviética, y presenciaba complacido, desde los balcones del luj oso h otel "Carrera", los bailes típicos organizados en su honor. D iez años después, en 1956, este mismo país, no obstante su inestabilidad económica, carecía de la fuerza revolucionaria de otros

tiempos. Clotario Bletz, el sindicalista cristiano y dirigente máximo de la Central Unica de T rabajador es de Chile, C.U.T.CII. , y }os partidos políticos democráticos, habían de jado de ser instrumentos ciegos de la extrema izquierda: la Estrella Solitaria, símbolo patrio de ese gran país hermano, y el H imno Nacional Chileno, fuertemen te e nclavados e n el corazón y en el sentim iento de la chilenidad, habían realizado el milagro de la dignidad política y el honor nacional. L o propio está sucediendo en varios países d·el Continente, solamente que se ha agravado en algunos de ellos, a causa de las condiciones especiales en que se desenvuelv·en. México, Guatem ala, Venezuela, Colombia, Perú y Bolivia, son países de transición inquietante, mie ntras otros como Paraguay, Nicarahua, S anto Domingo y Cuba, luchan abiertamente, dentro d·e la más grande egolatría estatal, contr a los principios que informan a los demás pueblos amantes ie Ja libertad, la paz y la dignid ad humanas. Es decir q ue hay un a corriente de opiniones encontradas y de inte reses contrapuestos, que se originan en el modo de ser espiritual y material de cada pueblo. El Ecuador, fel izmente, no es un país de


EL LIBERTADOR efervescencias radicales, ni se encuentra en pugna con las aspiraciones de otros estados. R evísese su Historia, fojéense sus páginas y se hallará qu·e, fiel a los pensamientos de su progenitor, -el L ibertador Simón Bolívar, cuyos 177 años de natalicio celebramos, no ha opuesto, por n ingún concepto, al desarrollo de sus hermanos del Continente, ni se ha permitido influir nocivamente en el ·á nimo de los d·emás pueblos. Venezuela, Colombia, Perú y Bolivia, nacidos al conjuro de la misma espada, testigos son d·e la sinceridad ecuatoriana y de Ja amistad leal que le caracteriza; testigos son de su austeridad y respeto a los libres y sagrados destinos de sus hermanos. Esto, no obstante, el Ecuador, como todos los demás países, es parte del gran Todo, y tiene que participar, quiéralo o no, de cuanto acontezca en la órbita americana, precisamente porque se siente una sola unidad. y ligado al padre político de cinco naciones: el Libertador Simón Bolívar, con quien ha formado una sola familia, con una misma tradición, un mismo origen y una misma finalidad. O sea que todo cuanto suceda en el Contine nte, sucederá también, indef.ectibleme nte, en la patria de nuestros mayores ! Con cuanta razón se ha dicho qu-e América HiS:pana es una sola e indivisible, y que si Cristóbal Colón encontró un mundo en el paroxismo de ·sus aventuras, Simón Bolívar dió forma y dignidad a cuanto en él ·existía! Colón descubrió América, Bolívar lo libertó; Colón e mpleó años en colonizarla, Bolívar tardó años en dignificairla; Colón arriesgó su vida y su prestigio ·en la búsqueda de nuevos horizontes para l.a Madre Patria, Bolívar entregó su vida en Cúcuta, Boyacá, Carabobo, Pantano d·e Vargas, Bomboná, Junín, Ibarra y en ci·en lugares m ás; Colón abogó porque América entr·e en el concierto de las naciones civilizadas, luego de su loca y feliz obsesión, Bolívar libertó a los pueblos civilizados sin libertad, y cuando veía qu-e ésta peligraba o podía s·er objeto de atentados extranacionales o extracontinenta1es, a pretexto de ayudas o tratados, ·empuñaba nuevamente su espada y levantaba la band·era de la unidad para su propia defensa. Tal el Congreso Anfictiónico de Panamá r·eunido a instancias suyas, -el 22 de junio de 1826, al que asistieron diez naciones con la adhesión total de las demás a sus conclusiones, -estableciéndose de esta manera, el Panamericanismo de l•os pueblos de América o e l Derecho I nternaéional dentro del Derecho Americano. Quiere decir que con Bolívar nació simultáneamente la emancipación de las colonias y su defensa a través de la Confederación Americana de países libres.

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¡Justa, en,tonces, la exclamación de Dorrego, el gran publicista argentino, cuando dijo: " Si la libertad' bajase a la tierra, escogería el corazón de Bolívar como su más digno altar"! P ero dejemos de repetir, con más o menos literatlU·a, los hechos heroicos de Simón Bolívar y la historia magna del más grande hombre de los siglos XVII y XVIII, cuya vida ha ocupado y seguirá ocupando las páginas de lib1,os, revistas y periódicos de los cultores de la literatura, el arte y de las disciplinas del espíritu , para dedicarnos a meditar, no en las virtudes excelsas del Libertador o en la ol:>ra por él realizada, sino en lo que hemos hecho durante los 177 años que han pasado desd-e que riaci·era predestinado y aureolado de una virtud divina y humana al mismo tiempo: la virtud de la libertad. Y d igo divina y humana, porque si Cristo nació por amor a la Humanidad, Bolívar nació para amar a la Libertad; Cristo fue el más grande Quijote de la Tierra, Bolíva•r el más grande quijote de Am érica; Cristo murió en la Cruz para redimir al H ombre, Bolívar murió en el ostracismo por L ibertador; Cristo sudó sangre y bebió del cáliz de la amargura, Bolívar sintió 1a cicuta de la ingratitud de los hombres libertados por su espada; Cristo, en el Huer to de los Olivos, juró acatar la voluntad de su Padre, cuando dijo: "Hágase en mí según tu v•o luntad", Bolívar en el Monte Sacro, juró dedicar su vid a a la causa de América; Cristo resucitó al tercer día, Bolívar viv·e en nuestros corazones. Igualmente, Dios entregó a su 1pueblo el Decálogo de la Ley e n el Monte Sinaí, Bolivar entregó sus proclamas al Congreso Anfictiónico de Panamá, al de Angostura y, poc-0 antes de su muert-2, a su patria Venezuela. Y, yo diría, si . al Decálogo de la L ey le faltó un Mandamiento, el Mandamiento de la Libertad, y a la obra de Bolívar, Ja independencia económica, hora es de que nosotros, los pueblos de América, completemos lo que necesitamos para nuestro propio bien. Simón Bolívar nos dió libertad política, nos enseñó a ser libres y respetados y a v ivir como hermanos, haciendo causa común en el dolor como en la alegría, en la tragedia y en la prosperidad. Qué hacer entonces, ahora que e l cielo de varios países americanos se cubre de nubarrones m ás o menos densos? Será necesario acaso un nuevo Simón Bolívar para que conjur·e los males que asechan? Indiscutibles los peligros que se ciernen sobre la gloria de Bolívar: la libertad de América; indiscutible también el temor que se siente en todos los ámbitos del Continente,


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en el cual hay pueblos que luchan por su sobrevivencia en medio de la indiferencia de los demás. El continente d~ Colón es rico en espíritu y en materia y no hay sitio donde no haya fuerza moral y r iqueza natural. Lo que le falta es sensibilidad humana y sinc-eridad continental. La tierra descubierta por· Colón y liberada por Bolívar es capaz de producir todo cuanto necesita para subsistir, tanto en el reino vegetal, como en el m inPr al y animal. Qué es, por consecuenc;a, lo que deb.zm0s hacer para seguir conservando la libertad s:n dejar de pone r término a la angustia de las naciones que, por fueirza de las circunstancias, se han visto obligadas a celebrar pai::tos de asistencia mutua o tratados com·2 rciales extracontinent ales, con los cuales han perjudicado su autonomía han hecho peligrar la de sus vecinos y se han conveTtido, sin que· rerlo, ·en un verdadero polvorín en pleno corazón de América? Aj enos somos a todo extremismo y ;a paridad es nuesbra clave. No nos subyuga, ni ia ·~xtrema derecha ni la extrema izquierda; ni el imperialismo económico ni el imper ialismo d octrinario, porque ambos chocan con nuesbra realidad, con nuestra tradición y con el espíritu bolivariano que nos guía. Pero algo hay que hacer indudablemente, puesto que no nos convendríamos ni con un gobierno plu•ral con prescindencia de la minoría, ni con un gobierno de minoría con prescindencia de la pluralidad, una vez que los dos pecarían de inequitativos e ilógicos en los t iempos que vivimos. Cierto qu·e hasta el momento América se h a gobernado con minorías, mientras las mayarías, cual más, cual menos, h an perman2cido al margen de la civilización y el progreso, determ inando con esto el retrazo social muy mal contenido y por demás v isible. Mas, ha llegado e l momento de pensa•r con detenimiento en la realidad que nos acompaña y nos abruma, y de reparar el daño que se ha impetrado a las capas humanas más modestas especialmente. Observemos en qu-2 un año de hoy, por la marcha acelerada del tiempo, la madurez política de los pueblos, el crecimient·o de la población, la multiplicación de sus necesidades, etc., no equivale a cincuenta de los que han pasado. El mun::l.o marcha vertiginosamente, los m isterios se revelan y la ciencia trata de llegar al infinito. P or obra parte, el h ombre ha dejado de ser un paria, para convertirse en un elemento dinámico, pr·ecoz y deliberante. L a monarquía, el feudalismo y el coloniaje, símbolos del pretérito, pasarán a la Historia animados con la gloria de sus respectivas etapas. Y

EL LIBERTADOR si es cierto que todavía exist-en algunos r·2zagos, no figuran sino como restos que pronto tomarán forma en relación con los t iempos que vengan. Meditemos, pues, en el avanc-2 y el impulso que ha tomado -el hombre y las colectividades y abstengámonos de pon-erl-2 camisa de fuerza o diques mal consultados. P ensemos en lo que fue América hac·e uno o dos años atrás y veremos que ·e l salto dado es brusco e incontenible : como si el hombr e tratara de salvar el espacio en busca de r efugio, ·p or si el regazo de la tierra ya no produzca calor. Esta misma evolución se observa e n el Ecuador. Dos años antes, el pueblo e cuatoriano, tenía otra fisonomía y otra mentalidad. Hoy, es un pueblo inconforme y ·2n permanente ebullic:·ón, que marcha aceleradamente hacia la satisfacción de sus n-ecesidades, contagiado quizá, atraído qu izá, por el espejismo de un pueblo del Carib-e en plena y peligrosa t ransformación. Por lo mismo, conviene afrontar el problema en todas sus dimensiones, estudiar dr;?sapasionadamente sus síntomas y contribu ir a su solución en la medida de nuestras posibilidades. Bolívar hizo -el aporte de su vida para la causa de la libertad, nosotros aportemos todo cuanto podemos en defonsa de tan sagrada herencia. En esta forma mantendr·emos impolutas nuesttras libertades y seremos consecuentes con quien dió todo y no pidió nada. Simón Bolívar 01·ganizó el Congreso Anfictiónico de P anamá para llegar a la F ederación de Estados Lib.res y asegurar, luego, su convivencia .política y económica. Lo mismo o algo parecido se debería hacer ahora: organizar, formar, la Federación R egional de Estados American os, en relación con su cultura, métodos de vida, tradición, costumbres, etc. L os pueblos de mayor afinidad, como Brasil, Argentina, Uruguay, Pa·raguay y algún otro, podrían formar un bloque de producción y consumo determinados, mientras otros como Venezuela, Colombia, Ecuador P·erú Bolivia, Chile, etc., constitui•rían el s~gund~ bloque de producción y consumo div·ersificados,. de a.cu·e rdo c?n sus posibilidades y materias primas nac10nales. Lo propio harían los países centroamericanos con sus productos específicos y se -establecería, de esta manera, el Mercado Común Latinoamericano c~n áreas perfectamente delimitadas y coor~ dmadas, capaz de que no falte en un sistema regional lo qu-e sobra en otiros y viceversa ; capaz de q ue no falte en América lo que necesita el hombre americano. Acaso no tenemos oro, petróleo, acero, carbón, café, cacao, frutas, carn e, trigo, lana,


EL LIBERTADOR hombres de ciencia, maquinarias y todo cuanto se requiere para la industria .p esada y liviana? Lo que le falta a América L atina son préstamos a largos plazos, con intereses condicionados a la realidad de cada región o país. · Así, y solo así, se evitarían los conflictos sociales y económicos que se han suscitado y desapar-~cerían el caos y la anarquía en la producción y el consumo. He allí, Sr. Secretario de la B olivariana del Ecuador, el "nuevo buen entendimiento americanista", el modo de cons-ervar la armonía y comprensión verdade ras, no ficticias, y el arma con la cual se impediría las inflmmcias extrañas a nu·estro medio, a nuestra cultura y a nuestro origen. Abramos los ojos, sintam os lo que está sucediendo en el seno d:e los d~más países hermanos; hagámonos cargo, siqui era por un momento, de lo que podría pasar, de lo qU:e ha pasado ya en otras latitudes, en Cuba, Venezuela, Santo Domingo, y, últimamente, en Argelia y el Congo, y salvem os a tiempo nuestras instituciones y nuestra responsabi1idad americana, sin reacciones a posteriori o tardías, acaso cuando se haya 1 pronunciado el incendio y sea imposible sofocarlo. Que sea el Ecuador, la Sociedad B olivariana, ·la que dé e l primer grito de al.erta en el gran torbellino de América, para que sean ellos mismos los que indiquen las m ed idas por tomar. Felizmente cuentan c-0n hombres y con m!-emhTos aptos para toda solución y disciplina; que sea el bolivarianismo ecuatoriano el que, haciéndose cargo de cuanto de funesto hay ·en el presente para los destinos de nuestros pueblos, encabec-e la marcha d-e América en su reencuentro de paz, armonía y cooperación mutuas. Y si Quito, la ciudad luz del Continente Americano, dió el primer grito de la ind·ependencia en el suelo de Colón, aquel m emorable 10 de Agosto de 1809, que sea esta m isma ciudad la que, a través de la Sociedad B oliva·r iana del Ecuador, vuelva a dar ·ej emplo de sensibilidad cívica y de sinceridad americanista en el concierto de las naciones del mundo. América convuls:onada lo pide y lo exige, el Ecuador con ma-

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yor razón. Y de la actitud que tomemos en esta hora dependen los días por venir. Es cierto que la Sociedad Bolivariana del Ecuador, no debería intervenir die lleno en este campo, porque su misión, además de elevada y sublime, -es de persistente homenaje al Pad·r.e de América y de exaltación continua de sus v:rtudes, pero si vemos que su sacra herencia puede desaparecer en la vorágine de las pasiones y arrebatos revolucionarios, obligación suya es, como custod·ia de su nombre v·e nerando, retomar su espada y, cual nu-evo cruzado, avanzar por los campos de la incomprensión e imponer la paz, sugiriendo o aplicando lo aconsej able y efectivo. La Sociedad B ol ivariana es respetable y r·espetada, y su nombre y sus obras han trascend:do aureolados fuera <le los lindes de la Patria. Cu.alqui·era llamamiento que hiciera, sería acogido coru beneplácito y unción , puesto que tiene que ver con la vivencia e integridad de los pueblos ·l iberados por el Libertad01r. Salgamos, pues, ilustre y dlistinguido &eñor Pr.esidente, como Bolívar salió a los camp-os de batalla, como el Quijote salió armado de todas las armas, como Colón salió al mar, como Cristo vino al mundo, como las universidades saliernn fuera de sus claustros (para mí la Bolivariana del Ecuador es una universidad de honor, hidalguía y libertad), y. digamos al mundo que los ecuatorianos ansiamos un H emisferio paeífico y ordenado y no una América .en la cual los americanos seam os lobos de los americanos; digamos al mundo, dignísimo señor Presidente y dignísimos s-e ñores miembros, que los ecuatorianos, tal como lo hiciera Bolívar, estamos listos a sacrificarnos por un Continente de paz creadora, de pr-0speridad mutua y die fraternidad a toda prueba. Que las grandes democracias vengan en auxilio de las pequeñas democracias antes de que sea tarde, y que éstas y aqu.ellas vivan como hermanas. Este sería el mejor homenaj·e que se le rendiría a Bolívar y al 177 aniversario d·e su natalicio.


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VUELVE A VENIR: BOLIVAR ... ! Salud HOMBRE DE AMERICA .... ! Salud figura homérica .... ! No ya venezolano, sino de nuestro hogar .... ! Hombre del COTOPAXI ecuatoriano incrustado, como la nieve eterna, en la maraña inescrutable, sublime, sempiterna, d:el alma popular .... ! Salud HOMBRE DE AMERICA . ... ! Salud fuente genérica de todo lo imposible .... ! Cima de nuestro ser inmarcesible .... ! Cuna del nuevo yo como substancia .... ! Ruta del nuevo sol a la distancia .... ! Alma del Chimborazo cuajada por el trópico .... ! Tributo extraordinario de L ibertad ... ! Atómico ... ! Estás si·empre actual ·e n nuestro espíritu, muralla de granito, como la altura máxima mirando al infinito .... ! Salud HOMBRE DE AMERICA .... ! Incomparable esencia de la e n ergía colérica ... ! Inconfundible y única potencia visionaria que avizoró el futuro de la era .p roletaria ... ! Salud!, milagro nuevo .del nuevo Continente . .. ! Humano ... ! Comprensivo ... ! Rebelde ... ! Omnipotente ... ! Salud HOMBRE DE AMERICA .... ! que circunvalas albo cual nuestra estrella esférica . .. ! Tu pueblo no está a salvo ... ! Va al borde de un abismo llevado de la mano por nuevo despotismo ... ! Tu encarnación creadora de superestructura, de ideas democráticos, de paz y de cultura, están esclavizados por la pasión de acívar ... ! Hoy ya lo absorve toda ... ! Vuelve a venir ... BOLIVAR ... !! Salud· HOMBRE DE AMERICA .... ! Centella climatérica de la liberación ... ! Venid a nuestra P atria como esper anza nueva .. . como inquietud promesa del ser que se sub1eva . . . Como índice del germen que da la redención .. . Ven como paz perpétua a remediar la angustia .. . como horizonte nuevo del nuevo despertar ... Salud HOMBRE DE AMERICA .... ! Ven; pon el ·equilibrio en nuestra faz ya mustia, y a ser, en nuestra ruta el verbo aglutinar . .. ! Ven, oh Justicia ·en mástil, a darnos de tu almíbar ... Destruye la injusticia ... ! VUELVE A VENIR: BOLIVAR ... !! Cap. Homero Augusto Lozano L.


