Ángel Díaz Barriga El docente y los programas escolares Lo institucional y lo didáctico
1. La conformación de planes y programas de estudio en la pedagogía del siglo XX La elaboración y ejecución de planes y programas de estudio constituye uno de los conflictos más actuales de las instituciones educativas en general y muy especialmente en el ámbito de la educación superior. A través de los planes y de los programas, la institución educativa establece una propuesta de formación. Estos instrumentos han adquirido una relevancia particular (en ocasiones exagerada) en la complejidad de la escuela actual. Por ello, es necesario considerar cómo ha evolucionado históricamente la concepción y la estructura de tales instrumentos. El objeto de este capítulo es presentar una serie de puntos de conflicto y discusión vinculados con el origen de una teoría y práctica de elaboración de planes y programas, abriendo diversas pistas de reflexión. 2. Docentes, programas de estudio e institución ¿Instrumentos normativos o de orientación? Los planes y programas de estudio responden a múltiples intereses y sentidos. La institucionalización de la escuela fue exigiendo que poco a poco se detallaran con mayor precisión dichos instrumentos. Y de este proceso, que se verifica en el siglo XX, se derivaron varias concepciones sobre el sentido institucional de los mismos: mientras que para unas instituciones los planes y programas de estudio son la norma a cumplir, para otras sólo constituyen una orientación. La teoría de planes y programas, que se gestó en el pragmatismo estadounidense y devino paulatinamente un pensamiento tecnocrático-normativo, se opone a las concepciones habituales que tiene el docente en relación con su trabajo educativo, y produce un efecto de «shock» con respecto a sus prácticas habituales. Pero es sólo desde el siglo XX que se puede pensar en la existencia de planes y programas como los concebimos en este momento, ya que las pedagogías anteriores no recurrieron a tales postulaciones. Los planes y programas obedecen a múltiples dinámicas; se destacan las burocrático-administrativas, en donde aparecen como un elemento indispensable para estructurar el funcionamiento de la escuela, lo que paulatinamente va dando lugar a una visión administrativa de los mismos y deja de lado el proceso académico que subyace en ellos. En el fondo, se trata de dos modelos educativos enfrentados en su concepción básica. La institucionalidad de los planes y programas de estudio deviene en primer lugar de la aprobación de las autoridades educativas y de las correspondientes instancias de gobierno. Esta institucionalidad origina que los planes y programas sean aprobados por organismos centrales y que, por lo tanto, se los considere legalmente obligatorios. Tal situación ubica el debate en el
ámbito de lo burocrático y administrativo, y se constituye en una fuente de tensión entre los procesos de institucionalizad de planes y programas y los procesos académicos que pudieran ser gestados en relación con los mismos. De esta manera, el proceso de aprobación e implantación de un plan de estudios se mueve en tres esferas diferentes: a) La burocrático-administrativa. En la esfera burocrático-administrativa, estos instrumentos son vistos como las grandes orientaciones del trabajo pedagógico. En ocasiones, son pensadas en función de lo mínimo que se debe cumplir en un curso y sirven inicialmente a la institución como elemento central para planificar qué cursos se deben abrir, qué tipo de maestros se pueden asignar a los mismos, en qué secuencia se pueden llevar las asignaturas, etc. Ya en este punto, esas grandes orientaciones son completamente prescriptivas b) La académica. En este momento se critica por múltiples razones a las instituciones públicas de educación y a los docentes de las mismas. Es interesante observar los diversos énfasis que se efectúan en relación con ellas: si preparan adecuadamente a los estudiantes, si se cumple con las tareas establecidas, si los maestros tienen la formación necesaria, etc. Muy interesante resulta además observar que no existe una crítica sostenida y fundada a la falta de espacios académicos en las instituciones de educación superior, ni sobre los efectos que esta falta de espacios ha tenido en los académicos de la institución. c) La del poder. Abordaremos por último la problemática de legitimación, poder y hegemonía en los planes y programas de estudio, de reciente discusión en el ámbito del currículum, atendiendo a la incorporación de categorías sociológicas en su ámbito de reflexión. Todo proceso de instauración de planes y programas genera problemas de legitimidad en el interior de la institución. Esta puede ignorarlos, puede manipular la información, en relación con ampliar los espacios de legitimidad, o puede enfrentarlos frontalmente y tratar de resolverlos en los mejores términos. En una institución educativa es muy difícil que todos sus docentes estén de acuerdo con una propuesta curricular, porque toda propuesta de formación lleva implícita una posición teórica, ideológica y técnica. Los docentes pueden disentir en algunas dimensiones de la propuesta y este disenso no se llega a resolver generando solamente cursos de formación a profesores. Requiere que la elaboración e implantación de planes y programas de estudio genere en su interior un proceso de legitimación. La manera de efectuarlo depende específicamente de la situación que exista en cada institución educativa. Es necesario pensar que todo plan y programa de estudios necesita darse sus propios espacios de flexibilidad para no asfixiarse en su propia implantación.