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INTERVENCION DEL PRESIDENTE DEL GRUPO AMISTAD Y CULTURA Por César Bolívar Torres.

Seiíores: Cuando las causas son justas y de primer orden, cuando las circunstancias son especiales y de elevada categoría, produce n m< mentos que puede!"! calificarse de solemnes y tr ascende ntes ; momentos que quedar. grabados en la historia por su forma, sentido y conceptos profundos. En ellos el espírita del hombre se inquieta entre anhelos y r\eseos subiimes, se agita entre conceptos y ·J1bra entre un sinfin de pensamientos superiores; por último, se embriaga de felicidad y se aureola de infinito. El ·espíritu vive .>11 vlda: el Pensamiento; vive su vida; la Verdad; el espíritu se ennob lec·e y enaltece cuand 1) ev .1ca y revive las grandes esperanzas y las grandes inquietudes del hombre. En esos instantes supremos, desde su centro mismo, con ímpetu surge el júbilo al contacto del medio perfecto, solemne y trascendente; del conocimiento claro nace a borbotones la al·egría, al morar en la v·e rdad, al contemplar y aquilatar el rect o .p ensar y el j usto obrar. Del centro mismo del ser, asciende vigoroso, envuelto en sentimi·entos, un himno que r ecor re los cuatro horizontes. Causas justas, circunstancias de elevada .jerar qu ía convergen en estos instantes, tran sform ándoles en momentos solemnes, trascendentes, formando un medio de primerísima calidad que influye en el espíri tu s·ens ible del Grupo Amistad y Cultura, el mismo que se inquieta, se agita y se mueve, con emoción, entre anhel os, pensamientos y conceptos superiores; se inunda de felicidad, y de su vibrar brota un canto, que es el saludo que presento a los distinguidos m iembros de la Sociedad Bolivar.iana del Ecuador, saludo que involucra admiración y respeto. Salud, patricios de la Sociedad Bolivariana del Ecuador, orgullo de nuestra República, honor del pensamiento ecuatoriano. Saludo a la noble Entidad, cuya vida rige el preclaro pensam iento del inmortal Bolívar, nutriéndose a cada instante del fervor patr io de los libertadores de América; Enti-

dad en cuyo seno laten los sentimientos de la fraternidad y solidaridad americanas, los anhelos patrióticos de la soñada Grancolombia y los deseos fervientes por un Ecuador grande y poderoso; Entidad, cuyas manos h an sido artífices de obras de reconocido pr estigio nacional e internacional, que, J0gicam ente, deben S·er tamb ién admiradas· y exaltadas p or la j uventud que sabe analizar serenamente el pasado, aquilatar el presente y responsabilizarse del futuro. Nuestro saludo y nuestro hom enaje en este día es la .expresión espontánea, libre y desinteresada de u n grupo d·e j óvenes ecuatorianos, universitarios y profesi-onales; idealistas :prácticos, idealistas dináJmicos, con scientes de la realidad de l os valor.es nacionales. Tenemos hoy una profunda satisfacción al cristalizar uno de nuestros ideales; satisfacción que se acentúa en razón de que sabemos. que es en vano tener ideales y conservarlos sólo en la m en te . S ustentar un ideal, hablar de él de vez en cuando, sin ponerlo en práctica, es una ensoñación estéril e inútil. El idealismo práctico, señores, es también una forma de vivir, una m anera de colaborar en las grandes obras que se realizan en el mundo. J óvenes que tienen puestas su f e, su esp·er anza, su s ilusiones en la conquista y adquisición del conocimiento pleno, e n el estudio constante· de la perfección, en la búsque da y discernim iento de la verdad1; jóvenes cuyos esfuerzos se dirigen para el servicio a la sociedad, con la inversión de todas sus mejores facultades, porque saben que el don y beneficio de la vida misma, con la conciencia y la to tal actividad de su s facultades, entrañan una obligación grata de servir a los hombres para el bienestar de la colectividad', bienestar que tiene que concretarne en el progreso cultural, en el progreso moral y, por ende, en el progreso económico. Señores, para el Grupo Amistad y Cultura, organización que muy pronto entrará a formar •p arte de la Universidad Central del Ecuador, en calidad de Entidad Universitaria, es un honor rendir pleito homenaje a la So-


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ci-edad Bolivariana del Ecuador en la persona de su presidente, el Sr. Dr. Dn. Benj amín T erán Varea y demás socios, y en el recuerdo del que fu.e Sr. Dr. Dn. Francisco Chiriboga Bustamante. Es un orgullo hacerlo en la S.emana Bolivar:ana de 1960, cuando se conmemora el Natalicio de ese hombre-genio que se llamó Bolívar. Este homenaje es un justo reconocimiento a vosotros, distinguidos socios de la Bolivariana, que habéis sabido mant ener vivientes los sagrados valores del hombre y habéis también laborado en favor de la sociedad, esparciendo ideas, sembrando pensamientos y, cultivando por doquier ese fantástico caudal de principios del Libertador, figura inigualada, sol que columbrará a tr avés de los siglos, enclavada en el infinito, siendo luz de América toda; id·eales que terminarán sólo cuando termine la h umanidad; ideales y principios de un latinoamericano para los latinoamericanos; ideales y principios que constituyen doctrinas que, de ser puestas en práctica en su totalidad, justificarían a plenitud una presencia grandiosa de América en el mundo y un destino extraordinario. Ideología que no necesita que los americanos importemos -otras de regiones foráneas. El empeño y trabajo de las Bolivarianas d·'.! América d·el Sur han colaborado para diluír las palabras dolorosas del Padre de las Cinco R epúblic.as, que las verti-era en su carta póstuma a Fanny de Villars, cuando se encontraba, en 1830, al borde de la tumba: "Me tocó la misión del relámpago, rasgar un instante la tiniebla, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderme en ·el vacío". Las Sociedades Bolivarianas han confirmado y afirmado, aún más, las frases célebres, por todos conocida~, del cura-jurisconsulto J osé D omingo Choqueh uanca, que dirigiera a Simón Bolívar cuando éste ar ribara al pueblo de Azángaro: "Vu·estra fama crec-erá así

como aumenta el tiempo en el transcurso d·e los siglos y así como cre ce la sombra cuando el sol declina" . . Hoy hemos tenido una cita con la historia de estas dos Entidades. Y, hemos venido a cumplirla, teni·endo en cuenta vuestra h istoria y portando nuestra responsabilidad para con la historia que mañana evocarán las futuras generaciones. Hoy esta historia nos ha llamado. Y hemos acudido agudizando aún más nuestras facultad•es, clar.ificando aún más nuestra inteligencia, par.a hacer honor a esta tribuna, en la cual han desfilado grand·es pensadores de América; para poner una vez más en la cumbre la verdad, el máximo placer del h ombre; para asumir la responsabilidad de nuestro tiempo, como lo dijera Ort ega y Gazet, y porque es nuestra obligación "buscar una amplia orientación en los rumbos de la h istoria". Hemos acudido para fomentar la solidaridad, penetrarnos en pensamientos y estructurarnos mejor, para hacernos m ás responsables ante la sociedad, p0rque es indudable que de -lo que aquí sintamos y pensemos dependerá lo que ella sienta y piense mañana; lo que hoy se.a nuestra manera de vivir, será forma de vida en el futuro de nuestro pueblo. Cuando nos hemos congr.egado para enaltecer los valores .d e los h ombr·es, lo hem os hecho impelidos por el afán sincero de que del reconocimiento se levante una tribunaluz, que deje tras sí una e.stela luminosa a través de los tiempos; una tribuna sólida, sustentada por dos columnas: la AMISTAD, nimbada de fraternidad, y, la CULT URA profunda y consistente. Y en esta tribuna constituirnos en una vanguardia tras de la cual sigan los hombres, para alcanzar su verdadera felicidad : la conquista de los ideales sanos, constructivos, para q ue sean así la Glor ia de la Humanidad mism a .

. LUCHA POR L A CONSE CUCION DE UN IDEAL H om enaje a la Sociedad B olivarian a del Ecuador rendido por el Gmpo Amistad y Cultura.- 1960 Por el Dr. H ern án CaJisto R. Emerson dijo: "No me indiquéis donde están las grandes ciudades, ni las grandes fábricas, ni los ferrocarriles; eso ya lo conozco, no me interesa; pero si me decís dónde puedo encontrar un gran hombre, prepararé las va-

lijas y me pondré en marcha de inmediato". El Grupo Amistad y Cultura es un conjunto de h ombres jóvenes que anda en pos de un ideal, y -es justo también y apropiado que dejemos toda consideración vanal a un lado,


EL LIBERTADOR cerremos nuestras m aletas y nos pongamos en m arch a para conoc-er el alma de un gran hombre y de una magnífica Sociedad. En realidad, no se puede como jóvenes, como ciudadanos, como ecuatorianos· y americanos, permanecer indiferentes ante la presencia eterna del Genio de América, Simón Bolívar. Nuestro .p equeño homenaj e al Lib·2rtador de un mundo; y por qué no también a los que, dejando a un lado las cosas estrictamente materiales, se p ersonifican con aquel gran hombre y tratan de venerar su m emoria por siempre, siguiendo sus huellas. Cervantes, el más alto exponente de las letras y de la raza española, produjo ese ser que trató siempre de ascender hacia la difícil conquista del ideal; su Quijote trata d·e &~r una encarnación de ese id·eal. Aquí, en América, también .apareció, enviado por los dioses, el Quijote latinoamericano: así como aquel otro d·e la Península, s.a armó de su lanza y de su escudo y salió a recorrer los campos de América, no solamente para enderezar entuertos, sino para dar libertad a un mundo. Se lan:aó también contra los molinos de viento de la incomprensión, del fanatismo, del caos y de la desorientación. Allí do nde clavó su lanza, lo hizo con tal fuerza, que del golpe que dió salieron como estrellas cinco repúblicas libertadas. Dominó. al caos, aplacó pasiones, enrumbó a las nu·evas r-:=públicas nacientes y fue el guía para lo que hoy conocemos con el nombre de P anamericanismo, cuyo gestor y creador fue él mismo, para honra de América y del mundo, a despecho de los antiguos sistemas de equilibrio ·e uropeo de la Santa Alianza, y anticipándose y dándoles un caráct·er m~ tamente americanjsta a J.as ideas enunciadas poste ri<>rmente por el Pr.esident·e Monro e. E l es, pues, para - América, el cr·eador del sist-ema d·e justicia, de libertad y de vigencia del ideal a que todos los hombres aspiramos; por -elb su figura sale de los límites m eram ent·e continent.al·es y se agranda hasta ser universal. Es orgullo y tal vez vergüenza de la humanidad. Orgullo, porque la raza humana v·e ·2n él a uno d·e sus más altos exponentes; y vergüenza, porqu·e la especie humana se v·e tan chica y minimizada cuando se pone a su lado. Pero no se puede conc·ebir que los hombres se sientan limitados en sus propias capacidades, y ·es digno de todo aplauso y consideración el hecho d·e estos hombres bolivarianos que tratan d·e superar sus propias flaquezas y también as-emejarse a ese Don Quijot~.

Ese es el sentido de-1 h omenaje que hoy brindamos a estos hombres ·esforzados, caballeros del ideal, Quijotes también, ecuatorianos y americanos que buscan para nuestra

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Patria y el Continente mej ores rumbos, nuev:as metas, mayores logros para esa libertad tan vilipendiada a veces, en casos tan desconocida y otras ta ntas ocasiones tan odiada. Esa es la reparación que todos nos sentim os obligados .a trib utar a la memoria de B olívar. Como dijo un ilustre Embajador de Venezuela ·en este recinto: "Hasta España, la anciana d·e orgullo demoníaco que no le perdonaba al hijo sus dolores de madre mutilada, ha compr.endido que vale más para su gloria la cosecha de laureles del vástago insumiso, que los diamantes que, un día, engastara en su corona el error de rumbo del navegante g-enovés". Este ideal d·e continuar las huellas de Bolívar estaba latente en ·esta ciudad y en este país, en esta nuestra Patria que recibió el Procerato de la Lealtad. Y así fue como el 6 de Agosto de 1926 se fundó -la Sociedad Bolivariana d·el Ecuador, merced a las gestiones patrióticas de dos valores morales e intelectuales d-e alta talla: el señor don Carlos !barra Valdivieso, profu ndo conocedor del L ibertador, y €1 Paradigma de los Caballero;;, Sr. Dr. Francisco Chiriboga Bustamante. No fueron ·ex trañ os a esas gestiones el General Angel I saac· Chirjboga y otros personajes honra y prez de nuestra Patria. Merced a sus ·e sfuerzos, el 10 de Agosto de ese año la Academia Nacional de H istor ia convocó a las más notables personalidades, al H. Cu,erpo Diplomático y Consular, Ministros de Estado, altos J efes del Ej ército, prominentes ciudadanos y distinguidas damas, con .el común propósito de fundar una Soci>edad que tuviera por objeto contribuir "al mejor conocimiento de la múltiple figura d'el Libertador Simón Bolívar, exaltando su memoria en las repúblicas que él fundó y en los otros países civ ilizados del mundo, y ililatar la id•ea de acercamiento entre las naciones de origen hispánico, sobre la base de confraternidad y justicia, ·e n el anhelo de verlo prácticamente realizado algún día". La Sociedad Bolivariana ha procurado difundir las enseñanzas de Bolívar por todo el Continente, por m edio de la palabra, la pluma, la revista, el periódico, conferencias, actos sociales, ·etc. Y así ha realizado hechos que han tendido a la mayor unión que reclamaba el mismo Bolívar, tales como la formac:ón de Comités Bolivarianos en diversos lugares d·el país; ha conmemorado las efem ér ides gloriosas de nuestra Patria: el 24 de Mayo, 10 de Agosto, 9 dte Octubre, así como el 24 de Julio, 17 de D iciembre y 4 de Junio. H a celebrado con ·p ompa -las efemérid·es patrias de todos los países americanos y, para estrechar más los lazos de amistad, ha rendido h omenaje a los representantes de naciones ami-


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gas y ha recibido en sesiones· solemnes a los P residentes y Cancilleres de las nacion-e s herm anas que nos han h onrado con su visita. Ha ot orgado condecoraciones a las delegaciones m ilitares de los países americanos, así como ha concedido votos de aplauso a los D iarios y publicacion es que h an contribuído a la m ayor difus~ón de los pensami·entos bolivarianos. H a abierto concursos escolares, universitarios, nacion ales, para difundir el conocimient'o bolivariano y procurar prop agar en todos los ámbitos y en todas las m entes lo que '21 Libertador nos legara, repihendo, lo que él nos enseñó, es decir que " una sola debe ser la Patria de tod:os los am er icanos" y que d ebemos conservar si·empr·e ese orgullo y altivez de p u ebl·os libres, porque "es más difícil sacar un pueblo de la servidumbre, que su,byugar uno libre". L a Sociedad Bolivariana ha sido, com o nad ie, celosa g uardia na de nuestro patriotismo nacional, al protestar contra lo acaecido en Zarumilla, Río de J aneiro y, luego, al efoctu.ar una amplia campaña nacional e internacional en la que dist inguidos jurisconsultos, con ·e l alm a herida por la invasión peruana, solicitaron prime ro la revisión y, lueg-0, la nulidad d·e l Protocolo de R ío de J aneiro. Rindi.ó homenaj es ·en la muerte del Sr. Dn. Carlos !barra V.aldivieso, del Dr. L uis F . Borja y del Dr. Franci3co Chiriboga Bustamante, Primeros Cabal1er os de Quito y Ex-Pr·esidentes de la Bolivariana. Así como de los prestantes bolivarianos: Rvdo. Padre Agnelio H urtado Varela, Sr. Crnel. Nicolás F . López y Canónigo Dr . Benjamín Ayora Cueva. H a rendido pl·eitesía al Gener al San Martín, al General José Artigas y a prominente:> hombres de América. Ha honrado a los héroes y mártires d '2~ P rimer Grito de la Independencia lanzado en Quito •en 1809 y a otros personaj·es ecuatorianos verdaderam ente ilustres por su patriotismo, ciencia, virtudes, ilustración y plum a. Han recibido dicha oleitesía Francisco Eugenio de Santa Cruz y E-spej o, An.t.onio Ante, Carlos Montúfar , González Suár·ez, Olmedo, Borj.a, CaUe y otros. En lo m aterial, llevó a cabo en 1935 la erección del monumento al Libertador, consid-erado como uno de los mejor es de A mérica. E n esta inauguración solemne tomaron la palabra el señor doctor José M. V·elasco !barra, Preside nte de la R epública; ·el Sr. Dr. L uis F. Borja, Presidente d·e la Socied ad Bolivariana del Ecuador, así como el . Exc·elentísimo señor don Andrés Eloy de la Rosa, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenci.ario d·e V enezuela. A dqu irió con recursos propios la Casa Bo-

EL LIBERTADOR livariana, incrementados en gran parte por el B enefactor, s·eñor don Carlos !barra Valdivieso. Su Salón de Próceres tiene carácter h istórico, por las sesiones que en él se han realizado. Ha formado la Biblioteca Americana, en la que hay obras de alta significación internacional, científica, literaria y, sobre todo, bolivariana, de casi todas las naciones d-el Continente. Ha organizado el Museo Bolivariano, en donde se encuen tran reliqu ias de los héroes cuya mem oria honramos. All:í se conserva la casaca del L ibertador, que fue gentilm ente donada por la familia Flores Chiriboga. Abrió e l Libro d e Oro, en el cual se insertan todos los discursos, conferencias y oracion es fúnebr·es, pronunciados e n la República por motivos bolivarianos. En el Museo se ostentan l as lujosas bande.r as de todas las naciones am ericanas y de algunas europ eas, que hacen Guardia de H onor permanente a nuestros Libertador.e s; alh también se ,encuentr an los óleos de los princi. pales pr óceres americanos y nacionales. L os actos principales ha. consignado en la Revista "El Libert ador", que continúa publicándose y que contiene estudios de los prinr cipales -esc:ritor•es americanos y europeos, acer ca del Libertador y demás héroes del Continente, por lo cual merece una sincera felicitación la distinguida dama señora doña María Ester de Andrade Coello, digna Direc tora de la Revista. Se han .publicado ya 121 números. · Durante le Presidencia del Sr. Dr. Francisco Chiriboga Bustamante y en gran parte a expensas suy.as, se lle vó a cabo ~l JJrimer Congreso B olivariano Gran Colomoiano, al que fueron invit adas: Venezuela, Colombia, Panam á y Bolivia, y en el cual se planteó la ponencia de la form ación de l.a Conferencia Gran Colombiana de Soci·edactes Bol i.varia- · nas, idea qu e ya fue propuesta por el eximio bolivariano señor General Angel I saa-c Chiriboga, h.ace más de 20. años, y que ha adquirido realidad con m otivo de la visita que llevó a cabo el actual Presidente de la Sociedad Boliva-riana, Sr. Dr. Benjamín Terán Varea, a la ciudad' de Caracas, para constituir la Federación <le Sociedades Bolivarianas de Am ér ica y del mundo. Estarnas seguros de qu e los dirigentes, con su dinam ismo, con su recia personalidad y con su alto s-entido bolivariano, lograrán ha.cer efectivo lo que ·el mismo Bolív.ar soñó ·e n ejecutar: la unión espiritual de los países americanos. A est a gran obra que se ·p l anteará en el Congreso a.e Sociedades Bolivarianas que va ai Uevarse a cabo en octubre del presente año en la ciudad de Caracas, hay que añadir que la Sociedad Boli-


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EL LIBERTADOR variana del Ecuador, con .el d·erecho que le da la lealtad a Bolívar a mantener este mismo Procerato que perpetúa la gloria de Bolívar, a través de su doctrina y de su ideal, concretará la doctrina de Monroe y la doctrina Bolivariana, ·excluy.e ndo, por cierto, toda interferencia ~e doctrinas ·exóticas, como ya lo anunci·ó Bolívar en su Mensaje al Congreso de Angostura: "L a reunión de la Nueva Granada y Vene:mela ha sido el voto uniforme de los pueblos y Gobiernos de estas Repúblicas. Al contempl.ar la unión de esta inmensa comarca, mi alma se remonta a la eminencia que exige la perspectiva colosal que ofrece cuadro tan asombroso. Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos futuros, y observando desde aHá, me siento arrebatado y me parece que ya la ve o a esa gran comarca incrustada en el corazón del Universo, extendiéndose sobre sus dilatadas costas, entre dos océanos, que la naturaleza había separado ya que nuestra ·Patria reúne con sus anchurosos y prolongados canales. Ya la veo sentada sobre ·el trono de la libertad., empuñando el cetro de la justicia, coronada por la gloria, mostrando al mundo antiguo la majestad del moderno". Para llevar .e sto .a cabo han contribuído todos los Miembros de esta distinguida Sociedad, d·estacándose por su entusiasmo la digna matrona señor.a doña Mercedes Viteri de Huras y las damas bolivarianas que han dado es·e matiz de belleza y gracia f.emeninas a esta Sociedad. Merece una mención particular el autor del "Testamento Inmortal de Bolívar", Sr.

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Dr. Juan Pablo Muñoz Sanz, quien con ese estudio ganó el Concurso promovido por la S ociedad Bolivariama de Venezuela, haciéndose acreedor a-1 premio correspondiente. D ebo .agradiecer y felicitar al destacado Cronista Vitalicio de la Sociedad Bolivariana, Sr. Dr. Alfonso Mora Bowen, por sus importantísimas obras bolivarianas, así como a nuestro dilecto 'amigo, el Pr.ofesor J orge T inajero, B ibliotecar io de nuestra Sociedad. Hemos visto a grandes pinceladas la proficua labor r-ealizada por esta Ilustre Sociedad. Y por eUo no estoy de acuerdo con las palabras que pronunciara aquel gran hombre, señor don Carlos Ibarra Valdivieso, al decir: "La Sociedad Bolivariana del Ecuador nació humilde, con la humildad genésica de las obr.as bellas, y su labor ha sido siempre modesta, con la modestia de que se r eviste el ideal cuando lo anima una fe inquebrantable". L a labor de la Sociedad Bolivariana no es tan modesta, pues ha hecho grandes cosas, ya que, como di:jo Bolívar: "Nadie es grande impunemente". Y , cada. vez más, está tratando de hacer lo que nos dictó el Héroe de América, cuando en J amaica dijo: " Yo deseo, más que otro alguno, ver formar en América la más gr.ande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libert ad y gloria''. Y nosotros, todos, Bolivarianos de alma y pensamiento, podemos decir con el L ibertador: "No hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la muerte; miro lo pasado, miro lo futuro y por mis manos pasa el presente". ·

DISCURSO EN HOMENAJE A LA MEMORIA DEL BENEMERITO .DOCTOR FRANCISCO CHIRIBOGA BUSTAMANTE Por el Dr. Patricio Ríos Terán. Constituye para mí un alto honor el ocupar la tribuna de esta Institudón, tantas veces conmovida por la oratoria de ínclitos varones, para dar cumplimiento a la designación con que me honra el Grupo Amistad: y Cultura. Una voz acaso desautorizada, pero saturada de em oción y sinceridad, quiere en esta oc¡¡.sión solemne decir algo, en homenaje a la memoria del hombre de exc·epcionales méritos, cuya personalidad no cesará de agigantarse día a día, porque ascendió paulatinamente al pináculo de la gloria.

Para hablar de la proficua labor de aquel cabaUero ilustre, y juzgar su ingenio i•n mortal, su vida heroica y su acción fecunda, sería menester situarse a la altura de los máximos valores ecuatorianos. Francisco Chiriboga B ustamante, hombre de personalidad multif.ásica, perteneció a la Sociedad Bolivariana como Presidente durante muchos años, p oniendo a su servicio infatigabl:e esfuerzo y nobleza de coraZ'Ón, su entusiasmo y dinamismo, su saber y su cultura; en fin, toda una perfecóón moral y espiri-


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tual, entregada con al ma al servicio de los nobles ideal es bolivarianos. En esta noble faena, llevó a cabo acciones de trascendencia ·p ara los anales ecuatorianos, y realizó una labor americanista fecu nda e intensa, al poner en práctica y propagar, por todos los medios, la Doctrina Bolivariana, fundamento de todas las grandes doctrinas de solidaridad americana. Si analizamos su brillante y provech osa vida cultur al, vemos cómo, desde su primera enseñanza, se destacó en la escuela del notable pedagogo quit eño señor d on Daniel S. Proaño; su secundaria la pasó e n e l Colegio San Gabriel, demostrando su clara inteligencia, ese anhelo de saberlo todo, de leerlo todo, de escribir todo aquello que, en una u otra forma, pudiera despertar ·el ansia de cultura y arrancar a las generaciones j óvenes de la m odorra in telectual, a la brega del trabajo y del estudio. Su educación superior la llev·Ó a cabo e n la Univ-ersidad Central, en la que, pasando revista a t odas las ciencias y ar tes, a los .autores más notabl·es de su tiempo, no rehuyó las nuevas orientaciones de la cultu ra y se dejó llevar, en las alas d·el entusiasmo, por la lectura de los grandes oradores de aquel entonces. Y es así com o en su primer discurso que data del año 1900, prenunciado al clausurarse el curso lectivo, cor cluye con la siguiente advertencia a los est udiantes de Jurisprudencia: "Atended siempre a los dictá men es de vuestra conci·encia, sin apar tar,os de los preceptos de la L ey, y no os dejéis jam ás seducir por el interés, porque de lo contrario, vuestros nombres no se -escribirán con letras de oro, sino que serán justam ente m a ncillados. E studiad con empeño esos importantes pr.ob lem as sociales, de cuya solu ción y práctica depende muchas veces la f.elicidad o desgracia de los pueblos". E st·e brillante pensamiento constituye una gran lección de ét ica profesional, lección importante en estos días de acción, de intensa lucha y actuación sobre la vida; no lo olvidéis jamás, y al alzar el monum~mto que la gratitud del puebl.o ecuatoriano d ebe consagrar al r-ecuerdo de este hombre extraordinario, grabad en mármoles y bronces estas sus palabras, que son la síntesis de sus creencias, de su cultura y de su amor heroico por la P atria. Con su respaldo en las ciencias y letras, con ~;:e influjo social y moral, asu me las cáteri1as universitarias de Derecho P enal y Econ omía Política, brindando a sus discípulos todo el ac-erbo de sus altos valores intelectuales. En otro discurso que pronunció com o Miembro de la Sociedad Jurídico Literaria,

se destacó como brillante poeta, mereciendo est-e juicio de S ergio Núñez en su obra : "Un hombre y su época ante la historia" : "Es ur. e nsayo sobre Derecho en sus variados aspectos y manifest aci,ones, trayéndolo desde los siglos de R oma y concluyendo en la época de NapoJ.eón. P ero lo concerniente al tema de la poesía, en este discurso, es lo m edular y sanguíneo". Observamos pues, que su d on poético es uno de sus más brillantes privilegios intelectuales, y debe c.onsid·erársele como un mérito nacional y de un valor p·erdurable. Por sus ej ecutorias, por su impulso incontenible h acia la justicia y la cultura, lo llevan a desempeñar cargos de e levada cat·egoria, tales como: Ministro J uez d·e la H. Corte Superior de Quito, Ministro Conjuez de la Excma. Corte Suprema, aportando su ilustración y t alento como Director de la Gaceta Judicial. F undador de la Soci:.edad Jurídico-Literaria; ·en la Academ ia de Abogados de Quito, ejercida por algunos años la Vicepresid:encia, y en reconocimiento a su brillante actuación, se le confiere por unanimidad el T ítulo de Presid·ente Titular primer.o, y luego, d·e Presidente de H onor. Su asombrosa como valiosa producción literaria nos reflej a su profundidad de sentimi•entos, y su sinceridad de expresión, asegur.ándole así un pu.esto inamovible en las l·etras de la Patria. Como Fil ántropo, fueron múltiples las personas y las en tidades que recib í.eren su apoyo material y moral, y como citan sus biógrafos, constituyóse en el cristiano .ejemplar , que en todos sus actos h izo verdade ra profesión de fe, y, sólo concebía la caridad a la sombra d·e la C'ruz de Cristo. Fue también fundador de la Cruz R oja Ecuatoriana, Presidente de los Cooperadores Salesianos por más de 30 años, y P resident e de los Ilu stres Concejos Cantonales de Qui to y Machachi por algunas ocasion.es. En su vida independiente, s-e e ntregó con t esón a las faenas agrícolas, y como t écnico ·2n la Economía y F inanzas Privadas, fue llevado con acierto a la Presidencia del Banco de Crédito, prestigiando en alto grado a dicha Institución. El inmenso influjo social, que su talento y re dieron dentro y fuera de la patria, m otivó para que en 1932 se postule su nombr·e como candidato a la Presidenci:i de la R epública, recibiendo en todo tiem po la adhesión unánime del pueblo ecu atoriano, el afiecto y estim ación de los quiteños. Su notable producción intelectual :>e encuentra en las obras intituladas: "Bosquej os e Impresion es", "Doce Discursos", "Rimas de ~atriotismo


EL LIBERTADOR los Andes", "Páginas Bolivarianas", "Plumadas" y "R-em.embranzas". Entre las condecoraciones qu€ exornaron su figura egregia, se encuentran: la Condecoración Nacional de la Orden "Francisco de Miranda", de la República de Venezu·ela; de la Ord1en Nacional "Al Mérito", de la República del Ecuador; de la Academia de Jurisprudencia de la R epública de Colombia; de las Sociedades Bolivarianas de Colombia y Ecuador; la d·e la Orden del Libertador; la de la Acción Bolivariana "Carlos !barra Valdivieso", la de la Cruz Roja Ecuatoriana; la d-e la "Asociación de Cooperadores Salesianos" y muchas otras Instituciones Científicas, Cultural.es y Benéficas, premiandlo en esta forma, la blancura de sus sentimie'ntos y la grandeza de su ideal. El Sr. Dr. Dn. Francisco Chirihoga Bustamante, en sus últimos años se sacrificó por entero a dos Instituciones predilectas: la Academia de Abogados d·e Quito y la Sociedad Bolivariana del Ecuador, de la cual fue uno de sus dignos fundadores, t>cupand'o su presidencia en el año de 1940 y llevand.o a la Sociedad Bolivariana ·por €1 sendero del éxito con la realización de l "Primer Congreso Bo-

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livariano Grancolombiano", realizado en Q uito, del 6 al 17 de diciembre de 1946, a expensas de su pPopio peculio casi exclusivamente. Durantie quince años oons~cutivos, dirigió de manera admirable los destinos de esta prestigiosa Institución, y, desterrando toda pasión y egoísmo, la llevó siempre a la consecución de un noble fin: "la superación humana". En síntesis, su vida se caracterizó por sus acrisoladas cualidades morales, por aquella metodología y rectitud en llevar a oabo sus propósit.os; por esa prudencia y discreción ejemplares en el trato social, y por su fervientie patri.otismo, difícilmente superable. Su vida ha inspirado a nuestra juventud, para consolidar la prosperidad, ·el espíritu d'e superación, y el futuró de nuestro Ecuador. Al rendir este tributo de admiración a su memIOria, pláceme sobremanera que el Gru,.. po Amistad y Cultura sea el que, con un acto d·e -estricta justicia, e n cierto modo corone la obroa de este ilustre hombre, quien con visión verdadera, puso toda su atención y dinamismo al servicio de la Santa Causa del mejoramie nto cultural del país.

D iscurso de agradecimien to po:r la Sra. Meirced es Chiriboga de Chir iboga, Vocal de la Institución

P erm itid:me que dirija hoy unas palabras al important•e Grupo "Amistad y Cultura", palabras que serán de agradecimiento y felicitación. La palabra inicial quisiera que refl.eje el profundo agradecimiento brotadc desde el fondo de mi c•orazón, al asistir ::i. este h omenaje que un selecto grupo de jównes intelectuales ha rendido a la memor:a de mi idolatrado padre, Dr. Francisco Chiriboga Bustamante. ¡Qué consuelo invade mi alma, al ver que su memoria perdura, no sólo ~.:: n el corazón de sus familiares íntimos, sino aún en el de muchos arnig-0s! ¡Qué satisfacción y qué orguUo para mí al considerar que sus publicaciones literarias, sus labores patrJ.óticas, la sincerdad y caballerosidad d·e sus actl aciones, la pulcritud de su vida y la nobleza de su ser han dejado una estela imborrable en el cielo de la Patria y aún fuera de ella: Actos tan significativos como el de hoy hacen vibrar las fibras más íntimas de mi corazón, en torno a su recuerdo imperecedero, y obligan, die mi parte, una inmensa gratitud para quienes han pr.omovido, realizado y so-

1emnizado con su presencia este acto. De manera especial, presento mi agradecimiento al culto caballero y distinguido amigo de mi padre, don Jorge Tinajero, inspirador de este homenaj·e; al Sr. Dr. P atricio Ríos, quien S·e ha dignado hacer una magnífica semblanza de la personalidad de mi padre; al Sr. Raúl Vallejo, quien, con elegantes frases, me ha hecho la entrega de un magnífico pergamino d e la Entidad. Para todos va mi profundo agrad·ecim iento, junto C'On el de mis familiares íntimos. El segundo pensamiento que hoy quiero dirigir al Grupo "Amistad y Cultura" es de calurosa felicitación, no sólo por haberse apartado de la ola de materialismo, que envuelv·e a gran part·e de la sociedad de nuestro hempo, y haberse asociado a un grupo cultural, lo que presupone trabaj o, esfuerzo y constancia; sino, más aún, va mi calurosa felicitación por los ideales que persigu.e el Grupo, los que están sintetizados en su lema vasto y profundo , noble y superi•or, cual es el de " Cie ncia y Conciencia". Este lema yuestro, distinguidos jóvenes, en-


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90 cier ra - en mi modesto parecer -, los mejores ideal-es del hombre. Ellas han sido las dos fuerzas motrices que han impulsado las más grandiosas obras de la humanidad, tanto en lo material como e n lo moral. Y antes de terminar, presento tambi~m mi

sincero agradecimiento a la Sociedad Bolivar iana, baj o cuyos auspicios se ha desarrollado este acto en honor de mi queridísimo e inolvidable padre, Dr. Francisco Chiriboga Bustamante. Agradezco igualmente a todas las personas que con su asjstencia han dado solemnidad a esta sesión.

La Sesión del día 27 co.r,rió a cargo del Liceo "Simón Bolívar''. Se re~lizó un programa interesante y am en'o con recitaciones patrióticas y piezas de música ejecutadas por el alumnado. Finalizó con una brillante intervención de la intelectual Rectora, Sra. Helena Cor tés de Najas, Vocal de la Sociedad Bolivariana. MotiV1os ajenos a la dirección de la Revista nos priva de publica'rla e n este número , dejando pa:ra hacerlo e n el siguiente.

BOLIVAR Y EL TIEMPO.-SEMBLANZA DEL GENIO Por el Dr. Hugio de la Villota. Su vida

L a noble y venturosa Venezuela tuvo la bu€na fortuna de recibir del cielo el don privilegiado de que, -en la bella Caracas, naciera el inmortal Simón Bolívar, y por ser la ciudad cuna del coloso, desde entonces tierra bendecida se agiganta y convierte en uno de Los pueblos m ás grandes; esa tierra santa, porque -es una segunda Jerusalén, porque allí nació el otro Redentor que también al final de su fructífera vida, debía llevar a sus labios sitibundos la esponja empapada en la h iel de las humanas ingratitudes y en el vinagr·e de la traición de aquellos que él mismo redimiera. Y también tiene su Gólgota, allá en Santa Marta, ·en el rincón de San Pedro Alej andrino, donde rindiera el tributo inexorable, el 17 de dici·embre de 1930. Desde entonces se convierte en tierra sagrada, en el suelo de América Latina, al haberle brindado en su generoso seno, lecho y reposo al m ás grande de los mortales. La vida de Bolívar fue un perenne desprendimJento y una entrega total, integral diríamos, para bien de sus h ermanos y de la humanidad toda. Pred icó la religión de la libertad y plasmó su locura genial y sublime, en la realización de lo que había soñado con la ardorosa f.e de un hombre suoerior. Esa es la verdad de s u obra que perdurará a través de m ilenios, porque

ella y su auoor se hermanaron con la eternidad. Su hazaña

La hazaña sin precedentes hizo que Bolívar levant ara su egregia figura cubierta de gloria sobre el pedestal soberbio de la inm ort alidad. Ju nín, Boyacá, Bomboná, Pichincha y cien batallas más aureolaron su frente de r·~ splandor astral. Retemblaban los mont€s al présentir su paso y se estremecía la llanura cuando, en for ma arrolladora, abatía al enem igo, mientras el viento recogía el eco del clarín de victoria y la trompeta de la fama hería ·el confín del ciel.o en arrebato de justa recompensa. El Tiempo THminada la obra magna del Libertador, que en realidad fue el creador de los pueblos y naciones que surgieron al relámpago de su invencible espada, terminada su luminosa vida en dev€nir constant·e de las cosas y los seres, extinguida la materia, desafiando a Ja muerte, se irguió sobre ella y comenzó la otra vida, la vida ilímite y alcanzó tal proporciñn su grand·eza, que paralela con el tiempo, en proporción d-el mismo, sigue sumándose en sentido de avance indefinido. Bolívar, como


EL LIBERTADOR todos los mortales hijo del tiempo al nacer. hoy se halla quinta€senciado con éste: mardrnn iguales en relación d€ crecimiento cons·· tante y su gloria €S sólo comparable a ~a potencialidad del astro R ey que ·i nunda de lt,z el orbe entero, en el sucederse sin fin ~ inalterable de 1'os días. Legislador Todo el contenido del Derecho Internacional A m€ricano e stá plasmado con las ideas del Lib ertador; bien podría decirse que su pensamiento es el alma mate r de aqué~, ;_Jorque .vibra con una realidad tangible a lo largo de todo el Oontinente, se trasunta !a presencia d·el soñador genial que dirige desde !o ete·r no y en fuerza de inmortalidad, los destinos del m undo que hici€ra surgir desde el tenebr-0so abismo de su esclavitud hasta Ja cima luminosa de la libertad, rompiendo las opresoras cadenas de la ignominia, el despotismo, la negación del derecho y desprecio aun de la vida misma. F lota del uno al otro confín de la América Indohispana, el espíritu de c-0ncordia y armonía, que fue el evangelio de la fra t ernidad que él precisara, y ello está concretado en todos los progresos que en ese orden se b an obtenido en las Diez Conferencias Panamericanas qu-e hasta hoy se han llevado a cabo para obtener la cohesión y hacer la felicidad de la Am érica toda, consolidando la plen itud de s u madurez histórica y la conquista total d-e sus principios, que informan la liberación jurídica de la América Latina, base y fundamento, sus tentáculo firme de su existencia. No nos es posible detenernos €n el análisis de tod os los principios acordados, pero allí están condensados -en la Carta de la Organización de los Estados Am€ricanos, máxima Ley que rige las relaciones entre los Pueblos de nuestro Continente. Estadista Cuando desempeñaba la Presidencia Constitudonal de Col.ombia, en 1821, el prim er paso que dió fue enviar misiones d·iplomáticas al Norte y Sur de Colombia, demostrando así su afán porque se forme la L iga Americana y con tal pro·pósito dirige desde C'ali, el 8 de enero de 1822, sus cartas a San Martín, a la sazón en el Perú, a O' H iggins y a Martín R odríguez, e ncargados de la suerte de Chile y Buenos A ires, mandándoles los proyectos para constituir un "pacto social que haga de este mundo americano una n ación de repúb1icas". H e ahí probado hasta la saciedad su gran visión de estadista y de hombre de singulares cualidades para la dirección y el gobierno de los pueblos .

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Bolívar es Dios

Porque los q ue fuimos redimidos por su espada lo veneramos en el salmo sublime y eterno que nos enseñó la religión de la libertad, Bolívar es d-ios. El rompió las férreas cadenas con qu-e estábamos atados por la dominación, desterrando el oprobio de que éramos objeto, para entregarnos l a biblia del honor, d-e la dignidad, de la nobleza, blasón sacrosanto de esta estrella luminosa que hiciera fulgurar en ·el cielo de América con el chispazo formidable de su lumbre inmarcesible, sólo una punta de e11a haoe sombra y proyecta la noche de la incomprensión; sólo ella ha roto el testam ento del padre cariñoso que legó la más grande fortuna que puede darse a la humanidad, con un desprendimiento extraordinario, y que repartió ese valiosísimo legado a todas sus hijas por igual, pero cabe al Ecuador haber sido el regazo afectuoso y amable que supo retr ibuirle pagando con amor, al entregarle -el corazón de una mujer ideal, milagro de grandeza hecha carne, y €lla como la peregrina Magdalena que siguiera al Rabí de Galilea, siguió a su d ios en esa t ravesía de ingratitud y desengaños, electrizada por el Genio, y ella evitó que la hermana Colombia se manchara con el más nefasto de! 1.os crímenes en la noche septernbrina. La qu.:? hiciera latir el corazón de volcán de ese hombre superior y encendiera todos sus sueños, la que defendió con su amor sobrehumano a quien no podía dársele otra clase de amor, a quien todo había dado por el más hello de los ideales y por su Patria, Manueli.ta Sáenz, h mujer m ás ilustre porque fue la dueña de h inmensa s ublimidad que atesoraba en sí el gran B olívar, que estaba h€cho d~ arcilla divina y que tenía un alma más grande que el Continente mism o que él libertara. América es la proyección del alma de Bolívar. Guerre<ro sin segundo Bolívar fue guerrero sin segundo, adalid del combate, relámpago que anunciaoa en el fragor de la contienda la desesperad~.. derrota del enemigo; rayo que fundía las h uestes contrarias con potencia de exterminio ; tempestad hecha hombre, y hombre hecho huracán, furia de desolación sintetizada en el acero de su espada; grito de muerte para sus ad'versarios y clarinada de libertad para los p ueblo s por quienes l uchaba con denuedo heroico, con bravura de león en defensa de su cachorro arrebatado. Filósofo "El genio de la guerra y el árbitro de la paz" fue un excepcional filósofo que con la


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92 doctrina de su ejemplo y sus enseñanzas dejó fundada la Escuela de la Rebeldía, el derecho y la razón, tr.j}ogía suprema sobre la cual se levanta el pedestal granítico de la dignidad humana: constituye, por eso, el cimiento del edificio y el edificio mismo de todas las libertades. Maestro Fue el Maestro más comprensivo, y sus postulados y principios han clavado tan hondo en el corazón y la conc.iencia de esta América suya, que sus discípulos siguen aplicando sus normas y convirtiendo sus teorías en las más bellas realidades hilvanadas en su extraordinario cerebro y soñadas en febricitante delirio, con fuerza única: un derecho común y una razón de existir, com'O su ideal de la Gran Colombia quiso que fuere y como posiblemente ese sueño se torne realidad tangible en América. Político Sagaz, previsivo, avizorador del porvenir, perspicaz, agud.o intuidor de las soluciones para difíciles problemas sociales, políticos y humanos, sutil psicólogo de masas, penetrador lntelig·ente del d ifícil arte y ciencia de la política, S imón Bolívar supo poner siempre en juego sus extraordinarias facultades para conservar la armonía, el equilibrio y la estabilidad de los pueblos, dictando sabias disposiciones. Diplomático En las complicadas redes de la diplomacia, Bolívar supo manejar con hilos de seda sus asuntos y eludir con magistral destreza todos los obstáculos planteados en el suceptible terreno diplomático. Trataba con especial delicadeza Jos confl.ictos que s.: presentaban a su consideración, resolviéndolos c·o n entereza y aderto, evitando en todo mome nto que surgieran una complicación o un mal entendido. Genio Adornado de singulares cualidades, tale ntos y virtudes, por el somero análisis que hemos hecho de su multifásica personalidad, :· puesto que traspasa los l·i ndes de los hombN s comunes y normales, Bolívar es GENIO; mas, su g~mialidad formidable lo ubica en el plano de único en su género. Escritor Sus Proclamas encendidas con el fuego cfo su fe cr·e adora, que como herencia sagrada han llegado hasta nosotros; sus Arengas h en-

chidas de valor y sabiduría; las cartas escritas a su prima Teresa que fuera su mujer; el juramento último que le hiciera a ella en sn l~cho de muerte; las cartas de amor dirigidas a la mujer que constituyó el mejor ideal de su vida, a su Manuelita, a esa egregia compatriota con justicia llamada "la libertadora del Lihertador"; las misivas d irigidas a sus GP.n·era1es y amigos; su Juramento h echo en el Monte Sacro o Aventino; sus bellos pensam ientos condensados en lo que podríamos llamar el alfabeto clave de los pueblos Je América; su Delirio en el monte gig<inte, el Chimborazo: tod-o eso deja traslucir al Bolívar escritor atildado, que lo mismo manejaba la pluma de la espada, que la espada d" ~a pluma, y el verterse de su verso, fruto d~l volcán de su oecho hace de él, bardo el más cabal. Héroe Todas las condiciones requeridas por el héroe las tenía en exceso. Valiente en grado máximo, jamás el miedo atrevióse a merodear las cercanías de su intrépido, magnánimo y generoso corazón; audaz hasta la tem<.!ridad, noble hasta el desprendimiento de la propia vida en bien de los dem ás, genial en la concepción de sus planes bélicos, nunca·envenenaron su alma el más leve rencor o la venganza, y su corazón jamás albergó .~l -::goísmo. Fuerte en el infortunio, sereno y altivo ante la adversidad, recio en la prueba, acerado en el dolor, no le arredraron las doificultades; venció todos los obstáculos hasta C'Oronar la cumbre del triunfo y sellar con él, definitivamente, el título del Héroe máximo de las libertades. Santo Sólo supo del perdón para sus enemigos, del olvido de las ruindades, de la magnanimidad para ·el caído, del milagro asombroso d·:! devolve r las injurias con la nobleza del bien; su po de la generosidad para sus detractores, del olvido de los villanos y practicó la religión del amor para sus semejantes en el grado que hacen aquellos que se veneran en los altares; compartió sus glorfas y triunfos con los que lucharon a su lado; hizo héroes como Calderón, Abeles como Sucre, y lloró por ellos en la partida final, con la ternura d ~ un niño, así com'O habfa acariciado los ideales de éstos cuando vivían, con la dulzura exqu : sita con que suele hacer la madre: con consejo sabio y el ejemplo edificante puso en ellos ardor y fe en la empresa guerrera : engrandeció el porvenir hasta conducirlos al alto sitial de la inmortalidad. La bala asesina


EL LIBERTADOR de Berruecos rasgó el silencio misterioso d::! la jun.gla inhóspita y desgarr.ó el corazón magnánimo de Bolívar, que sangró de honda amargura, porque sintió estremecerse su alma de titán invencible, conmoviéndole hasta las lágrimas, al tener conocimiento de que la perfidia y la envidia habían inmolado la vida de su hermano gemelo en ·el ideal, de1 ~ nmaculado Sucre, ·el Gran Mariscal de Ayacucho, el 4 de Junio de 1830, año fatídico en que se eclipsaron los dos astros de la libertad. B erruecos, ese lugar tristemente histórico , condenado a ser sombrío y tétrico , célebremente ominoso, enlutó a la Amér ica toda y ensangr·e n tó a Colombia por el b-0rrendo parricidio; crimen que, según el veredicto de la Historia, no ha encontrado casille r0 en donde ubicarlo. Mártir Las incomprensiones, 1'os egoísmos, las traiciones, los desengaños, e l infortu nio, ·el 8bandono, la ingratitud, fueron la r·ecompensa sarcástica y cruel que le h iciera saborear .e l acíbar amargo de un dolor tan grande que sólo él podía sobrellevarlo. El ocaso de su luminosa vida estaba plagado de sombras en la noche obscur·a y tenebrosa de su d esamparo: solo, enfermo, abandonado y pobre, al ver desh echa su obra, no le quedó más que resum ir en una frase qu emante, qu.e condensaba todo el dolor de su martirio, su gran idealismo desengañado, cuando exclamó: "He arado en el mar! " Idealista Pocos hombres habrán sido como él tan intensamente idealista; su propia vida no fu.e otra cosa que un ideal corporeizado en el hombr·e múltiple para el servicio de los demás. Todo lo d·iÓ sin beneficio de inventario: su caudalosa fortuna, sus anhelos de adolescente, su pas~ón de juventud, su tranquilidad de h ombría. Fue su propia ideal quien lo mató. Ido lo

T iene levantado su trono en el corazón d ·~ América; cada hombre libre es un altar y cada mujer un tahernáculo en donde se te adora; cada derecho alcanzado es una oración; cada garantía humana por él ya conceptuada es un holocausto de admiración; cada principio en bien de los demás, una plegaria. En fin, el L ibertador es ídolo d·el Contine nte y del mundo, porque fue el paladín de la democ racia y cuánto se ha hecho por ella y lo que se obtendrá después, son el trasunto fi.el de Jo que hizo y enseñó.

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P adre común de seis naciones Col-0mbia y Panamá, herederas d1e su pensamient'o y su deseo ; Bolivia ennoblecida y engrandecida por llevar su nombre; Venezuela, tierra que le acunó en su seno; P erú, inLrina, artera. desagradecida, cons tante c0r.trariedad y preocupación del padre generoso y genial, y ECUADOR, r emanso espiritual de sus desvelos, cobijo grato para sus tristezas, cofre a.e sus delicados se ntimientos, siempre n ena de amor, desbordante de gratitud, sumisa, 'O bediente y orgullosa de pr ovenir de la noble estirpe de tan egregio p ad're. Príncipe supremo de la huma na estirpe Mon arcas, rey.es, archiduques, duques, condes y todas las jerarquías que han .existido y existen sobre la tierra, no pueden igualar nunca la magnitud soberbia de ese título conquistado e n las nobles lides, que diera a Simón Bolívar, el ilustre caraqueño, el d e LIBERTAD OR : sól-0 él, y nadie más que él, ha podido merecerlo, y nad1e conseguirá discutirle, peor arrebatarle, la deslumbrante corona que aureola su frente, galardonando su incom parable obra con ese nombre que condensa l os más altos honores y las más excelsas dignidades a que es posible p uedan aspirar los mortal·es. La ba talla de Iba:rra, uno de los episodios brillantes de la Epopeya • La E popeya bolivarfana t iene episodios h oméricos luminosos; uno de aquéllos he de recordar hoy: la Batalla d'.e !barra. L a I nde'Pendencia suramericana se rubricó y selló en forma definitiva a las riberas del dulce T ahuando, .en donde se libró la jornada final de la libertad, el 17 de julio de 1829, fecha consagrada por la H istoria como el punto inic>ial de una nueva vida. L a B atalla de Ibarra, librada entre Bolívar, el militarismo ex traordinario, y el valient.e jefe realista., Agustín Agualongo, quien no sólo fue derrotado, sino destrozado y d iezmado su ejército, por lo cual no le quedó a éste más camino que la fuga, luego de tan tremendo descalabro. Comenzó, entone.es, podemos decirlo, a desenvolverse decisivamente el vivir republicano: Bolívar había puesto un luminoso punto final a su obra de L ibertad or. (1) (1) Se h an inventado las más a ntojadizas versiones referentes al origen del apellido del caudillo realis ta Agustín Agualongo ; la verldica es ésta: Agualongo proviene de des palabras quechuas, c u ya traducción castellana es: tejedor, la primera. y niño, l a segunda; l a traducción llbre dirá: hijo de tejedor. La razón y fundamento de esta etimología r eside en que, para el idioma q uichua, sólo exist en t res vocacales: a, i, u ; de modo que, desconociéndose la e y la o, la pronunciación correcta viene a ser : Aguaglunco.


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DISCURSO POR LA SRA. ROSA P. DE BORJA, VICEPRESIDENTA DEL NUCLEO BOLIVARIANO DE IBARRA Adv.ersa la suerte c-on vosotros cuando os toca la molestia de escucharme. Pero hacedle al mal tiempo buena cara. Debo agradecer la notabilísima presencia de ustedes y el delicado propósito d·e prestarme atención a esta ligera charla, con la cual, el Núcleo Bolivariano de !barra, ha que riclo honrarme, de s~gnándome para sustentarla hoy, en ,este Palacio de las letras y del civismo bolivariano, en memoria d·el nacimiento de Bolívar y de la gloriosa batalla de !-bar ra, que en un 17 de jul:io de 1823, comandada p or el Libertador, se libró entr,e las breñas del histórico río T ahuando y se cerró con ella la paz en el Sur de Colombia. Antes de .nef.erir me al relato épico de campaña tras campaña, de batalla tras batalla, de gloria tras gloria, que Bolívar protagonizó en afán de la libertad americana, permitidme que analice filosóficamente la razón primaria, para que un hombre de la talla de Bolívar, haya demostrado su heroísmo e xcelso, su impulsibilidad fo r midable, su fortaleza suprema, su vasto ingenio, su ideal profundo en beneficio de los pueblos, que la tiranía y el despotismo de una corona, los acanallaba y los esclavizaba. Bolívar nacido el 24 de julio de 1783; y cuando tenía apenas tres días la bautizaba el canónigo Jerez d e Arist·e guieta, en la Iglesia M etropolitana de Caracas y al ponerle el agua last:ral le cambió el nombr·e de Pe dro por ·el de Simón. El padre del niño, don Juan VicEonte, l,e preguntó al Canónigo por qué lo hizo? y él le contestó: "porque algo me advierte que ,e ste niño será el Simón Mac1h eo d·e las Américas". Nace el hombr.e y en verdad se transparenta ·e l ·p orvenir de los pueblos; cae esa semilla de luz fecunda en suelo venezolano, para luego multiplicarse y ·esparcirse, trasmontando las cumbr.es, en todo el Contin2nte americano y en el mundo mismo. Hubo una razón suprema para que ·2se niño Simón, que en tierna edad, por perde r a sus padres, comience sintiendo la tristeza y la soledad; comi.ence en descorn:!xión d·e la suerte y del amor, convirtiéncfole en un niño fogoso e indómito. Tristeza y soledad que no fustraron su pr·eeocidad y sus travesur as, sino que, al contrario, crearon en él, esa fuerza y ese pod•er subjetivos que sólo da el dolor, cuando ·es cr uel, lastimero y profundo, como el de la orfandad. Bolívar en man os de sus tutores y de su gran Maestro, Don Simón Rodríguez, cuya

originalidad y singularísimo ca rácter, inculcó en el niño Simón energía, personalidad, d·e senvoltura, altivez y fir meza. Fue el M aestro de recia contextura m oral, con ideas nuevas, re novadoras, extr añas p ara ·2sa época, pero justas y humanas siempre. Alguna vez d ijo, Don Simón Rodríguez: "por qu er·er enseñar más de lo que t odos apr.enden, p ocos m e han entendido, muchos m e h an d espr·eciado y algunos se h an tomad o el trabajo d e perseguirme". Y estie gran m odelador d e B olívar vació todo su valor y su poder en ·e l cr isol del má s formidabl e v isionario de los hombres de América. En 1797, Bolívar, -es admit ido como Cadete en las Milicias d e Ar agua ; y de Subteniente ·en 1799, se ·e mbar ca ·e n La Guair a, rumbo a España, en 1802 contr ae m atrim onio, a los 19 años, con María Ter·esa Rodrígu ez del Toro y Ala.i za, bella y virtuosa dam a de la ar istocracia venezolana. Su felicidad dura apenas di·ez m eses. Mar ía Te r esa fallece y con ella ·e l primer amor del m aduro adoles·0ente que no entienebr-ece su -esp ír itu, al contra rio, "este acont.ecimiento, d ice Coba, le arroj a en un verdadero torbellino: v iaj es que duran tres años; nostalgia que a v eces se convierte en d esesperación; proyectos confusos, n uevas pasiones que se su c:e den v iolentas y efímeras y al fin el alto ide al que se apodera de su e spíritu, arrastrán dole a la lucha oor la libe rtad d e su pat r ia". • En verdad, es·e gran m iedo de sen tir una amar.gura infinita. E se gran miedo de tragar a sorbos, solo y aislado, el vi nagr·e del dolor. Es·e gran miedo de la tr agedia íntima que pudo hondarl-e en me lancolía, se transfig ura, valiente, heroicam·ente, en un gran amor por los demás. El magno, el genial caudillo de la ,emancipación, indómito ant e e l fragor d~ la metralla, únieo y excepcional, d esde su infancia , t empló al rojo su espír it u y su carácter; porque así se m old ea cuando se siente el dolor de la ent raña mism o de la vida. "Manantial fecun do es e l d olor , dic·2 Gu> tavo Adolfo Otero, que nutr e la intim idad ·2sencial de la dicha. También guarda el dolor su almendr a q:c felicidad. La m ayoría de l os gr andes hombre s h an sido educados en la ·2~ cuela del dolor, del frac aso, de la lucha y del olvido, por eso nada t a n estimulant e para el joven como l a lectura de sus b iografías, que al par de ser un r·egalo de optimismo, t ambién son semilla fecunda p ara cosech ar granos de felicidad en los surcos del dolor. Mientras el placer enerva y ·e nvenen a el


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espíritu, e l dolor le hace fuert·e y le tonifica, conquistando una forma d e felicidad. El heroísmo no es otra cosa que el triunfo del dolor sobre la vida. Y Bolívar, cual ninguno, se arroja en brazos d·e la muerte, se ·enfrenta con ella, la desafía, la desarma, la combate y la derrota. La derrota cuantas veces su v.igor y su genio lo quiso. A Bolívar no le mató la muerte, l~ v·e nció la vida. Esa vida injusta ante la gloria de los h ombres; fatal tras el camino de la victoria; cruel en las constelaciones del espíritu; y negativa al paso del vencedor. Sí, le venció la vida con su séquito de traiciones y deslealtades; con la saña y la ira de sus enem igos; con la infamia y la calumnia de sus favorecidos; con la envidia y la inquina de los mínimos. Y Bolívar, en su gran empresa por la libertad; en su trayectoria por el camino de la gloria; en C'a rabobo y Boyacá; en Bomboná y Pichincha. de San L orenzo a C'hacabuco, a Maipú, a Junín y Ayacucho; el revolucionario fecundo; ·e l soberano sin corona, hermanado con ·e l pueblo en la guerra y en la paz; el ciudadano ilustr·e; el redentor d e h ombres y renovador de ideas; el conquistador de multitudes; el impertérrito capitán de invencibles ejércitos; el gobernante austero y justo; el héroe romántico, nac-e, crece y mu.er e como todos los genios: Huérfano en la infancia, calumniado en el proceso de su vida y solo al final de su gloria. Pero, oh dolor! cuánta realeza levantas en el trono de los predestinados! Y aunque la tiranía del odio y e l primitivismo d e la e nvidia, h ayan masacrado su espíritu, él , se levanta inmortal sobre los siglos, se entroniza en los altar-es del pensamiento; se yergue sobre la iniquidad que es barro inmundo; y su nombre se perpetúa en la eternidad, que es Dios. B olívar vivió su hora de luz y en acc!ór renovadora, supo conquistar las multitud e ~ para c!'ear en ellas la virtud! d·e la lfoertad, la religión de la r ebeldía, la fe en la seguridad del porvenir: haciendo de las masas, hombres; haciendo de los tumultos, seres; ha-

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ciendo de las piras, templos de amor; levantando a los débiles y destruyendo a los déspotas; enseñando al que no sabe; cultivando al inculto, conduciendo al descarriado y restaurando al esclavo. El dijo, e ntr.e tantas proclamas y discursos: "El enemigo ha invadido nuestro territorio, nada temáis. El Angel de la vi'Ctoria ha guiado nu·estros pasos, d.esde los mares qu·e inunda e l Ori noco hasta los Andes, fue ntes del Cauca y costas del Pacífico. Quince pro· vincias libertadas por nuestras armas mu~s­ tran al mundo los prodig.ios del valor que lidia por la libertad. Trescientos soldados libertadores han arrancado a más de treinta m il tiranos a.e la m ás bella porción del Universo Moderno. Ahora que muchos millares siguen la sagrada bandera de la justicia, de Ja razón, de la libertad, quién resistirá?" B olivarianos: Practiquemos la libertad que nos dió Bolívar, utilizando nuestras mejores cualidades en beneficio de las demás. Re5Pirem-0s libertad desatando las amarras de ñuestra propia esclavitud, d e esa esclavitud que a veces nos endiosa cuando apenas contamos con algún dote de talento, honores o dinero. Respiremos libertad, arrancándonos el egoismo, que es la cobardía del alma; y amordicemos e l orgullo para sentir la fraternidad, la democracia y e l dolor de vivir. E se sabio dolor, que construye la personalidad, que agiganta el espíritu. Ese sabio dolor, dond·e se aprende a conocer y comprender a los demás. Ese sabio dolor que si no lo traemos, por suert·e, desde la infancia, aprendamos a sentirla, para no caminar, cual carapachos, con nuestro cascarón a cuestas. Los estoicos maestros domesticadores del dolor, vuelve a decir Otero, conquistan la felicidad por la indiferencia ante los males de la vida, mientras los epicúreos, cifran la vida en el placer, buscándola en la ataraxia o sea en la indif.er.encia". Por eso, a Bolívar, el dolor le hizo h éroe. Le hizo genio a Bolrívar, e l dolor al nacer con él. Y Bolívar es jnmortal, p orque su dolor aún viv·e en la vida nuestra .

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Bogotá, 19 de agosto de 1960. Señora doña María Est er <:evallos de And.rade Coello, Dir·ectora de la Revista El Libertador.- Apartado 655.-Qu.ito. Muy ·e-stimada señora: Estoy muy agradecido con usted, pu-es h e recibido la entrega número 121 de la importan tísima Revista El LibeTtador, en cuyas páginas se h ace perceptible su mano cuidadosa. L os escritos destinados a conmemorar el s-esquicentenario de la independlencia de Venezu·ela demuestran que a través de las corporaciones bo1ivarianas se desarrolla a ca.da mºo mento una faena intensa de ac.ercamiento de los pueblos americanos. Esta sería ya por sí misma una función que acreditaría largam ente la necesidad vital de aquellas. Grupos de damas y caballeros de b u-ena voluntad, en t odos los países, lograrían conocimiento recíproco y simpatía mutua, b eneficiosos

en alto grado para la superación humana de las naciones. No ·es la menor de las cualidades de la Revista El Libertador la variedad de los temas. Esta variedad halaga a todos los lectores y acerca a los distanciados. Mu:chas felicitaciones. Las páginas denominadas "Misión Bo~iva­ riana cumplida en Venezuela y Colombia" s:~ neben al D r. Benjamín Terán Varea, se origir:aron en su noble faena intelectual y soc.ial dP. los días de abril de 1960. El relato es va~i t·rn en todo s·e ntido, puesto que revela sus -e xcelentes cualidades bolivarianas, esto es, las corr·espond:er.tes a su discreta apreciación de las cosas y a su gennos>idad exqrnsita. (Ruego a uste.:l el favor de presentarle m · cordiales saludos). Acepte usted de nuevo mis cordiales manifestaciones de aprecio y mande a su afectísimo amigo y servidor, Manuel José Forero.

La Boli variana de Quito y sus filiales ofrecie ron una cena. al Dr. Benjamín Terá n Va rea, con motivo d e su viaje a Panamá en do nde ejer ce rá e l cargo d e Embajador, representante de nues tro país .


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ENTRE DOS MUNDOS

El m erc ad o c o mún y el m ercado de M o ntevideo Carlos Egas Chirihoga. Los esfu·erzos de integración supe.rnacio- sombra del gen ial Bolívar, pero cuyas actuanal en el área ·europea y en la zona iberoame- l :::s m ixtificaciones significan m ás bi~n ofenricana, han seguido ori·entacion-es diver gen- sa a la memoria de quien tanto quiso y tant es : La Europa .occid·e ntal h a situado los fac·- to buscó para la América Meridional. Es que acaso lo ·económico resultaba para tor·es políticos de dicha .i ntegración en un plano secundario o al menos poco dominant·2, Europa algo dem asiado acuciante, mientras para ·c argar todo el acento a su reunificación para la América no asumía tal carácter? Veáeconómica. Iberoamérica, por el contrario, moslo brev-emente. Los seis países asociados ha tomado lo económico como algo m arginal, ·2n la Comunidad Europea, r epresentaban al supeditado a ·2lementos políticos y sólo en ca- tiempo de un.ificarse, lo sigujente: el 6,12o/r lidad de apéndic·e de una supuesta unidad de la población mundial, e l 12,2% de la renta producida en el m undo, e l 22% del din ero in·2structural ya alcanzada. Las con secuencias de tal-es posiciones no se vertido en el comercio mundial, el 10,5% de han hecho esperar: el 25 de marzo de 1957 la producción automovilística., el 10,5% de la nació, y ·el 1 d~:: enero de 1959 s·e puso en mar- cosecha triguera, el 19,6% del ac-ern bruto, el cha, el Mer·cado Común E uropeo, como una 20,2 % del ,ácido sulfúrico, eL 12,5 % de ]a enerr ealidad destinada a procurar a sus compo- gía eléctrica mundial. Además, ·el índice de nentes un bienestar progresivo. Iberoaméri- crecimiento de la. producción industrial de ca mientras tanto apenas si ha pretendido, (OSOS países era ya notable. Tomando como con escaso éxito, un movimiento de int.egra- 100 lo producido ·e n 1953, a la Comunidad de ción ·económica entre los pequeños país·es de Europa correspondía un índioe de 143 en la América Central y ha decidido constituír, 1958, mientras a USA el de 107 y a la URSS en 1960, por e1 Tratado de Montevideo, una el de 155. No .e s del caso por el momento abundar en zona libre de cambio ·entre Brasil, México, A rgent ina, Chile, Perú, Uruguay y Para- m ayores datos para concluír que, al t i-empo guay. de formarse el Mercado Común Europe o, los Es digno d e tener en cuen ta que el primer seis ·p aís,es integrantes d isfrutaban de econor esultado s-e obtien e entre pueblos escindidos mías pod·e rosas, en vía de expansión y que h as ta ayer mismo, por barreras históricas al por lo mismo hubieran podido, sin mayor-es parecer infranqueables. La R epública Fede- tropiezos, mantener sus individualidades ecoral A lemana, Itali'a, F rancia, Bélgica y Lu- nómicas. No obstante, en todos ellos se imxemburgo, han d-ebido liquidar profundos puso el axioma económico de nuestros tiemabismos, para darse colectivamente una vida pos. Divididas las naciones que componen la mejor, m ediante la eliminación de concurren- comunidad se p ensó y dijo tienen un peso cias dañosas y gracias a la agrupación de d-e poco significado en la confrontación con sus economías entre los dos bloques que dis- el resto del mundo; unidas, son una fuerza. putan la. primacía universal. Las s·egundas La t·ercera o ,cuarta fuerza, pero de todas m ediocres tentativas son, ·e n 'cambio, el re- maneras con capacidad bastante para imposultado de más de un siglo de cooperación ner y defender la línea de sus intereses. t eórica en la zona iberoamericana, CJI~stituí­ Europa no estaba acuciada por lo econóda aparentement·e en un bloque c01:tinental mico, pero si se mantenía ale rta a adoptar único, p ero al que la realidad r e!':qnE:nraja y los virajes que considerase oportunos. :ninimiza. La ause nc;::i de una soLdar idad Del otro lado, veamos brevemente el panoesencial y la inept:turi generalm :;:lte com- rama de Iberoamérica, el sector que tomó y pa"'1 ;da - proclive a las d€cbr::.c:011es r·e tóri- sigue tomando como adjetivo lo económico. cas y a los pactos intrascendentes h~m sido Frente a los graves problemas que le 'plantea factores que han d·e sm entido en b práctica progresivam ente una demografía en fabuloesa unidad. sa expansión, se encuentra, desde hac-e seis o Hora sería de llevar a cabo un balance rea- siete años, esta parte del Hemisferio, con una lístico de la decantada y frustrada sclidar.i- baja creciente de los precios d·el mercado dad americana, que se la quiere colocar a la mundial para los productos agrícolas y las


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materias primas, base de sus inter cambios. Como resultado de ello d-ice textualmente el último informe d e la CEPAL, "mientras en l a primera década de la post-guerra el producto social per-cápita aum entó en Iberoam érica a un ritmo muy satisfactorio, cercano al 3%, a partir de 1955 el ritm o de desarrollo del producto social se ha ido aminor ando, hasta hacerse igual o sobr.epasar .a penas .el incremento de la pobla'Ción". Dicho ·en términos más simples, se ha producido en los últimos· años el estancamiento de los niveles de vida en H ispanoamérica, lo que a la vez significa, en el mundo dinámico pr·es·ente, una regresión, un m ayor distanciam iento entre las rentas reales per-cápita hispanoamericana y las que rigen para estadounidenses y europeos. Significa, en el orden social, mis·eria, frustración y d·esesperanza, cuyos brotes de rebeldía tienen buena m uestra en la r evolución cubana. Para mej orar las cosas, se h a pensado que Iberoamérica d·e bería adoptar una nueva ·:?Structura ·cimentada en tres objetivos básicos : primero ·e l aumento del ritm o de su produc'"' tividad agrícola, de m anera de compensar la baja de los precios; segundo, la multiplicidad de fáb ricas que permitan cambiar las fuentes de trabajo, cre ando mües de em pl eos par a una población creciente y que sustituyan muchas de las importaciones por la producción nacional de manera de rese rvar las divisas disponibles a aqu ellos artículos de muy .:ompleja obtención fabril ; te rnero, el desenvolvimi·ento de un mercado conjunto que determine el desarrollo ·económ ico industrial ck'? la zona no de acuerdo con esq uemas autárquicos ni con la vista limitada a los mercados nacional.es (los v·einte estrechos compartimentos casi ·e stancos que menciona P n!bisch) sino con la visión d·e má~ amp lios sectores d-::! .:onsumo. Esta última et apa del desarrollo industrial no le sería meramente optativa. En nuest ros üempos no es tlable desenvolver la industria de cualquier manera: ella ·está regida por consideraciones d e costos y Nmtabilidad, frente a Ja concurrencia de las pod·erosas y muy desarrolladas industrias norteamer icanas, -europea y asiática. Sería ·equivocado seguir tratando de desenvolver un auge fabril a bas·e de meros proteccionismos aduaneros, q ue ·en d·efinitiva agostan y aniquilan sus propias creaciones, volviéndose ruinosas para el consumidor. Fr·ente a tales dilemas, la solución tiene un solo nombre : Mercado Comú n, mercado regional para las industrias iberoamericanas. Como se ve la integración económica no es adjetiva para esta parte del m undo, sino que resulta inaplazable y vital. P ronto en 15 o 1

20 años más, si no se to.man las prevenc.iones

consiguirntes, Iberoamérica tendTá 30 millones de nuevos habitantes sin ocupación iiosible; v erá estancado o d isminuídos el producto social per-oápita: se ·encontrar.á m á::. y más impotente delant e d·e Ja rápida evo iución mundial. Contra ello deber.á oponer inobj et.-ibl ement·e, el gran m ercado que atraiga la !r1v-::·rsión nacional y extranjera; un m ercado qu,2 p-ermita pasar de las incipientes industrias productoras de bienes de consumo o de bienes intermedios, a los complej os de la industria p·e sada, la maqufoaria y los bienes de ·:=riuipo; un m ercado, ·en fin, que permita acelerar los procesos de la industrialización y los haga m enos costosos por aplicarse a una fb.eroamér ica unida y no atomizada en esfuerzos, .::m inversiones, ·en t·e n d·encias y en consum.o s. Europa, con su Mercado Común h a merec!do una valiosa pauta. L os objetivos que con él se propuso cofociden aproximadamente con los que pudie ra perseguir el b loqu·e americz · no. En ef.ecto, la organización europ·2a pr·::t·::r de, en sus líneas directrices, favorecer ·::l prcgreso de la actividad .económica en ·::l ámbito de la Comunidad; prom over .el d·::senvolvimi·ento económico regular y equilibrado de todos sus país.es; garant izarles un mejoramiento del niv·el de vida; suscitar u na correlación m ás estn:cha entre los país·::s pactantes. L o interesante, sin ·e mbargo, no son los m·::ros e-nunciados sino los recursos y procedimientos que se han previsto para alcanzar los objetivos propu estos, apli.cables gradualm ente en períodos transitorios de 12 a 15 años. Mencionemos esos recursos, someramente. Lo primero ha sido tomar m·edidas t·endientes a la abolición de ~as barreras aduaneras y a la remoción de todas aquellas mzd idas que obstaculicen la libre C·irculación d·e las m ercaderías, d·e Jas personas, de los capitales y de los servicios. La abolición adua nera se cumplirá en t res etapas cuatrianua·les. L a primera dism inución del 10% entr·Ó en vigor el 1Q de .::nero de 1959. Al final d·::l pe ríodo se llegará a la abolic.ión total. Otras de las medidas previstas es el aumento obl' · gatorio en los cont ingentes de im portaciones de Jos país·es, es decir que en ·cada período se ampliará ·en un porcentaje la importación de determinada mercancía. El 1Q de ene·ro de 1960 esos contigentes fuer on ya aumentados ·Zn un 20%, lo que seguirá en años próximos hasta lograr niv·eles estabilizados.. L a consecuencia pr:áctica de· ese procedimiento ser1á que todo comprador p odrá adquirir el producto que le interese en .el país que se lo ofrezca en mejores condiciones dentro de la Comunidad, al mismo precio de origen pues-


EL LIBERTADOR to que la aduana habr.á sido progresivam.::nte abolida. De otro lado, cada uno de ios seis países irá ajustando sus líneas de pr(Jduce:ión a aquellos artículos que le permitan estar a la caheza de los demás concurrentes, por la estructura .económica peculiar suya y por los recursos del país. Muchos otros medios tiene prevista la Comunidad Económica Europea ·en desarrollo de sus fines, que 11'J es dable exam·.naz· aquí a espacio, pero que hc::n si'1.o incorporados al tratado. D.e part ~cular importancia es por ejemplo la parte que se ocupa de la política agraria o el capítulo que consagrc.t l,; libre circulación de trabajadores en el intuior de la Comunidad, lo que en la práctic::i 2quival€' a la llbr·e t.rans.fe.ren cia de la fuerza de trabajo de un Estado a otr.o. EI Mercaco Comú·1 s-e empeña así mismo en asegurar la libre circulación de los capitales, abol.i·e ndo e bstáculos y trabas a su transfer·encia de un país a otro, aunque conciliándola con medidas r icaminadas a salvaguardar el equ.ilibric del mercado interno de ·capitales. Otro capítulo lo dedica a los transportes, cuya anrn.:o1 uzaci.ón se busca. Es bi-en conocido, asimismo, qu:e figu ::aa como componentes importantes de la Co:nunidad Económica Europea, la Comunidad. Europea del carbón y del Ac.ero y el Auratom, dedicados a problemas específicos conex0s a la producción, distribución y aprovechamiento de ·2sas fu·erzas mayores de la industria y la técnica. En n:sumen, el Mercado Común Euroc.eo no es la panacea ni la varita mágica que p:uede restañar todos los males económicos de nuestra difíc.il época, pero es ·en cambio un camino bien trazado y concebido por la vi.::ja Europa, atenta a su superviv.¡: ncia en i.;:~ mundo dividido en b loques absorbentes. Los europeos 'saben qt:Le fuera de la unidad no hay sino vasallaje económico y político. Como dijimos antes, Ib-eroamérica ante tan graves cuestiones ensaya pinitos de poco alcance. En 1958 se firmó en Tegucigalpa ·el Tratado Multilateral de Libre Comercio e In·· tegración Económica qu·e permitirá acaso, E·c super-en obstáculos idiosincrativos sobre todo, constituír el mercado común d·e ·esa zona del Continente. Ahora, el 18 de febrero de 1960 se ha firrp.ado ·en Montevid·eo la Zona de Libr·e Comercio entre ·el llamado "ConJ Sur" y el "Casquete" representado por Méx·: co. Quedan incorporados en el: pacto unos 16 millones .d e kilómetros cuadrados y el 70% de la población iberoamericana. Trata el nuevo or.ganismo de seguir los llamamientos g:eneral-es de la Comunidad Económica Europea y se fija como metas: primero la liberación .gradual del tráfico de mer-

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candas, elabor.ándose una lista básica que en el plazo de 10 años abarcaría un 80 % de los intercambios; S·egundo: la eliminación gradual de los cf.erechos y otras r estl'icciones; tercero: la creación de un Comité de Comercio de Pagos, que coordinaría la política comercial y elaboraría los programas de reducciones aranc,elarias; cuarto: la aplicación del trato incondicional de la nación más favorecida entre los suscriptores. No hay duda de que estas medidas irán corrigiendo despropósitos tan grandes como que sólo -el uno por mil de la producción total de esos países S·e ha comerciado en su órbita interna, con guarismos tan pequeños que no -ex.c·eden los 10 m illones de dólares. Desgraciadamente -el Pactn de Montevideo car·ec·e de los basamen tos previos, que debieron estar ya oportunamente solv·entados por los muchos Organos de la economía como por allí existen y no contempla otros pasos conexos que asegurarían dinamia y efectividad al pretendido mercado común. Existe además el peligro de que los desequilibrios monetarios producidos periódicamente en los distintos países signatarios, lo ponga en riesgo, puesto que inflación y libre importación se compaginan muy difícilment,e. De todas maneras, aunque Iberoamérica vaya retrasada y falta de experiencias .a ·2sto de las zonas de cooperación económica y los mercados comunes, débense esperar resultados positivos a base de que no falt~en a sus pueblos y dirigentes las virtudes esenciales que han hecho posible la comunidád europea: mu,cho coraje, mucha constancia, mucha buena voluntad y mucha disposición a cuantos sacrificios sean nec·esarios. Digamos, por último, que lo que más conviene de momento a Iberoamérica es desterrar de la mente los conceptos manidos y v:-· cíos de Continente fabuloso, zona del porv-2nir, ·emporio de los mil recursos ocul tos, r:gión casi despoblada abierta a las esperanzas del mundo, porque t ras de ellos ha venido velándose una realidad d·e· miseria y descoyuntamiento . Sólo sobre ideas claras y comprobables s·e pu·ede construír valederamente. En es·e orden de cosas vale la pena m editar sobre hechos tan contrarios a su incurable sufici-encia, como el que mencionaremos luego, ya para cerrar -esta nota y que podrían desper tarle una mejor conciencia de lo ·económico, contagiándole la sensac.ión física angustiosa, de qw:~ no puede perder un día más en ese campo. La CEPAL ha calculado que siendo la renta por habitante iberoamericano de 248 dólares anuales, para alcanzar como meta ideal la tercera parte de la renta per-cápite estado-


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100 unid-ense (que asciende a más de 2.000 dólar-es) o sea para elevarla a 666 dólar·es, harían falta 42 años, suponiendo que el desarrollo de hispanoamérica fuera del 2,4% anual (cosa qu·e como se vió no está ocurriendo) y que la renta norteamericana permaneciera invariable. S i como .está previsto, ésta creciera d 27< anual, harían falta nada menos que 252 años a I beroamérica para lograr esa tercera part e quimérica.

Contra cifras tan abultadas sobre toda otra d€mostración del colosal esfuerzo qu-e hace falta desarrollar en esa parte d:el mundo. Europa ha demostrado a la América Meridional lo que vale la claridad de conceptos. Antes que unificaciones teóricas, reunificacior.·es prácticas. Ya lo dijo hace tiempos el Arcipr·este de Hita con su añeja y sabrosa habla: "Lo primero es haber mantenimiento". Madrid, agosto de 1960 .

MENSAJE' DE LA SOCIEDAD BOLIVARIANA DE ANTOFAGASTA, AL PRIMER CONGRESO DE SOCIEDADES BOLIVARIANAS DE AMERICA, EN CARACAS, DEL 12 AL 18 DE DICIEMBRE DE 1960

L a SOCIEDAD BOLIVARIANA DE ANTOFAGASTA, no podía permanecer silenciosa ante la magna A samblea, que ahora, se r·ealiza ·en la Patria del Libertador; y que bajo la dorada y fecunda sombra de su genio junta a hermanos de todo el Continente, para unirles ·en la pura y alta ansiedad del definitivo abrazo entre todos nuestros p ueblos, para su alegría y su progreso. P or ello, desde las duras tierras del Cobre y del Salitre, va para ustedes, a través de nuestro r·epresentante, el abogado, escr itor y profesor universi.t ario, don Manuel Feliú Justiniano, el cordial augurio de éxito y nuestra segur idad

que muy pronto el id·eal bolivariano será la rosa d·e oro que se levante, triunfa1mente, en todos y cada una de las patrias del hombre americano. ¡Que la mano de Bolívar guíe nuestros pasos hacia la victoria de sus sueños de justicia, unidad y libertad! Dr. Gerardo Zúñiga C., P residente.

A ntofagasta, 8 d e diciembre de 1960.


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La DiÚcción d·e la Revista se congratula y d·eja constancia de su folicitación al Dr. Benjamín T erán Varea, Pres,id·ente de la Sociedad Bolivariana, por la honrosa designación de Embajador en Panamá; augurámosle un brillante éxito, en el d·es·em peño de s u m isión diplomática. A cuntinu.a<.:iún dam.us a conocer algunos datos de la prensa panam eña, que se r~­ fieren a su personalidad. ((Tomado d·'2 1 diario " E l Comercio").

Panamá estará siempre junto al Ecuador , dijo Pres idente Chiéri Destacó además admiración del nueblo de Panamá oor el Presidente Velasco lbarra.Ello fue al p·resentar sus Crede.;ciales el nuevo Embajador del Ecuador, doctor Benjamín Terán Varea.

El Embajador del Ecuador en Panamá, doctor Benjamín T e rán Varea, en solemn e ceremonia, presenta su s Cartas Credenciales ante el Presidente de Panamá, doctor Roberto F. Criari. En la g ráfica publicada por el diario " L a Estrella" de Panamá aparecen el nuevo Embajador del E cuador en Panamá, el Presidente Chiari, y los Ministros: d e la Presidencia, L e do. Gonzalo E. T apia; de Gobierno y Justicia, doctor Marco A. Robles; de Educación, Ledo. Alfredo Ramírez; de Hacienda y T esoro, doctor Gilberto Arias; de Economía, doctor Felipe Juan E scobar; de Relaciones Exteriores, doctor Galileo Solís; de OO . PP., Ing. Pablo Bares; de Trabajo, Previsión Social y Salud Pública, doctor Sergio González R .

Panamá está junto al Ecuador

por su país y tenga Ud. la certeza que desd2 P oder fomentar é al máximo las buenas r·2laciones entre Ecuado r y P anamá. Exprese Ud. al President e Velasco ! barra que para elaborar mi discurso asumiendo el P oder el 1<> de octubre m e h e inspirado en sus Mensajes Pr-es,id·enciales que los he vuelto a leer con esa oportunidad. El pueb lo panameño tiene la más profunda admiración por el P resid :::nte del Ecuador d.e sde hace cuatro años qu e tuvo oportunidad de lucir sus ejecuto-

.e}

El Embajador d-el Ecuador ·en Panamá, Dr. Benjamín T erán Varea, presentó sus. Cartas Credencial-es ante el Presidente de Panamá, Dr. R oberto F. Chiari, quien lo recibió en cer-2monia especial junto con los Ministros de Estado y otros altos funcionarios de ese pais. El Presidente Dr. Roberto C'hiari, al recibir las Cartas Credencial·es, manif estó: Siempre he sentido profunda adrríiración


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rías desde Las diferentes tribunas que se le ofrecieron. Y h aga saber a su Gobierno que Panamá estará siempre junto al Ecuador. Saludo iratetrno

El Embajador doctor Benjamín T erán Varea, en las palabras que enunciara al pr·esentar las Cartas Credencial·es, dice entre otras cosas: Singular honor el mío ser el portador del saludo fraterno del pueblo y Gobierno ecuato11ianos para esta Patria ilu stre y su Mandatario. Excepcional privilegio de quien os habla, haceros llegar los sinceros votos que formula el h erm ano del Continente, por la creciente prosperidad de esta República y por la ventura personal de Vuestra E xc·elencia. Circunstancia feliz la de acercarm e a Vos, ·en la primera hora, luego de que habéis tocado los umbrales del Poder, por voluntad soberana de nuestros e1ectores qu·e en las urnas electorales dmprimieran su fe democrática y afán de superación. v .engo de un lugar donde la más alta trlbuna del pens·amiento escrito - la P rensa - goza d·e las mayores garantías de los Poderes Públicos y d·el r espeto ciudadano; y llego a Panamá, donde los periodistas ·expr·e san su pensami·ento con cultura y ·elevación, y dond·e el pueblo lector e ncuentra los m ejores ca-

nales de su orientación cívica. Llego del Ecuador, país con vocación democrática, donde en certamen electoral único, exaltaron a la Primera Mag•istr atura, por cuarta vez, al doctor José María Velasco ! barra. Vengo <le una Patria que supone .ganarse el procerato de la lealtad al Libertador Bolívar, y 11-ego a est·e ilustre suelo que supo reunir el Congreso Anfictiónico. Defensa de la soberanía

A continuación el D r. Terán Varea, expr~­ só: Panamá y Ecuador son dos puebl'os que han de saber marchar juntos para reparar las injusticias en el Continente. Nada más grande para nuestras P atrias libres que la defensa de su soberanía, y América lo sabe, que en 1942, Ecuador sufnió un colapso de l que somos m er.ecedores de una r eparación. Por fortuna, el Protocolo d·e Rfo carece d e validez, y son innumer ables los vicios que le rodean, y que h a resultado inej·ecutable. Así lo aseguran t ratadistas de talla internacional, como Jesús María Y epes, colombiano, a qu ien no tenemos el honor de contarle 2nt re nu·2Stros compatriotas. Luego el Embajador, al finalizar su discurso, d·~s.tacó la intervención del Presid·e nte Chiani al asumir el Poder.

RELAMPAGOS, POR LAAP

Por los numerosos lazos que nos unen al p aís h ermano, Ecuador, nos satisface el arribo de su representante diplomático, doctor Benj·a mín Terá n V area. Conocemos sobre el Ecuador los vínculos que traen los recuerdos de un ·escrit or y periodista Juan Montalvo, que en horas d e destierro 2ncontrara refugio m aterial.y espiritual en .nuestra tierra. Llegan, asimismo, las vibrantes luchas d e Eloy Alfaro, el gran general, ·el Viejo Luchador, el hombre de la Revolución Liberal Ecuatoriana. En fin, nos liga al Ecuador las amistad-es de la Agrupación Cultural EcuatorianoPanameña, organismo que ha m antenido vivos los nexos con el país hermano. El Dr. B enjam ín Terán Varea -es abogado d e cultura y prestigio, ha sido funcion ario en diversas ocasiones, profesor de historia, diputado ante el Congreso Nacional, ha ocupado en diversos períodos la judicatura. Como miembro de diversos organismos colegiados, tales como los del Club de Abogados, del

cual ha sido su Presidente, de la Academia de Abogados d-e Quito y del Colegio d·e Abogados d e Quito, ha efectuado una intensa labor a favor de la ram a forense. El Dr. T erán V ar·ea ha desempeñado, además, los Ministerios de Gobierno y Justicia y el de Previsión Social y Trabajo, el d·e Visitador General ·a e la Administración Pública; también fue Presidente del Tribunal Supremo Electoral y Consejero de Estado. No podría, en realidad, esta columna enum erar todas y cada u na de las funciones desempeñadas por el actual Embajador del Ecuador en Panam á, D r. Benj amín Terán Varea; pero sí podría vaticinar que su labor frente a la r epresent ación diplomática de su país anuncia positivos beneficios para la solidaridad de los pueblos ecuatoriano y panameño. (Del dial'io "El día" fecha 25 d e octubre d e 1960) .


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Brindis por Don Quijote de la Mancha P ara "El Libertador".

Por ti alzo mi copa Caballero de la -Triste Figura que sin existir, existes. Por ti, salud, que a través d·e mis padres me (diste el inquieto afán que todo lo apresura y un corazón grande que me arropa . .. Bríndote Señor de los Caminos! Mi pulso firme, y mi copa en alto! La ·e sencia m isteriosa de los vinos que agita un marrullero sobresalto, no quebrará nti pulso ni nti brazo aunque suenen los pistqletazos! Brindo por t i, Señor, pleno d e orgullo por esta mi voz que no se calla; que a veces es rugir de trueno, que ·en ocasiones es arrullo, que siempr-e es voluntad hec'ha muralla a la que yo mismo m e encadeno! Salud CabaUero Don Alonso Quijano! Bríndot-e con sidra rubia esta ·emoción tan mía, por sentirte a mi lado; me la dió mi madre, ejemplo de tesón (asturiano, me la dió m i padre, modelo de soñar (castellano, me la dió la Vida, entre soles y lluvia! Por ti, Don Quijot-e, el de la lanza en ristre, ciudadano manchego el d·e 1.as sentencias inmortales; por tu sonrisa triste, por tu alma abrasada, aún más que ·entre ·el (fuego, por los sueños de tus combates desiguales ...

por tu enjuta figura magra h as ta la d emasía; por el alboroza~o gozar allí en la Venta; por el arco triunfal de t u aventura; por tu sonrisa de Señor sin alegría; por los cuarenta molinos de tu afrenta! Llévame siempre Señor en compañía como hasta hoy; mirando el mundo de frente, y sin r-encor por lo observado, desde m i extraño puesto de vigía que tiene un no sé qué d e vagabundo y también un no sé qué de aborrascado! Comendador. Doctor. Maestro. H ombre nada más que -esto quiero ser, hermano Caballero de la Triste Figura; Rufino Marín, es sólo un nombre que señala su grano entr·e la roca dura . . . Por ti, Gran Señor Don Quijote, que estás en mí, como el Alba que se esconde -en la Noche! Como en la flor a nacer anida el brote, suave como ·el verde de la malva o como el perdón en ·el reproche ... Déj ame que te lleve en mis entrañas justo hasta el ntinuto final; hasta el instante siempre n ecesario para caer vertical!

Rufino Marín. Lom as de Zamora, diciembre 1 de 1960.


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OFRENDA NOCTURNA A la distinguida da ma ecuatoria na, Sra. María Ester Ce vallos de Andrade Coe llo, ilustrada bolivariana, con toda mi simpatía uruguaya.

Hugo Byron. E n la noche qu itcña bajo refl.ejos de plata, estalla el ritmo galante y surge la serenata ... Ser enata de viejos t iem pos, con su arom a colonial; alm a sonora de Q uito, canción con voz nacional. Esta noche de alegría, nesta d·el pu·eblo ecuatoriano, te agasaja en ·esta tierra, el cariño americano ... Cariño de periodistas, port and o su hom enaj e, a las bellezas de Q uito, en el sensible cordaje. E n los instrumentos qu e vibran, con su mensaje profundo, en este rincón de Amér ica, acuarela del Nuevo Mundo, con marco de geografía , y colores del s·entim ien to bordando una melodía ... Serenata india y latina, corazón emocional, nocturna ofrenda de amor ·e n el alma de ACIESP AL, baj o este cielo de Quito, en su fiesta nacional. Qu ito, diciem bre 5.-1960.

LA HERIDA DE AMERICA En tiempos ya lej anos el Ecuad or se alzó primero entre los pueblos y "L ibertad" gritó; pero en aciagos días su sino fue fat al y hay en A m érica una, h erida y u n puñal. Como J osé vendido por sus hermanos fue, q9ue el débil contra el fuerte j ust.icia nunca ve. Sin gue rra declarada cayó en trama infernal y hay en América una h erida y un puñal. No con e] arm a al brazo s '. no ·en tramitado r concilio, nuestro pueblo fu.e dado al invasor. De ·e ntonces, vegetamos en ignominia y mal y hay e·n América ur.a, h er:da y un puñal. Mas pasarán los años y aunque pasaren mil un día alcanzar-emos vencer el h ado hostil y ha de llegar la hora m agnífica y triunfal q u ; no h aya en nuestra América ni herida ni puñal. Por: Mar ía P iedad Castillo de L evy, Embaj adora Bolivariana.


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Homenaje de la Sociedad Bolivariana a los miembros de la

CIESPAL Especialmente invitados para recibir un homenaje de fraternidad interamericana, acudieron los d·i stinguidos periodistas que han seguido el priimer ciclo d·e estud'ios especializados en el Centro de Investigaciones establecido en la Capital ecuatorian a para los period istas de América Latina. Acudj.eron presididos por su Director, don J orge Fernánd·ez, los siguientes visitantes: don Francisco Ort-ega R u·!z, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales d e la Universidad de Méjico; don Mig uel Angel E scalante, periodista arg·entino; don Osmar Aranguivel, periodista ven·e zola.no; don Huyo Byron, periodista uruguayo; R vdo. Segundo Ayala, periodista ecuatoriano; s·eñora de U garte, periodista ecuatoriana. La fe.cha escog1ida, 6 de diciembre, en que se celebraba un aniversario más d e la fundación de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de San Francisco de Quito, era, sin duda, la más a propósito para este h ome naj e para el cual se había d·esignado tan brillante comisión de la CIESPAL. Estuvieron presentes numerosos Mi·embros de la Bolivariana, entr·e los cuales citar·emos: Gral. Angel I saac Chiriboga Navarro, Lic. Miguel Eduardo Egas Mong·e, Sra. María Esther Cevallos de Andrade Co·e llo, Sra. María Sáenz de Ashton, Sra. Lucía Gómez H ernár,dez de Brach o, Dr. Arturo Cabr·era Martínez. Dr. Carlos A. Jácome, I ng. E rnesto Franco, Prof. Jorge R. Tinajero, Sr. Clodoveo GonzáJ.ez, Sr. Nélson Zapata Espinosa, Sr. L uis M. Malina y otros que s·e nos escapan. Presidió la Sesión E special la señora Mercedes V it eri de Huras, la Vic·epresidenta Encar gada de la Pr·esidencia de la Entidad. El discurso de orden lo pronunció el S ecr·etario G eneral de la Bol-ivariana, Sr. Juan Pablo Muñoz Sanz. Su alocución tuvo por base tres pensamj.sntos del Libertador: " L a primera de todas las fu·erzas es la opinión públic;::.", que se le·e en el Discurso pronunciado por Bolívar el 19 de noviembr e de 1917; " la verdad pura y limpia es el mejor modo de persuadir", tomado de la carta del L ibertad:>r al General R afael Urdaneta, escrita el 3 ::le agosto de 1829, d esde Guayaquil, y "La libertad del mundo está pendiente d e la salud d e América", eser.ita en la carta al Gene ral inglés Robert Wilson, ·el 15 de noviembre de 1824. Aplicanoo tales pensamient os al mundo

cont emporáneo, Ueno de contradicciones, en el cual pugnan los antagonismos ideológicos y el h echo evidente de la solidaridad humana, más derto qu·e la libertad y la democracia teóricas. El periodista se h alla encargado de d efender el estrecho margen d e libertad que le r·esta al hombre, lihertad que, prácticamente, se h alla reducida a un punto: al de la protesta. La opinión pública ·est á en manos d el periodista; éste dispone de una arma: la verdad. Por fin, h oy más que en la época d e Bolívar, la libertad d·el mundo está pend!·e nte de la salud de América, y los periodistas deben cuidar esa preciosa salud . La poetisa y recitadora ecuatoriana, S·~ño­ ra Lucía Gómez de Bracho, dijo tres poemas orig'.nal·es, cuyos te m as quiteñísimos fu·eron del agrado d e los presentes, porque en su "Quito ant iguo" o en "CaHe d e la Ronda", con su gracia, colorido, fineza y vivacidad, pudo verse cómo la mujer conserva, sin esfuerzo , lo que hay d e permanente y humano en el paisaj e y ·en la historia, aunque s·ea local, junto a lo pasaj-ero y frívolo para et ernizarlo en el verso. L a autora fu.e muy aplaudida. Luego ·el Gen-eral Angel I saac Chiriboga disertó sobre el in ter esante t ema "Bolívar, periodista", qu·e fue muy aplaudido. Conferencia qu e la publicaremos en el siguiente núm ero. El artista quiteño, Sr. C1odoveo González, ejecutó al órgano (e1éctrico) varias composiciones d·el reper torio latinoamer,icano: Argentina, B olivia, Colombia, C'uba, Chile, México, Ur uguay, Venezu ela tuvieron su evocación. Y para qu e el homenaje fu.era completo, el Ecuador con una composición - "Quitus" de g usto indígen a y otra de sabor mestizo, "Alma en los labios". La po·esía se hizo presente en dos momentos m ás, con las recitaciones del Sr. Hugo Byron, periodist a uruguayo, y la lectura de un poema patriótico a.e l Rvdo. P. Segundo F. Ayala, quien ostenta ·e l título de Socio H onorario de la Sociedad Bolivariana de Luisiana. L as palabras de agradecimiento fu·eron pronunciadas, en brillante improvisación , por el periodista venezolano, Sr. Osmar Aranguivel. "Estoy muy honrado - dijo, e ntre otras cosas - por la distinción de dirigiros la palabra en el augusto recinto d e la Sociedad Bolivariana del Ecuador. M·e encuentro más


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honrado por ser venezolano. Quer:ido rincón, éste de la Bolivariana, más querido que nunca después de nuestro encuentro formidable con esta tierra h ermosa que ost enta el P rocerato d-e Lealtad al Libertador, y es hella en sí misma. Cuánto será, entonces, el compromiso par a mí, de hoy en ad·elante. Los pe.r iodi stas compartimos la id·ea de que a Bolívar hay que dejar de verlo como a héroe de otras edad.es, como a muerto famoso, p er o en todo caso, muerto: hay que pensarlo, más bie n, como a un ser vivo, nuestr o, contemporáneo. La historia qu·e se ha escrito es la historia de las batallas; la rnel Bolívar, Guerrero, quizás; pero la historia p er sonal, íntima y espir it ual, se h alla por escribir; la historia de l

pensamiento, de la Doctr in a Bolivariana, n o se ha escrito, y esto h ac·e que parezca que ·el Liber tador no es de nuestr o tiempo. H omenaje diario, p erman ente, a su gran id·e al panamericano, hace falta hoy m ás que nunca. El panamericanismo de B olívar no fue el de la distinción ·entr·e p u eblos m íseros, ob edi·ent es, y pueblos pod·erosos, q u e m andan. E n la Conferencia In t er amer icana de Qu~ to t endrán que as·entarse. los fundam ent os d el nuevo Panamericanismo. No d ebe ser o r·epet ir se aquello de la X Conferencia d e Cara cas. Agradezco, a nombre de m is com pafr:=oros y a mi propio nombr·e, este magnífico h om e naje, y formulo votos por ·el éx ito siem pr e creciente de vuestra lab or ".

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C R ONICA Delegación Bolivariana del EcuadoT ante el primer Congreso de Sociedades Bolivarianas de América, en Caracas.

Invito1da la Sociedad Bolivariana del Ecuador para asistir al Primer Congreso de Sociedades Bolivar ianas de América, reunión !nternacional cuyo objeto más importante es el de organizar la Federación de Sociedades Bolivarianas, nu.estra Entidad aco.gió con v erdadero entusiasmo la iniciativa venezolana, y nombró una Comisión que debia preparar un proyecto de Estatutos para la proyectada Fed·e ración. Aprobado el Proyecto, se designó a la delegación que la presentaría en la capital dtVenezuela. Se designó, por unanimidad y aclamación, al Sr. Gral. don Angel Isaac Chiriboga Navarro, actual Presidente de Hono~· a.e la Sociedad Bolivar iana y, por muchos años, President·e efectivo y Miembro Fundador de la misma; por unanimidad fue elegido segundo delegado, el señor doctor Juan Yepes del Pozo, ·ex-S.ecretario Gener al de la Entidad, y tercer delegado, el Sr. Nélson Zapata Espinosa, Secretario de la Comisión Especial qu-e preparó ·el Proyecto de Esta tut os de la Fed·eración. Las calidades intelectuales, morales y boliva rianas de los elegidos ~; e n bien conocidas. El Gral. C'hiriboga, historiador laborioso, actual Director Represen t ante del I.P.G.H. ·en el Ecuador, ha publicado muchos trabajos de importancia en diversos r amos, y por su bolivarianismo, es muy apr€ciado en la hermosa República de Venezuela. Su brillante carrera diplomática le ha hecho conocer en otras latitudes del Continente.

El Dr. Juan Yep·es de l P ozo es un juriscomn..:Jto distinguido que, sob r e t odo, se ha ocupado con los problemas del americanism o y la justicia internacional en América; ha preparado un estudio que será p resen tado e n el Congreso Bolivarian o de Caracas. El señ:Jr Nelson Zapata Espinosa se ha singularizado por sus virtudes ciudadanas y sus servicios a la Entidad a la cual, en es.t a singular ocasión , representa. Auguramos e l mejor éx ito a la DeJ.egacióa ecuatoriana, para la cual la R evista " El Libertador" anticipa su benepláoito. NUEVOS SOCIOS La Sociedad Bolivar iana del Ecuador, institución que responde a trasce ndent ales fines en el vivir d·e pueblos y continen tes, plenos en confluir de requerimien tos y en correla'Cionar de circunstancias e n aquel gran p roceso humano de madu.'rez ideo1ógica, de p r omet edora solidaridad .e n las pasadas s·esion es, ha consid·e rado las sol icitudes para la adm isión ·en la Sociedad del Dr. Anton io B ustamante Muñoz y Dn. Ramón Vald ez y , de conform idad con las disp osiciones est atutarias, ha r esuelto atender la voluntad m an ifestada declarándolos socios a ctivos. Por los abonados antec·e dent es y por las condiciones y cualidades que cap acifan a los nuevos socios, la lab or correspon de-r-á a la urgencia a.e Patria en {!Onjunción bolivar iana. Bien.venidas a la I nstit ución tan destacadas per sonalidades y p rometedora su ob r a por re alizar.


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DE ULTIMA HORA Discurso pronunciado por la Sra. Helena Cortés de Najas, Rectora d el Colegio Técnico de Señoritas "Simón Bolívar", en el acto solemne de proclamación de las abanderadas, con motivo del CXXX aniversario de l a muerte del Libeirtad or S imón Bolívar

El tiempo corr'e raudo y veloz, las horas que se suc·eden a las horas, han compl etado el CXXX Aniv·er sario de la muerte del h ombre más Grande de América: Simón Bolívar. La vida de todo ser humano tiene dos límites: ·el principio y el fin. Al nacer hay un interrogante, s.e habla de esperanzas ... , de proyecciones ... Al morir, las virtud.es, las cualidades que nunca se notaron, que jamás s·e ·expresaron, son realidad·es. Desaparecidos los complejos problemas humanos de: intereses cr·eados, de egoísmos, de ingratitudes,- queda el espíritu flot ando. . . sin v·elos ni falsías. La elegía al s·er que se va, puede cantars·e con el reconocimiento sincero de sus valores. Simón Bolívar, al morir, inició la obra que n o pudo r.ealizarla en vida. Sus pensamientos se convirheron en Doctrina, su.s Ide ales e n Obra ·efectiva, sus sueños en Mística fervorosa; ·e s por esta razón, que el Colegio que lleva su nombr·e, ha .escogido para la Celebración d e sus fiestas patronales, no la de su natalicio, sino la de su muerte. 17 d·e dic1embr·e de 1830 ... Al atardec·er de este día, dos soles llegaron a su ocaso .en Santa Marta y si para el sol material, la noche no es sino el paréntesis que precede a una nueva au rora, para aquel h ombre magnífico que agonizaba a orillas del Caribe ¿sería su muerte el anonadami·ento de toda su obra o ·el paso obligado a la Inmortalidad?. . . . Con los r·estos de Bolívar, envueltos en la r egia pompa de su pobr·eza, ¿irían a sepultarse sus nobles anhelos, sus ideales sublimes? ... No , qu·e desde el Calvario, la mu·erte, mientras más dolorosa sea, no es un término, es .~] germen fecundo de la Vida Inmortal. "Si el grano de trigo no per.e ce, queda infecundo, mas si muere, se reproduc-e en multitplicación asombrosa". A ~ocos hombres de la Historia, se les puede apEcar con más propiedad estas palabras. La cumbre excelsa de Bolívar no es Boyacá, ni Carabobo: es Santa Martha ... desde a11í, renace cual Ave Fénix de sus propias cenizas y vuela de un confín a otro de la América, por no decir del mundo, en función de sembrad or de la bu ena simiente: la simiente de ln paz entr·e las Naciones, de la solidaridad entre los individu.os, de la libertad basada en la justicia, de la concordia entre todos, bases

indispensabl-es d•e genuina democracia, del verd adei1~0 Paname1 ricanismio. Sembrador de ideas y de ideales fue Bolívar. Hombre superior, que supo con la fuerza de su inteligencia, tanto como con la de su brazo, conquistar lo más preciado para el s2r humano : la Libert ad. Heren cia preciada que tenemos ·e l deber de conservarla. ¿Qué nos diría el Libertador S imón Bolívar, si cuando ya sus H ijos debían haber llegado a la madurez de este privilegio en este siglo, ¡siglo de la Democracia!, se encu·ent ran ¡oh ir onía! m ás que nunca debatiéndos·e en grav es conflictos y con sus horizontes encapotados por grandes nubarro nes que pr.esagian tempestad : triste re alidad la de esta América de los sueños idealistas de Bolívar. Que ·21 L ibertador nos diga otra vez la p alabra de orden que ha de seguirse, que su memoria empuj-e y anim·2 ·=l espíritu de cada uno de los pueblos para que los problemas prooi os, sean solucionados con abnegación y sacrificios propios. Que }as deliberaciones d·e Congresos y Conf·erencias, sean deliberaciones sev·eras, con sent ido pragmático, sin d·eclamaciones ni romanticismo, para que cumplan con ·el anhelo del verdadero Padr·e del P anamericanismo. P or lo m enos aquí en mi Patr!a, el Ecuador, todos qu·er em os en apóstrofe admirat ivo, gritarle a plenos pul mones: No, no has arado en el mar ... Sembrador sublime, aquí nos tienes, com o buena t ierra .... , tu semilla fructifica, tu semilla es ya espiga y d orada gavilla y campo de mies. . . . Tu América queremos t ra nsformarla en inmenso granero. ¡Que venga ·el mundo entero a comer aquí el pan de la genuina Libertad. Libertador has sembrado L ibertad! En esta hora d·ecisiva para el Ecuador, cuando por el patriotismo d,el Supremo Gobierno, h emos desper tado el espíritu cívico aletargado, para reclamar nuestros derechos t erritorial-es y para hacer ef,ect iva la unidad nacional bajo el Trlcolor Patrio, no permitiremos que nadie pisotee tu semilla de Paz y Justicia. Tu Colegio Bolivar es parcelita de excelente tierra, en ella cultivamos tus ideales. Estaremos a la vanguardia como tú lo estuviste de toda causa noble y justa. Por eso, en cada fecha a la que ·está ligado tu r ecuerdo, acrecentaremos la Obra Bolivar iana, h ar.emos d·e ella un ideal, un culto. P or esto, la fecha ·e n que se conmemora t u mu.er-


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te de tan hondo significado y de tan grande trascendencia, h a elegido el Colegio "Simón Bolívar", para r ealizar la cer.emonia m ás sol€mne que una Institución pued a contemplar dentro de su educación cívica: la P roclamación de las Abanderadas del C'olegio. Junto a esta cer·emonia, debió cumplirse un .extenso programa de feste jos, para dar entre otros aspectos, culminaclón a la ob ra afanosamente realizada desde el año escolar pasado y verificar la Inauguración Solemne de un t ramo nu evo del Coregio: la Biblioteca "And rad e Coello", la Sala de Tejidos "María Angélica Idrovo" y ·el Gabinete D ental, p ero est.e anhelo cariñosamente acariciado, no ha p::idido tener la r ealización deseada d eb ido al espíritu de delicada sensibilidad del H . Consej o D irectivo y de todos los com ponentes de P~te querido Colegio, que no lo h a permitido, ::;oii darizándose ccn .el dolor ínt'mo y grande de su Rectora. Espero qu e Dios ~i~·cpicie ot:-a c•rasión, para hac·erlo con la s0].e mn idad requerida, para entonces, desde ya, te ngo la complace ncia d? ! 1wit3.!'l•S a tod'>S los que en e~ta vez, nos hoa r:l: s rnr vuestra i:;res·encia. La solemne p roc ·~:n::i.c:ón de f.e patriótica de las Abanderadns del Colegio 1'2 sido .pu es C.:<;locada en un marc.::> dC' intimida·\, pero no por esto ha dejado d·e ser sev.e ra -.; maj·estu'.' sa, ya qu e la sola presencia de vos, Excma. señora, esposa del Sr. P residente de la R epú·b lica, de vos Sr. Ministro d·e E ducación Pública, de vos Sra. P r eside nta d·e Ja Sociedad Bolivariana y de vosotros todos, d isbnguidos amigos del Colegio, le dan este carácter. Es el Sr. Ministro d e E ducació r:, con e l derecho que le asist·e como máximo Hepr esentante de la Cultura y el C'ivi.smo, el que proclamará a la Abanderada del TricJlor Nacional y ·es la distinguida y a.preciada Pres1denta de la Sociedad Bolivariana, que dados los vínculos que unen a las dos Entidad"!.:>, honra al Colegio, proclam ando su A banderada. Dos b anderas: símbolo de la Patri::i y dei Colegio, (Patr ia espiritual de las Educandas). van a ser entr,egadas a Ja eustodia de dos Alu mnas, exponentes a su vez, de los dos tipos de for mación que se da en este establecimiento: la Srta. Yolanda Torr·es, alumna del Sexto Curso de Comercio, recibirá el depósito sagrado del P ahellón Nacional y a la Srta. Adrila J aramillo, alumna del Cuarto Curso de Manualidades, le será entregado el P abellón del Colegio. Srta. Yolanda Torres, la carrera que habéis elegido os está pregonando que debéis laborar por el engrandecimiento de la Patria:

EL LIBERTADOR Comercio q uiere decir : adelanto, prosperidad, p rogreso, bienestar, ayuda m u tua entr·e los ciudada nos, h onradez, honradez a tod a prueba. Estas virtudes prnfesionales no sólo deb éis cultivarlas, sin o difundirlas, propagarla s; estáis en esa obligación más que nunca, ya que sois l a g uardiana de la B andera Nacional, es d·e cir del H onor de la Patria . .. Abandnada de la Enseñ a P atria ¡Sus! ... Adelante ... A la conquista del porvenir! .. . S rta. Adrila J aramillo, vuestra misión, aunqu·e más íntima, no -es menos el·evada y grandiosa. R epresentáis esa S ecc~ón H ogar·eña que es para la Sociedad , lo que es el Colegio para la República. H a·b éis aprendido -esas art es femeninas, cifra de delicad·eza y de buen gu sto. A rtes que os enseñ an a hacer del hogar, un nido delicioso que .en cante, que atraiga, que detenga allí, con esa m agia d e f.em in idad a la que nadie se r esiste ... Arte H ogareño es m ágico en verdad porque está saturado d·e cariñ:) y die bondad. . . L levad mu y alto est.e pendón d el Colegio , que es pendón de todos los hogares que ha.n formad o e irán formando las alumnas de est e Pla nt:=l. Arrastrad con vuestro ej emplo, con la dulzu ra y fem in idad de vusstra conducta a todas vu estras compañeras e-orno el Adalid qu e arrastra a sus soldados al combate para alcanzar la victoria. En los combat es, ·en los que es ab ander ado el cor azón ... el tri unfo es s·egur.o. ¡Abanderada del Colegi·o B olívar, el Libertador os manda a v encer! ... y toda alumna de él, seguidla. Amad y servid a la Patria y a la América toda com o lo quiso, como lo deseara, como lo soñó el Gr an B olívar. P ermitidme ahor a , Excma. Primera Dama de la Nación, Sr. Ministro de Educación, distinguida Presid·enta de la Sociedad Bolivar iana y amigos todos, q u·e os reúne .en un solo haz de g randeza, para tr ibutar os a todos un solo h az de gratitud por h aber realzado con vuestra presenci a ·este acto solemn e, sencillo y de inmenso sign ificado. P adres de fam ilia, qu e habéis venido a honrar ·el Coleg io con vuestra presencia, colaborando así prácticamente con el Profesorado -e n la obra común de la Educación de v u estras hijas, quier-o agrad.eceros con un gran deseo: que v uestras hijas hagan cr·ecer en las próximas pascuas el m ás h ermoso Arbol d e Navidad en v uestro hogar ... A rbol cuaj ado de flores d-e cariñ o y d·e frutos luminosos d.e bondad .. . P adres y Madr-es d e fam ilia, que nuestras alumnas d el Colegio "Bolívar", vu est ras hij as queridas, sean v uestra alegr ía d e N avidad, vuestra sonrisa de N oche Bu·ena.


E n la Sesión del 17 de Diciembre

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l:'or Robe.río Crespo O rdóñez. Hoy 17 de diciembre, aniversario lúgubre para los pueblos bolivarianos que recuerdan el ocaso d e Santa Marta en 1830, en est os dias oscuros e inciertos para el porvenir, se levanta la austera figura del Libertador para decirnos desde las regiones pretéritas de la Historia su Evangelio de democracia y de paz. Bolívar no h a muerto, porque está presente en el alma de las muchedumbres y vive e n la historia de la nacionalidad de cada pu·eblo creado por su espada. Está en Roma sobre su caballo de guerra pr·om etiendo a la América la Cruzada d e la libertad. Está en París no sólo e n los torneos galantes, sino en la Academia Militar atento a la deslumbrante gloria dre Napoleón y para saber que Víctor Hugo dijo de él: " siendo Bolívar nombre de L ibertador, pertenece a Francia". Está en Inglaterra platicando con Mirando sobre los planes de la redención de América y conferencia con el Duque de Wellington, v-encedor en Waterloo, y escucha de Lord Byron la inmensa pena d e m orir tan pronto sin venir al mundo de Colón para cantar la epopeya de la libertad y ensalzar a su Héroe que tiene ya en su escolta de h onor a Daniel Florencio O' L eary, al Coronel Wilson y tantos m ás de la célebre Legión Británica. Bolívar no ha muerto , y ·e stá en la cumbre magnífica del Avila, presidiendo como el sol el escuadrón de las águilas. Vigilante y solícito por los destinos de V·en ezuela, amenazante con dominar a la natural·eza si ella se opone con sus catástrofes al éxito de Ja misión libertadora. Se le encuentra en la casa solari·ega de los Bolívar y los Palacio, bajo las e nse ñanzas d e su maestr o Rodríguez y leyendo a Rou sseau y Chateubriand en el patio de los granados, que intacto se conserva todavía, o mimando a sus corceles d e guerra, sobre los que pronto iría a d om inar las cumbres d e los Andes en pos d·e la libertad y la glor ia. Está inmortal en Carabobo y Boyacá, presidiendo la legión de Jos titanes que enarbolaron el es tandarte de la liberación. Está en

Angostura para dictar el Estatuto de la nueva República y consagrar el olvidado nombre de Colón , para bautizar a su primogénita la Gran Colombia. E stá en Panamá, como el precursor de las Naciones Unidas, como el primer estadista de su siglo, pr-omotor de las Conferencias Panamericanas, bajo la fórmula griega de la anfictionía en la Confederación de los países helenos, e n la Corinto americana. Está ·en Bogotá, para sentar los basamentos de la auténtica democracia y castigar con su perdón la ingratitud y ·el crimen d e Ja n oche funesta de setiembre de 1828. Está en N ew York, junto a Jorge Washington, presidie ndo la m ás grande de las democracias y contemplando e n realidad ·el ejercicio de la libertad bajo las normas dictadas en el Capitolio de Filadelfia por Jeffer son, Franklin, Adams y Herman. Miradle también ·en su corcel de g uerra, como una estatua sobre un peñón de Bomboná, abriendo paso a las huestes d el Sur, venciendo a sangre y fuego, la t erquedad y r esistencia realista de Pasto, para llegar al fin a la línea ecuatorial y arribar a Iñaquito, dond·e Sucre, el Vencedor de Pichincha lo recibe, le enseña e l sitio de la batalla y Je informa d el h olocausto de Abdón Calderón, a quien resuelve .glorificarle como lo hiZ-O ant€s con Girardot y Ricaurte. El L ihertador está ·en Quito, donde el á u reo sol de los I ncas corona de luz su frente broncínea, m ie ntras los ojos de Manuelita Sáenz queman su corazón. Organiza aquí la República y prosigu e al Sur para ascender al C'himborazo, envuelto en ·el tricolor de Colombia, arrebatado d e un espíritu divino y pone su planta sobre los crist ales eternos del gigante de América y domina el amplio panorama de las Naciones libres para seguir allí a través d·e los siglos como estatua simbólica sobre el Rey de los Andes, el me jor pedestal de su g rand~ za. Y desciende a Guayaquil para ofrecer a ese pueblo legendario la sombra d el pabellón de Colombia, se abraza con San Martín, como


EL LIBERTADOR

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dos mares que se juntan en conjunción de gloria y promete la libertad al P.erú. F raterniza con Olmedo y le invita a cantar la epopeya de América, pues la nu·eva Ilíada necesita del estro del nuevo Hom ero. Prosigue a Cuenca por los tortuosos senderos de los Andes y llega a la cuna de Huaina-Cápac, y al reposa r en las tranquilas y floridas m ár genes del Tomebamba r·esuelve la lih eración del Perú; ordena al Mariscal Sucr·e preparar el ejército par.a pr.oseguir la campaña y vislumbra así las épicas jornadas de Junín y Ayacucho. Avanza hasta la h idalga Loja para organizar el gQbierno. P ide en todas partes más gente para el ejército y comprueba que el Sur ha dado ya todos sus hombres para las filas libertarias. Liberta definitivamente al P erú, convoca el primer Congreso Constituyente. Olmedo prepara el proyecto de Carta Funda ment al, el

ilustre Ge neral José de Lamar , oriundo de Cuenca como Calderón, es recomendado por el Libertador para Presidente de la nación p·eruana, y avanza luego a consolidar la obra de S.ucre, en la cr eación de Bolivia, hija predilecta. Bolívar no ha mu·erto, y vive en la conciencia de América, como P adre de las Naciones creadas por su genio. Vive como paradigma d e patriotismo .ejemplar, como genio tutelar inmortalizado en la historia d el Nu·evo Mundo para vigilar sus destinos en la t r ascendent al misión que t iene que cumplir América como refugio futuro de paz y democracia para la humanidad; y vive el Libertador en ·=l corazón de todos los bolivianos, los apóstol·es de su doctrina entre quienes, como Jesucristo en el Santo Sepulcro, se levanta después de su mu-erte en la perpetua resuneción de su gloria!

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BIBLIOGRAFIA Libros, Revistas, Folletos y Opúsculos P eriódioos llegados en los últimos correos pal'a la Bibli:oteca de la Sociedad Bolivariana del Ecuador. Libros: Carlos Vallejo B áez: "Perfil h istórico del Col·egio Central T écnico". G. Humherto Mata: "Refutación a L as cuatr.o -estaciones d e Manuela". Manuel R esumil Aragunde: "El Estado com o agente activo de la industrialización de la R epública Domin icana". Efraín Subero: " Inventario del H ombre" (poesías) . Luis B eltrán Guerrero: "Tierra de P romisión (poesías). Opúsculos, etc. Mario Ac·e vedo Díaz: "ALejandro Humboldt, DescubridJ01r Científico de América". Adriano G. Carmena: " La carrera Administrativa". Proy·ecto de L ey de Oficios Públicos. Adriano G. Carmena: "La reforma universitaria en la F acultad de Ciencias Sociales y D erecho Público". S·eguro del Tribun al de Cuen tas: " Ley y R eglamento". Prospecto del Curso Especial de Ciencias Técnicas y Arte de Ar chivar. CHINA: P olítica d e los Estados Unidos respecto a China R oj a y el L ejano Oriente .

Boletines: B oletín Infor mativo del Depart. de Estado A. L. de Puerto Rico.-Octubre, 1959. (Duplic.) Boletín Cultural del D ept. de Asuntos Culturales de Cuba. Dic. de 1959. Boletín d e la U nesco para las Bibliotecas.En. y Feb. d·e 1960. Boletín del Archivo Nacional de Historia de la Casa de la Cultura Ecuat oriana.- 1960. Boletín d·e1 Centro d e Inv·e stigadones Históricas.- Guayaquil, N os. XXVI - XII - VIII. Boletín d-el Archivo General d-e la Nación.Vsnezu-ela. NQ 184 y NQ 185. Boletín del A rchivo H istórlc-o d-e Miraflores. - Caracas, N 9 1, Año l. B oletín d·el Minist erio d el Tesoro d el Ecuador.- Quito, Nos. 55 y 56. 1959. Boletín de Programas d e la R adiodifusora de la Casa de la C'. Ecuatoriana.- E nero, Feb r-ero, Marzo. Boletín d·e la Academia Nacional d e la H istoria.- Caracas. Nos. 164, 165, 166. "Veritas", de Buenos Aires, publicación quinc-enal. Lugar eñas, poesías de Antonia Ar tucio F erreira, Uruguaya. H omenaj.e a Juan Manuel Olivares, por Juan B. Plaza, de Cuenca. R evista Nacional de Cultura.- Mayo, Agosto, - Ministerio de Educación de Caracas.


1ND1 CE P ágs. El Pres idente Constitucional del Ecuador, proclama la nulidad del Prntocolo El Canciller de la República proclama ante las N acic·nes Unidas los derechos territoriales del E cuador en la Hoya Amazónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . Manifiesto de la Sociedad Bolivariana a sus conciudadanos . . . . . . . . . . . . . Acuerdo de la Sociedad Bolivariana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nulidad del Prot ocolo.-=-Dr . Hernán Cali.sto Ruiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La R evolución Quiteña .- Dr. Alfredo Ponce Rivadeneira . . . . . . . . . . . . . . . El S up uesto positivismo de Bolívar.-P.or Arturo Ardao . . . . . . . . . . . . . . . . El P ensamiento de América.-P.or Alejandro Andrade Coello . . . . . . . . . . . . . Colombia en el Sesquicentena-rio de su Independencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . Discurso del Embajador de Colombia. - Dr. Moisés P rieto . . . . . . . . . . . . . . Discurso del Dr. Benjamín Terán Var ea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Discurso· 'Pºr el Crnel. Rubén Sáe nz, Agregado Militar de Col·ombia . . . . . . . Ses quicentenario· de Arge·ntina. - Discurso del G ral. Angel I. Chiriboga . . . . Discurso del Embajador de Argentina, Alfredo T . Racedo . . . . . . . . . Argentina.-Por M. E. de A. C. (versos) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sesquicenteha·rio de México-.- Discurso. del Dr. J uan Yepes del P.ozo . . . . . Palabras del Embajador Sr. F ernando L egarde Vigil . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ses qukentenario de Chile.-Intervención del Gral. A. I. Chiriboga . . . . . . lntervención del Embajad-or, Sr . Sergio Huneeus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S ema:n a Bolivariana.- Disc urso del Dr. Alberto R oldán y R oldán . . . . . . . . Bolívar: I ntegración y P ersonalidad.-Po r el Lic. Egas M onge, Vicepresidente de la Ins titución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Entrega de la Revista. - Por la Directora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Discurso del Sr. J orge Jatrín Cérdova.-Ante el m onumento· a Bolívar . . . . . Un polv-orín en el Corazón de América, por Sergk> Barba Rom ero . . . . . . Vuelve a venir Bolívar, Capitá'll- Homero A. L ozan o (versos) . . . . . . . . . . . Grupo Amistad y Cultura, I ntervención de César B. T orres . . . . . . . . . . . . . Lucha por la consecución de un ideal . -H ernán Calisto . . . . . . . . . . . . Discurso a la memoria del Dr. Franc is co Chirib::iga B ustamante . - P or el Tu·. Patricio Rio s T erán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Discurso, por la Sra. Mercedes Cbir iboga d e Chiriboga . . . . . . . . . . . . . . . . . Interven ción del Dr. Rugo de la Villota del Núcleo de !barra . . . . . . DLscurso de la Sra. Rosa P. de Borja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nuestros corresponsales. - Carta del Dr. Manuel José For ero . . . . . . . . . . . . El mercado común y el mercado de Montevideo.-Dr. Carlos Egas Ch. . . . . . Mensaj e de la S. Bolivariana de Antofagasta.-Dr. Gerardo Zúñiga . . . . . . . . Presentación de Credenóales, el Dr. B. T erán Varea en Panamá . . . . . . . . Brindis por Do n Quij·o te de la Man cha.-Dr . Ru:fino Marín (versos) . . . . . . Ofrenda Nocturna, por H ugo Byro n .-La Herida de América - Maria Piedad Castilo de Levy. ( Versos) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . H omenaje de la So ciedad B olivariana a los miembros de la Ciespal . . . . . . . Crónica . . . .. ... ... . ..... .. . . De última hora.- Discurso de la R ectora del Liceo Simón Bolívar . . . . . . . B olívar no ha muert-o .-Sr. Roberto Crespo Ord óñez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . B ibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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